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DERECHO CIVIL

TEMA 1

EL CONCEPTO DEL DERECHO. LAS DIVISIONES DEL DERECHO: DERECHO


NATURAL Y DERECHO POSITIVO; DERECHO PUBLICO Y DERECHO PRIVADO;
OTRAS CLASIFICACIONES. LA NORMA JURÍDICA: SU NATURALEZA.
CARACTERES, ESTRUCTURA Y PRINCIPALES CLASIFICACIONES DE LAS
NORMAS JURÍDICAS. APLICACIÓN E INTERPRETACIÓN DE LAS NORMAS.

I. EL CONCEPTO DEL DERECHO

1.- Significados de la palabra Derecho

El terminó "derecho" ya fue entendido por los jurisconsultos romanos en sus dos
acepciones tradicionales: como "norma agendi", hace referencia al Derecho objetivo,
como conjunto de normas que rigen la conducta del hombre en sociedad; como
"facultas agendi", se refiere al derecho subjetivo, esto es, al poder jurídico, a la facultad
de obrar concedida al hombre dentro del marco del Derecho objetivo.

2.- Definición del Derecho objetivo

a) Existen definiciones tradicionales, formuladas en el Digesto, que conectan


al concepto del Derecho a la equidad, entendida en sentido de justicia: "ius
est ars boni et aequí" (Celso); "ius id quod semper aequum ac bonum est"
(Paulo).

b) Surgen concepciones que no identifican el Derecho con la norma, como la


de Stammler, para quien el Derecho es una categoría o modalidad del
querer, destacando la importancia que la voluntad humana tiene en la idea
de Derecho, puesto que los calificativos de "justo" e "injusto sólo pueden
predicarse de los actos voluntarios del hombre.

c) Las definiciones más comunes definen el Derecho objetivo como un


conjunto de normas. Citaremos la de Lacruz Berdejo para quien el
Derecho es "el conjunto de reglas de conducta externa del sujeto, en sus
relaciones con los demás, enunciadas por los órganos competentes e
impuestas coactivamente a los ciudadanos"
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De aquí nacen los caracteres del Derecho objetivo: a) La bilateralidad, ya que el


Derecho no se concibe para el hombre aislado; b) La generalidad, aunque pueden
existir normas para una relación individual c) La imperatividad pues la regla de Derecho
es un mandato, positivo o negativo, dirigido al hombre; d) La coercibilidad, ya que la
norma de Derecho positivo ha de ser susceptible de ser impuesta por medio de la
coacción externa, cualquiera que sea la forma que puede adoptar.

II. LAS DIVISIONES DEL DERECHO: DERECHO NATURAL Y DERECHO POSITIVO

Puig Peña afirma que el Derecho objetivo es susceptible de numerosas divisiones


desde los diversos puntos que puede ser contemplado.

a) El Derecho positivo es el conjunto de preceptos vigentes en un país en un


momento determinado, mientras que las normas de Derecho natural surgen de la
naturaleza y de la razón del hombre. Aristóteles ya distinguió lo justo legítimo de lo
justo natural, el primero basado en la voluntad humana, propio y particular de cada
pueblo; el segundo, fundado en la esencia misma de las cosas y, como tal,
universal e inmutable .

b) Característica de la Escolástica (San Agustín, Santo Tomás) fue la distinción entre


la ley eterna (que existe en la mente divina), la ley natural y la ley humana. La ley
natural la definían como la participación del hombre en la ley eterna, y en ella
debían fundarse las leyes humanas. (Doctrina desarrollada por la Escuela
española del Derecho natural y de gentes, Francisco de Vitoria, Francisco
Suárez).

c) Para la escuela racionalista del Derecho natural, éste se deriva exclusivamente de


la recta razón y se adapta a la naturaleza sociable del hombre. Se trata de reglas
conformes a la naturaleza racional y social del hombre o de principios aceptados
por todos los pueblos civilizados (Grocio, Thomasio y Puffendorf).

d) El positivismo del siglo XIX negó de plano la existencia del Derecho Natural. El
Derecho es únicamente la voluntad estatal debidamente expresada a través de
sus órganos (Bergbohm, Kírchmann).
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e) Actualmente es doctrina generalizada reafirmar la existencia del Derecho natural
como expresión de un ideal de justicia, válido en sí mismo, que no requiere
promulgación por la autoridad constituida. Como dice Josserand, existen una serie
de dogmas universalmente verdaderos, como la fuerza obligatoria de los
contratos, la no retroactividad de las leyes, la reparación de daños injustamente
causados, que constituyen el contingente apriorístico del Derecho natural. Este
Derecho natural opera sobre el Derecho positivo triplemente: 1) Sus principios
deben servir de fundamento para la elaboración, interpretación y aplicación de las
normas positivas; 2) En caso de laguna del Derecho positivo debe acudirse al
Derecho natural; 3) Cuando la norma positiva es contraria al Derecho natural se
plantea el problema de su legitimidad y de su necesaria revisión.

f) También podría hacerse una breve referencia al derecho positivo y la moral,


entendida como los comportamientos sociales aceptados por la sociedad en un
momento determinado, que también tienen trascendencia en nuestro Derecho
Positivo, así en el Código Civil, prohíbe la costumbre contraria a la moral (art. 1.3),
declara la licitud de la causa en los contratos contrarias a la moral (art. 1275) o
impide los pactos contractuales que atenten a la moral (art. 1255).

III. DERECHO PÚBLICO Y DERECHO PRIVADO

1.- Distintas teorías.

Federico de Castro ha expuesto las distintas teorías que se han formulado sobre esta
distinción, que para algunos es la diferenciación fundamental de la ciencia jurídica (el
propio De Castro), mientras otros autores opinan que no es una acabada clasificación
ni tiene una importancia esencial en la vida de la práctica jurídica (Bullinger).

a) Teorías negativas. Cargando de contenido político el Derecho privado, se


niega la existencia de verdaderos y autónomos derechos subjetivos del
individuo. Sólo constituyen las normas jurídicas las destinadas a servir a la
solidaridad social, por lo que .sólo es Derecho el Derecho público (Duguít).

b) Teorías pluralistas. Entienden que existen reglas que no pueden


clasificarse como Derecho público o privado, porque están a mitad de
camino entre ambos conceptos. Es la posición de Cicu, para quien a la
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distinción hay que añadir el Derecho de familia, o de Gierke que
independiza el Derecho de sociedades, que no es público ni privado.

c) Teorías dualistas. Son las más arraigadas. Parten de la conocida idea de


Ulpiano (expresada en el Digesto) según la cual: "Publicum ius est quod ad
statum rei romanae spectat; privatum quod ad singulorum utilitatem
pertinet". El Derecho será público o privado según intervenga el Estado en
las relaciones que regula o bien se trate de relaciones entre particulares
(doctrina del sujeto). Como pronto se advirtió que el Estado actúa en
relaciones jurídicas como un simple particular, la diferenciación se hizo
recaer en el interés prevalente en la norma: el interés general (Derecho
público) o el interés de los particulares (Derecho privado) (doctrina del
interés, que tropieza con la objeción de que todas las normas, en última
instancia, persiguen el bien común). De Castro se inclina porque el
Derecho positivo es uno, pero en él se actúan dos principios, el de
personalidad, para que la persona cumpla sus fines, y el de comunidad,
para que ésta ejecute los suyos. Según que en la norma prevalezca uno u
otro principio deberá clasificarse como Derecho público o privado.

2.- Criterio de distinción según Lacruz Berdejo

El criterio distintivo que tiene actualmente mayor aceptación - expone Lacruz Berdejo -
es el que se refiere a la posición de los sujetos en las relaciones que las normas
establecen. Si las normas configuran relaciones en que aparece el Estado, o los demás
entes públicos, investidos de "imperium", esto es, ejercitando en las relaciones de que
se trate su poder de soberanía, la norma habrá de clasificarse como de Derecho
público. Sí ambas partes(sean exclusivamente los particulares, sean el Estado o los
entes, públicos y los particulares) actúan en un plano de igualdad, las normas que
regulan estas relaciones han de clasificarse como Derecho privado.

Finalmente, hay que decir que la distinción, al margen de su aspecto doctrinal, tiene
importantes consecuencias prácticas, pues, conformé a la Ley Orgánica del Poder
Judicial, va a determinar la competencia de los distintos órdenes jurisdiccionales (civil o
contencioso administrativo), para conocer de las pretensiones que ante los mismos se
ventilen.
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IV. OTRAS CLASIFICACIONES

Las de mayor trascendencia, recogidas por De Castro, son las siguientes .

1.- Derecho general y Derecho particular.

Esta clasificación toma en cuenta la eficacia territorial de las normas. En muchos


Estados existen normas que tienen vigencia en todo el territorio del Estado.
Constituyen el Derecho general. Pero también hay normas vigentes solamente en una
determinada parte del territorio o Derecho particular. En España, junto a las normas
generales, existen las leyes y normas aprobadas por los órganos de las Comunidades
Autónomas, que rigen únicamente en el territorio de la Comunidad. En el ámbito del
Derecho Civil aparecen los Derechos particulares o forales, cuya conservación,
modificación y desarrollo es competencia de las Comunidades Autónomas (art.
149.1.8ª de la Constitución)

2.-Derecho normal y Derecho excepcional

Derecho normal es el que reglamenta una materia, no importa de qué amplitud, con
base en principios considerados de valor organizativo general. Derecho excepcional es
el que carece de una justificación general y se promulga por alguna conveniencia del
momento histórico (legislación de guerra, propia de los estados de excepción o de
sitio). Su interpretación debe ser siempre restrictiva. En este sentido, el artículo 4.2 del
Código Civil previene que "las leyes excepcionales (junto con las penales y las de
ámbito temporal) no se aplicarán a supuestos ni en momentos distintos de los
comprendidos expresamente en ellas"

3. Derecho común y Derecho especial

El Derecho común está integrado por los preceptos que forman el núcleo central y
básico del ordenamiento. El Derecho especial regula materias e instituciones concretas,
cuyo estudio se ha ido particularizando, formando ramas nacidas del primitivo tronco del
Derecho común. Esta distinción toma especial significación en el Derecho civil, donde
del primitivo tronco del "ius commune" se han ido desgajando los Derechos especiales,
como el Derecho Hipotecario o Inmobiliario Registral, el Derecho mercantil, el Derecho
laboral (en lo relativo al contrato de trabajo). En relación con esta especialización,
indispensable nuestra época, el artículo 4.3 del Código Civil ha mantenido su eficacia
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supletoria respecto a los Derechos especia les, diciendo: "Las disposiciones de este
Código se aplicarán como supletorias en las materias regidas por otras leyes".

Finalmente, desde una perspectiva internacional, se distingue entre:

4. " Common law" y "Civil Law".

Por su extraordinaria importancia en el día de hoy, no podemos prescindir de exponer


brevemente esta clasificación. Se entiende por sistemas de "civil law" aquellos en los
que el legislador crea el Derecho; mientras que en los sistemas de "common law" los
jueces crean el derecho y quedan vinculado por los precedentes judiciales.

V. LA NORMA JURÍDICA: SU NATURALEZA

1.- Concepto

La norma jurídica no tiene otro concepto que el del Derecho. De acuerdo con la
definición de Lacruz Berdejo, que anteriormente hemos hecho constar, es una regla de
conducta externa del sujeto, en sus relaciones con los demás, enunciada por los
órganos competentes e impuesta coactivamente a los ciudadanos. De Castro, con
elogiable brevedad, la concibe como "el mandato jurídico con eficacia social
organizadora".

2.- Naturaleza

Ramón Soriano (Compendio de Teoría General del Derecho) ha expuesto


detenidamente las diversas teorías sobre la naturaleza de la norma jurídica, que, en
esencia, son las siguientes:

a) La norma es una regla imperativa, es decir, un mandato ordenado por la


voluntad del legislador que obliga a su destinatario (Ho- bbes, Enneccerus,
De Diego);
b) La norma es un juicio hipotético, que atribuye una determinada
consecuencia jurídica a un supuesto o condición (Kelsen, que, como
veremos, define la naturaleza de la norma partiendo de su estructura);
c) El contenido de la norma, más que una prescripción, comprende una
alternativa valorativa, de modo que el legislador elige una, entre las varias
alternativas de valoración, y la traduce en el texto jurídico positivo;
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d) La norma es una regla técnica, o sea, el resultado de un conocimiento
científico previo, en este caso, un conocimiento jurídico.

Bobbio y Ramón Soriano se muestran partidarios de una posición ecléctica. Defienden


la coexistencia de normas imperativas y no imperativas en el seno del ordenamiento
jurídico. Las primeras imponen un comportamiento. Las segundas desarrollan una
función complementaria, de otorgamiento de poderes y facultades a los particulares,
de excepción de otras normas imperativas, etc. Son, entre otras, las normas de
organización, competencia, procedimiento, facultativas, permisivas y derogatorias.
Estas normas no imperativas son auxiliares de la eficacia de las imperativas. Existen
en función de ellas y no pueden alcanzar una realidad independiente. Estas tesis
eclécticas han tenido una favorable acogida en la doctrina actual, debido a su
indiscutible valor pragmático.

VI. CARACTERES DE LA NORMA

Según De Castro tres son los caracteres por los que se distingue la norma positiva:

a) "Auctoritas". La norma debe emanar de un poder jurídico con competencia


para dictarla, lo que le da la cualidad de obligatoria. Estos poderes jurídicos
capaces de crear normas suelen venir establecidos en la Constitución. Entre
las fuentes del Derecho es en la ley en la que prevalece la "auctoritas" del
legislador.

b) "Ratio". Consiste en el valor intrínseco de la regla, por estar orientada a la


justicia y al interés general. En los principios generales del derecho predomina
la "ratio" implícita en los mismos, que es la que determina su fuerza de obligar.

c) "Effectus". Es la validez que alcanza la norma en la realidad social, que se ve


garantizada por la sanción que lleva consigo su infracción. Por ello, es
mayoritaria la postura doctrinal que sostiene que la norma positiva necesita
contar con la sanción, que a la "vis directiva" une la "vis compulsiva", o
posibilidad de imponerla obligatoriamente mediante una sanción al sujeto
infractor, cualquiera que ésta sea. Entre las fuentes del derecho es en la
costumbre en la que aparece en primer término el "effectus", ya que es
precisamente la aplicación de una manera de actuar generalizada la que
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alcanza a adquirir valor regulador de la conducta de los hombres dentro de la
comunidad.

VII. ESTRUCTURA DE LA NORMA

Según De Castro, se distinguen dos elementos en la norma que determinan su


estructura:

a) La situación de hecho ("Tatbestand", en la terminología de Binding y los


penalistas alemanes, que se generalizó a los civilistas). Supone la
determinación y concreción de los elementos de hecho que motivan la
aplicación de la norma. Puede estar constituida por un hecho natural, por una
serie de hechos o por cualquier clase de actos o realidades sociales. En el
momento en que la norma toma en consideración estos hechos éstos se
transforman en hechos y actos jurídicos.

b) La eficacia jurídica ("Rechtsfolge"). Consiste en la fijación del alcance y de los


límites del deber jurídico impuesto por la norma. Esta eficacia jurídica puede
ser de dos clases: 1) Eficacia ordinaria, cuando al cumplimiento de la norma
no se ha opuesto ningún obstáculo. Coexiste aquí un deber jurídico general de
respetar la norma y una eficacia práctica de las relaciones jurídicas (derechos
y deberes) creadas por ella; 2) Eficacia extraordinaria, cuando al cumplimiento
de la norma se opone algún obstáculo, lo que determina la imposición de la
correspondiente sanción (de carácter penal en unos casos y en otros de
naturaleza puramente civil).

VIII. PRINCIPALES CLASIFICACIONES DE LAS NORMAS JURÍDICAS

Las normas jurídicas son susceptibles de una gran variedad de clasificaciones,


muchas de las cuales carecen de verdadera eficacia práctica. Prescindiendo de las
que hemos expuesto como divisiones del Derecho objetivo, atenderemos a la
verdadera esencia de la norma como célula básica del ordenamiento.

a) Normas rígidas ("ius strictum") y flexibles (ius aequum"). En las primeras el


precepto es taxativo y no deja margen alguna para apreciar las
circunstancias del caso, ni graduar sus consecuencias. Tales son, por
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ejemplo, las que regulan la capacidad de obrar atendiendo a límites fijos
de edad, independientemente del grado de capacidad efectiva de cada
individuo (art. 315 del Código Civil) y, en general, las que establecen
plazos para el ejercicio de ciertos derechos. Normas flexibles son aquellas
en que los requisitos o los efectos del supuesto regulado resultan más o
menos indeterminados, dejando a las partes y a los tribunales un cierto
margen para apreciar las circunstancias que pueden concurrir.
Corresponden a este grupo todos los preceptos que se remiten a
conceptos indeterminados, de contenido variable, a través de los cuales
penetran en el Derecho las ideas sociales de cada momento, como son la
buena fe, la diligencia de un buen padre de familia o la justa
indemnización. Participan de esta naturaleza las normas que facultan al
Juez para proveer lo que corresponda (art. 398.3 del Código Civil),
moderar la responsabilidad que proceda de negligencia (art. 1.103) o
establecer la duración del plazo para el cumplimiento de la obligación,
cuando ésta no la señalare (art. 1.128).

b) Normas imperativas y dispositivas (o facultativas). Las normas


imperativas, que integran el llamado Derecho absoluto ("ius cogens"), son
aquellas que imponen a los interesados la regulación que establecen, sin
permitirles modificarla o substraerse a sus consecuencias. Pueden ser
preceptivas, si imponen una conducta o prestación (por ejemplo, la
obligación de pagar alimentos) o prohibitivas, si contienen un mandato
negativo (como la prohibición de contratar sobre servicios contrarios a las
leyes o a las buenas costumbres, o sobre cosas o servicios imposibles,
arts. 1.271 y 1.272 del Código).Las normas dispositivas, que forman el
Derecho voluntario o facultativo ("ius dispositivum"), son las que respetan
la iniciativa y voluntad de las partes, que pueden excluir su aplicación, si
así lo desean, mediante pacto o declaración al efecto. Suelen subdividirse
en interpretativas y supletorias, según tengan por objeto aclarar la
voluntad de las partes, cuando se ha expresado de un modo dudoso o
incompleto, o sustituirla, cuando dicha voluntad no ha llegado a formularse
sobre un punto concreto.

c) Normas completas o autónomas, e incompletas o auxiliares. Las primeras


son las que por sí solas integran una proposición jurídica y, con ella, un
mandato, una prohibición o una concesión. Las segundas son las que no
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tienen sentido sino en combinación o conexión con otras, a las que tratan
de completar o de limitar en su eficacia. Entre las normas incompletas o
auxiliares puede a su vez distinguirse: 1) Las explicativas o interpretativas
de otras normas jurídicas; 2) Las definiciones legales; 3) Las limitativas,
modificativas o negativas, que restringen, modifican o suprimen los efectos
de otros preceptos para casos determinados; 4) Las de remisión o reenvío;
5) las ficciones de derecho, muy usadas en la antigua legislación,
mediante las cuales se considera sucedido un hecho que en realidad no ha
tenido lugar, a fin de aplicarle el tratamiento jurídico que, de existir, le
correspondería (como tener al concebido por nacido para todos los efectos
que le sean favorables siempre que nazca, conforme art. 29).

IX. APLICACIÓN E INTERPRETACIÓN DE LAS NORMAS

1.- Planteamiento

Las normas nacen para su aplicación y con ella alcanzan su verdadero fin. La
realización práctica del Derecho es en gran parte, como todos los problemas que la
práctica lleva consigo, una cuestión de oportunidad y de circunstancia. Sin embargo, a
la realización del Derecho preceden ciertas operaciones, objeto de estudio por la
doctrina.

Estas operaciones son dos: 1) La indagación de la norma, porque antes de realizarla o


de pedir su realización es preciso conocer qué norma debe ser aplicada; 2) La
interpretación de la norma, puesto que también debe ser anterior a la aplicación de la
norma la averiguación de su sentido.

a) Indagación de las normas. El hallazgo del precepto legal, buscado para un caso
concreto, no permite proceder inmediatamente a su interpretación y aplicación.
Antes es necesario conocer la real existencia de la norma, su autenticidad y su
vigencia. Ello plantea las tres cuestiones siguientes, que integran la indagación
de la norma:

- La crítica formal de las normas representa la corrección de los errores


materiales, como las erratas de imprenta. El Juez, o el operador jurídico, puede
salvar estos errores, para evitar que la aplicación de las leyes se convierta en un
absurdo.
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- La crítica material de las normas plantea el problema de la inconstitucionalidad


de las leyes (y paralelamente el de la ilegalidad de las disposiciones
reglamentarias). En el Derecho Español la declaración de inconstitucionalidad de
las leyes corresponde al Tribunal Constitucional, a través de los procedimientos
que regula su Ley Orgánica de 3 de octubre de 1.979. El Juez no tiene facultades
para no aplicar una ley por considerarla inconstitucional, pero puede plantear la
cuestión de su inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional (materias que
se estudian en otra parte del programa). Por lo que se refiere a las disposiciones
reglamentarias el Juez tiene la potestad de inaplicarlas siempre que sean
contrarias a la Ley, como dispone el artículo 6 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial.

- La resolución de los conflictos de normas. Puede ocurrir que en la indagación de


las normas no se halle una sola, sino varias que, en principio, sean aplicables al
mismo supuesto de hecho. Si todas son compatibles, se aplicarán simultánea o
sucesivamente, según proceda. Pero si son incompatibles hay que resolver el
conflicto, atendiendo a los distintos criterios de preferencia. Estos criterios son
muy numerosos, previendo un gran número de casos, pudiendo destacarse como
más comunes los siguientes:

(i) el criterio de la especialidad, según el cual "lex specialis derogat lex


generalis", pues de otro modo la ley especial nunca tendría aplicación (aunque
en la práctica hay a veces dificultades para decidir cuál es la ley especial);

(ii) el criterio de la principalidad, según el cual "lex principalis derogat lex


subsidiariae", en los supuestos en que aparezcan unas leyes principales y
otras subsidiarias, aplicables sólo en defecto de las primeras;

(iii) el criterio de la posteridad, según el cual "lex posterior derogat anterior";

(iv) el criterio de la intensidad, según el cual "lex consumens derogat lex


consumptae", llamándose más intensa a la ley que engloba en sus supuestos
a la menos intensa.
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2 (b).- Interpretación de las normas.

Una vez conocido el precepto que debe aplicarse es preciso saber su significado. La
interpretación, dice Federico de Castro, es la determinación, por los signos externos,
del mandato contenido en la norma.

Recoge dicho autor las teorías sobre la interpretación de la Ley en los grupos
siguientes:

- Teoría legalista primitiva. El que realiza el Derecho ha de atenerse siempre al


texto de la ley..

- Teoría de la voluntad del legislador. El intérprete debe sujetarse a lo que quiso


el legislador, tomando en cuenta los trabajos preparatorios y las exposiciones
de motivos de las leyes.

- Teoría de la voluntad de la ley. El precepto legal se independiza de su creación


y debe estarse exclusivamente a la voluntad de la ley.

- Teoría del Derecho libre. El Juez es libre para formular su interpretación ante el
caso particular, criterio adoptado por el Código Suizo.

- Jurisprudencia de los intereses. El intérprete debe limitarse a descubrir y


proteger el interés acogido por el precepto (Ihering).

- Escuela normativista. La interpretación debe ser siempre grámatico- lógica,


circunscribiéndose a las leyes del lenguaje y del pensamiento.

- Sincretismo metódico. Aceptan y combinan en la interpretación todas las


teorías, según las circunstancias concurrentes.

- Interpretación teleológica. El intérprete debe investigar cuál es el fin de la ley y


cooperar a su consecución (De Castro).
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3.- Clases de interpretación.

a) Por su origen , la interpretación puede ser: auténtica, efectuada por el propio


legislador; doctrinal, realizada por los tratadistas; y jurisprudencial, procedente
de las sentencias de los Tribunales.

b) Por los medios empleados, se distingue la interpretación: gramatical, que


atiende a las palabras de la ley; lógica, en que el medio empleado es la razón
lógica del precepto e incluso su finalidad (teleológica); histórica, cuando se
utilizan los antecedentes de la norma; sistemática, si el precepto se interpreta
en conexión con otros del ordenamiento.

c) Por sus resultados, se diferencia la interpretación en: literal, cuando concluye


que el fin de la norma es concorde al sentido de sus palabras; extensiva,
cuando amplía el ámbito de aplicación de la norma; restrictiva, si lo reduce;
derogatoria, cuando de la desaparición de las circunstancias que dieron
origen a la norma se deduce su derogación.

4.- Preceptos del Código Civil. El Título Preliminar del Código expone en el artículo 3
dos preceptos sobre la interpretación de las normas: 1. "Las normas se interpretarán
según el sentido propio de sus palabras, en relación con el contexto, los antecedentes
históricos y legislativos, y la realidad social del tiempo en que han de ser aplicadas,
atendiendo fundamentalmente al espíritu y finalidad de aquéllas 2.- La equidad habrá
de ponderarse en la aplicación de las normas, si bien las resoluciones de los
Tribunales sólo podrán descansar de manera exclusiva en ella cuando la ley
expresamente lo permita.

El Código se inclina por una interpretación teológica, pero mandando también


sujetarse a la interpretación gramatical sistemática, histórica y sociológica. No
obstante, hay que significar el carácter de "numerus apertus" del artículo 3.1 del
Código Civil, como lo pone de manifiesto la Exposición de Motivos del Título Preliminar
del Código Civil al señalar en relación al artículo 3.1 que " en ningún caso es
recomendable una fórmula hermenéutica cerrada y rígida". En este sentido, tanto el
Tribunal supremo como el Tribunal Constitucional han acudido en diversos
pronunciamientos a diversos instrumentos de interpretación no enunciados en el art.
3.1 CC, entre los que podemos destacar: el Derecho comparado, el Derecho de la
Unión Europea, la jurisprudencia internacional e incluso, la doctrina de los autores o
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determinadas propuestas legislativas. Como se desprende, entre otras, de la STC de 6
de noviembre de 2012, en la interpretación del art. 32 CE relativo al matrimonio.

Y, promulgada la Constitución de 1978, es necesario la interpretación de las normas


conforme a la Constitución y más favorable a los derechos fundamentales . El Tribunal
Constitucional ha introducido una importante regla interpretativa: la interpretación de
los preceptos "secundum Constitutionem", es decir, en la forma más acorde a los
principios y normas fundamentales del Texto Fundamental. Por otro lado, el artículo 5.1
de la Ley Orgánica del Poder Judicial (Ley 6/1.985, de 1 de julio), ordena a los Jueces y
Tribunales interpretar y aplicar las leyes y reglamentos según los preceptos y principios
constitucionales, conforme a la interpretación de los mismos que resulta de las
resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional en todo tipo de procesos.

Sobre un tema original de Manuel Goded, ha sido revisado y actualizado para la


Academia ( Julio Diez, Edmundo Bal, Nacho Grangel) por Nacho Monedero.

Septiembre de 2014

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futuras, envíanos un email a: joseignacio.monedero@dlapiper.com

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