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Oficina Scout Mundial, Centro de Apoyo Interamérica – Adultos en el Movimiento Scout

Curso de Actualización para Formadores

¿Qué espera el Movimiento Scout del Formador?

“Espero sinceramente que si puedes encontrar tiempo durante el invierno,


intentes transmitir algunas de las ideas que aprendiste en Gilwell Park a otros
Scoutmasters en tu vecindario mediante charlas, círculos de estudio o
campamentos de fin de semana. Estoy seguro de que muchos de ellos acogerían
con entusiasmo esa formación y les sería de gran ayuda para desarrollar la
eficiencia en las líneas correctas ”.

Baden Powell- Carta a los asistentes del curso experimental en 1919

De acuerdo a lo planteado en el documento Marco de la Insignia de Madera:

Un propósito clave de la formación ofrecida a los adultos es proporcionarles los medios


para hacer una contribución significativa al logro de la Misión del Movimiento Scout.

Esto incluye una mejor entrega del programa para los jóvenes, una mayor efectividad,
compromiso y motivación del liderazgo adulto, una OSN / ASN más efectiva y eficiente y
una ventaja competitiva e impacto en el bienestar social o externo.

Necesitamos gestionar la formación de manera positiva desde una perspectiva de


desarrollo con el objetivo de descubrir qué apoyo requieren los adultos para que
puedan desempeñarse mejor en los roles / trabajos asignados.

Por lo tanto, la formación de adultos debe seguir los Principios Clave que se proponen
en Adultos en el Movimiento Scout (AMS) y permitir el desarrollo personal continuo y la
adquisición de habilidades y conocimientos adicionales.

Todos los esfuerzos de formación deben estar de acuerdo con la Política Mundial de A
Salvo del Peligro. Los involucrados deben promover el respeto y la amabilidad en
cualquier lugar, en cualquier momento, defender los principios de A Salvo del Peligro y
los valores del Movimiento Scout.

La formación de los adultos en el Movimiento Scout inició como algo experimental, que
se hizo necesario para dar respuesta a la falta de adultos después de la guerra. Los
principios fundamentales de la formación fueron proporcionar a los adultos el
conocimiento necesario que les permitiera ser eficientes en su trabajo con los jóvenes.

Si lo vemos con los ojos de hoy, el propósito sigue siendo el mismo, ofrecer oportunidades
de desarrollo de las competencias necesarias en los adultos para realizar su trabajo con
la mayor eficiencia posible y coincidentemente en una época en la que el número de
adultos se ha visto reducido después de la pandemia.

Durante los años posteriores al curso experimental y con la autonomía propia de cada
Organización Scout Nacional, la formación fue adquiriendo diferentes matices de
acuerdo a la época, las necesidades de cada entorno y lo más importante, a las
necesidades del Programa de Jóvenes que se ha ido adaptando, como es natural, a
las nuevas juventudes. Durante muchos años la formación estuvo orientada
especialmente a desarrollar habilidades de campismo y vida al aire libre, servicio a la
comunidad y liderazgo. Pensada desde un modelo donde el adulto era quien dirigía las
actividades, se invitaba a que el joven viviera la aventura de encontrarse con aquello
que su adulto educador le proponía.
Oficina Scout Mundial, Centro de Apoyo Interamérica – Adultos en el Movimiento Scout
Curso de Actualización para Formadores

Los cambios que atraviesan las juventudes producen nuevas necesidades de


formación. Los contextos juveniles presentan grandes desafíos respecto temas
relacionados con lo social, la diversidad, la seguridad, la protección del medio
ambiente, las creencias, los conflictos políticos, las crisis emocionales, el suicidio, los
Objetivos de Desarrollo Sustentable, el diálogo, entre muchos otros. Como adultos que
acompañamos sus procesos y contribuimos a su educación, es parte de nuestra
responsabilidad estar preparados, actualizando nuestros conocimientos para
adaptarnos a los cambios de manera transformadora.

Para tener adultos preparados para estos desafíos, se requiere que en la organización
se implementen procesos flexibles en donde cada uno pueda aportar desde su propio
conocimiento y experiencia a la construcción colectiva de nuevos conocimientos, en
donde se valoren los aprendizajes y se pongan al servicio de los jóvenes.

En ese sentido, quienes asumen la tarea a acompañar a los adultos en su proceso de


preparación, ajuste e implementación de sus conocimientos y experiencia, es decir,
quienes asumen el rol de formadores, tienen la responsabilidad de pasar también por
esos procesos de transformación, adaptación y actualización para estar preparados y
atentos a lo que el entorno está requiriendo.

Esta tarea puede ser asumida por personas de cualquier nivel en la organización con el
conocimiento, habilidades y/o experiencia (competencias) en el tema a desarrollar con
otros adultos. Personas que por su profesión o trabajo, sus estudios o su experiencia de
vida han desarrollado la habilidad de orientar a adultos y con la disponibilidad de
adquirir destrezas para transmitir lo que saben y la organización necesita. Con esto en
mente, el potencial de formadores en una organización, es tan grande como el
potencial de adultos que puedan tener.

Ser formador en el Movimiento Scout significa ser un facilitador de experiencias, no es


muy diferente a lo que esperamos que el adulto educador haga con los jóvenes.

El formador:

• Acompaña el proceso de aprendizaje y desarrollo de la tarea de los demás


adultos,
• Sabe identificar las fortalezas y capacidades de cada uno para orientar su mejor
desarrollo y aplicación.
• Estimula la autoevaluación y el autodesarrollo,
• Propone experiencias de aprendizaje que le permitan al adulto mejorar su
desempeño,
• Está actualizado con las tendencias sociales y educativas para incluirlas en las
experiencias de formación y sobre todo,
• Comprende que la formación no es simple entrega de conocimiento, sino
generación de espacios de aprendizaje en donde el adulto es quien decide su
ruta educativa para enriquecer su desarrollo en la función que realiza.

Desde esta perspectiva, queremos invitarte a pensarte en tu rol como facilitador del
aprendizaje de otros adultos, en lo que tienes para ofrecer y en lo que tienes por
desarrollar. En un mundo en el que vivimos en el que todo cambia tan rápidamente,
debemos adaptarnos con velocidad sin que eso implique que la esencia que hay en
nosotros también tenga que cambiar.

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