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Por otro lado, podríamos preguntarnos si el número que se observa en la cara superior es par,
o impar; si es un as; o si es menor o igual a tres, recolectando dicha información.
Por otro lado, todos los experimentos tienen resultado, que resulta ser incierto y depende
del azar. El conjunto de los posibles resultados del mismo recibe el nombre de espacio
muestral.
Ejemplo
Supongamos que el experimento que proponemos consista en arrojar dos veces un dado,
registrando si sale un as o no. Podemos escribir si sale as en el iésimo tiro (ya sea el
primero o el segundo), y si en el mismo tiro no sale un as. Así representaría al
caso en que se obtuviera un as en ambos tiros, y al caso en que se obtuviera un as
en el primer tiro pero no se lo obtuviera en el segundo. El espacio muestral
correspondiente a este experimento se representaría de la siguiente manera:
Supongamos que se le propone al lector elegir tomar parte en alguno de los dos juegos
que describimos a continuación:
(i) Apostar una cierta cantidad de dinero a que, al arrojar una moneda al aire, saldrá cara.
(ii) Apostar esa misma cantidad de dinero a que, al arrojar un dado al aire, el número que
quedará en la cara superior del mismo sea el cuatro.
Si nos detenemos en el primero de los juegos, tendremos que considerar que existen solo
dos posibilidades, que salga cara o ceca, mientras que solo hay una “favorable” (que
salga cara). Entonces, podemos escribir:
Vemos que, en total, hay ocho casos posibles, y que solo en uno de ellos las tres
monedas salen cara. Entonces, la probabilidad de que al arrojar las tres monedas en
todas ellas salga cara será:
Desde el punto de vista matemático, lo correcto sería expresar a las probabilidades como
fracción. Sin embargo, estamos muy acostumbrados a ver expresadas las probabilidades
como porcentajes (el hecho de que se trate de una costumbre no significa que, desde
nuestro punto de vista, sea la correcta). En la siguiente captura de pantalla reproduzco el
pronóstico del tiempo del instante en que escribo el apunte. Señalo con una flecha roja la
“probabilidad de lluvias” del mismo, y veo que indica un “20 %”.
Además, tengamos en cuenta que los dos valores extremos mencionados (cero y uno)
salen del ámbito de las probabilidades. Por ejemplo, si dijéramos que , ello
significaría que el suceso es imposible (sería el caso de preguntarnos cuál es la
probabilidad de que al arrojar un dado, el número que se obtenga sea un siete). Del
mismo modo, si , ello significaría que tenemos la certeza de que el suceso
tendrá lugar (por ejemplo, si nos preguntásemos cuál es la probabilidad de que al arrojar
una moneda se obtenga cara o ceca)
Fin de la Observación
Utilizando una tabla, se observa que las posibilidades son nada menos que treinta y seis.
Y solo hay una posibilidad de que en los dos dados se obtenga el as. Entonces:
Actividad propuesta
Utilizando la tabla anterior, indicar la probabilidad de que, al arrojar dos dados al aire se
obtengan:
(i) Solamente un as
(ii) Al menos un as
Vamos a calcular la probabilidad de que cada uno de esos sucesos se produzca. Para
eso propongo colorear la tabla que mostramos anteriormente, como se observa a
continuación:
Si, en cambio, quisiésemos conocer la probabilidad de que el primero de los dados fuese
un as, pero el segundo fuese cualquier otro número (que en la tabla marcamos en color
verde), escribiríamos:
Del mismo modo, podríamos buscar la probabilidad de que el segundo de los dados
resultara ser un as, pero que en el primero se obtuviese cualquier otro número que no
fuese el uno (señalados en la tabla en color azul). Entonces:
X
P(X)
En primer lugar, la expresión función de probabilidad, que utilizamos por primera vez en
el Apunte, y que se refiere a otra forma de volcar la información que mostraba la tabla de
la página anterior.
Por ejemplo, supongamos que nuestro experimento consistiese en arrojar dos monedas y
registrar el número de caras obtenidas en dichos tiros. Llamaremos entonces variable
aleatoria X a cada una de las posibles respuestas. Así, X=0 debe interpretarse como que
no ha salido cara en ninguna de las dos monedas. Es sencillo deducir que esta variable
solo podrá adoptar tres valores:
Por otro lado, al referirnos a una variable discreta, recordemos que nos referimos a una
variable que se expresará en números naturales (no podemos preguntarnos si en el
experimento habremos de obtener 1,5 caras!)
Veremos más adelante, al trabajar con variables aleatorias continuas, que la función de
probabilidad recibirá el nombre de función de densidad de probabilidad, y resultará de
enorme utilidad.
Fin de la Observación
Propiedades de la Probabilidad.
X
P(X)
Sucesos independientes.
Supongamos disponer de una moneda y de un dado. Proponemos entonces un
experimento consistente en arrojar al aire la moneda y el dado y observar que número
queda en la cara superior de éste y si la moneda muestra su cara o su seca.
Ahora bien: el resultado de cada uno de los dos sucesos no influye en absoluto en el
resultado del otro (el hecho de que salga cara en el tiro de la moneda resulta
independiente del número que quede en la cara superior del dado). Entonces, cuando
dos sucesos sean independientes, la probabilidad de que ambos ocurran
simultáneamente se calculará directamente como el producto de ambas probabilidades
por separado, es decir:
Ahora propongamos otro experimento. Por ejemplo, dentro de una bolsa tenemos tres
bolas azules y dos rojas. Supongamos que se extraen al azar dos bolas, y se nos
pregunta cuál es la probabilidad de que la primera sea azul y la segunda roja.
Es decir, si sabemos que la primera bola extraída era de color azul, solo habrán
quedado cuatro bolas en la bolsa, dos de las cuales son rojas, como se observa en la
imagen que aparece en la próxima página.
Las dos extracciones son en este caso sucesos dependientes, y para responder a la
pregunta inicial (“¿cuál es la probabilidad de que la primera bola sea azul y la segunda
roja?”) ya no podremos operar como lo hicimos anteriormente. La expresión que hemos
de aplicar al efectuar la extracción sin reposición será:
P(B⁄A)=P(A∩B).P(A)
La expresión P(B/A) debe leerse como “probabilidad de que suceda B sabiendo que ha
sucedido A).
Los exámenes finales de algunas materias del Ciclo Básico Común de la UBA constaban
de veinte preguntas de elección múltiple. Cada una de ellas presentaba cuatro
respuestas posibles, y para aprobar, el alumno debía responder correctamente un mínimo
de ocho preguntas. ¿Cuál era la probabilidad de que un alumno, sin haber estudiado,
respondiese solo ocho preguntas y lo hiciera correctamente, de modo aprobar el
examen?
Regla de la suma
Supongamos que contamos con un mazo de cartas españolas, y que el experimento
consistiese simplemente en extraer una carta al azar y observar de qué carta se trata.
Es decir, la carta que nos interesa debe ser un as, un oro…¡o el as de oros!. Es decir,
existe la probabilidad de que una de las cuarenta cartas cumpla con ambas condiciones
simultáneamente.
Si, en cambio, se nos preguntara cuál es la probabilidad de que la carta sea un oro o
una espada, nuestra respuesta sería:
Es decir:
En este caso, P(oro ∩espada)=0, puesto que los sucesos ser un oro o ser una espada
son mutuamente excluyentes.
Supongamos que contamos con una bolsa que contiene tres bolillas azules, dos rojas,
cuatro blancas y seis negras, como queda representado en el esquema ubicado debajo
del presente párrafo. Proponemos como experimento extraer una de las bolillas y
observar de qué color es.
Si se nos preguntara por ejemplo cuál es la probabilidad de que la bolilla extraída fuera
azul, definiríamos entonces como evento E al hecho de que la bolilla que se extraiga sea
de ese color.
En ese caso:
Es decir:
(1)
Sin embargo, puesto que los dos eventos definidos (“que la bolilla sea azul” y “que la
bolilla no sea azul”) son mutuamente excluyentes, la probabilidad de que ambos sucedan
simultáneamente vale cero, es decir:
0 (2)
Ello se debe a que, independientemente del color que tenga la bolilla, tenemos la certeza
de haber extraído alguna.
(4)
(5)
En lenguaje coloquial, la probabilidad de que no sea azul es igual a uno (que representa
la certeza de haber extraído alguna bolilla) menos la probabilidad de extraer una bolilla
azul.
(6)
Teorema de Bayes
Es decir, la probabilidad de que un voto dado sea para el candidato A, sabiendo que dicho
voto fue emitido por una mujer, es del 75 %; asimismo, la probabilidad de que un voto
dado sea para el candidato A, sabiendo que dicho voto fue emitido por un hombre, es del
45 %.
(7)
(8)
Ahora bien: el día de la elección se extrae de una de las urnas un voto para el candidato
A y por alguna razón particular nos interesa saber cuál es la probabilidad de que dicho
voto hubiera sido si emitido por una mujer. Es decir, deseamos saber si el voto fue
depositado por una mujer sabiendo que le corresponde al candidato A.
O, en forma reducida,
(9)
(10)
(11)
Por otro lado, a partir de los datos que nos ofrece el problema, sabemos que:
(12)
Una PYME tiene tres máquinas (la I, la II y la III) con las que produce arandelas de
presión. El 1 % de las piezas que salen de la máquina I resultan defectuosas. Lo mismo
sucede con el 2 % de las que salen de la máquina II y con el 1,5 % de las que produce la
máquina III. Por otro lado, el 40 % de la producción recae sobre la máquina I, en tanto que
las máquinas II y III fabrican en igual proporción las arandelas restantes. Si durante una
inspección de rutina se detecta una arandela defectuosa, ¿cuál es la probabilidad de que
haya sido fabricada por la máquina II?
En números:
El dato puede resultar útil, pues si aplicamos la expresión (5) podremos saber qué
porcentaje de empleados de la empresa no habla ni inglés ni alemán. Es decir:
Actividad propuesta
Por empezar, sumamos los valores de las dos columnas. El valor 0,042 representa la
probabilidad de que un hombre perteneciente a la población encuestada sea daltónico, en
tanto que 0,485 indica que la probabilidad de que un hombre encuentado no sea daltónico
vale 0,485. Al sumar ambas probabilidades obtenemos 0,527, que es la probabilidad de
que, dentro de la población encuestada, la persona seleccionada sea hombre. Es decir,
acabamos de responder el punto a):
Hombre Mujer
Daltónico/a 0,042 0,007
No es daltónico/a 0,485 0,466
0,527 0,437
En la Tabla, operando del mismo modo con los datos correspondientes a las mujeres,
llegamos a la conclusión de que la probabilidad de que una persona del grupo que ha
tomado parte en el estudio sea mujer es 0,437 (es decir, utilizando la nomenclatura que
propone el enunciado,
Si ahora sumamos la probabilidad de que una persona del grupo sea hombre y sufra de
daltonismo (0,042) con la probabilidad de que la persona en cuestión sea mujer y también
Hombre Mujer
Daltónico/a 0,042 0,007 0,049
No es daltónico/a 0,485 0,466 0,951
0,527 0,437
Del mismo modo, cuando nos piden calcular la probabilidad de que una de las personas
del grupo, tomada al azar, sea mujer sabiendo que es daltónica, escribimos:
El resultado del punto d) (probabilidad de que una de las personas tomadas al azar sea
daltónico) ya había sido calculado oportunamente, de modo que nos limitamos a escribir:
Y, cuando nos preguntan cuál es la probabilidad de que esa persona elegida al azar
dentro del grupo bajo estudio sea hombre y daltónico, basta con buscar el valor dentro de
la Tabla original:
Actividad propuesta
Actividad propuesta
Supongamos que seis amigos deciden reservar una mesa en un restaurante para cenar.
El local dispone de mesas redondas en las que ellos pueden ubicarse cómodamente y
nos podemos preguntar, por ejemplo, cual es la probabilidad de que dos de ellos
(digamos Nahuel y Francisco) se sienten juntos. Sabemos que para ello deberíamos
conocer, por empezar, de cuántas formas distintas podrían sentarse los seis amigos.
Tenemos entonces seis elementos (cada uno de los amigos) y seis posiciones a cubrir
(los lugares que habrán de ocupar en la mesa reservada). Cada una de las posibles
distribuciones de los lugares habrá de diferir de las otras solo por el modo en que los
comensales se ubiquen. Cuando esto suceda, diremos que estamos en presencia de
una permutación de n elementos.
Una vez calculados todos los casos posibles, nos interesa obtener el número de casos
favorables (es decir, aquellos en los que Nahuel y Francisco habrán de sentarse uno al
lado del otro). Para ello, podemos hacer un razonamiento sencillo: en lugar de pensar en
seis elementos, tomemos a los dos amigos como si solo fuesen un elemento, con lo que
la cantidad de formas en las que los seis comensales habrán de tomar asiento, con la
condición de que dos de ellos estén uno al lado del otro, se podrá calcular como:
Obsérvese que al factorial hemos de multiplicarlo por dos, puesto que habrá que
contemplar que, aún sentándose juntos, Nahuel podrá sentarse a la izquierda de
Francisco o viceversa.
Así, finalmente, la probabilidad de que estos dos amigos se sienten juntos ante la mesa
del restaurante será:
Supongamos que en una bolsa tuviésemos nueve bolillas numeradas (del uno al nueve).
Nos proponemos entonces extraer sin reposición tres de ellas, de modo de generar un
número de tres cifras. La primera bolilla corresponderá a las centenas, la segunda a las
decenas y la tercera a las unidades.
Así, la cantidad total de ternas posibles será igual a las variaciones de nueve
elementos tomados de a tres.
Calculamos entonces:
= 504
Para conocer el número de casos favorables (es decir, aquellos en los que el número sea
menor que el 312) debemos tener en cuenta que ese es el menor número comenzado en tres
que podemos generar con las cifras disponibles. Es decir, lo que en definitiva se nos pide es
determinar la probabilidad de que el número en cuestión corresponda a a primera o la
segunda centena.
Si la primera bola extraida fuese el uno, quedarían entonces otras ocho bolas en la bolsa,
que permitirían generar:
Lo mismo sucedería si la primera bolilla extraída fuese el dos (en cuyo caso los números
obtenidos corresponderían a la segunda centena).
Supongamos ahora que la Comisión Directiva de un Club vecinal está conformada por
quince miembros. Se decide conformar una Subcomisión de Juegos de Salón,
conformada por tres miembros de la propia Comisión Directiva. El mecanismo de
selección de sus miembros es elemental: dentro de una bolsa se coloca un papel con el
nombre de cada uno de los quince miembros, y se extraen tres de dichos papeles. Si el
El Señor López
Como hay quince personas y solo tres cargos a cubrir, doce de ellas terminarán fuera de la
selección. Sin embargo, a diferencia de lo que sucedía en el caso de las Variaciones, aún
cuando los elegidos fuesen, por ejemplo, los señores López, Pérez y García, el orden en el
que los papelitos fuesen retirados de la bolsa no distinguiría a una de las posibilidades de las
restantes. Es decir, a los fines prácticos, da lo mismo que el papel en el que aparecía el
nombre de López aparezca en primer, segundo o tercer lugar: para el caso, lo único que
importa es que el habrá de conformar la Subcomisión.
El problema es determinar los casos favorables (es decir, aquellos en los que los tres
libros que no son de Matemática permanecen juntos). La siguiente figura nos debería
ayudar a buscar la forma de calcular los casos favorables. Obsérvese que las dos
primeras disposiciones cumplen con la condición pedida por el enunciado, no así la
tercera.
Ahora bien: imaginemos que uniésemos a los libros rojos, por ejemplo, utilizando
bandas elásticas de goma. De ese modo, al mover a uno de ellos estaríamos moviendo a
los otros dos, de modo que, como se muestra a continuación en los dos primeros casos,
en lugar de considerar siete libros azules y tres rojos podráimos suponer que solo
tenemos uno rojo (acompañado por los siete azules).
Entonces, en principio, podríamos suponer que los casos favorables (es decir, aquellos en
los que los tres libros que no son de Matemática quedarían juntos) se calcularía como
permutaciones de ocho elementos, es decir
Sin embargo, aún tenemos un problema: supongamos que uno de los tres libros fuese de
Física, el otro de Química y el tercero de Biología. Entonces, no sería lo mismo que
estuviesen ordenados en el orden que acabamos de mencionar a que en primer lugar
estuviese el de Química, luego el de Física y en tercer lugar el de Biología, o…
Es decir, por cada una de las 8! posibilidades que habíamos propuesto como casos
favorables, nos encontraremos con 3! posibilidades, de acuerdo a la forma en que los
libros que no son de Matemática estuviesen ordenados.
Entonces, llamando E al suceso “que los tres libros que no son de Matemática queden
juntos”, nos queda:
Observación:
Actividad propuesta
(de nuestra guía de TP)
Actividad propuesta
(de nuestra guía de TP)
Actividad propuesta
(de nuestra guía de TP)
Nos encontramos ante un problema en el que tenemos más elementos que posiciones a
cubrir (hay 20 números, pero solo dos son elegidos). Además, el enunciado hace remarca
el orden (al plantear, por ejemplo, que el primero debe ser par y el segundo impar).
Entonces, el número de casos posibles deberá ser variaciones de 20 elementos
tomados de a dos.
En lo que respecta a los casos favorables, debemos analizar por separado cada una de
las tres opciones que nos brinda el enunciado.
a) Si ambos deben ser pares, solo tenemos diez números, que habrán de ser reunidos de
a dos. Es decir, los casos favorables serán variaciones de 10 elementos tomados de a
2. Entonces, escribimos:
b) Dado que hay 10 números pares, y solo se pide que uno de los números (en este caso,
el primero) lo sea, podría pensarse en variaciones de 10 elementos tomados de a uno; sin
embargo, simplemente podríamos pensar que hay 10 posibilidades. El mismo
razonamiento será válido para el segundo número (que debe ser impar). Así, los casos
favorables serán 10.10=100. Así
(No olvidemos que se trata de sucesos mutuamente excluyentes: un número no puede ser
simultáneamente par e impar)
Entonces:
Actividad propuesta
(de nuestra guía de TP)
Actividad propuesta
(de nuestra guía de TP)
Actividad propuesta
(de nuestra guía de TP)
Actividad propuesta
(de nuestra guía de TP)