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Plusvalor y Excedente

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Fernando Hugo Azcurra

COLECCIÓN: TEORÍA ECONÓMICA

DIRECTOR: Fernando Hugo Azcurra

Capital y Excedente
Alejandro Fiorito - Fernando Hugo Azcurra

Teoría Macroeconómica
Fernando Hugo Azcurra

John Maynard Keynes: Lectura e Interpretaciones I


Fernando Hugo Azcurra

John Maynard Keynes: Lectura e Interpretaciones II


Alejandro Fiorito – Gustavo A. Murga

Epistemología de la economía:
validación, significado y realidad en la teoría económica
Ricardo Raúl Borrello

Piero Sraffa, la implosión de la economía neoclásica


Alejandro Fiorito

Seminarios Sraffianos
Franklin Serrano

CUADERNO DE INVESTIGACIÓN Nº 1
Una fisura en el programa de investigación
Neo-Walrasiano: La crítica del Centro Sraffa
Dir. Fernando Hugo Azcurra

Toni Negri y la Resurrección de la Ideología


Imperialismo y Socialismo
Fernando Hugo Azcurra

Adam Smith o los fundamentos de la política


Ricardo Raúl Borrello

CUADERNO DE INVESTIGACIÓN Nº 2
La teoría del crecimiento económico y el Mercosur
Dir. Fernando Hugo Azcurra

Plusvalor y Excedente
Fernando Hugo Azcurra

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Plusvalor y Excedente

FERNANDO HUGO AZCURRA

PLUSVALOR Y EXCEDENTE

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Fernando Hugo Azcurra

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Plusvalor y Excedente

FERNANDO HUGO AZCURRA

PLUSVALOR Y EXCEDENTE

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Fernando Hugo Azcurra
Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño
de cubierta puede ser reproducida, almacenada o
transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya
sea electrónico, mecánico, óptico de grabación o de
fotocopia sin permiso previo del Editor. Su infracción
está penada por las leyes 11723 y 25446.
Azcurra, Fernando Hugo
Plusvalor y Excedente. - 1a ed. - Buenos Aires: Ediciones
Cooperativas, 2011.
213 p.; 21x14 cm.

ISBN 978-987-652-081-2

1. Economía. I. Título.
CDD 330

 2011 Azcurra, Fernando Hugo 1º edición, Abril 2011


Derechos exclusivos
 2011 Ediciones Cooperativas
Tucumán 3227 (1189)
Buenos Aires – Argentina
 (54 011) 35280466 / (15) 4937 6915
http://www.edicionescoop.org.ar
info@edicionescoop.org.ar

Hecho el depósito que establece la ley 11.723

Impreso y encuadernado por:


Imprenta Dorrego. Dorrego 1102, C.A.B.A.
1ª. ed. Tirada: 100 ejemplares. Se terminó de imprimir en Abril 2011.

Editorial asociada
IMPRESO EN ARGENTINA – PRINTED IN ARGENTINA
a:

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Plusvalor y Excedente

A MI AMADA HIJA ANA CLARA

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Fernando Hugo Azcurra

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Plusvalor y Excedente

INDICE

PRIMERA PARTE
Aporías puestas por la ley del valor y la generación
de un excedente …………………………………………....

Capítulo 1
Introducción general

1.a. Dos grandes concepciones sobre el funcionamiento del modo de


producción capitalista
1.b. Paradigma científico del plusvalor de K. Marx
1.c. El paradigma vulgar (el marginalismo)
1.d. El paradigma científico del excedente de Piero Sraffa

Capítulo 2
Fundamentos de la teoría clásica del valor (A. Smith; D. Ricardo)

2.a. Caracteres comunes de la teoría


2.b. La teoría del valor en A. Smith
2.c. La teoría del valor en D. Ricardo

Capítulo 3
El análisis de K. Marx

3.a. Aporías económicas planteadas por la ley de la


determinación del valor por el tiempo de trabajo
3.b. La determinación del valor en el análisis de Marx
3.c. La labor analítica de Marx
3.d. El análisis de la mercancía
3.e. ¿Cómo entender el trabajo abstracto?
3.f. La ley del valor y el cambio trabajo asalariado-capital
3.g. Análisis del movimiento real del capital y ley del valor

Capítulo 4
Modelo formalizado de K. Marx

Apéndice: fragmentos sobre la teoría del valor de Marx

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Fernando Hugo Azcurra

SEGUNDA PARTE
Abandono de las aporías. Armonía de la producción sin
excedente ni ley del valor

Capítulo 5
Surgimiento de la concepción neoclásica

Capítulo 6
Los nuevos fundamentos de la economía neoclásica

6.a. Cambios en los fundamentos teóricos


6.b. Supuestos de análisis
6.c. Nociones operativas
6.d. Qué pasó de la teoría clásica al Marginalismo

Capítulo 7
El modelo de equilibrio general

Capítulo 8
Los nuevos conceptos de capital y de ganancia

8.a. El problema del capital y del interés


8.b. El planteo de los clásicos y de Marx
8.c. La explicación marginalista
8.d. Capital y ganancia en John Bates Clark
8.e. Capital e interés en E. von Böhm Bawerk
8.f. El planteo de Irving Fisher
8.g. Deficiencias de la exposición marginalista

TERCERA PARTE
Piero Sraffa: producción con excedente y sin teoría del valor

Capítulo 9
Introducción general
Capítulo 10
Terminología

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Plusvalor y Excedente
Capítulo 11
La teoría económica de P. Sraffa

11.a. Las aporías económicas en la obra teórica de Sraffa


11.b. Premisas analíticas del modelo
11.c. El modelo de “Producción de mercancías…”
i) Sociedad extremadamente simple. Equilibrio sin excedente
ii) Sociedad de producción con excedente. Sistema
autocontradictorio
iii) Excedente, bienes y salarios
iv) La aporía clásica ricardiana
v) La mercancía patrón

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Fernando Hugo Azcurra

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Plusvalor y Excedente

“La Economía Política, es la ciencia que tiene en estos puntos de


vista su comienzo (sistema de necesidades, satisfacción,
voluntades, y la actividad y el trabajo como lo que media entre
ellos), y que tiene que presentar luego la relación y el movimiento
de la masa de datos contigentes en su determinación cualitativa y
cuantitativa y en su desarrollo …Encontrar aquí lo necesario es
el objeto de la Economía Política, una ciencia que hace honor al
pensamiento al hallar las leyes de una masa de hechos
contigentes…Tiene su similitud con el sistema planetario, que al
ojo sólo muestra movimientos irregulares, cuyas leyes se pueden sin
embargo conocer”

W.F. Hegel, “Principios de la Filosofía del Derecho”


Editorial Sudamericana, 1975, p. 234-235

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Fernando Hugo Azcurra

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Fernando Hugo Azcurra

PRÓLOGO

Debo advertir al lector de la presente obra, que las ideas


principales y la estructura misma pueden ser encontradas en una
publicación anterior bajo el título de “Capital y Excedente” en
colaboración con el Lic. Alejandro Fiorito. Sin embargo son
muchas las modificaciones, correcciones y ampliaciones que le he
introducido a punto tal que la convierten en un nuevo texto. En la
Introducción general se han realizado correcciones y
actualizaciones; la primera parte muestra considerable ampliación
en los temas tratados y también correcciones de digitación pero
también de redacción. La exposición de la relación entre
trabajadores asalariados y empresarios capitalistas en el proceso de
producción se ha mejorado ostensiblemente y se introdujo mayor
claridad. Es un tema de la mayor importancia analítica y social al
que, lamentablemente, la literatura económica marxiana no le
concede prioridad. Da la impresión que con saber que es en ese
momento y en tal relación que se produce el plusproducto, base del
plusvalor, ya está todo dicho. Procuro mostrar que, no obstante, es
decisivo captar los mecanismos más minuciosos por los cuales se
produce bajo las condiciones del capital y, además, el origen del
plustrabajo.

Se han introducido también parágrafos sobre la cuestión del


trabajo abstracto en Marx, intentando señalar lo inadecuado de
rechazar la categoría como de carácter metafísico, tal como se
difunde por parte de marginalistas y sraffianos. Sólo quienes no
entienden a Marx o, peor aún, han leído resúmenes y no a Marx
directamente pueden sostener tamaño desatino. Modificaciones y
una mejor exposición del tema es posible observar también en la
segunda parte Por último se ha elaborado totalmente la Tercera
parte, o sea la que corresponde al análisis presentado por Piero
Sraffa. Deseo dejar claro que me he limitado a hacer una
exposición de su obra y no una interpretación o una indagación
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Plusvalor y Excedente

crítica, aunque toda exposición siempre implica interpretación, no


ha sido mi cometido ésta como objeto central.
He añadido también nuevas aclaraciones y definiciones de Marx
en el Apéndice sobre el concepto de valor.

La labor de una exposición crítica de la obra de Sraffa, su


comparación con lo hecho por Karl Marx y su impacto para la
Economía Política como conocimiento científico, será motivo de
una nueva obra que espero dar a conocer más adelante. Podrá
parecer extraño que sólo mencione mi agradecimiento a dos
colegas, puesto que toda obra, si bien es escrita por un individuo es,
en su contenido, síntesis colectiva de gran cantidad de autores,
anteriores y contemporáneos, pero es así en mi caso. A mi amigo y
colega, el Ingeniero Mario César Casuccio, debo su paciencia en
hacerme inteligible las matemáticas de la tercera parte, y al Dr.
Roberto Tarditi su atenta lectura del texto y sus recomendaciones.
Como es de rigor todo error o malinterpretación es de mi exclusiva
responsabilidad.

Fernando Hugo Azcurra


Febrero 2011

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Fernando Hugo Azcurra

PRIMERA PARTE

APORÍAS PUESTAS POR LA LEY DEL VALOR Y LA


GENERACION DE UN EXCEDENTE

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Fernando Hugo Azcurra

CAPÍTULO 1
Introducción general
1.a. Dos grandes concepciones sobre el funcionamiento del
modo de producción capitalista

Más allá de la enorme variedad de posiciones que es posible


encontrar hoy entre economistas, escuelas, corrientes, etc. dentro
de la economía política como disciplina que intenta dar cuenta de
cómo funciona el proceso de producción real del capitalismo, es
lícito desde una perspectiva histórica más general, considerar que
existen dos grandes y únicas concepciones o paradigmas
económicos, que se han propuesto aquella tarea, aunque de modos
sumamente diferentes.
La primera gran concepción corresponde a aquella que se asentó
en la formulación de una teoría objetiva del valor de la producción
y circulación capitalista de mercancías; y la segunda que buscó
fundamentar su concepción en una teoría subjetiva del valor para
los mismos objetivos.
Los economistas más importantes que formaron parte de la
primera concepción con enormes diferencias entre sus teorías y
análisis fueron los que en la historia económica se conoce como
pertenecientes a la “escuela clásica”, Adam Smith (1723 – 1790) y
David Ricardo (1772 – 1823) y en un lugar aparte Karl Marx (1818
– 1883), ya que no fue un economista clásico, por su planteo
específico y el concepto central de plusvalor. Como decimos, las
diferencias específicas en cuanto al ámbito teórico de sus
respectivos análisis, el método al que recurrieron, las categorías
lógicas, la construcción de sus argumentos, de sus teorías y la
formulación de leyes económicas, son muy amplias, por lo que no
puede hablarse de que ella sea un continente analítico armónico y
coherente, pero en lo sustancial construyeron lo que es hoy el
paradigma científico de la Economía Política. Por el contrario, y
como trataremos de mostrar, tales diferencias son tan profundas

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Plusvalor y Excedente

como para distinguir uno de otro con rasgos marcados. En realidad


quizás sea necesario referirse a, o bien considerar que, estas
diferencias son el resultado inevitable del proceso histórico de
maduración no sólo de la disciplina económica sino del objeto
mismo bajo examen: la sociedad del capital. Proceso éste de
historia constitutiva y evolutiva de una ciencia que no escapa al
camino seguido por otras ciencias mucho más maduras (física por
ejemplo). Con ellos, no obstante, la Economía Política adquiere
rango de ciencia de manera indubitable.
En cuanto a la segunda concepción, también muestra los rasgos
de diferencias profundas entre sus “padres fundadores” William
Stanley Jevons (1835 – 1882); Karl Menger (1840 – 1921) y Marie
León Esprit Walras (1834 – 1910), pero todos ellos y sus sucesores
eran concientes de estar construyendo una nueva concepción de la
realidad económica capitalista fundamentalmente y diametralmente
opuesta, en teoría, análisis y objetivos científicos a la anterior.
En cada caso, no obstante las grandes diferencias entre estos
economistas, no anulaban la sustancial unidad de la concepción
desde la cual partían en sus trabajos de teoría económica. Y ésta sí
es profunda e irreductible. A partir de su labor, que hacia
comienzos del siglo XX hay ya una gran unanimidad de su “corpus
analítico”, por obra de otros economistas (A. Marshall, P.H.
Wicksteed, K. Wicksell, E. von Böhm-Bawerk, etc.), se consolida el
otro paradigma de la economía: el paradigma vulgar. Son dos
campos epistemológicos completamente contrapuestos, mucho
más aún si lo pensamos desde Marx, quien no sólo se yergue como
opositor a la concepción subjetiva, sino que también lo hace ante
sus predecesores de la concepción objetiva. La línea de
demarcación en Marx no puede ser sólo de carácter lógico o
histórico evolutivo, sino centralmente de carácter histórico-social
“clasista”, sin que esto signifique para nada una renuncia a una
rigurosa fundamentación científica de su obra.
Tanto la obra de Marx como lo más avanzado del paradigma
científico y también la completa reformulación que experimenta la
economía a partir de 1871 en Inglaterra y el continente europeo

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Fernando Hugo Azcurra

reconocen en D. Ricardo el origen de las tareas analíticas en cada


paradigma. Ambas concepciones, por así decir, son hijas del mismo
padre pero no se mueven exactamente en el mismo ámbito
problemático. Con posterioridad a la muerte de Ricardo en 1823 su
economía entró en declinación y sus cultores la fueron
desfigurando completamente. Responsables principales fueron
Nassau William Senior (1790-1864) y John Ramsay Mc Culloch
(1789-1864), quienes habían sido precedidos en la formulación
vulgar de la economía por Jean Baptiste Say (1767-1832),
economista francés divulgador y deformador de las ideas de A.
Smith.
El dominio omnímodo que ejerció y aún ejerce la concepción
de la economía vulgar neoclásica (marginalismo) en la economía
académica e instituciones de investigación, fue tan abrumadora que
poco menos que dejó en la oscuridad y en completo
desconocimiento a la otra. Sin embargo, el comienzo de su
declinación se inició en la época del gran colapso de los años 30 del
siglo pasado. La realidad de la crisis del capitalismo mostraba un
mentís elocuente a su paradigma y mucho más a las
recomendaciones de política económica que afirmaba eran
necesarias para salir del fondo depresivo. No podía sostenerse
seriamente que la teoría económica neoclásica (su “modelo
analítico”) estaba acertada y que las fallas provenían de la realidad
(?). Dentro mismo de ella algunos economistas comenzaron a
cuestionar el planteo teórico con lo que se llevó a cabo una
arremetida que conmovió su estructura sin derribarla. Esto fue la
obra fundamentalmente de dos grandes economistas. Uno
proveniente de las propias filas de la economía neoclásica: John
Maynard Keynes (1883-1946) y el otro proveniente de las filas de la
otra concepción: Michal Kalecki (1899-1970), quienes realizaron
una labor crítica del “modelo” y al mismo tiempo constructiva en
términos teóricos y de política económica. Se había abierto una
brecha en el edificio vulgar.
Lo lamentable de este inicio consistió (consiste aún) en que fue
rápidamente absorbido por la teoría vulgar neoclásica procediendo

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Plusvalor y Excedente

a tergiversar el contenido de aquel cuestionamiento y pudo


continuar con parches y remiendos hasta 1960 en que aparece la
obra de Piero Sraffa (1898-1983) “Producción de mercancías por medio de
mercancías” que le asestó un golpe demoledor definitivo aunque los
economistas vulgares no se dieron por enterados ni quieran
enterarse. Sraffa haciendo un reexamen de la obra de Ricardo
procedió a rectificar la lectura neoclásica de sus teorías señalando
que la interpretación marginalista era capciosa y errónea; al mismo
tiempo señaló la inconsistencia de su estructura y de sus premisas
manifestando que la economía como análisis riguroso y científico
se encontraba en Quesnay, Smith, Ricardo y Marx por lo que debía
volverse a ellos anulando el camino absurdo que siguió con el
marginalismo desde 1871 en adelante. Sraffa al así hacerlo adoptó
formas e instrumentos analíticos diferentes de los que mostraran
aquellos en su época, el concepto de excedente por ejemplo,
llegando a conclusiones sorprendentes.
De manera que podemos construir un primer esquema de la
evolución de la Economía Política que ayude a la lectura posterior:

Plusvalor → crítica E.P. → K. Marx



 paradigma científico 
 Excedente → crítica Mg → P. Sraffa
 
D. Ricardo 

 paradigma vulgar → Say, Senior → Mc Culloch, marginalismo
marginalismo 1871
1871

La disciplina económica, pues, presenta dos paradigmas


opuestos: el científico que se subdivide en paradigma científico del
plusvalor que tiene a K. Marx y su crítica de la Economía Política
como su representante más potente; y paradigma científico del
excedente en la figura de P. Sraffa y su obra mencionada en la cual
desarrolla la crítica letal de la economía vulgar neoclásica
(marginalismo). El otro paradigma es el de la economía vulgar
neoclásica carente de cientificidad, relevancia y coherencia lógica

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Fernando Hugo Azcurra

que la muestra como irrecuperable para el plano de la ciencia por su


carácter puramente apologético e ideológico al servicio del capital.

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Plusvalor y Excedente

1.b. Paradigma científico del plusvalor de K. Marx

En cuanto a este paradigma, de modo simple y general diremos


que los “elementos conceptuales” comunes o ámbito teórico del
análisis, lo constituyen las categorías: trabajo – valor – precio
natural (A. Smith y D. Ricardo) precio de producción (K.
Marx) – excedente, cuya conexión son presentados como los
puntos básicos de la investigación para poder arribar a una
formulación consistente del funcionamiento del modo de
producción capitalista. A partir de estos elementos, cada
economista (Smith, Ricardo, Marx) adoptará ciertos
procedimientos analíticos con los cuales elaborarán sus hipótesis y
teorías explicativas.
De modo general el punto de partida de la interrogación
económica consistirá en responder ¿cómo se genera la “riqueza” de
las sociedades y qué debe hacerse para aumentarla? Por riqueza
deberá entenderse aquella totalidad de los valores de uso
producidos bajo el capitalismo como totalidad de mercancías y
“servicios”. Ahora bien, aún dentro de esta definición se vuelve
necesario señalar que dos son las posibles interpretaciones de la
misma: 1) riqueza concebida como un “stock” o “fondo” dado o,
también, como patrimonio; y 2) riqueza entendida como una
generación de “flujos” o “ingresos” (“réditos” según la
denominación de Marx).
Estas dos interpretaciones son importantes porque no dejarán
de ser determinantes para cada una de las dos concepciones en sus
análisis y teorías como se verá luego. Los clásicos y Marx adoptarán
la segunda acepción, en tanto que la otra concepción adherirá a la
primera acepción.
¿Pero cuáles son los procedimientos a los que recurre la
sociedad para producir tal “riqueza”?
Para el caso de la economía clásica y de Marx, reconocen el
carácter originario y principal del trabajo como soporte y
fundamento del proceso de producción junto con los medios de
producción (Mp) instrumentos, herramientas, máquinas, materias

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Fernando Hugo Azcurra

primas, etc. Este proceso de trabajo productivo aparece, pues,


añadiendo al valor de los Mp, el valor de los medios de
subsistencia requeridos para mantener a los trabajadores, quienes
acceden a los mismos por el rodeo de la percepción de un ingreso o
rédito bajo la forma de salario (W), quedando aún un valor
excedente o plusvalor luego de cumplida la jornada laboral
completa.
Considerado desde el ángulo del proceso de distribución, el
excedente (ganancia o beneficio en la terminología de Smith y
Ricardo) se constituye en el fundamento de la existencia de la renta
de los terratenientes y de la ganancia de los capitalistas. De ambos
réditos o ingresos, el primero, los propietarios terratenientes
(consumidores no productores) lo destinan al consumo
“improductivo”, esto es, lo “dilapidan” en lujos y extravagancias;
en cuanto al segundo, los propietarios capitalistas lo dedican a la
“reinversión”, por tanto a la ampliación de la capacidad productiva
para la producción de mercancías que demanda la sociedad, pero
además al así hacerlo no sólo aumenta la escala de producción sino
la escala de generación de la ganancia, más aún, la búsqueda de la
ganancia, su incremento, es el motor y condición de racionalidad
del modo de producción por el cual los capitalistas amplían la
producción.
El consumo individual y social, tanto para Smith como para
Ricardo, están completamente subordinados al proceso de
producción y sólo cuentan como momento o mediación para la
obtención y reproducción del excedente bajo aquella denominación
de ganancia o beneficio: el consumo es el medio, la ganancia es
el fin.
En el nivel analítico, y aceptando ésta no sólo sucinta sino
genérica exposición, la crítica económica seria actualmente
predominante en los ámbitos académicos más importantes, señala
que esta concepción analítica de la economía capitalista da lugar al
surgimiento de una serie de dificultades teóricas graves que
desembocaría en situaciones contradictorias irresolubles. Veamos,
de manera también breve, en que consisten.

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Plusvalor y Excedente

A diferencia de las sociedades pre-capitalistas, o bien, de los


modos de producción pre-capitalistas difundidos o conocidos en el
occidente europeo (esclavismo y feudalismo), bajo el modo
capitalista de producción el excedente no aparece como un
conjunto de productos apropiados por el “señor” por la coacción
extraeconómica, sino como una magnitud de valor mercantil.
Bajo el capitalismo el “excedente” aparece como un plus
“después” de cubrir o reemplazar los valores de la fuerza de trabajo
(Ft) y de los medios de producción (Mp): surge en la realidad
capitalista como un plusvalor, resultado de un plustrabajo
objetivado en un plusproducto.
Por tanto la variedad de productos mercantiles queda
homogeneizada bajo una determinación que deja a un lado la
infinita diversidad concreta de los valores de uso, por un
carácter de uniformidad “abstracta”. Así, pues, surge la
necesidad, para teorizar correctamente el proceso capitalista de
producción, de elaborar una teoría del valor, capaz de explicar la
formación y realización del valor y del excedente que surgen de
aquél proceso, y por lo mismo de dar cuenta del funcionamiento de
los mercados por medio de los cuales se realizan ambos.
De modo general, entonces, sería ésta la finalidad que se
propondría la conocida “teoría del valor trabajo” tanto de la
economía “clásica” como de la de Marx, aunque los
procedimientos teóricos y los resultados obtenidos no sean para
nada iguales.

Teoría objetiva del valor

Esta teoría elaborada de un modo imperfecto por A. Smith en


razón de sus vacilaciones de análisis, pero formulada con gran
claridad por Ricardo, fue “resituada” teóricamente por K. Marx y
llevada a un papel central en su concepción de la economía
capitalista.
Tanto Ricardo cuanto Marx (¡mucho más!) fueron siempre
concientes y claros respecto de la relación problemática existente

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Fernando Hugo Azcurra

entre los precios relativos de las mercancías y las cantidades de


trabajo directamente e indirectamente requeridas para la
producción de las mismas, de manera que percibieron sin sombras
de dudas una relación conflictiva entre trabajo, valor y precios.
Por tanto “sabían” que no existía una relación de
“proporcionalidad” entre valores y precios. Se vuelve preciso
subrayar esto de modo enfático porque, aunque parezca mentira,
todavía hoy una enorme cantidad de economistas académicos
neoclásicos, siguen afirmando o escribiendo dando por sentado lo
opuesto, lo que no hace otra cosa que revelar que estos
economistas jamás tomaron un libro de Ricardo y/o Marx para
leerlo y enterarse debidamente de la cuestión.
Ahora bien, uno de los objetivos de esta teoría del valor,
consistiría en resolver precisamente esta “aporía”, o sea, ¿cómo
sobre la base del valor reducido a cantidad de tiempo social general
de trabajo, es posible explicar el surgimiento de precios de
producción (Marx y Ricardo) o “precio natural” según A. Smith , que
no reflejan “proporcionalmente” tal cantidad y sin embargo el valor
rige igual los cambios de la economía capitalista.
Para que esto fuera posible la teoría debía cumplir con dos
condiciones fundamentales que ella misma impondría: a) igualdad
de la suma de los valores con la suma de los precios de producción;
b) igualdad del monto de las ganancias con el del plusvalor. Y ello
teniendo en cuenta la existencia en los mercados de una tasa media
de ganancias única para todas las ramas de la economía.
A tenor de la crítica actual, ni Smith ni Ricardo habrían
alcanzado tal cometido. K. Marx consideraba haberlo logrado a la
altura del Libro III de “El Capital”. Sin embargo se afirma
tajantemente que esto no es así y que la “aporía” de la
“transformación” de los valores en precios, del plusvalor en
ganancia y de la tasa de plusvalor en tasa de ganancia no fue
resuelta exitosamente por él. El planteo habría quedado irresuelto.
Es decir que la exigencia que se propuso Marx de “demostrar” que
la “ley” del valor debe determinarse con antelación a la tasa de
ganancia y los precios constituyendo la base y fundamento racional

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Plusvalor y Excedente

del funcionamiento del capital y de los mercados no habría sido


efectivamente y consistentemente lograda.

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Fernando Hugo Azcurra

1.c. El paradigma vulgar (el marginalismo)

La concepción neoclásica no surge como alternativa teórica a la


supuesta dificultad que encontraron los clásicos y Marx en dar una
respuesta coherente a los problemas planteados por la “ley” del
valor, como algunos economistas sostienen (ésta es una posición
sostenida por la escuela de Garegnani y también por Claudio
Napoleoni).
En realidad, surge como una respuesta “ideológica” (no
científica) al desafío de la obra de Marx en el terreno de la teoría
económica y su difusión en las luchas políticas (lucha de clases)
hacia fines del último cuarto del siglo XIX. El socialismo marxista
se expandía no como una denuncia moral a la “injusticia” del
sistema sino que se presentaba como superador de tales
pretensiones dejando a un lado reivindicaciones “utópicas” y
mostrando crudamente como funcionaba el capital en la sociedad
burguesa. El socialismo se había convertido en una “ciencia” con la
labor de Marx era el argumento. Esta caracterización extendida
crispaba al mundo empresarial y académico y había que salir a dar
respuesta. Y esta fue la finalidad que se impusieron
simultáneamente varios economistas, en el caso de alguno de ellos
de manera expresamente conciente (W. Stanley Jevons).
Con la concepción neoclásica se crea un universo
epistemológico y teórico totalmente nuevo y diferente del anterior
clásico y de Marx. Es cierto que mantiene muchos vínculos con
Ricardo sobre ciertos temas y con una terminología parecida, pero
esto no significa que los economistas neoclásicos continuaran
examinando, analizando y resolviendo los mismos problemas de
antaño de la economía política clásica. Quizás quepa decir que el
objeto real era el mismo (el modo capitalista de producción), pero
planteos, análisis, teorías y problemas con los que lo abordaban
eran tan distintos que implicaron cambiarlo, transfigurándolo, en
otro de carácter a-histórico y tan general que aquél desapareció para
dar lugar a otro construido ad-hoc como objeto analítico.

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Plusvalor y Excedente

Lo primero que llama la atención de esta nueva concepción en


un primer contacto con los trabajos producidos, es el vocabulario
que llenan sus escritos y que llegan aún hasta hoy, al punto de
haberse incorporado al lenguaje cotidiano de cualquier persona.
Desde el inicio se habla de “ciencia económica” o “economía” a
secas, desterrando la acepción de “economía política” anterior. El
objeto de la “ciencia económica” es de ahora en más el “proceso
económico” no la producción, reproducción y acumulación de
capital con el papel central de las decisiones del capitalista y las
ganancias. Desaparece el excedente como problema a ser resuelto y
el concepto de plusvalor sigue el mismo destino.
“Margen”, “maximización”, “asignación de recursos”,
“optimización”, “costo de oportunidad”, etc. se crean como
pretendidas herramientas analíticas asépticas o ideológicamente
neutras, ya que ahora la nueva concepción del objeto y del análisis
se jactan de haber realizado una labor de importancia mayúscula al
“depurar” las categorías económicas de sus relaciones o
conexiones “sociológicas”, de modo que ya no se tratarán los
réditos (ingresos) como correspondientes a clases sociales: salarios
– trabajadores; renta – terratenientes; ganancia – capitalistas,
sino que la “depuración” los transformará en “réditos” de los
“factores de producción”: trabajo – salarios; tierra (luego
recursos naturales) – renta; capital – interés y ganancia. A esto
la nueva concepción le añade la “exigencia” de convertir la
“economía” en una disciplina “científica deductiva” procurando
imitar a la física, por eso hubo un momento que propuso
denominarla “económica” sin más para ponerla al mismo nivel de
rigurosidad demostrativa que aquella.
De ahora en más, el “espacio” o “ámbito” teórico en el que se
moverá el pensamiento neoclásico reconocerá, de manera
simplificada, las siguientes nociones: “factores” de producción –
valor de uso – precios de mercado – retribuciones. Tal “ámbito”
se mantendrá en una primera etapa, ya que posteriormente, hacia
mediados del siglo XX, se abrirá una segunda etapa que prescindirá
de toda referencia a “teoría de valor” alguna (sea de valor de uso o

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Fernando Hugo Azcurra

de valor de cambio) para relegar la cuestión del valor al campo de la


filosofía ética puesto que no será incumbencia de la economía
entretenerse en un tema que le es ajeno. En la actualidad toda la
economía académica burguesa (microeconomía y macroeconomía)
sostiene que para la “ciencia” económica lo importante son los
precios y no los valores; aquellos son “la realidad” éstos una ficción.
En cuanto al proceso de producción es concebido como una
combinación de “factores” para obtener un resultado, o bien la
obtención de un resultado con el mínimo de recursos (“eficiencia”):
dada cierta población con diversidad de necesidades y capacidades
productivas, que posea una extensión de tierra, junto con el factor
capital, se plantea cuál sea la forma de emplear trabajo, para
maximizar la utilidad del producto (W. S. Jevons). Es clara la
concepción aquí de la riqueza social como un stock o fondo dado
del cual se deben estudiar sus “máximos” y “mínimos”
(fluctuaciones) y no su expansión (crecimiento) o contracción
(estancamiento o decrecimiento); es una dotación fija o constante
de “recursos” cuyo problema tratado por la economía es cómo
asignarlos eficientemente.
Esta posición llevó a la formulación de un modelo de
“intercambio puro” (aunque debe aclararse que hay varias
“versiones” de la nueva concepción, no obstante lo cual les es
común el fundamento de la estructura conceptual), en el cual el
sujeto central ya no es más el capitalista, sus decisiones y la
ganancia como excedente, sino el “consumidor” que “maximiza”
una función de utilidad para satisfacer sus necesidades. Es posible
advertir que este enfoque disminuye la importancia del proceso de
producción para exagerar desmedidamente el papel del consumidor
individual.
Los nuevos elementos analíticos creados y que se vuelven
esenciales para este “modelo” (no son los únicos) son: a) noción de
“utilidad marginal” para el consumidor y de costo marginal para el
productor (no empresario o capitalista), para el mercado de
bienes y servicios; b) noción de desutilidad del trabajo para el
trabajador y de productividad marginal del trabajo para el

32
Plusvalor y Excedente

productor, en el mercado del trabajo; c) preferencia por el


tiempo, para el ahorrista y productividad marginal del capital para el
industrial, en el mercado de capitales; d) noción de “sustitución”
entre los distintos bienes (ya no más mercancías) al variar los
precios, y e) precios tomados como indicadores de “escasez” y, por
lo tanto, como “asignadores óptimos” de los recursos dados
disponibles.
De esta manera se pueden aislar los que llamaremos postulados
o principios centrales del marginalismo cual resumen:

1) Equilibrio y estabilidad expresados en el supuesto


funcionamiento de la “ley” de Say;
2) Recursos escasos, que llevan al problema de la asignación de
los mismos en sus puntos máximos;
3) Elecciones o preferencias de productores y consumidores, que
exige de éstos conductas “racionales” de maximización sujetos a
ciertas restricciones;
4) Flexibilidad de precios para que opere la ley de oferta y de
demanda ajustando automáticamente las variaciones y llevando al
pleno empleo de los recursos;
5) Teoría monetaria cuantitativa que parte de la función neutral
del dinero en las transacciones.

Dado este cambio tan radical del universo teórico de la eco-


nomía, la preocupación central de la nueva concepción cuando se
referían al problema del valor consistía en explicar lo que
llamaban el fenómeno de los precios de mercado que, según
argüían los neoclásicos, el pensamiento clásico había descuidado.
Además con el tratamiento dado a la producción como reunión de
“factores” se había desplazado de inmediato a construir lo que
llamaban una teoría de la distribución cuya explicación pasaba
ahora por determinar la formación de los precios (“réditos” o
“ingresos”) como retribución (remuneración) de servicios
productivos, con lo que de esta manera no era más que un aspecto

33
Fernando Hugo Azcurra

del problema general de la formación de los precios de


mercado.
Si el problema económico consistía entonces en explicar los
precios de mercado de los factores “tradicionales”: tierra, trabajo,
capital, lo que debía construir la economía neoclásica era una
formulación o teoría general de la demanda de los factores
productivos mencionados que fuera válida en general, esto es
aplicable a cualquiera de ellos con independencia de su naturaleza
técnica.
Como se advierte, toda la concepción neoclásica del proceso de
producción y de distribución, junto con el de cambio en el
contenido y forma de la teoría del valor, significaban el abandono
del problema del excedente característico de la concepción clásica y
de la de Marx, por una concepción que asigna a cada factor una
“retribución” o remuneración por su contribución al proceso de
producción de acuerdo con sus respectivas productividades
marginales. Este enfoque se consideraba apto para ser extendido a
una cantidad mayor de factores, por ejemplo a la diversidad de
tipos de trabajo y variedades de tierra, con la condición de que
tengan la característica de ser expresados en términos físicos.
Pero las contradicciones e incoherencias comenzaron cuando
los economistas neoclásicos intentaron incluir el “factor” capital.
En tanto que salario y renta unitaria se refieren a cantidades físicas de
trabajo y de tierra, la tasa de ganancia (incluyendo el interés) está
referida al valor de un conjunto de bienes de capital. Y el valor del
conjunto de los bienes de capital es “algo” (una “cosa”) que para
ser determinado exige como condición previa conocer la tasa de
ganancia, que es precisamente la variable que se pretende
determinar. En otros términos, la tasa de ganancia se define en
relación al valor de los bienes de capital y el capital es, a su vez, un
valor; el razonamiento se vuelve tautológico, circular, vacío. La
teoría del capital y su remuneración quedan sumidas en una
contradicción que hasta hoy ha demostrado ser irresuelta. De
manera que, en definitiva, esta concepción neoclásica tampoco
ofreció respuestas satisfactorias a los problemas planteados por la

34
Plusvalor y Excedente

propia objetiva tozudez del capitalismo, contentándose con


elegantes modelos matemáticos y descripciones genéricas, pero sin
fundamento conceptual o teórico alguno.

1.d. El paradigma científico del excedente de Piero Sraffa

La obra de P. Sraffa ha dado lugar al nacimiento de una nueva y


contemporánea concepción de la economía capitalista. La crítica
económica continuadora de la labor de Sraffa considera que su
investigación es un retorno al análisis clásico y en cierto modo
también a Marx, pero esta posición no tiene evidencia textual ni
analítica. El que Sraffa haya eliminado supuestos del análisis
marginalista y volviera a retomar planteos clásicos por sí mismos
no le conceden identidad de propósitos ni métodos con aquellos
(Cfr.“Producción de mercancías por medio de mercancías”; oikos-tau,
Barcelona, 1965, p. 11).
Para continuar con la línea de presentación que hemos estado
siguiendo, debemos señalar que el “ámbito” o “espacio” teórico en
el que se mueve el pensamiento de Sraffa contiene categorías tales
como:

Mercancías – tecnología – precios de producción –


excedente

Lo cual permite visualizar su desplazamiento del “ámbito”


neoclásico y retomar un antiguo ámbito teórico que él considera era
el correcto en W. Petty y François Quesnay y que fuera dejado a un
lado por Smith y Ricardo y también por Marx al tomar la errónea
concepción del valor basado en el trabajo. Explicitemos que Sraffa
al hacer un giro desde la economía neoclásica hacia la preclásica,
también retoma la categoría de riqueza económica en el sentido de
una generación de flujos o réditos que es tradicional de la
primera concepción. Estos primeros elementos de diferenciación

35
Fernando Hugo Azcurra

respecto de los neoclásicos servirán ya para entender que su


tratamiento económico apunta a constituirse en un “preludio a la
crítica de la teoría económica”. Teoría económica que no es otra
que la todavía hoy dominante de la segunda concepción, o sea, la
economía neoclásica, y esto lo afirma claramente cuando dice que
“…rasgo peculiar del conjunto de proposiciones ahora publicadas es que,
aunque no entran en una discusión de la teoría marginalista del valor y de la
distribución, han sido elaboradas, sin embargo, para servir de base a una
crítica de tal teoría” (ídem, p. 13)
La posición que plantea P. Sraffa está básicamente referida a
examinar el sistema de los precios de producción y del
impacto que experimentan cuando se producen alteraciones
(variaciones) en las variables de distribución, o sea, en la tasa
de ganancia y en los salarios. Por tal razón no podrá encontrarse
en el análisis sraffiano, porque él lo descarta de modo claro desde el
inicio, el tratamiento de problemas tales como: a) el proceso de
producción y de sus niveles; b) la cuestión del empleo de la mano
de obra; c) el capital y su acumulación; d) la dinámica del
crecimiento y de los ciclos. Lo cual no disminuye en nada la
importancia de su obra ni tampoco corresponde enjuiciarla por los
temas que no abarca.
Sraffa es preciso en señalar que se concentra en “investigar
exclusivamente aquellas propiedades de un sistema económico que no dependen
de variaciones en la escala de producción o en las proporciones de los factores”
(ídem, p. 11) La forma analítica de Sraffa siendo de carácter teórico
la presenta de modo matemático, la exposición de sus ideas es
directa y seca, recuerda en mucho la que hace M. Kalecki, quien
también lo hacía así. Esta forma y la limitación de su campo de
examen le permiten enfocar la materia de manera “exacta” como si
la economía se tratara de una disciplina natural sujeta a un
tratamiento puramente formal y no histórico-social.
La presentación del análisis de Sraffa pasa por las siguientes
etapas. En principio examina un sistema económico de
“subsistencia”, esto significa que no hay excedente. El proceso de
producción es cerrado o sea que las mismas mercancías se

36
Plusvalor y Excedente

encuentran como medios de producción y como productos, y en el


que, además la cantidad producida de cada mercancía es
exactamente igual a la cantidad usada como medio de producción.
Además tanto en este ejemplo como en el posterior, Sraffa
considera al trabajo como formando parte de los medios de
producción, como si fueran un insumo más del proceso de
producción.
Dada una situación inicial en la que la producción se realiza
durante el período anual se la considera sólo suficiente para
reponer las existencias que durante tal lapso se consumen en el
proceso de producción, de modo que al terminar el año el sistema
económico se encuentra en la misma situación que al comienzo y
puede a reiniciar el ciclo productivo. Sraffa se refiere en este
momento a una “sociedad extremadamente simple”. En este ejemplo la
determinación de los precios relativos es sencilla: a partir de o
respetando la regla de igualdad entre los valores de la producción
(precios por cantidades físicas de productos) y los valores de los
costos (precios por cantidades de medios de producción) permiten
recuperar la posición inicial del sistema económico. Este modelo de
subsistencia algunos economistas lo identifican como un caso de
reproducción simple a lo Marx, pero no es así, porque el proceso
de reproducción simple que él estudia contiene la producción de un
excedente sólo que en lugar de ser reinvertido, el capitalista lo
destina totalmente al gasto, y vuelve a reiniciar el ciclo con la misma
magnitud del período anterior.
Sraffa pasa luego a exponer un sistema económico que
produce un excedente. En este caso se mantiene la hipótesis que
producto y medios están constituidos por las mismas mercancías,
pero a diferencia del ejemplo anterior, se supone que la tecnología
utilizada en el proceso sea de tal naturaleza que la cantidad
producida de cada mercancía pueda ser igual o mayor que la usada
como medio de producción. Esto quiere decir, entonces, que el
valor del producto puede superar el valor de los costos o
medios usados, en cuyo caso aparece un “excedente”. Y algo muy
importante, el sistema de ecuaciones que presenta Sraffa para este

37
Fernando Hugo Azcurra

ejemplo, determina simultáneamente el conjunto de los


precios relativos y la tasa general de ganancia.
Lo que debe agregarse a lo anterior es que la aparición de un
excedente no puede ser manifiesto en el ámbito de una sola
industria, sólo en el “conjunto” de industrias y mercancías el
producto será mayor que el de los medios (costos) utilizados. De
manera general, considerando, repetimos, al sistema en su
conjunto, todas las mercancías se encontrarán en cantidades iguales
o mayores entre los productos que entre los medios de producción;
si se diera el caso que para todas las mercancías estas dos
cantidades (producto y medios) fueran iguales, no aparecería un
excedente y por tanto no habría ganancias. Si sólo apareciera para
algunas mercancías (una sola o todas incluso) la cantidad en que se
encuentran en el producto es mayor que la que se encuentra en los
medios de producción, surge un excedente.
Desde el punto de vista físico, este excedente también es un
conjunto de mercancías. En esta situación se forman precios tales
que el valor del excedente se distribuye entre todas las industrias, de
manera que cada una de ellas obtenga una ganancia en relación a su
capital que es igual para todas ella: es la tasa media general de
ganancia.
Otro aspecto importante de la obra de Sraffa es la elaboración
de su “mercancía-patrón” que apunta a resolver el problema
planteado por Ricardo de tener una “medida invariable” de valor,
que permitiera conocer rápidamente ante la variación de los precios
relativos en qué mercancía se habría producido y qué impacto
podría provocar en los restantes. De no menor importancia son los
otros temas encarados por Sraffa; el capital fijo y la producción
conjunta; los desplazamientos en los métodos de producción que
han dado lugar a una enorme literatura polémica.
¿Cuáles son las novedades y aportes de esta concepción de la
economía capitalista? Primero, Sraffa plantea en verdad el cambio
de una concepción o “paradigma” por otro; él se concibe como
retornando al planteo más riguroso y coherente que es el de los
fisiócratas y el Ricardo del modelo triguero, pero que fuera

38
Plusvalor y Excedente

deformado por Smith, el Ricardo del valor y Marx y luego triturado


por la concepción neoclásica. Los principales blancos de su
investigación están, pues, en ésta concepción y sus principales
logros allí se ubican. Por ejemplo se recupera la categoría de
ganancia como excedente, no como retribución de un “factor” de
producción específico. Es distinto también la categoría de salario
que está desvinculado de cualquier conexión con la contribución
productiva de los trabajadores considerándolo determinado por la
estructura social no siendo un dato económico más igual que otros.
Distinto es el concepto de consumo concebido como consumo
productivo o improductivo. Pero además hay que señalar
analíticamente cuáles son las víctimas importantes del análisis
neoclásico: no hay en Sraffa nada parecido a mantener la ley de Say,
si bien es cierto que ya había sido desacreditada e impugnada
críticamente por J.M Keynes, ni tampoco la famosa “ley” de los
rendimientos decrecientes que parece ser la víctima decisiva ya que
no hay lugar para “maximizaciones” de funciones de índole alguna.
Igualmente en esta línea de caídos en el campo de batalla teórico
por parte del bando neoclásico no ocupa una menor importancia el
estrepitoso derrumbe de su “función de producción” que había
nacido de manos de Wicksell.
Para terminar esta introducción digamos que, no hay en el
análisis de Sraffa ninguna necesidad de apelar a ninguna teoría del
valor de las mercancías: y sería ésta una consecuencia de no poca
monta para todo el debate teórico posterior que es todavía actual:
Esta sería la víctima por el lado de los clásicos y de Marx.

39
Fernando Hugo Azcurra

CAPÍTULO 2
Fundamentos de la teoría clásica del valor
(A. Smith, D. Ricardo)
2.a. Caracteres comunes de la teoría

La exposición de la concepción sobre el valor, sus alcances y su


capacidad explicativa, presenta marcadas diferencias en Adam
Smith y David Ricardo. Sin embargo pueden captarse que estas di-
ferencias presuponen una identidad básica con relación a la
cuestión del valor y del excedente, concebida como lo común que
otorga, sin dudas, sentido de continuidad epistemológica a sus in-
vestigaciones.
Los siguientes son algunos de los caracteres comunes que
pueden advertirse en la teoría del valor que ambos pensadores
construyeron:

1) A diferencia de los economistas anteriores, ellos expusieron


sus posiciones sobre el valor y el cambio mercantil en
términos claramente teóricos y no empíricos. Dejaron a
un lado toda consideración de buscar un fundamento sin-
gular en el cual apoyarse para hacerlo en consideraciones
generales.
2) Respecto de la relación entre trabajo y valor, adoptaron la
posición de reducir el valor a cantidades de trabajo.
3) Partieron de concebir el tratamiento del cambio mercantil
como un hecho “natural” de las sociedades civilizadas.
4) Trataron la actividad productiva como “trabajo” y a éste
como una mercancía vinculándolo con el salario.
5) Desarrollaron la concepción según la cual la ganancia de la
actividad empresarial no era otra cosa que una
“deducción” del trabajo o un residuo remanente luego
de haber sido pagados los salarios.

40
Plusvalor y Excedente

Esta posición de los clásicos fue lo que lo que los distinguió de


inmediato de sus antecesores (mercantilistas, fisiócratas) todavía
contaminados, o muy cerca aún, de los hechos y relaciones
puramente externas o empíricas. Hegel captó esto con enorme
profundidad al decir de la economía política por ellos construida
que es “una ciencia que hace honor al pensamiento al hallar
las leyes de una masa de hechos contingentes” (G.W.F.Hegel,
“Principios de la filosofía del Derecho” Editorial Sudamericana, Bs.
As.1975, p.234). Veamos ahora una exposición sucinta de la teoría
del valor en ambos economistas.

2.b. La teoría del valor en A. Smith

Aún hoy el pensamiento de Smith sobre el valor y el verdadero


alcance de su aporte teórico provoca ásperas discusiones.
Reconoceremos en él sobre este tema tres posiciones y no sólo una,
lo cual daría pábulo precisamente a las diferentes interpretaciones
que existen según se tome una u otra. Es posible advertir, las
siguientes posturas:

a) El valor fundado en la cantidad de trabajo necesario para la


producción de mercancías que, desde el punto de vista
teórico, constituiría el principio más importante y decisivo
para la teoría del valor.
b) Una segunda posición que basa el valor en la cantidad de
trabajo ajeno que la posesión de una mercancía procura a su
poseedor en el momento del cambio. Esta es conocida
como el principio del “labour commanded” o trabajo
comandado.
c) Otra variante expuesta por Smith es aquella por la cual el
valor de las mercancías se forma simplemente como adición
de los gastos de producción en los cuales incluye el salario
de los trabajadores, la ganancia de los empresarios y la renta
de los terratenientes. (“Riqueza de las Naciones…”FCE. Libro
I, VI, pp.51-52. “Teorías…” FCE, 12; p. 84)

41
Fernando Hugo Azcurra

i) Leyes que regulan el cambio mercantil en Smith

De manera general debemos establecer una precisión en


relación a la “aporía” del valor y sus derivados que no siempre se
tiene claramente en cuenta: una cosa es la determinación del
valor, esto es la fuente, causa, o principio de fundamentación; la
otra es la unidad de medida, o sea el “patrón” que se utiliza para
medirlo. Smith confunde constantemente una cosa con la otra.
(Cfr. “Contribution a la critique de l´Economie Politique” Editions
Sociales, Paris, 1957, p. 36)
Distinguimos, entonces, en Smith un principio general de
determinación del valor que es la posición a) y que podemos
designarla como la del trabajo contenido o insumido o
incorporado que de acuerdo con Marx es la principal y más
profunda aunque Smith mismo es inconsecuente con ella. Y una
tesis especial que es la b) “labour commanded”, pero que en él
asume la mayor importancia explicativa de su concepción. Sin
embargo la que se difundirá con mayor éxito en la economía
neoclásica y por su intermedio a toda la economía es la tesis c) o
también llamada teoría de los componentes.
Y no deja de llamar la atención, en verdad, la comprobación de
estas vacilaciones teóricas de Smith cuando por ejemplo en Libro I,
cap. XI de “Investigaciones sobre la naturaleza y causas de la ri-
queza de las Naciones” diga sin sombras de dudas que “es un efecto
natural del progreso hacer disminuir de modo gradual el precio real de casi
todas las manufacturas. El precio de la mano de obra disminuye probablemente
en todas ellas sin excepción. La presencia de mejores máquinas, una mayor
habilidad y una más adecuada distribución y división del trabajo, cosas todas
que son consecuencia necesaria de los adelantos del país, contribuyen a que,
para ejecutar una pieza cualquiera, sea necesaria una cantidad de trabajo
mucho menor; y aunque debido al estado floreciente de la sociedad, el precio real
del trabajo aumenta considerablemente, la gran disminución de la cantidad de
esfuerzo que cada cosa necesita, compensa con creces el alza que pudiera
sobrevenir en su precio, por fuerte que sea” (F.C.E. 1987 pp.233-234).
Esto está diciendo, pues, que hay en Smith “instintivamente” una

42
Plusvalor y Excedente

justa determinación del valor de cambio las mercancías por la


cantidad de trabajo o tiempo de trabajo que contienen, trabajo
contenido, entonces.
Ahora bien, a partir de que Smith afirma que las mercancías son
el resultado o productos del trabajo, intentará exponer un
procedimiento explicativo del cambio mercantil. En general el valor
de cambio de una mercancía para Smith será igual a la cantidad de
trabajo que puede adquirir, disponer, ordenar, demandar, exigir son
todos vocablos que se usan en la literatura económica para traducir
“labour commanded” ya que no hay unanimidad; entiendo que la
posición de Smith alude al “poder de adquisición” que le concede
una mercancía a su poseedor para realizar el cambio y obtener una
cantidad de trabajo igual en la mercancía que recibe a la que
entrega, por tanto parecería que el término apropiado sería el
“trabajo adquisitivo”. Pero nunca el de “trabajo economizado” que
es al que apela Julio H.G. Olivera en su “Valor y Trabajo” edición
de la facultad de ciencias económicas de la Universidad de Buenos
Aires, 1957, y que fuera adoptado en “Teoría del valor y de la
distribución desde A. Smith” de Maurice Dobb, S.XXI 1973).
Usaremos la transcripción de “trabajo comandado”.
El valor de cambio de las mercancías lo definirá Smith en estos
términos “…el valor de cualquier bien, para la persona que lo posee y que no
piense usarlo o consumirlo, sino cambiarlo por otros, es igual a la cantidad de
trabajo que pueda adquirir o de que pueda disponer por mediación suya. El
trabajo, por consiguiente, es la medida real del valor de cambio de toda clase de
bienes… El poder que le atribuye directa e inmediatamente esa posesión es la
facultad de comprar; una cierta facultad de disposición sobre todo el trabajo, o
sobre todo el producto de éste, que se encuentra en el mercado. Su riqueza es
mayor o menor precisamente en proporción a la amplitud de esa facultad, o a la
cantidad de trabajo ajeno o de su producto, lo cual para el caso es lo mismo,
que aquella riqueza lo coloca en condiciones de adquirir. El valor de cambio de
cualquier cosa es precisamente igual a la amplitud de esa facultad, conferida al
propietario” (Ibídem, pp.31-32) “labour commanded”, “trabajo co-
mandado”, en definitiva.

43
Fernando Hugo Azcurra

La particularidad de esta posición reside en que la cantidad de


trabajo que la mercancía poseída por un propietario “puede adquirir”
(can command) depende del “valor del trabajo” o salario. Las
mercancías contienen “…el valor de una cierta cantidad de trabajo, que
nosotros cambiamos por las cosas que suponemos encierran, en un momento
determinado, la misma cantidad de trabajo. El trabajo fue, pues, el precio
primitivo, la moneda originaria que sirvió para pagar y comprar todas las cosas.
No fue con el oro ni con la plata, sino con el trabajo como se compró
originariamente en el mundo toda clase de riquezas; su valor para los que las
poseen y desean cambiarlas por otras producciones es precisamente igual a la
cantidad de trabajo que con ella pueden adquirir o disponer” (pp.31-32).
Pero veamos con un poco de detalles la relación que se da en
Smith entre determinación del valor y medida del valor, a partir de
sus propias ideas respecto de “trabajo contenido” y “trabajo
adquisitivo”.
La determinación del valor por el concepto de “trabajo
contenido” la expresa Smith como correspondiente a una
etapa histórica ya pasada (en referencia con la sociedad moderna
de su época), y por tanto sólo válida para ella “En el estado primitivo y
rudo de la sociedad, que precede a la acumulación de capital y a la apropiación
de la tierra, la única circunstancia que puede servir de norma para el cambio
recíproco de diferentes objetos parece ser la proporción entre las distintas clases
de trabajo que se necesitan para adquirirlos…en ese estado de cosas el producto
íntegro del trabajo pertenece al trabajador, y la cantidad de trabajo comúnmente
empleado en adquirir o producir una mercancía es la única circunstancia que
puede regular la cantidad de trabajo ajeno que con ella se puede adquirir,
permutar o disponer (comandar)”.( p.47)
Claramente puede advertirse que en tal situación la cantidad de
“trabajo comandado” (labour commanded) depende o es igual a la
cantidad de “trabajo contenido” para ilustrar lo cual recurre al
conocido ejemplo del ciervo y del castor.
Pero cuando Smith se enfrenta a la necesidad de examinar el
cambio no en las condiciones de producción simple por parte
de propietarios independientes dueños de sus medios de
producción y de los resultados de su trabajo, sino aquel que surge

44
Plusvalor y Excedente

del la relación que se establece entre trabajadores y empresarios, o


sea en la fase capitalista de producción de mercancías, la
situación cambia porque la cantidad de trabajo necesaria para
producir una mercancía, y la que con ella se puede “adquirir” ya no
coinciden, dejan de ser equivalentes “Tan pronto como el capital se
acumula en poder de personas determinadas, algunas de ellas procuran
regularmente emplearlo en dar trabajo a gentes laboriosas, suministrándoles
materiales y alimentos, para sacar un provecho de la venta de su producto o del
valor que el trabajo incorpora a los materiales. Al cambiar un producto
acabado, bien sea por dinero, bien por trabajo, o por otras mercancías, además
de lo que sea suficiente para pagar el valor de los materiales y los salarios de los
obreros, es necesario que se dé algo por razón de las ganancias que corresponden
al empresario, el cual compromete su capital en esa contingencia. En nuestro
ejemplo el valor que el trabajador añade a los materiales se resuelve en dos
partes; una de ellas paga el salario de los obreros, y la otra las ganancias del
empresario, sobre el fondo entero de materiales y salarios que adelanta” (p.48)
De modo que Smith muestra que las ganancias del empresario se
forman como “deducción” del valor del producto, la segunda
“deducción” es la renta de los propietarios territoriales. Aparece
formulado por Smith una clara paradoja en la relación valor del
trabajo – valor del producto. En más el “valor del producto”
deberá ser siempre mayor que el “valor del trabajo” pues de lo
contrario no surgiría la ganancia empresarial. Dicho de otro modo,
en las condiciones del cambio capitalista la cantidad de trabajo total
requerida del trabajador para la producción de una mercancía
necesariamente tiene que ser de una magnitud superior a aquella que
reconstituye o reproduce su propio salario y los medios de
producción usados. De lo contrario ¿cómo se “pagarían” las
ganancias del empresario? El cambio entre “trabajo” y “producto del
trabajo” ya no podrá realizarse en magnitudes de valor equivalentes.
De manera resumida cabe decir que el análisis de Smith de la
determinación del valor tiene las siguientes proposiciones: a) el
valor de las mercancías reside en la cantidad de trabajo necesario
para su producción en las condiciones de producción mercantil
simple; hay aquí una regulación del cambio equivalente bajo la “ley”

45
Fernando Hugo Azcurra

del valor por el principio del trabajo contenido; b) bajo condiciones


de producción capitalista se produce una modificación de tal “ley”
y Smith detecta una relación de cambio no equivalente entre trabajo
y capital; c) ante lo anterior Smith afirma que para la sociedad
moderna o sea aquella en la que ya se ha producido la apropiación
de la tierra y ha aparecido la acumulación de capital, la
determinación del valor por el principio del trabajo contenido
pierde toda validez, no será determinante del valor del producto.
Hasta donde puede apreciarse por la exposición aquí hecha los
conceptos que Smith maneja para establecer su teoría del valor
serían los siguientes: cantidad de trabajo – tiempo de trabajo –
valor del trabajo (salario) – valor del producto, que cuando se
los examina cuidadosamente son más bien conceptos que
mantienen aún incrustaciones empíricas, se asemejan más a
“nociones empíricas” de las cuales parte Smith para su explicación
que “categorías” conceptualmente elaboradas. Digamos para
finalizar este muy panorámico excursus sobre la concepción
smithiana del valor que ella fracasa en erigir el principio del trabajo
contenido con carácter general hasta abarcar la etapa del dominio
capitalista del proceso de producción de mercancías; y que a lo
anterior hay que agregar el que, finalmente, Smith sitúa en la base
de su teoría el “valor del trabajo” o salario como determinante del
valor de las mercancías, recayendo como antes de él en tomar una
mercancía singular como su fuente o causa.

2.c. La teoría del valor de Ricardo

Ricardo establecerá de manera clara, sin dubitaciones, el


principio según el cual el valor de las mercancías se crea en el
proceso de producción de mercancías por la cantidad de trabajo
incorporado (trabajo contenido). Este principio no es sino la
generalización de la tesis de A. Smith que en él se reducía a tener
vigencia sólo para el estado primitivo y rústico de la sociedad que
precede a la acumulación del capital y a la apropiación de la tierra,
que caracterizan la sociedad moderna (sociedad capitalista). De

46
Plusvalor y Excedente

modo que Ricardo extiende la validez de tal principio también para


la sociedad del capital. Así como en Smith el “trabajo comandado”
(labour commanded) ocupa el lugar central de su concepción, el
“trabajo contenido” cumple la misma función en Ricardo.
La eliminación del principio de Smith por parte de Ricardo era
imperativo para evitar el “vicio lógico” que aquél contenía y que
descubrió; vicio consistente en que la determinación de los valores
de cambio de las mercancías apelaba a la constitución de “un
valor”, el valor de cambio del trabajo, en fuente de valor, con lo
cual caía en una “petición de principio”, esto es, daba por
demostrado lo que debía demostrarse “…la cantidad comparativa de
bienes producidos por el trabajo es la que determina su valor relativo presente o
pasado, y no las cantidades comparativas de bienes que se entregan al
trabajador, a cambio de su trabajo” (D.Ricardo, “Principios de Economía
Política y Tributación”, FCE, 1985, p. 13)
Ricardo agudamente afirmará que por el hecho de que el
trabajo contenido en la mercancía, dada la relación
trabajador/capitalista, no vuelva en su totalidad al trabajador, que
es quien la produjo, no cambia el hecho que el valor de la
mercancía siempre se determina por el tiempo de trabajo necesario
consumido en su producción. La cuestión que le preocupaba a
Smith no corresponde al proceso de producción de mercancías y
a la determinación de su valor, sino que corresponde al ámbito de
la distribución del valor del producto.

i) La ley reguladora del cambio en Ricardo

Esta aceptación tajante de la determinación del valor según la


cantidad de trabajo incorporado en la producción de mercancías
planteará, sin embargo, a Ricardo dificultades cuando se trate del
cambio en la relación capitalista/trabajador. Se verá obligado a
introducir modificaciones en su propio principio, primero en la
determinación del valor o precio del trabajo, y segundo en la
determinación de los precios y en la tasa general de ganancia.

47
Fernando Hugo Azcurra

En el caso del “valor del trabajo” para evitar caer él mismo en


el error de Smith, lo que hará es referirse al valor o precio del
“salario” que el trabajador percibe a cambio de su actividad laboral,
ya que no se puede establecer el “valor del trabajo”, haciendo
depender éste de la cantidad de trabajo necesario para producir el
dinero o de la cantidad de mercancías que consume el trabajador y
su familia para su subsistencia. En relación con el otro problema,
en Ricardo los precios parecen determinados sólo por la
competencia originando la aparición de una tasa general de
ganancia que regula la ganancia respecto de la magnitud del capital
invertido. Ricardo hace depender el valor de las mercancías ya no
sólo de la cantidad de trabajo necesario para su producción sino
también del valor del trabajo. Con lo cual se aleja de su propia
formulación del principio del valor.
Con relación a la cuestión derivada de la aceptación de la teoría
del valor basada en la cantidad de trabajo necesaria para la
producción de mercancías que es la de la ganancia empresarial,
Ricardo no desarrolla su investigación. Acepta la ganancia como un
dato cotidiano de la actividad empresarial y de los mercados. Jamás
asume la cuestión de la ganancia como un “excedente” que debe
ser explicado y que lo exige su propia teoría del valor. Lo que Smith
descubre como una infracción a la ley del valor, Ricardo no lo
recoge.

ii) Situación de la teoría clásica del valor antes de Marx

Puede hacerse un resumen del estado de situación de la teoría


clásica con la que se encontrará Marx cuando se disponga a realizar
su trabajo teórico.
La teoría del valor fundamentada en la cantidad de trabajo
necesaria que requiere la producción de mercancías en su carácter
de “ley” que rige las transacciones mercantiles capitalistas, tal como
era presentada en las versiones de Smith y de Ricardo, no alcanzaba
a resolver las contradicciones o “aporías” que surgían de sus
propias formulaciones. ¿Cuáles eran tales contradicciones?

48
Plusvalor y Excedente

Primo. Para regir como “ley” debía abarcar o explicar la


totalidad de los fenómenos del cambio de mercancías sin que
pudiera aparecer una sola excepción. De lo contrario no podría ser
considerada como “ley”. Y tal excepción aparecería de modo
patente e ineludible cuando al ser extendida a la relación del cambio
entre trabajador y empresario, la mercancía “trabajo” percibía un
valor bajo la forma de salario que, expresada en la cantidad de
medios de vida necesarios para la subsistencia, era manifiestamente
inferior a aquel valor que el trabajador objetivaba en la jornada
laboral en el producto final.
De modo que había una “violación” de la “ley” en el momento
en que debería confirmarse y por lo mismo validarse para el caso de
este cambio especial. Al actuar la “ley” quedaba abolida ya que
había un cambio desigual: el trabajador objetiva en el valor del
producto una mayor cantidad de valor que el que recibe a cambio
como salario, quedando un remanente en manos del empresario
bajo la forma de ganancia. Así, pues, la contradicción o “aporía” se
presenta bajo el siguiente dilema:
Si la “ley” rige, entonces no hay cambio desigual, el trabajador
recibe el valor íntegro de trabajo. De esta manera desaparece la
ganancia y el origen de la misma queda como problema irresuelto.
Si hay ganancia, entonces no puede existir “ley” del valor. Dos
posibilidades se abren aquí: o bien la ley sufre una transgresión
permanente (hay intercambio desigual entre trabajador y
capitalista), lo cual la invalida de todos modos; o su ámbito de
vigencia se restringe en el tiempo y a ciertas relaciones de cambio
ya no existentes. ¡Es la posición de Smith!
De manera que, para expresarnos en la terminología de Marx,
en el primer caso, para salvar la “ley” del valor no podría haber
teoría del plusvalor; y en el segundo, para salvar la teoría del
plusvalor no existiría “ley” del valor. (Ver K. Marx, “El Capital”
Siglo XXI, Tomo I, vol. 2, pp. 651 ss.)
En Ricardo este problema no se le impone como tal, para él la
“ley” rige de un modo general y la ganancia es un dato de hecho,

49
Fernando Hugo Azcurra

como ya se ha visto. Ricardo se desentiende de la cuestión. Pero al


aceptar la ganancia y la “ley” se topa con la otra contradicción.
Secundo. Si la “ley” rige ¿cómo se explica que la ganancia se
determine por la magnitud del capital adelantado y no por el valor
de las mercancías que se producen en las empresas? Si el valor de
las mercancías se determina por la cantidad de trabajo necesaria y si
el cambio se lleva a cabo a valores equivalentes, las empresas que
emplean mucho trabajo y poco capital (materias primas, máquinas,
instalaciones, edificios, etc.) debe objetivar mercancías con más
valor que aquellas que emplean más capital que trabajo, con lo cual
obtendrán una masa y una tasa de ganancia superior en el momento
de las ventas. Otro tanto podrá decirse de las empresas o ramas en
las cuales la rotación del capital es más veloz que en otras.
Y al contrario, en aquellas empresas o ramas en las que se han
fijado una mayor magnitud de capital en los medios de producción
y en las que la rotación del capital es más lenta, el valor de las
mercancías, los precios y las ganancias deberían ser menores o más
bajos que en las anteriores. Pero esta situación es imposible
encontrarla en la realidad capitalista.
La realidad del funcionamiento del capital consiste en que
capitales iguales dan una tasa de ganancia igual, o bien que capitales
iguales con diferente composición entre trabajo y medios de
producción, dan siempre una tasa media de ganancia igual para
todos. De allí que la “ley” del valor es incompatible con la realidad
de una tasa media de ganancia.
Adam Smith eludió este problema al utilizar su tercera versión
de la “ley” como sumatoria de los ingresos que cada clase percibe y
señalar que las mercancías podían descomponerse siempre, en su
valor, a los mismos. Ricardo acepta que el valor de las mercancías
esta determinado no sólo por la cantidad de trabajo necesaria para
la producción sino también por el trabajo empleado en los medios
de producción, o sea por el trabajo total insumido, y por la
rotación de los capitales. Pero considera que la modificación que
introducen a la “ley” del valor es de una magnitud mínima, un 6 ó 7
%, por eso se hablará de la “ley” del valor de Ricardo al 93 %.

50
Plusvalor y Excedente

De manera que en Ricardo quedan sin un planteo correcto y,


por tanto, sin correcta solución: 1) la relación del cambio entre
capital y el trabajo asalariado en consonancia con la ley del valor; y
2) La conformación de una tasa general de ganancia porque
identifica plusvalor y ganancia con lo cual lo que se advierte es que
no hay un tratamiento adecuado entre valor y el precio de costo.
Tal la situación. K. Marx tendrá ante sí dos caminos: a)
“culminar” la obra de los “clásicos” mejorando, precisando y
profundizando lo ya logrado por ellos, o bien, b) replantear todo
ab-initio y teorizar de nuevo los problemas irresueltos. Se inclinará
por la segunda posición; su tarea será, pues, el planteo correcto del
problema; tomar a Ricardo sin perder a Smith, esto es demostrar
que la ley del valor rige (Ricardo) y que no se destruye a sí misma
en el cambio entre trabajo asalariado y capital (Smith), sino que, por
el contrario, explica aquel paradójico resultado. Al hacerlo
establecerá una formulación nueva completamente diferente de
ambos. Veamos, entonces, qué es lo que hace y cómo lo hace.

51
Fernando Hugo Azcurra

CAPÍTULO 3
El análisis de Marx en torno del concepto de valor
Nikolai Sieber, profesor de economía política en la Universidad
de Kíev “había presentado ya, en su obra “La teoría de David
Ricardo sobre el valor y el capital”, mi teoría del valor, del dinero y
del capital, en sus lineamientos fundamentales, como desenvolvimiento necesario
de la doctrina de Smith-Ricardo”. Esto dice Marx en el epilogo de la
segunda edición de “El capital” de 1873, sin que manifestara
ninguna oposición a esta adscripción de su labor analítica como
desarrollo de la teoría clásica, lo cual parecería dar razón a quienes
ubican a Marx como perteneciente a tal “escuela” o bien que sin
pertenecer a ella, sin embargo, su “teoría del valor” estaría en el
mismo ámbito teórico, de modo que su trabajo analítico no sería
sino una especie de “coronación” más precisa y ajustada de aquella.
Seguiremos, por el momento, la misma modalidad expositiva
que con los anteriores economistas. Haremos una presentación
directa y resumida de Marx sobre el tema, tal y como generalmente
puede encontrársela en cualquier exposición, esto es despojada de
toda referencia a cuestiones que no atañen a lo “central” que es el
aspecto “puramente económico” de la cuestión.
Marx señala claramente que como es Ricardo quien ha dado
“…a la economía política clásica su forma acabada, quien ha formulado y
desarrollado de manera nítida la ley de la determinación del valor por el tiempo
de trabajo…” (K. Marx, “Contribución a la crítica de la economía política”
Editions Sociales, París, 1969, p.37) quien, además “…le grita a la
ciencia: ¡Alto! La base, el punto de partida de la fisiología del sistema burgués
–de la inteligibilidad de sus relaciones internas y de su proceso fisiológico- es la
determinación del valor por el tiempo de trabajo” (K. Marx,
“Théories sur la plusvalue”, Editions Sociales, 1976, Paris, tomo II,
p.185. Editorial F.C.E. tomo 13, p. 146), es a partir de esa su
formulación que debe versar cualquier actividad científica que
pretenda hacer avanzar a la economía política. Por tal razón se
puede resumir el complejo teórico bajo la siguiente denominación:

52
Plusvalor y Excedente

3.a. “Aporías” económicas planteadas por la ley de la


determinación del valor por el tiempo de trabajo

“La reducción analítica de la mercancía en trabajo bajo la doble forma de


reducción del valor de uso en trabajo concreto (o útil) o actividad productiva
dirigida a un fin determinado, y reducción del valor de cambio en tiempo de
trabajo, o trabajo social igual, es el resultado crítico de las investigaciones
realizadas durante más de un siglo y medio por la Economía Política clásica,
que comienza en Inglaterra con W. Petty, en Francia con Boisguillebert y
culmina en Inglaterra con Ricardo y en Francia con Sismondi”
(“Contribution…” Editions Sociales, París, p. 30). Este es el ámbito o
espacio analítico en el que Marx desarrollará su tarea científica.
Pero al partir analíticamente de aquí, la cuestión del valor y su
importancia explicativa se vuelve decisiva, ya que se plantea la
exigencia de examinar rigurosamente en qué medida las demás
categorías de la producción y circulación capitalistas se
corresponden con aquél punto de partida o están en contradicción
con él. Esto es, los problemas teóricos a solucionar de la Economía
Política deben ser tratados y resueltos de manera consistente con
aquella ley del valor. De manera que la “ley” del valor como
fundamento de las relaciones de cambio capitalistas imponía la
resolución de las siguientes aporías:

1º) ¿Cuál es la fuente del valor de las mercancías?

Para que pudiera darse una respuesta a este planteo a partir de


lo realizado por Smith-Ricardo, se imponía enfrentar los siguientes
interrogantes:

a) ¿Hay una relación y de qué tipo específico entre valor y trabajo?


b) Si el trabajo se representa como valor ¿a qué se debe?
c) ¿Por qué la medida del trabajo según su tiempo (duración) se
representa en la magnitud de valor del producto de trabajo como
mercancía?

53
Fernando Hugo Azcurra

Lo que se volvía de importancia decisiva consistía en descubrir


la conexión interna y necesaria específica entre la forma de
valor, la sustancia de valor, la magnitud de valor hasta dar con la
forma de dinero demostrando que la forma de valor surge del concepto
mismo de valor y se desarrolla en la figura de equivalente universal
del dinero, la de capital, etc.
La respuesta a esta aporía Marx la da en la Sección I – Libro I
de “El Capital”

2º) ¿Cómo desarrollar sobre la base del tiempo de trabajo


como medida inmanente de valor el origen del salario del
trabajador?

Esta aporía Marx la trata en la “Teoría del trabajo asalariado”,


Sección VI – Libro I.

3º) ¿Cómo el proceso de producción sobre la base del valor


determinado sólo por el tiempo de trabajo, conduce al
resultado que el valor del trabajo es inferior al valor de su
producto?

Esta aporía es resuelta mediante el estudio de la categoría


“capital”. La “teoría del capital” contiene la “teoría del plusvalor”:
Secciones II, III, IV, V y la teoría de la acumulación, Sección VII –
Libro I.

4º) ¿Cómo es que sobre la base del valor reducido a tiempo de


trabajo social, general, el nuevo valor constituido por salarios,
ganancias, renta e interés (V + Pv), puede adquirir el valor del
producto compuesto por salarios, ganancias, renta, interés y
capital constante (c + v + Pv).

Esto Marx lo responderá en la “Teoría de la reproducción


simple y ampliada”, Sección III – Libro II y lo retoma, luego, en la
Sección VII del Libro III.

54
Plusvalor y Excedente

5º) ¿Cómo se explica que, si bien: a) la repetición del proceso


de producción (ciclo), y b) la velocidad de esa repetición
(rotación), no crean valor, o sea que ni la circulación ni la
velocidad de la misma crean valor, no obstante, intervienen
como momento en la creación de valor.

Este problema Marx lo resuelve en el Libro II – Sección I y II.

6º) Si el tiempo de trabajo determina el valor de las mercancías


como su sustancia y magnitud (medida) ¿Por qué no es al mismo
tiempo medida de los precios?, dicho en otros términos ¿Por
qué precio y valor difieren? o bien ¿Cómo se forma sobre la
base del valor un precio mercantil (de producción) diferente
del valor, o con más exactitud, cómo es que la ley del valor se
realiza como su propio contrario?

Esto Marx lo responde en la “Teoría de la ganancia”, Sección I;


“Teoría de los precios”: Sección II (aquí se encuentra el conocido
problema de la transformación); y Sección III, la tendencia a la
caída de la tasa de ganancia, del Libro III.

7º) ¿Cómo es que mercancías que no contienen trabajo,


pueden tener valor, o dicho de otro modo, por qué razón las
simples fuerzas de la naturaleza tienen valor?

Esta aporía Marx la resuelve en la Sección VI – Libro III.

Cumplir con esta explicación teórica y, por tanto, responder


satisfactoriamente cada una de las aporías planteadas por la ley del
valor es, para Marx, alcanzar el conocimiento racional de la
fisiología verdadera de la sociedad burguesa explicando la
relación entre el movimiento aparente y el movimiento real
del sistema del capital.

55
Fernando Hugo Azcurra

3.b. La determinación del valor en el análisis de Marx

- Ley del valor

Es de enorme importancia, para captar en profundidad este


análisis de Marx, comprender que hay en él una concepción que
podría denominarse antropológica socio-natural de los hombres y
de su actividad práctica considerándolos como individuos que
producen su vida en sociedad, o sea el proceso de producción de
individuos socialmente determinada, que proveen sus medios de
subsistencia en común y al hacerlo producen sus relaciones y las
instituciones que las expresan. Entonces, toda sociedad humana se
ha visto y se ve siempre en la necesidad de distribuir el tiempo de
trabajo social de sus miembros entre diferentes actividades
productivas (ganadería, agricultura, metalurgia, construcción, textil,
etc.), que no es otra cosa que una división social del trabajo. Pero
cuando los productos como resultado de aquellas actividades se
transforman en mercancías, el carácter social del trabajo se
“aparece” en el cambio como valor. En las sociedades en las que el
trabajo se hace en común, las relaciones de los hombres en la
producción social no se representan como valor de los productos.
Por esto no es correcto decir que el trabajo es la causa o sustancia
del valor de los productos o “bienes” cual su fuente “natural”, ya
que no en todas las formas históricas concretas el trabajo crea
valor.
Así es que todas las formas históricas de sociedades muestran o
expresan de modo específico el carácter social del trabajo en
cuanto aplicación de la fuerza de los individuos en el proceso
de su mantenimiento y reproducción. De manera que el valor de las
mercancías no hace sino expresar en una forma históricamente concreta lo que
ya existía en toda forma histórica de sociedad aunque bajo otra forma, a saber:
división del trabajo, cambio, mercancía, dinero, precio, etc. que se mantiene y
desarrolla por el modo capitalista de producción. Entonces la causa del valor es

56
Plusvalor y Excedente

una determinada forma histórica concreta de trabajo y no la mera actividad de


producción.
Dice Marx (“Théories…”, Sociales, II, p. 164) “… la determinación
del valor por el tiempo de trabajo, es una concepción que caracteriza, mutatis
mutandis, a todos los modos de producción en los cuales trabajo y propiedad de
las condiciones objetivas del trabajo constituyen clases distintas”, y añade que
“Valor es un modo social determinado de la actividad
humana: el trabajo” (Théories, I, p. 33); volviendo sobre el tema
en carta a Kugelman del 11/07/1868 escribe que: “El infeliz no se da
cuenta de que a pesar de que mi libro no hubiera ningún capítulo dedicado al
valor, el análisis de las condiciones reales que hago, ya encierra en sí mismo la
prueba y demostración de la relación real del valor…Cualquier niño sabe que
una nación que deje de trabajar, no digo un año, aunque sean sólo unas
semanas, perecería. Del mismo, cualquier niño sabe que las masas de productos
correspondientes a las diversas necesidades, exigen masas diferentes y
cuantitativamente determinadas, de la totalidad del trabajo social
(FHA) Es self evident que la forma determinada de la producción social no
suprime en ningún caso la necesidad de la distribución del trabajo social
en proporciones determinada; en todo caso, lo que se modifica es su modo de
manifestarse. Las leyes naturales jamás pueden abolirse en general. Lo que
sí puede modificarse en situaciones históricamente diferentes, únicamente es la
forma bajo la que esta distribución proporcional del trabajo se manifiesta, en
un estado social en el que el conjunto del trabajo social se manifiesta por medio
del intercambio privado de los productos individuales del trabajo, esta
forma, digo, es precisamente el valor de cambio de esos productos. La ciencia
consiste precisamente en mostrar cómo se manifiesta la ley
del valor…”
Concepto y posición que se encuentran reafirmados en los
siguientes fragmentos: “En todos los tipos de sociedad necesariamente hubo
de interesar al hombre el tiempo de trabajo que insume la producción de
los medios de subsistencia, aunque ese interés no fuera uniforme en los diversos
estadios del desarrollo. Finalmente, tan pronto como los hombres trabajan unos
para otros, su trabajo (individual) adquiere también una forma social” (El
Capital I, 1, pp. 87-88)

57
Fernando Hugo Azcurra

“En realidad, el carácter (la forma) de valor que presentan los productos
del trabajo, no se consolida sino por hacerse efectivos en la práctica (cotidiana,
constante) como magnitudes de valor. Estas magnitudes cambian de manera in-
cesante, independientemente de la voluntad, las previsiones o los actos de los
sujetos del intercambio. Su propio movimiento social (el de los sujetos) posee
para ellos la forma de un movimiento de cosas bajo cuyo control se encuentran
(dominados), en lugar de controlarlas (a las cosas). Se requiere una producción
de mercancías desarrollada de manera plena antes que brote, a partir de la
experiencia misma, la comprensión científica de que los trabajos privados,
ejercidos independientemente los unos de los otros pero sujetos a una
interdependencia multilateral en cuanto ramas de la división social del
trabajo que se origina naturalmente, son reducidos en todo momento
a su medida de proporción social porque en las relaciones de intercambio entre
sus productos, fortuitas y siempre fluctuantes, el tiempo socialmente
necesario para la producción de los mismos se impone de
modo irresistible como ley natural reguladora, tal como por
ejemplo se impone la ley de la gravedad cuando a uno se le
cae la casa encima. La determinación de las magnitudes de valor por el
tiempo de trabajo, pues, es un misterio oculto bajo los movimientos manifiestos
que afectan a los valores relativos de las mercancías” (Ibídem pp.91-92)

“… la ley del valor de las mercancías determina qué parte de todo su tiempo de
trabajo disponible puede gastar la sociedad en la producción de cada tipo
particular de mercancías.” (K. Marx, Ibídem, I, 2, p. 433).

Ahora bien, para resolver las “aporías” en las condiciones de la


producción capitalista, surgidas a partir del concepto de valor Marx
arrancará aceptando el “principio” del trabajo contenido (trabajo
incorporado, trabajo insumido, etc.) como base de su “teoría” del
valor; pero se diferenciará de A. Smith y de Ricardo, en que
encarará directamente y de modo explícito qué tipo de trabajo es el
determinante del valor de las mercancías. Veamos.
Para Marx será el trabajo abstracto: “…si ponemos a un lado el
valor de uso del cuerpo de las mercancías, únicamente les restará una propiedad:
la de ser productos del trabajo. No obstante, también el producto del trabajo se

58
Plusvalor y Excedente

nos habrá transformado entre las manos. Si hacemos abstracción de su valor de


uso, abstraemos también los componentes y formas corpóreas que hacen de él un
valor de uso. Ese producto ya no es una mesa o casa o hilo o cualquier otra
cosa útil. Todas sus propiedades sensibles se habrán esfumado. Ya tampoco es
producto del trabajo del ebanista o del albañil o del hilandero o de cualquier
otro trabajo productivo determinado. Con el carácter útil de los productos del
trabajo se desvanece el carácter útil de los trabajos representados en ellos y, por
ende, se desvanecen también las diversas formas concretas de esos trabajos: éstos
dejan de distinguirse, reduciéndose en su totalidad a trabajo humano
indiferenciado, a trabajo abstractamente humano.
Examinemos ahora el residuo de los productos del trabajo. Nada ha
quedado de ellos salvo una misma objetividad espectral, un mera gelatina de
trabajo humano indiferenciado, esto es, de gasto de fuerza de trabajo humana
sin consideración a la forma en que se gastó la misma. Esas cosas tan sólo nos
hacen presente que en su producción se empleó fuerza humana de trabajo, se
acumuló trabajo humano. En cuanto cristalizaciones de esa sustancia social
común a ellas, son valores” (K. Marx, “El Capital” Editorial Siglo XXI,
Bs. As. 1975, tomo I, vol. 1, pp.46-47). Más adelante volveremos
sobre el trabajo abstracto dada su importancia analítica.
Queda así establecido por Marx la fuente, causa o
determinación del valor por el trabajo abstracto. Pero además él
reduce las diferencias de las productividades o rendimientos del
trabajo. El trabajo determinante del valor es trabajo simple, éste
no es otra cosa sino “…gasto de la fuerza de trabajo simple que, término
medio, todo hombre común, sin necesidad de un desarrollo especial, posee en su
organismo corporal. El carácter del trabajo medio simple varía, por
cierto, según los diversos países y épocas culturales, pero está dado para una
sociedad determinada. Se considera que el trabajo más complejo es igual sólo a
trabajo simple potenciado o más bien multiplicado, de suerte que una
pequeña cantidad de trabajo complejo equivale a una cantidad mayor de
trabajo simple. La experiencia muestra que constantemente se opera esa
reducción. Por más que una mercancía sea el producto del trabajo más complejo
su valor la equipara al producto del trabajo simple y, por consiguiente, no
representa más que determinada cantidad de trabajo simple”.

59
Fernando Hugo Azcurra

Medida de valor
De esta manera el trabajo queda reducido a mera cantidad de
tiempo de trabajo, “¿Cómo medir, entonces, la magnitud de su valor? Por
la cantidad de “sustancia creadora de valor” – por la cantidad de trabajo-
contenida en ese valor de uso. La cantidad de trabajo misma se mide por su
duración y el tiempo de trabajo, a su vez, reconoce su patrón de medida
en determinadas fracciones temporales, tales como hora, día, etc.”
(Ibídem, pp.47-48). Y con más detalle puede leerse en la
“Contribución”: “como valores de cambio de magnitud diferente (las mercancías)
representan un más o un menos de cantidades más o menos grandes de ese trabajo
simple, uniforme, general, abstracto, que constituye la sustancia del valor de
cambio. …Así como el modo de existencia cuantitativo del movimiento es el
tiempo, el modo de existencia cuantitativo del trabajo es el tiempo de
trabajo…El tiempo de trabajo es la existencia viviente del trabajo, poco importa
su forma, su contenido, su individualidad; es su modo de existencia viviente bajo
su forma cuantitativa, al mismo tiempo que su medida inmanente” ( p p. 9-10).
Ahora bien, esta medida inmanente de valor que es su
magnitud, o modo de existencia cuantitativo, sólo es tenida en
cuenta como propiedad de trabajo necesario, se establece la
precondición de que ese trabajo “…posee el carácter de fuerza de trabajo
social media y opera como tal fuerza de trabajo social media, es decir, en
cuanto, en la producción de una mercancía, sólo utiliza el tiempo de trabajo
promedialmente necesario, o tiempo de trabajo socialmente
necesario.” (K. Marx, El Capital, edic. cit. p. 48).
Como se desprende de lo anterior, tampoco se trata del tiempo
de trabajo individualmente gastado sino que prima el carácter de
trabajo social considerando que “Tiempo de trabajo socialmente
necesario es el requerido para producir un valor de uso cualquiera, en las
condiciones normales de producción vigentes en una sociedad y con el grado
social medio de destreza e intensidad de trabajo. Tras la adopción en Inglaterra
del telar de vapor, por ejemplo, bastó poco más o menos la mitad de trabajo que
antes para convertir en tela determinada cantidad de hilo. Para efectuar esa
conversión, el tejedor manual inglés necesitaba emplear ahora exactamente el
mismo tiempo de trabajo que antes, pero el producto de su hora individual de

60
Plusvalor y Excedente

trabajo representaba únicamente media hora de trabajo social y su valor


disminuyó, por consiguiente, a la mitad del que antes tenía” (Ibídem, p. 48).
Agreguemos además la siguiente aclaración que podría parecer
una perogrullada, pero que no es vano resaltar. De las anteriores
características determinantes del concepto de valor se desprendería
como lógico que por ser el modo capitalista de producción un
proceso continuo e incesante de elaboración de mercancías, el todo
es un flujo en el cual el valor de las mercancías no sería sólo
determinado por la cantidad de trabajo socialmente contenido en la
producción de las mismas sino por esa cantidad pero entendida
como reproducción.
Dice Marx “El valor de cada mercancía, y en consecuencia también de
las mercancías en las cuales consiste el capital, está condicionado no por el
tiempo de trabajo contenido en ella misma sino por el tiempo de trabajo
socialmente necesario que se requiere para su reproducción” (“El Capital”,
edición citada, Libro III, vol. 6, p.177). Y vuelve sobre el mismo
tema en el Libro III, vol. 7, p.508, afirmando que “Haciendo
abstracción de todas las interferencias casuales, en el curso del proceso de
reproducción se desvaloriza constantemente una gran parte del capital existente,
en mayor o menor grado, porque el valor de las mercancías está determinado no
por el tiempo de trabajo que insume originariamente su producción, sino por el
tiempo de trabajo que insume su reproducción, y porque a causa del desarrollo
de la fuerza productiva social del trabajo ese último tiempo de trabajo
disminuye continuamente”.
Las anteriores son las características más importantes de la
determinación del valor por el trabajo: abstracto, simple,
cuantitativo, necesario y social, exigido para la
“reproducción” de las mercancías. Hay que subrayar aquí que
aún en esta forma despojada y estrecha de presentación de la
“teoría” de Marx, haciendo una lectura atenta se destacarían los
caracteres abstracto y social como categorías de diferenciación del
trabajo con relación a Smith y Ricardo. Pero cuando se examina en
profundidad la labor teórica de Marx, la anterior exposición se
muestra muy esquemática y sin la verdadera “sustancia” de análisis

61
Fernando Hugo Azcurra

teórico que él expusiera en todas sus obras, digamos, económicas.


Trataremos, en adelante, de realizar tal cometido.

3.c. La labor analítica de Marx

El núcleo de la investigación analítica de Marx consiste en una


labor de “crítica del capital” ya que éste es el objeto sobre el que se
propone dar cuenta, y ello le exige el estudio de las leyes de
funcionamiento del modo específicamente capitalista de
producción. Y hay que subrayar lo de “específicamente”
capitalista. En Marx es una denominación precisa que utiliza para
diferenciar claramente dos etapas históricas del dominio de la
organización social de la producción por el capital. La primera
caracterizada por la “subsunción formal” del trabajo al capital,
fase en la cual el modo capitalista no es aún dominante sino que va,
poco a poco, penetrando las formas existentes de trabajo anteriores
a él. Por ejemplo la paga del trabajo en el domicilio del trabajador
(artesanos, productores independientes, etc.) por dinero, o bien el
encargo de determinado tipo de mercancías a ser entregadas en
cierto tiempo, la utilización de los instrumentos y herramientas
existentes que no altera ni los ritmos ni la escala de producción, no
hay entonces modificación en el modo de producción.
Este estado, en el occidente europeo, le demandará varios
siglos al capital en superarlo y convertirse en eje de todo el proceso.
Cuando esto suceda alrededor XVIII y sólo de modo notorio en
Inglaterra, se habrá producido un cambio notable social y
económico en la acción dominante del capital: el proceso de trabajo
se realiza con los medios de producción adelantados por el
capitalista (medios maquinizados, nuevas herramientas, etc.), la
“técnica” del producir se vuelve imprescindible; el capitalista es
quien organiza, dirige y vigila todo el proceso productivo; los
trabajadores trabajan en un establecimiento propiedad del

62
Plusvalor y Excedente

empresario y no en su domicilio; éstos ya no poseen sus


instrumentos y medios para trabajar por cuenta propia; se ha
revolucionado la escala de producción de las mercancías; no se
producen éstas a pedido sino que se lo hace para mercados
anónimos; ha aparecido una nueva forma productiva, se ha
modificado el proceso social de producción, ha surgido el modo
específicamente capitalista de producción de mercancías, éste
domina ya la escena social y laboral, hay una subsunción real del
trabajo al capital.
En conclusión: 1º) el proceso de trabajo tiene el carácter de
fuerza productiva social; 2º) tal proceso queda subordinado al proceso de
valorización del capital; 3º) el capitalista es el centro de todas las
decisiones, impone ritmo, modalidades y fines a todo el proceso;
4º) la relación laboral es coercitiva pero no se funda en relaciones
personales de sujeción individual (trabajo esclavo o servil por
ejemplo), la coerción es puramente económica: el trabajador carece
de medios de trabajo y sustento propios; 5º) el trabajador ya no
vende mercancías al empresario sino que vende su fuerza de trabajo
puesto que las mercancías producidas son propiedad del capitalista.
(Este tema se amplía en el parágrafo sobre la relación de cambio
entre trabajo asalariado y Capital, p. 77).
Este es, por así decir, el trasfondo social y económico real que
el análisis presupone pero que opera en el tratamiento de las
categorías y en la elaboración de las teorías y del cual Marx es no
sólo conciente sino que es quien especialmente se dedicó a la tarea
de poner en claro la estructura del objeto y la evolución histórica
del mismo, y del cuál ahora intenta dar su lógica.
¿Cómo aborda, entonces, su trabajo? Para desarrollar esta parte
del pensamiento de Marx nos ayudaremos con el cuadro Nº 1
adjunto “El capital y sus teorías”. Tal como puede verse allí para su
crítica del capital, Marx establece dos niveles de conocimiento: 1º)
nivel abstracto, 2º) nivel concreto. La lógica conceptual que
preside tales niveles descansa en que “…el método que consiste en elevar-
se de lo abstracto a lo concreto es para el pensamiento sólo la manera de
apropiarse lo concreto, de reproducirlo como un concreto espiritual ( “geistig

63
Fernando Hugo Azcurra

konkret”)” (K. Marx, “Elementos fundamentales…” Siglo XXI, Bs.


As, 1971, p. 22).

64
Plusvalor y Excedente

Cuadro Nº1
CRITICA DEL CAPITAL

NIVEL DE CATEGORÍAS TEORÍAS PROCESO LIBROS TRANSFORMACION


CONOCIMIENTO MOMENTOS FUNDAMENTALES PLANTEADAS S DEL
ANALÍTICOS CAPITAL
del valor del
análisis de la mercancía valor dinero

del plusvalor
del salario de Producción I
la acumulación Inmediato

abstracto Análisis de las formas capital "en general" valor Plusvalor Tasa d
generales del capital plusva
individual y social del ciclo y
rotación de la
reproducción
Circulación II

de la ganancia
de los precios
concreto Análisis del movimiento producción del interés de Producción
real del capital social capitalista la renta Global III Precio Gananci Tasa d
(distribución a gananc
)

65
Fernando Hugo Azcurra

Ambos niveles se componen de “momentos analíticos” que


delimitan el espacio “teórico” dentro del cual se irán vertebrando
las categorías y las teorías que lo constituyen. En el nivel abstracto
es preciso distinguir el análisis de la mercancía y el análisis de
las formas generales del capital individual y social. Una
precisión se vuelve necesaria. Cuando en la lógica de Marx se habla
de “abstracto”, no debe ser tomado como expresión de
unilateralidad de un carácter o propiedad del fenómeno bajo
estudio, ni tampoco como una mera “representación genérica
empírica”, esto es, que se han borrado sus “particularidades”. Bien
por el contrario, el nivel abstracto es aquél en el cual las categorías
son ya fruto del análisis investigativo y reflejan la multiplicidad
como unidad esencial del fenómeno, no su unilateralidad ni su
generalidad vacía de conocimiento: son abstracciones
determinadas, que han superado el momento de la empiria y de la
doxa, de modo que “…las determinaciones abstractas conducen a la
reproducción de lo concreto por el camino del pensamiento” (Ibídem, p. 21).
El nivel abstracto se compone de dos “momentos analíticos”:
el primero es el del análisis de la mercancía cuya categoría
fundamental es la de valor, de la cual se originan, a su vez, dos
“teorías”: teoría del valor y teoría del dinero, que en rigor, tal
como Marx las expone están genéticamente vinculadas y da lugar a
que se las deba concebir como partes de un solo análisis teórico.
De inmediato se desprendería de lo anterior que en Marx no hay
“teoría del valor” sino “análisis de la mercancía”. Sólo por
comodidad y síntesis se ha difundido y se alude siempre a la “teoría
del valor-trabajo de Marx” en la literatura económica, pero siendo
criterioso y justo hay que señalar esta diferencia entre “teoría del
valor” y “análisis de la mercancía” en él, porque aún cuando la
comodidad explique el hablar de “teoría del valor-trabajo de
Marx”, esta forma de expresarse deja a un lado muchos aspectos,
decisivos a veces, de su concepción en este nivel.
Marx mismo fue extremadamente cuidadoso y preciso al
respecto. Su exposición sobre el valor está contenida en “El
Capital”, Sección primera cuyo título es “Mercancía y dinero”,

66
Plusvalor y Excedente

siendo el capítulo I “la mercancía” el soporte analítico y no “el


valor” que, por supuesto, determinación, medida, metamorfosis,
constituye el conjunto problemático. Para mayor abundancia Marx
mismo nos lo dice con todas las palabras “El Sr. Wagner olvida
también que para mí no son sujetos ni el “valor” ni el “valor de cambio”, sino
solamente la mercancía” (K. Marx, “Glosas marginales al tratado de
economía política de A. Wagner” Pasado y presente Nº 97, México
1982, p. 35). Esto se revela, a nuestro entender, de suma
importancia porque establece límites lógicos estrictos a la
investigación y a la exposición ya que evita situaciones confusas
como las de quienes “…arrancan del “concepto de valor” y no de la “cosa
social”, la “mercancía”, y luego el concepto se divide (se desdobla) por sí
mismo como si tuviese dos caras, para acabar discutiendo, cuál de las dos
quimeras es la que buscaban” (Ídem, p. 56).
El segundo momento analítico, contiene la categoría de
capital “en general” y dentro de él se destacan: la teoría del
plusvalor; la teoría del salario y la teoría de la acumulación del
capital. También para estas “teorías” cabe la misma aclaración
mencionada antes para el caso del valor y del dinero, ninguna de
ellas está separada sino que componen un todo lógico explicativo,
son el “corpus” teórico que reflejan el “proceso inmediato de
producción del capital” que se despliega en el Libro I.

3.d. El análisis de la mercancía

Vayamos, pues, al “análisis de la mercancía” en Marx, que se


conoce y difunde bajo la denominación de “teoría del valor”. El
núcleo en esta instancia está constituido por el examen del doble
carácter del trabajo en el proceso de producción de mercancías en
general y es el propio Marx quien advierte: “Lo mejor que hay en mi
libro es: 1) subrayar desde el primer capítulo (y sobre esto descansa la
comprensión de los hechos), el doble carácter del trabajo según se
exprese en valor de uso o en valor de cambio; 2) el análisis del plusvalor
independientemente de sus formas particulares: beneficio,

67
Fernando Hugo Azcurra

interés, renta del suelo, etc.” (Marx – Engels; “Cartas sobre el capital”,
editorial Edima, Barcelona 1968, p. 137).
En otra carta también dirigida a Engels del 8 de enero de 1868,
Marx se refiere a “…los tres elementos fundamentalmente nuevos del libro:

1) Que en oposición a toda la economía política anterior que empieza


con los fragmentos particulares del plusvalor con sus formas fijas de
renta, ganancia e interés, trato en primer lugar la forma general del
plusvalor, en el cual se hallan ellas todavía sin diferenciación, como si
dijéramos en solución.
2) Que hay una cosa muy simple que se les ha escapado a todos los
economistas sin excepción, y es que si la mercancía presenta el doble
carácter de valor de uso y de valor de cambio, es indispensable que el
trabajo representado en la mercancía posea también esa doble
característica; mientras que el análisis exclusivo del trabajo sin más
(sans phrase), tal como lo encontramos en Smith, Ricardo, etc.
tropieza por todas partes fatalmente con problemas inexplicables.
Ahí reside de hecho todo el secreto de la concepción crítica.
3) Que por primera vez el salario es presentado como la forma irracional
de una relación que tal forma oculta, y lo hace bajo las dos formas del
salario: salario por tiempo de trabajo y salario por pieza”.

De modo que es desde este contexto que expondremos el


análisis de Marx intentando rescatar lo que consideramos sus
aspectos principales.
Se ha señalado que el objetivo central de Marx en su labor
teórica es explicar el funcionamiento del capital y de las leyes que
lo regulan. Ahora bien, el capital produce un “excedente” bajo la
forma de plusvalor tal como Marx lo denomina, y en su
movimiento se reproduce a sí mismo como productor de
mercancías. Por lo tanto el producto inmediato del capital es una
masa de mercancías. Se torna preciso, pues, considerar con más
detalle este resultado del proceso capitalista de producción que es
tal masa mercantil, sabiendo que a su vez las mercancías
constituyen componentes o elementos de la producción capitalista.

68
Plusvalor y Excedente

En términos modernos podría decirse que las mercancías como


componentes son in-puts (insumos) y como resultado son out-puts
(productos) del proceso global. Pero lo importante es la forma
bajo la cual reaparece el capital al culminar el ciclo del proceso de
producción.
Establezcamos algunas precisiones. Antes de la producción
de mercancías específicamente capitalista, en los modos de
producción en los que el trabajo está subordinado al propietario
esclavista o al propietario terrateniente-feudal, la mayor parte del
producto creado y consumido no llega a la circulación, no hay
mediación por el mercado y por tanto el producto no sólo no
adopta la forma de mercancía sino que no es producido
como mercancía, no se convierte en mercancía. Por tanto
tampoco los productos que se utilizan para producir son
mercancías, son sencillamente valores de uso y/o consumo.
La existencia del producto del trabajo como mercancía sólo se
muestra en regiones y pueblos aislados o marginales respecto de la
estructura fundamental en la organización productiva de la
sociedad, abarcando sólo la parte excedentaria de la cantidad
producida, por lo cual su importancia para la sociedad y el modo
de producción imperante es mínima, es irrelevante. Pero cuando la
circulación de mercancías y la circulación del dinero se extienden y
el capital comercial va adquiriendo un papel cada vez de mayor
importancia, mercancía y dinero se erigen en supuesto y punto de
partida de la formación del capital y del modo específicamente
capitalista de producción de mercancías.
Esta circunstancia convierte de hecho entonces, el que la
mercancía sea un supuesto real y constituya premisa analítica
concibiéndola como el elemento más simple de la producción
específicamente capitalista, y cuyo resultado sea también
mercancía. Sólo sobre la base del proceso capitalista de producción
extendido y dominante el producto del trabajo deviene ser-
mercantil y alcanza a constituirse en forma general del producto
social.

69
Fernando Hugo Azcurra

De manera que el ser mercancía es un hecho histórico-social y


no “natural”; mercancía – cambio – precio – dinero, son
previos a la existencia del capital, pero al ser la base en la que
apoyará su acción sobre la producción y la sociedad, sólo entonces
aquellos encontrarán su más grande desarrollo.
Pues bien, por esta razón Marx partirá, en su investigación y
luego en la exposición, de la mercancía, como base y premisa del
proceso capitalista de producción, como forma específicamente
social del producto global. Toma el producto singular y analiza
las determinaciones formales que lo constituyen en tanto
mercancía (forma simple; forma total; forma general, y forma
dinero) examina aquello que hace de ella el ser mercancía de modo
general y no aún el ser “mercancía capitalista” (no aparecen ni el
capital constante ni el variable), esta es la primera etapa de su
análisis (Sección I – Libro I), pero esto no quiere decir que trata de
la mercancía del proceso simple de producción: ¡estudia la
mercancía como forma elemental de la riqueza burguesa.
Con ayuda del cuadro Nº 2, podemos observar como la
mercancía, en tanto producto del trabajo destinado al cambio,
aparece como unidad de la “forma natural” (valor de uso) y de la
“forma social” (valor a secas). La “forma económica” mercancía es
síntesis de dos determinaciones formales, ya que el producto del
trabajo en su forma natural es resultado del trabajo útil o trabajo
concreto y en su forma social es trabajo abstracto, siendo este
último el que se constituye en fuente o causa (determinación) del
valor y cuya comprensión es decisiva, según lo afirma Marx, para la
crítica de la economía política.

70
Plusvalor y Excedente

Cuadro 2

71
Fernando Hugo Azcurra

3.e. ¿Cómo entender el trabajo abstracto?

i) ¿Qué es el trabajo abstracto y cuál su importancia?

Cuando los propietarios de mercancías las cambian, lo hacen


en relación con el tiempo de trabajo igual que ellas contienen, por
lo tanto no son sino tiempo de trabajo objetivado, encarnado,
y esto constituye su unidad, es su carácter idéntico, por tal
razón las mercancías son cualitativamente la misma cosa; es
decir son valores en tanto que representación de ese algo
idéntico, ya que para compararlas cuantitativamente es necesario
que previamente sean magnitudes de la misma denominación,
cualitativamente similares. Como “valores” las mercancías son
magnitudes sociales, en tanto que valores representan relaciones
entre clases o sectores sociales dentro de un tipo de
organización social del trabajo.
Por cierto valor implica cambio, pero cambio de mercancías
entre los hombres, cambios que no tienen que ver con las cosas
en tanto que tales. Y dado que la fuente o causa del valor es el
“trabajo abstracto” éste no es sino ese elemento o espacio idéntico
al que se reduce toda la enorme variedad de tipos de trabajos con-
cretos que conforman el proceso social de producción. Esta es la
dimensión “cualitativa” del cambio mercantil. La dimensión
cuantitativa es la que en tal cambio se da como “cantidad de
trabajo abstracto” por tanto en determinación de magnitud de
valor. Así entonces, como “modo de existencia” del tiempo de
trabajo la mercancía es valor en general, en tanto que como modo
de existencia de un tiempo de trabajo determinado
cuantitativamente es magnitud de valor determinada.
Aquí Marx precisa la diferencia entre trabajo concreto, útil, que
plasma valores de uso y simultáneamente en el proceso de trabajo
objetiva valor (no hay dos tiempos de trabajo separados y
diferentes, uno para el concreto y otro para el abstracto) como
representación del trabajo abstracto, para pasar a examinar
cómo tal valor se muestra como “valor de cambio” y evoluciona

72
Plusvalor y Excedente

hasta dar con una “forma autónoma” diferente de su valor de uso,


o sea como la circulación de mercancías debe necesariamente, por
sus antagonismos internos, llegar a la “forma de dinero”.

ii) El trabajo abstracto como realidad.

Respecto del trabajo abstracto, es importante señalar lo


siguiente: abstraer de las formas útiles o concretas del trabajo
(trabajo concreto) el carácter idéntico que tienen en cuanto a que
es posible reducirlos todos a una homogeneidad (cristalización u
objetivación) abstracta no es sencillamente una operación
mental que se procesa en el cerebro de quien piensa sino que
es un hecho real del proceso social de producción. Marx sostiene
“Esta reducción (de los diferentes trabajos útiles a trabajo indiferenciado,
uniforme, simple) aparece como una abstracción (mental), pero es un
abstracción que se muestra todos los días en el proceso social de producción”
(K. Marx, “Contribution etc. p. 10).
Y puede leerse aún en Grundrisse S. XXI, I, p. 25-26 lo
siguiente: “La indiferencia frente a un género determinado de trabajo supone
una totalidad muy desarrollada de géneros reales de trabajos, ninguno de los
cuales predomina sobre los demás. Así, las abstracciones más
generales surgen únicamente allí donde existe el desarrollo
concreto más rico, donde un elemento aparece como lo
común a muchos, como común a todos los elementos.
Entonces, deja de poder ser pensado solamente bajo una
forma particular. Por otra parte, esta abstracción del trabajo en general no
es solamente el resultado intelectual de una totalidad concreta de trabajos. La
indiferencia por un trabajo particular corresponde a una forma de sociedad en
la cual los individuos pueden pasar fácilmente de un trabajo a otro y en la que
el género determinado de trabajo se ha convertido entonces, no sólo en cuanto a
categoría, sino también en la realidad, en el medio para crear la riqueza en
general y, como determinación, ha dejado de adherirse al individuo como una
particularidad suya. Este estado de cosas alcanza su máximo desarrollo en la
forma más moderna de sociedad burguesa, en los EE.UU. Aquí, pues, la
abstracción de la categoría “trabajo”, el “trabajo en general”, el trabajo san

73
Fernando Hugo Azcurra

phrase (sin más), que es el punto de partida de la economía moderna


(burguesa), resulta por primera vez prácticamente cierta”.
Pero Marx manifiesta una concepción aún más amplia de esta
categoría de la sociedad burguesa. Dice que “…es solamente en el co-
mercio exterior donde se desarrolla la verdadera naturaleza del plusproducto
como valor, por cuanto que el trabajo contenido en él se desarrolla como trabajo
social, que toma cuerpo en una serie ilimitada de diferentes valores de uso y que
da en realidad un sentido a la riqueza abstracta.
Ahora bien, es solamente el comercio exterior, el desarrollo del mercado
como mercado mundial, el que convierte al dinero en dinero mundial y desarro-
lla el trabajo abstracto hasta convertirlo en trabajo social. La riqueza
abstracta, valor, dinero, por tanto el trabajo abstracto se desarrolla en la
medida en que el trabajo concreto se desarrolla hasta convertirse en una
totalidad de diferentes tipos de trabajo que abarca el mercado mundial. La
producción capitalista se basa en el valor o en el desarrollo del trabajo
contenido en el producto como trabajo social. Pero esto sólo es posible a base del
comercio exterior y del mercado mundial. Esto es, por consiguiente, tanto
premisa como resultado de la producción capitalista” (K. Marx, “Teorías
sobre el Plusvalor” FCE, México, vol. 14, pp. 225-226).
De manera que el “trabajo abstracto” es un hecho específico
real de la producción mercantil, pero sólo en la sociedad burguesa
y en su expansión mundial ha podido ser objetivado como
categoría analítica de la economía: su realidad histórica precede su
génesis lógica como categoría específica y no tiene nada de
metafísico como pretenden algunos economistas que, por cierto,
desconocen estos análisis de Marx. Para mayor reafirmación
conceptual Marx dice “Esta relación económica – la característica que el
capitalista y el obrero presentan como extremos de una relación de producción-
se desarrolla con tanta más pureza y adecuación, cuanto más pierde el trabajo
todo carácter artesanal; su destreza particular se convierte cada vez más en
algo abstracto, indiferente, y se vuelve, más y más, una actividad
puramente abstracta, puramente mecánica y, por ende, indiferente ante
su forma particular; actividad meramente formal, o lo que es lo mismo,
meramente sustancial, actividad en general, indiferente respecto de la forma.
Aquí se muestra nuevamente, pues, cómo la determinación particular de la

74
Plusvalor y Excedente

relación de producción, de la categoría –aquí capital y trabajo- se vuelve por


primera vez auténtica con el desarrollo de determinado modo material de
la producción y un estadio determinado del desarrollo de las fuerzas
productivas industriales” (Grundrisse, I, edic. cit. p. 237). Una
vez concluido con este momento analítico Marx dirá que: “Es
menester, ahora, que volvamos a esa forma en que se manifiesta el valor” (“El
Capital”, edic. cit. Libro I, 1, p. 59).
La autonomización en la forma de dinero del valor de cambio,
de la mercancía en definitiva ya que ambos coinciden (“…el
desarrollo de la forma de mercancía coincide también con el desarrollo de la
forma de valor” K. Marx, op. cit. tomo I, vol. 1, p. 76)” es el
resultado del proceso de cambio, producto de la oposición entre
valor de uso, como soporte del valor o cuerpo del valor, y valor de
cambio, que Marx trata como metamorfosis de la mercancía desde
la forma simple o singular de valor hasta dar con la forma dineraria y
despejar de una sola vez la cuestión del enigma originario del
dinero.
Veamos resumidamente como se da la exposición de la “forma
de valor” y su metamorfosis en el siguiente cuadro. Marx examina
los cambios bajo las categorías de “forma desarrollo”: I – forma
simple o singular de valor; II – forma total o desplegada de valor;
III – forma general de valor, y IV – forma dinero; “forma
función”: forma relativa de valor y forma equivalente, y “forma
relación”: expresión del valor de una mercancía en el valor de uso
de otra, en cada una de las etapas morfológicas.

75
Fernando Hugo Azcurra
FORMA DE VALOR
________________________________________________________________________________________
Forma Forma Función RELACIÓN CONTENIDO
Desarrollo Relativa Equival.
________________________________________________________________________________________
I xA = yB La forma relativa simple, El valor no aparece todavía como una
Simple o aislada, del valor de una relación o proporción con todas las
merc. convierte a otra merc. demás mercancías, sino que se expresa
en un equivalente singular. sólo como algo distinto de su propia
forma natural (cuerpo de mercancía).
________________________________________________________________________________________
La forma total del valor El valor aparece o se expresa ahora en
II zA = uB relativo, esa expresión del otros elementos innumerables del
“ = vC valor de una mercancía en mundo de las mercancías. Cualquier
Total “ = wD todas las demás mercancías cuerpo de una mercancía se convierte
“ = xE imprime a éstas la forma en espejo de valor de la que actúa
de equivalentes particulares en la forma relativa. Por primera vez
de diferentes clases. este mismo valor se manifiesta auténti-
camente como una gelatina de trabajo
humano indiferenciado. El trabajo
creador de valor se representa ahora
expresamente como trabajo equivalen-
te a cualquier otro trabajo humano,
cualquiera fuere la forma natural del
mismo.
_______________________________________________________________________________________
76
Plusvalor y Excedente
______________________________________________________________________________________
En esta forma una clase part. Las mercs. representan ahora su valor:
de mercs. adopta la forma de 1) de manera simple, porque lo repre-
III uB = zA equivalente general, porque sentan en una sola mercancía, y 2) de
vC = “ todas las demás mercs. la manera unitaria, porque lo represen-
General wD= “ convierten en el material de tan en la misma mercancía. Su forma
xE = “ su forma de valor general y de valor es simple y común a todas, y
unitaria. por tanto general. La forma de equiva-
lente general, es una forma de valor
en general. De la contradicción entre
el carácter general del valor y su exis-
tencia material en una determinada
merc. surge la categoría del dinero.
________________________________________________________________________________________
Aquí la forma de equivalente En la expresión de valor del mundo
general, se ha soldado de modo de las mercs., el sitio de la merc. equi-
definitivo por la costumbre so- valente lo ocupa el oro y se transforma
IV z A = y grs. Oro cial, con la forma natural en mercancía dineraria, y sólo a partir
vC = “ específica de la merc. oro. La de aquí, la forma IV se diferencia de la
Forma wD= “ expresión relativa simple del forma III, o sea la forma general del
Dinero xE = “ valor de una mercancía en la valor se convierte en forma dinero.
merc. que funciona como merc.
dineraria es la forma precio.
________________________________________________________________________________________

77
Fernando Hugo Azcurra

Notorio es el trabajo analítico que lleva a cabo Marx en el exa-


men de la mercancía como sujeto analítico y las mediaciones que
va estableciendo en esta Sección I, construyendo la siguiente
secuencia lógica con estos conceptos:

Trabajo – producto del trabajo – valor de uso – cambio –


mercancía – trabajo abstracto – valor – valor de cambio –
dinero – precios de producción – precios de mercado –
capital.

Pero abordados desde la categoría de “forma”: forma natural


del producto del trabajo (valor de uso; trabajo concreto); forma
económica (cambio; mercancía); forma social del producto
(valor; trabajo abstracto); forma función (forma relativa y forma
equivalente del valor); forma desarrollo (metamorfosis del valor);
forma relación (expresión del valor); forma precio. Lo hasta
ahora visto puede ir sirviendo suficientemente como razón para
comprender lo que afirmáramos antes en relación a la diferencia en
Marx entre “teoría del valor” y “análisis de la mercancía”.
Hay en Marx, es obvio, una concepción materialista del
proceso de producción en una inscripción histórica y no de
carácter “natural” o “dado” del cual habría que partir
acríticamente. Pero más todavía, esta concepción puede ser
captada como pasible de ser reducida a un sistema de cantidades
de trabajo interdependientes en el que tales cantidades aparezcan
como incógnitas que el cambio (el mercado) determinará, y así es
hoy interpretada en muchas exposiciones académicas neoclásicas y
aún marxistas.
Desde esa “visión” la “cosa” y los precios predominan en el
análisis por sobre las relaciones entre productores que es el punto
principal que subraya Marx, quien ve en la acción de la “ley” del
valor de las mercancías una función objetiva de regulación del
tiempo de trabajo social disponible de la sociedad que se distribuye
mediante el cambio en las distintas ramas productivas, tal como ya

78
Plusvalor y Excedente

lo hemos visto antes en p. 56 ( Cfr. K. Marx, “El Capital”, Siglo


XXI, Libro I, vol. 1, pp. 91-92).
El lado o aspecto cuantitativo de la división social del trabajo
se le aparecen en los mercados a los propietarios como cantidades
económicas que deben descifrarse y es el propio mercado el que lo
hace, lo cual refuerza en su conciencia el que son las cosas las que
se mueven y cobran vida, y los hombres los que deben “acatarlas”
porque son “leyes naturales” inevitables. Es el lado fetiche o
subversión total de las relaciones por las cuales las conexiones
personales de los productores en el proceso de producción y de
cambio se “cosifican” y las “cosas” (mercancías) en tal proceso
“tienen vida propia”, se “personifican”. El aspecto animista de las
mercancías y la reificación de las personas (clases, sectores) es un punto
de la mayor importancia en el análisis de la mercancía por parte de
Marx, porque muestra la enajenación social y económica de la
producción mercantil que se reforzará bajo la producción
capitalista. Esto será particularmente visible en el cambio que se da
entre trabajo y capital.

3.f. La ley del valor y el cambio trabajo asalariado – capital

i) - El proceso de producción inmediato

Una vez puesto a punto mediante el análisis de la mercancía el


papel y función del valor en el intercambio, Marx acometerá la
tarea de extenderla al cambio que más se resistía a convalidar la
“teoría clásica del valor”: el cambio entre los trabajadores y los
capitalistas en torno del trabajo. Es éste el menos común de los
cambios que se podrían encontrar entre todos los existentes, sea
cambio entre mercancías, entre mercancías y dinero, entre
“servicios” y dinero, etc. Marx descubrirá que se trata de una
forma de cambio entre trabajador y capitalista que se caracteriza
por una diferenttia specifica respecto de todo lo conocido.
Veamos en que consiste tal diferencia específica. Si el trabajo
se pagara a su valor exacto, el trabajador recibiría un salario

79
Fernando Hugo Azcurra

equivalente al valor del producto que él produce, pero entonces no


aparecería el plusvalor pues no habría excedente. En tal caso
sería obligado admitir que es falsa la teoría del plusvalor, ya que
habría un intercambio de valores equivalentes entre trabajo
asalariado y capital. Pero yendo más lejos sería preciso decir que la
producción capitalista misma se volvería imposible ya que ésta se
basa en la apropiación del excedente.
Si el trabajo no es pagado a su valor exacto, el trabajador
recibiría un salario que no es equivalente al valor del producto
producido por su trabajo, ese valor debe ser menor para que se
pueda generar el excedente base de la producción capitalista. En
consecuencia esto significaría un intercambio no equivalente
entre trabajo asalariado y capital, con lo cual para que la teoría
del plusvalor sea verdadera lo que se vuelve falsa es la ley del valor,
puesto que como sabemos ésta rige los intercambios equivalentes.
Al actuar, digamos, la ley se destruye a sí misma: “Una
contradicción semejante, que se destruye a sí misma, en
modo alguno puede ser ni siquiera enunciada o formulada
como ley” (K. Marx, “El Capital”, Libro I, vol. 2. Siglo XXI, pp.
652-653).
¿Cómo, pues, resolver este enigma y su contradicción? Al
examen más minucioso lo que se presenta en la relación mercantil
no es una contraposición entre “trabajo” y “capital”, sino el
trabajador ante el empresario, esto es sujeto reales y no
abstracciones sustantivadas. Y lo que el primero vende al segundo
no es “trabajo” sino su capacidad de trabajar, vende su fuerza de
trabajo y de manera específica vende el uso de su fuerza de
trabajo “No bien comienza efectivamente su trabajo, éste ha cesado ya de
pertenecer al obrero, quien, por tanto, ya no puede venderlo” (Ibídem, p.
653). Veamos las características de esta forma peculiar de cambio
no planteada por el análisis de la economía clásica.

Condiciones generales del cambio Tw/K

80
Plusvalor y Excedente

1º) El presupuesto fundamental de toda la relación de


intercambio consiste en la separación entre la propiedad de los
medios de producción y los trabajadores. Disociación entre
condiciones objetivas y subjetivas de producción. Ahora bien, dice
Marx que “La naturaleza no produce por una parte poseedores de dinero o
de mercancías y por otra personas que simplemente poseen sus propias fuerzas
de trabajo. Esta relación en modo alguno pertenece al ámbito de la
historia natural, ni tampoco es una relación social común a todos los
períodos históricos”. (Marx, El Capital, cit. I, 1, p. 206) La disociación
entre propiedad y trabajo se presenta como ley necesaria del
intercambio entre el capital y el trabajo. Constituye, pues, una
relación específica, histórica, de este modo de producción.

2º) La relación entre capitalista y trabajador no es de subordinación


personal. La relación subordinada del trabajador al capitalista no es
de carácter extraeconómico como es el caso de los trabajos servil o
esclavo de otras sociedades de clase.

3º) La relación de subordinación es de carácter económico, surge


de la asimetría en la organización social del trabajo: trabajadores
no propietarios y propietarios no trabajadores. Es coacción
económica. Los trabajadores están “liberados” de los medios de
vida y de producción y los capitalistas están “liberados” de trabajar
para mantenerse y vivir.

4º) Se trata de una relación económica-laboral mediada por el dinero.

5º) La relación es la de un intercambio que corresponde a la


circulación simple de mercancías: cada uno obtiene un equivalente
por lo que entrega; el trabajador dinero bajo la forma de salario, el
capitalista el derecho de usar la capacidad de trabajo de aquél.

6º) La relación de subordinación del trabajador al capitalista la


ejerce éste por medio del trabajo objetivado, dinero, medios de
producción y medios de vida que constituyen “su propiedad” y de

81
Fernando Hugo Azcurra

los cuales está despojado aquél. Pero en lo inmediato el dominio


del trabajador se realiza por el dinero como inversión del
capitalista y no en cuanto dinero mismo, es el dinero en función de
capital.

Esta relación de cambio entre trabajador y capitalista se


compone de dos momentos o procesos que deben determinarse de
manera precisa: 1º) momento formal; 2º) momento real. Veamos
esto en detalle.

1º) Momento formal (compraventa de Ft) – Cambio


(Proceso de circulación)

El cambio entre trabajador y capitalista se muestra de la


siguiente manera: por el lado del capitalista éste aparece como
representante del capital, dueño o propietario de un patrimonio
dinerario (D); por el lado del trabajador éste se le enfrenta sólo con
su capacidad de trabajar o fuerza de trabajo (Ft). Aparecen como
simples propietarios libres de mercancías. La relación que se
establece entre ambos asume la apariencia de una transacción
común de compraventa: el capitalista “compra” una mercancía
(Ft) con su dinero (D) y el trabajador la “vende” por dinero que le
llega bajo una modalidad especial, bajo la forma de salario (W). Es,
pues, un intercambio simple; cada uno obtiene un equivalente.
Surge, entonces, una relación contractual de hecho entre partes
aptas sobre un “servicio” laboral, o sea entre personas que se
presentan como jurídicamente iguales. Pero debe aclararse lo
siguiente:

a) En este intercambio o transacción de compraventa no se


vende una “cosa” mercantil, se vende una capacidad,
potencia, o aptitud siempre por un tiempo determinado
establecida como jornada de trabajo, esto es, el trabajador
no puede vender todo su tiempo de trabajo en una sola
transacción y definitivamente puesto que hacerlo sería

82
Plusvalor y Excedente

venderse a sí mismo como mercancía y se convertiría en


esclavo por lo cual la relación capitalista de producción se
volvería imposible. Es ésta una primera condición
fundamental de la relación de intercambio.

b) No es un cambio de trabajos objetivados en mercancías.

De modo directo no se trata de un cambio de mercancías en el


sentido de “corporificación” en valores de uso intercambiables. El
trabajador no es un vendedor de mercancías, vende sí su fuerza de
trabajo como mercancía, pero ésta sólo existe en su corporeidad
viva y no como “cosa” enajenable y transferible al comprador.
Esto sólo es posible si el trabajador, pues, aparece como libre
dueño de su Ft y simultáneamente libre de Mp. “La segunda
condición esencial para que el poseedor de dinero encuentre en el mercado la
fuerza de trabajo como mercancía, es que el poseedor de ésta, en vez
de poder vender mercancías en las que se haya objetivado su trabajo, deba,
por el contrario, ofrecer como mercancías su fuerza de trabajo misma, la
que sólo existe en la corporeidad viva que le es inherente” (K. Marx, “El
Capital…” cit. I, p. 205).

c) El cambio es entre trabajo objetivado en dinero (D),


propiedad del capitalista y la fuerza de trabajo (Ft) como trabajo
o actividad “potencial” porque aún no sido utilizada.

d) De lo anterior se desprende que lo que se compra y se


vende es el “valor de uso” de Ft. Es entonces un cambio directo
entre trabajo objetivado y la capacidad de trabajo o, en rigor, un
cambio con la posibilidad “de disponer” de ella por parte del
capitalista durante un lapso diario, semanal, quincenal, mensual,
etc. Si se extremara la particularidad de este cambio, bien podría
decirse sin distorsionar lo esencial para nada, que el trabajador
vende la disposición temporaria de su fuerza de trabajo o también,
menos elegantemente, que “se alquila” por un tiempo de trabajo y,

83
Fernando Hugo Azcurra

mejor aún, “alquila” el uso de su fuerza de trabajo (Ft) por tiempo


o por una variedad del mismo que es por pieza producida. El
capitalista adquiere en este intercambio simple con el
trabajador, el derecho de disponer del trabajo ajeno bajo sus
órdenes y durante la jornada laboral.

e) El capitalista paga el valor de la fuerza de trabajo (Ft)


paga, pues, el valor de la mercancía que compra, ni por encima ni
por debajo de su valor. Este valor no es otra cosa que el valor de
los medios de vida y de subsistencia necesarios para la
conservación del trabajador y su familia.

f) El dinero en este acto funciona “idealmente” como medio


de compra, aunque el capitalista pague lo que adquiere, el uso de
Ft, después de haberla usado y no antes o al principio de su uso.

g) La compra de Ft por el dinero (D) bajo la forma de salario


(W), en este momento se lo toma como “precio de compra”
inmediato, por tanto como “precio del trabajo” lo que hace que
el salario aparezca como el pago o remuneración adecuada y
conforme a derecho del “trabajo”.

h) En este cambio, sin embargo, no es el vendedor quien fija el


precio de la mercancía que vende, sino que es el comprador quien
lo hace y aquél debe aceptar o no venderla porque para eso hay
“libertad de mercado”. Es cierto que en la actualidad esto no rige
ya de modo unilateral, pero aun con sindicatos de trabajadores,
cámaras empresariales y mediación del Estado, son los capitalistas
quienes terminan fijando límites y niveles dentro de los cuales se
discute.

i) Las condiciones de uso y/o consumo de Ft las establece el


comprador: jornada laboral; ritmo de trabajo, pausas, rutinas,
horario de labor; horas extras, etc. y no el vendedor. ¡Cosa curiosa

84
Plusvalor y Excedente

ésta ya que en las demás formas de transacción es frecuente que sea al revés la
imposición de reglas para realizar la operación!

De manera que en este momento lo que se destaca es la


relación entre trabajador y capitalista, entre el vendedor y el
comprador de esta mercancía especial que es la fuerza de trabajo,
en la esfera del intercambio entre mercancía y dinero: en el
proceso de circulación mercantil.
La relación de cambio a esta altura es la de un cambio entre dinero y
mercancía a valores equivalentes, ya que trabajador y capitalista se
enfrentan como propietarios de mercancías, y la transacción se realiza al valor
de la fuerza de trabajo (W) o “precio del trabajo” según la formulación
clásica. Rige, pues, la ley general del intercambio de mercancías
o ley del valor.
Ahora es preciso dejar este momento que corresponde a la
esfera de la circulación simple de mercancías, o sea en el mercado,
como hemos visto, y entrar al proceso de producción
inmediato, que es ante todo un proceso de trabajo, y constituye
el segundo momento de la relación, por tanto se sitúa fuera del
intercambio simple de mercancías.

2º) Momento real (Consumo de Ft por el capitalista) –


USO (Proceso de producción)

En este momento no media cambio alguno. Este momento


“completa” la transacción estipulada en el momento formal; el
capitalista hace uso de su derecho de disponer de lo que ha
comprado: la capacidad de trabajo del trabajador. Sus
características son:

a) El propietario del dinero (D) y de los Mp, el capitalista, ya


no es comprador, y el trabajador no vende ninguna
mercancía.

85
Fernando Hugo Azcurra

b) El propietario ahora “usa” lo que ha comprado: la


capacidad de trabajar, la fuerza de trabajo, del trabajador o
sea el valor de uso de la mercancía Ft, y el trabajador se
la entrega de la única manera que cabe hacerlo:
trabajando.

c) El dinero que entrega el capitalista bajo la forma de salario


(W), funciona ahora como medio de pago, pues él lo
efectiviza una vez utilizada la Ft, así como antes sirviera
idealmente de medio de compra ya que la transferencia
nominal (momento formal) es diferente de su transferencia
real (momento real). O sea, la cesión jurídica del valor de uso de
Ft y su enajenación efectiva (el trabajo mismo) no coinciden en el
tiempo. De manera que es después de haberla consumido
que el capitalista paga la Ft, hecho singularmente llamativo
ya que, lo común en el cambio, es que las mercancías se
paguen antes de ser consumidas. Esta situación responde a
la naturaleza peculiar de la mercancía que el capitalista
compra (Ft) y que, en realidad, sólo puede ser entregada
después de ser consumida (usada). Pero esto revela que es
el trabajador quien le abre un crédito al capitalista y no al
revés.

Proceso de trabajo como creación de valor

d) El proceso de trabajo ha quedado subordinado al


propietario capitalista que es quien lo controla, dirige y dicta
las órdenes. La empresa es el ámbito de su propiedad y allí
“manda” y vigila.

e) Ahora durante la jornada laboral establecida el trabajador


objetiva valor en una cantidad de mercancías que no le
pertenecen ya que son propiedad del capitalista.

86
Plusvalor y Excedente

f) Ahora es preciso señalar de manera explícita la importancia


de lo siguiente. Cuando se trata del intercambio general de
mercancías de acuerdo con su valor, se cambian: 1º)
cantidad iguales de tiempos de trabajo objetivado; 2º)
valores de uso diferentes entre propietarios diferentes; pero
lo que comúnmente se pasa por alto es, 3º) que se cambia
cierta cantidad de trabajo vivo por una cantidad igual de
trabajo objetivado. Cuando el intercambio se realiza entre
propietarios dueños de sus condiciones objetivas de trabajo,
ésta última propiedad consiste en que el valor del producto
coincide con el valor del trabajo. Pero cuando de lo que se
trata es de un cambio entre capitalista y trabajador, en esta
relación es cuando aparece un desdoblamiento entre el valor
final del producto o sea de las mercancías creadas por el
trabajador, y lo que el propietario ha pagado bajo la forma
de salario para que se produjeran, esto es el valor de Ft.
Valor de la fuerza de trabajo y valor del producto se
desdoblan como dos magnitudes diferentes.

Proceso de trabajo como valorización: transformación del


dinero en capital

g) La nueva situación exige que el valor de la primera (Ft) deba


ser menor que el valor del segundo (producto) o todo el
movimiento carecería de sentido para el capitalista. Aquí
está la diferenttia specifica del proceso que se opera entre el
capitalista y el trabajador asalariado: el valor de uso de Ft
es en sí misma fundamento del valor de cambio, ya
que el uso de ella (trabajo vivo) significa que al
trabajar a lo largo de la jornada laboral crea un valor
de cambio objetivado en el valor del producto que es
de mayor magnitud que el que ella misma contiene.
Para decirlo de otro modo: un quantum determinado de
trabajado asalariado objetivado se cambia por un quantum
mayor de trabajo vivo, lo que se puede ver en el valor de

87
Fernando Hugo Azcurra

los medios de subsistencia que reproduce la Ft del


trabajador. Los capitalistas, pues, usan (consumen) lo que
han comprado y lo hacen fuera de la circulación de
mercancías. Cualquier mercancía que se consume, esto es,
beber, comer, vestir, etc. tales actos se ejecutan o sitúan ya
NO en la circulación sino en otra esfera: aquí en la del
consumo productivo. ¡En este acto, el valor de uso (Ft)
es consumida por el capitalista para generar valor de
cambio! “…es valor de uso que pone (crea) valor de
cambio” (K. Marx, “Grundrisse…”, cit. III, p.218), de
manera que el trabajo “comandado” es mayor que el
trabajo contenido, en términos de Smith. ¡He aquí el
origen del plustrabajo, objetivado en plusproducto,
por tanto en plusvalor, y como el dinero se convierte
en capital!

Tal como se puede ver es en este momento real en el que el


cambio entre trabajo vivo y trabajo objetivado es desigual. El
pago del salario a-posteriori del uso oculta esta situación y muestra
la apariencia de que el capitalista paga el valor de “toda la jornada”
de trabajo, con lo cual refuerza la “ilusión” de que nada ha
cambiado y continua la igualdad del momento formal en el cual
efectivamente no ha sido infringida la ley del intercambio de
mercancías a valores equivalentes.
De este modo la ley del valor que rige los intercambios
equivalentes de mercancías y de mercancías y dinero, ya no rige
pues se trastrueca en apropiación de más valor por parte del
capitalista del que él entrega bajo la forma de salario. Esta
ley de la igualdad de los intercambios oculta, pues, de hecho
la desigualdad y la no equivalencia del intercambio pero
manteniendo la “apariencia” de la equidad del mismo
porque se alude al momento formal y no al uso efectivo de la
Fuerza de trabajo, al momento real del proceso.
Este procedimiento real de producción aparece ahora como
una ley de “expropiación” y no de “apropiación” igualitaria; de

88
Plusvalor y Excedente

ley de los intercambios equivalentes se ha convertido en su


opuesto: ley del intercambio desigual entre trabajador y capitalista.
Esta circunstancia se da dentro de la esfera del proceso
capitalista de producción de mercancías. ¡Se explica así la
“explotación” de la fuerza de trabajo por el capital! En este
intercambio la ley del valor tapa, oculta, la explotación del
trabajo por el capital, no la explica, al contrario ¡la justifica!
Como puede apreciarse la explotación de la fuerza de trabajo no se
trata de cuestión moral alguna sino de una relación estrictamente
económico-social.
Marx es enfático en esto y afirmará que “…en cuanto cada
transacción singular se ajusta continuamente a la ley del intercambio mercantil,
y el capitalista compra siempre la fuerza de trabajo y el obrero siempre la
vende –queremos suponer que a su valor efectivo-, es evidente que la ley de la
apropiación o ley de la propiedad privada, ley que se funda
en la producción y circulación de mercancías, se trastrueca,
obedeciendo a su dialéctica propia, interna e inevitable, en
su contrario directo. El intercambio de equivalentes, que aparecía como
la operación originaria, se falsea a tal punto que los intercambios ahora sólo
se efectúan en apariencia, puesto que, en primer término, la
misma parte de capital intercambiada por fuerza de trabajo
es sólo una parte del producto de trabajo ajeno apropiado sin
equivalente y en segundo lugar su productor, el obrero, no
sólo tiene que reintegrarla, sino que reintegrarla con un
nuevo excedente.
“La relación de intercambio entre el capitalista y el obrero, pues, se
convierte en nada más que una apariencia correspondiente al proceso de
circulación, en una mera forma que es extraña al contenido mismo y que no
hace más que mistificarlo. La compra y venta constantes de la fuerza de
trabajo es la forma. El contenido consiste en que el capitalista cambia sin cesar
una parte del trabajo ajeno ya objetivado, del que se apropia constantemente
sin equivalente, por una cantidad cada vez mayor de trabajo vivo ajeno.
Originariamente, el derecho de propiedad aparecía ante nosotros como si
estuviera fundado en el trabajo propio. Por lo menos habíamos tenido que
admitir esta suposición, ya que sólo se enfrentaban poseedores de mercancías

89
Fernando Hugo Azcurra

igualados ante el derecho, el medio para la apropiación de la mercancía ajena


era solamente la enajenación de la mercancía propia, y ésta sólo podía
producirse por el trabajo propio. La propiedad aparece ahora, de parte del
capitalista, como el derecho a apropiarse de trabajo ajeno impago o de
su producto; La escisión entre propiedad y trabajo se convierte en la
consecuencia necesaria de una ley que aparentemente partía de la identidad
de ambos” (K. Marx, “El Capital”, Libro I, vol. 2, pp.720-722).
Ahora se muestra claramente el hecho que la condición para
que el dinero se transforme en capital es que el propietario de un
patrimonio dinerario pueda intercambiar su dinero por la
capacidad de trabajo ajena en cuanto mercancía. Las leyes del
intercambio no se han alterado, por el contrario, se han cumplido,
se ha cambiado un equivalente por otro y sin embargo al capitalista
le queda un remanente: el plusvalor.
Agreguemos ahora qué es lo que interesa a trabajador y
capitalista en este cambio:

• Al trabajador: vender para comprar. Vende Ft (m), recibe


salario (d) para comprar luego mercancías (m) el circuito es
pues: m – d – m.

• Al capitalista: comprar para vender. Compra con D,


medios de producción (Mp) y fuerza de trabajo (Ft). Usa la
Ft en el proceso de producción para obtener nuevas
mercancías M´ valorizadas que luego vende y recupera D´,
o sea recupera D acrecentada. El circuito D – M - D´, en
el que D´ es mayor que D. El circuito simple m-d-m
queda su- bordinado al ciclo general del dinero D-M-D´.

• Al trabajador lo que le importa es acceder al valor de uso


de las mercancías. Necesita consumir.

• Al capitalista lo que le importa es el valor de cambio, o sea


acceder a la posesión del dinero acrecentado (D´). Porque

90
Plusvalor y Excedente

en esta forma el dinero funciona como generador de


excedente: actúa como capital.

Se desprenden de lo anterior otras características del cambio:

1) El cambio de dinero por Ft en el momento formal no


genera excedente.

2) La relación entre trabajo vivo y trabajo materializado en el


momento real genera excedente.

3) El dinero en el momento formal funciona como medio de


circulación (compra).
4) El dinero en el momento real como medio de pago funciona
en realidad como capital.

Resultado general de la relación de intercambio entre


trabajadores y capitalistas: el trabajador genera riqueza ajena, esto
es, para los propietarios capitalistas, y para sí el mero ingreso
salarial que siempre lo mantiene en situación de volver a trabajar,
pero nunca riqueza para sí. Por eso el incesante proceso de
intercambio capital-trabajo lo lleva siempre de nuevo exactamente
al punto en el que se encuentra al principio: despojado y
necesitado de trabajar para vivir y con el fin de sólo vivir para
trabajar.
El intercambio entre el capitalista y el trabajador, tal como se
ha mostrado, echa luz sobre un punto importante. Los
trabajadores no pertenecen a tal o cual capitalista, sino que
pertenecen a la clase capitalista toda; como trabajadores
individuales pueden dejar de trabajar para un capitalista o, lo más
común, pueden ser despedidos, pero esto es sólo una pausa hasta
ser nuevamente contratado por otro capitalista. Los trabajadores,
como clase, no pueden desprenderse de toda la clase capitalista, a
menos de quedar expuesta a perecer por hambre. De manera que
el trabajo vivo es incorporado al capital y la actividad laboral

91
Fernando Hugo Azcurra

de los trabajadores aparece como perteneciéndole a éste, cual


una cualidad suya. Desde el momento que se inicia el proceso de
trabajo todas las “potencias” del trabajo social se muestran como
“potencias productivas del capital”, del mismo modo que la forma
social del trabajo aparece en el dinero como propiedad de una
cosa.
Las potencias productivas del trabajo y sus formas particulares
se manifiestan como potencias productivas y formas del capital, las
condiciones objetivas del trabajo y de la producción se erigen
como “autónomas”, como personificadas, ante el trabajo vivo, en
la figura del capitalista. Aquellos medios no están subordinados al
trabajador, por el contrario es él quien queda subsumido en ellos.
No es él quien los usa sino ellos los que lo utilizan a él y se yerguen
como “capital”: el capital “emplea” al trabajo (modernamente el
capital “da” empleo, “crea” ocupación), él dicta sus fines y
convierte al trabajador en un medio para lograr aquellos: valorizar
el valor de capital, acrecentarlo, extraer plustrabajo para
transformarlo en plusvalor.
Volvemos a encontrar aquí en Marx un rasgo importante de su
pensamiento analítico que impregna la categoría del capital “en ge-
neral” (Ver cuadro Nº 3): el trastrocamiento que se da en la
personificación de las cosas (Mp, dinero, etc.) y cosificación de las
personas (capitalista, trabajadores); el capitalista domina al
trabajador no en virtud de sus cualidades personales sino sólo
porque él es el capital “viviente”, su dominio es el del trabajo
objetivado sobre el trabajo vivo, de los productos y de los medios
con los que produce sobre el trabajo y el trabajador mismo. Es el
carácter fetiche del capital.
Pero veamos todavía algunos aspectos en torno de esta
característica específica de la relación trabajador/capitalista.
¿Cuáles son los rasgos característicos de los diferentes cambios
entre mercancías, dinero y mercancía, y dinero y trabajo? El
siguiente cuadro los resume y permite destacar que el punto
específico de la relación dinero/trabajo asalariado cuando sólo se
lo analiza en el marco del intercambio muestra cambios

92
Plusvalor y Excedente

equivalentes, ocultando la desigualdad que se encuentra en el


proceso inmediato de producción. Examinado en el plano de la
circulación nunca se muestra la especificidad del cambio
trabajador/capitalista.

93
Fernando Hugo Azcurra

Cuadro Nº 3
Algunas precisiones en torno de la diferenttia specifica Tw/Kap.
Cuadro de compra-venta

Acto Objeto del Propietarios Propiedad Posesión Valor cambio Valor uso
Cambio
Vend - comp. entrega entrega retiene entrega
Trueque Mercs. Comp. vend. recibe recibe retiene recibe
_____________________________________________________________________________________
Mercs. por Vendedor entrega entrega recibe entrega
Dinero comprador recibe recibe entrega recibe
Cambio
Scios. por Vendedor retiene retiene recibe retiene
Dinero Comprador - - entrega -
Mercantil
Locación Locador retiene entrega recibe entrega
por dinero Locatario - recibe entrega recibe
Fuerza Tr. Vendedor retiene entrega recibe entrega
por dinero Comprador - recibe entrega recibe
Cambio
Capitalista Dinero por Prestamista retiene entrega recibe entrega
Dinero Prestatario - recibe entrega recibe

94
Plusvalor y Excedente

En el trueque la transacción se inicia por parte de propietarios


que aparecen simultáneamente como vendedor y comprador ya que
no hay mediación dineraria. Realizada la transacción cada uno queda
en la misma situación de propiedad, posesión, valor de cambio y de
uso pero en relación a diferentes mercancías para su uso y/o
consumo. No hay modificación de magnitud alguna en el valor de
cambio ya que la operación se hizo sobre la base de la igualdad de
magnitudes.
En el cambio mercantil aparecen tres tipos de transacciones
mediadas por el dinero: 1) mercancías por dinero. La aparición del
dinero hace que la compraventa deje de ser simultánea para ambos
propietarios y aparezca el desdoblamiento del acto en una operación
que para uno será de venta y para el otro de compra. Quien vende
entrega la propiedad y la posesión de lo que vende, reteniendo el
valor de cambio bajo la forma dineraria. Quien compra recibe todo
lo anterior y entrega el dinero. Cada uno queda en igualdad desde el
ángulo de las magnitudes transadas. No hay modificación de
magnitud alguna por el lado del vendedor ni del comprador.
Lo mismo sucede en 2) “servicios laborales” por dinero. Quien
contrata un sastre, un ebanista, o un abogado, paga la realización de
un producto (traje, mesa, juicio), pero sabiendo que al usar tales
“servicios” no se adueña del “trabajador” y lo hace trabajar para sí,
sino que aquél debe “trabajar” para entregarle el producto o servicio
final, que es lo que le interesa a quien ha pagado. El valor de uso de
lo pagado es la finalidad y no obtener una magnitud mayor por tal
pago. El dinero se ha gastado por parte del comprador y ya no
vuelve más a él. El vendedor (trabajador) cede el producto o
servicio, pero nunca la propiedad ni la posesión de su fuerza de
trabajo que por lo demás lo realiza dentro de su ámbito y jamás en el
ámbito que pudiera elegir el comprador. Este recibe lo pactado y ha
pagado por ello, no importa para el caso si lo hizo antes, durante o al
final del proceso porque esto no cambia el fundamento del cambio.
Otro tanto ocurre con 3) la transacción de locación por dinero.
Quien recibe un inmueble para su uso por el simple hecho de su
posesión a él (locatario) que paga el precio del alquiler no le cambia

95
Fernando Hugo Azcurra

su situación, este hecho no sólo no lo enriquece sino que al alejarse


el dinero, por cuanto lo ha gastado, más bien lo “empobrece”. Y
quien recibe el dinero lo hace en virtud de lo pactado: una
mensualidad por ejemplo, en la que ya está, al menos
hipotéticamente, incluido el valor del inmueble con un plus. El
locador no entrega la propiedad del inmueble sino su uso, o sea
entrega su posesión, recibiendo el valor de cambio en el pago
mensual. Y quien es locatario no se “apropia” del inmueble pero si
lo “posee”.
Y aquí aparecen al menos dos posibilidades para el locador. O el
ingreso que recibe lo destina a su gasto personal, esto es, no lo
reinvierte, y allí culmina todo; o bien se trata de un propietario
capitalista que hace precisamente aquello y por tanto el dinero
recibido sigue su proceso de circulación como capital. Pero en este
último caso el capitalista inmobiliario no extrae un excedente
(beneficio) de su inversión de arriendo por que su inmueble “le
produce” tal rendimiento de por sí y por el simple hecho de que
“otro” lo use. Tal plus está ya establecido de antemano y es un
recargo al valor de costo de la propiedad alquilada. El excedente no
surge del intercambio sino que lo precede como cálculo en el precio
pactado.
Esta situación parecería repetirse en ocasión del cambio
capitalista en el ejemplo 1) cuando el empresario compra el uso de
la fuerza de trabajo mediante el dinero. El trabajador (vendedor)
“alquila” su fuerza de trabajo (su propiedad), o sea entrega la
posesión para su uso al capitalista, éste paga “el alquiler” (salario) y
usa durante el lapso de la jornada laboral establecida por él en el
ámbito de su establecimiento. Parece desde el proceso de
intercambio (circulación) todo acomodado a justas magnitudes. Y
sin embargo al final del proceso el comprador ha recibido un valor
mayor objetivado en las mercancías de su propiedad que el que ha
pagado como salario. El uso de la fuerza de trabajo más allá de la
reproducción de su valor tal como hemos visto en el momento real
del cambio entre trabajador y capitalista, genera el plus fuera de la
circulación y no a partir de ella.

96
Plusvalor y Excedente

No es éste sin embargo el único caso de cambio en el cual a


partir de la posesión de un valor de uso éste genera mayor valor de
cambio como resultado final. El caso 2) que refleja las relaciones
entre prestamista y prestatario muestra formalmente en el momento
del cambio las mismas propiedades que el uso de Ft. Es fácil advertir
que lo que el prestamista hace es entregar el dinero al prestatario
para ser usado por éste y devolver, una vez perfeccionado todo el
proceso de cambio, el principal más un porcentaje de plus bajo la
forma de interés. El prestamista entrega el valor de uso del dinero
para recuperarlo incrementado, el destino final es precisamente ese.
El dinero es prestado en tanto valor que se valoriza, en tanto que
capital.
¿Y de dónde surge el plus que bajo la forma de interés debe
devolver el prestatario al prestamista? No del cambio mismo. Aquí el
punto de partida es el capital, es el propietario de un patrimonio
dinerario, el capitalista. En él, como en el ejemplo 1), punto de
partida y punto de llegada coinciden, el capital retorna a su
propietario. Pero el capitalista tiene una existencia de carácter doble
diríamos. Es el propietario del capital y es el capitalista industrial,
siendo éste último quien transforma realmente el dinero en capital al
volcarlo al proceso de producción como inversión y que hace
recorrer a esta suma el ciclo del movimiento general del capital y por
lo mismo fructificar.
De este modo el capitalista tiene una doble existencia: jurídica y
económica. En tanto que propiedad, el capital prestado debe
retornar al capitalista definido en términos jurídicos, el capital se
presta, se cede, pero no se vende. En tanto que adelanto de
dinero, una vez en manos del prestatario, éste lo adelanta, lo invierte
y pasa por el proceso económico de reproducción del capital. Una
vez recuperado su valor principal deberá ser entregado a su dueño
junto con los intereses que abonará de la parte de ganancia obtenida
en general en todo el ciclo de la inversión.
Ahora bien, como puede apreciarse, es cierto que formalmente
estos dos tipos de cambio son exactamente iguales, pero detrás de él
en el proceso real sólo hay un solo cambio del cual se puede

97
Fernando Hugo Azcurra

considerar la fuente de ambas ganancias: interés y ganancia


industrial. Tal cambio no es otro que el del trabajo asalariado y el
capitalista industrial, ya que en el caso 2) es inevitable que el dinero
tomado como capital de préstamo pase por la retorta de la inversión
productiva de lo contrario no fructificará. Cabe pensar que quien
obtenga un préstamo no lo destine a la inversión y lo gaste, en este
caso el prestatario no queda eximido por ello de reintegrar con un
plus el valor recibido. Aquí pues se hace valer el aspecto jurídico del
cambio y no el económico. Sería lo mismo si se tratara de una
quiebra empresarial.
También si nos fijamos en el cambio mercantil “locación por
dinero” y en los cambios, capitalista “Ft por dinero” y “dinero por
dinero”, formalmente todos son exactamente iguales en cuanto a la
relación de propiedad, posesión, valor de uso y valor de cambio (Ver
cuadro). En todos ellos, el vendedor, el locador y el prestamista,
retienen la propiedad de lo que entregan, cediendo su posesión (valor
de uso) y reciben el valor de cambio (dinero, salario), y el comprador
“usufructúa” el uso de lo adquirido, lo “posee” a cambio de lo que
cede: dinero, salario.
Ahora bien, sólo en los casos de la locación capitalista y del
prestamista también capitalista, el vendedor:
1º) recibe el valor de lo que entrega en uso y posesión más un
plus; 2º) es él quien fija el valor objeto del cambio y además el
tiempo y forma de su retorno. No es este el caso del vendedor
“asalariado” quien no recibe 1º) ni impone 2º). En la posición del
comprador: 1º) por el mero hecho del uso del inmueble éste no ve
acrecentada su riqueza ya que el dinero se aleja de él como gasto y
no retorna a sus manos por tanto; 2º) el “comprador” del dinero
como capital (prestatario), como vimos antes, éste lo usa
invirtiéndolo, con lo cual la recepción del capital apenas si inicia un
ciclo al final del cual tendrá que recuperar el principal incrementado
por el plus; o sea que aquí interviene la Ft como medio de
recuperación del valor + el plusvalor; y si se tratare de un capitalista
comercial es lo mismo aunque su actividad sea reventa de
mercancías y no producción.

98
Plusvalor y Excedente

Para el comprador de Ft y el prestamista dinerario son los únicos


casos de cambio en los cuales el uso de lo comprado le genera al
comprador recibir un valor mayor al que ha entregado bajo la forma
de salario y de cesión de dinero. El dinero no se aleja de ellos sino
que lo adelantan (lo invierten) para retornar a su punto de partida
acrecentado, o bien se aleja sólo para volver incrementado. Pero sin
embargo no hay vueltas que dar, no existe productividad económica
si no media el trabajo en última instancia Ni el dinero de por sí, ni
funcionando como capital, ni los inmuebles son “productivos” en
virtud de alguna propiedad mágica o por “naturaleza”. “Ninguna
mercancía, fuera de Ft, puede sólo por su valor de uso, es decir, por su uso o
utilización, incrementar su valor de cambio o los valores de cambio que resulten
de ella” (Vid K. Marx, “Teorías…”, FCE, 12 p. 38; Théories, I, p. 32).
Queda claro, pues como el consumo productivo de la Ft es lo
que muestra el hecho de que el valor de uso de aquella por parte del
capitalista se constituye en fundamento de su valor de cambio, o sea
que el uso, la actividad laboral misma, crea un valor de cambio
superior al que ella contiene, se trata de un valor de uso que
“valoriza”; el proceso de trabajo bajo el mando del capitalista hace
pues del mismo un proceso de “valorización”: “ Y para extraer valor
del consumo de una mercancía, nuestro poseedor de dinero tendría que ser tan
afortunado como para descubrir dentro de la esfera de la circulación,
en el mercado, una mercancía cuyo valor de uso poseyera la peculiar
propiedad de ser fuente de valor, cuyo consumo efectivo mismo, pues, fuera
objetivación de trabajo, y por tanto, creación de valor. Y el poseedor
de dinero encuentra en el mercado esa mercancía específica: la capacidad
de trabajo o fuerza de trabajo”. (K. Marx, “El Capital”, Libro I,
vol. 1, pág. 203).
Pero hemos de subrayar una circunstancia muy importante pero
nunca tenida en cuenta. El salario no es el pago que el capitalista
efectúa al trabajador y que recupera, ya que para él es un costo, al
vender las mercancías producidas. La realidad es otra. El trabajador
primero produce las mercancías, o sea trabaja, y luego de un lapso,
durante el cual el empresario vende aquellas mercancías, recibe su
salario. De manera que el trabajador “se paga a sí mismo” sólo que

99
Fernando Hugo Azcurra

mediado por la función del empresario. Por eso es justo decir que el
trabajador “reproduce” el valor de su Ft en los medios de vida en
que se traduce su salario y que el empresario ni le “adelanta” el
salario ni tampoco le “cuesta” nada. El trabajador hace todo y
arriesga el sustento de su vida y el de su familia.
Para mayor claridad de la cuestión, veamos el caso de la relación
“esclavista-esclavo.” Cuando el propietario esclavista “le daba de
comer” al esclavo “parecía” que esto fuera, además de satisfacer una
necesidad biológica natural, puesto que de lo contrario el esclavo
moriría, un “gasto” que salía de su propio peculio para que el esclavo
sobreviviera y trabajara. Lo que no se veía (¡y aún no se ve!) es que
los medios de vida que el esclavista suministraba al esclavo eran ya el
resultado del trabajo de la clase esclava y que la clase esclavista se los
apropiaba por su condición de propietaria. De modo que la clase
esclava es la que “adelantaba” a los propietarios los medios de vida,
una parte de los cuales “volvía” a ella para su subsistencia, y para
mantener su condición y aptitud laboral. Entonces, no es el Señor o
la clase propietaria quien “mantenía” al esclavo para que trabajara,
sino que era el trabajo de la clase esclava el que mantenía a aquella y
ésta es la razón por la cual aquella no trabajaba.
Una cosa parecida sucede con el trabajador asalariado y la clase
capitalista. Los medios de vida bajo la forma de salario son el
producto de la clase trabajadora (esclavos), que el empresario
(propietarios esclavistas) se los ha apropiado por su condición de tal;
con la venta, una parte es recuperación del valor de los medios de
producción (Mp), otra parte “vuelve” al trabajador transformada en
salario, quedando una última parte remanente como beneficio. De
este modo “parece” que el capitalista paga de su propio bolsillo al
trabajador, y esto se refuerza en su conciencia porque en su
contabilidad adopta el carácter de un “costo” del cual debe
resarcirse. Lo que ocurre, en verdad, es que el salario hace que
retornen bajo su forma los medios de vida, producto de la clase
trabajadora, para seguir reproduciendo su propia vida y
“manteniendo” a la clase propietaria como tal y a él como “esclavo
asalariado”.

100
Plusvalor y Excedente

Se comprende por qué Marx dice que el salario es sólo el medio


por el cual vuelve al trabajador la parte del producto que él mismo
ha producido. Dice Marx “Pero en lo concerniente a la parte de valor de las
mercancías que se resuelve en salario, ésta no se origina en el hecho de asumir esa
forma de salario, en el hecho que el capitalista adelante al obrero la participación
de éste en su propio producto bajo la forma de manifestación propia del salario,
sino debido a que el obrero produce un equivalente correspondiente a su salario,
vale decir que una parte de su trabajo diario o anual produce el valor contenido
en el precio de su fuerza de trabajo” (K. Marx “EL Capital” S. XXI,Libro
III, vol. 8, p. 1104).

3.g. Análisis del movimiento real del capital y ley del valor

ii) Proceso de reproducción del capital (unidad de producción y circulación)

La relación que existe para Marx entre valor – ganancia – precios


de producción, será encarada en el Libro III de El Capital, en el
nivel “concreto” de conocimiento (Ver cuadro Nº 1) mediante el
análisis del movimiento real del capital social y de su categoría
básica de producción capitalista, aquí aparecen los problemas a
resolver que constituyen la “teoría de la ganancia”, “teoría de los
precios”, “teoría del interés” y “teoría de la renta territorial”. Se pasa
del nivel abstracto, examen del proceso inmediato de producción y
del proceso de circulación del capital, al de la producción global
del capital y su distribución. Pero ha quedado claro que para Marx
la determinación del valor es una tarea analítica previa a la
determinación de la tasa de ganancia y a la formación de los precios
de producción.
Dirá Marx que “…en este tercer tomo no puede ser nuestro objetivo el
formular reflexiones generales acerca de esa unidad. Antes bien, se trata de
investigar y expone las formas concretas que surgen del proceso de
movimiento del capital, considerado en su conjunto. En su
movimiento real, los capitales se enfrentan bajo formas concretas tales que para
ellas la figura del capital en el proceso inmediato de producción así como su figura
en el proceso de circulación, sólo aparecen como momentos particulares. Las

101
Fernando Hugo Azcurra

configuraciones del capital, tal como las desarrollamos en este libro, se aproximan
por lo tanto paulatinamente a la forma con la cual se manifiestan en la superficie
de la sociedad, en la acción recíproca de los diversos capitales entre sí, en la
competencia, y en la conciencia habitual de los propios agentes de la producción”
(K. Marx, El Capital, Libro III, vol. 6, Siglo XXI, pp.29-30)
Pertrechado con los análisis del nivel abstracto, sus leyes y
categorías que constituyen la articulación interna de la sociedad
burguesa, Marx se compromete en la tarea de reproducir-
reconstruir racionalmente lo concreto de ella como “síntesis de
múltiples determinaciones”. En esta instancia deberá responder las
aporías irresueltas por Ricardo en el punto secundo ya visto en
página 12, quien sostenía que la tasa media de ganancia reducía los
precios a sus valores.
Para Marx esto no es así y así frontalmente afirma que “Si se toma
como punto de partida el justo principio que el valor de la mercancía esta
determinado por el tiempo de trabajo necesario para su producción (y que el
valor, de modo general, no es sino tiempo de trabajo social realizado), se sigue de
ello, que el precio medio de las mercancías está determinado por el tiempo de
trabajo necesario para su producción. Ahora bien, voy a demostrar que,
precisamente porque el valor de la mercancía está determinado por el tiempo
de trabajo, el precio medio de las mercancías (salvo el caso único en el que la
tasa de ganancia por así decir individual de una esfera particular, es decir, la
ganancia determinada por el plusvalor producido en esta esfera misma de
producción, en la cual esa tasa de ganancia individual = a la tasa de ganancia
media de la totalidad del capital) no puede nunca ser igual a su valor,
aunque esta determinación del precio medio sea sencillamente deducida del valor
fundado en la determinación por el tiempo de trabajo” (K. Marx, “Théories sur
la plusvalue”, Editions Sociales, París, Tomo II, pp.30-31 – F.C.E.
“Teorías sobre la plusvalía” tomo 13, pp.24-25).
De modo que ahora se presenta el desafío que la realidad
empírica de la producción capitalista ofrece a la ley del valor tal
como ha sido expuesta hasta ahora, ya que las mercancías no se
cambian de acuerdo con sus valores sino a sus precios medios de
producción diferente de aquellos, o sea que las mercancías no se
cambian en razón de la cantidad de tiempo de trabajo social

102
Plusvalor y Excedente

necesario incorporado, con lo cual “…pareciera que la teoría del valor


resulta incompatible, en este caso, con el movimiento real, incompatible con los
fenómenos efectivos de la producción, y que por ello debe renunciarse en general a
comprender estos últimos” (K. Marx, “El Capital”, Libro III, vol. 6,
p.194).
Esta es la “aporía” Nº 6 para cuya solución Marx no dejará de
advertir que la ley del valor no rige ya del mismo modo en las
condiciones capitalistas que en las de la producción y circulación
simple de mercancías. Dice Marx que “Para que los precios a los cuales se
intercambian las mercancías entre sí correspondan aproximadamente a sus
valores, no hace falta ninguna otra cosa que: 1) el intercambio de las diversas
mercancías deje de ser puramente casual o sólo ocasional; 2) en la medida en que
consideramos el intercambio directo de mercancías, éstas se produzcan por ambas
partes en las cantidades proporcionales aproximadamente correspondientes a las
necesidades recíprocas, cosa que deriva de la mutua experiencia de la venta, y que
de ese modo surge como resultado del propio intercambio continuado; y 3) en la
medida en que hablamos de venta, ningún monopolio natural o artificial
posibilite que alguna de las partes contratantes venda por encima del valor, o la
obligue a deshacerse de la mercancía a cualquier precio” (K. Marx.
op.cit..p.225)
Pero hay que tener en cuenta que “son dos cosas sumamente diferentes
el que las mercancías se vendan a sus valores (es decir que se intercambien
recíprocamente en proporción con el valor contenido en ellas, a sus precios de
valor), o que se las venda a precios tales que su venta arroje ganancias de igual
magnitud por masas iguales de los capitales adelantados para su respectiva
producción” (Ídem, p.221), puesto que “… las mercancías no se
intercambian simplemente como mercancías, sino como producto de
capitales, que exigen una participación en la masa global del plusvalor, una
participación proporcional a la magnitud de los capitales, o igual en caso de
tratarse de capitales de igual magnitud. Y el precio global de las mercancías
producidas por un capital dado en un lapso dado debe satisfacer esta exigencia”
(ídem, p.222)
De modo que “Por lo tanto, el intercambio de mercancías a sus valores o
aproximadamente a sus valores requiere un estadio muy inferior al intercambio a
precios de producción, para el cual es necesario determinado nivel de desarrollo

103
Fernando Hugo Azcurra

capitalista” (ídem, p.224). Esto no significa una invalidación de la ley


según Marx ya que “Cualquiera que sea la manera en que se fijen o regulen
los precios de las diversas mercancías entre sí, en primera instancia, es la ley del
valor la que rige su movimiento. Cuando disminuye el tiempo de trabajo
requerido para su producción, disminuyen los precios; cuando aumenta, los
precios también aumentan, si se mantienen constantes las demás circunstancias”
(ídem, p.224)
Posición que vuelve a reafirmar diciendo que “Como quiera que
estén regulados los precios, resulta lo siguiente: 1) Le ley del valor rige su
movimiento, al hacer que la disminución o aumento del tiempo de trabajo
requerido para la producción haga aumentar o disminuir los precios de
producción…2) La ganancia media que determina los precios de producción
siempre debe ser aproximadamente igual a la cantidad de plusvalor que
corresponde a un capital dado como parte alícuota del capital social global”
¿Cómo hace Marx para demostrar su hipótesis sobre la validez
del valor para las condiciones capitalistas de producción e
intercambio? La desarrollará en el Libro III, Sección segunda,
capítulo IX, y la sintetizaremos siguiendo su exposición y los
cuadros aritméticos de los que se vale.

Cuadro Nº 4

Capitales Tasa de Pv. Pv Valor producto Tasa ganancia


12345

I) 80c + 20v 100% 20 120 20%


II) 70c + 30v “ 30 130 30%
III) 60c + 40v “ 40 140 40%
IV) 85c + 15v “ 15 115 15%
V) 95c + 5v “ 5 105 5%

En este cuadro Nº 4 Marx parte de suponer: a) una tasa de


plusvalor igual al 100% (columna Nº 2) para todas las ramas; b) una
composición de la inversión de capital entre medios de producción
(Mp) y fuerza de trabajo (Ft) diferente en cada rama (columna Nº 1); c)

104
Plusvalor y Excedente

una magnitud del capital igual a 100 unidades en todas las ramas; d) las
magnitudes se toman en valores o sea cantidades de tiempo de trabajo.
Como cada rama tiene una diferente composición orgánica, esto
es, diferente distribución entre la inversión en Mp, capital constante
(c) y Ft, capital variable (v), y partiendo de que el excedente es
generado por la parte variable, cada rama tendrá entonces una tasa
de ganancia diferente de las demás (columna Nº 5), que da lugar a
valores de los productos diferentes (columna Nº 4).
Ahora bien, dada la existencia de condiciones competitivas (libre
concurrencia) que permiten la movilidad del capital entre las
empresas y entre las ramas, esta situación de tasas de ganancia tan
dispares, no puede mantenerse. Los capitalistas que actúan
“racionalmente” en función de establecer un cálculo de rentabilidad
mayor en la ecuación costo-beneficio, se moverán desde negocios y
ramas de baja “rentabilidad” hacia los de alta rentabilidad, lo cual
tenderá a generar un movimiento de igualación de las tasas de
ganancia de la inversión de capital en aquellas ramas.
Este proceso o fenómeno de movilidad del capital y de
agudización de la competencia en los mercados, habían sido ya
abordados por A. Smith y D. Ricardo, pero Marx señalará que
aquella tendencia o movimiento del capital hacia una “tasa media
general de ganancia” para todo el capital: a) es expresión de la
relación entre la masa de ganancia total de todas las ramas y del total
del capital invertido en las mismas; b) la tasa de rendimiento que
cualquier capital de una magnitud dada debe obtener en cualquier
rama (textil, siderúrgica, etc.) tiene que ser igual. Por ejemplo si se
toma las cantidades del cuadro Nº 4 el monto total de las ganancias
(Pv) es igual a 110 unidades, y el capital total invertido es igual a 500
unidades lo que da una tasa de ganancia del 22% para cualquier
capital.
De esta manera surgirá un precio de producción de 122
unidades, que será el resultado de sumar tal porcentaje a las 100
unidades invertidas por cada capital de las diferentes ramas. Pero
esto crea la situación de un solo precio de producción (122) para
todas las ramas lo que es inverosímil, por lo cual Marx en el cuadro

105
Fernando Hugo Azcurra

Nº 5, incorpora el valor consumido en el proceso de valorización del


capital, por el capital constante (c) y no el que entra en el proceso de
trabajo. Dicho de otro modo el capital constante entra en el proceso
de trabajo como un todo (en la producción se usa toda la máquina
no una parte), pero sólo se toma una parte en el proceso de
valorización igual a la magnitud que corresponde a la depreciación.
Por esa razón introduce la columna Nº 5 que con valores diferentes
hace un precio de costo (columna Nº 7 distinto del valor de las
mercancías (columna Nº 6) fruto de la sumatoria de las columnas Nº
5 + la parte variable (v) + el plusvalor de la columna Nº 3.

106
Plusvalor y Excedente

Cuadro Nº 5

Capitales Tasa Pv Pv. Tasa ganancia Deprec. Valor mercs. Precio costo
12 345 67

I) 80c + 20v 100% 20 20 % 50 90 70

II) 70c + 30v “ 30 30 % 51 111 81

III) 60c + 40v “ 40 40 % 51 131 91

IV) 85c + 15v “ 15 15 % 40 70 55

V) 95c + 5v “ 5 5% 10 20 15

390c + 110v 110

78c + 22v 22 22 % (promedio)

107
Fernando Hugo Azcurra

Cuadro Nº 6

Capitales Pv Valor mercs. Precio costo Precio mercs. Tasa ganancia Desvio
1 2 3 4 5 6 7

I) 80c + 20v 20 90 70 92 22% +2

II) 70c + 30v 30 111 81 103 “ -8

III) 60c + 40v 40 131 91 113 “ -18

IV) 85c + 15v 15 70 55 77 “ +7

V) 95c + 5v 5 20 15 37 “ +17

108
Plusvalor y Excedente

Finalmente en el Cuadro Nº 6, aparecen las columnas Nº 3


correspondiente al valor de las mercancías; la columna Nº 4 que
refleja el costo de las mismas calculado en el cuadro Nº 2 y
sumado a ésta la tasa media de ganancia se obtiene en la columna
Nº 5 el respectivo precio de producción que difiere del valor en
más o en menos, pudiendo darse el caso excepcional, de que haya
empresas y/o ramas que tengan una composición orgánica del
capital igual a la media de manera que al sumarle la tasa media de
ganancia su precio de producción coincida con el valor, que para
este caso sería 78c + 22v + 22g .
Ahora parece quedar claro cómo surge o se da la desigualdad
entre los valores de las mercancías y sus precios. Únicamente por
azar ambos podrían coincidir en algunas empresas/ramas y sólo
por algún tiempo. De modo que en la producción capitalista las
mercancías no se venden a sus valores o de acuerdo con la
cantidad de tiempo de trabajo sino que se cambian como
resultado del capital, como productos de la inversión de
capital “…la transformación del plusvalor en ganancia está tan determinada
por el proceso de circulación como por el proceso de producción. El plusvalor, en
la forma de ganancia, ya no es referido a la parte de capital desembolsada en
trabajo, de la que deriva, sino al capital global” (K. Marx, “El Capital”
Siglo XXI, Libro III, vol. 8, p. 1054). Como puede observarse, del
cuadro Nº 3 se desprende que la sumatoria de los precios de
producción son equivalentes a sus valores, considerando toda la
producción y la suma de las ganancias es igual a la suma de los
plusvalores, eso es lo que permite afirmar a Marx que la ley del
valor rige aún la producción capitalista de mercancías y que “Aún
prescindiendo del hecho que los precios de producción y su movimiento son
regidos por la ley del valor, es totalmente apropiado considerar los valores de
las mercancías no sólo teóricamente sino también históricamente, como el
prius de los precios de producción” (K.Marx, op. cit. vol. 6, p.224).
Ahora podemos completar el derrotero lógico-analítico de
Marx que se desenvuelve con el principio epistemológico
unificador que es la ley del valor hasta culminar con lo concreto
racional:

109
Fernando Hugo Azcurra

Trabajo  producto del trabajo  valor de uso 


cambio  mercancía  trabajo abstracto  valor 
valor de cambio  dinero  capital capital “en
general” (plusvalor, salario, acumulación)
producción capitalista  precios de producción
(ganancia, interés, renta)  precios de mercado.

iii) Labor de demostración de la ley del valor por Marx

1º) Los precios que rigen los cambios bajo el modo de producción
capitalista no expresan las cantidades de trabajo necesario
insumidas en la producción/reproducción de las mercancías. Estos
cambios se llevan a cabo de manera tal que la competencia no
reduce los precios a valores sino a sus precios de producción.

2º) Los precios de mercado de las mercancías gravitan en torno de


los precios de producción (Libro III, 6, p.227)

3º) Los cambios bajo el modo de producción capitalista se hacen


ya no como expresión sólo de la cantidad de trabajo que ha exigido
su producción sino como producto del capital que exige un
rendimiento la inversión efectuada (tasa de ganancia).

4º) La ley del valor, no obstante, rige y preside tanto los cambios
mercantiles como los cambios capitalistas, ya que en definitiva es la
productividad del trabajo la que los determina.

5º) Hay por tanto un nexo cualitativo y también cuantitativo entre


valores y precios de producción.

110
Plusvalor y Excedente

6º) Los precios de producción son formas “transfiguradas”,


“transmutadas” del valor; son una forma enajenada y no
conceptual del valor (Libro III, 6, p. 250).
7º) Los valores transformados en precios de producción, tal y
como aparecen en la superficie de los mercados de la producción
capitalista funcionan como un ocultamiento de las relaciones de
explotación del trabajo por el capital y hacen aparecer a éste como
un elemento no sólo productivo sino imprescindible para el
proceso productivo.

111
Fernando Hugo Azcurra

CAPÍTULO 4
Modelo elemental formalizado de Marx
4.a. Proceso de producción inmediato
(Proporcionalidad entre valores y cantidad de
trabajo social incorporado. Libros I y II)

(1) c + v + Pv = M
Composición de valor de la producción social global.
c = capital constante; v = capital variable; Pv = plusvalor
c + v = inversión total de los capitalistas
Pv = trabajo incorporado apropiado por los capitalistas.

(2) e = Pv / v
Tasa de explotación del trabajo asalariado, igual para todos los sec-
tores de la economía.

(3) o = c / v
Composición orgánica del capital. Cantidad de capital usado.
Por los sectores en relación a al trabajo v.

(4) g = Pv / c + v
Tasa de ganancia de toda la economía. Otra forma es la siguiente:

(5) g = e / o + 1
e = tasa de explotación del trabajo constante;
o = composición Orgánica del capital constante.

A esta altura en el que las fórmulas son definiciones que


muestran dos restricciones fuertes como son e y o constantes para
toda la economía, de (5) se desprenden las siguientes conclusiones:

112
Plusvalor y Excedente

a) La tasa de ganancia es positiva si y sólo sí la tasa de


explotación lo es también.
b) La tasa de ganancia será siempre inferior a la tasa de
explotación.
c) La tasa de ganancia se incrementará siempre si se
incrementa e.

La afirmación de Marx que la masa de valor dada por e y la


masa de ganancias dada por o serán iguales se verificará
simultáneamente a partir del supuesto especial que la composición
orgánica del capital sea la misma para todos los sectores de la
economía.

4.b. Proceso real de producción


(Desvío entre precios de producción y cantidades de
trabajo social incorporado. Libro III – cap. IX)

Como se ha visto Marx estaba claramente advertido de que el


capitalismo no funcionaba del modo anterior, sino que la
composición orgánica del capital era diferente en las diferentes
ramas por lo que la igualdad que se realizará será la de la tasa de
ganancia y no de la tasa de explotación. De este modo los precios
NO coincidirán con los valores concebidos como cantidad de
trabajo social incorporado en la masa mercantil.
Así, pues, parece que el proceso real de producción y
circulación de mercancías y capital contradice la “ley del valor”
basada en el trabajo social incorporado. Pero dado que ahora bajo
el capitalismo los cambios se hacen no como resultado sólo del
trabajo sino también del capital y bajo su dominio, el mercado
debe “repartir” equitativamente, de acuerdo con la magnitud de la
inversión realizada, la ganancia que se obtiene colectivamente, y es
el sistema de precios el que actúa como “redistribuidor” no en
función del trabajo asalariado sino del capital social global:

113
Fernando Hugo Azcurra

(6)
c1 + v1 + P 1 v= M1 

c 2 + v 2 + P 2v= M 2  C + V + P =v M
c 3 + v3 + P 3v= M 3 

Siendo la tasa media de ganancia,

( 7 ) g = Pv1 + Pv2 + Pv3 / c1 + v1 + c2 + v2 + c3 + v3; ya vista en


( 4 ), ahora los mercados hacen que los precios sean:

( 8 ) c1 + v1 + g (c1 + v1);
c2 + v2 + g (c2 + v2);
c3 + v3 + g (c3 + v3);

La metamorfosis, al decir de Marx, de los valores en precios de


producción por medio de este procedimiento produce un efecto
doble:

a) la ganancia agregada al capital adelantado: g (c + v), puede


ser mayor o menor al plusvalor que contienen las
mercancías.

b) el precio de producción del capital constante puede


situarse por arriba o por debajo de su valor.

Pero de todos modos esta “transformación”, según Marx,


muestra que:

a) las ganancias totales son iguales al plusvalor total.

114
Plusvalor y Excedente

b) la suma de los precios de producción es igual a la suma de


los valores.

c) se mantiene la vigencia de la “ley del valor”


La “redistribución” en función del capital crea la apariencia
que el capital es productivo y decisivo para la producción,
ocultando el fundamento en el trabajo y en el plusvalor, ya que el
empresario que usa capital constante busca siempre apropiarse el
plusvalor bajo el disfraz de la ganancia.
Ahora bien, la crítica argumentó que para respetar las
exigencias de la reproducción simple es preciso que la suma de
cada renglón tenga que ser igual a la suma de las columnas, o sea:

( 9 ) c1 + v1 + pv1 = c1 + c2 +c3
c2 + v2 + pv2 = v1 + v2 +v3
c3 + v3 + pv3 = pv1 + pv2 + pv3

Esto es una condición imprescindible de la reproducción, y lo


que permite ver esto es que ( 8 ) y ( 9 ) no dan igual resultado,
salvo que todos los sectores tengan la misma composición
orgánica del capital, pero entonces no habría “transformación”. Y
si hay “transformación” la anterior formulación no es correcta. A
partir de aquí surgió el conocido debate sobre la “transformación”
y el problema de la relación: trabajo incorporado – valor – precios
de producción.

115
Fernando Hugo Azcurra

APÉNDICE SOBRE LA TEORÍA DEL


VALOR DE KARL MARX1
I – El concepto propio del valor

A – Karl Marx, “Grundrisse...” Siglo XXI, 1971 – I, pp.65-66

“Toda mercancía (sea ella un producto o un instrumento de


producción) es = a la objetivación de un determinado tiempo de
trabajo. Su valor, o sea la relación en la cual ella se cambia por
otra mercancía o en la que otras mercancías se cambian por
ella, es igual a la cantidad de tiempo de trabajo realizado en
ella...El valor de la mercancía es distinto de la mercancía
misma...valor es no sólo el carácter intercambiable de la mercancía
en general, sino la intercambiabilidad específica de mercancía... En
cuanto valores todas las mercancías son cualitativamente iguales y
sólo cuantitativamente diferentes, en consecuencia, se miden todas
recíprocamente y se sustituyen (se cambian, son recíprocamente
convertibles) en determinadas proporciones cuantitativas. El valor
es su relación social, su cualidad económica. Un libro que
posee un determinado valor y un panecillo que posee el mismo
valor se intercambian recíprocamente, son del mismo valor sólo
que en distinto material. Como valor la mercancía es al mismo
tiempo un equivalente de todas las otras mercancías en una
determinada relación. Como valor la mercancía es un equivalente;
como equivalente, todas sus cualidades naturales están canceladas
en ella; la mercancía no mantiene ya ninguna relación cualitativa
particular con las otras mercancías; ella es tanto la medida universal
como el representante universal, como el medio universal de
cambio de todas las otras mercancías”.

1
Recopilación de textos sobre el valor de Karl Marx.
116
Plusvalor y Excedente

B - Karl Marx, “Contribution a la critique de l´Economie


Politique” Editions Sociales, Paris, 1969.

pp. 29 y ss. “Considérations historiques sur l´analyse de la marchandise”

“La reducción analítica de la mercancía en trabajo bajo la doble


forma de reducción del valor de uso en trabajo concreto, o
actividad productora guiada por un fin determinado, y reducción
del valor (de cambio) a tiempo de trabajo, o trabajo social igual,
es el resultado crítico de las investigaciones realizadas durante más
de un siglo y medio por la economía política clásica, que comienza
en Inglaterra con William Petty, en Francia con Boisguillebert, y
termina en Inglaterra con Ricardo y en Francia con Sismondi”.

W. Petty (1623 – 1687) “Su ejemplo muestra de modo patente


que reconocer el trabajo como fuente de la riqueza material no
impide para nada el desconocimiento de la forma social
determinada bajo la cual el trabajo constituye la fuente del
valor (de cambio)”.

B. Franklin (1706 – 1790) p. 32 “El primer análisis que,


conscientemente y con una claridad que roza casi con la trivialidad,
reduce el valor (de cambio) a tiempo de trabajo, se lo
encuentra en un hombre del nuevo mundo... él formuló la ley
fundamental de la economía política moderna... Ahora bien,
desde el punto de vista de la economía política, el tiempo de
trabajo se presenta por parte de Franklin, en principio, bajo el
aspecto limitado de medida de valores.”

“Franklin pensaba que el valor de las botas, de los productos


mineros, del hilado, de las mesas, etc. está determinado por el
trabajo abstracto, que no posee ninguna cualidad particular y
que es sólo mensurable por su cantidad. Pero, como no lleva
su análisis hasta hacer del trabajo contenido en el valor (de

117
Fernando Hugo Azcurra

cambio) el trabajo general abstracto, el trabajo social surgido


de la alienación universal de los trabajos individuales” p. 33.

A. Smith (1723 – 1790) p. 35 “Luego que se hubiera declarado


a su turno que las formas particulares del trabajo concreto,
agricultura, manufactura, navegación, comercio, etc. eran las
verdaderas fuentes de la riqueza, A. Smith proclamó que el
trabajo general, el trabajo bajo su aspecto social general en
tanto que división del trabajo, es la única fuente de la riqueza
material o de los valores de uso ... Adam determina el valor de
la mercancía por el tiempo de trabajo que contiene...”.

D. Ricardo (1772 – 1823) p. 36 “Contrariamente a A. Smith;


D. Ricardo claramente planteó el principio de la determinación
del valor de las mercancías por el tiempo de trabajo y afirma
que esta ley rige igualmente las relaciones de producción
burguesas que aparecen como las más opuestas a ella”.

Capítulo I – La mercancía p. 9 “Indiferente a la sustancia particular


de los valores de uso, el trabajo creador de valor (de cambio) es
igualmente indiferente a la forma particular del trabajo
mismo. Los diferentes valores de uso son los productos de la
actividad de individuos diferentes, por tanto resultado de trabajos
diferenciados por su carácter individual. Pero en tanto que
valores (de cambio) representan trabajo igual no
diferenciado, es decir trabajo en el cual se borra la
individualidad de los trabajadores. El trabajo creador de valor
(de cambio) es por tanto trabajo general abstracto”.

“Como valores (de cambio) de magnitud diferente (las mercancías)


representan más o menos de cantidades mayores o menores de ese
trabajo simple, uniforme, general, abstracto, que constituye
la substancia del valor (de cambio)”.

118
Plusvalor y Excedente

p. 10 Para mayor claridad ver lo que Marx afirma en los párrafos


que van desde donde dice “En tanto que valores (de cambio) todas
las mercancías...hasta el último párrafo que termina en p. 11 un
quantum determinado de ese trabajo simple” Hay cuestiones muy
importantes aclaratorios sobre el trabajo abstracto.

p. 15 Diferencia entre trabajo concreto y trabajo abstracto “En


tanto que el trabajo creador de valor (de cambio) es un trabajo
general abstracto e igual, el trabajo creador de valores de uso es
un trabajo concreto y particular que según la forma y la materia, se
divide en una infinita variedad de géneros de trabajos”.

C - “Théories sur la plusvalue” Karl Marx, Editions Sociales,


París, 1974, I, p. 65 - “Teorías...” 12 FCE p.62

“Théories” I, p.65 “A. Smith, vacila en la determinación del valor


de cambio...etc. pero veremos en lo que sigue de este escrito que
esta vacilación y esta confusión entre determinaciones
completamente heterogéneas (en el análisis de la mercancía) no
entorpecen en nada los estudios sobre la naturaleza y el origen del
plusvalor a los cuales se dedica. Ya que, de hecho, y sin ser
consciente de ello, Smith se afirma, en todas las circunstancias en
que debe desarrollar sus ideas, a la justa determinación del valor
de cambio de las mercancías: o sea a su determinación por la
cantidad de trabajo o de tiempo de trabajo que las mismas
requieren”.

Ídem, “Théories” P.93 - “Teorías” p. 85 “Es El trabajo


(abstracto, general, igual, uniforme, etc.) y no el salario del
trabajador lo que crea el valor”.

“Théories” II, p. 30 - “Teorías...” p. 24 “Si tomamos como


punto de partida el justo principio que el valor de las
mercancías está determinado por el tiempo de trabajo
necesario para su producción (y que el valor, de modo

119
Fernando Hugo Azcurra

general, no es otra cosa que tiempo de trabajo social


realizado).
“Théories” p. 164 “Ricardo no sólo se mantiene firme en la
formulación general, sino que quiere tomar en serio la
determinación del valor por el tiempo de trabajo. Esta
concepción conviene más o menos, mutatis mutandis, a todos los
modos de producción en los cuales los trabajadores y propietarios
de las condiciones objetivas del trabajo constituyen clases
diferentes (¡pero además en los cuales el producto asume la forma
de mercancía! ¡de lo contrario los siervos de la gleba hubieran
producido también valor sin que mediara cambio alguno de sus
productos! Aclaración mía F.H.A.).

“Théories” III, p. 149 y ss. – “Teorías...” 14 pp.111 y ss.

“Cuando las mercancías se cambian en proporción al tiempo de


trabajo igual que ellas representan, entonces su existencia como
tiempo de trabajo materializado, su existencia como tiempo de
trabajo encarnado, es su unidad, su elemento idéntico. Bajo este
aspecto las mercancías son cualitativamente la misma cosa y sólo se
diferencia cuantitativamente según que representen más o menos de
la misma cosa: el tiempo de trabajo. Son valores en tanto que
representaciones de esta cosa idéntica y valores iguales, esto
es equivalentes, en la medida en que representan la misma
cantidad de tiempo de trabajo. Para compararlos en tanto que
magnitudes, es preciso que previamente sean magnitudes de la
misma denominación, o sea cualitativamente idénticas.
Es en tanto que representación de esta unidad que esas cosas
diferentes son valores y se comportan unas respecto de las
otras como valores, lo que otorga también la diferencia de
sus magnitudes de valor, la medida inmanente de su valor. Y
es por esta única razón que el valor de una mercancía puede ser
representada, ser expresada en los valores de uso de otras
mercancías como siendo sus equivalentes. La mercancía singular
misma entonces es igualmente en tanto que valor, en tanto que

120
Plusvalor y Excedente

existencia de esta unidad, diferente de sí misma en tanto que valor de


uso, en tanto que cosa, abstracción hecha de la expresión de su
valor en otras mercancías. En tanto que modo de existencia del
tiempo de trabajo, ella es valor en general, en tanto que modo
de existencia de un tiempo de trabajo determinado
cuantitativamente, es una magnitud de valor determinado.”

“Théories” p. 218 - “Teorías” p. 163 “Ric. Como todo


economista que merece ser así denominado, como también A.
Smith, pone en evidencia que el trabajo como actividad del hombre,
más aún como actividad humana socialmente determinada, es la
única fuente de valor. Es justamente por el modo consecuente
como concibe el valor de las mercancías cual simple
representaciones del trabajo socialmente determinado, que Ric. Se
diferencia de los demás economistas. Todo aquellos economistas
conciben más o menos claramente, Ricardo en mayor medida que
los demás, el valor de cambio de las mercancías como simple
expresión, como una forma social específica de la actividad
productiva de los hombres, como algo toto genere (general)
diferente de las cosas y de sus usos en tanto que cosas, sea en el
consumo industrial o en el consumo no industrial. El valor es para
ellos, de hecho, una recíproca relación de actividades productivas
de los hombres, de los trabajos, que se expresa únicamente en las
cosas”.

D - “Salario, precio y ganancia” Edit. Progreso, Moscú, 1966,


cap. VI Valor y Trabajo, p. 403 y ss.

“La primera cuestión que tenemos que plantear es ésta: ¿qué es el


valor de una mercancía? ¿Cómo se determina?... Como los valores
de cambio de las mercancías no son más que funciones sociales de las
mismas y no tienen nada que ver con sus propiedades naturales, lo
primero que tenemos que preguntarnos es esto: ¿cuál es la sustancia
social común a todas las mercancías? Es el trabajo. Para producir
una mercancía hay que invertir en ella o incorporar a ella una

121
Fernando Hugo Azcurra

determinada cantidad de trabajo. Y no simplemente trabajo, sino


trabajo social, Quien produce un objeto para su uso personal y
directo, para consumirlo, crea un producto, pero no una
mercancía. Como productor que se mantiene a sí mismo no tiene
nada que ver con la sociedad. Pero, para producir una mercancía, no
sólo tiene que crear un artículo que satisfaga una necesidad social
cualquiera, sino que el mismo trabajo ha de representar una parte
integrante de la suma global de trabajo invertido por la sociedad.
Ha de hallarse supeditado a la división del trabajo dentro de la sociedad.
No es nada sin los demás sectores del trabajo y, a su vez, tiene que
integrarlos
Cuando consideramos las mercancías como valores, las
consideramos exclusivamente bajo el solo aspecto de trabajo
social realizado, plasmado, o si queréis, cristalizado...
Llegamos, por tanto, a esta conclusión: una mercancía tiene valor
por ser cristalización de un trabajo social”.

Ibídem cap XII, p. 422 “… la expresión de la ley general de que el


valor de una mercancía se determina por la cantidad de trabajo
invertido en ella, y de que la cantidad de trabajo invertido depende
enteramente de la fuerza productiva del trabajo empleado,
variando por tanto al variar la productividad del trabajo”.

E - “El Capital” Edit. Siglo XXI, 1975, Libro I, vol. 1; pp. 46-47.

“Ahora bien, si dejamos a un lado el valor de uso del cuerpo de las


mercancías, les quedará únicamente una propiedad: la de ser
productos del trabajo. No obstante, también el producto del
trabajo se nos ha transformado entre las manos. Si hacemos
abstracción de su valor de uso, abstraemos también los
componentes y las formas corpóreas que hacen de él un valor de
uso. Ese producto ya no es una mesa o casa o hilo o cualquier otra
cosa útil. Todas sus propiedades sensibles se habrán evaporado.
Tampoco es ya producto del trabajo del ebanista o del albañil o del
hilandero o de cualquier otro trabajo productivo determinado. Con

122
Plusvalor y Excedente

el carácter útil de los productos del trabajo se desvanece el carácter


útil de los trabajos representados en ellos y, por tanto, se
desvanecen también las diversas formas concretas de esos trabajos;
éstos dejan de distinguirse, reduciéndose en su totalidad a trabajo
humano indiferenciado, a trabajo abstractamente humano.

Examinemos ahora el residuo de los productos del trabajo. Nada


ha quedado de ellos salvo una misma objetividad espectral, una
mera gelatina de trabajo humano indiferenciado, esto es, gasto de
fuerza de trabajo humana sin consideración a la forma en que se
gastó la misma. Esas cosas tan sólo nos hacen presente que en su
producción se empleó fuerza humana de trabajo, se acumuló
trabajo humano. En cuanto cristalizaciones de esa sustancia
social común a ella, son valores... Un valor de uso o un bien,
por tanto, sólo tiene valor porque en él está objetivado o materializado
trabajo abstractamente humano”.

“El Capital” Edic. cit. Libro I, 1, p. 207.

“El valor de la fuerza de trabajo, al igual que el de toda otra


mercancía, se determina por el tiempo de trabajo necesario para
la producción, y por tanto también para la reproducción, de ese
artículo específico”.

“El Capital” Edic. cit. Libro I, 1, p. 253.

“El valor de una mercancía, en efecto, se determina por la cantidad de trabajo


contenida en ella, pero esa cantidad misma está determinada socialmente.
Si el tiempo de trabajo socialmente requerido para su producción se ha
modificado… se opera un efecto retroactivo sobre la vieja mercancía, que
cuenta siempre tan sólo como un ejemplar individual de su género y cuyo valor
en todos los casos se mide por el trabajo socialmente necesario, esto es,
por el trabajo necesario bajo condiciones sociales actuales”.

“El Capital” Edic. cit. Libro I, 2, p. 651.

123
Fernando Hugo Azcurra

“¿Pero qué es el valor de una mercancía? La forma objetiva del


trabajo social gastado en la producción de la misma. ¿Y cómo
medimos la magnitud de su valor? Por la magnitud del trabajo que
contiene.

“El Capital” Edic. cit. I, 2, p. 653.

“…el valor de una mercancía no se determina por la cantidad de


trabajo efectivamente objetivado en ella, sino por la cantidad de
trabajo vivo necesario para su producción”

“El Capital”, Edit. Siglo XXI, Libro III, vol. 7; p. 508.

“… el valor de las mercancías está determinado no por el tiempo de trabajo


que insume originariamente su producción, sino por el tiempo de trabajo que
insume su reproducción…”

F - “Notas marginales al Tratado de Economía Política de A.


Wagner”, Pasado y Presente Nº 97.

pp. 34 y ss. “Yo no hablo en parte alguna de la “sustancia social


común del valor de cambio”; lo que digo es que los valores de
cambio (pues el valor de cambio, sin dos por lo menos, no existe)
representan algo común a ellos, algo en absoluto independiente de
sus valores de uso, es decir, aquí, de su forma natural, a saber: el
valor... Yo no digo, por tanto, que la sustancia social común del
valor de cambio sea el trabajo; y como trato por extenso en un
apartado especial, de la forma de valor, es decir, del desarrollo del
valor de cambio, sería peregrino pretender reducir esta forma a la
sustancia social común, al trabajo. El señor Wagner olvida también
que para mí no son sujetos ni el valor ni el valor de cambio, sino
solamente la mercancía”.

124
Plusvalor y Excedente

p. 35 “las mercancías, en la medida que son valores representan


solamente algo social, trabajo,...”.

p. 49 “...la forma social concreta del producto del trabajo, la


“mercancía”, es por una parte valor de uso y por otra parte valor,
no valor de cambio, puesto que éste es una simple forma de
aparecer y no su propio contenido”.

II – Algunas características de la “ley” del valor

A – El trabajo constituye la fuente o causa del valor como


forma social determinada.

“Contribution...” Editions Sociales, París, 1969 pp. 14, 15.

“El valor (de cambio) al no ser, de hecho, otra cosa que la relación
entre los trabajos de individuos, considerados como trabajo igual y
general, no otra cosa que la expresión objetiva de una forma de
trabajo específicamente social....”

“...el trabajo es la condición natural de la existencia humana, la


condición –independiente de cualquier forma social- del
intercambio de substancias entre el hombre y la naturaleza. El
trabajo creador de valor (de cambio), por el contrario, es una
forma de trabajo específicamente social”.

“Théories...” III - Editions Sociales, París 1978, pp.153-154 –


“Teorías...” pp.114-115.

“En tanto que valores las mercancías son magnitudes


sociales, por tanto algo absolutamente diferente de sus
propiedades como cosas. En tanto que valores ellas no
representan más que relaciones entre los hombres en su actividad
productiva. En realidad, valor implica “cambio” pero cambio de
cosas entre hombres; cambio que no tienen nada que ver con las

125
Fernando Hugo Azcurra

cosas en tanto que tales. La cosa conserva las mismas


“propiedades” sea en manos de A o de B. En realidad el concepto
de “valor” supone “cambio” de productos.
El cambio de productos en tanto que mercancías es cierto método
para intercambiar trabajo, y para hacer depender el trabajo de cada
uno del trabajo de los demás, cierto modo de trabajo social y de
producción social”.

pp. 218, 219 - pp. 163-164 “El valor es para ellos (los economistas
serios), de hecho, una relación recíproca de actividades productivas
de los hombres, de sus trabajos, que se expresa únicamente en las
cosas...Por tanto las mercancías, las cosas en general, sólo tienen
valor en tanto que representaciones del trabajo humano; no porque
son algo en sí mismas en tanto que cosas, sino en tanto que
encarnación del trabajo social”.

“Pero esta forma histórica determinada, específica, del trabajo social


tal como ella aparece en la producción capitalista, los economistas
declaran que es la forma universal, eterna, como una serie de
verdades naturales y estas relaciones de producción como las
relaciones absolutamente (no históricamente) necesarias, naturales
y racionales del trabajo social.

“Notas marginales al tratado de Economía Política de


Adolph Wagner” Edic. P. y P. Nº 97, 1982, p. 35.

“Las mercancías, en la medida que son valores, representan


solamente algo social, trabajo, y en la medida en que la magnitud de
valor de una mercancía se determina, según mi punto de vista, por la
cantidad de tiempo de trabajo que encierra, etc. o sea por la masa
normal de trabajo que cuesta producir un objeto, etc.”

B – La forma social es la de trabajadores privados que


intercambian sus productos

126
Plusvalor y Excedente

“Contribution...” p. 56.

“Las mercancías son de modo inmediato productos de trabajos


privados independientes aislados que, por su enajenación en el
proceso de cambio privado, deben confirmarse como trabajo
social general, dicho de otro modo, el trabajo de la producción
mercantil, sólo se convierte en trabajo social por medio de la
enajenación universal de los trabajos individuales”.

“Théories...” p. 153 – “Teorías...” p. 114. “Allí donde el trabajo


se realiza en común, las relaciones entre los hombres en su
producción social no se representan como “valores” de “cosas”.

“Théories” p.160- 161 – “Teorías” p. 120 “...el trabajo que


constituye la unidad de los valores no es sólo trabajo medio igual y
simple. El trabajo es trabajo del individuo privado, representado en
un producto determinado. Sin embargo, en tanto que valor, el
producto debe ser encarnación del trabajo social y, en tanto que tal,
inmediatamente metamorfoseable de un valor de uso en cualquier
otro... El trabajo privado debe entonces representarse
inmediatamente como su contrario, como trabajo social; este
trabajo metamorfoseado es su contrario inmediato: trabajo general
abstracto que se representará también como equivalente general.
Es sólo por su enajenación que el trabajo individual se presenta
efectivamente como su contrario”.

“El Capital” p. 89 “Si los objetos para el uso se convierten en


mercancías ello se debe únicamente a que son productos de trabajos
privados ejercidos independientemente los unos de los otros. El complejo de
estos trabajos privados es lo que constituye el trabajo social global.
Como los productores no entran en contacto social hasta que
intercambian los productos de su trabajo, los atributos
específicamente sociales de esos trabajos privados no se
manifiestan sino en el marco de dicho intercambio. O en otras
palabras: de hecho, los trabajos privados no alcanzan realidad

127
Fernando Hugo Azcurra

como partes del trabajo social en su conjunto, sino por medio de


las relaciones que el intercambio establece entre los productos del
trabajo y, por medio de los mismos, entre productores.”

C – La “ley” rige la producción mercantil y la producción


capitalista

“Grundrisse...” vol. 1 p. 83 “La reducción de todos los productos


y de todas las actividades a valores de cambio presupone tanto la
disolución de todas las rígidas relaciones de dependencia
personales (históricas) en la producción, como la dependencia
recíproca general de los productores. No sólo la producción de
cada individuo depende de la producción de todos los demás, sino
también la transformación de su producto en medios de vida
personales pasa a depender del consumo de todo el resto. Los
precios son cosas antiguas, lo mismo que el cambio; pero tanto la
determinación progresiva de los unos a través de los costos de
producción, como el predominio del otro sobre todas las
relaciones de producción se desarrollan plenamente por primera
vez, y se siguen desarrollando cada vez más plenamente, sólo en la
sociedad burguesa, en la sociedad de la libre concurrencia. Lo que
A. Smith, a la manera tan propia del siglo XVIII, sitúa en el
período prehistórico y hace preceder a la historia, es sobre todo el
producto de ésta”.

Vol. 2, p. 315 “Entre los antiguos no se encuentra el concepto


económico del valor. Valor, a diferencia de pretium, sólo
jurídicamente, en casos de fraude, etc. El concepto de valor es
enteramente propio de la economía más reciente, ya que
constituye la expresión más abstracta del capital mismo y de
la producción fundada en éste. En el concepto de valor se
delata su secreto.”

“Contribution...” p. 36-37 “D. Ricardo estableció claramente el


principio de la determinación del valor de la mercancía por el

128
Plusvalor y Excedente

tiempo de trabajo y afirma que esta ley regula igualmente las


relaciones de producción burguesas que parecen estar más
en contradicción con ella... la determinación de la magnitud de
valor por el tiempo de trabajo dice Ric. sólo es valedera para las
mercancías que pueden ser multiplicadas a voluntad por la
industria y cuya producción está sometida a una concurrencia
ilimitada. De hecho, pues, esto significa que la ley del valor
supone, para su completo desarrollo, la sociedad de la gran
producción industrial y de la libre concurrencia, es decir la
sociedad burguesa moderna”.

“Théories...” III – p. 83 – “Teorías...” 14 –p. 62.

“Ricardo había tratado de demostrar que la separación del capital y


el trabajo asalariado no hacen cambiar nada –con ciertas
excepciones- en cuanto a la determinación del valor de las
mercancías. Basándose en la concepción de Ricardo, Torrens niega
la ley. Y vuelve a A. Smith (contra quien va dirigida la
demostración de Ricardo) para quien el valor de la mercancía está
determinado por cierto por el tiempo de trabajo que contiene “en
el período temprano” en que los hombres se enfrentaban como
propietarios de mercancías y las intercambiaban, pero esto ya no
sucede a partir del momento en que el capital y la propiedad
territorial se hubieron instaurados. Esto significa (como ya he
tenido ocasión de señalar en la primera parte) que la ley que es
valedera para las mercancías en tanto mercancías ya no lo es más
desde el momento en que deben ser consideradas como capital o
como productos del capital, desde el preciso momento en que, de
una manera general, se pasa de la mercancía al capital. Por otra
parte el producto no toma, bajo todos sus aspectos, la forma
mercancía –tanto por el hecho de que el producto íntegro debe
transformarse necesariamente en valor de cambio, como porque
los mismos ingredientes de su producción entran en él en tanto
que mercancías- no se convierte bajo todos sus aspectos en
mercancía, sino con el desarrollo y sobre la base de la producción

129
Fernando Hugo Azcurra

cuyo fundamento es la existencia del producto como mercancía.


La ley misma, así como la mercancía en tanto que forma
general del producto, es una abstracción deducida de la
producción capitalista y es justamente para esta producción
que no sería valedera”.

D – La “ley” rige la producción global de mercancías, no


mercancías individuales.

“Théories...II” p. 231 “Teorías...” 13 pp.181-182. “Se puede dar


a la proposición anterior la expresión general siguiente: el valor de
la mercancía –que es el producto de una esfera de producción
particular- está determinado por el trabajo exigido para producir
toda la masa, la suma íntegra de las mercancías correspondiente a esa
esfera de producción y no por el tiempo de trabajo particular que
es necesario para cada capitalista particular o patrón dentro de esta
esfera de producción. Las condiciones generales de producción y la
productividad general del trabajo en esta esfera de producción
particular, la manufactura de algodón por ejemplo, son las
condiciones de producción medias y la productividad media de
esta esfera, la de la manufactura de algodón. La cantidad de trabajo
por la cual se determina, por ejemplo, una vara de tela de algodón,
no es la cantidad de trabajo contenido en ella, que su fabricante ha
gastado en ella, sino la cantidad media con la cual todos los
fabricantes de tela de algodón del mercado producen una vara de
algodón.”

p. 278 (francesa)– p. 217 (española) “...pues el valor de la


mercancía en una esfera dada de producción no está determinado
por la cantidad de trabajo, que cuesta esta mercancía particular, sino
por la que cuesta la mercancía producida en las condiciones medias
de la esfera considerada”

“Capítulo VI (inédito)...” Ediciones Signos 1971 pp. 114-115

130
Plusvalor y Excedente

“2) la mercancía individual se presenta no sólo materialmente


como parte del producto total del capital, como parte alícuota del
lote producido por él. Ya no estamos, en absoluto, ante la
mercancía individual autónoma, el producto aislado. Como
resultado del proceso no comparecen mercancías aisladas, sino una
masa de mercancías, en la cual se ha producido el valor del capital
adelantado + el plusvalor –el plustrabajo usurpado- y cada una de
las cuales es depositaria del valor del capital y del plusvalor
producido por él. Ya no hay que calcular el trabajo empleado en
cada mercancía, y ello a causa del cálculo promedial, que es una
estimación ideal y se aplica tanto a la parte del capital constante
que sólo entra a título de desgaste en el valor del producto total,
como en general a las condiciones de producción consumidas
colectivamente, y también, por último, a causa de que el trabajo
directamente social se iguala y se evalúa en el trabajo medio de
numerosos individuos cooperantes. Ese trabajo sólo vale en
cuanto parte alícuota del trabajo total recaído en ella (la
mercancía) y estimado idealmente. En la determinación de
precios de la mercancía individual se presenta como mera
parte ideal del producto total en que se reproduce el capital.

3) En cuanto tal –depositaria del valor del total del capital +


plusvalor, a diferencia de la mercancía que en el comienzo se
presentaba autónomamente ante nosotros- en cuanto producto del
capital, en realidad, en cuanto forma modificada del capital que se
ha valorizado a sí mismo, la mercancía se muestra ahora en el
volumen y las dimensiones de la venta que tiene que operarse para que se
realicen el viejo valor del capital y el del plusvalor por él
producido, lo cual de ningún modo sucede si se venden a su valor
las mercancías singulares o una parte de las mismas”

“Théories...” III pp.129-130 – “Teorías...” 14 pp.97-98.

“La mercancía tal como sale de la producción capitalista, es


diferente de la mercancía de la que se habla en tanto

131
Fernando Hugo Azcurra

elemento de la producción capitalista. Ya no es más la


mercancía considerada de modo aislado, el producto tomado
como singular que tenemos ante nosotros. La mercancía, el
producto tomado como singular no aparece sólo realmente
como producto, sino como mercancía, como porción no sólo
real, sino también ideal de la producción en su conjunto.
Cada mercancía tomada aisladamente aparece como portadora de
una porción determinada del capital y del plusvalor que él crea...
No es la mercancía considerada de modo aislado lo que aparece
como resultado del proceso, sino la masa de mercancías en la
cual se ha reproducido el valor del capital total + el plusvalor.
El valor total producido dividido por el número de productos
determina el valor de cada producto tomado aparte, y es solamente
en tanto que parte alícuota que se convierte en mercancía. Ya no es
más el trabajo aplicado a la mercancía peculiar considerada
aisladamente, que por lo demás en la mayor parte de los casos ni
siquiera podría ser calculada y que puede ser de mayor importancia
para una que para otra, lo que determina el valor del producto
tomado aisladamente y lo constituye en mercancía, es la totalidad
del trabajo, una fracción alícuota de éste, la media obtenida por
división del valor total sobre el número de productos.

“El Capital” Libro III, p. 817 “De hecho es la ley del valor, tal
como se impone no con relación a las mercancías o artículos en
particular, sino a los productos globales originados en cada una de
las esferas sociales particulares de la producción, autonomizadas en
virtud de la división del trabajo; de modo que no sólo se emplea
únicamente el tiempo de trabajo necesario para cada mercancía,
sino sólo se emplea la cantidad proporcional necesaria del tiempo
de trabajo social global en los diversos grupos”

p. 824 “En general, la naturaleza del valor de las mercancías se


presenta en la figura del precio de mercado, y luego en la figura del
precio regulador de mercado o precio de producción de mercado,
naturaleza que consiste en el hecho de estar determinado no por el

132
Plusvalor y Excedente

tiempo de trabajo necesario para la producción de una cantidad


determinada de mercancías o de mercancías aisladas en forma
individual, sino por el tiempo de trabajo socialmente necesario; por
el tiempo de trabajo que se requiere para producir la cantidad
global socialmente exigida de las especies de mercancías que se
encuentran en el mercado bajo el término medio dado de las
condiciones sociales de la producción”

F – La “ley” rige también el mercado mundial del capitalismo

“Théories...” III – p.297 – “Teorías...” 14 p.226

“Ahora bien, es sólo el foreing trade, la transformación del


mercado en mercado mundial, lo que convierte el dinero en dinero
mundial y el trabajo abstracto en trabajo social. La riqueza abstracta,
el valor, el dinero por tanto el trabajo abstracto se desarrollan en la
medida en que en que el trabajo concreto se desarrolla en el
sentido de una totalidad de diferentes modos de trabajo que abarca
el mercado mundial. La producción capitalista se basa en el valor,
es decir en el desarrollo como trabajo social del trabajo contenido
en el producto. Pero esto solo es posible sobre la base del foreing
trade y del mercado mundial. Por tanto es premisa como resultado
de la producción capitalista.”

“Grundrisse...” I – p. 451

“Del hecho de que el beneficio pueda estar por debajo del plusvalor,
o sea de que el capital pueda intercambiarse con un beneficio pero
sin valorizarse en sentido estricto, se desprende que no sólo los
capitalistas individuales, sino las naciones puedan intercambiar
continuamente entre sí, pueden también repetir continuamente el
intercambio en una escala siempre creciente, sin que por ello hayan
de obtener ganancias parejas. Una puede apropiarse
constantemente de una parte del plustrabajo de la otra, por el que

133
Fernando Hugo Azcurra

nada da a cambio, solo que en este caso ello no ocurre en la misma


medida que entre el capitalista y el obrero”

Ver: “El Capital...” Libro III, vol. 6 pp.303-307 “ V) El


comercio exterior”

G – El trabajo asalariado no es determinante para la


formación del valor y la ley del valor

“El Capital...” Libro III, vol. 8 pp.1047-1048.

“En la medida en que el trabajo es formador de valor y se


representa en el valor de las mercancías, nada tiene que ver con la
distribución de ese valor en diferentes categorías. En la medida en
que tiene el carácter específicamente social del trabajo asalariado,
no es formador del valor...Y, en general, si nos fijamos en el
trabajo como formador de valor, no lo consideramos en su figura
concreta como condición de producción, sino en su determinación
social que difiere de la del trabajo asalariado”.

“El Capital...” Ibídem, p. 1118.

“Aunque la forma del trabajo como trabajo asalariado sea decisiva


para la figura del proceso total y para el modo específico de la
producción misma, el trabajo asalariado no es determinante de
valor. En la determinación del valor se trata del tiempo social de
trabajo en general, de la cantidad de trabajo que tiene a su
disposición la sociedad en general y cuya absorbción relativa por
los diferentes productos determina, en cierta medida, el respectivo
peso social de éstos. La forma determinada bajo la cual el tiempo
social de trabajo se impone como determinante en el valor de las
mercancías está vinculada, por cierto, a la forma del trabajo como
trabajo asalariado y a la forma correspondiente de los medios de
producción como capital, en la medida en que sólo sobre esta base

134
Plusvalor y Excedente

la producción mercantil se convierte en la forma general de la


producción”.

H – La ley del valor rige como ley natural-social reguladora


de relaciones fetiche de la sociedad

A lo largo de todas las obras Marx se refiere a esta característica de


las relaciones mercantiles capitalistas. Se encuentran en los
Grundrisse, en la Contribución a la crítica..., en el Capítulo VI
(inédito), en las Teorías sobre el plusvalor, y claramente expuesto
en Libro I, Sección Primera, capítulo I de El Capital, pp. 87-102.

III – El status de la ley del valor en Marx.

1 - La ley del valor es el “fundamento racional” del funciona-


miento del modo capitalista de producción.

“Théories…” I, p. 86 – “Teorías…” FCE, 12; p. 79

El valor es el “…fundamento general abstracto sobre el que


descansa el sistema burgués”.

“Théories...” II – p.185 – “Teorías....” 13 – p. 146

“...Por último, Ricardo se interpone y le grita a la ciencia: ¡Alto! La


base, el punto de partida de la fisiología del sistema burgués –de la
inteligibilidad de sus relaciones internas y de su proceso
fisiológico- es la determinación del valor por el tiempo de trabajo. Es
desde aquí que parte Ricardo, exigiendo desde entonces a la ciencia
a abandonar sus dudas de antaño, y a verificar en que medida las
demás categorías que ha expuesto y descripto –las relaciones de
producción y de circulación- formas de esa base, se corresponden
con tal punto de partida o están en contradicción con él; en qué
medida de modo general la ciencia que refleja, reproduce
simplemente las formas fenomenales del proceso (y por tanto esos

135
Fernando Hugo Azcurra

fenómenos mismos) se corresponden con la base sobre la cual


descansan las relaciones internas, la fisiología verdadera de la
sociedad burguesa o que constituye su punto de partida y lo que
ocurre en general de esta contradicción entre el movimiento
aparente y el movimiento real del sistema”.

“Théories...” II – p. 188 – “Teorías...” 13 – p. 149

“Tales capítulos contienen toda su crítica de la economía política


anterior, la ruptura categórica con la continua contradicción de A.
Smith en sus modos de análisis esotérico y exotérico, y suministran
al mismo tiempo, gracias a esa crítica, algunos resultados
completamente nuevos y sorprendentes. De allí se desprende el
placer teórico de alto nivel que muestran esos dos primeros
capítulos, porque suministran, con una concisión densa, la crítica
de las teoría antiguas que se extraviaban y mezclaban con
prolijidad, y que exponen todo el sistema económico burgués
como sometido a una ley fundamental, destilando la
quintaesencia, a partir de la dispersión y de la variedad de los
fenómenos”.

“El Capital....” Libro III, vol. 6 p. 188.

“Con igual grado de explotación del trabajo, la masa del trabajo


puesta en movimiento por un capital = 100, y por ende también
las del plustrabajo apropiado por él, depende de la magnitud de su
componente variable. Si un capital, que consta porcentualmente de
90c + 10v, manteniéndose constante el grado de explotación del
trabajo, generara la misma cantidad de plusvalor o ganancia que un
capital de 10c + 90v, resultaría claro como la luz del sol que el
plusvalor, y por consiguiente el valor en general, debería
tener una fuente totalmente diferente que el trabajo, con lo
cual desaparecería todo fundamento racional de la economía
política”.

136
Plusvalor y Excedente

2 - La ley del valor como inteligibilidad del movimiento real


el capitalismo por oposición a su movimiento aparente.

“El Capital....” Libro III – vol. 8 - p. 1041.


“Toda ciencia sería superflua si la forma de manifestación y la
esencia de las cosas coincidiesen directamente”.

Karl Marx carta Kugelman del 11-7-1868

“La ciencia consiste precisamente en investigar cómo opera


la ley del valor. Por lo tanto, si quisiéramos explicar de antemano
todos los fenómenos que aparentemente contradicen la ley, sería
necesario anteponer la ciencia a la ciencia. Es, precisamente, el
error en el cual incurre Ricardo cuando en su primer capítulo sobre
el valor, presupone como algo dado todas las categorías posibles
que sería necesario investigar para poder demostrar su adecuación
con arreglo a la ley del valor...El economista vulgar no sospecha
siquiera que las relaciones reales del cambio cotidiano y las
magnitudes de los valores no pueden ser inmediatamente
idénticos. Lo irónico de la sociedad burguesa consiste justamente
en que, a priori, no existe en ella una regulación consciente, social,
de la producción. Lo racional y lo naturalmente necesario sólo
se imponen bajo la forma de un promedio que actúa
ciegamente. ¡Y entonces el economista vulgar cree hacer un
gran descubrimiento cuando, encontrándose ante la
manifestación de la conexión interna de las cosas, tal como
se presentan, se obstina en sostener que ellas ofrecen un
aspecto completamente distinto. Pero en realidad se
envanece de ese aferrarse a las apariencias de las cosas, a las
que considera la verdad última. Pero entonces, ¿qué
necesidad hay de la ciencia?

“El Capital...” Libro III – vol. 6 – p. 400

137
Fernando Hugo Azcurra

Si, tal como lo ha descubierto el lector muy a su pesar, el análisis


de las conexiones internas reales del proceso capitalista de
producción es una cuestión sumamente intrincada y un trabajo
muy minucioso; si es una tarea de la ciencia reducir el
movimiento visible y solamente aparente al movimiento
interno, va de suyo que en las mentes de los agentes de la
producción y de la circulación capitalistas deben formarse ideas
acerca de las leyes de la producción que diverjan por completo de
esas leyes, y que son sólo una expresión consciente del
movimiento aparente. Las ideas de un comerciante, de un
especulador bursátil, de un banquero son, necesariamente,
erróneas por completo.”

3 - La ley del valor como ley fundamental y natural rige los


precios de mercado y de producción de la economía
capitalista.

“Théories...” II – pp. 30-31 – “Teorías...” 13 pp. 24-25

“Si se toma como punto de partida el justo principio que el valor


de la mercancía está determinado por el tiempo de trabajo
necesario para su producción (y que el valor, de modo general, no
es sino tiempo de trabajo social realizado), se sigue de ello, que el
precio medio de las mercancías está determinado por el tiempo de
trabajo necesario para su producción. Ahora bien, voy a demostrar
que, precisamente porque el valor de la mercancía está determinado
por el tiempo de trabajo, el precio medio de las mercancías (salvo el
caso único en el que la tasa de ganancia por así decir individual de
una esfera particular, es decir la ganancia determinada por el
plusvalor producido en esta esfera misma de producción, en la cual
esa tasa de ganancia individual = a la tasa de ganancia media de la
totalidad del capital) no puede nunca ser igual a su valor, aunque esta
determinación del precio medio sea sencillamente deducida del
valor fundado en la determinación por el tiempo de trabajo”.

138
Plusvalor y Excedente

“El Capital....” Libro III, vol. 6, p. 193

“Hemos demostrado, pues, que en diversas ramas de la industria,


en correspondencia con la diferente composición orgánica de los
capitales, y dentro de los límites indicados también en
correspondencia con sus diferentes tiempos de rotación,
predominan tasas desiguales de ganancias, y que también por ello,
a igual tasa de plusvalor, sólo rige para capitales de igual
composición orgánica –suponiendo tiempos de rotación iguales- la
ley (de acuerdo con la tendencia general) de que las ganancias son
directamente proporcionales a las magnitudes de los capitales, y
que por ello capitales de igual magnitud arrojan, en lapsos iguales,
ganancias de igual magnitud. Lo expuesto vale sobre la base que,
en general, ha sido hasta ahora el fundamento de nuestro
desarrollo: la de que las mercancías se vendan a sus valores. Por
otra parte, no cabe duda alguna de que, en la realidad y haciendo
abstracción de diferencias irrelevantes, fortuitas y que se
compensan, la diferencia entre las tasas medias de ganancia para las
diversas ramas de la industria no existe ni podría existir sin abolir
todo el sistema de la producción capitalista Por tanto pareciera
que la teoría del valor resulta incompatible, en este caso, con
el movimiento real, incompatible con los fenómenos
efectivos de la producción, y que por ello debe renunciarse
en general a comprender estos últimos.

Ibídem, p. 224

“Cualquiera que sea la manera en que se fijen o regulen los precios


de las diversas mercancías entre sí, en primera instancia, es la ley
del valor la que rige su movimiento. Cuando disminuye el
tiempo de trabajo requerido para su producción, disminuyen
los precios, cuando aumenta, los precios también aumentan,
si se mantienen constantes las demás circunstancias”

139
Fernando Hugo Azcurra

p. 225 “La suposición de que las mercancías de las diferentes


esferas de la producción se venden a sus valores, sólo significa,
naturalmente, que su valor es el punto de gravitación en torno del
cual giran los precios y hacia el cual se nivelan sus constantes alzas
y bajas”.

p. 227 “Como quiera que estén regulados los precios, resulta lo


siguiente: 1) La ley del valor rige su movimiento, al hacer que la
disminución o el aumento del tiempo de trabajo requerido para la
producción haga aumentar o disminuir los precios de
producción...2) La ganancia media que determina los precios de
producción siempre debe ser aproximadamente igual a la cantidad
de plusvalor que corresponde a un capital dado como parte
alícuota del capital social global”.

p. 250 “El precio de producción incluye la ganancia media. Le


hemos dado el nombre de precio de producción; de hecho, es lo
mismo que A. Smith denomina precio natural, Ricardo precio de
producción, costo de producción, los fisiócratas precio necesario –
aunque ninguno de ellos haya desarrollado la diferencia entre el
precio de producción y el valor- porque a la larga es la condición
de la oferta, de la reproducción de la mercancía de cada esfera de la
producción en particular. También se comprende por qué los
mismos economistas que se revuelven contra la determinación del
valor de las mercancías por el tiempo de trabajo, por la cantidad de
trabajo contenido en ellas, siempre hablen de los precios de
producción como de centros en torno de los cuales oscilan los
precios de mercado. Pueden permitírselo porque el precio de
producción es una forma ya totalmente enajenada y prima
facie no conceptual del valor mercantil, una forma tal como
aparece en la competencia, es decir en la conciencia del
capitalista vulgar, y que por consiguiente también existe en
la de los economistas vulgares”.

140
Plusvalor y Excedente

SEGUNDA PARTE
ABANDONO DE LAS APORÍAS.
ARMONÍA DE LA
PRODUCCIÓN SIN EXCEDENTE NI LEY DEL VALOR

141
Fernando Hugo Azcurra

142
Plusvalor y Excedente

CAPÍTULO 5
Surgimiento del paradigma vulgar neoclásico
Como ya hemos dicho en la Introducción, podría pensarse
que la constitución de la economía neoclásica a partir de los obras
del austríaco Karl Menger (1840 – 1921) “Principios de Economía
Política”, y del inglés William Stanley Jevons (1835- 1882) “Theory of
Political Economy”, en el año 1871, junto con la del francés León
Marie E. Walras (1834 – 1910) “Elementos de economía política pura”
que publica su obra en 1874, se debió a la falta de solución de las
aporías planteadas por la propia economía ricardiana.
Que tal economía no alcanzó a responder a la formulación de
sus propios dilemas teóricos es cierto, pero quienes debieron
hacerlo con posterioridad, no desplegaron un afán de construir bien
lo que no lo estaba o de desarrollar el núcleo más fecundo de su
concepción. No, directamente se dejaron a un lado tales problemas
y el marco teórico-conceptual en el cual se los había elaborado, para
“arrancar de nuevo” y reconfigurarlos en un nuevo marco.
No nos detendremos en formular tesis alguna sobre las causas
del surgimiento de la concepción neoclásica y a la llamativa
circunstancia de haber aparecido como reformulación de la
economía política, de sus planteos, teorías y método de análisis,
simultáneamente en tres economistas tan diferentes en cuanto al
ambiente intelectual y la formación de cada uno de ellos, W. S.
Jevons, en Manchester, ciudad industrial inglesa; K. Menger, en
Viena, tan tradicional, y L.M.E. Walras, en la calma Lausana de
Suiza, cuyo pensador más insigne en la disciplina económica J. C.
L. Simonde de Sismondi (1773 -1842), perteneció a una estirpe
intelectual no sólo completamente distinta sino que ni siquiera
dejara huella en ámbito académico alguno.
Si nos dispusiéramos a enraizar a estos economistas en sus
propias tradiciones nacionales, nada más alejado unas de otras que,
por ejemplo, el empirismo inglés de viejo cuño, en relación con el
clima neokantiano que impregnaba toda la cultura académica

143
Fernando Hugo Azcurra

austríaca finisecular, y de éstas respecto del dominio cuasi


omnímodo del pensamiento claro y distinto del racionalismo
cartesiano francés. Sumemos a ello las etapas diferentes de su
proceso industrial, y tendríamos ya suficientes ingredientes como
para no quedar confinados en explicaciones simples. Pero tampoco
aceptar sin más otras que se basen en el “azar”, en la “genialidad”
o en un supuesto “aire” o “ambiente” de malestar general por la
situación de la economía que hubiera empujado a economistas de
tan diferentes orígenes personales y culturales a un mismo
objetivo.
Economistas como T. W. Hutchison y Mark Blaug han
rechazado de plano las interpretaciones de aquél hecho en
términos de conflictividad de clase que hubieran llevado a estos
intelectuales burgueses dedicados al análisis económico a
replantearse la totalidad del sistema clásico por el avance y desafío
tanto político como ideológico de las clases trabajadoras. Es
posible que tamaño reduccionismo sea, en verdad, demasiado
estrecho y esquemático. Pero de ahí a descartar que tal situación
no haya tenido nada que ver con la nueva formulación, es cuanto
menos, tan estrecha y esquemática como la anterior.
Piénsese que, si bien es cierto que los ambientes nacionales, las
tradiciones filosóficas y científicas de las que nacieron, eran
diferentes y las relaciones académicas entre universidades paras
aquella época eran casi inexistentes, el cuadro de conflictividad
social hacia mediados del siglo XIX afectaba a los países europeos
desde cuyo seno se desprendería la reformulación: Francia, Austria
e Inglaterra. Este último país tenía en desarrollo un movimiento
obrero muy avanzado que si bien no había tomado un camino de
enfrentamiento virulento, planteaba sus reivindicaciones y
mantenía sus exigencias; el primero sería el foco central de las
revoluciones democráticas de 1848 que se difundirá como reguero
de pólvora hacia Austria, Polonia y Alemania.
Todos estos levantamientos populares bajo la bandera de los
trabajadores, la democracia y el socialismo, aterrorizaban a las
clases privilegiadas y exigían ellas el castigo a tamaña “insolencia”

144
Plusvalor y Excedente

junto con la vuelta al “orden”. La represión en Francia con la


matanza de miles de obreros fue el ejemplo paradigmático en 1848.
Todavía habría tiempo para una “insolencia” más con la
insurgencia de los obreros en la llamada “Comuna de París” en
1871 en medio de la guerra franco-prusiana. El surgimiento de la I
Internacional en 1864 en Inglaterra había provocado un miedo
pánico en la clase burguesa europea y acelerado las políticas
represivas. Quizás, pues, sea éste el elemento “identificador” más
fuerte para la aparición del marginalismo, superior a cualquier
diferencia del orden que fuera. Pero esto es materia para una
reconstrucción histórica de la economía como ciencia y del cambio
o modificación de “paradigmas” en la misma, cosa ésta que esta
fuera de nuestros fines.
De todas maneras, el cuerpo doctrinario tal como hoy se lo
conoce, no fue establecido de golpe por los “padres fundadores”
aunque sí puede afirmarse que hacia 1900 la noción e importancia
de la utilidad marginal de origen inglés; el subjetivismo analítico en
la teoría del valor de origen austríaco y la tesis del equilibrio de los
mercados y general en Suiza-Italia determinaron una orientación
única, firme y decidida. Quedaban aún temas que se incorporarían
más tarde, pero ya había un terreno de unanimidad conceptual en
la nueva economía: el cambio ya estaba hecho y sólo había que
desarrollarlo.
Entonces, la “novedad” de la nueva economía, sobre todo en
sus principios, no consistirá tanto en el énfasis sobre los
determinantes subjetivos del valor, de cuya importancia mayúscula,
sin embargo, no cabe dudar un solo instante, sino en hacer de la
utilidad marginal y del equilibrio dos de las columnas
centrales del nuevo análisis y de la nueva economía, en
particular adquirirá relevancia el instrumental matemático
que adoptará.
La nueva economía “marginalista” desplazará, entonces,
completamente su foco de atención hacia otros problemas
surgidos de un replanteo global de la economía y aunque los
términos sean o parezcan análogos a los que utilizara la economía

145
Fernando Hugo Azcurra

clásica, como ya dijimos en la introducción, para nada esto


significará que los economistas neoclásicos estuvieran examinando
los mismos problemas. Por ejemplo, la preocupación central de los
economistas neoclásicos cuando abordaban el problema del valor
consistía en dar con una explicación del fenómeno de los precios
de mercado. M. Blaug dice que “Si hemos de describir el último cuarto
del siglo XIX como un período en que los economistas desarrollaron un nuevo
“paradigma”, la única enunciación defendible del mismo es la concepción de la
determinación de los precios y la asignación de recursos con oferta fija de
factores productivos es el problema económico, descartando en gran
medida o por entero todos los interrogantes referentes a los cambios en la
cantidad y la calidad de los recursos productivos a través del tiempo” (M.
Blaug, “Teoría económica en retrospección” FCE, pp.388-389).
Cuando la nueva economía atacaba la cuestión de la teoría de
la distribución, lo hacían desde los elementos determinantes de la
formación del precio de los servicios productivos de los factores
tierra, trabajo y capital, pasando éstos a ser no otra cosa mas que
un aspecto del problema general de la formación del precio de
mercado. Como se puede apreciar el lenguaje mismo refleja el
cambio analítico y conceptual: el proceso económico se realiza co-
mo combinación de “factores” productivos que “brindan”
servicios para obtener un resultado y por los cuales cada uno de
ellos tiene derecho a recibir una “remuneración”. Constituye todo
un verdadero desplazamiento del objeto de análisis económico y
hasta una nueva definición de la propia economía como disciplina:
“Dada una cierta población con diversas necesidades y capacidades
productivas, en posesión de determinada extensión de tierra y de otros factores
productivos, se requiere la forma de emplear trabajo de modo que maximice la
utilidad del producto” , decía W. S. Jevons, y es una perfecta
descripción de lo que hasta hoy se ocupa la economía neoclásica a
pesar de todas las actualizaciones y presentaciones sofisticadas de
las que hace gala.
Esta modificación en el objeto y finalidad de la economía
desembocó en una “depuración” o “limpieza” del contenido social
que todavía tenían en la escuela clásica las categorías económicas.

146
Plusvalor y Excedente

Y esto se dio en dos aspectos: primero la desvinculación o


eliminación de la relación existente entre “factor” y su propietario,
trabajador-trabajo; capitalista-capital y terrateniente-renta, dejando
sólo el factor, trabajo, capital y tierra como lo decisivo para la
producción y para la economía analítica; en segundo lugar se pasó
a hablar de retribución del factor en base a su productividad y no
retribución al propietario.
Para nuestros fines expondremos la nueva concepción en tres
partes: la primera hará referencia al cambio radical en los
fundamentos epistemológicos que realiza, es lo que en la literatura
se suele mencionar como el cambio de “paradigma” o según
Schumpeter el cambio en la “visión” que es previa a todo planteo y
a todo análisis, (si bien el mismo Schumpeter en su magna opus
“Historia del análisis económico”, afirma que respecto de la “visión”, la
empresa y el capital la nueva economía se movía en el mismo
terreno tradicional de los clásicos, sobre todo de Smith y J. Stuart
Mill), luego nos referiremos al modelo de equilibrio general, y
finalmente trataremos el problema de la ganancia. Aclararemos que
este resumen se asentará en la concepción general que hacia
comienzos del siglo XX muestra ya la nueva economía,
recogiendo, por tanto, los aportes de Bohm-Bawerk; K. Wicksell;
John B. Clark, P.H.Wicksteed; F. von Wieser y no sólo las de los
“padres” fundadores.

147
Fernando Hugo Azcurra

CAPÍTULO 6
Los nuevos fundamentos de la economía
neoclásica
Los cambios fundamentales afectaron las figuras sociales y el
ámbito de sus decisiones económicas. Aparecen como
relevantes de todo el proceso el consumidor y el productor; es el
primero no el segundo el centro dominante de la nueva economía
y no se identifica al productor como capitalista que invierte capital
para obtener un rendimiento sino que las figuras se separan en el
empresario como idéntico a “administrador” de la combinación de
recursos y el capitalista propietario de capital. Estas figuras actúan
además de acuerdo con un criterio de “calculistas racionales” en
sus respectivos ámbitos, esto es, piensan y se mueven en términos
matemáticos de “maximizar funciones”. Maximizar satisfacciones
por medio de una función de utilidad por parte del consumidor;
maximizar ganancias mediante una función de producción por
parte del productor.
El ámbito de sus decisiones se da en el mercado en el cual se
vinculan los consumidores con los “bienes” de consumo como
demandantes y los productores con “oferentes” de tales bienes,
con lo que las transacciones se realizan por medio de los precios
como nexo general de los cambios y realizan el “equilibrio” de
unos y otros como culminación de tales movimientos y núcleo del
examen de la nueva teoría del valor. El principio rector de tal
ámbito es el de mercados competitivos o de libre competencia.
Ahora bien, la determinación de los precios de equilibrio se realiza
en tales condiciones de manera tal que ningún consumidor pueda
aumentar su utilidad sin que con ello produzca una disminución de
la utilidad del resto de los consumidores concurrentes. Es esta la
idea de un óptimo de Pareto del equilibrio general.

148
Plusvalor y Excedente

6.a. Cambios en los fundamentos teóricos

Teoría del valor

Las modificaciones teóricas abarcan o contienen: la teoría del


valor y los conceptos en torno de los procesos de producción,
distribución, circulación y consumo. La teoría del valor se asentó
en principios determinantes de carácter subjetivo y en el valor de
uso para la realización del cambio por medio del cual quienes
cambian obtienen ventajas y no hay base de igualdad en el mismo.
Pero veamos la evolución de la teoría. Hubo varias etapas que
destacan el proceso seguido por la teoría del valor hasta llegar a su
completa eliminación en la actualidad del discurso neoclásico. Las
sintetizaremos del siguiente modo:

1) El valor de los bienes y servicios está, no en


función de la cantidad de trabajo requerida para su
producción, sino de la “utilidad” que surge de la relación
de aquellos con la intensidad de las necesidades de los
consumidores que son quienes “estiman” su valor. De
esta manera se desplaza el análisis del valor desde el valor
de cambio en la concepción anterior hacia el valor de
uso, enfatizando que el cambio entre los participantes es
posible porque ambos desean el valor de uso uno del
otro y sin este requisito no podría producirse relación
alguna de carácter mercantil.

2) El valor de uso se lo concibe como idéntico a utilidad y


ésta, a su vez, nace de la aptitud general los “bienes” para
la satisfacción de las necesidades de los consumidores.

3) La noción de “utilidad”, se erige en principio central y


regulador del análisis. No se trata de una magnitud total
(utilidad total), correspondiente a etapas pretéritas de la

149
Fernando Hugo Azcurra

economía, sino que es de carácter específica, “marginal”,


o sea magnitud de variación incremental de la total.

4) El proceso de cambio según lo anterior se convierte en


“ley” de derivación marginal de la curva de demanda, o
sea de uno de los factores componentes del mercado y
de su equilibrio. Esta forma suponía que la utilidad era
medible cardinalmente, pero como la crítica interna de la
misma nueva concepción señaló que esto era imposible
se abandona la pretensión de un equilibrio cardinal del
consumidor y de la fundamentación de la curva de
demanda sobre tal supuesto.

5) Surge la etapa de las preferencias y las curvas de


indiferencia de Wilfredo Pareto, para superarla, también
con su equilibrio del consumidor sobre la base de un
“orden” de comparaciones de satisfacción y no de
utilidades, nació la etapa “ordinal” de la teoría, pero esta
exposición de Pareto fue prontamente reemplazada por
la exposición hecha por John R. Hicks y su tasa marginal
de sustitución, que apuntó a eliminar totalmente
cualquier aire a utilidad que aún se encontraba, según él,
en Pareto mismo.

6) Los desarrollos analíticos posteriores de Paul Samuelson,


se hacen sobre un pura “lógica de la elección”. Es la
conocida “teoría de la preferencia revelada”.

7) Finalmente el análisis del mercado y de su equilibrio esta-


ble se convierten en el objetivo central de la explicación
económica, por tanto los precios, su determinación
empírica, ocupan el lugar del análisis Todo se hace ya sin
recurrir a utilidad, necesidad, gustos, sino en la
exposición de la “preferencia revelada” de Samuelson
sólo a lo “dado” en el mercado, a lo observable en él por

150
Plusvalor y Excedente

la decisión mostrada por el consumidor al adquirir. “Ha


quedado probado en forma convincente que el concepto de utilidad
es superfluo para la teoría de los valores de equilibrio” (J. A.
Schumpeter, “Historia del análisis económico”, FCE, tomo II,
p. 247). De esta manera queda eliminada la necesidad de
una ley del valor o teoría del valor para esta concepción y
se la deja confinada exclusivamente a un problema de
carácter filosófico perteneciente al ámbito de lo “moral”
que sí trata de valores pero sin tener nada que ver con el
análisis económico.

Equilibrio

Es ésta una de las nociones más importantes del arsenal


analítico del pensamiento neoclásico. Partiendo de que el ámbito
por excelencia de los fenómenos económicos son los mercados,
los considera siempre del mismo modo: la oferta y la demanda
confrontan y se ajustan mutuamente por medio del mecanismo de
los precios, es decir llegan a una situación de equilibrio. Estos
mercados son interdependientes y luego de las oscilaciones a que
dan lugar en cada uno se alcanza un equilibrio general de la
economía. La economía capitalista es pues una economía que
busca, tiende y logra, si todo funciona adecuadamente, hacia el
equilibrio y cualquier situación fuera del mismo sólo constituye un
“desvío”, una “imperfección” y en los casos más testarudos, el de
las crisis, son “excesos” que el propio mercado eliminará si se
permite que actúen los mecanismos correctores de la ley de oferta y
demanda en condiciones concurrenciales.
Aquella noción no es sino la vigencia de la llamada “ley” de
Say, que junto con “ley” de los rendimientos decrecientes, son
tomadas también de la economía clásica, la primera referida a la
necesaria adecuación de la oferta global con la demanda global de
bienes y servicios, con lo cual se da el equilibrio económico y no
hay lugar para desajustes, como no sean temporarios y parciales, ni
para la aparición de crisis. La segunda referida a la combinación de

151
Fernando Hugo Azcurra

factores en los que uno se mantiene constante y el otro es el que


varía dando resultados incrementales pero decrecientes.
El concepto de producción experimentó un profundo
cambio cuyas características principales pueden ser resumidas así:
a) parte de concebir un “stock” fijo inicial de recursos, que deben
ser, b) “asignados” de modo óptimo, mediante un contexto de, c)
libre cambio de bienes y servicios, lo cuales d) tendrán su
remuneración de acuerdo a la productividad marginal con que han
contribuido al proceso productivo, proceso que permite, e) la
“sustitución” de factores de producción, y f) la producción misma
se despliega en una sola dirección y sentido: desde los factores
productivos eficientemente combinados en sus proporciones,
hacia los bienes finales, sin que los insumos y sus particularidades
en el proceso entren en consideración.
Todos estos elementos desembocarían en la elaboración de
una “función de producción intertemporal”, cuyo primer creador
fue W.S. Jevons construyéndola de modo que cada insumo y cada
producto se distinguieran por el momento en que se dan; luego le
siguieron Bohm-Bawerk y K. Wicksell, siendo éste último el nexo
entre la formulación primera y la que luego se difundiría como
resultado de la autoría de Cobb y Douglas o función de
producción Cobb-Douglas, que tendría una aceptación insólita por
parte de la escuela marginalista en el tema del proceso de
producción, claro que sujeta a las restricción de que sea una
función homogénea de primer grado más el agregado de la
hipótesis según la cual la derivada parcial del “factor capital” K sea
idéntica a la “tasa de ganancia”. La nueva economía no tuvo
ningún reparo en concebir que la denominada función de
producción tuviera validez tanto en el ámbito microeconómico
como en el contexto de agregación o macroeconómico.
En relación con el concepto de distribución, a lo ya dicho
antes agreguemos que esta nueva concepción de la economía
estableció que los ingresos de los factores productivos (tierra,
trabajo, capital) no era otra cosa que una “retribución” o
“compensación” a ellos y no a los propietarios, que surge o se da

152
Plusvalor y Excedente

por la contribución de cada uno de ellos a que el proceso se realice


adecuadamente. De manera que todos los factores son igualmente
“productivos” sin que pueda observarse que uno esté por encima
de otro, o que alguno de ellos “se quede” con alguna porción que
le correspondiere a otro. Puede advertirse que producción y
distribución son conceptos muy estrechamente unidos, pero hay
quienes aclaran que la noción de productividad marginal de los
factores es en rigor más una teoría de formación de los precios de
tales factores no una teoría de la distribución.
El concepto de circulación, plasmó en un denominado “flujo
circular del ingreso” que se hace vincular históricamente con los
“tableau” de Quesnay del siglo XVIII, constituido por flujos,
nominal y real, que establece nexos entre mercados de bienes y
servicios y de factores, en los cuales es enfrentan las familias, las
empresas, el Estado y el sector externo. De hecho la base real no
es otra cosa que el intercambio de mercancías y dinero como
expresión del movimiento general del capital, pero que aquí se los
presenta sin ninguna conexión con éste, sino como instituciones,
mercados y precios.
Elaborado como “teoría del consumidor” el concepto de
consumo, es el último, definitivo y más importante escalón del
proceso económico. Las decisiones de los empresarios sólo
responden a las demandas de los consumidores deseosos de
satisfacer sus necesidades, y éstos se encontraran en condiciones
de alcanzar tal finalidad cuando se hallen en “equilibrio” entre
necesidades, el presupuesto con el que cuenten y la correcta
“asignación” del mismo ante cada bien y/o servicio que
demanden, que es otra forma de decir que están maximizando su
función de utilidad.

6.b. Supuestos de análisis

En cuanto a la estructura analítica y sus supuestos la economía


neoclásica introdujo conceptos tales como:

153
Fernando Hugo Azcurra

Mercados de libre concurrencia. Es el espacio vital y


característico de desempeño de los hechos económicos y, sobre
todo, el verdadero representante de la “sana” y “buena”
economía”, porque allí los agentes económicos se muestran en las
condiciones de libertad y propiedad adecuadas en la consecución
de sus objetivos. Atomización, homogeneidad del producto,
transparencia de información, movilidad del capital, libre
contratación y uso del factor trabajo, son sus elementos
sobresalientes. Todo esto es la base para que los “agentes” u
“operadores” se desenvuelvan en condiciones de “flexibilidad”
puestas por el funcionamiento de la “ley” de la oferta y de la
demanda.
Función del dinero. Es ésta una concepción que la nueva
economía recibe de Smith-Ricardo y la inscribe en su estructura sin
mayores modificaciones. El dinero se lo define por lo que
consideran su propiedad más importante: la de ser medio de
circulación. Es demandado sólo para operar en las transacciones
como intermediario y acceder a la posesión de los bienes que se
necesitan, por lo que no es requerido por sí mismo. Esto como
significación derivada consiste en que el dinero es “neutral” en el
proceso de las transacciones, sólo es un “rodeo” para alcanzar los
bienes y servicios. Pero como a pesar de todo el dinero varía en su
valor es preciso levantar el “velo monetario” de las transacciones
para examinar los cambios a sus precios relativos y no aquellos
monetarios que da el uso del dinero. Pasa también junto con esta
concepción la teoría cuantitativa que establece un vínculo entre la
cantidad de dinero en circulación y el nivel de los precios, pero no
en la versión clásica sino en aquella que le da I. Fisher en su
conocida ecuación de cambio y de la cual la Universidad de
Cambridge dará su propia versión.
Función de los precios. Se les concede la función de ser
indicadores de “escasez” en los mercados y al mismo tiempo
actúan como verdaderos “asignadores óptimos” de los recursos y
factores de producción, se constituyen en “señal” y “guía” para la

154
Plusvalor y Excedente

toma de decisiones de los empresarios, siempre en condiciones de


mercados competitivos, o sea de “flexibilidad” de sus niveles.

155
Fernando Hugo Azcurra

6.c. Nociones operativas

En cuanto a las nociones operativas e instrumentales


aparecieron: a) el cálculo marginal, b) funciones lineales de
maximización, c) la noción de sustitución entre los factores de
producción, y d) productividad marginal de un factor, basado en la
“ley” de los rendimientos decrecientes, extendidos a todos los
factores de producción, realización ésta llevada a cabo sobre todo
por J. B. Clark.
Habiendo hecho esta exposición panorámica de los cambios
efectuados a la economía política, que ya no será más tal, sino
“ciencia económica” o “economía” (en inglés “economics” o sea
“económica”). Diremos que la nueva economía o economía
neoclásica, si bien tiene puntos de contacto con la escuela clásica,
no significa que sea una prolongación o desarrollo evolutivo de la
misma. Hemos dicho ya que se propuso partir ex novo y construyó
en verdad una concepción de la economía, su objeto, método,
problemas y teorías completamente diferentes de todo lo anterior.
No alcanza con decir que en materia de teoría del valor y de la
distribución se produjo una “revolución” pero que en el resto los
neoclásicos se movían en el mismo terreno que los clásicos (visión,
empresa y capital) tal como sostiene Schumpeter en su Historia del
análisis económico (F.C.E. tomo II, cap. VI, pp.121 y ss).
Hemos visto que la “visión” no era (ni es) la misma, la
concepción de la empresa y del empresario tampoco eran iguales, y
aun la definición del capital sufrió grandes modificaciones, y por
tanto su función y su “retribución”. Examinando con más
detenimiento, podríamos decir que los puntos de los clásicos que
perduraron o pasaron (siempre con modificaciones) son aquellos
que constituían en ellos los aspectos menos desarrollados
teóricamente (Marx diría los vulgares), en tanto que aquellos
seriamente encarados en torno del salario, la ganancia, la demanda
efectiva, las crisis, acumulación del capital, etc. fueron dejados a un
lado o tan reformulados que están totalmente desfigurados.

156
Plusvalor y Excedente

El cambio de paradigma, guste o no, fue total. Por supuesto


cambio de paradigma, en cualquier disciplina, no significa de hecho
tirar absolutamente todo lo anterior sino inscribir en una
concepción diferente los antiguos planteos, problemas y teorías.
Algunos se reformulan, otros se eliminan y finalmente surgen
nuevos que en la concepción anterior no podían aparecer. Y así fue
en la economía, pero lo que pasó de los clásicos a los neoclásicos
no fue ni lo mejor ni lo más importante, por eso la transformación
aparece como una “revolución” que se desprende de toda la etapa
anterior y “construye” algo nuevo quitando importancia a las clases
sociales y sus conflictos, por una pretendida disciplina “deductiva”
rigurosa por medio del álgebra.

6. d. Qué pasó de la teoría clásica al Marginalismo

A pesar de que se trató siempre de presentar al marginalismo


como una “revolución” que superaba las incongruencias y
concepciones rudimentarias de la escuela clásica, muchos
conceptos fueron tomados por éste de aquél y de no poca
importancia. Haremos una somera enumeración. Primero y
principal la “ley” de Say como criterio de equilibrio y estabilidad de
los mercados; segundo, los mercados libres en su funcionamiento
por tanto vigencia de la “ley” de oferta y de demanda que se puede
sintetizar como mercados con “flexibilidad” de precios, siempre se
mueven y “ajustan” automáticamente ante variaciones de precio y
cantidad. Tercero, la teoría del dinero como en su mera función de
medio de cambio o de circulación, por tanto sin incidencia en las
transacciones reales: neutralidad pues y necesidad de levantar el
“velo monetario” para examinar los movimientos entre bienes.
Cuarto, el capital considerado como medio de producción escaso
de allí su valor y su derecho a un ingreso; Quinto, considerar el
ingreso del capital como premio por afrontar el riesgo de la
inversión.

157
Fernando Hugo Azcurra

158
Plusvalor y Excedente

CAPÍTULO 7
El modelo de equilibrio general
La versión más difundida de esta “nueva” economía, al menos
hasta mediados de los años treinta del siglo XX, fue la realizada
por Alfred Marshall, por su carácter integrador de las novedades
más trascendentes de la misma junto con la rigurosidad analítica
con fue expuesta. Pero poco a poco la obra de León M.E.Walras
fue ganando terreno por la utilización del instrumental matemático
y concebir la economía capitalista como una lógica de los
fenómenos de mercado sujeta a la existencia de coeficientes de
transformación o coeficientes de producción con lo cual su
pensamiento se mostraba de manera patente como un modelo de
intercambio puro, o sea un análisis de las transacciones
económicas en el cual todos los mercados que constituyen el
ámbito de aquellas se consideran de forma inmediata y simultánea
como una situación general de equilibrio. Hacia mediados de los
años cincuenta del siglo pasado (XX) esta construcción neoclásica
experimenta un “refinamiento” que desarrollará aún más la
utilización de instrumentos matemáticos sofisticados y poderosos,
procediendo a una prolija exposición de las teorías.
Esta teoría o concepción refinada del equilibrio económico
general mantiene y profundiza las características fundamentales
que la ligan con la antigua concepción del siglo XIX – XX. Parte
de concebir un estado económico estacionario, insiste en las
condiciones de la “competencia perfecta” como base ineludible
del análisis; reitera el supuesto de pleno empleo de los recursos;
mantiene los rendimientos constantes a escala; sostiene
expectativas rígidas empresariales (certidumbre); y acepta
tecnologías diferentes como sustituciones maleables. A ello debe
añadírsele que el problema de la distribución está íntegramente
comprendido como problema de la determinación de los precios
de equilibrio, o sea aquellos precios que materializan la igualdad de
demanda y oferta en todos los mercados.

159
Fernando Hugo Azcurra

La determinación de los precios de equilibrio se constituyó en


el cometido central de la teoría. En este modelo económico, como
ya lo hacía la vieja concepción neoclásica, son presentados los
“agentes” u “operadores”: “las familias” y “las empresas” pero con
un grado mayúsculo de obviedad inmediata y adventicia. Cada
familia posee una dotación de recursos en las que se incluye
diferentes calidades de trabajo y decide sobre la base de sus
propias preferencias qué cantidad de bienes y servicios ofrecerá y
qué cantidades de bienes y servicios demandara en los mercados.
Las empresas cumplen el papel de ser agentes que toman
decisiones respecto de la producción y oferta de productos por un
lado, y de adquisición de medios de producción y servicios
productivos, por el otro. Dadas las preferencias y recursos de todas
las familias y, dada también la tecnología de las empresas, las
decisiones de los sujetos independientes que constituyen el sistema
económico son funciones únicamente de los precios de todos los
bienes y de todos los servicios. Aquí siguen muy de cerca a Walras.
En otros términos, cada sujeto despliega diferentes programas
de compras y ventas para cada distinta lista o tabla de precios que
se le presentan; las familias, naturalmente, despliegan su propio
programa de modo que alcancen a maximizar la utilidad
(precisamente definida a partir de las preferencias); y las empresas
intentando maximizar la ganancia. El cometido central de la
teoría no es otro que el de establecer la existencia de un
conjunto de precios para los cuales los programas de todos
los sujetos independientes sean compatibles, es decir, en que
la demanda y la oferta sean iguales en todos los mercados.
Lo importante es que no se trata de de analizar el mecanismo
de los intercambios efectivos que tienen lugar o se realizan en los
mercados reales y en el transcurso del tiempo. El objetivo del
análisis económico general es únicamente la compatibilidad de las
decisiones independientes tomadas por cada uno de los operadores
o agentes que constituyen el sistema económico. En tal planteo las
eventuales divergencias entre demanda y oferta son puramente

160
Plusvalor y Excedente

hipotéticas o “nocionales” de la misma manera que las variaciones


de los precios considerados.
Las hipótesis que se formulan sobre el comportamiento de los
sujetos y sobre la tecnología no agregan para nada realismo alguno
a este enfoque. Por tal razón es altamente improbable que esta
teoría pueda ser tomada como una descripción de la realidad
capitalista actual, situación que los propios sostenedores no
ignoran y afirman que en ciencia no obstante este tipo de teorías
abstracto-matemática son sin dudas de una gran importancia no
sólo teórica sino práctica, si bien no pueden ni deben contrastarse
de manera ingenua e inmediata con la realidad ya que no aspira a
ser un una descripción intelectual de lo real (Véase G. Debreu,
Teoría del valor, Bosch editores; K. Arrow y F.H. Hahn, General
Competitive Analysis, Oliver & Boyd, 1971).
Como fue la obra de León M.E. Walras la que inauguró esta
formulación y constituyó la base de los posteriores refinamientos,
pasaremos a exponer las características generales del “sistema
walrasiano”.
Se trata de un sistema de relaciones lógicas o también de
condiciones que determinan los valores de equilibrio de las
variables económicas, es decir que determinan los precios de
todas las mercancías incluyendo los llamados “factores de
producción”, y las cantidades de tales mercancías y factores que
son comprados por los consumidores, bajo el supuesto de la libre
competencia tal como se dijo antes.
Dado que la determinación de estos valores está vinculada con
la determinación de los ingresos (réditos) de los consumidores y de
las diferentes categorías sociales del sistema económico, esta teoría
del equilibrio económico general abarca al mismo tiempo la teoría
de la distribución del ingreso. El resultado no es otro que el de una
estructura lógica en la que las variables económicas mantienen
relaciones de recíproca dependencia y están simultáneamente
determinadas en condiciones de equilibrio estático.
¿Cómo están clasificadas, por así decir, las actividades
económicas del sistema capitalista y de los sujetos cuyas mutuas

161
Fernando Hugo Azcurra

conexiones sostienen al mismo? Hay una primera diferenciación


importante que se hace entre capital e ingresos (Réditos). Con la
denominación de capitales Walras entiende cualquier “bien
económico” que pueda ser usado durante más de una vez en el
proceso productivo, o sea, una forma de riqueza social que no se
consume en el primer uso; por ingreso (réditos) hace referencia a
aquellos bienes que se consumen en una sola vez o de inmediato.
El capital Walras lo divide en tres categorías: a) capital
inmueble (la tierra); b) capital propiamente dicho o bienes de
capital (maquinaria, edificios, equipos, instalaciones, etc.), y c)
capital personal, así denominado a quienes disponen de
determinadas capacidades o fuerza de trabajo. Los ingresos o
réditos se refieren a los “servicios de los bienes de capital” o sea
los “usos” de los tres tipos de capital durante cierto período, los
bienes de consumo y las materias primas o productos
intermedios que se utilizan en el proceso de producción de
mercancías.
Puede advertirse que el capital, en la concepción de Walras,
sirve para usos sucesivos, y cada uno de tales usos se lo concibe
como un rédito o servicio. Es importante esta diferenciación por
cuanto en la teoría de la producción de Walras los empresarios no
son los propietarios de los bienes de capital sino que ellos sólo demandan
“servicios” de los factores, o sea el uso temporario de “recursos”
productivos escasos.
La determinación del equilibrio general se alcanza mediante un
procedimiento de “aproximaciones sucesivas”, (tâtonnement,
“tanteos”), conformado por cuatro niveles o estadios. El primer
nivel o estadio del sistema lo constituye la teoría del intercambio,
en el cual se examinan la determinación de las cantidades
intercambiadas y los precios de los bienes de consumo. En el
segundo nivel o estadio se expone la teoría de la producción, y
en él se determinan las cantidades intercambiadas y los precios de
los “servicios del capital” en todas sus modalidades, como también
precios y cantidades de las materias primas utilizadas por las
empresas.

162
Plusvalor y Excedente

Las hipótesis que se establecen por el análisis son: 1) todo


consumidor o productor del sistema se comporta según pautas de
racionalidad económica que consiste en que persiguen la
maximización de un objetivo; satisfacción en un caso, producción
en el otro; 2) el proceso de producción se despliega de acuerdo con
coeficientes técnicos fijos de producción, lo que significa que la
cantidad de los factores de producción que se usan en la
producción de una unidad de mercancía sea constante; que las
empresas sean todas de igual dimensión productiva y que el
precios de las mercancías sea igual al punto de intersección entre el
costo total medio y el costo marginal, de manera que la empresa
no obtenga ganancias ni pérdidas (ne faisant ni bénefice ni perte); 3) se
consideran como dadas y constantes las cantidades de los bienes
de capital en un sistema cerrado (sin comercio exterior).
El tercer nivel o estadio, es el que corresponde a la “teoría del
capital”, que es en el que se examina la formación de los nuevos
capitales, fundamento de la teoría del interés, es decir en el cual
se tratan de la cantidad producida de los bienes de capital (capital
propiamente dicho) y de sus precios. El cuarto nivel o estadio es el
del dinero que se integra con los tres anteriores y se coordina en
una síntesis general. El dinero para Walras es un elemento de su
teoría del capital, por eso en las etapas anteriores del análisis trata
los fenómenos económicos como el de un mundo sin dinero. Los
precios son medidos en términos de un numerario, una simple
unidad de cuenta y no como medio de cambio.
Aquí es donde aparece su concepto de “encaje deseado” por
cada agente u operador por los motivos circulación y ahorro, que
constituye una demanda de servicios de aprovisionamiento (o
abastecimiento) a partir de un volumen de transacciones previstas.
Tal demanda de dinero existe sencillamente porque es más
cómodo conservar encajes para cambios futuros que procurarse el
efectivo ante cada necesidad que de él se tenga. El dinero poseído
cumple un servicio, exactamente de la misma manera que lo hace
cualquier otro inventario de bienes.

163
Fernando Hugo Azcurra

Las relaciones examinadas en los cuatro niveles o estadios


unen a todos los agentes u operadores (clases sociales):
terratenientes, capitalistas y trabajadores. Todos ellos “ofrecen” en
el mercado los servicios de sus respectivos capitales y demandan a
cambio los bienes producidos por las empresas. Los empresarios
compran los servicios de los capitales y las materias primas
necesarios para llevar a cabo el proceso de producción; ahora bien,
los propietarios de los capitales que ofrecen sus servicios, en
cuanto consumidores compran los bienes de consumo producidos
y en cuanto ahorristas compran los bienes de producción
producidos.

Anexo formalizado elemental del sistema walrasiano

I) Símbolos

1) Productos terminados en un número m,


consumidos en un período determinado: A, B, C…,
(período igual m = 3)
2) Servicios de los bienes de capital por unidad de
tiempo en número n (n = 3): T,P, K…
3) Función de “escasez” o de utilidad marginal de
cada sujeto o individuo, tanto para bienes de consumo
como los servicios de los capitales: u = f(q)
4) Precio de los bienes de consumo: pa, pb, pc y,
precios de los servicios de los capitales: pt,pp,pk…
5) Cantidades iniciales de servicios poseídos por los
sujetos o individuos: qt, qp, qk…
6) Cantidades ofrecidas de servicios: ot, op, ok…
Cantidades de bienes de consumo demandadas a precios
de equilibrio: da, db, dc…

164
Plusvalor y Excedente

7) Coeficientes técnicos fijos de producción, o sea cantidad


de los diferentes factores T, P, K…, que son utilizados
para la producción de una unidad de cada mercancía o
producto A,B,C….

Ecuaciones del intercambio general

De acuerdo con el principio de “maximización de la


satisfacción” se requiere que las utilidades marginales de los bienes
y servicios comprados sean proporcionales a sus precios, se
tendrán n relaciones ecuacionales para los servicios productivos de
cada sujeto, donde pa = 1:

Ft (qt – ot) = pt fa (da)


Fp (qp – op = pp fa (da)
…………………….

Y da m – 1 ecuaciones para los bienes ya que la ecuación para


el bien A, el numerario, se suprime:

fb (db) = pb fa (da)
fc (dc) = pc fa (da)
…………………….

Para cada sujeto tiene que valer la ecuación de equilibrio


siguiente:

Ot pt + op pp + ok pk = da + db pb + dc pc

De manera que existe un conjunto de m + n ecuaciones que


deben ser resueltas para las m + n incógnitas (ot, op…,da, db….)

Ecuaciones de la producción y del cambio

165
Fernando Hugo Azcurra

El equilibrio general del mercado se determina por los sistemas


de ecuaciones siguientes:

a) cantidades de servicios ofrecidos en función de los precios:

Σot = Ft (pt,pp,pk…, pb,pc,pd…)


Σop =Fp (pt,pp,pk…, pb,pc,pd…)
……………………………………..

En total n ecuaciones.
b) cantidades de bienes demandados en función de los precios:

a) Σ db = Fb (pt,pp,pk…, pb,pc, pd…)


b) Σ dc = Fc (pt,pp,pk…, pb,pc,pd…)
……………………………………….

En total m ecuaciones.

Las cantidades de servicios que se usan tienen que ser iguales a


las que se ofrecen. Y sabiendo que:

Σda = Da, Σot = Ot, etc, se obtendrá:

atDa + btDb + ctDc = Ot


apDa + bpDb + cpDc = Op
…………………………………

En total n ecuaciones.

Y para concluir los costos de producción tienen que ser


iguales a los precios de los m bienes finales:

166
Plusvalor y Excedente

at pt + ap pp + ak pk = 1
bt pt + bp pp + bk pk = pb
………………………………..

En total m ecuaciones.

En el sistema hay pues un total de 2m + 2n ecuaciones, de


las que una por la ley de Walras es dependiente de las otras. De
manera que las ecuaciones independientes son en total 2m + 2n –
1 y son iguales en número a las incógnitas del sistema que debe
determinarse:

Incógnitas Número

1) Cantidades de los servicios de los


Capitales ofrecidos (Ot, Op…,) n

2) Cantidades demandadas de los bienes


Terminados (Da, Db …,) m

3) Precios de los servicios (pt, pp, pk…,) n

4) Precios de los bienes terminados (pb,pc…,) m–1


___________
2m + 2n – 1

El equilibrio es posible.

167
Fernando Hugo Azcurra

CAPÍTULO 8
Los “nuevos” conceptos vulgares de capital,
ganancia e interés
8.a. El problema del capital y del interés

La fuente del debate y de las controversias teóricas en el campo de


la Economía Política, a raíz de la formulación marginalista, se
planteará en su nivel más profundo, no tanto en la fijación de los
precios y el equilibrio de los mercados, dando a entender como
supuesto analítico que el capitalismo es una economía armónica y
estable que sólo experimenta fluctuaciones temporales, sino en
torno de uno de los planteos más duros e importante: ¿de dónde
procede ese excedente, plusvalor o interés, y que de manera permanente va a
para a manos de los propietarios del capital? O sea si las ganancias, la
renta y el interés, constituyen un excedente del que pueden
apropiarse los dueños de los medios sociales de producción (Mp)
como consecuencia del poder que concede precisamente la
propiedad de tales medios a la clase empresarial capitalista,
posición ésta que corresponde a la economía clásica y Marx. O si
deben ser considerados como un “rendimiento” específico de
determinado “factor” de producción.
En este último caso, que es la posición del marginalismo, ya no
se trata de que ganancia, renta e interés sean fragmentos de un
todo excedentario que se apropian empresarios industriales
(ganancia), terratenientes (renta) y capitalistas financieros (interés),
sino que se intentará atribuir cada rendimiento como una
compensación por su contribución al proceso económico a cada
“factor” y no a la propiedad del factor, o sea se lo concibe con
independencia de las clases que lo representan.
Fue este un afán persistente de los economistas marginalistas.
Apuntaban siempre a rescatar al “capital” como un “factor”
productivo en igualdad de importancia y función que el del trabajo
asalariado y la tierra. Ningún factor tendría que estar por encima de

168
Plusvalor y Excedente

los otros, de esta manera todos se convertían en necesarios e


irreductibles. Tanto en el proceso de producción como en el de
distribución el capital debía aparecer con toda fuerza subrayando
su papel decisivo junto con los otros dos.
Pero al así hacerlo asignaba la ganancia cual si fuera el precio
de un factor específico, que surgía del uso que de del mismo
hiciera quien lo demandara y que debía pagar para dedicarlo a la
producción de “bienes y servicios”. Y aquí surgían algunos
problemas: ¿la ganancia era el precio de qué específico factor? Si se
respondía que tal factor era “el” capital se planteaba entonces el
interrogante ¿el interés precio de qué factor específico es? De
manera que el tratamiento de la ganancia y del interés
desembocaba en la necesidad de identificar, en principio, el factor,
y en segundo lugar una vez hecho esto determinar que cosa era
exactamente tal factor. Todo esto era en realidad enfrentar la
teoría del capital y de la ganancia. ¿Cómo encaró el
marginalismo el planteo y qué solución le dio? Veamos.

8.b. El planteo de los clásicos y de Marx

Como ya ha sido expuesto en el capítulo Introductorio y en el


capítulo I, tanto en Smith como en Ricardo, ganancia, renta e
interés del capital, aparecen o se muestran como simples
“deducciones” del valor del producto del trabajo asalariado, de
manera que el origen de tales categorías tienen su base en la
apropiación de una parte del valor total producido por el trabajo, y
apropiado por la sencilla razón de ser los empresarios propietarios
del capital bajo cuyo dominio se desenvuelve el proceso global de
producción. Esta fracción del valor producido es, entonces,
concebido como excedente o como residuo. Como excedente
luego de la reconstitución del valor de la fuerza de trabajo
asalariada (Ft) expresada en el valor de los medios de vida y
subsistencia del trabajador y de su familia; como residuo porque
luego de abonar a los trabajadores precisamente su salario, queda
un remanente.

169
Fernando Hugo Azcurra

El planteo de Marx, continúa esta senda y desarrolla hasta su


culminación lógica el mismo. Para él la diferencia entre el valor del
producto final y el valor de la fuerza de trabajo, constituye el
plusvalor como categoría general del excedente y las formas en que
se descompone son la de ganancia empresarial, interés del capital
de préstamo y renta territorial. El dinero adelantado (invertido)
para ser fructificado en las condiciones de los trabajadores
asalariados no propietarios y los capitalistas como propietarios no
trabajadores, constituye una relación social de valorización del
dinero y por lo mismo actuando como capital. Así el capital no es
una cosa sino una relación social productiva, dentro de la cual
mercancía y dinero se transforman en capital. Por eso tanto una
como el otro aparecen como “capital”, se constituyen en medios
idóneos para los propietarios de los medios de producción de
adelantar valor como dinero y mercancías para recuperarlo luego
acrecentado, que en la fórmula más sencilla del movimiento
general del capital individual en Marx toma la siguiente forma:

D – M … P … ∆M – ∆D

8.c. La explicación marginalista

Esta forma de abordar el proceso de producción y de


movimiento general del capital fue desechado rotundamente por la
economía neoclásica. Consideró un planteo erróneo el hacer
derivar la ganancia de los empresarios de un excedente apropiado
por ellos a expensas de la explotación de la fuerza de trabajo
asalariada. Y lo que intentaron fundamentar residió en reformular
completamente la teoría del capital y el origen de la ganancia.
Establecieron que debía hacerse una clara diferenciación entre
el interés del capital y la ganancia del empresario. Fue J. B. Say uno
de los primeros en sistematizar tal diferenciación, el empresario
compra según él, los “servicios productivos” de los trabajadores,
del capital y de la tierra, a los cuales remunera o paga por el uso

170
Plusvalor y Excedente

que hace de ellos para llevar a cabo el proceso de producción de


mercancías.
Esta posición será la que ganará terreno en la nueva economía
en sucesivas formulaciones. Por ejemplo en el caso N.W. Senior
quien fundará el origen de la ganancia en la conocida concepción
de la “abstinencia”, esto es el empresario capitalista se abstiene de
consumir su capital y lo desplaza hacia lo futuro, por lo cual
“debe” recibir o tiene derecho a percibir una remuneración. En
este sentido la nueva economía afirmaría que la ganancia del
empresario debe comprender como mínimo la recompensa de los
siguientes tres componentes: intereses del capital, prima de riesgo,
y el salario de administración del capital o salario por el trabajo del
empresario propiamente dicho, de manera que el trabajo del
empresario, como el del trabajador común asalariado, tiene que ser
pagado por tal esfuerzo. Esta fue la posición de Hans von Mangoldt
(1824 – 1868).

8.d. Capital y ganancia en John Bates Clark

Ahora bien, la teoría que ganó aceptación general respecto del


tema fue la que se basó en la productividad marginal del capital
que aparentó darle una explicación “racional”, y esto fue obra de
John Bates Clark. Para él la ganancia del capital está plenamente
justificada ya que el capital es productivo, la ganancia no es un
robo sino un hecho completamente natural como compensación
por su contribución a la generación de riqueza económica. Más
aún la compensación o remuneración del capital se explica
exactamente de acuerdo con los mismos principios que explican el
salario del trabajador: el principio de la productividad marginal de
los factores de producción.
Pero Clark se topará de inmediato con la necesidad de
establecer con claridad qué es el capital entonces, ya que si bien en
el caso del trabajo se puede hablar de horas-hombre para vincular
si sombras de dudas el salario, y en el caso de la renta territorial se
trata de hectáreas de tierra de determinada fertilidad, ¿de qué se

171
Fernando Hugo Azcurra

habla cuando se establece la relación ganancia-capital, o a qué se


refiere la afirmación de que la ganancia es el precio o el ingreso del
“capital”?
Pues bien Clark enfrenta el problema sosteniendo que hay dos
modos diferentes de entender el capital. Hay una primera acepción
que determina como capital al conjunto de los bienes de capital que
requiere el proceso de producción (maquinarias, equipos, instalaciones,
mat. primas, etc.). Es ésta una determinación de carácter físico,
técnica o material del capital y por tanto esencialmente
heterogénea. La segunda acepción de Clark la refiere a un flujo de
riqueza productiva. Este es una determinación general, abstracta, que
se refiere a una cantidad o fondo de capacidad productiva a la que
Clark llamó “Capital Puro” y la consideró como si fuera de
carácter homogéneo y divisible. Clark a pesar de pensar este
segundo concepto como de carácter general, le dio un sentido
también físico como en el primer caso.
Para explicar su idea del Capital Puro, Clark la comparó con el
ejemplo de una catarata, la cual en una determinada unidad de
tiempo está constituida por una multitud de gotas de agua, que se
desplazan e inmediatamente son seguidas por otras, y sin embargo
la “entidad” catarata sigue siendo la misma. Pues del mismo modo,
afirma Clark, el capital puro, puede ser concebido en un corte
analítico temporal compuesto de mercancías-capital específicas que
son usadas, consumidas y reemplazadas por otras , pero el capital
puro es una unidad subsistente en todo momento. Clark creyó,
erróneamente, que había establecido con seguridad la existencia de una entidad
física homogénea, la de un factor productivo permanente cuya propiedad
consiste en dar un rendimiento neto: el capital.
Debe señalarse que Clark sostuvo también que el pago por la
administración no era una ganancia del capital sino un salario ya
que el pago por el uso del capital es el interés siendo la ganancia el
remanente que queda una vez remunerado los demás factores.
Supuesto que la economía capitalista se caracteriza por la existencia
de mercados competitivos, la función de producción agregada
tiene que ser linealmente homogénea de primer grado, con lo cual

172
Plusvalor y Excedente

no habría ganancias o como se suele decir la ganancia es cero, de


aquí la expresión de rendimientos a escala constantes. La teoría de
la productividad marginal del capital y su remuneración para toda
la tradición posterior se asentó en la concepción del capital como
valor y no como una entidad física específica, fuente futura de
encendidos debates y preanuncio de un derrumbe teórico de la
economía neoclásica en manos de J. Robinson, la escuela italiana
de Cambridge y en particular Piero Sraffa.

8.e. Capital e interés en E. von Böhm Bawerk

Veamos ahora las grandes contribuciones de Bohm-Bawerk


sobre el tema que estamos exponiendo y que se refieren a sus
teorías del interés y del capital. El concibe, como si se tratara de
una visión preanalítica, que una característica de la condición
humana y de su comportamiento social es la subestimación del
futuro y, por tanto, una sobrevaloración del presente. Tal
característica va más allá de cualquier sistema económico-social
pasado, presente y futuro, ya que nace de la vigencia de un
principio económico esencial y universal: el de la escasez.
Entonces no es un rasgo distintivo del capitalismo, el socialismo
igualmente se enfrentaría con el mismo problema.
Los hombres, sostiene Bawerk, tienen ciertas necesidades que
requieren, para ser satisfechas, el uso de determinados recursos
materializados en una variedad de mercancías. Con relación a las
primeras los hombres tienden a subestimar las necesidades futuras;
respecto de las segundas se inclinan por sobreestimarlas, y con
relación a las terceras, las mercancías presentes les permiten
obtener mercancías futuras de mayor valor.
Estas afirmaciones se constituyen para Bawerk en tres
“razones” o “argumentos” que fundamentan el que las mercancías
presentes valgan más que las futuras, aun cuando sean de la misma
clase, de modo que para hacer que ciertos hombres cambien
mercancías presentes por mercancías futuras habrá que pagarles
una “prima” o “agio” que permita igualar el valor de las mercancías

173
Fernando Hugo Azcurra

presentes con el de las mercancías futuras. Este “agio” es el


interés, que en el fondo no es otra cosa que un pago por “usar”
capital y dedicarlo a la producción.
Las dos primeras “razones” Bawerk las denomina
“psicológicas” y conforman la base de la denominada “teoría de
la preferencia por el tiempo”, mientras que la tercera razón es de
carácter tecnológica puesto que se estará dispuesto a pagar una
“prima” para obtener mercancías presentes en la medida en que la
posesión de ellas es un medio para destinarlas (invertir) a un
proceso de producción que de un rendimiento físico superior que
exige, entonces, “absorción de tiempo” o bien un proceso
productivo indirecto, que da “rodeos” y prolonga el “período de
producción”, lo que es sinónimo de aplicación de tecnología lo
que culminará en que una cantidad de mercancías de consumo
presentes puede representar una mayor cantidad de mercancías de
consumo para lo futuro.
Bohm-Bawerk considera que a medida que se prolonga el
“período de producción”, se usa cada vez más capital y se expande
el producto final, aunque a una tasa decreciente. Los factores se
van agregando como flujo, pero las mercancías están prontas en un
punto discreto del tiempo. El capital será para él, como
conclusión, productos intermedios, o sea elementos que apelan a
métodos cada vez más indirectos o más prolongados. De aquí la
relación que tiene el interés con el tiempo, ya que éste lo paga el
empresario porque le permite aumentar la producción y sus
ganancias.

8.f. El planteo de Irving Fisher

Esta concepción del interés y del capital de Bohm-Bawerk fue


retomada y reformulada por Irving Fisher, para quien la
determinación del primero reside en un factor objetivo calificado
como “oportunidad de invertir” y que alude a la posibilidad de
aumentar el consumo futuro, renunciando a una parte del
consumo presente, y en un factor subjetivo que Fisher llama

174
Plusvalor y Excedente

“preferencia por el presente”, que abarca “la impaciencia” o


“deseo de gastar”.
La formulación anterior sobre la tasa de interés es una
formulación que hace el marginalismo basándose en rigor en un
escenario económico de carácter más bien pre-capitalista puesto
que apela a situar las decisiones de ahorro en un agente al cual le es
preciso “abstenerse” del consumo presente, lo que le significa un
“sacrificio” y por tanto es este el fundamento de exigir una prima o
agio (interés) para lograr que “ceda” (preste) su patrimonio
dinerario a un tercero, o sea a un empresario productivo que
destinará a usar el dinero como capital, por tanto para obtener un
rendimiento que cubra el pago de aquella prima y reste aún un
remanente en calidad de ganancia neta. El interés quedaba así
determinado como el precio sino de un “algo” físico específico sí
de una actitud económica de la cual nace el “derecho” a la
percepción de un plus bajo la modalidad del interés.
Esta formulación pasaba por alto una serie de dificultades
analíticas que al ser expuestas como críticas señalaban las
incongruencias que contenía (y que aún contiene). Partiendo de
que la relación que se establece es entre el propietario de un
patrimonio dinerario y de un empresario productivo, siendo el
objeto de la transacción el dinero como capital, los “ahorristas”
que sacrifican su consumo de hoy por un consumo futuro, no
pueden ser sino sectores sociales especiales para quienes la dilación
de su consumo no les plantea dificultad alguna ya que nadie con
necesidades insatisfechas tomará determinaciones que posterguen
lo impostergable.

8.g. Deficiencias de la exposición marginalista

De manera que estos “ahorristas” son en realidad una fracción


particular de empresarios capitalistas dedicados al tráfico de dinero
(inversión financiera) que no sólo no se “abstienen” de consumir y
no les significa esto “sacrificio” alguno del consumo presente, sino
que más bien no quieren consumir porque si lo hicieran este gasto

175
Fernando Hugo Azcurra

le recortaría la capacidad de su patrimonio para ofrecerla en


préstamo con lo cual obtendrían menos volumen de ganancia. Son
pues capitalistas ansiosos de valorizar su dinero como capital y
esto no tiene nada que ver con abstención o sacrificio alguno, y si
lo tuvieran sería exactamente al revés: no poder prestar (invertir) es
un verdadero sacrificio y una abstención onerosa (el costo de no
percibir la tasa de interés).
En tanto que para los sujetos de un sistema pre-capitalista las
mercancías presentes valen más que las mercancías futuras, de
manera que tendrá una alta “preferencia por el tiempo”, por eso si
“ahorra” ello le significará una disminución del consumo presente,
para los empresarios capitalistas son las mercancías futuras las que
valen más que las mercancías presentes, ya que cualquier
incremento del consumo presente a partir de un límite atentará
contra el proceso de acumulación de su capital, y es esto lo que le
resultaría un sacrificio y en términos actuales un “costo de
oportunidad”.
En relación con la adjudicación de la ganancia neta del
capitalista como precio de una capacidad empresarial de
“administrar” o “gestionar”, es aún más insostenible. La economía
neoclásica, como vimos, estableció una distinción entre el
capitalista como propietario del capital y el empresario como
“director” responsable de la combinación y eficiencia de los
factores productivos, asignándole a este último la ganancia neta
como la de “salario de administración”.
Si se trata de un “salario” por más elevado que fuera y por más
que respondiera a una calificación especial, esto no lo colocaría
fuera del pago por un trabajo calificado, de la misma manera que
sucede cuando, como cualquier otro, la empresa contrata a un
trabajador especializado, más todavía si como es notorio existe un
mercado de “managers” al cual acuden los capitalistas para cubrir
los puestos de dirección y administración, es cierto que se trata de
un mercado laboral especial, pero mercado laboral al fin. La
ganancia neta quedó inexplicada hasta hoy.

176
Plusvalor y Excedente

Pero lo que quedó sepultada y completamente ignorada fue la


cuestión crucial de ¿qué es el capital? Todavía a mediados del siglo
XX, es posible encontrar la siguiente afirmación de un eminente
economista: “La gente sigue formulándose la pregunta sin sentido: ¿qué es
capital?” (J.A.Schumpeter, “Historia del análisis económico” F.C.E.
México 1971, tomo I, p. 542).
La determinación de qué cosa es capital quedó
“sobreentendida”, de acuerdo con lo expuesto antes, como un
valor que pareció eliminar el problema de la heterogeneidad de los
medios de producción que los empresarios usan para el proceso
productivo. Pero al descansar en ello las dificultades no
desaparecieron sino que se multiplicaron. ¿Qué es ese “valor-
capital” del cual el interés vendría a ser su precio? ¿Una suma de
dinero? ¿Mediante qué circunstancias tal suma “genera” un
rendimiento? De manera que, para sintetizar la posición del
marginalismo ante este problema puede resumirse diciendo que su
búsqueda de un bien específico como “capital” fue pasando de
concebirlo como un conjunto de medios físicos usados como medios de
producción, luego cual si fuera el valor de ese conjunto, hasta tratarlo
como un fondo de valor.
Sin embargo aquellas preguntas no fueron respondidas, y se
volverían imperativas despejarlas cuando se pretendiera dar un
status analítico serio a una construcción macroeconómica como la
llamada “función de producción” en tanto base explicativa para
una teoría del crecimiento económico del capitalismo: Y = ƒ (N;
L; K) siendo N igual a trabajo asalariado, L igual a tierra o recursos
naturales y K igual a capital. Si la cantidad de trabajo se mide en
horas y la tierra en hectáreas ¿en qué se mide el capital? ¿cómo
medir “algo” que no se ha determinado qué es? El capital se
mostraba como palabra no como concepto. No había teoría que lo
explicara. Esto se constituirá en el punto de partida de los debates
entre la escuela de J. Robinson de la Universidad de Cambridge y
Solow-Samuelson del M.I.T. Cambridge de los EE.UU.

177
Fernando Hugo Azcurra

178
Plusvalor y Excedente

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Plusvalor y Excedente

181
Fernando Hugo Azcurra

TERCERA PARTE

PIERO SRAFFA:
PRODUCCIÓN CON EXCEDENTE SIN TEORÍA DEL VALOR

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Plusvalor y Excedente

183
Fernando Hugo Azcurra

CAPÍTULO 9
Introducción general
Al considerar la labor analítica de Piero Sraffa (1898-1983) el
lector puede sentir cierta perplejidad porque se enfrenta a una obra
que no se ubica en la modalidad tradicional de encarar los
problemas del capital y su resolución teórica. Es posible que le
ocurra algo parecido al desconcierto que manifestara Thomas de
Quincey en relación con la obra de D. Ricardo quien “…había
deducido a priori, sencillamente por medio de la inteligencia, las primeras
leyes que arrojaron un rayo de luz sobre el informe caos de los materiales”
(“Confesiones de un comedor de opio inglés” Espasa-Calpe, 1954).
Con el análisis de Sraffa aparece una nueva e impactante
modalidad de hacer teoría económica que se evade de la modalidad
marginalista, pero que también se aparta de la línea analítica
consabida de los clásicos y de Marx. En realidad P. Sraffa, en su
labor teórica, se apartará de tres posible caminos analíticos que se
practicaban en su época (la década de 1920 en adelante) en el análisis
de la teoría académica vulgar neoclásica: 1º) el de “actualizar” y
“acercar” la teoría económica a la realidad contemporánea del
capitalismo bajo la denominación de “competencia imperfecta” (J.
Robinson, E. Chamberlin, etc.); 2º) “reformular” la teoría
marginalista al estilo de J.M. Keynes, y 3º) seguir la trayectoria de M.
Kalecki, o sea “ignorar” al marginalismo, apuntando a las
variaciones de la demanda efectiva y su conexión con el ciclo
económico.
El camino de actualizar la economía que siguió en un principio
J. Robinson en su Economía de la competencia imperfecta, se debía a la
insatisfacción por el estado de la teoría marginalista y sus tropiezos
con los fenómenos económico-sociales reales que no sólo
escapaban a la comprensión prevista por aquella sino que
directamente aparecían contradiciéndola (desocupación
involuntaria real ante desocupación “voluntaria” prevista; dinero
como inversión palpable del capital versus dinero idealmente
neutral en la circulación; precios establecidos por las empresas ante
184
Plusvalor y Excedente

precios determinados por la oferta y la demanda; crisis y depresión


ante pleno uso de recursos y su equilibrio, etc.).
Para Sraffa la intención de “modernizar” la teoría siguiendo la
línea de estudiar los “mercados imperfectos” estaba condenada al
fracaso pues eso significaba moverse aún en el análisis de la
estática irreal del marginalismo microeconómico à la Marshall,
basado en el equilibrio de oferta y demanda, la flexibilidad de los
precios que ahora son lentos para ajustarse, escasez de bienes y
factores, sumados a la ley de los rendimientos decrecientes. Para él
no hay fallas por ausencia de actualización: toda la teoría
marginalista es una impostura. Ese camino lo había iniciado él
mismo en sus escritos de 1925 (“Sulle relazione fra costo e quantitá
prodotta”, Annali di economía, 2) y de1926 ( The laws of returns under
competitive conditions”, Economic Journal 36) en los que advertía las
inconsistencias de la economía marshalliana dominante, pero lo
llevó más allá, lo llevó a concluir lo inútil de tal tarea.
No seguirá tampoco la acometida emprendida por J.M. Keynes
y su obra Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero. Keynes
propuso reformular profundamente la concepción marginalista
“desde adentro” no emparcharla sino eliminar partes
ostensiblemente débiles y hasta contradictorias para alcanzar una
formulación “racional”, coherente. Al hacerlo, no obstante haber
llevado una profunda labor crítica de la ley de Say y de la teoría de
la ocupación del modelo marginalista “clásico”, quedó a mitad de
camino, lo cual propició, desde 1937 en adelante, la reconstrucción
espuria de su análisis por parte de Hicks; Modigliani, Hansen,
Samuelson y otros, que culminó en la increíble tergiversación de su
pensamiento en el modelo IS – LM y sus variantes, éstas sí
“actualizadas” constantemente hasta hoy.
Se apartará también Sraffa del tipo de análisis que llevará a
cabo M. Kalecki. Éste influido por Marx había adoptado modos de
análisis que le permitían establecer una conexión entre las variables
institucionales o sociales y su versión analítica formal (matemática),
cuando trata el movimiento del ciclo económico, la composición y
los problemas de la realización de la demanda global y las

185
Fernando Hugo Azcurra

cuestiones relacionadas con las decisiones de inversión de los


capitalistas y la rentabilidad esperada. Kalecki rechaza totalmente al
marginalismo y elabora un análisis constructivo en su reemplazo
pero su cercanía a Marx (aunque no a su teoría del valor) lo
convirtieron en un ignorado por la tradición académica mayoritaria
y también, dicho sea esto de paso, despreciado por los
economistas de la ortodoxia marxista vulgar soviética.
Sraffa adoptará otra línea de análisis y otra modalidad
expositiva de su obra: i) recortará su ámbito de análisis y, ii) usará
el instrumento de las ecuaciones lineales. De este modo se alejará,
simultáneamente, de los neoclásicos y de sus impugnadores para
retomar un planteo de carácter clásico pero en términos nuevos y
estrictos en su formulación que, en realidad, se vincula con otro
linaje teórico que lo acerca más con autores como Dmitriev,
Bortkiewicz; Von Charasoff; Okishio, Shibata, Von Neuman,
Leontieff, quienes analizan las relaciones económicas del
capitalismo bajo la construcción de modelos lineales.
Economía analítica que establece planteos y soluciones
completamente diferentes de los modos más conocidos de
concebir los problemas económicos del capitalismo.
La obra de Sraffa, a diferencia de muchas de las obras de
aquellos economistas, y esto nunca es suficientemente resaltado en
la literatura del análisis económico, es esencialmente teórica y, aun no
siendo lo principal de ella, su “modo de exposición” adquiere una
enorme importancia porque contribuyó a una mejor comprensión
y a una mayor claridad de los términos problemáticos teóricos, al
mismo tiempo dio lugar hoy a una modalidad de abordar los
mismos, más desde los instrumentos matemáticos que desde la
teoría económica, habiendo sido adoptados de inmediato en la
investigación y la profesión. Pero tal situación de predominio de lo
formal sobre lo teórico no puede serle imputada a él. Como muy
bien afirma A. Mora Plaza “Sraffa es un economista puro que utiliza las
matemáticas, pero que sustituye las conclusiones formales por los
razonamientos económicos que ellas implican, a diferencia, por ej. de Von
Neuman… nace una nueva teoría económica de la que Sraffa creó y puso la

186
Plusvalor y Excedente

semilla. Aún está por desarrollar. En mi opinión no es la teoría de Sraffa una


aportación más en la historia del análisis económico, sino una alternativa,
tanto a la macroeconomía como a la microeconomía” (Cfr. A. Mora Plaza,
“Descifrando a Sraffa” pp.
11,12.“www.eumed.net/libros/2010e/839/index.htm”). Es
también, y ya sin dudas, una teoría alternativa a la teoría del
plusvalor de K. Marx.
Razón, pues, le asiste a A. Roncaglia cuando afirma que
cuando Sraffa “vuelve” a los clásicos “…es un retorno que hay que
entender de modo especial, no simplista…” y que “…el cambio de
planteamiento no sólo afecta al modo de resolver los problemas, sino también –
y en primer lugar – al modo mismo de definirlos. “Producción de
mercancías…” sugiere así, un cambio radical en el modo
predominante de afrontar los problemas de la teoría
económica en general” (A. Roncaglia, Sraffa y la teoría de los
precios”, Editorial Pirámide, Madrid, 1980, p. 55).
De modo que la ambición teórica de Sraffa se situó muy por
encima de una instancia crítica dirigida como objetivo único y
principal el desafiar a la economía vulgar neoclásica y desmontar
sus falsas construcciones argumentales. Su afán consistió en
retomar un paradigma abandonado y despreciado por aquella
economía que en manos de los clásicos y Marx, según él, sufriera
un desvío que lo llevó a contradicciones insolubles, por tanto, a la
infecundidad teórica y operativa.
Como trabajó en Cambridge encontró que la economía
dominante en el mundo académico y de investigación estaba
completamente influida por el paradigma marginalista en la versión
de A., Marshall. Él consideraba que el marginalismo era una
“aberración” en el desarrollo del análisis teórico de la economía, de
modo que superarlo resultó ser su finalidad crítica primera y
simultáneamente su inmediata víctima, ya que se propuso explicar
consistentemente el sistema de relaciones mercantiles
intersectoriales del capital sin apelar para nada a variaciones
marginales, bienes escasos, factores de producción y sus
productividades, pleno empleo, oscilaciones de oferta y demanda,

187
Fernando Hugo Azcurra

conductas optimizadoras de los “agentes”, funciones de


producción, dinero neutral.
Y para despejar dudas Sraffa afirmaba que “Es necesario volver a
la economía política de los fisiócratas, de Smith, Ricardo y Marx. Y se debe
proceder en dos direcciones: i) purgar la teoría de todas las dificultades e
incongruencias que los economistas clásicos (y Marx) no fueron capaces de
superar, y ii) continuar y desarrollar la relevante y verdadera teoría económica
tal se venía desarrollando desde Petty, Cantillón, los fisiócratas, Smith,
Ricardo, Marx. Este natural y consistente flujo de ideas fue súbitamente
interrumpido y sepultado en el fondo; fue invadido, sumergido y arrasado con
la fuerza de un maremoto por la economía marginalista. Tiene que ser
rescatada” (citado por Luigi Pasinetti “Continuity and Change in Piero
Sraffa´s Thought. An Archival Excursus” pp.10-11) Sraffa, pues, ab-
initio de su obra se aparta del análisis marginal.
Sraffa es parco pero muy claro en relación con lo que se
propone y con sus precedentes teóricos: “La investigación se ocupa
exclusivamente de aquellas propiedades de un sistema económico que no
dependen de variaciones en la escala de producción o en las proporciones de los
“factores”. Este punto de vista, que es el de los antiguos economistas clásicos
desde Adam Smith a Ricardo, ha sido sumergido y olvidado desde el
advenimiento del método “marginalista”. La razón es obvia. El enfoque
marginalista exige que la atención se centre en la variación, porque sin
variación, bien en la escala de la industria, bien en “las proporciones de los
factores de producción”, no puede haber producto marginal ni costo marginal”
(P. Sraffa, “Producción de mercancías por medio de mercancías”, Oikos-Tau,
Barcelona, 1965, p.11).
Es claro aquí su objetivo crítico del marginalismo.
Pero también se aparta de Smith de Ricardo y de Marx en una
posición que es claramente ostensible en relación con éste último y
aceptando del anterior su análisis en términos de grano. Al
respecto Heinz D. Kurz dice que Sraffa “…fue un crítico de la teoría
del valor trabajo. Esa teoría involucraba, subrayó, una “corrupción” de la
teoría del valor basa en el concepto de “costo real físico”, que él consideraba
como el punto de partida correcto…En el argumento de Sraffa los valores
trabajo no desempeñan ningún papel” (H. D. Kurz, “Las contribuciones de

188
Plusvalor y Excedente

Sraffa a la economía: algunas notas sobre sus trabajos inéditos”,


“Investigación Económica”, Abril-Junio, vol. LXVI, Nº 260,
UNAM, 2007). De manera que todos los planteos aporéticos a que
diera lugar la formulación de la vigencia de una ley del valor a
partir de la obra de A. Smith, continuada por D. Ricardo y
reexpuesta críticamente por K. Marx, como se expuso en la
Primera Parte, fue dejada a un lado por Sraffa considerándolos de
un enorme error conceptual y analítico: “Es una pura concepción
mística la que atribuye al trabajo un don especial de determinar valor” (H. D.
Kurz op.cit.).
Pero Sraffa, hizo algo más: exigió de su análisis, como un logro
supremo, hacer de la Economía una ciencia matemáticamente
rigurosa y por lo mismo elaborar teorías que pudieran ser
comprobadas (verificadas, falsadas, etc.). Para él lo fundamental de
la teoría económica, o sea el estudio del plusproducto y su
distribución bajo estrictas condiciones de intercambio, consiste en
que se trata de un problema puramente técnico, susceptible de una
solución precisa. Construyó también su explicación positiva sin
alusión ni fundamento en cuestiones de índole social, institucional,
filosófica, o epistemológica previa, razón por la cual no aparecen
oposiciones (antagonismos) y su resolución. La estructura socio-
económica como sujeto del análisis por tanto no aparece, se parte
de ella como de un supuesto, cual un dato dado. Sraffa, pues,
plantea en realidad un tipo diferente de examen científico del
de Marx y que se acerca más a la concepción de las ciencias
físico-naturales en las cuales predomina de modo omnímodo
el tratamiento matemático de las teorías e hipótesis.
Lo anterior fue advertido con aguda perspicacia por Joan
Robinson cuando dice que algunos encontraran la lógica (de
Sraffa) demasiado pura “…entramos de inmediato en el argumento sin
ninguna discusión preliminar de los supuestos ni delimitación de tópicos. Es
evidente que nos encontramos en una economía capitalista, pero… nunca se
menciona el capital. Hay ganancia, pero no empresas;
salarios, pero no sobre de pago; precios, pero no mercados.
No se menciona nada más que las ecuaciones de producción y

189
Fernando Hugo Azcurra

las condiciones necesarias del intercambio”. (J. Robinson,


“Preludio a una crítica de la Teoría Económica” en “Crítica de la Teoría
Económica” FCE. Lecturas Nº 21, p. 189).
De manera que el sistema económico que presenta al análisis lo
elabora Sraffa sometido a restricciones que, sin embargo, son
pertinentes y suficientes para su finalidad particular: demostrar que
en condiciones dadas y supuesto el equilibrio, los precios relativos
y la tasa de ganancia pueden ser interpretados sin recurrir a los
conceptos neoclásicos de oferta y demanda regidos, por una
pretendida “ley” de los mercados de “factores”, y de la demanda
global como un elemento externo preexistente.

190
Plusvalor y Excedente

CAPÍTULO 10
Terminología de “Producción de mercancías…”
Uno de los aspectos que más resistencia ofrece al lector común
y al que aborda por primera vez la obra de Sraffa es el de la
comprensión de los conceptos con los que trabaja y sus
significados. Damos una sucinta lista de los términos con los que
trabaja en su obra.

1) Métodos de producción. Usado también como sinónimo de


“técnicas” de producción. Son magnitudes que se combinan en
términos de coeficientes de insumos, o sea de medios de
producción (Mp) y de trabajo asalariado (Tw), que surgen del
proceso físico productivo: “Denominaremos a estas relaciones “los
métodos de producción y de consumo productivo” o, para abreviar, los
métodos de producción” (Cfr. Op. cit., pp.17/18)

2) Industrias. Ramas de producción o conjunto de empresas de


variados tamaños o escalas que producen un tipo de mercancía
homogénea. Es de origen marshalliano.

3) Sistema económico. Este término tomado de modo inmediato


de la literatura económica puede dar lugar a una interpretación
equívoca. En Sraffa, como en los economistas matemáticos
anteriores a él, claramente está vinculado a relaciones cuantitativas
más que a aspectos institucionales. En los análisis de economía
matemática se denomina así a un conjunto determinado de incógnitas que
tienen como exigencia y condición de equilibrio el de satisfacer un igual número
de ecuaciones compatibles e independientes. Brevemente por sistema
económico se deberá entender un conjunto de ecuaciones que
posee, lleva o tiene una solución matemática definida. Se advierte,
entonces, que el término no alude a diferentes modos de
producción en la organización social del trabajo como por ejemplo
sistema feudal, sistema capitalista o sistema socialista. Es preciso

191
Fernando Hugo Azcurra

en consecuencia diferenciar la primera acepción de carácter


analítico-matemático de la segunda que es teórico-institucional. Se
debe aclarar que por supuesto hay (¡debe haber!) una
correspondencia entre ambos conceptos pero para este caso sus
propiedades tiene que ser explicitadas al plantear y examinar un
problema. El modo capitalista de producción que supone Sraffa es,
a los efectos analíticos, transformado en relaciones cuantitativas
generales sin hacer hincapié en sus aspectos socio-institucionales.

Lo que sí cabe observar en esta modalidad de teorizar es que se


corre el peligro, por descuido de presentación o por desprolijidad
teórica, de exponer sistemas económicos reales socio-
institucionalmente diferentes que sean erróneamente analizados
como idénticos desde lo formal-matemático.

4) Medios de producción. Equivalente a capital, aun cuando no


en el sentido marginalista de este término. En razón del análisis,
Sraffa concibe todo capital fijo como rotando en un solo período
lo cual es igual a considerarlo como capital circulante. Dicho de
otro modo no debe pensarse que los medios de producción son
sinónimo capital fijo, quizás deba decirse en rigor que son capital
fijo pero tratados como capital circulante.

5) Capital. Esta categoría es expresamente evitada por Sraffa en


razón de sus connotaciones cuantitativas al estar ligada
estrechamente con el supuesto de que “…representan cantidades que
pueden medirse independientemente de, y antes que, la determinación de los
precios de los productos” (“Producción…” op. cit. p. 25), él quiere liberarse
de todo presupuesto y/o prejuicio de carácter marginalista. Por
esta razón capital lo concibe en principio como un conjunto de
medios de producción heterogéneos hasta dar con su propia
formulación en términos de trabajo fechado.

192
Plusvalor y Excedente

6) Valor. Toma este concepto como sinónimo de precio y usa a


ambos de manera indistinta, ya que son o expresan “…relaciones que
satisfacen las condiciones de producción…” (“Producción… op. cit. p. 24).
En consecuencia deben interpretarse ambos conceptos como
relaciones cuantitativas que satisfacen las condiciones matemáticas
de solución de la producción de mercancías. Sraffa aclara que
procura no usar el término “costo de producción” pero tampoco
nada que se asemeje al sentido marginalista ni a lo que él considera
que sería más apropiado como los clásicos “precio necesario”,
“precio natural” o “precio de producción”. Valor y precio las
prefiere por ser “…expresiones más cortas y no más ambiguas en el
presente contexto (que no contiene referencia alguna a precios de mercado).”
(Op. cit. p. 25). Breve: valor nada tiene que ver con teoría alguna
objetiva (clásicos y Marx) ni subjetiva (Marginalismo).

7) Excedente. Residuo o remanente que surge en la economía


luego de restar al producto bruto los medios de producción
requeridos para obtenerlos, esto es, cuando con los métodos de
producción en uso una sociedad produce más del mínimo
necesario para el reemplazo de los medios que utiliza entonces
aparece un plusproducto.

8) Producción. Proceso de carácter técnico por parte de las


empresas que consumen mercancías producidas y trabajo
asalariado para producir nuevas mercancías en un contexto de
ramas o sectores que producen mercancías unas para otras, o sea
mediante la división del trabajo.

9) Tecnología. Así denomina a un conjunto de “métodos de


producción” específicos que las empresas utilizan para producir
nueva masas de mercancías, expresables en relaciones de
coeficientes de insumos.

193
Fernando Hugo Azcurra

CAPÍTULO 11
La teoría económica de Sraffa
Lo que Sraffa plantea y examina implícitamente en Producción de
mercancías por medio de mercancías es la forma o figura del proceso de
circulación del capital condensada en la siguiente fórmula: M´– D.D
– M … P … M´ que corresponde al movimiento general del
capital individual y cuya expresión desarrollada es la siguiente:

M p
 '
 ...
P ...
M
M D − M
+ F t
  
M'  + − D 
'

 m  d
  m

Es ésta la forma del proceso de reproducción global de


mercancías que contiene la fase del consumo mediado por la
circulación del capital y es, a su vez, proceso de reproducción del
capital mismo. M´ es la nueva masa de mercancías que contiene el
excedente físico en relación con un período anterior de
producción; D´ es el valor dinerario de aquella masa que
comprende el valor inicial invertido más d que es la expresión
dineraria del excedente físico o plus, siendo Mp la totalidad de los
medios de producción utilizados (maquinarias, insumos,
instalaciones, combustibles, etc.) y Ft la fuerza de trabajo
asalariada. Sraffa considera el proceso de producción de
mercancías como un proceso de reproducción sólo desde el ángulo

194
Plusvalor y Excedente

de la reposición física de los componentes de M´ sin referencia


alguna a cuestiones de valor. Además como en esta figura:

a) las mercancías son ya producidas con Mp. y Ft;

b) está presupuesto el consumo de toda la producción como


condición para el flujo normal del capital y de las mercancías, o sea
como producción y reproducción;

c) los elementos del proceso de producción parecen provenir de


la circulación de mercancías y consistir sólo en mercancías
inmediatas no en Ft y Mp como capital.

Partir de este contexto del movimiento general del capital


individual brinda la posibilidad de un tratamiento muy amplio de la
producción y circulación capitalista.
Esta forma en la que se mueve Sraffa y que él conscientemente
adoptó es la que examina el Tableau Économique de François
Quesnay (1694-1774), de allí su mención en el Apéndice D
“Referencias a la literatura” de Producción… sobre que “La concepción
original del sistema de producción y de consumo como un proceso circular se
encuentra, por supuesto, en el Tableau Économique de Quesnay y aparece en
agudo contraste con la visión presentada por la moderna teoría de una avenida
unidireccional que lleva desde los ´factores de producción´ a los ´bienes de
consumo´” (Oikos-tau, p. 131).
Marx ya había advertido que “El tableau Économique de
Quesnay se basa en M´… M´, y la elección de esta forma y no de P … P
( P… M´- D´- M … P, ciclo del capital productivo individual.
FHA) para contraponerla a D … D´ (D – M … P … M´- D´, ciclo
del capital dinerario individual. FHA), la forma aislada a la que se
aferraba el mercantilismo, da muestra de su tino, profundo y
certero” (K. Marx, El Capital, edic. cit. II, 4, p. 116).

195
Fernando Hugo Azcurra

En Sraffa la producción capitalista es, pues, producción


de mercancías como forma general de la producción, lo cual
le permite presentarla como si se tratara de un análisis de tal orden
o sea más genérico que cualquier otro anterior a él y que refrenda
bajo la modalidad formal lineal que la caracteriza. En términos
actuales diríamos que él parte de concebir la economía capitalista
como una economía de intercambio puro, una economía de
equilibrio sin variaciones marginales, a la que analiza primero con
reposición de los medios consumidos en el proceso de producción
pero sin excedente, y luego con reposición y con excedente. Nada
hay aquí de estudiar cómo produce el capital ni cómo se produce
capital ni tampoco cómo se reproduce, o que ley preside su
dinámica, él no se propuso esto sino sólo abarcar un aspecto
específico de aquellos problemas que consideraba central dentro
del paradigma clásico por él “reformulado” simultáneamente a la
refutación marginalista de su obra teórica tal como hemos aludido
antes.
Pero con más detalle ¿Cuál es tal aspecto específico? pues no otro que el
de colmar las “lagunas” de Malthus-Ricardo en términos de la categoría de
“excedente” salvando las contradicciones a que llevaría la teoría del valor trabajo
incorporado respecto de la determinación de los precios y la tasa de ganancia del
capital, pero simultáneamente lo resolvería sin apelar al instrumental de la
economía vulgar neoclásica y su análisis en términos marginales. Dicho de
otra manera este afán analítico fue el de dar con una solución
consistente al controvertido problema del valor y la distribución
utilizando solamente los datos que se encuentran en la concepción
de F. Quesnay y de los economistas clásicos (A. Smith y D.
Ricardo), que él reduce y resume en la siguiente estructura general:
a) condiciones técnicas de producción y, b) la tasa del salario real,
que permite la explicación de los precios de producción y la tasa de
ganancia sin apoyarse para nada en los términos de la economía
vulgar neoclásica, o sea desde otro paradigma como ya hemos
dicho.
Suele creerse que la preocupación de Sraffa respecto de la
importancia de dar con una explicación satisfactoria sobre el

196
Plusvalor y Excedente

impacto que producen las variables distributivas en los precios


relativos de las mercancías, es de origen ricardiano. Pero no es así,
esta preocupación se la puede encontrar en Malthus ya que fue él
quien le señaló a Ricardo tal posibilidad y que éste rechazó por no
ser demasiado importante como explicación de la variación de los
precios. Pues bien, este será uno de los problemas que abordará
Sraffa en su obra. ¿Y por qué sería importante conocer esta
relación? Lo sería por la magnitud de las proporciones que cada
clase, por medio de sus ingresos, se apropia de una parte del valor
global de la producción.
Ricardo es muy claro al respecto: “… al apreciar las causas de las
variaciones del valor de los bienes, si bien fuera un error dejar de considerar
por entero el efecto producido por un alza o una baja del trabajo, sería
igualmente incorrecto darle mucha importancia; y, por consiguiente, en los
capítulos siguientes de esta obra, si bien me referiré ocasionalmente a esta causa
de variación, consideraré que todas las grandes alteraciones que tienen lugar en
el valor relativo de los bienes, son producidas por la mayor o menor cantidad de
trabajo que se necesita para producirlas” (D. Ricardo. “Principios de
Economía Política” Edit. Sarpe – Madrid 1985, p. 48).
Así pues, el dice “...esta causa de variación (la de los salarios FHA)
del precio de los bienes es relativamente leve en sus efectos… Los mayores
efectos que podría producir en los precios relativos de estas mercancías un alza
de salarios no pasan de 6 a 7 %, pues los beneficios no podrían admitir,
probablemente, en caso alguno, una depresión general y permanente que fuese
mayor” (Idem, p. 47).
En realidad esa división del producto será la preocupación
central del pensamiento de Ricardo más que la variación de los
precios. Concebía él que explicar o encontrar si existe una ley que
determina esas proporciones es esencial ya que con ello se poseería
una clave para entender como funciona la sociedad capitalista y
por tanto de las fuerzas que regulan la acumulación de capital, el
papel negativo de las rentas terratenientes, el nivel salarial, la
incidencia impositiva, etc. Le decía a T.R. Malthus en una carta del
9/10/1820 que “La economía política piensa Vd. Que es una investigación
sobre la naturaleza y causas de la riqueza; yo creo que debería definirse como

197
Fernando Hugo Azcurra

una investigación sobre las leyes que determinan la división


del producto de la industria entre las clases que concurren a
su formación. Ninguna ley puede ser establecida respecto de cantidades;
pero sí puede fijarse bastante correctamente en lo que concierne a las
proporciones. Cada día estoy más convencido que la búsqueda citada en primer
término es vana y decepcionante, mientras que la última es el único
objeto verdadero de la ciencia” (“The Works and correspondence of
David Ricardo”, Cambridge, 1950, Edición Sraffa, vol. VIII pp.
278/9) Y es esta la línea analítica que sigue Sraffa.
En consecuencia, a partir de su finalidad teórica sustancial de
elaborar un nuevo paradigma económico Sraffa al realizarlo, de
hecho, cumplía una tarea de crítica destruens del marginalismo. Él se
encuentra, en su tarea de lectura crítica de la teoría ricardiana, que
el marginalismo había construido una interpretación tendenciosa
de Ricardo al proponerlo como un antecedente del análisis en
términos marginales y plantear que la clave de la economía
ricardiana se hallaba en la teoría de la Renta, desdeñando el análisis
del valor y la exposición sobre las ganancias. Ahora bien, al
adoptar la modalidad analítico-expositiva de un modelo de carácter
formal de equilibrio dejando a un lado el análisis de tipo parcial
que parte de dotaciones iniciales de recursos productivos por otro
más amplio, Sraffa logra alejarse de la lógica marginalista para
construir una explicación positiva o constructiva mostrándola
como contradictoria e inconsistente y desnudando toda la carga
ideológica que contiene.

11.a. - Las “aporías” económicas en la obra teórica de Sraffa

El libro de Sraffa se compone de tres partes y una serie de


Apéndices. En la Parte I se ocupa de la producción de mercancías
por parte de industrias de productos simples y capital
circulante; la Parte II en la que trata las industrias de productos
múltiples y capital fijo; y la Parte III examina los
desplazamientos en los métodos de producción.

198
Plusvalor y Excedente

Repetimos que para Sraffa ni los precios ni la distribución del


plusproducto están determinados por las “funciones de demanda y
de oferta”. Los precios se determinan sin referencia alguna a una
supuesta operación de la ley de oferta y de demanda, y la
distribución la hace depender de las relaciones de conflictividad
socio-económica entre las clases sociales. Tampoco requiere de
teoría del valor previa de ningún tipo como hemos señalado.
Veamos cuáles son los problemas aporéticos que se desprenden de
la formulación sraffiana:

Aporía Nº 1)

“Si la economía produce más del mínimo necesario para el reemplazo y existe
un excedente que distribuir, el sistema se hace autocontradictorio”, o sea,
¿cómo explicar la contradicción que el excedente o ganancia se distribuya en
proporción a los medios de producción o capital adelantados en cada industria
si los precios no pueden determinarse antes de conocer la tasa de ganancia?

Sraffa se ocupa de esta aporía en el cap. 2 “Producción con


excedente” (p. 21)

Aporía Nº 2)

“¿Cuál es el impacto de las variaciones en el salario sobre la tasa de ganancia


y los precios de las mercancías individuales, bajo el supuesto que los métodos de
producción permanezcan inalterados” (p.29)

Examinado en cap. 3 , p. 29

Aporía Nº 3)

¿Qué procedimiento podemos establecer para saber, ante una variación de


precios, si esta se ha producido como consecuencia de las particularidades de la
mercancía que está siendo medida o si surge de las particularidades de la
mercancía adoptada como patrón de medida?

199
Fernando Hugo Azcurra

Al enfrentar lo planteado por estas tres aporías Sraffa resolverá la


cuestión que había desafiado a Ricardo: la medición de las
variaciones reales de la producción de mercancías, esto es,
medición sin tener en cuenta las influencias monetarias.

Logrando: a) la obtención de una tasa de ganancia como resultado


de la relación entre cantidades de mercancías independientemente
de sus precios;
b) la obtención de una modalidad de calcular o predecir, a partir
de un cambio en las variables distributivas (W y g), el impacto
sobre los precios relativos;

Aporía Nº 4)

¿Cómo disolver los diferentes medios de producción (capital) a una unidad


homogénea de cantidades de trabajo, de modo que el trabajo en el proceso de
producción se refiera a la utilización de medios que son producto de trabajos
anteriores?

Sraffa trata este tema en capítulo 6 “Reducción a cantidades de


trabajo fechadas” p. 57.

Aporía Nº 5)

¿De qué depende que el sistema use un conjunto de métodos de producción


capaces de dar lugar a la formación de un excedente?

Esto se resuelve considerando el fenómeno de las decisiones de


inversión en la economía capitalista.

Con estas dos últimas aporías Sraffa realizará la crítica del capital
concebido como “factor de producción” y la de su remuneración
en función de una inexistente productividad marginal.

200
Plusvalor y Excedente

11.b - Premisas analíticas del modelo

1) Equilibrio general no parcial;


2) Industrias (ramas) en equilibrio de largo plazo;
3) Las industrias producen un solo tipo de mercancía;
4) No considera el capital fijo. Todo capital es circulante;
5) No hay circulación dineraria;

Debemos recordar que el análisis económico de P. Sraffa se


desenvuelve siempre en términos de plusproducto
(Excedente). .-“El estudio del ´plusproducto´ es el verdadero objeto de la
economía” (Cfr. Heinz Kurz, “Las contribuciones de Sraffa a la economía:
algunas notas sobre sus trabajos inéditos” Investigación Económica,
abril-junio, año/vol. LXVI, Nº 260, 2007 Universidad Autónoma
de México. D3/12/7:161:1). Expondremos el modelo sencillo de
Sraffa que corresponde a industrias que producen una sola
mercancía (Productos simples y capital circulante).

11.c – El Modelo de “Producción de mercancías…”

i) Sociedad extremadamente simple. Equilibrio sin excedente.

Este capítulo es de carácter eminentemente propedéutico. Se


trata de una economía que produce en condiciones de equilibrio
(¡pero no en el sentido walrasiano!), funcionando como economía
de intercambio elemental (trueque) ya que implica trabajadores
(productores); mercancías; valor de cambio; mercados e industrias,
pero no empresarios, ganancias, ni capital: la condición es
“producción de subsistencia”, ni tampoco dinero, exceptuado
como un recurso de medida de valor.
Este punto de partida general permitirá a Sraffa presentar esta
economía como un esquema sencillo de insumo-producto
mediante ejemplos pedagógicos, primero para dos tipos de
mercancías, luego para tres y finalmente generalizarlo para n
cantidad de mercancías.

201
Fernando Hugo Azcurra

Primer caso:
x = trigo;
y = hierro;

Con métodos de producción dados se produce:

280 x + 12 y = 400 x
120 x + 8 y = 20 y

El conjunto de mercancías que constituyen el producto, es


igual al formado por los insumos (Mp = medios de producción, y
Tr = trabajo), no hay pues excedente. Cada industria ofrece a la
otra el excedente de su producción llevándose a cabo el
intercambio de acuerdo con la relación de cambio (valor de
cambio): y = 10 x, y de este modo ambas industrias reponen sus
existencias.

Segundo caso:
x = trigo;
y = hierro;
z = cerdos;

240 x + 12 y + 18 z = 450 x
90 x + 6 y + 12 z = 21 y
120 x + 3 y + 30 z = 60 z

Siendo sus relaciones de cambio: y = 10 x = 2 z;

Al generalizar estos casos Sraffa obtiene una matriz del


siguiente tipo (la notación no es la que usa Sraffa pero nada se
altera con esta simplificación):
X es la cantidad anualmente producida de la mercancía “x”; Y
la cantidad anualmente producida de la mercancía “y” y así
sucesivamente.

202
Plusvalor y Excedente

Además: Xx, Yx, …, Zx sean las cantidades de “x”, “y”, …,


“z” utilizadas anualmente por la industria que produce X; y Xy, Yy,
…., Zy las correspondientes cantidades utilizadas para producir Y,
y así sucesivamente.
Las incógnitas a determinar son: px, py, …, pz, que indican
respectivamente los valores unitarios de las mercancías “x”, “y”,
…, “z”.
Las condiciones de producción son ahora las siguientes:

Xx.px + Yx. py + … + Zx. pz = Xpx


Xy.px + Yy. py + … + Zy.pz = Ypy
…………………………………………
Xz.px + Yz. py + … + Zz.pz = Zpz

Donde: Xx + Xy + … + Xz = X;

Yx + Yy + … + Yz = Y;
Zx + Zy + … + Zz = Z;

Cada una de las ecuaciones muestra que se cumple con la


condición de reposición o subsistencia. La suma de la primera
columna es igual a la de la primera línea; la segunda columna es
igual a la de la segunda línea, y así de continuo. Al tomar como
unidad de valor x ó bien y, igualando su precio a la unidad, se
tendrá entonces: k – 1 incógnita; “…con k – 1 ecuaciones lineales
independientes que determinan unívocamente los k – 1 precios” (Sraffa,
“Producción…” p. 19).

ii) Sociedad de Producción con excedente. Sistema autocontradictorio.

En este tipo de sociedad o economía aparece ya claramente


que se trata del capitalismo: no sólo hay industrias diferentes,
trabajadores que perciben un salario, mercancías, mercados,
precios, sino que están presupuestos los empresarios capitalistas
puesto que al surgir un excedente da lugar a la aparición de la

203
Fernando Hugo Azcurra

ganancia. Sraffa dice “Si la economía produce más del mínimo necesario
para el reemplazo (reposición) y existe un excedente que distribuir, el
sistema se hace autocontradictorio” (op. Cit. p.21).
Es decir que en este tipo de economía el conjunto de
mercancías que constituyen el producto es mayor que el conjunto
compuesto por los insumos de producción. Continuando la cita
anterior dice Sraffa “En efecto, si sumamos todas las ecuaciones, el lado
derecho de la ecuación suma resultante (o producto nacional bruto) contendrá,
además de todas las cantidades que se encuentran en el lado izquierdo (o
medios de producción y subsistencias), algunas adicionales que no están en el
lado izquierdo. Contando tenemos ahora k ecuaciones independientes con
solamente k – 1 incógnitas”
Pues bien ahora ya no es posible determinar ese excedente con
antelación a la determinación de los precios, pero tampoco se
pueden determinar los precios previamente al excedente puesto
que para ello se requiere determinar la tasa de ganancia. Existe
dependencia mutua entre excedente, precios y tasa de ganancia “El
resultado es que la distribución del excedente debe ser determinada por medio
del mismo mecanismo y al mismo tiempo que se determinan los precios de las
mercancías”
Entonces, podemos concluir, que cuando aparece un
excedente lo que se plantea es el problema de la ganancia que exige
dar con un sistema de precios que permita no sólo reponer las
existencias (insumos) de todas las industrias, sino también que la
distribución del excedente como ganancia se haga a una tasa igual
para todas las industrias. Hasta esta etapa de su análisis Sraffa
considera “… los salarios como consistentes en los bienes necesarios para la
subsistencia de los trabajadores…” de modo que en el sistema entran
“…en pie de igualdad con el petróleo para las máquinas o los alimentos para
el ganado” (op. Cit. p. 25). “Se trataría de una economía de esclavos”
puesto que estarían valorados como un puro y simple costo de
reproducción. (L.L. Pasinetti, “Lecciones de Teoría de la Producción”,
FCE, 1984, p. 104).
En este momento Sraffa introduce la tasa de ganancia que,
como ya se dijo, debe ser uniforme para todas las industrias,

204
Plusvalor y Excedente

actuando como una incógnita que él denomina r, por lo que el


sistema toma la expresión formal siguiente:

k = ecuaciones;
k – 1 = incógnitas;

El sistema produce un excedente que debe distribuir


proporcionalmente a los medios, y para que ello ocurra tiene que
hacerse simultáneamente a los precios.
(Xx.px + Yx. py + … + Zx.pz) ( 1 + r) = Xpx
(Xy.px + Yy. py + … + Zy.pz) (1 + r) = Ypy
………………………………….……………….
(Xz.px + Yz. py + … + Zz.pz) (1 + r) = Zpz

Entonces, dado que el sistema debe cumplir con la reposición


de los insumos utilizados, en este caso la cantidad producida de
cada mercancía debe ser igual o mayor que la cantidad de
mercancías que se ha utilizado en todas las industrias en su
conjunto “Este sistema contiene k ecuaciones independientes que determinan
los k – 1 precios y la tasa de ganancia” (p. 22). Sraffa propone el
ejemplo numérico de un ciclo anual:

280 x + 12 y = 575 x
120 x + 8 y = 20 y

Como se puede observar, ahora la producción de x excede las


400 utilizadas como insumos y se obtiene 575 sin que varíen el
resto de las otras cantidades ( y ). La relación de cambio que
permite la reposición y que las ganancias sean distribuidas para
ambas industrias respecto de los anticipos o adelantos (inversión)
es 15 x por 1 y siendo la tasa de ganancia para cada industria igual
al 25 %.

iii) Excedente, bienes y salarios

205
Fernando Hugo Azcurra

El surgimiento del excedente plantea para Sraffa la necesidad


de establecer precisiones en torno de la tradicional división de los
bienes salariales en términos de bienes necesarios y bienes de lujo,
que él modificará por el de bienes básicos y no básicos, afrontando
una nueva definición de la importancia y función de los salarios en
su esquema analítico.
En relación con la distinción de bienes dirá “El criterio consiste en
si una mercancía entra (directa o indirectamente) en la producción de todas
las mercancías. Las que lo hacen serán denominadas productos básicos, y
las que no lo hacen serán denominadas productos no básicos” (p. 24).
Descarta los bienes “de lujo” por que tales productos no tiene
ningún papel en la determinación del sistema. Su papel es
puramente pasivo dirá (p. 23).
Como Sraffa está tratando aquí un sistema económico de
autoreemplazo con excedente que se distribuye entre salarios y
ganancias, siendo su objetivo analítico la categoría de la
distribución, los precios y su variaciones, asi pues, como antes
había mantenido a los salarios como parte componente de la
subsistencia en el mismo nivel que los combustibles (petróleo),
ahora hará que éstos se vuelvan explícitos “Hasta este momento hemos
considerado los salarios como consistentes en los bienes necesarios para la
subsistencia de los trabajadores, de modo que entraban en el sistema en pie de
igualdad con el petróleo para las máquinas o los alimentos para el ganado.
Debemos tener en cuenta ahora el otro aspecto de los salarios, puesto que
además del elemento de subsistencia, que siempre está presente en ellos, pueden
incluir una participación en la producción excedente” (p. 25).
Pero Sraffa aclara, pertinentemente, que “La desventaja de este
proceder consiste en que implica relegar los bienes necesarios de consumo al
limbo de los productos no básicos”, pero él no le asigna gran importancia
al asunto ya que sostiene que “En cualquier caso la discusión que sigue
puede ser adaptada fácilmente a la interpretación más apropiada, aunque no
convencional, del salario…” (p. 26).
Sraffa concibe a los salarios bajo las siguientes características:

206
Plusvalor y Excedente

a) No son adelantados por el capital. Esto es, no forman parte de


su inversión;
b) Son pagados post-factum. O sea al final del período en que
trabajan los trabajadores pero dentro del ciclo productivo.

“También supondremos en lo sucesivo que el salario se paga post-factum


como una participación del producto anual, abandonándose así la idea de los
economistas clásicos de un salario “adelantado” desde el capital” (p. 26)

c) Se dividen en dos partes o fracciones: i) salario de subsistencia;


ii) como parte del excedente.(p. 25)
d) junto con las ganancias forman parte del excedente, son
variables “… seguiremos la práctica usual de tratar todo el salario como
variable” (p. 26).
e) son asimilados a una participación del producto anual;
f) El trabajo es considerado de calidad uniforme por lo cual
cualquier trabajador percibe un salario igual.

Quizás es pertinente a esta altura señalar que, como se puede ver,


el sistema económico produzca o no un excedente, o sea que
obtenga o no una ganancia, está en relación directa con los
“métodos de producción” que el sistema elija, por así decir. Siendo
así cabe entonces decir y ¿de qué depende tal elección? cuya
respuesta no puede ser otra que su dependencia es de la inversión
en búsqueda final y suprema de obtener ganancias por parte de las
empresas capitalistas (Aporía Nº 5).

iv) Participación de los salarios en el excedente

“La cantidad de trabajo empleada en cada industria ha de ser representada


ahora explícitamente, ocupando el lugar de las correspondientes cantidades de
bienes de subsistencia” (p.27)

Sraffa denomina w al salario por unidad de trabajo, y Lx + Ly


+ … + Lz = 1, son tomadas como fracciones del trabajo anual de

207
Fernando Hugo Azcurra

la sociedad que es considerado como la unidad. De modo que las


ecuaciones son:

(Xx.px + Yx. py + … + Zx. Pz) ( 1 + r) + Lxw = Xpx


(Xy.px + Yy. py + … + Zy.pz) (1 + r) + Lyw = Ypy
………………………………….……………….……….
(Xz.px + Yz. py + … + Zz.pz) (1 + r) + Lzw = Zpz

El sistema produce en condiciones de autoreemplazo


(reposición) tal que:

Xx + Xy + … + Xz ≤ X;
Yx + Yy + … + Yz ≤ Y;
Zx + Zb + … + Zz ≤ Z

“La renta nacional de un sistema en estado de autoreemplazo se compone del


conjunto de mercancías que quedan una vez que se ha extraído del producto
nacional bruto, renglón a renglón, los bienes que van a reemplazar los medios
de producción absorbidos en todas las industrias” (p. 27).

El valor residual de este conjunto de mercancías Sraffa lo


denomina “mercancía compuesta” o también renta nacional al que
hace igual a la unidad “Se convierte así en la medida de valor en términos
de la cual se expresan los salarios y los k precios (ocupando el lugar de la
mercancía única arbitrariamente seleccionada en términos de la cual eran
expresados los k – 1 precios, además del salario)” (p. 28)

Así se puede formular la siguiente ecuación:

[ X – (Xx + Xy + … + Xz)] px + [ Y – (Yx + Yy + … + Yz)] py


+ … + [Z – (Zx + Zy + … Zz)] pz = 1

Todo lo cual suministra k + 1 ecuaciones que se comparan con


k + 2 variables, siendo k precios, w salarios y r tasa de ganancia.

208
Plusvalor y Excedente

“El resultado de añadir el salario como una de las variables es que el número
de éstas excede ahora el número de ecuaciones en una y que el sistema puede
moverse con un grado de libertad; y si una de las variables es fijada, las demás
serán fijadas también” (p. 28). El excedente se reparte entre salarios y
ganancias, si se fija una de ambas la otra queda también
determinada.

v) La aporía clásica ricardiana

Una vez construido el instrumental analítico anterior Sraffa


encara lo que para él es el problema ricardiano básico en torno de
indagar cuál es el impacto de las variaciones de los precios y la
ganancia cuando la relación de producción se da entre una clase de
capitalistas que se apropia del excedente fruto de la explotación del
trabajo asalariado, por tanto en las condiciones de subordinación
de éste respecto de las decisiones de aquella. “... El problema del valor
que preocupaba a Ricardo consistía en cómo encontrar una medida del valor
que permaneciera invariable ante los cambios en la distribución del producto”
(P. Sraffa, “Introducción” a “Principios de Economía Política y
Tributación” D. Ricardo, FCE, 1985, p. xxxvi).
¿Cómo resolver, pues, el problema de la fijación proporcional
del salario como expresión del trabajo y de la ganancia como
rendimiento de los medios de producción, o sea como capital?
Sraffa dirá “Procedemos a dar al salario (w) sucesivos valores que van de 1 a
0: éstos representan ahora fracciones de la renta nacional. Nuestro objetivo es
observar el efecto de variaciones en el salario sobre la tasa de ganancia y sobre
los precios de las mercancías individuales, en el supuesto de que los métodos de
producción permanezcan inalterados” (p. 29).
Si salario puede tomar valores entre 1 y 0 ¿qué situación surge
cuando w =1? En este caso todo el excedente es de propiedad de
los trabajadores, con lo cual nos vemos enfrentados a un particular
ejemplo de vigencia de la ley del valor trabajo contenido en el que:
“A este nivel de salarios, los valores relativos de las mercancías son
proporcionales a sus costos-trabajo, es decir, a la cantidad de trabajo que ha

209
Fernando Hugo Azcurra

ido directa o indirectamente a producirlas.” Con rapidez Sraffa cierra la


cita anterior diciendo que “Los valores no siguen una regla sencilla para
ningún otro nivel de salarios” esto es, la ley del valor basada en el
trabajo contenido o incorporado es sólo una posibilidad analítica
no real de funcionamiento del modo capitalista de producción. (p.
29). Sraffa enlaza con A, Smith en esto -la ley del valor trabajo
incorporado no rige cuando se verifica la acumulación de capital y
la apropiación de la tierra-, y no con D. Ricardo ni K. Marx -la ley
rige para aquellas relaciones pero también para la economía
capitalista aunque no de modo directo y sencillo-. Entonces Sraffa
se enfrentará a considerar las modificaciones que se producen.
Cuando el salario toma el valor w = 0, entonces se da el caso
opuesto: todo el excedente es apropiado por los capitalistas; es la
tasa máxima de ganancia. Ahora bien, como ninguno de los dos
casos pueden ser estables, lo común es que 0 < w < 1, con lo cual
lo que ahora se da es que, a partir de w = 1, cuando éstos se
reducen aparece la tasa de ganancia. Ahora entonces “La clave del
movimiento de precios relativos que sigue a una variación en el salario consiste
en la desigualdad de las proporciones en que el trabajo y los medios de
producción son empleados en las distintas industrias…Por la misma razón es
imposible que los precios permanezcan inalterados cuando hay una desigualdad
de “proporciones”. (p. 30)
Como consecuencia de esta relación entre las variaciones que
se dan entre salarios w y tasa de ganancia r, surgirán industrias que
tendrán un déficit y otras un excedente según sean las
proporciones entre trabajo y medios de producción (entre trabajo
asalariado y capital), por lo que existirá una “proporción crítica” (p.
31) de esta relación que marcará el límite o la frontera entre
industrias con “déficit” e industrias con “excedente”. Ahora bien,
dice Sraffa “Por complejo que sea el esquema de las variaciones de precios
derivados de una variación en la distribución, su resultado neto, y su completa
justificación, consiste simplemente en reestablecer el equilibrio en cada
industria.” (p. 33).
De modo que lo que surge ahora es dar con la función
invariante de una “industria fronteriza” ante los cambios de los

210
Plusvalor y Excedente

precios relativos y, aunque no exista en la realidad tal industria,


nada se opone a que “Supongamos que existiera una industria que
empleara trabajo y medios de producción en tal proporción precisa, de modo
que con una reducción salarial, y sobre la base de los precios iniciales, mostrara
un perfecto equilibrio de salarios y ganancias… La mercancía producida por
tal industria … sería incapaz, en cualquier caso, de variar de valor en relación
al total de sus propios medios de producción, puesto que la recurrencia de la
misma “proporción” se aplicaría igualmente a éstos” (p. 34).
Esto sería, pues, el modo de determinar una proporción
“equilibradora” pero utilizando “…las correspondientes razones “puras”
entre cantidades homogéneas. Hay dos razones correspondientes, a saber: la
razón-cantidad entre trabajo directo e indirecto empleado, y la razón-valor
entre el producto neto y los medios de producción. Adoptaremos ésta última”
(p. 35). O sea que es posible derivar de una economía algo así
como una especie de “industria compuesta” en la cual la razón
entre el producto neto y los medios de producción se comporte
como invariable ante cualquiera variación salarial.
En consecuencia:”… la única “razón-valor” que puede no variar ante
los cambios en el salario… es aquella que es igual a la tasa de ganancia que
corresponde al salario cero. Y esa es la “razón equilibradora” (p. 35). Y
Sraffa denomina tasa máxima de ganancia a aquella que
expresara el que la totalidad de la renta nacional fuera apropiada
por los perceptores de ganancias. Designando con la letra R “…
las dos razones coincidentes, a saber, la tasa de ganancia máxima y la razón
“equilibradora” entre el producto neto y los medios de producción” (p. 35).
Con el análisis anterior Sraffa está ya en condiciones de
enfrentar la fundamentación y utilidad de la “mercancía
equilibrada” o mercancía patrón.

vi) La mercancía patrón

Aquí es que aparece la cuestión de la medida invariable de


valor o unidad invariable de medida de los precios. Ricardo había
pensado ya en lo útil de poseer una medida invariable que
permitiese conocer ante una variación en el precio de una

211
Fernando Hugo Azcurra

mercancía a qué causas obedecía: si a una variación de su costo en


trabajo o a una variación igual en la mercancía con lo que
comparaba o bien en el valor de la mercancía que oficia como
dinero.

“Cuando las mercancías variasen en su valor relativo, sería deseable


averiguar con certeza cuáles de ellas bajaron y cuáles aumentaron en su valor
real, y ello sólo podría lograrse comparándolas sucesivamente con cierta medida
standard invariable de valor, que no debe estar sujeta a ninguna de las
fluctuaciones a las cuales están expuestas las demás mercancías. Es imposible
poseer una medida de esta clase, ya que no existe ninguna mercancía que no se
halle expuesta a las mismas variaciones que las mercancías cuyo valor
queremos determinar; o sea, no hay ninguna que no esté expuesta a requerir
más o menos trabajo para su producción” (D. Ricardo, Edic. cit. p. 33)

La crítica económica más seria sobre este tema coincide en que


Ricardo buscaba afanosamente un patrón que fuera invariable ante
cambios en el proceso de producción de mercancías en las
diferentes ramas (“métodos de producción” en el lenguaje de
Sraffa) y, suponiendo una técnica productiva dada, cuando se
producen variaciones en la distribución del ingreso (rédito o renta).
Este planteo ricardiano surge de su mismo objetivo de análisis
preocupado por la magnitud del valor y su influencia en la tasa de
crecimiento del producto, dicho en términos actuales y no sólo por
lo que ocurriera con los precios y la distribución.
Marx ya había dado una respuesta en su “Teorías sobre el
Plusvalor” desde la concepción del trabajo contenido, señalando la
insuficiencia del análisis de Ricardo para resolver el problema: la
falla de Ricardo, para Marx, se reconocía en que carecía del
concepto de valor, que Ricardo llamaba “valor absoluto”. (K.
Marx, Théories II, pp.189-230; y III, p. 159). Pero Sraffa afirma que
Ricardo no tenía un particular interés en el problema de por qué
dos mercancías producidas por las mismas cantidades de trabajo
no tienen el mismo valor de cambio, sino “… en qué medida los
valores relativos están afectados por las variaciones de los salarios” tal como

212
Plusvalor y Excedente

fue mencionado en párrafos anteriores, (P. Sraffa, “Introducción”


cit. p. xxvi) él planteará este mismo tema, y no el que examina
Marx, resolviéndolo de una forma original.
Ahora bien, a pesar de la “fama” que han adquirido, ni la
mercancía-patrón ni el sistema-patrón, constituyen por sí mismos
el núcleo analítico central de la obra de Sraffa; son sí elementos
particulares en la resolución de la aporía esencial sobre las
variaciones de los precios y su medida. Para conocer en dónde
reside la causa de la variación del precio de una mercancía, por
ejemplo si es como consecuencia de cambios en las variables
distributivas, la unidad de medida de los precios, o mercancía
numerario, debe poseer cualidades como la de tener valor y éste
ser invariable ante cambios en la distribución. Caso contrario no
podría determinarse la variación de los precios relativos de las
mercancías cuando se modifican la tasa de salario o la tasa de
ganancia.
Para Sraffa “La necesidad de tener que expresar el precio de una
mercancía en términos de otra que es elegida arbitrariamente como patrón,
complica el estudio de los movimientos de precios que acompañan a una variación
en la distribución. Resulta imposible decir, ante cualquier fluctuación particular
de precios, si surge como consecuencia de las peculiaridades de la mercancía que
está siendo medida, o si surge de las peculiaridades de la mercancía adoptada
como patrón de medida” (Sraffa, op. Cit. p. 37). Si se pudiera disponer
de una tal mercancía considera Sraffa que se dispondría de un
patrón capaz de aislar los movimientos de precios de cualquier otra
mercancía, “… de modo que pudieran ser observados como en un vacío) (p.
38).
Como no existe tal mercancía puede intentarse, sin embargo,
en construirla de modo tal que “… una combinación de mercancías o
una “mercancía compuesta” podría funcionar igualmente bien”. Entonces
“Supongamos que segregamos del sistema económico existente aquellas
fracciones de las industrias básicas individuales que, conjuntamente, forman un
sistema completo en miniatura dotado de la propiedad de que las diferentes
mercancías están representadas entre sus medios de producción totales en las
mismas proporciones en que lo están entre sus productos” (p. 38).

213
Fernando Hugo Azcurra

Esta forma de abordar la cuestión le permite a Sraffa suponer


que el sistema existente desde el cual se puede partir incluya
solamente industrias básicas y que ellas producen diferentes
mercancías (hierro, carbón, trigo) en diferentes cantidades que
suministran un producto excedente. Dirá que se puede construir
un sistema a escala reducida en las proporciones requeridas para
obtener una “mercancía compuesta” en precisas proporciones
“Denominaremos a una mezcla de este tipo la mercancía compuesta
patrón, o para abreviar, la mercancía patrón; y al conjunto de
ecuaciones (o de industrias) tomadas en las proporciones que generan la
mercancía patrón será denominado el sistema patrón”. (p. 40)
Sraffa generaliza este instrumento analítico tomando como
unidad de la mercancía patrón la cantidad de la misma que
formaría el producto neto patrón de un sistema patrón que
empleara el trabajo anual total del sistema existente. “Tal unidad
será denominada producto neto patrón o renta nacional
patrón”. Se concluye así que en el sistema patrón la razón entre el
producto neto y los medios de producción será la misma
cualesquiera fueran las variaciones registradas en la división del
producto neto entre salarios y ganancias, y cualquiera que fueran
las consiguientes variaciones de precios (p. 41).
Tal como se puede observar las condiciones de producción de
la mercancía patrón son tales que la relación entre la tasa de
ganancia y el salario en el sistema patrón es de carácter lineal. Y
esta relación lineal es válida para el sistema inicial cuando los
precios y el salario se expresen en términos de la mercancía patrón.
Si R es la razón patrón o tasa de ganancia máxima y w es la
proporción del producto neto que va a los salarios, la tasa de
ganancia será:

r = R (1 – w)

De modo que a medida que el salario se reduce gradualmente


desde 1 a 0, la tasa de ganancia aumenta en proporción directa a la
deducción total hecha del salario. (p. 42), entonces una vez dado el

214
Plusvalor y Excedente

salario, la tasa de ganancia se determina en ambos sistemas


(sistema real y sistema patrón) con independencia de las
proporciones de las ecuaciones en ellos. Y Sraffa dice que:
“proporciones particulares, tales como las proporciones patrón, pueden dar
transparencia a un sistema y hacer visible lo que está oculto, pero no pueden
alterar sus propiedades matemáticas” (p. 43). O sea que la relación entre
salarios y ganancias no queda confinada en la propuesta de una
construcción mental del sistema patrón sino que se puede
generalizar al abarcar el sistema económico real porque éste se
compone “de las mismas ecuaciones básicas que el sistema patrón, sólo que
en diferentes proporciones; de modo que una vez dado el salario, la tasa de
ganancia se determina en ambos sistemas con independencia de las proporciones
de las ecuaciones en ellos”
Así culmina sus análisis reformulando en términos generales el
problema de construir una mercancía patrón como equivalente a
encontrar un conjunto de k multiplicadores adecuados, por
ejemplo q a ; q b , … q k para ser aplicados, respectivamente a las
ecuaciones de producción de las mercancías “a”, “b”, …”k”.
En conclusión, de lo que se ha estado exponiendo hasta aquí,
el “artificio” de una “mercancía patrón” se muestra como una
herramienta analítica y un útil recurso de comprensión económica,
que es capaz de aislar los movimientos de los precios cuando la
distribución cambia y facilita el estudio de la relación entre las
variables distributivas en un cierto ámbito técnico dado. Pero
simultáneamente se desprende que no es correcto afirmar que
Sraffa resolvió la aporía de la medida invariable del valor (precios)
tal como la expusiera Ricardo. De los dos problemas aporéticos
formulados por Ricardo en su búsqueda de una medida invariable
de los precios: a) cambios en la técnica de producción, y b)
cambios en la distribución del excedente, lo que logra Sraffa es
establecer una la solución que pasa por distinguir estas dos
funciones dejando a un lado la primera. Uno de los dos problemas
suscitados por D. Ricardo parece finalmente resuelto por este
procedimiento elaborado por él: la mercancía patrón no varía con

215
Fernando Hugo Azcurra

relación a las variaciones de la distribución supuesto un método


de producción, pero cambiará cuando éste cambie.

“A un siglo y medio de distancia, la mercancía de Sraffa viene a realizar el


sueño ricardiano de la “medida invariable” del valor”. Este entusiasmo de
Luigi Pasinetti él mismo se encarga de situarlo y moderarlo,
cuando a pié de página manifiesta “Esto, al menos por lo que se refiere a
la característica de ser “invariable” al variar la distribución de la renta”. Y
prosigue Pasinetti La importancia teórica de esta construcción consiste en
haber demostrado la posibilidad de tratar la distribución de la renta
independientemente de los precios y, además, haber demostrado que tal
posibilidad no está ligada a la teoría pura del valor trabajo” (L.
Pasinetti, “Lecciones de Teoría de la Producción”, FCE, México, 1984, p.
152).

La llamada por Pasinetti “teoría pura del valor trabajo” es la


que se conoce como teoría del valor trabajo incorporado (o
contenido, o insumido, etc.) que supone proporcionalidad entre las
cantidades de trabajo incorporado en la producción de mercancías
con los precios, cosa ésta que no se verifica en la economía
capitalista que, como es sabido, no sólo no confirma aquella sino
que exige la explicación de por qué cuando aparece la apropiación
del excedente por los capitalistas mediante una tasa media de
ganancia, se comprueba una relación no proporcional entre uno y
otros. A esta última relación se la conoce como “teoría pura del
valor capital”.
Precisada la lectura sraffiana de la teoría el valor de Ricardo,
queda claro que no es de ningún modo la misma aporía que
enfrenta Marx a partir de los mismos textos que él refiere a la
naturaleza del valor, de allí que siga un sendero analítico
completamente diferente ya que a un planteo distinto es distinta la
respuesta (Teoría). Sraffa sólo en parte puede decirse que ha
resuelto el problema teórico de Ricardo en torno de la medida
invariable de los precios.

216
Plusvalor y Excedente

vii) – Trabajo fechado

La exposición del tema alude al proceso de producción de


mercancías como medios de producción (Mp) producidos a su vez
en etapas anteriores o pasadas, con lo cual se obtiene una suma de
trabajos directos (Tw) + trabajos indirectos (Mp),
descomponiéndose a lo largo del tiempo hacia atrás en “estratos”
o “capas” de ganancias ( r ) + salarios ( w ), constitutivos del
precio de toda mercancía. Producción bajo las condiciones
capitalistas no es otra cosa que trabajo realizado en distintas
“épocas” materializado en el mundo de las mercancías.

“Denominaremos “reducción a cantidades de trabajo fechadas” (o para


abreviar “reducción”) a una operación mediante la cual, en la ecuación de una
mercancía, los diferentes medios de producción utilizados son reemplazados por
una serie de cantidades de trabajo, cada una de las cuales lleva su “fecha”
adecuada”. (p. 57)
Haciendo tal operación la fórmula matemática que se obtiene
es la que Sraffa denomina “ecuación de reducción” para el
producto en la forma de una serie infinita, esto es una serie de
potencias, de modo tal que cuanto más cercana esté la ganancia (r)
a su máximo, las necesidades de trabajo se hacen siempre más
pequeñas a medida que se retrocede en el proceso productivo
hacia “épocas” cada vez más lejanas y así sucesivamente hasta
anularse en el infinito.
Lo anterior es, pues, una modalidad por la cual vuelve a ser
presentado todo el proceso como una “reducción” a cantidades de
trabajo incorporado, con lo cual se puede afrontar ahora el
interrogante ¿qué es el capital?: son medios de producción
producidos y usados para producir nuevas mercancías junto con el
trabajo asalariado; entonces ¿qué son medios de producción?: pues
en términos de Marx, capital constante (maquinarias, instalaciones,
insumos, etc.) elaborados en tiempos pasados por el trabajo
asalariado, o sea, “cantidades de trabajo fechadas”. De esta manera
Sraffa se aparta por cierto del marginalismo pero también de Marx.

217
Fernando Hugo Azcurra

El capital no es otra cosa que “trabajo fechado” en la concepción de


Sraffa.
Lo que aparece como de gran importancia de este análisis de
Sraffa consiste en que destruye de manera categórica todo los
intentos de la economía vulgar neoclásica de individualizar un
bien del que la ganancia pueda considerarse que sea su
precio, o sea que no existe una cosa llamada capital a la que
le corresponde un ingreso en igualdad de condiciones que al
trabajo y la tierra.
En la Parte II de su libro aborda Sraffa la producción conjunta
y la cuestión del capital fijo y la tierra, que, como hemos
anticipado, no desarrollaremos. Pero sí podemos decir que en
todos estos temas pone en práctica los instrumentos y análisis
desarrollados en la Parte I que es decisiva para la comprensión del
resto de su obra, y en la cual aparecen modificaciones que sin ser
sustantivas matizan bastante la precisión tan rigurosa con que
aparecen expuestos en la primera parte.

218
Plusvalor y Excedente

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