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NUESTRA VERDADERA IDENTIDAD

Bendiciones amados hermanos y hermanas, amado pueblo de Dios, ¿Tiene el nombre tanto
significado e importancia? ¡Muchísimo! La Xerox Corporation tiene establecido un programa
protector para evitar que su nombre se convierta en un nombre genérico para designar a
cualquier fotocopiadora. Para la compañía Xerox merece la pena invertir cantidades tan
considerables de dinero, energía y tiempo con tal de proteger su nombre. La compañía Coca-Cola
tiene un grupo de inspectores cuyo trabajo es visitar periódicamente los establecimientos que
venden su bebida a granel y pedir un vaso de "Coca". Cuando el líquido les es servido lo analizan
cuidadosamente para comprobar con seguridad que es realmente "Coca". Si el líquido ha sufrido
alguna alteración, notifican inmediatamente al dueño del local que ciertas medidas legales van a
tener lugar si la situación no se corrige y si las bebidas no son identificadas de manera clara y
apropiada.
¿Somos nosotros tan cuidadosos con nuestro nombre de cristianos? ¿Protegemos nuestra
identidad para que tanto nuestras palabras como nuestros hechos nos permitan ser identificados
como seguidores de Cristo Jesús? ¿O estamos en peligro de que la palabra cristiano se convierta
en algo que se aplique a cualquier sentimiento o acción religiosa? ¿Cómo puede el mundo
identificarnos como cristianos? Recordemos las palabras de Jesús: "Por sus frutos. . ." y "En esto
conocerán que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros" (Juan 13:35).

Lucas 5:1-11 – “Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba
sobre él para oír la palabra de Dios. 2 Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los
pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. 3 Y entrando en una de aquellas
barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba
desde la barca a la multitud. 4 Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y
echad vuestras redes para pescar. 5 Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos
estado trabajando, y nada hemos pescado; más en tu palabra echaré la red. 6 Y habiéndolo
hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. 7 Entonces hicieron señas a los
compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron
ambas barcas, de tal manera que se hundían. 8 Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante
Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. 9 Porque por la pesca que
habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él, 10 y
asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a
Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. 11 Y cuando trajeron a tierra las
barcas, dejándolo todo, le siguieron”.

En la pequeña tienda de su pueblo, el hombre escogió primero una caja de pesca, y luego la llenó
de anzuelos, corchos, líneas y plomos. Por último, agregó carnada viva, una caña nueva y un
carrete. ¿Ya pescó antes?, preguntó el dueño de la tienda. El hombre le dijo que no. «Mejor
agregue esto», le advirtió el dueño. Un kit de primeros auxilios. El hombre aceptó y pagó, y partió
hacia un día en que no pescó nada... excepto cortes en los dedos por los anzuelos.

Ese no fue el problema de Simón Pedro. Aunque era un pescador experimentado, se sorprendió
una mañana cuando Jesús le dijo que fuera con su bote a aguas profundas y echara las redes para
pescar (Lucas 5:4). A pesar de haber pasado una larga noche sin pescar nada, Simón y su
tripulación las arrojaron y «encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía». En realidad,
sus dos botes empezaron a hundirse por el peso (v. 6).

Al ver eso, Simón Pedro «cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy
hombre pecador» (v. 8). Sin embargo, Jesús conocía su verdadera identidad, y le dijo a su futuro
discípulo: «desde ahora serás pescador de hombres». Al oírlo, este dejó todo y lo siguió (vv. 10-
11). Cuando seguimos a Jesús, Él nos ayuda a descubrir quiénes somos y qué nos llama a hacer.

Fuera de Cristo, ¿cuál es tu identidad o tu función en la vida? Cuando lo sigues a Él, ¿cómo cambia
tu identidad?

Oración: Amado Padre y Dios, maravilloso protector, mi escudo y mi fortaleza, gracias Padre en el
nombre de Jesús, y por la presencia del Espíritu Santo que hace que todos los días recuerde que mi
verdadera identidad está en el Señor Jesucristo, amén.

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