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Preso por un crimen que no cometió, Toño logra contactar a dos jóvenes
abogados, quienes toman el caso con la esperanza de poderle regresar la libertad.
Ahora deben encontrar alguna manera de reabrir el caso y probar la inocencia de
Toño. Tras noches de desvelo y una investigación exhaustiva, descubren que el
abogado defensor que lo asistió durante el procedimiento penal seguido en su
contra, en el cual fue condenado Toño a una pena de prisión de 20 años, dicho
profesionista legal había litigado con una cédula profesional falsa, ya que la cedula
que presentaba era una copia certificada, la certificación fue elaborada, por un
auxiliar del notario de Salinas Cruz Oaxaca, información que al ser verificada por
el registro de profesiones se constató precisamente que tal pseudoabogado no
contaba con cédula profesional alguna que avalara el ejercicio de su profesión.
Es un documento con cierta orientación; sólo visualizamos una parte del proceso.
Por ejemplo: no se analiza la primera parte del proceso, donde el juez dicta
sentencia condenatoria, el imputado interpone un recurso de apelación y la Sala
del Tribunal Superior de Justicia confirma la sentencia. Es sólo después, en un
segundo momento, cuando se plantea la reposición de las actuaciones porque el
defensor no era abogado. Al reponer el procedimiento, surge el parteaguas de la
narrativa. Pero ¿qué es lo que omiten los creadores del documental? Que en la
reposición también perfeccionan las pruebas. El escenario cambia totalmente. El
documental nos muestra partes de la reposición del procedimiento, pero enseña
sólo lo que le interesa a la defensa. No es lo mismo las 350 horas de un proceso,
a una edición de una hora 27 minutos.
En cuanto al fondo, hay cosas que hemos perdido de vista. Una de ellas es el
análisis técnico; es decir, la valoración de las pruebas. Doy otro ejemplo: cuando
se le pregunta al único testigo si el inculpado fue el que disparó, y contesta el
testigo “no”, por esa simple respuesta la opinión pública piensa que por el hecho
de no haber disparado el inculpado no es responsable. Sin embargo, nadie
reflexiona en que el testigo nunca se desmiente. No sólo es responsable el que
dispara, sino también el que colabora de alguna otra forma. El testimonio del
testigo fue constante. Al final, sólo muestra una cara del procedimiento.
Por otra parte, debemos entender que constitucionalmente quien dicta la verdad
legal es el juez. Y en la película se advierte que los magistrados absolvieron por
duda razonable, no por insuficiencia de pruebas. Eso es un aspecto técnico que
no ha sido debidamente reflexionado.
Definitivamente son las fallas del sistema. Tenemos que ser más cuidadosos tanto
en la procuración como en la impartición de justicia. En particular, para que los
seudoabogados no hagan de las suyas y orienten mal el proceso o estafen a los
familiares. Necesitamos caminar hacia una colegiación obligatoria, para que exista
el rigor ético y académico en el gremio y los abogados cumplan con una defensa
adecuada.