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INCIDENTES ESPECIALES*

Desde el punto de vista de las reglas que determinan la tramitación


que debe darse a los incidentes, éstos se clasifican ordinarios y
especiales. Los primeros son aquellos cuya substanciación está
determinada en el Título IX del Libro I del Código de Procedimiento Civil,
las normas comunes a todo procedimiento. Por lo tanto, la
reglamentación allí contenida sobre incidentes se entiende como la
regulación general aplicable, salvo regla especial en contrario.
Incidentes especiales, a su turno, son aquellos que están sometidos
a una reglamentación excepcional que, en virtud de la función particular
que cumple, el legislador atribuye un tratamiento diferenciado.
Precisamente en este carácter excepcional, es que escaparán a la
reglamentación ordinaria sólo aquellos incidentes expresamente
contenidos en la ley, que podemos enumerar taxativamente la siguiente
forma:
1) Acumulación de Autos
2) Cuestiones de Competencia
3) Implicancias y Recusaciones
4) Privilegio de pobreza,

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Material de uso exclusivo para los alumnos de la cátedra de Derecho Procesal,
Universidad de Chile, a cargo del profesor Dr. Raúl Núñez Ojeda. Versión
preliminar. No citar

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INCIDENTES ESPECIALES

5) Costas,
6) Desistimiento de la Demanda y
7) Abandono del Procedimiento.
En el mismo orden se expondrán a continuación.

1. ACUMULACIÓN DE AUTOS (Art. 92-100 CPC)


La acumulación de autos (o de procesos) es la unificación en un
único procedimiento de dos o más procesos que se tramitaban por
separado pero que, en rigor, constituyen uno solo y el mismo juicio. En
virtud de esta acumulación de autos, los diversos procesos ahora
terminarán por una única y común sentencia para mantener la unidad de
la causa.
El Código (art.92 y 93 CPC), acto seguido, enumera los casos en
que corresponde la acumulación de autos. En primer lugar, la
acumulación de autos corresponde cuando la acción o acciones entabladas
en un juicio sean iguales a las que se hayan deducido el otro, o cuadros
una y otra emanen directa e inmediatamente de unos mismos hechos. En
segundo lugar, corresponde también cuando las personas y el objeto o
material de los juicios sean idénticos, aunque las acciones sean distintas.
En tercer lugar, habrá acumulación de autos siempre que la sentencia que
haya de pronunciarse en un juicio deba producir la excepción de cosa
juzgada en otro. Y la acumulación de autos, en cuarto y último lugar,
corresponde en los casos de quiebra de acuerdo a la regulación de la
propia Ley de Quiebra (hoy parte del Código de Comercio).
Por regla general, la acumulación de autos se decreta a petición de
parte. Para efectos de solicitar así la acumulación, se consideran “partes”
aquellos que hayan sido admitidos como parte litigante en cualquiera de
los juicios cuya acumulación se pretende. La acumulación de autos podrá
además ser decretada de oficio, pero sólo cuando los procesos que se
pretende acumular se encuentran todos en el propio tribunal.

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Sólo pueden ser acumulados los autos que sean compatibles entre
sí. Deben, primero, ser juicios que se encuentren sometidos a una misma
clase de procedimientos. Así por ejemplo, podrán acumularse entre sí dos
procedimientos ordinarios de mayor cuantía; o incluso acumular a un
ordinario otro procedimiento sumario debido a que ambos son juicios
declarativos. Además deben ser procedimientos que se encuentren en
distancias análogas. En consecuencia, no se puede acumular a un proceso
que aún se encuentra en primera instancia, otro que está en apelación.
Admitida la acumulación de autos, por regla general los diversos
procesos pendientes se acumularán los más modernos en el más
antiguo1; y esos que van en estadios más avanzados se suspenderán
hasta que los más atrasados se equiparen.
Ahora bien, la acumulación de autos se tramita como un incidente
pero con ciertas reglas excepcionales. De ahí que se trate de un incidente
especial.
La acumulación, primero, puede ser solicitada en los juicios
declarativos en cualquier estadio del juicio antes de la sentencia del
término. En los juicios ejecutivos, en cambio, la acumulación puede ser
solicitada antes del pago de nominación. El tribunal ante el cual se debe
promover este incidente de acumulación es, por regla general, aquel en el
cual se substancia el proceso más antiguo.
Ahora bien, pedida la acumulación, se concederá un plazo de tres
días a la otra parte para que exponga lo que estime conveniente. Pasado
esos tres días, haya o no haya respuesta, el tribunal resolverá el incidente
especial habiendo tenido a la vista los autos (o expedientes) de los
diversos procesos cuya acumulación se pretende. Y contra esa resolución
–que acepta o rechaza la acumulación- sólo cabe apelación en el efecto
evolutivo.

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Salvo que se estén sustanciando ante tribunales de distinta jerarquía en cuyo
caso los procesos pendientes ante tribunales inferiores se acumularán a los que
están siendo sustanciados en los tribunales superiores.

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2.- CUESTIONES DE COMPETENCIA (Art. 101-112 CPC)


Las cuestiones de competencia –es decir, las disputas entre los
litigantes para determinar el tribunal al que le compete, conforme a
derecho, conocer el asunto- de dos formas: por lo que se denomina “vía
inhibitoria”, por una parte, o la “vía declinatoria”, por la otra.
Con la vía inhibitoria la cuestión de competencia se plantea primero
ante el tribunal que sí se crea competente conforme a derecho, pidiéndole
a éste que él se dirija contra el otro tribunal que en la práctica conoce
actualmente el asunto (y que se estima incompetente) y este último le
remita los autos a aquel. Con la vía declinatoria, a la inversa, se plantea
primero ante el tribunal que se cree incompetente, indicándole a éste
cuál es el tribunal que se estima sí competente conforme a derecho para
conocer el asunto, pidiéndole a aquel (el incompetente) que se abstenga
de conocer el asunto.
Las cuestiones de competencia, sea por la vía inhibitoria o
declinatoria, están ambas sujetas a las reglas de los incidentes aunque
con ciertas diferencias reglamentarias entre una y otra vía, acerca de
plazos, requisitos y recursos (leer art. 102-110). Pero poseen en común
que, mientras se encuentre pendiente el incidente de competencia, se
suspenderá el curso de la causa principal pero -y ésta es una excepción
importante- el tribunal que esté conociendo esta causa principal podrá
aún así decretar aquellas providencias que tengan un carácter de urgente,
por ejemplo, las medidas cautelares.

3.- IMPLICANCIAS Y RECUSACIONES (Art. 113-128 CPC)


Como sabemos, las implicancias y recusaciones son una serie de
hipótesis de vinculación del juez con las partes o con el objeto del litigio,
que de verificarse lo inhabilitan (pierde la competencia) para conocer el
asunto puesto en su conocimiento. Con las causales de implicancia y
recusación lo que se garantiza, en rigor, el la imparcialidad objetiva o

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negativa del juez. Pero además de los jueces propiamente tales, las
implicancias y recusaciones son exigibles también contra los abogados
integrantes de Corte y el resto de los auxiliares de la administración de
justicia, como asimismo los peritos.
Ahora bien, cuales son esas causales está taxativamente
enumeradas en el Código Orgánico de Tribunales (art. 194 y ss); pero
cómo se hacen valer (su procedimiento) es algo que, en cambio, esta
definido en el Código de Procedimiento Civil (Título XII del Libro I). En
concreto, ambas están sujetas a las reglas de los incidentes, pero existen
importantes diferencias entre una y otra precisamente derivada de la
mayor gravedad (implicancias) o menor gravedad (recusaciones) de cada
cual.
En concreto, las implicancias y recusaciones –de conocerse- deben
pedirse inmediatamente, es decir, antes de toda gestión que ataña al
fondo del negocio, o antes que comience a actuar la persona contra quien
se dirige. Si no se piden en ese plazo urgente, se entiende que renuncia a
ella salvo que se trate de una, más grave, causal de implicancia.
La implicancia (más grave) del tribunal unipersonal es obligatorio
solicitarla ante él mismo y, obviamente, su resolución es apelable. Pero si
es, en cambio, una recusación (menos grave) también de tribunal
unipersonal, es sólo facultativo solicitarla ante él (igualmente apelable si
lo rechaza) y la regla general será que se solicité ante el tribunal superior.
En el caso de tribunales colegiados, a su turno, tanto las recusaciones
como las implicancias son resueltas por el resto de los miembros no
inhabilitados o el tribunal superior. La implicancia o recusación del resto
de los subalternos, por último, se solicita ante el propio tribunal.
El incidente se plantea fundadamente, expresando la causal y
acompañando los antecedentes. Además se debe efectuar previamente un
depósito y en el evento que el incidente sea rechazado, sí o sí se
condenará en costas e incluso multas multiplicables que se imputan a ese
deposito. Pero si es aceptada al menos a tramitación, se pone en

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conocimiento del juez o funcionario para que se abstenga de conocer el


asunto y que, mientras tanto, sea subrogado por quién corresponda.
Finalmente, las resoluciones que resuelven estos incidentes de
implicancia y recusación son por regla general inapelables, salvo los dos
casos anteriores de la desestimación por tribunales unipersonales y,
agregando, la del tribunal que se inhabilita de oficio.

4.- PRIVILEGIO DE POBREZA (Art. 129 – 197 CPC)


El privilegio de pobreza es una institución que está dentro de las
facultades conservativas de los tribunales, en el sentido que por esta vía
se contribuye el acceso a la justicia a personas privadas de los recursos
económicos necesarios.
El privilegio de pobreza es una institución que se refleja en
definitiva en la resolución que lo declara o lo desecha, y esta resolución
es un auto, porque no establece derechos permanentes a favor de las
partes, toda vez que cambiando las circunstancias, puede cambiar el
sentido de la resolución, artículo 136 del Código de Procedimiento Civil.
Respecto de la persona a quien se le concede el privilegio de
pobreza, queda exenta de la obligación de pagar por los servicios
judiciales que se le presten; además está exenta de las consignaciones
judiciales, y deben ser servidas gratuitamente por los abogados o
procuradores de turno o eventualmente por las respectivas corporaciones.
Por una norma especial, al reo preso se le presume pobre, y en
consecuencia por la sola circunstancia de estar en prisión preventiva
goza, por el ministerio de la ley, de privilegio de pobreza, artículo 135.
Es importante tener presente, que todo este instituto de la defensa
de las personas sin recursos económicos suficientes, es un instituto en
revisión debido a la introducción del la Defensoría Penal Pública como
consecuencia de la reforma procesal penal, pero el estudio acabado de la
auto defensa y de la defensa técnica es propio de otro curso.

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Para obtener el privilegio de pobreza, no se requiere ser pobre de


solemnidad, sino que se requiere estar en una situación económica tal,
que no sea posible soportar razonablemente los costos del respectivo
juicio.
El privilegio de pobreza podrá solicitarse en cualquier estado del
juicio y aún antes de su iniciación, y deberá ser solicitado al tribunal que
corresponda conocer en única o en primera instancia del asunto en que
haya de tener efecto. Debe tramitarse en cuaderno separado y debe
solicitarse con motivos fundados.

5.- LAS COSTAS (Arts. 138 – 147 CPC)


Las costas, son una carga pecuniaria que deben soportar las partes,
y la regla general es que durante el curso del respectivo juicio, las costas
sean soportadas por la respectiva parte que incurio en ella. Hay también
ciertas costas que son comunes, como los honorarios de un perito
designado como medida para mejor resolver, y en tal evento las partes
durante el juicio pagarán a este perito por mitades.
Sin embargo, no obstante que estos desembolsos iniciales gravan a
la parte que incurrió en ellos, el legislador contempla un mecanismo para
resarcirse de todos esos desembolsos, y que en el fondo significan que la
parte que incurrió en el desembolso puede ser restituida o reembolsada
por la parte contraria si efectivamente ha sido condenada en costas; o
sea, la obligación de reembolsar costas no se deriva necesariamente de
todo el juicio, sino que se deriva de la condena que se imponga al
responsable.
Hay una cuestión que tiene una importancia sustancial, porque la
condenación en costas guarda relación con la prestación de servicios
profesionales y guarda relación con otro instituto que se denomina Litis
expensas.
El tema de las costas, cuando ha mediado condenación en costas,
vincula a las partes litigantes entre sí, en el sentido de que una debe

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reembolsar a la otra los desembolsos o costas en que incurrió, pero no


vincula a los representantes de las partes con la parte contraria, ni regula
las relaciones de las respectivas partes con sus abogados y mandatarios.
Esto significa que el abogado de una parte en cuyo favor se declaró el
derecho a ser reembolsado, no tiene acción directa en contra de la parte
contraria; y por otra parte, que los compromisos que haya contraído la
parte con sus respectivos abogados o mandatarios no son incluidos ni
determinados por las costas que se exigen en el respectivo juicio.
Si un apoderado o abogado de la parte recibe costas, se entiende
que las recibe para su mandante, que es el beneficiario de dicha
condenación, artículo 139 inciso final.
La condenación en costas puede producirse respecto del juicio todo,
puede producirse también en ciertos y determinados recursos procesales,
en contra de quien los ha interpuesto y han sido rechazados; Incluso
tratándose de ciertos recursos procesales la condenación en costas es
necesaria para el pernicioso, como ocurre en el caso del recurso de
casación.
Las costas pueden ser impuestas para el incidentista, cuando no
obtiene el incidente que promueve.
Es importante destacar la norma del artículo 139 del C. P. C. ya
que distingue entre las costas procesales y las personales.
Costas Procesales: Son las causadas por los funcionarios auxiliares
de la administración de justicia, que prestan los servicios
correspondientes. Estas costas se determinan de acuerdo a los aranceles
judiciales que fija al efecto el poder judicial., también constituyen costas
procesales cualquier otro tipo de desembolsos que pudiera haber
ocurrido, como por ejemplo, el pago por la confección de exhortos,
copias, etc.
Costas Personales: Son aquellas que se causan por los servicios de
carácter personal que se prestan a las partes; y estos son normalmente
los servicios que prestan los abogados y los procuradores. Pero también

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se entienden comprendidos otros honorarios, como los de los peritos que


hayan pagado la parte respectiva.
Esta distinción entre las costas procesales y personales tiene
importancia por el hecho de que el monto de ellas se fija por diferentes
métodos, así tratándose de costas procesales son determinadas por el
secretario del respectivo tribunal, en cambio tratándose de las costas
personales ellas son fijadas por el propio tribunal, o sea, es el juez de la
causa el que las fija, artículo 140 inciso 2º C. P. C.
En relación con este mismo tema, debemos señalar que los
defensores públicos, en ciertos y determinados casos, pueden asumir la
representación de las personas a quien la ley les encomienda velar por
sus intereses, y en tal evento ellos merecen honorarios por su actuación,
y en caso de que hayan honorarios, también se consideran estos como
costas personales, artículo 139 del C. P. C. en relación con el artículo 367
del C. O. T.
El artículo 138 del C. P. C. señala que la condenación en costas
conlleva, a petición de parte, a la respectiva tasación de costas. Por su
parte, el artículo 140 dispone que sólo se consideran las costas útiles.
Practicada la tasación de costas procesales y personales, hay un término
de citación de 3 días, para que las partes litigantes puedan impugnar la
tasación, artículo 141.
Producida la objeción, el tribunal la resuelve de plano o le da
tramitación incidental, y será en consecuencia una sentencia
interlocutoria, la que se pronuncie en definitiva sobre la impugnación
correspondiente, artículo 142.
La tasación de costas es una resolución que vincula a las parte
litigantes entre sí, pero no vincula a las personas que hayan prestado sus
servicios a las partes litigantes, como sus respectivos abogados y
procuradores, los que tienen como fuente de remuneración su contrato
respectivo, o a falta de este, una sentencia judicial que fije sus honorarios
en un procedimiento especial, que es el juicio de fijación de honorarios.

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La regla general es que quien ha sido vencido en un juicio o en un


incidente, debe ser el condenado al pago de las costas. Sin embargo, no
obstante haber sido totalmente vencido en el juicio, las parte puede ser
eximida del pago de costas cuando se estime que ha tenido motivo
plausible para litigar, o sea, que no ha sido un litigante temerario sino
que ha habido un principio, a primera vista, que justifica el haber pedido
la intervención de la justicia, artículo 144.
Esto también es aplicable como principio general, a los incidentes
de manera que su se promueve un incidente, también el tribunal puede
eximir del pago de las costas si ha sido plausible la promoción de dicho
incidente.
Con todo esta disposición hay que relacionarla con el artículo 147,
el que señala que si el incidente es de carácter dilatorio, calificación que
el tribunal hará, precisa y necesariamente debe sobrevenir condenación
en costas para el articulista (o sea, el que promueve el incidente).
El artículo 145 es una disposición que se refiere a todas las costas
(procesales y personals) del recurso de apelación, permitiendo que el
tribunal exima de su pago.
El artículo 146 se refiere claramente al pago de las costas de los
recursos procesales, y señala que si quien ha conocido del recurso
procesal es un tribunal colegiado, y ha habido algún voto disidente en
beneficio del recurrente, éste no podrá ser condenado en costas. Y esto
es lógico, porque significa que el recurrente tenía motivo plausible para
recurrir, y en consecuencia no merece sanción.
Sin embargo esta norma tiene calificadas excepciones, como es el
caso del recurso de casación, donde en caso de rechazo debe sobrevenir
necesariamente condenación en costas, no obstante la existencia de voto
disidente; y también tratándose del recurso de protección se puede
imponer condenación en costas no obstante la existencia de voto
disidente.

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La disposición del artículo 28 antes de su modificación el año 1985


y 1993, establecía una responsabilidad solidaria entre las partes y su
procurador, respecto del pago en costas; esta solidaridad, de alguna
manera, era incompatible con el derecho a la asistencia jurídica, por eso
se modificó la norma, señalando el nuevo artículo 28 que se responde
solidariamente sólo de las costas procesales.
En otros ordenamientos jurídicos se permite que el juez de la
causa, frente a ciertas y determinadas acciones, pueda de oficio o a
petición de parte, exigir un déposito o causión previa. En nuestro
ordenamiento, esta norma no existe, y quizás sería interesante de
establecer para evitar aventuras procesales y acciones temerarias, que se
sabe no tendrán ningún resultado.

- Las Litis Expensas: El artículo 136 del Código Civil, regula las litis
expensas, dentro del título que regula las relaciones recíprocas de los
cónyuges, quienes se deben auxilio entre sí, para ejercer debidamente
sus respectivos juicios.
Esta norma contiene el principio que, cuando el matrimonio se rige
por las normas de la sociedad conyugal, el marido debe auxiliar a la
mujer para la litis, en cualquier juicio del marido en contra de la mujer o
de la mujer en contra del marido.
Es la jurisprudencia la que ha sido más clara en este aspecto, y no
así la ley.
La litis expensas son una previsión o perspectiva de lo que podrían
ser las costas de la causa, de suerte que el tribunal que fijas las litis
expensas, sigue los mismos principio que rigen en materia de costas.
Puede ocurrir, naturalmente, que las costas sean superiores o
inferiores a las litis expensas, pero de todas maneras estas costas deben
guardar relación general con lo que pueden ser las costas definitivas.

6.- DESISTIMIENTO DE LA DEMANDA (Art. 148 – 151 CPC):

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El desistimiento de la demanda es el acto jurídico procesal


unilateral del demandante que puede efectuarse luego de la notificación
de la demanda y en cualquier estado del juicio, en virtud del cual
manifiesta al tribunal su voluntad de renunciar a la pretensión deducida
en la demanda y no continuar con la tramitación del procedimiento, para
los efectos de que el tribunal la acoja mediante la dictación de una
resolución, previa la tramitación del respectivo incidente. En el
desistimiento de la demanda, el efecto principal es la pérdida o extinción
de la pretensión del actor, y de allí que sólo puede hacerse valer desde
que se produce la existencia del proceso, esto es, desde la notificación de
la demanda.
El desistimiento de la demanda es un acto jurídico procesal que
consiste en una manifestación de voluntad del actor en cuanto a renunciar
a la pretensión hecha valer en el proceso. En cambio, el retiro de la
demanda es un mero acto material del demandante, que solo produce el
efecto de estimar que nunca se ha presentado la demanda, pero que al no
importar una renunciar de la pretensión contenida en ella, permite al
actor volver a hacerla valer con posterioridad por medio de la
interposición de una nueva demanda.
El desistimiento de la demanda puede efectuarse después de
notificada la demanda y en cualquier estado del juicio, hasta que no se
encuentre ejecutoriada la sentencia que se hubiere pronunciado en el
procedimiento. Esto quiere decir que el demandante se puede desistir de
su acción tanto en primera como en segunda instancia, e incluso, ante la
Corte Suprema, como acontecería en casos que ella estuviere conociendo
de un recurso de casación en la forma o en el fondo.
El sujeto del desistimiento de la demanda es el demandante. Se
trata de un acto jurídico procesal que puede ser ejercido exclusivamente
por aquel que hubiere hecho valer la pretensión en el proceso dado que
importa una renuncia que se formula respecto de ella, artículo 148 del
CPC.

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El escrito del demandante en el cual se formula el desistimiento de


la demanda debe ser tramitado de acuerdo con las reglas generales que
estudiamos cuando vimos los incidentes ordinarios, debiendo por ello
conferirse traslado al demandado. El demandado frente al desistimiento,
puede adoptar las siguientes actitudes: (i) No evacuar el traslado
conferido, guardando silencio: En este caso, trascurrido el plazo fatal de
tres días que tiene el demandado para ese efecto, el tribunal deberá
pronunciarse respecto del desistimiento de la demanda de acuerdo a las
reglas generales; (ii) Oponer excepciones al desistimiento de la demanda,
solicitando que el desistimiento de la demanda no sea aceptado o que se
acepte parcialmente. En este caso, dispone el artículo 149 del CPC, que:
“Si se hace oposición al desistimiento o sólo se acepta condicionalmente,
resolverá el tribunal si continúa o no el juicio, o la forma en que debe
tenerse por desistido el actor”.
La resolución que acepta el desistimiento de la demanda se ha
estimado que es una sentencia interlocutoria de primera clase, porque
falla un incidente estableciendo derechos permanentes a favor de las
partes, los que en este caso están representados por la extinción o
pérdida de la pretensión hecha valer en el proceso. La resolución que no
da lugar al desistimiento de la demanda, se ha estimado que tiene la
naturaleza jurídica de un auto, ya que resuelve sobre el incidente no
estableciendo derechos permanentes a favor de las partes. Rechazado el
desistimiento de la demanda, puede volverse a formularse éste con
posterioridad por parte del demandante, ya que los autos no producen
cosa juzgada. Debiendo en todo caso, promoverse el nuevo desistimiento
sobre bases o condiciones diferentes.
Los efectos del desistimiento se encuentran contemplados en el
artículo 150 del CPC, el cual prescribe sobre la materia, que: “La
sentencia que acepte el desistimiento, haya o no habido oposición,
extinguirá las acciones a que él se refiera, con relación a las partes

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litigantes y a todas las personas a quienes habría afectado la sentencia


del juicio a que se pone fin”.
De forma que, los efectos del desistimiento son:
a. Extingue las pretensiones que se hubieren hecho valer
en la demanda o en la reconvención: Como sabemos, la resolución
que acoge el desistimiento es una sentencia interlocutoria, de
primer grado, que pone término al juicio. Por consiguiente, una vez
que tal resolución se encuentre ejecutoriada producirá el efecto de
cosa juzgada (Artículo 175 del CPC). Esa resolución producirá
acción y excepción de cosa juzgada, para lo cual será necesaria la
concurrencia de la triple identidad (Artículo 177 del CPC). Sin
embargo, el efecto de cosa juzgada consagrado en el artículo 150
del CPC, no sólo afecta a las partes del procedimiento, sino que a
todos a quienes hubiera podido afectar la sentencia del juicio al que
se le pone término por esta vía, lo que se denomina: “efecto reflejo
de la sentencia”.
b. Termina el Procedimiento: El desistimiento de la
demanda, si se produce respecto de todas las pretensiones hechas
valer en la demanda, pone fin al procedimiento, dado que no
existirá conflicto respecto del cual deba pronunciarse el tribunal. Si
el desistimiento se verifica sólo respecto de una de las varias
pretensiones hechas valer o sólo por el demandado respecto de la
reconvención, el término del procedimiento se producirá solo
respecto de esas pretensiones, pero deberá continuar adelante
respecto de las otras.
El desistimiento de la reconvención, esto es, la demanda del
demandado, tiene una tramitación diferente al desistimiento de la
demanda. En efecto, la presentación del escrito de desistimiento de la
demanda genera siempre un incidente, debiendo proveerse el escrito
confiriéndose traslado al demandado. En cambio, el desistimiento de la
reconvención debe ser proveído teniéndose por aceptado, con citación del

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demandante. En consecuencia la providencia que se dicta respecto del


escrito de desistimiento de la reconvención, es: “como se pide, con
citación”. En consecuencia, en este caso, sólo se generara un incidente,
en la medida en que el demandante dentro del plazo de tres días se
oponga a que se acepte el desistimiento de la reconvención formulada por
el demandante, artículo 151 del CPC.

7.- ABANDONO DEL PROCEDIMIENTO (Art. 152 – 157 CPC)


El abandono del procedimiento se encuentra regulado como
incidente especial en el Título XVI del Libro I del CPC (Artículos 152 a
157)
El abandono del procedimiento es un incidente especial, en virtud
del cual se declara por el tribunal como sanción el termino del
procedimiento, a petición del demandado, por haber permanecido
inactivas todas las partes por el término previsto por el legislador,
contado desde la fecha de la última resolución recaída en una gestión útil,
sin que se produzca la extinción de las pretensiones o excepciones hechas
valer en él.
Los requisitos del abandono del procedimiento son:
a. Inactividad de las partes:
El artículo 152 del CPC, dispone que el procedimiento se entiende
abandonado, cuando todas las partes que figuran en el juicio han cesado
en su prosecución durante seis meses, contados desde la fecha de la
última resolución recaída en alguna gestión útil para dar curso progresivo
a los autos. La inactividad que puede ser sancionada en el procedimiento
debe verificarse porque ninguna de las partes, incluidos los terceros que
han intervenido en él, han realizado durante el plazo que prevé el
legislador alguna actuación que tenga por objeto darle curso progresivo a
los autos. Se entiende por diligencia útil la que tiene por objeto permitir la
prosecución del procedimiento, o sea, aquellas que tienden a que el
procedimiento llegue al estado de sentencia.

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b. Transcurso del plazo de inactividad establecido en la


ley.
La inactividad en el procedimiento debe haberse prolongado por el
término de seis meses, plazo que se cuenta desde la última providencia
que se hubiere dictado en el procedimiento. Sobre esta materia es
necesario los siguientes alcances: (i) La voz resolución que se emplea
debe ser entendida en un sentido amplio, y genérico, comprensivo de
toda clase de resoluciones judiciales; (ii) El plazo de seis meses para
declarar el abandono del procedimiento se cuenta desde la fecha de
dictación de la última resolución, no siendo necesario la notificación de
ella; (iii) Dado que el plazo del abandono es de seis meses, no se
descuentan los días inhábiles y de acuerdo con nuestra jurisprudencia el
plazo de seis meses no se suspende para su computo durante el feriado
judicial, (iv) El término ordinario de seis meses para declarar el abandono
del procedimiento se reduce bastante para su declaración en otros
procedimientos. Así, en el juicio de mínima cuantía el plazo para declarar
el abandono es de tres meses (Artículo 709 del CPC); en las implicancias
y recusaciones el plazo para declarar el abandono del incidente es de diez
días (Artículo 123 CPC); en el abandono de la acción penal privada el
plazo es de treinta días continuos, abandono que produce el efecto de
extinguir la pretensión penal privada, pudiendo dictarse incluso de oficio
por parte del tribunal (Artículo 587 del CPC y 402 del NCPP).
c. Petición del demandado.
El abandono del procedimiento no es una sanción que pueda ser
declarada de oficio por parte del tribunal, sino que sólo a petición de
parte. Tratándose del abandono del procedimiento, el sujeto legitimado
para solicitarlo es el demandado, artículo 153 inciso 1° del CPC.
d. Inexistencia de renuncia del abandono por parte del
demandado.
Concurrido los requisitos que hacen procedente la declaración del
abandono, el demandado debe alegar el abandono inmediatamente de

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INCIDENTES ESPECIALES

reiniciado el procedimiento, ya sea por la vía de la acción o de excepción.


Si reiniciado el procedimiento luego de transcurridos seis meses desde la
última resolución recaída en una gestión útil, el demandado no alega el
abandono, se entiende que se ha producido la renuncia por parte del
demandado a su derecho de alegar el abandono.
El titular para reclamar el abandono del procedimiento es el
demandado por la vía de la acción o de la excepción.
Se alega el abandono por la vía de la acción, cuando configurados
los requisitos que hacen procedente el abandono, el demandado solicita al
tribunal que formule la declaración de éste. Ejemplo de esta situación,
seria aquella que se ha dictado la resolución que recibe la causa a prueba
y han pasado seis meses sin que se haya verificado la notificación por
cédula a las partes de dicha resolución, concurriendo el demandado a
solicitar que se declare el abandono.
Se alega el abandono del procedimiento por vía de excepción,
cuando configurados los requisitos que hacen procedente el abandono, el
demandante realiza cualquiera gestión en el procedimiento para
reiniciarlo, debiendo alegar primeramente frente a ello el demandado que
se declare el abandono del procedimiento. En este caso, el abandono se
alega por el demandado como una reacción inmediata frente a la gestión
que se realiza por el demandante destinada a dar curso progresivo a los
autos, luego de transcurrido el plazo de seis meses contados de la última
gestión útil realizada en el proceso. Ejemplo de esta situación, sería
aquella en que han pasado seis meses de la resolución que recibe la
causa a prueba, y el demandante promueve un incidente de nulidad
procesal. El demandado antes de evacuar el traslado del incidente de
nulidad, debe alegar como excepción el abandono del procedimiento,
dado que si evacua el traslado podría sostenerse que renunció a su
derecho a alegar el abandono conforme a lo previsto en el artículo 155 del
CPC.

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INCIDENTES ESPECIALES

Ahora bien, los requisitos que hacen procedente la declaración del


abandono del procedimiento se pueden configurara desde que existe
juicio, esto es, desde que se ha notificado la demanda al demandado,
hasta que se haya dictado sentencia ejecutoriada en la causa. Al efecto,
dispone el artículo 153 del CPC, que el abandono podrá hacerse valer sólo
por el demandado, durante todo el juicio y hasta que se haya dictado
sentencia ejecutoriada en la causa. De acuerdo con ello, los requisitos que
hacen procedente el abandono del procedimiento pueden configurarse
tanto en la primera instancia, en la segunda instancia e incluso ante la
Corte Suprema, si se encuentra conociendo de un recurso de casación. En
caso que se declare el abandono del procedimiento en segunda instancia,
la sanción consiste en la pérdida de todo lo actuado tanto en la primera
como en la segunda instancia, esto es, todo lo actuado en el
procedimiento, y no sólo la sanción opera respecto de la segunda
instancia. De acuerdo con ello, resulta acertado que se haya sustituido
por la Ley N ° 18.705 la denominación de la institución de abandono de la
instancia por la de abandono del procedimiento. Sin embargo, debemos
tener presente que respecto del recurso de apelación puede concurrir
para sancionar la inactividad de las partes otra institución que posee
requisitos y genera efectos distintos como es la prescripción del recurso
de apelación.
Corresponde conocer del abandono del procedimiento al tribunal de
única, primera o segunda instancia ante el cual se hubieren configurado
los requisitos que hacen procedente dicha declaración.
De conformidad a lo previsto en el artículo 154 del CPC, la petición
de abandono del procedimiento, se tramitará como incidente, sea que se
hubiere alegado por el demandado vía acción o de excepción. En
consecuencia, del escrito en el cual se alegue por el demandado el
abandono del procedimiento debe conferírsele traslado al demandante.
Este incidente reviste el carácter de previo y especial pronunciamiento,
por lo que se suspende el curso del procedimiento mientras no se

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INCIDENTES ESPECIALES

resuelva. Para determinar la naturaleza jurídica de la resolución que se


pronuncia acerca de la solicitud de abandono del procedimiento, debemos
distinguir entre la resolución que lo declara y aquella que lo rechaza.
La resolución que declara el abandono del procedimiento es una
sentencia interlocutoria de primera clase. Porque falla un incidente
estableciendo derechos permanentes a favor de las partes, lo que es este
caso, están representados por la pérdida de lo actuado en el
procedimiento y la imposibilidad de continuar con la tramitación de éste,
pero dejando a salvo las pretensiones y excepciones que se hubieren
hecho valer en el procedimiento abandonado.
La resolución que rechaza la solicitud de abandono del
procedimiento se ha estimado que tiene la naturaleza jurídica de un auto,
ya que resuelve sobre un incidente no estableciendo derechos
permanentes.
Una vez dictada y ejecutoriada la resolución que declara
abandonado el procedimiento se produce el efecto de terminar el
procedimiento abandonado y la pérdida del procedimiento y todas las
consecuencias que éste haya generado. Sobre la materia dispone el
artículo 156 del CPC, que no se extinguirán por el abandono las acciones
o excepciones de las partes, pero éstas perderán el derecho de continuar
el procedimiento abandonado y de hacerlo valer en un nuevo juicio.
Subsistirán, sin embargo, con todo su valor los actos y contratos de que
resulten derechos definitivamente constituidos.
En consecuencia, el efecto que general el abandono del
procedimiento es que las partes pierden el derecho de continuar con el
procedimiento abandonado, el que termina con motivo de dicha
declaración una vez que ella se encuentre ejecutoriada, y las partes no
pueden hacer valer en un nuevo juicio las actuaciones que se hubieren
realizado en el procedimiento abandonado.
En consecuencia, declarado el abandono del procedimiento se
entiende que no se ha producido la interrupción civil de la prescripción,

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INCIDENTES ESPECIALES

dado que el efecto que se genera con la notificación válida de la demanda


en el procedimiento se pierde al aplicarse dicha sanción procesal. No
obstante, el efecto de ineficacia de los actos del procedimiento que se
genera con la declaración del abandono del procedimiento se salva
determinadas actuaciones, como son a saber:
- No se entenderán extinguidas por el abandono
las acciones o excepciones de las partes, pero éstas
perderán el derecho de continuar el procedimiento
abandonado y de hacerlo valer en un nuevo juicio, artículo
156 inciso 1° del CPC, y
- Subsistirán sin embargo, con todo su valor los
actos y contratos de que resulten derechos definitivamente
constituidos, artículo 156 inciso 2° del CPC. Ejemplo de actos
que perviven son el mandato, los derechos provenientes de
un avenimiento, etc.-

Situaciones especiales de abandono del procedimiento:


- El abandono del procedimiento en el juicio ejecutivo.
Gestiones preparativas de la vía ejecutiva: De conformidad a lo
previsto en el artículo 153 del CPC, para que se declare el abandono del
procedimiento es necesario que exista un juicio, el que se entiende existir
desde la notificación válida de la demanda. De acuerdo con ello, se ha
declarado que no procede declarar el abandono del procedimiento en los
casos de preparación de la vía ejecutiva por reconocimiento de forma o
confesión de deuda o en la notificación de protesto de letra, cheque, o
pagaré ya que dichas diligencias no constituyen un juicio.
- El abandono del procedimiento en el cuaderno ejecutivo:
En caso que se hubieren opuesto excepciones por el ejecutado en el
cuaderno ejecutivo, el abandono del procedimiento se rige por las reglas
generales y en este podrán ser declarado cuando todas las partes que
figuren en él hubieren cesado en su prosecución durante seis meses

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INCIDENTES ESPECIALES

conforme a lo previsto en el artículo 152 del CPC. Debemos tener


presente que si existe pluralidad de ejecutados, aquella ejecutado que no
hubiere opuesto excepciones ni podrá alegar el abandono de acuerdo con
las reglas generales dado que el mandamiento de ejecución y embargo
hace las veces respecto de él de sentencia definitiva ejecutoriada.
- El abandono del procedimiento en el cuaderno de apremio: Con
anterioridad a la dictación de la Ley N ° 18.705, si el ejecutado no había
opuesto excepciones o habiéndose opuesto excepciones se habían
rechazado por sentencia definitiva ejecutoriada no era posible declarar el
abandono del procedimiento por haberse puesto término al
procedimiento. A partir de la modificación del artículo 153 del CPC, por la
Ley N ° 18.705 el ejecutado puede solicitar el abandono del
procedimiento en el cuaderno de apremio, luego de haberse dictado
sentencia definitiva ejecutoriada que rechace las excepciones del
ejecutado o si éste no hubiere opuesto excepciones en cuyo caso el
mandamiento de ejecución y embargo hace las veces de sentencia
ejecutoriada. Al efecto, dispone el inciso segundo del artículo 153 del
CPC, que: “en los procedimientos ejecutivos el ejecutado podrá, además
solicitar el abandono del procedimiento, después de ejecutoriada la
sentencia definitiva o en el caso del artículo 472”. En este caso, el plazo
para declarar el abandono del procedimiento será de tres años contados
desde la fecha de la última gestión útil, hecha en el procedimiento de
apremio, destinado a obtener el cumplimiento forzado de la obligación,
luego de ejecutoriada la sentencia definitiva o vencido el plazo para
oponer excepciones en su caso.
En el evento que la última diligencia útil sea de fecha anterior, el
plazo se contará desde la fecha en que quedó ejecutoriada la sentencia
definitiva o venció el plazo para oponer excepciones. Un ejemplo claro en
que se presenta esta situación sería el caso en el cual se practicó el
embargo, luego de efectuado el requerimiento de pago, y el ejecutado no
opuso excepciones dentro del plazo legal. En este caso, no obstante que

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INCIDENTES ESPECIALES

el embargo se practicó en el cuaderno de apremio con anterioridad al


vencimiento del plazo para oponer excepciones, el cómputo del plazo de
los tres años se debe efectuar desde la fecha en la cual venció el plazo
para oponer excepciones. En este caso de abandono del procedimiento,
debemos entender por gestiones útiles a realizarse en el cuaderno de
apremio todas aquellas actuaciones que manifiestan la decisión del
acreedor de obtener el cumplimiento forzado de la obligación. Como
ejemplo, de gestiones útiles en el cuaderno de apremio podemos señalar
las siguientes; la solicitud de ampliación del embargo; la solicitud de
retiro de especies; el escrito del martillero presentado al tribunal dándose
por notificado de su designación; el otorgamiento de auxilio de la fuerza
pública para efectuar el retiro de especies; todas las actuaciones
tendientes a lograr el remate de los bienes embargados, etc.
En cuanto a la oportunidad hasta la cual se puede solicitar el
abandono del procedimiento en el cuaderno de apremio, debemos
entender que ello es posible sólo hasta que se hubieren adjudicados los
bienes embargados, momento en el cual se debe entender terminado el
procedimiento de apremio. La solicitud de abandono del procedimiento se
tramita como incidente. No obstante, en estos casos, si se declara el
abandono del procedimiento sin que medie oposición del ejecutante, éste
no será condenado en costas. En consecuencia, si el ejecutante no evacua
el traslado que se le confiere respecto de la petición del ejecutado de
declarar abandonado el procedimiento por la paralización de la
tramitación del cuaderno de apremio o evacuar el traslado allanándose a
la petición, el ejecutante no debe ser condenado en costas por el tribunal.
En cuanto a los efectos de la declaración del abandono del procedimiento
en el cuaderno de apremio debe entenderse que pone término a la
tramitación de éste, por lo que debe procederse a alzar el embargo y
restituir los bienes del ejecutado.
- El abandono del procedimiento en las tercerías del juicio
ejecutivo:

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INCIDENTES ESPECIALES

Si sostenemos que las tercerías importan un proceso independiente


y distinto al juicio ejecutivo, porque se hace valer un conflicto diverso al
que se plantea en él, y que dichas tercerías se tramitan normalmente en
un cuaderno separado del juicio ejecutivo, sin suspender nunca el curso
del cuaderno ejecutivo o principal, y sólo excepcionalmente generan la
suspensión de la tramitación del cuaderno de apremio, cabría aplicarles a
las tercerías para declarar su abandono la regla general prevista en el
artículo 152 del CPC. De acuerdo con ello, procederá que se declare el
abandono de la tercería si todas las partes permanecen inactivas en la
prosecución del cuaderno de tercería, transcurridos los seis meses
contados desde la última providencia recaída en una gestión útil realizada
en el cuaderno de tercería. En este caso, debemos entender como
demandados en la tercería tanto al ejecutante como al ejecutado para los
efectos de solicitar el abandono del procedimiento respecto de la tercería.

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