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MOZART

Wolfgang Amadeus Mozart tenía un gran sentido del humor, y


también una extraordinaria nariz. Él bromeaba a menudo sobre las
dimensiones de su apéndice nasal.
Con el fin de gastar una broma al compositor Franz Joseph Haydn,
le hizo la siguiente apuesta:
- Maestro, ¿A qué no puedes tocar estos compases que he
compuesto?
Haydn se sentó al piano y empezó a ejecutar aquellas notas, sin
problemas…, hasta que tuvo que pararse y dijo:
- No puedo continuar, porque aquí en medio hay una nota para la que me faltan dedos, ya que
tengo ambas manos ocupadas.
Mozart rio divertido, y le dijo:
- Déjame…
Se sentó y tocó su propia creación, y cuando llegó a la nota que quedaba
suelta y no había forma de tocarla por estar todos los dedos ocupados, agachó
la cabeza y la tocó con su nariz. Tras esto, ambos rieron, y dijo Haydn:
- Tocas con toda el alma, pero también con todo el cuerpo, sin olvidar la
nariz…
Carlo Frabetti, Anécdotas de la Historia

LOS PERITIOS
Los peritios son unos animales que vivían en la
Atlántida. Eran mitad ciervo, mitad ave. Tenían
la cabeza y las patas del ciervo. En cuanto al
cuerpo, era como el de un pájaro con sus alas y
plumas. Lo sorprendente de estos animales
consiste en que cuando les daba el sol, su
sombra era la de un hombre. Algunos piensan
que los peritios son espíritus de personas que
murieron sin que les perdonaran alguna cosa
mal hecha.
Se les ha sorprendido comiendo tierra seca. Volaban en bandadas a
gran altura. Los peritios eran temibles enemigos de los hombres.
Parece ser que cuando lograban matar a un hombre, hacían coincidir
su sombra con el hombre muerto y alcanzaban el perdón. Después se
revolcaban en la sangre y luego huían hacia las alturas desapareciendo.
No existen armas para luchar con los peritios. Si bien el animal no
puede matar a más de un hombre. Nadie ha podido ver nunca un
peritio porque son animales inventados que nunca existieron.
EL REGALO DE LA GALLINA
Los filósofos discutieron qué era anterior, si el huevo o la gallina, y
nunca se pusieron de acuerdo. Hace 4.000 años, siendo entonces las
gallinas salvajes, vivían en el norte de la India sin que tuvieran
protagonismo culinario, pues en los menús se utilizaban huevos de
otras aves. Fue en Grecia donde se convirtió a la gallina en ave de
corral. A partir de ese momento los huevos formaron parte de la
repostería romana y Apicius inventó las natillas (leche, miel y huevos batidos). Al final
del Medievo el uso del huevo de gallina se extendió por toda Europa como ingrediente
de una alimentación modesta y cotidiana. Los españoles
llevaron las gallinas a América y cuajó una de las mayores
colonizaciones culinarias de la historia de la gastronomía.
Los antiguos persas, chinos y griegos consideraban a los
huevos como símbolo de la creación. Los romanos los
colocaban en las tumbas de sus muertos, al igual que los
indígenas de las islas del Pacífico. Como se calcula que el
mundo consume cada año 250 billones de huevos, no hay
duda en calificarlos de alimento imprescindible.

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