acciones para la participación ciudadana

Domingo 26 de diciembre de 2021

Año 10 / Número 129
Prohibida su venta por separado

Huertas
El interés por la agricultura urbana crece. Se puede plantar y cosechar
en jardines, patios y balcones. Aprovechar residuos para tener una tierra
más fértil y tomar conciencia del origen y la calidad de los alimentos
forman parte de este hábito que se fortaleció en los últimos años.
2. ACCIONES | DOMINGO 26 DE DICIEMBRE DE 2021
EDITORIAL
Sembrar lazos
Por Luciana Speroni
Fundación Éforo
Para quienes viven en la ciudad,
probablemente, el primer contacto
con algo parecido a la siembra haya
sido a través de la germinación del
poroto, el clásico experimento es-
colar. Con el uso de unos pocos ele-
mentos, una cuota de paciencia y
algunas instrucciones, se podía ver
cómo esa semilla en estado latente
entraba en actividad transformán-
dose en una nueva planta.
En una mayor escala, la Organi-
zación de las Naciones Unidas para
la Alimentación y la Agricultura
(FAO) define a los cultivos urbanos
como “la producción de alimentos
dentro de los confines de las ciuda-
des: en los patios, terrazas, huertos
comunitarios y huertas de frutales,
así como en espacios públicos o
aquellos no aprovechados”. Pero
una huerta puede significar, ade-
más, muchas otras cosas.
En un presente atravesado por la
inmediatez, aparece como recur-
so pedagógico en las escuelas para
que chicos y chicas aprendan los ci-
clos y los tiempos de la naturaleza.
También es una excusa para re-
construir y fortalecer el tejido so-
cial, porque las huertas comunita-
rias requieren de la participación y
la organización vecinal.
Es una manera de favorecer há-
bitos más sanos, porque cultivar el
propio alimento genera más con-
ciencia sobre lo que consumimos.
Además, es la posibilidad de ge-
nerar un ingreso sostenible para fa-
milias y comunidades en contextos
vulnerables que comercializan su
producción.
En definitiva, puede ser una
oportunidad para conectarse con
la tierra y sentir la satisfacción de
cosechar los propios frutos.
Huertas. Entre el
consumo responsable y
el desarrollo sustentable
Se puede plantar y cosechar
incluso en espacios reducidos.
Aprovechar residuos para tener
una tierra más fértil y tomar
conciencia del origen y la calidad
de los alimentos forman parte de
este hábito que se fortaleció en
los últimos años.
Tomates de rojos dudosos y poco sabor,
limones que perdieron su aroma, ajíes
cada vez menos carnosos. Las frutas y las
verduras que exhiben las góndolas de los
mercados suelen dejar mucho que desear.
Quienes llegaron a conocer las cosechas
de campo insisten en que ya nada sabe
igual. ¿Será posible recuperar aquellos
sabores? ¿Existe la posibilidad de poder
cosechar nuestros alimentos en medio de
una ciudad?
Un departamento de 30 metros cuadra-
dos presenta posibilidades sorprenden-
tes. Si bien se piensa como un escenario
alejado de la vida natural, existen alterna-
tivas para armar canteros o macetas don-
de cuidar plantas que crezcan en espacios
reducidos. Lo importante para no fracasar
en el intento es indagar sobre cuáles son
las especies que mejor se adaptan, saber
cuándo sembrar, garantizar los cuidados
y utilizar tierra con compostaje.
“La pandemia puso en otro rol la agri-
cultura urbana y el consumo responsable.
Hubo varios debates sobre la importancia
de los espacios naturales y mucha gente
quiere comenzar ese camino, aunque sea
con un plantín en el balcón de su casa”,
señala Tomás Del Compare, técnico del
programa Prohuerta que lleva adelante el
Ministerio de Desarrollo Social de la Na-
ción en conjunto con el Instituto Nacional
de Tecnología Agropecuaria (INTA).
Según una guía elaborada por el orga-
nismo, para construir una huerta hay que
empezar con un cantero o tablón que per-
mita aprovechar pequeños espacios como
patios, terrazas, techos y balcones. Si se
cuenta con un jardín con tierra, se puede
sembrar directamente en el lugar; en caso
de que se trate de un patio, armar cajones
de madera; y, si el espacio disponible es
un balcón, utilizar macetas con un míni-
mo de 30 centímetros de profundidad.
Tomás Lusardi es cofundador de Cul-
tivarte, un proyecto creado para acercar
el mundo de las huertas y composteras a
aquellas personas, empresas o institucio-
nes que estén interesadas en una vida más
natural y sustentable. “Nuestro objetivo
es ayudarlos a cumplir con ese deseo que
ya despertó y que no saben cómo desarro-
llarlo”, cuenta.
Desde la organización ofrecen un servi-
cio de asesoramiento personalizado que
se adapta a las demandas particulares.
“Tener una huerta propia no sólo es la sa-
tisfacción de alimentarnos de lo que no-
sotros mismos producimos, sino también
conectar con los aromas de las casas de
nuestros abuelos, revalorizar saberes que
están invisibilizados, ocuparnos en una
tarea terapéutica que baja la ansiedad y
aportar un granito de arena en el cuidado
del medioambiente”, asegura Lusardi en
diálogo con Acciones.
Los primeros pasos. Para quienes
recién se inician en el mundo de las huer-
tas, conviene empezar con las especies
más adaptables. Tomates, espinacas, be-
renjenas, pimientos rojos, lechugas, ce-
bollas, zanahorias y muchas hierbas aro-
máticas como albahaca, tomillo, orégano,
romero, verdeo o ajo están entre las que
mejor se adaptan y menos cuidados re-
quieren. Se pueden germinar las semillas
y luego plantarlas en macetas, o directa-
mente en la tierra. Otra posibilidad para
ahorrar tiempo es comprar plantines.
Si bien hay tipos como las aromáti-
cas que pueden sembrarse en cualquier
época del año, es recomendable tener en
cuenta la temporada sugerida para cada
cultivo. Otro punto a considerar es que la
tierra esté fertilizada y mezclada con com-
post para que no se compacte. Es la mane-
ra de evitar que la planta se seque.
El sol es clave para el desarrollo de los
cultivos; cuantas más horas de luz directa
tengan, mejor crecerán. Y el riego debe ser
frecuente, aunque varía según la estación
del año. Para evitar las plagas, se pueden
hacer preparados orgánicos que las es-
panten. El ajo mezclado con clavo de olor
en agua es un potente repelente natural
de insectos, con la capacidad de disuadir
y ahuyentar. El jabón blanco es otro gran
aliado y las cáscaras de huevo pueden ser-
vir tanto de fertilizantes como para man-
tener lejos a los insectos.
Asociaciones y organismos públicos
ofrecen muchas capacitaciones que son
abiertas a todo público y también hay
Para Del Compare, técnico del
programa Prohuerta, hay que
apuntar a una biodiversidad
que permita una alimentación
más equilibrada y variada.
una gran producción de videos acerca
de armados de huertas y compostaje que
pueden encontrarse en Internet. Si estás
pensando en arrancar una huerta, no está
de más que busques algunos para evitar
cometer errores comunes.
Soberanía alimentaria. ¿Quiénes,
cómo y qué comer? Es derecho de todos los
pueblos poder definir sus propias políticas
agrícolas, laborales, de pesca, alimentarias
y agrarias que sean ecológicas, sociales,
económicas y culturalmente apropiadas a
sus circunstancias exclusivas.
Basado en este principio hace poco más
de 30 años nació el programa Prohuerta
que con el tiempo ha logrado expandirse
Más del 50% de los residuos
que generamos en nuestras
casas pueden ser utilizados
como compost, es decir, como
fertilizante para las plantas.
en todo el país bajo la premisa de difun-
dir la importancia de la producción de
alimentos sanos mediante el autocultivo.
“Empezamos trabajando con una po-
blación objetivo que era la que tenía sus
derechos más vulnerados. Con el paso
de los años seguimos en ese rumbo pero
también contemplando otras demandas
que surgen de sectores no tan preocupa-
dos por abastecer sus necesidades básicas
sino más por la calidad de lo que consu-
men y por intentar cambiar sus hábitos”,
comenta Del Compare.
El trabajo en red es uno de los pilares
del programa Prohuerta. Mediante pro-
motores voluntarios organizan las capa-
citaciones y la distribución de semillas y
preparan los espacios donde instalar las
huertas. “Son la clave. Los docentes, re-
ferentes sociales y eclesiásticos, agentes
de la salud, todos aquellos que ayudan a
llevar el programa al barrio. Hay un gran
trabajo de territorialidad y toda una co-
munidad organizada. Hoy nuestro mayor
desafío como programa es fortalecer esta
red para seguir creciendo y difundiendo
todos estos beneficios”, indica el espe-
cialista.
¿Es posible mediante huertas garantizar
la seguridad alimentaria? Quizás no es la
solución pero sí puede resultar una gran
ayuda. En este sentido, Del Compare de-
talla que muchos de los asistentes a las
capacitaciones que brindan no sólo con-
sumen en sus hogares lo que cosechan;
en muchos casos, también salen a vender
los plantines que siembran y con eso lo-
gran una pequeña entrada de dinero a sus
hogares. “Hay mucha gente sin empleo y
es una changa para ir tirando en el día a
día. Seguramente no es suficiente, pero
es algo. En un sistema que los excluye y
margina, es un modo de inclusión en una
economía social comunitaria”, afirma.
Por otro lado, el técnico destaca que a
lo que hay que apuntar es a una biodiver-
sidad que permita que haya una alimen-
tación más equilibrada y variada, que no
sólo se planten cebollas, papas y calaba-
zas. “Hay suelos totalmente degradados
a los que hay que meterle mucha materia
orgánica. Lo vamos logrando con el arma-
do de compostaje y el reciclado de dese-
chos. Y en esos terrenos debemos sumar
más variedades de cultivos para que no
sea siempre lo mismo. Hay una gran di-
versidad de hortalizas que se pueden co-
sechar”.
Compostaje. El compostaje es la
transformación de residuos orgánicos
en un abono rico en nutrientes que sirve
para fertilizar la tierra. Esto se produce
mediante un proceso biológico de oxida-
ción. Lo llamativo es que más del 50% de
los residuos que generamos en nuestras
casas puede ser utilizado como compost,
es decir, como fertilizante para nuestras
plantas.
No es fundamental contar con una
compostera para que se produzca esta
conversión. Un simple cajón o hasta un
balde pueden servir para almacenar res-
tos de frutas y verduras, yerba, café e infu-
siones, cáscaras de huevo limpias y de fru-
tos secos, servilletas y papel de almacén
manchados con alimentos, hojas secas de
árboles y arbustos, pasto y restos secos de
plantas, ramas trituradas o troceadas de
poda y ramos de flores secas.
“La mitad de nuestra basura puede
transformarse en abono para los suelos.
La mejor tierra fertilizada se logra con el
compost que podés hacer en tu casa. En
cuanto al impacto ambiental es una gran
acción que puede hacer cualquier socie-
dad, en cualquier parte del mundo y que
es pura ganancia. En lugar de seguir arro-
jando todo a rellenos sanitarios que están
“Además de tener el beneficio
de consumir productos que son
cultivados en casa, es una tarea
muy terapéutica”, dice Marcos
Ledesma Naldi de Ecohouse.
colapsados y cuestan una fortuna, ese re-
siduo puede ser reutilizado. Un compost
de muchos nutrientes se conforma de los
restos orgánicos que consumimos. Casi
todo es positivo, lo único negativo puede
llegar a ser el tiempo. Pero eso es tan re-
lativo. Si nos ponemos a pensar, muchas
veces lo utilizamos viendo algo que ni nos
interesa en la televisión”, indica Marcos
Ledesma Naldi.
Marcos es el coordinador de huertas y
compost de Ecohouse, una asociación
que promueve las buenas prácticas am-
bientales, cuyo caballito de batalla es la
educación ambiental en escuelas con el
objetivo de generar conciencia ambiental
DOMINGO 26 DE DICIEMBRE DE 2021 | 3. ACCIONES
en los jóvenes. Agentes de Cambio es uno
de los programas de la organización me-
diante el cual invitan a voluntarios, tanto
empresas como organizaciones y particu-
lares, a que aporten su granito de arena
con causas que apuesten a un mundo más
sustentable.
“Nadie se tiene que sentir limitado si
quiere armar un rincón verde en su casa.
Se puede tener una huerta o compostera
en espacios muy chicos. También tener
plantas nativas. En los talleres que damos
insistimos en que no sólo son cursos para
saber algo más sobre jardinería o cultivos,
sino que se trata de una forma de vivir, de
una manera para que cada uno de nosotros
nos sumemos a un modelo que combate la
destrucción de la naturaleza, que busca la
productividad de los suelos. Además de
tener el beneficio de consumir productos
cultivados en casa, libres de agroquímicos
y frescos; es una tarea muy terapéutica.
Cultivar ayuda a reconectar con la natura-
leza y sus ciclos en medio de un bosque de
La huerta como
lazo social
Hace cuatro años un grupo de
mujeres inició sin demasiadas pre-
tensiones un curso sobre cultivos
en el barrio Rodrigo Bueno de la
Ciudad de Buenos Aires. Lejos es-
taban de pensar en ese momento
que en poco tiempo recibirían de-
mandas de vecinos de todos lados
pidiendo bolsones con sus frutas
y verduras, o el kit de plantines de
especies nativas.
“A mí todavía me sorprende y
emociona”, dice Elizabeth Cuenca,
referente y encargada comercial
de Vivera Orgánica. “Empezamos
cuando en el barrio todavía no se
había iniciado el proceso de urba-
nización. Cuando hicimos el taller,
plantábamos en nuestras casas. No
entraba ni un rayo de sol, era muy
difícil que prosperara. Ahí comen-
zamos a pelear por un terreno para
poder plantar. Finalmente lo con-
seguimos y hoy tenemos una huer-
ta enorme con todo tipo de verdu-
ras como acelga, choclo, pepino,
tomate, lechuga, zapallo, rabanito,
kale, plantas aromáticas y hortali-
zas”, agrega.
La pandemia potenció el con-
sumo de bolsones agroecológicos,
esos que intercambian directa-
mente el productor y el cliente, y
la búsqueda de alimentos libres de
agroquímicos. Así fue como Vívera
Orgánica creció más de lo que po-
dían imaginarse las 14 mujeres que
hoy la conforman.
“Es un trabajo de mucho amor y
pasión. A mí me cambió la vida, me
hizo muy feliz y cada vez que hablo
del tema me lleno de emoción. Yo
soy peruana y esto me reconectó
con mis raíces, me acuerdo mucho
de mi mamá. Sin darnos cuenta,
crecimos en el campo. Sin ser cons-
cientes teníamos un saber que fui-
mos intercambiando”, comparte
Elizabeth.
cemento”, reflexiona Marcos.
Desde la organización, brindan talleres
y capacitaciones en Dorrego 2133, en el
barrio porteño de Palermo, en un espacio
conocido como Huerta CoWorking. Las
organizaciones, empresas o escuelas que
deseen asistir, pueden escribir a huerta@
ecohouse.org.ar con el asunto “Te chiflo”.
“Hay más conciencia pero falta. Mu-
chas personas no se suman todavía a cier-
tas conductas más ecológicas no porque
no tengan ganas o interés sino porque no
conocen de qué se trata realmente, cómo
llevarlas a cabo y los beneficios que el
compostaje o el autocultivo tienen, ade-
más de todas sus potencialidades. Son
hábitos que una vez que los adquiriste
nunca más los dejás de hacer y con eso es-
tás cambiando un montón de cosas para
mejorar el ambiente, que es lo que busca-
mos”, señala Ledesma Naldi.
Las condiciones climáticas están cam-
biando en todo el mundo y esta altera-
ción también impacta sobre las formas
de habitarlo. Mientras líderes mundiales
realizan promesas para mitigar los efec-
tos y evitar la deforestación del planeta, la
conciencia ambiental suma adherentes y
el reclamo de políticas por un futuro con
acciones sustentables cobra cada vez más
protagonismo.
4. ACCIONES | DOMINGO 26 DE DICIEMBRE DE 2021
ENTREVISTA A CARLOS BRIGANTI
“La gente tiene que
empezar a compostar”
Conocido como El Reciclador
Urbano, es uruguayo, tiene
57 años y lidera el colectivo
que lleva el mismo nombre.
Todo comenzó en su terraza,
ubicada en el barrio porteño
de Chacarita, que hoy es
el punto de encuentro de
vecinos que buscan habitar
de manera sustentable la
Ciudad de Buenos Aires.
¿En qué momento decidiste tener
una huerta agroecológica en tu
casa?
Hace 13 años tenemos la huerta La Mar-
garita 1, en una azotea. Es un espacio de
60 metros cuadrados en una terraza de
un PH común y corriente, donde se pro-
ducen alimentos de calidad. Yo vengo del
campo, nací viendo a mis padres cose-
char alimentos y después me dediqué a la
quinta hasta los 21 años. Hice un receso
de 30 años y luego empecé a plantar pero
en otra superficie. En la urbanidad es to-
talmente distinto a hacerlo en una gran-
ja. Con el tiempo, La Margarita empezó a
transformarse en una especie de escuela
y empezamos a enseñarle a la gente que
venía, así nació el colectivo El Reciclador.
¿Qué iniciativas llevan adelante
con el colectivo?
El colectivo tiene cuatro ejes: uno es Ac-
ción Huerta Urbana donde enseñamos a
hacer huertas en las veredas. El segundo,
es el Club del Compostaje, allí ponemos
composteras barriales y le mostramos a
la gente cómo tratar sus residuos sólidos
urbanos orgánicos. Después tenemos
Frutas en la Ciudad, donde germinamos.
La máxima es “una ventana, un vivero”.
Cualquier persona, a pesar de vivir en un
monoambiente, puede germinar palta,
níspero, moras y nueces pecan. La Cua-
drilla es el cuarto, un grupo conformado
en su mayoría por mujeres que están ca-
pacitadas para llevar adelante todo lo que
tenga que ver con las huertas, tanto en la
vereda como en las escuelas y centro de
jubilados. Esto se hace totalmente gratis,
es una forma de activismo.
¿Por qué quisieron desalojar la
huerta a principios de año?
Acción Huerta Urbana hace huertas en
las veredas con neumáticos. En Argentina
se tiran alrededor de 18 millones por año,
se trata de un pasivo ambiental. Noso-
tros con esta acción, que la iniciamos en
pandemia, pudimos llegar a muchísima
gente que en su casa no tenía espacio ver-
de, para que puedan tener su huerta en
la vereda. Sin embargo, la ocupación del
espacio público tiene una visión no muy
agradable. Quisieron desalojarnos pero
por suerte las autoridades entendieron, “Cualquier persona, a pesar de auto. No nos interesa evadir la discu-
luego de varios episodios, que esto lo lle- sión de la responsabilidad extendida,
van adelante vecinos y vecinas que quie- de vivir en un monoambiente, cuyo proyecto de ley tiene media sanción
ren salir a la vereda, plantar y cosechar. puede germinar palta, níspero, en el Senado. Aquel que produce neumá-
¿Considerás que hay informa- moras y nueces pecan”, afirma ticos, bidones de pet de un solo uso o pilas
ción disponible y accesible para debe hacerse cargo.
quienes tienen interés en el tema? Carlos Briganti. ¿Es viable un cambio de para-
Prohuerta es una institución con 30 años digma respecto al cuidado del am-
de trayectoria. Dentro de la urbanidad no- biente?
sotros somos pioneros en desarrollar estas la naturaleza sin ningún tipo de prejuicio. Ya no nos queda mucho tiempo, lo dijo
actividades en veredas, terrazas, balcones La pandemia nos obligó a pensar espacios Greta Thunberg, tenemos buenas inten-
y patios. Fundamos la primera escuela de donde empatizar con las personas. La ve- ciones pero lo que no hay es tiempo. Es-
agroecología urbana. No hay que esperar reda de la calle Rosetti logró poblarse de tamos a punto de colapsar como especie.
que el Estado cambie todo, la gente tiene gente, de chicos, escuelas y todo sin in- Tenemos un gran déficit de árboles en la
que empezar a compostar. El primer paso convenientes, a puertas abiertas. Eso, in- Ciudad y a nadie se le ocurre empezar a
es tratar los residuos sólidos urbanos y or- cluso, genera más seguridad, ese vínculo plantar comida. Es necesario enseñarle
gánicos. En las plazas empezaron a poner entre vecinos lo habíamos perdido. a las nuevas generaciones qué es un ali-
composteras. Lo segundo, es tener una ¿Por qué podemos pensar en la mento. Acá viene la gente, ve un zapallito
plantita, puede ser de morrón, tomate o basura como un recurso? en la vereda y no lo puede creer. Soy un
lechuga. Cuando uno empieza a ver que La basura es oro en polvo. Nosotros tra- optimista nato, las personas van a enten-
se produce la magia de la germinación, bajamos sobre todo lo que es pasivos am- der tarde o temprano, pero hay que edu-
no hay vuelta atrás o, como dicen algunas bientales, mal llamados basura. La urba- car. En las escuelas, en los centros de for-
compañeras, “no hay huerta atrás”. nidad, a diferencia de lo que es el campo, mación profesional, en las universidades
¿Creés que la pandemia y el tiem- te ofrece mil oportunidades: tierra buena, públicas y en los ministerios tiene que ha-
po en casa hicieron repensar los negra, asentada, de más de 100 años que ber educadores ambientales que formen
hábitos de alimentación? la tiran, está disponible en la vereda. Uno a las nuevas generaciones. Si lo vemos
Sí, creo que le puso un freno a la locura la junta y empieza a producir alimento en como una inversión y no como un gasto
del consumismo y a pasar por encima de contenedores, tarimas, tachos y cubiertas vamos a mejorar y ahorrar en salud.