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Los ecosistemas de agua dulce son los que

más fauna pierden


El informe Planeta Vivo 2020 de WWF señala que las poblaciones mundiales
de mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces han disminuido un 68% desde
1970, una cifra que llega al 84% en los ecosistemas de agua dulce. Por
regiones, Latinoamérica y el Caribe tienen las tasas más altas de destrucción
natural

Pedro Cáceres | Director adjunto


Madrid | 10 septiembre, 2020
Tiempo de lectura: 5 minutos

Un manatí ('Trichechus manatus') fotografiado en aguas de Florida. | FOTO: WWF/Vincent Kneefe


El último informe Planeta Vivo de WWF, un exhaustivo análisis sobre el estado
de la biodiversidad que la organización conservacionista internacional
realiza cada dos años, muestra el acelerado deterioro de la fauna salvaje, que ha
caído un 68% en todo el mundo desde 1970. La situación es especialmente grave
en los ecosistemas de agua dulce, donde la pérdida de individuos de especies
sensibles llega hasta el 84%.
El estudio, en el que han participado más de 125 expertos de todo el mundo,
analiza la evolución de las poblaciones de vertebrados, como peces, aves,
mamíferos, anfibios y reptiles. Las principales amenazas para las especies que
aparecen en el informe Planeta Vivo están relacionadas con actividades humanas
como la deforestación, la agricultura intensiva y el tráfico de especies.
El informe Planeta Vivo analiza la evolución de 20.811 poblaciones de 4.392
especies diferentes de vertebrados, lo que supone casi 400 especies nuevas
y 4.870 poblaciones más que la anterior entrega del estudio, con una mayor
representación en la mayoría de las regiones y grupos taxonómicos,
particularmente de especies de anfibios, señala WWF.
El informe destaca también el dramático descenso de las poblaciones de plantas,
con un riesgo de extinción comparable al de los mamíferos y más alto que el de
las aves, junto al súbito y reciente descenso de las poblaciones de insectos, su
distribución y biomasa.
Por regiones, el informe destaca que esta situación es especialmente grave en
Latinoamérica y Caribe, donde se ha producido un descenso medio del 94%.

Ecosistemas de agua dulce


La biodiversidad de los ecosistemas de agua dulce disminuye a un ritmo más
rápido que en los mares o los bosques, afirman los autores del informe. Con los
datos disponibles se sabe que, desde el siglo XVIII, casi el 90% de los
humedales del planeta han desaparecido y las cartografías globales recientes
demuestran hasta qué punto las actividades humanas han alterado millones de
kilómetros de ríos.
Todos estos cambios han tenido un profundo impacto en la biodiversidad del
agua dulce, donde las tendencias poblaciones de las especies monitoreadas están
en continuo descenso.
Pescadores locales lanzando sus redes en el río Luangwa, en Zambia. | FOTO:
James Suter/WWF
Las 3 471 poblaciones evaluadas por el Índice Planeta Vivo de Agua Dulce (que
representan a 944 especies de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces) han
disminuido una media de 84% (entre el -89% y el -77%), equivalente al 4%
anual desde 1970 . La mayor parte de estas pérdidas se están dando entre los
anfibios, reptiles y peces de agua dulce en todas las regiones del
planeta, pero de nuevo especialmente en Latinoamérica y Caribe.
La situación afecta de forma especial a los animales de gran tamaño. Las
especies con un volumen corporal más grande en comparación con otras del
mismo grupo taxonómico se denominan “megafauna”. En los ecosistemas de
agua dulce, la megafauna está compuesta de especies que pueden superar los 30
kilos, como los esturiones o el pez gato gigante del Mekong, los delfines de río,
las nutrias, los castores y los hipopótamos.
El informe señala que estos animales suelen verse sometidos a intensas amenazas
humanas, incluyendo la sobreexplotación, por lo que el resultado observado es un
importante descenso
poblacional.
Los peces gigantes resultan particularmente vulnerables. También se ven más
afectados por las construcciones de presas, que a menudo bloquean sus rutas
migratorias hacia zonas de desove o de alimentación.

Medio ambiente y epidemias


Con la publicación del informe Planeta Vivo, la organización WWF resalta que
durante las últimas décadas, la actividad humana ha dañado gravemente los
hábitats y los recursos naturales de los cuales dependen la vida silvestre y la
humanidad. No se trata de defender la naturaleza per se, sino de cuidar el medio
del que formamos parte y del que dependemos.
El análisis se hace público en un contexto de crisis sanitaria mundial en el que ya
ha quedado demostrado que enfermedades como la Covid-19 están vinculadas de
forma directa con la destrucción de la naturaleza. De hecho, “proteger la riqueza
natural se convierte en el mejor antivirus para evitar futuras pandemias”, asegura
WWF.
Según Marco Lambertini, director general de WWF Internacional: “Ahora es
más importante que nunca poner en marcha una acción mundial coordinada y sin
precedentes para detener y comenzar a revertir la pérdida de biodiversidad para
finales de esta década. Nuestra propia supervivencia depende cada vez más de
ella”.
Peces
remontando el río Juruena, en el Mato Grosso brasileño. | FOTO: Zig Koch /
WWF
La causa profunda del dramático descenso de biodiversidad que revela el
informe Planeta Vivo es que la huella humana está llegando a todos los
rincones del planeta. En los últimos 50 años, el mundo se ha visto drásticamente
transformado por una explosión del comercio y el consumo a nivel global y
por el aumento de la población humana, así como por una expansión
urbanística acelerada, asegura la organización. De hecho, el 75% de la
superficie terrestre no helada ha sido modificada por el hombre y los últimos
lugares vírgenes se concentran en apenas unos pocos países como Rusia, Canadá,
Brasil y Australia.
“La conclusión es clara: la naturaleza está siendo transformada y destruida a una
velocidad sin precedentes en la historia, con un coste muy alto para el bienestar
del planeta y de la humanidad. La pérdida de biodiversidad es un auténtico reto
para la economía, el desarrollo y la seguridad global”, señala Enrique Segovia,
director de conservación de WWF España.
Cambios necesarios
En esta línea, el informe subraya que todos estos cambios amenazan también
la seguridad alimentaria, por lo que es urgente tomar medidas para transformar
nuestro sistema agroalimentario mundial. El gran reto consiste en modificar las
prácticas agrícolas y pesqueras, ya que buena parte de ellas son insostenibles, en
unas que produzcan los alimentos que requerimos y conserven la biodiversidad.
Para el caso de la agricultura, esto supone aplicar prácticas agroecológicas,
reducir el uso de químicos, fertilizantes y plaguicidas, así como proteger los
suelos y los polinizadores.

“Proteger la riqueza natural se convierte en el mejor antivirus para evitar futuras


pandemias”, asegura WWF.

“Para revertir la curva de la pérdida de biodiversidad no es suficiente


redoblar los esfuerzos en conservación. Es necesario también transformar los
patrones de producción y consumo de alimentos, impulsar un modelo donde los
límites del planeta sustenten las decisiones políticas y económicas, y emprender
acciones que ayuden a detener los motores del cambio de uso de suelo, reducir
los residuos y favorecer dietas más saludables y sostenibles”, afirma WWF.
Según declara Enrique Segovia. “Sabemos que esta gran transformación
requerirá un esfuerzo colectivo global sin precedentes. Los ciudadanos, los
gobiernos y los líderes empresariales de todo el mundo deberán formar parte de
un movimiento por el cambio con una escala, urgencia y ambición nunca antes
vistas”.
El informe Planeta Vivo 2020 se publica en un momento de convulsión mundial
por el coronavirus, pero su mensaje es algo que no ha cambiado en décadas: la
naturaleza, nuestro sistema de soporte vital, está disminuyendo a un ritmo
asombroso defiende WWF. La organización hace notar que la salud de las
personas y la del planeta están cada vez más entrelazadas: un concepto que en en
los últimos tiempos ha empezado a definirse como la iniciativa One Health, un
marco que garantice la salud humana, la conservación del medio natural y la
sanidad animal, para garantizar un futuro sostenible y libre de zoonosis.

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