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Aiso 6 2 078
Aiso 6 2 078
Riña Walthaus
«Como consecuencia de sus rasgos legendarios fue recogida casi intacta en la anto-
logía de las Mil y una noches y entre las historias amorosas de Ibn as Sarradsch»
(Frenzel, Elisabeth, Diccionario de argumentos en la literatura universal, Madrid,
Gredos, 1976, p. 443).
Como explica Réau, «L'étymologie populaire y est aussi pour quelque chose. Si
Suzanne est devenue le symbole de la chasteté, c'est que son nom signifie en hébreu
filie des lys. On retrouve la meme racine dans le nom persan de la ville de Suse (vi-
lle du lys) et dans le nom árabe du lys passé en espagnol sous la forme azucena.
D'autre part, Daniel, qui signifie: Dieu est monjuge, ne fait dans ce récit que ren-
dre un jugement conforme á l'étymologie de son nom» (Réau, Louis, Iconographie
de l'Art Chrétien, París, Presses Universitaires de France, 1958-1959, t. III, p. 394).
«The Middle Ages made her a symbol of the Church menaced by Jews and pagans.
Medieval artists preferred the theme of Daniel executing justice, but from the
Renaissance onwards they chose Susanna bathing, an opportunity for the portrayal
of female nudity» (Hall, James, Dictionary of Subjects and Symbols in Art, London,
John Murray, 1974, p. 294).
Véanse Prétre, Jean Claude, Suzanne: Le procés du modele, Paris, Bibliothéque des
Arts, 1990, y el capítulo sobre Susana en AA.VV., Les femmes célebres de la Bible
dans la littérature et dans l'art, Lausanne y Paris, Bibliothéque des Arts, 1993, y en
Bornay, Erika, Mujeres de la Biblia en la pintura del Barroco, Madrid, Cátedra, 1998.
Pigler, A., Barockthemen, Budapest, Akademiai Kiado, 1974.
contemplada en secreto por los dos viejos jueces que a veces pasan a ata-
carla, y 40 pintan a Susana durante el juicio, donde se ve acusada falsa-
mente de adulterio y es salvada por el joven Daniel. La gran mayoría de
estos cuadros es obra de pintores italianos y neerlandeses (entre ellos fa-
mosos pintores italianos, como Lorenzo Lotto, Tintoretto, Veronese, Reni,
Carracci, el Guercino o Artemisia Gentileschi, y de los Países Bajos, como
Jordaens, van Honthorst, Anthony van Dyk, Rembrandt y Rubens). Según
parece, el tema de Susana fue menos explotado por los pintores españo-
les del Siglo de Oro: el repertorio de Pigler —que no es exhaustivo pero,
en cualquier caso, la diferencia numérica no deja de sorprender— men-
ciona sólo dos obras españolas: un dibujo de José de Ribera y una obra
de Antonio García y Reynoso. Ambas presentan la escena del baño de
Susana6.
En la pintura, pues, la escena del baño de Susana es la que resulta el
episodio favorito de esta historia, por razones obvias: invita a pintar a la
mujer desnuda, con mayor o menor grado de erotismo. Igual que la mi-
tología e historia clásicas grecolatinas7, varias historias bíblicas protago-
nizadas por mujeres ofrecían al pintor la posibilidad de pintar, de forma
más o menos legítima —es decir, justificado por la historia misma— el
cuerpo femenino parcial o totalmente desnudo: Venus, Dánae, Leda,
Diana, Lucrecia, lo mismo que Bersabé, Susana y María Magdalena8. Por
la carga erótica inherente a un episodio en el que una mujer desnuda es
espiada por dos hombres voyeurs9, Susana, quien según su nombre e his-
toria fue modelo de castidad y recato, podía transformarse en las artes
10 «Their story offers artists a pretext for depicting them mide, and their nudity itself
becomes a sexual provocation, both to the ravishers and Peeping Toms in the pictu-
re, and to us who gaze at them. So, while art may dilute moral condemnation of wo-
men by emphasising their erotic appeal, by the same means it creates sinners where
no sin exists» (Mullins, op. cit. (nota 8), p. 64).
11 Susana y los viejos, de Tintoretto {ca. 1555) se halla en Viena, Kunsthistorisches
Museum; el cuadro de D'Arpino (ca. 1607) en Siena, Ospedale di S. María della
Scala, y los de Rubens: (1609-1610) en Madrid, Real Academia de San Fernando y
(1636-1640) en Munich, Alte Pinakothek.
12 Véase Garrard, Mary D., Artemisia Gentileschi, Princeton, Princeton University
Press, 1989. Como observa esta autora: «In Rembrandt's Susanna of 1647 in Berlin
[...], one of the most sympathic treatments of the biblical heroine, we find a concern
with her youth, innocence, and vulnerability that is thoroughly characteristic of the
artist. Yet even Rembrandt is not immune to sexual stereotype, for he implants in the
pose of Susanna, whose arms reach to cover her breasts and genitals, the memory of
the Medid Venus, a classical model that was virtually synonymous with female se-
xuality» (p. 194).
13 Lotto, Susana y los viejos, 1517, Florencia, Uffizi.
14 Bal, Mieke, op. cit. (nota 8), 1991, p. 140.
poeta resulta abrasado por la pintura del bello cuerpo de Susana, el cual,
según él, hará romper a cualquiera las leyes de la honestidad15.
Esto es lo que observamos en la pintura renacentista y barroca euro-
pea. El teatro español de la época, por su parte, ofrece varias obras que
dramatizan este episodio bíblico. En el teatro áureo, que tiene otros obje-
tivos que la pintura y se dirige a un público más amplio, rigen otras nor-
mas y convenciones (literarias, teatrales y morales), que condicionan la
obra dramática y su representación teatral. Por otra parte, y tratándose de
un género que une la palabra a la imagen y que presenta, en diálogos, un
desarrollo diacrónico de los hechos, el drama ofrece posibilidades distin-
tas de las de la pintura. En el presente trabajo estudiaré las dramatizacio-
nes más importantes del Siglo de Oro español sobre el tema de Susana16;
mi análisis se concentrará en la pregunta de cómo se presentan en ellas el
tema de la castidad y el famoso episodio del baño de Susana.
Hacia mediados del siglo xvi el tema de Susana parece gozar de cier-
ta popularidad entre los dramaturgos y su público. En 1554 Diego
Sánchez de Badajoz publica su Recopilación en metro, donde está in-
cluida una Farsa de Santa Susana, escrita probablemente en el primer
cuarto del siglo xvi17. En 1551 Juan de Rodrigo Alonso, «que por otro
nombre es llamado de Pedraza», publica una Comedia [...] en la qual
por interlocución de diuersas personas en metro se declara la historia
de sancta Susana a la letra (s.l.), obra que tiene dos ediciones más en
el Siglo de Oro, una de 1558 (Alcalá de Henares) y otra de 1603 (Medina
del Campo)18. Las dos obras iban destinadas originalmente a las festi-
vidades de Corpus Christi19 y fueron compuestas, pues, en un período y
15 Vondel, Joost van den, 'Op een Italiaensche schildery van Susanne'. Al final del poe-
ma se glorifica por ello el poder del Arte que supera a la misma Naturaleza.
16 Además de las cinco obras estudiadas en este trabajo, existe una Tragedia de Santa
Susana para el día de Corpus, del autor canario Bartolomé Cairasco y Figueroa. Cfr.
Minian de Alfie, Raquel, «Algunas versiones del tema bíblico de Susana en el tea-
tro de los siglos xvi y xvn», Filología, XV (1971), pp. 183-204. Minian de Alfie no
menciona La justicia y la verdad de Francisco de la Torre y Sevil, obra que estudia-
mos nosotros, ni El bruto de Babilonia, comedia escrita en colaboración por Matos
Fragoso, Moreto y Cáncer, y que sigue la comedia de Guillen de Castro.
17 Me he servido de la edición de Weber de Kurlat, Frida, Diego Sánchez de Badajoz-
Recopilación en metro (Sevilla 1554), Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires,
1968, pp. 423-442.
18 Me he servido de la edición de Gallardo, Bartolomé José, en su Ensayo de una bi-
blioteca española de libros raros y curiosos, ed. facs., Madrid, Gredos, 1968, vol.
IV, pp. 172-186.
19 Como señala Minian de Alfie, estas obras «fueron elaboradas o adaptadas para la fes-
tividad del Corpus, aunque ninguna de ellas honre a la Eucaristía en su texto» {op.
cit. (nota 16), p. 188).
20 Según Minian de Alfie, hay en las palabras del hortelano «el manifiesto propósito de
conectar la obra con el gremio de los Hortelanos» (pp. cit. (nota 16), p. 202).
22 «Ven ya, muerte, no delates / Mas la vida en tal vejez, / Fenesca ya de una vez /
Quien sustenta tus contiendas; / Ya, fortuna, no maltrates / Mas a quien el ataúd /
Hoy se da en la senetud, / Que en infamia tanto abates» (p. 180).
23 En el relato bíblico la madre sólo se menciona como una de los acompañantes de
Susana en la audiencia (Libro de Daniel, 13,30 y 13,63). Esta elaboración del papel
de la madre en la obra de Pedraza es tanto más notable cuando se la compara con la
casi ausencia de la madre en la comedia posterior.
24 Los tres milagros aparecen a menudo enlazados en las plegarias de los agonizantes,
la commendatio animae.
piente gracias a Daniel (cfr. Libro de Daniel, 4, 25-34). Dios lo perdona, lo cura, y
el rey se convierte, dando libertad a los hebreos. Paralelamente a Susana, pues, los
hebreos quedan salvados del asedio y la violencia de parte del poder.
30 Incluye también el casamiento de Susana con Joaquín, pero sin la confusión de dos
Joaquines.
31 Se suprimen episodios como el de la lucha de Daniel contra el dragón y el de su pri-
sión en el foso de los leones, episodios éstos que sí están presentes en la comedia de
Guillen de Castro.
32 I: como deus ex machina salva al padre de Susana, maltratado por el rey; II: expli-
ca el sueño del rey; III: como deus ex machina salva a Susana.