Está en la página 1de 16

El camino que lleva a Belén...

Continuando el camino de
Ignacio en comunidad

El 27 de septiembre, aniversario de la fundación de la Compañía de Jesús,    el P. General


nos envió la carta “Nuestro voto de pobreza en el seguimiento de Jesús pobre y humilde”.
Hoy caminando la tercera semana de Adviento y con el buen espíritu de las lecturas del
tercer domingo que reaniman y alientan nuestra esperanza y alegría les hacemos llegar
esta guía para un retiro o una reunión de comunidad preparatoria para o dentro del
tiempo de Navidad.

La carta en su riqueza nos da una nueva pista para seguir nuestro camino en el Año
Ignaciano como comunidad jesuita. Contamos para ello con este texto motivador de
Sergio Montes SJ que nos invita a conjugar la lectura de la carta y la contemplación del
que viene en “suma pobreza”.    A estos dos modos    de proceder y orar sumamos, como
sugerencia, la modalidad de la conversación espiritual: escucha primera, pregunta sobre
lo escuchado y hallazgo de las coincidencias para descubrir en ello los caminos que
nuestro buen Dios nos invita a seguir caminando comunitaria y personalmente.

02

Que sigamos haciendo un buen camino a Belén en comunidad y comunión con todas y
todos los que quisieran dejar un presente al niño Dios y se reconocen pobres también,
pues no poseen más que su viejo tambor y nos dicen: “cuando Dios me vio tocando ante
Él me sonrió, me sonrió.

Fraternalmente

Osvaldo Chirveches Pinaya, SJ

Coordinador del sector Espiritualidad

Video unavailable

EL camino
Watch on YouTube

que lleva a
Belén
Watch on

Así comienza la letra del villancico “El tamborilero” y, a propósito de lo que en esa
canción se dice, podemos recorrer este camino de preparación a la fiesta

de la Navidad
inspirados por algunos fragmentos de la carta del P. General a propósito de la vivencia
de la pobreza como seguimiento a Jesús pobre y humilde, en la Compañía de Jesús.

1. El camino
Iniciar una caminata, recorrer sendas, andar por
diversos caminos normalmente se hace con algún
propósito, alguna búsqueda, variados intereses. El
camino que lleva a Belén, recorrido por pastorcitos y
magos del Oriente, marcó el comienzo de un
itinerario que lleva a la humanidad al encuentro con
lo más íntimo, tierno y profundo: descubrir al niñito
Jesús, Dios-con-nosotros, nacido en pobreza,
arropado con el calor del amor humano y cobijado
por el aliento de vida de la creación siempre
generosa.

El camino que lleva a Belén lo seguimos transitando


movidos por el impulso del Amor, aquel Amor desde
el cual todo tiene sentido y por el cual el encuentro y
abrazo con la pobreza marca el inicio del
seguimiento a Jesús, pobre y humilde, como
contemplamos en los Ejercicios Espirituales.

Es por amor a Jesús que somos llamados a abrazar


la pobreza y a seguirlo: “El amor a la persona de
Jesús pobre y humilde que lleva a su seguimiento se
expresa de una manera privilegiada en el voto de
pobreza, dimensión constitutiva del carisma de la
Compañía de Jesús que funda nuestra vida-misión”.

02

2. El encuentro

con Jesús pobre

y humilde

nos anima

a seguirlo
El camino nos lleva al encuentro, un encuentro de
Amor, que anhela identificarse con quien se ama,
sólo así cobran sentido las opciones en la vida. El
impulso del Amor nos conduce a abrazar todo
aquello con lo que sentimos nos aproximamos más a
la condición de vida del Amado, ya que Él se hizo
pobre por amor, para enriquecernos con su pobreza.

EL CAMINO QUE LLEVA A BELÉN. . .

“No es por las muchas carencias de bienes materiales por lo que


reconocemos a Jesús pobre y humilde. Él se hizo pobre para
enriquecernos con su pobreza. La pobreza de Jesús es fruto de su
generosidad, del don total de sí mismo, para que, desde la fraternidad,
todos vivamos dignamente como hijas e hijos del mismo Padre. Esta
pobreza evangélica es la que deseamos cuando pronunciamos el voto de
pobreza, conscientes de que vivirla sólo es posible si recibimos la gracia
del mismo Señor que nos invita a seguirlo”.

Y así comprendemos, una vez más, que todo es don y gracia, vivida y
sentida desde la comunión de vida en Dios.

“El modo nuestro de proceder incluye el “hacerse pobre” como dimensión


del estilo de vida de Jesús que deseamos también nosotros vivir como
expresión radical del amor capaz del vaciamiento voluntario, de la
humillación necesaria para obedecer al Espíritu y de la entrega hasta la
muerte en la cruz”.

3. Hacernos pobres para

  encontrarnos con los

desposeídos de la tierra

El seguimiento a Jesús pobre y humilde implica


una condición de vida, una opción que responde
a una invitación y desde ella se hace posible vivir
otros encuentros, procurando descubrir en todos
ellos al Dios que habita en todo, todas, todos.

Para que uno pueda “hacerse pobre”, al modo de


Jesús, es fundamental la renuncia a las propias
seguridades, a instalarnos en el refugio seguro
de lo ya conocido y adentrarnos, con la guía del
Espíritu, por las sendas que nos lleva a recorrer,
para que desde allí se generen encuentros con
plenitud de vida.

EL CAMINO QUE LLEVA  A BELÉN. . . “Por eso, “hacerse pobre” como dimensión del seguimiento de Jesucristo
supone liberarse de aquello que impide hacerse disponible a la guía del
Espíritu Santo. “Hacerse pobre” es un paso para poner la confianza en Dios y
sólo en Él. Es la pobreza como despojo y desapego la que permite liberarse
de la tendencia a la posesión de riqueza como fundamento de la propia
seguridad. Quien se “hace rico” se convence de que puede así controlar su
vida y asegurarla frente a toda clase de riesgos. El camino de la pobreza
evangélica, en cambio, nos lleva a vivir en descampado, nos pone en manos
de otros, en la incertidumbre desde la que ponemos en el Señor también
nuestra esperanza”.

Y esa actitud es la que posibilita la encarnación. María fue quien primero se


vació a sí misma para llenarse del Amor de Dios, que fue su vida y su todo,
para acoger a Jesusito, pobre, pequeño, necesitado, sencillo, humilde.
“Encarnarse pobre entre los pobres fue el modo elegido por Dios para
revelarse. Aceptar la invitación a participar en la misión del Señor requiere
adquirir la perspectiva de los pobres como “lugar” desde el que se percibe la
realidad”

Por ello, “ligarnos a la desposesión que conlleva la pobreza evangélica nos


une a las personas que sufren todo tipo de carencias, nos hace crecer en
deseos de mayor justicia y nos inserta en espacios de auténtica solidaridad”.

EL CAMINO QUE LLEVA  A BELÉN. . . “En esta navidad podemos contemplar a Dios en los desposeídos, los
despojados de la tierra, quienes sufren una serie de injusticias y renovar ahí
nuestro compromiso de servicio a la humanidad en el seguimiento a Jesús:

- Indígenas despojados de sus tierras, a quienes no se les otorga derechos


sobre la tierra que habitan y son avasallados.

- Mujeres, niñas, niños despojadas de su vida o de su dignidad, personas en


situación de vulnerabilidad por la violencia y abusos que se ejerce sobre
ellas, generando nuevas esclavitudes en la trata de personas, así como en
crueles feminicidios e infanticidios o condenándoles a ser víctimas de abuso
si no se les acompaña a reparar el daño recibido.

- Niñas, niños, adolescentes y    personas en situación de vulnerabilidad


violentadas por el abuso sexual, de conciencia o espiritual por el mal manejo
del poder y de la confianza depositada en quienes podrían ser una presencia
fraterna y más bien dañan sus vidas, existencias que claman escucha y
reparación.

- Migrantes despojados de su patria, obligados a recorrer otras tierras ya


que no hallan condiciones mínimas de vida en sus países.

EL CAMINO QUE LLEVA  A BELÉN. . . - Mujeres y varones, adultos, ancianos, jóvenes y niños, despojados de los
bienes de la Casa común por el apetito egoísta y consumista que les niega el
derecho a ser partícipes de lo que Dios ha creado para toda la humanidad.

- La Hermana Madre Tierra despojada de sus recursos naturales a merced


de la explotación, el extractivismo, el afán de hacer dinero por violentas y
raudas maquinarias que socavan la tierra, envenenan los ríos, contaminan el
aire, incendian dejando a su paso solo deforestación y desolación.

- Despojados del acceso a la salud y la educación para una vida digna,


cuando deberían ser en la práctica, y no en el discurso, las principales
funciones del Estado.

- Despojados de sus derechos humanos, ciudadanos/as de segunda, tercera


o quinta categoría frente a quienes tienen poder y dominio y especialmente
en el acceso en igualdad de condiciones ante la justicia y la ley

4. Hacer redención del

   género humano
Y por ese amor grande a la humanidad, a las y los pobres de la
tierra, Dios decide encarnarse, en ellos, con ellos, como ellos,
por eso “al elegir militar debajo de la bandera de Jesús, la
Compañía se compromete con otros en una misión de
reconciliación y justicia que nos lleva a acompañar a los
descartados -la mayoría de ellos jóvenes- de este mundo en su
lucha por la superación de aquella pobreza que no es voluntad
de Dios, sino consecuencia de la injusticia estructural en las
relaciones económicas, sociales y políticas del mundo, que
mantiene a la mayor parte de la humanidad en condiciones
inhumanas de vida y pone a riesgo el equilibrio del medio
ambiente natural. Hacemos el voto de pobreza para adquirir la
sensibilidad necesaria para acercarnos a quienes sufren las
inhumanas consecuencias de aquella pobreza, acompañar su
vida desde la perspectiva del evangelio y sumarnos a sus
esfuerzos por erradicarla, que incluye, hoy más que nunca, el
compromiso con el cuidado del planeta y su medio ambiente.

5. No es mero En su carta, el P. General nos invita a

ascetismo ni llegar al corazón del voto de pobreza,


para colocarlo en su justa dimensión,

declaración de
pues de la contemplación hay que pasar a
la acción, en las circunstancias concretas
que toca vivir. “Por tanto, es propio de la

principios Compañía vincular el voto de pobreza al


magis más que al cumplimiento de unas
normas, por sabias que estas sean. Por
eso es también siempre necesario el
discernimiento a partir de las
circunstancias de las personas, tiempos y
lugares. Para ello, invito a toda la
Compañía a examinar cómo vivimos
actualmente el voto de pobreza y,
dejándonos conducir por el Espíritu,
renovar el compromiso con el Señor que
expresamos a través del voto de pobreza.
Una renovación que reavive el amor a la
pobreza como madre de nuestra
coherencia de vida-misión y como muro
de nuestro instituto”.
07

También podría gustarte