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TEMA 25.- LA COHESIÓN TEXTUAL: ESTRUCTURAS, CONECTORES,
RELACIONANTES Y MARCAS DE ORGANIZACIÓN.
 
1.- La coherencia y la cohesión en el texto.......................................................................1
2.- Las estructuras..............................................................................................................2
3.- Procedimientos de cohesión textual.............................................................................3
3.1.- La recurrencia........................................................................................................3
3.2.- La elipsis...............................................................................................................3
3.3.- El orden de los constituyentes...............................................................................4
3.4.- Marcadores de función transoracional: conectores, relacionantes y marcas de
organización..................................................................................................................4
 

1.- La coherencia y la cohesión en el texto.


 
La coherencia de un texto es lo que determina que éste pueda ser comprendido
por el oyente como una unidad cuyas partes se relacionan entre sí y como emisión
adecuada a un contexto. Por eso, según Coseriu, tiene que adecuarse a lo que dicta la
norma de una comunidad. En este sentido, lo normativo no solo toca a las estructuras
lingüísticas que, en forma de actos de habla, son más comúnmente emitidas por una
comunidad: la coherencia de un texto radica igualmente en la adecuación de éste a la
cosmovisión del mundo que tenga esa comunidad: Me he comido el corazón de él, será
emisión adecuada a la cosmovisión de las lenguas de comunidades caníbales; en español
sería tomada como una desviación de la norma, literaria o estilística. Por eso la
coherencia está estrechamente ligada a la pragmática, a la retórica y a la semántica.
 
La cohesión es, por su parte, el conjunto de elementos lingüísticos cuyas
funciones revelan sus relaciones mutuas: se relaciona, pues, de modo directo con la
morfosintaxis. No obstante, la cohesión garantiza la gramaticalidad de un texto y ello no
nos da certeza de la coherencia o incoherencia del mismo: El picaporte bilingüe
descifraba su tristeza es desde el punto de vista normativo incoherente aunque
cohesionado.
 
Con todo, coherencia y cohesión no pueden separarse. Un texto coherente sólo
puede ser expresado a través de una buena cohesión. La cohesión de un texto viene dada
precisamente por las estrategias comunicativas de un emisor: en términos generativistas,
la estructura profunda, con sujeto y predicado lógicos, guarda la intención comunicativa
primaria. El emisor tiene que cerciorarse de que el receptor la capte. En pro de esa
intención, cohesionará la estructura superficial. En última instancia, el oyente percibirá
analíticamente la coherencia de esa intención a través de la cohesión del texto.
 
Por eso la coherencia y la cohesión se relacionan directamente con la
competencia comunicativa de los integrantes en la comunicación, o lo que es lo mismo:
con la capacidad que tienen emisor y receptor para emitir y comprender secuencias
inéditas y adecuadas a la norma de su lengua y a los contextos en que tales emisiones
pueden realizarse.
 
2.- Las estructuras.
 
En relación con lo que apuntábamos antes, un emisor estructura el contenido de
su discurso dependiendo de sus estrategias comunicativas: Gindin presenta dos
métodos de estructuración: el estricto y el elástico.
o El método estricto supone un discurso rígido: un texto lo forma una clase de
elementos que llamaremos subtexto. Cada uno de estos subtextos tienen una
posición exclusiva en el discurso: no pueden ocupar otra posición, ni su posición
puede ser ocupada por otros subtextos. A este método responden discursos
rígidos: jurídico-administrativos, científicos,... Por ejemplo, una ley siempre ha
de tener un encabezamiento, que irá al inicio siempre, mientras que el pie de ley
siempre vendrá al final: pie y encabezamiento son dos subtextos que no pueden
ocupar otras posiciones en el texto, tampoco el articulado de la ley puede
aparecer donde lo hacen éstos.

o El método elástico supone un texto flexible: cada subtexto no se define sólo por
la posición que ocupa: deben estar enlazados de modo semántico y pragmático:
en una narración cuya base sea un proceso judicial, el desenlace de un asesinato
puede aparecer al principio; las continuas prolepsis y analepsis hacen que lo
narrado tenga una estructura flexible pero no desordenada: cada elemento se
cohesiona de tal modo que nos remite a una semántica –las motivaciones y
circunstancias del asesino– y pragmático: la narración, como acto de
comunicación busca el interés del lector.
 
Para Dijk, un texto ha de contar con una macroestructura, o sucesión de
proposiciones entrelazadas que tienen coherencia, y una microestructura, que marca la
cohesión superficial de un texto.
 
La Gramática Sistémico-funcional define la textura como todo aquello que da
coherencia a un texto. Una textura puede ser expresada mediante varias formas
dependiendo del registro que pida la situación comunicativa, es decir, dependiendo de la
estructura. Cada situación comunicativa tendrá una determinada forma según sus
funciones obligatorias u opcionales, o lo que es lo mismo, según su fórmula
estructural.
 
Por eso, desde la Antigüedad se han venido estableciendo una serie de tipologías
textuales que hunden las raíces en la Retórica, entendida ésta como un sistema de
producción de textos orientados al éxito comunicativo adecuado a cada contexto y a los
condicionantes sociales. Por tanto no sólo ha de atender a la cohesión y coherencia de
cada texto, sino también a su adecuación pragmática:
 
o Descriptivos: conciben los hechos o los seres en sí mismos, no insertos en un
devenir.
o Narrativos: expresan unos hechos en un devenir.
o Exposición: constata hechos que no se corresponden a opiniones.
o Argumentativos: Persuade de juicios.
o Dialógicos: Expresan de modo directo la intervención de las personas presentes
en el proceso de comunicación.
 
3.- Procedimientos de cohesión textual.
 
Son muchos los factores que concurren en la cohesión textual. De ellos vamos a
dar cuenta en lo que sigue.
 

3.1.- La recurrencia.
 
Este recurso supone la reiteración de un elemento en el mismo texto donde
aparece. Esta repetición puede ser de varios tipos:
 La reiteración léxica se da si repetimos una misma palabra lexemática
respetando tanto sus significado como su significante: Todo hombre es
mortal; Platón es un hombre, luego Platón es mortal.
 También se puede reiterar un concepto a través de la sinonimia, o
reiteración léxica sinonímica, aunque ésta raramente sea total: Los daneses
pagan muchos impuestos: esos nórdicos tienen, por tanto, una buena
protección social. En ésta podría incluirse la sustitución de un hipónimo por
su hiperónimo: Tiene un Ferrari: le encanta su coche.
 Por último, y tal vez la más común, es la correferencia, o repetición léxica
de lo designado; a diferencia de la anterior, aquí no se trata de un intento de
identidad de significados, sino de que los elementos compartan referentes, no
significados: Juan Manuel de Prada recibió el Nadal: “El peor de los poetas
recibiendo un premio de narrativa; el mejor de los novelistas dará las
gracias en verso”, dijo su presentador. La recurrencia permite que podamos
establecer redes léxicas a las que subyazcan unos núcleos comunes de
significación, que marcarán los campos semánticos del texto.
 

3.2.- La elipsis.
 
Supone elidir un segmento de una oración que es necesario para su construcción
gramatical, pero no para su entendimiento.
 La elipsis telegráfica ha sido definida como aquella que carece de contexto
lingüístico, de modo que se hace imprescindible conocer el marco de
comunicación para entender el elemento omitido: depende por tanto del contexto
extralingüístico y de la competencia textual de un hablante, si por ella
entendemos su capacidad de entender y emitir oraciones inéditas para él: [El
premio Nobel viaja] a Alemania; [El equipo de fútbol de Francia, campeón del
mundo, ha alcanzado ]la Gloria.
 La elipsis contextual, por el contrario, no depende del contexto extralingüístico,
sino del texto mismo, de ahí su importancia como elemento cohesionante en un
discurso: trataremos ahora de ver de qué tipo son:
o La elipsis nominal omite principalmente un núcleo de este tipo, aunque
sus modificadores y adyecentes, y otros elementos que aparecen en el
mismo contexto también puedan ser elididos con él: He visto unos discos
muy interesantes, mañana me compraré uno y me temo que este tarde
[me compraré] otro [disco]. En este sentido, el contexto extralingüístico
puede ser necesario, y por tanto la elipsis no retoma el elemento
enunciado, sino otro análogo presente en la situación comunicativa, no
en el texto: – Te dejo mis dos bolígrafos. – No, gracias: tengo dos
[bolígrafos] míos. En este caso la elipsis no se refiere a los mismos
bolígrafos de la oración anterior, sino a otros presentes en el contexto.
Los pronombres suponen implícitamente una elipsis: - ¿Quieres este
lápiz? – No, gracias, prefiero ese.
o La elipsis comparativa consiste en omitir algunas de las partes de los
términos de comparación en las estructuras comparativas, por estar
presentes en el contexto verbal: Es tan alegre como Juan [es alegre].
o Por último, la elipsis verbal implica la elisión de una forma verbal, y
aun, como en la elipsis nominal, de algunos de sus adyacentes
sintagmáticos: - ¿Te pongo una cerveza? – [Me pones]Una cañita. Las
perífrasis verbales cuyo auxiliar se unen de modo directo a un infinitivo
pueden elidir éste, a veces con un pronombre personal átono que remite a
lo omitido: Juan sabe curiosear en las librerías de viejo; y yo, la verdad,
no sé; o – ¿Consigues mejorar? – No, no lo consigo.
 

3.3.- El orden de los constituyentes.


 
Si consideramos que tema es la información nueva y rema, la añadida
entenderemos que podemos calificar dos tipos de órdenes, que, siguiendo a Ulrich,
llamaremos categóricos y téticos. Los categóricos suponen una bimembración de la
oración en tema y rema ordenados de este modo: Suj + Vbo + (CD) + (CI) o (CD) +
(CI) + Vbo + Suj –A Juan le encantan los toros– y hacen referencia a un actante. Los
téticos no hacen referencia a un actante, sino que se concentran en un hecho y carecen
de tema y rema: así cuando se anuncia una existencia en sí misma: Hay fiestas en mi
barrio; si el enunciado tiene actantes, no se centra en ellos, sino en el suceso: pueden
tener uno o más actantes: Me duele la cabeza.
 
La elección por el emisor de uno u otro orden depende de sus intenciones
comunicativas: el orden categórico implica una predicación lógica y es por ello más
narrativo; en el tético se pretende introducir o describir un suceso en sí mismo, sin
intención de narrar.
 
Al margen de estas consideraciones, el español ofrece un orden lineal Suj +
Vbo + Complementos. A partir de este esquema se puede dislocar este orden mediante
uno llamado envolvente. En éste el hablante tiende a anteponer el elemento sobre el que
quiere llamar la atención usando en favor de sus intenciones las curvas de entonación
¡Dos cañitas he pedido! Por eso en las interrogativas el elemento demandado se coloca
en primer lugar, aun no funcionando como sujeto: ¿Qué dice?
 
La importancia del verbo para establecer la cohesión explica que ésta se debilite
cuando va después de la parte tensiva del grupo fónico: La voz de Juan, con la boca
llena, me llamaba.
 

3.4.- Marcadores de función transoracional: conectores,


relacionantes y marcas de organización.
 
Hay elementos, como las conjunciones, que no son meros enlaces con
funcionalidad sintáctica, sino que expresan transiciones y conexiones mentales
relacionando la oración en que se hallan con el sentido general de lo que se viene
diciendo: No me hacen caso. Y no es que yo no se lo haya advertido. Otras veces hacen
referencia al contexto extralingüístico: así, por cierto, señala una intención
comunicativa pragmática de, por así decir, romper el hielo: Por cierto, he perdido los
cupones premiados. A ellos se les ha llamado enlaces oracionales, o partículas, que
nosotros llamaremos marcadores de función transoracional. El hecho de que su
funcionalidad sintáctica sea mínima en comparación con su rendimiento pragmático y
retórico queda de manifiesto en que en ocasiones se puedan elidir: No me hacen caso.
No es que yo no se lo haya advertido o He perdido los cupones premiados.
 
El hecho de que no respondan a una sola categoría gramatical y de que estén
lexicalizados o fosilizados como sintagmas delatan que son un hecho de norma, no de
sistema, y, por tanto, están acuñados por el uso por una comunidad lingüística que trata
de marcar muchos aspectos de índole retórica y pragmática. Ahora bien, no cabe duda
de que tienen un enorme valor como conectores interoracionales de las sucesivas
proposiciones de un texto, incluyendo a éstas en un mismo marco significativo: el del
texto. Dos importantes subtipos vertebran estos marcadores transoracionales: los
adverbios modificadores oracionales y los marcadores de función textual.
 
Los adverbios modificadores oracionales no son complementos obligatorios ni
optativos del verbo: sencillamente quedan fuera de su rección –de ahí que vayan
separados por pausas–. Ello se explica porque estos marcadores se limitan a introducir
comentarios relativos al contexto extralingüístico de la oración, contextualizando el
texto en una determinada situación comunicativa: Desgraciadamente, todo terminó.
 
Un posible criterio de clasificación de estos marcadores vendría dado por qué
comentan del contexto extralingüístico, de este modo tendríamos:
 
 Expresivo, o valorativo: Desgraciadamente, todo terminó.
 Refuerzo de la aserción: Sinceramente, no te entiendo.
 Metatextual: Brevemente: no iré a la cena de fin de curso.
 Valoración del texto: Literariamente, el texto es muy bueno.
 Ordenador: Primeramente: no soy el culpable de la situación.
 
Por su parte, el otro gran grupo de marcadores transoracionales lo forman los
marcadores de función textual. Se caracterizan por su heterogeneidad categorial
(locuciones, conjunciones, interjecciones,...) y porque pueden adoptar diferentes
comportamientos morfológicos y funciones sintácticas. Algunas de ellas pueden ser:
 
 Asentimiento y corroboración: En efecto, Juan es mi hermano.
 Causalidad: Entonces, ¿no vienes?
 Cierre discursivo: En fin, iré.
 Conclusión: A fin de cuentas, Juan es así.
 Intensificación: Iré. Más aún, encabezaré la operación.
 Transición: Por otra parte, Juan es mi amigo.
 Aclaración: O sea, que es una persona agradable ¿no?
 
 

 
 

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