Noviembre-Diciembre de 1999

El año

¿Peligro o
paraíso?
La Navidad: ¿Cuál es su verdadero significado?
Puedes decir NO y aun así conservar tus amigos
 C o n t e n i d o
Artículo especial
El año 2000: ¿Peligro o paraíso? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
Existen dos puntos de vista con respecto al año 2000. La mayoría de los
pronósticos están divididos entre los pesimistas, que anuncian el día del
juicio final, y los optimistas, que prevén un maravilloso porvenir. Natu-
ralmente, estas perspectivas divergentes provocan sendas preguntas crí-
ticas: Al acercarnos al año 2000, ¿se encuentra el mundo al borde de
una crisis profunda? ¿O servirá ese crítico año como un trampolín que
nos impulse hacia un glorioso futuro?

La Navidad: ¿Cuál es su verdadero significado?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1

Según la Biblia, ¿es lícito que un creyente celebre fiestas religiosas que no hayan sido establecidas
por Dios? Más concretamente, ¿podemos justificar el hecho de que los cristianos celebren la Navidad?
La promesa del Reino de Dios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
Jesucristo y los apóstoles predicaron el evangelio —las buenas nuevas— del Reino de Dios. ¿En qué
consiste exactamente este Reino? Existen muchas ideas al respecto. Algunos creen que el Reino de Dios
es la Iglesia; otros lo definen como un concepto etéreo que se encuentra dentro de los cristianos; y hay
quienes piensan que es la bondad propia de la humanidad. Pero ¿qué nos dice la Biblia al respecto?
¿Qué es, realmente, el Reino de Dios?
¿Cuán importante es el verdadero evangelio?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
Hace cerca de dos mil años, Jesucristo, el Hijo mismo de Dios, vino a anunciar que luego de un período de
tremendas calamidades mundiales vendría un tiempo maravilloso. Este anuncio, denominado el evangelio,
significa “buenas nuevas”; son las buenas noticias que la humanidad necesita tan desesperadamente.
Isaías: Profeta de una nueva mentalidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
El profeta Isaías abogó por una nueva forma de pensar, una nueva mentalidad. Sus escritos reflejan
el evangelio del Reino de Dios más que cualquier otro libro del Antiguo Testamento.
Puedes decir “no” y aun así conservar tus amigos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
¿Cuán a menudo te has encontrado en una situación en que debes decir “no”, y aunque quieres, no
lo haces por temor a lo que pensarán los demás? Para muchos de nosotros, tales circunstancias son
frecuentes . . . demasiado frecuentes. ¿Cómo podemos superar estas situaciones? ¿Cómo podemos
dejar de obrar en contra de nuestros principios?

Noviembre-Diciembre de 1999 • Volumen 4, Número 6
Las Buenas Noticias es una publicación bimestral de la Iglesia de Dios Unida, una
Asociación Internacional, P.O. Box 541027, Cincinnati, Ohio 45254-1027, EE.UU.
Edición en inglés:
Director: Scott Ashley
Director de arte: Shaun Venish
Edición en español:
Director general: Leon Walker
Director: Donald Walls
Colaboradores especiales: Pablo Dimakis Santín,
Ralph D. Levy, Bernabé F. Monsalvo,
Catalina Roig de Seiglie, Dionisio R. Velasco
Cuerpo editorial:
Jerold Aust, John Bald, Dixon Cartwright, Roger Foster,
Bruce Gore, Paul Kieffer, Graemme Marshall, John R. Schroeder,
Richard Thompson, David Treybig, Lyle Welty, Dean Wilson
Consejo de Ancianos de la Iglesia de Dios Unida:
Gary Antion, Aaron Dean, Robert Dick,
Roy Holladay, John Jewell, Victor Kubik,
Dennis Luker, Les McCullough, Burk McNair,
Richard Thompson, Leon Walker, Donald Ward
Salvo indicación contraria, las citas bíblicas son de la versión Reina-Valera,
revisión de 1960.
Suscripciones: Esta revista se envía gratuitamente a toda persona que la solicite. El
precio de las suscripciones ha sido pagado por los miembros de la Iglesia de Dios
Unida y otros colaboradores que voluntariamente contribuyen al respaldo de esta
labor. Para obtener una suscripción gratuita, envíe su solicitud a la dirección más cer-
cana a su domicilio.
Envíe sus comentarios, preguntas o solicitudes
a cualquiera de estas direcciones:
Argentina: Casilla 20 • Sucursal 2 • 8000 Bahía Blanca, B.A.
Bolivia: Casilla 8193 • Correo Central • La Paz
Chile: Casilla 10384 • Santiago
El Salvador: Apartado Postal 2499 • 01101 San Salvador
Estados Unidos: P.O. Box 458 • Big Sandy, TX 75755-0458
Guatemala: Apartado Postal 1064 • 01901 Guatemala
México: Apartado Postal 92-125 • 08501 México, D.F.
Perú: Apartado 18-0766 • Lima
Internet:
Página principal: www.ucg.org
Página de México: www.unidamex.org
 La Navidad
¿Cuál es su verdadero significado?
S egún la Biblia, ¿es lícito que un
creyente celebre fiestas religio-
sas que no hayan sido estableci-
das por Dios? ¿Le agrada a Dios
que usemos formas de adoración
cuyo origen se encuentra en ceremonias
paganas, con tal que las adaptemos para
adorarlo a él? ¿Es el Nuevo Testamento
más “liberal” que el Antiguo, de manera
que nos permite hacer caso omiso de las
instrucciones que anteriormente Dios nos
dio para adorarlo? Más concretamente,
¿podemos justificar el hecho de que los
cristianos celebren la Navidad?
Examinemos este tema a la luz de lo
que dicen las Sagradas Escrituras y la his-
toria respecto a la celebración de la Navi-
dad y sus costumbres.
Cuando el apóstol Pablo habló acerca
de cuán flexibles deben ser los cristianos
en estos aspectos, indicó: “No os unáis
en yugo desigual con los incrédulos; por-
que ¿qué compañerismo tiene la justicia
con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz
con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cris-
to con Belial? ¿O qué parte el creyente
con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay en-
tre el templo de Dios y los ídolos? Por-
que vosotros sois el templo del Dios vi-
viente, como Dios dijo: Habitaré y anda-
ré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán
mi pueblo. Por lo cual, salid de en medio
de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no
toquéis lo inmundo; y yo os recibiré”
(2 Corintios 6:14-17).
Los días de adoración
no han cambiado
En realidad, el Nuevo Testamento es
tan enfático al rechazar las creencias y
costumbres paganas como lo es el Anti-
guo. No existe un solo ejemplo en el
Nuevo Testamento de nuevas festivida-
des religiosas que se hayan establecido
en honor de Cristo. El Nuevo Testamen-
to fue escrito durante un período de 60 a
70 años; sin embargo, no encontramos en
sus páginas ninguna prueba de que se
Por Mario Seiglie
haya dado instrucción alguna para esta-
blecer nuevos días de adoración.
Todo lo contrario, las Escrituras mues-
tran que los cristianos continuaron obser-
vando —en forma ininterrumpida— las
fiestas que Dios ordenó en el Antiguo
Testamento (las cuales se enumeran en
Levítico 23), pero con mayor entendi-
miento espiritual que antes. La Ency-
clopædia Britannica dice: “La santidad
de ciertos días especiales era una idea que
no existía en la mente de los primeros
cristianos . . . [ellos] continuaron obser-
vando los festivales judíos, aunque con
un nuevo énfasis, como conmemoracio-
nes de acontecimientos que aquellos fes-
tivales habían prefigurado” (tomo 8,
p. 828, 11a edición).
Para los primeros cristianos era obvio
que debían continuar observando las fies-
tas santas ordenadas en la Biblia, que
ahora estaban enfocadas en las interven-
ciones de Jesucristo a favor de la humani-
dad en el pasado, el presente y el futuro.
En la Biblia encontramos instrucciones
precisas contra el uso de prácticas paga-
nas para adorar al Dios verdadero. Él fue
muy claro cuando dijo a su pueblo: “No
caigas en la trampa detrás de ellos [los
pueblos paganos]; no consultes a sus dio-
ses ni averigües cómo les daban culto di-
chos pueblos, para hacer tú lo mismo. Tú
no harás lo mismo con el Señor, tu Dios,
porque ellos hacían a sus dioses cosas que
detesta y abomina el Señor. Incluso que-
man a sus hijos e hijas en honor de sus
dioses. Todo lo que yo les mando, lo pon-
drán por obra; no añadirás nada ni supri-
mirás nada” (Deuteronomio 12:30-32,
Nueva Biblia Española).
La Iglesia del Nuevo Testamento en-
tendió estas instrucciones claramente, y
no existe indicio alguno de que ese cuer-
po de creyentes hubiera establecido nue-
vos días de adoración. No fue hasta bien
entrado el segundo siglo que aparecieron
en Roma nuevas festividades, creadas por
el hombre, para honrar a Jesucristo.
La primera fue la celebración del Do-
mingo de Resurrección, que según la his-
toria se empezó a guardar en Roma apro-
ximadamente en el año 135 de nuestra
era. La Navidad parece que se observó
por primera vez alrededor del año 230, y
para el año 435 había quedado estableci-
da definitivamente el 25 de diciembre.
Mientras tanto, las fiestas bíblicas orde-
nadas en el Antiguo Testamento, las cua-
les continuaron vigentes en los tiempos
de los apóstoles, fueron abandonadas sis-
temáticamente.
Historia de la Navidad
Si los apóstoles y la Iglesia del Nuevo
Testamento no celebraron la Navidad,
¿cómo llegó a convertirse en una fiesta
tradicional del mundo cristiano? Referen-
te al tema, podemos encontrar que los
orígenes de la Navidad se remontan a
tiempos anteriores al cristianismo; inclu-
so la más sencilla de las investigaciones
mostrará que sus raíces se extienden a va-
rias religiones y creencias paganas.
“Las saturnales y las calendas (17 al 24
de diciembre y 1 al 3 de enero) eran las
celebraciones más comunes para los pri-
meros cristianos, pero la tradición de ce-
lebrar el 25 de diciembre como el naci-
miento de Cristo llegó a los romanos des-
de Persia. Mitra, el dios persa de la luz y
de los contratos sagrados, nació de una
piedra un 25 de diciembre. Roma era fa-
mosa por sus coqueteos con sectas y dio-
ses extraños, y en el siglo tercero el em-
perador Aureliano estableció el festival
de Dies Invicti Solis, el Día del Sol Invic-
to, el 25 de diciembre.
“Mitra era la encarnación del sol, de
modo que el tiempo de su renacimiento
era un día importante en el mitraísmo . . .
Se cree que el emperador Constantino se
adhirió al mitraísmo hasta el tiempo de su
conversión al cristianismo. Es probable
que él contribuyó grandemente para que
la principal festividad de su antigua reli-
gión fuese transferida a su nueva fe” (Ge-
Noviembre-Diciembre de 1999 1
rard y Patricia del Re, The Christmas Al-
manac [“El almanaque navideño”], p. 17).
“Tan antigua como la misma civiliza-
ción es la celebración de un festival en el
solsticio de invierno, en el momento del
cambio del año, cuando los días comien-
zan a alargarse y el sol empieza a regresar.
El 6 de enero se honraba en Egipto como
el día del nacimiento de Osiris; en Roma,
el 25 de diciembre era el día del naci-
miento de Mitra y la fiesta del Sol Invicto.
Ambas fechas llegaron a identificarse con
la aparición de Cristo sobre la tierra.
“En Oriente, el 6 de enero, que había
comenzado también como un festival pa-
gano del agua, fue establecido como la fe-
cha de su bautismo; en ese día se efectua-
ba la bendición de las aguas bautismales.
En Occidente, se conmemoraba la adora-
ción de los magos . . . que vinieron a ado-
rar a Cristo como representantes de los
pueblos del mundo. Casi en todas partes,
el 25 de diciembre se aceptó como el día
de la Natividad. Las gozosas celebracio-
nes de los festivales paganos de mediados
del invierno fueron continuadas por los
cristianos” (Roland H. Bainton, The Ho-
rizon History of Christianity [“Historia
del cristianismo, de Horizon”], p. 368).
La fusión de creencias
A medida que el cristianismo se exten-
día por todos los rincones del Imperio
Romano, nuevas creencias se le agrega-
ban, dando como resultado la mezcla de
costumbres que se observa en la actuali-
dad. “Hay indicaciones . . . de que a me-
dida que los cristianos celebraron la Na-
vidad de año en año y de siglo en siglo,
tomaron prestados, adoptaron o sencilla-
mente absorbieron elementos de otras
celebraciones . . . del invierno” (Del Re,
op. cit., p. 15).
Muchas costumbres paganas fueron
adoptadas por la cristiandad con pocos o
ningún cambio. “Definitivamente, la
iglesia oficial alentó a sus misioneros
para que hicieran de la fiesta del invierno
un festival cristiano. En 601, el papa Gre-
gorio dio instrucciones a Agustín de Can-
terbury de seguir la costumbre de ador-
nar los templos con vegetación, haciendo
en las iglesias lo mismo, y celebrar so-
lemnemente, de una manera cristiana, es-
tas fechas.
“‘No les permitas sacrificar más ani-
males al diablo —ordenó el papa Grego-
rio—, pero que sacrifiquen animales en
alabanza a Dios para que los coman y den
2 Las Buenas Noticias
gracias al Dador de todo por dicha abun-
dancia . . . pues para las mentes obstina-
das es imposible cambiar todas las cos-
tumbres de una vez’” (William Sansom,
A Book of Christmas [“Libro acerca de la
Navidad”], p. 30).
Según la Biblia, ¿tiene el hombre la au-
toridad para innovar y establecer nuevos
días de adoración? Observemos lo que
Jesucristo dijo a sus apóstoles cuando les
encomendó la gran comisión: “Toda po-
testad me es dada en el cielo y en la tierra.
Por tanto, id, y haced discípulos a todas
las naciones, bautizándolos en el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu San-
to; enseñándoles que guarden todas las
cosas que os he mandado; y he aquí yo es-
toy con vosotros todos los días, hasta el
fin del mundo” (Mateo 28:18-20).
Jesús nunca dejó entrever que sus
apóstoles tendrían autoridad para esta-
blecer nuevos días de adoración. Antes
bien, les dijo que enseñaran a los futuros
discípulos a guardar todas las cosas que
él les había mandado a ellos. Durante su
ministerio, Jesús había guardado con di-
ligencia tanto el sábado como las demás
fiestas bíblicas, las cuales ahora tenían
mayor significado. La Iglesia primitiva
continuó observándolas, siguiendo el
ejemplo del propio Cristo.
“En la Iglesia cristiana primitiva nunca
se cuestionó la validez de celebrar las
fiestas conjuntamente con el pueblo ju-
dío, de modo que no era necesario hacer-
les ninguna mención especial” (The New
International Dictionary of New Testa-
ment Theology [“Nuevo diccionario in-
ternacional de la teología del Nuevo Tes-
tamento”], tomo 1, p. 628).
No podemos agregar tradiciones
Bajo el nuevo pacto, ¿se consideran
obsoletos los actos de adoración estable-
cidos anteriormente en la Biblia? ¿Ahora
se permite a los cristianos expresar su fe
y gratitud de la manera que les parezca
conveniente? ¿Qué grado de libertad tie-
nen los cristianos para modificar la ma-
nera de adorar a Dios? La realidad es que
sólo pueden llegar hasta donde el Nuevo
Testamento se lo permite.
Por ejemplo, analicemos el punto de
vista que los fariseos tenían de las Escri-
turas. En sus discusiones con Jesucristo,
ellos defendían y procuraban imponer
tradiciones religiosas que habían sido
agregadas a las leyes de Dios. Ellos, in-
dudablemente, creían que tales tradicio-
nes honraban a Dios por cuanto les per-
mitían expresar mejor su fe. Le pregunta-
ron a Jesús: “¿Por qué tus discípulos no
andan conforme a la tradición de los an-
cianos, sino que comen pan con manos
inmundas?” (Marcos 7:5).
¿Cuál fue la respuesta de Cristo? ¿Aca-
so les dijo que sus tradiciones eran muy
buenas y que cualquier práctica que ellos
quisieran agregar a las instrucciones de
Dios —e incluso si optaran por reempla-
zar algunas de las cosas que Dios había
instituido— sería perfectamente acepta-
ble, sobre todo si lo hicieran “para honrar
a Dios”? ¡Por supuesto que no!
He aquí su respuesta: “Este pueblo de
labios me honra, mas su corazón está le-
jos de mí. Pues en vano me honran, ense-
ñando como doctrinas mandamientos de
hombres. Porque dejando el mandamien-
to de Dios, os aferráis a la tradición de los
hombres . . . Bien invalidáis el manda-
miento de Dios para guardar vuestra tra-
dición” (Marcos 7:6-9).
En la actualidad, muchas iglesias ac-
túan de la misma forma que los fariseos y
agregan sus propias tradiciones a la ley de
Dios. Sin embargo, Cristo rechazó tajan-
temente esta costumbre.
¿Qué ocurre cuando ya no considera-
mos que las fiestas de Dios son santas y
creemos que no es obligatorio guardar-
las? Se produce un vacío. A lo largo de la
historia, el hombre siempre ha hecho in-
novaciones, pero las únicas fiestas de
adoración autorizadas por Dios son las
que aparecen en la Biblia. Los dirigentes
religiosos han buscado fuera de la Biblia
festividades religiosas populares que pue-
dan ser “cristianizadas”; esto es precisa-
mente lo que ocurrió con las celebracio-
nes y los festivales precristianos que aho-
ra conocemos como la Navidad.
A diferencia de las fiestas bíblicas, las
cuales nos describen paso a paso el plan
de Dios que ofrece salvación para toda la
humanidad, la Navidad es un sustituto su-
perficial inventado por el hombre.
Jesús no consideró su nacimiento
como algo primordial; en cambio, sí dio
instrucciones para que sus discípulos
guardaran la Pascua, que conmemora el
sacrificio de su vida por los pecados del
mundo. Después de instituir los nuevos
símbolos del pan y el vino, que represen-
tan la importancia de su vida y su sacrifi-
cio por nosotros, dijo a los discípulos:
“Haced esto en memoria de mí” (Lucas
22:19; 1 Corintios 11:24).
 El concepto mismo de celebrar el naci-
miento de Cristo habría sido extraño para
sus discípulos y para los escritores del
Nuevo Testamento. “Para los primeros
cristianos, la idea de celebrar el naci-
miento de un personaje religioso hubiera
parecido cuando menos extraña, si no
blasfema. No hay nada que celebrar por
el hecho de nacer; lo que realmente cuen-
ta es que podamos dejar este mundo y en-
trar en el próximo en una condición que
sea agradable a Dios . . . Si investigára-
mos en el mundo del Nuevo Testamento
en busca de personas que daban impor-
tancia a los cumpleaños, la búsqueda se
reduciría muy pronto a los paganos. Los
romanos celebraban los cumpleaños de
los césares y la mayoría de las religiones
no cristianas del Mediterráneo daban im-
portancia a las fiestas de natalicio de un
panteón de personajes sobrenaturales”
(Tom Flynn, The Trouble With Christmas
[“Lo malo de la Navidad”], p. 42).
El origen de las fiestas bíblicas
En su afán por defender nuevas formas
de adoración, algunas personas llegan
hasta el extremo de afirmar que las fies-
tas bíblicas ordenadas por Dios en Leví-
tico 23 provienen realmente de celebra-
ciones paganas. No existe absolutamente
ninguna base bíblica para dicha afirma-
ción. La base para este tipo de opiniones
es la teología liberal; los estudiosos de lí-
nea conservadora, en general, descartan
tales teorías.
Reflejando el punto de vista conserva-
dor, The International Standard Bible
Encyclopedia (“Enciclopedia internacio-
nal general de la Biblia”) dice: “Los tiem-
pos santos de Israel tienen su origen en la
revelación divina y fueron dados con el
propósito de ilustrar aspectos significati-
vos de la redención eterna que Dios había
establecido para su pueblo bajo el antiguo
pacto. Por lo tanto, para explicar el calen-
dario hebreo de convocaciones no pode-
mos basarnos en fenómenos naturales,
como las fases de la luna o el ciclo agrí-
cola de Palestina.
“Tampoco lo podemos atribuir a una
costumbre anterior a Moisés, de origen
cananeo o nómada. Las fiestas de Israel
eran la expresión de la voluntad divina
respecto a las obligaciones morales de su
pueblo, como conmemoración de los ac-
tos salvadores de Dios en el pasado,
como sacramentos de su poder santifica-
dor en el presente y como anuncios de su
anhelada victoria sobre el pecado en la
primera y segunda venidas de Jesucristo”
(tomo 2, pp. 292-293).
De hecho, según el relato bíblico de
Génesis 1-11, no fueron los caminos de
Dios los que se derivaron del paganismo,
sino que el paganismo fue lo que resultó
cuando el hombre se apartó de los cami-
nos de Dios. Rechazando la guía y las le-
yes de su Creador, la humanidad de en-
tonces estableció sistemas corruptos con
algunos vestigios de las verdades de Dios.
El Dr. Stephen Langdon, uno de los gran-
des arqueólogos y asiriólogos de este si-
glo, afirmó: “En mi opinión, la historia de
la religión más antigua del hombre mues-
tra un cambio rápido de un monoteísmo
puro a un politeísmo extremo y su orien-
tación hacia los espíritus malignos. En su
aspecto fundamental, es el relato de la
caída del hombre” (Sir Charles Marston,
The Bible Spoke the Truth [“La Biblia ha-
bló la verdad”], p. 72).
Ahora bien, algunas personas creen
que si los judíos agregaron las fiestas de
Hanuca y Purim en los tiempos bíblicos,
también nosotros tenemos libertad para
agregar las festividades y celebraciones
religiosas que nos parezcan adecuadas.
¿Es cierta esta suposición?
En cuanto a los antecedentes y la in-
tención, existe una gran diferencia. En
ninguna parte Hanuca y Purim incorpora-
ron formas paganas de adoración en una
celebración para honrar al Dios verdade-
ro. El Hanuca celebra la rededicación del
templo de Jerusalén después de la profa-
nación por el rey sirio Antíoco, y el Purim
conmemora la victoria sobre los enemi-
gos de los judíos en tiempos de la reina
Ester. Así, son celebraciones de agradeci-
miento semejantes al Día de Acción de
Gracias que se observa en algunos países.
La Navidad, sin embargo, es muy dife-
rente. Es una celebración que supuesta-
mente honra al Hijo de Dios, pero que
está compuesta por una amalgama de
creencias y costumbres paganas, práctica
que Dios condena tajantemente en la Bi-
blia (Deuteronomio 4:2; 12:1-4, 30-32;
2 Corintios 6:14-17).
La Navidad, “aunque celebra el acon-
tecimiento más importante en la historia
de la cristiandad, está basada en festivida-
des paganas y muchos de sus ritos son tan
sólo adaptaciones del ceremonial pagano
al cristiano. Esto no se dio por accidente.
Fue una medida necesaria debido a que la
nueva religión se estaba introduciendo
entre gente profundamente supersticiosa.
De la misma manera en que las antiguas
columnas de los templos paganos eran
transferidas para formar parte de las nue-
vas iglesias construidas por los cristianos
en honor de su Dios y de sus santos, estos
vestigios del paganismo se conservaron
bajo formas diferentes con el fin de acer-
car a los nuevos conversos a la nueva fe y
hacer menos dolorosa la ruptura con los
antiguos lazos” (The Story of Santa Klaus
[“El cuento del Papá Noel”], pp. 58-59).
Adoración en espíritu y en verdad
Si la Navidad no está autorizada por
Dios, no puede ser sagrada. Jesús mismo
dijo que “los verdaderos adoradores . . .
en espíritu y en verdad es necesario que
adoren” (Juan 4:23-24). La celebración
de la Navidad no está autorizada en las
Escrituras. Estas prácticas idólatras son,
en el mejor de los casos, inútiles, necias y
carentes de valor (Jeremías 10:1-15).
Si analizamos el hecho de que dichas
prácticas van en contra de los dos prime-
ros mandamientos del Decálogo, enton-
ces podremos decir que son pecado.
Cuando Dios dijo: “No tendrás dioses
ajenos delante de mí” (Éxodo 20:3), esta-
ba condenando formas de adoración que
celebraban el supuesto nacimiento del sol
y de otros dioses falsos. Cuando Dios
dice: “No te harás imagen, ni ninguna se-
mejanza de lo que esté arriba en el cielo,
ni abajo en la tierra, ni en las aguas deba-
jo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni
las honrarás” (vv. 4-5), también condena
el inventar festividades y celebraciones
religiosas para sustituir las que él ordenó.
¿Por qué no guardar las fiestas que pro-
vienen directamente de Dios y que mues-
tran su plan de salvación para el hombre?
El apóstol Pablo le advirtió a Timoteo
respecto a lo que sucedería en la Iglesia;
sus palabras también son una advertencia
para nosotros: “Te encarezco delante de
Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a
los vivos y a los muertos en su manifesta-
ción y en su reino, que prediques la pala-
bra; que instes a tiempo y fuera de tiem-
po; redarguye, reprende, exhorta con toda
paciencia y doctrina. Porque vendrá tiem-
po cuando no sufrirán la sana doctrina,
sino que teniendo comezón de oír, se
amontonarán maestros conforme a sus
propias concupiscencias, y apartarán de
la verdad el oído y se volverán a las fábu-
las” (2 Timoteo 4:1-4).
La Navidad es una de esas fábulas. BN
Noviembre-Diciembre de 1999 3
 La promesa del
Reino de Dios
“En los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás
destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos
estos reinos, pero él permanecerá para siempre” (Daniel 2:44).

J esucristo y los apóstoles predicaron el evangelio —las bue-

nas nuevas— del Reino de Dios. ¿En qué consiste exacta-
mente este Reino?
Existen muchas ideas al respecto. Algunos creen que el Rei-
no de Dios es la Iglesia; otros lo definen como un concepto eté-
reo que se encuentra dentro de los cristianos; y hay quienes
piensan que es la bondad propia de la humanidad.
Pero ¿qué nos dice la Biblia al respecto? ¿Qué es, realmente,
el Reino de Dios?
La palabra griega que a lo largo del Nuevo Testamento se tra-
duce como “reino” es basileia, la cual “denota soberanía, poder
regio, dominio” (W.E. Vine, Diccionario expositivo de palabras
del Nuevo Testamento, tomo 3, p. 340). Si examinamos cuida-
dosamente lo que la Biblia nos enseña, veremos que el Reino de
Dios será nada menos que ¡una monarquía establecida por
Dios! Cuando Jesucristo vuelva a la tierra, será el Monarca y re-
girá sobre todas las naciones (Apocalipsis 11:15).
Un vistazo a los gobiernos humanos
En varios pasajes de la Biblia podemos encontrar esta sor-
prendente verdad. El profeta Daniel, inspirado por Dios, descri-
bió la sucesión de los gobiernos humanos que se presentaría du-
rante miles de años. Esta profecía, que se encuentra en Daniel
2:28-45, describe la visión que el rey Nabucodonosor tuvo acer-
ca de cinco imperios mundiales. Al leer estos versículos encon-
tramos que el Reino de Dios, descrito como el quinto gobierno,
es un reino literal que aún no ha sido establecido sobre la tierra. niel, es el mismo que Cristo anunció. La naturaleza de este Rei-
Según leemos en este pasaje, Nabucodonosor había soñado
con una gran imagen que tenía la forma de un hombre, con la
cabeza de oro, el pecho y los brazos de plata, el vientre y los
muslos de bronce, las piernas de hierro y los pies compuestos de
una mezcla de hierro y barro cocido. Dios le había dado a su
profeta Daniel, quien servía en la corte de Nabucodonosor, la
capacidad de interpretar sueños (Daniel 1:17; 2:28). Por inspi-
ración divina, Daniel reveló que las cuatro secciones de la ima-
gen correspondían a cuatro imperios mundiales que existirían
sucesivamente. Dios, por medio de Daniel, identificó al prime-
ro de estos gobiernos, representado por la cabeza de oro, como
el Imperio Babilónico (Daniel 2:38).
En Daniel 8:1-21 encontramos la identidad de los dos go-
biernos siguientes. En este capítulo leemos acerca de una visión que el Reino de Dios vendrá; Jesús regresará para establecerlo
posterior que nos brinda más detalles acerca del segundo impe- y él mismo será su gobernante. En Apocalipsis 11:15 encontra-
rio y del tercero. Estos reinos aparecen con el nombre de “los re- mos una profecía específica acerca de este acontecimiento: “El
4 Las Buenas Noticias
yes de Media y Persia” y “el reino de Grecia” (vv. 20-21). La
historia nos comprueba que el Imperio Babilónico fue conquis-
tado por el Imperio Persa (según leemos en Daniel 5:30-31) y
que éste a su vez sucumbió ante Alejandro Magno, emperador
de Grecia.
Estos cuatro gobiernos se describen nuevamente en el capí-
tulo 7, esta vez con la apariencia de bestias. La característica
opresora y dominante de cada imperio sobre sus súbditos está
representada en un animal salvaje.
El cuarto imperio se describe como algo particularmente
cruel. Según nos cuenta la historia, al reino de Alejandro Mag-
no le sucedió el Imperio Romano. Este último se destaca porque
desafía la autoridad de Dios y persigue a sus santos (Daniel
7:25). Tiene 10 cuernos (v. 7) que representan las 10 resurrec-
ciones o manifestaciones de esta cuarta potencia mundial
(v. 24). Estas resurrecciones se han sucedido a lo largo de los si-
glos hasta nuestros días, y la última y final resurrección de este
imperio estará en su cenit cuando Jesucristo regrese (vv. 8-14).
En la época de este cuarto imperio, Dios va a reemplazar los
gobiernos humanos con su Reino eterno: “En los días de estos
reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás des-
truido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y con-
sumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre”
(Daniel 2:44). El cuarto imperio regirá hasta que Jesucristo re-
grese para establecer su Reino sobre la tierra.
El Reino de Dios, profetizado tantas veces en el libro de Da-
no es evidente. Las cuatro potencias descritas en Daniel 2, 7 y 8
eran gobiernos literales que regían sobre pueblos y sobre sus tie-
rras. Eran grandes imperios mundiales que tenían poder y domi-
nio para gobernar y que peleaban contra otras naciones para con-
quistarlas. Fueron reinos literales y aún podemos ver sus ruinas.
De igual manera, lo que encontramos descrito en Daniel 7:27
es un reino literal que va a regir sobre toda la tierra: “Que el rei-
no, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el
cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino
es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán”.
Las grandes potencias serán destruidas
La esencia del mensaje que Jesucristo trajo a la humanidad es
séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo
grandes voces en el cielo, que decían: Los
reinos del mundo han venido a ser de
nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará
por los siglos de los siglos”. Jesucristo
asumirá el gobierno sobre las naciones li-
terales de este mundo.
El hombre se ha mostrado incapaz de
resolver los problemas que le agobian y
que de hecho ponen en peligro la supervi-
vencia de la humanidad. La razón es que
ha rechazado la Palabra de Dios, fuente
de conocimientos y orientación que sólo
el Creador nos puede proporcionar. El ca-
mino de vida que Dios revela en la Biblia
es el único que puede traernos paz, armo-
nía y verdadero bienestar. Un aspecto im-
portantísimo del evangelio del Reino de
Dios es que Dios va a establecer un go-
bierno mundial que sí pondrá fin a todos
nuestros males. Este gobierno reemplaza-
rá todas las monarquías, democracias,
dictaduras y regímenes humanos, ¡y Jesu-
cristo mismo lo encabezará!
Este es el evangelio —las buenas noti-
cias— que Jesucristo enseñó. El meollo
del mensaje es el anuncio de un gobierno
mundial que regirá todas las naciones
(Lucas 21:31). El Rey de ese gobierno
será Jesucristo, quien lo administrará bajo
la autoridad del Dios todopoderoso; el
poder ya no estará en las manos de hom-
bres egoístas y beligerantes.
Daniel no fue el único profeta que ha-
bló acerca del reinado de Jesucristo; en
Miqueas 4:1-3 también encontramos la
descripción de esta maravillosa época de
paz: “Acontecerá en los postreros tiem-
pos que el monte de la casa del Eterno
será establecido por cabecera de montes,
y más alto que los collados, y correrán a
él los pueblos. Vendrán muchas naciones,
y dirán: Venid, y subamos al monte del
Eterno, y a la casa del Dios de Jacob; y
nos enseñará en sus caminos, y andare-
mos por sus veredas; porque de Sion sal-
drá la ley, y de Jerusalén la palabra del
Eterno. Y él juzgará entre muchos pue-
blos, y corregirá a naciones poderosas
hasta muy lejos; y martillarán sus espadas
para azadones, y sus lanzas para hoces;
no alzará espada nación contra nación, ni
se ensayarán más para la guerra”.
Cuando Jesucristo establezca su go-
bierno, como vemos descrito en este pa-
saje, la humanidad por fin entenderá cuán
grandes bendiciones se derivan de la obe-
diencia a la ley de Dios y estará ansiosa
por aprender este camino de vida. Jesu-
cristo resolverá los problemas que se pre- de gobiernos y administraciones, ha sido
senten entre las naciones y corregirá a los totalmente incapaz de resolver sus pro-
pueblos que no quieran aceptar su direc- blemas? La respuesta a este interrogante
ción y autoridad (Zacarías 14:16-19). es que la humanidad simplemente no
sabe cómo debe vivir. Por medio del pro-
El reinado de Cristo
feta Jeremías, Dios nos advierte: “. . . ni
En el conocido pasaje de Isaías 9:6-7 del hombre que camina es el ordenar sus
se describe la clase de gobernante que pasos” (Jeremías 10:23).
será Jesucristo: “El principado sobre su El rey Salomón claramente nos dice:
hombro; y se llamará su nombre Admira- “Hay camino que al hombre le parece de-
ble, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, recho; pero su fin es camino de muerte”
Príncipe de paz. Lo dilatado de su impe- (Proverbios 14:12; 16:25). Por generacio-
rio y la paz no tendrán límite, sobre el tro- nes la humanidad ha comprobado la pe-
no de David y sobre su reino, disponién- nosa realidad de esta afirmación. Este
dolo y confirmándolo en juicio y en justi- mundo nunca ha conocido una época sin
cia desde ahora y para siempre”. guerras, conflictos, dificultades y sufri-
El futuro reinado de Jesucristo tendrá mientos. Hemos llegado al punto en que
como principales características el “jui- tenemos la capacidad de destruir —¡va-
cio” y la “justicia”, algo completamente rias veces!— todo vestigio de vida sobre
opuesto a la injusticia, impiedad, opre- la faz de nuestro planeta.
sión e ineficacia que caracterizan a todos ¿Por qué ocurre todo esto? Por medio
los gobiernos humanos. La paz florecerá de sus profetas, y por espacio de muchos
en todo el mundo: en los matrimonios, las siglos, Dios nos ha reiterado cuál es la
familias, las comunidades y las naciones. causa de los males que nos agobian. La
Como la profecía nos lo indica, bajo el supervivencia del género humano se ve
reinado de Jesucristo ¡la paz no tendrá lí- amenazada ¡porque hemos rechazado a
mite! El Príncipe de Paz traerá armonía y Dios! Por inspiración divina, el rey David
buena voluntad a un mundo que jamás ha describió así a la humanidad: “Se han co-
conocido la paz verdadera. rrompido, hacen obras abominables; no
Bajo el reinado justo y sabio de Jesu- hay quien haga el bien. El Eterno miró
cristo, la humanidad aprenderá por fin el desde los cielos sobre los hijos de los
camino de Dios y tendrá una paz maravi- hombres, para ver si había algún entendi-
llosa. Las instituciones educativas ense- do, que buscara a Dios. Todos se desvia-
ñarán a las perso-
nas no solamente Dios va a establecer un gobierno mundial
cómo ganarse la
vida sino también que sí pondrá fin a todos nuestros males. Este
cómo vivirla de gobierno reemplazará todas las monarquías,
manera que pue-
dan disfrutar de
democracias, dictaduras y regímenes huma-
paz, armonía y fe- nos, ¡y Jesucristo mismo lo encabezará!
licidad. Se les ex-
plicarán ampliamente los principios bí- ron, a una se han corrompido; no hay
blicos para cultivar y mantener relaciones quien haga lo bueno, no hay ni siquiera
interpersonales positivas y armoniosas: uno” (Salmos 14:1-3).
“No harán mal ni dañarán en todo mi san- El profeta Jeremías nos dice que el
to monte; porque la tierra será llena del hombre ha sido cegado por el engaño de
conocimiento del Eterno, como las aguas sus malvadas motivaciones e intenciones:
cubren el mar” (Isaías 11:9). “Engañoso es el corazón más que todas
Este maravilloso conocimiento de las cosas, y perverso; ¿quién lo conoce-
Dios estará disponible para incontables rá?” (Jeremías 17:9).
millones de personas que jamás han teni- El profeta Isaías agrega: “He aquí que
do la oportunidad de recibirlo. A todos se no se ha acortado la mano del Eterno para
les dará la oportunidad de recibir la sal- salvar, ni se ha agravado su oído para oír;
vación y entrar en el Reino de Dios. pero vuestras iniquidades han hecho divi-
sión entre vosotros y vuestro Dios, y
El origen de nuestros problemas
vuestros pecados han hecho ocultar de
¿Por qué la humanidad, aun después de vosotros su rostro para no oír. Porque
tantos siglos de probar diferentes clases vuestras manos están contaminadas de
Noviembre-Diciembre de 1999 5
sangre, y vuestros dedos de iniquidad;
vuestros labios pronuncian mentira, habla
maldad vuestra lengua. No hay quien cla-
me por la justicia, ni quien juzgue por la
verdad; confían en vanidad, y hablan va-
nidades; conciben maldades, y dan a luz
iniquidad . . . Sus pies corren al mal, se
apresuran para derramar la sangre ino-
cente; sus pensamientos, pensamientos
de iniquidad; destrucción y quebranta-
miento hay en sus caminos. No conocie-
ron camino de paz, ni hay justicia en sus
caminos; sus veredas son torcidas, cual-
quiera que por ellas fuere, no conocerá
paz” (Isaías 59:1-4, 7-8).
Los caminos de Dios son diferentes de
los del hombre: “Mis pensamientos no
son vuestros pensamientos, ni vuestros
caminos mis caminos, dijo el Eterno.
Como son más altos los cielos que la tie-
rra, así son mis caminos más altos que
vuestros caminos, y mis pensamientos
más que vuestros pensamientos” (Isaías
55:8-9).
El apóstol Pablo nos describe las con-
secuencias inevitables de rechazar a Dios
y su camino: “Como ellos no aprobaron

¿Cuán importante es el verdadero evangelio?

¡N uestro mundo necesita desesperadamente escuchar
buenas noticias! Los titulares de los periódicos están lle-
nos de malas noticias: las guerras que se hacen en todo el
mundo, el hambre que consume a países enteros, las catás-
trofes del medio ambiente, los desastres naturales que dejan
miles de damnificados, la pobreza absoluta que se va apode-
rando de ciertas naciones, el crimen y la violencia que conti-
núan incrementándose a pesar de los esfuerzos para reducir-
los. ¡La letanía de tragedias parece no tener fin!
Los accidentes y las enfermedades cobran muchas víctimas
diariamente; y lo más irónico es que en las naciones tecnoló-
gicamente avanzadas, los jóvenes y adolescentes constituyen
el grupo más afectado por las muertes violentas y los suicidios.
Las drogas, el abuso del alcohol y la promiscuidad sexual,
avanzando a un ritmo incontrolable, destruyen a su paso ho-
gares, familias y las vidas de quienes viven en este desenfreno.
A pesar de los esfuerzos de los científicos, aparecen nuevas
enfermedades que desafían todos los conocimientos médi-
cos; y aquellas que parecían haber sido conquistadas desde
hace mucho tiempo están reapareciendo con inusitada fuer-
za. En muchos casos, las enfermedades se han vuelto tan re-
sistentes que los fármacos que anteriormente eran eficaces ya
no tienen valor alguno para controlarlas.
Incluso la religión, que es considerada por muchos como la
fuente de la posible solución de todos sus problemas, también
desempeña un papel muy importante en todo el caos que es-
tamos viviendo. Desde tiempo inmemorial, las guerras y los
conflictos armados han sido avivados por el fuego del fervor
religioso; se hacen la guerra no sólo los grupos religiosos tra-
dicionales, sino también las diferentes facciones de una mis-
ma religión, aquellos que supuestamente son devotos y se-
guidores del mismo Dios.
La existencia humana está en peligro
Tan sólo en este siglo, más de 150 millones de personas han
muerto a causa de la guerra. Más de 100 millones han pere-
cido por enfermedades y desastres naturales. Existe todo un
arsenal de armas nucleares, químicas y biológicas que poseen
la capacidad de aniquilar ejércitos, aun naciones enteras, en
cuestión de segundos. Entre las autoridades y los gobernan-
tes existe el temor de que este tipo de armamentos pudiera
llegar a caer en manos de grupos terroristas que no vacilarían
en usarlos para conseguir sus perversos fines.
¿Por qué vemos tanto dolor, tristeza y sufrimiento a nues-
tro alrededor? ¿A dónde nos conduce todo esto? ¿Por qué el
mundo se encuentra en tan precaria situación? Con semejan-
te caudal de malas noticias, ¿existe realmente alguna espe-
ranza para la humanidad?
Hace cerca de dos mil años, Jesucristo, el Hijo mismo de
Dios, vino a anunciar que luego de un período de tremendas
calamidades mundiales vendría un tiempo maravilloso. Este
anuncio, denominado el evangelio, significa “buenas nue-
vas”; son las buenas noticias que la humanidad necesita tan
desesperadamente.
¿En qué consiste realmente el evangelio —las buenas noti-
cias— que Jesucristo predicó? ¿Acaso es tan sólo la maravillo-
sa historia de su propio nacimiento, vida, actividades, muerte
y resurrección? En verdad, todo esto forma parte de las increí-
bles noticias del plan que Dios tiene para la humanidad (Mar-
cos 1:1), pero el verdadero evangelio abarca mucho más.
El mensaje de salvación
El mensaje que Jesucristo nos trajo va mucho más allá que
simplemente decirnos que su vida y muerte ocurrieron para
nuestra salvación. En su mensaje, Cristo nos explica el verda-
dero significado de la salvación y cómo él quiere rescatar a la
humanidad de todos los problemas que actualmente la ago-
bian. El evangelio nos revela que ¡la humanidad fue creada
con un propósito maravilloso!
Es triste decirlo, pero el hombre ha reducido el evangelio a
una historia que hace énfasis en la persona de Jesucristo, pero
que pasa por alto la verdadera profundidad y magnitud del
mensaje que nos vino a traer. Lo que Jesús anunció es real-
mente maravilloso; ¡son las noticias más extraordinarias que
este mundo enfermo y angustiado pudiera recibir!
Una parte muy significativa del Nuevo Testamento ha sido
dedicada al recuento histórico del mensaje que Jesús enseñó
mientras vivió en la tierra. Esta sección, conocida como los
Evangelios, abarca los cuatro primeros libros del Nuevo Testa-
mento: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Estos cuatro testigos
oculares nos muestran que el mensaje primordial de Jesús era
el evangelio del Reino de Dios.
Marcos nos dice: “Jesús vino a Galilea predicando el evan-
gelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y
el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el
evangelio” (Marcos 1:14-15). Jesucristo exhortó a todos sus
seguidores a que se arrepintieran y creyeran su mensaje acer-
ca del venidero Reino de Dios. Nuestro deseo es ayudarle,
apreciado lector, a comprender y a creer estas maravillosas no-
ticias que Jesucristo anunció. BN

6 Las Buenas Noticias

tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a
una mente reprobada, para hacer cosas
que no convienen; estando atestados de
toda injusticia, fornicación, perversidad,
avaricia, maldad; llenos de envidia, homi-
cidios, contiendas, engaños y malignida-
des; murmuradores, detractores, aborre-
cedores de Dios, injuriosos, soberbios, al-
tivos, inventores de males, desobedientes
a los padres, necios, desleales, sin afecto
natural, implacables, sin misericordia;
quienes habiendo entendido el juicio de
Dios, que los que practican tales cosas
son dignos de muerte, no sólo las hacen,
sino que también se complacen con los
que las practican” (Romanos 1:28-32).
Una intervención imprescindible
Si se le permitiera, ¡el hombre borraría
toda forma de vida de sobre la faz de la
tierra! Esto es inquietante, pero es la ver-
dad. Cristo nos dice que tendrá que inter-
venir para librarnos de nosotros mismos:
“Habrá entonces una angustia tan grande,
como no la ha habido desde que el mun-
do es mundo ni la habrá nunca más. Si no
se acortaran aquellos días, nadie escapa-
ría con vida; pero por amor a los elegidos
se acortarán” (Mateo 24:21-22, Nueva
Biblia Española).
Refiriéndose a los tiempos que prece-
derán a su retorno, él afirmó: “Inmediata-
mente después de la tribulación de aque-
llos días, el sol se oscurecerá, y la luna no
dará su resplandor, y las estrellas caerán
del cielo, y las potencias de los cielos se-
rán conmovidas. Entonces aparecerá la
señal del Hijo del Hombre en el cielo; y
entonces lamentarán todas las tribus de la
tierra, y verán al Hijo del Hombre vinien-
do sobre las nubes del cielo con poder y
gran gloria” (Mateo 24:29-30).
En Apocalipsis 19:11-16 encontramos
más detalles acerca de este acontecimien-
to: “Entonces vi el cielo abierto; y he aquí
un caballo blanco, y el que lo montaba se
llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia
juzga y pelea. Sus ojos eran como llama
de fuego, y había en su cabeza muchas
diademas; y tenía un nombre escrito que
ninguno conocía sino él mismo. Estaba
vestido de una ropa teñida en sangre; y su
nombre es: EL VERBO DE DIOS. Y los ejér-
citos celestiales, vestidos de lino finísimo,
blanco y limpio, le seguían en caballos
blancos. De su boca sale una espada agu-
da, para herir con ella a las naciones, y él
las regirá con vara de hierro; y él pisa el
lagar del vino del furor y de la ira del Dios
Todopoderoso. Y en su vestidura y en su salvos) y de entrar a formar parte del Rei-
muslo tiene escrito este nombre: REY DE no eterno de Dios llegará durante el rei-
REYES Y SEÑOR DE SEÑORES”. nado milenario de Jesucristo. El Milenio,
un tiempo de paz, felicidad y prosperidad
Un reinado sempiterno
sin precedentes, será tan sólo un pequeño
Cristo establecerá en la tierra un gobier- anticipo de las magníficas bendiciones
no literal: el Reino de Dios. Pero aquí no que se disfrutarán por toda la eternidad.
termina todo; veamos lo que nos dice Apo-
Cielo nuevo y tierra nueva
calipsis 11:15: “El séptimo ángel tocó la
trompeta, y hubo grandes voces en el cie- En Apocalipsis 21:1-7 se describe otra
lo, que decían: Los reinos del mundo han serie de eventos que tendrá lugar después
venido a ser de nuestro Señor y de su Cris- del Milenio: “Vi un cielo nuevo y una tie-
to; y él reinará por los siglos de los siglos”. rra nueva; porque el primer cielo y la pri-
Hemos estudiado que cuando Cristo re- mera tierra pasaron, y el mar ya no existía
grese, establecerá un reino literal que regi- más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nue-
rá sobre todas las naciones. Según leemos va Jerusalén, descender del cielo, de Dios
en Apocalipsis 20:3-7, su reinado va a du- . . . Y oí una gran voz del cielo que decía:
rar mil años. Sin embargo, en el versículo He aquí el tabernáculo de Dios con los
que acabamos de leer se nos dice que él va hombres, y él morará con ellos; y ellos se-
a reinar “por los siglos de los siglos”. En rán su pueblo, y Dios mismo estará con
otras palabras, el período de los mil años ellos como su Dios. Enjugará Dios toda
(comúnmente llamado el Milenio) es sola- lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá
mente el comienzo del gobierno eterno de muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni
Jesucristo en el Reino de Dios. dolor; porque las primeras cosas pasaron.
El propósito primordial del gobierno Y el que estaba sentado en el trono dijo:
milenario de Jesucristo con los santos re- He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y
sucitados es el de permitir que toda la hu- me dijo: Escribe; porque estas palabras
manidad tenga la
oportunidad de entrar El propósito primordial del gobierno milena-
en este Reino eterno.
Millones de personas rio de Jesucristo es el de permitir que toda
que estarán vivas en la humanidad tenga la oportunidad de en-
el momento del re-
greso de Cristo vivi- trar a formar parte del Reino eterno de Dios.
rán bajo su gobierno El Milenio será tan sólo un pequeño anticipo
y serán el origen de de las magníficas bendiciones que se disfru-
muchas generaciones
que nacerán y vivirán tarán por toda la eternidad.
a lo largo del Mile-
nio. Todos ellos tendrán la oportunidad de son fieles y verdaderas. Y me dijo: Hecho
ser transformados de seres físicos en seres está. Yo soy el Alfa y la Omega, el princi-
espirituales y de entrar en el Reino eterno pio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré
de Dios. gratuitamente de la fuente del agua de la
Jesucristo puso muy claro que el Reino vida. El que venciere heredará todas las
de Dios es un reino eterno, no sólo un pe- cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo”.
ríodo de mil años. En Mateo 19:16 vemos Desde la época de Adán y Eva, la hu-
que un joven rico se acercó a Jesús y le manidad no ha tenido acceso al árbol de
preguntó: “Maestro bueno, ¿qué bien la vida, símbolo de la vida eterna (Géne-
haré para tener la vida eterna?” Jesús pro- sis 3:22-24). Pero en el Reino de Dios es-
cedió a explicarle lo que debía hacer. tará disponible para todos aquellos que
Cuando fue evidente que el joven no esta- obedezcan los mandamientos de su Crea-
ba dispuesto a obedecerle, Jesús dijo: dor: “¡Dichosos los que guardan sus
“. . . es más fácil pasar un camello por el Mandamientos, para que tengan derecho
ojo de una aguja, que entrar un rico en el al árbol de la vida, y entren por las puer-
reino de Dios” (v. 24). O sea que en este tas en la ciudad!” (Apocalipsis 22:14,
pasaje, entrar en el Reino de Dios se equi- Nueva Reina-Valera).
para con tener la vida eterna. Al entrar a formar parte del Reino de
Para millones de seres humanos la Dios, ¡seremos sus hijos inmortales, pose-
oportunidad de recibir la vida eterna (ser edores de la vida que nunca tendrá fin! BN
Noviembre-Diciembre de 1999 7
 El año 2
¿Peligro o
“. . . El siglo 20, más que un siglo para celebrar, ha sido un siglo para sobrevivir. Y se acerca
a su fin con amenazas a la continuidad de nuestra existencia que se multiplican tanto
en tamaño como en número. De manera que ahora, además de los peligros de superpo-
blación, una posible guerra nuclear y el hambre, nos enfrentamos a un nuevo catálogo
de peligros ambientales y a una legión de nuevos enemigos microbianos”.
—Marina Benjamín, Living at the End of the World (“La vida al fin del mundo”)

E P o r J o h n R . S c h ro e d e r
xisten dos puntos de vista con respecto al año 2000. La
mayoría de los pronósticos están divididos entre los pe-
simistas, que anuncian el día del juicio final, y los optimistas,
que prevén un maravilloso porvenir. Naturalmente, estas pers-
pectivas divergentes provocan sendas preguntas cruciales: Al
acercarnos al año 2000, ¿se encuentra el mundo al borde de una
crisis profunda? ¿O servirá ese crítico año como un trampolín
Un idealista llegó a decir que “si tan sólo lo aceptáramos, ve-
ríamos que el paraíso está aquí ahora”. Otro escribió un artícu-
lo titulado: “Cada vez mejor”. Un tercero alegremente aconse-
jó: “Aléjense, mercaderes del pesimismo, aquí no queremos
vuestras mercancías. Dejen que lleguen los buenos tiempos”.
Otros observadores, bien informados, no lo ven así. Las in-
dicaciones realistas están muy lejos de ser alentadoras. Por
que nos impulse hacia un glorioso futuro? ejemplo, pensemos en el aspecto laboral. Un periódico espe-
Fotografías © 1998 PhotoDisc, Inc.

Los pesimistas creen que la llegada del año 2000 es simple-
mente el precursor de un problemático siglo 21 durante el cual
nuestra supervivencia se verá amenazada aún más que en el pre-
sente. Por su parte, los optimistas predicen que en el siglo 21 se
iniciará una utopía tecnológica que nos liberará de los viejos ma-
les que han agobiado a la humanidad desde tiempo inmemorial.
No faltan declaraciones que reflejan ambos puntos de vista.
Pero ¿cuál de las dos perspectivas se hará realidad, y por qué?
8 Las Buenas Noticias
cializado en las finanzas publicó un artículo en el cual se pre-
dijo un “negro futuro para los trabajadores”, diciendo que en el
futuro próximo “la tercera parte de la fuerza laboral mundial
estará o sin trabajo o subempleada” (Financial Times, 2 de oc-
tubre de 1998). Otro periódico dio a conocer la noticia de que
la Organización Mundial de la Salud ha predicho que el cáncer
se duplicará en los próximos 20 años (The Express, 19 de oc-
tubre de 1998).
o 2000
o paraíso? “El mundo ha estado preparándose para el tercer milenio de la
era cristiana con un espíritu de optimismo . . . ¿Habrá un desas-
tre mundial en este tiempo? No lo creo. Simplemente no hay
presagio de que ocurra tal cosa . . . Yo confío en que habrá una
suave transición al tercer milenio”.
—John Keegan, del periódico londinense The Daily Telegraph

Un análisis más realista De inmediato, el Dr. Cousins agregó que estos problemas no
son nuevos, “pero existen hoy en día en una forma tan intensa
El editor y ensayista norteamericano Norman Cousins (1915- que la gente no quiere pensar en ellos”. Definitivamente, la si-
1990) por lo general miraba hacia el futuro con una actitud po- tuación se ha vuelto bastante grave.
sitiva. No obstante, aun él reconoció la inmensidad del proble- Aunque la revista Las Buenas Noticias publica precisamen-
ma del hombre al mirar más allá del año 2000. En una entrevis- te eso —buenas noticias— reconocemos nuestro deber de in-
ta relacionada con su libro An Agenda for the 21st Century (“Un formar a nuestros lectores con respecto a los problemas graves
programa para el siglo 21”), habló de cuatro problemas que aco- que nos amenazan. Lo que a esta revista la hace diferente es
san a la humanidad: nuestro compromiso de presentar las soluciones permanentes
• Armas que pueden “pulverizar al género humano”. que ofrece la Biblia. ¿Tiene algo que decirnos la Biblia con res-
• Empeoramiento del medio ambiente al grado de amenazar pecto a tales problemas? Analicemos el año 2000 desde una
el equilibrio natural que se necesita para mantener la vida. perspectiva histórica y bíblica.
• Inanición que cada año causa millones de muertes.
Lo que el año 2000 representa para la humanidad
• Una pobreza tan aplastante que condena a algunos pueblos,
y hasta naciones enteras, a una existencia de grandes privacio- Al hombre siempre le ha fascinado el correr del tiempo, pero
nes y sufrimiento. se le ha vuelto aún más interesante ahora que nos acercamos al
Noviembre-Diciembre de 1999 9
 principio de un nuevo milenio. Espera-
mos esa fecha con una mezcla de emo-
ción y recelo. El tictac del reloj continúa
y nosotros vamos contando los días con-
forme nos aproximamos al principio de
otro siglo y de otro milenio. (Técnica-
mente, el año 2000 será el último año de
este siglo y de este milenio, y el 1o de ene-
ro de 2001 dará comienzo al año nuevo,
siglo nuevo y milenio nuevo.)
Damian Thompson, en su libro titula-
do The End of Time (“El fin del tiempo”),
escribió acerca de la inquietud que la
gente siente por lo extraterrestre cuando
se acercan ciertas fechas en el calenda-
rio: “La medición del tiempo está inex-
tricablemente ligada a la creencia en lo
sobrenatural. Para probar esto no tene-
mos que mirar más allá de las campañas
de evangelización y la ansiedad que están
fluyendo en las comunidades religiosas
del mundo conforme se acerca el año
2000” (p. 3).
Pero ¿qué hay acerca del año 2000 que
lleva a tanta gente a meditar en lo apoca-
La perspectiva aciaga de la profecía: líptico? ¿Por qué los cristianos —quie-
nes, al estudiar el asunto, se dan cuenta de
Se acerca un tiempo de tribulación que Jesucristo no nació en el año 1, sino
Una visión que vio el profeta hebreo Isaías: en el 4 a.C.— le dan tanta importancia a
“Les pondré jóvenes por príncipes, y muchachos serán sus señores. Y el pueblo un simple cambio de fecha?
se hará violencia unos a otros, cada cual contra su vecino; el joven se levantará con- Marina Benjamín lo dijo así: “Ansia-
tra el anciano, y el villano contra el noble” (Isaías 3:4-5). mos acomodar el momento presente en su
Una profecía de Jeremías: propia perspectiva de manera que poda-
“Curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz” (Je- mos saber dónde nos encontramos con re-
remías 6:14). lación a toda la extensión del tiempo” (Li-
Una de las visiones de Ezequiel: ving at the End of the World [“La vida al
“Tocarán trompeta, y prepararán todas las cosas, y no habrá quien vaya a la bata- fin del mundo”], 1998, p. 5). En otras pa-
lla; porque mi ira está sobre toda la multitud. De fuera espada, de dentro pestilencia labras, nos gustaría saber lo que sucederá
y hambre; el que esté en el campo morirá a espada, y al que esté en la ciudad lo con- y cómo encajamos nosotros en el cuadro.
sumirá el hambre y la pestilencia” (Ezequiel 7:14-15). La gente trata de adivinar el futuro.
La palabra de Dios a Sofonías: Los números transmiten una sensación

Fotografías: Digital Stock (izquierda); © 1998 PhotoDisc, Inc. (derecha y de fondo)

“Cercano está el día grande del Eterno . . . Día de ira aquel día, día de angustia y de de orden, destino y límite. Aguzan la pers-
aprieto, día de alboroto y de asolamiento . . . día de trompeta y de algazara . . .” pectiva de nuestra mortalidad. Viviremos
(Sofonías 1:14-16). sólo por cierto tiempo, así que tenemos
La palabra de Dios a Joel: curiosidad acerca de mañana, pasado ma-
“. . . Tiemblen todos los moradores de la tierra, porque viene el día del Eterno . . . ñana y el año siguiente. Salomón escribió
Día de tinieblas y de oscuridad, día de nube y de sombra . . .” (Joel 2:1-2). que “el mal del hombre es grande sobre
De boca de Moisés: él; pues no sabe lo que ha de ser; y el
“. . . Si no oyeres la voz del Eterno tu Dios . . . vendrán sobre ti todas estas maldi- cuándo haya de ser, ¿quién se lo enseña-
ciones, y te alcanzarán. Maldito serás tú en la ciudad, y maldito en el campo. Maldi- rá?” (Eclesiastés 8:6-7).
ta tu canasta, y tu artesa de amasar. Maldito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tie- Los números establecen patrones pro-
rra . . .” (Deuteronomio 28:15-18). vechosos. Nos permiten dar orden y sig-
La palabra de Dios por medio de Oseas: nificado a una mezcla confusa de sucesos
“. . . El Eterno contiende con los moradores de la tierra; porque no hay verdad, ni mi- caóticos. Dios mismo impone orden so-
sericordia, ni conocimiento de Dios en la tierra. Perjurar, mentir, matar, hurtar y adulte- bre su creación. Los siete días de la se-
rar prevalecen, y homicidio tras homicidio se suceden” (Oseas 4:1-2). mana son un claro ejemplo. En Génesis 1
Una profecía de Daniel sobre el tiempo del fin: se menciona específicamente cada uno de
“. . . Será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta enton- ellos, y Dios hizo algo diferente durante
ces . . .” (Daniel 12:1). cada uno de esos períodos de 24 horas.
10 Las Buenas Noticias
 El hombre y la mujer, hechos a la ima-
gen misma de Dios (Génesis 1:27), com-
parten en un grado ínfimo algunas de las
características del Creador (aunque no su
carácter perfecto). Así que buscamos pa-
trones históricos que expliquen los acon-
tecimientos e impongan orden, especial-
mente en nuestra caótica era que se des-
taca por un alud de información y nuevos
conocimientos.
Los ciclos o patrones del calendario
pueden ser de beneficio. Damian Thomp-
son escribió acerca de la búsqueda del
hombre por el significado de su existen-
cia: “La existencia de un plan divino para
la humanidad, el cual puede vislumbrarse
al acomodar la experiencia del hombre
por épocas, es algo que se ha dado por
sentado en todas las sociedades que tie-
nen registro histórico” (Thompson,
op. cit., p. 3). La Biblia nos muestra que
efectivamente hay un plan divino.
La Biblia y los números milenarios
La Biblia misma resalta la importancia
del número 1.000. En el Salmo 90 se hace Más allá del año 2000: Profecías
referencia a este número dentro del con-
texto de la mortalidad del hombre y la ex- sobre la utopía venidera
pectativa del tiempo natural de su vida: Una visión que vio Isaías:
“Mil años delante de tus ojos son como el “Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro
día de ayer, que pasó, y como una de las y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará . . . No harán
vigilias de la noche . . . Los días de nues- mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento
tra edad son setenta años . . .” (vv. 4, 10). del Eterno, como las aguas cubren el mar” (Isaías 11:6-9).
Muchos siglos después, uno de los Una profecía de Jeremías:
apóstoles se valió del mismo tema para “En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: Trono del Eterno, y todas las naciones ven-
explicar a los miembros de la Iglesia de drán a ella en el nombre del Eterno en Jerusalén; ni andarán más tras la dureza de su
Dios por qué el retorno de Cristo quizá no malvado corazón” (Jeremías 3:17).
ocurriría durante la vida de ellos: “Mas, La palabra de Dios a Ezequiel:
oh amados, no ignoréis esto: que para con “Les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el co-
el Señor un día es como mil años, y mil razón de piedra de en medio de su carne . . . para que anden en mis ordenanzas, y
años como un día” (2 Pedro 3:8). guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios”
El hombre moderno casi siempre anda (Ezequiel 11:19-20).
deprisa. Por contraste, Dios es paciente y El mensaje de Miqueas:
él conduce el desenvolvimiento de los “Él juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a naciones poderosas hasta muy le-
acontecimientos y condiciones conforme jos; y martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces; no alzará espada
sea necesario para permitir que su plan se nación contra nación, ni se ensayarán más para la guerra. Y se sentará cada uno de-
cumpla perfectamente. Mientras tanto, bajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien los amedrente; porque la boca
Dios espera que nosotros nos arrepinta- del Eterno de los ejércitos lo ha hablado” (Miqueas 4:3-4).
mos y nos volvamos hacia él (v. 9). Una visión que vio Sofonías:
Al final de la era apostólica, casi al ter- “El Eterno está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría,
minar el primer siglo, el apóstol Juan es- callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos” (Sofonías 3:17).
cribió acerca de un período de mil años de Una visión acerca del Milenio que vio Daniel:
paz y prosperidad utópicas cuando Jesu- “Y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea
cristo esté gobernando en la tierra (Apo- dado al pueblo de los santos del Altísimo . . .” (Daniel 7:27).
calipsis 20:4-6). En este capítulo se men- La palabra de Dios a Amós:
ciona dicho período milenario seis veces. “He aquí vienen días, dice el Eterno, en que el que ara alcanzará al segador, y el pi-
Teniendo en cuenta el modelo de los sador de las uvas al que lleve la simiente; y los montes destilarán mosto . . . y edifica-
seis días de la creación seguidos de inme- rán ellos las ciudades asoladas, y las habitarán; plantarán viñas, y beberán el vino de
diato por el reposo de Dios del séptimo ellas, y harán huertos, y comerán el fruto de ellos” (Amós 9:13-14).
Noviembre-Diciembre de 1999 11
día, hay quienes creen que la época del
hombre será de 6.000 años seguidos de
un período de reposo de otros mil (He-
breos 4:1-9). Si esto es cierto, entonces el
plan de Dios para la humanidad se com-
pletará en un período de 7.000 años.
En una obra erudita de cronología
mundial, titulada The Timetables of His-
tory (“La cronología de la historia”), la
mayoría de la información relacionada
con la actividad civilizada empieza alre-
dedor de 4.000 años antes de Jesucristo.
En la cronología bíblica también en-
contramos indicaciones de que podría-
mos estar acercándonos al final de un pe-
ríodo de 6.000 años desde la creación de
los dos primeros seres humanos, Adán y
Eva. Algunos estudiosos de la Biblia han
encontrado en las cronologías
del Antiguo Testamento y del
Nuevo (Génesis 5, Lucas 3 y
otras) que el marco general del
tiempo transcurrido desde la
creación de Adán y Eva al naci-
miento de Cristo fue de unos
4.000 años. Y del nacimiento de
Cristo (4 a.C.) a la fecha han
transcurrido un poco más de
2.000 años.
Este es un cálculo mucho
más complejo de lo que la gen-
te piensa. James Ussher, arzo-
bispo anglicano de Irlanda, a
mediados del siglo 17 publicó un famoso
estudio sobre la cronología bíblica. Aun-
que algunos puntos específicos de esta
obra han sido considerados como dema-
siado precisos, generalmente se acepta su
cálculo aproximado de 4.000 años desde
Adán hasta Cristo. Ussher basó su cálcu-
lo en la cronología bíblica.
Ciertamente este cálculo requirió algo
más que sentarse una tarde lluviosa a con-
tar los números en la Biblia. Fue una ta-
rea esmerada de investigación bíblica que
exigió aun de comparaciones con ciertas
historias nacionales en cuyos registros se
presentaron algunas diferencias o vacíos,
como en el caso del período entre el Anti-
guo Testamento y el Nuevo.
Una perspectiva más amplia
El hombre no es el único ser que posee
la capacidad de tener múltiples puntos de
vista. La Palabra de Dios también nos da
diferentes puntos de vista acerca del futu-
ro. La gran diferencia es que, mientras la
mayoría de las observaciones humanas se
dividen entre los conceptos optimistas y
12 Las Buenas Noticias
los pesimistas, el fin de nuestra civiliza-
ción y la utopía, Dios ve un panorama
mucho más amplio en el que tanto lo ne-
gativo como lo positivo habrán de aconte-
cer. La clave está en cuándo ocurrirán.
En el plan maestro de Dios, las buenas
noticias vienen después de las malas. Uno
de los escritores bíblicos, Lucas, resume
el bien y el mal que vendrán. Primera-
mente, en su evangelio cita las palabras
de Cristo, luego continúa en el libro de los
Hechos con algunas palabras culminantes
de uno de los primeros sermones del
apóstol Pedro.
¿Cómo describió Jesús las condiciones
que imperarán al final de nuestra época?
“Estos son días de retribución, para que
se cumplan todas las cosas que están es-
critas. Mas ¡ay de las que estén encintas,
y de las que críen en aquellos días! por-
que habrá gran calamidad en la tierra, e
ira sobre este pueblo” (Lucas 21:22-23).
Pero las condiciones que Cristo descri-
bió serán el preludio a un mundo trans-
formado. El apóstol Pedro dijo: “Arre-
pentíos y convertíos, para que sean borra-
dos vuestros pecados; para que vengan de
la presencia del Señor tiempos de refrige-
rio, y él envíe a Jesucristo, que os fue an-
tes anunciado; a quien de cierto es nece-
sario que el cielo reciba hasta los tiempos
de la restauración de todas las cosas, de
que habló Dios por boca de sus santos
profetas que han sido desde tiempo anti-
guo” (Hechos 3:19-21).
La frase clave en el evangelio de Lucas,
“para que se cumplan todas las cosas que
están escritas”, se refiere a las muchas
profecías en las Escrituras hebreas que
describen los terribles acontecimientos
que conducirán a la segunda venida de Je-
sucristo (Lucas 21:7). Estas son las in-
quietantes señales que indican el fin de la
caótica era del hombre y el inicio del go-
bierno justo de Dios en la tierra. (Ver “La
perspectiva aciaga de la profecía: Se acer-
ca un tiempo de tribulación”, p. 10.)
Las palabras de Pedro en el libro de los
Hechos sintetizan las grandiosas profe-
cías del futuro Milenio que se encuentran
en esas mismas Escrituras hebreas. (Ver
“Más allá del año 2000: Profecías sobre
la utopía venidera”, p. 11.)
Los profetas del Antiguo Testamento
tenían una perspectiva a largo plazo muy
parecida en la que pudieron ver un futuro
en el que habrá extremos tanto del bien
como del mal. Algunos de los mismos li-
bros que anuncian ese utópico período de
paz, prosperidad y abundancia, también
nos advierten de los espantosos aconteci-
mientos que estremecerán la tierra poco
antes del retorno de Cristo.
Un tiempo de transición
A los cristianos se les recuer-
dan constantemente estas dos
perspectivas del futuro. Como
“embajadores en nombre de
Cristo”, su verdadera ciudada-
nía no está en este mundo, en
este “presente siglo malo”
(2 Corintios 5:20; Filipenses
3:20; Gálatas 1:4). Pero los se-
guidores de Cristo tienen que
vivir en la presente era del hom-
bre, aunque siempre anhelando
y aguardando ansiosamente el mundo ve-
nidero, el reinado del Príncipe de paz y la
erradicación absoluta de la guerra. Sólo la
Biblia nos revela esta perspectiva que
Dios tiene del mundo del mañana.
Los verdaderos seguidores de Cristo
no deben tener un temor infundado del
año 2000. Ya sea que ese año o algún otro
venga a ser el principio del tiempo mismo
del fin —con la terrible avalancha de los
males profetizados— el autor de nuestra
salvación, Jesucristo, nos dice: “Cuando
estas cosas comiencen a suceder, erguíos
y levantad vuestra cabeza, porque vuestra
redención está cerca” (Lucas 21:28).
Los inquietantes sucesos profetizados
no deben atemorizar a los cristianos, sino
que deben infundirles aliento. Al respec-
to, Jesús dijo: “Cuando veáis que suceden
estas cosas, sabed que está cerca el reino
de Dios” (v. 31).
Los hombres que se olvidan de Dios
corren un gran riesgo (Oseas 4:1-10).
Para quienes no le hacen caso a su Crea-
dor, el futuro realmente les depara “días
de retribución” (Lucas 21:22). BN
 Isaías
Profeta de una nueva mentalidad
“He aquí que yo hago cosa nueva” (Isaías 43:19).
P o r J o h n R . S c h ro e d e r
S e dice que una obra literaria es “clásica”
cuando sus palabras trascienden los mile-
nios, su narración es siempre fresca y nue-
va, y sus principios nunca dejan de ser ciertos.
Un verdadero clásico trasciende su época y sus
circunstancias.
El libro de Isaías reúne estas cualidades. Supe-
ra su contexto histórico inmediato, y es un clási-
co cuya narración no está limitada a una época en
particular. Isaías fue inspirado por “el Alto y Su-
blime, el que habita la eternidad” (Isaías 57:15).
Aunque el libro de Isaías fuera el único de su
género y no parte de una antología de 66 libros,
aun así sería una obra clásica. Por su parte, las
antiguas autoridades hebreas lo seleccionaron
para encabezar una sección principal de las Sa-
gradas Escrituras. Siendo el libro por excelen-
cia de los profetas hebreos, Isaías sirve como in-
troducción al panorama profético. Sus temas
abarcan la historia del hombre y, cuando real-
mente captamos su mensaje, van más allá de la
historia humana hasta alcanzar la eternidad.
Una introducción imprescindible
La introducción de una obra significativa es de
vital importancia. Es en esta sección donde el au-
tor explica el propósito que tiene y a quiénes di-
rige su mensaje. En este caso, el profeta escribió:
“Visión de Isaías hijo de Amoz, la cual vio acer-
ca de Judá y Jerusalén en días de Uzías, Jotam,
Acaz y Ezequías, reyes de Judá” (Isaías 1:1).
Según las fechas de los reinados de estos mo-
narcas de Judá, Isaías escribió esta obra entre los
años 740 y 685 antes de Jesucristo. El mensaje
es histórico; es decir, la visión ocurrió en cierto
lugar y período específicos. Entonces ¿por qué
debe interesarnos el contenido de este libro he-
breo a quienes vivimos 27 siglos más tarde?
Primero, debemos saber a quiénes está dirigi-
Ilustración por Michael Woodruff
da esta visión del profeta, y si alguien queda
exento de la autoridad de sus palabras. En el ver-
sículo 2, Isaías nos relata a quiénes dirigió su
mensaje: “Oíd, cielos, y escucha tú, tierra . . .” El
mensaje de Isaías es universal, es para todos los
pueblos de todas las épocas; por lo tanto, mere-
ce nuestra más cuidadosa atención.
Lo que más nos debe importar es la fuente ori-
ginaria de las palabras inspiradas de Isaías. ¿De
dónde sacó su mensaje? ¿Quién le indicó que
debía llevarlo a todos los pueblos?
El verdadero autor
Isaías escribió: “Oíd, cielos, y escucha tú, tie-
rra; porque habla el Eterno . . .” (v. 2). De la pro-
pia pluma del profeta aprendemos que la fuente
de la inspiración es divina. La visión provino di-
rectamente del Creador. Si aceptamos lo que la
Biblia afirma, que es la Palabra de Dios, enton-
ces el mensaje de Isaías merece el análisis más
meticuloso. No nos queda ninguna otra opción
que leer este libro para obtener sabiduría e in-
tentar aplicar correctamente sus consejos.
Dios llamó a Isaías alrededor del año 740 a.C.,
“en el año que murió el rey Uzías”. Durante
ese período de transición, él vio en visión el
trono de Dios (Isaías 6:1-3). Aquí, en los testi-
monios del profeta, encontramos sus credencia-
les. Aquí nos enteramos de la fuente de su men-
saje y de la autoridad máxima que lo respalda.
La respuesta de Isaías al llamado de Dios es
típica de los profetas del Antiguo Testamento y Lo que nos debe
de los apóstoles del Nuevo Testamento, que vie- importar es la fuente
ron cosas que casi iban más allá de la imagina- originaria de las
ción humana. En un lenguaje que se remonta
2.700 años, Isaías manifestó su reacción a la vi- palabras inspiradas
sión del Creador de los cielos y la tierra: “¡Ay de de Isaías. ¿Quién le
mí! que soy muerto; porque siendo hombre in-
mundo de labios . . . han visto mis ojos al Rey, el
dijo que debía llevar-
Eterno de los ejércitos” (v. 5). las a todos los pue-
Sólo Dios puede llamar a un profeta y prepa- blos? El profeta escri-
rarlo para declarar el mensaje divino; nuestras
mentes no pueden captar cómo puede llevarse a bió: “Oíd, cielos, y
cabo. Simbólicamente, Dios lo purificó con un escucha tú, tierra;
carbón encendido. Antes de que Isaías pronun- porque habla el
ciara el mensaje, Dios le dijo: “He aquí que esto
Eterno . . .”
tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu
pecado” (v. 7).
En estos primeros capítulos de Isaías se esta-
blecen tres puntos importantes: la fuente del
mensaje, las credenciales del autor y a quiénes
está dirigido el libro. Ahora nos queda por ver de
qué se trata el libro.
Noviembre-Diciembre de 1999 13
Cuando el Reino de Dios sea establecido en la tierra, entonces se cumplirán las palabras de
Isaías: “Las angustias primeras serán olvidadas, y serán cubiertas de mis ojos. Porque he aquí
que con los tiempos de Isaías. Existen los otros escritores bíblicos es nuestra
Buenas noticias y malas noticias pocos aspectos de nuestra vida —finan- tendencia de perdernos en laberintos de
Los escritos de Isaías reflejan el evan- cieros, legales, morales y familiares— normas morales muy nebulosas.
gelio del Nuevo Testamento —el anuncio que no están amenazados de problemas y Una de las causas principales de nuestro
de las buenas noticias del Reino de Dios— desastres. Tal parece que no hay nada que deslizamiento hacia la inmoralidad más
más que cualquier otro libro del Antiguo esté a salvo. abyecta es la confusión que existe entre el
Testamento. Es el libro más citado por Je- A pesar de todo, Isaías proclamaba un bien y el mal. Isaías condena tajantemente
sucristo y los apóstoles. Se le ha llamado, mensaje de esperanza. Mientras se lamen- tal decadencia moral: “¡Ay de los que a lo
y no sin razón, la Biblia en miniatura. taba de la triste condición de su pueblo, lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que
La esencia del libro de Isaías reside en exhortó audazmente a que se reformara: hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas
las buenas noticias del Reino de Dios y el “Dejad de hacer lo malo; aprended a hacer luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo
papel central que desempeñará Jesucristo el bien; buscad el juicio, restituid al agra- dulce por amargo!” (Isaías 5:20).
como rey: “¡Cuán hermosos son sobre los viado, haced justicia al huérfano, amparad Por otra parte, el reprochar a la gente
montes los pies del que trae alegres nue- a la viuda” (vv. 16-17). acerca de los males y las injusticias no la
vas, del que anuncia la paz, del que trae ¿Acaso son palabras anticuadas de un reforma. Tampoco los gritos de indigna-
nuevas del bien, del que publica salvación, reformador idealista? ¿O describen con ción cambian su corazón y su mente. El
del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina!” (Isa- tremendo acierto las grandes faltas que profeta Isaías lo reconoció, y por eso abo-
ías 52:7). existen en nuestra sociedad actual? gó por una nueva forma de pensar, una
Pero hoy día no escuchamos muchas No obstante, una de las características nueva mentalidad.
buenas noticias. El que prende su televi- de Isaías es ofrecer consuelo a todas las “No os acordéis de las cosas pasadas,
sor o lee el periódico se da cuenta de que personas, a pesar de los males que se ha- ni traigáis a memoria las cosas antiguas”
las malas noticias parecen interminables. yan hecho a sí mismas o a otros: “Venid (Isaías 43:18). Es necesario que nos des-
El propósito de Isaías era dirigirse a susluego, dice el Eterno, y estemos a cuenta: hagamos de las cosas pecaminosas del
contemporáneos en sus propios términos. si vuestros pecados fueren como la grana, pasado y que nos olvidemos de ellas.
Resumió gráficamente el estado de su pa- como la nieve serán emblanquecidos; si A veces las personas huyen de la reali-
tria: “Toda cabeza está enferma, y todo fueren rojos como el carmesí, vendrán a dad con tal de borrar los recuerdos del pe-
corazón doliente. Desde la planta del pie ser como blanca lana” (v. 18). cado o de la culpa. Viven en el pasado, so-
hasta la cabeza no hay en él cosa sana, ñando en forma obsesiva con la supuesta
Confusión entre el bien y el mal
sino herida, hinchazón y podrida llaga; no edad de oro del ayer. Se escapan del pre-
están curadas, ni vendadas, ni suavizadas Isaías traza una línea muy clara entre lo sente al añorar morbosamente los mejo-
con aceite” (Isaías 1:5-6). correcto y lo incorrecto, entre lo bueno y res días del pasado.
Lamentablemente, esta descripción lo malo. Quizá una de las razones por las Una obsesión nostálgica del pasado
encaja igual o mejor con el mundo actual cuales no se toma en cuenta a Isaías o a nubla el presente y oscurece el futuro.
14 Las Buenas Noticias
 que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá
al pensamiento. Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado . . .”
Necesitamos desesperadamente formar
una nueva mentalidad que esté libre de
prejuicios dañinos y de antiguos comple-
jos, y a la vez, que tenga una perspectiva
sana y abierta hacia la historia genuina,
como la que se encuentra en la Biblia.
Se necesita una nueva mentalidad
El hombre no puede resolver los tre-
mendos problemas que enfrenta. La tec-
nología está avanzando más allá de nues-
tra capacidad para controlarla. Vivimos
en un mundo donde el genio para descu-
Fotografías, de izquierda a derecha: Digital Stock; © 1998 PhotoDisc, Inc.; Digital Stock (3)
brir va más allá de la capacidad de apli-
carlo en forma inteligente y benéfica.
Los autores Robert Ornstein y Paul Er-
lich llegaron a la conclusión de que “el
apuro en que se halla el hombre exige
una educación y preparación distintas . . .
Necesitamos reemplazar nuestra vieja
mentalidad con una mentalidad nueva”
(New World New Mind [“Nuevo mundo,
nueva mentalidad”], p. 12). Pero ¿cómo
lo lograremos?
Primero, escuchemos la perspectiva fu-
turista de Isaías: “He aquí que yo hago
cosa nueva . . . abriré camino en el desier-
to, y ríos en la soledad” (Isaías 43:19). Isa-
ías se destaca como un profeta sincroniza-
do con el futuro. Busca una salida para la
humanidad y desea que comencemos a
entender la forma en que piensa Dios, a
elevar nuestros pensamientos: “Como son
más altos los cielos que la tierra, así son
mis caminos más altos que vuestros cami-
nos, y mis pensamientos más que vuestros
pensamientos” (Isaías 55:9).
En una revelación dada a otro profeta,
Dios nos promete que podremos partici-
par en su forma superior de pensar: “Cla-
ma a mí, y yo te responderé, y te enseña-
ré cosas grandes y ocultas que tú no co-
noces” (Jeremías 33:3).
La actitud mental de la cual habló Isa-
ías está agudamente enfocada; sabe dón-
de están las respuestas y a quién acudir.
Esta mentalidad entiende la necesidad de
confiar en Dios; no confía en los seres hu-
manos falibles ni en sus creaciones frági-
les e imperfectas.
Isaías nos da el antídoto perfecto a los
males que nos aquejan. Refiriéndose a
Dios, dice: “Tú guardarás en completa
paz a aquel cuyo pensamiento en ti perse-
vera; porque en ti ha confiado” (Isaías
26:3). Este hermoso pasaje es el inicio de
la búsqueda de una nueva mentalidad.
Vivimos, trabajamos y nos divertimos
en un mundo y un sistema que no exaltan
a Dios ni lo ponen primero en nada. Todo
lo tenemos al revés. Por eso pregunta el
Eterno Dios: “¿Quién eres tú para que
tengas temor del hombre, que es mor-
tal . . . ? Y ya te has olvidado del Eterno
tu Hacedor, que extendió los cielos y fun-
dó la tierra . . .” (Isaías 51:12-13).
Jesucristo expresó este mismo princi-
pio en una forma más positiva: “Buscad
primeramente el reino de Dios y su justi-
cia, y todas estas cosas os serán añadi-
das” (Mateo 6:33).
El Reino de Dios es la clave. Una vez
que ese Reino sea establecido en la tierra,
entonces se cumplirán estas palabras fu-
turistas de Isaías: “Las angustias primeras
serán olvidadas, y serán cubiertas de mis
ojos. Porque he aquí que yo crearé nuevos
cielos y nueva tierra; y de lo primero no
habrá memoria, ni más vendrá al pensa-
miento” (Isaías 65:16-17). He aquí el ma-
ravilloso tiempo en que Dios hará “nue-
vas todas las cosas” (Apocalipsis 21:5).
Con su tema acerca del reinado mile-
nario de Jesucristo, el libro de Isaías está
lleno de principios permanentes. El men-
saje del profeta nos está esperando en las
páginas de la Biblia. La tarea es que nos
tomemos el tiempo para leerlo y entender
lo que nos dice. BN
Lectura recomendada
¿Se puede verificar si la Biblia es
realmente la Palabra inspirada de
Dios? Si usted no está seguro, le ofre-
cemos, sin costo alguno, un ejemplar
del folleto titulado ¿Se puede confiar
en la Biblia? Sírvase dirigir su solicitud
a cualquiera de nuestras direcciones.
Noviembre-Diciembre de 1999 15
 Puedes
¿C
uán a menudo te has encontrado en una situación a ti,
en que debes decir “no”, y aunque quieres, no lo p o r
haces por temor a lo que pensarán los demás? Para
muchos de nosotros, tales circunstancias son fre-
cuentes . . . demasiado frecuentes. ¿Cómo podemos supe-
rar estas situaciones? ¿Cómo podemos dejar de transigir con
cuanto
tú eres su
mujer;
¿cómo,
decir
nuestros principios? pues, haría
La dificultad suele surgir cuando no queremos que los demás yo este gran-
piensen mal de nosotros, y nos parece que es muy difícil decir de mal, y pe-
“no”. Sin embargo, si no lo hacemos, podemos meternos en caría contra
problemas o lastimar a otros y hasta a nosotros mismos. Inclu- Dios?” (Gé-
so podemos llegar a quebrantar la ley de Dios. nesis 39:9).
Si encuentras que las personas se aprovechan de ti porque no Pero la mujer
te atreves a responder con un cordial pero firme “no”, es proba- insistió. “Hablan-
ble que te hayas justificado con algunas de estas excusas:
• “Sabía que estaba manejando demasiado rápido, pero mis
amigos estaban muy apurados”.
do ella a José cada
día, y no escuchán-
dola él para acos-
y aun así
• “Me di cuenta de que era ilegal, pero todos querían hacerlo”.
• “No estaba de acuerdo con el grupo, pero tampoco quería
que me vieran como aguafiestas”.
tarse al lado de ella,
para estar con ella,
aconteció que entró
conservar
• “No debí haber cedido, pero todos los demás lo estaban ha-
ciendo”.
Tales circunstancias suelen ponernos en situaciones que nos
él un día en casa
para hacer su oficio,
y no había nadie
tus
pueden llevar a obrar en contra de nuestras creencias, principios,
normas familiares o deseos. No obstante, no es muy difícil idear
formas amistosas pero eficaces para decir “no”. Si quieres pre-
pararte para hacer frente a esos dilemas cuando sabes que debes
de los de casa allí.
Y ella lo asió por
su ropa, diciendo:
Duerme conmigo.
amigos
decir “no”, considera los siguientes principios. Entonces él dejó su
Sigue las reglas. Cuando das una respuesta negativa, es me- ropa en las manos
jor que la des en forma impersonal. Esto ayuda a contrarrestar de ella, y huyó y A veces si evitas decir
el problema de ser presionado para hacer algo en lo cual sabes salió” (vv. 10-12). “no”, puedes terminar
que no debes ceder, sea que estés en la escuela o en una fiesta Luego de ne-
con tus amigos. Cuando enfrentas invitaciones para realizar co- garse constante- lastimándote. El
sas que no debes hacer —como fumar, probar drogas, beber al- mente a partici- desafío consiste en
cohol en forma ilegal, hacer trampa o participar en cualquier ac- par en estos ac- aprender a decir “no”
tividad ilícita— explica que tú y todos los miembros de tu fa- tos inmorales
milia siguen ciertas reglas, y por eso la respuesta tiene que ser y de traicio- sin ofender a otros
“no”. Al principio, puede ser difícil aplicarlo; pero verás que, a nar a su ni perder las amistades.
la larga, tus amigos te respetarán y hasta te admirarán si te afe- amo —y
rras a tus principios morales. más aún,
Seguir las reglas te ayudará cuando andes con personas que desobe- Por Graemme Marshall
conducen en forma peligrosa, beben en forma ilegal o en exce- decer a
so, o en alguna forma ejercen una influencia indebida sobre ti. Dios
Un buen ejemplo de este principio, expresado en forma lírica, — a José le quedó sólo una opción: huir literalmente del lugar
está en la obra musical de Andrew Lloyd Webber titulada Joseph para evitar cometer este mal.
and the Amazing Technicolor Dreamcoat (“José y su asombrosa El principio que guió a José fue reiterado miles de años más
túnica multicolor”). Se basa en la historia bíblica de José, un tarde en la sabia amonestación del apóstol Pablo: “Huid de la
apuesto y talentoso joven que, a pesar de ser esclavo, administró fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está
la hacienda de Potifar, un noble egipcio. Todo marchaba bien fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo
para José hasta que la esposa del noble intentó seducirlo. La es- peca” (1 Corintios 6:18).
cena de la seducción, según la obra del Sr. Webber, aparece así: En forma cortés pero firme, José se negó cuando la esposa de
“Las buenas facciones y la apuesta figura de José atrajeron la su jefe lo presionó para cometer adulterio. No se debilitó. Debi-
atención de ella, y cada mañana le decía: ‘Ven y acuéstate con- do a los principios morales que tenía José, él sencillamente no
migo, amor’. José siguió resistiéndola, hasta que un día ella se permitió que tal cosa le sucediera. Cuando la mujer insistió en
propasó, y José clamó en vano: ‘Por favor, no creo en el amor sus avances amorosos, él evitó acercarse a la fuente de esa ten-
libre’”. tación. Cuando ella finalmente lo atrapó en una situación com-
El relato bíblico menciona que la esposa de Potifar intentó se- prometedora, José simplemente huyó.
ducirlo varias veces. Pero él la resistió, diciéndole: “No hay otro La Biblia relata que, al principio, José pagó un precio muy
mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino caro por no ceder. La esposa de Potifar lo acusó falsamente de
16 Las Buenas Noticias
 haber intentado violarla, y Potifar lo metió
en la cárcel. Sin embargo, a la postre Dios lo
recompensó grandemente por su carácter ín-
tegro al haber rehusado caer en el pecado. José
llegó a ser el segundo hombre más poderoso de
esa antigua superpotencia, Egipto.
Di ‘no’ mostrando lo que se requiere para
poder decir ‘sí’. ¿Qué haces cuando un vendedor
te presiona para que compres algo? Si en realidad
estás interesado en cierto producto, puedes
explicarle que si te
muestra el artículo que deseas, en el co-
lor y en el estilo que buscas, y si el precio es el co-
rrecto, entonces tal vez lo compres. No te dejes
presionar para hacer cosas que vayan en contra de
tu buen criterio y tu propia voluntad.
Podemos aprender esta lección examinando
una trágica historia de amor, la de Sansón, otro
de los grandes héroes de la antigua Israel.
Sansón se enamoró de una mujer llamada
Dalila (Jueces 16:4). Al permitir que sus
emociones lo dominaran, se convirtió en
el blanco de una siniestra conspiración.
Los gobernantes locales de los filisteos le tendieron una trampa
al pagarle a Dalila para que lo atrapara (vv. 5-6). Ella le rogó en
tres ocasiones que le revelara el secreto de su gran fuerza. Él lo-
gró resistirla por un tiempo, pero bajo la constante presión de
sus preguntas, halagos y acusaciones de que no la quería al no
confiar en ella, por fin cedió.
Sansón pagó muy caro por su indiscreción. El trágico final re-
vela las terribles consecuencias de ceder cuando debía haberse
mantenido firme en sus convicciones (vv. 15-17, 21). La lección
Fotografías © 1999 PhotoDisc, Inc.
es que debemos tener como un principio inviolable la vida ínte-
gra y justa, en vez de una que nos coloca en situaciones com-
prometedoras.
Mantente firme cuando sabes que tienes la razón. Si otros
quieren que hagas algo que no deseas o sabes que no debieras,
ofréceles alternativas. Puedes decirles: “Lo siento, pero no voy a
hacerlo. En cambio, me encantaría participar si hacemos esto
otro” (luego proponles algo sano y líci-
to). Así, tal vez evites que todo el
grupo se meta en líos.
Di ‘no’ al pedirles a
otros que se pongan
en tu lugar. Una
de las ma-
neras
para
ser amable
y a la vez recha-
zar algo es mostrar-
les a otros el mal o el
peligro que implica, y por
qué tienes que decir “no”. ¿Qué harían ellos si tomaran en cuen-
ta todas las tareas que todavía tienes por hacer? ¿Qué les pare-
cería a ellos si tuvieran que presentar esa prueba que viene y aún
no estaban bien preparados? ¿Cuál sería la respuesta si estuvie-
ran en la misma situación que tú?
Explícales que tu negación se debe sencillamente a que es lo
correcto. Así ayudarás a las personas razonables a entender por
qué te has negado a hacer lo que ellos querían.
Junto con pedir que las personas se pongan en tu lugar, es
también apropiado que te pongas en el lugar de ellas. Además,
procura no insinuar en lo más mínimo que te sientes superior o
más justo que tus amigos.
Cuando te encuentres en una situación en que debes decir
“no” con delicadeza para evitar lastimar a otros, sé firme pero
amable. Si eres tentado a ir en contra de tus principios, sé tajan-
te en tu decisión de escoger lo bueno y rechazar lo malo. Re-
cuerda que será más fácil para tus amigos aceptar tu negación a
hacer algo si lo haces en una forma atenta, sincera y amistosa.
Cuando tengas que decir “no”, hazlo con firmeza y con una
sonrisa. BN
Noviembre-Diciembre de 1999 17
 ¿Las 10
insinuaciones?
L o que Dios nos dio, ¿fueron las 10 insinuaciones
. . . o fueron realmente los Diez Mandamientos?
¡La respuesta a esta pregunta es importantísima!
Nuestro mundo necesita urgentemente la guía y orienta-
ción que provienen de los preceptos de Dios, porque la
sociedad entera anda a la deriva en un mar de laxitud
moral.
No faltan quienes vean estos 10 principios como buenas
sugerencias. Incluso algunos se esfuerzan por aplicarlos, al
menos de vez en cuando.
Pero ¿cuántos respetan estos manda-
mientos por lo que son: los preceptos
que el gran Creador nos dio para que
tuviéramos una sociedad sana y pacífica?
El propósito de los Diez Mandamientos
no es esclavizarnos ni oprimirnos. Son
principios que protegen nuestras fami-
lias y nuestras comunidades. Son pre-
ceptos que deben guiar lo que pensa-
mos, lo que decimos y cómo vivimos.
Si desea recibir este folleto de 92

Grabado en madera por Paul Gustave Doré

páginas, sin costo alguno para usted,
sólo tiene que enviar su solicitud a nuestra
dirección más cercana a su residencia. Ver la lista que aparece
en el reverso de la portada de esta revista.

Iglesia de Dios Unida

una Asociación Internacional
www.ucg.org