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Aplicación

de técnicas
de soporte vital
SUMARIO
■ Riesgo vital y soporte vital
■ La cadena de supervivencia
en las urgencias vitales
■ Prestación del soporte vital básico
■ Obstrucción de la vía aérea por un cuerpo
extraño
■ Desfibrilación externa semiautomática

OBJETIVOS
·· Reconocer las situaciones de riesgo vital
y la importancia de realizar
un soporte vital adecuado.
·· Valorar la trascendencia de cumplir
con la cadena de supervivencia.
·· Identificar los signos de parada
cardiorrespiratoria.
·· Conocer las diferentes técnicas que se
deben aplicar según la edad.
·· Entender la conveniencia de seguir
unos protocolos en el soporte vital básico,
utilizando la experiencia probada
de la comunidad sanitaria internacional.
1 >> Riesgo vital y soporte vital
En algunas situaciones de emergencia, la vida de la víctima puede encon-
trarse en una situación de riesgo vital, en la que funciones esenciales
como la respiración o la circulación de la sangre se detienen, generalmente
por un paro cardiorrespiratorio (PCR) o por una obstrucción de las vías
respiratorias. Si no se reanudan en pocos minutos, la supervivencia del
individuo o su salud futura peligran gravemente.
En la mayoría de las ocasiones, la persona en situación de riesgo vital está
inconsciente, ya que ha sufrido lo que se conoce como “desmayo” o “pér-
dida de conocimiento”.
En estos casos, las personas más próximas deben actuar de inmediato para
conseguir que estas funciones vitales vuelvan a la normalidad, de tal manera
que la respiración sea suficiente
para oxigenar la sangre que llega
a los pulmones y que la circula-
ción sanguínea pueda llevar este
oxígeno a las células, especial-
mente al cerebro.
Esta intervención comprende
un conjunto de actuaciones
conocidas como soporte vital,
cuyo objetivo es aumentar las
posibilidades de supervivencia
de la víctima hasta la llegada de
los servicios médicos de emer-
gencias.
En la siguiente tabla vemos
algunas de las causas que pue-
den ocasionar situaciones de
4.1. Imagen de soporte vital.
riesgo vital.

Órgano o sistema afectado Situaciones de riesgo vital


– Infarto agudo de miocardio
– Angina de pecho inestable
Aparato cardiovascular
– Disección de aorta
– Emergencia por crisis hipertensiva
– Obstrucción de la vía aérea por un cuerpo extraño
– Obstrucción de la vía aérea por edema laríngeo (intoxicaciones, incendios)
Aparato respiratorio – Neumotórax a tensión
– Embolia pulmonar
– Broncoespasmo en el shock anafiláctico
– Rotura esofágica
Aparato gastrointestinal
– Rotura de hígado
– Traumatismo craneoencefálico
– Hemorragia o infarto cerebral (ictus)
Sistema nervioso
– Sobredosis de ciertos fármacos o drogas
– Intoxicación etílica
Varios – Politraumatismo
La cadena de supervivencia

La idea del soporte vital está estrechamente ligada a la de cadena de


supervivencia, un concepto que se propuso a finales de la década de 1980
para referirse al conjunto de actuaciones que deben ponerse en marcha,
de forma rápida y ordenada, ante cualquier emergencia, especialmente
cuando se identifica una situación de riesgo vital.
La implantación de este protocolo ha mejorado notablemente las probabi-
lidades de supervivencia de las víctimas con las mínimas secuelas.
La cadena de supervivencia consta de cuatro fases o eslabones:
1. Reconocimiento temprano de la situación de urgencia y activación de
los servicios de emergencia (112), con la intención de prevenir o reconocer
una parada cardiorrespiratoria (PCR).
2. Puesta en marcha del protocolo de soporte vital básico (SVB), inicián-
dose la reanimación cardiopulmonar (RCP), si fuera necesario, con el
objetivo de ganar tiempo.
3. Realización de una desfibrilación, si llegase el caso, haciendo uso de
dispositivos automáticos (DEA) o semiautomáticos (DESA), para recuperar
el latido cardíaco y reiniciar la actividad del corazón.
4. Soporte vital avanzado (SVA), junto a cuidados postreanimación si
4.2. Cadena de supervivencia. la víctima se recupera del paro cardiorrespiratorio, llevados a cabo por
profesionales del servicio de emergencias, con la intención de recobrar la
calidad de vida de la víctima.

La conducta PAS en las urgencias con riesgo vital

Como hemos visto en la primera unidad, la prestación de auxilio en una


emergencia, especialmente en las que exista una situación de riesgo vital,
debe seguir la conducta PAS, que comprende tres pasos: proteger, alertar
y socorrer. A modo de resumen:
– Proteger: comprende el asegurarnos de que el lugar del accidente no sea
peligroso, por lo que no debemos prestar asistencia hasta que el lugar
sea seguro, o al menos no esté amenazada nuestra integridad ni la de
la víctima.
– Alertar: incluye tanto la llamada al servicio de atención de urgencias, a
través del teléfono 112, como la petición de ayuda, por ejemplo, a algún
testigo o familiar.
– Socorrer: incluiría la identificación de la inconsciencia de la víctima y,
en caso necesario, el establecimiento de las medidas necesarias para man-
tener a la víctima con respiración y pulso, iniciando el protocolo de SVB.
2 >> Prestación del soporte vital básico
La denominación soporte vital básico (SVB) engloba una serie de actuacio-
nes destinadas a mantener las funciones vitales esenciales de la víctima
hasta la llegada de los servicios de emergencia.
Dichas actuaciones se pueden resumir en tres pasos:
– Verificar el estado de conciencia de la víctima.
– Comprobar si respira o no.
– Llevar a cabo la RCP, si fuera necesario.

2.1 > Primer paso: verificar la conciencia de la víctima


Para la comprobación de la conciencia de la víctima,
vamos a estimularla inquiriéndole repetidamente por
su nombre o con frases sencillas del tipo “¡Oiga!, ¿Me PASO 1
oye?, ¡Señora! ¡Chaval!, ¡Chica!”, o fórmulas parecidas. ¿ESTÁ CONSCIENTE?

Se puede mejorar la eficacia dando pequeñas palmadas


en la mejilla o sacudiendo los hombros con cuidado.
Incluso podríamos ejercer presión con dos dedos sobre Consciente Inconsciente
una de sus uñas, puesto que ciertos estados de bajo nivel
de conciencia solo reaccionan ante estímulos dolorosos.
Si en ese momento la víctima reacciona a la estimulación, Tomar datos Obtener los datos
preguntando preguntando a
aunque hable confusamente, se considera que está
a la víctima los acompañantes
consciente. En este caso: o a testigos
– Le preguntaremos qué ha pasado, a fin de obtener
datos sobre la causa de su indisposición (accidente,
Esperar que
malestar por una enfermedad que padece, aparición llegue el PASO 2
de un dolor agudo, etc.). servicio de ¿RESPIRA?
– Comprobaremos si presenta otros problemas graves, emergencia
como hemorragias o fracturas.
– La víctima no será movida del lugar, a menos que sea
imprescindible para su seguridad, para no agravar Abrir vía aérea
las posibles lesiones.
– Si no se ha hecho antes y lo consideramos necesario,
es el momento de alertar al 112, proporcionando al Respira No respira
operador que nos atienda todos los datos acerca del
suceso y de nuestra situación, para que dispongan
los recursos necesarios (transporte sanitario, asisten-
cia médica, etc.) o nos den una orientación para la Colocar en PLS PASO 3
salvo si hay RCP
atención a la víctima.
lesión medular 30 compresiones
En el caso de que la víctima no reaccione a la estimu- 2 ventilaciones
lación, consideramos que está inconsciente. En este
caso, la víctima no nos podrá transmitir información,
de modo que preguntaremos a las personas que la
acompañaban en el momento del suceso o a los que Usar DESA si se dispone
de él
estaban cerca de ella y presenciaron los hechos, etc.
Una vez que hemos comprobado la inconsciencia de la
4.3. Algoritmo del soporte vital básico.
víctima, procederemos al siguiente paso de la valoración.
2.2 > Segundo paso: ¿respira o no respira?
En esta fase, deberemos comprobar si la víctima, que está inconsciente,
presenta una respiración adecuada y espontánea. Para ello, en primer
lugar, debemos asegurarnos de que las estructuras que conforman la vía
aérea (cavidad bucal, faringe y tráquea) están alineadas y no están obstrui-
das, es decir, que sea posible el f lujo de aire entre el exterior y los pulmo-
nes. Esta maniobra se denomina apertura de la vía aérea.

Técnica

Maniobra frente-mentón para la apertura de la vía aérea


·· Atención: la maniobra frente-mentón se realizará con especial cuidado cuando se sospeche la existencia de
una lesión cervical (por ejemplo, tras un fuerte traumatismo).
Colocaremos a la víctima sobre una superficie dura y plana (en el suelo, preferentemente) y alinearemos las
extremidades y la cabeza con el cuerpo.
La persona que está realizando la asistencia se arrodillará al lado de la víctima a la altura de los hombros.
Mientras sujeta con una mano su frente, con dos dedos de la otra mano eleva su mandíbula (Figura A).
Al mismo tiempo, intentaremos abrir la boca con el dedo pulgar. De esta manera, se asegura la vía para que
el aire pueda fluir entre el exterior y los pulmones de la víctima. Además, podemos visualizar con facilidad
el interior de la cavidad bucal, ver si hay cuerpos extraños en ella y retirarlos. Es importante no realizar un
barrido digital de la cavidad bucal en busca de cuerpos extraños (Figura B).
Es en este momento cuando realizaremos la comprobación de la respiración, acercando nuestra mejilla a la
boca de la víctima, dirigiendo la mirada a su tórax. Debemos ver, oír y/o sentir la respiración: el tórax que
asciende y desciende, el aire que roza la piel de nuestra mejilla y que produce un sonido al entrar o salir de
las vías respiratorias. Esta comprobación se realizará durante no más de 10 segundos (Figura C).
Nunca debemos interpretar como respiración la presencia de boqueadas (gasping), pues se trata de movimien-
tos ineficaces para conseguir una correcta ventilación y oxigenación de la víctima. De hecho, la detección del
gasping se considera un signo previo al PCR.

A B C

4.4. Maniobra frente-mentón para la apertura de la vía aérea.


Si la víctima inconsciente respira
Si la persona atendida respira, debemos colocarla en posición lateral de
seguridad (PLS) para evitar que, debido a la inconsciencia, se produzca la
obstrucción de la vía aérea, porque la lengua se relaje y caiga hacia atrás;
esta posición también se utiliza para prevenir la aspiración de vómito,
saliva u otros f luidos y la consiguiente obstrucción de la vía aérea.
Nunca colocaremos a la víctima en PLS:
– A una persona ahogada o que haya sufrido traumatismos importantes en
el agua, ya que podrían tener asociada una lesión de la columna cervical
o de la médula espinal.
– Cuando se trate de un politraumatizado (por ejemplo, una persona que
se ha caído desde una gran altura o que ha sufrido un accidente de trá-
fico), por los mismos motivos que en el caso anterior.

Técnica

Posición lateral de seguridad (PLS)


·· Para colocar a una persona en PLS:
– El reanimador se arrodilla a su lado (si la víctima lleva objetos voluminosos en los bolsillos, como gafas, car-
tera, móvil, etc., se extraerán). Se estiran las piernas de la víctima y se pone el brazo más próximo al reani-
mador flexionado en ángulo recto respecto al cuerpo, con la palma de la mano mirando hacia arriba (Figura A).
– Luego se dobla el brazo más alejado y se coloca el dorso de la mano sobre la mejilla más cercana, mante-
niéndola sujeta (Figura B).
– Con la mano que queda libre, se coge la rodilla de la pierna más alejada y se flexiona hasta dejar apoyada la
planta del pie en el suelo. Manteniendo esta postura se gira el cuerpo hacia nosotros (Figura C).
– La posición definitiva es estable porque la pierna flexionada evita que el cuerpo ruede. La cabeza se aco-
moda sobre el dorso de la mano. La vía aérea queda permeable si inclinamos ligeramente la cabeza hacia
atrás (Figura D).

A B

C D

4.5. Maniobra para colocar a una persona en PLS.


La cánula de Guedel
Existen unos sencillos dispositivos que se pueden utilizar para mantener
abierta la vía aérea cuando no deseamos o no podemos colocar a la víc-
tima en PLS (por ejemplo, cuando sospechamos un traumatismo cervical).
Técnicamente se denominan cánulas orofaríngeas, y la más utilizada es la
cánula de Guedel.
Existen varios tamaños (números), según el tamaño del individuo. Para
utilizar el número adecuado, se puede medir la distancia entre los incisivos
y el ángulo de la mandíbula, aunque habitualmente se utiliza la número 3
para el adulto pequeño, la número 4 para el adulto mediano y la número
5 para el adulto grande.
Es importante elegir bien el tamaño, porque las cánulas demasiado gran-
des pueden producir vómitos o laringoespasmo, mientras que las dema-
siado cortas pueden producir mayor obstrucción de la vía aérea.
No es necesaria en las crisis convulsivas para abrir la vía aérea, pues en
estos casos la lengua mantiene su tono; en todo caso, la utilizaríamos para
evitar que el paciente se muerda la lengua.

Técnica

Colocación de la cánula de Guedel


·· Para colocarla se siguen los siguientes pasos:
– Elegir el tamaño adecuado de cánula. Una forma rápida de hacerlo es comparar exteriormente las distancias
entre la apertura de la boca y el ángulo de la mandíbula (Figura A).
– Se introduce la cánula en posición invertida (con la concavidad hacia el paladar). De esta manera, evitamos
arrastrar la lengua y que esta pueda obstaculizar la vía aérea (Figura B).
– Después se desliza por el paladar duro hasta el blando y se gira 180º (Figura C).
– Una vez que se gira la cánula 180º, se introduce cuidadosamente hasta que la parte superior haga tope en
la boca (Figura D).

A B

C D

4.6. Colocación de una cánula de Guedel para mantener abierta la vía aérea.
Si la víctima inconsciente no respira
En caso de que la víctima esté inconsciente y no respire, es necesario
determinar si hay PCR o no; hay muchas causas de inconsciencia o de
bajo nivel de conciencia que no necesariamente van a coincidir con
una PCR.
Algunas de ellas se recogen en la siguiente tabla:

Causas de inconsciencia Descripción


Pérdida de conciencia breve, superficial y transitoria debida a una
Lipotimia disminución brusca del flujo sanguíneo cerebral. Puede estar causada por
fatiga, hambre, emoción repentina, lugar poco ventilado, calor, etc.
Se trata de una pérdida momentánea de la conciencia que se presenta de
una manera súbita. Puede ser causado por una enfermedad cardíaca u otros
Síncope
motivos de origen nervioso. Normalmente se restablece la circulación en
5 a 20 segundos.
Intoxicación etílica Puede producir una somnolencia profunda e incluso inconsciencia.
Toma de ciertos fármacos neurolépticos La somnolencia puede llegar a ser profunda; de hecho, es el fin terapéutico
(somníferos potentes) que se busca.
Crisis epilépticas La inconsciencia se puede presentar durante la crisis e incluso tras ella.
Si una hipoglucemia que produce inconsciencia se mantiene durante mucho
Hipoglucemia
tiempo, puede llegar a ocasionar un PCR.

En los adultos, la mayoría de los PCR se deben a un fallo del corazón, con
la excepción de las víctimas ahogadas, asfixiadas o atragantadas, en las
cuales el origen del PCR es la falta de permeabilidad de la vía aérea. En
los niños pequeños, sin embargo, el PCR se debe más frecuentemente a
problemas respiratorios.
Si finalmente comprobamos que la víctima no tiene respiración espon-
tánea, se debe considerar que está en PCR. Es el momento de iniciar
la RCP.

2.3 > Tercer paso: realizar la reanimación cardiopulmonar


La reanimación cardiopulmonar (RCP) es el conjunto de maniobras que
se deben realizar para tratar de mantener el funcionamiento del corazón
y la respiración de una persona en situación de PCR y, por lo tanto, para
mantener la vida de esta.
El protocolo para realizar la reanimación se describe con detalle en las
recomendaciones que periódicamente publican determinadas sociedades ¿Quién dicta las normas que se
deben seguir en la RCP?
médicas, como la ILCOR o el ERC.
Cada cinco años, la International Liai-
El actual protocolo de RCP hace hincapié en la aplicación de masaje torá- son Committee on Resuscitation (ILCOR)
cico en toda víctima inconsciente en la que se compruebe que no hay publica un documento denominado con-
respiración eficaz. senso ILCOR, con sus recomendaciones.
Las últimas se publicaron en 2010.
El masaje torácico o masaje cardíaco bien realizado permite que el mús-
culo cardíaco (miocardio) siga activo, a fin de mantener una función www.ilcor.org
circulatoria eficiente. Además, si dejáramos que el corazón quedara sin El organismo europeo de referencia es la
movimiento durante varios minutos, probablemente quedaría tan dañado European Resuscitation Council (ERC).
que la víctima tendría problemas para sobrevivir. www.erc.edu
Técnica

La RCP en los adultos


·· Primero, confirmaremos la inconsciencia de la víctima (Figura A); luego se realizará la maniobra frente-
mentón para comprobar que la vía aérea es permeable (Figura B) y comprobaremos la respiración: oír, ver y
sentir. (Figura C).

Una vez realizadas estas comprobaciones, llevaremos a cabo el masaje cardíaco, siguiendo los siguientes
pasos:

– El reanimador se coloca de rodillas a un lado de la víctima y retira la ropa del tórax. Coloca el talón de
una mano en el centro del pecho y el talón de la otra encima de la primera. Los dedos de ambas manos se
entrecruzan (Figura D).
– Se estiran los brazos sin flexionar los codos, procurando que los hombros queden por encima del pecho de
la víctima. Comenzar las compresiones torácicas, obteniendo una profundidad de 3,5 a 5 cm y permitiendo
que el tórax se recupere (descompresiones), sin perder el contacto de las manos con el pecho del paciente
(Figura E).
– Se realizarán 30 compresiones seguidas a un ritmo aproximado de 100 compresiones/minuto.
– Con los dedos índice y pulgar de la mano que tenemos apoyada en la frente agarraremos su nariz sellándola
bien con los dedos. Tomando previamente una bocanada de aire, acercaremos nuestra boca a la suya, sellán-
dola bien para impedir que se nos escape el aire por las comisuras de los labios, y se realizan 2 insuflaciones
de aire de un segundo de duración cada una, controlando que el tórax se llene y se vacíe. Si el aire no llega
a los pulmones, habrá que asegurarse de la correcta apertura de la vía aérea (Figura F).
– Se repetirán las compresiones y las insuflaciones hasta que la víctima muestre signos de recuperación (res-
tablecimiento de la respiración) o podamos ser relevados por otros reanimadores o por el equipo de emer-
gencias médicas.

Si no se quiere o no se puede hacer insuflaciones (boca a boca), se realizará exclusivamente masaje cardíaco
con un ritmo de 100 compresiones/minuto.

A B C

D E F
4.7. Protocolo de reanimación cardiopulmonar en adultos.
2.4 > La RCP en los menores
La mayor parte de los PCR en los menores se deben a fallos en el aparato
respiratorio, como obstrucciones agudas de las vías aéreas por aspiración
(de vómito, cuerpos extraños, neumonías, traumatismo torácico, etc.),
o depresión respiratoria (por intoxicaciones, convulsiones prolongadas,
traumatismo craneoencefálico o meningitis).
Otros agentes causantes de PCR en menores son los debidos a fallos en el
aparato circulatorio, especialmente durante la infancia, provocados por
septicemias, pérdida de f luidos o hemorragias.
Si a todo esto le unimos que los niños menores de 8 años tienen un tórax
más pequeño y más f lexible, la aplicación de la RCP varía ligeramente.

Técnica

La RCP en lactantes y niños


·· Las características especiales de los niños, su tamaño y la resistencia de sus
huesos, requieren la adopción de medidas especiales al llevar a cabo la RCP:
– En lactantes (niños menores de 1 año) y niños, se realizarán 5 insufla-
ciones, de las que al menos 2 deben ser efectivas (que provoquen movi-
miento torácico), y si estas no son efectivas, se comenzará la RCP. Si el
reanimador está solo, realizará al menos un minuto de RCP antes de pedir
ayuda. El volumen de aire a insuflar se adaptará al tamaño del niño.
– Se seguirá el ritmo de 30 (compresiones):2 (insuflaciones). En los lactan-
tes y niños, la forma de realizar las compresiones torácicas es distinta
a la de los adultos:
• En los recién nacidos y lactantes, las compresiones se realizarán apli-
cando sobre el centro del pecho del niño los dedos índice y corazón
(Figura A), produciendo una bajada de unos 4 cm. Se debe evitar la
compresión sobre el borde de las costillas, el extremo del esternón o
la parte superior del abdomen. La frecuencia de compresiones está
entre 100 y 120/minuto.
• En los niños de 1 a 8 años, se realizan las compresiones con el talón
de una mano en el centro del pecho (Figura B), y los de más de 8 años 4.8. Compresiones en lactantes (A) y en
niños hasta 8 años (B).
se tratan de forma similar a los adultos (pero con mucho cuidado).

Actividades propuestas

4·· Identifica en tu propio estilo de vida los hábitos nocivos o potencialmente peligrosos para tu salud.
5·· Las últimas recomendaciones protocolizadas para la RCP en el adulto dictadas por la ILCOR en 2010 aumen-
tan la importancia de las compresiones torácicas respecto a las insuflaciones. ¿En qué crees que se apoyan?
6·· Si tuvieras que realizar RCP en un niño pequeño y fueras el único reanimador, ¿por qué es mejor que realices
un minuto de RCP antes incluso de avisar al 112? ¿Por qué en los adultos, sin embargo, al confirmar la PCR lo
primero que se hace es avisar al 112?
3 >> La OVACE
La obstrucción de la vía aérea por un cuerpo extraño (OVACE), también
conocida como atragantamiento, es un cuadro clínico bastante frecuente
tanto en niños como en adultos. En la infancia suele producirse porque el
niño, al jugar o al comer, aspira o ingiere pequeños objetos, como piezas
de juegos, monedas, globos, caramelos, alimentos, etc.
En adultos, la OVACE suele aparecer por atragantamiento en el curso de
una comida, aunque también puede ocurrir por piezas dentales despren-
didas, chicles, etc.
En cualquier caso, la OVACE puede acarrear consecuencias fatales, pues al
quedar obstruida la vía aérea, queda comprometido el aporte de oxígeno
al organismo. Esto supone que la víctima de una OVACE puede llegar a
sufrir un paro respiratorio, y si este no se soluciona, en pocos minutos
se convierte en un PCR. Por supuesto, el cuadro clínico revestirá mayor
gravedad cuando la obstrucción sea completa y no se consiga resolver en
pocos minutos.
Los signos y síntomas de una OVACE se pueden clasificar teniendo en
cuenta la situación en la que encontramos a la víctima. Teniendo en
cuenta esto, se pueden distinguir tres casos generales:
– OVACE incompleta: cuando la víctima está consciente y puede hablar,
pero tose y tiene dificultad respiratoria, estamos ante una OVACE incom-
pleta. En este caso, el individuo puede respirar e incluso hablar, pues la
vía aérea es en parte permeable. De hecho, es la propia víctima quien
nos informa de que se ha atragantado.
Nuestra atención se debe basar en animar a la víctima a toser, por-
que así es como en muchas ocasiones se libera el cuerpo extraño. Si el
individuo se agota con la tos y aún así el cuerpo extraño no ha salido,
debemos ayudarle dándole palmadas en la espalda y realizando com-
presiones abdominales, según el procedimiento denominado maniobra
de Heimlich.
– OVACE completa: cuando la víctima está consciente, pero no puede
Vocabulario hablar, ni toser, con claros síntomas de estar asfixiándose, podemos
considerar que se trata de una OVACE completa. En este caso, la víctima
Cianosis: coloración azulada de la
no puede emitir sonidos, ni respirar, ni toser, y adopta una postura muy
piel o las mucosas, producida por una
característica al sentir la asfixia, ya que se echa las manos al cuello. La
disminución del oxígeno circulante en
sangre. Puede deberse a problemas
cianosis estará también presente.
circulatorios, como diversas patologías En esta situación debemos proceder directamente a dar hasta cinco
cardíacas o a un PCR, o a problemas palmadas interescapulares, comprobando tras cada una de ellas si el
respiratorios, como el asma o una cuerpo extraño se ha desencajado.
OVACE. Si fallan las compresiones interescapulares, pasaremos a realizar la
maniobra de Heimlich. Incluso podríamos alternar los dos tipos de
compresiones. Si no tenemos éxito, la víctima perderá la conciencia. Este
procedimiento se puede realizar incluso en niños de pocos años de edad.
– OVACE con inconsciencia: si la víctima se encuentra inconsciente, tras
haber demostrado signos de ahogamiento por una OVACE, lo trataremos
como un PCR. Por lo tanto, procederemos a realizar la reanimación
cardiopulmonar.
Técnica

La maniobra de Heimlich
Tiene como objetivo aumentar la presión dentro del tórax para así tratar de mover el cuerpo extraño que está
obstruyendo la vía aérea. Para ello, realizaremos una fuerte compresión abdominal que hará que aumente la
presión dentro del tórax. Para ello, seguiremos este procedimiento (Figura 4.10):
– Ponerse detrás de la víctima y colocar los brazos en torno a su cintura.
– Cerrar el puño de una mano, colocando el pulgar contra el abdomen de
la víctima, ligeramente por encima del ombligo y lo más alejado posible
del esternón. Este puño se agarra con la otra mano, y se realizan com-
presiones contra el abdomen de la víctima, rápidamente y empujando
hacia arriba (el movimiento es hacia arriba y hacia adentro a la vez).
– Se repetirán las compresiones hasta que el cuerpo extraño sea expul-
sado o hasta que la víctima pierda la conciencia. En este último caso,
pasaríamos a realizar la RCP.
– En mujeres embarazadas y personas muy obesas, las compresiones no
serán abdominales, sino torácicas, y solo realizaremos el movimiento
hacia dentro, no hacia arriba.
En bebés y niños muy pequeños (Figura 4.9), a los cuales podemos mover
con relativa facilidad y voltear entre nuestros brazos, las compresiones
serán interescapulares y torácicas, alternadas, y se realizarán soste-
niendo al niño sobre uno de nuestros brazos, y con un dedo (el corazón
o el índice) dentro de la boca, para mantenerla abierta.
Con la otra mano realizaremos las cinco palmadas interescapulares,
voltearemos al niño manteniéndolo sobre nuestro brazo y le aplicare-
mos 5 compresiones torácicas. Cada 5 compresiones comprobaremos si
el cuerpo extraño se ha desencajado. El proceso se repite hasta que el
cuerpo extraño es expulsado o el niño queda inconsciente, momento en
el cual pasaríamos a realizar la RCP según se ha descrito.

4.9. Maniobra de Heimlich en bebés. 4.10. Maniobra de Heimlich.


4 >> Desfibrilación externa semiautomática
Cuando se presenta una situación de PCR en un adulto, generalmente
es consecuencia de un paro cardíaco, y este se debe en un 70-80% de los
casos a una fibrilación ventricular, una arritmia cardíaca que provoca
un latido descoordinado, disminuyendo la eficacia del corazón. Si no se
revierte (desfibrilación), en pocos minutos puede desembocar en un paro
cardíaco.
Este puede revertirse aplicando una descarga eléctrica controlada, lo que
se conoce como desfibrilación.
Cuando la desfibrilación se realiza inmediatamente después de una parada
presenciado alcanza el 90% de efectividad, pero este porcentaje disminuye
un 7-10% por cada minuto que pasa. Aunque la RCP practicada previa-
mente a la desfibrilación en casos de paro cardíaco prolongado (más de 4
minutos) puede mejorar la supervivencia, las probabilidades son mínimas
si la desfibrilación se retrasa más de 10 minutos.
Por ello, cuando estamos frente a un PCR en un adulto, la desfibrila-
ción se convierte en un objetivo prioritario. De ahí que los servicios de
emergencias médicas en cuanto se reconozca una parada cardiorrespira-
toria (persona inconsciente que no respira), para que la víctima pueda
aumentar sus posibilidades de supervivencia con la aplicación de la
desfibrilación. Por supuesto, es muy importante, mientras se espera que
llegue un desfibrilador para ayudar al paciente, proceder a realizar una
correcta RCP.
La desfibrilación es un procedimiento terapéutico que se realiza con unos
aparatos llamados desfibriladores. Los más utilizados actualmente por el
Zonas cardioprotegidas personal médico son manuales, pues se usan según el criterio del médico,
Debido a que los episodios de PCR son dependiendo del estado del paciente y del ritmo encontrado.
muy frecuentes, se está generalizando
la colocación de desfibriladores semiau-
Para el uso por personal técnico sanitario y el público en general se creó el
tomáticos DESA en lugares con gran desfibrilador externo semiautomático (DESA). El uso del DESA es muy
afluencia de público, como estadios sencillo, pues está programado para analizar el ritmo cardíaco del paciente
deportivos, centros comerciales, aero- y determinar si es mejorable aplicando una desfibrilación.
puertos, gimnasios, etc. A estos lugares
El aparato emite mensajes visuales y acústicos en los que indica:
se les denomina zonas cardioprotegidas.
– Que está realizando el análisis del ritmo cardíaco.
– Si el ritmo analizado es mejorable o no con desfibrilación.
– Si procede la aplicación de la descarga eléctrica.
En caso de aconsejar la descarga, es el reanimador el que accionaría el
botón de disparo.
La correcta utilización de un DESA puede contribuir a salvar una vida.
Todo ciudadano puede aprender a manejarlo realizando un curso de for-
mación básica en entidades autorizadas por la Administración pública.
No obstante, en caso de necesidad, cualquier persona puede utilizarlo,
simplemente siguiendo las instrucciones que va dictando el aparato.
Los médicos, enfermeros y técnicos en emergencias tienen licencia para
4.11. Señal de zona cardioprotegida.
usar el DESA por haber realizado los estudios pertinentes.
Técnica

Utilización del desfibrilador semiautomático (DESA)


Para realizar un correcto uso
de un desfibrilador semiauto-
mático seguiremos los siguien-
tes pasos:
– Identificación del PCR.
– Petición de un DESA. Mien-
tras llega el aparato, se rea-
lizará RCP (con la cadencia
de 30 compresiones: 2 insu-
flaciones).
– Retirar del pecho del
paciente cadenas y objetos 4.12. Utilización de un DESA.
metálicos, así como parches
de medicación. También nos
aseguraremos de que el paciente y su ropa estén secos para evitar quemaduras por la electricidad. De estar
húmedos procederemos a aislarlo del suelo.
– Colocaremos los parches del DESA en la posición adecuada: uno en la región anterocostal izquierda, bajo la
axila, y el otro bajo la clavícula derecha. Comprobar que queden bien adheridos a la piel (Figura A).
– Conectamos el DESA. Inmediatamente comenzará a analizar el ritmo cardíaco del paciente (emite un mensaje
acústico del tipo “¡Analizando!”). A continuación, emitirá un mensaje acústico avisándonos de si procede
realizar la desfibrilación o si, por el contrario, no es recomendable (“Se aconseja realizar descarga” o “No
se aconseja realizar descarga”).
– Si procede la desfibrilación, avisaremos para que nadie toque al paciente y pulsaremos el botón de des-
carga. El cuerpo de la víctima se moverá fruto de las contracciones musculares al paso de la descarga
eléctrica.
– Luego, continuaremos durante 2 minutos con la RCP, hasta que el DESA realice un nuevo análisis.

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