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Quiero ir a la Luna

 
Había una vez un niño que se llamaba Marcelo. Vivía con su mamá, su papá y su hermano.
era un niño muy activo, curioso e inteligente. le encantaban las películas del espacio y
jugar con su imaginación en especial desde que se dio la cuarentena. Un día se levantó
muy temprano y pensó: “¿Cómo sería estar en la Luna? ¿Estará llena de alienígenas? O de
estrellas y por eso es tan brillante Mmm… ¡voy averiguarlo!”
Macelo bajo corriendo diciendo
 Mama, mama, Mamá, quiero ir a la Luna- Dijo William.
 ¿A dónde? ¿A la Luna? No hijo, a la Luna solo van los astronautas.
 ohhh… yo quería ir.
Y subió muy triste a su habitación por no poder ir a la Luna y se quedó pensando en cómo
sería.
A la media noche una luz iluminó su habitación y Marcelo, muy despacito y con un poco
de miedo, abrió los ojos. Y vio que Junto a su ventana había un extraño hombrecito verde,
muy flaquito y de cabeza enorme:
 ¿Qué? ¿Quién eres? –
 Soy un alienígena, me llamo gagu y estoy aquí porque necesitamos que nos
ayudes en una misión. Mañana a media noche volveré para buscarte, pero no
debes decirle nada a nadie, es una misión secreta. Hoy no te podemos contar más
cosas, no podes hacer preguntas. ¡Prepárate y mañana en la nave te diremos todo
lo que quieras saber!
 Pero, ¿yo? ¿Por qué? ¿Qué tengo que hacer? ¿Cómo entraste en mi habitación?
 ¡Shhh! Ya te dije que sin preguntas. Mañana lo sabrás. Ahora duérmete y descansa
que mañana tendrás una noche muuuy larga.
Gogo subió a su nave y rápido, como Flash, desapareció de la vista de William, que sin
darse cuenta volvió a dormirse.
Al otro día se levantó y no estaba seguro de si había soñado o no realmente y aquel ser se
había aparecido en la noche. Ante las dudas, dejó preparada una mochila con un tarro
lleno de espaguetis que habían sobrado de la cena, por si tenía hambre en el espacio.
También guardó una botella de agua, una pequeña linterna y un superhéroe de juguete
que siempre le acompañaba.

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