Está en la página 1de 5

un

camino para que la kriptonita se infiltrara en la iglesia. Pero Pablo, como fiel
ministro de Jesucristo, no tuvo parte en eso.
Sé que todo esto es serio, pero nosotros no deberíamos ser distintos como
embajadores del evangelio hoy día.


PONTE EN ACCIÓN
La mayoría de las iglesias de hoy se formaron haciendo que las personas
repitieran la “oración del pecador”: un simple rezo que reconoce el sacrificio de
Jesús por nuestros pecados y le invita a entrar a nuestro corazón. Imagínate
cómo sería tu iglesia local si el equipo del liderazgo comenzara a invitar a las
personas a arrepentirse de sus pecados y volverse a Dios. ¿Cuántas personas
crees que se quedarían?
Este puede ser un concepto discorde de imaginar, especialmente para los
líderes de las iglesias. Sin embargo, imagínate cómo serían los que se quedaran.
El Primer Gran Despertar se destacó por cómo los predicadores del avivamiento
viajaban a iglesias para predicar el arrepentimiento, y cómo los que oían el
mensaje se aferraban a sus sillas y se caían de los bancos, gritando y llorando en
arrepentimiento, rogándole a Dios que les salvara. Fueron aquellos que se
arrepintieron, por miles y miles, los que cambiaron el mundo. Ciudades enteras
se volvieron de sus pecados a Dios.
Predicar el arrepentimiento podría vaciar nuestras iglesias, o más
probablemente podría llenarlas. Pídele a Dios que te muestre el potencial del
arrepentimiento, y después haz una oración a Él para liberar eso en tu vida y en
tu iglesia.
21

Una segunda lectura de seis libros del Antiguo Testamento es lo que inspiró
que escribiera este libro.
Durante los últimos cuarenta años, he leído y estudiado los libros de Samuel,
Reyes y Crónicas en muchas ocasiones. Pero recientemente, oré metódicamente
y los leí como nunca lo había hecho. Me sorprendió cuando Dios abrió mis ojos
a algo que no había observado previamente.
Lo que viene a continuación puede parecer un tanto académico e incluso
tedioso, pero solo afirmar la conclusión de lo que descubrí minimizaría el
impacto si no compartiera el breve resumen de los reyes del Antiguo
Testamento. Hay una verdad poderosa que se revela al resumir sus vidas, que no
es igual de obvia si se leen los seis libros por completo, debido a todas las
historias entretejidas en ellos.
En mis anteriores lecturas de estos libros, siempre había supuesto que había
básicamente dos categorías de reyes: los que “hicieron lo recto ante los ojos de
Jehová” y los que fueron “idólatras”. Sin embargo, desde entonces me he dado
cuenta de que realmente existen tres grupos de reyes.
La verdad es que ninguno de los reyes de Israel verdaderamente hizo lo recto a
ojos del Señor, con la excepción de Jehú, pero tristemente incluso él también se
torció al final de sus días. Así que vayamos a Judá. Hubo un total de veinte reyes
que reinaron sobre Judá, además de Saúl, David y Salomón. Los reyes idólatras
fueron Roboam, Abiam, Joram, Ocozías, Atalía (reina), Acaz, Manasés, Amón,
Joacaz, Joacim, Joaquín y Sedequías. Bajo el liderazgo de estos reyes, Judá
sufrió dificultades únicas y ataques de sus adversarios, que a menudo no
pudieron vencer y causaron mucho daño a la nación.
Después estaban los reyes que hicieron lo recto. (David y Salomón hicieron lo
recto, aunque Salomón flaqueó en sus años finales). Cuando el reino se dividió,
fueron: Asa, Josafat, Joás, Amasías, Uzías, Jotam, Ezequías y Josías. Sin
embargo, esta lista de ocho reyes se puede dividir en dos categorías más. La
primera son los que hicieron lo recto ante los ojos del Señor en sus vidas
personales, pero no confrontaron ni derribaron los lugares altos de adoración de
ídolos entre el pueblo que dirigieron.
Por el contrario, en el segundo grupo estarían los que no solo hicieron lo recto
ante ojos del Señor en su vida personal, sino que también derribaron y
destruyeron los lugares altos de adoración de ídolos entre los que dirigieron. El
éxito de la nación bajo estos reyes fue considerablemente distinto al de quienes
no confrontaron los lugares altos. Veamos cada uno de ellos.
1. David. No hubo idolatría en la nación durante su reinado. Animó con
fervor al pueblo a servir al Señor con todo su corazón, mente, alma y
cuerpo. No perdió guerras, y su reino se hizo muy rico. Situó a su hijo bien
para comenzar su reinado.
2. Salomón. Durante una buena parte del reinado de Salomón, siguió los
pasos de su padre David. Los resultados de su obediencia, no solo en su
vida, sino también entre aquellos a los que dirigió, fueron destacados.
Leemos: “Durante la vida de Salomón, los habitantes de Judá e Israel
vivieron en paz y con seguridad. Desde Dan, en el norte, hasta Beerseba, en
el sur, cada familia tenía su propia casa con jardín” (1 Reyes 4:25). Piensa
en esto: nadie necesitaba ayuda del gobierno, porque la prosperidad
abundaba en la nación. Su liderazgo fue tan grande que “los reyes de todas
las naciones enviaban a sus embajadores a escuchar la sabiduría de
Salomón” (1 Reyes 4:34). De hecho, después leemos: “Gente de todas las
naciones lo visitaba para consultarlo y escuchar la sabiduría que Dios le
había dado” (1 Reyes 10:24). También leemos: “y tuvo éxito en todo, y todo
Israel lo obedeció”. (1 Crónicas 29:23) La nación era extremadamente
exitosa: “El rey hizo que en Jerusalén la plata y el oro fueran tan
abundantes como las piedras. Además, la valiosa madera de cedro era tan
común como la higuera sicómoro que crece en las colinas de Judá”. (2
Crónicas 1:15)
Sin embargo, con el paso del tiempo Salomón desobedeció a Dios y se casó
con muchas mujeres extranjeras. Ellas desviaron el corazón del rey hacia
otros dioses (pecado practicado conocido) y por consiguiente, el Señor hizo
surgir adversarios que obstaculizaron el progreso de Salomón y comenzaron
los problemas para su reino (ver 1 Reyes 11:14, 23). El resultado de su
conocida desobediencia fue que el reino se dividió, su hijo se quedó con dos
tribus y las otras diez tribus se perdieron.
A partir de aquí, solo enumeraré los reyes de Judá:
3. Roboam. No hizo lo recto ante los ojos del Señor.
4. Abiam. No hizo lo recto ante los ojos del Señor.
5. Asa. Siguió a Dios con pasión. No solo hizo lo recto ante los ojos del
Señor en su vida personal, sino que también buscó agresivamente y
destruyó la idolatría entre el pueblo al que dirigió. Desmanteló templos de
prostitutos y prostitutas, se deshizo de todos los ídolos, y depuso a su
abuela Maaca de su posición como reina madre, porque había hecho un
poste obsceno de Asera (ver 1 Reyes 15:11-13). También eliminó los altares
extranjeros y los santuarios paganos, derribó los pilares sagrados, cortó los
postes de Asera y quitó los santuarios paganos y los altares de incienso de
todas las ciudades de Judá. Básicamente, Asa llamó al pueblo de Judá al
arrepentimiento de su pecado practicado. Les mandó a buscar al Señor y
obedecer sus leyes y mandatos
(ver 2 Crónicas 14:2-4).
Hubo beneficios por decirle al pueblo que se alejara de los pecados
habituales: “Entonces el reino de Asa disfrutó un período de paz” (2
Crónicas 14:5). Durante ese periodo de paz, pudo edificar las ciudades
fortificadas por todo Judá. Nadie intentó hacer guerra contra él durante ese
periodo. Después, un ejército de un millón de hombres atacó Asa y Judá,
pero leemos: “El Señor y su ejército los destruyeron; y el ejército de Judá se
llevó un enorme botín” (2 Crónicas 14:13). No solo fue derrotado el ejército
enemigo, sino que Judá se llevó un gran botín de su ataque.
Vemos claramente la bendición de un líder que no solo obedeció
personalmente a Dios y se alejó de todo pecado habitual conocido, sino que
también llamó al pueblo al que dirigió a hacer lo mismo.
6. Josafat. Él también fue un rey que hizo lo recto ante los ojos del Señor
tanto en su vida personal como en su liderazgo. Llamó a su pueblo a
arrepentirse de la idolatría (pecado habitual conocido). Eliminó de la tierra
lo que quedaba de los santuarios de prostitutos y prostitutas (ver 1 Reyes
22:46). Eliminó los santuarios paganos y los postes de Asera de Judá (ver 2
Crónicas 17:6). En su tercer año de reinado, envió oficiales a enseñar en
todas las ciudades de Judá. Ellos tomaron copias de la ley del Señor y
viajaron por todas las ciudades de Judá, enseñando a las personas.
¿Cuáles fueron los resultados del liderazgo de Josafat? “Entonces el temor
del Señor vino sobre todos los reinos vecinos para que ninguno de ellos
quisiera declarar la guerra contra Josafat. Algunos de los filisteos le
llevaron regalos… Entonces Josafat llegó a ser cada vez más poderoso.” (2
Crónicas 17:10-12). Después leemos: “Josafat disfrutó de muchas riquezas
y de gran estima”. (2 Crónicas 18:1) Ejércitos vinieron contra él y Judá,
pero Dios hizo que se destruyeran a sí mismos, y Judá recibió enormes
cantidades de botín como resultado de ello.
Después leemos: “Por eso el Señor estableció el dominio de Josafat sobre el
reino de Judá (…) llegó a ser muy rico y gozó de gran estima. Estaba
profundamente comprometido con los caminos del Señor”
(2 Crónicas 17:5-6).
Su gran error fue hacer una alianza con la familia de Acab, que eran todos
idólatras. Esto casi le costó la vida, y terminó corrompiendo a su hijo. Un
profeta llamado Jehú le confrontó: “¿Por qué habrías de ayudar a los
perversos y amar a los que odian al Señor?” (2 Crónicas 19:1-2). Sin
embargo, en general Josafat y Judá prosperaron grandemente por su
obediencia, lo cual ciertamente incluyó confrontar el pecado habitual del
pueblo (idolatría).
7. Joram. No hizo lo recto ante los ojos del Señor.
8. Ocozías. No hizo lo recto ante los ojos del Señor.
9. Atalía (reina). No hizo lo recto ante los ojos del Señor.
10. Joás. Está escrito de él: “Joás hizo lo que era agradable a los ojos
del Señor” (2 Crónicas 24:2). Sin embargo, con respecto a su liderazgo es
otra historia. No derribó los lugares altos idólatras. En otras palabras, no
llamó al pueblo al que dirigió al arrepentimiento de su pecado habitual.
Finalmente leemos: “los líderes de Judá (…) lo persuadieron para que
escuchara sus consejos. ¡Decidieron abandonar el templo del Señor (…) y,
en cambio, rindieron culto a ídolos y a los postes dedicados a la diosa
Asera!” (2 Crónicas 24:17-18).
El pueblo al que supuestamente debía influenciar finalmente lo influenció a
él; leemos que “a causa de este pecado, el enojo divino cayó sobre Judá y
Jerusalén” (versículo 18). Un profeta fue a él y le dijo: “¿Por qué
desobedecen los mandatos del Señor e impiden su propia prosperidad?”.
(versículo 20) Después finalmente: “En la primavera de ese año el ejército
arameo marchó contra Joás(…) mataron a todos los líderes de la nación(…

También podría gustarte