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Voces: DELITO ~ PRESERVATIVO ~ PROFILAXIS ~ PROSTITUCION ~ PROXENETISMO ~ SALUD

PUBLICA ~ TIPICIDAD
Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, sala V(CNCrimyCorrec)(SalaV)
Fecha: 26/09/2008
Partes: Chanquia, Cristin Marcelo
Publicado en: Sup. Penal2008 (noviembre), 55 - LA LEY2008-F, 618 -
Cita Online: AR/JUR/9290/2008

Sumarios:
1. Corresponde revocar el auto que procesó al imputado en orden al delito de regenteo o explotación de un
inmueble para el ejercicio de la prostitución, previsto en el art. 17 de la ley 12.331 si, ha quedado acreditada la
utilización de preservativos en los encuentros sexuales llevados a cabo en esa casa de tolerancia pues, ello
descarta la existencia de una lesión o peligro concreto para el bien jurídico protegido por la citada norma, a
saber, la salud pública.

Jurisprudencia Relacionada(*)
Ver Tambien
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, sala VI, "Passarelli, Alfredo", 21/02/2003, LA LEY 2004-A,
239; sala I, "M., R. M.", 12/03/2002, La Ley Online.
(*) Información a la época del fallo

Texto Completo: 2ª Instancia. — Buenos Aires, septiembre 26 de 2008.


Considerando: Llega esta causa a estudio del tribunal en virtud del recurso de apelación interpuesto por la
defensa contra el auto de fs. 65/68, mediante el cual se decretó el procesamiento de Cristian Marcelo Chanquia
en orden al delito de infracción del art. 17 de la ley de Profilaxis Antivenérea.
Al momento de apelar, el defensor presentó dos agravios. Por un lado, expresó que el imputado no cometió
la conducta tipificada y reprimida por el art. 17 de la ley 12.311, pues sólo se encuentra acreditado
objetivamente que éste ejercía la prostitución de forma independiente, además los dichos de los denunciantes
son subjetivos ya que existe entre éstos y Chanquia un conflicto personal. Por otra parte, argumentó que la ley
de Profilaxis Antivenérea tutela la salud pública y que no existe en el caso afectación al bien jurídico, pues se
advierte en la causa que se utilizaron preservativos en los encuentros que cada uno de los testigos explicó.
I. En relación al primer agravio, esta sala entiende que los elementos de convicción reunidos en el sumario
permiten dar por cierto con el grado de probabilidad exigido en esta etapa del proceso, que el imputado ha
realizado la conducta tipificada por el art. 17 de la ley 12.331, consistente en administrar, regentear o sostener
casa de tolerancia.
Pues el hecho prohibido por la ley es la tenencia del local donde generalmente varias prostitutas conviven y
ejercen su comercio (Sebastián Soler, Derecho Penal Argentino, Tomo III, Tipográfica Editora Argentina,
Buenos Aires, 1967, pág. 327). En este sentido, se ha acreditado que en el inmueble sito en Teniente Gral. Perón
1230, 1° R, de esta Ciudad, distintas personas realizaban servicios sexuales, y que Chanquía administraba la
casa sufragando el alquiler, gastos de publicidad y cobrando una comisión a quienes trabajaban en el lugar.
II. En cuanto al segundo agravio -no existió lesión al bien jurídico tutelado por la ley- será necesario hacer
las siguientes consideraciones.
La ley 12.331, de fines de 1937, se sancionó con el fin de organizar la profilaxis de las enfermedades
venéreas, y su tratamiento sanitario en todo el territorio de la Nación (art. 1°). Sus disposiciones son de política
pública sanitaria (crea el Instituto de Profilaxis de las Enfermedades Venéreas, propicia la educación sexual en
todo el país, obliga a los hospitales públicos y a entidades privadas atender gratuitamente esta afección,
establece la obligación del paciente al tratamiento, instaura los certificados prenupciales, libera de todo
impuesto los remedios necesarios para la lucha antivenérea); entre las cuales algunas de ellas legislan en materia
penal, al tipificar y reprimir ciertas conductas identificadas como lesivas de la salud pública (arts. 15, 16, 17 y
18).
En este sentido, la ley de Profilaxis Antivenérea, responde a un programa criminológico positivista que pone
eje en la profilaxis social, preocupación propia de las ideas de la época en la que fue sancionada.
Esta ley también fue conocida al momento de la sanción, como de "cierre de los prostíbulos", (Alfredo
Molinario, actualizado por Eduardo Aguirre Obarrio, Los Delitos, Tipográfica Editora Argentina, 1996, pág.
483) como consecuencia directa del art. 15 que prohibió en toda la República el establecimiento de casas de
tolerancia, donde se ejerciera o se incitara la prostitución. La ley 12.331 significó la adopción del sistema
abolicionista, que rechaza toda reglamentación de la prostitución (sistema reglamentarista) y tampoco la castiga
como delito (sisma prohibicionista). "Corrían los tiempos en que este vicio social, que era azote de los pueblos

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más diversos por su civilización o su topografía, se presentaba como uno de esos fenómenos morbosos
inherentes a las personas perdidas que, colocadas bajo la acción de la policía y toleradas por ella, no tenían
ningún oficio y también a esas otras mujeres que, menos degradadas ante la opinión pública, mantenían
relaciones sexuales que cambiaban a cada instante según capricho o interés. Existía una prostitución tolerada y
otra clandestina, ésta tan funesta como la primera, por sus consecuencias para la salud pública" (CCC, Sala II,
Causa n° 38.330, rta. 17/9/90)
Como consecuencia de la abolición adoptada, la ley reprime la administración, regenteo o sostenimiento de
las casas de tolerancia (art. 17) (Sebastián Soler, op. cit., pág. 326).
Es que, "no hay que extrañarse de que el Derecho Penal suponga una acción que llevarán a cabo otras
personas (acción que puede o no ser delictuosa) y, en cambio, castigue a quien interviene de otra manera. Eso
sucede infinidad de veces, además de la participación que, precisamente, consiste en eso. Así por ejemplo:
instigar o ayudar al suicidio (art. 83); instigar a otro a provocar o a aceptar un duelo (art. 99); inducir a un menor
a que se fugue de sus casa (art. 148); (...)" (Alfredo Molinario, op. cit., pág. 470).
Ahora bien, corresponde ahora analizar en concreto la situación que aquí se plantea en virtud del tipo penal
del art. 17. Para la elaboración dogmática del concepto de tipo, se debe atender a la conducta tipificada (pragma
típico), como también a la exclusión de tipicidad cuando no media conflictividad, como requisito o barrera
infranqueable del poder punitivo (Art. 19 CN).
En este sentido, doctrina nacional ha dicho que "los conflictos penalizados son concebibles cuando importan
lesiones a otros que se producen en la interacción humana, de modo que no existe conflictibilidad cuando hay
acciones que no lesionan a nadie, ni tampoco lo hay cuando no es posible tratarlas como pertenecientes a
alguien" (Eugenio Zaffaroni, Alejandro Slokar y Alejandro Alagia, Derecho Penal: Parte General, Ediar,
Buenos Aires, 2002, pág. 484).
"... Es decir, un pragma es típico no sólo cuando reúne los caracteres particulares exigidos por el respectivo
tipo semántico, sino también cuando es antinormativo (o sea, cuando viola la norma que se deduce del tipo) y
con ello lesiona un bien jurídico. Pero el alcance prohibitivo de esa norma no emerge sólo de su consideración
tal como se la deduce del tipo sistemático, sino también de que forma parte de un universo de normas
prohibitivas y preceptivas que deben ser consideradas como un orden normativo" (Eugenio Zaffaroni, Alejandro
Slokar y Alejandro Alagia, op. cit., pág. 484).
En este orden de ideas, toma vital importancia el concepto de bien jurídico, que exige como presupuesto del
poder punitivo la afectación de un bien jurídicamente tutelado por el derecho (constitucional, internacional,
civil, etc.).
Por lo tanto, en la situación concreta del art. 17 de la ley 12.331, además de verificarse que se haya realizado
la conducta reprimida (administrar, regentear o sostener casas de tolerancia) se debe constatar que haya
afectación del bien jurídico, que en el contexto anteriormente expuesto, no es más que la salud pública.
Pues sería inadmisible construir un bien jurídico que se erija como determinada concepción moral, en tanto
las acciones privadas de los hombres que no afectan a terceros no pueden ser reprimidas por el derecho penal.
Si bien el proxenetismo (art. 17 ley 12.331) se emparienta con otros tipos del Código Penal que reprimen la
facilitación de la corrupción y prostitución de menores y mayores, en estos casos el bien jurídico protegido es la
integridad y libertad sexual de las víctimas; característica que no se verifica en la presente causa, al ser los
denunciantes mayores de edad que manifestaron ejercer la prostitución por libre voluntad.
Por lo tanto, verificada la conducta del imputado, debe acreditarse una lesión o peligro concreto a la salud
pública. En este sentido, obran en la causa (fs. 2, 47, 48) la utilización de preservativos en los encuentros que
cada uno de los denunciantes y testigos manifestaron tener en el inmueble sito en la calle Perón.
Por lo dicho precedentemente, la sala entiende que al no verificarse lesionado bien jurídico alguno,
corresponde excluir la tipicidad de la conducta incriminada a Cristian Marcelo Chanquia.
Por lo expuesto, el tribunal resuelve: Revocar el auto decisorio de fs. 65/68, dispositivo I, mediante el cual
se procesó a Cristian Marcelo Chanquia, de las demás condiciones personales obrantes en el sumario, en orden
al delito previsto y reprimido en el artículo 17 de la ley 12.331. — Rodolfo Pociello Argerich. — Mario
Filozof. — María Laura Garrigós de Rébori

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