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El documento resume la historia de Jacob recibiendo permiso y bendición de Dios para viajar a Egipto, lo que lo tranquiliza. Antes de morir, hace que José prometa enterrarlo en Canaán. También bendice a los hijos de José, Efraín y Manasés, adoptándolos como sus propios hijos, para establecer las doce tribus de Israel y asegurar su derecho a la herencia de la tierra prometida.
El documento resume la historia de Jacob recibiendo permiso y bendición de Dios para viajar a Egipto, lo que lo tranquiliza. Antes de morir, hace que José prometa enterrarlo en Canaán. También bendice a los hijos de José, Efraín y Manasés, adoptándolos como sus propios hijos, para establecer las doce tribus de Israel y asegurar su derecho a la herencia de la tierra prometida.
El documento resume la historia de Jacob recibiendo permiso y bendición de Dios para viajar a Egipto, lo que lo tranquiliza. Antes de morir, hace que José prometa enterrarlo en Canaán. También bendice a los hijos de José, Efraín y Manasés, adoptándolos como sus propios hijos, para establecer las doce tribus de Israel y asegurar su derecho a la herencia de la tierra prometida.
Yaakov recibe permiso y bendición para bajar a Egipto; ésto tranquiliza
su corazón, confiando como hasta ahora lo hecho, de que su Elohím sabe porqué lo permite. Una de sus preocupaciones queda satisfecha al hacer que su hijo Yosef le prometa sepultarlo en Kenaan, Malpejah. Es digno de aclaración, el significado del acto de la promesa, cuando Yaakob le dice a su hijo: "Si he hallado gracia a tus ojos, pon tu mano debajo de mi muslo y hazme este favor y lealtad; no me sepultes en Egipto". Es pacto Semítico llamado Yared, el cual consiste en colocar la mano bajo el muslo, cuando la otra persona está sentada. Ubicar la mano en ese lugar, indica que se reconoce la autoridad de la otra persona y es tomado como un pacto inquebrantable, tal como lo hizo Abraham con Eliezer y ahora lo hace Yosef con su hijo.
Ahora solo quedaría pendiente el asunto de la herencia al primogénito,
otorgándole la doble porción como es costumbre. La distinción entre Efrayím y Menasheh, queda establecida y aclarada a oídos del primogénito de su amada Raquel, como expondremos a continuación.
Después de recibir la aprobación de HaShem, como está registrado en
46:1-4: " Yisra'el llevó con él en el viaje todo lo que poseía. Llegó a Beer-Sheva y ofreció sacrificios al Elohím de su padre Yitzjak. En una visión de noche Elohím llamó a Yisra'el: "¡Ya'akov! ¡Ya'akov!" El respondió: "Aquí estoy." El dijo: "Yo soy el Elohím de tus padres. No temas en descender a Mitzrayím. Es allí donde Yo te haré una gran nación. No sólo iré Yo contigo a Mitzrayím; sino Yo también te traeré de regreso, después que Yosef haya cerrado tus ojos." Yaakov después de diez y siete años, presiente que es hora de reunirse con sus antepasados. Le hace jurar a Yosef que no enterrara sus huesos en Mitzrayím. El patriarca sabe que en Kenaan junto con su padre y abuelo es donde descansará, pues esa tierra es parte de las promesas hechas a Abraham; la otra promesa de multiplicidad se está cumpliendo en ese tiempo. HaShem los coloca en un sitio privilegiado y protegido, invitados del mismo Paroh, como una muestra de agradecimiento hacia Yosef, por haber salvado a su pueblo de la hambruna. Al cabo de un tiempo Yosef supo que su padre estaba enfermo, y fue a verlo llevando consigo a sus dos hijos Menasheh y Efrayím, aunque la Mikrá no indica por qué lleva sus dos proles, podríamos especular que el hijo mayor de Raquel, presiente que es la ultima vez que los muchachos tendrán la bendición de ver a su abuelo. Antes de continuar, es necesario hacer un paréntesis en el análisis de lo que vendrá. Dice textualmente la Torah, en la versión 1976 de la biblia de Jerusalén: " y se hizo anunciar a Jacob"; por otro lado, la biblia del Oso registra "Y se hizo saber a Yaakob, diciendo". Lo que se puede apreciar, es que Safnat Panéai, aun siendo el segundo al mando en todo Egipto, se hace anunciar con su padre, bien pudiera haber pasado sin anunciarse por su investidura, pero no, el respeto a la privacidad de su padre tenía más peso que toda la autoridad confiada a él. Debemos aprovechar este mensaje, sin importar en que posición de autoridad nos coloque HaShem; nunca dejar la humildad. Es lo que vio en el corazón Yosef, y es lo que ve el Shaday en el corazón de las personas, a quien Él deja que guíen a su pueblo para la salvación de su alma; aplica cuando Él ordena, no cuando son auto proclamados, y esto trae grave consecuencias. Yosef, visita a su padre a razón de su precaria salud; sabe Yaakov que todavía tiene cosas pendientes, tales como la herencia y la bendición para sus hijos. Le explica al primogénito de Raquel, cuando cita las palabras de HaShem: "El Shaddai se me apareció en Luz en la tierra de Kenaan, y me bendijo, diciéndome: 'Yo te haré fructífero y numeroso. Yo te haré multitud de naciones; y Yo daré esta tierra a tu zera para que la posean para siempre". La primera parte de la multiplicidad está en proceso, ahora toca aclarar sobre la posesión de la tierra. Por tradición, al primogénito le tocaba doble porción, razón por la cual, Yaakov decide adoptar a los dos hijos mayores de Yosef cuando aclara: "Efrayím y Menasheh serán tan míos como Reuven y Shimeón lo son". De esta forma Yosef recibe una porción más que sus hermanos. Por esta razón, cuando la Mikrá hace referencia a Yosef, estos dos hijos están incluidos.
Yaakov al mencionarlos, hace hincapié en nombrar al segundo en
primer lugar, cuando menciona "para el propósito de la herencia"; de esta forma quedan las doce tribus establecidas, si fueron doce los hijos de Ysrael, sacando a Leví y Yosef quedarían diez pero al incluir a Efrayím y Menasheh, completa las tribus tal como se les conoce hoy en día. La presencia de Yosef le recuerda su amada Raquel, razón por la cual lo menciona a su hijo. hay comentaristas que dicen que era para justificar la doble porción de herencia que le daba al primogénito de su venerada esposa, pero técnicamente, la doble porción le correspondía, por Rubén ser descalificado como primogénito a causa de su pecado.
La tercera generación de los patriarcas llega a su fin, no sin antes
pasar las bendiciones a la nueva generación; se confirmó el derecho del primogénito sobre Yosef y así las doce tribus con derecho a la herencia de la tierra de Kenaan queda confirmada, para tomar posesión de la tierra cuando el momento llegue; e Ysrael se prepara para reunirse con sus antepasados en paz.