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Aquella era la única verdad.

Aún no sabía lo que quería, y no podía dejarme llevar por lo


que fuera más fácil o por lo que otros pensaran que era más conveniente. Tenía que darme
tiempo para decidir lo que era mejor para mí.
Aspen reflexionó un momento, aunque desde luego no estaba contento con lo que había
oído.
Por fin sonrió.
—Sabes que no me rendiré, ¿verdad? —Su tono era de desafío, y no pude evitar sonreír.
Lo cierto es que Aspen no era de los que admitían fácilmente la derrota.
—La verdad es que este no es un buen lugar para intentar luchar por mí. Tu
determinación aquí puede resultar peligrosa.
—No le tengo miedo a ese «traje» —dijo, en tono de mofa.
Alcé la mirada, casi divertida ante el rumbo que tomaba aquello. Siempre me había
preocupado que alguien me quitara a Aspen. Me sentía culpable por que me gustara verle
preocupado en relación con que alguien pudiera quitarle a su chica, a mí, para variar.
—Muy bien. Dijiste que no le querías…, pero debe de gustarte un poco para que estés
dispuesta a quedarte, ¿no?
Bajé la cabeza.
—La verdad es que sí —asentí—. Es mejor de lo que me esperaba.
Él se quedó pensando un momento, asimilando la noticia.
—Supongo que eso significa que tendré que luchar más duro de lo que pensaba —dijo,
dirigiéndose a la puerta.
Antes de cerrar la puerta, me guiñó un ojo.
—Buenas noches, Lady America.
—Buenas noches, soldado Leger.
La puerta se cerró, y la sensación de paz fue sobrecogedora. Desde el inicio de la
Selección, me había preocupado que todo aquello se convirtiera en algo que me arruinara la vida.
Sin embargo, en aquel momento no creí que pudiera haber nada mejor.
Por la mañana, mis doncellas entraron en la habitación, demasiado temprano para mi
gusto, y me despertaron. Anne corrió las cortinas y, en el momento en que la luz cayó sobre mí,
tuve la sensación de que aquel era realmente mi primer día en palacio.
La Selección ya no era algo que me estuviera ocurriendo sin más, sino que era algo de lo
que yo participaba activamente. Era parte de la élite. Aparté las sábanas y me incorporé de un
salto al nuevo día.

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