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Continuando el camino de
Ignacio en comunidad
La carta en su riqueza nos da una nueva pista para seguir nuestro camino en el Año
Ignaciano como comunidad jesuita. Contamos para ello con este texto motivador de
Sergio Montes SJ que nos invita a conjugar la lectura de la carta y la contemplación del
que viene en “suma pobreza”. A estos dos modos de proceder y orar sumamos, como
sugerencia, la modalidad de la conversación espiritual: escucha primera, pregunta sobre
lo escuchado y hallazgo de las coincidencias para descubrir en ello los caminos que
nuestro buen Dios nos invita a seguir caminando comunitaria y personalmente.
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Que sigamos haciendo un buen camino a Belén en comunidad y comunión con todas y
todos los que quisieran dejar un presente al niño Dios y se reconocen pobres también,
pues no poseen más que su viejo tambor y nos dicen: “cuando Dios me vio tocando ante
Él me sonrió, me sonrió.
Fraternalmente
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EL camino
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que lleva a
Belén
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Así comienza la letra del villancico “El tamborilero” y, a propósito de lo que en esa
canción se dice, podemos recorrer este camino de preparación a la fiesta
de la Navidad
inspirados por algunos fragmentos de la carta del P. General a propósito de la vivencia
de la pobreza como seguimiento a Jesús pobre y humilde, en la Compañía de Jesús.
1. El camino
Iniciar una caminata, recorrer sendas, andar por
diversos caminos normalmente se hace con algún
propósito, alguna búsqueda, variados intereses. El
camino que lleva a Belén, recorrido por pastorcitos y
magos del Oriente, marcó el comienzo de un
itinerario que lleva a la humanidad al encuentro con
lo más íntimo, tierno y profundo: descubrir al niñito
Jesús, Dios-con-nosotros, nacido en pobreza,
arropado con el calor del amor humano y cobijado
por el aliento de vida de la creación siempre
generosa.
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2. El encuentro
y humilde
nos anima
a seguirlo
El camino nos lleva al encuentro, un encuentro de
Amor, que anhela identificarse con quien se ama,
sólo así cobran sentido las opciones en la vida. El
impulso del Amor nos conduce a abrazar todo
aquello con lo que sentimos nos aproximamos más a
la condición de vida del Amado, ya que Él se hizo
pobre por amor, para enriquecernos con su pobreza.
Y así comprendemos, una vez más, que todo es don y gracia, vivida y
sentida desde la comunión de vida en Dios.
desposeídos de la tierra
EL CAMINO QUE LLEVA A BELÉN. . . “Por eso, “hacerse pobre” como dimensión del seguimiento de Jesucristo
supone liberarse de aquello que impide hacerse disponible a la guía del
Espíritu Santo. “Hacerse pobre” es un paso para poner la confianza en Dios y
sólo en Él. Es la pobreza como despojo y desapego la que permite liberarse
de la tendencia a la posesión de riqueza como fundamento de la propia
seguridad. Quien se “hace rico” se convence de que puede así controlar su
vida y asegurarla frente a toda clase de riesgos. El camino de la pobreza
evangélica, en cambio, nos lleva a vivir en descampado, nos pone en manos
de otros, en la incertidumbre desde la que ponemos en el Señor también
nuestra esperanza”.
EL CAMINO QUE LLEVA A BELÉN. . . “En esta navidad podemos contemplar a Dios en los desposeídos, los
despojados de la tierra, quienes sufren una serie de injusticias y renovar ahí
nuestro compromiso de servicio a la humanidad en el seguimiento a Jesús:
EL CAMINO QUE LLEVA A BELÉN. . . - Mujeres y varones, adultos, ancianos, jóvenes y niños, despojados de los
bienes de la Casa común por el apetito egoísta y consumista que les niega el
derecho a ser partícipes de lo que Dios ha creado para toda la humanidad.
género humano
Y por ese amor grande a la humanidad, a las y los pobres de la
tierra, Dios decide encarnarse, en ellos, con ellos, como ellos,
por eso “al elegir militar debajo de la bandera de Jesús, la
Compañía se compromete con otros en una misión de
reconciliación y justicia que nos lleva a acompañar a los
descartados -la mayoría de ellos jóvenes- de este mundo en su
lucha por la superación de aquella pobreza que no es voluntad
de Dios, sino consecuencia de la injusticia estructural en las
relaciones económicas, sociales y políticas del mundo, que
mantiene a la mayor parte de la humanidad en condiciones
inhumanas de vida y pone a riesgo el equilibrio del medio
ambiente natural. Hacemos el voto de pobreza para adquirir la
sensibilidad necesaria para acercarnos a quienes sufren las
inhumanas consecuencias de aquella pobreza, acompañar su
vida desde la perspectiva del evangelio y sumarnos a sus
esfuerzos por erradicarla, que incluye, hoy más que nunca, el
compromiso con el cuidado del planeta y su medio ambiente.
declaración de
pues de la contemplación hay que pasar a
la acción, en las circunstancias concretas
que toca vivir. “Por tanto, es propio de la