Está en la página 1de 6

las ventosas, las sangrías, los vómitos, los puesto en práctica por Platón o Aristóteles,

diuréticos (ajertio) y los purgantes (tanto los estuvo ausente en las obras propiamente
suaves: mezclas de tomillo y áloe, como los médicas.
fuertes: la coloquíntida y el eléboro negro). Por consiguiente, en la Antigüedad el
La escuela metodista, en orden a mejorar abordaje de la locura desde el pensamiento
o paliar los supuestos estados constrictivos filosófico se caracterizó por los siguientes
o atónicos, dedicó por su parte especial aten­ rasgos: a) la separación cualitativa del
ción a la terapia mecánica. Los masajes, los alma y del cuerpo, con la consiguiente in­
paseos, así como los ejercicios pasivos en los corporeidad del alma, cuando menos de sus
que el cuerpo era agitado -los viajes en dis­ niveles más elevados; b) la consideración
tintos vehículos o en barca-, fueron, por de las enfermedades del alma como esen­
tanto, asiduamente prescritos. cialmente anímicas, independientemente
Para el pensamiento médico, la terapia de su origen corporal o psíquico, y c) la pos­
psíquica se limitó a una serie de medidas des­ tulación de un tratamiento físico y, sobre
tinadas a proporcionar consuelo, confianza todo, de otro de carácter plenamente psí­
o distracción, a través de la conversación, la quico para la curación de las alteraciones
lectura, la música o los viajes. A lo que más mentales.
se llegó en este terreno fue a una cierta in­ Frente a esta aproximación, el modelo mé­
tervención sobre las pasiones (Sorano fue dico de la Antigüedad se distinguió por:
quizás el primer médico en preconizar una a) una tendencia a la naturalización del
actuación sobre ellas), intentando provocar alma, con la consiguiente equiparación al
en el sl\Íeto aquellas de carácter contrario a cuerpo; b) una visión somaticista de las en­
las que se creía que predominaban en su des­ fermedades anímicas, y c) una utilización
arreglo anímico. El tratamiento psíquico prácticamente exclusiva de los tratamientos
propiamente dicho, en el sentido con que fue físicos en las alteraciones anímicas.

Uno de los personajes de


Úl antigiiedad clásica
jovialidad ocasional, distensión precar­
díaca, sobre todo después de las comidas;
Locura y enfermedades mentales

ja1TWso por sus locuras fue


el emperador Nerón, al
que se representa en este
frialdad en los miembros, sudor suave,
dolor agudo en el esófago o el corazón... ,
pesadez de cabeza, tez verdosa-negruzca
en el mundo medieval

cuadro ante el cadáver de o algo azulada, cue'lpo delgado, debili­ Por Jon Arrizabalaga
su madre, a Úl que m.ató Profesor de la Unidad de Historia de la Ciencia.

en un arrebato de dad, indigestión con eructos con mal olor,


retortijones, vómitos, a veces sin echar Institución «Milii i Fontanals». CSIC

demencia (por A. Montero


y Calvo, La llustración nada y otras con sustancias amarillas,
Artística, 1887) rojizas o negruzcas, así como descargas
similares por el ano. T medad
ODA enfermedad es una construcción so­ nizados según dimensiones morales, teoló­
cial en la medida en que ninguna enfer­ gicas, legislativas y sociales más que en
existe como fenómeno social hasta no términos médicos. En estudios más recien·
ras crónicas sin fiebre, con excitación aña­
dida en el caso de la primera y con abati­ haber sido percibida como existente. En con­ tes incluso se ha postulado de modo convin­
miento en la segunda. Son numerosas las rratlUllÚm.toB secuencia, las enfermedades que cada socie­ cente que las formas de locura que cada so­
descripciones clínicas que se conservan de dad reconoce como tales son, en mayor o me­ ciedad reconoce y la significación conferida a
ellas, aunque quizás sean las de la manía y La concepción somática del alma y de las nor medida, variables histórica y culturalmen­ las mismas reflejan los valores sociales domi­
la melancolía las más numerosas y acabadas, alteraciones anímicas llevó aparejado que en te dependientes. En ningún capítulo de la me­ nantes.
como se muestra en los numerosos textos re­ el modelo médico, a diferencia del filosófico, dicina esta realidad es más cierta que en el A la luz de estas apreciaciones, la historia
cogidos en las obras de Klibansky et al., el tratamiento de las enfermedades mentales cortiunto de enfermedades que actualmente se de la locura y de las enfermedades mentales,
Jackson y Pigeaud. fuera de carácter eminentemente físico, el conocen como mentales. Como hace ya vein­ que ha sido cultivada con particular provecho
A modo de ejemplo, Sorano de Efeso, se­ cual, si tenemos en cuenta las no escasas lla­ ticinco años apuntaba George Rosen, el estu­ en los últimos treinta años, se nos presenta
gún Celio Aureliano, describió de la siguien­ madas al empleo terapéutico de las borrache­ dio histórico del erwjenado mental se debe como un fascinante campo de investigación
te manera los variopintos signos de la melan­ ras, los azotes o las ataduras, no fue siempre llevar a cabo teniendo siempre presente el no sólo por su interés intrínseco, sino también
colía: Angustia mental, aflicción, silencio, todo lo suave que hubiera cabido desear. clima emocional e intelectual que prevale­ porque nos permite conocer mejor otros as­
animosidad hacia los miembros de la fa­ Desde la perspectiva humoralista, el trata­ ció en cada período, los factores sociales, pectos relevantes de las sociedades humanas
milia, a veces un deseo de vivir y otras ve­ miento físico estaba fundamentalmente diri­ políticos e ideológicos que han influido la del pasado. Pero la historia de la locura es
ces un deseo vehemente de morir, sospe­ gido a provocar la catarsis del humor sobran­ teoría y la práctica psiquiátrica, y el gra­ también un terreno extremadamente resbala­
chas por parte del paciente de que se está te. Con este fin se recomendaban con cierta do en que los problemas cruciales, como el dizo, por el que ha de circularse con extrema­
tramando algo contra él, llanto sin razón, frecuencia las dietas más completas de lo de definir la locura y separarla de la cor­ da cautela intelectual, tanto mayor cuanto
murmullos incomprensibles, y, de nuevo, normal, los ejercicios evacuantes, los baños, dura, se hanformulado en contextos orga­ más distante se encuentre en el tiempo y en ....
32IHISTORlA 16 HISTORIA 16133
el espacio el problema histórico aquí aborda­ moralistas) mantenían con frecuencia opinio­ Arriba, Averroes
do. nes diferentes y encontradas. (detalle de un
Por más que se trate de un tema escasísi­ Los orígenes de la medicina escolástica se fresco de Santa
mamente estudiado, la Edad Media europea retrotraen al sur de Italia (Salerno, particular­ María No v ella,
parece un caso paradigmático a este respec­ mente) del período comprendido entre los fi­ Florencia). Aba­
to. En efecto, poco o nada tienen en común nales del siglo XI y comienzos del XIII. jo, rodeado por
las categorías nosológicas de la psiquiatría ac­ Las bases de esta nueva medicina quedaron un grupo de
tual con las etiquetas aplicadas entonces a sentadas tras la asimilación por el Occidente alumnos (minia­
concretos fenómenos individuales o colecti­ latino, de la fIlosofía aristotélica conveniente­ tura persa del si­
gloXVIlJ)
vos, tras los cuales podemos intuir o sospe­ mente cristianizada y, subsiguientemente, de
char la presencia de lo que actua1mente se un volumen notable de nuevos textos de las
conceptualiza como enfermedades mentales autoridades médicas antiguas (Hipócrates y
o, más popularmente, locura. Entre las socie­ Galeno, principa1mente) y árabes (Haly Ab­
dades desarrolladas del mundo actual y las co­ bas, Rhazes, Avicena y Averroes, sobre todo).
lectividades de la Europa medieval hay una Ahora bien, su desarrollo maduro tuvo lugar
esencial inconmensurabilidad que, entre otras en el seno de las escuelas universitarias de me­ de las enfermedades menta­
variables, afecta a los marcos conceptuales de dicina que a partir del primer tercio del si­ Ú3S de ningún modo constitu­
defmición de las enfermedades mentales y a glo XIII surgieron por toda la Europa latina. yó una excepción a esta regla.
los valores sociales dominantes, de los cuales Resultado de todo ello nació y se desarrolló El libro cuarto de esta obra,
las enfermedades mentales son en gran medi­ un nuevo modelo de práctico médico, posee­ en la que San Isidoro busca a
da reflejo en cualquier contexto histórico. dor de unos conocimientos teóricos (en parte través de la estructura de las
La ciencia y la medicina nacidas en Europa compartidos con el fIlósofo natural, aunque se palabras el sentido profundo
a lo largo del siglo XIX y que ulteriormente las orientaban a objetivos específicos), consagra­ de las cosas, es decir, su fina­
potencias coloniales exportaron a sus domi­ do a una práctica profesional lucrativa que en­ lidad según el designio divino,
nios ultramarinos, se han erigido en auténtica contró una creciente legitimación social en es un breve opúsculo de trece
columna vertebral del mundo actual, definien­ virtud no sólo del dominio de determinadas capítulos, dedicado a la medi­
do tanto el modo de ver y conocer la realidad técnicas, sino también del respaldo político de cina. Sus capítulos VI y VII es­
circundante, como -y sobre todo- el de ope­ las autoridades civiles y eclesiásticas. tán consagrados a las enfer­
rar sobre ella. Ello ha hecho que la imagen do­ Ello no quiere decir que los nuevos profe­ medades agudas y crónicas,
minante, cuando no única, de las enfermeda­ sionales salidos de las facultades de medicina respectivamente. Entre las
des mentales -como de cualquier otro grupo cubrieran las demandas sanitarias del conjun­ primeras, que San Isidoro de­
de enfermedades humanas- derive de su con­ to de la población, puesto que a ellas contri­ finía como enfermedades que
ceptualización desde la medicina occidental buían tanto médicos y cirujanos universita­ se pasan pronto o te matan
contemporánea. rios, como otros formados en el seno de un enseguida, las únicas dos que
Sin embargo, hasta las décadas de transi­ sistema abierto: hombres y m4ieres comunes, nos conciernen son la phre­
ción entre los siglos XVIII Y XIX, la conceptua­ judíos, musulmanes y cristianos, muchos de nesis o frenesí (una pertur­
lización en el Occidente cristiano de las enfer­ los cuales entrarían hoy en la categoría de bación con agitación y de­
medades actua1mente conocidas como menta­ charlatanes. mencia provocada por la
les no pasó necesariamente por la medicina. Por todo ello hemos de asumir en lo que res­ fuerza del humor colérico)
Ciertamente, la locura se medicalizó de modo pecta a la conceptualización de la locura y de y la Lethargia o letargo (una
progresivo a partir del siglo XIII, en el marco las enfermedades mentales en la Europa me­ opresión del cerebro con ol­
de una nueva forma de medicina surgida en­ dieval, la existencia de un auténtico punto de vido y sueño perenne como
tonces en Europa occidental que se conoció inflexión entre fmales del siglo XI y comienzos el del que duerme profun­
como medicina escolástica. Pero, pese a del XIII, que separa dos grandes períodos a damente). Entre las enfer­
ello, su caracterización conceptual y causal y, grandes rasgos coincidentes con la Alta y la medades crónicas, enferme­
consiguientemente, su tratamiento continua­ Baja Edad Media. dades prolongadas que duran
ron obedeciendo durante muchos siglos a un largo tiempo, San Isidoro in­
modelo pluralista y no exclusivamente médi­ cluyó, agrupándolas de modo
co. La Alta Edtul Media. San Isidoro consecutivo, tres afecciones
En consecuencia, las enfermedades actual­ etiquetables como mentales:
mente conocidas como mentales pueden iden­ Durante la Alta Edad Media, la actividad la epilepsia, la mania y la
tificarse, con todas las cautelas que exige el médica en el Occidente latino se retrotajo a ni­ melancholia. Lo que dijo so­
establecimiento del diagnóstico retrospectivo, veles conceptuales e institucionales previos a bre ellas se reduce al párrafo
con realidades históricas diversas, no necesa­ los alcanzados en la Antigüedad Clásica gre­ siguiente:
riamente morbosas entonces, y sobre cuya na­ co-latina. Basta echar una ojeada a la gran en­ La epilepsia se llama así
turaleza individual distintos agentes sociales ciclopedia del saber alto medieval , las Etimo­ porque lo que está oprimien­
(médicos universitarios, prácticos de formas logros, de San Isidoro de Sevilla (c. 560-636), do el cerebro se adueña al
de medicina empírico-creencial, religiosos y para apercibirnos de que la conceptualización mismo tiempo del resto del ....
34/HISTORIA 16 HISTORIA 16/35
cuerpo. Los griegos, a la opresión la denomi­ clásica médica greco-latina se conoció como
nan epilepsia. Se produce también cada vez hysteria, utero errante o sofocación uteri­ San Isidoro de Sevilla (escul­
que el humor melancólico resulta excesivo y na, enfermedad que se juzgaba exclusiva de tura de José Alcoverro, La
Ilustración Artística, 1892)
llega al cerebro. Esta dolencia recibe asimis­ vírgenes, viudas y ml.\Íeres cuya descarga
mo la denominación de caduca, porque el en­ men.strual se encontraba suprimida. Su cau­
fermo, al caer, sufre espasmos. La gente sue­ sa se atribuía a la retención desmesurada de
le llamar lunáticos a los epilépticos, porque semen o de men.struo cuantitativa o cualita­
el ataque de los malos espíritus está relacio­ tivamente alterados.
nado con el curso de la luna. Se les dice tam­ Rellenando un espacio en blanco de un có­
bién posesos. Esta enfermedad que afecta a dice médico de finales del siglo IX, y escrito en medades mentales quedó reforzada por una
los epilépticos es igualmente conocida por co­ latín a modo de receta contra el dolor de ma­ parte, por la reelaboración conceptual,
micial, es decir, mal mayor y divino. Tan triz (Ad matris dolorem), se recoge en rea­ dentro de esquemas interpretativos cre­
grande es su fuerza, que el hombre más ro­ lidad el texto de un exorcismo dirigido al tra­ cientemente sofisticados, de las entida­
busto cae por tierra y echa espumarajos por tamiento del útero errante. En él es patente des morbosas ya conocidas por los
la boca. Debe su denominación de comicial tanto la pervivencia de algunos términos y no­ antiguos; por otra, por la descrip­
a que entre los gentiles, cuando alguien sufría ciones procedentes de la tradición médica clá­ ción desde supuestos igualmente
un ataque epiléptico'en día de comicios, éstos sica (vocabulario anatómico, noción de útero humoralistas, de enfermedades
eran disueltos. Entre los romanos, el día so­ errante), como el olvido de otros (designa­ desconocidas para los antiguos
lemne de los comicios era elIde enero. La de­ ción clásica del problema, medidas terapéuti­ (p. Eti., la licantropía), o que,
nominación de manía se debe a la locura y el cas de carácter médico). Todo ello,junto a una aun siendo conocidas para és­
furor, ya que la antigüedad griega llamaba alusión a la matrix demoniaca y al empleo tos, se habían conceptualiza­
maniké al furor, ya por la iniquidad -que los del col\iuro como único remedio, permite in­ do durante la Alta Edad Media
griegos denominaron manie-, ya por la adi­ ferir que los expertos correspondientes afron­ desde esquemas preponderan­
vinación; en griego adivinar se dice manein. taban este problema como un caso de ende­ temente demonológicos (p.
La melancolía toma su nombre de la bilis ne­ moniamiento. Tras invocar la ayuda a Dios, Eti., la sofocación uterina).
gra. Los griegos llaman mélan a lo negro y los nueve órdenes de ángeles, la Trinidad, los En la nueva situación, las
cfwlé a la bilis. La epilepsia se produce en la patriarcas, profetas, apóstoles, mártires, con­ caracterizaciones demonoló­
fantasía; la melancolía, en la razón; y la ma­ fesores, vírgenes y santos, el exorcismo reza, gicas unas veces llegaron a
nía, en la memoria. entre otras cosas: desaparecer, otras quedaron
Buena parte de los conceptos y términos Te conjuro, oh matriz, por nuestro Señar englobadas dentro de esquemas
empleados por san Isidoro hunden directa­ Jesucristo, que anduvo sobre los mares con interpretativos humoralistas (p. ej., al­
mente sus raíces en la medicina hipocrático­ los pies secos, curó a los erifermos, ahuyen­ gunos pensaban que los demonios fre­
galénica, por más que su obra presente impor­ tó a los demonios, resucitó a los muertos, cuentaban los humores y que los indi­
tantes corrupciones de la tradición clásica e cuya sangre nos ha redimido, cuya herida viduos de complexión melancólica mos­
incorpore elementos adicionales procedentes nos ha curado, cuya lividez nos ha sana­ traban particular proclividad a la pose­
de la Antigüedad tardía. Además, su exposi­ do, por él mismo te conjuro, para que no sión demoníaca).
ción es tosca y fragmentaria, en sintonía con dañes a esta sierva de Dios Nuestro, para Desde la Antigüedad tardía, los mé­
el empobrecimiento conceptual que la medi­ que no ocupes su cabeza, ni cuello, ni gar­ dicos galenistas habían incluido las
cina altomedieval experimentó en relación a ganta, ni pecfw, ni oídos, ni dientes, ni enfermedades mentales dentro del
la tradición clásica (compárese con lo dicho ojos, ni narices, ni fwmbros, ni brazos, ni grupo de erifermedades de la cabe­
en el capítulo anterior). Pero al igual que Ga­ manos, ni corazón, ni estómago, ni híga­ za, al localizar su asiento en el ce­
leno, san Isidoro explicaba todos los desórde­ do, ni bazo, ni riiwnes, ni dorso, ni costa­ rebro, órgano que consideraban
nes físicos y psíquicos en que consisten las en­ dos, ni articulaciones, ni ombligo, ni entra­ sede del alma. El cerebro, con su
fermedades enunciadas, a partir de trastornos ñas, ni vejiga, ni muslos, ni piernas, ni ta­ neuma como instrumento, de­
del equilibrio humoral que de modo particu­ lones, ni pies, ni uñas; sino que permanez­ sarrollaba sus operaciones, entre
lar afectaban al cerebro. cas quieta en el lugar que Dios te señaló, las que se contaban las facultades
El cuadro de la conceptualización de la lo­ a fin de que esta sierva de Dios Nuestro re­ animales, la sensación, el movi­
cura en la Alta Edad Media quedaría incom­ cupere su salud. miento y las tres potencias supe­
pleto si no hiciéramos mención a otro grupo riores rectoras de las acciones hu­
de realidades actualmente definidas como en­ cepción a la regla: la nosología galénica, que manas: la fantasía (imaginativa), el entendi­
fermedades mentales, pero que de modo pre­ Elgaknlsmo establecía una relación casual entre las formas miento (estimativa o cogitativa) y la memo­
ponderante se caracterizaban entonces a par­ de conducta percibidas como patológicas y los ria. Las enfermedades mentales eran conse­
tir de supuestos religiosos o mágicos, por lo Con la asimilación por el Occidente latino trastornos del equilibrio humoral, había expe­ cuencia de cambios primarios o secundarios
que sus víctimas eran atendidas por clérigos de los escritos de Aristóteles, Hipócrates y Ga­ rimentado un notable enriquecimiento en el en la complexión cerebral, que provocaban un
y una variada gama de sanadores empírico­ leno, tuvo lugar la recuperación paulatina de seno de las culturas bizantina y árabe, y con­ daño en las operaciones propias de este órga­
creenciales. la nosología clásica greco-latina de las enfer­ tinuó desarrollándose en el Occidente cristia­ no, las cuales de acuerdo a Galeno podían al­
Un Etiemplo característico de este segundo medades mentales. Ahora bien, ningún proce­ no. terarse de tres maneras básicas: a saber, por
grupo de problemas es el que en la medicina so de asimilación es pasivo y éste no fue la ex­ Esta concepción somaticista de las enfer- abolición, por disminución o por perversión. ....
36/HISTORIA 16
HISTORIA 16/37
Los médicos medievales asignaron una lo­ cadáveres que abrazaban a su cuello. Como
calización cerebral a las facultades superiores, signos externos presentaban palidez, expre­
que situaban en las tres celdas a ventrículos sión lánguida, ojos hundidos, secos y sin lá­
cerebrales: la imaginativa en el ventrículo an­ grimas, lengua y boca extremadamente secas,
terior, la estimativa en el medio y la memoria y úlceras incurables en las rodillas por los fre­
en el posterior; localización que, consecuente­ cuentes golpes que se daban. Al menos desde
mente, también aplicaban a sus alteraciones. Avicena, este mal aparece tipificado como dos
Estos desarrollos conceptuales les condujeron especies de manía, la lupina y la canina,
no sólo a una interpretación crecientemente ambas causadas por la melancolía adusta ge­
sofisticada del reducido conjunto de enferme­ nerada a partir del humor colérico o del hu­
dades mentales descritas por Galeno, sino mor melancólico natural. Sobre ellas dice, en­
también a la adición de otras muchas que re­ tre otras cosas, el médico escolástico Vales­
sultaban de combinar, entre otros ingredien­ cus de Taranta (1382-1417): La manía cur­
tes, las facultades, cualidades y humores alte­ sa con movimiento desordenado y agita­
rados, con los modos y grados de alteración. ción. Al impulsar [a los afectados I a provo­
Las novedades nosológicas así surgidas res­ car daños, a veces hay que sujetarles y
pondían tanto a esfuerzos por conceptualizar atarles con el fin de que no se dañen ellos

Representación
árabe de
Arist6teles,
Pf.ntón, Galerw y
Al Hakim
(manuscrito del
siglo XIII,
Biblioteca
Universitaria
de Glasgow)

",,1'
...rJ
_W+
humoralmente conductas humanas que eran ni dañen a otros. Se les llama rabiosos y A.HORA NO SE TE PUEDEN CERRAR LAS PUERTA.S
tipificadas como patológicas, como a desarro­ tienen un aspecto terrible. Su manía se co­
llos teóricos de carácter especulativo, apoya­ noce como lupina. Hay también otra espe­
dos en la razón y la autoridad, del marco con­ cie llamada canina. Estos no se enfurecen Te estás esforzando por un futuro. Muchas noches. Muchos dfas. Un Crédito Beca que te adelanla el importe
ceptual galenista. así y a veces obedecen tanto a quienes les Ahora no se te pueden cerrar las pUerlas. Ven aCentral Hispano 20. de toda la beca concedida, que te permite realizar cursos en
Dentro del grupo de trastornos de la con­ atienden como a otros, aunque inmediata­ Encontrarás todo un banco diseHado atu medida. Con produclos el extranjero... Un Master 20 que te financia los gaslos y la estancia de
ducta que fueron medicalizados por el gale­ concretos para tus necesidades. Un Crédito Personal que le financia la
mente se descarríen. Tampoco son tan lo­ compra de tu ordenador, tu moto, tu equipo de música o de deportes...
todo tipo de master... Todo esto y mucho más lo tienes en el Banco de
nismo medieval se encuentra la licantropía, cuaces como los primeros. Yo vi a uno de los Jóvenes. Aquf le comprendemos porque somos jóvenes como lú.
lo que quieras. Un Crédito Joven para el pago de matrIcula, gaslos de Estamos abiertos hasta las 19.00 horas.
también conocida como manía canina o lu­ este úUimo grupo en París, el cua4 mien­ estudios, compra de libros... Este es tu Banco. Ven con tu gente.
pina. Aparentemente desconocida por Gale­ tras su hermano y yo estábamos junto a un
no, aparece descrita como enfermedad men­ pozo en cuyo borde una criada había pues­
tal en escritos médicos bizantinos, árabes y to muchos pozales de estaño, arrojó de un
bajomedievales latinos. Las víctimas de este golpe todos los pozales al fondo del pozo y, CREDITO PERSONAL 20' CREDITO JOVEN 20 • CREDITO BECA 20 • MASTER 20
mal durante el día huían de los vivos y por la al ser reprendido, se cubrió de rubor. So­

Central Hispano W'j]


noche salían de casa, vagando por las ciuda­ bre esta [especieJ dice Avicena que está
des, caminando a cuatro patas, aullando como más próxima a la sanguínea.
los lobos y permaneciendo hasta el alba en ce­
menterios, de cuyas tumbas cogían trozos de
En este breve apunte de la conceptuación
de la locura en la Edad Media aún debo refe- EL UNICO BANCO EXCLUSIVO PARA JOVENES
...... ".~
38/HISTORIA 16
corporales como consecuencia de la misma su caracterización médica. Constituye, ade­
rinne a un último grupo de trastornos de la más, un magnífico ~emplo para .ilustrar la in­
conducta que, habiendo sido también medi­ causa. terpenetración que desde el siglo XIV en ade­
calizados desde la perspectiva humoralista lante tuvo lugar en Europa entre la cultura es­
del galenismo medieval, lo fueron de un modo colástica de las élites universitarias y las cul­
El amor herob y otros tr~
un tanto peculiar. En efecto, de acuerdo al turas locales. Uno de los médicos escolásticos
modelo patogénico galenista, los movimien­ que más tempranamente cultivaron este tema
tos del ánima (es decir, los factores psíqui­ Aunque el 1na1 de amores interesó a los
médicos al menos desde el siglo 1 de nuestra fue Amau de Vilanova (c.1240-1311), autor
cos) podían contribuir a la producción de las del opúsculo Tractatus de amore heroico,
enfermedades mentales -y de cualquier otro Era, la reintroducción del tema como proble­
ma médico en el Occidente latino se debe a la que escribió muy pronto en su carrera profe­
tipo- al mismo nivel que las demás cosas no sional (a comienzos del último cuarto del si­
naturales (aire y ambiente, comida y bebida, traducción arabo latina del Zad almusafir
(Viaticum) de Ibn al.Jazzar (siglo x) por el glo XIII). En mi descripción de las ideas de Ar­
sueño y vigilia, trabajo y descanso, y secrecio­ nau sobre el amor heroico, seguiré en buena
nes y excreciones). Por ello, constituían tam­ moI\ie de Montecassino, Constantino el Afri­
cano (fl. 1075). Su versión latina aborda la medida el estudio de Michael McVaugh, que
bién modestos coadyuvantes de la terapéutica precede a su reciente edición del mismo.
medicamentosa e higiénica. causa de este mal desde una perspectiva do­
ble, fisiológica y psicológica: el amor heroi­ Para Amau, el amor heroico es la apre­
En algún caso, sin embargo, estas concep­ hensión vehemente y asidua de un objeto
ciones experimentaron desarrollos inéditos co estaba provocado por un exceso humoral
de melancolía o bilis negra, y surgía cuando deseado, con la confianza de obtener el
durante la Edad Media. Quizás el ejemplo placer percibido en él. El mal se desenca­
más expresivo lo constituya la enfermedad un individuo quedaba prendado de una mujer
que no correspondía a su amor. Como resul­ dena cuando los sentidos de alguien cuya
conocida en el mundo bajomedieval latino virtud estimativa valora un placer en sumo
como amor heroico (amor hereos o amor tado de la obsesión que le causaba la insatis­
facción de su deseo, le sobrevenía una pasión grado, perciben el objeto placentero. El in­
heroicus). En efecto, consideraban que en dividuo, entonces, tratará de conseguir este
su desencadenamiento y evolución jugaba un melancólica cuyos signos externos eran bien
patentes: ojos hundidos con grandes ojeras de objeto, que acabará por quedar fijado de
papel esencial un factor psíquico; sin por ello modo insistente en su mente. Amau precisa­
olvidar, por supuesto, que tenían mayor pro­ color cetrino y un pul.,o fuerte y anormal.
El amor heroico fue un tema recurrente de ba que este amor furioso parece incen­
clividad a padecer este mal las personas de diarse entre hombre y mujer al quedar
una determinada complexión corporal y que discusión en el seno de la medicina universi­
taria latina al menos hasta el siglo xv, en que subyugado el imperio de la razón como
sus síntomas derivaban de los progresivos consecuencia del singular placer produ- ..
cambios experimentados por los humores debió de alcanzarse un consenso en torno a

Arriba, .porrtf.tda. de
una obfY.l¡a,eArrur,u
de Vila1'i:óf)a, serpm
ed,~de~ iñ,glD xv.
Izqui~~
Jamtd$t~08.ft'i1t() de
lai~~
. r.edieval;

~
licantr6pica
te, al desecar el ventrículo anterior del cere­
bro, lugar de residencia de la virtud imagi­
nativa.
Para Arnau, los accidentes derivados del
amor heroico son consecuencia de la progre­
Los 64 puntos cardinales.

siva desecación corporal que este sobrecalen­ Ningún sitio está tan lejos como para que usted no pueda llegar.

tamiento provoca en todo el cuerpo: extenua­ Porque IBERIA vuela a diario en todas direcciones.

ción de los distintos miembros, ojos hundidos,


cara cansada, color crecientemente amarillo y semanalmente le acerca a más de 60 destinos de 46 países.

de la piel del enfermo (por incremento del hu­


mor colérico), tristeza en ausencia de la per­ Hablando en su propio idioma.

sona amada y alegría en su presencia, sobre­


saltos del pulso ante la eventualidad de un en­ Lleg\le tan lejos.como quiera. C6modamente y

cuentro con ella o la mera mención de su nom­


bre, suspiros profundos.
en la mejor compañía.

En cuanto a su tratamiento, Arnau insistía


en la necesidad de que el médico actuara rá­
pido, antes de que el paciente cayera en me­
lancolía y manía y hasta pudiera fmalmente
morir de languidez. El tratamiento debía
~, 1..~
~ ~
~
~,
~(\)
~
...-\ ~

S=-=
~
..=
~
.r:
...
"
CI

' ' ." ~ ~


'P. ,¿. c:::> ):?
~. ~
11
Arriba: Arnau de ~
'P <:.
e. ¡¡¡¡¡¡ ttJ
o~. ~ -<:.
"'..,
Vilanova.
~ ~
(~~~ ..,~ 1r ~ ~
Izquierda:
Miniatura del
~
~Qo ~.*<1; '"~ c::.
Canon de la (t> (")
Medicina, de " f:I+ .. ~.
Avicena
(Biblioteca
Universitaria
de Bolonia)
'J.t:
e-~q.
<f...
~~~
. t'<~~
\.~.,.
$
c11Jlo /)
~b~A.r <~.&.
~+
o/J¡¡~ o~ ~..
• ~o b,~
Zq~z· -
~C4,
SUNc/~
cido por el coito. Según él, el mal se debe a atender tanto a los accidentes como a la cau­ DUB1'N
sa. Sin olvidar la necesidad de establecer un
un juicio erróneo de la virtud estimativa,
la cual juzga que este objeto no sólo es bue­ régimen de vida orientado a eliminar el humor. ANCUN
no, sino mejor que cualquier otro, llegando que favorecía el mal y sus temibles consecuen­ l~
cias, consistía fundamentalmente en medidas ~au
a dominar y orientar a este fin a todas las de­
más virtudes sensibles. de corte psicoterapéutico, dirigidas a subra­
yar la fealdad en el objeto deseado o a distraer
~
¿Por qué llega a producirse este juicio erró­
neo? La alegría provocada por la aprehensión
de algo delectable provoca el sobrecalenta­
la virtud imaginativa del paciente en otros
placeres tales como baños, conversar con ami­
,'le"a
-­ "ON'\ ,~

~o~~o
~ ,. ·
miento de los espíritus vitales del corazón que gos, contemplar cosas hermosas y placente­ g\t{O''­ .. ",,""""'" \) "
ras, cultivar el arte del coito (particularmen­
se difunden entonces por todo el cuerpo oca­
sionando su progresiva desecación. En el
ventrículo medio del cerebro los espíritus so­
te con parejas jóvenes y más aptas para el
placer), pasear en contacto con la naturaleza
verde y las flores, oír música y canto, dormir
'1».0
~ s
brecalentados perturban el juicio de la virtud
estimativa. Al mismo tiempo, provocan la pe­ profundamente y viajar a lugares remotos,
renne retención del objeto deseado en la men- incluso al extranjero.
42/HISTORIA 16

También podría gustarte