Está en la página 1de 6

1.

3 LA ÉTICA DEONTOLÓGICA

El término fue introducido por Jeremy Bentham en su obra “la ciencia de la


moralidad”, en 1889, hace referencia a la rama de la ética cuyo objeto de
estudio son los fundamentos del deber y las normas morales. Se refiere a un
conjunto ordenado de deberes y obligaciones morales que tienen los
profesionales de una determinada materia. La deontología es conocida también
bajo el nombre de “teoría del deber” y, al lado de la axiología, es una de las dos
ramas principales de la ética normativa.

Trata del espacio de la libertad del hombre sólo sujeto a la responsabilidad que
le impone su conciencia. Asimismo, Bentham considera que la base de la
deontología se debe sustentar en los principios filosóficos de la libertad y el
utilitarismo, lo cual significa que los actos buenos o malos de los hombres sólo
se explican en función de la felicidad o bienestar que puedan proporcionar
asuntos estos muy humanistas. La deontología se entiende a partir de sus fines
(el mayor bienestar posible para la mayoría, y de la mejor forma posible).

Los primeros códigos deontológicos se aplicaron después de la segunda guerra


mundial luego de ver las atrocidades que los profesionales de la salud
(Médicos principalmente) aplicaban con las personas justificándose en el
ejercicio de la investigación, pero que tampoco tenían ningún tipo de regulación
ni control, es así como durante la Guerra Fría se comienza a estudiar y aplicar
la deontología en Europa.

KANT, DEBER, LIBERTAD E IMPERATIVO CATEGÓRICO

Filósofo del siglo XVIII (1724-1804) de origen alemán, se propuso crear una
«Ética racional», es decir, una teoría moral fundamentalmente distinta de la
«Ética empírica» cultivada en el siglo XVIII por la mayoría de los pensadores
ingleses y franceses.

Kant llegó al convencimiento de que la base de la moral reside en la


«conciencia del deber». Esta conciencia no obedece a consideraciones de
utilidad personal o social ni al sentimiento de simpatía o de benevolencia, sino
que constituye una particularidad de la razón humana. Según Kant, la razón
humana es capaz de crear dos clases de reglas de conducta: unas son
condicionales y facultativas, otras incondicionales. Por ejemplo: quien quiera
tener buena salud ha de moderarse. Esta es una regla condicional. El hombre
que no quiere llevar una vida moderada, poco interés puede tener por su salud.
Reglas semejantes no son obligatorias. A ellas pertenecen todas las reglas de
conducta basadas en el interés y que por lo tanto no pueden constituir la base
de la moral. Los postulados morales tienen que tener un carácter de
mandamientos incondicionales, es decir, han de estar basados sobre el
«imperativo categórico». Este imperativo categórico representa la conciencia
del deber, que lleva en sí el carácter de una ley natural y es propia del
entendimiento de todo ser que piensa racionalmente. Es una actualidad de la
«razón pura».

Kant discutiría que, es la voluntad que actúa desde el deber. El argumento de


Kant evoluciona por medio de su contenido que está sugerido por la
observación de sentido común. El sentido común distingue entre:

 El caso en el que la persona claramente actúa contrario al deber;


 El caso en el cual las acciones de una persona coinciden con el deber,
pero no están motivadas.
 El caso en el cual las acciones de una persona coinciden con el deber
porque está motivada por el deber.

La ética del deber de Kant ha sido considerada por los filósofos en términos
controvertidos. Con todo, en las manifestaciones pedagógicas de Kant, en
aquellas quizá en que sitúa él la idea del deber junto a la filantropía y a la
orientación del educando frente al egoísmo consumista y a la alienación
nacionalista, resulta fructífera la perspectiva educativa global.

El imperativo categórico de Kant, en virtud del cual todos los seres humanos
están obligados a obrar de modo que las máximas de su acción pudieran
devenir obligatorias para todos los seres humanos, contiene explícitamente la
referencia a la humanidad transformadora del mundo e igualadora de todos los
seres humanos. Los intérpretes actuales de Kant se asombran de la forma en
que, a la muerte de éste, evolucionó la correspondiente influencia de la ética
del deber en los siglos XIX y XX.
El imperativo categórico y el reconocimiento de la dignidad humana de todos
los seres humanos en todos los ámbitos humanos pueden considerarse las dos
caras de una misma moneda. El imperativo categórico señala la dignidad de la
persona como pauta última de la acción humana. Esta es la "dignidad básica
de todos los dones naturales de que es portador el ser humano, y de todas las
instituciones normativas mediatizadas socioculturalmente". A partir de esto
pudo formular Kant, en su conocida segunda formulación del imperativo
categórico, el principio fundamental de toda relación moral-personal del ser
humano consigo mismo y con sus congéneres.

El imperativo categórico es válido para todos los agentes racionales


independientemente de los fines variables que una persona pueda tener.  Kant
deriva el imperativo categórico que exige que los agentes morales actúen solo
de una manera en la que el principio de su acción pueda convertirse en una ley
universal.

De acuerdo con Kant, el tener una voluntad es lo mismo que ser racional y
tener un libre albedrío significa tener una voluntad que no está influenciada por
fuerzas externas. Esta es una definición negativa de libertad. Se dice que la
libertad es libertad por determinación de fuerzas desconocidas. Pero Kant
también proporciona una definición positiva de la libertad: un libre albedrío Kant
afirma, se da a sí misma una ley- esta establece sus propios fines y tiene un
poder causal especial para hacerlos realidad. El libre albedrío es uno que tiene
el poder de llevar a cabo sus propias acciones en un modo que es distinto de la
forma en que leyes normales de la naturaleza causan que las cosas sucedan.

Por lo tanto, la noción de libertad de la voluntad de Kant requiere que sean


moralmente auto-legislativos que se imponga la ley moral en uno mismo. Que
el entendimiento positivo de libertad viene a ser lo mismo que el imperativo
categórico y que “una voluntad libre y una voluntad bajo leyes morales son una
misma cosa”. Esta es una noción clave que los estudiosos posteriores llaman la
tesis de reciprocidad. La tesis de reciprocidad establece que la voluntad está
ligada por la ley moral si y solo si está libre. 

ÉTICA DEL DISCURSO, ACCIÓN COMUNICATIVA, PRESUPUESTO DE


VALIDEZ
La ética del discurso, es un intento por pasar del egocentrismo occidental. La
ética discursiva, como filosofía moral, no busca preocuparse por la corrección
de las normas de acción "sino por la verdad de las proposiciones, más por el
discurso práctico que por el teórico, cree poder ofrecer hoy día una
fundamentación de lo moral que transforma dialógicamente”. Se pretende
rescatar el ideario emancipador de la modernidad; libertad, igualdad y
fraternidad, por eso se propugna la recuperación de los modos de modernidad
crítica. Es decir, busca un criterio de universalidad que tenga un carácter
fundamentado y que permite un procedimiento metodológico para solucionar
conflictos morales en las sociedades pluralistas y por otro lado, nos permita
alcanzar un consenso social como criterio legitimador de los valores y las
normas.

La ética discursiva pretende tomar como punto de partida el factum lingüístico,


no ya de un dato filosófico ni siquiera ontológico. Por otro lado, la ética del
discurso asume el giro lingüístico de este tiempo. Con ello la ética se detiene a
analizar lo que han llamado el giro pragmático, es decir, atender a las
dimensiones del lenguaje en las que los filósofos del lenguaje ponen su
atención, evitando con ello la falacia abstractiva. Por otro lado, es importante
señalar que en esta disciplina ética no tienen cabida los absolutismos
universales sino, al contrario, postulan el carácter falible de los enunciados de
las ciencias en la medida en que sus enunciados deben ser comprobables en
la experimentación empírica. Como lo afirmaremos más adelante será
preocupación de la ética buscarle una fundamentación a un nuevo tipo de
convivencia que surja de la conciencia de la crisis de la razón práctica y la
necesidad de fundar la convivencia nacional en el consenso.

La acción comunicativa, por otro lado, viene a replantear el imperativo


categórico kantiano en términos de teorías de la comunicación. Ella dice
relación con la capacidad que tienen los individuos por su competencia
comunicativa, tienen derecho racionalmente a participar en pie de igualdad en
la deliberación y decisión de las normas a las que han de someterse.

En este contexto, la racionalidad es entendida como la capacidad para la


acción comunicativa. Se entiende la racionalidad en términos
de desencantamiento liberador de las imágenes de mundo míticas y religiosas.
De hecho, todo el proceso de desencantamiento es el resultado de la
comunicación discursiva en donde se van cuestionando las distintas imágenes
de mundo que en un momento determinado se imponen su supremacía.

La acción comunicativa tiene relación con las interacciones del hombre con el
hombre a través del lenguaje con la finalidad de entenderse. Este tipo de
acción, se caracteriza porque:

a) Es una acción absolutamente libre entre sujetos capaces de lenguaje y


acción. El ideal de acción comunicativa es el diálogo libre y sin restricciones
entre los seres humanos. El hombre es un fin en sí mismo, y no un medio para
otros hombres

b) El fundamento de este tipo de acción libre y responsable es la capacidad de


comprensión que poseen todos los hombres. En este sentido, los hombres se
caracterizan porque tienen competencia comunicativa, son capaces de ejercer
actos de habla,

c) La acción comunicativa es la condición esencial de la sociabilidad humana.


De ahí que se puede decir que la sociedad tiene como fundamento la acción
comunicativa.

El presupuesto de validez de la situación ideal de habla permite transformar en


clave dialógica el criterio kantiano de universalización que, reformulado de esta
suerte, permitirá a la ética del discurso enunciar el principio supremo de la
moralidad y servirá de criterio para enjuiciar cualquier consenso fáctico.

El paso de las presuposiciones de la regulación del discurso a la regulación de


la acción; es decir, el paso de la razón crítica argumentativa a la razón práctica.
En este contexto, la norma ética fundamental presupuesta en la lógica de la
argumentación se transforma en norma moral universal presupuesta en cada
decisión y acto voluntario que pretende dar la validez, acto implícitamente
convertible en argumento virtual, quienquiera que actúa con sentido ya
participa en una discusión virtual. Tal superación de la diferencia entre la teoría
y la práctica en un sentido kantiano tiene como consecuencia que todo lo que
pretende tener sentido presupone las reglas de la lógica de la argumentación,
por ende también la norma ética básica de la argumentación. El paradigma de
la semiótica trascendental involucra todo el campo del ser sensato, teórico y
práctico, científico y moral.

También podría gustarte