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Ajuste por inflación y su trascendencia en el balance fiscal

Escribe: Leonardo H. Hansen - Ambito Fcro – 10/03/15

Para la evaluación de situación del ajuste por inflación contable y luego su


trascendencia al campo fiscal resumo previamente sobre el primero el marco de
las normativas dictadas a los efectos de su desestimación (o puesta en vigencia):
Decreto 6642003 (B.O. 25.3.2003): modificando a su vez el Decreto 1.269-2002,
instruye a la IGJ, a la CNV, a la SSN, a la AFIP, al BCRA y otros organismos a
fin de que dispongan en el ámbito de sus respectivas competencias que los
balances o estados contables que les sean presentados deberán observar lo
dispuesto por el artículo 10 de la Ley Nº 23.928, es decir, prohíbe todo tipo de
actualizaciones, motivo por el cual los estados contables abandonaron la práctica
de exposición a moneda constante de la situación patrimonial y financiera de las
sociedades. Vale repasar las consideraciones del Decreto 644-2003 para la
modificación introducida, de las que resaltó la siguiente: Que en ocasión de
dictarse el Decreto Nº 1.269/02, se pretendió evitar que la variación de precios
alterara los resultados en la exposición de los estados contables, supuesto fáctico
subyacente que con el devenir de los hechos posteriores ha perdido vigencia.
Resolución FACPCE 287-2003: a través de la resolución, la Federación resolvió
discontinuar el ajuste por inflación contable para los ejercicios cerrados a partir
del 30-9-2003. Luego esta norma fue derogada por la RT FACPCE 39.
Resolución IGJ 4-2003: estableció que las entidades obligadas a presentar sus
estados contables ante la IGJ discontinuarán, a partir del 1/3/03, a todos los
efectos, la aplicación del método de reexpresión de estados contables en moneda
homogénea establecido por la RT FACPCE 6.
RT FACPCE 39: modifica la RT FACPCE 17 incorporando pautas para
determinar que existe un contexto de inflación que sustenta realizar el ajuste de
los estados contables -bajo los lineamientos de la RT FACPCE 6- siempre que se
verifique: a) que la tasa acumulada de inflación de los últimos tres años, según
índice de precios al por mayor (INDEC) alcance o supere el 100%, b) corrección
generalizada de los precios o los salarios, c) los fondos en moneda local se
inviertan inmediatamente para mantener su poder adquisitivo, d) la brecha
existente entre la tasa de interés por colocaciones realizadas en moneda
argentina y en moneda extranjera sea relevante, e) la población, en general,
prefiera mantener su riqueza en activos no monetarios o en una moneda
extranjera relativamente estable.
Interpretación FACPCE 8: se considera que las condiciones b) a e) de la RT
FACPCE 39 precedente son de aplicación en caso de ausencia prolongada de un
índice oficial que refleje los cambios en el nivel general de precios,
considerándose que al no darse la condición a) de dicho texto no debe realizarse
el ajuste por inflación contable.
Del resumen normativo precedente puede observarse que i) el comienzo de
superación de la crisis doméstica que dio algún sustento a la modificación
introducida por el Decreto 664-2013 ha perdido razón de ser, ii) la interpretación
8 de la FACPCE ha concluido en sentido contrario a la norma dictada, iii)
excepto la causal prevista en el punto a) de la RT FACPCE 39, las demás se
exteriorizan en el presente en forma visible, en particular las correspondientes a
los puntos c) y e) a través del propio portal web de la AFIP, en sus reportes de
operaciones cambiarias solicitadas y ejecutadas, iv) la causal prevista en el punto
a) de la RT FACPCE 39/ RT FACPCE 17 que fija ratios de ocurrencia en el
100% de incremento del índice IPIMNG para el restablecimiento del ajuste por
inflación contable puede llevar en la práctica a la degradación de una porción
significativa del patrimonio del ente, obviamente según fuera la exposición de
los activos monetarios netos que lo integren.
Además, es interesante mencionar el pedido de derogación del Decreto 664-2003
de la FACPCE al Poder Ejecutivo por Nota del mes de octubre de 2014, en la
cual se destacan los siguientes puntos: i) el decreto 664-2003 provoca conflicto
jerárquico con la Ley de Sociedades que establece en su artículo 62 que los
estados contables deben presentarse en moneda constante, ii) los estados
contables están distorsionados y no muestran la realidad de la empresa, iii)
consecuente distorsión de las determinaciones fiscales, iv) potenciales conflictos
para auditores y síndicos, por las tareas que les incumben, resaltándose que estos
últimos, bajo el artículo 294 de la LSC, deben presentar a la asamblea un
informe por escrito sobre la situación patrimonial y financiera del ente.
Coincido con las motivaciones, los fundamentos y el pedido de la FACPCE al
Ejecutivo para la puesta en vigencia de las condiciones que permitan la
reexpresión de los estados contables en moneda constante, y para ello se impone
subsanar la prohibición de actualizaciones introducidas por el Decreto 664-2003
al Decreto 1.269-2002. Pero sin desconocer el complejo escenario de pedido,
negociación y espera, estimo también que el pedido debe ser acompañado por un
replanteo de las propias normas que fueran objeto de la Interpretación FACPCE
8 ya comentada.
Como bien expuso la FACPCE en la Nota de octubre de 2014 antedicha, en la
actualidad la profesión contable -en el desarrollo de sus distintas disciplinas- es
objeto de destrato y puesta en riesgo toda vez que los actores deben sustentar sus
opiniones de los estados contables y el reflejo sobre la real situación económica
y financiera que ellos exponen sobre la base de las normas en vigencia en un
escenario en que su entidad rectora ya tiene dicho que no lo exteriorizan. Aquí
cabe tener presente que los cierres contables de diciembre de 2014 habrán
recibido los efectos de la inflación cercana al
30% (IPIMNG de INDEC).
Recientemente, la IGJ dictó la Resolución 4-2015 (b.o. 2.3.2015) por la cual se
implementa un procedimiento para determinación y contabilización de revalúos
técnicos sobre bienes de uso y activos similares de determinadas sociedades por
acciones y de responsabilidad limitada (que alcancen el nivel de capital
requerido para ello) que no deja de ser una respuesta parcial, y por tanto
insuficiente, a la temática que en el presente se desarrolla.
Yendo al terreno fiscal, la CSJN tiene resuelta la situación de confiscatoriedad
en la causa Candy del año 2009 (sin representar un piso, fijada para el caso
cuando la alícuota real del impuesto alcanza el 62% sobre la base imponible
ajustada). Por otro lado, desde los tiempos de la sentencia (1997) del TFN en la
causa Industrias Plásticas D'Accord SRL se ha hecho hincapié en la
trascendencia de los estados contables para luego arribar al balance fiscal. Aquí
el tema renace por cuanto se debe partir de un balance contable que, por lo
dicho, no reflejaría la real situación patrimonial y financiera del ente, y si bien el
ajuste por inflación contable no sustituye al impositivo, no por ello deja de ser
un elemento indiciario relevante para observar si se está tributando sobre
ganancias reales o nominales.
A mi juicio, la cuestión no es menor, ya que uno de los fundamentos de la
imposición es, precisamente, la justa causa, y aun cuando el ente estime el ajuste
por inflación impositivo para hacerlo valer en un reclamo judicial, luego no
podrá tener certeza de aquella medición ya que el régimen suspendido del título
VI de la LIG prevé un procedimiento de cálculo que, además de ser
simplificado, está delineado en un contexto en donde no se había incorporado el
criterio de renta mundial de imposición por lo cual se excluyen partidas que
originan rentas de fuente extranjera que actualmente están sometidas al
gravamen.
Finalmente, aun cuando se resuelva la cuestión del ajuste por inflación en el
ámbito judicial, en tanto las utilidades contables y fiscales no resulten medidas
en forma homogénea, tampoco se encontrará resuelta la incidencia del impuesto
a raíz de una distribución de utilidades alcanzada por el conocido impuesto de
igualación -artículo 69.1. de la LIG-, que establece la retención del 35% sobre
aquellas que previamente no hubieran tributado en cabeza de la sociedad
pagadora.
En resumen, además de la adecuación necesaria de los decretos 1269-2002/664-
2003 se debe procurar el replanteo tanto de normas contables como fiscales para
la correcta medición de la situación patrimonial y financiera y la carga tributaria
de las sociedades y accionistas, de forma tal que la ocurrencia a los tribunales de
justicia sea una excepción y no se convierta en una habitualidad para hacer valer
derechos constitucionales.

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