Está en la página 1de 1

Mi abuelo José

Me llamo es José y aunque no me gusta que me llamen Pepe o Pepito, no puedo evitar que
todos me digan así. Mi nombre me lo pusieron en honor a mi abuelito. Él es granjero, tiene
una casota donde vive junto a tres gatos adultos, dos caballos bien educaditos, cuatro
perros grandotes y un montón de gallinas y pollitos. A mi me encanta ir a ayudarlo con la
granja, a veces remuevo las piedrotas que estorban en el terreno -las cuales jamás entiendo
cómo llegan hasta allí-, alimento a todos los animales o riego las plantitas que están en la
puerta de entrada.
Ayer fui a visitarlo. Bien temprano en la mañana, él preparó el desayuno: un jarrote de leche
para mi y una tacita de café para él, como siempre; además hizo huevos revueltos con
pedacitos de jamón y queso. Después de desayunar empezamos a trabajar reparando la
bodega. Yo estaba colocando un radio viejito en la repisa, cuando mi abuelo gritó. Corrí al
pasillo y lo encontré chupándose el dedo. “¡Me di un martillazo!” me dijo, enseguida fui por
las llaves del carro para ir al hospital, pero me detuvo diciendo que no era nada. Yo insistí
en que debíamos ir, pero no hubo manera de convencer a mi abuelo, felizote me decía
“Mira, solo fue un golpecito. Ni siquiera está hinchado, tu abuelo todavía es un fortachón.”
Tal vez por eso no me gusta que me digan Pepe o Pepito, José suena buenazo, resistente y
robusto, como mi abuelo.

También podría gustarte