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Revista trimestral publicada

por la Organización de las Naciones Unidas


para la Educación, la Ciencia y la Cultura
con la colaboración de la Comisión Española
de Cooperación con la U N E S C O
y del Centre U N E S C O de Catalunya.
Vol. X L I V , núm. 4, 1992
Condiciones de abono
en contraportada interior.
Director: AN Kazancigil
Redactor jefe: David Makinson
Maquetista: Jacques Carrasco.
Ilustraciones: Florence Bonjean
Realización: Jaume Huch •
Corresponsales
Bangkok: Yogesh Atal
Beijing: Li Xuekun
Belgrado: Balsa Spadijer
Berlín: Oscar Vogel
Budapest: György Enyedi -
Buenos Aires: Norberto Rodríguez
Bustamante
Canberra: Geoffroy Caldwell
Caracas: Gonzalo Abad-Ortiz
Colonia: Alphons Silbermann
Dakar: T . Ngakoutou
Delhi: André Béteille
Estados Unidos de América: Gene M . Lyons
Florencia: Francesco Margiotta Broglio
Harare: Chen Chimutengwende
H o n g Kong: Peter Chen
Londres: Chris Caswill
Madrid: José E. Rodríguez-Ibáñez
México: Pablo González Casanova
M o s c ú : Marien Gapotchka
Nigeria: Akinsola Akiwowo
Ottawa: Paul Lamy
Seúl: Chang Dal-joong
Singapur: S. H . Alatas
Tokyo: Hiroshi Ohta
Túnez: A . Bouhdiba

T e m a s de los próximos números,.


L a innovación
Políticas comparadas

Ilustraciones:
Portada:
Representación del dios precolombino
Quctzalcoatl (Códice Magliabechiano, f. 61). D e la
obra L'Amérique de la conquête pinte par les
Indiens du Mexique, de Serge Gruzinski,
Éditions Flammarion, 1991.
A la derecha:
«Los primeros habitantes de America», de un
grabado sobre madera de 1497, Museo de
La Plata, México, Rogcr-víoiict.
2 2 DEC. 1992

REVISTA INTERNACIONAL DE CIENCIAS SOCIALES

Diciembre 1992

América: 1492-1992 134


Ignacy Sachs Introducción: ¿el fin de la era de Colón?
El desarrollo en tela de juicio 483

Trayectorias históricas
Aldo Ferrer El desarrollo económico de Argentina:
una perspectiva histórica 491
Luiz Vasconcelos Brasil: quinientos años de historia 501
y Vania Cury
Osear M u ñ o z Economía y sociedad en Chile: frustación y
cambio en el desarrollo histórico 517
Serge Gruzinski Colonización y guerra de imágenes en el México
colonial y moderno 533
R . T . Naylor Canadá en la era poscolombina 549
Stuart Bruchey Las bases del desarrollo económico de los
Estados Unidos 563

Elementos del desarrollo


Aníbal Quijano La americanidad c o m o concepto, o América en
e Immanuel Wallerstein el moderno sistema mundial 583
Ruggiero R o m a n o El peso de las instituciones metropolitanas 593
Juan C . Garavaglia El hombre y el medio en América: acerca del
«determinismo» y el «posibilismo» 605
Francisco R . Sagasti Conocimiento y desarrollo en América Latina:
ciencia, tecnología y producción quinientos años
después del encuentro con Europa 615
S. N . Eisenstadt Cultura, religión y desarrollo de las
civilizaciones de América del Norte y América
Latina 629

El ámbito de las ciencias sociales


Else 0yen Algunas cuestiones básicas de la investigación
comparada sobre la pobreza 647
482

Servicios profesionales y documentales


Calendario de reuniones internacionales 661
Libros recibidos 663
Publicaciones recientes de la U N E S C O 665
Números aparecidos 667
índice de materias y autores 1992 669

© UNESCO 1992 ISSN 0379-0762


Introducción: ¿El fin de la era de Colón?
El desarrollo en tela de juicio

Ignacy Sachs

Cada generación reinterpreta la historia según Tras la destrucción de los Estados y cultu-
su sensibilidad. Es m u y natural que el Quinto ras precolombinos, los colonizadores ya no en-
Centenario del «encuentro de dos mundos» contraron resistencia en América, al contrario
-uno de los eufemismos m á s singulares inven- de lo ocurrido en otros territorios periféricos.
tados por los diplomáticos de la cultura- dé Los países de América se (re)crean así ex nihi-
lugar a una profusión de publicaciones sobre lo. Surge, literalmente, un N u e v o M u n d o que
la Conquista y sus consecuencias. Lo que re- termina por escindirse: el Norte del continente
sulta curioso, en comparación con los actos -al menos los Estados Unidos- se suma al
conmemorativos a que dio lugar el cuarto cen- centro del sistema mundial e incluso termina
tenario, es la inversión de las proporciones convirtiéndose en su potencia principal, mien-
entre las obras que insis- tras que los países de A m é -
ten en poner de relieve su Ignacy Sachs es profesor en la Escuela rica Latina aunque con tra-
aspecto heroico y aque- de Estudios Superiores de Ciencias So- yectorias marcadamente
llas, cada vez más numero- ciales (EHESS) en París, desde 1968, y diferenciadas entre sí, tie-
sas, que tratan de analizar responsable del seminario de «Investi- nen en c o m ú n el hecho de
gación comparada sobre el desarrollo».
su brutalidad, dando tam- En 1973, fundó el Centro Internacional seguir perteneciendo a la
bién mucha importancia de Investigación sobre el Medio a m - periferia de ese sistema.
a la visión de los venci- biente y el Desarrollo (CIRED) y, en Es difícil imaginar un
1985, el Centro de Investigación sobre
dos. el Brasil Contemporáneo (CRBC), del laboratorio m á s apropiado
El gran historiador in- cual es director. Es autor de numerosas que presente, en un m i s m o
dio K.N. Panikkar llamaba obras sobre el desarrollo y sus repercu- continente y durante un
siones sobre el medio ambiente. Su di-
«la era de Vasco de G a m a » rección: Centre de Recherches sur le periodo de cinco siglos,
al período transcurrido Brésil Contemporain: 54, Bib. Raspail, una gama tan amplia de
desde la llegada de los eu- 75006 París. trayectorias y de formas de
ropeos a las costas de la desarrollo o de «maldesa-
India hasta la independen- rrollo». Su análisis se im-
cia de este país. La conquista de América ha pone en la medida en que elfinde la era de
cambiado tan radicalmente el curso de la his- Colón se perfila c o m o el desafío más impor-
toria hasta nuestros días que, por analogía, se tante con que se enfrenta la humanidad dividi-
puede hablar de la era de Colón. En 1492 da en un Norte y un Sur, al que acaba de
comienza la división del m u n d o en Norte y agregarse un segundo Sur: los países de Europa
Sur, la instauración de relaciones asimétricas y del Este y de la antigua U R S S que se empeñan
difícilmente reversibles entre potencias domi- en construir un capitalismo periférico y tardío
nantes y regiones dominadas. E n el artículo sobre las ruinas del socialismo real.
que figura a continuación, Wallerstein y Qui- ¿Cuándofinalizarála era de Colón y reco-
jano muestran que la creación del sistema- menzará la historia con una búsqueda de nue-
m u n d o tal c o m o existe actualmente es la con- vos modelos de sociedad y de comunidad
secuencia directa de ese hecho. mundial que responda al triple critero de justi-

RICS 134/Diciembre 1992


484 Ignacy Sachs

cia social, prudencia ecológica y eficacia eco- los «monográficos» (Ferrer en el caso de Ar-
nómica? ¿Cuándo se establecerá un nuevo or- gentina, M u ñ o z en el de Chile, Vasconcelos y
den mundial fundado en la igualdad de opor- Cury en el de Brasil) insisten en la importancia
tunidades para todos los países, pequeños o de la singularidad a la vez que elaboran una
grandes, pobres o ricos, y en un reparto equita- historia razonada, implícitamente fundada en
tivo del poder en las instituciones internacio- el cuestionamiento de las teorías del desarro-
nales? llo. Ocupan así un «espacio intermedio» entre
El desmoronamiento del socialismo real no la teorización que, a fuerza de buscar la gene-
puede interpretarse c o m o una victoria defini- ralidad, termina por volverse ahistórica y el
tiva y convincente del capitalismo neoliberal. banal estudio de casos que no se presta a nin-
Los modelos del primer m u n d o están desgas- guna comparación ni generalización. Resulta
tados. El segundo m u n d o vuelve a empezar tentador ver en este tipo de comparatismo un
haciendo tabla rasa. E n cuanto al tercer m u n - arma capaz de sacar el debate sobre el desarro-
do, sus modelos y prácticas requieren ser rede- llo del estancamiento teórico en que se en-
finidos a fondo. Esto indica hasta qué punto cuentra en la actualidad. A la vez, en este
está fuera de lugar la tesis de Fukuyama sobre número de la R I C S se plantean algunas cues-
el «fin de la historia». tiones transversales a propósito de la plurali-
D e ahí que hayamos considerado útil apro- dad de destinos de América.
vechar la ocasión del Quinto Centenario para ¿Qué se puede pensar hoy en día, teniendo
replantear el debate sobre el desarrollo a partir en cuenta la nueva sensibilidad ecológica, de
de una comparación de las trayectorias de al- la polémica que enfrenta desde hace casi un
gunos países de América. siglo a los deterministas geográficos y los posi-
Este número de la Revista Internacional de bilistas culturales?
Ciencias Sociales tiene un propósito doble. A partir del estudio de la civilización pre-
Por una parte, se trata de señalar la plurali- colombina del valle de México, Garavaglia lo-
dad de estas trayectorias, el papel fundamental gra modificar los términos del cuestionamien-
que desempeña en ellas lo singular por oposi- to. Esa civilización dio muestras de una exce-
ción a lo específico, en el sentido etimológico lente adaptación a las condiciones naturales
de este último término y, por tanto, contrario mediante un empleo cuidadosamente elabora-
a su acepción popular. Cabe hablar de una do del transporte por agua y de>la construcción
cierta especificidad del Sur y del Norte de de chinampas, jardines flotantes que permi-
América sin dejar de insistir en los aspectos tían alimentar una población numerosa y ur-
singulares de la historia que diferencian, por banizada. Su desarrollo se produjo en armonía
una parte, a Chile de la Argentina, Brasil y con la naturaleza (en este caso el agua), mien-
México, y, por otra, a los Estados Unidos del tras que los colonizadores españoles, que aca-
Canadá. Probablemente podrían elaborarse riciaban el sueño prometeico y voluntarista de
otras subtipologías a condición de incluir la dominar la naturaleza, se apartaron del agua
totalidad de los países latinoamericanos, lo con las funestas consecuencias que aún se de-
que no ha podido hacerse por falta de espacio. jan sentir en el presente.
En particular, sería posible contraponer los D e seguir el hilo de la reflexión de Garava-
países que se insertaron en la economía m u n - glia, es posible distinguir un posibilismo «bue-
dial gracias al impulso de su producción mine- no» y uno «malo». El primero trata de poner
ra a los que se desarrollaron a partir de planta- de relieve las oportunidades que ofrece el m e -
ciones (el Brasil perteneció sucesivamente a dio natural, el segundo sucumbe a la tentación
ambas categorías). Otra distinción fundamen- de eliminar las limitaciones de éste para repro-
tal podría establecerse entre los países cuya ducir en él, sin cambios, modelos transferidos
población indígena sobrevivió a duras penas y de un entorno diferente. E n realidad, se trata
aquéllos donde la población y las culturas pre- de la oposición entre el desarrollo autónomo y
colombinas fueron prácticamente aniquilados. el «maldesarrollo» mimético.
Gruzinski analiza precisamente en este n ú m e - Esto nos lleva a considerar el papel que
ro ciertas repercusiones de este último fenó- desempeñan los factores culturales y religiosos
m e n o en la historia cultural de México. en el desarrollo. Eisenstadt subraya con razón
Prácticamente todos los autores de artícu- que estos factores deben interpretarse en el
Introducción: ¿Elfin de la era de Colón? El desarrollo en tela de juicio 485

U n arcángel, de un artista peruano definalesdel siglo xvii, representado con sus alas emplumadas tradicionales,
pero con un hábito suntuoso de la época y disparando con mosquete. D e la obra Le monde hispanique, de John
Elliott, Editions Vilo, 1991. Ilustración de w. swaan, N.Y.
486 Ignacy Sachs

marco global del proceso histórico del desarro- sidades. El tercer enfoque, preconizado por
llo y que no pueden considerarse c o m o expli- Sagasti, parece el apropiado: las prioridades
cación cabal de las diferencias entre las trayec- de la investigación deben tener en cuenta el
torias de los países de América Latina y las de contexto socioeconómico, natural y cultural.
América del Norte. Indudablemente, un factor N o obstante, la verificación de las hipótesis
de peso es la oposición entre el catolicismo y el debe responder a los criterios universales de la
protestantismo, entre la religión institucionali- ciencia.
zada y la religión civil, pero no menos impor- La reflexión sobre el papel de la ciencia y
tantes son las diferencias entre las formas de de la técnica, de las imitaciones y la creativi-
Estado presentes en los dos grupos de países. dad, lleva a plantear dos problemas de carácter
Dicho de otro m o d o , el contraste en lo que m á s general.
atañe a la herencia institucional de las anti- El primero es el de la singularidad, la espe-
guas metrópolis constituye otro factor de dife- cificidad y la universalidad. Citemos a este
renciación, analizado por Romano. América respecto a Octavio Paz:
Latina heredó instituciones de tipo feudal, lo «La pretendida universalidad de los siste-
que no le impidió organizar un m o d o de pro- m a s elaborados en Occidente durante el siglo
ducción basado en la esclavitud. H a y que agre- XIX se ha roto. Otro universalismo, plural,
gar que los productos agrícolas y mineros lati- amanece.»
noamericanos entraban en los circuitos del El segundo es el de un enfoque global del
incipiente comercio capitalista mundial. D e - desarrollo, que reconozca la pluridimensiona-
b e m o s ir m á s allá de las simplificaciones que lidad y la complejidad de ese concepto. El
explican la historia de América Latina exclusi- desarrollo es un proceso y no un estado final.
vamente en términos de feudalismo, esclavis- Puede interpretarse c o m o un proceso de libe-
m o o capitalismo. C o n todo, las polémicas en ración respecto de las trabas que limitan la
este punto han sido m u y violentas. creatividad h u m a n a . Por liberación puede en-
Las civilizaciones de América, tal c o m o las tenderse también la abolición de un poder
conocemos en la actualidad, ¿constituyen opresor, la eliminación de todos los obstáculos
«fragmentos» de Europa o son, por el contra- materiales, o incluso un proceso de aprendiza-
rio, una cristalización de nuevas civilizacio- je social, un avance lento y difícil hacia una
nes? Eisenstadt opta decididamente por la se- civilización del ser con un reparto equitativo del
gunda interpretación. Los Estados Unidos na- tener.
cieron de una rebelión contra el viejo m u n d o . Esta polisemia del término hace que la ela-
Pero también América Latina consiguió trans- boración de modelos fundados en un número
formar radicalmente las premisas heredadas limitado de variables sea prácticamente impo-
de Europa en materia de civilización e institu- sible. En todo caso, es preciso rechazar el razo-
ciones. A d e m á s , fue escenario de un intenso namiento reductor a base de los factores eco-
mestizaje cultural, motivo de legítimo orgullo nómicos y de otro tipo, lo que da a entender
para los pueblos latinoamericanos. que lo económico es el factor determinante,
En nuestros días, la vitalidad y creatividad cuando sería necesario, por el contrario, hacer-
culturales de América constituyen un aporte se la pregunta fundamental de Karla Polanyi:
importante a la cultura mundial. E n cambio, ¿cómo se inserta lo económico en lo social?
¿qué cabe decir de la ciencia y la técnica lati- C o m o señalaba con frecuencia Gunnar
noamericanas? Myrdal, sólo existen configuraciones de facto-
Sagasti recuerda la herencia de las culturas res pertinentes y no pertinentes relativos a los
precolombinas, en gran parte aniquilada por el ámbitos social, cultural, ecológico, económico
cataclismo que representó el «encuentro de los y político. Esto lo han comprendido m u y bien
dos mundos». E n la actualidad hay que llenar los historiadores que practican la historia to-
el vacío que separa en este aspecto el Norte del tal, c o m o demuestra el pasaje siguiente de Pie-
Sur. Algunos suponen que el Sur ya no tiene la rre Villar (1982, pág. 302):
posibilidad de liberarse de la dependencia «Para ti el universo de los hechos económi-
científica y técnica con respecto al Norte. cos. Para ti el de los hechos políticos. Para ti el
Otros querrían que se dotara de una ciencia de los hechos artísticos. ¿ Y si la historia fuera
diferente, que respondiese a sus propias nece- totalización? ¿ Y si todo acontecimiento entra-
Introducción: ¿El fin de la era de Colón? El desarrollo en tela de juicio 487

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Niños en Cajamarca, Perú. Christophe Kuhn.


488 Ignacy Sachs

ñase en cierto m o d o un aspecto económico? apreciar mejor su potencial de desarrollo pasa-


¿ Y si todo acontecimiento económico estuvie- do y presente. La comparación no debe hacer-
ra hecho de mil decisiones que no lo son?» se forzosamente con el objetivo de alcanzar
¿Es posible, en estas condiciones, aspirar a generalizaciones, aun cuando el enfoque tipo-
una teoría del desarrollo? E n su artículo sobre lógico siga teniendo interés. L o que resulta
los Estados Unidos, Stuart Bruchey señala con m á s importante en el comparatismo es el efec-
toda razón que los factores determinantes de to de espejo. Al observar c o m o el Otro encara
un proceso de crecimiento imbricado en una dificultades similares a aquellas con las que
configuración histórica forzosamente única se tropezamos nosotros, c ó m o aprovecha las mis-
indentifican mejor a posteriori que a priori. Se m a s oportunidades que se nos presentan, se
adhiere, por lo tanto, a la tesis de Kuznets, enriquece nuestra propia capacidad de intros-
según el cual una teoría general del crecimien- pección y de autoevaluación. Observar c ó m o
to puede resultar «siempre fuera de alcance». han divergido las trayectorias de países que
Cabe agregar un elemento que complica toda- inicialmente tenían la m i s m a inserción en la
vía m á s la tarea del teórico: las repercusiones, economía mundial, nos lleva naturalmente a
a veces decisivas, del entorno internacional examinar en detalle sus diferentes configura-
que termina por imprimir un ritmo en la his- ciones institucionales y culturales.
toria de ciertos países (véase a este respecto el Las posibilidades de comparación no se
artículo de R.T. Naylor sobre el Canadá que agotan con estos ejemplos, del m i s m o m o d o
aquí se incluye). que los artículos reunidos en este número de la
C o n todo, nos parece que sigue siendo po- Revista Internacional de Ciencias Sociales no
sible una teoría heurística que ayude a hacer a hacen m á s que plantear algunas cuestiones
la historia las preguntas apropiadas y que, al transversales entre otras posibles. Nuestra in-
m i s m o tiempo, permita al planificador aven- tención ha sido ilustrar un enfoque que permi-
turarse en el futuro. A propósito de esto, con- ta plantear de nuevo el debate sobre los facto-
viene destacar que la ambición del planifica- res determinantes del desarrollo y los márge-
dor no hace sino prolongar la tarea del histo- nes de libertad histórica y evaluar además la
riador, con la diferencia de que este último se eficacia de nuestros instrumentos de análisis
encuentra en la cómoda situación ex post fac- respecto de estos procesos plurales, pluridi-
tum mientras que el primero se propone in- mensionales y necesariamente complejos.
fluir en el curso de los acontecimientos futu- Por último, desbrozar el terreno de este
ros, aunque sea de forma marginal. m o d o abre el camino a una reflexión prospec-
En ambos casos, la historia dará la respues- tiva sobre el advenimiento de la época posco-
ta. Es esto lo que pudo hacer decir a Perry lombina. A continuación se enumeran algunos
Anderson (1983, pág. 26): «La teoría es ahora temas particularmente prometedores que m e -
historia con una seriedad y una severidad que recen ocupar un lugar en el programa de inves-
nunca tuvo en el pasado, de igual forma que la tigaciones de la U N E S C O :
historia es también teoría con todas sus exi- - la pluralidad de los desarrollos y las nue-
gencias, de un m o d o que antes solía eludir». vas formas de asociación entre el Estado-
N o s parece que en una teoría del desarrollo agente de desarrollo, las empresas y la socie-
c o m o ésta resulta central el concepto potencial dad civil;
de desarrollo de un pueblo, basado en su capa- - el porvenir de las sociedades pluricultu-
cidad cultural para pensarse a sí m i s m o y do- rales;
tarse de un proyecto, en su sistema socioeconó- - la reestructuración de la economía m u n -
mico que le permite un mayor o menor mar- dial y del sistema internacional.
gen de acción autónoma.
N o cabe duda de que la comparación entre
las trayectorias de diferentes países permite Traducido del francés
Introducción: ¿Elfin de la era de Colón? El desarrollo en tela de juicio 489

Referencias

A N D E R S O N , Perry. Tras las huellas del materialismo histórico, Siglo xxi, Madrid, 1986.

P A Z , Octavio. Tiempo nublado, Seix Barrai, Barcelona, 1983.

V I L A R , Pierre. Economía, derecho, historia: conceptos y realidades, Ariel, Barcelona, 1983.

P E R E C , Georges. Espèces d'espaces, París, Denocl, Gonthier.


TRAYECTORIAS HISTÓRICAS

El desarrollo económico de Argentina:


Una perspectiva histórica

Aldo Ferrer

1. Las economías regionales de Córdoba y la prohibición de exportación de


de subsistencia metales por el Río de la Plata reflejaban el
escaso interés de estas tierras dentro del orden
A principios del siglo XVI, la población indíge- colonial.
nea del actual territorio argentino ascendía a El Litoral fue durante la colonia el área
alrededor de 300.000 personas. En el Noroes- más atrasada y menos poblada de lo que ac-
te, Centro y Cuyo, los conquistadores organi- tualmente es el territorio argentino. Hacia m e -
zaron la m a n o de obra disponible en enco- diados del siglo xvín su población ascendía a
miendas. Hacia fines del siglo trabajaban en 50.000 habitantes, de los cuales alrededor de
las mismas 20.000 indígenas en Mendoza, la mitad eran blancos y criollos y el resto
12.000 en Córdoba y otros indios y mestizos. Hacia el
tantos en Santiago del Es- final del período colonial,
Aldo Ferrer es Profesor de Política
tero. M á s tarde, se desarro- Económica de la Universidad de Bue- la corona española demos-
llaron en el Paraguay las nos Aires y miembro del Consejo Ase- tró mayor preocupación
misiones jesuíticas. E n to- sor del Centro del Sur y del Diálogo del por el Río de la Plata debi-
Nuevo M u n d o . H a sido Ministro de la
dos los casos se trataba de Provincia de Buenos Aires, Ministro do a los desafíos plantea-
organizaciones económi- de Obras y Servicios Públicos y Minis- dos por la penetración por-
tro de Economía y TTabajo de Argenti- tuguesa e inglesa. Ésta
cas autosuficientes, des- na y Presidente del Banco de la Provin-
vinculadas del comercio cia de Buenos Aires. Es cofundador del tuvo dos puntos de apoyo:
con otras regiones situadas Consejo Latinoamericano de Ciencias la Colonia del Sacramento,
Sociales ( C L A C S O ) . H a publicado establecida por los portu-
dentro del espacio colonial obras sobre economía argentina, inter-
y con el resto del m u n d o . nacional y latinoamericana. Su último gueses en 1680 y el asiento
En el Litoral y en la Pata- libro es El devenir de una ilusión. Su para la trata de esclavos en
dirección: Libertador 1750, primer Buenos Aires, concedido a
gonia, las poblaciones nati- piso 4, 1425 Buenos Aires, Argentina.
vas estaban dispersas en los ingleses en 1713. L a
un inmenso territorio, eran Colonia y el asiento fueron
nómadas y carecían de un desarrollo cultural los pilares del contrabando en la zona del Pla-
importante. ta. La respuesta española, bajo el reinado de
Durante la colonización, los españoles no Carlos III, fue la creación del Virreinato del
encontraron los metales preciosos que fueron Río de la Plata, en 1776, y el Reglamento de
el motivo principal de la conquista y ocupa- Comercio Libre de 1778. Sin embargo, toda-
ción del continente americano. Estos territo- vía a fines del siglo x v m , estos territorios no
rios marginales no fueron destinatarios de im- habían perdido los rasgos principales de su
portantes corrientes colonizadoras. El Río de formación económica y social bajo la colonia:
la Plata fue marginado c o m o centro comercial. escaso poblamiento y economías regionales de
El escaso intercambio del Noroeste se proyec- subsistencia.
taba hacia el Alto Perú y Lima. U n siglo des- La Revolución de M a y o y la Independen-
pués de iniciada la conquista, la Aduana Seca cia se gestaron por la incompetencia borbóni-

RICS 134/Dicicmbre 1992


492 A Ido Ferrer

ca después de Carlos III y las repercusiones de Imperio del Brasil.


la revoluciones Norteamericana y Francesa, la El aumento del comercio exterior y su ca-
Ilustración y las guerras napoleónicas. Des- nalización por el Puerto de Buenos Aires pro-
pués de los acontecimientos de m a y o de 1810, vocaron el incremento de la recaudación de
el foco revolucionario localizado en Buenos impuestos de la Aduana de Buenos Aires. Des-
Aires fue incapaz de constituir un poder nacio- pués de la independencia, el Gobierno de la
nal sustitutivo del virreinato del Río de la Provincia de Buenos Aires tomó el control de
Plata. Esa impotencia tuvo dos manifestacio- la Aduana y se convirtió en la autoridad pro-
nes principales. Por una parte, el desmembra- vincial m á s poderosa dentro de las Provincias
miento del Alto Perú y el Paraguay, durante la Unidas del Río de la Plata. Sin embargo, el
guerra de la independencia. Por otra, el con- gobierno de Buenos Aires fue incapaz de esta-
flicto entre la Provincia de Buenos Aires y el blecer un poder hegemónico a escala nacional.
resto del país, que prevalece c o m o proceso Entre 1810 y la toma del poder por Rosas en
dominante de la historia argentina hasta 1880. 1829, el orden colonial fue sustituido por la
desintegración política de estos territorios. La
Nación se disolvió en los gobiernos provincia-
2. El surgimiento de la ganadería les. Sus jefes, los caudillos, fueron los protago-
nistas principales del proceso político hasta el
Desde fines del siglo x v m apareció en la re- triunfo definitivo del proyecto hegemónico lo-
gión pampeana una actividad económica cre- calizado en Buenos Aires y la región pampea-
cientemente vinculada a los mercados del ex- na. La anarquía, desde la Revolución de M a y o
terior: la ganadería. Las exportaciones se con- hasta el establecimiento de la Confederación
centraron inicialmente en cueros y sebo, m á s Rosista, reflejada la impotencia de Buenos Ai-
tarde en carne salada y, bien entrado el siglo res para imponer su hegemonía al Interior.
XIX, en lanas. La rentabilidad de la ganadería Este, a su vez, fue incapaz de nacionalizar la
promovió la ocupación territorial y la expan- Aduana de Buenos Aires y sus rentas y, en
sión de la frontera. La expulsión del indio definitiva, integrar a la Provincia de Buenos
permitió la formación de grandes propiedades Aires y su capital a un proyecto federal. La
territoriales. L a estancia surgió c o m o la e m - indefinición del conflicto no debe extrañar
presa productiva dominante del período y sus porque se registra en territorio inmenso y des-
propietarios, los estancieros, c o m o el grupo poblado, donde ninguna de las fuerzas actuan-
social y económico hegemónico. E n torno de tes podía imponer su propio esquema de orga-
la ganadería y del comercio exterior se fue nización nacional. En un territorio de casi tres
formando, en el Puerto de Buenos Aires, y su millones de k m 2 , la población ascendía en
hinterland, una compleja red de intereses co- 1820 a poco m á s de 500.000 habitantes. D u -
merciales y financieros. rante m á s de dos décadas, a partir de 1829,
Rosas resolvió el conflicto en el marco de un
El desarrollo de la ganadería modificó el
equilibrio inestable basado en el enfrenta-
escenario económico de estos territorios. L a
miento o el compromiso con los caudillos del
formación de un núcleo dinámico ligado al
Interior.
mercado exterior, distanció progresivamente a
Buenos Aires y su zona de influencia del inte- La caída de Rosas, en 1852, reavivó el
rior del país. En éste continuaron prevalecien- conflicto latente entre la Provincia de Buenos
do las economías regionales de subsistencia, Aires y el resto del país. El proceso de forma-
volcadas hacia adentro, con m u y bajos niveles ción de la Nación emergente duró casi treinta
de productividad e ingreso y un m u y escaso años desde la derrota de Rosas en Caseros
contacto con el centro dinámico bonaerense y hasta la federalización de la Ciudad de Buenos
los mercados exteriores. L a Mesopotamia y Aires en 1880. El Interior fue incapaz de so-
Santa Fe participaron débilmente en la expan- meter a la Provincia de Buenos Aires al pro-
sión de la ganadería y el Comercio de Buenos yecto federal. Sus bases de sustentación eran
Aires. A su vez, la Banda Oriental quedó des- m u y débiles: economías regionales autárquicas
vinculada del resto de las Provincias Unidas que apenas producían para subsistir, caudillos
después del fracaso del proyecto artiguista, la preocupados en consolidar su autoridad local,
invasión brasileña y la posterior guerra con el extrema pobreza de los recursos disponibles de
El desarrollo económico de Argentina: Una perspectiva histórica 493

U n cargamento de carne a punto de partir del puerto de Buenos Aires. La exportación de carne de buey a Europa
ha tenido un papel capital en la economía de Argentina. Library of Congress. Edimedia.

las autoridades de Paraná. Frente a este cua- lización de la lana y otras materias primas. El
dro de marginamiento del Interior, la ganade- enfoque proteccionista consiguió éxitos nota-
ría, el comercio exterior y la ocupación territo- bles en la Legislatura de Buenos Aires y, sobre
rial, fueron consolidando el poder de Buenos todo, en los debates de la Ley de Aduanas en el
Aires y afirmando su influencia hegemónica. Congreso Nacional en 1875 y 1876, durante la
Entre 1862 y 1880, mientras se decidían las Presidencia de Avellaneda.
bases de la organización política del país, la
Nación emergente debatía su futuro económi-
co en torno de la opción libre cambio o protec- 3. La integración al mercado
cionismo. Todavía las condiciones internacio- mundial
nales no habían permitido consolidar el poder
de los intereses ganaderos y comerciales de Sin embargo, el proyecto librecambista se con-
Buenos Aires y la región pampeana. Los pro- solidó rápidamente. E n la segunda mitad del
blemas del comercio internacional en aquellos siglo XIX, irrumpieron masivamente un con-
años despertaron ciertas inclinaciones protec- junto de circunstancias propicias para la pro-
cionistas en los ganaderos bonaerenses. Estos puesta librecambista. La revolución industrial
percibieron, en el mercado interno, posibilida- en Inglaterra y Europa aumentó la demanda
des, de colocación de lana y otros productos, de alimentos y materias primas. Al m i s m o
que el mercado internacional no ofrecía. Esta tiempo, el desarrollo de la navegación a vapor
indefinición de los intereses dominantes esti- rebajó los fletes marítimos y el ferrocarril per-
muló el surgimiento de un importante movi- mitió integrar los espacios continentales al
miento proteccionista fundado en la industria- mercado mundial. Estos «territorios inútiles»
494 Aldo Ferrer

de la época colonial, despertaron rápidamente nes de carnes refrigeradas. La conservación en


un enorme atractivo en Inglaterra y Europa. frío y el mercado británico ampliaron rápida-
Cuando se produjo el cambio de las condicio- mente las exportaciones de carnes. Alrededor
nes mundiales, los intereses dominantes del de 2/3 de estas últimas se colocaban en el
Puerto de Buenos Aires y la región pampeana mercado de Londres.
estaban preparados. Habían consolidado la or- Este modelo de desarrollo económico esta-
ganización nacional y asegurado la paz inte- bleció una estrecha vinculación entre los pro-
rior. Al m i s m o tiempo, habían extendido la pietarios de la tierra, los grupos comerciales y
frontera rural y concentrado la propiedad te- financieros del Puerto de Buenos Aires, los
rritorial en pocas manos. Esto consolidó su capitales y el mercado británicos. Se formó así
gravitación en el futuro desarrollo económico una compleja red de influencias externas sobre
y político de la Nación. L a acumulación de el desarrollo económico, la formación de ideas
poder económico en los estancieros y los inte- y el proceso político argentino. La concentra-
reses comerciales y financieros del Puerto de ción del poder económico interno en grupos
Buenos Aires, convergieron, inevitablemente, reducidos fuertemente vinculados al mercado
en respaldo del proyecto librecambista. Todas internacional y la incorporación masiva de in-
las circunstancias internas y externas favore- migrantes y capitales extranjeros, generaron
cieron, así, la formación de un sistema econó- profundos vínculos entre la realidad interna y
mico apoyado en la producción y exportación su contexto externo. Entre los censos naciona-
de productos agropecuarios de la zona p a m - les de 1869 y 1914, la población aumentó de
peana, la inmigración y la apertura del merca- 1.740.000 a 7.900.000 habitantes, es decir, a
do interno a las manufacturas y el capital ex- una tasa de incremento del 3,4 % anual. Entre
tranjero. La fuerza de estos acontecimientos los mismos años, la población urbana en cen-
fue tan arrolladora que la propuesta proteccio- tros de m á s de 2.000 habitantes aumentó del
nista desapareció, rápidamente, de la escena. 28 % al 53 % del total. En 1914, el 50 % de la
En la década de 1880 el debate había, en lo población de la Capital Federal y el 33 % de la
sustancial, concluido. de todo el país eran de origen extranjero. El
En las últimas décadas del siglo XIX emer- capital foráneo representaba el 50 % del acer-
gió un nuevo sector ligado al comercio exte- vo total del capitalfijodel país. La red ferro-
rior: la agricultura. Argentina se convirtió rá- viaria aumentó de 730 k m en 1870 a 25.000
pidamente en uno de los principales exporta- k m en 1910. La Argentina destinaba a las ex-
dores de cereales. La expansión de la frontera portaciones la mitad de su producción de car-
agrícola y la sustitución de la ganadería por la nes vacunas y el 60 % de la de cereales. Las
producción cerealera en las mejores tierras de importaciones representaban el 25 % del pro-
la zona pampeana, aumentó la demanda de ducto interno y abastecían la mayor parte de la
m a n o de obra. Las corrientes inmigratorias demanda de manufacturas, incluso la de in-
entre la década de 1870 y la Primera Guerra dustrias tradicionales c o m o la textil y de ali-
Mundial proporcionaron la fuerza de trabajo mentos. Entre 1900 y la década de 1920, las
necesaria. La mayor parte de los inmigrantes exportaciones y el PBI crecieron cerca del 5 %
en las zonas rurales no pudieron acceder a la anual. El comportamiento de la economía ar-
propiedad de la tierra. Durante las campañas gentina estaba regulado por los acontecimien-
de expansión de la frontera y expulsión del tos internacionales. El volumen y los precios
indio las nuevas tierras fueron distribuidas en- de las exportaciones, m á s las corrientes de ca-
tre los estancieros y grupos influyentes de la pitales extranjeros, determinaban el nivel de
Provincia de Buenos Aires. Los inmigrantes la actividad económica, el empleo y los sa-
que formaron la nueva m a n o de obra rural larios. El ciclo económico reflejaba los cam-
fueron ocupados, en su mayor parte, c o m o bios en la economía mundial. Bajo el patrón
trabajadores a sueldo, arrendatarios o m e - oro, la liquidez estaba subordinada a la evolu-
dieros. ción del balance de pagos y de las reservas
internacionales del país. Los ingresos fiscales y
Haciafinesdel siglo, la economía argentina el gasto público dependían principalmente de
tenía dos fuertes bases de sustentación: la ga- los impuestos de aduana y éstos del comercio
nadería y la agricultura. E n la primera, predo- exterior.
minaba la de ganado vacuno y las exportacio-
El desarrollo económico de Argentina: Una perspectiva histórica 495

El estilo del desarrollo económico argenti- nes. Eran también propicios los recursos hu-
no, desde la Organización Nacional hasta la manos y el acervo tecnológico preexistente.
crisis de 1930, abarcó a la mayor parte de la Existía una oferta de bienes y servicios de
población. N o era ésta una economía de encla- origen local para el mantenimiento de los fe-
ve, con una brecha profunda entre el sector rrocarriles, la infraestructura, los frigoríficos, y
exportador y la mayor parte del país en un el parque de maquinarias del agro. La ingenie-
régimen económico de subsistencia. N o se pre- ría y la industria de la construcción tenían un
sentaba aquí la fractura observable en la eco- desarrollo considerable. Cuando se aceleró el
nomía minera exportadora del Altiplano, de proceso industrial a partir de 1930, el país
otros países andinos o en los sistemas de plan- contaba con recursos humanos calificados y
taciones en las naciones del Caribe. En la Ar- una base tecnológica respetable.
gentina, la sociedad y la economía quedaron Hacia 1930 existía también un mercado
ligadas al orden mundial por la incorporación nacional integrado en torno del centro hege-
masiva de inmigrantes y el vertiginoso desa- mónico de la región pampeana y el Gran Bue-
rrollo de la producción agropecuaria en la nos Aires. Prácticamente toda la población ar-
zona pampeana. gentina se encontraba vinculada al mercado
Sin embargo, el Interior recibió débilmente interno a través del sistema de transportes y
los efectos del desarrollo de la producción y las comunicaciones. Hasta 1930 las importacio-
exportaciones agropecuarias de la región p a m - nes de manufacturas abastecían la mayor parte
peana. Las economías regionales del Interior del territorio nacional. Desde entonces, fueron
se especializaron en producciones para el mer- progresivamente sustituidos por bienes de pro-
cado bonaerense y, en alguna medida, las ex- ducción interna.
portaciones. Por ejemplo, el caso de la produc- La zona metropolitana del Gran Buenos
ción de yerba en el Noroeste, el azúcar en el Aires representaba el 1,3% del territorio na-
Noroeste y la vid en Cuyo. En la Patagonia se cional y, hacia 1930, contaba con cerca del
generalizó la explotación extensiva del lanar. 30% de la población total del país. E n la re-
D e todos modos, se acentuó la concentración gión pampeana y sus ciudades, con el 25 % del
económica y de la población en la región p a m - territorio nacional, residía cerca del 70 % de la
peana. Entre los censos nacionales de 1869 y población total. D e este m o d o , la localización
1914, la población de Buenos Aires y la region del mercado, la disponibilidad de m a n o de
pampeana aumentó del 53 % al 74 % del total obra e infraestructura y la cercanía a los puer-
del país. La integración de la Argentina al tos, a través de los cuales entraban los equipos
orden mundial disolvió en pocas décadas el y materiales importados para la industria en
orden tradicional heredado del régimen colo- expansión, contribuyeron a reforzar la concen-
nial y de los primeros pasos de la Nación tración en la ciudad de Buenos Aires y su zona
independiente. Este estilo de desarrollo culmi- de influencia.
nó en vísperas de la Primera Guerra Mundial Entre 1930 y mediados de los años setenta
y se prolongó hasta la década de 1920. la Argentina fue m u y inestable. Hasta 1945 la
política económica aseguró el equilibrio fiscal,
monetario, del balance de pagos y los precios.
4. El crecimiento hacia adentro Pero las tensiones sociales y políticas estalla-
ron más tarde y generaron continuos desequi-
La crisis internacional de la década de 1930 librios en los pagos externos, el sector público
modificó radicalmente la inserción de la eco- y la distribución del ingreso.
nomía argentina en el orden mundial y generó El rezago en transformar la composición
estímulos para la sustitución de importaciones del comercio exterior pari passu con los c a m -
y el desarrollo industrial. Los factores internos bios en la estructura productiva deprimieron
eran favorables. La población de 12 millones las exportaciones y generaron el proceso de
de habitantes hacia 1930 y un ingreso per contención y arranque (stop-go). Vale decir,
capita de 1.500 dólares (de 1990) conforma- fases de expansión de la producción, el ingreso
ban un mercado interno de dimensión sufi- y el empleo bajo el estímulo de las políticas
ciente para fundar un proceso ambicioso de fiscal y monetaria, y el ajuste posterior frente a
industrialización y sustitución de importacio- la insuficiencia de divisas para importar y ser-
496 Aldo Ferrer

vir la deuda acumulada en el período previo sión pública realizó contribuciones importan-
de expansión. Durante la década de 1930 y la tes a la expansión de la infraestructura de
Segunda Guerra Mundial, el país retuvo sus transportes, energía y comunicaciones. Hacia
posiciones preestablecidas. Después de 1945 la década de 1960 representaba alrededor del
fue perdiendo participación en el comercio y 50 % de la inversión bruta interna y cerca del
producción mundiales. Frente a tasas de creci- 10% del PBI. El gasto público cumplió un
miento de la producción mundial del 5 % papel significativo en el área social. Sin e m -
anual y del comercio cercanas al 10 %, Argen- bargo, no sustentó con recursos genuinos el
tina perdió rápidamente posiciones relativas. desarrollo de la educación y la cultura, la salud
La transformación de las exportaciones fue pública y la vivienda. La política social au-
m u y lenta. A mediados de la década de 1970, mentó el déficitfiscaly se concentró a m e n u d o
las de origen industrial representaban sólo el en los controles de precios y salarios. Sus brus-
25 % de las exportaciones totales. Esta era una cos efectos redistributivos sobre el ingreso ali-
participación insuficiente dado el peso relati- mentaron las presiones inflacionarias. En pro-
vo de la industria en la generación del produc- medio, entre 1945 y 1975, la inflación fue del
to. La importancia del comercio exterior en la 25 % anual, m á s de cuatro veces la vigente en
economía nacional declinó rápidamente. E n - el período 1930-1945.
tre 1930 y 1950 la relación entre las exporta- Estos hechos influyeron negativamente so-
ciones y el P B I cayó del 25 % a menos del bre el desarrollo económico de Argentina. La
10%. L o m i s m o sucedió con las importacio- inflación debilitó el mercado de capitales con-
nes. La capacidad de importar siguió depen- siderablemente desarrollado hacia la década
diendo esencialmente de las exportaciones pri- de 1940. E n tales condiciones, la elevada tasa
marias. La brecha entre la demanda de impor- de ahorro (20% del PBI) y el considerable
taciones de insumos y equipos para la indus- acervo científico tecnológico, no pudieron
tria y las exportaciones de manufacturas sus- ejercer suficiente influencia en el crecimiento
tentaron el crónico desequilibrio externo. Las y la inserción externa del país. Esto deprimió
políticas discriminatorias contra el sector la significación internacional de la economía
agropecuario y sus exportaciones agravaron la argentina, especialmente en el contexto de la
situación hasta mediados de la década de América Latina. En 1945, Argentina represen-
1950. taba el 25 % del producto de toda la región, en
El crecimiento del sector público fue un 1960 el 19 % y en 1970 el 15 %. En esto influ-
fenómeno generalizado en los países industria- yó la menor tasa de crecimiento de la pobla-
les y la periferia desde la década de 1930. ción pero, sobre todo, el menor ritmo de creci-
Cuando este proceso culmina en la Argentina, miento económico. En 1975, el producto por
en la década de 1960, la significación econó- habitante ascendía a 3.300 dólares (de 1990)
mica del Estado era comparable al de otras que representaba una tasa de aumento del
economías avanzadas y en proceso de indus- 1,8% anual sobre 1930. La población total
trialización. Sin embargo, no se financió con ascendía en 1975 a 26 millones de habitantes
recursos genuínos de origen tributario y del con una tasa anual de crecimiento del 1,7%
mercado de capitales. D e este m o d o , el déficit anual respecto de 1930. El comportamiento
fiscal, m u y alto en varios períodos, se convir- económico fue relativamente insatisfactorio
tió en una fuente importante de expansión de en el período 1930-75. Sin embargo, a lo largo
la base monetaria. Esto contribuyó a alimentar del período, el sistema fue acelerando su tasa
las presiones inflacionarias. Todos los servi- de crecimiento y revelando signos crecientes
cios públicos fueron nacionalizados durante el de madurez tecnológica e industrial. Entre
primer gobierno de Perón (1946-52). Esto ge- 1960 y 1975, el PBI global aumentó a la tasa
neró una fuerte demanda de inversiones y ca- del 4,2 % anual y el PBI per capita del 2,5 %. A
pacidad de gestión de las empresas estatales. partir de la década de 1950 el sector agrope-
Las bajas tarifas de los servicios públicos y la cuario alcanzó un ritmo considerable de creci-
creciente influencia política en la administra- miento. El cambio tecnológico y la reforma de
ción de los mismos, deterioraron la calidad de la empresa agraria comenzaron a producir una
sus prestaciones y provocaron fuertes desequi- elevación persistente de los rendimientos por
librios financieros. D e todos modos, la inver- hectárea y la rebaja de los costos.
El desarrollo económico de Argentina: Una perspectiva histórica 497

La industria manufacturera aumentó m o - 1973 concluyó en un desorden económico ge-


derada pero persistentemente su tasa de creci- neralizado, violencia revolucionaria y repre-
miento. Los censos industriales de 1964 y sión descontrolada de las fuerzas de seguridad.
1974 reflejan una fuerte tasa de expansión de Este cuadro político sentó las bases para u n
la producción, el empleo y la productividad. nuevo golpe militar en marzo de 1976. L a
Los volúmenes físicos de producción de ru- represión se convirtió en una agresión masiva
bros industriales significativos alcanzaron ni- de las autoridades defacto contra los derechos
veles apreciables. A principios de la década de humanos. El régimen militar estuvo a punto
1970 se producían 350.000 automotores, casi de desencadenar una guerra con Chile y, en
6 millones de neumáticos, un millón de tonela- 1982, provocó el conflicto de Malvinas y la
das de papeles y cartones, 2,5 millones de derrota del país.
toneladas de acero, m á s de 7 millones de tone- E n 1976 se introdujo un cambio drástico
ladas de cemento y gran variedad y volumen en la política económica. La reducción de los
de artículos para el hogar. Varios de estos niveles de la protección arancelaria y no aran-
rubros eran inexistentes en las décadas del celaria, la revaluación del tipo de cambio, el
treinta y cuarenta o registraban niveles m u y aumento de la tasa de interés real y la contrac-
inferiores de producción. L a infraestructura ción del mercado interno por la baja de los
física tuvo también un desarrollo considera- salarios reales, modificaron radicalmente las
ble. El espacio territorial fue progresivamente reglas del juego que habían predominado en la
integrado por el desarrollo del transporte auto- economía argentina desde 1930 hasta 1975.
motor y aéreo y del sistema de comunicacio- En este marco, se instaló un proceso de espe-
nes. culación financiera estimulado por la abun-
El aumento de la producción y de la in- dancia del crédito privado externo y la expan-
fraestructura física entre 1930 y mediados de sión de la banca transnacional.
los años setenta no fue, por lo tanto, desprecia- La política inaugurada en 1976 tuvo una
ble. M á s aún, el sistema revelaba una tenden- orientación antiindustrial y sus efectos fueron
cia constante a la aceleración de la tasa de profundos. E n los quince años previos (1960-
crecimiento. La estructura productiva alcanzó 75) el volumen de la producción industrial se
mayores niveles de complejidad e integración. duplicó. E n cambio, en 1990, la producción
El crecimiento del mercado interno y la baja fue semejante a la de 1975. El producto indus-
del coeficiente de importaciones implicó el trial por habitante cayó en un 3 0 % en los
aumento de la capacidad del país de producir últimos quince años. Se produjo, también, una
y autoabastecerse de bienes de capital, inter- profunda transformación en el sector indus-
medios y de uso final, de creciente sofistica- trial. Se verificó una fractura en los eslabona-
ción y contenido tecnológico. Se estaba lejos mientos entre los principales sectores produc-
todavía, hacia mediados de la década de 1970, tivos y un menor grado de integración de las
de un sistema industrial maduro. Sin embargo, actividades manufactureras. La producción de
la transformación de la estructura productiva bienes intermedios (acero, aluminio, celulosa,
ampliaba la competitividad internacional de petroquímicos), originalmente concebida para
la economía argentina. Esto se reflejó en el abastecer la industria productora de bienes
repunte de las exportaciones agropecuarias y, finales, se destina actualmente en importante
sobre todo, en el aumento de las de manufac- medida a la exportación. La producción de
turas. bienes de capital y, en general, la industria
mecánica, experimentó una fuerte contrac-
ción. La industria electrónica que, a principios
5. La frustración del desarrollo de la década de 1970, ocupaba un lugar desta-
cado dentro de los países de industrialización
La inestabilidad del sistema político, inaugu- reciente fue arrasada por la apertura y la reva-
rada con el golpe militar de 1930, se agravó en luación de la m o n e d a nacional. Hacia media-
la década de 1970. L a aparición de grupos dos de la década de 1970, la industria argenti-
armados revolucionarios creó un clima de vio- na había logrado algunos éxitos en la exporta-
lencia e inseguridad desde fines de los años ción de bienes de considerable contenido tec-
sesenta. El retorno del peronismo al poder en nológico. Esto se perdió en pocos años. El
498 Aldo Ferrer

grueso de las exportaciones industriales está emigración considerable de científicos, técni-


compuesto hoy por commodities (acero, alu- cos y trabajadores especializados. Este fenó-
minio, etc.) cuyo comportamiento no es m u y m e n o , conocido c o m o la fuga de cerebros, se
distinto al de los productos primarios tradicio- agravó a partir de los golpes militares de 1966
nales. y 1976. Sus consecuencias sobre el desarrollo
Entre 1975 y 1990 el producto por habitan- económico del país fueron m u y negativas. El
te disminuyó 25 %, la tasa de inversión cayó fenómeno tiene su origen en la inestabilidad
en 50 % (del 20 % al 10 % del PBI) la inflación política y la ausencia de oportunidades de e m -
se multiplicó por diez y la deuda externa au- pleo para los recursos humanos calificados.
mentó de 5.000 millones a 60.000 millones de Estas tendencias demográficas contrastan con
dólares. Entre 1982 y 1990 el superávit del la situación de un país que cuenta con grandes
comercio exterior alcanzó 33.000 millones de recursos naturales, tierras fértiles y escasa po-
dólares (equivalentes al 45 % de las exporta- blación. La relación población/superficie es
ciones) y fue destinado afinanciarpagos de la actualmente de 11 habitantes por k m 2 .
deuda externa y la fuga de capitales. En 1983 Argentina recuperó su sistema de-
La inflación y, en tiempos recientes, los mocrático y comenzó un proceso exitoso de
brotes hiperinflacionarios, destruyeron el sis- reconstrucción política dentro de la democra-
tema monetario. La economía argentina operó cia y el orden constitucional. Desde entonces
tradicionalmente con una masa de recursos se han desenvuelto varios planes económicos
monetarios ( M 2 ) que representaba entre el para ordenar los agregados macroeconómicos
30% y el 4 0 % del PBI. Este coeficiente de y reiniciar el crecimiento detenido desde m e -
liquidez cayó a alrededor del 5 %. La m o n e d a diados de los años setenta. Recuperar la gober-
argentina perdió las funciones básicas de una nabilidad de la economía es un grave desafío
m o n e d a nacional: reserva de valor, unidad de que confronta la consolidación de la democra-
cuenta y medio de transacción. La moneda cia.
argentina ha sido sustituida en la mayor parte
de estas funciones por el dólar. E n la actuali-
dad, los depósitos de residentes argentinos en 6. Conclusiones
dólares y otras monedas extranjeras en el país
y en el exterior es aproximadamente cinco Entre mediados del siglo xix y la década de
veces mayor que el stock de m o n e d a nacional 1920 Argentina registró un crecimiento econó-
(M 2 ). Esto provocó la desaparición del crédito mico, desarrollo social y modernización consi-
interno para los sectores público y privado, derables. Hacia 1930 los indicadores más sig-
una extraordinaria variabilidad en las tasas de nificativos eran comparables a los de las eco-
interés y un contexto especulativo que desa- nomías avanzadas. Alfabetismo, esperanza de
lienta la inversión productiva y la economía vida, urbanización, nutrición, ingreso per ca-
real. pita, vivienda, agua potable y obras sanitarias,
El negativo comportamiento económico de transporte y comunicaciones, registraban los
los últimos tres lustros tiene su contrapartida niveles m á s altos dentro de América Latina y
en el deterioro de las condiciones sociales: excedían los registrados en varios países de
cayó el salario real y aumentó el desempleo. Europa. La pobreza crítica era un fenómeno
Los niveles de la educación, salud y vivienda, marginal y concentrado en algunas regiones
son inferiores a los de hace quince años. E n periféricas del Norte del país.
1990, la población argentina ascendía a 32 El sistema político registró también un de-
millones de habitantes. La tasa de crecimiento sarrollo continuo dentro de los moldes de las
demográfico disminuyó del 1,7% anual entre democracias de Occidente. Desde la Presiden-
1930 y 1980 al 1,4% anual entre 1980 y 1990. cia de Mitre (1862-68) hasta 1930, se sucedie-
La caída revela el cambio de las corrientes ron gobiernos elegidos dentro de las normas
migratorias que se debilitaron debido al dete- constitucionales. E n 1916, el radicalismo, en-
rioro de las condiciones económicas y sociales tonces el principal partido popular, ganó las
del país. Esto afectó especialmente las corrien- elecciones y su conductor, Hipólito Yrigoyen,
tes migratorias con los países limítrofes. fue elegido Presidente de la Nación.
Desde la década de 1950 se produjo una El interrogante que plantea la experiencia
El desarrollo económico de Argentina: Una perspectiva histórica 499

argentina es, pues, c o m o semejante proceso de doras resolvieron violentar el régimen consti-
desarrollo económico, social y político se inte- tucional y asumir el poder en u n régimen
rrumpió a partir de 1930. Existen dos explica- autoritario y, enseguida, mantenerlo mediante
ciones convergentes. Por una parte, la baja un proceso electoral fraudulento que proscri-
capacidad del país de adecuarse a los cambios bió al partido popular. El golpe militar de
del orden mundial. Por otra, el fracaso del aquel año reveló la fragilidad del sistema insti-
sistema político argentino. tucional formado a partir de la Organización
En la década del treinta, la depresión eco- Nacional. Los dilemas no resueltos de la socie-
nómica mundial deprimió los mercados inter- dad argentina se trasladaron al plano político
nacionales y redujo drásticamente los ingresos y provocaron repetidas quiebras del orden es-
de las exportaciones argentinas. La crisis de tablecido. Entre 1930 y mediados de los años
los pagos externos quitó base de sustentación a setenta, se produjeron seis golpes militares
un modelo económico sustentado en las expor- (1930, 1943, 1955, 1962 y 1976) y cuatro falli-
taciones agropecuarias. Hacia la misma época, dos intentos de retorno al orden constitucional
el tamaño de la economía argentina, medido (1946, 1958, 1963 y 1973). En total, diez pro-
por el ingreso per capita y la población, exce- fundas conmociones políticas. Esta experien-
día los moldes del sistema primario-exporta- cia marca una diferencia decisiva con las de
dor. La crisis internacional coincidió, pues, Australia y Canadá, países que, hacia 1930,
con el progresivo agotamiento de la viabilidad compartían con la Argentina el liderazgo res-
interna del modelo. A partir de entonces, el pecto de los principales indicadores económi-
desarrollo económico dependía de la indus- cos entre las economías de poblamiento re-
trialización y la diversifícación de la estructu- ciente.
ra productiva. Después de 1945, en el m u n d o Mientras el sistema primario exportador se
de la posguerra, era preciso también reabrir la desenvolvió en el marco de una estabilidad
economía y aumentar las exportaciones agro- institucional de siete décadas, el proceso de
pecuarias y de manufacturas. Era necesario industrialización soportó conflictos políticos
participar en las corrientes dinámicas del co- permanentes. L a economía argentina, pese a
mercio y las inversiones internacionales con- su considerable crecimiento, era m u y vulnera-
centradas en la producción y el intercambio de ble a los factores exógenos. Al m i s m o tiempo,
bienes de creciente contenido tecnológico. E n •el poder económico interno estaba excesiva-
la década de 1970, la expansión del crédito mente concentrado en los propietarios territo-
bancário privado internacional generó el peli- riales de la región pampeana y los grupos co-
gro de un endeudamiento exagerado desvincu- merciales yfinancierosasociados al comercio
lado de la expansión de la capacidad producti- exterior. El sistema careció, entonces, de la
va y las exportaciones. Para evitar caer en la flexibilidad suficiente para responder, dentro
especulación financiera era indispensable la del orden constitucional, a la crisis internacio-
existencia de prudentes políticas de ajuste, nal, al agotamiento del modelo primario ex-
equilibriofiscal,control monetario y endeuda- portador y los cambios producidos por la in-
miento. N a d a de esto sucedió. El débil creci- dustrialización. Las fuerzas populares demos-
miento de las exportaciones tradicionales y de traron incapacidad de defenderse de las a m e -
manufacturas sancionaron la pérdida progresi- nazas del poder conservador. E n 1930, perdie-
va de participación argentina en el mercado ron el poder formal que habían ganado en las
mundial. La insuficiencia de las políticas de elecciones de 1916, 1922 y 1928. La moderni-
ajuste y la integración incondicional a las pla- dad económica, social y política de la Argenti-
zas financieras internacionales provocaron la na en vísperas del golpe de estado de 1930 era,
especulación financiera y una gigantesca deu- por lo tanto, m á s aparente que real.
da externa desvinculada de la economía real y La crisis del sistema político influyó negati-
las exportaciones. Argentina no respondió vamente en la administración de la política
adecuadamente, pues, a los profundos y suce- económica. A partir de la década de 1930, el
sivos cambios en el orden mundial. gobierno enfrentó responsabilidades nuevas e
El fracaso del sistema político argentino es inevitables. La estabilidad del marco institu-
el segundo factor explicativo y, probablemen- cional es esencial para encuadrar la puja por la
te, el decisivo. E n 1930 las fuerzas conserva- distribución del ingreso y mantener los equili-
500 Aldo Ferrer

brios macroeconómicos. Este es un requisito sujeto de crítica del sistema internacional por
esencial de la racionalidad de las decisiones la violación de los derechos humanos. La in-
privadas y públicas de asignación de recursos, flación m á s prolongada y elevada de la histo-
formación de capital y cambio tecnológico. La ria económica del m u n d o es el epílogo de las
política económica debe arbitrar los conflictos consecuencias de la inestabilidad política ar-
en u n sendero de crecimiento y acumulación gentina inaugurada en 1930.
de capital. E n la Argentina, en cambio, la ines- En resumen, Argentina no logró realizar
tabilidad institucional agravó las tensiones con éxito la transición desde una economía
emergentes de la transformación puesta en fundada en las exportaciones agropecuarias
marcha por la industrialización. Se produjeron hacia un sistema industrial moderno. El acer-
cambios bruscos en los precios relativos y vio- vo científico-tecnológico, la capacitación de
lentas transferencias de ingresos entre sectores los recursos humanos, los eslabonamientos en-
productivos y sociales. El Estado fue incapaz tre la ciencia y la producción, la vinculación
de generar recursos financieros reales y expan- dinámica y expansiva con los mercados inter-
dió excesivamente sus actividades. Esto agra- nacionales, quedaron limitados dentro del
vó las presiones inflacionarias. L a inestabili- molde estrecho de una economía aislada del
dad permanente provocó expectativas negati- sistema internacional y agobiada por sus pro-
vas en los operadores económicos y señales pios conflictos. Pese a esto, el nivel de excelen-
irracionales relativas a la asignación de recur- cia existente en algunas áreas de vanguardia,
sos. L a discriminación contra las exportacio- c o m o la física nuclear y las biociencias, permi-
nes y la inadecuada combinación contra las tieron realizar desarrollos considerables en la
exportaciones y la inadecuada combinación de construcción de centrales de energía nuclear,
factores de la producción deprimieron la pro- la obtención de tres premios Nobel por cientí-
ductividad de la inversión y de la m a n o de ficos argentinos y una base industrial de cierta
obra e incentivaron la fuga de capitales y las complejidad, por ejemplo, en las bioindustrias
operaciones especulativas. y el sector metál-mecánico.
El golpe militar de 1976 reforzó el proceso Algunas de estas experiencias probable-
de inestabilidad política abierto en 1930. Las mente tienen validez para otros países de
tensiones alcanzaron su punto culminante a América Latina y del Sur pero están asentadas
fines de la década de 1960, la siguiente y prin- en la trayectoria histórica del país, en sus tra-
cipios de los ochenta. La violencia, existente diciones culturales y políticas. Tienen, por lo
también en otras partes de América Latina, tanto, un alto grado de especificidad a las cir-
alcanzó entonces niveles desconocidos en la cunstancias argentinas.
Argentina moderna. El país se convirtió en u n

Referencias

El autor ha desarrollado con Crisis y alternativas de la política El devenir de una ilusión: la


mayor amplitud los puntos de económica argentina. Fondo de industria argentina desde 1930
vista expresados en este artículo Cultura Económica. Buenos Aires, hasta nuestros días. Buenos Aires,
en los siguientes libros: 1977. 1989.

Vivir con lo nuestro. El Cid


La economía argentina (vigésima El país nuestro de cada día. Editor. Buenos Aires, 1983.
edición). Fondo de Cultura Hyspamérica. Buenos Aires, 1985.
Económica, Buenos Aires, 1989. Poner ¡a casa en orden. El Cid
Existe traducción inglesa de Editor. Buenos Aires, 1985.
California University Press y Nacionalismo y orden
japonesa de la Universidad de constitucional. Fondo de Cultura La posguerra. El Cid Editor.
Nansan. Económica. Buenos Aires, 1981. Buenos Aires, 1982.
Brasil: quinientos años d e historia

Luiz Vasconcelos y Vania Cury

Introducción nes básicas, la historia de Brasil se escribió - o


interpretó- durante m u c h o tiempo en función
Brasil -uno de los pocos países del m u n d o cuyo de los ciclos económicos que afectaban a los
nombre lo dio un producto- fue dado a cono- principales productos de exportación, o sea,
cer al m u n d o por los portugueses en el año esencialmente el azúcar, el oro y el café. Se
1500 y entró en la historia c o m o parte integran- estimaba que la existencia de Brasil dependía
te del sistema colonial mercantilista1. La rela- exclusivamente de la producción y exporta-
ción entre su estructura productiva y el merca- ción de unos pocos productos que determina-
do internacional se rigió por el principio básico ban su integración en el mercado internacional
de la exclusión comercial. Mediante un control -o, mejor dicho, europeo- que conoció u n a
estricto de la economía de rápida expansión a lo largo
la nueva colonia, organiza- de todo el siglo xvi. Los
Luiz Vasconcelos es profesor de econo-
da en una serie de m o n o p o - mía en la Universidad Federal de Río frecuentes ciclos descen-
lios, las autoridades metro- de Janeiro, y especialista en la proble- dentes eran otras tantas
politanas pudieron ejercer mática de los sistemas económicos y de páginas en blanco en la
la transición. H a participado en pro-
una soberanía plena sobre yectos de desarrollo en el nordeste bra- historia de Brasil, que fi-
las riquezas de sus territo- sileño y ha trabajado c o m o coordina- nalmente se llenaban con
rios brasileños. Y es preci- dor de proyectos en América Latina y el auge y el declive de las
samente el acentuado ca- Africa para la U N D P / F A O . Sus traba- actividades relacionadas
jados han sido publicados en libros co-
rácter mercantil del domi- lectivos y en diversas revistas. con el incipiente mercado
nio portugués el que dio Vania Cury es profesora adjunta de interno, que hasta hace
origen a los principales ras- historia de la economía en la Universi- poco se habían estudiado
dad Federal de Río de Janeiro.
gos de la sociedad colonial. m u y superficialmente: por
El vínculo esencial en- ejemplo, la ganadería o la
tre la estructura socioeco- agricultura de subsistencia.
nómica de Brasil y el resto Cuando se producía el si-
del m u n d o consolidó, desde un principio mis- guiente ascenso del ciclo de exportaciones, las
m o , un modelo m u y específico de desarrollo referencias a esas actividades desaparecían.
caracterizado no sólo por sus aspectos estruc- Mientras los recursos locales para la inver-
turales básicos, sino también por una interpre- sión escasearan y hubiera penuria de m a n o de
tación particular de éstos. Según la tradición obra, parecía evidente que las actividades m á s
historiográfica brasileña, la aparición y el de- rentables, c o m o la agricultura destinada a la
sarrollo del país estuvieron determinados des- exportación, mantendrían su preponderancia,
de el exterior. D e ahí que toda su trayectoria aprovechando los mejores suelos o por lo m e -
estuviera sujeta inevitablemente a altibajos cí- nos los que mejor se prestaban a los cultivos
clicos dictados por los centros dinámicos de la destinados a los mercados de ultramar2. N o es
economía internacional. sorprendente, pues, que la evolución de Brasil
C o n este énfasis excesivo en las condicio- se viese principalmente c o m o u n a expansión

RICS 134/Diciembre 1992


502 Lu\s Vasconcelos y Vania Cury

hacia el exterior. D a d o que el país «no se ramas de la actividad colonial. E n las zonas
explicaba» si no era por referencia a la proyec- mineras, las clases sociales urbanas de reciente
ción externa, los intentos de integración sólo aparición podían considerarse representantes
se emprendieron seriamente en el siglo pasa- de la modernización a la europea del Brasil
do, durante el cual empezó a prestarse m á s colonial. Pero ello no afectó a la importancia
atención al mercado interno, especialmente en general de los esclavos. C o n su esfuerzo y su
las épocas m á s recientes de la industrializa- sudor, la economía de la colonia, que pronto
ción. A este respecto se suponía que la socie- adquiriría la independencia, iba a crear un
dad brasileña había sufrido una fuerte influen- nuevo ciclo de expansión, basado en el café.
cia, a finales del siglo xix, de los cambios
procedentes de los centros mundiales m á s di-
námicos, y m á s concretamente del declive de La esclavitud colonial y su dinámica
la división internacional del trabajo impuesta
por la Gran Bretaña y la intensificación de la El énfasis en la esclavitud c o m o forma predo-
competencia industrial, que obligó a reorgani- minante de m a n o de obra en la colonia puede
zar la producción agraria orientada a la expor- llevar a muchas conclusiones. U n a de ellas,
tación. que ha influido considerablemente en la histo-
Esta concepción unilateral, que subordina riografía brasileña, sostiene que se creó una
excesivamente la evolución histórica del Brasil sociedad de nuevo cuño, que debe entenderse
a causas externas, corrió pareja a una visión en función de sus propias estructuras. Aunque
demasiado convencional de la sociedad así entró en la historia c o m o parte integrante del
creada. Las relaciones sociales en los tiempos viejo sistema colonial; aunque su economía
de la colonia se definían rígidamente c o m o tenía por finalidad atender a los intereses co-
una polarización entre los esclavos negros y merciales portugueses; aunque sus ingresos de-
sus a m o s blancos3, descritos principalmente pendían de las vicisitudes del mercado inter-
en su vida cotidiana de las plantaciones de nacional, y aunque tenía que importar el
caña y los ingenios azucareros. Durante m u - equipo, las manufacturas y la mayor parte de
cho tiempo se creyó que esta polarización era su m a n o de obra, Brasil consiguió desde un
típica de los latifundios orientados a la expor- principio estructurar una economía y una so-
tación, subestimando así el alcance y la inten- ciedad propias. Para comprender plenamente
sidad del trabajo de los esclavos en general. lo que ello supone, es necesario estudiar la
Poca o ninguna atención se prestó a los grupos dinámica interna, porque de lo contrario las
dispersos de hombres libres que vivían en la : vinculaciones con las fuerzas externas que do-
colonia, la mayor parte de ellos en la pobreza, minaban supuestamente la evolución de Brasil
y que al parecer no tenían m á s remedio que carecerían de coherencia.
someterse al poder absoluto de los grandes Este nuevo planteamiento cobró impulso a
terratenientes, ganándose la vida con ocupa- comienzos de los años 70, con la publicación
ciones directa o indirectamente relacionadas de los estudios de Cardoso (1973). En la intro-
con las grandes explotaciones destinadas a la ducción a su principal contribución a la expo-
exportación. sición formal del llamado « m o d o de produc-
El descubrimiento de oro y piedras precio- ción esclavista-colonial», este autor afirma
sas en Minas Gerais hizo del siglo XIX un siglo categóricamente que deben reconsiderarse
«dorado», realzando la importancia de la muchas conclusiones anteriores, porque se ba-
5
m a n o de obra esclava para extraer la florecien- san en hipótesis erróneas .
te riqueza de la colonia. Puesto que la minería La concepción de la colonia c o m o un suje-
favorecía la creación de centros urbanos4, la to propio de reflexión, sin negar con ello sus
dicotomía rural típica entre dueños y esclavos estrechos y profundos vínculos con el sistema
sufrió un cambio considerable. El tráfico de mercantilista, y por consiguiente con Portugal,
esclavos africanos llegó a su punto culminante arrojó nueva luz sobre los documentos históri-
durante la fase m á s gloriosa de la extracción cos, abriendo un campo prometedor a la in-
de oro en Minas Gerais. Ello puso en eviden- vestigación. Casi podríamos decir que, a medi-
cia que la esclavitud no se limitaba a la agri- da que se aproxima el Quinto Centenario del
cultura, sino que había penetrado en todas las descubrimiento de Brasil, se ha hecho otro
Brasil: quinientos años de historia 503

sorprendente descubrimiento: que la colonia inicio de un proceso singular de desarrollo


no existía simplemente c o m o un reflejo apaga- desde la segunda mitad del siglo xvi.
do de la metrópolis6, sino que pronto se con-
virtió en lo que los colonizadores querían ha-
cer cuando llegaron: un m u n d o completamen- De colonia a nación independiente
te nuevo, distinto de la Europa de la época, o
incluso de la de antes. La América colonial no E n un principio podía considerarse que los
fue feudal ni capitalista, en el sentido actual de terratenientes y sus esclavos eran agentes del
estos términos, sino que se alzó c o m o una dominio portugués, ya que la sociedad colo-
nueva constelación7 económica y social, cuyo nial era una avanzada del mercantilismo m e -
funcionamiento no puede reducirse a la exclu- tropolitano. Pero, después de tres siglos de
sión comercial que forjó sus vínculos con el asentamiento, se hacía difícil identificar las
m u n d o exterior. aspiraciones políticas de los latifundistas bra-
Este estudio pionero abrió el camino a sileños con los intereses administrativos de la
otras varias contribuciones. Los estudios des- monarquía portuguesa. Desde luego las opi-
de una óptica regional sentaron las bases de niones de los plantadores (los «brasileños»)
una tipología distinta de la sociedad colonial coincidían en gran medida con las de los re-
brasileña. La «plantación» c o m o modelo úni- presentantes de la administración metropolita-
co de organización socioeconómica cedió el na (o «Reinois», c o m o se les llamaba), ya que
paso a otras formas m á s diversificadas de pro- todos tenían intereses comunes en el comercio
ducción y utilización de la m a n o de obra escla- de los productos locales en condiciones de ex-
va. Se hizo hincapié en el estudio de las activi- clusividad.
dades del mercado interno, porque reveló la Aunque el sistema colonial asoció los desti-
existencia de una configuración social m á s nos de Brasil y Portugal, no creó estructuras
rica y dinámica que la identificada tradicio- idénticas en a m b o s países. Por el contrario, se
nalmente con los latifundios orientados a la registraron divergencias considerables. Los
exportación (plantaciones de caña y café). Esto vínculos entre las formaciones sociales colo-
ha hecho que se pusiera de relieve la pertinen- nial y metropolitana se fueron reduciendo gra-
cia de un nuevo modelo de sociedad colonial. dualmente al intercambio de productos y a la
Sin embargo, no hay que olvidar que el siste- administraciónfiscal.El proceso que condujo
m a esclavista predominante hundía sus raíces a la independencia de Brasil demuestra la m e -
en el sector agrícola de exportación. E n Brasil dida en que la vida colonial había consolidado
apareció, claro está, un nuevo tipo de socie- su propia dinámica, también en términos polí-
dad, a través de la colonización, que se salió ticos8, siendo capaz de mantener su estructura
del marco de las vinculaciones externas. Las económica y social incluso después de haber
plantaciones representaban ciertamente una roto sus vínculos formales con Portugal.
estructura dinámica de producción que daba El proceso que condujo a la independencia
forma a todo su entorno, tejía una red de suele verse c o m o un movimiento político con
vinculaciones con otras actividades producti- episodios y contingencias relacionados entre
vas, y las configuraba según su evolución. D e sí, sin que se insista m u c h o en los aconteci-
este m o d o se convirtió en el m o d o dominante mientos aislados. L a llegada a Brasil de la
de producción. Desde este punto de vista, la corte portuguesa en 1808, huyendo de las gue-
historiografía brasileña moderna ofrece una rras napoleónicas, la apertura de los puertos
perspectiva basada en el m o d o esclavista colo- brasileños poco después, la firma del primer
nial de producción, que persistió durante tres tratado comercial con un país extranjero
siglos. (Gran Bretaña) en 1810 9 , la revolución consti-
Y , a pesar de todo, el Brasil colonial no fue tucionalista de Oporto en 1820 y su decisión
una simple creación portuguesa, ni tampoco de imponer de nuevo a Brasil su condición
su estructura predominante de producción es- colonial: estos y otros acontecimientos ejercie-
tuvo orientada solamente hacia el resto del ron una considerable influencia en la mayor y
m u n d o . La plantación, c o m o forma específica m á s rica colonia de Portugal. Para la finalidad
de penetración de los colonizadores en el suelo de nuestro artículo bastará con analizar intrín-
brasileño, desempeñó un papel crucial en el secamente la pugna por la independencia, para
504 Luis Vasconcelos y Vania Cury

explicar la medida en que la creación de un Así pues, la constitución del nuevo Estado
Estado soberano se originó en los aconteci- reprodujo en gran parte las características bá-
mientos de la era colonial. sicas de la relación metrópolis/colonia. La per-
C o n la proclamación de la independencia petuación de la vieja estructura en un nuevo
por Pedro I, el 7 de septiembre de 1822, Brasil régimen jurídico-político sólo fue posible por-
pasó a ser legalmente una nación libre. Sin que garantizaba la unidad, poniendo coto al
embargo, esto no significó una emancipación localismo. L a necesaria articulación de estas
política. El nuevo país había heredado no sólo dos polaridades esenciales se consiguió situan-
un marco social básico sino también un gober- do un eje político en la región centromeridio-
nante y una dinastía de origen portugués10. D e nal del país, con Rio de Janeiro c o m o sede del
esta forma apareció un imperio único en A m é - gobierno, decisión apoyada en un principio
rica, que sorprendentemente duró casi setenta por el Virrey y, después de 1808, por la corte
años. L a lucha por la independencia, con los portuguesa. L o que Dias12 denominó adecua-
movimientos revolucionarios que caracteriza- damente «la internalización de la metrópolis»
ron las fases finales del colonialismo, y con es la clave para entender la compleja red de
una nueva conciencia indigenista (Incofidência poder que se creó con la independencia, confi-
Mineira, 1789; Conjuração Bahiana, 1798; riendo un carácter específico a la evolución
Confederação do Equador, 1817) parecían con- política brasileña en el siglo xix. Por cierto,
firmar dos características destacadas de la ex- algunos aspectos de esta red aún hoy dejan
periencia histórica brasileña: localismo y dis- sentir su influencia.
persión. Pese a los débiles vínculos de solidaridad
Los territorios colonizados por Portugal en entre las diferentes regiones, se daba un grado
el N u e v o M u n d o consistían en vastas exten- considerable de consenso social y psicológico
siones deshabitadas difíciles de integrar, dada en una época en que había un elevado número
la escasez de medios de comunicación y de de hombres libres sumidos en la pobreza, y de
transporte. En este enorme espacio, la evolu- terratenientes y pequeños y medianos propie-
ción política en la era colonial consistió en un tarios de esclavos. Las bases de esta unidad,
reflejo m á s de la segmentación local" que de que trascendía el aislamiento físico, deben
la unidad considerada justamente una de las buscarse en la jerarquía estricta impuesta por
mayores realizaciones del periodo. Fue nota- la estratificación de una sociedad esclavista,
ble, ciertamente, que la administración metro- con una movilidad nula entre los esclavos y
politana consiguiera mantener su control so- sus amos.
bre la extensión entera de una de las áreas La administración colonial fue capaz de
dependientes m á s grandes del m u n d o , a pesar reforzar esta estructura. Es más, ya que el go-
de los muchos obstáculos. bierno metropolitano se ocupaba concreta-
El hecho de que Brasil no ofrezca el m o d e - mente de la legislación y del control del co-
lo clásico de una colonia «progresista» en con- mercio -pilares del poder absoluto de la m o -
traste con la metrópolis «atrasada»; que la narquía portuguesa- no intervino directamen-
separación de 1822 no sea causa de orgullo te en la aparición de caciques políticos en los
nacional, y que en los trópicos no surgiera una centros dispersos de población donde los gran-
nacionalidad genuinamente nueva, son otros des terratenientes y propietarios de esclavos
tantos motivos no sólo de despedirse de las imponían su ley c o m o principales organizado-
ilusiones históricas, sino también de empren- res de la actividad económica. Dentro de sus
der una evaluación realista de la transición. áreas de influencia, estos caciques repartían el
Las características económicas y sociales pre- poder y dispensaban justicia con absoluta li-
dominantes del Brasil colonial, tan profunda- bertad. El aislamiento resultante del tamaño
mente marcadas por el localismo y la disper- del Brasil y la colonización practicada favore-
sión, c o m o ya hemos apuntado, no fueron cieron la aparición de varias unidades sociales •
borradas por el movimiento hacia la indepen- m á s vinculadas con la metrópolis que entre
dencia. D e ahí el mérito indudable de estable- ellas mismas. Así pues, la tradición perpetuó el
cer un nuevo orden jurídico subyacente a la poder privado de los terratenientes, que cons-
tradición secular de preservar a toda costa la tituye el origen m i s m o de la dispersión.
integridad territorial. En tales condiciones, la edificación del Es-
Brasil: quinientos años de historia 505

> *

yt.~ ±

5^5» *ï

Ceremonia m a c u m b a en Brasil. Los protagonistas son las mujeres. La cultura negra de Brasil conserva muchos
rasgos de sus orígenes africanos. Rapho.
506 Luis Vasconcelos y Vania Cury

tado brasileño, que precedió a la de la nación tradicciones inherentes a un sistema de poder


en general (para algunos analistas ésta última fuertemente centralizado, creado por una clase
aún no se ha acabado de formar), fue resultado dominante cuya ascendencia se basaba en el
de la capacidad de equilibrar dos tendencias gobierno local y regional, se hicieron visibles
históricas esenciales: por una parte, una uni- en el control de los gobiernos provinciales. L a
formidad considerable, que contribuía a la competencia entre las oligarquías para ejercer
unidad y al mantenimiento del orden, y por la este control causó graves conflictos, a veces
otra una dispersión forzosa, que favorecía in- con enfrentamientos armados, c o m o en el caso
directamente la organización del Estado en de la insurrección Praieiria en Pernambuco en
interés de los grandes propietarios de tierras y 1848-49.
de esclavos. U n sistema de poder profunda- En el interior, el poder político de los terra-
mente enraizado en tres siglos de colonización tenientes era innegable. Durante la época colo-
(y en la tradición ibérica), constelaciones loca- nial las diferencias entre las zonas urbanas y
les de poder y la autoridad indiscutida de los las rurales se habían acentuado, ya que la m o -
terratenientes sentaron las bases de la monar- narquía portuguesa podía controlar las tran-
quía constitucional brasileña. A continuación sacciones y recaudar impuestos con mayor fa-
ese m i s m o grupo fue llamado a formar el nú- cilidad desde las ciudades. Estas ciudades eran
cleo central del Estado. Por consiguiente, la sobre todo puertos o centros mineros o del
coexistencia de los poderes central y local es la comercio de exportación, en los que residían
clave de la comprensión del sistema político los administradores y mercaderes de la metró-
del Imperio Brasileño, y de su inherente cen- polis, pero pocas veces de manera permanen-
tralización. te, lo que explica muchas de las peculiaridades
M u y pronto, los principales responsables de las ciudades coloniales brasileñas. E n las
del Imperio se percataron de que la forma zonas urbanas, la presencia de la metrópolis
asumida por el Estado en vías de constitución era física, tangible, fácil de identificar; en el
podía afectar considerablemente a su conteni- campo su poder y su control apenas existían.
do. La victoria del esquema centralizado idea- N o es sorprendente, pues, que el resenti-
do por la monarquía fue también la de la miento contra el dominio portugués desde fi-
uniformidad sobre la dispersión13. Así fue nales del siglo xviii, que gradualmente fue
c o m o el proceso de «internalización de la m e - plasmándose en movimientos de emancipa-
trópolis» se llevó a cabo entre 1822 y 1850, ción, empezase a manifestarse en los distritos
aunque no, evidentemente, sin disenciones y urbanos cuyos pobladores ejercían diversos
fuertes antagonismos sobre el m o d o de preser- oficios típicos: sastres, zapateros, talabarteros,
var la autonomía y el orden. El sistema políti- joyeros, periodistas, impresores, abogados,
co así establecido, que gravitaba en torno a maestros, médicos, veterinarios, farmacéuti-
Río de Janeiro, ha definido una pauta especial cos, hombres de iglesia, mercaderes, funciona-
de relaciones regionales derivadas del centro rios públicos y otros muchos sin reconoci-
de poder, m u y similares a las anteriores rela- miento oficial. Estos profesionales no estaban
ciones entre Portugal y los diversos núcleos de organizados políticamente ni representaban
colonización (Dias, op.cit.). un peligro para los grandes terratenientes,
En el plano local, el poder de los terrate- pero su presencia da testimonio de la relativa
nientes y los propietarios de esclavos era abso- diversificación de la sociedad brasileña de la
luto. A nivel regional en cambio, para conser- época, que no podía reducirse ya a las catego-
var su fuerza y, de ser posible, intensificarla, rías extremas de amos y esclavos.
estos estamentos tuvieron que recurrir a la
creación de alianzas sobre la base de intereses
comunes, matrimonios y la organización de la Monarquía y esclavitud
defensa y el orden. Esto dio lugar a la constitu-
ción de oligarquías regionales, cuya fuerza po- En 1850 la monarquía brasileña había consoli-
lítica iba acompañada de un acentuado color dado su base de poder. Y sin embargo, ese
local (o regional) y de una autonomía genuina m i s m o año el final del tráfico de esclavos
que, en algunos momentos, podía oponerse a anunció un cambio en el rumbo del país. Al
los esfuerzos por mantener la unidad. Las con- cortarse la fuente de suministro de m a n o de
Brasil: quinientos años de historia 507

obra para las plantaciones, el núcleo m i s m o de cambió realmente «ya que el final de la m a n o
la estructura socioeconómica brasileña resultó de obra esclava no supuso la aparición de rela-
afectado. N o obstante, esto no ocasionó ningu- ciones capitalistas de producción en el c a m p o
na perturbación inmediata en la capacidad del y... la estructura agraria se mantuvo bajo la
sistema de reproducirse autónomamente. L a hegemonía de relaciones no capitalistas». Sin
esclavitud se mantuvo hasta 1888, posibilitan- embargo, cuando los fundamentos del Imperio
do la expansión de la producción de café a la Brasileño se derrumbaron, el régimen tuvo
región centromeridional y el subsiguiente au- que cambiar. Esto ocurrió un año después de
mento de las exportaciones para obtener divi- la abolición de la esclavitud, con la proclama-
sas. C o n todo, el final del escandaloso tráfico ción de la República en 1889. La coincidencia
de esclavos africanos hizo imperativo encon- de estos dos importantes acontecimientos no
trar alternativas para la multiplicación de la es fortuita. C o m o se ha indicado ya, el centra-
m a n o de obra. lismo monárquico representó el triunfo del
La abolición de la esclavitud y la transición orden sobre la dispersión característica del
al trabajo asalariado en gran escala requieren Brasil. A d e m á s , c o m o hemos visto, las oligar-
una mayor investigación histórica. La situa- quías regionales se,rindieron hasta cierto pun-
ción actual hace pensar que queda aún m u c h o to a los poderes centrales, para conservar su
camino por recorrer (Cardoso 1988), aunque dominio. C u a n d o el final de la esclavitud
se han aclarado ya algunos puntos esenciales. planteó de nuevo el enfrentamiento de los po-
Sobre todo, hay que evitar las generalizacio- deres central y local, se vio claramente que,
nes. El ejemplo de Sao Paulo, donde se planta- dada la forma federal adoptada por la R e p ú -
ron cafetales en tierras vírgenes fértiles y don- blica, las oligarquías tratarían por todos los
de los inmigrantes europeos contratados para medios de imponer sus prerrogativas en el
trabajarlas aportaran las técnicas más perfec- plano regional, manteniendo al propio tiempo
cionadas, no es típico de lo que ocurrió en el un firme control sobre el gobierno nacional.
resto del país. M á s bien al contrario: las carac- Mientras que durante el Imperio el centro de-
terísticas de regionalización y dispersión del legaba funciones de gobierno a las provincias
desarrollo histórico de Brasil se dejaron sentir (el propio Emperador nombraba «presiden-
con especial fuerza en la delicada era de la tes» provinciales), la República permitió que
transición, durante los dos últimos decenios los estados federales eligieran a sus gobernado-
del siglo xix. res. Esta autonomía garantizaba que los plenos
La reconfiguración de las estructuras agra- poderes, a nivel local y regional, permanece-
rias después de la desintegración del m o d o de rían en manos de quienes ya los ejercían.
producción colonial esclavista distó m u c h o de El régimen republicano introdujo otras no-
ser un proceso lineal o uniforme. Se dieron vedades, en particular la extensión del derecho
bastantes variantes, que merecen un análisis de voto, antes limitado a los terratenientes en
detallado. Formas particulares de asociación régimen de enfiteusis (titulares de derechos
(«parcerias» y «colonatos»14) se convirtieron perpetuos a la tierra). El derecho de voto se
en elementos típicos de la agricultura brasile- hizo universal y directo, salvo para los m e n o -
ña, en los sectores tanto de exportación c o m o res de 21 años, las mujeres, los mendigos, los
de subsistencia. A d e m á s , una ley promulgada sacerdotes, los soldados y los analfabetos, que
en 1850, probablemente en previsión de una constituían la gran mayoría de la población.
gestión distinta de la fuerza laboral después de Aunque se mantuvo en límites m u y estrechos,
la abolición de la esclavitud, favoreció una la extensión del derecho de voto constituyó el
mayor concentración de la propiedad de la nexo principal entre los detentores del poder y
tierra para tener en cuenta los nuevos vínculos los que dependían de sus favores y atenciones.
de dependencia entre los trabajadores rurales Al necesitar los terratenientes los votos de la
y los terratenientes. Las granjas familiares de mayoría para hacer elegir a sus candidatos, en
tamaño pequeño o mediano eran m u y escasas, una sociedad donde el privilegio y el poder
lo que explica quizás que no se produjera una seguían estando m u y concentrados, los votos
fuga en masa de esclavos de las grandes ha- se convirtieron en «bienes de intercambio».
ciendas en las que vivían. La práctica de vender el voto a cambio de
Fragoso (1990, pág. 187) se pregunta qué ventajas concretas (una dentadura, un par de
508 Luis Vasconcelos y Vania Cury

botas, un empleo para un pariente, etc.) e m p e - nes y servicios no disponibles localmente a


zó con la República y ha subsistido hasta nues- proveedores extranjeros, en particular euro-
tros días. peos. También vinieron de Europa los ideales
El cambio de régimen, el federalismo y el y los principios de civilización y progreso, así
voto «universal» no afectaron apenas a las c o m o la modernización correspondiente a la
vidas de la gente corriente que no tenía propie- industrialización tardía. L a evolución de las
dades ni derechos civiles, entre los cuales ha- técnicas manufactureras en Europa y su difu-
bía evidentemente muchos ex-esclavos mal sión a los Estados Unidos se aceptaron pues
«ascendidos» a la libre ciudadanía. La indife- c o m o un modelo digno de emulación. La nece-
rencia de la población ante el golpe de estado sidad aún m á s vivamente sentida de reformar
republicano fue de por sí una demostración de la economía brasileña se inspiró precisamente
la distancia que separaba al pueblo del poder en esta experiencia18.
político15. Si bien durante el siglo xix los ideales del
progreso penetraron profundamente en los
círculos rectores de Brasil, gubernamentales o
Desarrollo socioeconómico, no, de hecho la economía agraria, aún predo-
¿dónde? minante, cambió poco. Sin embargo, en los
dos últimos decenios del siglo la producción
C o n el modelo central de industrialización, las industrial local aumentó notablemente, sobre
fábricas tuvieron su desarrollo apoyado en los •todo en lo que respecta a los alimentos, los
grandes cambios en la estructura agraria, pero textiles y otros artículos corrientes de consu-
en Brasil las actividades manufactureras die- m o . La tendencia prosiguió hasta 1930, pero
ron comienzo y se desarrollaron con sujeción no en ejecución de ningún plan que previese
al complejo agrícola orientado a la exporta- los estímulos apropiados; se trataba simple-
ción, que durante m u c h o tiempo siguió siendo mente de una respuesta empresarial a las con-
el sector predominante. Mientras que en Euro- diciones favorables del mercado.
pa el consumo masivo de productos industria- La primera iniciativa para obtener datos
les se expansionaba, después de que muchos sobre el sector manufacturero la tomó en 1907
productores pequeños se arruinaran, el creci- el Centro Industrial Brasileiro, una asociación
miento de la producción industrial de bienes representativa de las industrias locales. En un
de consumo en Brasil estuvo estrechamente censo preliminar bastante incompleto, 3.258
asociada a las actividades económicas prima- fábricas dieron a conocer sus cifras de capital
rias, particularmente las favorables al empleo y producción, que ascendían respectivamente
asalariado, una vez abolida la esclavitud. a 665,5 y 741,5 millones de reis19. E n sus
El régimen colonial mercantilista hizo de la nóminas figuraban 151.841 trabajadores.
economía brasileña un sistema basado en la La distribución sectorial y geográfica de
exportación de productos tropicales y la im- esas industrias correspondía aproximadamen-
portación de manufacturas. Las implicaciones te al modelo del mercado interno incipiente,
futuras de tal origen histórico son bien conoci- pero la producción y el consumo se concentra-
das16. Por ejemplo, para aprovechar al máxi- ban en la región centromeridional. También se
m o las riquezas de la colonia, Portugal prohi- correspondía con los servicios existentes para
bió la fabricación de joyas con objeto de el aprovechamiento de los recursos naturales
combatir el contrabando de oro. Propósitos locales y regionales, tan abundantes en Brasil
análogos tuvo la adopción de una carta de pero cuya explotación adecuada requiere una
1785 que limitaba m u y estrictamente las opor- infraestructura sólida.
tunidades de fabricación colonial, para no pri- A d e m á s , el censo de 1907 proporcionó una
var a la agricultura de exportación de m a n o de clara indicación de la medida en que el sector
obra y capitales. U n o s diez años antes, el M a r - exportador había contribuido a estimular el
qués de Pombal (1699-1782) había declarado crecimiento industrial al abrir mercados, con
taxativamente que sólo se alentarían las activi- los correspondientes servicios para la manipu-
dades locales que coincidiesen con los intere- lación y elaboración de productos primarios.
ses de la metrópolis17. El sector industrial incipiente en la economía
El Brasil independiente compraba los bie- brasileña, c o m o es natural, acabó por generar
Brasil: quinientos años de historia 509

su propia dinámica en relación con los secto- da nacional para aliviar el sector de exporta-
res de exportaciones, otras actividades produc- ción. Esta política consiguió promover el cre-
tivas y servicios, de los que dependía su pro- cimiento industrial manteniendo la capacidad
greso20. adquisitiva de los grupos m á s importantes de
El crecimiento de la industria se benefició consumidores, a la vez que encarecía las im-
pues de los cambios introducidos, e inevitable- portaciones. Los ingresos obtenidos se destina-
mente produjo otros. D o s de ellos fueron de ron a la compra de maquinaria en el extranje-
importancia capital: el acceso a la tecnología y ro, para sustituir las capacidades de produc-
la producción de energía. El precario arraigo ción o para modernizar las fábricas existentes.
de la ciencia y la tecnología en Brasil (secuela D e este m o d o , el Estado sentó las bases del
del pasado colonial que un siglo de indepen- proceso de sustitución de importaciones, ca-
dencia no había podido borrar), así c o m o la racterístico de la primera fase de expansión
escasez de capitales e incentivos para hacer las industrial acelerada, que tan bien han analiza-
inversiones básicas, contribuyeron a retrasar do Furtado (1979) y Tavares (1972), en su
las soluciones a los muchos problemas plan- relación con los recursos financieros. El creci-
teados por él desarrollo económico. La depen- miento del sector industrial, paradójicamente
dencia industrial de fuentes exteriores se agra- estimulado por la crisis de 1929, si bien aún
vó a consecuencia de la introducción de tecno- estaba vinculado al de la agricultura de expor-
logías importadas y normas energéticas. U n tación, planteaba nuevas posibilidades en un
ejemplo indicado por Simonsen (1973) es que, contexto distinto. D e ello se siguió una mayor
a pesar del rico potencial hidroeléctrico y la demanda de bienes de capital.
penuria local de carbón, en 1907 el vapor Mientras que algunas fábricas producían
constituía el 73 % de la energía "utilizada por la ya equipo metalúrgico, material eléctrico, ape-
industria. ros agrícolas y algunos otros bienes de capital,
Suzigan, en su monumental estudio de los Brasil no disponía todavía de una auténtica
orígenes de la industria brasileña, adoptó una industria pesada. U n proyecto de tal magnitud
metodología para la medición del crecimiento requería no sólo enormes recursos financieros
industrial desde mediados del siglo xix hasta para cubrir las necesarias inversiones, sino
los años 40 de nuestro siglo, sirviéndose de los también personal de dirección altamente espe-
datos sobre las exportaciones de equipo indus- cializado. Estos eran difíciles de encontrar en
trial de las principales potencias capitalistas, a una economía dependiente, sin contar con que
saber, Gran Bretaña, Francia y Alemania. Su- la situación a finales de los años 30, con la
, zigan demostró que las inversiones dependían crisis internacional y una guerra inminente, no
casi por completo de la maquinaria importa- ofrecía grandes perspectivas de obtener présta-
da; la industria pesada todavía no había echa- m o s en el extranjero. El mejor m o d o de eludir
do raíces. la dependencia y de crear riqueza por ese m e 1
Después de 1930, las relaciones entre la dio m á s prometedor que el basado en las ex-
exportación y el sector industrial sufrieron portaciones agrícolas, tan sensibles a los pre-
transformaciones importantes, al mostrar este cios, sería que el Estado fuese el principal
último su creciente capacidad de aprovechar inversor en los grandes proyectos de desarrollo
las condiciones favorables a su expansión. Es- de las infraestructuras. M e n d o n ç a (1990), re-
tas condiciones mejoraron con la restricción sumiendo la situación, señala que este fue el
de los mercados internacionales que siguió a la marco concreto en que se t o m ó la opción a
crisis de 1929. L a crisis tuvo dos consecuen- favor de las empresas estatales c o m o medio de
cias desfavorables para Brasil: se redujeron las financiar el nuevo modelo de acumulación, en
exportaciones, en especial las de café, y la un m u n d o de tecnología altamente monopoli-
consiguiente escasez de divisas redujo la capa- zada. Así, en muchas ramas de la industria,
cidad de importar. El impacto en la economía c o m o la siderurgia, la energía eléctrica, la in-
pudo ser m á s grave, pero el gobierno Vargas dustria química pesada y la producción de
tomó medidas para sostener los precios del motores, el ímpetu inicial se dio mediante in-
café. Entre ellas figuraba la compra de los versiones estatales, o con la creación de pode-
excedentes, garantizando así un cierto ingreso rosas empresas mixtas que empezaron a abas-
a los productores, y la devaluación de la m o n e - tecer el mercado interno en 1941.
510 Luis Vasconcelos y Vania Cury

C o m o era de esperar, el estatismo naciona- privándola de los derechos básicos que defi-
lista de este periodo no se aceptó sin reservas, nen a la ciudadanía en el m u n d o contemporá-
incluso en los círculos industriales que, a pri- neo. U n a población sumida en la ignorancia y
mera vista, parecería que fueran a beneficiarse la enfermedad, privada de participar en las
m á s de él. La intervención estatal y la planifi- decisiones m á s importantes de la historia de
cación se asociaron inmediatamente a los m o - su país: he aquí una fiel descripción de la
delos socialistas de inspiración marxista, que situación de atraso y dependencia de Brasil.
alentaban a los enemigos de la propiedad pri- Sin duda alguna, muchas cosas han cambiado
vada y la libre empresa. Las visiones contra- desde que empezó la gran aventura del Brasil
puestas del proceso de crecimiento económico en el año 1500. Pero el legado colonial defor-
fueron objeto de un célebre debate entre dos m a d o del ejercicio del poder y la protección de
miembros de la intelectualidad brasileña a los privilegios no parece llevar trazas de desa-
quienes la difusión de los estudios económicos parecer. El calificativo m á s adecuado para el
debe mucho: Roberto Simonsen y Eugenio sistema, sería quizás el de un capitalismo de-
Gudin 2 1 . pendiente que preside un «maldesarrollo» (se-
Durante la segunda mitad de la década de gún la definición de Sachs de 1977).
1950, la intervención estatal en la industriali- N o obstante, actualmente un cierto n ú m e -
zación se moderó mediante la promoción de ro de unidades económicas operan a niveles de
amplias asociaciones con el capital privado productividad m u y favorables en compara-
internacional. Este nuevo concepto de progre- ción con otras unidades en contextos m á s
so y modernización ofrecía grandes perspecti- avanzados. A d e m á s , la industrialización acele-
vas de futuro. Brasil emprendió el largo cami- rada (Castro, 1986), propulsada por los gobier-
no que le llevaría a convertirse en una «nación nos militares, y la «triple alianza» en favor de
de reciente industrialización», en el contexto los bienes duraderos, han conseguido hasta
de la división del trabajo determinada por las cierto punto producir para el mercado tanto
empresas multinacionales. La introducción de nacional c o m o exterior. Esto cambió la com-
esas empresas, especialmente en el sector de posición de las exportaciones brasileñas, a la
los bienes de consumo duraderos, contó con el vez que se satisfacían las necesidades de las
apoyo del presidente Juscelino Kubitchek. clases acomodadas locales, que suponen alre-
Esto, junto con las inversiones de capital pri- dedor del 15 % de la población. En general, la
vado nacional en bienes no duraderos y las producción y las exportaciones alcanzaron ni-
aportaciones de las empresas estatales en el veles sin precedentes. Aunque situado en la
sector de los bienes de producción, constituyó grada inferior, el producto nacional bruto del
una especie de «triple alianza»22. Sin embargo, Brasil ocupaba hasta hace poco el lugar n ú m .
la mayor penetración de capitales extranjeros 10 aproximadamente en el m u n d o 2 3 .
acentuó la dependencia de la economía brasi- Entretanto, este crecimiento económico in-
leña en términos tecnológicos e industriales. fluyó en el aumento de la población urbana,
Por otra parte, la producción masiva de costo- que pasó del 36 % en 1950 al 67 % en 1980 y
sos bienes de consumo, que sólo una pequeña que actualmente representa un porcentaje esti-
proporción de la población podía permitirse, m a d o del 75 % de la población total (probable-
dio lugar a un modelo consistente en canalizar mente m á s de 115 millones de habitantes), lo
las energías y la riqueza hacia una estructura que supone un fuerte crecimiento durante los
de producción, sin preocuparse de satisfacer últimos 40 años24. La expansión de las ciuda-
las necesidades básicas de la mayoría de la po- des, alimentada por la constante inmigración
blación. de campesinos sin tierra, o simplemente fami-
La exclusión ha sido, sin duda alguna, el lias rurales desempleadas, ha sido también
rasgo característico del modelo adoptado por consecuencia del proceso de industrialización
la élite brasileña que apoyó a los gobiernos no acompañado de la reforma agraria.
militares definalesde los años 60 y de los años Al asumir las ciudades el papel predomi-
70, y que fue apoyada a su vez por éstos. En el nante, en detrimento del campo, el número de
contexto de las desigualdades existentes, este asalariados de la industria y el sector terciario
modelo sirvió a una gran proporción de la ha aumentado de un m o d o enorme. Las es-
población en la pobreza parcial o absoluta, tructuras del empleo han cambiado radical-
Brasil: quinientos años de historia 511

mente, y así vemos que entre 1950 y 1980 el a la creación de un auténtico mercado de con-
porcentaje de población activa del sector pri- sumo de masas, garantizando que la distribu-
mario disminuyó del 60 al 29 %, mientras que ción de la renta - h o y día una de las m á s
en el sector secundario aumentó del 18 al 25 % desiguales del m u n d o - sea m á s equitativa, y
y en el sector terciario del 22 al 46 %, regis- que pueda reducirse rápidamente la pobreza
trándose un incremento especialmente fuerte absoluta;
del número de puestos de trabajo en el comer- iii) Emprender una nueva fase de industriali-
cio y la banca. zación avanzada, incorporando gradual y se-
lectivamente la alta tecnología para promover
la competitividad interna y externa; y
¿Qué modernidad? iv) Llegar a un consenso nacional para definir
un proyecto general de desarrollo con miras a
La imagen m á s bien dinámica descrita ante- la reanudación del crecimiento sostenido, te-
riormente no debe ocultarnos la situación crí- niendo en cuenta la nueva dinámica interna-
tica a que hace frente Brasil en la actualidad. cional26.
El progreso que respondía m á s o menos a las El logro de objetivos tan amplios es, desde
aspiraciones de los círculos dirigentes del país luego, una empresa sumamente compleja que
se ha atascado. Todos los índices económicos depende de una acertada aplicación de medi-
y sociales apuntan claramente a un alejamien- das complementarias de vasto alcance y visión
to de la modernización, que siempre anduvo de futuro. Asimismo se requieren esfuerzos
cerca pero que nunca pudo alcanzarse. E n los denodados, políticos y de otro tipo, en apoyo
círculos políticos influyentes, así c o m o en la de las prioridades, la primera de las cuales
opinión pública, hay un sentimiento difuso de sería mejorar la productividad de las instala-
decepción al comparar Brasil con los países ciones industriales existentes y velar por u n
«desarrollados», el llamado Primer M u n d o . uso adecuado de los ingresos públicos. Lo que
Los medios de salir del atraso y concebir esce- se pide al Estado a este respecto podría pare-
narios viables para el futuro son objeto de cer contradictorio. Incluso los partidarios de
grandes reflexiones: la modernización es el una reducción de la intervención estatal aca-
lema. ban por aceptar su aumento de cara al fomen-
H a y una sensación m u y extendida de que to de la modernización. Porque está m u y claro
se ha perdido demasiado tiempo esperando un que el Estado, una vez rescatado de sus «pro-
proyecto nacional aceptable. Las demoras en pietarios» privados - u n giro histórico de la
la adopción de las decisiones necesarias para m á x i m a importancia- debe desempeñar un
que el desarrollo se ponga de nuevo en marcha papel m á s amplio en sectores tales c o m o la
son difíciles de aceptar, máxime cuando se educación, la salud pública, el apoyo a la in-
han acumulado bastantes conocimientos acer- vestigación y desarrollo, y otras materias rela-
ca de los problemas con que se enfrenta la cionadas con la modernización general.
sociedad brasileña. Bajo el impulso de un esta- La mayoría de los estudios prospectivos
do subordinado a intereses privados, el siste- realizados hasta la fecha muestran que las
m a ha perdido sus referencias a largo plazo, perspectivas de éxito de la modernización son
llegando a un punto que ya no satisface ni a los alentadoras, por lo menos en la esfera mate-
que ejercen el poder político y económico ni a rial. Esta opinión se basa en varias considera-
sus clientelas. C o n miras a que el Estado ejerza ciones, y sobre todo en la existencia de una
una actividad m á s racional, algunos ciudada- plataforma industrial bastante bien integrada,
nos responsables, tras frecuentes reuniones pa- con unos pocos sectores punteros razonable-
trocinadas por asociaciones comerciales, sin- mente eficientes. A d e m á s , deben tenerse en
dicatos, órganos académicos y otras partes cuenta las características de la población brasi-
interesadas25, han propuesto una serie de m e - leña. Físicamente es m u y diversa, pero c o m -
didas con los siguientes objetivos: parte un m i s m o sistema político, un m i s m o
i) Reavivar la modernización económica, so- sincretismo cultural y un m i s m o idioma (ex-
cial y política con vistas a la reducción de la cepto los indios) en todo el vasto territorio del
heterogeneidad estructural; país. Las tensiones sociales del dualismo son
ii) Adoptar una estrategia social encaminada desde luego agudas pero, sin subestimarlas, es
512 Luis Vasconcelos y Vania Cury

un hecho generalmente reconocido que pue- grandes grupos internacionales, que se consi-
den atenuarse gradualmente a plazo medio, a deran particularmente estimulantes. Los h o m -
condición de que la sociedad civil se compro- bres de negocios esperan beneficiarse de estos
meta a trabajar con esta finalidad. Podrían vínculos, relegando a un segundo plano la ex-
conseguirse resultados inmediatos sin una car- pansión de las relaciones Sur-Sur en los cam-
ga excesiva para los ricos, siempre tan preocu- pos tecnológico y económico, con la posible
pados por su fortuna y por la evasión fiscal. excepción reciente de la creación de un merca-
Así pues, la economía en general se beneficia- do c o m ú n que comprende el Brasil, Argentina,
ría de fuertes incentivos a medida que van Uruguay y Paraguay.
reduciéndose paulatinamente las desigualda- Si bien el concepto de «abertura» puede
des. aceptarse fácilmente, aún hay que responder a
Sería ingenuo suponer que los graves pro- los siguientes interrogantes: ¿cómo?; ¿a qué?;
blemas derivados de la polarización social y el ¿a quién? ¿Se trata de una abertura general, o
mal funcionamiento permanente de las insti- adaptada a una política industrial determina-
tuciones a que ésta da lugar, así c o m o de la da? ¿ N o convendría que esta política fuera
protección egoísta de intereses privados.pue- objeto previamente de un consenso nacional
den resolverse en un futuro inmediato. D e m a - sobre sus metas, que deben expresarse con cla-
siados hábitos nocivos se han ido incrustando ridad?
con los años. Baste recordar el abuso de auto- U n a pregunta lleva a la otra. ¿Qué debe
ridad, proyectado verticalmente en una socie- esperarse verdaderamente del Estado, y qué
dad edificada por y sobre centros de poder papel ha de desempeñar? Hay consenso gene-
autónomos. La lucha por la democracia y los ral en que su alcance ha de ser limitado, pero
derechos civiles no es, ni con mucho, una ca- no se ha decidido todavía la dosificación ade-
racterística dominante en la evolución históri- cuada. Entretanto, dos consideraciones son
ca del país. primordiales: primero, la necesidad de resca-
C o m o hemos indicado antes, después de tar al Estado de los intereses privados que
un régimen imperial que duró casi setenta tratan de someterlo a sus propios fines, y,
años.-un caso único entre las antiguas colo- segundo, en vista de la tendencia a privatizar
nias europeas- con la independencia de los las industrias nacionalizadas, reafirmar la res-
grandes terratenientes y la alta burguesía, pri- ponsabilidad del Estado para sacar al Brasil de
mero sólo mercantil, después también indus- su miserable situación actual lo antes posible.
trial, consiguieron conservar los poderes ana- Del Estado se espera que contribuya impres-
crónicos y la mentalidad de la metrópolis cindiblemente a la formulación de una estrate-
conservadora e imponerlos a una nación en gia válida de desarrollo, c o m o base para el
vías de formación. Los potentados veían las consenso requerido de la sociedad civil. Y es el
distintas regiones de Brasil c o m o cotos priva- Estado también quien ha de intervenir decisi-
dos de caza. Pese a los cambios constituciona- vamente en la búsqueda de soluciones a los
les, cada vez supuestamente m á s democráti- problemas derivados de las tremendas desi-
cos, esta situación todavía subsiste en gran gualdades acumuladas con el tiempo, c o m o la
parte. La faz social de la joven nación brasile- urbanización salvaje o la amenaza del «malde-
ña muestra aún frecuentemente los signos de sarrollo» a la conservación del medio ambien-
un pasado que algunos insisten en mantener te. El debate sobre todas estas cuestiones per-
vivo. manecerá abierto durante m u c h o tiempo en
En relación con la tan debatida moderni- esté país contradictorio pero vigoroso, con su
dad, la importante cuestión del lugar de la fe innata en el futuro, por difícil que sea de
economía brasileña en la economía mundial (y explicar. Los obstáculos que se oponen al éxito
especialmente su abertura al Primer M u n d o ) son proporcionales a las dimensiones del país
se plantea una y otra vez. Esto, naturalmente, y a la confluencia de fuerzas del pasado y del
debe examinarse desde varios ángulos. E n un presente que, para bien o para mal, condicio-
país cuya élite se complace volviéndose de nan las opciones futuras del Brasil.
espaldas al Tercer M u n d o , nada más natural
que subrayar los vínculos económicos con los Traducido del inglés
Brasil: quinientos años de historia 513

Notas

1. En este contexto, Brasil habría c o m o hasta ahora, con examinar concluido la lucha contra los
sido «moderno» desde un principalmente los aspectos bátavos, completamente ignorada
principio. La monarquía relativos a los flujos comerciales; de los sureños».
portuguesa creó enseguida integrar esas sociedades... con los
industrias (azúcar), que contaron moldes de la evolución europea 12. Véase Dias (1972); Faoro
con la mejor tecnología de la no puede sino deformar su (1958).
época en equipo, transporte y verdadera fisonomía.
defensa. La idea misma de 13. Véase i.a. Queiroz (1976);
«colonización» era moderna en la 6. Véase Lapa: 500 Years of Uricoechea(1978).
Europa renacentista. Brazilian History (1982).
14. Se trata de formas legales de
2. La penetración al interior se contrato entre los propietarios y
vio dificultada por la topografía y 7. En breves términos, la las familias de campesinos sin
por los indios. Sin embargo, los América colonial estuvo tierras. C o n la «parceria» una
portugueses pronto dominada por la acumulación de cantidad determinada de
comprendieron que no había capital de la burguesía británica productos de zonas
muchas esperanzas de descubrir que, a medida que fue cobrando preestablecidas se entrega al
El Dorado m á s allá de las fuerza, controló la expansión de propietario en plazos fijos,
montañas costeras. Prefirieron América del Norte y el Brasil (en mientras que con el «colonato» el
buscarlo al norte y al sur, lo que este último caso, naturalmente, a arrendamiento se suele pagar en
contribuyó a asegurar la línea través de la interposición de efectivo. Ver inter alia Queiroz
costera m á s larga, esencial para Portugal). (1976) y Uricoechea(1978).
proteger la navegación a la India
y el Lejano Oriente. 8. Esta dinámica era menos 15. Fragoso (1990, pág. 187)
radical que la de Hispanoamérica, escribe: «...el 15 de noviembre de
3. Los indios, atacados y estaba m á s centrada en el 1889 ...los asombrados
despiadadamente y sometidos a la mantenimiento de una transeúntes presenciaron el
esclavitud, no se rindieron nunca. continuidad histórica admirable, movimiento de tropas que iban a
En el mejor de los casos actuaron que se consideraba merecedora de proclamar la república. N o
c o m o una especie de soldados sacrificios políticos en cuanto a la entendiendo lo que ocurría, estas
auxiliares para los colonos, en determinación de controlar personas, que se suponía tenían
determinadas circunstancias. grandes extensiones de tierra. que intervenir decisivamente en
apoyo de la república, pensaron
4. Desde un principio los 9. Gran Bretaña, aliada que se trataba simplemente de un
objetivos mercantiles, tradicional de Portugal (y después desfile militar. Esto es una
administrativos y defensivos de la de la restauración de la ilustración de lo que significó
colonización exigían centros monarquía portuguesa en verdaderamente la proclamación
urbanos en la costa, o no oposición al dominio español) de la República para la historia
demasiado lejos de ésta. La gozaba ya de prerrogativas y del país, y, m á s aún, el tipo de
minería y la explotación ganadera privilegios especiales en las república que se estaba
de las llanuras, en su mayoría en principales ciudades brasileñas proclamando». Obsérvese que
el sur, promovieron la desde mediados del siglo xvn. estos acontecimientos ocurrieron
urbanización del interior desde el en la capital, Río de Janeiro.
siglo xvii. 10. D o n Pedro, el primer
emperador, era heredero dinástico 16. Por no mencionar m á s que a
5. Véase Cardoso (1973, pág. 73): al trono de Portugal. dos famosos autores, ver a este
«... si queremos mejorar nuestra respecto Furtado (1971) y
comprensión de los problemas de 11. El conocido escritor Euclides Cardoso de Mello (1982).
América Latina es preciso ante D a Cunha (1909, pág. 40)
todo que prestemos mayor describe la precariedad de las 17. Véase Falcon (1982, pág.
atención a los rasgos comunicaciones en tiempos de la 468): «En el Brasil, se permitió
característicos de este sistema, y colonia: «El drama de la también la construcción de
tratemos de definir las leyes y la Incofidéncia había terminado algunas "fábricas" que debieran
dinámica interna de las recientemente en el Sur sin que llamarse mejor plantas de
sociedades coloniales americanas. su trágico epílogo se dejase sentir elaboración para la exportación
Hasta que no lo hagamos, en el Norte donde, en tiempos de arroz, lonas y sábanas, madera,
tendremos que contentarnos, más remotos, había comenzado y pieles y cueros curtidos, etc.
514 Luis Vasconcelos y Vania Cury

Deducir de ésto una actitud 21. El debate entre esas dos actualmente por España, según el
liberal de la metrópolis o una personalidades se llevó a cabo en Banco Mundial.
menor simpatía hacia la una serie de artículos de prensa,
"industria" de la colonia sería, en 1942. Fue publicado de nuevo 24. Para una evaluación sumaria
cuando menos, exagerado». por la que fue Secretaría Federal de las tendencias de la
de Planificación; véase urbanización, véase Faria (1988)
18. Véase Dean (1975). Simonsen/Gudin (1977). y Silva (1990).
19. Equivalente a unas 42.000
22. Según la definición de Evans 25. Véase, i.a. Velloso (1990,
libras esterlinas al tipo de cambio
(1985). Nótese que varias 1991), Fiesp (1990), Diniz (1990).
vigente en la época. El valor de la
empresas multinacionales
producción ascendía a 47.000
operaban ya en otros sectores del
libras esterlinas. 26. En este contexto los políticos,
Brasil.
industriales y sindicalistas suelen
20. D e considerable importancia referirse al éxito formal del pacto
en este sentido era el suministro 23. U n P N B de de la Moncloa, sin tener en
de energía, los talleres de aproximadamente 375.000 cuenta, por lo que se ve, las
reparación de todas clases, el millones de dólares. Entre abril diferencias políticas y
mantenimiento de los de 1990 y marzo de 1991 la estructurales entre la España
ferrocarriles, las instalaciones recesión causó un descenso del postfranquista y el Brasil de
portuarias, etc. 7 %. Brasil ha sido superado nuestros días.

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THAYECTOfttAS HISTÓRICAS ~_

Economía y sociedad en Chile:


Frustración y cambio en el desarrollo
histórico

Osear Muñoz

Frustración y cambio han sido dos temas per- prana organización política, un centralismo y
manentes que recorren la historia económica y fortalecimiento de la autoridad del Estado y
social de Chile. Frustración frente a expectati- una cierta disciplina social que ha hecho efica-
vas que no se realizan o traumas que se pro- ces las instituciones.
longan excesivamente en el tiempo, c o m o el Trataremos, en este artículo, de esbozar el
desengaño que debieron sufrir los conquista- desarrollo histórico de esos rasgos. E n una
dores ante la pobreza de un territorio que primera parte haremos una m u y breve referen-
creían rico en tesoros y ante la fuerza de la cia a los orígenes coloniales y al primer siglo
resistencia que opuso la población nativa; pero de vida independiente, con especial énfasis en
también capacidad de cambio y adaptación, las características específicas de la conquista
para responder creativa- de Chile, que determinará
mente a los desafíos, c o m o Economista chileno, Osear M u ñ o z es condiciones seculares del
la búsqueda de alternati- Presidente del Consejo de C I E P L A N , desarrollo nacional; y en el
vas de creación de riqueza centro privado de investigación con proceso de consolidación
sede en Santiago de Chile. H a sido pro- de la República en la se-
y de otras formas de coe- fesor en el Departamento de Economía
xistencia entre las razas, de la universidad de Chile y en otras gunda mitad del siglo xix.
que no sean las del enfren- universidades. Sus principales ámbitos La segunda parte discutirá
tamiento bruto. Se proyec- de estudio son: procesos de industriali- más detalladamente el de-
zación comparativos, políticas indus-
tan, aminorados, durante triales y relaciones entre los sectores sarrollo económico y social
el período colonial, duran- estatal y privado. Recientemente ha a lo largo del siglo x x .
te el cual se va consolidan- publicado «El proceso de industrializa-
ción: teorías, experiencias y políticas»,
do una estructura social en El desarrollo desde dentro, dirigida I. Asentamiento
más homogénea y apegada por O . Sunkel (1991). Su dirección:
C I E P L A N , Av. C . Colón 3494, Santia- territorial
a la tierra; para intensifi-
go, Chile. y consolidación
carse en el siglo indepen-
dista (a partir de 1810) y nacional
adquirir formas explosivas durante la moder- Si Chile fue un tema de debate internacional
nización del siglo x x , cuando se enfrentan durante los años del régimen militar por lo
ahora los nuevos estratos sociales en d e m a n d a inusitado de la represión, que enfrentó a chile-
de una participación equitativa en los benefi- nos contra chilenos, llegando a las peores for-
cios de la modernización, y los grupos que se mas de amedrentamiento y violencia física, n o
aferran a sus viejas tradiciones y estructuras. debe desprenderse que ello fuera nuevo en la
Sin embargo, de esos rasgos y de sus for- historia de Chile. El descubrimiento y con-
mas específicas de manifestarse, surgen carac- quista habían ya establecido las peores formas
terísticas de la nacionalidad chilena que la han de violencia en esta región de la América His-
diferenciado de otras naciones hermanas y que pana. El enfrentamiento de las razas y de los
han contribuido a darle un perfil progresista al intentos de dominio generaron una de las m á s
país. Entre ellas pueden destacarse una tem- largas guerras que conocieron las fuerzas con-

RICS 134/Diciembre 1992


518 Oscar Muñoz

quistadoras. La resistencia nativa no se doble- españolas en territorios nativos, a la caza de


gó nunca, lo que dio origen a numerosos poe- esclavos y, naturalmente, alimentaba también
m a s épicos, c o m o el de Alonso de Ercilla. Sólo el resentimiento y animosidad indígena. Las
en los albores del siglo X X y siendo Chile ya un ciudades vivían en clima permanente de gue-
país independiente, lograron las fuerzas mili- rra e incertidumbre.
tares imponer un dominio territorial incontra- La derrota militar de 1599 tuvo tres conse-
rrestable en lo que había sido la zona de resis- cuencias duraderas para la organización eco-
tencia mapuche. nómico-política del Reino de Chile:
1) Las autoridades optaron por entregar el do-
Los orígenes
minio del sur a los mapuches, concentrándose
la colonización en la región central que se
En contraste con otras regiones hacia, donde se extiende entre La Serena y Concepción, es
extendía la conquista hispánica, en Chile los decir, una zona con una longitud nó superior a
conquistadores nunca pudieron establecer un los 1.000 k m s .
dominio pleno. A pocos decenios de haberse 2) El gobierno colonial comprendió que no
descubierto y establecido las primeras fortifi- podía seguir aplicando en Chile la estrategia
caciones y ciudades, se produjo el llamado militar que se había seguido en otras regiones
«desastre de Curalaba» (1599) que cambió ' conquistadas: el uso de un ejército de «volun-
completamente el curso de la colonización du- tarios», estimulados a participar ya fuera por
rante los siglos que siguieron. U n levanta- las presiones de hecho de parte de las autori-
miento aborigen al sur de la actual ciudad de dades o por las recompensas que podían obte-
Angol, terminó con la vida del Gobernador ner, c o m o botines de guerra (esclavos) o c o m o
O ñ e z de Loyola y con la soberanía española en premios otorgados por la corona (tierras). Se
las ciudades situadas al sur del río Bio Bio. implantó entonces el ejército profesional, con
El desastre de Curalaba tuvo un profundo soldados remunerados por la Corona y someti-
impacto psicológico, que se agregó a la frustra- dos a una disciplina y estrategias militares, a la
ción que ya se arrastraba por años, desde los usanza europea.
primeros años de la Conquista. Se trata del 3) Fortalecimiento de la «alianza» entre auto-
desengaño sufrido por los conquistadores que ridades, colonizadores e «indios amigos o de
constataron la gran pobreza de un país que paz», c o m o se denominó a la población nativa
creían rico en oro, plata y tesoros. En contraste que aceptó incorporarse al sistema de dominio
con México o Perú, Chile no disponía de esos español y cooperar con él.
metales en abundancia, los que sólo pudieron Estos hechos tuvieron varias implicancias a
obtenerse en pequeñas cantidades y con gran- largo plazo. La concentración de la población
des esfuerzos de producción. D e ahí que la y el dominio militar en una zona relativamen-
primera fase de desarrollo productivo chileno te pequeña y de fácil acceso significó la conso-
estuviese concentrada en los lavaderos de oro, lidación territorial del gobierno colonial y la
actividad m u y intensiva en m a n o de obra y de superación de la etapa propiamente de con-
baja productividad. Tras un período de cierto quista. Pero la pobreza del territorio no permi-
florecimiento, vino la decadencia de los lava- tía el financiamiento del ejército, para lo cual
deros. Se ha estimado que su producción dis- hubo de recurrirse a fondos de la Corona, el
minuyó sostenidamente, desde un equivalente llamado «real situado», que se remesaba desde
a 230.000 pesos en 1569 a sólo 12.500 en 1600 la capital del Perú. Este financiamiento exter-
(de R a m ó n y Larraín, 1982, p. 49). Causas no comenzó a operar desde comienzos del si-
principales fueron la caída de la productividad glo xvii extendiéndose hasta m u y avanzado el
en la extracción de oro y la disminución de la siglo xviii. Le confiere al gobierno un poder
m a n o de obra indígena, por mortalidad. U n económico y, por lo tanto, una capacidad deci-
informe de la época establecía este último fe- soria que ha estado presente a lo largo de toda
n ó m e n o para todas las ciudades de Chile. Sólo la historia de Chile.
en Santiago la población indígena de servicios
Fruto de esa capacidad y de la necesidad de
disminuyó de 60.000 en los inicios a 4.000 en
abastecer al ejército regular, el gobierno toma
1594 (Jara, 1971, p. 31). Esta disminución de
iniciativas de producción en una serie de acti-
la fuerza de trabajo estimulaba las incursiones
vidades vitales. El historiador Alvaro Jara
Economía y sociedad en Chile: Frustración y cambio en el desarrollo histórico 519

(1971) cita la organización de estancias reales la conveniencia de recurrir al trabajo asalaria-


en Concepción, Colchagua, Itata y Quillota do de los mestizos, que no involucraba m a y o -
para la producción de trigo y para la ganade- res compromisos de inversión ni cuestionaba
ría; la fabricación de carretas, «obrajes» de algunas conciencias que no olvidaban el m a n -
jergas, frazadas, badanes, cordobanes, vaque- dato de evangelización que acompañó a la
tas, suelas, sombrererías, zapaterías, sillerías, conquista. Se constituyó así una clase popular
jarcias, etc., en diversas ciudades del país. mayoritaria, mezcla de variadas vertientes ét-
Otro aspecto que se desprende de la nueva nicas, pobre, subordinada e inculta.
etapa iniciada en el siglo x v n , sobretodo en la Los conquistadores y encomenderos, por
segunda mitad de ese siglo, es que el territorio su parte, fueron heredados por hacendados y
consolidado se torna relativamente m á s pacífi- agricultores, los que constituyeron la clase
co, permitiendo así el desarrollo y diversifica- criolla, aristocrática, culta y enriquecida. E n -
ción de las actividades productivas. Las accio- tre ambos estratos se desarrolló una clase m e -
nes bélicas se concentran en la llamada «fron- dia de comerciantes, soldados, funcionarios,
tera», con enfrentamientos esporádicos y en maestros y pequeños propietarios.
una suerte de resignación al empate por ambos Los últimos decenios del período colonial
bandos. E n el resto del país y especialmente en fueron de una gran expansión económica, que
el llamado «Valle Central», florece la agricul- enriqueció al territorio. Varios desastres ocu-
tura, impulsada por las nuevas generaciones rridos en el Perú, la contraparte comercial
en las que prevalece el arraigo a la tierra y el obligada para Chile, mermaron su producción
deseo de vivir en paz, con mayor independen- de alimentos y requirieron la importación des-
cia y tomando distancia del gobierno central. de Chile. Creció aceleradamente el cultivo y la
La fertilidad del suelo, que sorprendía a los exportación de trigo. A lo largo del siglo x v m
españoles recién llegados, se ve magnificada la producción agropecuaria creció en m á s de
con la tecnología ibérica y retribuye generosa- 2 % por año, cifra m y alta para la época. Los
mente los esfuerzos productivos. Podría decir- precios se deprimieron al no haber suficientes
se que la frustración de las primeras generacio- mercados para colocar la producción (de R a -
nes, que no encontraron los tesoros esperados, m ó n y Larraín, 1982, p. 335-6) y aumentó la
obligó a centrar los esfuerzos en el trabajo presión de los hacendados para diversificar los
productivo y en la explotación de una tierra mercados de exportación, en u n régimen que
que, a poco andar, se mostró pródiga. El espí- imponía el monopolio comercial español. Sin
ritu conquistador fue dando paso al espíritu de embargo, el auge productivo permitió fortale-
trabajo y de colonización. La unidad básica de cer los ingresos públicos, lo que a su vez indu-
la organización económica fue la hacienda, jo la realización de diversas obras de infraes-
heredera de la encomienda. tructura urbana, edificios y palacios. D e fines
La estructura social entró en u n proceso de de este siglo data la construcción de la Casa de
mayor homogenización, a partir de las extre- M o n e d a y de los Tajamares del río M a p o c h o ,
m a s estratificaciones y castas iniciales. Los entre otros, en Santiago.
años de conquista habían visto la reproduc-
ción de u n esquema feudal europeo adaptado
La vida independiente
a las circunstancias locales. Conquistadores es-
pañoles de diversos orígenes sociales se habían Las guerras de la independencia (1813-1818)
convertido rápidamente en señores, gracias a asestaron u n duro golpe a la agricultura colo-
las entregas de tierra y las «encomiendas de nial. La mayor parte de las acciones bélicas
indios», constituyendo éstos últimos verdade- tuvieron lugar en la zona central, la región
ros siervos de la tierra, y con frecuencia escla- agrícola m á s fértil. Los efectos se manifestaron
vos (si eran prisioneros de guerra). El rápido tanto por los continuos arrasamientos de los
desarrollo del mestizaje, por un lado, y la gra- campos, ya fuera para aprovisionar tropas de
dual desaparición de los «indios encomenda- uno u otro bando, ya fuera para impedir el
dos» y de esclavos debido a la alta mortalidad abastecimiento del enemigo, c o m o por los al-
por los malos tratos y enfermedades, por otro, tos riesgos que desincentivaron la producción.
fueron poniendo en evidencia el alto costo La economía nacional se resintió al disminuir
económico de esta última forma de trabajo y drásticamente la producción y las exportado-
520 Oscar Muñoz

nés. A ello se agregó el desorden financiero ciclo expansivo posterior a la Independencia


provocado por el endeudamientofiscalen que que duró varios decenios, hasta mediados de
incurrió el gobierno independiente, a fin de los años 70.
financiar el ejército y continuar la campaña Desde el punto de vista político y social,
libertadora en el Perú. Se ha estimado que en esos decenios son un período crucial para la
1817 el gastofiscaltotal ascendió a 2.000.000 consolidación del nuevo Estado independiente
de pesos, comparados con 600.000 en los últi- y el fortalecimiento del poder central. El dece-
m o s años coloniales (Villalobos, et al., 1974, nio que siguió a la Independencia ha sido
tomo 3, p.416). D e esos 2 millones, tres cuar- identificado en la tradición histórica c o m o el
tas partes correspondieron al gasto militar. de la «anarquía», debido a los continuos en-
Ahí radica el origen de los primeros préstamos frentamientos caudillistas, el choque entre las
externos de Chile, obtenidos en Inglaterra, y tendencias m á s libertarias y las m á s conserva-
cuyo servicio comenzaría a pesar fuertemente doras, y la inestabilidad de los gobiernos, así
en las finanzas públicas futuras. c o m o por la indefinición respecto de qué tipo
Desde otro punto de vista el período inde- de estructura republicana se adoptaría. El pe-
pendentista afectó también a la economía na- ríodo fue superado por el surgimiento de líde-
cional. España había tratado de mantener un res políticos capaces de imponerse sobre sus
estricto monopolio comercial con las colonias. rivales y de implantar un régimen que, aunque
Incluso el comercio entre las colonias era res- democrático en su denominación, fue de un
tringido. Sólo ante las necesidades apremian- intenso autoritarismo y estuvo m u y estrecha-
tes del Perú, la Corona autorizó la exportación mente relacionado con el poder militar. D e
de trigo desde Chile. Sin embargo, a fines del hecho los primeros presidentes, y hasta media-
siglo xvill se comenzó a tolerar el comercio, dos del siglo, fueron todos militares. Prevale-
siempre restringido, con otros países europeos, ció en definitiva el poder del Estado central y
con los cuales España trataba de mantener de la Constitución establecida en 1833, bajo la
buenas relaciones. C o n la Independencia, los inspiración del autoritario Ministro Portales,
primeros gobiernos desmantelaron rápida- desde los cuales se organizó la República y se
mente esas restricciones y el país comenzó a desarrolló una institucionalidad que perduró
inundarse de importaciones, especialmente hasta bien iniciado el siglo x x .
manufacturas provenientes de Inglaterra. Las Tanto la economía c o m o el desarrollo polí-
artesanías y la escasa producción industrial tico fueron favorables para una organización
nacionales languidecieron, provocando polé- temprana de la República y la consolidación
micas y generándose presiones sobre el Estado del poder del Estado, desde donde se impulsó
para la obtención de privilegios, que en gene- un desarrollo institucional, cultural y material
ral consistían en derechos exclusivos de fabri- que estableció bases sólidas para el futuro. Se
cación. daba así la paradoja de que uno de los países
C o n el transcurso de los primeros decenios que habían sido m á s pobres y periféricos du-
que siguieron a la emancipación, nuevos acon- rante el dominio español, se convertía rápida-
tecimientos repercutieron favorablemente en mente en una de las naciones m á s organizadas
la economía nacional, que hicieron posible su- y prósperas después de alcanzada la Indepen-
perar la etapa crítica e iniciar una exitosa in- dencia. U n a mayor integración social de la
serción en la nueva división internacional del que se dio en otros países de la región; un
trabajo que seguía a la revolución industrial. territorio relativamente pequeño, de fácil ac-
Descubrimientos de ricos minerales de plata ceso y m u y fértil para la producción agrícola
en el Norte, c o m o el de Chañarcillo (1832) y así c o m o rico en minerales que pasaron a ser
un sostenido crecimiento de la demanda euro- estratégicos después de la revolución indus-
pea de cobre unido a la difusión de nuevas trial y tecnológica; y un Estado fuerte y prepa-
tecnologías en la producción y en el transporte rado para administrar centralizadamente el
marítimo, indujeron fuertes aumentos de la país son algunos elementos que ayudan a en-
producción de este metal. Por último, la con- tender mejor esa aparente paradoja. N o poco
quista de California generó nuevos mercados importante en esa capacidad estatal es la pre-
para el trigo chileno. Las exportaciones se di- sencia de un Ejército que debió fortalecerse
namizaron y Chile se benefició de un primer desde los inicios, por las razones ya menciona-
Economía y sociedad en Chile: Frustración y cambio en el desarrollo histórico 521

Desembarco de víveres en el puerto de Angclmo, Chile, 1958. Rogcr-vioiiei.

das, por la importancia que le asignaron los te por la reacción provocada por la sucesión de
primeros gobiernos independientes ante la gobiernos autoritarios y conservadores, en
percepción de amenaza externa que ellos tu- ' parte por las inmigraciones de elites cultas de
vieron frente al Virreinato del Perú primero, y otros países vecinos en los cuales la anarquía y
luego, por un prolongado período, frente a sus la represión se agudizaban. Se profundizó el
vecinos y a la propia España. pensamiento liberal en d e m a n d a de reformas
democráticas, a la vez que se aplicaron diver-
sas reformas jurídicas tendientes a modernizar
Reformas liberales e inserción internacional
la institucionalidad. E n los años que siguieron
Hacia mediados del siglo se fortalecieron las a 1850 se abolieron los mayorazgos, favore-
tendencias modernizadoras y liberales, en par- ciendo la subdivisión de la tierra; se promulga-
522 Oscar Muñoz

ron los primeros códigos (Civil, de Comercio, finanzas públicas que le dieron nuevos recur-
de Minería); ordenanzas de aduanas, leyes de sos al Estado (Muñoz, 1977; Carióla y Sunkel,
bancos, de educación, de diferenciación de los 1982).
roles de la Iglesia y del Estado; se establecieron Bajo el estímulo de la vigorosa expansión
organizaciones de fomento de la actividad del comercio mundial de fines del siglo XIX,
productiva, c o m o la Sociedad Nacional de las exportaciones chilenas, principalmente de
Agricultura, la Caja de Crédito Hipotecario, la salitre, crecieron rápidamente hasta la primera
Sociedad de Fomento Fabril, en las cuales guerra mundial. Entre 1883 y 1913 la produc-
convergían iniciativas públicas y privadas. ción de .salitre creció a una tasa anual del
La mayor fuerza que adquirieron los parti- 7,2 %, elevando la participación de las expor-
dos políticos m á s progresistas hicieron posible taciones totales en el PIB cerca del 3 0 %
nuevos gobiernos de orientación liberal en la (Marshall, 1987). Este ritmo de crecimiento
segunda mitad del siglo, a la vez que el desa- del sector exportador lo convirtió en el motor
rrollo de organizaciones sociales de carácter del desarrollo y en un estímulo para la diversi-
solidario que son precursoras del movimiento ficación productiva.
sindical del siglo X X . Contra una hipótesis que se sostuvo duran-
Sin embargo, el desarrollo económico y po- te bastante tiempo, en el sentido de que el
lítico de varios decenios casi sin interrupcio- sector salitrero se convirtió en un enclave se-
nes terminó en una grave crisis a poco correr parado del resto de la economía, en realidad se
el período iniciado en 1870. U n a crisis econó- generaron algunos efectos de difusión econó-
mica internacional, a la que se agregaron con- mica hacia el resto de la economía. U n o de los
diciones climáticas m u y desfavorables para la mecanismos de transmisión fue el desarrollo
agricultura durante varios años, terminaron del aparato estatal, gracias a la recaudación de
con el período expansivo que había beneficia- impuestos al comercio exterior. Entre 1880 y
do a varios productos que eran fundamentos 1900 el empleo del sector fiscal creció en 8 %,
básicos de la economía. El país se sumió en reforzando el desarrollo de la clase media chi-
una crisis económica que se prolongó por lena (Muñoz, 1977). Gran parte de la activi-
años. El símbolo económico de mayor credibi- dadfiscalse orientó a la construcción de obras
lidad c o m o era el valor de la m o n e d a ligado al públicas, especialmente ferrocarriles y al desa-
patrón oro debió suspenderse, para entrar el rrollo de la educación.
sistema monetario en una sucesión de depre- Adicionalmente, el crecimiento del ingreso
ciaciones e inconvertibilidad. Se había inicia- del sector exportador y del gobierno indujo
do la inflación secular chilena y, con ella, vol- gastos locales que estimularon la demanda de
vió la frustración social y arreciaron las con- algunas manufacturas, a pesar del alto c o m p o -
troversias. nente importado de la oferta de bienes indus-
Recrudecieron los viejos conflictos con los triales. Kirsch (1977) estimó que la produc-
países vecinos, Perú y Bolivia, que culminaron ción industrial chilena habría crecido en 2 %
con la Guerra del Pacífico (1879-1884). A Chi- por año entre 1880 y 1910, aunque a ritmos
le el conflicto le significó una expansión terri- desiguales según los ciclos económicos. Otros
torial m u y importante hacia el Norte, a la cual investigadores han aportado también diversas.
se añadió la consolidación definitiva de los evidencias en apoyo a la hipótesis del creci-
territorios del Sur y de la región Austral, con lo miento industrial previo a la primera guerra
cual el país geográfico tomó la fisonomía defi- mundial (Palma, 1984; Ortega, 1981). La con-
nitiva del siglo x x . Estas expansiones territo- cesión de patentes industriales aumentó rápi-
riales hicieron posible el inicio de un nuevo damente. E n números absolutos, de 81 en la
ciclo de gran crecimiento económico, ahora en década de 1850 pasaron a 193 en los 80, 505
base a la producción y exportación del salitre, en los 90 y 904 en la primera década del siglo
convertido en producto estratégico en los mer- x x (Muñoz, 1977). Hurtado (1988) ha caracte-
cados internacionales. La producción salitrera rizado acertadamente esta fase c o m o una de
no sólo importó por su contribución directa, «sustitución de importaciones de economía
sino también por el mercado que generó para abierta».
la producción agrícola y forestal del resto del
país, así c o m o para el fortalecimiento de las
Economía y sociedad en Chile: Frustración y cambio en el desarrollo histórico 523

II. La modernización del siglo xx Esta segunda parte se referirá al papel de la


industrialización c o m o un intento de búsque-
La frustración y el cambio siguen siendo temas da de un desarrollo económico m á s indepen-
centrales en el desarrollo económico social de diente del capitalismo internacional. Se hará
Chile durante el siglo X X . Después del auge y referencias a las principales fases de la indus-
esplendor a fines del siglo xix, inducido por el trialización chilena y se discutirán algunos
crecimiento espectacular de las exportaciones problemas que han sido objeto de debates per-
de salitre, que se tradujo en el desarrollo de manentes, c o m o la inserción internacional de
una oligarquíafinancierarefinada, ostentosa y la economía, el atraso de la agricultura, la
orientada culturalmente hacia Inglaterra y superación de las grandes desigualdades socia-
Francia, las cosas comenzaron a cambiar con les y las reformas a las estructuras económicas.
las primeras décadas del siglo X X . Crisis y
desarticulación de la economía internacional
por la primera guerra mundial, persistencia de El impulso a la industrialización
la inconvertibilidad monetaria, intensificación La industrialización ha sido un camino privi-
de la llamada «cuestión social» que no fue otra legiado para la transformación económica y la
cosa que el despertar de la conciencia política modernización capitalista desde el siglo xix.
a la pobreza de un proletariado en rápida y A u n aquellos países con buenas dotaciones de
visible expansión, el cuestionamiento por nue- recursos naturales c o m o Estados Unidos, Aus-
vas fuerzas sociales e intelectuales de la «polí- tralia o N u e v a Zelanda encontraron en ese
tica de los notables», fueron sólo algunos de proceso la senda m á s segura para la incorpora-
los factores que crearon una amplia sensación ción del progreso técnico, el crecimiento de la
de crisis y decadencia inminente. productividad y del nivel de vida de la m a y o -
A las voces críticas de algunos intelectua- ría de la población. Se ha dicho ya que Chile se
les, se añadió un movimiento de renovación incorporó tempranamente, en la América His-
política de las gastadas estructuras que sacudió pana independiente, a este proceso de moder-
el escenario nacional de los años 20. Se inició nización. C o m o en otras experiencias, el co-
un largo período histórico que iba a durar por mercio fue el vehículo para las primeras fases
más de cincuenta años y durante el cual se de la transformación. Pero los sucesivos ciclos
probaron diversas fórmulas para articular una expansivos basado en las exportaciones de tri-
modernización capitalista con la integración go, cobre y salitre tuvieron sus respectivos tér-
social de un país que, al igual que el resto de minos, con la percepción nacional de que no
Hispanoamérica, exhibía una organización se había logrado estructurar una economía au-
económico-social caracterizada por el dominio tónoma de los mercados internacionales ni se
sin contrapesos de una elite dirigente y la ex- estaba incorporando el progreso técnico.
clusión de la inmensa mayoría de una pobla- La primera guerra mundial marcó el inicio
ción que sobrevivía en la pobreza. de la crisis.del sector salitrero. Hastafinesde
El cambio y la modernización se convirtie- los años 20 ese sector prácticamente no creció
ron en el objetivo de las nuevas elites, que y con el colapso de 1929-30 se deprimió inten-
percibían la obsolescencia de las viejas estruc- samente y en forma definitiva. Sin embargo,
turas. Justicia social fue la reivindicación de esas mismas circunstancias contribuyeron a
las emergentes clases medias y proletarias, dinamizar al sector industrial y a forzar una
apoyadas por una clase intelectual que no en- «sustitución de importaciones de economía
tendía el progreso económico nacional en m e - cerrada», en anticipación a lo que serían las
dio de desigualdades tan profundas. Desarro- políticas explícitas de industrialización des-
llos y frustraciones fueron los resultados alter- pués de la segunda guerra mundial. L a inte-
nados de una historia de discontinuidades. rrupción de abastecimientos industriales a
Esta historia llegó a sufinen 1973, cuando partir de 1914 había estimulado una dinámica
las Fuerzas Armadas tomaron el gobierno y respuesta industrial al desabastecimiento de
dieron inicio, contra lo que todos esperaban, a productos importados. En otro trabajo hemos
una revolución institucional e ideológica, que estimado que entre 1914-15 y 1918-19 la pro-
verdaderamente debe considerarse la m á s im- ducción manufacturera creció en Chile a un
portante del siglo X X . 9 % anual, reduciéndose este ritmo en los años
524 Oscar Muñoz

siguientes, debido a la crisis de posguerra, pero nes. Por lo tanto, la estricta política de control
alcanzando un respetable 4,5 % aduciéndose de importaciones aplicada después de la crisis
este ritmo en los años siguientes, debido a la de 1929 no era una novedad en el país, aunque
crisis de posguerra, pero alcanzando un respe- sí lo fue en su intensidad y cobertura. Esto era
table 4,5% anual entre 1924-25 y 1929-30 comprensible, porque también fue m u y inten-
(Muñoz, 1968). sa la magnitud de la crisis externa. Los térmi-
La crisis de la estructura productiva prima- nos de intercambio para Chile cayeron cerca
rio-exportadora se anunciaba y el Estado co- del 45% entre 1929 y 1932. El valor de las
m e n z ó a adaptarse a la nueva realidad. L a exportaciones cayó al 12 % de su nivel nomi-
organización de una economía mixta comenzó nal previo ( C E P A L , 1977). Estas condiciones
a tomar forma durante los años 20. El telón de deprimidas del comercio exterior chileno se
fondo fue el cambio político de 1920 y que ha mantuvieron durante toda esa década y aun
sido identificado por los historiadores c o m o el durante la siguiente. N o había muchas alterna-
de la «crisis oligárquica». Por primera vez fue tivas al control directo de las importaciones, si
elegido un gobierno que reivindicaba los dere- se quería evitar una recesión prolongada. Este
chos de las clases medias y de los trabajadores fue el objetivo central de la política económica
y se apartaba de los gobiernos oligárquicos. Se de los años 30, m á s que la aplicación de una
aprobó una nueva Constitución (1925) que estrategia de industrialización. El efecto, sin
estableció el régimen presidencial y democráti- embargo, fue un crecimiento industrial vigoro-
co, se comenzó a legislar sobre los derechos de so, que permitió paliar en parte los efectos de-
los trabajadores y se modernizó la institucio- presivos.
nalidad del Estado para administrar las finan- Pero el Frente Popular llegó al gobierno
zas públicas (creación del Banco Central, de la con el propósito explícito de impulsar la in-
Dirección de Impuestos Internos, la Contralo- dustrialización desde el Estado. Esta era, ade-
ría General de la República y otras). E n la más, la d e m a n d a de los empresarios: que el
segunda mitad de esa década se avanzó a la Estado definiera una política de fomento de
creación de varias instituciones para el finan- largo plazo de la producción local y que esta-
ciamiento crediticio a largo plazo de los secto- bleciera una institucionalidad mixta para la
res productivos y se consolidó la política aran- coordinación de las iniciativas públicas y pri-
celaria c o m o un instrumento de manejo de la vadas. Se demandaban la creación de un C o n -
política económica. Todos estos cambios insti- sejo Económico-Social, en el cual las organiza-
tucionales se inspiraban en una nueva idea ciones gremiales del sector privado tuvieran
que comenzó a permear el sistema político: el representación. Se produjo así una convergen-
Estado c o m o instrumento de modernización y cia de intereses que hizo posible la creación de
progreso, m á s que c o m o espacio para el ejerci- la Corporación de Fomento de la Producción
cio del poder (Ibáñez, 1983). N o estuvieron ( C O R F O ) , organismo estatal que pasaría a ser
ajenos a este desarrollo los ingenieros ni los central en la dirección de la política industrial
militares, los primeros c o m o agentes de la m o - y en la implementación de la actividad empre-
dernización tecnológica, los segundos c o m o sarial directa del Estado. Esa convergencia no
expresión anti-oligárquica. fue sin conflicto: de hecho el sector privado
A u n q u e la Gran Depresión mundial de rechazaba la idea de una participación directa
1929-30 afectó duramente a la economía chile- del Estado en la actividad empresarial. Final-
na (Marfan, 1984), la institucionalidad del Es- mente este aspecto fue negociado en lo que
tado y la capacidad productiva industrial per- resultó ser un intercambio político: abandono
mitieron una reacción relativamente rápida. por parte del gobierno de sus planes de movili-
En 1934 prácticamente se había recuperado el zación campesina y reforma agraria, un bene-
nivel de producción industrial de 1929 y a ficio de la aceptación del Estado empresario y
partir de 1935 el crecimiento fue acelerado. de la Corfo ( M u ñ o z y A m a g a d a , 1977).
U n o de los principales instrumentos de la polí- El Estado chileno de la primera fase poste-
tica industrial fue el proteccionismo. E n reali- rior a la segunda Guerra Mundial representa
dad, la política proteccionista se había estado así un compromiso político y social entre los
aplicando desde fines del siglo XIX (1897), actores que protagonizan las nuevas activida-
aunque con diversas y cambiantes orientacio- des industriales. U n sector heterogéneo queda-
Economía y sociedad en Chile: Frustración y cambio en el desarrollo histórico 525

ba al margen de ese compromiso: el complejo plazo provocadas por las políticas proteccio-
agrario, formado tanto por los propietarios de nistas y de controles estatales. L a hipótesis
la tierra c o m o por el campesinado. La gravita- estructuralista, por su parte, enfatiza los efec-
ción de este hecho se manifestaría m u c h o des- tos de la estructura de propiedad sobre la ofer-
pués. ta de algunos sectores estratégicos.
Las políticas económicas de este período Si se atiende al ritmo promedio del creci-
son m u y heterodoxas, tanto por la difícil e miento industrial anual éste fue bastante diná-
incierta coyuntura internacional c o m o por u n mico y sostenidamente superior al 5 % a lo
hecho innegable, aunque a m e n u d o ignorado: largo de los 20 años entre 1934 y 1953 ( M u -
en un período de tiempo relativamente breve, ñoz, 1968). Este fue un período de severas
el Estado tuvo que asumir el manejo centrali- distorsiones «asignadoras», ya que rigió una
zado de una economía m u y restringida en su política estricta de control de cambios y de
sector externo, pero con grandes demandas importaciones, con m u c h a discrecionalidad,
sociales. Su capacidad instrumental rápida- controles de precios, etc. A u n q u e puede presu-
mente se vio sobrepasada. El control de múlti- mirse que los costos de la ineficiência en la
ples desequilibrios debió hacerse con impor- asignación de recursos fueron altos, ellos no
tantes insuficiencias de personal calificado, impidieron la expansión industrial. Sin e m -
desconocimiento de los efectos secundarios de bargo, cuando las presiones inflacionarias se
las medidas aplicadas y ausencia, de informa- desbordaron a mediados de los años 50 y co-
ción. D e manera que no es extraño que el menzaron a aplicarse planes ortodoxos de es-
proceso mostrara ineficiências e incoheren- tabilización, el dinamismo industrial se vino
cias, a pesar de su dinamismo, que en último abajo. Esto sugeriría, en una primera aproxi-
término desembocaban en presiones inflacio- .mación, que las políticas de corto plazo fueron
narias e inestabilidad, que arreciaron a media- más influyentes en la crisis industrial que las
dos de los años 50. U n ambiente de pesimismo políticas de largo plazo.
se difundió, especialmente entre quienes ha- Con todo, el problema no es tan simple.
bían propiciado las nuevas políticas de indus- Los desequilibrios de corto plazo recogen, en
trialización y los cambios estructurales. parte no despreciable, desajustes de largo pla-
En este contexto tuvo lugar un amplio de- zo que se acumulan. El enfoque estructuralista
bate crítico de la orientación que se le estaba de los años 50 planteó la hipótesis de que la
dando al desarrollo económico chileno. Influ- aceleración inflacionaria se debía a la rigidez
yentes economistas chilenos y extranjeros, de la oferta agrícola y de divisas, la que, en
c o m o Jorge A h u m a d a , Aníbal Pinto y Osvaldo presencia de un crecimiento dinámico de la
Sunkel, entre los primeros, y T h o m a s Balogh, economía, se traduciría en presiones de costos
David Felix, o Nicolas Kaldor, entre los segun- de algunos factores cruciales c o m o el precio de
dos, formularon penetrantes análisis de las de- los bienes agrícolas y el tipo de cambio.
ficiencias estructurales que afectaban a la eco- El problema es ¿en qué medida esas rigide-
nomía chilena y estaban impidiendo un desa- ces se debieron a las propias políticas aplica-
rrollo económico m á s acelerado. Todos ellos das o provenían de causas m á s profundas?
concordaron en que Chile era un país m u y Con frecuencia se argumenta que larigidezde
bien dotado de recursos naturales y humanos, la oferta de divisas se debió al estancamiento
cuya baja tasa de crecimiento económico no de las exportaciones, provocado a su vez por
correspondía con su potencial. Los principales las distorsiones de las políticas comerciales y
obstáculos debían buscarse en algunas caracte- cambiaria. El estancamiento de las exportacio-
rísticas estructurales de su economía. nes, en valores reales, durante la mayor parte
de los años 40 y 50, es un hecho establecido
( C E P A L , 1977). Al término de la guerra los
El sector externo
precios de exportación se recuperaron en for-
¿Qué falló específicamente en la estrategia de " m a casi sostenida hasta la segunda mitad de
industrialización seguida en el período inme- los años 50, por lo que la coyuntura externa no
diato de posguerra? D o s hipótesis tradiciona- puede considerarse negativa. A d e m á s , el co-
les compiten en la explicación. U n a , de carác- mercio internacional comenzó a normalizarse,
ter ortodoxo, enfatiza las distorsiones de largo sobre todo después de 1950. D e m o d o que una
526 Oscar Muñoz

responsabilidad importante hay que buscarla El impacto del estancamiento agrícola


en factores internos. El principal producto de
exportación, el cobre, era explotado por c o m - La relación entre el desarrollo industrial y la
pañías extranjeras, a las que podría atribuirse agricultura ha sido un tema privilegiado en la
un desinterés por expandir la producción fren- teoría del desarrollo, siguiendo la antigua tra-
te al aumento de la carga tributaria que se dición de la economía política clásica. E n el
había estado imponiendo. E n 1925 los ingre- período de post-guerra esta tradición fue reno-
sos fiscales provenientes del sector cuprífero, vada por Lewis. El énfasis se puso en los efec-
c o m o proporción del valor de la producción tos del estancamiento agrícola sobre los costos
de cobre, representaban 5 %. Esa cifra había industriales, los salarios reales y las utilidades.
aumentado a 17% en 1945 y a 34% para el También se han enfatizado problemas por el
promedio 1950-54 (Banco Mundial, 1980). Si lado de la demanda de bienes industriales. La
a esto se agregaba la carga que representaba un productividad agrícola es determinante de los
tipo de cambio sobrevaluado para la conver- salarios reales de los campesinos y por lo tan-
sión de los retornos, que en 1950-54 llegó a to, de su capacidad de compra de bienes in-
17 % del valor de la producción (ibid.) se dustriales. U n crecimiento rápido de esa pro-
percibe que había un conflicto entre los in- ductividad contribuye a dinamizar la d e m a n -
tereses de esas empresas y los intereses del Es- da de bienes manufacturados (Lewis, 1980).
tado chileno que reclamaba una proporción La agricultura es así un sector estratégico
creciente de las rentas de los recursos m i - para la industrialización. Sin embargo, la ex-
neros. periencia chilena de las décadas de post-guerra
También se generaron desincentivos para muestra que ese sector se convirtió en un obs-
promover nuevas exportaciones. Al gravamen táculo m u y significativo. Las cifras son elo-
que significan los altos aranceles a las importa- cuentes: entre 1940 y 1953 el sector industrial
ciones intermedias necesarias para las even- creció a una tasa anual de 7,5 %, mientras el
tuales actividades de exportación, se añade sector agropecuario lo hizo sólo en un 1,8%
una política cambiaría que rezagó fuertemente (referencias en M u ñ o z , 1988). A lo largo de
el tipo de cambio con respecto a su nivel de todo ese período la oferta interna de productos
equilibrio. La C E P A L . estimó en su aumento agropecuarios no logró expandirse al ritmo de
que el tipo de cambio promedio que regía en crecimiento de la población urbana, de 2,5 %,
1952 era casi la mitad del valor de paridad con lo que requirió de crecientes importaciones. A
respecto a 1937 ( C E P A L , 1957). Mamalakis pesar del aumento de éstas y de los controles
(1976) ha estimado que el tipo de cambio para de precios para impedir las presiones de cos-
el promedio de 1946-70 fue el 36 % del valor tos, los precios al por mayor de esos bienes
real (considerando inflación chilena y estado- crecieron en cerca de 60 % más que los precios
unidense) de 1932-33 y el 62 % del valor real de los bienes industriales entre 1938 y 1953.
de 1934-45. Hay variadas interpretaciones sobre las
A la existencia de factores estructurales que causas del estancamiento agrícola. La explica-
impedían la expansión dinámica de las expor- ción tradicional sostuvo que la agricultura fue
taciones (como el conflicto de intereses entre discriminada por las políticas de industrializa-
las empresas del cobre y el Estado chileno), sin ción, extrayendo recursos de ella para transfe-
duda que las señales distorsionadoras de los rirlos al sector industrial (Mamalakis, 1965).
precios se añadieron c o m o factores agravan- En particular los controles de precios a los
tes. El achicamiento del sector externo con bienes agrícolas y las importaciones subsidia-
respecto al PIB fue extremo. Del 3 0 % que das de esos bienes habrían desincentivado a
aproximadamente representaba ese sector en los productores agropecuarios. Adicionalmen-
vísperas de la Gran Depresión, en los años 50 te, la agricultura se habría visto gravada por
pasó a ser de 10 % (Corbo y Meiler, 1981). Era los aranceles a las importaciones de bienes de
ésta una estructura m u y restrictiva para un capital e insumos intermedios.
sector industrial en rápida expansión y que, Estimaciones de protección efectiva para
por lo tanto, requería una oferta m u y elástica y diversos sectores de la economía chilena
flexible de importaciones de bienes de capital muestran que en 1961 la agricultura tenía un
y bienes intermedios. nivel equivalente a 20 % del nivel promedio
Economia y sociedad en Chile: Frustración y cambio en el desarrollo histórico 527

(aritmético) para el total de sectores (Behr- El resultado claro del atraso agrario es que
m a n , 1976). afectó el proceso de industrialización no sólo
Este resultado no es concluyente, sin e m - por el impacto sobre los precios relativos y el
bargo, porque al m i s m o tiempo la agricultura estancamiento de la d e m a n d a de bienes indus-
tuvo una serie de otros beneficios no conside- triales, sino también por las presiones en la
rados en esas estimaciones. Por un lado, aun- balanza de pagos. La asignación de recursos de
que nominalmente existían aranceles a las im- divisas para importar bienes agrícolas esencia-
portaciones de bienes de capital e insumos les, que se podían producir en el país, compi-
para la agricultura, en la práctica había n u m e - tió con las importaciones de bienes de capital
rosas excenciones destinadas precisamente a e insumos intermedios para la industria.
bajar los costos de producción agrícola (Hurta- C o m o además los déficit de abastecimientos
do, 1984). A esto se agregaban los créditos a agrícolas eran inestables e impredecibles a m e -
tasas de interés subsidiadas, una m u y baja dio plazo, el manejo de la balanza de pagos
tributación, salarios reales agrícolas m u y infe- sufrió también de esa inestabilidad, afectando
riores a los urbanos y ganancias de capital a la política económica general.
derivadas de la revalorización de la tierra en
períodos de alta inflación.
Búsqueda de la transformación
El balance del conjunto de incentivos y
desincentivos a la agricultura no es claro. Por A mediados de los años 50 se profundizó la
cierto, queda firme el hecho de que la agricul- sensación de frustración en el ambiente políti-
tura es, de por sí, una actividad de alto riesgo e co y económico chileno. A la aceleración infla-
inestabilidad. L a incertidumbre del clima, la cionaria sin precedentes, el estancamiento eco-
perecibilidad de la producción y la inestabili- nómico y el aumento del desempleo, se añadió
dad de los mercados determinan ingresos m u y la pérdida de apoyo político de un gobierno
fluctuantes que requieren un comportamiento que había planteado la necesidad de amplios
empresarial m u y dinámico para ser contrarres- cambios institucionales y sociales. Sin embar-
tados. gó, el virtual inmovilismo político en que cayó
E n esta dirección se orientaron las inter- debió ser superado con la intervención de una
pretaciones estructuralistas, las cuales, sin des- polémica misión asesora extranjera, la Misión
conocer muchas de las distorsiones de los sis- Klein-Saks, que propuso un plan de estabiliza-
temas de incentivos, enfatizaron los aspectos ción y de reformas económicas.
institucionales c o m o la estructura de tenencia Se estaba iniciando en Chile un largo perío-
de la tierra y la ausencia general de empresa- do histórico durante el cual se emprenderían
rios modernos en la agricultura. Jorge A h u m a - los m á s variados experimentos de transforma-
da, un experto en economía agraria, sostuvo ción del sistema, cada vez m á s radicalizados y
que «si se hubiera procedido a reformar las totalizantes. Es el período que el historiador
condiciones de producción de la agricultura, Mario Góngora denominó la «era de las plani-
nuestra historia habría sido m u y diferente. La ficaciones globales» (Góngora, 1982).
simple eliminación del latifundio habría dado La estrategia de la Misión Klein-Saks
mayor elasticidad a la curva de oferta de es- (1955-58) consistió en buscar la liberalización
fuerzos empresariales. D e esto no hay la m e - de la economía y el restablecimiento de los
nor duda» (Ahumada, 1958). Este autor justi- equilibriosfinancieros.Esta propuesta sólo fue
ficó la necesidad de eliminar el latifundio a fin implementada parcialmente. U n a política res-
de crear una clase empresarial agrícola, capaz trictiva de la demanda agregada contribuyó a
de asumir dinámicamente una función inno- disminuir la inflación, aunque a niveles m u y
vadora e inversionista, que indujera un c a m - por encima de la década anterior. El régimen
bio tecnológico en el sector. Sostuvo que « m e - de comercio exterior fue reformado, reempla-
jores técnicas, mejores agricultores y mejores zando los controles directos y cuantitativos
precios constituyen una trilogía inseparable por gravámenes al valor, y reduciendo los ti-
para la transformación agrícola del país» pos de cambio deferenciales a sólo dos áreas.
(1958). Kaldor, en su estudio de la economía Este paquete de políticas fue complementado
chilena de 1956 (Kaldor, 1964) había desarro- con un endeudamiento externo negociado con
llado similares argumentos. el Fondo Monetario Internacional. El efecto
528 Oscar Muñoz

de estas políticas fue recesivo. L a producción ción Cubana y el programa norteamericano de


industrial disminuyó y el desempleo aumentó la Alianza para el Progreso difundieron la con-
a los niveles m á s altos en la posguerra. E n vicción de que los problemas eran m u c h o m á s
medio de intensas críticas la Misión terminó profundos. Se requerían reformas estructura-
su trabajo sin que se hubiera establecido un les al sistema económico-social. Se estableció
nuevo consenso político ni una estrategia de una verdadera competencia ideológica entre el
desarrollo capaz de sacar al país del estanca- programa de reformas de inspiración d e m ó -
miento. crata-cristiana y el programa de inspiración
Siguió, a fines de 1958, un gobierno ideoló- socialista. Esta última tendencia tenía una lar-
gicamente conservador y asociado a la clase ga tradición en Chile. Originalmente reivindi-
empresarial que, en nombre del pragmatismo, cativa de los derechos laborales y anti-impe-
impulsó una estrategia de profundización de la rialista, sobre todo frente a la presencia de las
liberalización de los mercados. Paradojalmen- empresas norteamericanas en la minería, en
te, se planteó la necesidad de reactivar el papel los años 60 desarrolló un programa marcada-
del Estado a través del estímulo a la inversión mente transformador del sistema y revolucio-
privada y a la demanda agregada. La conten- nario, en la búsqueda del socialismo.
ción inflacionaria se buscó mediante la dismi- Estas dos estrategias de reformas estructu-
nución de los aranceles a las importaciones y rales se aplicaron sucesivamente entre 1965 y
la congelación del tipo de cambio. Para finan- 1973. El programa de la democracia-cristiana
ciar el probable déficit de balanza de pagos se aplicado a partir de 1965 buscó en teoría un
negociaron nuevos créditos externos. Pero, camino de desarrollo alternativo al capitalis-
m á s allá de las políticas de corto plazo, el m o y al socialismo, pero en la práctica fue un
gobierno buscó definir un horizonte de largo intento por compatibilizar la modernización
plazo de confianza para el sector empresarial. capitalista con reformas sociales tendientes a
El diagnóstico era que una de las causas del democratizar el sistema político y a redistri-
estancamiento económico era la excesiva regu- buir el ingreso a favor de los trabajadores y
lación de la economía, los controles de precios, campesinos. La reforma agraria, el estímulo a
el burocratismo y la desconfianza que habían la organización sindical y la participación te-
mostrado los gobiernos anteriores hacia la e m - rritorial iniciaron un proceso de movilización
presa privada. Se requería establecer relacio- social que m u y pronto adquirió su propia di-
nes de mutua cooperación entre el Estado y el námica. Los sectores políticos conservadores y
sector capitalista privado, pero sin que aquél sobre todo los propietarios de la tierra perci-
se inmiscuyera en la actividad empresarial. La bieron que sus intereses eran profundamente
Corporación de Fomento de la Producción de- amenazados, pero la democracia-cristiana ha-
bería cumplir un papel de banco de fomento, bía logrado un sólido apoyo político que le
pero no de agente empresarial del Estado. permitió avanzar su programa. Sin embargo la
Esta estrategia tuvo un éxito parcial en dinámica política y la competencia del bloque
cuanto logró reactivar el ritmo de crecimiento socialista-comunista, sobre todo en el movi-
y la tasa de inversión, pero fracasó en el con- miento sindical, generaron una pugna entre la
trol de la inflación y en la liberalización del aceleración de los cambios y la consolidación
comercio exterior. Los desequilibrios de ba- de los mismos. El gobierno salió debilitado
lanza de pagos llegaron a niveles fuera de con- frente al fortalecimiento tanto de los sectores
trol en 1961-62 y el gobierno se vio forzado a conservadores c o m o de los socialistas y c o m u -
devaluar drásticamente y a restablecer arance- nistas. Mientras los primeros demandaban el
les altos a las importaciones. La distribución término de las reformas, los segundos presio-
del ingreso también tuvo un fuerte deterioro naron por su intensificación.
en contra de los trabajadores. Su participación El crecimiento económico decayó en los
en el ingreso geográfico disminuyó de casi el últimos años de la década, la inversión priva-
5 2 % en 1960 al 4 5 % en 1964, según estima- da se redujo y la inflación volvió a acelerarse,
ciones oficiales. después de un breve período de control. Sin
Por entonces el diagnóstico sobre los pro- embargo, mejoró la distribución del ingreso,
blemas del desarrollo había adquirido un con- especialmente a favor del campesinado. La
tenido m á s radical. La influencia de la Revolu- participación de los asalariados en el ingreso
Economía y sociedad en Chile: Frustración y cambio en el desarrollo histórico 529

recuperó el 5 2 % en 1970, el salario mínimo La historia de los años de la Unidad Popu-


real campesino aumentó en 24 % entre 1964 y lar (1970-73) es bien conocida, lo que evita
1970 y la incidencia distributiva de los progra- repetir su evolución (Bitar, 1979). U n a falta de
m a s sociales del Estado benefició significativa- articulación entre la estrategia política y la
mente a los grupos de m á s bajos ingresos. Se estrategia económica llevó a desequilibrios in-
avanzó además en la nacionalización parcial manejables en la economía. El área de propie-
de las empresas del cobre, en la modernización dad social fue desbordada por la dinámica
y racionalización del aparato estatal, y en la política, tanto en su constitución (a septiem-
eliminación también parcial del latifundio y bre de 1973 cerca de 500 empresas grandes,
de las anacrónicas relaciones sociales en el medianas y chicas la integraban) c o m o en su
campo. La política de industrialización esti- operación (sus pérdidas generaron un déficit
muló el desarrollo de nuevos sectores de punta público que llegó al 22 % del P G B en 1973, en
c o m o las telecomunicaciones, la industria pe- comparación con 3 % en 1970).
troquímica y la infraestructura para la agro- Por otro lado, la desproporción entre la
industria; y corrigió algunas distorsiones asig- magnitud de los cambios buscados y el carác-
nadoras de instrumentos claves para el sistema ter minoritario del apoyo político al gobierno
de precios c o m o el tipo de cambio (se adoptó lo puso a éste en una disyuntiva: o buscar una
el sistema de crawling-peg), devolución de im- alianza política con los sectores del reformis-
puestos pagados por los exportadores (draw- m o moderado para consolidar los cambios al-
back), tasas de inierés reales por el crédito canzados; o avanzar sin negociación, aun al
bancário, racionalización de la estructura costo de sobrepasar la institucionalidad, ba-
arancelaria y estímulos para la orientación ex- sándose sólo en la movilización popular. A
portadora, especialmente a través de nuevos estos problemas debían agregarse las amenazas
acuerdos para la integración regional latino- provenientes de sectores que propiciaban la
americana. El triunfo de la Unidad Popular en abierta insurrección y desestabilización del go-
las elecciones de 1970 fue inesperado incluso bierno. La opción no negociadora que se si-
para sus propios partidarios. Ese año marcó el guió correspondió a la radicalización ideológi-
término formal del cuasi-consenso político- ca que ya venía insinuándose desde la década
económico que había prevalecido por casi 40 anterior, y que aun la democracia-cristiana
años, durante el cual el régimen capitalista y practicó en su m o m e n t o .
de economía mixta no habían sido cuestiona-
dos a fondo. Los programas de reformas apli-
cados no habían buscado la eliminación del El neo-liberalismo
régimen de propiedad privada c o m o tal, sino Paradojalmente, fue el régimen militar que se
sólo sus anacronismos. Para ello se había pro- instauró en septiembre de 1973 el que llevó a
piciado una intervención del Estado en la eco- cabo la transformación económico-política
nomía a fin de regular y complementar al sec- m á s profunda en la historia independiente de
tor privado en los procesos de acumulación de Chile. C o n el apoyo de la fuerza y de una
capital y de redistribución de ingresos. represión sin precedentes se cambió la institu-
A partir de 1970 la propuesta política del cionalidad y el sistema económico-social, en el
gobierno de la Unidad Popular fue la transi- sentido de una profundización capitalista sin
ción al socialismo mediante la expropiación inhibiciones. L a dinámica de estos cambios
total del gran capital, nacional y extranjero, la fue progresiva (Vergara, 1985). Inicialmente
radicalización de la reforma agraria y even- concebidos para «restablecer la institucionali-
tualmente, el avance a una nueva instituciona- dad democrática quebrantada» y corregir los
lidad socialista. Se planteó c o m o objetivo cen- desequilibrios económicos (la inflación de
tral la constitución de un área de propiedad 1973 sobrepasó 800 %), en poco tierno se cues-
social o estatal, que estaría formada por las 91 tionaron desde la estrategia de industrializa-
empresas industriales m á s grandes del país, la ción que se había seguido desde los años 20, el
totalidad de las empresas de la Gran Minería y papel interventor del Estado, las reformas eco-
el sistema bancário. Esta área de propiedad nómico-sociales aplicadas desde 1965, y desde
social debería convertirse en la palanca de la luego toda la institucionalidad política y de-
acumulación de capital. mocrática que Chile se había dado durante
530 Oscar Muñoz

medio siglo. Emergieron así los objetivos eco- la renegociación de las deudas, la socialización
nómicos de liberalizar completamente la eco- de muchas pérdidas, la privatización de e m -
nomía, con la excepción del mercado de divi- presas públicas que creó oportunidades para
sas; reducir el papel del Estado a una función obtener altas ganancias de capital, la utiliza-
subsidiaria del sector privado; impulsar la in- ción del mercado secundario de pagarés de la
serción de la economía en el capitalismo inter- deuda externa para estimular al capital extran-
nacional y estimular la inversión extranjera. jero a transformar deudas en propiedad de
Esta estrategia de largo plazo fue complemen- empresas nacionales y una política macro-
tada con diversas políticas de corto plazo económica m u y pragmática que trató de m a n -
orientadas al control de la demanda agregada, tener un tipo de cambio real alto en forma
eliminación del déficitfiscal,apertura finan- estable, un menor nivel de tributación y u n
ciera y ajustes automáticos frente a los shocks nivel bajo de salarios reales. Se logró reducir la
externos (Foxley, 1982). inflación a niveles moderados, alrededor de
Por cierto, hubo etapas diferentes en la 20 % anual y se alcanzó una tasa de crecimien-
orientación de las políticas, siendo el año 1982 to del PIB real cercana al 6 % en 1985-90.
el punto de quiebre m á s marcado entre lo que Estos resultados, y sobre todo las altas tasas de
podría llamarse la «etapa ingenua» de liberali- rentabilidad obtenidas por los grupos econó-
zación, que culminó con la crisis del sistema micos privados han generado un ambiente de
financiero y una profunda recesión económi- fuerte optimismo y euforia financiera.
ca; y la «etapa pragmática» del período que le La contrapartida de este proceso de cam-
sigue, en la que con habilidad táctica se en- bios y transformaciones ha sido el empobreci-
frentaron los problemas de los ajustes finan- miento de un amplio segmento de la sociedad
cieros, facilitándose así una recuperación sos- chilena. Esto ha afectado no sólo a los grupos
tenida de la actividad productiva a partir de tradicionalmente pobres, sino también a los
1986 (ver Meiler, 1990 y Ffrench-Davis, 1991, sectores medios. La distribución del consumo
para una discusión del proceso de ajuste en los de los hogares muestra que la relación entre la
años 80). participación del 40 % m á s rico y la participa-
A inicios de la década de los 90 y después ción del 60 % m á s pobre de la población au-
de 17 años de experiencia autoritaria y de una mentó de 1,9 en 1969 a 3,0 en 1988 (Ffrench-
gran inestabilidad económica, el sector capita- Davis, 1991). Los salarios reales, las asignacio-
lista privado, sobre todo el gran capital, han nes de seguridad social, los gastos públicos
pasado a ejercer un alto grado de control de la sociales per capita y las tasas de ocupación de
economía y del proceso financiero. C o n la ex- la fuerza de trabajo estuvieron sistemática-
cepción de m u y pocos sectores de propiedad mente m u y por debajo de sus niveles anterio-
estatal, c o m o la Gran Minería del cobre, el res a 1970 durante la mayor parte de las déca-
petróleo y algunos otros, la empresa privada das del 70 y del 80. Este deterioro de la
ha asumido un papel de liderazgo y de predo- situación social ha provocado grandes frustra-
minio casi absoluto. Este ha sido un resultado ciones entre los sectores m á s pobres del país,
que se explica por varios factores. En primer las que sólo fueron superadas por el temor
lugar, y a pesar de los sesgos desindustrializa- ante la represión y la falta de libertades d e m o -
dores de las políticas aplicadas desde 1974, sin cráticas.
duda la estrategia general de liberalización de Los años 90 se han iniciado en un ambien-
los mercados, disminución de la intervención te de mayor optimismo y esperanza, provoca-
del Estado y garantías institucionales a la pro- do por la recuperación de la democracia y las
piedad y a la empresa privada crearon un a m - libertades básicas, y por una economía dina-
biente de confianza en el sector capitalista. mizada por un vigoroso crecimiento exporta-
Esto debe apreciarse en el marco del ambiente dor. Las frustraciones pasadas han estimulado
de amenazas expropiatorias que había prevale- la búsqueda de nuevas instituciones políticas
cido entre 1966 y 1973. E n segundo lugar, las (partidos renovados ideológicamente, la dispo-
reformas económicas aplicadas después de la sición a buscar acuerdos, y la descentraliza-
crisis de 1982-83, han sido instrumentos m u y ción del Estado, entre otras) y una. estrategia
estimulantes para la inversión privada y el económica que incorpore mayor equidad en la
aumento de las exportaciones. Ellas incluyen distribución de los beneficios. Existe concien-
Economía y sociedad en Chile: Frustración y cambio en el desarrollo histórico 531

cia nacional de que los objetivos estratégicos de un esfuerzo de largo plazo, sin exclusiones
no pueden sostenerse en ambiciones desmedi- sociales y de cambios aceptados mayoritaria-
das y utopías irrealizables, y que m á s bien, la mente.
modernización del país debe ser el producto

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Colonización y guerra de imágenes
en el México colonial y moderno

Serge Gruzinski

La colonización se ha estudiado sobre todo Un mundo fragmentado


desde los puntos de vista económico, político
y religioso. Se ha prestado menos atención, en La colonización de lo imaginario y, en particu-
cambio, a procesos y agresiones, relacionados lar, la ofensiva de la imagen europea, constitu-
con los modos de comunicación y de represen- yeron una de las respuestas a las oleadas de
tación, de que ha quedado poca constancia en disturbios provocadas por la conquista espa-
los archivos y que han sido tal vez tan perni- ñola. L a invasión engendró en el Caribe y en
ciosos y a veces m á s «eficaces» que los prime- México, y luego en los Andes, sociedades frag-
ros. La colonización de lo imaginario -es de- mentadas, esto es, medios sociales nuevos y
cir, la inculcación de maneras de ver, de sentir caóticos en los que las relaciones sociales y las
y de concebir la realidad- funciones culturales estu-
es una manifestación fun- vieron expuestas a todo
Historiador especializado en el México
damental de la occidentali- colonial, Serge Gruzinski es co-director tipo de cortocircuitos y a
zación del Nuevo M u n d o del Centro de Investigaciones sobre turbulencias incesantes: in-
y de México en particu- México, America Central y los Andes, subordinación, desorden
del Centro Nacional de Investigaciones
lar1. Es preciso, empero, Científicas, Ecole des Hautes Etudes en administrativo, conflictos
observar el f e n ó m e n o Sciences Sociales, 54 Boulevard Ras- abiertos o latentes, semi-
a largo plazo para deter- pail, 75006 París, Francia. Es autor de guerras civiles, etc.3. Los
múltiples obras, entre ellas La colonisa-
minar el lugar que ocupa tion de l'imaginaire ( 1988) o De l'idolâ- cronistas de la época ex-
en la gestación social y trie (1988) y actualmente está prepa- presan la extrema inestabi-
cultural del país conside- rando una Historia del Nuevo Mundo lidad de los vínculos socia-
rado. en seis volúmenes. El primer volumen,
De la découverte à la conquête, 1492- les entre los españoles m e -
E x a m i n a r e m o s aquí 1550: une expérience européenne se pu- diante una serie de térmi-
con particular detenimien- blicó en 1991. nos -behetría, parcialidad,
to los programas y las polí- bandería, b a n d o . . . - q u e
ticas de la imagen en el evocan el choque y la dis-
México colonial, la serie de intervenciones persión de las facciones y al m i s m o tiempo se
múltiples a que dio lugar o que prefiguró y las refieren al carácter precario, a la intermitencia
funciones que asumió en una sociedad pluriét- de las solidaridades y a la inversión de las
nica. También veremos que esta antigua civili- alianzas entre los grupos y los individuos.
zación de la imagen no es probablemente del Embrionaria e inédita, improvisada e in-
todo ajena al importante lugar que ocupa M é - cierta de su porvenir, esta formación fragmen-
xico hoy día en el ámbito de la imagen electró- tada surge de la yuxtaposición brutal de dos
nica de masa, o sea la televisión. En resumen, sociedades fraccionadas: los invasores, grupo
abordaremos en estas páginas la imagen c o m o predominantemente europeo, inestable, sumi-
agente de una política de dominación religiosa do cotidianamente en lo desconocido y lo i m -
y de mestizaje cultural, pero también c o m o previsible; y los vencidos, que sobrevivían en
respuesta a esta política2. conjuntos mutilados, diezmados por la guerra

RICS 134/Diciembre 1992


534 Serge Gruzinski

y las epidemias. La diversidad de los c o m p o - ticular (los obstáculos que representaban las
nentes étnicos y religiosos, el profundo desa- lenguas indígenas, la ausencia de diccionarios,
rraigo, la influencia reducida o nula de la auto- de intérpretes, las dificultades de la traduc-
ridad central -delegada o demasiado lejana, ya ción, etc.).
que el emperador Carlos V residía de preferen- . Hasta los años 1560, las órdenes mendi-
cia en Bruselas- la vastedad de océanos y con- cantes dominaron la evangelización de los in-
tinentes, el predominio de la improvisación, dios de México. Los religiosos, en particular
todo ello desató fenómenos y situaciones cuyo los franciscanos, que pertenecían al movi-
carácter caótico, o mejor dicho fragmentado4, miento de la prerreforma y del humanismo,
es manifiesto. fueron quienes introdujeron la imagen cristia-
La experiencia de fragmentación (1521- na en México. Este episodio fundador se inau-
1530) que precedió a la cristalización de la guró con la destrucción de los ídolos, o sea con
sociedad colonial ejerció una influencia dura- la aniquilación de las imágenes del adversario,
dera en las culturas y las sociedades del Méxi- c o m o si la imagen occidental no pudiese de
co español, por cuanto dejó su impronta en la ningún m o d o tolerar la existencia de una re-
comunicación social y cultural. Ello consagró presentación competidora. La idoloclastia fue
el predominio de una «recepción fragmenta- a todas luces una manera de proseguir y consu-
da», ya que la invasión provocó en ambos mar la conquista por otros medios. Este gesto
bandos, y por m u c h o tiempo, la pérdida y aun demostraba una aguda conciencia de la impor-
la desaparición de los puntos de referencia tancia de la imagen en una estrategia de con-
originales -africanos, mediterráneos, amerin- quista y de colonización, e iba acompañado de
dios- y la creación caótica de nuevas marcas. un conocimiento exacto de las capacidades
Esta dinámica de la pérdida y de la reconstitu- generales de la imagen: ésta podía ser, según
ción se manifestó en todos los planos en forma los casos, una herramienta de la memoria, un
de una recepción intermitente y fragmentada instrumento de dominio, un sustituto afectivo
de las culturas presentes. Obligó a los indivi- o un señuelo engañoso.
duos y a los grupos a establecer, entre los Esta fase agresiva y destructora trajo inme-
fragmentos y los pedazos que podían recoger, diatamente consigo la imposición de la imagen
analogías m á s o menos profundas o superficia- cristiana. La operación correspondió a la difu-
les. Este m o d o de recepción y de comunica- sión del mensaje cristiano: dogma, historia sa-
ción, que multiplicaba los malentendidos y las grada, simbolismo e iconografía. Los religiosos
imprecisiones, confirió al m i s m o tiempo a losutilizaron la imagen para evangelizar a las m a -
supervivientes una receptividad particular, sas indígenas. Se suelen asociar a esta técnica
una destreza de la práctica cultural, una movi- de enseñanza nombres c o m o los de Jacobo de
lidad de la mirada y de la percepción, una Testera y Diego Valadés: «gracias al medio de
aptitud para combinar los fragmentos m á s dis- las imágenes», el conocimiento de las Escritu-
persos de los que el arte indígena del México ras debía fijarse en la mente de esta gente
colonial nos ofrece admirables testimonios5. «carente de letras, de memoria, ávida de nove-
En medio de esta atomización de los rasgos y dad y de pintura»6. Los franciscanos utiliza-
de los puntos de referencia y de este estado de ban lienzos pintados en que aparecían, «de un
fragmentación, la Iglesia sentó paulatinamente m o d o y en un orden harto ingenioso», el Sím-
las bases de una colonización de lo imaginario. bolo de los Apóstoles, el Decálogo, los Siete
Pecados Capitales y las Siete Obras de Miseri-
cordia.
La imagen cristiana c o m o Sin embargo, y esto es m á s significativo
instrumento de occidentalización aún, la difusión de la imagen cristiana se ase-
mejó a la inculcación de un orden visual y de
En esta empresa, la imagen desempeñó un un imaginario: no se trató únicamente de reve-
papel decisivo pues aportaba una respuesta a lar un repertorio iconográfico inédito (caracte-
la situación fragmentada que acabamos de ex- rizado por la preponderancia del antropomor-
poner, pero también porque se inscribía en un fismo) sino de inculcar lo que el Occidente de
contexto espiritual (los imperativos y las ur- los clérigos entendía por persona, divinidad,
gencias de la evangelización) y lingüístico par- cuerpo y naturaleza, causalidad, espacio e his-
Colonización y guerra de imágenes en el México colonial y moderno 535

toria, ilusión y autenticidad, etc. La imagen ció ser la M a d r e de Nuestro Señor y que Ella
cristiana expresaba un pensamiento figurativo es la gran Mediadora del cielo»8. N o existe
tanto m á s desconcertante cuanto que los m i - m á s clara defensa de la dicotomía entre el
sioneros no lo explicaban sino m u y parcial- significante y el significado, entre la imagen y
mente. En los frescos, los lienzos pintados o el la «cosa representada». La imagen aspiraba a
escenario de las representaciones dramáticas, ser la semblanza de un original, la copia de un
los religiosos comunicaron un universo de ges- modelo celeste. Dicho con otras palabras, so-
tos pero también una concepción del aconteci- bre la imagen renaciente pesaba -tanto c o m o
miento, un sentido de la concatenación de las sobre la nuestra- el modelo fonético de la
actitudes y de los comportamientos que remi- lengua y del signo. Henos aquí una vez m á s en
tía a esquemas occidentales tan disímiles el centro de un proceso radical de occidentali-
c o m o la representación de las emociones, la zación de las poblaciones vencidas9.
noción aristotélica de causalidad o aun la del Así pues, la imagen franciscana era ante
determinismo y el libre albedrío. Bajo los es- todo una imagen didáctica, puesta al servicio
quemas estilísticos y perceptuales operaban de una política de tabla rasa: esto es, que
otros esquemas que organizaban inconsciente- rechazaba todo compromiso con el m u n d o in-
mente todas las categorías de la relación rena- dígena. Imagen-espejo, imagen-memoria, ima-
ciente con la realidad. C o n la difusión de la gen-espectáculo10, vehículo de la occidentali-
imagen cristiana, los religiosos aplicaron una zación, la imagen franciscana se dirigía exclu-
política m á s de occidentalización que de his- sivamente a los indígenas que se deseaba
panización. Esta se inscribía perfectamente en proteger de las influencias y las contaminacio-
el proyecto humanista y cristiano de crear un nes deletéreas de los conquistadores y los colo-
«hombre nuevo», aun si las órdenes mendi- nos. El hombre nuevo que pretendían forjar
cantes no podían percibir cabalmente el alcan- los misioneros debía romper con su pasado
ce y las consecuencias del instrumento que pagano. Dotado de un «ojo moral», el indio
manejaban 7 . debía, gracias al libre albedrío y a la fe, adqui-
En tales condiciones, resulta evidente que rir el dominio de la imagen verdadera para
el comentario de los religiosos no podía agotar librarse de los «engaños del dominio» y de las
la sustancia de la imagen cristiana: la abun- trampas de la idolatría.
dancia de las referencias culturales y teológi-
cas, y la profundidad de la memoria que hacía
intervenir y que presuponía, la convertían en Hacia una política barroca
una fuente de informaciones por descifrar, un de la imagen
instrumento de aprendizaje y, de forma m u y
accesoria, un foco de ilusión y de fascinación. Ahora bien, a mediados del siglo xvi, en un
Pero la imagen de los frescos franciscanos México que ya no era el de la Conquista, la
no era únicamente una imagen exigente y difí- Iglesia modificó su estrategia. E n la segunda
cil, sino además un objeto sometido a control. parte del siglo se fueron reuniendo paulatina-
Los misioneros temían que las imágenes cris- mente las condiciones para la aparición de una
tianas se convirtiesen en objeto de un culto nueva política de la imagen. Frente al m u n d o
idólatra. Este temor dictó a veces en la prácti- indígena del campo, todavía poderosamente
ca actitudes radicales c o m o el rechazo apenas controlado por los religiosos pero diezmado
disimulado del culto de las imágenes. Por in- por las epidemias, se esbozó una sociedad nue-
fluencia de la prerreforma y del erasmismo, va, urbana, a un tiempo pluriétnica e hispani-
los evangelizadores manifestaron a este res- zada, que se enfrentaba cotidianamente a la
pecto una prudencia e incluso una reticencia experiencia sin precedentes de los mestizajes.
extremadas. L a imagen cristiana se concebía En el m i s m o m o m e n t o , la Iglesia secular y
c o m o un instrumento destinado exclusiva- la jerarquía desplazaron del primer plano a las
mente a alimentar la devoción por lo que re- órdenes religiosas y, en particular, a los fran-
presentaba, y que se hallaba supuestamente en ciscanos. Esta evolución se tradujo en un
el cielo. La imagen refrescaba la memoria: «la abandono de la política de tabla rasa. E n vez
imagen de Santa María se pinta solamente de promover la ruptura con el pasado prehis-
para que recordemos que fue Ella quien mere- pánico, la Iglesia secular persiguió un doble
536 Serge Gruzinski

objetivo: establecer las condiciones de una convencional y estereotipada: docilidad y con-


transición gradual del pasado autóctono al formismo fueron la regla general.
presente colonial y propiciar los intercambios Así se instauró una nueva política de la
entre las distintas poblaciones de la colonia imagen, posibilitada por el éxito de una estra-
(españoles, negros, mestizos, indios), a las que tegia eclesiástica, elflorecimientode un medio
instó a adoptar las mismas creencias y las de artistas y el crecimiento de la población
mismas prácticas. Visión social, proyecto polí- criolla y mestiza. Entre 1550 y 1650 se expan-
tico y ambición religiosa compusieron la polí- dió, por fases sucesivas, la imagen barroca
tica que siguió el segundo arzobispo de Méxi- colonial. Esto no resulta, sin embargo, de la
co, el granadino Alonso de Montufar. E n aplicación pura y simple de un programa teóri-
consonancia con el Concilio de Trento, la Igle- co, sino m á s bien de itinerarios múltiples que
sia mexicana apoyó un cristianismo m á s abier- suelen aparecer en las fuentes de manera espo-
to a las formas tradicionales, que dio preferen- rádica y parcial.
cia al culto de la Virgen y de los santos y
promovió la difusión de las formas de la devo-
ción ibérica, consagrada por el uso. Al espacio La Virgen de Guadalupe
antiguo mesoamericano, saturado de ídolos,
sucedía un nuevo espacio poblado de santos y El desarrollo del culto a la Virgen de Guadalu-
de sus imágenes, traídos por un clero que ex- pe permite seguir durante todo un periodo
plotaba resueltamente el milagro y el prodigio histórico la expansión de la imagen barroca a
para cristianizar a las masas. En este contexto partir de un caso concreto y, en muchos aspec-
se esbozó una política de la imagen que supo tos, ejemplar14. Recordemos brevemente los
aprovechar todas las posibilidades y todos los hechos: c o m o punto de partida, una ermita
atractivos de este instrumento de dominio. edificada a principios de los años 1530 por los
El primer concilio mexicano, el virrey y la primeros evangelizadores en la colina del T e -
corporación de pintores establecieron las con- peyac, en el emplazamiento de un santuario
diciones de la producción y venta de las imá- prehispánico, al norte de la ciudad de México;
genes. A partir de 1571, la Inquisición se en- se trataba, pues, de una capilla a la que acu-
cargó de vigilar esta actividad persiguiendo los dían los indios perpetuando una tradición pre-
abusos y las infracciones a las normas. En ese hispánica. M á s tarde, en los años 1550, flore-
m i s m o periodo se puso coto a la circulación de ció una devoción española a una imagen m u y
los documentos escritos en el m u n d o indígena: reciente. L a sociedad criolla aún en gestación
se confiscaron, pro ejemplo, las versiones es- acudía en peregrinación al santuario para ado-
critas e impresas de las Sagradas Escrituras. La rar a una Virgen pintada, Nuestra Señora de
Iglesia tridentina prefería la imagen confeccio- Guadalupe (que era el nombre de una famosa
nada bajo su férula al texto, sobre el que siem- Virgen de España). En esta misma época, el 8
pre recaía la sospecha de desviación herética". de septiembre de 1556, un franciscano denun-
Paralelamente, se echaron los cimientos ciaba en el púlpito el nuevo culto, en un ser-
técnicos y materiales de esta política. La ima- m ó n que tuvo gran resonancia. Según el ser-
gen franciscana era producida principalmente m ó n , y la consiguiente investigación, al pare-
por los indígenas, mientras que la nueva ima- cer se había introducido en el santuario una
gen debía ser obra de m a n o s europeas. Los efigie nueva. Eso es lo que indican también las
pintores llegados de Europa ya eran suficiente- crónicas indígenas, que mencionan por esa
mente numerosos en 1557 para organizarse y época la aparición de una Virgen, sin especifi-
someter al virrey unas ordenanzas que regla- car si se trataba de una imagen o de la propia
mentaban su oficio12. Los pintores se multipli- divinidad. Según parece, el arzobispo de Méxi-
caron y la producción aumentó m u c h o , aun- co Montufar pidió a un pintor indígena, M a r -
que se siguió caracterizando principalmente cos, una obra inspirada en un modelo europeo
por una temática casi exclusivamente religios'a y pintada en un material indígena, que m a n d ó
que, a diferencia de la España de Murillo y de colocar discretamente en la ermita. Esta insta-
Zurbarán, ignoraba de m o d o deliberado «la lación subrepticia confirió a la imagen la au-
realidad campesina y populare l3 . La imagen reola del misterio y aun del milagro15.
manierista (y luego barroca) en México fue La Iglesia de Montufar no era en absoluto
Colonización y guerra de imágenes en el México colonial y moderno 537

indiferente a la función de la imagen en la pictográficos en poder de los caciques locales y


devoción popular y la devoción seglar. L o de- tal vez escrita, pues un jesuíta alude vagamen-
mostró difundiendo el culto de Nuestra Seño- te a unos anales... El hecho es que esas infor-
ra del Tepeyac, elevado al rango de «ejemplo» maciones y esos relatos -reunidos, unificados
que debía suscitar la adhesión de los indios: y transcritos en un determinado m o m e n t o -
¿no se esperaba acaso que invocasen la inter- confluyeron en un manuscrito con el título de
cesión de la Virgen a semejanza de los españo- Nican Mopohua, cuyo compilador, o autor, es
les, la «ciudad» y las «señoras principales y quizás el cronista mestizo Fernando de Alva
m u y regaladas»? Las raíces indígenas del culto Ixtlilxóchitl. Este historiador, amante de códi-
a la Virgen de Guadalupe se prestaban a esta ces y de manuscritos, frecuentaba la intelec-
operación. La colina del Tepeyac atraía desde tualidad de la capital y es fácil que comunicara
hacía tiempo a los indígenas: allí se había eri- el documento a clérigos ávidos de fuentes.
gido antes de la Conquista u n santuario consa- También se puede suponer que el culto de la
grado a la madre de los dioses, Toci, en el que Virgen de Guadalupe fue exclusividad de algu-
la deidad telúrica recibía ofrendas y sacrifi- nas familias aristocráticas indígenas, entre
cios. Los indios siguieron frecuentando el lu- ellas los Ixtlilxóchitl, que hallaron con ello el
gar, adorando a la Virgen cristiana pero apli- medio de realzar su prestigio, del m i s m o m o d o
cándole el nombre con que designaban a la que en épocas prehispánicas las familias no-
antigua diosa madre, Tonantzin, «Nuestra bles conservaban preciosamente ídolos y ense-
Madre». T o d o parece indicar que el arzobispo res sagrados que se transmitían de una genera-
Montufar había previsto la yuxtaposición y la ción a otra. Es m u y probable que la memoria y
superposición de los cultos. Cuidémonos, e m - lo imaginario indígenas se hayan alimentado
pero, de atribuirle la intención más o menos - y acaso m á s que eso- de testimonios visuales,
deliberada de recuperar ciertas manifestacio- de exvotos y de frescos c o m o el que adornaba
nes del paganismo indígena. El objetivo del todavía el 1666 el dormitorio del convento de
prelado no fue acercar las culturas, sino favo- Cuautitlán. A d e m á s , desde los primeros años
recer la homogeneización de las poblaciones del siglo xvii hay indicios de que entre los
del virreinato en torno a intercesores designa- españoles existían tradiciones orales relativas
dos por la Iglesia, abriendo a los indígenas las al origen milagroso de la imagen. Pero estas
grandes liturgias europeas en las nuevas cate- tradiciones -españolas o n o - sólo salieron a
drales y los templos parroquiales16. plena luz y alcanzaron la notoriedad con la
Sin embargo, el conjunto de las condicio- publicación del libro de Sánchez en 1648. L a
nes religiosas, técnicas y sociales que justifican pluma de un sacerdote secular, el bachiller
la aparición de la imagen barroca y el estable- Miguel Sánchez, magnificó la imagen.
cimiento de una nueva poiítica de la imagen C o n el canónigo Sánchez asistimos a una
no basta para explicar el destino excepcional segunda promoción de la imagen. Hasta en-
de la Virgen de Guadalupe. C o m o tampoco lo tonces, ésta había sido objeto de una devoción
explica la iniciativa de Montufar, que suscitó local inspirada en los relatos y las interpreta-
la oposición escandalizada de los franciscanos. ciones, sin la intervención de la Iglesia. A par-
Entre 1556 y 1648, la Virgen de Guadalupe tir de 1648, se impuso nuevamente en el ámbi-
volvió, si no al anonimato, cuando menos a to eclesiástico. Resulta paradójico que, lejos
una existencia discreta sobre la cual las fuentes de haber sido el remate y la sanción ideológica
son poco prolijas. T o d o parece indicar que, de una práctica religiosa bien arraigada, la
durante casi un siglo, la imagen escapó a sus empresa hagiográfica de Sánchez y de sus cole-
creadores eclesiásticos. gas Lasso de la Vega y Becerra Tanco se haya
Según parece, en el valle de México circula- edificado sobre una devoción declinante y una
ron relatos indígenas sobre la aparición, sobre memoria oral en retroceso17. V e a m o s , en tér-
un fondo persistente de devoción criolla y minos sucintos, en qué consistía la leyenda
mestiza alimentada por numerosos milagros. oficial tal c o m o la fijó Sánchez, y c o m o la
Se trató probablemente de una información a sigue aceptando en la actualidad la Iglesia m e -
la vez oral, pintada y escrita: oral en forma de xicana.
cantos que celebraban el milagro o los mila- E n 1531 la Virgen se apareció tres veces a
gros de la imagen, pintada en forma de códices un indio llamado Juan Diego. Al ir a informar
538 Serge Gruzinski

del suceso al «arzobispo» Zumárraga - q u e en solamente en 1531; también está vinculada a


ese entonces era sólo obispo-, Juan Diego la visión de Patmos: en realidad, la Virgen de
abrió su capa ante los ojos del prelado: en Guadalupe es supuestamente la réplica de la
lugar de las rosas que envolvía, el indio descu- Mujer del Apocalipsis aparecida al apóstol San
brió una imagen de la Virgen impresa milagro- Juan en aquella isla griega. La imagen guada-
samente «que hoy día se conserva, se guarda y lupana proyectada así en el año de 1531 ilumi-
se venera en su santuario de Guadalupe». na la nueva era con una luz tan brillante que se
La intervención de Sánchez -la «recupera- pierde de vista la primera iniciativa - m u y
ción» de la imagen del Tepeyac- se presta a oportuna en su tiempo, sin embargo- tomada
varios análisis. La promoción del culto a la por el arzobispo Montufar. Confundida con la
Virgen de Guadalupe es obra de un medio sombra que proyecta el relato del Apocalipsis,
criollo y universitario estrechamente vincula- reaparece sólidamente vinculada a la tradición
do al arzobispado de México. El objetivo ini- de la Iglesia. Así, se cristaliza la temporalidad
cial de la operación era reforzar la posición del de lo imaginario que difunde la versión de
arzobispado frente al consejo municipal de Sánchez. Convertida en un notable instrumen-
México. E n vista de que este consejo se había to de creación de referencias y de perspectiva
puesto bajo el amparo de la Virgen de los cronológica, la imagen del Tepeyac sujeta fir-
Remedios, el capítulo de la catedral necesitaba memente a América al tiempo de la cristian-
la protección de una Virgen igualmente pode- dad. Destaquemos sobre todo que, en estas
rosa y m á s milagrosa aún: ésta sería la Señora postrimerías del siglo xx, aquella cronología
del Tepeyac, la Virgen de Guadalupe. Pero el barroca (y la temporalidadficticiaque en ella
culto contenía también, en potencia, los gér- descansa) sigue siendo, para muchos mexica-
menes de un «patriotismo mexicano», una es- nos y para la Iglesia, una referencia irrefutable
pecie de «protonacionalismo»18 basado en el del pasado...
misterio incomparable que rodeaba la imagen
mariana: non fecit taliter omni nationi. Este
patriotismo se desarrolló paulatinamente, a Territorialidad y consenso
medida que, de patrona del capítulo de la
catedral, la Virgen pasó a ser patrona de la La imagen milagrosa no sólo ejerció sus efec-
ciudad y luego, durante el siglo x v m , de todo tos en el tiempo, alterando la cronología. Ade-
el país. más, y esto es válido para los centenares de
Pero atengámonos a la imagen. La inter- efigies milagrosas de la era barroca mexicana,
vención de Sánchez revistió varios grados, participó en los procesos de inculcación de la
c o m o creador de informaciones, propagandis- imaginario barroco en el ámbito americano.
ta y teórico de la imagen. Sánchez era plena- La inserción de la imagen en un entorno físico
mente consciente de que estaba haciendo obra reviste siempre una importancia considerable.
de divulgador, elaborando una «historia públi- La imagen de la Virgen de Guadalupe aparece
ca» para «avivar la devoción de los tibios y vinculada a la colina del Tepeyac, «monte ás-
reengendrarla en quienes viven en la ignoran- pero, pedregoso e inculto», donde exigió que
cia del origen misterioso de ese retrato celes- se le erigiera un santuario. La aparición maria-
te». Lo que se sabe menos es que su proyecto na, y después la imagen, concretaron la ocupa-
originó una sorprendente reflexión sobre la ción propiamente física de un espacio pagano
imagen. El proyecto central de Sánchez es la consagrado poco antes a los cultos idólatras.
definición de una imagen perfecta en su copia, En el caso de la Virgen de Guadalupe, la terri-
en su belleza, en la presencia que instaura. L a torialización fue de una amplitud insospecha-
sofisticación y la exaltación del exégeta alcan- da: para los predicadores barrocos, no se trata-
zan tan grandes proporciones que éste atribu- ba ya de que arraigaran en América las répli-
ye a la imagen propiedades que hoy día se cas de los cultos europeos, sino de que se
asocian a las proezas técnicas de la fotografía, estableciera la superioridad irrebatible del
la imagen de síntesis y el holograma.
Pero la imagen sirve también para vehicu-
lar, producir y corroborar una temporalidad Interior de la principal iglesia de Taxco, México: una
singular. La leyenda de la aparición no se sitúa asombrosa imaginería barroca, G . Gcrsicr/Rapho.
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540 Serge Gruzinski

N u e v o M u n d o frente al Viejo y, en particular, consagraciones, beatificaciones y canonizacio-


de México frente al Cielo que la Virgen había nes, coronaciones y traslados de imágenes, au-
abandonado por la colina del Tepeyac: «se tos de fe, brindaban la ocasión reiterada de
llevó consigo todo el cielo para nacer con él en inmensas congregaciones que renovaban una y
México» 19 . otra vez en torno a la imagen los actos especta-
Se podría pensar que las imágenes, por su culares del juramento de fidelidad en que se
función de cristalización de lo sagrado, supo- sustentaba la sociedad colonial. U n a sociedad,
nían una transacción entre el monoteísmo recordémoslo, en que el poder, a falta de ejér-
cristiano y las «idolatrías» indígenas. N o es cito y de enemigo que combatir en la frontera
sencillo pronunciarse sobre esta cuestión. Si disponía de pocos medios de movilización y
bien es cierto que, a través de su poder multi- de intervención. La circulación por todo el
plicador, las imágenes difundieron lo divino virreinato defielesque pedían para su Virgen
por todas partes, con arreglo a la concepción el óbolo de los transeúntes, estrechaba aún
del catolicismo romano, también lo encerra- m á s los lazos de la devoción colectiva. Así
ron, en aras de una ortodoxia intangible, en un pues, la imagen milagrosa barroca ejercía una
marco uniforme -antropomórfico- y normali- función social, cultural y política unificadora
zado. A pesar de su proliferación de carácter en un m u n d o cada vez m á s mestizado, que
politeísta, o m á s bien debido precisamente a introducía en las procesiones y otras manifes-
esa proliferación impulsada por la Iglesia, las taciones oficiales la g a m a inagotable de sus
imágenes barrocas constituyeron una gigantes- festejos, desde las danzas indígenas hasta las
ca empresa de demarcación y encierro de lo «danzas de monstruos y de máscaras con dis-
sagrado. D e este m o d o , se prestaban a una tintos trajes, c o m o se suele hacer en España».
operación sistemática de delimitación y de cla-
sificación de lo real de donde debían surgir
frente a lo divino -concentrado en la imagen- Imágenes e imaginativas barrocas
reliquia, la aparición o la visión edificante-
Ios horizontes lúgubres y pobres, aberrantes y El dispositivo barroco con sus ejércitos de pin-
desprovistos de carácter sagrado de lo profano tores, escultores, teólogos e inquisidores no se
y de la superstición. E n este sentido participa- proponía ya la imposición de un orden visual
ban plenamente en el proceso de occidentali- exótico -por europeo- c o m o pretendía la ima-
zación de México y reforzaban la hegemonía gen franciscana. Postulando que esa etapa ya
de la Iglesia. se había superado, intentaba explorar otras
La imagen barroca fue, sin embargo, algo posibilidades. Se insistía ante todo en lo que,
m á s que un agente de cristalización de lo sa- del prototipo, encerraba supuestamente la
grado. Desempeñó el papel de denominador imagen pintada o esculpida: la presencia divi-
c o m ú n con respecto a los grupos y a los m e - na o la presencia mariana. También se había
dios que componían la sociedad colonial, uni- modificado el objetivo. La imagen barroca se
verso, recalquémoslo, básicamente pluriétnico dirigía a todos. La «guerra de las imágenes»
y pluricultural. La imagen atenuaba la hetero- que los religiosos habían librado contra los
geneidad de un m u n d o extremadamente fragi- indios en el siglo xvi, se había desplazado.
lizado y fragmentado por las disparidades ét- Ahora se libraba en el seno m i s m o de la socie-
nicas, lingüísticas, culturales y sociales. Poco dad colonial, siguiendo las divisiones que opo-
importaba que el prodigio se produjera en el nían los medios dirigentes peninsulares, crio-
medio indígena: el rumor pronto lo difundía • llos o indígenas (la antigua nobleza) a la
en el m u n d o mestizo y español. E n todas las inmensa mayoría de una población de oríge-
categorías de la sociedad colonial había laicos nes mezclados. Después de ser evangelizadora,
y eclesiásticos de a m b o s sexos,fielesy peregri- la imagen se hizo integradora.
nos, personas que habían sido agraciadas por Esta facultad que actuaba polarizando en el
un milagro. El unanimismo caracterizaba esos objeto las creencias y las expectativas de los
cultos: las m á s altas autoridades, empezando fieles nos remite a la aparición de un imagina-
por los virreyes, frecuentaban los santuarios, rio barroco, o sea una vivencia colectiva que
adoraban las imágenes y rivalizaban en gene- ponía de manifiesto una visión coherente de la
rosidad. Lasfiestasreligiosas, dedicatorias y sociedad colonial. U n imaginario mantuvo
Colonización y guerra de imágenes en el México colonial y moderno 541

«un estado alucinatório crónico» y creó « m a - N o insistiremos en esta «colonización de lo


ravillosos efectos y mutaciones», para emplear cotidiano», pues preferimos detenernos en la
expresiones del siglo xvii, ya que la Iglesia manera en que reaccionaron los diferentes gru-
barroca supo explotar magistralmente las ex- pos de la sociedad colonial, adueñándose de la
periencias visionarias y oníricas - c o m o los imagen. El fenómeno complejo de semejante
«efectos especiales»- para inculcar el culto a captura se produjo por etapas y gradaciones
las imágenes y se dedicó incansablemente a tan ínfimas que el usuario no siempre se daba
hacer el recuento de los milagros. Sin embar- cuenta del «abuso» que cometía. Suele ser difí-
go, no se podría reducir lo imaginario barroco cil distinguir entre la copia burda o torpe y
a esos efectos sin reducir al m i s m o tiempo la una manipulación rayana en la estafa o las
cultura barroca a las dimensiones fugaces de manifestaciones incontroladas de una devo-
un sueño despierto. En efecto, este imaginario ción espontánea. Algunas imágenes eran obje-
ponía en juego y en acción, a través de las to de un culto que la Iglesia no reconocía.
expectativas, los esquemas intelectuales y los Iluminados y estafadores recorrían los cami-
puntos de referencia que la conformaban, a nos, con imágenes esculpidas o pintadas cuyos
individuos, grupos, sociedades e instituciones. milagros ensalzaban. Asimismo, florecían por
L o imaginario barroco o se expandía de doquier imágenes híbridas, heterodoxas y
manera autónoma, ritmada por una tempora- clandestinas. Desde el siglo x v n , por ejemplo,
lidad propia, dotada de sus propios mecanis- el culto a la santa Muerte, cuyas efigies maca-
m o s de regulación: fetichización, censura o bras llenaban los oratorios privados, tuvo un
incluso autocensura, delimitación de lo profa- éxito sorprendente20.
no y lo religioso; su origen último era una N o satisfecha con saturar el entorno, la
expectativa alimentada y acompañada de mi- imagen ocupó los cuerpos y se prestó a otros
lagros: la imagen constituyó el recursofinaly a modos de apropiación: el tatuaje y la pintura
m e n u d o único contra las enfermedades y las corporal. Quedaba abolida así toda distancia
catástrofes naturales que se ensañaban en las entre el cuerpo y la imagen en las pieles blan-
poblaciones de la colonia. Así pues, el estudio cas, morenas y negras de los habitantes de la
del dispositivo barroco -concepción y produc- Nueva España. El pecho de un indio se trans-
ción de las imágenes- sólo será un enfoque formaba en un verdadero retablo de carne en
parcial y. estático de lo imaginario si no se que aparecía el Cristo de Chalma encuadrado
tiene en cuenta la intervención del espectador entre San Miguel a la derecha y Nuestra Seño-
de la imagen. ra de los Siete Dolores a la izquierda.
Cualesquiera que fuesen las formas que
asumía, la imagen pasó a ser, en la plenitud de
Los consumidores de imágenes su mera presencia, un interlocutor, una perso-
na o, al menos, una potencia con la cual se
Colmando con creces las esperanzas de M o n - negociaba y se regateaba, sobre la que se ejer-
tufar, el México colonial se convirtió en una cían todas las presiones y todas las pasiones.
sociedad invadida y repleta de imágenes, y La expectativa que suscitaba la exhibición de
sobre todo de imágenes religiosas. Comple- la imaginativa se refería m á s a esa presencia
mentos innumerables de los santuarios y las que a lo que representaba. La imagen era obje-
capillas, las casas y las calles, las joyas y la to de coacciones y amenazas de malos tratos,
ropa estaban saturadas de ellas. Aquellos que c o m o si hubiese podido satisfacer las exigen-
supuestamente estaban m á s cerrados a la ima- cias de su posesor: romper las imágenes es un
gen cristiana, los indios, poseyeron m u y pron- acto característico de una sociedad que les
to una «gran cantidad de efigies de Cristo atribuye una función determinante. Toda ico-
nuestro Señor, de su santa Madre y de los noclastia es sentida por el grupo c o m o una
santos». El éxito de la Iglesia fue tan rotundo agresión colectiva, pues expresa algo más que
en este campo que le fue preciso moderar la el rechazo momentáneo o definitivo de una
omnipresencia de la imagen oponiendo cada representación. La iconoclastia barroca provo-
vez m á s firmemente los usos lícitos que reco- caba la interrupción, el cortocircuito, la puesta
mendaba a las utilizaciones profanas que de- en entredicho brutal de un imaginario a través
nunciaba. del abandono de una esperanza insatisfecha y
542 Serge Griizinski

la denuncia de una impotencia. Cualquiera entre la imagen y el original. La inmediatez de


que fuese su alcance real, la agresión contra la lo sobrenatural que la iglesia barroca, aunque
figura divina se acompañaba de una desapari- generosa a este respecto, confinaba en las imá-
ción igualmente repentina de todos los c o m - genes, las experiencias y las tradiciones mila-
plementos sociales e institucionales de la ima- grosas que homologaba, se obtenía en cual-
gen: la Iglesia, la tradición local, la familia o la
quier parte por medio de la droga y de unos
comunidad. cuantos centavos entregados a un curandero.
Sin embargo, la iconoclastia nunca impli- La asombrosa supervivencia de los alucinóge-
caba la negación o la desaparición de la divini- nos bajo el dominio español se explica, tal vez,
dad. Por el contrario: siendo un gesto aislado y por la nueva función que asumía la visión
minoritario en la sociedad colonial, la icono- entre los indios: la de sustituir una mirada que
clastia reforzaba el carácter sagrado de la ima- ya no reconocía nada -los decorados y las
gen en vez de reducirla a una forma inerte y liturgias prehispánicas habían desaparecido-
obsoleta. Al definir negativamente la relación por una visión interior tanto m á s anhelada
ideal con la imagen, ello delimitaba espectacu- cuanto que permanecía invisible para los cen-
larmente lo imaginario que rodeaba la imagen. sores eclesiásticos.
Esta nueva conquista de la imagen barroca
resulta asombrosamente ambigua. Por un
Imágenes y visiones lado, condicionó e informó la experiencia oní-
rica de las poblaciones blancas, mestizas e in-
N o se puede disociar la imagen y lo imaginario cluso indias, cristianizando las visiones tradi-
barroco de una práctica m u y habitual en el cionales producidas por el consumo de hongos
México barroco: el consumo de alucinógenos, y cactos. Pero c o m o se llevaba a cabo al mar-
que se difundió desde finales del siglo xvi a gen de toda ortodoxia, este proceso escapaba a
partir de los sectores indígenas que lo practica- la Iglesia que lo condenaba. La sociedad mexi-
ban desde los tiempos prehispánicos. Motiva- cana parece, a este respecto, una sociedad m u -
da por necesidades tan triviales y cotidianas cho m á s profundamente alucinada que la Ita-
c o m o la curación de enfermedades, el anhelo lia barroca restituida por el historiador Piero
de mejor fortuna o el conocimiento del porve- Camporesi en I! pane selvaggio21. Pero en este
nir, el consumo de yerbas tenía lugar al pie de caso la alucinación era menos el resultado de
los altares domésticos, ante los ojos de la Vir- una alimentación pobre y averiada, c o m o en
gen, el Cristo y los santos que recibían el ho- Italia, que la suma de un sinnúmero de expe-
menaje de los participantes, mestizos, indios y riencias cotidianamente reiteradas bajo la di-
mulatos, pero también gente blanca humilde. rección de los curanderos y los «brujos». Para-
En este contexto, las imágenes cristianas eran lelamente al imperio irresistible de la imagen
algo m á s que presencias benévolas y eficaces: milagrosa, coexiste el universo apenas clandes-
se convertían en protagonistas directos de una tino de los miles de visionarios reunidos por
experiencia onírica en la que participaba el las sustancias alucinógenas en un consenso sin
consumidor. Al aparecerse al curandero o al duda tan fuerte c o m o el suscitado por la reli-
implorante, al animarse, al intervenir revesti- giosidad barroca. Estos fenómenos no pudie-
dos de los atributos con que figuraban en las ron dejar de ejercer una profunda influencia
estatuas o los cuadros, la Virgen y los santos en la manera en que las poblaciones coloniales
no hacían aparentemente m á s que repetir los recibieron la racionalidad occidental22.
prodigios que operaban por doquier las imáge-
nes barrocas. Pero en este caso, la abolición
voluntaria de la frontera entre lo cotidiano y lo
Los indios y la imagen
sobrenatural, la coincidencia entre la alucina-
ción y la vivencia, reforzaban entre la gente la
Ni los grupos indígenas ni ningún otro arros-
credibilidad y el poder de las representaciones.
traron pasivamente la ofensiva de la imagen y
Los delirios producidos por la absorción de los
de lo imaginario barroco. H e mostrado en otro
alucinógenos permitían, con la mayor facili-
trabajo c ó m o los indios se adueñaron de la
dad, ver a Dios y los santos o provocar su
imagen occidental, desde el siglo XVI, para
aparición, aboliendo a voluntad toda distancia
adaptarse a la dominación colonial y forjarse
Colonización y guerra de imágenes en el México colonial y moderno 543

nuevas identidades. En los códices y los mapas santos, las cruces que se alzaban por todas
indígenas la combinación de la escritura y del partes, evocando otras cruces prehispánicas, y
glifo, de los juegos del paisaje y de la simboli- m á s tarde el culto de las reliquias, propiciaron
zación revelan los itinerarios de un pensa- aproximaciones y falsas equivalencias que
miento figurativo indígena, sus hallazgos - v a - provocaron en los imaginarios indígenas fenó-
riantes del kitsch, abstracción, etc.- y sus menos incesantes de interferencia. La coexis-
estancamientos. Asimismo, el diálogo entabla- tencia y la proximidad física de los objetos
do entre los coloristas indígenas y la imagen cristianos y paganos en el universo indígena
monocroma del grabado europeo pone de m a - tuvieron las mismas repercusiones. Los imagi-
nifiesto un aprendizaje de la imagen y una narios indígenas parecen haber multiplicado,
adaptación23. entreverado y dispersado por doquier las fuer-
En realidad, las intervenciones sucesivas zas y las presencias «divinas». Las imágenes
del m u n d o indio en la iconografía y las repre- «idolizaron» lo amerindio y lo europeo, lo
sentaciones europeas abarcan la mayor parte antiguo y lo moderno, venerando o transfor-
de las modalidades de la relación con la ima- m a n d o en simple amuleto lo que podía here-
gen, desde la imposición brutal hasta la experi- darse de la tradición, transmitirse por la «cos-
mentación, desde la interpretación heterodoxa tumbre» o m á s simplemente adquirirse en u n
hasta la producción autónoma y aun la disi- mercado. El origen respectivo de los rasgos
dencia iconoclasta. L a imagen barroca fue presentes acababa por perder toda pertinencia
ante todo un instrumento importante de inte- a medida que se iba adentrando en la época
gración del m u n d o indígena en la sociedad colonial. Los espacios del ídolo y del santo se
colonial primero, y luego en el m u n d o mesti- cruzaban y se superponían constantemente, a
zo. Y a hemos señalado el éxito de las grandes pesar de las barreras infranqueables que pre-
devociones barrocas (las Vírgenes milagrosas, tendía erigir la Iglesia y de los abismos que
los santuarios, lasfiestas,las peregrinaciones) separaban originalmente las dos concepciones
y de las actitudes piadosas m á s individuales, la del m u n d o .
multiplicación de las imágenes, los nexos entre Las referencias se borraron tanto más efec-
la imaginería del culto y la imaginería visiona- tivamente cuanto que en la mente de los in-
ria. Añádase el papel clave de las cofradías dios, de los mestizos y de los españoles los
-oficiales y espontáneas- que florecieron en distintos universos de creencias no eran in-
torno al culto a las imágenes de los santos. E n compatibles, lo cual en la práctica cotidiana se
torno a los santos se formó, durante todo el traducía en innumerables arreglos. D e visiones
siglo xvii, un imaginario híbrido cuya inventi- en analogías, de confusiones en cotejos, lo
vidad y plasticidad contribuyeron a la crea- imaginario del ídolo fue contaminando lo ima-
ción de una nueva identidad indígena, fruto de ginario del santo sin que la Iglesia colonial
la confluencia de la herencia antigua, de las haya podido jamás eliminar las interferencias,
imposiciones de la sociedad colonial y de las e incluso sin advertir realmente, muchas ve-
influencias de un cristianismo mediterráneo. ces, lo que se urdía ante sus ojos. ¿Indiferencia
Insistimos en este doble movimiento: en el de un vencedor seguro del desenlace final o
m i s m o m o m e n t o en que se convertía en el incapacidad de captar la manera en que los
sostén y el bastión de una nueva identidad indios recuperaban y deformaban la imagen
vinculada al pueblo, al terruño y a los organis- cristiana? Sería excesivo pretender que la gran
m o s comunitarios, la imagen cristiana tendía marea barroca estuvo a punto de arrastrar a la
un puente entre los indios y los otros grupos de Iglesia que la había desatado. Es posible, ade-
la Nueva España por cuanto posibilitaba la más, que esas eflorescencias heterodoxas ha-
coexistencia de una pluralidad de interpreta- yan contribuido a largo plazo a que arraigara
ciones concurrentes y de imaginarios. el modelo barroco. Sin embargo, los torbelli-
Al estudiar las modalidades de reinterpre- nos y la agitación que se observan por todas
tación de la imagen cristiana por parte de las partes demuestran que nada es m á s frágil que
poblaciones indígenas, se pueden observar al- el dominio de la imagen; ello pone de mani-
gunos de los mecanismos culturales del mesti- fiesto procesos de aculturación y de contraa-
zaje. La sustitución sistemática de las estatuas culturación en que participan no sólo imáge-
paganas por las imágenes de la Virgen y de los nes materiales y m o d o s de representación,
544 Serge Gruzinski

sino también experiencias oníricas y visiona- de conferir al m u n d o un carácter sagrado -el


rias y objetos. descenso de la Virgen a Tepeyac, los milena-
rismos sincréticos del m u n d o rural indígena-
y, por consiguiente, el «desencanto» era lo
Imaginarios barrocos único que podía constituir una amenaza para
su universo. En México, este desencanto cobró
Los imaginarios indígenas fueron múltiples, primero la forma insidiosa, pero aún controla-
tan numerosos y variados c o m o los usos de las ble, de las Luces y el despotismo ilustrado.
imágenes cristianas, c o m o las etnias y los m e -
dios en el territorio de la Nueva España. El
inventario podría continuar casi indefinida- Del México barroco a los tiempos
mente: de los indios a los negros, de los negros posmodernos
a los mestizos y de los mestizos a los blancos
humildes, de las solemnidades urbanas a los A manera de conclusión, quisiéramos tender
sincretismos de las montañas indígenas y de un puente entre este periodo barroco, que no
los desiertos del norte. E n todas partes, en se suele apreciar en su justo valor, y el México
torno a las imágenes, se cruzaban las iniciati- contemporáneo. La expansión reciente de los
vas, se mezclaban inextricablemente las expec- Estados Unidos, la leyenda negra que afecta al
tativas. Los imaginarios individuales y los m u n d o hispánico y el desprestigio del catoli-
imaginarios colectivos superponían sus tramas cismo tridentino llevan con frecuencia a su-
de imágenes y de interpretaciones al ritmo de bestimar la importancia del patrimonio de una
oscilaciones incesantes entre un consumo de «Primera América» (David A . Brading). N o es
masa y un sinnúmero de intervenciones perso- arbitraria nuestra insistencia en poner de m a -
nales y colectivas, entre formas sumamente nifiesto un imaginario barroco o el arraiga-
complejas (los arcos de triunfo de las grandes miento de una civilización de la imagen en la
ciudades) y manifestaciones inmediatamente trayectoria de México. E n nuestra opinión,
descifrables (las tramas mariofánicas). esos rasgos configuraron un patrimonio cultu-
En la confluencia de esas iniciativas múlti- ral particularmente denso que sigue influyen-
ples e incesantes y de las políticas seguidas por do, al menos en parte, en las realidades mexi-
la Iglesia, lo imaginario barroco dominante canas actuales. Si bien el México fragmentado
sacó provecho del poder federador de la ima- preparó el advenimiento del México barroco,
gen, de su polisemia que tolera lo híbrido, de éste no desembocó en la modernidad -en el
la vivencia compartida que suscitaba entre sus sentido europeo del término-, a pesar del in-
fieles y su público. U n imaginario en que aflo- jerto brutal practicado por los Borbones en la
raban sensibilidades comunes que trascendían segunda mitad del siglo x v m . Emprendida en
las barreras sociales y las culturas, en que cir- nombre del catolicismo y de la Virgen de G u a -
culaban las experiencias visuales m á s aparta- dalupe c o m o reacción contra el despotismo
das. U n imaginario por la que desfilaban imá- ilustrado, la Independencia (1821) fue en parte
genes prodigiosas, importadas de Europa o una vuelta a la tradición barroca, católica y
milagrosamente descubiertas, copiadas y rein- romana que, desde las devociones populares,
ventadas por los indios, fragmentadas por los rurales e indígenas hasta el kitsch pequeñobur-
unos y renovadas por los otros. El hecho de gués y urbano parece impregnar al país hasta
que en este imaginario participaran, en distin- el siglo X X . Bajo el barniz del liberalismo, del
tos grados, la mayoría de los grupos, por m á s positivismo y de la laicidad limitados a las
marginales que fuesen, explica que la sociedad estrechas esferas de las élites urbanas, los ima-
barroca lograra siempre absorber o amortiguar ginarios mexicanos perduraron, sin duda
la mayor parte de las disidencias: brujos, cha- orientados a nuevos mestizajes y otros colo-
manes sincréticos, iluminados de todo tipo, nialismos, pero siempre a iniciativa de un cle-
visionarios, milenaristas, inventores de cultos ro que nunca fue, al parecer, tan influyente
y de devociones que repetían por doquier la c o m o cuando se liberó de la tutela del Estado.
' trama guadalupana, sin tanto éxito y con m e - N o es fortuito que haya sido al final del siglo
nos medios pero con la m i s m a obstinación24. XIX cuando la coronación de la Virgen de
Lo imaginario barroco era ante todo un medio Guadalupe señala el apogeo del culto mariano.
Colonización y guerra de imágenes en el México colonial y moderno 545

Obligados a respetar la imagen, los liberales, tructuración y la restructuración de los lengua-


con Altamirano, tuvieron que aceptar la «ido- jes. L a confusión de las referencias y de los
latría nacional» en cuyo pilar se había conver- registros étnicos y culturales, la superposición
tido la Virgen. La imagen barroca pasó a ser lo de la vivencia y de la ficción -tantas veces
que nunca había sido en el México colonial: la manifestada por la imagen barroca milagro-
expresión indiscutida de la identidad nacio- sa-, la difusión de las drogas, la práctica del
nal. El movimiento popular de los Cristeros remix son otras tantas características que reú-
basta para demostrar el vigor, en el México nen -sin confundirlas, pues la historia no se
posrevolucionario y de la primera mitad del repite- los imaginarios de ayer y las imaginati-
siglo X X , del patrimonio barroco. vas de hoy. Todas surgieron indudablemente
La ausencia de revolución industrial, de de los universos fragmentados nacidos del
alfabetización y de democratización a la euro- contacto de los dos m u n d o s y que perpetúan
pea dejaron lagunas que los antiguos imagina- en toda América Latina las situaciones de
rios siguen ocupando antes de pasar el relevo, frontera. ¿ C ó m o interpretar si no, en las gran-
parcial y sucesivamente, a la imagen de los des tierras del barroco americano, México y
frescos de los muralistas, a la imagen cinema- Brasil, el tremendo auge de la imagen televisi-
tográfica de la edad de oro del cine mexicano y va que por primera vez permite a esos países,
luego a la imagen televisiva, con el monopolio invirtiendo la Conquista y las dependencias
casi absoluto de la compañía privada Televisa. tradicionales, lanzarse a su vez en una expan-
Es m u y posible que las sensibilidades ba- sión conquistadora?
rrocas, las formas de comunicación organiza- N o debemos pasar por alto esta nueva for-
das en torno a la imagen milagrosa, hayan m a de interpretar la historia de América Lati-
perdurado por no haber conocido México la na. Es m u y posible, además, que las trayecto-
larga gestación de la era industrial con sus rias latinoamericanas tengan m u c h o que ense-
padecimientos, sus metamorfosis y sus ruptu- ñarnos acerca del presente y el futuro de la
ras irremediables. Desde este punto de vista, Europa pluricultural y pluriétnica que se está
sería conveniente reevaluar el impacto de esos esbozando. En el Viejo M u n d o , las realidades
imaginarios antiguos en el acceso a sistemas o contemporáneas nos ponen cada vez m á s fren-
en la producción de sistemas culturales e ima- te a una mezcla y, m á s aún, a una interferencia
ginarios contemporáneos: por ejemplo, el in- de los seres, las formas y las prácticas. Por ello,
greso en una cultura de la imagen electrónica, es legítimo preguntarse si el México colonial,
las formas de consumo y de resistencia a esa híbrido y moderno, podría aportarnos las cla-
imagen, etc. Existen demasiados mecanismos ves que nos permitan comprender mejor «Peta
comunes, aunque el aspecto religioso se haya neobarocca [...] dell'instabilità, delia polidi-
borrado ya, evidentemente. Los imaginarios mensionalità, délie mutevolezza» (Omar Cala-
coloniales, c o m o los de hoy, practicaban la brese)25 en la que nos estamos adentrando en
descontextualización y el nuevo uso, la des- la actualidad.
546 Serge Gruzinski

Notas

1. Véase Serge Gruzinski, La México, 1992. Recordemos de la Nueva España. Su Obra,


colonisation de l'imaginaire. nuestra deuda con Pierre México, Jus, 1962, pág. 141.
Sociétés indigènes et Francastel (La figure et le lieu.
occidentalistion dans le Mexique L'ordre visuel du Quattrocento, 7. Sobre el lenguaje de los gestos,
espagnol, xvie-xvme siècle, Paris, París, Gallimard, 1967) que véase Michael Baxandall, Painting
Gallimard, 1988. N o s parece útil aportó una importante and Experience in Fifteenth
inaugurar la historia de los contribución recalcando hasta qué Century Italy, Oxford, Oxford
imaginarios nacidos en la punto la imagen es portadora de University Press, 1986; Serge
encrucijada de las expectativas y pensamiento y de lenguaje y Gruzinski, «Normas cristianas y
de las respuestas, en el punto de c ó m o su contenido es irreductible respuestas indígenas: apuntes para
encuentro de las sensibilidades y a la palabra. El pensamiento el estudio del proceso de
de las interpretaciones, de las figurativo ofrece así una materia occidentalización entre los indios
fascinaciones y de los apegos densa y específica que a veces de Nueva España», Historias, 15,
suscitados de la imagen. Al anticipa las elaboraciones del México, I N A H , 1986, págs. 31-41.
detenerse en lo imaginario en su pensamiento conceptual. Al
totalidad y su movilidad - q u e inspirarnos en los trabajos de 8. Véase el caso de Mathurin
también es la movilidad de la Pierre Francastel, Michael Gilbert, el apóstol de Michoacán
vivencia- se descarta una Baxandall (Painting and en Francisco Fernández del
descripción sistemática de la Experience in Fifteenth Century Castillo, Libros y libreros en el
imagen y de sus contextos, en Italy, Oxford, Oxford University siglo xvi, México, F C E , 1982,
provecho de una realidad que Press, 1986) y de Daniel Arasse págs. 1-37.
sólo existe en y por su (Les Primitifs italiens, Ginebra,
interacción. H o y día corresponde Framot, 1986), nos referimos a la 9. Hubert Damisch, Théorie du
a las ciencias sociales abandonar noción de orden visual que nuage, París, Seuil, 1982.
los caminos trillados del transmite e impone la imagen.
pensamiento dual 10. Sobre el teatro de
-significante/significado, 3. Para una vision sintética, evangelización, véase Fernando
forma/contenido, etc.- y Carmen Bernard y Serge Horcasitas, El teatro náhuatl.
compartimentado -lo económico, Gruzinski, Histoire du Nouveau Épocas novohispana y moderna,
lo social, lo religioso, lo político, Monde, T o m o I, De la Découverte México, U N A M , 1974 y Othón
lo estético, etc.- cuyas à la Conquête. Une expérience Arróniz, Teatro de evangelización
delimitaciones demasiado européenne, Paris, Fayard, 1991. en Nueva España, México,
cómodas acaban por encerrar en U N A M , 1979.
vez de explicar. U n a de las 4. Sobre el origen y el uso del
virtudes de la investigación término «fragmentado» (fractal, 11. Fernández del Castillo (1982),
histórica confrontada a las en francés) y sobre la caótica págs. 81-85 y ss.
realidades mexicanas y coloniales situación provocada por la
es, desde luego, que pone de Conquista, véase nuestra 12. Manuel Toussaint, La pintura
manifiesto hasta qué punto son contribución a Le continent colonial en México, México,
tributarias las categorías y las imprévu: rencontre avec les U N A M , 1982.
clasificaciones que aplicamos a la amérindiens, Paris, U N E S C O ,
imagen (y a los fenómenos en que se publicará próximamente 13. Jeannine Baticle, «L'âge
general) de una concepción con el título «Los indios de baroque en Espagne» en J. Baticle
erudita, procedente del México frente a la conquista y Alain Roy, L'âge baroque en
aristotelicismo y del española: del caos a los primeros Espagne et en Europe
Renacimiento, dominada por el mestizajes». septentrionale, Ginebra, Framot,
modelo fonético del lenguaje 1986, pág. 20.
verbal. Esto explica su
5. Véase sobre este tema nuestra
arraigamiento histórico y su 14. Sobre estas fuentes, véase
obra L'Amérique de la Conquête
extrema relatividad. Ernesto de la Torre Villar y
peinte par les Indiens du Mexique,
Ramiro Navarro de Anda,
Paris, F l a m m a r i o n - U N E S C O ,
2. Estas reflexiones retoman Testimonios históricos
1991.
varios capítulos de nuestro libro guadalupanos, México, F C E ,
La guerre des images de 1982; Francisco de la Maza, El
Christophe Colomb à Blade 6. Sobre Valadcs, véase Esteban guadalupanismo mexicano,
Runner (¡492-2019). París, J. Palomera, Fray Diego Valadés México, F C E , 1982; David A .
Fayard, 1990 ed española F . C . E . , OFM, evangelizador, humanista Brading, The First America. The
Colonización y guerra de imágenes en el México colonial y moderno 547

Spanish Monarchy, Creoles la cristianización de los indios del 22. Sobre un enfoque
Patriots and the Liberal State, Nuevo M u n d o . transcultural de la visión barroca,
1492-1867, Cambridge, véase Jean-Michel Sallmann edit.,
Cambridge University Press, 1991. 17. Véanse estos textos en de la Visions indiennes, visions
Torre Villar ( 1982), págs. 152-333. baroques: les métissages de
l'inconscient, Paris, P U F , 1992.
15. Seguimos la tesis de
18. David A . Brading, Prophecy 23. Gruzinski(1988) y
E d m u n d o O ' G o r m a n , Destierro de
sombras. Luz en el origen de la and Myth in Mexican History, L'Amérique de la Conquête peinte
imagen y culto de Nuestra Señora Cambridge, Centre of Latin par les indiens du Mexique, Paris,
de Guadalupe del Tepeyac, American Studies, s.f.; Los F l a m m a r i o n / U N E S C O , 1991.
México, U N A M , 1986. orígenes del nacionalismo
mexicano, México, Sepsetcntas, 24. Sobre un culto indígena
1973. inspirado en los cultos marianos
16. Montufar había nacido en de la época barroca, véase S.
Loja, en el reino de Granada, 19. D e la Maza (1981), pág. 162. Gruzinski, Man-Gods in the
donde fue calificador del Santo Mexican Highlands, Indian Power
Oficio. Es sabido que la ciudad and Colonial Society, 1520-1820,
de Granada, capital del último 20. En los archivos mexicanos de Stanford University Press, 1989,
reino musulmán de Europa la Inquisición abundan ejemplos págs. 105-172.
occidental, cayó en 1492 y que de estos comportamientos
sus habitantes se vieron obligados (México, Archivo General de la 25. N o s remitimos a los ensayos
a abrazar la fe cristiana. Nación). de sociología posmoderna de
Recordemos que España tuvo que O m a r Calabrese, L'età
ocuparse durante el siglo xvi de la neobarocca, Bari, Laterza, 1987 y
doble cuestión de la integración 21. P. Camporesi, / / pane Alberto Abruzzezc, / / corpo
de los moriscos -moros ibéricos selvaggio, Bolonia, II Mulino, elettronico, Florencia, La Nuova
en principio cristianizados- y de 1980. Italia, 1988.
TRAYECTORIAS HISTÓRICAS " ]

Canadá en la era poscolombina

R . T . Naylor

Canadá, situado en el extremo septentrional -explotados cuando resultaban útiles, descar-


de América del Norte, separado de la historia tados cuando no era así- no es cualitativamen-
turbulenta de América Latina por la vasta ex- te distinto de los de los arawak o los aztecas,
tensión de los Estados Unidos, gozando apa- los mayas o los seminólas, m á s al sur del conti-
rentemente de un nivel de vida escandinavo y nente.
protegido contra las pugnas sociales graves por Así por ejemplo, Terranova, la provincia
un régimen de libertad parecido al suizo, hace m á s oriental del Canadá, que es objeto de
que muchos observadores de su vida política innumerables bromas acerca de la situación, al
encuentren difícil creer que la historia no con- parecer insoluble, de subdesarrollo, fue en si-
cede treguas ni admite excepciones. glos pasados el objetivo quizá m á s importante
En los quinientos años de la codicia de las poten-
transcurridos desde que cias mercantilistas euro-
R . T . Naylor es profesor de economía
Cristobal Colón «descu- en la Universidad McGill, 855 Sher- peas. Es más, un dictamen
brió» América, la tenden- broke St. West, Montreal, Canadá H 3 A definalesdel siglo XVIII de
cia dominante de la histo- 2T7. H a publicado numerosas obras la Cámara de Comercio
sobre la historia económica del Cana-
ria ha consistido en un dá, las finanzas internacionales y los Británica consideraba que
proceso asimétrico, fre- aspectos económicos de la delincuen- Terranova, con sus enor-
cuentemente violento, de cia, entre ellas las siguientes: The His- m e s recursos pesqueros,
tory of Canadian Business 1867-1914;
asimilación intersocial. U n Hot Money and the Politics ofDebt (pu- era de m á s valor que el res-
continente tras otro su- blicado en inglés, francés, español, por- to de Canadá y el vasto te-
cumbieron al poderío polí- tugués e italiano); Canada in the Euro- rritorio de la Luisiana jun-
pean Age, 1453-1919, y Bankers. Bag-
tico-militar y a la iniciati- men and Bandis - Business and Politics tos. Terranova, que comer-
va comercial de Europa. in the Age of Greed. En la actualidad cialmente pertenecía m á s a
En este proceso, las socie- está escribiendo un libro sobre los mer- las Indias Occidentales que
cados negros internacionales. a América del Norte pro-
dades aborígenes fueron
subyugadas, absorbidas o piamente dicha, compartió
eliminadas, y en su lugar se alzaron nuevas la decadencia de aquella región durante el si-
sociedades derivativas, cuya prosperidad o po- glo XIX, cuando la economía del azúcar y los
breza dependían tanto o m á s de consideracio- esclavos (y en consecuencia, del pescado) que-
nes geoestratégicas globales que de la acción dó marginada.
de las élites locales. También en el interior del continente, el
Si bien ésta es la historia de la expansión desarrollo de las estructuras comerciales y po-
económica europea en el «Nuevo M u n d o » en líticas fue consecuencia en menos grado de las
general, también lo es de la expansión europea condiciones indígenas que de los conflictos
en los territorios septentrionales que iban a entre la monarquía británica y el Parlamento a
constituir la Federación del Canadá. finales del siglo x v n , para asegurarse el control
Así pues, el destino de los pueblos beothuk del erario público. Estos conflictos indujeron a
o hurón, m o h a w k o pies negros del Canadá la Corona a tratar de asegurarse la indepen-

RICS 134/Dicicmbre 1992


550 R.T. Naylor

denciafiscalrespecto del Parlamento, median- Factores estructurales de las


te la creación de una serie de consorcios m o - relaciones entre Europa y Canadá
nopolísticos, uno de los cuales, la Compañía
de la Bahía del Hudson (Hudson's Bay C o m - H a y varios temas comunes en la historia c o m -
pany), dirigió subsiguientemente durante dos partida de Canadá y el resto del continente
siglos una economía política arcaica compues- americano, y también el resto del m u n d o no
ta de cazadores aborígenes, criados mestizos y europeo, durante el medio milenio transcurri-
ocupantes blancos sin título de propiedad en do desde la llegada de Colón.
los territorios británicos del noroeste de A m é - Lo m á s importante es que la principal fuer-
rica. za motriz de esta historia es la economía en su
M á s al oriente, en el corazón de Canadá, la sentido amplio; es decir, c o m o un proceso,
decisión adoptada a mediados del siglo xix tanto individual c o m o social, de acumulación
por el gobierno británico de defender el Impe- de la riqueza. En las fases iniciales de la pene-
rio en Oriente bloqueando la expansión impe- tración europea, en casi todas las partes del
rial rusa en el M a r Negro dio lugar a una m u n d o - e n América afinalesdel siglo x v y en
escalada de precios mundiales del trigo, que el siglo xvi, en la India desdefinalesdel siglo
contribuyó m á s a determinar los patrones de xviii hasta mediados del siglo xix, o en la
asentamiento y desarrollo económico de la China desde mediados hasta finales del siglo
parte central de Canadá que la suma total de XIX- la riqueza se acumuló, por lo menos par-
las decisiones de los políticos y los comercian- cialmente, mediante el pillaje declarado de los
tes locales, ya que éstos dependían en alto conquistadores europeos con la aprobación,
grado de aquéllos. más o menos oficial, de los Estados que los
Los ejemplos son innumerables, y su inte- patrocinaban. E n una fase m á s refinada, la
rés no es simplemente «histórico». Y es que el acumulación se efectuó a m e n u d o mediante la
acusado deterioro reciente de la posición in- imposición de tributos a la población someti-
ternacional de Canadá en lo relativo a los in- da, o con sistemasfiscalesm á s perfeccionados
gresos per capita y el rendimiento económico pero esencialmente equivalentes cuyas sufri-
refleja un deterioro estructural derivado de las das víctimas eran estas mismas poblaciones, o
nuevas circunstancias mundiales, que tiene un bien mediante el pago de indemnizaciones o la
inquietante parecido con el proceso que causó imposición forzada de créditos. Y el proceso
la ruina de Argentina hace medio siglo. D e m i s m o de hacer extensivas las relaciones del
m o d o anólogo, el debate entablado en Canadá mercado a zonas que antes no formaban parte
durante los años sesenta respecto del rápido de una red comercial eurocéntrica era con fre-
crecimiento de las inversiones estadouniden- cuencia una decisión unilateral, que creaba
ses formaba parte de la respuesta del hemisfe- nuevos mercados cuya explotación se basaba
rio al avance de las empesas transcontinenta- en una relación de intercambio que no corres-
les; ello dio lugar a que un país tras otro, entre pondía a los costos relativos de las mercancías
ellos Canadá, levantaran barreras a la implan- intercambiadas. U n a vez impuestas, las rela-
tación de las empresas extranjeras, barreras ciones desfavorables de intercambio se mante-
que se desmantelaron a raíz de la crisis finan- nían con los instrumentos de dominio público
ciera de los años ochenta. Y , esencialmente, la (incluido los militares). T o d o esto era compa-
lucha de los aborígenes del norte de Canadá tible con la hipótesis subyacente, sostenida du-
para mantener un cierto control sobre las pau- rante siglos, de que el m u n d o y sus recursos
tas y el ritmo de explotación de los recursos en eran finitos, y que el único medio que tenía
sus tierras tradicionales, frente a los apetitos una sociedad de aumentar sus riquezas y su
modernos de energía y materias primas, no se bienestar eran quitándolos a otra. Hasta bien
diferencia de los combates que libran las po- entrado el siglo XIX - y ni siquiera entonces en
blaciones nativas de la cuenca del Amazonas, todo el m u n d o - la hipótesis de que el creci-
probablemente con el m i s m o resultado. miento económico era lo normal no se aceptó
en grado suficiente para que los Estados acce-
diesen a estructurar sus relaciones económicas
en torno al supuesto de que en el libre inter-
cambio todos tenían algo que ganar.
Canadá en la era poscolombina 551

Por consiguiente, estos quinientos años todo en las primeras fases de la colonización
son, en cierta medida, la historia del ataque de europea. Esto, a su vez, reflejaba la relativa
los «emprendedores» contra el medio ambien- fluidez del orden social colonial, en compara-
te físico, el tejido social y sus competidores, ción con las metrópolis europeas.
nacionales o extranjeros. Asimismo son la his- Dentro de los Estados europeos, la rigidez
toria del poder, su acumulación y su uso con institucionalizada de la jerarquía social difi-
fines personales y políticos. Porque, contraria- cultaba la ascensión social. Para el aspirante a
mente a los mitos de las sociedades liberales, trepar por la escala social de la metrópolis, la
el «mecanismo de mercado» que en teoría penetración europea en ultramar era el medio
(aunque pocas veces en la realidad) difunde y de sortear las barreras sociales en el propio
despersonaliza el poder, es un instrumento re- país, acumulando riquezas y prestigio en el ex-
lativamente reciente, y aún bastante imperfec- terior.
to, para la movilización de recursos con miras Paralelamente a las actitudes prevalecien-
a la consecución de objetivos económicos. tes respecto del comercio exterior, hasta que la
La alternativa al mercado y al poder difu- noción de las ventajas mutuas del intercambio
so, despersonalizado, son las relaciones de in- económico fue generalmente aceptada en los
tercambio personalizadas: en la práctica, el países occidentales (bien entrado el siglo xix),
ejercicio del poder económico c o m o instru- la transferencia de riqueza y categoría social
mento de organización económica y medio de dentro de la metrópolis se veía un proceso que
acumulación de capital y riqueza. beneficiaba inevitablemente a unos en perjui-
C o m o es natural, estos fenómenos están cio de otros. E n cambio, la acumulación de
inextricablemente vinculados entre sí. A medi- riquezas clasistas en ultramar representaba
da que la influencia socieconómica de las po- una adición neta a los bienes ya existentes, y
tencias imperialistas europeas penetraba en por consiguiente podía asimilarse sin alterar
nuevas zonas del planeta, la acumulación de gravemente el orden socioeconómico. Mien-
riquezas por los aventureros europeos de ultra- tras que una clase de nuevos ricos basada en la
mar corrió pareja a la creación de institucio- metrópolis podía suponer una amenaza para el
nes para facilitar la difusión de la actividad orden establecido, y su aparición tenía fre-
orientada "al mercado en sociedades (y en ca- cuentemente consecuencias revolucionarias,
pas sociales) donde hasta entonces había sido una clase de nuevos ricos coloniales no supo-
escasa o inexistente. Y , mientras que el siste- nía una amenaza de esta clase, por lo menos
m a de mercado se difundió c o m o un medio de en sus años de formación. Es m á s , la desvia-
organizar la actividad económica, esta difu- ción a las colonias de los elementos m á s libres
sión no fue consecuencia de las leyes de la de las clases sociales con aspiraciones propor-
naturaleza sino, en gran medida, de las leyes cionaba un dividendo doble a la metrópolis
humanas. L a acumulación de riquezas por exportadora, ya que sus actividades tenían
parte de los emigrantes europeos, y la corres- para ésta, un rendimento directo, en forma de
pondiente comercialización de las relaciones una mayor influencia estratégica en ultramar,
sociales, constituyó el núcleo de un proceso y un rendimento indirecto corría mejora de las
político que reflejaba las exigencias del poder perspectivas de estabilidad social en el propio
y la necesidad de aumentarlo mediante el ac- país. Desde Cristóbal Colón en el siglo xv al
ceso a los recursos económicos. conde de Frontenac en la Nueva Francia a
Las nuevas sociedades estaban maduras finales del siglo x v n , desde Clive en la India
para el ejercicio de los talentos de los emigran- en el siglo x v m hasta lord Strathcona en los
tes emprendedores, ya que las sociedades colo- territorios británicos del noroeste de América
niales se caracterizaban por una falta total de a finales del siglo XIX, el motor de la acción
inhibiciones en cuanto a la variedad de c o m - fue básicamente el m i s m o .
portamientos económicos que estaban dis- A medida que se estabilizaban las condi-
puestas a tolerar. Si bien los códigos de con- ciones sociales en las colonias m á s antiguas, y
ducta de las sociedades europeas que patroci- las adquisiciones iniciales europeas generaban
naban la colonización no eran m u y exigentes, sus propias élites sociales y económicas, el
en las colonias aún lo eran menos, debido a la campo de acción de los emigrantes europeos
falta de instituciones sociales de control, sobre cambió simplemente de lugar. A lo largo de la
552 R.T. Naylor

casi totalidad del medio milenio poscolombi- pectiva no justifica una división simplista de
no o, por lo menos, hasta bien entradas las la historia de la economía mundial entre m e -
primeras décadas del siglo X X , la tendencia trópolis «explotadoras» y colonias «explo-
histórica general fue de expansión constante tadas».
de la influencia europea (después norteameri- Dentro de los diversos imperios económi-
cana) por todo el planeta. cos que han ocupado sucesivamente las candi-
A medida que se estabilizaban las condi- lejas en el escenario histórico mundial, suelen
ciones sociales en las colonias m á s antiguas, y encontrarse una serie de elementos política-
las adquisiciones europeas generaban sus pro- mente distintos que coexisten en una relación
pias élites sociales y económicas, el c a m p o de simbiótica entre sí, y con el centro imperial. El
acción de los emigrantes europeos cambió grado de predominio de la metrópolis, y el
simplemente de lugar. A lo largo de la casi tipo de decadencia con respecto a ésta, es pro-
totalidad del medio milenio poscolombino o, bable que sea m u y variable y de formas radi-
por lo menos, hasta bien entradas las primeras calmente distintas.
décadas del siglo x x , la tendencia histórica La noción de un imperio compuesto de
general fue de expansión constante de la in- elementos económicamente interdependientes
fluencia europea (después norteamericana) que se mantienen juntos por una distribución
por todo el planeta. asimétrica del poder político-militar se mani-
En lo relativo al desarrollo de las diversas fiesta con la mayor claridad en la era preindus-
potencias coloniales europeas (a diferencia de trial. Así, los sistemas mercantiles británico y
los grupos particulares de emigrantes empren- francés, en el contexto de los primeros asenta-
dedores que fueron los adalides del proceso de mientos blancos y explotaciones comerciales
conquista y colonización), el papel de las colo- en Canadá, tuvieron c o m o punto de partida la
nias fue desigual, y tendió a variar en el tiem- actividad de la metrópolis c o m o centro de m a -
po y en el espacio. Las colonias producían nufacturación y depósito comercial. Pero en
materias estratégicas, c o m o artículos suntua- este m i s m o imperio se encontraban las planta-
rios, alimentos esenciales o materias primas ciones de Norteamérica y de las Indias Occi-
industriales. Servían de mercado para los pro- dentales, los centros africanos del tráfico de
ductos metropolitanos, de polos dé inversión esclavos, las pesquerías del Atlántico septen-
del capital metropolitano y de aliviaderos para trional, los puertos francos de la India y las
la población excedente. Eran fuente de benefi- comunidades de colonos blancos en el conti-
cio privado y de utiliades públicas, proporcio- nente norteamericano. Todos esos grupos rea-
nando metales preciosos para el tesoro, benefi- lizaban actividades que, si bien diferían m u -
cios comerciales para las empresas de comer- cho entre sí, eran mutuamente complementa-
cio de ultramar y rentas para los inversores rias, tanto entre ellas (directa e indirectamen-
extranjeros. Algunas posesiones coloniales no te) c o m o en relación con el centro imperial.
se adquirieron con vistas a su explotación eco- Todos ellos crearon instituciones políticas
nómica sino m á s bien por su valor estratégico que, aunque poco parecidas entre sí, eran
en la defensa de las rutas comerciales. La m o - igualmente resultado de sus relaciones econó-
tivación económica de la colonización siempre micas especiales con el centro imperial. Y to-
estuvo presente de un m o d o u otro, y general- dos ellos establecieron relaciones económicas
mente -pero no siempre- fue predominante, e instituciones cualitativamente distintas con
aunque su materialización precisa varió en grados m u y diferentes de dominio metropoli-
función de la intensidad y la dirección del tano y m o d o s de explotación m u y diversos,
desarrollo económico de la metrópolis y el según la compleja interacción entre su función
poder político relativo que pudieran ejercer económica primaria dentro del imperio, la for-
ciertos grupos de intereses de ésta. m a institucional de su vinculación con la m e -
Si bien el desarrollo histórico de las nuevas trópolis y su estructura socioeconómica an-
sociedades americanas sólo puede explicarse terior.
en función del ascenso y la decadencia de los En breve, cada uno de estos territorios era
imperios mundiales eurocéntricos que cobra- una dependencia, por un concepto u otro. Y
ron forma a raíz de los primeros «descubri- todos ellos se desarrollaron, y se aceleraron el
mientos» portugueses y españoles, esta pers- desarrollo de sus «hinterlands», con arreglo a
Canadá en la era poscolombina 553

«The voyageurs», de Charles Deas, 1845. Rokeby Collection, en préstamo al Metropolitan M u s e u m of Art, Nueva
York. Los términos franceses «voyageurs» (viajeros) y «brûlés» (quemados) fueron utilizados por los anglófonos
para designar a los mestizos descendientes de franceses. D e la exposición «Les Sentiers de la Découverte: recontres
franCO-indiennCS d u XVI a u X X Siècle». Editions Musics Nalionaux.

principios diametralmente opuestos en rela- Estas formaciones sociales deben considerarse


ción tanto a las formaciones sociales c o m o a en sus contextos históricos específicos, y c o m o
los imperativos políticos a que dieron lugar. consecuencia de coyunturas particulares en la
Es cierto que la complejidad de estas inte- evolución de los imperios eurocéntricos c o m -
rrelaciones es m á s visible en los siglos x v n y petidores.
XVIII, cuando los decretos de la autoridad - y La presencia del sector público fue m u y
no el «mercado»- eran el elemento m á s im- importante en el proceso de colonización. Los
portante de su estructuración. Pero en los im- emigrantes iban a trabajar protegidos por el
perios definalesdel silo xix, que suponen el escudo de la fuerza militar y de la acción
punto culminante de la doctrina del libre mer- diplomática. Es m ás, muchas veces, ejercían
cado, existía también una multitud de formas ellos mismos ese poderío militar y diplomáti-
institucionales de esta diversidad. Las forma- co, ya que por lo general eran la columna
ciones sociales prevalecientes se diferenciaban vertebral de la administración colonial. El po-
tanto entre sí, que hacían de la dicotomía sim- der militar y político servía para fomentar los
plista «metrópolis» y «colonias» un concepto intereses privados, y el saqueo del erario pú-
vago sin utilidad alguna para el análisis social. blico era frecuentemente el primer paso hacia
554 R.T. Naylor

la constitución de una fortuna privada. Pero, so de intercambio de los productos. Y , en esta


sobre todo, la vinculación con el estado era limitada esfera, el «mercado» sufrió durante
esencial, porque el estado era el instrumento m u c h o tiempo las limitaciones impuestas por
que permitía hacer extensivas las relaciones ciertos grupos privilegiados (o en nombre de
comerciales al nuevo territorio. éstos) que se sentían amenazados por la flui-
Durante la mayor parte de los cinco siglos dez socioeconómica inherente al sistema de
transcurridos de Colón, el proceso de expan- mercado. A d e m á s una vez superada la fase de
sión económica y de acumulación de riquezas pillaje puro y simple y la imposición forzosa
se diferenció de las evoluciones históricas an- de tributos, lo esencial para el proceso de acu-
teriores por su naturaleza comercial. El meca- mulación era la capacidad de controlar el flujo
nismo de mercado encargado de asignar los de productos y de créditos que acompañaba a
recursos y distribuir los ingresos y el producto esos movimientos. En consecuencia, la clave
se propagó por el espacio geográfico, al tiempo de la riqueza y el poder no consistió en la
que iban filtrándose en el propio país, en los propiedad de los medios de producción, sino
diferentes planos del espacio social. más bien en el control de los medios de hacer
Así pues, al comienzo de este periodo - y , circular los productos y el capital financiero.
desde luego, en la mayor parte del tiempo Si bien el marco político-institucional en el
histórico y del espacio geográfico y social- se cual las economías de las «nuevas» sociedades
produjo una interacción de las sociedades de coincidieron con las europeas es obviamente
índole no comercial, en el sentido de que las de importancia capital, también lo es el marco
relaciones de intercambio estaban socialmente político-institucional en el que operaban los
determinadas y reflejaban, e incluso reforza- comerciantes europeos. Los instrumentos de
ban, la jerarquía política y social existente. D e control del comercio y el crédito eran funda-
ahí que la dialéctica de las relaciones entre mentalmente políticos. El Estado, en sus m a -
grupos de actores, y entre las clases económi- nifestaciones metropolitanas o coloniales, en
cas, se diferenciaban en su mayor parte del sus encarnaciones civiles o militares, era res-
conflicto entre trabajo y capital, que ha sido la ponsable de la creación y el desarrollo de la
característica predominante m á s recientemen- actividad comercial. El Estado era capaz de
te. impulsar los flujos de productos en las direc-
ciones deseadas. El Estado era el instrumento
El elemento central determinante del poder
esencial de la movilización del capital, que
económico, y en consecuencia político, no fue
podía así ponerse a trabajar a las órdenes de la
«la propiedad de los medios de producción».
clase comercial-empresarial. Y el Estado ejer-
Es m á s , el concepto m i s m o de «propiedad pri-
cía la autoridad última sobre el sistema finan-
vada», con la libertad implícita de utilizar esta
ciero en el que reposaba el crédito comercial y,
propiedad c o m o se le antoje al propietario,
en consecuencia, el comercio mismo.
tardó m u c h o en imponerse en lo que respecta
a los recursos naturales, la m a n o de obra y el
capital financiero. E n muchas de las socieda-
des metropolitanas este concepto no salió de la Perfil histórico d e C a n a d á
infancia durante la mayor parte del medio
milenio o, en el mejor de los casos, apenas Los procesos que influirían en la evolución de
alcanzó la adolescencia. En muchas sociedades Canadá, y del resto de América, dieron co-
no europeas ni siquiera llegó a concerbirse. mienzo con la caída de Constantinopla en
Por consiguiente, el lento y desigual proce- 1453 y la amenaza del resucitado imperio oto-
so por el cual las relaciones de propiedad pri- m a n o , que pusieron en peligro las estructuras
vada se difunden a través de una g a m a cada tradicionales del comercio entre Oriente y O c -
vez mayor de relaciones humanas es el objeto cidente. La reacción se materializó en un es-
de gran parte de la historia del medio milenio fuerzo por encontrar rutas alternativas hacia el
poscolombino. Oriente y nuevos proveedores de metales pre-
Durante casi toda esta época la m á x i m a ciosos.
aproximación a la actividad del «mercado li- Portugal ocupaba una posición privilegiada
bre» no se dio en la asignación de elementos en el mercado de artículos suntuarios proce-
esenciales para la producción, sino en el proce- dentes de Oriente y España se apoderó de la
Canadá en la era poscolombina 555

mayor parte del continente americano y con- no tenían utilidad alguna c o m o m a n o de obra
troló el suministro de los metales preciosos del local en una economía basada en la pesca, y
Nuevo M u n d o ; por consiguiente, las potencias eran demasiado pocos para poderse exportar
del norte de Europa, que habían llegado tarde rentablemente c o m o esclavos- siguieron fatal-
al reparto, tuvieron que idear estrategias di- mente el camino hacia la extinción de tantos
versivas para obtener una parte del botín de la otros pueblos aborígenes.
explotación y conquista de los territoios de ul- Por su parte, Francia obedeció a motiva-
tramar. ciones similares. Su búsqueda del pasaje del
El siglo y medio que siguió a la expedición noroeste, y de metales preciosos, la condujo
se caracterizó por el predominio del metalis- también a Terranova. Pero, además, Francia
m o , una doctrina primitiva basada en diversas afirmó antes su pretensión imperial en el sep-
consideraciones geoestratégicas,fiscalesy co- tentrión de América creando, a comienzos del
merciales, que dio lugar a una alianza de con- siglo xvii, un asentamiento fortificado en el
veniencia entre los mercaderes y los príncipes río San Lorenzo, uno de los principales siste-
para promover sus intereses mutuos mediante m a s fluviais que da acceso al interior del conti-
la expansión ultramarina. Para llevar a buen nente. Desde este primer asentamiento, Fran-
término sus proyectos, el Estado necesitaba cia se dedicó al lucrativo comercio de pieles.
medios financieros, y la imposiciónfiscaldel U n aspecto típico de esta época era que los
comercio internacional (la única fuente de agentes y los mercaderes europeos se instala-
nuevos suministros de plata) permitía fomen- ban en puntos geográficos que les permitían
tar su poder en el país en el extranjero. Los controlar los intercambios comerciales entre
mercaderes, por su parte, necesitaban encon- los productores aborígenes y sus clientes de las
trar los medios de promover sus intereses co- metrópolis, situándose en particular en las
merciales en el país y en el extranjero, median- confluencias de los principales sistemas fluvia-
te el tráfico de artículos suntuarios. Y fue esta les y en los puertos comerciales establecidos.
filosofía la que indujo a realizar las primeras Incluso después de que la fase de relaciones de
exploraciones sistemáticas del potencial eco- intercambio entre los aborígenes y los euro-
nómico de las regiones septentrionales de peos cediese el paso - c o m o lo hizo inevitable-
América. m e n t e - a los asentamientos blancos, la coloni-
La reacción inglesa a los «descubrimien- zación blanca (y la infraestructura comercial
tos» ibéricos se tradujo, en el siglo xvi y co- que la acompañaba) siguió con frecuencia ru-
mienzos del XVII, en una búsqueda, patrocina- tas comerciales ya creadas y operativas en la
da por la Corona, de un pasaje noroccidental era anterior a los contactos, o al comienzo de
al Oriente y, al m i s m o tiempo, de yacimiento éstos.
de oro y plata. Estos primeros viajes septen- El contacto entre los sistemas económicos
trionales suscitaron un vivo interés por Terra- de los europeos y los indígenas no dio lugar de
nova, y hubo una pugna por asegurarse dere- m o d o automático e inevitable a la ruina de
chos absolutos de propiedad sobre este territo- esos últimos por efecto de las fuerzas corrosi-
rio. Las grandes pesquerías de la zona añadían vas de las relaciones de intercambio de merca-
interés comerciales a los objetivos político- do. Es más, en las primeras fases el sistema
militares, sosteniendo una reserva de marine- socioeconómico aborigen se mantuvo delibe-
ros ejercitados y de buques armados en tiempo radamente intacto, aunque sus fundamentos
de paz, a los que recurrir en tiempos de guerra, morales sufrieron la erosión causada por el
mientras que la producción de pescado podía cambio profundo en la motivación y la direc-
intercambiarse con la plata de Europa meri- ción de la actividad económica de la sociedad.
dional. E n la propia Terranova se creó una Así, por ejemplo, en América del Norte las
sociedad violenta compuesta de marginales, pieles, que un principio eran un producto inci-
en una economía esencialmente de monoculti- dental de la caza destinada a la alimentación,
vo que estuvo desprovista de instituciones se convirtieron en objetos codiciados por su
normales de gobierno civil hasta bien entrado valor de intercambio con bienes europeos. D e
el siglo xix. U n efecto lateral de ello fue que m o d o análogo, en Africa Occidental los escla-
los indígenas beothuk de Terranova -que pro- vos, cuya captura había sido, en principio,
ducían artefactos de escaso valor comercial, incidental (por razones de prestigio bélico), se
556 R.T. Naylor

convirtieron en un objetivo explícito de Ia gue- reducir la demanda de efectivo promoviendo


rra, una vez establecido su valor comercial. la autosuficiencia dentro del imperio, al tiem-
Las relaciones de intercambio entre los dos po que se aumentaba el suministro exportando
sistemas sociales no pusieron de inmediato el el excedente imperial. Los recursos producti-
avasallamiento del débil por el fuerte, sino que vos del imperio producían un excedente sobre
más bien se creó una simbiosis entre los dos las necesidades nacionales que podía desviarse
por conductos diplomáticos y consuetudina- a la América española o portuguesa, donde se
rios y sobre una base social, y no mediante vendía a cambio de plata, y ésta a su vez se
operaciones individuales de mercado. Las con- reexportaba a Oriente para comprar productos
secuencias revolucionarias de la-mercantiliza- suntuarios cuya reventa subsiguiente propor-
ción administrativa tardaron un cierto tiempo cionaba un beneficio neto de metales precio-
en manifestarse plenamente, y acabaron por sos.
arrasar tanto las instituciones aborígenes Estos amplios conceptos estaban conteni-
c o m o las establecidas inicialmente por los eu- dos, aunque de manera desordenada, en la
ropeos. estructura de los sistemas imperiales que In-
El comercio de pieles de Francia con la glaterra y Francia crearon a finales del siglo
población aborigen no sólo consolidó su insta- xvii y comienzos del x v m . En el primer esla-
lación territorial y diplomática con un sistema bón de la cadena política y económica de m a n -
de alianzas militares, sino que además propor- do se encontraba la metrópolis, los centros
cionó a ese país un producto de lujo que podía manufactureros de los imperios y los depósitos
reexportarse a los mercados europeos a cam- por los que tenían que pasar los productos
bio de metales preciosos. Así pues, la presen- coloniales en su tránsito hacia los mercados
cia francesa en América el Norte fue a la vez extranjeros. E n la base se encontraban las
militar y comercial, representando a su m a n e - plantaciones coloniales de las Indias Occiden-
ra la m i s m a combinación de objetivos estraté- tales, que producían sobre todo azúcar, pero
gicos y económicos que caracterizó la primiti- también tabaco, algodón, café y otros produc-
va presencia inglesa en Terranova. También tos tropicales. Desde un principio la relación
sus efectos secundarios fueron similares, ya de producción de las plantaciones se basó en la
que los indígenas hurones fueron eliminados esclavitud, y ello definió de un m o d o m á s o
c o m o consecuencia de las rivalidades comer- menos automático las funciones de las otras
ciales con otras tribus. regiones del imperio. Los centros de tráfico de
Elflujoconstante de plata de América, que esclavos de la costa africana proporcionaban
entraba en Europa a través de España, alimen- la m a n o de obra. Las pesquerías del Atlántico
tó la expansión comercial europea durante la Norte (especialmente de Terranova) suminis-
era de la economía metalista. Pero a comien- traban proteínas baratas para alimentar a los
zos del siglo xvii el ritmo de suministro des- esclavos. Y c o m o el sistema colonial exigía
cendió repentinamente, coincidiendo con una que las colonias de plantaciones se especializa-
crisis económica y política general que causó sen en productos exportables, las colonias de
la decadencia ibérica y la elevación de la bur- clima templado de América del Norte (parti-
guesía al poder político, especialmente en los cularmente Nueva Inglaterra y Nueva Francia)
países del Atlántico norte, con la consiguiente propocionaron grano, madera, caballos de tiro
aparición de una economía política nueva y y otros productos similares.
más perfeccionada. Aunque muchas de las políticas aplicadas
La economía metalista se había concentra- (tal vez la mayoría de ellas) eran respuestas
do en el comercio de productos suntuarios de concretas a situaciones específicas, dichas po-
ultramar, proceso en el cual la clase mercantil líticas solían estar en consonancia con los li-
nacional desempeñaba con éxito las funciones ncamientos generales de la teoría mercantilis-
de intermediario, con el beneficio consiguien- ta. Y con arreglo a esos principios, afinalesdel
te para las arcas reales. El mercantilismo fue siglo xvii y comienzos del x v m ambas poten-
m u c h o m á s allá, ideando un sistema de comer- cias se esforzaron sistemáticamente en transfe-
cio colonial y extranjero que completamenta- rir sus instituciones socioeconómicas a Améri-
ba las actividades nacionales de producción. ca del Norte.
En breves términos, el objetivo consistía en A pesar de la aparente semejanza de sus
Canadá en la era poscolombina 557

estructuras, los imperios mercantiles de las vantaron las restricciones a la movilidad de la


dos grandes potencias emprendieron rumbos m a n o de obra (incluida la molesta tendencia
distintos a medida que avanzaba el siglo x v m . de los campesinos a reclamar una cierta segu-
La clave de las diferentes trayectorias de desa- ridad de tenencia de la tierra que trabajaban
rrollo, y, desde luego, de gran parte de la histo- para otros), y se dieron los primeros pasos
ria de la parte septentrional de América del (mediante la modificación de los controles de
Norte, se encuentra en el desequilibrio entre cambios y la difusión del patrón oro) hacia la
las colonias norteamericanas y las caribeñas. creación de un mercado libre de dinero y capi-
Las Indias Occidentales francesas eran m á s tales.
ricas que las islas inglesas, y el azúcar francés En Gran Bretaña, este proceso nacional
excluía regularmente al azúcar inglés de los impuso la reforma a fondo del imperio exte-
codiciados mercados exteriores, que eran los rior. Las colonias dejaron de ser principalmen-
únicos que podían pagar en metálico. Pero, a te fuentes de artículos suntuarios o de produc-
la inversa, lo propio ocurría con las colonias tos tropicales, y aumentó su valor c o m o mer-
m á s septentrionales de clima templado. cados para la producción masiva del aparato
Nueva Inglaterra (junto con Nueva York y industrial metropolitano, fuentes de «bienes
con las colonias del interior de lo que serían salariales» (grano, lana y madera), y lugar de
los Estados Unidos) se convirtió en una econo- extradicción de campesinos rebeldes y obreros
mía floreciente y diversificada, capaz de satis- industriales desplazados permanentemente.
facer no sólo la demanda de las colonias ingle- En las colonias, esta población excedentária
sas del Caribe, m á s atrasadas, sino también la dejaba de ser una fuente de gastos para el
de las prósperas islas francesas. Esas colonias erario metropolitano y proporcionaría m a n o
inglesas del norte, y en particular Nueva Ingla- de obra para las explotaciones agrarias, mine-
terra, habían evolucionado a partir del mer- ras o madereras, así c o m o un mercado cada
cantilismo, hasta el punto de exigir el levanta- vez mayor para la producción de la metró-
miento de las restricciones imperiales que polis.
aherrojaban el comercio mundial de produc- El interior de Canadá, y m á s concretamen-
tos. te la frontera agraria de Ontario, fue el prototi-
En cambio Nueva Francia (Canadá) tenía po de las nuevas colonias. Se alentó la emigra-
una población reducida, una sociedad domi- ción en masa, a raíz del cambio de la estrategia
nada por los militares y una economía doble colonial, aparecieron nuevas instituciones que
basada a la vez en la agricultura de subsisten- sustituyeron a los viejos mecanismos de la era
cia y en la exportación de un producto suntua- mercantilista, de un gobierno basado en una
rio, las pieles. En breve, era una economía m á s aristocracia militar, por otros m á s cercanos a
apropiada para las instituciones políticas y so- una democracia liberal incipiente, por lo m e -
ciales de la superada era del metalismo que nos en los asentamientos anglosajones.
para el sistema de mercado que empezó a N o obstante, a medida que avanzaba el
manifestarse durante la era mercantilista. siglo y aumentaba la productividad industrial,
Nueva Francia (Canadá) se incorporó al muchas de las viejas colonias, e incluso nuevas
sistema mercantil británico justo a tiempo de dependencias económicas c o m o las de Hispa-
compartir la decadencia y la caída de este noamérica, dejaron de tener una importancia
sistema, c o m o consecuencia de las revolucio- vital para los proyectos imperialistas. El foco
nes americana y francesa, y de la revolución primordial de la estrategia comercial exterior
industrial. D e resultas de ello, los preceptos y de Gran Bretaña era ahora doble: por una
prácticas del comercio, y por ende de la colo- parte abrir mercados en la India y en otros
nización, cambiaron radicalmente. países de Asia y, por la otra, garantizar su
En los dos primeros tercios del siglo xix el suministro regular de cereales y materias pri-
mecanismo de mercado, que ya regulaba la m a s industriales de los E E . U U . La era de la
distribución de los productos, se convirtió industria primitiva cedió el paso a la edad del
también en el principal medio de asignación vapor y el acero, el libre comercio y la libre
de los «factores de producción», o sea, la tie- circulación de capitales. Las colonias nortea-
rra, la m a n o de obra y el capitalfinanciero.La mericanas m á s antiguas -Terranova, las In-
propiedad de la tierra se comercializó, se le- dias Occidentales o C a n a d á - eran de utilidad
558 R.T. Nay lor

marginal, salvo c o m o instrumentos de nego- A continuación venían los territorios agra-


ciación comercial con los Estados Unidos. rios centrales del Canadá (el futuro Ontario),
En este contexto, Gran Bretaña decidió, meta principal en las provincias británicas de
por recomendación de sus círculos financieros, quienes, huyendo de las tribulaciones econó-
reducir el costo de mantenimiento de las vie- micas de la revolución industrial, crearon una
jas colonias norteamericanas (y garantizar m e - sociedad en la que el conservadurismo social
jor el pago de sus deudas a los financieros británico y los ideales de la democracia esta-
británicos), creando una unión política de las dounidense estaban en constante conflicto. Si
antiguas colonias, en gran parte poco renta- bien en un principio estos territorios constitu-
bles. Este es el origen de la que sería la Federa- yeron una economía agraria en expansión, ha-
ción de Canadá. U n a federación de margina- cia el decenio de 1860 la contracción de los
dos. mercados ingleses, la amenaza del «dumping»
de productos estadounidenses, la búsqueda de
nuevas tierras más al oeste y la gravosa carga
Creación del Estado canadiense de la deuda pública causada por la expansión
En la costa oriental, las colonias eran un bati- de los ferrocarriles, obligaron a las autoridades
burrillo de asentamientos atrasados y residuos coloniales a aceptar la idea de una gran unión
comerciales de la Revolución americana, que de las dependencias británicas en América del
no habían acompañado en el proceso de inde- Norte, c o m o solución desesperada.
pendencia a los Estados hermanos de Nueva En la parte central del continente, la arcai-
Inglaterra principalmente porque la lealtad a ca economía de los tramperos, los criados mes-
la Corona era, por lo menos a corto plazo, más tizos y los ocupantes blancos que dependían
rentable. La prosperidad dependía diversa- del comercio, dirigida por la Hudson's Bay
mente de los gastos militares británicos (ame- C o m p a n y , se vio obligada finalmente a adap-
nazados cuando disminuían las tensiones con tarse a los tiempos, renunciando a sus dere-
los E E . U U . ) , la demanda inglesa de productos chos territoriales y a sus privilegios políticos.
forestales (amenazada por elfinaldel régimen Muchos factores intervinieron en la acepta-
de protección de los productos coloniales en ción forzada del cambio: el apetito de tierras
los mercados británicos) y la situación comer- de Canadá, la fiebre ferrocarril en los Estados
cial de las Indias Occidentales británicas (en Unidos, que renovó la amenaza anexionista a
constante empeoramiento debido al desplaza- la América británica y, lo que no es menos
miento a las Indias Orientales del centro de importante, los acontecimientos registrados en
gravedad del Imperio). el otro hemisferio. E n 1857-1858, la revolu-
M á s al oeste se encontraba Quebec, el que ción india obligó al Imperio Británico a rees-
fue corazón de Nueva Francia, desconectado tructurar el gobierno de su posesión más pre-
de ésta y tratado con bondadosa negligencia ciada, y a liquidar la British East India C o m -
por Gran Bretaña, a condición de que perma- pany (Compañía de las Indias Orientales britá-
neciese en un estado de docilidad política y nicas). Esto representó una advertencia para la
sumisión económica. E n el contexto de la Hudson's Bay C o m p a n y , el último monopolio
América del Norte, aparecía c o m o una socie- de la era mercantilista, de que sus días estaban
dad singular. Partiendo de una base demográ- contados.
fica mínima de unos miles de inmigrantes del En la parte más occidental del país, la C o -
siglo x v n (derivada de un número aún m á s lumbia Británica pertenecía a una economía
reducido de familias, principalmente norman- del Pacífico derivada del tránsito de una eco-
das y bretonas), Quebec se convirtió en una nomía eurocéntrica a otra basada en el patrón
sociedad con una identidad cultural y lingüís- oro, y creada por el m i s m o complejo de fuer-
tica distinta incluso de la francesa, y caracteri- zas comerciales y estratégicas que habían in-
zada por una fuerte lealtad tribal y una sólita ciado las guerras del opio en China. La econo-
tradición de rechazo a la asimilación al medio mía de la Columbia Británica se basó primero
anglosajón. Su caso tenía poco que ver con las en el comercio de pieles con China, y después
«nuevas» sociedades de la era poscolombina, en las sucesivas «fiebres del oro» que tanto
con la posible excepción de la sociedad creada influyeron en la propagación del libre comer-
por los colonos holandeses en Sudáfrica. cio multilateral internacional desde mediados
Canadá en la era poscolombina 559

hastafinalesdel siglo XIX. Cuando terminó el fío al poderío mundial británico. Durante esta
comercio de pieles con China y se agotaron los época de decidido imperialismo, las potencias
yacimientos de oro, la utilidad de la Columbia europeas empezaron a delimitar sus zonas de
Británica para el Imperio se redujo considera- influencia comercial en todo el globo, a prote-
blemente, y acabó por desaparecer cuando ger sus industrias nacionales, a buscar merca-
dejó de ser una economía regional en expan- dos garantizados y fuentes exclusivas de mate-
sión para convertirse en otra cargafiscalde rias primas en ultramar, a competir agresiva-
ultramar para el contribuyente británico. mente para encontrar lugares donde invertir
Todos estos fragmentos de la América del sus excedentes de ahorros y a tender puentes
Norte británica se fusionaron entre 1867 y con sus nuevas dependencias mediante la pro-
1873, para constituir la actual Federación ca- moción de los transportes por ferrocarril y vía
nadiense. E n acusado contraste con los Esta- marítima y las líneas telegráficas.
dos Unidos, país nacido del rechazo revolucio- Lo propio ocurrió en la nueva Federación
nario, de las exigencias comerciales y los de Canadá. Los ferrocarriles canadienses, fi-
valores políticos de u n imperialismo poderoso nanciados con fuertes aportaciones de capital
y resistente, el Canadá fue una unión renuente británico, cruzaban el continente en c o m p e -
de desechados de un imperialismo indiferente, tencia con los ferrocarriles estadounidenses.
cuyas instituciones y valores trató desespera- La creación de un ferrocarril transcontinental,
damente de emular durante gran parte de su del Atlántico al Pacífico, representó el cumpli-
historia subsiguiente. miento de una misión imperial. U n a imagen
Lo curioso es que durante un tiempo la representativa de la época del ferrocarril trans-
cosa funcionó, y funcionó bien. Dirigido por continental, construido en gran parte con el
una clase empresarial anglocanadiense basada dinero de los contribuyentes canadienses, que
principalmente en Montreal, el Estado federal 'transportaba el grano de la India a los merca-
canadiense llevó a cabo eficazmente cuatro dos británicos pasando por las vacías praderas
operaciones primordiales de desarrollo: creó canadienses, con lo que se protegía a la Ingla-
una uniónfiscaly aduanera de toda la Améri- terra imperial de la catástrofe que hubiera, su-
ca del Norte británica para asegurarse los in- puesto un bloque del Canal de Suez. A d e m á s ,
gresos necesarios con miras a reembolsar los la apertura de una nueva fuente de productos
créditos contraídos por el Canadá o por sus básicos en territorio británico proporcionaba
diversas partes constituyentes con financieros un suministro garantizado de materias estraté-
ingleses; creó también una unión monetaria gicas -minerales, cereales, madera, etc.- al
basada en el patrón oro, para garantizar a los Imperio Británico. Y la creación de arterias
inversores extranjeros la repatriación de los comerciales en el Oeste canadiense contribuyó
intereses y dividendos en m o n e d a convertible; a desviar parte del flujo transatlántico de in-
reaccionó contra la negativa de los Estados migrantes, apartándolo de los E E . U U . , donde
Unidos, después de la Guerra Civil, a aceptar habrían promovido el poderío económico y
un acuerdo de libre comercio en América del militar de uno de los principales rivales de los
Norte, creando la infraestructura comercial ingleses, y dirigiéndolo a Canadá, cuya fideli-
necesaria para hacer lo m i s m o con la América dad al Imperio era inquebrantable. Estos inmi-
del Norte británica y, finalmente, promovió la grantes, a su vez, no sólo creaban un nuevo
apertura de los territorios interiores del norte mercado para los colonos blancos en el territo-
a los intereses madereros, mineros y agrícolas. rio británico, sino que además proporcionaba
Y sin embargo, lejos de ser una manifestación m a n o de obra para las grandes obras, las ex-
de la creciente conciencia nacional, todas esas plotaciones agrícolas y las industrias.
medidas no hicieron sino adecuarse a los obje- Así pues, la colonización blanca avanzó
tivos imperialistas de la época. paralelamente a la penetración canadiense en
La era del libre comercio y la expansión los nuevos territorios. En consecuencia, la últi-
económica mundial conoció un brusco fin en m a gran fase de penetración europea en el
1873. D e la depresión y la deflación consi- planeta fue también la fasefinalde la conquis-
guientes se siguió una renovación del imperia- ta de América del Norte por el hombre blanco.
lismo formal por parte de varias potencias Simultáneamente con la penetración de la R u -
europeas, y con ello una renovación del desa- sia imperial en los territorios turcos y persas
560 R.T. Naylor

del Asia Central, de Francia en Argelia y de los del poderío industrial estadounidense. Pero
Estados Unidos en el Oeste americano, se pro- esto sólo funcionó mientras Inglaterra estuvo
dujo la de la América del Norte británica, cuya presente para contrarrestar la influencia eco-
sociedad y economía aborígenes fueron exter- nómica, y por ende cultural y política, de los
minadas, aparte de unas pocas bolsas aisladas Estados Unidos.
de resistencia que sucumbieron en las décadas
siguientes.
Detrás de la conquista del Noroeste cana- La decadencia del sistema federal
diense por los mineros, leñadores, agricultores canadiense
y especuladores, detrás de la colonización y los
ferrocarriles, se encontraba el poderío del ca- Pese a una cierta mitología nacional que afir-
pital financiero británico. La prosperidad fe- m a su carácter excepcional, la historia de Ca-
nomenal y el ritmo frenético de desarrollo de nadá se halla inserta en elflujoy reflujo de la
Canadá afinalesdel siglo xix y principios del historia del imperialismo en el medio milenio
X X son directamente imputables a su acceso posterior al viaje de Colón. En Canadá, c o m o
privilegiado al mercado de capitales de Lon- en la mayor parte de América, las sociedades
dres. El sistema monetario,fiscaly financiero aborígenes fueron marginadas o destruidas
de Canadá se había configurado de m o d o que para franquear el paso a nuevas sociedades
tranquilizase a los inversores ingleses y de derivadas de las europeas; dentro de esas nue-
otros países respecto de la seguridad, estabili- vas sociedades la evolución institucional se
dad y libre convertibilidad en oro o en divisas produjo en forma de una adaptación selectiva
de sus activos en el Canadá. Ello se tradujo en de los modelos metropolitanos a las condicio-
una invasión de capitales británicos de inver- nes del N u e v o M u n d o ; y el desarrollo del Ca-
sión. Sólo los E E . U U . y la India consiguieron nadá se derivó en último término de un proce-
superar a Canadá en el total de préstamos so, a la vez constructivo y destructor, de
contraídos; y si el ritmo de aportación de capi- comercialización gradual de las relaciones eco-
tales hubiera continuado algunos años después nómicas mundiales a raíz de los «descubri-
de 1914, Canadá habría superado incluso a la mientos» de Cristóbal Colón y la penetración
India en su absorción total de inversiones bri- progresiva de la influencia europea. Es más, la
tánicas. existencia m i s m a del país c o m o estructura fe-
Empero, mientras que todas esas fuerzas y deral sólo puede explicarse en función de los
acontecimientos servían para consolidar la po- imperativos geoestratégicos de las relaciones
sición de Canadá c o m o eje de la economía imperialistas euroamericanas.
imperial británica afinesdel siglo xix, al pro- N o obstante, los días del imperialismo
pio tiempo cobraba forma una serie de interre- competitivo eurocéntrico han quedado m u y
laciones económicas de un tipo m u y distinto, atrás. Conjuntos de fuerzas más recientes -la
basadas principalmente en el sistema indus- continentalización y la mundialización- están
trial. Canadá se veía a sí m i s m o c o m o la Ingla- socavando rápidamente la razón de ser econó-
terra de América: y los responsables políticos mica (y por consiguiente política) de un Esta-
canadienses reaccionaron a la incipiente po- do federal canadiense.
tencia industrial de los E E . U U . con políticas Desde que terminó la primera guerra m u n -
destinadas a fomentar la introducción en Ca- dial y se derrumbaron los imperios eurocéntri-
nadá de empresas y tecnolqgías industriales cos, ha avanzado ineluctablemente la integra-
del país vecino., A medida que finalizaba el ción económica continental. Junto con la reo-
siglo xix y daba comienzo el siglo x x , el pro- rientación del comercio canadiense y los flujos
greso industrial canadiense se. basó de manera de inversión hacia los Estados Unidos, hay
creciente en las novedades estadounidenses, que señalar el auge de la regionalización eco-
sobre todo en las empresas de ¡corte nuevo, nómica; la vieja economía transcanadiense,
fundadas en la ciencia aplicada-y en la explota- controlada por el gobierno federal, dejó de ser
ción sistemática de los recursosTiaturales, con monolítica y las inversiones extranjeras, en
alta densidad de capitales. En la práctica, Ca- particulr estadounidenses, invadieron el país
nadá iba a ser la base que permitiría a la con miras a la explotación de los recursos na-
Inglaterra imperial aprovechar los beneficios turales de las diversas provincias, o por lo
Canadá en la era poscolombina 561

menos de las que disponían de esa riqueza. industrias basadas en m a n o de obra barata
Esas fuerzas dieron lugar a un aumento del frente a la integración continental de los flujos
poder relativo de los gobiernos provinciales, comerciales y el establecimiento de industrias
en detrimento de la autoridad federal. Las fun- de alta densidad científica y de capitales, la
ciones clásicas del gobierno federal en la eco- vieja simbiosis entre el capital anglófono y la
nomía política de Canadá están hoy casi c o m - m a n o de obra francófona llegó también a su
pletamente superadas. Hace tiempo que el fin. La conexión canadiense fue perdiendo im-
gobierno federal cedió a los gobiernos la m a - portancia frente a la nueva economía del Q u e -
yor parte de las competencias en lo relativo a bec, dirigida por una incipiente elite política
la explotación de nuevos recursos. El papel francófona y basada no ya en el antiguo prole-
que solía desempeñar el gobierno federal en la tariado urbano, sino en los recursos naturales
creación y defensa de un mercado c o m ú n de la del norte del Quebec, cuyo mercado m á s lógi-
América británica ha caído gradualmente en co es la zona adyacente de Nueva Inglaterra-
desuso frente al impulso continental de los Nueva York.
Estados Unidos y la reorientación paulatina El proceso de integración paulatina en un
de los flujos comerciales a lo largo de un eje complejo comercial y financiero dominado
Norte-Sur. D e m o d o análogo, el sistema m o - por los Estados Unidos, y el correspondiente
netario y bancário unificado se ha ido erosio- aumento del poder de las autoridades provin-
nando, en parte por causa de la expansión ciales canadienses a expensas del Estado fede-
encubierta de la jurisdicción provincial y en ral, amenazaba con socavar la razón de ser
parte también por el proceso irresistible de la política del Estado federal canadiense; no obs-
integración financiera internacional. Incluso la tante, el proceso se detuvo momentáneamente
uniónfiscalha sido gravemente socavada por con la aparición, después de la segunda guerra
la creación de estructuras tributarias propias mundial, del Estado asistencial y bélico m o -
en los gobiernos provinciales, y por la devolu- derno, que confería nuevas responsabilidades
ción de un volumen creciente de los ingresos a los gobiernos centrales de las antiguas fede-
fiscales recaudados por el estado federal. raciones. Pero, con los recientes cambios del
U n factor que intensifica el efecto de la escenario mundial, incluso estas funciones es-
regionalización y la integración continental en tán siendo erosionadas.
la erosión de las bases económicas de una Las tendencias mundiales actuales apuntan
unión federal en Canadá es la resurgencia del a varias direcciones inquietantes. H a n saltado
nacionalismo en el Quebec o, mejor dicho, el barreras tradicionales al comercio internacio-
paso de su nacionalismo tradicional de una nal de servicios que protegían implícitamente
plataforma etnorreligiosa a otra territorial. a las culturas nacionales m á s débiles. A d e m á s ,
Durante m u c h o tiempo la comunidad fran- el colapso del consenso social de la posguerra,
cófona coexistió fácilmente con la anglocana- que dio lugar en todo el m u n d o a gobiernos
diense, por fuertes que fueran los sentimientos fuertes dedicados a fomentar la justicia redis-
nacionalistas. Quebec era históricamente po- tributiva, ha venido a sumarse al peso muerto
bre, rural y m u y católico. Estas características que supone la deuda pública cada vez mayor
dieron lugar a un rápido crecimiento demográ- de los países, con la consiguiente m e r m a en la
fico, que excedió con m u c h o de la capacidad capacidadfiscalde los gobiernos de promover
de sustentación de las regiones agrícolas. D e el bienestar económico. Asimismo, los países
ahí que el Quebec rural exportara su población pequeños sufren presiones inexorables para in-
excedente a los Estados Unidos o a las grandes tegrarse comercialmente con los grandes blo-
ciudades, en particular a Montreal, donde ques comerciales regionales. Y los cambios en
constituyó un proletariado de bajos ingresos las prioridades estratégicas de las grandes po-
destinado a las necesidades de las industrias tencias han provocado la división de estados
de alta densidad de m a n o de obra, dominadas multinacionales, privados de su razón política
por los angloparlantes, que abastecían al mer- y económica de ser.
cado pancanadiense. Así pues, c o m o consecuencia a la vez del
Sin embargo, al descomponerse la vieja proceso de continentalización a largo plazo y
economía transcanadiense, vinculada al Impe- de las tendencias mundiales m á s recientes que
rio birtánico, con la decadencia de las antiguas promueven la privatización y la descentraliza-
562 R.T. Naylor

ción política, gran parte de las razones lógicas país, y un pesimismo generalizado acerca de
de la existencia de la federación canadiense, si las perspectivas económicas. Se trata de una
no todas, han desaparecido. El resultado de crisis estructural de proporciones sin prece-
ello es la reaparición del nacionalismo tribal dentes, cuyas consecuencias a largo plazo no es
en el Quebec, el predominio de las actitudes posible predecir por el m o m e n t o .
cínicas con respecto a la política en todo el
Las bases del desarrollo económico
de los Estados Unidos

Stuart Bruchey

Introducción ciones simultáneas, tanto si se expresa en sig-


nos c o m o en palabras, sería de una compleji-
Cuando hablamos de desarrollo (o moderniza- dad imposible, y probablemente inútil». Irma
ción, cualquiera que sea su significado), habla- Adelman ha propuesto que se utilice el símbo-
mos de crecimiento económico y de los cam- lo matemático U , para representar «el entero
bios sociales y culturales que lo acompañan, complejo social, cultural e institucional de la
unas veces c o m o causas y otras c o m o efectos. sociedad». N o obstante, añade Adelman, «la
Los analistas de los ciclos comerciales de bre- forma de la ecuación que regula el ritmo del
ve duración, que pasan del auge a la depresión cambio social y cultura no puede determinarse
en un plazo de 3 a 7 años, pueden ignorar sin una teoría completa del proceso histórico...
impunemente los lentos lo que supone desde luego
cambios que acompañan al una tarea abrumadora».
Stuart Bruchey es profesor de la Cáte-
crecimiento, encerrándo- dra Libra de Historia en la Universi- Walt W . Rostow ha trata-
los en la fórmula de ceteris dad de Maine y profesor emérito de la do de establecer un víncu-
paribus y dándolos por su- Cátedra Alian Nevins de Historia Eco- lo entre los factores a largo
nómica de los Estados Unidos en la
puestos. Así pues, las fuer- Universidad de Columbia. Asimismo, y a corto plazo, pero reco-
zas sociales y culturales se es copresidente de la Comisión Inter- noce que esto «multiplica
consideran no variables, nacional de Historia del Movimiento enormemente el n ú m e r o
Social y de las Estructuras Sociales. H a
que desempeñan papeles escrito varias obras de historia de la de variables y reduce las
pasivos c o m o factores cau- economía, la más reciente de las cuales posibilidades de hacer una
sales en los modelos (hipó- es la titulada Enterprise: the Dynamic exposición teórica estric-
tesis explicativas) del cam- Economy of a Free People (1990). Su
dirección es: 212 Main Street, Oróno, ta». Kuznets tenía razón,
bio económico. Los analis- Maine 04473, Estados Unidos de A m é - desde luego, cuando decla-
tas de los ciclos de creci- ró que «quizás no poda-
miento, aunque se ocupan m o s alcanzar nunca» u n
de cambios a largo plazo objetivo tan ambicioso
-ciclos de 18 a 20 años según Kuznets, de 100 c o m o es una teoría general del crecimiento.
años según Kondratieff- se ven obligados a H a y dos consideraciones principales que
hacer lo mismo. podrían impedir que se llegue nunca a una
Los estudiosos de los ciclos a largo plazo teoría general. La primera es que la importan-
coinciden en general en que es difícil, si no cia relativa de las causas del crecimiento varía
imposible, determinar los papeles causales que con los cambios históricos, en el contexto en
desempeñan los factores sociales y culturales, que se produce. La segunda guarda una estre-
y encajarlos en sus modelos. Evsey D o m a r , cha relación con la primera: las características
por ejemplo, ha escrito que ninguno de los comunes del crecimiento se combinan de tal
numerosos factores relativos al crecimiento m o d o que resultan profundamente afectadas
«podría considerarse una variable indepen- por la experiencia histórica única de la nación
diente propiamente dicha, y el sistema de rela- en que se registra. Si bien todos los países que

RICS 134/Diciembre 1992


564 Stuart Bruchey

emprenden un fuerte proceso de crecimiento ciones que predisponen al crecimiento es una


pueden hacerlo porque disponen de m á s facto- premisa sólida para predecir el crecimiento de
res de producción o de una mejor combina- una nación en particular. Para conseguir un
ción de esos factores - c o n la consiguiente ele- crecimiento económico sostenido, cada nación
vación de la productividad- las fuentes del precisa de una serie concreta de condiciones
crecimiento de la productividad son múltiples favorables en un contexto histórico único, y
y varían con el tiempo, y según los países. esta serie de condiciones es m á s fácil de reco-
Estas fuentes deben identificarse, aunque sea nocer a posteriori que de predecir.
difícil, si no imposible, asignarles valores nu- E n el artículo que figura a continuación,
méricos, especialmente con las rudimentarias m e propongo recalcar la importancia de varias
técnicas estadísticas de otras épocas. condiciones sociales y culturales previas al de-
Las naciones cuyas economías conocen un sarrollo. L a primera es un sistema de valores
crecimiento sostenido comparten característi- en el que se comparte ampliamente la idea de
cas comunes, pero esas características son que la mejora material es algo deseable; la
temporal y contextualmente idiosincráticas. segunda es una estructura social maleable en la
Todas ellas precisan de elevadas tasas de aho- que el éxito material pueda premiarse en parte
rro si quieren obtener los necesarios capitales con la movilidad vertical de la condición so-
para la inversión (o para reembolsar fondos cial; la tercera es un cierto espíritu emprende-
obtenidos de procedencias extranjeras), pero dor, tanto si proviene del sector privado c o m o
si, c o m o los Estados Unidos en el siglo XIX, el si es el gobierno quien lo impulsa, c o m o ha
país es de tamaño continental, necesitarán ocurrido afinalesde nuestro siglo con los «mi-
también mecanismos institucionales para nidragones» del Pacífico: Taiwan, Singapur,
transferir los capitales de lugares de relativa Malasia y la República de Corea; la cuarta es
abundancia a otros de relativa escasez. Todos la existencia de un ordenamiento jurídico y de
los países necesitan recursos naturales propios, políticas oficiales favorables al crecimiento.
o el acceso a los de otros, pero, c o m o hemos V a m o s a examinar brevemente la aparición
dicho, si son de tamaño continental necesita- histórica de esos y otros factores, favorables o
rán también sistemas de transporte para apro- desfavorables al crecimiento a largo plazo de
vecharlos. Todos los países precisan de siste- la economía estadounidense. Los estudiosos
m a s que garanticen jurídicamente los derechos de otros países dispondrán sin duda de sus
de propiedad, incluidos los creados por vía propias listas de elementos cruciales, y preferi-
contractual, y necesitan también dispositivos rán atenerse a otras fechas respecto de su in-
monetarios, crediticios y contables que facili- troducción en la historia nacional. Las c o m -
ten su transferencia. Todos ellos requieren se- plejidades interrelacionadas de la historia no
guridad para el movimiento físico del capital y cuantificable no pueden reducirse a generali-
la m a n o de obra; huelga añadir que una a m - zaciones, hilando demasiado delgado. Las ex-
plia disponibilidad de la información sobre los plicaciones dependen del juicio del historia-
precios, los salarios y los tipos de interés favo- dor, y no es posible eludir sus riesgos.
rece los cambios entre mercados. Por último,
todos necesitan una fuerza laboral educada. Y
sin embargo, la educación es un término elásti- La Norteamérica precolombiana
co que debe definirse en relación con las nece-
sidades tecnológicas del país de que se trate,
y la colonización blanca
necesidades que varían según el nivel de desa-
E m p e c e m o s por el principio, antes de que los
rrollo, los conocimientos pertinentes disponi-
europeos llegasen a América, y hablemos bre-
bles y los medios de difundirlos.
vemente de la civilización india que encontra-
La capacidad de satisfacer estas necesida- ron los ingleses en su intento de establecer
des comunes pero variadas para conseguir un asentamientos en Norteamérica a comienzos
crecimiento sostenido se da en diferentes paí- del siglo xvii. Historiadores recientes han lla-
ses en m o m e n t o s distintos de su experiencia m a d o a este proceso el «reasentamiento» de
histórica, aunque en algunos de manera im- los europeos invasores. N o obstante, los verda-
perfecta; otros carecen totalmente de ella. Pero deros invasores fueron las bacterias que lleva-
ni siquiera la frecuente similitud de las condi- ron a América centenares de exploradores y
Las bases del desarrollo económico de los Estados Unidos 565

traficantes antes del siglo x v n . La invasión desde luego, no estaban tan desarrollados
tuvo tanto «éxito» que acabó con la vida de c o m o lo estarían bajo los imperativos de la
m á s del 9 0 % de los nativos en la zona que revolución industrial, pero, aun así, para los
después serían los Estados Unidos. E n la épo- colonizadores el concepto «tiempo» tenía unas
ca en que los peregrinos desembarcaron en implicaciones que eran desconocidas de los
Plymouth Rock, en 1620, una población esti- indios. Estos cubrían sus necesidades vitales
m a d a en 10 o 12 millones de individuos había con la caza y los productos del suelo y del
quedado reducida a unos 850.000. agua, y no precisaban m u c h o m á s . Se dedica-
Los indios vivían en la Edad de Piedra, ban en cierta medida al comercio de pieles y
carecían de lenguaje escrito y, los que encon- obsidiana, cobre, textiles y otros artículos,
traron los colonos ingleses, vivían c o m o caza- pero la actividad mercantil desempeñaba un
dores y agricultores seminómadas. Sus hábiles papel relativamente menor en sus vidas. N o
artesanos construían artefactos tales c o m o ca- tenían por qué pasarse el día pensando en la
noas, mocasines, vestidos de piel y arcos y diferencia de valor entre los bienes de consu-
flechas. Los restos arqueológicos correspon- m o y los de capital, entre lo disponible de
dientes a periodos posteriores al siglo v m d . C . inmediato y lo que podía esperar para conse-
muestran que ya entonces practicaban la agri- guir un rendimiento mayor con el tiempo. P o -
cultura. Por fortuna para los colonos, los in- seyendo de sobras (casi siempre) todo lo que
dios no sólo les enseñaron el cultivo de plantas deseaban, vivían al día, en un presente cons-
tales c o m o el maíz, la calabaza, el calabacín, tante. Los niveles de vida de los indios en el
los fríjoles, las batatas y los melones, sino que siglo xvii probablemente no habían cambiado
además les mostraron c ó m o había que consu- desde tiempo inmemorial.
mirlas. Su conocimiento de las propiedades de En cambio, en Europa se había producido
las plantas se revela en el hecho de que m á s de una revolución comercial ya a comienzos del
200 medicinas empleadas por las tribus indias siglo xiv. Aproximadamente en esta época, los
con fines curativos se han incluido en un m o - italianos inventaron un sistema llamado con-
mento u otro en la Farmacopea de los Estados tabilidad de partida doble, que el m u n d o clási-
Unidos de América o en el National Formu- co no había conocido. A pesar de su nombre,
lary. Los inconvenientes que sufrían los indí- no consistía en un registro duplicado, un au-
genas sólo se pusieron de manifiesto en c o m - téntico y oculto a los curiosos, otro para ense-
paración con las ventajas de que gozaban los ñar. Se trataba simplemente de lo siguiente:
ingleses. c o m o se daba algo (bienes y servicios) y se
Entre ellas figuraban, ciertamente, las ar- recibía algo (bienes, efectivo o créditos) cada
mas de fuego, y la capacidad de llegar hasta vez que tenía lugar una transacción comercial,
playas remotas con barcos dotados de mapas e los libros tenían que reflejar las dos partes de
instrumentos de navegación. Otra ventaja la transacción. Supongamos, por ejemplo, que
-por lo menos en los asentamientos de Nueva alguien vende tabaco en efectivo. Esta persona
Inglaterra- era la convicción religiosa de los debe anotar el tabaco en el «haber» y el efecti-
puritanos de que Norteamérica era un territo- vo en el «debe». Cada cifra del «haber» ha de
rio salvaje en el que Satanás campaba por sus corresponder exactamente con otra cifra del
respetos, y que su deber era convertir a los «debe» (en otras palabras, la cuenta m e debe a
«salvajes» indios al cristianismo. Otra ventaja mí, el propietario, tal cantidad). L a aplicación
aún era la capacidad de escribir, especialmen- estricta de la contabilidad de partida doble
te para quitar las tierras a sus anteriores posee- permitía al propietario del negocio determinar
dores; los indios quedaban atónitos ante aque- en cualquier m o m e n t o cuánto debía a los de-
llas extrañas marcas negras en títulos de pro- m á s y cuánto le debían a él, y precisamente
piedad que eran incapaces de leer. Pero, a la cuánto había invertido en artículos de todas
larga, hubo elementos aún m á s importantes. clases. El sistema le permitía también mante-
Lo m á s importante, quizás, que escapaba a nerse al corriente de los cambios en la natura-
la comprensión de los indios era el alcance de leza de sus activos y pasivos, y calcular las
las necesidades de los ingleses. Al querer m á s pérdidas y las ganancias.
de lo que tenían, éstos se veían obligados a La invención de la contabilidad de partida
planear y calcular. Estos atributos culturales, doble permitió al comerciante ejercer un m a -
566 Stuart Bruchey

yor control racional sobre sus decisiones co- glo a los viejos esquemas. Los Estados Unidos
merciales. U n destacado historiador económi- del año 2000 se habrían diferenciado poco del
co alemán del siglo XIX, Werner Sombart, país de mil años antes.
llegó a decir incluso que el capitalismo y la
contabilidad doble estaban «íntimamente co-
nectados entre sí, en su forma y en su conteni- Aspiraciones de los colonos
do». Su contemporáneo aún m á s distinguido, ingleses
M a x Weber, se mostró de acuerdo.
A m b o s expertos exageraban la importancia El que esto hubiera sido «malo» o «bueno»
de la innovación italiana, aunque sólo fuera depende de c ó m o se mire. Los indios, satisfe-
porque la necesidad de noticias al día sobre los chos sin duda del m o d o en que vivían antes de
precios y los suministros en ruta hacia los la llegada de aquellos agresivos forasteros, se
diversos mercados era m á s importante en la vieron empeñados en una justa y valerosa de-
economía preindustrial de los siglos xvii y fensa de sus gentes, su entorno y su estilo de
xviii que los registros que permitían calcular vida.
los beneficios o las pérdidas de anteriores in- ¿Qué sabemos acerca de la clase de vida a
versiones. A d e m á s , en la época de las primeras que aspiraban los colonos ingleses? ¿Cuáles
migraciones a América, sólo las mayores e m - eran sus móviles y sus ambiciones? ¿Cuáles, su
presas mercantiles- inglesas estimaban útil lle- condición social y sus oficios? ¿Qué aspectos
var una contabilidad de partida doble. N o obs- de su cultura podían haber ejercido un impac-
tante, en América incluso los pequeños merca- to en sus valores, en particular el valor atribui-
deres empleaban este sistema de contabilidad; do al éxito material? Las respuestas a estas
el testamento o «apología» del mercader bos- preguntas no se conocen a ciencia cierta. Sabe-
toniano Robert Keayne, de mediados del siglo m o s unas pocas cosas de algunos miembros
xvii, por ejemplo, da un testimonio inequívo- del grupo que creó el primer asentamiento
co de ello, y por lo menos en las últimas déca- inglés permanente, en Jamestown, Virginia, en
das del siglo xviii los grandes mercaderes de 1607. Sabemos m á s de la segunda inmigra-
Nueva York, Baltimore y otros lugares aprove- ción, que dio comienzo en el decenio de 1640;
chaban al m á x i m o las posibilidades del sis- y aún conocemos mejor los dos grupos de per-
tema. sonas con contratos de servidumbre que llega-
La contabilidad de partida doble no fue ron m á s entrado el siglo. El primer asenta-
sino de las muchas innovaciones resultantes miento casi acabó en catástrofe. Los suminis-
de la primera Revolución comercial. Antes, el tros escaseaban, los indios eran hostiles y las
comercio se llevaba a cabo principalmente m e - relaciones entre los dirigentes eran conflicti-
diante sociedades creadas para una sola opera- vas. Sin embargo, los colonos se concentraron
ción o envío comercial. Este procedimiento en la búsqueda de oro y de un pasaje al Pacífi-
fue reemplazado por el de empresas perma- co, y se olvidaron de cultivar la tierra. Des-
nentes, y aparecieron también los bancos y las pués del tercer invierno sólo quedaban 60
compañías de seguros. Estos dos tipos de e m - hombres, de un total inicial de 600. Después,
presas, últimos retoños de una cultura comer- nuevas aportaciones de suministros y personal
cial, revelaban el interés en controlar y mejo- reavivaron la colonia, y una distribución de
rar las condiciones materiales de la vida. Y , si tierras de la Virginia C o m p a n y proporcionó a
bien algunas de esas novedades apenas tuvie- los colonos un incentivo para trabajar por
ron repercusiones para la América colonial -la cuenta propia. Antes de esto, los dirigentes
banca comercial, por ejemplo, no aparece en atribuían sus problemas al número de fracasa-
norteamérica hasta comienzos del decenio de dos y señoritos que engrosaban susfilas,perso-
1780- con el tiempo se combinarían con otras nas «que no habían trabajado un solo día en su
clases de mejoras tecnológicas y de organiza- vida». H a y que reconocer que el trabajo nunca
ción para elevar los niveles de bienestar del ha sido m u y apreciado entre la alta sociedad.
norteamericano medio. En los primeros tiempos de los imperios,
Si los europeos no hubieran asomado nun- en todos los asentamientos americanos de las
ca a esas playas, la cultura de los indios habría potencias europeas podía encontrarse a caba-
seguido funcionando probablemente con arre- lleros y soldados de fortuna de las clases no-
Las bases del desarrollo económico de los Estados Unidos 567

bles. Sus objetivos no son difíciles de c o m - emigrar? N o podemos, desde luego, saberlo
prender. La búsqueda de metales preciosos, la con certeza. Algunos no emigraron voluntaria-
codicia de botines, tierras y títulos nobiliarios mente. Unos eran trasladados a América en
fueron las principales fuerzas motrices de las cumplimiento de una sentencia penal por ha-
empresas coloniales de España en el siglo xvi. ber transgredido la ley inglesa. Otros eran sim-
Los primeros que llegaron al Nuevo M u n d o plemente raptados y subidos a la fuerza a bor-
pertenecían a la pequeña nobleza o a clases do de un buque en un puerto inglés cualquiera.
inferiores, y no a la alta aristocracia, y en Pero la gran mayoría se marchó de Inglaterra
general eran hombres con experiencia en las porque quería marcharse, algunos de ellos, sin
guerras. Quizás a los «hidalgos» les gustara duda, en un esfuerzo por escapar de una situa-
más arriesgarse que a las otras clases sociales, ción económica ingrata. Muchos, sobre todos
pero,, sea c o m o fuere, lo cierto es que su pre- en los primeros años del siglo x v n , lo hicieron
sencia es conspicua en empresas de alto riesgo seguramente en respuesta a los llamamientos
y rápido beneficio, de excitación, romance y patrióticos para «crear una nación donde no
constante peligro. Para los historiadores de la había ninguna antes». N o hay que subestimar
presencia inglesa en las Indias Occidentales, el la importancia de los numerosos sermones y
Caribe era «un antro de tahúres», el «salvaje folletos de propaganda que crearon un fuerte
Oeste» de los siglos xvi y x v n . También acu- sentimiento de misión nacional, aunque en
dían caballeros a la Norteamérica inglesa en gran parte estaban patrocinados por promoto-
los primeros tiempos, pero hacia 1630 su nú- res, inversores y participantes en operaciones
mero había disminuido hasta la insignifican- mercantiles coloniales. C o m o han reconocido
cia. Algunos perecían a manos de los indios, estudiosos de todas las épocas, otros (por
otros se ahogaban, otros aun (quizás el grupo ejemplo, los Padres Peregrinos) buscaban un
más numeroso) regresaban a Inglaterra, enfria- refugio en el N u e v o M u n d o para practicar
do su entusiasmo por la realidad prosaica de la libremente su religión. Según una autoridad,
vida en las colonias. entre los miembros de la oleada de colonos
En cuanto a los representantes de las capas que llegaron a Norteamérica en los últimos
altas de la sociedad británica, quienes iban a decenios del siglo x v n , «había tantos disiden-
América y se quedaban en ella no eran los tes religiosos que casi puede decirse que todos
aristócratas o los caballeros, sino aquellos que lo eran».
«estaban lo suficientemente próximos a la no- Ningún conjunto de motivos puede abarcar
bleza para sentir con la m á x i m a intensidad las plenamente todas las variedades de la expe-
penas de la indigencia». Estos formaron parte riencia h u m a n a , reflejarfielmentela presencia
de la segunda generación de inmigrantes, que de motivaciones adicionales c o m o son la cu-
empezaron a llegar a las costas de América del riosidad, la sed de aventuras o el deseo de
Norte a partir del decenio de 1640. Segundo- liberarse de lazos conyugales, legales o de otro
nes sin perspectivas en Inglaterra, y otros hijos tipo. L o que es m á s importante, no puede
menores de importantes familias de comer- suponerse que ningún motivo explique por sí
ciantes y terratenientes con buenas conexiones solo la decisión tomada. La mayoría de seres
en los círculos mercantiles y gubernamentales humanos actúan en respuesta a una serie de
de Londres, estos emigrantes esperaban encon- pulsiones, y la introspección ofrece poco fun-
trar puestos de m a n d o social y político en los damento para afirmar, cuando se trata de
vastos Estados de Norteamérica. Eran los asuntos de peso, que es posible entender ple-
Bland, los Burwell, los Byrd, los Carter, los namente y conocer con precisión sus grados
Ludwell y los Mason, la mayoría de los gran- relativos de importancia. E n el caso de John
des nombres de Virgina en el siglo XVIII. Frus- Winthrop, líder de la Gran Migración de puri-
trados en sus esperanzas de conseguir riquezas tanos a Massachusetts, en 1630, y fundador de
y honores en el Viejo M u n d o , pronto alcanza- una nueva ciudad de Dios, su motivación era
ron ambas cosas en el Nuevo. bien material, c o m o veremos: «Mis medios
¿Y qué decir de los otros, no sólo los que se aquí (en Inglaterra) se han reducido tanto (mis
instalaron en Virginia en el siglo xvn, sino los tres primeros hijos han llegado a la mayoría de
que lo hicieron en la bahía de Massachusetts y edad) que no podré seguir viviendo y trabajan-
en otras partes? ¿Qué motivos les indujeron a do donde lo hago ahora... ¿y con qué comodi-
568 Stuart Bruchey

dades podré vivir con 7 u 8 criados en un lugar el francés Marc Lescarbot indica tres cosas que
y condición donde durante muchos años he «mueven a los hombres a buscar tierras remo-
estado gastando de 3 a 400 libras al año, y tas e irse de sus hogares. La primera es el deseo
mantener una carga tan gravosa?» A finales de mejorar. La segunda es cuando una provin-
del decenio de 1640 los terrenos de propiedad cia está llena de gente que rebosa... La tercera
de Winthrop en Boston y en sus alrededores son las divisiones, disputas y litigios». Cuaren-
eran m á s vastos que los de la mayoría de los ta y una cartas recientemente publicadas, es-
restantes propietarios. En su caso (¿y en cuán- critas en el siglo xvi por colonos españoles de
to otros?) los motivos religiosos y materiales la ciudad mexicana de Puebla a sus familiares
estaban igualmente presentes, ¿y quién podría de España, testimonian el poderoso afán de los
decir cuáles eran m á s imperativos? colonos por encontrar «algo mejoro:
Así pues, el énfasis es una cuestión de crite-
rio. A m i juicio, la búsqueda de mejores condi- U n estribillo se repite constantemente a lo
ciones sociales y materiales influye considera- largo de toda la correspondencia: ésta es
blemente, tanto en el caso de los obreros no una buena tierra. ¡Venid! «Aquí ganaréis
cualificados o analfabetos c o m o en el caso más con vuestro trabajo en un mes que allí
aspiraciones». En respuesta a las fuerzas de en todo un año...» escribe Alonso Ramiro a
atracción y de repulsión, en un grado que es su cuñado. Diego de San Lorente, un sastre
imposible de calcular, un considerable número llegado a Puebla en 1564, le pide a su m u -
de ingleses con iniciativa y ambición dirigie- jer, cinco años más tarde, que vaya con su
ron sus aspiraciones al Nuevo M u n d o , para hijo de 10 años a reunirse con él. «Aquí
recuperar y mejorar el bienestar que el Viejo podremos vivir a placer, y estarás m u y con-
M u n d o les había recortado. tenta, y contigo a m i lado pronto seré
E n el año 1700 las colonias marineras de rico». Juan de Robles escribe a su hermano
América del Norte tenían una población esti- en Valladolid en 1532: « N o vaciles. Dios
m a d a en 250.000 personas, en su mayor parte nos ayudará. Esta tierra es c o m o si fuese
de origen inglés. Algunas habían nacido allí, nuestra, porque Dios nos ha dado más aquí
pero no sabemos cuál era su número en rela- que allí, y viviremos mejor».
ción al total de inmigrantes. T a m p o c o pode-
m o s saber con seguridad el número de ingleses Es indudable que, mientras que unos bus-
que emigraron a Barbados, Jamaica y las Islas caban escapar de la pobreza, otros «quizá fue-
de Sotavento en el siglo XVII. U n historiador ran movidos por el deseo de huir de las con-
de la presencia inglesa en el Caribe supone quevenciones sociales restrictivas de un país don-
por lo menos emigraron 30.000 ingleses en la de los antepasados y la pureza de la sangre
primera mitad del siglo x v n . Pero los ingleses
tanto representaban». Otros, c o m o demues-
no fueron los únicos emigrantes al N u e v o tran claramente las cartas de Puebla, eran
M u n d o en este siglo. Pequeños grupos de sui-
«hombres emprendedores y con iniciativa, de-
zos, suecos,finlandesesy franceses constituye- seosos de iniciar una nueva vida en un entor-
ron bolsas de población a lo largo de la costa no extraño para mejorar su suerte». Lo propio
norteamericana, c o m o los holandeses en las puede decirse de los ingleses del siglo x v n y de
orillas del Hudson y en el Caribe, y los france-
los miembros de otros grupos nacionales.
ses en Acadia (Nova Scotia) y en el Caribe Y ello siguió siendo así. Según el Registro
también. E n el siglo xvi, España envió al N u e -
de Emigración de Gran Bretaña para los años
vo M u n d o un número de colonos estimado en 1773-1776, interrogados acerca de «los moti-
200.000, principalmente a México, Perú y las vos de que quisieran abandonar el país», 2.532
Indias Occidentales, y los portugueses coloni- personas Cunto con 1.926 familiares a cargo),
zaron Brasil. ¿Puede decirse también que estos que no eran personas con contrato de servi-
grupos estaban movidos en gran parte por el dumbre y que dejaron constancia de sus moti-
deseo de mejorar su posición social y mate- vos para emigrar, respondieron que trataban
rial? opuesto. Por desgracia, es sumamente impro-
Subsisten poquísimos datos, pero hay m u - bable que podamos determinar nunca con pre-
chas, probabilidades de que fuera así. E n su cisión la proporción de la gran masa de emi-
Historia de la Nueva Francia, escrita en 1609, grantes de los siglos x v n y x v m que eran
Las bases del desarrollo económico de los Estados Unidos 569

cualificados y sabían leer y escribir. N o obs- en el mañana. Se trataba m á s bien de «un


tante, las listas subsistentes de personas con grupo de pequeños capitalistas, ambiciosos y
contratos de servidumbre proporcionan una agresivos», cuyo «ingenio, industria e iniciati-
importante información, m á x i m e teniendo en va» les distinguía c o m o hombres «resueltos
cuenta que la mitad de los inmigrantes colo- claramente a triunfar». Este fue un período de
niales (en una estimación m u y prudente) emi- rápidas transferencias de títulos de la propie-
graron en cumplimiento de un contrato de este dad de la tierra. Los hombres solían preocu-
tipo, según el cual el emigrante aceptaba traba- parse por mejorar su posición, y los pequeños
jar para un patrono determinado durante un propietarios agrícolas del siglo x v n progresa-
cierto.número de años, de ordinario cuatro, a ban más, y m á s deprisa, que sus antepasados.
cambio del pasaje a América. Existen dos lis- Pero era también un período de «cambios de
tas, una de las cuales corresponde a Bristol, fortuna, tanto entre los grandes c o m o entre los
desde 1654 hasta 1686; esta lista contiene los pequeños». La fluidez era quizás mayor que
nombres de m á s de 10.600 personas con con- nunca, pero un hombre podía igualmente al-
tratos de servidumbre que salieron de aquel zarse sobre los demás o hundirse. Cuando la
puerto. La segunda, del Condado de Middle- fortuna volvía la espalda, cuando un campesi-
sex, es m á s pequeña, con un total de 812 n o m - no que no cuidaba bien sus tierras las perdía, o
bres para el período de enero de 1683 a sep- cuando venían malos tiempos para los comer-
tiembre de 1684. El estudio de la lista de ciantes de textiles que se difundieron por toda
Bristol revela que está compuesta de cuatro la campiña inglesa en el siglo xvi, muchos
grupos en partes aproximadamente iguales: hombres ambiciosos dirigían sus pensamien-
agricultores, braceros, obreros especializados tos a América. «Desearía saber en qué condi-
en manufactura y servicios y jóvenes sin ofi- ciones vivís», escribía un mercader de Essex a
cio. La lista del Condado de Middlesex contie- sus parientes de Virgina, «porque m e temo
ne una proporción algo mayor de artesanos y que si los tiempos actuales se prolongan m u -
obreros capacitados, un número m u c h o mayor cho todos tendremos que ir a vivir a Virginia».
de obreros no cualificados y una proporción C o m o bien se ha observado, «no son los plena-
menor de jóvenes y agricultores. En breve, los mente desposeídos, sino los que sólo lo están
hombres con contrato de servidumbre consti- parcialmente, quienes conciben las mayores
tuían una muestra de una porción m u y amplia «de mejorar su condición, o querían instalarse
de la sociedad inglesa. El número de obreros en suelo americano, o esperaban establecer u n
cualificados entre los emigrantes bajo contrato asentamiento para sus familias, o iban a reu-
en el siglo x v n fue probablemente menor que nirse con sus familiares, con quienes estaban
en el siglo siguiente, c o m o es de esperar del en contacto, o bien suponían que allí podrían
cambio en las necesidades de una economía en ejercer sus oficios». El historiador les llama
desarrollo. «un pueblo de esperanza, no de desesperación.
Si bien las «clases medianas» inglesas Eran emprendedores, no derrotados».
-agricultores libres y ganaderos, y obreros es-
pecializados c o m o los albañiles, carpinteros,
tejedores, enlosadores y otros varios oficios- La economía colonial
no ocupaban seguramente una posición predo-
minante en los flujos de emigración del siglo Las personas emprendedoras no tratan necesa-
xvn, compuestos primordialmente de perso- riamente de obtener un m á x i m o de beneficios,
nas con contrato de servidumbre, sus m i e m - y lo que sabemos de la agricultura, la actividad
bros se sentían particularmente inacentivados que ocupó a nueve de cada diez americanos
para ir a mejorar su suerte al Nuevo M u n d o . durante los años de dependencia, lo confirma.
Éstos eran los grupos productivos de la La cuasi autosuficiencia estaba m u y extendi-
población trabajadora inglesa. A diferencia de da, especialmente en las pequeñas ciudades
los obreros no capacitados y los pobres, estos del norte. Aunque la creciente demanda de
grupos veían amenazada su posición en la es- caballos, cereales, carne salada y suministros
cala económica y social. Los agricultores libres de madera para la fabricación de duelas y
de Inglaterra no eran un campesinado conten- toneles en las Indias Occidentales con objeto
to de su suerte, labrando el campo sin pensar de envasar azúcar y melaza -productos en los
570 Stuart Bruchey

que las islas se fueron especializando durante persistentes de los colonos, no sólo en Nueva
el siglo xviii- debe de haber absorbido cons- Inglaterra sino también en el sur, para repro-
tantemente recursos subempleados o no e m - ducir comunidades estables, coherentes y je-
pleados del sector de cuasi subsistencia, para rárquicamente estructuradas. Incluso después
dirigirlos al sector de mercado, la gran m a y o -
de que la movilidad geográfica y otros cam-
ría de los pequeños agricultores del norte se- bios, acelerados por la presión demográfica
guían ante todo una estrategia de seguridad. sobre los limitados recursos a medida que
Cuando los medios de transporte se lo permi- avanzaba el siglo x v m , erosionara la realidad
tían producían un excedente comercializable, histórica, «los hombres seguían definiéndose
pero principalmente evitaban los riesgos, la como miembros de una comunidad armóni-
especialización y las prácticas innovadoras. ca». Lo menos que podemos decir hoy día es
Consciente de la tendencia a la movilidad que existía una tensión entre los valores de la
ascendente de la sociedad inglesa y de la pro- familia y la comunidad, por una parte, y por la
pagación por Europa occidental de las mencio- otra el afán de ganancia.
nadas prácticas capitalistas c o m o la contabili- Esto no quiere decir que no hubiera gente
dad de partida doble y las asociaciones perma- que pensara en grande. La había, desde luego,
nentes para el comercio a larga distancia, pero era una minoría. Eran mercaderes que
hasta hace poco los historiadores estadouni- comerciaban con el extranjero, especialmente
denses pintaban con trazo fuerte el supuesto los que operaban a escala relativamente gran-
temperamento comercial de los inmigrantes. de, y propietarios de latifundios y explotado-
Los ingleses, c o m o dijo Joyce Appleby «viaja- res de m a n o de obra extrafamiliar, sobre todo
ban al N u e v o M u n d o m u y ligeros de equipa-
en el sur. Eran ésas las familias que sacudían la
je», dejando atrás los m o d o s precapitalistas de
economía colonial, los agentes de su creci-
pensar y actuar. C o m o señaló Cari Degler «el miento económico. Eran también los principa-
capitalismo vino con los primeros barcos». les beneficiarios de una distribución suma-
Los Estados Unidos nacieron «libres, ricos y mente desigual de la riqueza, y los que domi-
modernos», y la abundancia de tierras en rela- naban la política y una sociedad jerárquica-
ción con la población hizo posible que las mente estructurada.
familias, c o m o paramecios que se dividen in- Debido a la escasez de datos estadísticos
cesantemente, produjesen células nucleares a sobre la producción, las estimaciones per capi-
partir de los hogares paternos. Al igual que un ta del crecimiento económico colonial son
móvil de Calder, la estructura de la sociedad poco más que conjeturas informadas. La que
colonial se agitaba incesantemente bajo el más se acerca a la realidad es la relativa a la
efecto de las frescas brisas creadas por la inte-producción real per capita, que entre 1607 y
racción entre personas orientadas al mercado 1776 creció lentamente, con tasas situadas en-
y circunstancias económicas favorables. tre el 0,3 y el 0,6 % al año. Sin embargo,
Los historiadores recordamos lo que dijo incluso una tasa anual tan baja c o m o el 0,6 %
John Winthrop en su sermón a bordo del bu- habría sido suficiente para doblar el ingreso en
que Arbella, que navegaba al frente de la Gran un período de 120 años; suficiente, según ha
Migración Puritana del año 1630: «Dios T o - aducido convincentemente Alice Hanson Jo-
dopoderoso, en su santa y sabia providencia, nes, para producir un nivel de vida en la Nor-
dispuso el estado de los hombres, que algunas teamérica británica que «fue probablemente el
veces son ricos, y otras pobres; unos altos y más alto conseguido jamás para la gran m a y o -
eminentes en poder y dignidad, otros humilla- ría de la población en cualquier país hasta la
dos y sometidos». Pero estas palabras sonaban época». La rápida expansión de la población y
c o m o el trueno de una tempestad que se está de la superficie colonizada hace que este logro
alejando. D a m o s por supuesto que las creen- sea aún m á s notable. Entre 1650 y 1770 se
cias que encerraban encajaban mejor en las calcula que la población de las colonias nortea-
condiciones del Viejo M u n d o que en las del mericanas aumentó de 55.000 a 2.283.000 ha-
Nuevo: y así es. Pero recientes estudios acadé- bitantes.
micos, c o m o los de Zuckerman, Greven, H e n - Las fuentes del crecimiento de la economía
retta, Lockridge, Smith, Allen, Isaac y Gross, se prestan tanto a la especulación c o m o el
nos sorprenden con la prueba de los esfuerzos propio crecimiento. Es casi seguro que la inter-
Las bases del desarrollo económico de los Estados Unidos 571

Habitantes de la región de Maine, Estados Unidos, en 1936. Library of Congress. Edimcdia.

vención de los progresos tecnológicos fue m í - contrato de servidumbre a la esclavitud en el


nima. Se han avanzado argumentos convin- sur dio lugar a una mayor aportación de capi-
centes en favor de los aumentos de la produc- tal h u m a n o . Las técnicas agrícolas no se pier-
tividad en el sector del transporte marítimo, y den cuando vence el contrato, sino que se
hay razones para creer que la industria del conservan toda la vida. Aparte del probable
tabaco registró progresos en el siglo xvn con el aumento del rendimiento, por superficie y por
desplazamiento de los arrozales de tierras rela- persona, en las fértiles tierras nuevas, la prin-
tivamente altas a las marismas y marjales de la cipal fuente del crecimiento parece haber sido
costa, y con la superior organización de la ensanchamiento de los mercados, sobre todo
m a n o de obra agrícola en el sistema de planta- los de las Indias Occidentales, y también, en
ciones del sur. A d e m á s , es razonable suponer medida creciente, la expansión urbana en la
que la transición del sistema de personas con costa de América del Norte. Pequeñas c o m o
572 Stuart Briichey

eran, Filadélfia, Nueva York, Boston, Charles- haberse exigido una prueba formal de títulos u
ton y Newport concentraban una población obligaciones. En lo esencial, los bienes y servi-
urbana que pasó de un total estimado en sólo cios se intercambiaban en régimen de trueque,
1.696 habitantes, en 1640, a 104.000 en 1775. y la diferencia entre el valor (precio) de las
El producto excedentário del c a m p o se mercancías compradas y vendidas se anotaba
transportaba por vía fluvial y por rodales a en los libros de contabilidad de los participan-
esas ciudades costeras para su exportación y tes en la transacción. Las empresas mercanti-
para el consumo urbano; gran parte de esa les inglesas solían conceder un crédito de un
producción la compraban los tenderos rurales año a los importadores americanos, quienes a
a los agricultores del interior, y se transporta- su vez ofrecían créditos de varios meses a los
ba en carretas o en embarcaciones a la costa. tenderos coloniales que compraban sus impor-
Los mercaderes costeros enviaban a Inglaterra, taciones. Pero en las colonias no había un solo
y (si lo exigía la ley, c o m o en el caso del banco comercial. En resumen, la oferta m o n e -
tabaco) a otras colonias británicas, tabaco, ha- taria y crediticia reflejaba y promovía un volu-
rina y productos de panificación, pescados, m e n relativamene pequeño de transacciones
arroz, añil, trigo, aceite de ballena, madera y comerciales, obstaculizando el proceso de m o -
productos derivados, alquitrán, brea y tremen- dernización.
tina, pieles, arrabio y barras de hierro y otros Estudios basados en los registros de propie-
productos. En 1775 el valor de las exportacio- dades rústicas {circa m A) revelan inequívoca-
nes coloniales a Inglaterra se había septuplica- mente que la principal beneficiaría de la acti-
do con respecto al de 1697. El tonelaje de vidad económica colonial era una minoría
salida de los principales puertos también au- relativamente reducida de grandes terratenien-
mentó; el de Boston, por ejemplo, se duplicó tes y mercaderes de la costa. En ese año, m á s
entre 1714-1717 y 1772. C o m o era de esperar, de la mitad de la riqueza colonial, en forma
la mayor parte de la fabricación comercial de tanto de activos materiales (incluida la tierra)
productos (manufacturas navales, cordelería, c o m o de valor neto (teniendo en cuenta los
lonas y velas, refinerías de azúcar y de sal, pasivos financieros), estaba en poder del 10 %
forjas de anclas y cadenas, tonelerías, asarra- m á s rico de la población (56,8 % en las colo-
deros, destilerías y cervecerías, molinos hari- nias de N u e v a Inglaterra, 42,1 % en las colo-
neros, herreros, zapateros y carpinteros, depó- nias de N u e v a Jersey, Pennsylvania y Delawa-
sitos de carga y astilleros) estaban estrecha- re y 48,8 % en el sur). En cambio, el valor neto
mente articulados con las necesidades del de las familias libres de las colonias de Nueva
comercio exterior. Jersey, Pennsylvania y Delaware que consti-
El desarrollo urbano e industrial fue un tuían el 50 % con menos ingresos ascendía a
signo temprano de modernización, pero no un 9,4 % del total, mientras que el porcentaje
hay que atribuirle demasiada importancia. Las correspondiente al sur era del 4,3 %, y el de
transacciones comerciales basadas en el siste- Nueva Inglaterra ¡de menos 1,6 %!
m a de trueque procedían lentamente, y el Tanto en el campo c o m o en la ciudad las
transporte marítimo sufría los retrasos e incer- familias ricas constituían una élite política y
tidumbres propios de la navegación a vela. Por social, élite que en el siglo x v m bien podía
regla general, las monedas y los metales pre- calificarse de elegante y educada, poseedora de
ciosos que iban a parar a las colonias c o m o las señas de identidad de la «gente bien», espe-
producto de la venta de las cargas en las Indias rando y recibiendo deferencia y asumiendo el
Occidentales o América del Sur no permane- poder político c o m o de una obligación de la
cían m u c h o tiempo en circulación, sino que clase alta. E n el campo, los terratenientes imi-
salían despedidos por el otro extremo del tubo taban a sus homólogos ingleses. A m e n u d o se
para corregir déficits permanentes de la balan- heredaban grandes propiedades, junto con los
za de pagos con la Madre Patria. La ley britá- esclavos para trabajarlas, o bien, en el caso de
nica prohibía la exportación de m o n e d a ingle- los terratenientes de Virginia, en el siglo x v m ,
sa y el establecimiento de cecas en las colonias. se gozaba de acceso preferente a la Secretaría
Letras de cambio, pagarés y recibos de depósi- de las Colonias o al Consejo Real, que contro-
to de tabacos pasaban en ocasiones de m a n o laba el proceso de donación de tierras. Estos
en m a n o , pero las m á s de las veces no parece estamentos disponían de suficientes riquezas y
Las bases del desarrollo económico de los Estados Unidos 573

tiempo libre para dedicarse a la política y a la El período revolucionario


vida académica y profesional, especialmente el
ejercicio del derecho, y también para divertir- El periodo de la Revolución americana (1776-
se en las carreras de caballos, las riñas de 1783) señala el comienzo de un cambio impor-
gallos y los combates de pugilato. tante. Las revoluciones producen sacudidas
E n resumidas cuentas, las principales ca- sociales y económicas, a m é n de políticas, y el
racterísticas sociales y económicas de las colo- caso americano no es ninguna excepción. Por
nias norteamericanas eran las siguientes: un una parte, puso fin a lo que Charles Sydnor
lento crecimiento económico; un sistema de denominó «la fuerza estabilizadora» del go-
valores caracterizado por las diferencias cuali- bierno británico, acabando con el poder y el
tativas entre el comportamiento egoísta y ab- prestigio de una administración colonial britá-
sorbente de una élite minoritaria que efectua- nica en la que se asentaban las posiciones polí-
ba la mayoría de las exportaciones del país, y ticas y sociales de las principales familias a m e -
el de una mayoría con otros ideales; una consi- ricanas. D e b e m o s tener en cuenta también el
derable desigualdad en la distribución de la número de refugiados y la magnitud de las
riqueza, y un amplio predominio social y polí- pérdidas de propiedad. La Francia revolucio-
tico de familias de las clases altas. Estas carac- naria perdió solamente cinco emigrantes por
terísticas estaban claramente interrelaciona- cada mil personas, mientras que R . R . Palmer
das, y aunque no parece que dispongamos de calcula que la pérdida para la América revolu-
una teoría de las relaciones, podría suponerse cionaria ascendió a no menos de 24 personas
que el lento ritmo del crecimiento económico de cada mil, y no es una cifra exagerada. A d e -
es el eslabón principal de la cadena causal. El más, en Francia, que en aquel entonces era
lento crecimiento daba lugar a un mínimo diez veces mayor que las colonias americanas
cambio estructural, definido c o m o la diferen- rebeldes, «las confiscaciones de propiedades
ciación laboral de la m a n o de obra, la atrac- de los emigrados equivalieron a doce veces las
ción de los recursos rurales al sector comercial, registradas en América, calculado con arreglo
la industrialización o la urbanización. A su a las indemnizaciones subsiguientes, lo que en
vez, el lento crecimiento y la escasez de cam- cada caso es inferior a las pérdidas efectivas».
bios estructurales contribuyen a explicar las Considerando la situación retrospectivamente
actitudes de la mayoría, actitudes o valores en 1792, Alexander Hamilton comentaba que
que reflejaban los fenómenos del m u n d o obje- «la Revolución americana destruyó una gran
tivo, e incidían en éstos. Y ello explica tam- proporción del capital mercantil y monetario
bién el ritmo relativamente lento de la movili- del país, y de la propiedad privada en ge-
dad social vertical, sobre todo si aceptamos la neral».
hipótesis de Seymour Lipset y Reinhardt Ben- Gran parte de las pérdidas (probablemente
dix de que «la movilidad social es un aspecto la mayoría de ellas) debieron afectar a la anti-
integral y continuo del proceso de urbaniza- gua élite. E n cambio, innumerables advenedi-
ción, industrialización y burocratización». T o - zos aprovecharon las abundantes oportunida-
dos esos procesos se acelerarían afinalesdel des ofrecidas por la revolución y la guerra para
siglo XVIII y comienzos del xix. Antes, un hacerse ricos. N o disponemos de cifras, pero sí
número relativamente pequeño de desplaza- de algunas indicaciones de lo que ocurrió. Y a
mientos sociales horizontales tendía a c o m - en 1777, a Robert Treat Paine de Boston le
pensar la proporción menor de movilidad ver- parecía que «el curso de la guerra ha arrojado
tical, así c o m o el hecho de que los aumentos la propiedad por cauces por los que nunca
demográficos procedían principalmente del había ido antes, y ha hecho que pequeños
incremento natural m á s que de la inmigración. arroyos se transformen en ríos desbordantes».
El movimiento hacia el oeste, aunque constan- James Bowdoin, de esta m i s m a ciudad, escri-
te, no causó el m i s m o impacto en los hábitos bía en 1787: «Cuando vengas apenas verás
sociales de los viejos centros costeros que el caras que conozcas...; el cambio que se ha
fenómeno m u c h o m á s intenso en este sentido, producido en este aspecto en los pocos años
desde 1815. La urbanización, aunque constan- transcurridos desde la Revolución es tan nota-
te, fue en pequeña escala, y aún en 1790 repre- ble c o m o la Revolución misma». Stephen Hig-
sentaba menos del 5 % de la población. ginson, que se aprovechó de estos cambios,
574 Stuart Bruchey

declaraba en 1787: « A veces casi siento que se El arma principal de Marshall era la cláu-
eliminase a la aristocracia en 1783...»; mien- sula contractual del Artículo I, Sección 10, que
tras que en Nueva York alguien dijo a John prohibía a todo estado promulgar leyes que
Jay: « N o podéis haceros una idea de los sufri- menoscabasen las obligaciones de un contrato,
mientos de muchos que han pasado de la ri- c o m o las leyes de prórroga, o que permitiesen
queza a la pobreza m á s abyecta». Y así podría- el pago de las deudas a plazos. Este m i s m o
m o s seguir, de ciudad en ciudad. En Filadélfia, artículo prohibía a los Estados autorizar el
Pelatiah Webster dio testimonio de «la m á s pago de las deudas con medios distintos de las
perniciosa transmisión de la propiedad» y de monedas de oro o de plata, y proscribía explí-
«los muchos miles de fortunas que se han per- citamente c o m o medio de pagar las deudas el
dido». En Charleston, David Ramsay afirma- papel moneda - m á s concretamente los «bilis
ba que «nuevos y atrevidos comerciantes sus- of credit», billetes de banco emitidos por los
tituyeron a los antiguos y promovieron rápida- Estados- con el cual los Estados endeudados
mente sus intereses». «Hombres que apenas habían inundado los canales comerciales en el
tenían dinero, lo tienen ahora», dijo el D r . decenio de 1780. Estas leyes, al igual que las
Joseph Orne refiriéndose a la sociedad de Sa- de prórroga y las relativas al pago a plazos,
lem, en Massachusetts. Añadió que se les lla- menoscababan las obligaciones de un contra-
m a b a «los nuevos caballeros con colmillos». to. E n el caso Ogden v. Saunders, Marshall
«Aquellos que hace cinco años eran 'las clases expuso con claridad su vehemente oposición a
bajas' -declaró Samuel Curwen, un partidario las leyes de esta naturaleza: «El poder de cam-
amargado de la Gran Bretaña-, son ahora, por biar la situación relativa del deudor y el acree-
una extraña revolución, los únicos detentores dor, o de interferir en los contratos -escribió-,
del poder, la riqueza y la influencia». [se ejerció durante el decenio de 1780] en pro-
Hace veinticinco años, David Hackett Fis- porciones tan excesivas por parte de las legis-
cher observó que los americanos definalesdel laturas de los Estados que causó una interrup-
siglo xviii y comienzos del XIX», que analiza- ción en las relaciones normales de la sociedad,
ban la estructura de su sociedad, a veces la y destruyó totalmente la confianza entre los
dividían en dos grupos: los buenos y los malos, hombres». Es más, «la introducción de esta
los respetables y los ambiciosos». La distin- cláusula [la cláusula contractual] en la Consti-
ción, añadía, «no era simplemente entre rique- tución» era resultado de «el peor mal de nues-
za y pobreza, sino entre logro y aspiración, tro tiempo». Según Marshall, este mal consis-
entre los que tenían y los que querían tener. tía en «la práctica de emitir papel moneda, de
Los más codiciosos, los m á s ambiciosos, los hacer que una propiedad que es inútil para el
m á s «malos» desde una perspectiva elitista, acreedor sirva para pagar la deuda, y de cam-
eran hombres que tenían m u c h o y querían biar la fecha de pago autorizando plazos ulte-
tener más, hombres que querían agregar la riores». E n Fletcher v. Peck (1810), el presi-
respetabilidad a la riqueza, o la riqueza a la dente del Tribunal Supremo se explayó acerca
influencia popular». de la intención de los Padres Fundadores de
limitar el menoscabo de los contratos priva-
La vieja élite, que Fischer calificó de « m a - dos, sosteniendo que un Estado podía ser par-
dura, estática, homogénea y congénita», fami- te en un contrato ejecutorio por el simple ex-
lias que habitaban docenas de condados en pendiente de promulgar una ley. Asimismo,
cada Estado, desde Massachusetts hasta Caro- para el juez Marshall el derecho de insolvencia
lina del Sur, no dejó de responder a la amena- de un Estado, retrospectivo o futuro, consti-
za que suponían las ambiciones de los nuevos tuía una infracción de las obligaciones con-
ricos para su liderazgo económico, social y tractuales. La prohibición de la cláusula con-
político. Estas clases precedieron a elevar ba- tractual, escribió en Ogden v. Saunders, es
luartes en forma de interpretaciones de la completa y total, sin excepción alguna.
Constitución estadounidense de 1787 por su
representante, el Presidente del Tribunal Su- El elitismo de Marshall se inspiraba proba-
premo John Marshall, con la finalidad de ga- blemente en la cultura de su nativa Virginia,
rantizar los derechos de propiedad y mantener donde todo el m u n d o , excepto los blancos po-
el statuo quo, m á s que de fomentar el creci- bres, tendía al «ideal aristocrático en los m o -
miento económico. dales y la conducta». Nacido y criado en la
Las bases del desarrollo económico de los Estados Unidos 575

frontera, de origen modesto, Marshall tenía la oferta de dinero y de crédito. Pese a las
sobrados motivos de luchar para que lo acep- sonoras frases de sus grandes informes, su ac-
tasen «los aristócratas». Alexander Hamilton ción habla m á s alto que sus palabras. D a d o
aún lo necesitaba m á s , ya que había nacido en que los derechos de importación eran la fuente
las Indias Occidentales, de padre desconocido. principal de los ingresos necesarios para hacer
Desde siempre se ha considerado que el funcionar el gobierno y el servicio de la deuda
Secretario de Hacienda fue el principal propo- nacional, Hamilton se opuso a los esfuerzos de
nente del crecimiento en su generación; sus los fabricantes para que el Congreso pusiera
famosos informes al Congreso sobre el crédito coto a las importaciones competidoras, esta-
público, las manufacturas y la banca nacional bleciendo aranceles de protección. Afinalesde
constituyeron, en palabras de Joseph Dorf- 1793, sus políticas favorables a las importacio-
m a n , «un plan teórico» para el desarrollo de la nes habían arrojado a los fabricantes, desde
economía. Pero el desarrollo económico no Boston hasta Charleston, a los brazos de la
era, ni con m u c h o , el principal objetivo de oposición a su partido político, los federalis-
Hamilton. Lo que quería, sobre todo, era esta- tas. Similares reservas suscitan las opiniones
blecer el crédito público c o m o medio de alcan- de Hamilton acerca del dinero y del crédito,
zar dos objetivos absolutos: la seguridad de los cuyo fácil acceso habría permitido que un nú-
derechos de propiedad y el mantenimiento de mero creciente de hombres de negocios parti-
la Unión creada por la Constitución de 1787. cipasen en el reparto del pastel, por así decir.
Las noticias de que una tercera banca ha-
bía comenzado a funcionar en Nueva Y o k en
La nueva Constitución 1792 le causaron un «dolor infinito»;

Los primeros conatos constitucionales de los «Sus efectos han de ser forzosamente per-
revolucionarios -los Artículos de la Confede- niciosos, desde todos los puntos de vista.
ración (1781-1787)- dejaron substancialmente Estas manifestaciones extravagantes de es-
el poder político en m a n o s de los Estados. peculación dañan al gobierno y a todo el
Privado incluso del poder de recaudar impues- sistema de crédito público, disgustan a to-
tos, el débil gobierno central tuvo que presen- dos los ciudadanos sensatos y dan un aire
ciar, sin poder hacer nada, c ó m o el precio de de desgobierno a toda cosa. Es imposible
sus «bonos de guerra» descendía hasta un m í - que la coincidencia de tres bancos en una
nimo de 15 centavos de dólar. La nueva Cons- misma ciudad no provoque un volumen tal
titución no sólo confirió al gobierno federal la de créditos artificiales, que ponga en peli-
faculta de percibir impuestos, sino que además gro a todos ellos y cause perjuicios de toda
indicó que el pimero de sus objetivos era pagar especie.»
las deudas de los Estados Unidos. Habiendo
propunado con éxito el pago de estas deudas a Las relaciones del Secretario de Hacienda
la par, Hamilton señaló explícitamente la co- con el First Bank de los Estados Unidos (1791-
nexión entre las «máximas del crédito públi- 1811), creado por el Congreso en 1790, testi-
co..., la esencia del buen gobierno..., la seguri- monian de m o d o inequívoco la primacía, para
dad de la propiedad en general», y «el gran él, del crédito público. Es cierto que Hamilton
sistema del orden político». El mantenimiento recomendó, en su «Informe sobre u n Banco
de la unión era esencial para asegurar los dere- Nacional», que la institución fuera gestionada
chos de propiedad contras las incursiones de privadamente para evitar el descrédito que su-
las leyes estatales. pondría un número excesivo de préstamos al
Si bien la seguridad de los derechos de gobierno. Al propio tiempo, el Secretario afir-
propiedad es una condición indispensable del m ó también sin ambages que «la utilidad pú-
crecimiento económico, no era eso lo que que- blica es un objetivo m á s cierto de los bancos
ría demostrar Hamilton. M á s directamente públicos que el beneficio privado». Y así fue,
pertinentes para el examen de la actitud del en efecto. El día en que dimitió del cargo de
Secretario de Hacienda con respecto a la im- Secretario de Hacienda, los créditos totales al
portancia del crecimiento son sus políticas y gobierno ascendían a 4.700.000 dólares, prác-
planteamientos acerca de la manufacturación, ticamente la mitad del capital autorizado del
576 Stuart Bruchey

First Bank. D o s de los primeros estudiosos del detalle, m á s comerciantes urbanos auxiliares y
Banco, Holdsworth y D e w e y , llegaron a la con- más agricultores y plantadores comerciales. La
clusion de que estas cuantiosas extracciones de vieja estructura agromercantil de la economía
los fondos del Banco «paralizaron sus servi- se estaba industrializando. E n la última déca-
cios al comercio y las manufacturas y dificul- da del siglo xviii, según Victor Clark, «la m a -
taron las operaciones del gobierno mediante nufactura rompió los viejos moldes técnicos, y
préstamos temporales». El descubrimiento de los procesos de producción se revoluciona-
los balances del Banco para el período de 1792 ron». C o m o señala Robert W . Fogel, «en el
a 1800 permitieron al estudioso m á s reciente decenio de 1820 las principales industrias m a -
de la institución, James O . Wettereau, hacer nufactureras crecieron rápidamente, la m a y o -
una clara demostración numérica del acentua- ría de ellas a ritmos decenales que excedían
do conservadurismo del Banco en su política con m u c h o del incremento de la población, del
crediticia y de descuento. Durante la mayor 35 %». Los textiles de algodón iban a la cabe-
parte de los años de este período, la diferencia za, pero el crecimiento de la producción de
entre el número de billetes en circulación y las artículos de lana, alfombras, papel, cristal de
reservas fue reducida, oscilando entre un m á - roca, plomo, azúcar y maleza, sal, hierro y
ximo de 4,93 a 1 y un mínimo de 0,96 a 1 en máquinas de vapor también fue impresionan-
1800. La media para los nueve años fue sólo te. La manufacturación doméstica alcanzó un
de 1,95 a 1, m e n o de dos dólares en billetes de máximo alrededor de 1815, tras de lo cual el
banco por cada dólar en efectivo. El Consejo descenso fue tan rápido que para 1830 los
de Administración era obviamente sincero productos de fábrica habían excluido casi to-
cuando declaró: « H a de resultar sobradamente talmente del mercado a los fabricados en el
evidente para todos los que se interesen en el hogar. En los treinta años anteriores a 1840, la
negocio de la banca, que sus recursos y venta- tasa de crecimiento de la producción y el cam-
jas tienen límites». Lejos de ver en el crédito bio estructural de la economía superaron con
bancário un instrumento de crecimiento, el creces las cifras alcanzadas incluso durante los
Consejo de Administración creía que el volu- años m á s activos del siglo x v m .
m e n de riqueza era un factorfijo.La función U n a parte fundamental de cualquier ex-
adecuada del crédito bancário no era acrecen- pliación del progreso de la industria durante
tar la riqueza sino facilitar su transferencia. Es esos años fue la relativa escasez de m a n o de
claro que Hamilton estaba de acuerdo. obra en los Estados Unidos. Aunque en los
Estados Unidos había menos capital y m a n o
de obra que en Gran Bretaña - y esto es espe-
El auge de la manufacturación cialmente aplicable a la m a n o de obra no espe-
cializada- el segundo era el factor de produc-
Si bien el juez Marshall, a quien se ha llamado ción m á s escaso, sobre todo después de media-
el discípulo m á s grande de Hamilton, nunca dos del decenio de 1830. Su relativa penuria
tuvo la oportunidad de pronunciarse sobre la ofreció a los fabricantes un incentivo econó-
constitucionalidad de los billetes emitidos por mico para ahorrar en este factor, invirtiendo
los bancos comerciales, es casi seguro que, en novedades de alta densidad de capitales,
para él, se trataba de los «bills of credit» pro- tanto m á s cuanto que había una mayor dispo-
hibido por el Artículo I, Sección 10. Si se nibilidad de hábiles constructores de máqui-
hubiese pronunciado en este sentido, la econo- nas. Trabajadores especializados construyeron
mía, en rápido desarrollo, se habría visto su- la maquinaria empleada en la mayoría de las
mida en el caos. El m u n d o estadounidense de industrias y la adaptaron a las necesidades
los negocios había sido un paraíso de oportu- especiales. Hacia 1850 unos técnicos ingleses
nidades desde que las guerras de la Revolución de visita en los Estados Unidos observaron
francesa y de Napoleón (1793-1815) abrieron que «en la adaptación de aparatos especiales a
los principales puertos del m u n d o a los cargue- una sola operación, en casi todas las ramas de
ros neutrales de los Estados Unidos. Y no se la industria los americanos dan prueba de un
trataba sólo de una mayor presencia de ele- ingenio, así c o m o de una denodada energía,
mentos familiares: m á s importadores y expor- que nuestra nación haría bien en imitar». La
tadores, m á s vendedores al por mayor y al medida de patentes reconocidas aumentó de
Las bases del desarrollo económico de los Estados Unidos 577

535 en los años 820 a 2.525 en el decenio de ca. U n a cronología parecida se aplica a las
Í850. necesidades de capital de la industria. E n las
¿Hasta qué punto es imputable a la educa- dos décadas anteriores a la guerra, quizás del
ción este indudable progreso en los descubri- 10 al 12 % del producto del país se había en-
mientos y la industrialización? N o es fácil res- cauzado hacia el ahorro. Entre la Guerra Civil
ponder a esa pregunta. Si bien durante esos el inicio de las hostilidades de la primera gue-
años el nivel de alfabetización fue, por lo gene- rra mundial, en 1914, esta proporción a u m e n -
ral, alto, la capacidad mecánica de los h o m - tó hasta el 18-20 %, c o m o consecuencia del
bres era probablemente casi tan frecuente incremento de las inversiones no sólo en la
c o m o la propia alfabetización. E n su Informe industria pesada, especialmente la siderurgia,
sobre las Manufacturas, Hamilton observa que sino también en la infraestructura urbana re-
«un comentario que se oye a m e n u d o » es que querida por la ya avanzada Revolución indus-
«en el genio del pueblo de este país, hay una trial.
aptitud peculiar para los trabajos mecánicos».
El célebre inventor inglés de las máquinas he-
rramientas, James Nasmyth, hizo una obser- Competición y energía
vación similar a mediados del siglo XIX: «El
joven trabajador americano se transforma rá- Pero nos estamos adelantando a los aconteci-
pidamente en un artesano capacitado...; no mientos. U n a vez m á s , aunque es indiscutible
hay un solo trabajador joven de habilidad m e - que la seguridad de la propiedad y los contra-
dia en los Estados de N u e v a Inglaterra... que tos, en cuya importancia tanto había insistido
no haya ideado algún invento mecánico o m e - Hamilton y Marshall, es una condición indis-
jora en la manufacturación con el que, con el pensable del creciminto económico, las con-
tiempo, no espere mejorar su posición o inclu- servadoras opiniones de los dos patricios con
so hacer fortuna y ascender en la escala so- respecto al volumen apropiado del dinero y el
cial». Es posible que esta extendida habilidad crédito habrían frenado el crecimiento, si h u -
mecánica tenga su origen en la escasez de la bieran prevalecido. N o prevalecieron. Al expi-
población, en relación a la tierra. Los habitan- rar la licencia del First Bank de los Estados
tes de asentamientos aislados y haciendas re- Unidos en 1811, las restricciones conservado-
motas tenían que aprender a aprovechar los ras practicadas por esa institución con respec-
recursos disponibles, y esto debe de haber fo- to a las políticas de crédito y descuento de los
mentado la improvisación. bancos estatales autorizados llegaron a su fin,
Lo que es m á s cierto es que los estadouni- y entre ese año y 1816 el número de bancos
denses aprendieron por la vía práctica. estatales licenciados se duplicó, y lo propio
¿ C ó m o , si no es mediante la experiencia, po- sucedió con sus reservas de capital, triplicán-
dría un muchacho que había sido obrero en dose el volumen de sus emisiones de papel
una fábrica de algodón durante siete años ha- m o n e d a . A continuación el Congreso procedió
ber aprendido lo suficiente para que se le con- a licenciar un segundo Banco de los Estados
fiase la responsabilidad de reparar y poner en Unidos en 1816 y esta institución, presidida
marcha la maquinaria de una fábrica de algo- por Nicholas Biddle, siguió una política análo-
dón en Tiverton, R h o d e Island? ¿ C ó m o si no gamente conservadora hasta que la elimina-
podría un joven de diecinueve años, después ción de los depósitos de fondos del gobierno
de once años de formación en el empleo, haber en 1834 puso término a sus facultades de res-
sido nombrado superintendente de la Tejedu- tringir la actividad comercial de las institucio-
ría de Pawtucket en 1826? Después de todo, nes estatales. Entre 1834 y 1860 se triplicó el
ésta era una edad tecnológica en la que la número de bancos y sus depósitos, y el n ú m e r o
innovación se basaba en el conocimiento e m - de billetes se duplicó con creces. Las necesida-
pírico, m á s que en el conocimiento científico. des de desarrollo del país requerían la expan-
La edad empírica duró hasta comienzos del - sión del crédito que las nuevas instituciones
siglo x x , aproximadamente, después de lo cual estatales hicieron posible, y el hecho de que la
el conocimiento formal de principios científi- pauta secular de los precios antes de la Guerra
cos, enseñado en instituciones, se convirtió en Civil siguiera una trayectoria descendente
la fuente principal de la innovación tecnológi- prueba que la expansión no era inflacionaria.
578 Stuart Bruchey

Las políticas conservadoras de Hamilton y empleo, junto con la relativa facilidad de ad-
Marshall representaban los intereses de una quisición de técnicas y propiedades producti-
élite m á s antigua, en la sociedad m á s rígida- vas en una época en que las sociedades y la
mente estructurada que permitía un ritmo len- propieda privada (y no las empresas) bastaba
to de cambio. para satisfacer las necesidades de capital de la
La batalla de los dos políticos estaba perdi- mayoría de las industrias, contribuyó a un
da de antemano. Bajo los efectos de la Revolu- grado insólitamente elevado de igualitarismo
ción, de las extraordinarias oportunidades de social entre los hombres blancos, durante el
comercio mundial que se ofrecieron a los neu- período de preguerra. Este igualitarismo con-
trales durante las guerras napoleónicas, de los tribuyó decisivamente al crecimiento econó-
aumentos de la inmigración en la posguerra y mico de los Estados Unidos.
el vasto desplazamiento al Oeste, de la inci- A comienzos del decenio de 1830, Alexis
piente industrialización a partir del decenio de de Tocqueville, el m á s penetrante de los ex-
1820 y del mayor ritmo de crecimiento de la tranjeros que han estudiado las instituciones
economía, la estructura jerárquica de la socie- estadounidenses, vio claramente la relación
dad cedió al empuje de nuevas y poderosas entre el hecho social y sus consecuencias eco-
fuerzas competidoras, de valores favorables al nómicas. La vasta igualdad de las condiciones
nuevo orden fuertemente competitivo, y de las sociales, la poca distancia que separaba a los
doctrinas jurídicas a nivel federal que promo- hombres, hacía que éstos fueran extraordina-
vían la liberación de nuevas energías. riamente sensibles a las desigualdades subsis-
La transformación social causada por la tentes e hicieran todo lo posible por subsanar-
Revolución fue m u c h o m á s lejos con la acele- las. « D o n d e la desigualdad de las condiciones
ración subsiguiente del movimiento horizon- es la regla c o m ú n de la sociedad -explicó Toc-
tal, la industrialización y la urbanización. Al- queville-, las desigualdades m á s escandalosas
bert Rees ha señalado uno de los principales no llaman la atención. Pero cuando casi todo
efectos sociales y económicos de la industriali- se encuentra en un m i s m o nivel aproximado,
zación: «Es una fuerza laboral en crecimiento, las m á s ligeras diferencias son suficientemente
las personas podían trepar por la escala jerár- visiles para lastimar la vista. D e ahí que el
quica con m u c h a mayor rapidez que en una deseo de igualdad sea cada vez m á s insaciable,
estable». La rápida urbanización en las déca- cuanto m á s completa es la igualdad.» Este de-
das que precedieron a la Guerra Civil no sólo seo causaba «una actividad o m n í m o d a e in-
concentró los numerosos empleos de servicios cansable, una .fuerza sobreabundante y una
relacionados con el comercio y la industria, energía que es inseparable de ella y que, por
sino que además incrementó considerable- desfavorables que sean las circunstancias, pue-
mente el número de empleos necesarios para de hacer prodigios».
sostener una vida comunitaria cerrada. Asi- A Tocqueville le resultava difícil «describir
m i s m o , la ampliación del mercado causó una la avidez con que el americano se abalanza a
división de las funciones que antes desempe- coger el inmenso botín que la fortuna le ha
ñaban, por lo general, las personas m á s eclécti-
reservado... Ante sí tiene un continente sin
cas. A comienzos del siglo XIX se registró un límites, y él se precipita c o m o si el tiempo
fuerte aumento de la especialización en el e m -apremiara y tuviese miedo de no encontrar
pleo. Los mercaderes se especializaron c o m o sitio para sus actividades». La riqueza circula-
importadores o exportadores, mayoristas, in- ba «con una rapidez inconcebible, y la expe-
termediarios o minoristas, al tiempo que apa- riencia demuestra que es raro encontrar dos
recía una multitud de especialistas en diversas generaciones sucesivas que le hayan disfrutado
funciones comerciales, desde la manufactura- plenamente». El único calificativo que podía
ción hasta la banca comercial y de inversiones, encontrar para la «actividad comercial» de los
que desempeñaban también toda la gama de americanos era «prodigiosa», y en este concep-
servicios de seguros y transportes. Aunque es to incluía a los agricultores, ya que «para la
difícil de medir, la sociedad presenció segura- mayoría de ellos la agricultura es también un
mente un aumento de la eficacia productiva comercio».
en el plano ocupacional.
Otros visitantes distinguidos de los Estados
La multiplicación de las oportunidades de Unidos, c o m o Harriet Martineau, la señora
Las bases del desarrollo económico de los Estados Unidos 579

Trollope o Michael Chevalier, hicieron co- m i s m o artículo, para la gran mayoría de a m e -


mentarios semejantes. «En este m o m e n t o -es- ricanos el éxito significaba, desde hacía tiem-
cribió el viajero británico Alexander Mackay po, triunfar en los negocios y ganar dinero.
en 1842-, la igualdad del hombre es la piedra Irvin G . Wyllie observó que los hombres de
angular de la sociedad americana.» negocios ricos no sólo escribían a los sobrinos
Los comentarios de viajeros pueden ser im- pobres para recalcar la importancia de la in-
presionistas y parciales, pero los informes ofi- dustria, la sobriedad y la frugalidad para el
ciales y las observaciones oficiosas resultantes éxito, sino que además repetían la m i s m a idea
de exposiciones internacionales tales c o m o la en los discursos de inauguración del año aca-
Exposición del Crystal Palace de 1851, en démico, en entrevistas para los periódicos y en
Londres, y los informes especializados de las libros. Sigmund D i a m o n d llega a la conclusión
comisiones industriales que ya en 1853 visita- de que la prensa de la preguerra solía explicar
ban los Estados Unidos para estudiar los m é - el éxito empresarial por la posesión de estas
todos americanos de manufacturación, contie- mismas cualidades personales.
nen indicaciones similares. Tras estudiar estas M u c h o s de los adalides del culto america-
fuentes, John E . Sawyer resume su énfasis en no que resume la frase «ayúdate a ti m i s m o »
«la difusión de la educación en América; la eran sacerdotes protestantes. H o m b r e s c o m o
ausencia de rigideces y limitaciones de clase u Henry W a r d Beecher y L y m a n Abbott predi-
oficio; la libertad con respecto a las definicio- caban que «la bondad corre pareja con la ri-
nes hereditarias de los trabajos, o los procedi- queza» y «daban la sanción de la Iglesia a los
mientos anticuados de realizarlos; la impor- valores de progreso de la comunidad empresa-
tancia atribuida al progreso personal y los rial». A Abbott le gustaba m u c h o «la parábola
esfuerzos por mejorar el bienestar material, y de los talentos, y la usaba para corroborar su
la movilidad, flexibilidad y adaptabilidad de afirmación de que Jesús aprobaba la acumula-
los americanos, y su fe sin límites en el progre- ción de grandes fortunas». Jesús no condenó la
so». N o todo, en este comentario, es positio. riqueza, decía Abbott; «por el contrario, apro-
Pero, añade Sawyer, «tanto si hablan de " u n baba el uso de la riqueza acumulada para acu-
noble deseo de elevarse por encima de su con- mular m á s riqueza». Otros dijeron cosas simi-
dición" c o m o si se refieren "a la vulgar caza lares en sus libros. El reverendo T h o m a s P .
del dólar", y tanto si les gusta c o m o si les Hunt, por ejemplo, resumió los argumentos en
desagrada una sociedad en la que el negocio es favor de la riqueza en el título de su obra,
omnipresente y una estructura social comple- publicada en 1836: El libro de la riqueza: en el
tamente abierta promueve la movilidad, la fal- que se demuestra con la Biblia que el deber de
ta de raíces, la inquietud, etc., y da un mayor cada hombre es hacerse rico.
realce a los resultados visibles del éxito econó- Las secuelas elementales, la familia, la igle-
mico, en todo caso se trata de valores sociales sia, la prensa, los liceos y las salas de lectura de
singularmente favorables a las pautas particu- las bibliotecas de asociaciones mercantiles ser-
lares de manufacturación (técnicas estandardi- vían de cauces institucionales para el tema de
zadas de fabricación para los mercados de m a - la autoayuda. Wyllie señala que los famosos
sas) que hemos venido discutiendo». libros de lectura de William Holmes M c G u f -
Esos valores sociales, reflejando y reforzan- fey «cantaron las glorias del trabajo para va-
do la importancia del éxito material, y de la rias generaciones de jóvenes americanos».
industria, la sobriedad y frugalidad c o m o sus Desde 1836 hasta elfinaldel siglo, calcula este
medios necesarios y suficientes, eran compar- autor, quizá la mitad de los niños americanos
tidos por todas las grandes instituciones socia- «fueron a la escuela de McGuffey... y apren-
les que intervenían en la formación de la opi- dieron industria, frugalidad y sobriedad». Los
nión pública. «La idea inculcada en la mente libros de lectura de McGuffey «contenían la
de la mayoría de los muchachos, desde una m i s m a síntesis de virtudes cristianas y de la
edad temprana -decía u n artículo publicado clase media que se encuentra en los manuales
por el Harper's New Monthly Magazine-, es la del éxito».
de "ir adelante". Los padres se ponen a prueba
a sí mismos con este m i s m o criterio, e impar- Trabaja, muchacho, no temas, trabaja,
ten la m i s m a noción a sus hijos.» Según ese Mira el trabajo a la cara;
580 Stuart Bruchey

Empuña el martillo o la azada, comercio, y son esenciales para la comodidad,


Y no te avergüences de tu humilde traza. conveniencia y prosperidad del pueblo».
La economía en desarrollo necesitaba tam-
Ningún muchacho, por pobre o desgracia- bién la expansión del volumen monetario y de
do que fuera, tenía motivos de desesperar créditos y Taney contribuyó decisivamente a
mientras estuviera dispuesto a trabajar. «La hacer posible esta expansión. Cuando era se-
perseverancia y la industria permiten conse- cretario de Justicia de Andrew Jackson, escri-
guilo casi todo», rezaba un libro de texto co- bió el mensaje presidencial que vetaba un pro-
rriente en Nueva Inglaterra. Wyllie señala que yecto de ley destinado a renovar la licencia del
los extranjeros comentaban a veces la intensa segundo Banco de los Estados Unidos, y dio
psicología americana del trabajo compartida cumplimiento a la orden del presidente de
no sólo por los que trabajaban para vivir sino retirar los depósitos del gobierno de esa insti-
por todo el país: «América parecía ser el único tución. Y , cuando fue presidente del Tribunal
país del m u n d o donde un hombre se sentía Supremo, dictaminó en el caso Briscoe v. Ken-
avergonzado si no tenía nada que hacen>. Des- tucky (1837) que los billetes emitidos por el
de luego la bien conocida ética protestante, y Banco de Kentucky no eran «bills of credit» y
en particular la doctrina de la vocación, con- por consiguiente no estaban prohibidos por la
tribuyó decisivamente a esta psicología. N i Constitución de los E E . U U . En consecuencia,
que decir tiene que la relativa escasez de m a n o todos los billetes emitidos por los bancos co-
de obra impuesta por la favorable relación merciales eran constitucionalmente válidos.
tierra/hombre del país creó un campo fértil Taney, que había sido presidente de los conse-
para que floreciera esta ética. jos de administración de los bancos de Mary-
Hablando en nombre del Tribunal Supre- land, hablaba con conocimientos de causa
m o de los Estados Unidos, el sucesor de M a r - cuando declaró que: «Quizá no haya ningún
shall en la presidencia del Tribunal, Roger B . negocio que rinda un beneficio tan cierto y
Taney, se declaró repetidamente a favor de los liberal c o m o el negocio de la banca y el cam-
valores dominantes de la nueva era. Taney era bio; y es justo que esté abierto, en la medida
un miembro destacado de lo que Bray H a m - de lo posible, a la más libre de las competen-
m o n llamó «el ala empresarial» del partido del cias, y que compartan sus ventajas todas las
presidente Jackson. La expansión de la econo- clases de la sociedad». Si hubiese dado un
mía requería la eliminación de barreras a la dictamen diferente en el caso Briscoe, Taney
competencia y Taney se sirvió del poder del habría puesto en tela de juicio la legitimidad, y
Tribunal Supremo con ese fin. E n el caso del en consecuencia el valor, de 400 millones de
Charles River Bridge (1837), Taney rechazó la dólares en billetes de banco puestos en circula-
argumentación de los propietarios del puente, ción por los bancos comerciales del país, y
representantes de la vieja élite de los primeros habría sumido en la confusión el m u n d o de los
inversores, según la cual su licencia de explota- negocios y el comercio.
ción les confería un derecho monopolístico El contraste es claro: los valores Hamilton
implícito a percibir un peaje de los usuarios y del Tribunal Marshall eran los de la antigua
del puente, y que el legislativo de Massachu- élite que durante generaciones sostuvo a una
setts había vulnerado ese derecho aLconceder sociedad jerárquicamente estructurada, que se
una licencia para un puente rival. Taney negó beneficiaba del lento ritmo del cambio econó-
la alegación por entender que los derechos no mico. La evolución que hemos descrito aflojó
se conferían por implicación. «Si bien los de- las tuercas de esa sociedad, reconfiguro los
rechos de propiedad privada deben respetarse valores predominantes del país e hizo que el
c o m o una cosa sagrada -escribió-, no hemos sistema jurídico pasase a proteger un orden
de olvidar que la comunidad también tiene más abierto y competitivo. La liberdad de e m -
derechos...» Era evidente de qué derechos se presa y los cambios económicos y sociales que
trataba: «... En un país c o m o el nuestro, libre, este orden promovía no eran criaturas de la
activo y emprendedor, que progresa continua- Constitución. Para conseguirlos se luchó en
mente en habitantes y en riqueza, los nuevos varios frentes, y la batalla no se ganó hasta la
canales de comunicación son cada día m á s presidencia de Jackson.
necesarios, tanto para los viajes c o m o para el
Las bases del desarrollo económico de los Estados Unidos 581

Un mercado nacional ción, establecer oficinas postales y construir


carreteras, y promover el progreso de la cien-
N o queremos decir con ello que la Constitu- cia y las artes útiles mediante el reconocimien-
ción, el Tribunal Supremo y la legislación del to del derecho del autor y la concesión de
Congreso no guarden relación con el creci- patentes de invención.
miento de la economía. Ello no es así ni m u - La disposición que hacía aplicable el poder
chos menos. E n el terreno jurídico el factor judicial federal a todos los casos entre ciuda-
quizás m á s importante es la Constitución, que danos de diferentes Estados abrió los tribuna-
sentó los fundamentos legales de u n mercado les de la Unión a casos y litigios sobre la
nacional. La atribución de autoridad al C o n - propiedad y otros derechos que podían presen-
greso sobre el comercio interestatal privó a los tarse en zonas geográficas m u y separadas entre
Estados del poder de elevar obstáculos al libre sí, pero pertenecientes por igual al área del
desplazamiento de las personas, los productos mercado nacional. La facultad de enviar a la
y los factores de producción en todo el país. milicia a reprimir insurrecciones constituyó
Desde Marshall, en Gibbons v. Ogden (1824), un medio de salvaguardar la paz civil, mien-
hasta Stephen Field, en Welton v. Missouri tras que el ejército nacional defendía los asen-
(1875), el Tribunal Supremo protegió al mer- tamientos del oeste contra los ataques de los
cado nacional contra las leyes estatales de de- indios o las invasiones extranjeras. Por último,
marcación. Si el Tribunal no hubiera actuado c o m o hemos visto, la prohibición a los Esta-
así, los estrechos intereses económicos de los dos de acuñar moneda, emitir billetes de ban-
diversos Estados podrían m u y bien haber divi- co, pagar deudas con medios distintos de las
dido (como ocurrió en Europa en el siglo xix y monedas de oro o de plata, y promulgar cual-
gran parte X X ) el territorio continental en va- quier ley que menoscabe la obligatoriedad de
rias zonas m á s pequeñas del mercado, separa- los contratos, dio una mayor seguridad a la
das entre sí por barreras arancelarias. Las con- propiedad y a las transacciones comerciales.
siguientes limitaciones de la demanda habrían Podríamos añadir a esta lista ya larga de las
reducido las posibilidades, primero de la espe- causas del crecimiento una serie de disposicio-
cialización regional y después de la produc- nes legislativas del Congreso, c o m o la que per-
ción en gran escala. Las economías de produc- mitía hacer donaciones de terrenos públicos
ción que se obtuvieron de resultas de estos de los Estados Unidos a los Estados, en interés
acontecimientos se habrían perdido; los costos de la construcción de carreteras y otras «mejo-
unitarios de producción habrían sido más ele- ras internas». Pero ya hemos indicado la con-
vados y los bienes y servicios se habrían vendi- siderable diversidad de estas fuentes y la im-
do a precios m á s altos, y a un número menor portancia crítica del m o m e n t o en que se lleva-
de consumidores. El que todo esto no ocurrie- ron a la práctica, en conjunción con otros
ra no se debe únicamente a la Constitución. La factores favorables. H e sugerido que el creci-
Constitución no creó el mercado nacional, miento de la economía estadounidense estuvo
pero hizo posible que apareciera uno. Y la estrechamente interrelacionado con el desarro-
atribución de autoridad al Congreso para «dis- llo cultural e institucional de la sociedad a m e -
poner y facilitar el cumplimiento de todas las ricana, y que los valores, la estructura social y
Reglas y Reglamentos que protejan el territo- el sistema jurídico facilitaron considerable-
rio u otras propiedades pertenecientes a los mente ese desarrollo. Numerosos fenómenos
Estados Unidos», y para admitir nuevos Esta- económicos fueron factores causales del creci-
dos en la Unión confirió a las futuras extensio- miento, desde los efectos de la expansión de
nes territoriales de este mercado la misma pro- los mercados hasta la relativa escasez de obra
tección jurídica contra la fragmentación. no capacitada. Pero el sostén del crecimiento
Varias disposiciones de la Constitución es- fueron los cambios sociales y culturales. Las
taban destinadas a facilitar las operaciones co- energías liberadas por los acontecimientos que
merciales con el mercado nacional. Entre ellas acabamos de describir contribuyeron m u c h o a
figuraban las facultades conferidas al Congre- elevar a los Estados Unidos a la posición de
so para acuñar moneda y regular su valor, primera potencia industrial en los últimos años
promulgar leyes uniformes sobre la bancarrota del siglo xix, un poderoso rival de Gran Breta-
y una norma única respecto de la naturaliza- ña y de Alemania en el comercio mundial.
582 Stuart Bruchey

Notas

En cl presente ensayo se exponen Harvard University Press, 1990). por el autor como presidente de
en forma resumida datos y The Wealth of the Nation (N.Y.: la Asociación de Historia
disquisiciones de varias obras Harper & R o w , 1988). The Roots Económica en 1986, publicado
publicadas por el autor. Para más of American Economic Growth con el título «Economy and
detalles c información sobre las (N. Y.: Harper and Row, 1965). Society in an Earlier America»,
fuentes consultadas, véanse los The Colonial Merchant, Sources Journal of Economic History,
siguientes trabajos: Enterprise, and Readings (N.Y.: Harcourt, XLVII, n° 2 (junio de 1987),
The Dynamic Economy of a Free Brace, World, 1966). Véase 299-319.
People (Cambridge, Mass.: también el discurso pronunciado
ELEMENTOS DEL DESARROLLO
La americanidad como concepto,
o América en el moderno
sistema mundial

Anibal Quijano e Immanuel Wallerstein

El moderno sistema mundial nació a lo largo la cual hablamos de americanidad c o m o con-


del siglo xvi. América - c o m o entidad geoso- cepto. E n estas zonas periféricas de la nueva
cial- nació a lo largo del siglo xvi. La creación economía-mundo capitalista que se hallaban
de esta entidad geosocial, América, fue el acto localizadas en el continente europeo (por
constitutivo del moderno sistema mundial. ejemplo, en Polonia o Sicilia), el vigor de las
América no se incorporó en una ya existente comunidades agrícolas y de sus noblezas indí-
economía-mundo capitalista. U n a economía- genas era considerable. Por eso, enfrentados a
m u n d o capitalista no hubiera tenido lugar sin la reconstrucción de sus instituciones econó-
América. micas y políticas, lo que ocurría en el proceso
En el primer volumen de El Moderno Siste- de periferización, estaban en condiciones de
ma Mundial (Wallerstein, fundar en su historicidad
Siglo XXI Editores, 1976, su resistencia cultural a la
Anibal Quijano es profesor en la Uni-
Madrid), se señala que: versidad de San Marcos y director del explotación, y esa base les
«El argumento de este Centro de Investigaciones Sociales, ha sido útil incluso hasta el
libro será que para el esta- Apartado Postal 140277, Lima 14, siglo x x .
Perú. Imparte clases en diversas uni-
blecimiento de tal econo- versidades americanas y europeas. Sus En América, sin embar-
mía-mundo capitalista fue- trabajos y publicaciones se basan en los go, hubo una destrucción
ron esenciales tres cosas: cambios de poder, sociales y culturales. tan vasta de las poblacio-
Immanuel Wallcrstein es profesor de
una expansión del volu- sociología y director del Centro Fer- nes indígenas y una impor-
men greográfíco del m u n - nand Braudel en la Universidad de tación tan abundante de
do en cuestión, el desarro- Binghamton ( S U N Y ) , en Estados Uni- m a n o de obra, que el pro-
dos. Es autor de trabajos como El siste-
llo de variados métodos de ma mundial moderno (1974) y Unthin- ceso de periferización ge-
control del trabajo para di- king Social Science (1991), entre otros. neró menos una recons-
ferentes productos y zonas trucción de instituciones
de economía-mundo, y la políticas y económicas,
creación de aparatos de Es- que su construcción, vir-
tado relativamente fuertes en lo que posterior- tualmente ex-nihilo toda-parte (salvo tal vez
mente se convertirían en Estados del centro de en las zonas mejicanas y andinas). Incluso,
esta economía-mundo capitalista» (pp. 53-54). desde el principio, la forma de resistencia cul-
América fue esencial para las primeras dos tural a las condiciones opresivas fue menos en
de estas tres necesidades. Ofrecieron espacio y términos de historicidad que en términos de
constituyeron el locus y el primer terreno expe- un salto hacia la «modernidad». La americani-
rimental de los «variados métodos de control dad ha sido siempre, permanece c o m o tal has-
del trabajo». ta hoy, un elemento esencial en lo que enten-
Se podría decir, quizás, lo m i s m o acerca de demos c o m o «modernidad». América fue el
la Europa Central y del Este y partes de Euro- «Nuevo M u n d o » , un estandarte y una carga
pa del Sur. H u b o , sin embargo, una diferencia asumida desde la partida. Pero a medida que
crucial entre estas áreas y América, que es por pasaban los siglos, el N u e v o M u n d o se convir-

RICS 134/Dicicmbrc 1992


584 Aníbal Quijano e Immanuel Wallerstein

tió en el patrón, en el modelo del entero siste- sistema de ranking mismo. Las fronteras ad-
m a mundial. ministrativas establecidas por las autoridades
¿En qué consistía esta «novedad»? Las no- coloniales requerían tener cierta fluidez, de
vedades fueron cuatro, una pegada a la otra: m o d o tal que desde la perspectiva de la metró-
colonialidad, etnicidad, racismo y el concepto poli, la línea fronteriza esencial fuera la del
de la novedad misma. imperio frente a los otros imperios metropoli-
La colonialidad se inició con la creación de tanos. Fue la descolonización la que fijó la
un conjunto de estados reunidos en un sistema situación estatal de los estados descoloniza-
interestatal de niveles jerárquicos. Los situa- dos. Los virreinatos españoles fueron compar-
dos en la parte m á s baja eran formalmente las tidos en el proceso de las guerras de indepen-
colonias. Pero eso era sólo una de sus dimen- dencia hasta erigir, m á s o menos, los estados
siones, ya que incluso una vez acabado el sta- que hoy conocemos. Trece de las más de trein-
tus formal de colonia, la colonialidad no ter- ta colonias de la corona británica pelearon
minó, ha persistido en las jerarquías sociales y juntas en una guerra de independencia y se
culturales entre lo europeo y lo no europeo. Es convirtieron en un nuevo estado, los Estados
importante entender que todos los estados de Unidos de Norteamérica. Las independencias
este sistema interestatal eran creaciones nove- cristalizaron la situación de estos estados
dosas -desde aquellos situados en la cúspide c o m o el medio por el cual el sentimiento co-
hasta aquellos situados en la parte m á s baja. m ú n de nacionalismo podía cultivarse y flore-
Las fronteras de estos estados han cambiado cer. Reafirmaron a los estados en su jerarquía.
constantemente a lo largo de los siglos, a veces La independencia no deshizo la colonialidad;
en mayor medida, casi siempre en menor m e - sencillamente transformó su contorno.
dida. A veces las fronteras mostraban algún Fue la estadidad de los estados, y ante todo
tipo de continuidad histórica con los sistemas la de los estados de las Américas, producida en
políticos premodernos; pero por lo general no las condiciones de la colonialidad, la que hizo
lo hacían. En América todas las fronteras eran posible que la etnicidad emergiera c o m o un
nuevas. Y durante los tres primeros siglos del elemento constitutivo del moderno sistema
moderno sistema mundial, todos los estados mundial. L a etnicidad es el conjunto de lími-
de América fueron colonias formales, subordi- tes comunales que en parte nos colocan los
nadas políticamente a un puñado de estados otros y en parte nos los imponemos nosotros
europeos. mismos, c o m o forma de definir nuestra identi-
La jerarquía de la colonialidad se manifes- dad y nuestro rango con el estado. Los grupos
taba en todos los dominios -político, econó- étnicos reivindican su historia. Pero ellos
mico, y no menos en lo cultural. La jerarquía crean su historia, en primer término. Las etni-
se reprodujo a través de los años, aunque cidades son siempre construcciones contempo-
siempre fue posible para algunos estados esca- ráneas, de manera que son siempre cambian-
lar de rango en la jerarquía. Pero un cambio en tes. Pero todas las grandes categorías por
el orden jeráquico no alteraba la continua exis- medio de las cuales dividimos hoy en día a
tencia de lo jerárquico. América se convertiría América y el m u n d o (americanos nativos o
también en el primer c a m p o experimental «indios», «negros», «blancos» o «criollos»/
para que algunos, nunca sino unos pocos, pu- europeos, «mestizos» u otro nombre otorgado
dieran alterar su lugar en el ranking. La instan- a las supuestas categorías «mixtas»), eran ine-
cia ejemplar fue la bifurcación de los caminos xistentes antes del moderno sistema mundial.
de Norteamérica y de América Latina, desde Son parte de lo que conformó la americani-
el siglo xviii. dad. Se han convertido en la matriz cultural
La colonialidad fue un elemento esencial del entero sistema mundial.
en la integración del sistema interestatal, Q u e ninguna de estas categorías está ancla-
creando no sólo un escalafón sino conjuntos da ni en lo genético, ni en una antigua historia
de reglas para la interacción de los estados cultrural, es evidente con sólo mirar las modi-
entre ellos mismos. Fue así c o m o el denotado ficaciones de sus usos en las Américas, estado
esfuerzo de aquellos situados en la parte m á s por estado y siglo por siglo. La categorización
baja del escalafón por ascender en el ranking, entre cada estado en un determinado m o m e n -
sirvió de diversas maneras para consolidar al to fue compleja o simple según la situación
La americanidad como concepto, o América en el moderno sistema mundial 585

local requerida. En situaciones y momentos de to, el racismo estuvo siempre implícito en la


agudo conflicto social, las categorías étnicas etnicidad, y las actitudes racistas fueron parte
fueron a m e n u d o reducidas en su cantidad. En y propiedad de la americanidad y la moderni-
situaciones y momentos de expansión econó- dad desde sus inicios. Pero el racismo hecho y
mica, las categorías se expandían para calzar derecho, teorizado y explícito, fue en gran m e -
diferentes grupos en una m á s elaborada divi- dida una creación del siglo XIX, c o m o u n a
sión del trabajo. manera de apuntalar culturalmente una jerar-
La etnicidad fue la consecuencia cultural quía económica cuyas garantías políticas se
inevitable de la colonialidad. Delineó las fron- estaban debilitando eh la era de la «soberanía
teras sociales correspondientes a la división popular» después de 1789.
del trabajo. Y justificó las múltiples formas de La realidad subyacente al racismo no siem-
control del trabajo inventadas c o m o parte de pre requiere la acción verbal o incluso la exte-
la americanidad: esclavitud para los «negros» riorizada postura social que hay en la conduc-
africanos; diversas formas de trabajo forzado ta racista. E n las zonas m á s periféricas de la
(repartimiento, mita, peonaje) para los indíge- economía-mundo capitalista, por ejemplo en
nas americanos; enganches, para la clase traba- la América Latina de los siglos XIX y X X , el
jadora europea. Desde luego éstas fueron las racismo podía disimularse detrás de los plie-
formas iniciales de distribución étnica para gues de la jerarquía étnica. La segregación for-
participar en la jerarquía laboral. A medida mal o incluso la discriminación menos formal
que avanzamos hacía el período posindepen- no necesariamente fueron practicadas. Así, la
dendencia, las formas de control del trabajo y existencia de racismo en países c o m o Brasil o
los nombres de las catagorías étnicas fueron Perú suele ser negada firmemente.
puestas al día. Pero siempre se mantuvo una Los Estados Unidos del siglo XIX, por otro
jerarquía étnica. lado, tras la abolición formal de la esclavitud,
La etnicidad sirvió no sólo c o m o una cate- fue el primer estado en el sistema moderno en
gorización impuesta desde arriba, sino c o m o aplicar la segregación formal, así c o m o el pri-
una reforzada desde abajo. Las familias socia- mero en estacionar a los indígenas americanos
lizaron a sus hijos en las formas culturales en reserva. Aparentemente, fue precisamente a
asociadas con las identidades étnicas. Esto fue causa de su fuerte posición en la economía-
un calmante político (aprender c ó m o adaptar- m u n d o que Estados Unidos requirió semejan-
se y así sostenerse); pero a la vez radicalizante te legislación. Es un país en el cual el tamaño
(aprender la naturaleza y el origen de las opre- del estrato social m á s elevado crecía c o m o el
siones). La insurrección política asumió una mayor porcentaje de la población nacional; y
coloración étnica en las múltiples revueltas de en el cual, consecuentemente, había tanta m o -
esclavos africanos y de indígenas americanos. vilidad individual ascencional, las restriccio-
La etnicidad coloreó también el conjunto de nes étnicas m á s informales parecían ser insufi-
movimientos independentistas definesdel si- cientes para mantener el control del trabajo y
glo XVIII y de principios del xix, en la medida las jerarquías sociales. Así, el racismo formal
en que varios de ellos se hicieron cada vez m á s devino una contribución m á s de la americani-
claramente movimientos de los colonos blan- dad al sistema mundial.
cos, horrorizados por los espectros de repúbli- La ascensión de Estados Unidos, después
cas de ex-esclavos negros c o m o en Haití o por de 1945, a la hegemonía del sistema mundial,
los reclamos de indígenas americanos rurales hizo ideológicamente insostenible el manteni-
de echar por tierra la jerarquía étnica, c o m o en miento de la segregación formal en este país.
la rebelión de Túpac A m a r u . Por otro lado, la m i s m a hegemonía hizo nece-
En consecuencia, la etnicidad no bastó sario para los Estados Unidos permitir una
para mantener las nuevas estructuras. En tanto vasta inmigración legal e ilegal desde los países
que la evolución histórica del moderno siste- no-europeos, tanta que dio origen al concepto
m a mundial, trajo elfinaldel dominio colonial de «tercer m u n d o interno». U n a contribución
formal (primero en las Américas) y la aboli- más de la americanidad al sistema mundial.
ción de la esclavitud (ante todo un fenómeno La etnicidad necesitaba aún ser mantenida
de América), la etnicidad fue reforzada por un a flote por el racismo, pero el racismo necesi-
consciente y sistemático racismo. Por supues- taba ahora una carta m á s sutil. El racismo se
586 Aníbal Quijano e Immanuel Wallerstein

refugió en su aparente opuesto, el universalis- americanidad constituyó su propia contradic-


m o y, su derviado, el concepto de meritocra- ción. Porque la americanidad ha existido de-
cia. Es en los debates de los últimos veinte masiado tiempo en América; porque sus con-
años que encontramos esta última contribu- secuencias indirectas han llevado a tanto albo-
ción de la americanidad. D a d a una jerarquiza- roto político-intelectual durante cuatro siglos,
ción étnica, un sistema de exámenes favorece, la americanidad se ha expuesto a la mirada
inevitablemente, de manera desproporcionada crítica, y primero que todo en América. N o fue
a los estratos étnicos dominantes. Esa ventaja casualidad el hecho de que el análisis centro-
adicional es lo que en el sistema meritocrático periferia se propagara en la escena intelectual
justifica las actitudes racistas sin necesidad de del m u n d o desde la C E P A L (Comisión Econó-
verbalizarias: aquellos estratos étnicos que se mica para América Latina). N o fue casualidad
desempeñan más pobremente lo hacen así por- que la movilización política antirracista reci-
que son racialmente inferiores. La evidencia biera su primer y más grande impulso en Nor-
parece ser estadística; de allí, «científica». te América.
Esto nos lleva a la cuarta contribución de la
americanidad, la deificación y la reificación de
la novedad, ella m i s m a un derivado de la fe en II
la ciencia, la cual es un pilar de la moderni-
dad. El Nuevo M u n d o era nuevo, esto es, no Separadas en el período colonial, las Américas
viejo, no atado a la tradición feudal del pasa- se han articulado entre sí directamente, desde
do, al privilegio, a las maneras anticuadas de el siglo xix, hasta llegar a constituir juntas una
hacer las cosas. Cualquier cosa que fuera «nue- parte específica del sistema-mundo, en una
va» y m á s «moderna» era mejor. M á s aún, estructura de poder cuya hegemonía es deten-
todo era presentado siempre c o m o nuevo. tada por Estados Unidos.
Puesto que el valor de la profundidad histórica Desdefinesdel siglo x v hasta el siglo x v m ,
fue moralmente denigrado, su uso c o m o herra- fue en las colonias ibéricas donde la produc-
mienta analítica fue igualmente desechado. ción era más variada y más rica y la sociedad y
Fueron las independencias de América las la cultura más enraizadas y más densas. Sin
que representaron la realización política de esa embargo, esa situación es revertida desde m e -
novedad que se reputaba de mejor. A partir de diados de siglo x v m . Alfinaldel siglo, el Sur
ahí, a medida que Norte América se separaba es periferalizado y es derrotado el primer pro-
de Latinoamérica, su ventaja fue adscrita por yecto de independencia con real potencial des-
m u c h a gente al hecho de que encarnaba mejor colonizador (Túpac A m a r u , en el Virreinato
lo «nuevo», de que era m á s «moderna». La del Perú. El Norte, Estados Unidos, conquista
modernidad se convirtió en la justificación del su independencia. Y desde el siglo xix, su
éxito económico; pero también en su prueba. poder ha sido continuamente dilatado hasta
Se trataba de un argumento circular perfecto constituir la sede del primer poder realmente
que desviaba la atención del desarrollo del mundial de la historia.
subdesarrollo. El concepto de la «novedad» ¿Qué condujo por tan distintos cursos la
fue así la cuarta y quizás la más eficaz contri- historia de América? La explicación funda-
bución de la americanidad al desarrollo y la mental debe encontrarse en las diferencias en
estabilización de la economía-mundo capita- la constitución del poder y en sus procesos, en
lista. Bajo la apariencia de ofrecer una salida a cada m o m e n t o y en cada contexto históricos.
las desigualdades del presente, al concepto de Para partir, la colonialidad en el área ibe-
lo «nuevo» empujaba e insertaba su inevitabli- roamericana, no consistió solamente en la su-
dad en el superego colectivo del sistema m u n - bordinación política a la Corona metropolita-
dial. na, sino, sobre todo, en la dominación de los
D e ese m o d o , la americanidad fue la erec- europeos sobre los aborígenes. En cambio, en
ción de un gigantesco escudo ideológico al m o - el área britano-americana, consistió de manera
derno sistema mundial. Estableció una serie virtualmente exclusiva en la subordinación
de instituciones y maneras de ver el m u n d o política a la Corona inglesa. Eso quiere decir
que sostenían el sistema, e inventó todo esto a que las colonias británicas se constituyeron,
partir del crisol americano. Sin embargo, la inicialmente, c o m o sociedades-de-europeos-
La americanidad como concepto, o América en el moderno sistema mundial 587

Grabado de Chapuis, 1886, representando una estatua de Cristóbal Colón, en Colón (Panamá). Rogcr-víoiiet.
588 Aníbal Quijano e Immanuel Wallerstein

fuera-de-Europa. Las ibéricas, c o m o socieda- bajo el señorío de la nobleza cortesana. La


des de europeos y aborígenes. Sus procesos Iglesia encarna la Contrarreforma y es domi-
históricos serían, pues, m u y diferentes. nada por la Inquisición. La ideología religiosa
Eso responde a las conocidas diferencias legitima la expulsión de los agricultores y arte-
entre las sociedades aborígenes de cada una de sanos mozárabes y mudejares, así c o m o de los
las áreas. Pero que eso no fue lo único impor- comerciantes yfinancistasjudíos. Eso no evita
tante salta a la vista si se recuerda que los que las riquezas coloniales estimulen la difu-
británicos llamaron naciones a las sociedades sión de las prácticas materiales y subjectivas
aborígenes del Norte y durante el período co- del mercantilismo. Pero queda estancado el
lonial la trataron c o m o a tales naciones, cierta- tránsito entre el capital mercantil y el indus-
mente subordinadas, pero desde fuera de sus trial en la Península, lo que además se agrava
respectivas sociedades, c o m o proveedoras de durante la crisis europea del siglo xvii.
pieles y otros materiales y aliadas en las gue- La simultaneidad y el desencuentro entre
rras, entre los europeos. Después de la Inde- las prácticas sociales mercantilistas y los pa-
pendencia, los norteamericanos prefirieron ex- trones y valores formales de origen señorial en
terminarlos en lugar de colonizarlos. la sociedad ibérica, es el producto característi-
Los ibéricos, en cambio, discutían ardoro- co de ese proceso. Son la sociedad y el m o m e n -
samente si los «indios» era realmente h u m a - tofijadospara siempre en la m á s grande ima-
nos y tenían «alma», mientras conquistaban y gen histórica de la literatura europea: D o n
destruían, precisamente, sociedades aboríge- Quijote aún ve gigantes y contra ellos arremete
nes de alto nivel de desarrollo. Esclavizaron y, lanza en ristre; pero, no por casualidad, son
en las primeras décadas, casi exterminaron a molinos de viento que lo reciben y dan en
sus poblaciones, sobre todo empleándolas tierras con él.
c o m o mano-de-obra-desechable. Y a los super- T o d o ello no habría sido, quizás, posible
vivientes, en los escombros de sus sociedades, sin la súbita adquisición de las inmensas meta-
los sometieron a relaciones de explotación y líferas y del trabajo gratuito virtualmente ina-
dominación, sobre las cuales fueron organiza- gotable de la América colonial, que permitían
das las sociedades coloniales. el reemplazo de la producción local y de las
Es necesario, en consecuencia, volver la clases y grupos productores. D e otro lado, la
vista hacia las sociedades colonizadoras para Corona se lanza a expandir su poderío euro-
encontrar otros factores en la historia colonial. peo, por motivaciones dinásticas de prestigio,
H a y que recordar, primero, que con la con- no de beneficios mercantilistas. Los ingentes
quista, colonización y bautismo de América, al gastos respectivos son sostenidos por las rique-
terminar el siglo xv, comienza la historia del zas coloniales; pero con la producción local
mercado mundial, del capitalismo y de la m o - estancada, ellas son transferidas en beneficio
dernidad. La llegada de los británicos a la otra de los banqueros centroeuropeos y de los in-
América, poco m á s de un siglo después, ocurre dustriales y comerciantes británicos, franceses,
ya cuando esa nueva historia está en pleno holandeses o flamencos. C o m o consecuencia,
proceso. E n consecuencia, las sociedades colo- durante el siglo xvn España pierde la lucha
nizadoras eran radicalmente diferentes y lo europea frente a Inglaterra, y las sociedades
serán también las modalidades de coloniza- ibéricas ingresan en un largo período de peri-
ción y sus implicaciones sobre cada metrópoli feralización.
y sobre cada sociedad colonial. Las implicaciones de todo ello en la confor-
E n el m o m e n t o del primer encuentro con mación de la sociedad colonial fueron decisi-
América, España está terminando la Recon- vas. El conquistador ibérico es mentalmente
quista e iniciando la formación del estado cen- portador de modelos de poder y de valores
tral. El establecimiento de la dominación colo- sociales de carácter señorial, a pesar de que sus
nial en esas condiciones, tuvo implicaciones actos y motivaciones en la conquista corres-
peculiares en la sociedad ibérica. Durante el ponden a las tendencias del mercantilismo.
siglo xvi, la Corona combina la centralización Por ello, en el primer m o m e n t o de la organiza-
del estado con un modelo señorial de poder, ción del poder colonial, detrás de la «enco-
ya que destruye la autonomía, la democracia y mienda indiana» y del «encomendero» es dis-
la producción de los burgos, para ponerlos cernible la sombra del patrón feudal. Pero en
La amerkanidad como concepto, o América en el moderno sistema mundial 589

el desmantelamiento del regimen encomende- nizó c o m o una sociedad de europeos en tierra


ro, no m u c h o después, y en la imposición de laamericana. Pero, por encima de todo, fue el
centralización político-burocrática de las colo- caso excepcional de una sociedad que se confi-
nias bajo el poder de la Corona, actúan ya las gura directamente, desde sus inicios, c o m o so-
necesidades del mercantilismo. ciedad capitalista, sin los agrupamientos e in-
Aquel orden político fue centralizado y bu- tereses sociales, instituciones, normas y sím-
rocrático, y en ese sentido no feudal. Pero fue bolos que en Inglaterra correspondían aún a la
también señorial, arbitrario, patrimonialista y historia señorial. Y con recursos naturales lar-
formalista. La estructura productiva fue m o n - gamente superiores. La producción se organiza
tada ante todo para el mercado externo y fue primero para el mercado interno y no al revés.
desmedrado el mercado interno (lo que no Y se articula a la economía metropolitana n o
equivale al consumo interno, que ciertamente solamente c o m o proveedora de materias pri-
fue m u y grande, especialmente el señorial y el mas, sino c o m o parte del proceso de produc-
eclesiástico, pero cuyos elementos no pasaban, ción se organiza primero para el mercado in-
en su mayor parte, por el mercado). El señorío terno y no al revés. Y se articula a la economía
se exacerbó en las relaciones con los «indios» y metropolitana no solamente c o m o proveedora
los «negros», con todas sus implicaciones psi- de materias primas, sino c o m o parte del proce-
cosociales (el desprecio al trabajo, sobre todo so de producción industrial. El estado regula y
el manual; el cuidado del prestigio social, la dicta las normas, pero no controla, ni es pro-
«honra», y sus correlatos: la obsesión con las pietario de los recursos, ni de la producción,
apariencias, la intriga, el chisme, la discrimi- c o m o en el caso ibérico. Y ninguna iglesia es
nación). todopoderosa, ninguna Inquisición se opone al
El cambio dinástico por los Borbones en el desarrollo de la modernidad y de la racionali-
siglo xviii, no fue ventajoso para las colonias. dad, c o m o en el área iberoamericana antes de
La nueva geografía de la administración colo- los Borbones.
nial española, benefició en la práctica los inte- Inclusive el régimen esclavista se establece
reses del comercio inglés por el Atlántico. D e - ya formando parte del engranaje del capitalis-
sarticuló la estructura productiva y comercial m o . Es verdad que produce y permite al seño-
producida; desangró financieramente las áreas río en las relaciones sociales; pero modulado
más ricas en servicio de las guerras de la Coro- por el hecho de operar con mercancías (incluí-
na y estancó su producción manufacturera en do el esclavo), para producir mercancías, por
favor de las importaciones de la producción de motivaciones y necesidades de beneficio. N o
las hasta entonces productivas regiones. Y se opone, sino impulsa la innovación tecnoló-
poca duda cabe de que fundó las bases de la gica que hace parte de la revolución industrial,
«balcanización» de las ex-colonias en el siglo al revés del señorío ibérico sobre m a n o de
XIX. obra «india» gratuita, cuya fuerza de trabajo
Por contraste, cuando los primeros coloni- no es mercantilmente producida.
zadores britránicos desembarcan en la otra Los procesos de independencia tienen, por
América, ya a comienzos del siglo xvn, Ingla- todo ello, lógicas e implicaciones m u y distin-
terra procesa todas las tendencias sociales e tas en cada lado. Las colonias iberoamericanas
intersubjetivas de la transición capitalista que, llegan al final del siglo x v m con economías
inclusive, llevarán pronto a la primera revolu- estancadas, con patrones de poder social y
ción política específicamente burguesa de Eu- político en crisis. Derrotados el movimiento
ropa (Cromwell) y al primer debate político- de Túpac A m a r u en 1780, las revueltas inde-
filosófico propiamente moderno de la historia pendentistas sólo corresponden m u y parcial-
europea, aunque producido y moldeado en el mente a la revuelta anticolonial «india» o a las
matrimonio del poder con la inteligencia. Y necesidades de la expansión capitalista y de su
desde fines del siglo XVI, logra el dominio control nacional. D e hecho, en los centros co-
marítimo y la dominación del mercado m u n - loniales principales, la emancipación sólo cul-
dial en plena expansión. mina exitosamente cuando los señores domi-
La sociedad colonial britano-americana no nantes deciden autonomizarse respecto del
fue el resultado de ninguna conquista y des- régimen liberal en la España de comienzos del
trucción de las sociedades aborígenes. Se orga- siglo XIX. Se está lejos de una revolución. Al
590 Aníbal Quijano e Immanuel Wallerstein

terminar el colonialismo ibérico, en las ex- talista de Estados Unidos, que ya a fines del
colonias no están presentes fuerzas sociales s. xix le permite competir con Europa y con
hegemónicas o capaces de articular y dirigir Inglaterra en particular. D o s , su asociación
coaliciones hegemónicas para preservar la uni- hegemónica con Inglaterra después de la Pri-
dad política del área iberoamericana, y ni si- mera Guerra Mundial frente a Europa y A m é -
quiera para erigir y sostener establemente un rica Latina, lo que finalmente llevará al apoyo
estado local. El caso de Brasil fue diferente. británico a la hegemonía mundial de los Esta-
Pero no se independizó sino m u c h o m á s dos Unidos.
tarde. Durante el m i s m o período, América Latina
En cambio, las ex-colonias britanoamerica- se «balcaniza»; se desangra en guerras de fron-
nas se organizan inmediatamente c o m o los tera y en guerras civiles en cada país; el poder
Estados Unidos de América, con un orden se organiza sobre bases señorial-mercantiles;
político bajo una hegemonía social m u y clara, se estanca el desarrollo del capital y de sus
con un estado fuerte, pero con una sociedad respectivas relaciones sociales. El pensamiento
civil provista de mecanismos para regular sus moderno, en esas condiciones, sufre la kafkia-
relaciones con las instituciones estatales. La na tortura del exilio interior o de la fuga utópi-
independencia combina las exigencias del de- ca. Las clases dominantes, eurocentristas,
sarrollo capitalista nacional y las del debate adoptan el mistificado modelo europeo de es-
político ordenado sobre las nuevas bases de tado-nación, para sociedades cuyo rasgo fun-
modernidad/racionalidad. N a d a sorprendente, dante es aún la colonialidad entre lo europeo y
en consecuencia, que en la perspectiva nortea- lo no-europeo; y el modelo liberal de orden
mericana la independencia tenga el lugar de político, para sociedades dominadas mercan-
toda una revolución: la Revolución Ameri- til-señorialmente. T o d o ello permite la perdu-
cana. ración del carácter dependiente del patrón de
Las dos Américas ingresaron en el s. xix desarrollo histórico y la subordinación al im-
son m u y desiguales condiciones y por caminos perialismo europeo, primero, y estadouniden-
m u y distintos. se después.
Estados Unidos siguió un patrón de desa- Durante el siglo xx, América Latina ha
rrollo, de nuevo, excepcional: se fue constitu- permanecido en gran medida apresionada en
yendo c o m o nación al m i s m o tiempo que el nudo histórico formado por el entrelaza-
c o m o centro hegemónico imperial. D e ello, el miento entre las cuestiones de nación, identi-
«destino manifiesto» es una ceñida expresión dad y democracia; cuestiones y problemas que
ideológica. en otros contextos, c o m o los europeos, se suce-
Ese patrón ha tenido varias etapas y m o d a - dieron en etapas. El desenlace o corte de tal
lidades históricas. Primera, la expansión terri- nudo histórico pareció comenzar con la revo-
torial violenta que permitió a Estados Unidos lución mexicana; pero la derrota de la revolu-
duplicar en menos de 80 años el territorio ción democrático-nacional en los demás paí-
continental heredado, a costa del territorio de ses, no solamente no resolvió el problema,
los «indios» del Oeste y de la mitad del mexi- sino que abrió una crisis de poder no resuelta,
cano. Segunda, la imposición de un cuasi- cuya más ajustada expresión es, seguramente,
protectorado sobre los países del Caribe y la perduración de ese peculiar animal político,
Centroamérica, incluyendo el «rapto» de Pa- específicamente latinoamericano: nacionalis-
n a m á y la construcción y control del Canal de ta-populista-desarrollista-socialista, cuyos
P a n a m á , así c o m o sobre Filipinas y G u a m . componentes se combinan de muchos m o d o s
Tercera, la imposición de una hegemonía eco- en cada país y en cada situación.
nómica y política sobre el resto de América
Latina, desde el fin de la Primera Guerra
Mundial. Cuarta, desde la Segunda Guerra Ill
Mundial, la imposición de su hegemonía sobre
todo el m u n d o , conduciéndolo a integrarse en Las Américas se preparan a ingresar en el siglo
un orden global de poder. XXI casi con las mismas desigualdades que en
D o s factores decisivos deben ser anotados el siglo xix. Pero a diferencia de entonces, no
a ese respecto. U n o , el rápido desarrollo capi- lo harán ni separadas, ni por caminos diferen-
La americanidad como concepto, o América en el moderno sistema mundial 591

tes, sino c o m o partes de un m i s m o orden m u n - los, a las utopías americanas, es lícito admitir
dial en el cual Estados Unidos ocupa, aún, el el tiempo de maduración de ese patrón autó-
lugar primado, y América Latina, un lugar n o m o , la presencia de u n proceso de re-
subordinado y está afectada por la crisis m á s originalización de la cultura en las Américas.
grave de su historia postcolonial. Eso es lo que podemos llamar la americaniza-
En la perspectiva americana del futuro, ción de las Américas. El proceso es apoyado
ciertos procesos merecen ser puestos de relie- por la crisis del patrón europeo.
ve. U n o , la tendencia a una m á s sistemática La formación de Estados Unidos directa-
articulación entre las Américas, bajo la hege- mente c o m o sociedad directamente capitalis-
monía de América del Norte (lo que incluye ta, fundó allí la utopía de la igualdad social y
tan secundaria c o m o tardíamente a Canadá). de la libertad individual. Esas imágenes velan,
Eso incluye el creciente flujo migratorio desde por supuesto, las m u y reales jerarquías socia-
todas las Américas hacia el Norte y en particu- les y su articulación en el poder; pero también
lar hacia Estados Unidos. D o s , la mayor arti- impiden su sacralización y mantienen el espa-
culación interna de América Latina, a pesar de cio del debate y legitiman la capacidad de
las presiones en contra desde el capital global, regular desde la sociedad la acción del estado.
Europa, Japón, Estados Unidos. Tres, el desa- E n América Latina, la persistencia del imagi-
rrollo de la descolonización en la producción nario aborigen bajo las condiciones de la do-
de la cultura, del imaginario, del conocimien- minación, ha fundado la utopía de la recipro-
to. En breve, la maduración de la americaniza- cidad, de la solidaridad social y de la democra-
ción de las Américas. cia directa. Y bajo la crisis presente, una parte
Las Américas son el producto histórico de de los dominados se organiza en torno de esas
la dominación colonial europea. Pero no fue- relaciones, dentro del marco general del mer-
ron nunca sólo una prolongación de Europa, cado capitalista.
ni siquiera en el área britanoamericana. Son Tarde o tempano, esas utopías americanas
un producto original, cuyo propio y sui generis se encontrarán para formar y ofrecer al m u n d o
patrón de desarrollo histórico, ha tardado en la específica utopía americana: La migración
madurar y abandonar su condición dependien- de pueblos y de culturas entre las Américas y
te de su relación con Europa, sobre todo en la gradual integración de todas ellas en un
América Latina. Pero actualmente, si se atien- único marco de poder, es o puede ser uno de
de a los sonidos, a las imágenes, a los símbo- sus vehículos m á s eficaces.
ELEMENTOS DEL DESARROLLO
El peso de las instituciones
metropolitanas

Ruggiero Romano

Antes de referirnos al problema de las institu- quia Española? Por incorporación a la Corona
ciones que gobernaban los territorios america- de Castilla. Es pues el derecho castellano (y no
nos, es indispensable examinar la situación en un supuesto derecho español, que no existía) el
Europa. que rige en las Indias Occidentales. Pero esto
Ante todo, hay que observar que cuando se no es m á s que un principio de orden general.
habla de «España», se comete un contrasenti- En efecto, la situación que los españoles en-
do. D e hecho, lo que había eran las Españas, cuentran en América es diferente de la de Es-
en plural, cuyos reyes eran Hispaniarum atque paña, demasiado diferente. Baste pensar que
Indiarum Rex. Esta observación no se inspira en América los españoles no encuentran so-
en un afán de precisión inútil, sino que es lamente sociedades segmentadas c o m o en el
fundamental para enten- Caribe, sino también so-
der que España en singular ciedades m u y bien estruc-
Ruggiero R o m a n o es un historiador
era una simple unión di- italiano, especializado en historia eco- turadas, c o m o las de M é -
nástica, y no una verdade- nómica y social de América Latina. H a xico o Perú. Sucede así
ra unión nacional. Esto sig- sido jefe de estudios en la Escuela de que en el tronco del dere-
Estudios Superiores de Ciencias Socia-
nifica que los diversos rei- les, de 1950 a 1989. Es profesor adjun- cho castellano se injertan
nos (las Españas) de la M o - to en El Colegio de México. H a publi- numerosos elementos abo-
narquía Española estaban cado libros y artículos sobre la historia rígenes, indios, i el dere-
económica y social de América Latina.
unidos a ésta según m o d a - Su dirección: 246, Bid. Raspail, 75014 cho y las instituciones vi-
lidades diferentes: Paris, Francia. gentes en la América espa-
a) Por incorporación al ñola se indianizan en cier-
Reino, lo que entraña la to m o d o . Y tanto m á s se
completa fusión y, por indianizan cuanto que,
consiguiente, la pérdida de por voluntad del Sobera-
los rasgos originales (como no, ciertas «pragmáticas
en el caso de Granada, por castellanas» n o fueron
ejemplo), incluido el sistema legislativo y el nunca de aplicación en América.
ordenamiento jurídico; Es en este contexto general, pues, en el que
b) Por incorporación a la Corona de Castilla: se desarrollan las instituciones.
en este caso, se trata de una simple unión de Ante todo, las que mejor reflejan los pro-
dos reinos (el incorporador, Castilla, y el in- blemas generales de gobierno. E n el vértice de
corporado) en la que cada uno de ellos guarda la pirámide, los virreyes. Los grandes virreina-
(por lo menos en principio, en la práctica ya es tos (Nueva España y Perú) rigen el corazón del
otra cuestión) su propia especificidad (por Imperio hasta bien entrado el siglo x v m . La
ejemplo, el caso de Aragón). tarea es ingente: desde Lima, gobernar los te-
Ahora bien, esto nos induce a plantearnos rritorios que hoy forman el Perú, Ecuador,
la cuestión siguiente: ¿con arreglo a qué princi- Colombia, Bolivia y la mitad de Chile y. Ar-
pio se agregó el espacio americano a la Monar- gentina... Por m á s que los virreyes hagan las

RICS 134/Dicicmbrc 1992


594 Ruggiero Romano

veces del rey, la inmensidad de los espacios se salieron de sus atribuciones judiciales.
reduce considerablemente su autoridad. C o n Estas observaciones acerca de dos institu-
todo, estos virreyes gozan de un poder m u c h o ciones, el Virrey y las Audiencias (y de su
mayor que sus homólogos de Nápoles o de alejamiento gradual del modelo metropolita-
Palermo (por ejemplo). Mayor, porque ellos no) son aplicables también a otras institucio-
no tienen que vérselas con parlamentos de nes no ya de nivel político, estatal, sino de
vieja tradición, ciudades con antiguos privile- nivel local, municipal. La tradición municipal
gios, noblezas de tradiciones (y prerrogativas) medieval era m u y fuerte en España, y las insti-
seculares, sino con una sociedad indígena m á s tuciones de gobierno local habían sido m u y
netamente (y brutalmente) conquistada y so- funcionales. Pero con el siglo x v se acaba esta
metida. Su poder abarca todos los aspectos de «edad de oro». E n América, los cabildos o
la vida del Estado, militar y económico, fiscal municipios sólo tendrán una función auténtica
y judicial... Pero al m i s m o tiempo, y sobre de representación al comienzo de la conquista
todo a partir del siglo xvii y a pesar de su y tres siglos m á s tarde, cuando se declaran los
autoridad soberana en principio, un formalis- movimientos independentistas (1810). Podría-
m o excesivo contribuyó a limitar rígidamente m o s esbozar el siguiente proceso: en un princi-.
toda su autonomía de acción. Ante todo los pio se imponen los cabildos abiertos, que son
virreyes (y también otros altos funcionarios, consejos municipales abiertos a todos (todos
c o m o los presidentes y los gobernadores) de- los blancos, evidentemente). Esta forma «de-
bían actuar en el marco de instrucciones m u y mocrática» durará poco, y los cabildos se
precisas, y debían rendir cuentas minuciosas, transformarán en órganos cerrados, domina-
en el menor detalle, de todos los aspectos posi- dos por las grandes familias (sobre todo en lo
bles e imaginables de la vida política, adminis- económico). D e ahí se derivaron la esclerosis,
trativa,fiscal,comercial, de las misiones reli- la falta de iniciativa y el conservadurismo.
giosas... Para cada asunto, una carta; y para Este es el panorama, ciertamente sucinto,
cada carta, una documentación de anteceden- de las instituciones estatales y locales.
tes lo m á s completa posible. Para completar el Pasemos ahora a examinar algunas institu-
cuadro, era preciso obtener la «Real Confir- ciones económicas que tuvieron gran influen-
mación» para cualquier asunto: un contrato, cia en la evolución de Hipanoamérica. Ante
una concesión de tierras... Esta enorme maqui- todo, las instituciones regulan la adquisición
naria local tenía su correspondencia en otra de la propiedad de la tierra. Las «mercedes de
institución de España, el Consejo de Indias, tierras» constituyen el sistema de formación
que no se limitaba a ejercer controles formales del régimen de propiedad de la tierra. Se trata
sino que examinaba cada asunto, pequeño o de donaciones de tierras efectuadas para re-
grande, en detalle, con la lentitud que pode- compensar a los «héroes» de la conquista, se-
m o s imaginar. gún sus méritos. El principio que justifica es-
Las complicaciones no proceden solamente tas distribuciones es el m i s m o que presidió la
de España, sino también del interior. Al lado distribución de tierras cuando la Reconquista
del Virrey, y para completar su trabajo en la de España contra los árabes. Incluso los n o m -
administración de la justicia, están las Audien- bres de las superficies de tierras que son objeto
cias. Estas audiencias, compuestas de un nú- de donación denotan este origen: las «caballe-
mero variable de «oidores», no limitaron sus rías de tierra» estaban reservadas a los que
atribuciones a la esfera judicial sino que asu- habían servido a caballo; las «peonadas» a los
mieron también funciones de gobierno. La soldados de infantería, los que combatían a
confrontación entre las Audiencias y el Virrey pie.
se hizo inevitable. Inevitable y violenta, y m u y El problema es que en América estas dona-
a m e n u d o zanjada en favor de las Audiencias ciones de tierras - q u e corresponde al Rey ha-
y de sus oidores, ya que éstos podían someter a cerlas- eran efectuadas por el cabildo, el con-
los virreyes a toda una serie de controles. sejo municipal. Estas donaciones de los conse-
En esta función «política» de las Audien- jos municipales habrían debido ser ratificadas
cias americanas la que las diferencia de sus por el Consejo de Indias en España; sin embar-
modelos metropolitanos originales (las A u - go, esta ratificación no se produjo. El resulta-
diencias de Valladolid y Granada), que nunca do fue que, después de haber sido distribuidas
El peso de las instituciones metropolitanas 595

Archivo administrativo en las Antillas. El poder colonial exportó sus sistemas administrativos al nuevo m u n d o .
Rapho,

a los antiguos conquistadores (grandes y pe- m á s - e n el plano económico- en la América


queños) las tierras se cedieron a personas que española es la «encomienda», eso es, la atribu-
no habían participado para nada en los hechos ción a un español de un determinado número
de armas. Se trata, en realidad, de una distri- de indios que le debían trabajo y/o tributo. E n
bución de bienes raíces entre los miembros del principio esta atribución se justifica por el
cabildo y sus allegados (familiares, amigos, deber del encomendero de ocuparse de la edu-
«relaciones»...). N o quiero decir que en ella se cación cristiana de sus indios. Igualmente en
encuentre el origen de las grandes propieda- principio, esta atribución gratuita de m a n o de
des, pero sí es cierto que esos abusos constitu- obra estaba reservada, en un comienzo, a to-
yen el «modelo» de todos los demás abusos dos los que se habían distinguido en las opera-
que permitirán la formación de los grandes ciones de conquista. Sin embargo, c o m o había
latifundios en América. ocurrido con las «mercedes de tierra», las en-
Pero la institución que quizás ha influido comiendas se concedieron rápidamente a per-
596 Ruggiero Romano

sonas cuyo único mérito era formar parte del hablar de feudalidad en los siglos x v n o xvín,
cabildo, o estar bien relacionadas con éste. o de feudalismo en España o en Italia, n o es u n
E n resumidos términos, en el caso de la uso impropio de la lengua sino u n a simple
encomienda se producen los m i s m o s fenóme- constatación de hechos.
nos de desviación ya señalados al hablar de las Y estos hechos constituyen el sistema feu-
«mercedes de tierra»: era el R e y quien debía dal. ¿ Q u e n o queremos llamarlo así? L l a m é -
otorgar las encomiendas o, si habían sido otor- moslo señorial, pero los hechos n o cambian
gadas por el cabildo, tenían que ser ratificadas cambiando el n o m b r e .
en Madrid. A h o r a bien, nada de esto fue así en Feudalismo, pues. R e s u m a m o s . ¿ E n qué
la realidad. L a reglamentación era m u y estric- consiste el feudalismo? A m i m o d o de ver, en
ta; pero la aplicación práctica escapó por c o m - tres elementos principales:
pleto a su rigor. Y las «encomiendas» y las a) L a concesión gratuita de tierras (en A m é r i -
«mercedes de tierra» son precisamente los m e - ca, las «mercedes de tierras»);
jores ejemplos del incumplimiento m á s abso- b) Derechos sobre personas para la explota-
luto de las n o r m a s jurídicas. Éstas n o admitían ción de esas tierras (en América, la «enco-
ninguna confusión entre las «mercedes de tie- mienda»);
rras» y las «encomiendas», es decir, que n o c) U n a relajación total de los vínculos entre el
podían cederse a u n e n c o m e n d e r o tierras si- centro (el soberano) y la periferia.
tuadas en el m i s m o espacio que los indios que Hasta ahora n o habíamos hablado de este
se le había asignado. Esta disposición se inspi- último aspecto.
raba en la voluntad de impedir que la presen- D e j e m o s de lado (pero sin olvidarlas) las
cia directa del encomendero en tierras de sus fórmulas de orden general según las cuales las
e n c o m e n d a d o s ejerciese u n a presión excesiva leyes promulgadas en M a d r i d son «hostias sin
sobre éstos. N o obstante, este principio, en consagrar», y los virreyes (en principio los al-
teoría justo, fue constantemente transgredido, ter-ego del rey) pueden afirmar: «Dios está en
y son incontables los casos de «mercedes» so- el cielo, el R e y está lejos, aquí m a n d o yo». L o s
bre tierras de los e n c o m e n d a d o s . Esta «confu- otros factores son los siguientes: en primer
sión» tiene para m í u n a e n o r m e importancia. lugar, el incumplimiento de toda fórmula jurí-
E n efecto, en ella se encuentran las raíces de dica del derecho de la metrópolis. Y aquí vol-
los que m e parecen constituir la institución v e m o s a las instituciones. España había dis-
m á s importante de la América española: el puesto que toda transacción entre América y
feudalismo. la metrópolis debía pasar por Sevilla (después
N o ignoro que hay quien opina que el feu- por Cádiz). L a Casa de Contratación instalada
dalismo difícilmente puede considerarse u n a en Sevilla debía velar por q u e ninguna m e r -
institución en el sentido estricto del término. cancía destinada o proveniente de América
Pero yo creo que es el feudalismo americano el dejase de pasar por esta ciudad. El monopolio
que acaba por influir y corromper todas las funcionó bien durante el siglo xvi, pero desde
instituciones, políticas, jurídicas, e c o n ó m i - comienzos del x v n el contrabando (en todas
cas... Reconozco también.que se puede hablar sus formas) se impuso hasta tal punto que
largo y tendido sobre el significado de la pala- hacia mediados del siglo la cantidad de m e r -
bra «feudalismo»: en u n sentido estrictamente cancías de contrabando excedía con m u c h o de
técnico (y formalista), lo que se produce en los intercambios oficiales. Este tráfico parale-
América n o es «feudalismo». Pero he de reco- gal (más q u e ilegal, puesto q u e el contrabando
nocer que n o c o m p r e n d o porqué los partida- se beneficiaba en gran parte de la complicidad
rios del sentido estricto del término y el hecho de las autoridades españolas) corría también a
del «feudalismo» (Bloch, Boutruche), que n o cargo de españoles pero n o del todo, ya que
ven a la feudalidad fuera del m u n d o franco y sus beneficiarios eran principalmente ingleses,
sajón, aceptan la existencia de u n feudalismo franceses y portugueses.
bizantino y, lo que es m á s increíble, de u n E m p e r o , para entender bien este problema
feudalismo japonés. Para ellos, la feudalidad de las instituciones hay q u e considerarlo en el
italiana o española n o existió nunca, pero sí la plano de los h o m b r e s q u e las hacen (o no)
japonesa. funcionar. Es pues, en general, el problema de
Contrariamente a lo q u e creía Boutruche, la burocracia el que nos concierne aquí. P o d e -
El peso de las instituciones metropolitanas 597

m o s decir que la burocracia fue mejor durante con la América española, pero también u n
el siglo xvi que en los dos siglos siguientes. número considerable de diferencias. Desde u n
Este descenso del nivel de calidad de los fun- principio las características feudales de la ocu-
cionarios se atribuye al hecho de que los anti- pación del Brasil se reflejan en la división
guos burócratas de designación real directa administrativa del territorio ocupado, reparti-
fueron reemplazados por individuos que c o m - do en 15 capitanías. Los capitanes son donata-
praron el cargo y que parecen haber sido m á s rios, ya que han recibido del rey los territorios
corrompidos que sus predecesores. en donación (véase el m a p a adjunto), de los
Este problema de la corrupción debe consi- cuales son propietarios directos en un veinte
derarse desde diversos puntos de vista. Ante por ciento de la superficie. A d e m á s , estos capi-
todo hay que observar que la corrupción exis- tanes-donatarios ejercen un monopolio sobre
tía tanto en el siglo xvi c o m o en los siguientes. todos los molinos, tienen derecho a someter a
El hecho de que haya sido m á s importante en la esclavitud a todos los indios que logren
los siglos xvii y xviii de resultas de la venta de capturar, y gozan del derecho a percibir u n
cargos se sigue casi automáticamente: era nor- uno por ciento del diezmo real y un cinco por
mal que la persona que había desembolsado ciento de toda la madera de palo brasil corta-
una cantidad para comprar un cargo que le da. Para acentuar este carácter feudal, los capi-
proporcionaba un estipendio de menos del tanes-donatarios tienen derecho a conceder a
uno por ciento del capital invertido (la m i s m a los colonos una superficie de tierras, a cambio
cantidad invertida en un negocio cualquiera de la cual éstos han de servir en el ejército en
habría rendido un cinco por ciento) trate de caso de guerra (naturalmente los colonos han
recuperar por lo menos los intereses de su de pagar también el diezmo del rey, del cual el
inversión. En resumen, estos funcionarios «co- capitán-donatario percibe el uno por ciento).
rrompidos» estaban casi autorizados a serlo. Se trata pues de una estructura piramidal de
Pero hay otro elemento que debe considerarse, tipo estrictamente feudal (hay que añadir que
y es el importante cambio que se observa a los capitanes-donatarios tienen derecho a ad-
partir del siglo xvn; la preponderancia de los ministrar justicia, alta y baja). Pero la c o m p a -
funcionarios españoles disminuye y los cargos ración con la América española deja de ser
son cubiertos (siempre mediante compra) por válida en lo tocante a las instituciones que
«naturales del país». Debe reconocerse pues regulan la distribución de las tierras. Y es que,
que, a partir de este m o m e n t o , los frutos de la en lo relativo a los hombres que deben explo-
corrupción permanecen en América y no van a tar esas tierras, Portugal manifiesta de inme-
parar ya m á s a España. M e parece que pode- diato una vocación esclavista: primero some-
m o s llegar a un primera conclusión. Es posible tiendo al cautiverio a los aborígenes, y a
determinar los rasgos característicos de los Es- continuación mediante la importación masiva
tados en general (y en particular los del «an- de negros de Africa. H a y otra diferencia, im-
cien régime») examinando c ó m o se articulan portante, con la situación de la América espa-
(por parejas) estas cuatro características: forta- ñola: durante todo el siglo xvi, y hasta 1640,
leza, debilidad, rigidez, elasticidad. Ahora no existe en Portugal ninguna institución se-
bien, España es sin duda un Estado rígido y, a mejante al Consejo de Indias de Madrid. Sólo
la vez, débil. E n un Estado así, las institucio- en 1642 se crea un Consejo de Ultramar desti-
nes reflejan estas características. Por una parte nado a vigilar el funcionamiento de la admi-
(la rigidez) las instituciones son, desde el pun- nistración brasileña.
to de vista jurídico, m u y precisas (demasiado), El sistema de capitanías dura hasta media-
casuísticas, puntillosas, con una legislación dos del siglo XVIII, época en que todas ellas se
que pretende abarcar todos los casos. Por otra reintegran a la Corona. Hasta 1763 no hay u n
parte (la debilidad) estas instituciones se en- virrey en el Brasil; lo que hubo es un Capitán
cuentran en la imposibilidad real de aplicar las General, que era titular de la Capitanía de Río
normas, las instrucciones e incluso las leyes. de Janeiro. A nivel de la administración local,
Esto, que es cierto para el centro (España), lo es el Senado da Câmara el que nos interesa
es aún m á s para el espacio colonial. aquí. Se trata de una repetición de la institu-
Pasemos ahora a considerar el caso del ción existente en Portugal. E n la metrópolis
Brasil. Se encuentran aquí muchas semejanzas esta institución había perdido en parte su au-
598 Ruggiero Romano

toridad; en el Brasil, en cambio, el Senado la autoridad real sobre situaciones locales de


adquiere un poder considerable, ya que la leja- tipo «feudal». Y , formalmente, esto es desde
nía del poder central le confiere una libertad y luego cierto. Pero la falta de organización, de
una autonomía difícilmente concebibles en eficiencia y de rapidez siguieron favoreciendo
Portugal. Obsérvese ante todo que se atribuye a las fuerzas centrífugas en detrimento de la
el título honorífico de «Senado», mientras que metrópolis.
en Portugal la misma institución se denomina Tratemos de ver estos problemas luso e
simplemente «Cámara». El Senado se c o m p o - hispanoamericanos a la luz de las característi-
ne de un Juez Presidente, dos jueces ordina- cas de los dos «imperios», el español y el por-
rios y cuatro oficiales (tres «vereadores» y un tugués. El primero es de corte claramente feu-
«procurador»). Al inicio de la colonia todos dal; el segundo presenta una estructura feudal,
estos cargos son elegidos de una lista de «ho- acompañada de una estructura esclavista. Di-
mens bons», o sea, hombres de calidad que cho esto, hay que reconocer que éste último
eligen a otros hombres de calidad... V e m o s en consiguió sujetar mejor a sus dominios brasile-
efecto que se reproduce la m i s m a situación ños, por el simple motivo de que su espacio
que en el caso de cabildo español: la formación era m á s reducido que el que controlaba Espa-
de una oligarquía m u y reducida que se ocupa ña. M á s pequeños, porque no hay que olvidar
de todos los asuntos relativos al territorio de que, si bien hubo expediciones al interior de la
su circunscripción. Es cierto que, en el caso masa continental, el «Brasil» de la época colo-
brasileño, el juez presidente elegido acaba nial era esencialmente el de la costa, m á s fácil
siendo sustituido por un juez «de afuera» de controlar. España, en cambio, tuvo que
(juiz-de-fore), de designación real. Esto podría controlar un espacio infinitamente mayor, y
dar a pensar en una intervención del poder un espacio terrestre en el interior del cual las
central sobre los poderes locales. Pero, en la comunicaciones eran m u y difíciles. El aleja-
práctica se trata m á s de una apariencia que de miento de España de su «imperio» americano
una realidad. Y aquí debemos sentar un prin- es infinitamente superior al del Brasil en rela-
cipio que se aplica por igual al Senado da ción a Lisboa.
Câmara y a otras instituciones (brasileñas e El espacio del Caribe nos acerca a los m u n -
hispanoamericanas); es difícil, por no decir dos holandés, inglés y francés y permite una
imposible, establecer una diferencia clara en- especie de geografía comparada de los diferen-
tre los aspectos administrativos (en el sentido tes tipos de colonización.
que d a m o s a la palabra hoy día) y los judicia-
U n a parte de las islas no fue ocupada por
les. Así, el Senado da Câmara se ocupa de la
los españoles, que las consideraban «inútiles»
administración en el sentido escrito del térmi-
o «perdidas» en la naturaleza. Este vacío ex-
no, pero interviene también para juzgar deli-
plica la facilidad con que los ingleses se insta-
tos de poca monta (daños, hurtos), para dicta-
laron en Jamaica (1655), así c o m o en Barba-
minar sobre las infracciones a sus propios
dos o en San Cristóbal; los franceses se insta-
edictos o para zanjar los litigios referentes a ,
lan (1655) en la mitad norte de Santo D o m i n -
los servicios públicos (aguas, caminos...). E n
go y en Guadalupe y Martinica; los holandeses
suma, se produce una confusión de las funcio-
ocupan Curaçao, Bonaire y Aruba (de 1621 a
nes que hoy día dividiríamos en judiciales y
1640); puede decirse que a mediados del siglo
administrativas.
xvii la supremacía española en el Caribe se
Pero esta confusión no es m á s que el reflejo habría terminado, ya que sólo le quedaba
de la que los contemporáneos llamaban la «le- Cuba, la mitad de Santo D o m i n g o y algunos
gislação extravagante»: centenares, miles de puntos en la Costa de Puerto Rico.
edictos, cartas y disposiciones reales, órdenes, ¿Cuales son los rasgos m á s destacados de
acuerdos, leyes frecuentemente contradicto- este m u n d o , que originan las diferencias entre
rias y, en cualquier caso, difícilmente reduci- los diversos tipos de dominio?
bles a los principios coherentes de una gestión El punto de partida es que en ningún otro
adecuada de la cosa pública. L a supresión lugar de América ha desaparecido tan deprisa
(muy tardía por lo demás) de las capitanías y la población aborigen: afinalesdel siglo XVI el
el nombramiento de los jueces de afuera han Caribe se vacía de hombres (por esto las islas
sido vistos c o m o la señal de la imposición de son «inútiles» o «perdidas»). Se recurre a la
El peso de las instituciones metropolitanas 599

esclavitud, pero los esclavos son caros. E n un la Martinica en 1635, y a Duplessis, a m o de


principio, los ingleses y los franceses llenan sus Guadalupe, también en 1635. Sigamos la peri-
islas de esclavos blancos (los «indentured ser- pecia de Belain d'Esnambuc: es nombrado C a -
vants» ingleses y los «engagés» franceses), per- pitán General de las Islas de América, y en
sonas que se comprometen a trabajar durante vísperas de su muerte designa (sin que ni el
un cierto periodo (cinco años, por lo general) Rey ni Richelieu tengan nada que decir) a su
para reembolsar el precio del viaje de Europa sobrino Jacques Dyel Duparquet para el cargo
a América; sin embargo, en América estos tra- de teniente general. C o m o sucesor suyo en San
bajadores se endeudan, y difícilmente consi- Cristóbal, d'Estambuc elige a Philippe de
guen salir de su condición. Esta m e parece la Longvilliers de Poincy, quien se mostrará tan
primera institución que debe tomarse en con- brutal que esta vez el soberano intervendrá,
sideración. N o quiero decir que la coloniza- nombrando en su lugar a Patrocle de Thoisy.
ción de las islas haya corrido a cargo exclusi- N o importa: Poincy se niega a obedecer; D u -
vamente de esclavos blancos, ya que sé m u y parquet acude a socorrerlo y finalmente
bien que en el Caribe franco-inglés se importa- Thoisy es devuelto a Francia. T o d o esto puede
ron cantidades considerables de africanos, sorprender a los que ven en las Compañías
pero no cabe duda de que son los «indentured una expresión del capitalismo moderno. Pero
servants» y los «engagés» quienes ponen en el verdadero problema es que las Compañías
marcha la explotación. no tienen nada de capitalistas, sino que su
Otra característica que m e parece funda- naturaleza es sobre todo feudal (o señorial, si
mental es la función que los nuevos amos atri- se prefiere). Volvamos a la Compagnie des Iles
buyen a sus posesiones. En los sistemas inglés Françaises d'Amérique, compuesta en un prin-
y holandés el objetivo principal es hacer de cipio de 45 socios. Cada isla se ocupa en n o m -
estas islas una plataforma para la redistribu- bre del Rey, quien nombra a un capitán gene-
ción de las mercancías destinadas a la masa ral de la isla y a varios tenientes generales,
continental de la América española. T o m e m o s mientras que la Compañía designa a su repre-
un solo ejemplo: en Port Royal (Jamaica), en sentante en la isla. T o d o parece en orden: la
diez meses, de diciembre de 1718 a septiembre autoridad del Estado queda a salvo. N o obs-
de 1719, recalan 201 barcos destinados al co- tante, veamos un poco lo que ocurrió en 1652
mercio fraudulento con la América española. en una de estas islas, Granada. En este año
Para comprender la importancia de esta cifra, «Monsieur Duparquet, señor propietario de
hay que pensar que durante los 24 meses de esta isla y de Martinica y Santa Lucía, habien-
1718-1719 el comercio legal español con A m é - do recibido sus cartas de general de parte del
rica se hizo solamente con 17 barcos. Así pues, Rey, y con el señor D u q u e de Vandosme c o m o
esta función comercial fue prioritaria durante agregado, vino a Granada a hacerse reconocer
mucho tiempo, en el caso de las islas inglesas y en esta calidad». Hasta aquí, todo bien. Pero
holandesas (menos, es cierto, en el de las islas Duparquet ya había nombrado el año anterior
francesas). N o es hasta m á s tarde que la explo- a su hijo, de un año de edad, teniente general;
tación del suelo tomará el relevo y se converti- cuando llega a Granada «para reconocer los
rá en la actividad principal, transformando buenos servicios que había recibido de algunos
por ejemplo a Haití en uno de los principales particulares» nombra a un «comandante» (el
productores de azúcar y añil de la época, pero marido de su sobrina) y a un capitán, un tal
en este caso la institución principal será la «Sieur le Marquis». N o obstante, estos n o m -
esclavitud (de un total de 520.000 habitantes bramientos son exclusivos del poder real (las
en 1789, se cuentan 40.000 blancos, 28.000 citas provienen de L'histoire de lisie de Gre-
negros libertos o mulatos y 425.000 esclavos). nade en Amérique, manuscrito anónimo pre-
Es en el Caribe donde encontramos una de sentado por M . Petitjean Roget, Montréal,
las instituciones m á s originales: las C o m p a - 1975). Los poderes reales han sido burlados.
ñías. V e a m o s por ejemplo una de ellas, la Desde luego Colbert acabará con todo eso, y
«Compagnie française des îles d'Amérique». en 1687 Granada será sometida al control di-
La historia de esta Compañía, fundada en recto del Estado.
1635, tiene entre sus protagonistas a Pierre Pero no hay que fiarse de las apariencias.
Belain d'Esnambuc, unfilibusteroque ocupó Si no, ¿cómo explicar lo que sucede en Marti-
600 Ruggiero Romano

nica en 1717 (después de la «gran» interven- ción de señor de Ias mencionadas tierras e
ción de Colbert...)? El teniente general de la islas», o bien sucesivamente -cuando la Coro-
Martinica, La Varenne, de designación real, na recuperó la administración directa de las
llega en 1716 con instrucciones m u y concretas islas- la concesión de la tierra es gratuita: se
para reorganizar la colonia, reducir los abusos trata de bandas estrechas y largas de suelo, que
de los oficiales de justicia, limitar la presión salen del m a r en dirección al interior de las
que los grandes propietarios ejercían sobre los islas, lo que no deja de recordar las «tenures»
habitantes y, sobre todo, impedir el comercio medievales (igualmente largas y estrechas y
con el extranjero (en particular con los holan- que salían de los caminos o los cursos de
deses de Curaçao). T o d o eso no podía ser del agua). Estas tierras debían desbrozarse en un
gusto de Latouche de Longpré, el cultivador plazo de tres años, so pena de devolverlas a la
m á s poderoso de la isla, quien organizó una Compañía o, después, al Rey. Pero esta dispo-
conspiración (la «Gaoulé») en la que partici- sición no siempre se cumplió y las instruccio-
paron varios centenares de personas que en las nes, órdenes y leyes se repiten de año en año,
operaciones militares fueron dirigidas por el para recuperar estas tierras dejadas sin explo-
coronel de la Milicia... ¿El resultado de todo rar. Pero hay otro fenómeno: en principio es-
ello? Saint Simon lo cuenta de m o d o delicioso tas tiras de tierra habrían debido medir 200
en sus memorias (ad a n n u m 1717): «los cons- pasos de ancho y 400 de largo. Y sin embargo,
piradores les sorprendieron (a La Varenne y a se encuentran propiedades de 500 a 800 pasos
su intendente) una mañana, encontrándose en de anchura y 2000 de longitud. Lo extraordi-
su casa en aquel m o m e n t o , les ataron, sellaron nario es que, en los tiempos de la Compañía,
todos sus papeles y efectos sin quedarse con era ella la que concedía directamente las tie-
ninguno, no hicieron ningún daño a los sir- rras; después, quien lo hacía era el teniente
vientes y les subieron a un barco que se encon- general y el intendente nombrado por el Rey, a
traba allá por casualidad, dispuesto a zarpar reserva de la confirmación real. Pero esto es
para Francia, y al que de inmediato hicieron sólo aparente, ya que de lo contrario no sería
levar velas». explicable la expansión de las superficies de
En este caso, el escarnio de las institucio- las propiedades.
nes es completo. Porque el sucesor de La V a - Pero hay otro elemento que incita a la re-
renne, Feuquière, deberá avenirse a que las flexión. Durante la Revolución Francesa las
cosas sigan c o m o antes de 1717 y, sobre todo, Antillas fueron, sin excepción, partidiarias de
tendrá que aceptar el comercio fraudulento. la monarquía (salvo, por razones que confieso
Pero antes de terminar al respecto, quisiera ignorar, Maria Galante). Desde luego había
señalar que el «revolucionario» Dubucq no era republicanos también en las Antillas, pero es
solamente un señor de su isla sino que además, revelador el hecho de que, cuando los ingleses
c o m o nos indica Saint Simon, tenía sólidas ocupan la Guadalupe en 1794 y restablecen las
amistades en Versalles: se producieron algunas instituciones del Antiguo Régimen, encontra-
condenas, pero en 1720 una amnistía borraba rán bastantes «colaboracionistas» y, entre ellos
todo recuerdo de la «Gaoulé». m u y particularmente, los plantadores ¡que lle-
Y volvemos siempre al m i s m o punto. E n garán incluso a jurarfidelidadal rey Jorge de
aquel m u n d o americano -sea cual fuere la po- Inglaterra! Es normal que sea así. El antiguo
tencia dominante- se tropieza siempre con la régimen es el que podía garantizar el viejo
misma constante: una enorme discordancia sistema feudal (o señorial, si se prefiere...),
entre el derecho y la situación real; entre las basado en gran parte en la esclavitud. Y es
palabras y las cosas (sin que deba verse ningu- que, si bien para la concesión de tierras el
na alusión a Foucault); entre los principios sistema era señorial, para su explotación la
administrativos y las realidades de la adminis- institución principal era la esclavitud.
tración. Las «cosas», los hechos son m á s im- La existencia de este fenómeno se confirma
portantes. Examinemos el problema de la tie- en otros espacios (y, sobre todo, en Haití).
rra, siempre en el Caribe francés: el criterio de Pero si pasamos a las Antillas inglesas, la
distribución es también la distribución topo- situación cambia, por lo menos en parte. E n
gráfica. En la época de la Compagnie des Iles efecto, aquí la concesión se hacía a cambio de
Françaises d'Amérique que tenía «la condi- dinero, y esto tiene consecuencias positivas ya
El peso de las instituciones metropolitanas 601

que una cierta inversión (por modesta que sea) sea sustituida por la legislación inglesa, m u c h o
financiera induce a los propietarios a ocuparse menos favorable a los señores). U n tercio de
realmente de sus tierras, a diferencia de los esas tierras debía concederse en arriendo y los
sistemas de concesión de las islas francesas señores tenían derecho de prestación personal
«que se asientan no sobre una verdadera par- sobre los arrendatarios. Cugnet insiste m u c h o
cela, sino sobre un derecho de otros singular- en la semejanza del Canadá y Francia. Es cier-
mente aéreo». La bella fórmula de Gabriel to que podría destacarse la variedad de situa-
Debien m e parece asaz significativa: un dere- ciones entre las diversas regiones de Francia,
cho «aéreo», o sea, un no derecho, con los pero esto nos apartaría del tema. L o que cuen-
consiguientes abusos (y esto independiente- ta es que leyendo a Cugnet tenemos la sensa-
mente de la retórica acerca del Estado « m o - ción de encontrarnos frente a una situación
derno» que Francia habría construido desde cristalizada en relación con la situación cana-
los tiempos m á s remotos). diense. Cristalizada significa simplemente que
Otro terreno de experiencia: Canadá. es aún m á s acentuada que en la metrópolis. Es
En el Canadá francés los intendentes (y en bien fácil dar una prueba. Los feudos de alta
París los funcionarios del Ministerio de la M a - justicia sólo podían estar en posesión de los
rina) se ocupan in situ del control de la admi- nobles. Pero todos aquellos a quienes se conce-
nistración local. U n a administración calcada, día un feudo noble gozaban de derechos nobi-
en gran medida, del sistema administrativo liarios; incluso el último de los plebeyos, si
francés. Aunque todo eso está m u y bien sobre compraba un feudo noble, gozaba de los dere-
el papel, la realidad es infinitamente más c o m - chos nobiliarios.
pleja. E n realidad, Francia lega al Canadá «la Si insisto tanto en estos aspectos «feuda-
argolla de un sistema señorial arcaico del cual les», en el carácter «feudal» del sistema econó-
la provincia de Quebec aún no se ha liberado mico-social-político, no es con ánimo polémi-
por completo hoy en día». Pierre Chaunu es- co sino simplemente para indicar que no es
cribió esta frase en 1964. Y el sistema feudal posible explicar la estructura administrativa
estaba suprimido desde 1854 (los bienes alo- de esos espacios (que es la finalidad de estas
diales subsistieron hasta 1942). Pero no se páginas) sin este trasfondo «feudal». Y si no,
trata de disputar a P. Chaunu una simple cues- ¿cómo explicar el retorno, en el Canadá fran-
tión de fechas. Lo m á s importante es, una vez cés (y también en Chile, por ejemplo, o en
más, el empleo del término «señorial», al que México) de las justificaciones militares del sis-
prefiero el término «feudal». N o se trata de tema? ¿ C ó m o explicar la concentración de car-
una querella terminológica, sino de algo m á s gos administrativos (y militares) en m a n o s de
profundo. E n 1775, o sea doce años después los señores?
de que el Canadá francés quedara englobado ¿Existe una homogeneidad «feudal» de las
en el Canadá inglés, François Joseph Cugnet estructuras administrativas en todos los casos
escribió un Traité de la loi desfiefs(Tratado aquí presentes, desde Chile hasta Canadá? D e -
del derecho de los feudos) en el que describía jemos de lado por un m o m e n t o lo «feudal».
la situación prevaleciente para explicar a las Lo que es cierto, y aún m á s importante, es, a
autoridades inglesas - q u e no entendían gran m i juicio, la homegeneidad de u n sistema que
cosa de la situación del Quebec- c ó m o funcio- sería equivocado llamar colonial. E n efecto,
naba el «sistema». El punto de partida es que este último término, al tratar de precisar las
el Rey de Francia era el señor feudal supremo situaciones, acaba por escamotear el hecho
(seigneur suverain) y, c o m o tal, había concedi- más importante: el carácter real del sistema.
do feudos, remitiéndose a la «costumbre de Este no es, desde luego, idéntico en toda la
París» (adaptada evidentemente a la situación masa continental. Podemos detectar trazos
canadiense). Los señores de esos feudos po- feudales m á s o menos acentuados según las
dían conceder a su vez sub-feudos; además (si regiones; podemos encontrar también casos en
eran nobles) podían ejercer la alta justicia (y si los que las características «feudales» van
no, la baja y la mediana); estos feudos se tras- acompañadas de elementos esclavistas (Brasil,
mitían por herencia, según la mencionada cos- Cuba...) o incluso mercantiles (el Canadá fran-
tumbre de París (es un punto importante en el cés, donde los señores, al tiempo que obienen
que Cugnet insiste m u c h o , porque teme que su poder de las tierras y de los hombres, se
602 Ruggiero Romano

dedican al comercio de pieles), pero todo el parecida, pero sin la presencia inquisitorial y,
sistema está impregnado de esta naturaleza en cambio, con una especie de predominio
«feudal». U n a naturaleza que lo impregna y lo jesuítico. Esta presencia jesuíta tanto en la
corrompe todo; las instituciones administrati- América española c o m o en el Canadá francés,
vas principalmente, pero también los sectores se presta a algunas consideraciones de índole
de la vida económica y social que parecería general. E n efecto, ello prueba que es imposi-
tuvieran que aludir su influencia. ble, incluso en el interior de un m i s m o contex-
Este rápido esbozo sería ciertamente in- to (como en este caso el religioso), establecer
completo si no tuviéramos en cuenta a las una homogeneidad total. Así pues, si bien el
instituciones religiosas. papel de los jesuítas en la América española ha
Aquí, las diferencias son m á s marcadas: de sido globalmente positivo, no podemos decir
un lado el m u n d o ibérico (católico, con la lo m i s m o del Canadá, donde «la implantación
Inquisición) y francés (católico, pero sin In- de la Compañía de Jesús fue la causa princi-
quisición) y del otro el m u n d o inglés, esencial- pal, a la larga, del fracaso de una América
mente protestante. La estructura católica es francesa» (P. Chaunu). Y es que en Canadá,
ciertamente la m á s imponente, c o m o expre- m u c h o m á s que en Iberoamérica, la Compañía
sión de la capacidad romana de organización. de Jesús se plegó a los deseos del Estado fran-
Basándose en una experiencia m á s que mile- cés. D e nuevo hemos de abandonar el terreno
naria, se crean obispados, parroquias (y, para- demasiado simple de las instituciones (en este
lelamente, se recaudan diezmos...). Se estable- caso religiosas), para examinar el entorno. Al
ce una división territorial bastante precisa, igual que cuando hablábamos de las institucio-
para este enorme proyecto que constituye la nes administrativas nos vimos obligados a in-
conquista espiritual del N u e v o M u n d o . Pero el teresarnos en los burócratas, al referirnos a las
clero secular es, en realidad, la tropa de ocupa- instituciones religiosas tendremos que consi-
ción. Los verdaderos conquistadores serán los derar la composición religiosa de la población.
frailes de las diferentes órdenes. Ordenes que Y aquí volvemos a las cuatro características
se reparten el continente: franciscanos al norte del Estado: el francés (fuerte y rígido) no acep-
de México, dominicos en el sur, mercedarios ta en m o d o alguno que los no católicos puedan
en el Perú. Este reparto no es exclusivo, y el emigrar al Canadá, y hace respetar esta regla;
ejemplo de los jesuítas es significativo en este el español (débil y rígido), clama bien alto que
sentido, ya que se encuentran un poco por los no católicos no tienen derecho a poner los
todas partes c o m o evangelizadores, pero tam- pies en las posesiones americanas, pero en
bién c o m o grandes organizadores, no sólo de ellas encontramos a protestantes, ortodoxos,
la vida estrictamente religiosa sino de la vida (cripto) judíos e incluso algunos (muy pocos,
social, allí donde las instituciones del Estado en verdad) (cripto) musulmanes.
están ausentes: en este sentido su papel en la Así pues, un catolicismo puro y duro en la
enseñanza, desde las primeras clases hasta la América francesa (lo que explica muchas cosas
universidad, es fundamental. hasta nuestros días) y, contrariamente a lo que
Este reparto tan preciso reproduce con bas- las ideas preconcebidas podrían hacernos
tantefidelidadel que puede observarse en Es- creer, un catolicismo m u c h o menos puro en
paña misma: los miembros de las órdenes son, Iberoamérica (lo que nos permite comprender
en general, de alta calidad (intelectual, moral y la penetración actual bastante fácil de las dife-
espiritual); el clero secular, por su parte, es rentes iglesias protestantes en la masa conti-
francamente mediocre, por no decir deficiente nental de América central y meridional). En la
(desde todos los puntos de vista). Pero, en zona inglesa, la multiplicidad de las iglesias y
conjunto, la estructura se mantiene (incluso de las tendencias (cuáqueros, puritanos, etc.) y
con contrastes entre el clero secular y el clero su naturaleza (más libre y, por eso m i s m o ,
regular, y entre las diferentes órdenes). Los menos «institucionalizada» e «institucionali-
cimientos de esta conquista son la Inquisición, zable») ha dado lugar, paralelamente al siste-
tutor del «orden» religioso, aunque sea capaz m a general, a una evolución m á s abierta.
-sobre todo para el clero secular- de un cierto ¿Podemos concluir de un m o d o algo abrup-
laxismo. to? Las instituciones existen, y son m u y im-
La situación del Canadá francés es bastante portantes. Pero no se pueden considerar sola-
El peso de las instituciones metropolitanas 603

mente en sí mismas, porque ello nos llevaría a que cuenta es el conjunto, el todo, la realidad,
juzgar los hechos de jure. Ahora bien, lo que el «sistema».
cuenta son los hechos reales. Para llegar hasta
ellos, o por lo menos para aproximarnos, lo Traducido del francés
ELEMENTOS DEL DESARROLLO
El hombre y el medio en América:
acerca del «determinismo»
y el «posibilismo»

Juan Carlos Garavaglia

La discusión acerca de los conceptos de deter- bien los especialistas siguen discutiendo acerca
minismo y posibilismo en historia, corre siem- de las cifras exactas, pocas dudas hay que la
pre el riesgo de transformarse en algo intermi- población del valle superaba comodamente
nable e inasible. Para evitar caer en algunas de el millón y medio de habitantes. U n a parte
las trampas m á s habituales que suelen incu- importante de esta población urbana vivía
rrirse en este tipo de discusiones, hemos prefe- en algunas de las ciudades que se halla-
rido presentarle al lector algunos problemas ban en medio de los lagos y una de las ellas,
históricos, a través de los cuales las relaciones Mexico-Tenochtitlán, puede haber superado
entre las sociedades humanas y el medio en los 100.000 habitantes. Alimentar a una po-
América nos presentan los límites y las posibi- blación urbana de estas dimensiones exigi-
lidades que enfrentan los ría, hoy m i s m o , la movi-
seres humanos en ese tipo Juan Carlos Garavaglia es jefe de estu- lización de ingentes recur-
de nexos. dios en la Ecole des Hautes Etudes en sos agrícolas. ¿ D e q u é
Para hacer lo m á s a m - Sciences Sociales (EHESS), 54 Boule- m o d o enfrentaron las so-
vard Raspail, 75006 París. H a publica- ciedades que se sucedie-
plia posible la discusión que do diversos artículos y libros sobre te-
proponemos al lector parti- mas de historia económica e historia ron en el valle de México
remos del análisis de un agraria de América Latina, entre los el problema? U n a de las
cuales Mercado interno y economía co- respuestas tiene que ver
ejemplo histórico bien con- lonial (1983); Economia, sociedad y re-
creto: las relaciones entre giones (1987) y Las alcabalas novohis- con los llamados, por los
los hombres y el medio en panas (1988), en colaboración con primeros cronistas euro-
el valle de México, desde la Juan Carlos Grosso. peos, «jardinesflotantes»y
época prehispánica hasta fi- ya hablaremos de ellos,
nes del período colonial. pero, en realidad, las res-
El valle de México, una puestas fueron múltiples.
cuenca lacustre endorreica D e todos m o d o s , haremos
situada a m á s de 2240 m e - una historia del problema
tros y enclavada entre altas montañas, cuyo comenzando por el periodo colonial.
pico m á x i m o , el orgulloso y nevado Popoca-
teptl, alcanza los 5452 metros de altura. La
formación del llamado «eje neovolcánico», del La ciudad colonial: la lucha contra
cual el citado Popocatepl y el Iztaccíhuatl el agua o la falsa Venecia
[5286 mts.] constituyen una parte, es uno de
los movimientos tectónicos que modeló esa «Acostumbrados desde largo tiempo a oír
cuenca lacustre -es decir, sin salida al m a r en hablar de la capital de México c o m o de una
la época prehispánica- a inicios del cuaterna- ciudad edificada en medio de un lago y que
rio. sólo se une al continente por medio de
A la llegada de los europeos, el valle alber- diques, se hallarán sorprendidos los que
gaba una densidad poblacional altísima y si vean, que el centro de la ciudad actual

RICS 134/Diciembre 1992


606 Juan Carlos Garavaglia

dista 4.500 metros del lago de Texcoco y «...y de allí vimos las tres calzadas que
m a s de 9.000 del de Chalco. [...] ...no es entran en México. [...] y veíamos el agua
ciertamente la ciudad la que ha m u d a d o de dulce que venía de Chapultepeque, de que
sitio... la diferencia de situación proviene se proveía la ciudad y en aquellas tres cal-
de la disminución de las aguas que ha teni- zadas las puentes que tenían hechas de tre-
do el lago de Texcoco1.» cho a trecho, por donde entraba y salía el
agua de la laguna de una parte a otra; e
Alexander von Humboldt, el celebérrimo veíamos en aquella gran laguna tanta mul-
naturalista y viajero alemán, no puede ocultar titud de canoas, unas que venían con basti-
su decepción en 1803, al visitar por vez prime- mentos e otras que venían con cargas de
ra la ciudad de México, a la que había imagi- mercaderías y veíamos que cada casa de
nado en sus sueños c o m o una Venecia ameri- aquella gran ciudad y de todas las demás
cana. Y a en ese entonces, la ciudad estaba de ciudades que estaban pobladas en el agua,
espaldas a los lagos. de casa a casa no se pasaba sino por unas
Pero, casi tres siglos antes, en 1553, Fran- puentes levadizas que tenían hechas en m a -
cisco López de Gomara, en su Conquista de dera o en canoas...3»
México afirma, refiriéndose a la ciudad de
México Tenochtitlán: Q u é ha pasado entre estos dos cronistas del
siglo xvi, que nos describen esa compleja red
«Está fundada sobre agua, ni mas ni menos de calzadas, canales y ciudades simbiótica-
que Venecia. Todo el cuerpo de la ciudad mente intrigadas a un m u n d o acuático y el
está en agua. Tiene tres clases de calles testimonio desilusionado de Humboldt en
anchas y agradables. Las unas son de agua 1803? Pasaron tres siglos de desenfrenada lu-
sola, con muchísimos puentes; las otras de cha de los conquistadores y los colonizadores
tierra solamente y las otras de tierra y agua, europeos contra el agua de las lagunas del
es decir, la mitad de tierra, por donde an- valle.
dan los hombres a pie y la mitad de agua, Esta historia merece que nos detengamos
por donde andan los barcos... Casi todas un m o m e n t o en ella, pues es casi un ejemplo
las casas tienen dos puertas: una sobre la emblemático de las contradictorias relaciones
calzada y otra sobre el agua, por donde se entre el hombre y el medio y el papel de la
andan con las barcas...2» cultura en esas relaciones. Es decir, de «deter-
minismo geográfico» a «posibilismo cultural»,
Es cierto que el autor no ha estado en los viajes pueden ser en ambos sentidos...
México, pero sus informantes son de primerí- El valle de México, c o m o hemos dicho, era
sima m a n o (el propio Hernán Cortés, entre una cuenca endorreica, formada a fines del
otros) y esta parte de su obra, discutible ésta terciario e inicios del cuaternario. U n extenso
en otros aspectos c o m o una apología del con- valle compuesto por una serie de lagos y lagu-
quistador extremeño, es sin embargo de gran nas de poca profundidad y por varias áreas
utilidad c o m o fuente. Otro cronista, esta vez pantanosas, de un total de alrededor de 8.000
testigo presencial y dueño de una pluma de k m 2 . Cercano al valle de México, existían tam-
calidad excepcional, Bernai Díaz del Castillo, bién otros valles -subtropicales hacia el sur y
escribe, alrededor de los años 1560, una cróni- templados hacia el suroeste- que constituye-
ca que verá la imprenta muchos años m á s ron todos áreas de asentamiento y de atracción
tarde, en 1632, pero que es un testimonio de de población para los grupos étnicos del norte,
primerísima m a n o sobre los contactos inicia- situados en zonas semidesérticas y áridas. La
les entre los invasores y los habitantes de Te- cuenca del valle fue entonces un área central
nochtitlán durante los años cruciales de la con- de atracción de diversas corrientes de pobla-
quista europea del valle de México. A los ción y desde la cual podían integrarse recursos
pocos días de haber llegado por vez primera a de zonas ecológicas m u y diversas4.
la ciudad, subido al Templo Mayor de T e - El clima del valle y su conformación geo-
nochtitlán junto con otros españoles, Bernai morfólogica tendrán una influencia enorme
Díaz cuenta: («determinante») en el tipo de utilización agrí-
cola del m i s m o . Las precipitaciones se acumu-
El hombre y el medio en America: acerca del «determinismo» y el «posibilismo» 607

La recolección del maíz. La escena se refiere a la época prehispana, pero también a la etapa colonial. Códice de
Florencia, vol. I, f. 315. Del libro L'Amérique de la conquête: peinte par les Indiens du Mexique, de Serge
G r U Z i n s k i , Editions Flammarion. 1991.

lan en una estación lluviosa, m u y irregular en otro lado, llueve m á s donde la instalación y la
términos de distribución geográfica dentro del ocupación para el uso agrícola de las socieda-
valle m i s m o (llueve casi el doble o el triple en des humanas es menos sencilla.
las áreas abruptas y montañosas del eje neo- U n a de las primeras consecuencias de este
volcánico y el Ajusco; pasándose asi de 400 a hecho en relación a la ocupación h u m a n a de
600 m m . anuales en el centro y noreste del este espacio, es la realización progresiva de un
valle, a 1.200 m m . en las faldas de las serra- sistema de irrigación que combinó la construc-
nías mencionadas al sur del mismo) y en tér- ción de terrazas de cultivo -para utilizar agrí-
minos de distribución durante el año, con una colamente los terrenos en declive y conservar
época de lluvias que dura alrededor de 5 m e - mejor la humidificación de esos terrenos así
ses. Este régimen hídrico tiene consecuencias creados en las áreas m á s lluviosas- con la
obvias: en algunas partes del valle llueve m u - puesta a punto de diferentes formas de alma-
cho, pero de golpe, en forma torrencial y por cenamiento y de conducción del agua de los
608 Juan Carlos Garavaglia

torrentes y de las surgentes montañosas. D e ción de las lluvias- a través de un sistema de


este m o d o , la producción agrícola del área cre- compuertas y esclusas.
ció en forma progresiva y estas terrazas a m -
pliaron la capacidad de producción maicera
del valle5. Los «jardines flotantes»: las
Pero, el problema más serio era el aprove- chinampas del valle de México
chamiento del sistema lacustre del fondo del
valle. Y la respuesta mas inteligente fueron las Se trata de un modelo típico de construcción
chinampas, que se fueron integrando y exten- por parte del hombre, a través de una evolu-
diendo en forma progresiva hasta ocupar la ción varias veces secular (Pedro Armillas seña-
superficie que tuvieron en la época de inva- la evidencias m u y tempranas, ya desde el siglo
sión europea. i de nuestra era, aún cuando la etapa de flore-
A d e m á s , el sistema lacustre ofrecía una cimiento habría comenzado en el siglo xin6)
gran ventaja para civilizaciones que no cono- de un medio ideal para la agricultura, de un
cieron la rueda y no domesticaron animales «ecosistema artificial». Aquí, todas, las técni-
para el acarreo y la tracción: los lagos y canales cas que se esbozan apenas cuando uno estudia
posibilitaron la creación de un sistema de los sistemas de regadío, son llevadas a su m á -
transporte eficaz y m u y barato en términos de xima expresión y los hombres terminan por
ahorro de energía humana. La existencia de transformar un medio dado - q u e ya presenta-
canales, acequias y esclusas c o m o vías de paso ba ciertas características naturales «determi-
para un número impresionante de canoas de nantes» (como la abundancia de agua en una
carga es un hecho abundantemente documen- cuenca cerrada)- en un sistema agrario de altí-
tado y algo nos dicen acerca de ello los dos sima productividad y complejidad.
cronistas del siglo xvi que hemos citado prece- Las chinampas existentes en la época pre-
dentemente. D e este m o d o , la producción agrí- hispánica y en la colonial se extendían funda-
cola, que se concentraba en el área chinampera mentalmente en algunas áreas de la región
del sudoeste del valle, podía llegar hasta los lacustre del valle, en especial, en los pueblos
mercados de los núcleos urbanos en forma de Xochimilco, Tlahuac, Chalco, Mexicaltzin-
rápida y económica en términos de ahorro go, Ixtacalco, Mixquic e Ixtapalapa. Todos es-
energético, gracias al funcionamiento de un tos distritos forman hoy parte del área metro-
sistema de transporte constituido por miles de politana del Distrito Federal al sur y al oriente
canoas y pequeñas embarcaciones. de la ciudad de México. E n el siglo xvi esta
Porque el valle no tenía una ciudad sino inmensa cuenca lacustre ubicada a unos 2.400
que albergaba varias en su seno. Las tres m á s metros sobre el nivel del mar, c o m o ya hemos
importantes y m á s conocidas c o m o Tenochti- dicho, estaba cerrada y no tenía salida, c o m o
tlán, Texcoco y Tlacopan, correspondían a los ocurre en la actualidad mediante el río Panu-
tres «reinos» que constituían la Triple Alian- co, hacia el Golfo de México. Las chinampas
za; ésta era la cabeza política, religiosa y mili- se localizaban en el sistema de lagos de Chal-
tar del vasto «imperio» azteca. Las ciudades co/Xochimilco que ocupaba unos 200 k m 2 de
estaban ubicadas en diversos lugares de la área extensión. D e esta extensión, unas 9.000 hec-
lacustre. Esta área, compuesta de cuatro lagos táreas estaban efectivamente cultivadas con el
principales de agua dulce y uno, Texcoco, de sistema de chinampas. Este sistema de lagos
agua salada y que era el que estaba situado en del sur del valle, tenía sus propias fuentes de
la zona m á s baja; tenía diversas obras hidráu- agua dulce abundantes y permanentes y conta-
licas que impedían el paso del agua salada a la ba con desagüe hacia los lagos restantes de la
dulce, pero no a la inversa (de ese m o d o , el red lacustre.
lago salado situado, c o m o dijimos, en la parte Las chinampas llamaron la atención de los
más baja, era el «regulador general» de la altu- primeros españoles que la observaron y fueron
ra de todo el sistema lacustre del valle). Varios conocidas c o m o «jardines flotantes» y en rea-
diques, construidos en diversos momentos de lidad, algunas de éstas efectivamente lo pare-
la historia del valle, permitían entonces el cían. Pero, vamos a describir c o m o funcionan
paso del agua dulce al lago salado en los m o - estas chinampas. Para formar una chinampa
mentos de creciente -es decir, durante la esta- en el ambiente lacustre del valle, se buscaban,
El hombre y el medio en América: acerca del «determinismo» y el «posibilismo» 609

mediante palos que funcionaban c o m o sondas, cunos sobre ellas) en áreas cercanas a las de
aquellas partes del lago donde el fondo estu- chinampas, pero al parecer, éstas ya habían
viese a poca profundidad. Seguidamente, con casi desaparecido en las zonas chinamperas
la ayuda de estacas de tamaño regular, se deli- m á s accesibles en esa época, sin embargo n o
mita una área que marque exactamente el lu- hay que descartar la posibilidad de que subsis-
gar donde se halla el «cimiento» -es decir, el tiesen en lugares apartados hastafinesdel XIX,
fondo de poca profundidad. Allí se van colo- c o m o lo sugiere el detallado informe redacta-
cando capas de tierra y de césped hasta conse- do por Miguel Santamaría en 1912 9 . E n todo
guir que lleguen a flor del agua. Este césped secaso, existen citas que muestran la existencia
extrae de las llamadas «ciénagas», constituidas de «almacigos movibles», que eran transporta-
por la aglomeración de plantas acuáticas - e n dos hasta el lugar exacto del transplante y ello
especial, el lirio [Hitckomia coerulea]- que puede estar en el origen de esa tradición sobre
crecen en masas m u y compactas. C o n palas o los «jardines flotantes»10.
con «coas»7 se cortan pedazos de esta masa La técnica de cultivo en chinampas se basa-
para llevarla en canoas hasta los lugares ya ba además en la utilización de u n perfecciona-
delimitados. La tierra se extrae de las chinam- do sistema de transplantes, pues todas las
pas viejas (que han sobrepasado la altura ideal plantas previamente crecían en un ambiente
sobre el nivel de la laguna y ya son casi inutili-
aún m á s favorable, hasta alcanzar el desarrollo
zables para el cultivo). adecuado para ser transplantadas a las chi-
Colocando varias capas de tierra y de vege- nampas en el m o m e n t o justo. El m i s m o Jo-
tación se consigue hacer que la chinampa en seph A . de Álzate detalla con precisión la c o m -
formación surja y se eleve hasta unos 20/25 pleja técnica de los semilleros y almacigos
-realizados en cieno y ya prelineados en pa-
c m sobre el nivel del agua. Este es el m o m e n t o
para plantar las estacas de sauce [Salix bom- nes, formando cuadrados, a los efectos que el
plandiana] que tienen c o m o objetivo la conso-posterior trasplante no dañe a las raíces de las
lidación del terreno. Obviamente, los sauces nuevas plantas- que eran cubiertos durante los
dan rapidamente brotes y entonces la chinam- períodos de helada con unos techados realiza-
pa está lista para ser cultivada. E n un periododos en caña [Canna spp.] o con espadañas
de tres/cuatro años, la materia orgánica se ha [Typha lalifolia]. U n a vez alcanzado el m o -
descompuesto y la chinampa está totalmente mento ideal de desarrollo, los retoños son
formada. transplantados en las chinampas.
Las dimensiones de estos canteros así cons- Las chinampas albergan diversos sembra-
truidos son variables, pero su ancho se mantie- dos, pero los m á s comunes son el maiz [Zea
ne siempre dentro de valores pequeños, pues mays L.], los jitomates [Lycopersicon esculen-
de este m o d o el agua llega por infiltración tum Mili.], los chilares de diverso tipo [Capsi-
hasta el centro m i s m o de la chinampa sin ne-cum annum L.; C.frutescens L.], los tomates
cesidad de ulteriores trabajos de riego. Y esta [Pysalis ixocarpia Brot.], los frijoles [Phaseolus
infiltración se da justamente a la altura de lasvulgaris L . ; P.coccineus L.], las más variadas
legumbres americanas y europeas y las flores
raíces de las plantas, allí donde es m á s necesa-
ria. Solían tener entre 3 y 6 metros de ancho que hicieron la celebridad de Xochimilco des-
por una longitud m u y diversa - d e 5/10 metrosde épocas anteriores a la llegada de los españo-
hasta 900 inclusive, pero la media no se aleja- les al valle Central.
ba de los 100 metros de largo. Por supuesto, el C o m o era de suponer, dados estos antece-
recurso al uso del riquísimo lodo de los cana- dentes, la productividad solía ser m u y alta y
les adyacentes y el abono vegetal para fertilizar
los rendimientos también. A d e m á s , era posi-
la tierra está abundantemente documentado, ble realizar rotaciones m u y complejas donde
así c o m o la utilización de abono de origen ani-
se alternan diversos tipos de cultivo. J.A. de
mal. Álzate nos informa acerca de un ciclo de dos
En cuanto al carácter de «jardines flotan- cosechas de maíz y una de habas [ Vicia faba
tes», hay que señalar que algunos estudiosos L.] en un período de doce meses, pero, es
coloniales - c o m o Joseph Antonio de Alzate8- evidente que la variedad debe haber sido m u y
conocieron auténticas islas flotantes (que po- grande. D e todos modos y para no abundar,
dían mantener el peso de varios animales va- téngase presente que el área chinampera era la
610 Juan Carlos Garavaglia

principal productora de legumbres y verduras ductos que se recolectaban, c o m o los huevos


para la ciudad de México hasta los años trein- de moscas de agua y las m á s diversas plantas
ta de nuestro siglo, cuando ésta contaba ya con acuáticas. Los europeos se horrorizaban ante
m á s de un millón de habitantes. esta actitud «omnívora» de los mexicanos del
Pocas veces en América el hombre creó un valle, pero ella se fundaba en un profundo
complejo haz de técnicas agrícolas que permi- conocimiento e integración al medio acuáti-
tiesen una altísima producción alimentaria y co".
transformasen tan decididamente el medio Este conocimiento, progresivamente cons-
c o m o en este caso. Se trata casi de la construc- tituido en una historia de varios milenios, no
ción exclusivamente h u m a n a de un biótipo impidió por supuesto, la existencia de inunda-
particular y es por ello que hablamos de eco- ciones y catástrofes en el período anterior a la
sistema «artificial» exagerando los términos llegada de los invasores europeos y las fuentes
de la cuestión, porque, obviamente, todos los prehispánicas registran las fechas de las m á s
ecosistemas en los que el hombre de algún importantes de ellas durante el período azteca:
m o d o coloca su sello, podrían ser calificados 1382, 1449 y 1499. Los mexicanos del valle
de tales. estaban habituados entonces a convivir con el
C o n el tiempo y por efecto del progresivo agua, con sus beneficios múltiples y también,
disecamiento del área lacustre llevado adelan- con la amenaza de las inundaciones. Lógica-
te en forma incesante desde la conquista y mente, las divinidades acuáticas formaban
sobre el que nos extendemos un poco m á s una parte m u y importante de su panteón reli-
adelante -lo que trajo c o m o consecuencia, gioso. El agua era la fuente de casi todos los
además, un incremento de los residuos salitro- bienes, pero, tenía sus peligros y había que
sos que afectan fuertemente a los rendimien- saber respetarla. Los habitantes del valle de
tos- la superficie ocupada por las chinampas México, c o m o esos otros en Europa, los prófu-
se fue reduciendo en forma constante. A d e - gos vénetos que se instalarían en Rialto en
más, algunos antiguos pueblos, tal el caso de medio de la laguna de Venecia desde el siglo
Ixtapalapa o Ixtacalco, quedaron encerrados vi, habían aprendido lentamente a construir
por la expansión del Distrito Federal que fue una vida cotidiana con el auga.
exigiendo el disecamiento de las chinampas
para destinar la tierra a usos urbanos. D e to-
dos modos, aún hoy en algunos de ellos existen Los europeos y el sistema lacustre
todavía las chinampas y se hallan en produc-
ción - c o m o es el caso de Xochimilco, Tlahuac Cuando llegaron los españoles en 1519, en su
y Mixquic, municipios m u y próximos a la ca- mayoría, castellanos y extremeños (es decir, de
pital. dos regiones de España, donde el agua era la
gran ausente), tuvieron la actitud exactamente
opuesta. E n vez de convivir con el agua, se
Otros recursos alimenticios encarnizaron a luchar contra el agua. La pri-
mera gran inundación del período hispano
A d e m á s de las chinampas, el sistema lacustre data de mediados del siglo xvi y ella fue la
ofrecía a los habitantes del valle una compleja ocasión para un gran envión en esa vía de
mutiplicidad de recursos alimenticios y de la feroz oposición al agua, pero ya desde m u c h o
más diversa utilidad. Entre los alimenticios se antes - e n realidad, desde el m o m e n t o m i s m o
cuentan muchas variedades de peces -entre en que comenzaron a enfrentarse con los habi-
otros, los célebres anfibios «axolotl» [Ambys- tantes del valle- dieron inicio a su lucha a
toma mexicanum]- ranas, crustáceos y peque- muerte contra el sistema lacustre.
ños moluscos y, por supuesto, los patos, galla- En medio de los enfrentamientos sangrien-
retas, gansos y otras aves lacustres que se tos de la primera irrupción de Tenochtitlán
cazaban con red y eran en su mayoría migrato- destruyeron calzadas, canales, esclusas y albar-
rias. Todos éstos animales constituían el ele- dones. Inmediatamente fue el turno de los her-
mento central en las proteínas animales consu- mosos jardines con juegos acuáticos que m a n -
midas por los habitantes del valle en el perio- tenían los señores y los nobles en las ciudades
do prehispano. También existían otros pro- del valle. Tan rápido fue ese proceso de des-
El hombre y el medio en América: acerca del «determinismo» y el «posibilismo» 611

Las chinampas, auténticos jardines flotantes sobre balsas de cañas fijadas con estacas se mantenían sujetas gracias
al fondo cenagoso de la laguna dispuesto en estratos. Dadora

tracción, que un cronista y conquistador c o m o la cuenca, dándole una salida hacia el rio T u -
Bernai Díaz, que ha entrado a México de la la14.
m a n o de Cortés, no olvida señalarlo con un El disecamiento del sistema lacustre tuvo
dejo de nostalgia c o m o algo que ha ocurrido varias consecuencias. Por un lado, fue amena-
delante de sus propios ojos12. zando lentamente al área chinampera, que
Pero, el proceso m á s lento (y a la larga, m á s poco a poco se fue quedando «sin agua» y
destructivo del medio que los habitantes del retirándose cada vez m á s a zonas alejadas. Y
valle habían lentamente remodelado a través junto a los lagos, se fueron acabando también
de una evolución varias veces milenaria13), fue los ingentes recursos en proteínas animales y
la progresiva, pero, ininterrumpida tarea de en vegetales del sistema lacustre que facilita-
disecamiento del sistema lacustre del valle. ban la supervivencia de gran parte de la pobla-
Los invasores no querían convivir con el agua ción indígena.
y decidieron buscarle una salida a esa cuenca Por otro lado, las aguas de los lagos al
endorreica para acabar con las inundaciones retirarse progresivamente - c o m o bien lo seña-
y... con todo lo demás. Fue asi c o m o idearon el la Humboldt con su habitual perspicacia- die-
proyecto del «Desagüe de Huehuetoca», que ron nacimiento a diversos tipos de ocupación
se arrastró por varios siglos hasta dar su come- humana. En algunas partes, los maizales reem-
tido y acelerar el proceso de disecamiento de plazaron rápidamente a las aguas, pero, en
612 Juan Carlos Garavaglia

otras, en especial, en el lecho salitroso, estas europeos- un proceso de deterioro bastante


tierras eran agrícolamente inaptas y no fueron serio15 y los cronistas mexicanos del siglo xvi,
ocupadas, formándose así amplias extensiones no dejan de evocar en sus crónicas algunos de
de pantanos salitrosos semi disecados. El re- esos hechos catastróficos ocurridos bastante
sultado fue calamitoso: en la estación seca, al antes de la llegada de los invasores. Es decir,
soplar los vientos dominantes de la cuenca las relaciones entre las sociedades humanas y
durante los largos meses del estiaje, el polvo y ese medio, estaban ya transitando un camino
los detritus que han ido quedando en la super- crítico y los límites a la acción transformadora
ficie de las áreas disecadas vuelan formando del hombre, en ese nivel técnico, eran percep-
de ese m o d o auténticas tormentas de tierra tibles.
que se abaten sobre la ciudad y nublan su Esto ilustra m u y bien la tensión permanen-
horizonte. Estaban multiplicándose las «tolva- te que existe entre aquellas situaciones que
neras», una contribución m á s de los invasores podríamos definir c o m o homeostáticas, es de-
al infierno futuro del valle de México. cir, generadoras de una cierta estabilidad rela-
Pero, no solamente la destrucción de las tiva y los momentos de ruptura que compro-
obras hidráulicas prehispánicas fue el elemen- meten negativamente esa estabilidad. Por su-
to que atentó contra el sistema lacustre y la puesto, también puede haber situaciones de
extensión de éste. También, la progresiva de- ruptura que desarrollen exitosamente nuevas
forestación de los bosques en las faldas de las capacidades adaptativas. La historia de todos
sierras (en vistas de la utilización de la madera los ecosistemas16 es la historia de una constan-
para la construcción y para su transformación te tensión entre esas dos fuerzas opuestas. N o
en leña) y la conversión de una gran parte de hay ecosistemas que se hallen realmente en un
las tierras así liberadas, en tierras agrícolas equilibrio completo, siempre que tomemos,
explotadas mediante los sistema de aratura por supuesto, dimensiones temporales que ex-
europeos -los arados tirados por bueyes die- cedan a la vida humana.
ron mayores rendimientos en los inicios, pero En el ejemplo que hemos discutido, el m o -
que deslavaron las tierras en pendiente por mento de ruptura de la situación homestática
efecto de las torrenciales precipitaciones de la que se avisoraba en el horizonte, se aceleró
época de lluvias- al acentuar el proceso de con la irrupción europea. Esta funcionó c o m o
evaporación, fueron todos factores que contri- auténtico catalizador de una «catástrofe anun-
buyeron así m i s m o a transformar negativa- ciada». Es obvio entonces que el valle de M é -
mente el medio ambiente del valle y a acelerar xico antes de la llegada de los españoles, cons-
los mecanismos de desecamiento del sistema tituía un ecosistema que mantenía un equili-
lacustre. brio altamente frágil; la invasión europea in-
Tenemos aquí entonces, gran parte de los trodujo modificaciones que llevaron a una
elementos que explicaran los lejanos orígenes ruptura rápida de ese inestable equilibrio17.
de la situación actual en el valle de México. Y estas modificaciones no se limitaron,
Desde que ya hemos dicho «gran parte» y no c o m o vimos a la «lucha contra el agua». H a y ,
todos los elementos, pues es obvio que el pro- además, un hecho cultural determinante que
ceso incompleto de industrialización, la inter- separa a la actitud de los mesoamericanos y la
minable crisis del campesinado y una serie de de los europeos frente a la naturaleza y que
variables estrechamente relacionadas con es- tuvo consecuencias determinantes en la acele-
tos dos condicionantes, explican también las ración del frágil equilibrio en el valle. En reali-
alternativas actuales y la situación cuasi deses- dad, la lucha contra el agua, es sólo un resulta-
perante que presenta hoy la ciudad de México do m á s de esa visión que los europeos tenían
y el valle en su conjunto. de sus relaciones con el medio.
Pero, si bien en las páginas precedentes Los mesoamericanos, en cambio, mante-
hemos verificado la relación casual que hubo nían otro tipo de relación entre hombres y
entre la actitud de los invasores llegados en medio; a través de él, las sociedades humanas
1519 y la transformación negativa del medio no parecen tener la intención de dominar a la
en el valle, no hay que olvidar que algunos naturaleza sino que se integran a ella, se fun-
estudios señalaron ya hace tiempo que el valle den con ella; esta es una concepción que se
estaba sufriendo -antes de la llegada de los opone claramente a la occidental de control y
El hombre y el medio en América: acerca del «determinismo» y el «posibilismo» 613

dominio sobre la naturaleza. Es notable que tener con este tipo de enfoque, al distinguir
casi toda la tecnología agraria de origen pre- entonces técnicas «integrativas» y técnicas
hispánico americano, en muchos casos readap- «destructivas» y sus consecuencias en relación
tada m á s tarde en el período colonial, tenga al medio.
tendencialmente el caracter de ser «integrati- Otro tanto ocurre si analizamos los méto-
va» en lugar de «dominante». dos mayas de cultivo «de roza y q u e m a » en la
Respecto a este tipo de análisis, ya hace selva; allí verificamos de qué m o d o , a través
muchos años que André Haudricourt -el m á s de una compleja asociación florística que c o m -
grande especialista en historia tecnológica de bina decenas de especies domesticadas y no
los sistemas de arado- había señalado la dife- domesticadas (repartidas en distintas parcelas
rencia que existía en lo que el llamaba «méto- que poseen vocación diferente, dando el resul-
dos de acción indirecta» de los horticultores tado de las construcción de un auténtico mo-
melanesios y la «acción directa» de los occi- saico humanizado de paisajes) y además, res-
dentales en el m i s m o terreno18. Pensamos que, petando larguísimos barbechos que posibilitan
desde los griegos, la idea prometeica del domi- una lenta reconstrucción del medio forestal
nio del hombre sobre la naturaleza, es una «natural», los mayas pudieron alcanzar un ni-
concepción que va ocupando un lugar crecien- vel de productividad agrícola, que resulta casi
te en las formas mentales en que los hombres impensable en nuestros días en ese medio tan
imaginan sus relaciones con el medio. Esta se frágil de la selva subtropical20.
agiganta con la expansión del capital mercantil En pocas palabras: entre las condiciones
desde el siglo xvi y posteriormente, con la impuestas por un medio dado y las posibilida-
Revolución Industrial, pasa a ser una concep- des de una cultura determinada para enfrentar
ción tan obvia que ni siquiera se pone en tela sus desafíos, los caminos a seguir son siempre
de juicio19. m u y diversos y las soluciones múltiples. M a s ,
Y , por ejemplo, el estudio de las distintas está visto hoy que la elección de «dominar la
modalidades indígenas de cultivo con la coa y naturaleza», no sólo no es la única posible,
su reemplazo por el arado tirado por bueyes o sino que, con cierta frecuencia y en algunas
mulas en terrenos escarpados con sus graves situaciones, a la hora del balance ecológico, no
consecuencias en erosión hídrica y eólica que siempre resulta la mejor de todas, c o m o pode-
hemos evocado para el caso de la ladera del m o s comprobar en múltiples situaciones que
valle de México, es un ejemplo americano e m - se desarrollan frente a nuestros propios ojos.
blemático de los resultados que se pueden ob-
614 Juan Carlos Garavaglia

Notas

1. Humboldt, A . de, Ensayo 10. Ver Armillas, P., op.cit. l'eau vive á l'eau morte. Enjeux
político sobre el reino de la Nueva techniques et culturels dans la
España, [1807/1811], Porrúa, vallée de Mexico (xvw.-xixe. S),
México, 1978, p. 110. 11. Sobre estos recursos, ver E R C , Paris, 1991.
Rojas Rabiela, T . , La cosecha del
2. Francisco López de G o m a r a , agua en la cuenca de México, 15. Ver, por ejemplo, Cook, S.F.,
Historia General de las Indias, II, Cuadernos de la Casa Chata, Soil Erosion and Population in
Conquista de Méjico, [1553], CIESAS, México, 1985. Central Mexico, Ibero Americana,
Orbis, Barcelona, 1985, p.l 17. 34, University of California,
12. Dice Bernai, hablando de Berkeley, 1949.
3. Bernai Díaz del Castillo
Iztapalapa, una de las ciudades
Historia verdadera de la 16. En este trabajo hablamos de
del valle: «Después (...) fuimos a
Conquista de la Nueva España, ecosistemas definiéndolos c o m o
la huerta y jardín, que fue cosa
[1632], Clásicos Patria, México, comunidades de seres vivientes
m u y admirable verlo y pasarlo,
1983, p. 253. fundadas en una serie de
que no m e hartaba de mirarlo y
ver la diversidad de árboles y los intercambios recíprocos -cadenas
4. Estamos siguiendo aquí a tróficas o alimentarias- que están
olores que cada uno tenía y
Angel Palcrm en Obras enmarcadas por un medio abiótico
andenes llenos de rosas y flores y
hidráulicas prehispánicas en el y que, a su vez, modifican
muchos frutales y rosales de tierra
sistema lacustre del valle de activamente ese medio. Desde que
y un estanque de agua dulce; y
México, I N A H , México, 1973. ya las dimensiones del valle de
otra cosa de ver, que podían
entrar en el vergel grandes canoas México son tales, que deberíamos
5. Sobre este área intermedia, ver hablar propiamente de
desde la laguna por una abertura
Cabrero, M . T . , Entre chinampas y macroccosistemas o de
que tenía hecha sin saltar a tierra.
bosques. Arqueología de Topilejo «asociación de ecosistemas».
[...] Digo otra vez que lo estuve
D.F., Universidad Nacional
mirando y no creí que en el
Autónoma de México, México,
m u n d o hubiese otras tierras 17. Otro ejemplo similar, para el
1980.
descubiertas c o m o éstas... [...] ámbito americano, surge del
Ahora toda esta villa está por el estudio realizado sobre el Valle
6. Armillas, P., «Gardens on suelo perdida, que no hay cosa en
swamps», Science, 17, 1971, pp. del Mczquital, ver Melville, E. K . ,
pie.», ver Historia verdadera, ed. «Environmental and Social
653-661. cit., p. 238. Change in the Valle del
7. Acerca de este instrumento Mezquital, Mexico, 1521-1600»,
agrícola mesoamcricano, ver Comparatives Studies of Society
13. Hay restos arqueológicos que and History, 32(1), 1990.
Rojas Rabiela, T . , «La tecnología permiten datar la ocupación de
agrícola mesoamericana en el áreas lacustres desde el 6000
siglo xvi», in Rojas Rabiela, T . y antes de nuestra era; cf. 18. Haudricourt, A . ,
Sanders, W . T . , (cds.), Historia de Nicdcrbcrgcr, C h . , Zohapilco. «Domestication des animaux,
la agricultura. Época prehispánica- Cinco milenios de ocupación cultura de plantes et traitement
Siglo xvi, I N A H , México, 1985. humana en un sitio lacustre de la d'autri», L'Homme, 11(1), 1962.
Cuenca de México, I N A H ,
8. Álzate y Ramírez, J.A., México, 1976 y de la misma
Gacetas de Literatura de México, autora: Paléopaysages et 19. Sobre la «historia humana de
Puebla, 1831. archéologie pré-urbaines du bassin la naturaleza», ver Moscovici, S.,
de Mexico, C E M C A , Mexico, Essai sur l'histoire humaine de la
9. Ver «Las chinampas del 1987. nature, Flammarion, Paris, 1977.
Distrito Federal» [1912], en Rojas
Rabiela, T . , La agricultura 20. Ver, por ejemplo, Harrison,
chinampera. Compilación 14. Ver Gibson, Ch., Las aztecas P . D . y Turner, B . L . , (cds.),
histórica, Universidad Autónoma bajo el dominio español, Pre-Hispanic Maya Agriculture,
'• Chapingo, México, 1983, pp. 1519-1810, Siglo xxi, México, University of N e w Mexico Press,
41-70. 1967 [1964] y Musset, A . , De Alburquerque, 1978.
[ELEMENTOS PEL DESARROLLO

Conocimiento y desarrollo en América


Latina: Ciencia, Tecnología y Producción,
quinientos años después del Encuentro
con Europa

Francisco R . Sagasti

Introducción desarrollo, la difusión y la absorción de la


ciencia y la tecnología modernas. En particu-
Al finalizar el siglo X X , quinientos años des- lar, al incorporarse América Latina al m u n d o
pués del encuentro entre América y Europa, europeo por mediación de España y Portugal,
nadie pone en duda la importancia que tiene el carácter de su actividad científica y tecnoló-
la ciencia y la tecnología moderna. Los impe- gica adquirió rasgos específicos, derivados de
sionantes avances en la generación de conoci- las situaciones de la península Ibérica y de
mientos por medio de la investigación científi- Latinoamérica, y de la forma en que sus inte-
ca han dado al nombre contemporáneo un rrelaciones se desenvolvieron a lo largo de cin-
grado de control sin precedentes sobre el m u n - co siglos.
do que lo rodea. Las posi- Este ensayo presenta
bles aplicaciones de la un marco conceptual para
ciencia y la tecnología en en Francisco R . Sagasti es asesor principal ordenar la discusión sobre
el departamento de Asuntos Exter-
beneficio de la humanidad nos del Banco Mundial. H a sido Jefe las interacciones entre co-
parecen ilimitadas, y si de Planeamiento Estratégico en dicha nocimiento, tecnología y
bien las nuevas tecnologías institución; Presidente del Consejo producción, así c o m o una
Asesor de Ciencia y Tecnología para el
tienen frecuentemente im- Desarrollo de las Naciones Unidas; ca- apreciación del desafío que
pactos negativos (por tedrático en la Escuela de Negocios la cultura occidental signi-
ejemplo, desempleo estruc- Wharton de la Universidad de ficó para el resto del m u n -
Pennsylvania; asesor de los ministros
tural, alienación cultural, de Relaciones Exteriores y de Planifi- do, y para América Latina
contaminación ambiental, cación en el Perú; y Director Ejecutivo en particular, durante los
uso excesivo de recursos del «Grupo de Análisis para el Desa- últimos siglos. Luego se
rrollo» en Lima, Perú.
naturales y desperdicio de examina la evolución his-
energía), persiste la visión tórica de la ciencia y la tec-
de un futuro de abundan- nología en Latinoamérica
cia y bienestar, si se logra- y en el Perú, buscando una
ra movilizar efectivamente el acervo de cono- mejor comprensión de las razones de su relati-
cimientos científicos para resolver problemas vo atraso. El ensayo concluye con algunas ob-
sociales. servaciones sobre las perspectivas para la cien-
C o m o es el caso con cualquier otra activi- cia y la tecnología en América Latina en el
dad humana, la ciencia y la tecnología existen umbral del siglo xxi, haciendo especial refe-
en un contexto social y cultural determinados, rencia al debate sobre «ciencia universal» vs.
y responden a las demandas de los grupos de «ciencia latinoamericana.»
influencia y de poder. Por lo tanto, la contri-
bución que la ciencia y la tecnología pueden
hacer para mejorar la condición h u m a n a debe
examinarse a la luz de los factores económi-
cos, políticos y culturales que condicionan el

RICS 134/Dicicmbre 1992


616 Francisco R . Sagasíi

Conocimiento, Tecnología tivos en la naturaleza del pensamiento especu-


y Producción: un Marco Conceptual lativo y en el proceso de generación de conoci-
mientos, los cuales tienen lugar cada varios
Para ofrecer una perspectiva histórica de la siglos. C o m o resultado de estos cambios, evo-
evolución de la ciencia y la tecnología es posi- lucionarán también las concepciones del h o m -
ble distinguir tres componentes que, unidos a bre sobre sí m i s m o y sobre su relación con el
sus interrelaciones, constituyen un marco con- m u n d o físico, y se inicirá un proceso de trans-
ceptual para apreciar de manera integral los formaciones que abarcará progresivamente a
diversos aspectos de los procesos de genera- la base tecnológica y a la estructura de las
ción, difusión y utilización de conocimientos. activididades productivas. Sin embargo, consi-
Este marco conceptual se deriva de una apre- deradas en forma individual, éstas últimas
ciación de la forma en que la cultura occiden- transformaciones constituyen alteraciones re-
tal ha evolucionado durante los últimos cinco lativamente menores dentro del amplio marco
siglos, y de la manera en que ha impactado a histórico que establece la forma predominante
las otras culturas del m u n d o . de generación de conocimientos.
El primer componente es la evolución del Al otro extremo, la estructura de las activi-
pensamiento especulativo, que busca generar dades productivas y de servicios juega el papel
conocimientos para comprender y explicar los principal entre los condicionantes del compor-
fenómenos naturales y sociales, y también tamiento social en un período relativamente
ofrecer planteamientos que puedan dar senti- corto, que puede abarcar varios decenios. D u -
do a la existencia h u m a n a . El segundo es la rante este tiempo, y hasta que se vea reempla-
transformación de la base tecnológica, que pro- zada por otra, una determinada estructura
vee a todo grupo h u m a n o de respuestas orga- productiva define la gama de productos y ser-
nizadas para hacer frente a los desafíos del vicios disponible para la comunidad, la orien-
medio ambiente físico y social en que se de- tación del proceso de acumulación y la distri-
sempeñan, así c o m o de los criterios para elegir bución del producto social. Desde esta pers-
entre las respuestas posibles en determinadas pectiva, la forma predominante de pensamien-
circunstancias. El tercero es la modificación y to especulativo, cuya vigencia abarca varios
la expansión de las actividades productivas, siglos, puede considerarse c o m o un telón de
que se orientan hacia la provisión de bienes y fondo «fijo» sobre el cual se proyectan las
servicios para satisfacer las necesidades indivi- modificaciones de la estructura productiva.
duales y de la comunidad. Estos tres c o m p o - La base tecnológica experimenta transfor-
nentes, considerados en forma dinámica c o m o maciones significativas tras mantener vigencia
corrientes en constante transformación, se in- durante un período intermedio, que se sitúa
sertan en el tejido de relaciones sociales, cultu- entre los varios decenios necesarios para el
rales y políticas inherentes a todo grupo hu- surgimiento de cambios importantes en la es-
mano. tructura de actividades productivas, y los va-
L o que caracteriza a una sociedad en un rios siglos para el progresivo reemplazo de una
tiempo y u n lugar determinado es el grado de forma predominante de pensamiento especu-
desarrollo de cada una de estas tres corrientes, lativo por otra. U n período entre uno y dos
la forma en que se relacionan entre sí, la m a - siglos parecería adecuado para encuadrar las
nera en que se vinculan con sus homólogos de principales transformaciones de la base tecno-
otras sociedades, y la forma específica que lógica, las cuales definen el repertorio de res-
adopta la interacción entre estas corrientes y el puestas disponible para enfrentar el medio
contexto social, cultural y político en que se ambiente físico y social. Estas transformacio-
encuentran inmersas. nes tecnológicas ocurren en el marco definido
T o d a sociedad experimenta una serie de por la forma predominante de generación de
transformaciones a lo largo del tiempo en cada conocimientos, si bien ejercen una influencia
una de las tres corrientes mencionadas, sus recíproca sobre ella. A su vez, la base tecnoló-
interacciones y su contexto. Considerando u n gica prevaleciente configura el escenario en el
período m u y extenso, las principales transfor- cual tienen lugar los cambios en las activida-
maciones que experimenta una sociedad en su des productivas y de servicio.
conjunto se dan al producirse cambios cualita- En resumen estas tres corrientes evolucio-
Conocimiento y desarrollo en América Latina 617

nan a diferentes ritmos: los cambios en las culron con el contexto m á s amplio de patrones
actividades productivas cristalizan en un pe- sociales, culturales y políticos.
ríodo de decenios, las transformaciones en la Sin embargo, el m u n d o sufre un cambio
base tecnológica toman entre uno y dos siglos, radical durante las revoluciones científica e
y los cambios fundamentales en la forma pre- industrial, las cuales fueron acompañadas de
dominante de pensamiento especulativo ocu- cambios cualitativos en la base tecnológica y
rren cada varios siglos. Las modificaciones en de la expansión a escala planetaria del sistema
la estructura de las actividades productivas y de producción capitalista originario de Europa
de servicios generan tensiones que acumulan y Occidental. A partir de ese m o m e n t o ya no es
presionan por cambios en la base tecnológica; posible considerar la evolución de las diferen-
en forma similar, las transformaciones de la tes culturas de América Latina en forma inde-
base tecnológica generan desequilibrios que fa- pendiente, y su estudio debe tomar en cuenta
cilitan e inducen cambios mayores en la natu- los desafíos que le plantea Occidente a las
raleza del pensamiento especulativo y la pro- sociedades no europeas, así c o m o las respues-
ducción de conocimientos. Por lo tanto, cual- tas que éstas generan.
quier examen de la evolución de estas tres El punto de ruptura se identifica con la
corrientes debe tomar en cuenta su dinámica transfomación del pensamiento especulativo y
interna y el conjunto de influencias recíprocas con los cambios que tienen lugar en la genera-
entre ellas. ción de conocimientos c o m o consecuencia de
Las sociedades experimentan períodos de la revolución científica. El paso hacia una con-
inestabilidad durante el período de uno a dos cepción científica del m u n d o , a través de la
decenios en que se produce la transición de cual es posible vincular sistemáticamente abs-
una estructura productiva a otra. El paso de tracciones y experimentos sobre los fenóme-
una base tecnológica a otra, que puede exten- nos naturales, descubrir leyes que rigen el
derse a lo largo de varios decenios, también m u n d o físico, y derivar postulados y normas
genera incertidumbre. Finalmente, desajustes de acción que acrecientan el dominio del h o m -
profundos acompañan a la larga transición de bre sobre la naturaleza, constituyen un cambio
una forma predominante de pensamiento es- fundamental e irreversible en la historia de la
peculativo a otra. En períodos históricos m u y humanidad.
especiales, cuando se producen cambios en Considerando el éxito en lo material e inte-
estas tres corrientes a la vez, puede esperarse lectual y su difusión a escala planetaria, la
gran turbulencia social. visión occidental y científica de «progreso»,
que tomó varios siglos a formarse e irradió
primero desde Europa y luego desde Nortea-
El Desafío de Occidente mérica, ha llegado a dominar el m u n d o actual
y se ha convertido en un marco de referencia
La evolución de las diversas sociedades del implícito. Sin remontarnos a los orígenes de
m u n d o puede ser examinada de forma relati- esta visión en el m u n d o helénico, en los siglos
vamente independiente, sin referirse necesa- xv a x v n se produjo un cambio histórico sin
riamente a la cultura occidental, hasta los si- precedentes, que llevó a una «occidentaliza-
glos xv a xvii. Durante este período, la forma ción» de la concepción del m u n d o natural y de
predominante de generación de conocimientos la foma en que el hombre se veía a sí m i s m o .
sufre una transformación radical en Europa Esta concepción se caracterizó por el acen-
c o m o resultado de la revolución científica. A n - to que puso en la racionalidad instrumental,
tes de esta época es posible emplear c o m o que sometió las actividades humanas al crite-
unidad de análisis a las sociedades considera- rio de eficiencia, subordinó la creatividad al
das individualmente. D e esta forma, es posible proceso de acumulación y despojó al m u n d o
examinar separadamente a la sociedad euro- natural de su carácter sagrado, creando las
pea, y a las culturas andinas y mesoamerica- condiciones para que el hombre occidental ac-
nas, siguiendo a través de su historia la forma tuara con impunidad sobre el medio ambiente
en que la generación de conocimientos, la base físico. Así, en la civilización occidental, la
tecnológica y las actividades productivas evo- preocupación por los medios e instrumentos
lucionaron, se relacionaron entre sí, y se vin- reemplazó paulatinamente a la preocupación
618 Francisco R . Sagasti

por identificar fines y darle un sentido último positivismo; y, por último, el período de in-
al problema de la existencia h u m a n a . dustrialización por sustitución de importacio-
Esto se debe, en gran medida, a que la nes, donde echó raíces y comenzó una expan-
ciencia moderna ha demostrado ser el método sión de la ciencia industrial moderna en la
m á s eficiente de generar conocimientos para región.
comprender los fenómenos que rodean al ser
h u m a n o y dominar la naturaleza, no por la
fuerza, sino a través del entendimiento; a que América prehispánica
la tecnología, surgida a través de la reflexión
sistemática sobre el repertorio de prácticas Si bien existieron diferencias entre las culturas
disponibles para actuar sobre el m u n d o físico prehispánicas latinoamericanas, la amplia ex-
y social, otorga un enorme poder de manipula- tensión geográfica que habían logrado controla
ción para enfrentar los desafíos del medio a m - las culturas Inca y Azteca, así c o m o el posible
biente; y que a las actividades productivas y intercambio entre ellas y con otras culturas
de servicios asociadas a la tecnología moderna menos avanzadas, confirieron a toda Latinoa-
ha adquirido un gran potencial para satisfacer mérica ciertos rasgos comunes, sobre todo en
las necesidades humanas. C o m o resultado, nos comparación con la situación m u c h o m á s he-
encontramos inmersos en un m u n d o de valo- terogénea prevaleciente en otras regiones
res, marcos conceptuales, artefactos y entes c o m o África y Asia. M á s aún, la presencia
sociales construidos por el hombre occidental colonizadora ibérica en toda la América Lati-
y su racionalidad instrumental, hasta tal punto na - a ú n tomando en cuenta las diferencias
que el Occidente ha confiscado lo universal. entre Portugal y España- ayudó a configurar
E n resumen, el desarrollo de las diversas una cierta homogeneidad relativa que, a gran-
civilizaciones y sociedades en los últimos cin- des rasgos, permite tratar a la región c o m o un
co siglos debe ser visto c o m o un todo comple- conjunto.
jo, cuyos componentes están en continua inte- Antes de la llegada de los españoles a A m é -
racción y transformación, en el cual una pers- rica, las civilizaciones Azteca, M a y a e Inca
pectiva -la occidental- llegó a influir sobre habían alcanzado importantes niveles de desa-
todas las otras, pero éstas a su vez conservaron rrollo material, social e intelectual. Los logros
su individualidad, afectaron la cultura occi- agrícolas, arquitectónicos y de ingeniería de
dental, y dieron lugar a nuevas formas híbri- estos pueblos han sido ampliamente reconoci-
das de concebir el m u n d o y de relacionarse dos. Aunque todas las altas civilizaciones de la
con él. América precolombina mantuvieron registros
bastante precisos de sus observaciones astro-
nómicas, fueron los Mayas quienes m á s se
Conocimientos, tecnologia adelantaron en la observación sistemática.
y producción: Una perspectiva Esto se relaciona con el hecho de que los m a -
histórica yas desarrollaron lenguaje escrito, a que su
evolución matemática incluyó el empleo del
Reconociendo que existen muchas variaciones cero, y a que su astronomía comprendió el uso
locales, es posible distinguir cinco grandes pe- de tablas para la predicción de eclipses.
ríodos en la historia de América Latina: el Las culturas prehispánicas m á s avanzadas
período prehispánico, caracterizado por una mostraron grandes adelantos en la generación
ciencia y tecnología tradicionales; el período de conocimientos a partir de la experiencia
de dominación ibérica, en el cual predomina el directa y el dominio de las actividades artesa-
pensamiento escolástico transmitido por las nales. Sus logros en agricultura e irrigación,
órdenes religiosas y se superponen las bases arquitectura y urbanismo, medicina y sanidad
tecnológicas europeas y la técnica latinoameri- pública, metalurgia, textiles y cerámica dan fe
cana; la llegada de la Ilustración y la indepen- del alto grado de desarrollo técnico que alcanr
dencia política de las colonias; la incorpora- zaron. L a base tecnológica de que disponían
ción de éstas c o m o naciones a la división -desarrollada por sistematización de la expe-
internacional del trabajo, al tiempo que tuvo riencia empírica, pero sin una concepción teó-
lugar la introducción, el auge y la crisis del rica detrás de ella- evidenció adelantos signifi-
Conocimiento y desarrollo en América Latina 619

Agrimensura en las montañas del norte de Potosí, en Bolivia. Christophe Kuhn.

cativos, tal c o m o lo demuestra el elaborado su cotejo con la realidad. Sus vinculaciones


control vertical de pisos ecológicos en la zona con la evolución de la base tecnológica se pro-
andina. Por último, la variedad y diversidad dujeron, c o m o en otras culturas y regiones, a
de actividades productivas, la satisfacción de través de las tareas agrícolas y la astronomía, y
los requerimientos alimentarios (a punto tal a través de los mitos que codificaron las prác-
que en muchas de estas culturas no se conocie- ticas vinculadas a las actividades productivas.
ron hambrunas hasta la llegada de los conquis- Las relaciones entre la base técnica y la pro-
tadores), y la compleja organización social ducción fueron m u y estrechas y ambas fueron
para disponer de los excedentes de produc- casi indistinguibles, ya que el acervo de técni-
ción, atestiguan la adecuación de las activida- cas de producción, desarrollado a través de un
des productivas y de servicios a las necesida- empirismo sistemático, era coextensivo con la
des de la población. g a m a de activididades productivas en vigen-
Todo esto tuvo lugar en el contexto de una cia. Por otra parte, las concepciones cosmogó-
organización social y política centralizada, im- nicas, mediadas por los grupos religiosos, se
buida de una cultura religiosa y caracterizada constituyeron en la base y fuente de legitimi-
por una cierta rigidez en los patrones de inte- dad para las técnicas de organización social.
racción social. E n los grandes imperios las tec- D e este m o d o , pese a sus indudables logros
nologías de guerra y de organización social en todos los órdenes, las sociedades y culturas
permitieron conquistar amplias extensiones prehispánicas no evolucionaron por un cami-
territoriales y mantenerlas unidas hasta la lle- no que las hubiera llevado hacia algo equiva-
gada de los españoles. lente a la revolución científica europea de m a -
El pensamiento especulativo en el período nera independiente. A la llegada de los con-
prehispánico no evolucionó en la dirección de quistadores españoles al m u n d o prehispánico
la manipulación sistemática de abstracciones y transcurría por senderos totalmene diferentes
620 Francisco R . Sagasti

a los europeos, y m u y distinos de los de China, las actividades productivas, sobre todo la agri-
que no tuvo impedimentos de orden intelec- cultura, y tuvo c o m o consecuencia hambrunas
tual sino m á s bien de orden social y político generalizadas y la disminución vertiginosa de
para establecer una base científica y tecnológi- la población (ayudada por las enfermedades
ca endógena. contagiosas europeas). Otro factor fue la trans-
ferencia de técnicas en reversa desde la Améri-
ca Latina hacia sus conquistadores, los cuales
Dominación ibérica aprendieron a desenvolverse en un medio a m -
biente nuevo y absorbieron los conocimientos
Para comprender la forma en que Occidente locales necesarios para establecerse en la re-
llegó a la América Latina es necesario conside- gión.
rar la situación de la peninsula ibérica antes, Se produjeron también respuestas variadas
durante y después de la Conquista. Este análi- a los intentos de conversión religiosa y en un
sis debe iniciarse en la época de la Iberia m e - entrecruzamiento de concepciones e ideas m í -
dieval, con su peculiar convivencia de las cul- ticas y religiosas, que en muchos casos aún
turas cristiana, judía e islámica durante varios perduran. E n el orden del pensamiento espe-
siglos. Luego se debe examinar el carácter cas- culativo se produjo un doble proceso de mesti-
tellano; la forma en que se expulsó a los árabes zaje y de superimposición de lo occidental con
y los judíos y las consecuencias que esto tuvo lo autóctono; en lo tecnológio se perdieron
en el desenvolvimiento intelectual de España; muchas respuestas técnicas locales, se produjo
la filosofía, al m i s m o tiempo materialista y una articulación parcial de los dos tipos de
religiosa, que justificó la Conquista; la c a m - bases tecnológicas y un mestizaje de técnicas
biante posición de España y Portugal con res- en diversos campos. Finalmente, se reorienta-
pecto a la ciencia moderna en la Europa de los ron las actividades productivas, priorizándo-
silo xvi y xvii, y la forma en que diversos las en función de los intereses de la potencia
agentes (órdenes religiosas, militares, adminis- colonial, subordinando la minería a la expor-
tradores coloniales, aristócratas) actuaron tación de metales preciosos, la agriculura a la
c o m o mediadores para transmitir la condición minería, y la estructura del comercio hacia las
intelectual, económica y política de Iberia ha- necesidades impuestas por el mercantilismo
cia la América Latina. español.
Sin entrar a explorar la condición ibérica T u v o lugar así una ruptura de las tenues
en lo referente a la ciencia, tecnología y pro- vinculaciones entre el pensamiento especulati-
ducción, es necesario destacar la involución vo y la base tecnológica prehispánicos, y se
que sufrió el ambiente intelectual durante la introdujo una cuña -la orientación hacia el
Contrarreforma y la mayor parte del siglo mercado de la metrópoli colonial- que separó
xvii, que afectó negativamente el desarrollo de la base tecnológica de las actividades producti-
la ciencia en la América Latina a través del vas locales. Se debilitaron aún m á s las interac-
aislamiento que se autoimpuso la potencia co- ciones entre las tres corrientes que postula el
lonial. Por otra parte, lo exiguo de los logros marco conceptual propuesto, sin que se diera
tecnológicos de la España de esa época y el paso alguno en la dirección del desarrollo de
carácter esencialmente mercantil y agrícola de una base científica y tecnológica propia en
su economía no contribuyeron a crear las con- América Latina. M á s aún, desde entonces el
diciones para la aparición de una base científi- Occidente se convertiría en un condiciona-
ca y tecnológica propia en Latinoamérica, ya miento externo inamovible para América Lati-
que estas condiciones no existieron ni en la na: la evolución del pensamiento especulativo
propia España. sería pálido reflejo, filtrado primero a través
La implantación de lo occidental en Améri- de España y luego de otras potencias, del desa-
ca Latina encontró diversas reacciones locales, rrollo intelectual de Occidente; la transforma-
cuya variedad se afirmó al desmantelarse el ción de la base tecnológica estaría cada vez
aparato imperial que había introducido cierta más condicionada por sus contrapartes euro-
homogeneidad superficial en las culturas pre- pea y norteamericana, y las actividades pro-
hispánicas. U n a constante fue la desarticula- ductivas responderían a los intereses interna-
ción social, que rompió con la organización de cionales vinculados a la expansión europea.
Conocimiento y desarrollo en América Latina 621

La evolución subsecuente del pensamiento dad política y social continuó hasta mediados
especulativo durante la Colonia y la época del siglo xix, lo cual conspiró contra el creci-
republicana está marcada, inicialmente, por el miento ordenado y acumulativo de las activi-
predominio de la escolástica y por la influen- dades científicas. E n el caso del Brasil, sin
cia de las órdenes religiosas en la educación. embargo, la llegada de la corte portuguesa en
Las primeras empresas científicas en América la primera mitad del siglo XIX tuvo c o m o con-
Latina fueron llevadas a cabo por unos pocos secuencia una profunda transformación de la
hombres de talento. U n factor importante en sociedad y proporcionó un estímulo a las acti-
la introducción de la ciencia occidental en vidades literarias y científicas y la fundación
América Latina fue el esfuerzo realizado por de nuevas universidades.
las órdenes religiosas, y especialmente por los
jesuítas, quienes prácticamente monopoliza-
ron la educación en los territorios españoles y Integración capitalista
portugueses durante el siglo vu y parte del
XVIII. La fundación de las universidades hispa- E n la segunda mitad del siglo xix se produce
noamericanas, de otro lado, también se consti- un renacimiento científico en toda la América
tuyó en un factor clave en el desarrollo cientí- Latina, debido a la creciente influencia del
fico e intelectual de la región. positivismo y al logro de condiciones econó-
micas y políticas m á s estables; estas últimas
c o m o reflejo de la integración de las econo-
Ilustración e independencia mías latinoamericanas al capitalismo en ex-
pansión, asumiendo su carácter de proveedo-
La Ilustración llegó a la América española y res de materias primas en el marco de la
portuguesa en la segunda mitad del siglo x v m división internacional del trabajo.
con fuerza explosiva. E n todo el continente las E n toda América Latina, el positivismo
universidades iniciaron una transformación modificó profundamente la forma de pensar,
que modificó el dominio tradicional ejercido la religión, y lafilosofía,y tuvo, además, u n
por la teología y lafilosofía,y se introdujo una gran impacto en el desarrollo de las ciencias
perspectiva científica en la enseñanza de disci- aplicadas. Su influencia fue particularmente
plinas c o m o la botánica, la medicina, y las evidente en México, donde determinó las re-
ciencias físicas. formas políticas introducidas a partir de 1860
Hacia mediados y fines del siglo x v m , la y dio un gran impulso a la educación y la
influencia predominante de la Ilustración co- enseñanza, estableciéndose así condiciones in-
rrería en paralelo con los primeros intentos de dispensables para el desarrollo de la ciencia
establecer las actividades científicas modernas moderna. Haciafinalesdel siglo, sin embargo,
en la religión. L a base técnica y tecnológica surgieron conflictos de carácter político-ideo-
continuó desarrollándose de manera fragmen- lógico que afectaron al sistema educativo y
tada y compleja, reduciéndose la variedad de llevaron al estancamiento de la ciencia en este
respuestas tecnológicas autóctonas y amplián- país.
dose lentamente el componente de la base tec- La última parte del siglo XIX presentó una
nológica de origen extranjero extrarregional. imagen mixta en cuanto al desarrollo de la
El impacto negativo de la Revolución ciencia y la tecnología en el resto de América
Francesa en España produjo una serie de in- Latina. Dicho desarrollo había sido estimula-
tentos para interrumpir el flujo de las ideas do por las ideas positivistas y por la creciente
revolucionarias asociadas con la Ilustración d e m a n d a de insumos técnicos derivadas de
hacia sus colonias americanas. N o obstante, economías en expansión e industrias en inci-
este esfuerzo resultó poco efectivo, y la in- piente crecimiento. Sin embargo, al igual que
fluencia inglesa y francesa aumentó de manera en el caso mexicano, problemas de carácter
significativa. Sin embargo, las guerras de inde- político, económico e institucional impidieron
pendencia y la agitación social que éstas con- un desarrollo acumulativo de las actividades
llevaron no proporcionaron un marco propicio científicas y tecnológicas. El carácter depen-
para la incipiente y embrionaria comunidad diente de dichas actividades en esta época era
científica de aquél entonces. Dicha inestabili- bastante significativo.
622 Francisco R . Sagasti

A comienzos del siglo X X , antes del impul- consumo requeridos por el sector moderno de
so inicial hacia la industrialización, en ningu- la población vinculado a las actividades de
no de los países de América Latina se había exportación y servicios.
logrado establecer una actividad científica La sustitución de importaciones fue el ca-
adecuadamente respaldada y capaz de realizar mino seguido hacia la industrialización por
aportes significativos al conocimiento univer- algunos países latinoamericanos después de la
sal. Esto se debió a la falta de una d e m a n d a crisis económica de los años treinta y de la
social por la ciencia c o m o resultado del inci- Segunda Guerra Mundial, y esto condicionó el
piente grado de desarrollo económico en los subsiguiente crecimiento de la ciencia y la tec-
' países de la región; a la ausencia de valores y nología vinculadas a la industria. Bajo este
actitudes propicias al desarrollo de las activi- esquema, las actividades productivas prima-
dades científicas; y, por último, a la inestabili- rias continuaron condicionadas por la orienta-
dad política y económica. C u a n d o la ciencia y ción hacia el mercado internacional, mientras
la tecnología modernas ingresaron a América que la industria y los servicios se volcaron
Latina, las actividades científicas locales no hacia el mercado interno. Los primeros países
habían echado raíces y no fueron capaces de en adoptarlo fueron Argentina, Brasil y Méxi-
constituirse en una base para la adaptación y co seguidos, en los años cincuenta, por Colom-
el perfeccionamiento de las técnicas industria- bia, Chile, Perú y Venezuela, así c o m o por
les introducidas progresivamente durante la algunos países de Centroamérica.
primera mitad del siglo x x .

El Caso del Perú


Industrialización sustitutiva
La evolución de la ciencia y la tecnología en el
La evolución de la ciencia y la tecnología en el Perú reproduce con algunas variantes el pa-
curso del presente siglo estuvo estrechamente trón que se observa para América Latina en su
vinculada al crecimiento de la industria, y en conjunto. Las civilizaciones pre-incaicas llega-
menor medida a la expansión de la agricultura ron a desarrollar una capacidad técnica de alto
y la medicina. Los esfuerzos de industrializa- nivel, cuyo logros producen asombro aún hoy
ción empezaron paulatinamente a crear una en día. Los textiles y las prácticas médicas de
d e m a n d a de actividades científicas y tecnoló- la civilización Paracas, las cerámicas de las
gicas aplicadas. La construcción de los ferroca- civilizaciones Nazca y Mochica, la orfebrería y
rriles constituye un buen ejemplo de las opor- las monumentales y sofisticadas obras hidráu-
tunidades y limitaciones que significaron para licas de la civilización C h i m ú , y los trabajos en
la ciencia y la tecnología locales y el desarrollo piedra de las civilizaciones Chavín y Tiahua-
de las obras de infraestructura y las manufac- naco, dan testimonio de los avances técnicos
turas; el desarrollo de las ramas de ingeniería alcanzados antes del establecimiento del impe-
en la región fue en gran medida el resultado de rio incaico.
tales demandas. Los Incas desarrollaron complejos sistemas
La proliferación de las escuelas de ingenie- administrativos y de transporte que les permi-
ría a comienzos de este siglo y la creciente tieron mantener unido un gran imperio cuya
d e m a n d a de servicios técnicos condujeron al extensión abarcaba desde el sur de Colombia
establecimiento de varios centros de actividad hasta el norte de Chile y Argentina. Investiga-
científica y técnica industriales. Paralelamen- ciones realizadas desde mediados de los años
te, el sistema universitario sufrió algunas cincuenta han demostrado que algunas cultu-
transformaciones y los gobiernos empezaron a ras prehispánicas desarrollaron un sistema de
prestar m á s atención a las cuestiones técnicas «control vertical de pisos ecológicos» para
a medida que fueron cobrando forma los es- aprovechar al m á x i m o los recursos naturales y
fuerzos por industrializarse. El sector artesanal mantener a la población bien alimentada, evi-
moderno se orientó principalmente al sumi- tando hambrunas c o m o las que asolaron a las
nistro de implementos para la minería, la agri- naciones europeas de esa época. Esta compleja
cultura, la construcción de carreteras y el trama de relaciones ecológicas y sociales fue
transporte, así c o m o los bienes durables y de desbaratada por la conquista española, tal
Conocimiento y desarrollo en América Latina 623

c o m o lo atestigua la hecatombe demográfica x v m y durante los primeros años del siglo xix,
que, según distintas estimaciones, redujo la y en particular la destacada labor del procer de
población de la zona Andina a una tercera o a la independencia D o n Hipólito Unanue; por la
una quinta parte del total prehispánico. visita de Alexander von Humboldt, quien re-
La implantación de la cultura intelectual corrió el Perú durante seis meses en 1802; y
europea en el Perú tuvo lugar a través de la por las actividades de científicos tales c o m o
labor de las órdenes religiosas, asociadas prin- Mariano de Rivero y Ustáriz, quién fundó el
cipalmente a las universidades y colegios. La «Boletín de Minería» a mediados del decenio
Universidad Nacional M a y o r de San Marcos, de 1820, poco después de declarada la inde-
fundada por la Orden Dominicana en 1551, pendencia.
fue la primera universidad de América y se Los tres decenios entre 1830 y 1860 se
convirtió en uno de los principales centros caracterizaron por la inestabilidad política y
académicos e intelectuales de la Colonia. El por una serie de luchas internas y externas que
colegio jesuíta de San Pablo se estableció en no permitieron transformar y consolidar las
1568 y pronto devino en un centro de discu- institucions heredadas dé la Colonia. Los pri-
sión intelectual donde se estudiaban los avan- meros pasos para establecer una tradición
ces científicos europeos. Sin embargo, la atro- científica se vieron truncados por eventos tales
fia que caracterizó a la ciencia española duran- c o m o la emigración de Rivero y Ustáriz a
te el siglo xvii tuvo un fuerte impacto sobre el Chile, principalmente debido a la incompren-
medio intelectual peruano de esa época y, ex- sión y la falta de interés de las autoridades
ceptuando algunas figuras c o m o el polígrafo políticas. Esta situación empezaría a cambiar
D o n Pedro de Peralta y Barnuevo, la actividad gradualmente partir de 1860 al darse los pri-
académica e intelectual terminó decayendo meros pasos para modernizar la economía pe-
notablemente. ruana, vinculándola de manera m á s estrecha
Al margen de los avatares del ambiente con la división internacional del trabajo que
intelectual de la Colonia, se producen algunos surgía entonces bajo el liderazgo de Inglaterra.
avances tecnológicos importantes, sobre todo Las obras de infraestructura portuaria en el
en el campo de la minería. E n particular, el Callao y otros puertos costeros, la construc-
«Método de Almadén» (como se le conoce en ción de la línea ferroviaria Lima-Callao, el
los textos de metalurgia y de química) para el establecimiento de sistemas de alumbrado pú-
beneficio del azogue fue desarrollado original- blico y de alcantarillado en Lima -así c o m o
mente en las minas de Huancavelica en el otras obras de ingeniería c o m o el ferrocarril de
Perú hacia 1633. E n el campo de la produc- Lima a La Oroya y la expansión de varios
ción agropecuaria se producen otros avances asentamientos mineros- generaron una de-
técnicos menores, consistentes principalmente m a n d a por servicios técnicos y por la provi-
en la adaptación de nuevos cultivos a las con- sión de algunos insumos locales. Esto llevaría
diciones locales. en 1875 a la creación de la Escuela de Ingenie-
Hacia fines del siglo x v m , coincidiendo ros bajo la dirección del inmigrante polaco
con el proceso de descomposición de la domi- Edgardo de Habich.
nación española en América Latina, empiezan Sin embargo, estos esfuerzos fueron desar-
a llegar las ideas de la Ilustración, inicialmente ticulados por la guerra con Chile entre 1879 y
en forma esporádica, pero luego de manera 1884, que dejó el país en ruinas y requirió un
más continua al ampliarse el rango de contac- esfuerzo de reconstrucción nacional que toma-
tos de la élite intelectual peruana con Francia ría hastafinesdel siglo xix. Durante el primer
e Inglaterra. Se funda «El Mercurio Peruano» decenio del presente siglo renace una vez m á s
en 1790, notable revista científica que llegaría la incipiente actividad científica peruana, aba-
a colocar entre 250 y 400 suscripciones en su cando campos tales c o m o medicina, química,
primera época hasta 1795. antropología, y ciencias sociales y jurídicas.
La presencia de una incipiente actividad Por ejemplo, un examen de las memorias del
científica alfinalizarla Colonia y durante los IV Congreso Científico (I Panamericano) rea-
primeros años de la República se demuestra lizado en Santiago de Chile en 1908-1909
por las investigaciones médicas en la Escuela muestra que exceptuando al país anfitrión,
de Medicina de San Fernando afinesdel siglo Perú fue el país que m á s trabajos presentó al
624 Francisco R . Sagasti

Congreso después de Argentina y los Estados deficiencias de carácter cualitativo que aqueja
Unidos. al sistema universitario peruano. Entre ellas
La primera estación agrícola experimental destacan el hecho de que la mayoría de los
del Perú fue fundada en Cañete en 1916 por la docentes universitarios trabajan a tiempo par-
Asociación de Algodoneros del Valle de Cañe- cial y necesitan otros empleos para sobrevivir;
te, y en 1927 se establece el laboratorio meta- que el ingreso real de un profesor universitario
lúrgico de la Cerro de Pasco Corporation en principal a tiempo completo con 20 años de
La Oroya, que por muchos años sería el princi- servicio en una universidad estatal era en 1985
pal centro mundial de investigación para la menos de la mitad de lo que fue diez años
metalurgia extractiva de minerales polimetáli- antes, y hoy es m u c h o m á s reducido aún; que
cos. Se inician los esfuerzos para tecnifícar la han proliferado universidades (en la actuali-
industria peruana, sobre todo en ramas c o m o dad hay casi medio centenar de ellas) y que un
la textil y la industria alimenticia, mientras buen número de éstas no cumplen los requisi-
que continúa la expansión de la infraestructu- tos académicos mínimos para ser denomina-
ra física del país y las actividades de ingeniería das c o m o tales; y, finalmente, que la planta
vinculadas a ella. E n este período se plantea física -aulas, laboratorios, bibliotecas- se ha
también una reforma de las universidades pe- deteriorado hasta el punto de ser prácticamen-
ruanas -particularmente en la Universidad de te inutilizable en muchos de tales centros de
San Marcos- y la actividad científica peruana estudios.
empieza a tomar forma a través de la creación T o d o esto indica que el Perú ha venido
de instituciones c o m o la Asociación Peruana experimentando, desde hace m u c h o tiempo,
para el Progreso de la Ciencia en 1922. un proceso de deterioro en sus universidades y
La crisis que se inició en 1929 y la Segunda centros de investigación, el cual ha acentuado
Guerra Mundial obligan a desarrollar la activi- el desfase entre la capacidad científica y tecno-
dad industrial local, principalmente debido a lógica existente y las necesidades sociales y
la imposibilidad de continuar importando productivas del país.
productos manufacturados, lo cual crea una
cierta demanda por actividades tecnológicas
locales. Sin embargo, al m i s m o tiempo, el go- Perspectivas futuras y el debate
bierno enfrenta dificultades económicas que le sobre ciencia universal vs. ciencia
impiden ampliar el apoyo que reciben las ins- local
tituciones educativas y de investigación. D e
esta forma se llega al período de la postguerra, Esta breve apreciación de la evolución de la
en el cual las universidades se expanden en ciencia, la tecnología y la producción en A m é -
forma explosiva y se extienden e intensifican rica Latina a lo largo de cinco siglos muestra lo
las actividades de investigación. complejo de las interacciones entre las tres
La expansión masiva del sistema universi- corrientes, y entre éstas y sus contrapartes,
tario peruano durante los últimos treinta años primero en Europa y luego en Norteamérica.
no se ha visto acompañada de un crecimiento El encuentro entre América Latina y Europa
proporcional en los recursos docentes y finan- tuvo lugar en un período de cambios en la
cieros. E n efecto, la población universitaria se forma predominante de generar conocimien-
incrementó de 30.000 a 363.000 alumnos en- tos, de transformaciones en la base tecnológi-
tre 1960 y 1985, mientras que el número de ca, y de modificaciones sustantivas en la es-
docentes aumentó de 3.500 a 20.600 en el tructura de las actividades productivas y de
m i s m o período, con lo que el número de alum- servicios. T o m a d a s en conjunto, estas múlti-
nos por docente se elevó del 8,5 en 1960 al ples transformaciones del orden existente pre-
17,6 en 1985. La aportación del Tesoro Públi- vio al encuentro entre Europa y América Lati-
co a las universidades estatales - q u e concen- na configuraron un cataclismo social, político,
tran aproximadamente al 60 % del estudianta- económico y cultural, sobre todo para esta úl-
d o - han disminuido vertiginosamente en tér- tima.
minos reales durante los últimos 30 años. Cinco siglos m á s tarde, c o m o resultado de
Esta difícil situación se torna aún más gra- cambios profundos en la forma vigente de
ve cuando se toma en cuenta el conjunto de pensamiento especulativo (lo que se ha deno-
Conocimiento y desarrollo en América Latina 625

minado la transición del «modernismo» al región. Este punto de vista fué compartido por
«post-modernismo»), de significativas modifi- otros, incluyendo al físico argentino Rolando
caciones en la base tecnológica (donde el pro- García, al historiador y físico brasileño José
cesamiento de información está adquiriendo Leite López, y al sociólogo colombiano Orlan-
mayor peso en relación con las transformacio- do Fais Borda. Los partidarios de la ciencia
nes de energía y materia), y de serios desajus- comprometida rechazaban el «cientificismo»
tes en la estructura de las actividades producti- de quienes hacían ciencia por hacer ciencia,
vas (que se extienden ahora a escala planeta- sin preocuparse por la relevancia social de sus
ria), se aprecia un grado de incertidumbre e actividades, por la necesidad de orientar la
inestabilidad que podría aproximarse a aquel ciencia hacia los problemas de las grandes m a -
prevaleciente durante los ciento cincuenta yorías, y por el compromiso personal que todo
años que siguieron al encuentro entre América científico debería tener con el cambio político.
Latina y Europa a fines del siglo xvi. En contraste, otros autores plantearon que
Explorar las perspectivas futuras de la cien- la ciencia era fundamentalmente universal e
cia, la tecnología y la producción para una internacional. Este punto de vista fue sosteni-
región c o m o América Latina en este turbulen- do, con diferentes matices y distinto énfasis,
to contexto de cambios múltiples y complejos por el físico argentino Jorge Sábato, el biólogo
no es una tarea fácil. La agenda de temas por chileno Joaquín Luco, y los filósofos argenti-
examinar en el umbral del siglo XXI abarca nos Gregorio Klimovsky y T o m á s M o r o S i m p -
aspectos tales c o m o el carácter que debe adop- son, entre otros. E n términos generales, esta
tar el esfuerzo regional de investigación cientí- segunda posición argüía que los esfuerzos por
fica, el diseño de estrategias para armonizar el hacer ciencia comprometida irían en detri-
acervo de técnicas tradicionales con las tecno- mento de la calidad y el rigor indispensables
logías modernas, y las medidas para lograr que para la investigación científica, y del escencial
las actividades productivas satisfagan la doble proceso de contraste de sus resultados con los
exigencia de competitividad y equidad. de la comunidad científica internacional. Los
A título ilustrativo, el resto de este ensayo adhérentes de esta posición pusieron énfasis
reseña el debate alrededor del carácter local o en el establecimiento de condiciones para la
universal de la ciencia. Este debate permite actividad científica, m á s que en los esfuerzos
apreciar las tensiones que surgen al contrapo- por orientar su desarrollo y vincularla a la so-
ner una visión de la empresa científica orien- ciedad.
tada primordialmente hacia América Latina, La primera de estas dos posiciones refleja
con una perspectiva global del ámbito del que- en cierta medida las ideas de los «externalis-
hacer científico regional. tas» en el debate sobre el desarrollo de la
M u c h o se ha discutido acerca de la posible actividad científica, mientras que la segunda
existencia de una ciencia «local» -latinoameri- posición refleja los puntos de vista que han
cana, islámica, asiática o africana- en oposi- caracterizado a la escuela «internalista». Entre
ción al carácter «universal» de la ciencia m o - ambos extremos surgió una posición de sínte-
derna occidental que no admitiría variaciones sis, cuya expresión se encuentra en los trabajos
locales. E n cierta medida, esta polémica es delfilósofoargentino Mario Bunge, el biólogo
resultado de otra m u c h o m á s vasta que opone e historiador venezolano Marcel Roche y el
las dos teorías que atribuyen el desarrollo de la autor. D e acuerdo a esta posición, el desarrollo
ciencia esencialmente a causas internas, inhe- de la ciencia responde simultáneamente a fac-
rentes a la empresa científica, o externas, vin- tores externos, vinculados al contexto social
culadas al contexto social en que se despliega. de la investigación, y a factores internos, rela-
En América Latina, este debate se ha desarro- cionados con el quehacer científico en sí.
llado en forma intermitente durante los últi- El ritmo y la orientación del progreso cien-
m o s treinta años. tífico son afectados por factores tanto extrín-
A fines del decenio de 1960, el matemático secos c o m o intrínsecos. Por una parte, el m e -
argentino Osear Varsavasky señala la necesi- dio social, la manera en que se genere el
dad de una «ciencia comprometida» que se excedente económico, y la prioridad que se le
oriente principalmente hacia el cambio de las asigne a la ciencia, influirán en el carácter y en
estructuras sociales injustas prevalentes en la la orientación de las investigaciones; el acervo
626 Francisco R . Sagasti

cultural y la tradición intelectual incidirán en proceso de investigación puede expresarse la


la forma en que conceptualicen los problemas creatividad y ponerse de manifiesto los m o d o s
y se realicen las actividades científicas; y el y hábitos de pensamiento característicos de
tipo de interacción de la ciencia y la tecnología diferentes sociedades. Por último, se tiene los
imprimirá a la investigación científica una procedimientos que permiten verificar hipóte-
semblanza local. sis en forma rigurosa, evaluando su correspon-
Por otra parte, la universidad de la empre- dencia con las características de los fenómenos
sa científica deviene de factores inherentes a bajo estudio. Este aspecto del proceso de in-
su práctica, tales c o m o el carácter acumulativo vestigación científica es el que menos se presta
de la investigación; la índole fragmentaria de a introducir consideraciones locales, ya que lo
los hallazgos científicos, que permiten identifi- métodos de verificación deben permitir la
car vacíos para concentrar esfuerzos; y la cu- confirmación de resultados en forma indepen-
riosidad intelectual característica de quienes diente y ser verdaderamente universales, por
hacen ciencia. lo menos c o m o un ideal a ser aproximado.
Para integrar plenamente la ciencia en las T o d o esto permite concluir que el ejercicio
culturas de los países en desarrollo, y de A m é - de la actividad científica puede tener un «ca-
rica Latina en particular, sería necesario pres- rácter local» en las primeras dos etapas -es
tar mayor atención a los factores que confieren decir, en la determinación de los problemas y
a la ciencia un carácter local y que condicio- en la formulación de hipótesis- y que en la
nan la posibilidad de que se la asocie con su etapa de la verificación es necesario mantener
patrimonio cultural. la universalidad de la empresa científica. Por
E n términos generales, la investigación ello, es posible encaminar a la actividad cientí-
científica es un proceso en tres etapas iterati- fica por cauces que respondan mejor a las
vas y recurrentes que consiste en: identificar y condiciones locales, manteniendo al m i s m o
formular los problemas de tal forma que pue- tiempo los aspectos universales fundamentales
dan ser examinados mediante el método cien- para la práctica rigurosa de la ciencia m o -
tífico; postular hipótesis y respuestas provisio- derna.
nales con respecto a los problemas que se Es interesante notar que un debate similar
hayan determinado; verificar y someter a se planteó a fines del decenio de 1940 con
prueba dichas hipótesis mediante métodos ri- referencia al quehacerfilosóficoen América
gurosos y reproducibles. Latina. E n efecto, en esta época surgieron dos
La identificación, selección y formulación posiciones claramente definidas: una de ellas
de problemas de m o d o que la investigación abogada por hacerfilosofíasobre América La-
científica pueda abordarlos constituye un pro- tina y lo latinoamericano, tal c o m o lo propuso
ceso en el que influyen factores de índole eco- el filósofo mexicano Leopoldo Zea, mientras
nómica, social, política y cultural. Si bien la que la otra planteaba hacerfilosofíasobre lo
elección de un proyecto específico de investi- universal desde América Latina, tal c o m o ar-
gación está determinada por consideraciones güyó elfilósofoperuano Francisco Miró Q u e -
estrechamente vinculadas con la práctica cien- sada. Cincuenta años después ambas posicio-
tífica y los intereses personales del investiga- nes han convergido: se considera legítimo y
dor, la orientación general del conjunto de las posible hacerfilosofíaen la región afirmando
actividades científicas - q u e comprenden el y manteniendo la identidad cultural latinoa-
agregado de proyectos de investigación y desa- mericana, a la vez que se contribuye al queha-
rrollo experimental, servicios científicos, for- cer filosófico mundial.
mación profesional, diseminación y activida- En resumen, sería posible desarrollar una
des de apoyo- depende en gran medida de la actividad científica con un perfil latinoameri-
forma en que éstas se insertan en el contexto cano que, sin dejar de ser universal, responda
económico y social m á s amplio. . a las inquietudes de la región, se desarrolle
E n la formulación de hipótesis y en la cons- sobre la base cultural de América Latina, y a la
trucción de las teorías que han de ponerse a vez contribuya al desarrollo de la ciencia con-
prueba, también influyen consideraciones ge- siderada c o m o empresa internacional.
nerales de carácter cultural. E n esta etapa del
Conocimiento y desarrollo en América Latina 627

Notas

Este ensayo se basa en varios development», Development y Bruno Podestá), G R A D E , Lima,


artículos escritos por el autor en Dialogue, n u m . 1, 1979, pp. 1986; «Crisis y desafío: ciencia y
los últimos quince años y en las 13-23; «The two civilizations and tecnología en el futuro de
referencias mencionadas en cada the process of development», América Latina», Comercio
una de ellos. Los trabajos más Prospects, vol. X , n u m . 2, 1980, Exterior, vol. 38 n ú m . 12.,
importantes son: Francisco R . pp. 123-140; «Hacia una diciembre 1988, pp. 1107-1110;
Sagasti, «Reflexiones sobre la incorporación de la ciencia y la «Vulnerabilidad y crisis: ciencia y
endogenización de la revolución tecnología en la concepción del tecnología en el Perú de los
científico-tecnológica en países desarrollo», El Trimestre ochenta», Interciencia, vol. 14,
subdcsarrollados», Interciencia, Económico, vol. L (3), n ú m . 199, n u m . 1, enero-febrero 1989, pp.
vol. 2, n u m . 4, julio-agosto 1977, julio-setiembre 1983, pp. 18-7; y «La política científica y
pp. 216-221; «Esbozo histórico de 1627-1654; «Reinterpreting the tecnológica en el nuevo contexto
la ciencia y la tecnología en concept of development from a de America Latina», ponencia
America Latina», Interciencia, science and technology presentada en el Seminario
vol. 3, n u m . 6, noviembre- perspective», en Man, Nature and Regional sobre el Nuevo Contexto
diciembre 1978, pp. 351-359; Technology, (editado por Eric de la Política Científica y
«Hacia un desarrollo científico y Baark y U n o Svedin), London, Tecnológica, Montevideo 6-8 de
tecnológico endógeno para Macmillan Press, 1988; diciembre, 1990, auspiciado por
América Latina» Comercio «Evolución y comportamiento de el Centro Internacional de
Exterior, vol. 28, n u m . 12, la comunidad científica en cl Perú Investigaciones para el Desarrollo
diciembre 1978, pp. 1498-1504; y América Latina», (con la (Canadá), y la Organización de
«Towards endogenous science and colaboración de Juan Ansión, Estado Americanos.
technology for another Cecilia Cook, Patricia de Arrcgui
ELEMENTOS DEL DESARROLLO
Cultura, religión y desarrollo
de las civilizaciones d e América del Norte
y América Latina

S . N . Eisenstadt

Introducción sus efectos sobre el desarrollo económico.


E n todo caso, nuestra intención no es ocu-
Parece una verdad de perogrullo decir que los parnos de estas últimas variables sino, m á s
patrones de desarrollo económico han sido bien, de reconsiderar las explicaciones «reli-
m u y distintos entre, por una parte, América giosas» y aducir que, por m á s que los distintos
del Norte (Estados Unidos y Canadá) y, por la patrones de desarrollo en América Latina y
otra, los países de América Latina, a pesar de América del Norte hayan sufrido la influencia
las grandes diferencias, especialmente dentro de fuerzas culturales, la influencia m á s impor-
de éstos. tante era la de los nuevos tipos de civilización
Al buscar explicación para estas diferen- que surgieron. Efectivamente, la dimensión re-
cias, el factor religioso ha ligiosa tuvo gran impor-
sido mencionado muchas tancia en la cristalización
S.N. Eisenstadt es profesor de sociolo-
veces en forma un tanto gía en la Universidad Hebraica de Je- de estas civilizaciones,
simplificada y, aparente- rusalén, M o u n t Scopus, Jcrusalén pero el carácter crucial de
mente, weberiana. C o n fre- 91905, Israel, donde trabaja desde su importancia reside en la
1946. H a sido profesor visitante en
cuencia, los grandes logros muchas universidades e instituciones forma en que pasó a ser un
económicos de América de América y Europa. Es miembro de componente de las nuevas
del Norte, especialmente la Academia de Ciencias de Israel y premisas de civilización y
Estados Unidos, eran atri- miembro honorario de la Academia de nuevas formaciones ins-
Americana de Ciencias y Humanida-
buidos a la predominancia des. Entre sus obras más recientes figu- titucionales. Para estos
del protestantismo y a m e - ran The Early African State in Perspec- efectos es preciso hacer
nudo se imputaba al catoli- tive (con M . Abital y N . Chaza, 1988), una distinción ente las dos
Order and Transcendence (1988) y Ja-
cismo la responsabilidad panese Models of Conflict Resolution dimensiones de la religión;
por el nivel relativamente (dirigida con G . Ben-Ami, 1990). por una parte, la religión
bajo de desarrollo econó- en el sentido occidental en-
mico de América Latina. tendida en un sentido es-
En apoyo de esta tesis general se solía mencio- trecho de conjunto específico de creencias y
nar la actividad económica relativamente in- conjuntos de rituales y cultos y, por la otra, la
tensa de grupos protestantes en países latinoa- religión c o m o componente de las ontologias
mericanos1, desestimando a veces las m u y básicas y las premisas institucionales de las ci-
importantes contribuciones económicas que vilizaciones2.
aportaron, por ejemplo, los italianos en la Ar- Aplicar a América del Norte (en particular
gentina. D e haber un elemento de verdad en a Estados Unidos) y a América Latina esta
estas explicaciones m á s bien simplistas, no tie- distinción entre la dimensión «religiosa» en
nen en cuenta la gran importancia de diversas sentido estrecho y la dimensión de civilización
fuerzas político-ecológicas e históricas contin- de la religión significa que en a m b o s casos
gentes en la tarea de configurar muchos de los podemos encontrar la cristalización de nuevas
marcos institucionales de estas sociedades y civilizaciones y n o solamente, c o m o aducía

RICS 134/Diciembre 1992


630 S.N. Eisenstadt

Louis Hartz, de «fragmentos» de Europa. D e jerarquía-igualdad, la concepción relativamen-


hecho, es bastante posible que se trata del te pluralista «ex-parte» en contraposición a la
primer caso de cristalización de nuevas civili- concepción homogénea «ex-todo» del orden
zaciones desde las grandes civilizaciones axia- social y las principales consecuencias institu-
les, así c o m o del último caso hasta la fecha3.
cionales de esas concepciones9.
D e Tocqueville observó esto claramente y Las tendencias que caracterizaban estos
en ello consiste en realidad todo el centro de ejes en las sociedades europeas se intensifica-
su análisis de La democracia en América*. ron durante el proceso de «europeización» de
.América Latina no tuvo un de Tocqueville, América, durante el cual sufrieron una trans-
pero Alexander von Humboldt 5 , en el siglo formación radical y dieron lugar a nuevas for-
XIX, y académicos y figuras literarias tan im- m a s de civilización.
portantes c o m o Octavio Paz, Richard Morse, En las colonias de América del Norte y,
H o w a r d Wiarda, Roberto de Matta y otros en posteriormente, en los Estados Unidos, este
el siglo X X 6 , han aportado indicaciones m u yproceso estuvo en manos de grupos autóno-
importantes de la cristalización de nuevas ci- m o s y dispersos, en muchos casos sectas pro-
vilizaciones en América Latina. En las seccio- testantes, otros grupos de colonos y mercade-
nes siguientes trataremos de analizar algunos res, mientras cabía a la Iglesia anglicana y al
de los elementos cruciales de esa cristaliza- gobierno británico sólo un papel secundario
ción. (aunque, por cierto, no insignificante).
En cambio, en América Latina, el trans-
plante de las premisas europeas y la orienta-
Las modalidades en América ción sociocultural tuvo lugar en general, tras la
del Norte y en América del Sur primera ola de conquistadores, bajo el ala cen-
tralizada de la Corona, que monopolizó el ac-
Las civilizaciones de las dos Américas surgie- ceso a los principales recursos de las colonias
ron por conducto de la transformación radical (tierras y m a n o de obra) y al principio negó a
de las premisas de la civilización de origen los colonos mayores posibilidades de auto-
europeo y los moldes institucionales de ese nomía.
origen a medida que cristalizaban con la apari- Los propios colonos llegaron en busca de
ción de la política y las sociedades modernas riqueza, una mejor situación económica o un
después de la Reforma, el modelo absolutista lugar m á s importante en la nueva administra-
de la Contrarreforma en España y Portugal y ción colonial y la Iglesia y las órdenes eclesiás-
los modelos m á s constitucionales de Inglaterra ticas tuvieron también parte importante en
y los Países Bajos, dimanados ambos de sus todo el proceso.
etapas históricas anteriores. La reorientación y las características bási-
E n la Europa protestante, se formaron m e - cas de los colonos eran también m u y distintas
diante la incorporación en el centro, al menos de las de quienes fueron a América del Norte.
en forma parcial, de doctrinas y grupos hetero- En muchos casos se trataba de los famosos
doxos que asignaban bastante importancia a la aventureros llamados «bandeirantes», c o m o
igualdad en los campos religioso y político7. indica el título sugerente aunque impresionis-
En la Europa católica de la Contrarreforma, ta, Pioneers and Bandeirantes, de la obra de
especialmente en España, los nuevos regíme- Vianna M o o g 1 0 .
nes se formaron por conducto de la erradica- Las distintas formaciones y la distinta di-
ción de esos grupos sectarios y heterodoxos. námica institucional en las diferentes partes
Estos regímenes se basan en la negación fun- de América surgieron de la interacción entre
damental de la validez de cualquier doctrina estas orientaciones básicas, las características
heterodoxa, en la monopolización cada vez de los colonos, las organizaciones a que perte-
mayor por la Iglesia y el Estado de la promul- necían, las condiciones político-ecológicas de
gación de las premisas culturales básicas y, en la colonización y la forma de contacto con la
estrecha relación con esto, en la gran impor- población nativa. E n América del Norte, los
tancia asignada a la jerarquía8. Así, los ejes colonos eran portadores de orientaciones reli-
centrales en torno a los cuales se cristalizaron giosas y culturales en que la igualdad ocupaba
en Europa esos dos modelos eran el de la un lugar sin precedentes y que gradualmente
Cultura, religión y desarrollo de las civilizaciones de América del Norte y América Latina 631

se transformó en los cimientos de la civiliza- rusa) y posteriormente la china, en las cuales el


ción de América del Norte (y luego de Estados derrocamiento del régimen en el poder consti-
Unidos)". En última instancia, en América del tuía la señal para implantar una ideología to-
Norte surgieron dos grandes modelos institu- talmente distinta. El logro de la independencia
cionales, el de Estados Unidos y el de Canadá, política constituía un paso fundamental en la
el primero una civilización separada y el se- institucionalización de la ideología revolucio-
gundo, al menos al principio, un «fragmento naria pero no su punto de partida. Esta ideolo-
de Europa» 12 . gía, arraigada en el simbolismo y la orienta-
En América Latina no se insistía en la ción religiosa de los puritanos, así c o m o en la
igualdad metafísica sino en la jerarquía meta- tradición política y jurídica de los ingleses,
física, incluso en m u c h o mayor medida que en constituyó un componente central de la identi-
la España de la Contrarreforma; en todo caso, dad colectiva y las premisas fundamentales,
no se asignaba mayor importancia a la autono- así c o m o de la aparición de las instituciones
mía en los ámbitos económico y tecnológico13. básicas de lo que había de convertirse en los
La civilización Iationamericana se extendía Estados Unidos de América.
de México a Argentina, y en el Imperio portu- Esta sociedad compartía su impulso coloni-
gués, en Brasil, se encuentra una gran variedad zador con países tales c o m o Canadá, Austra-
de modelos institucionales. E n todo caso, in- lia, N u e v a Zelanda, Sudáfrica y, en otro senti-
cluso esta variedad (que se hizo m u c h o m á s do pero de especial interés desde el punto de
pronunciada después de las guerras de inde- vista de nuestro análisis, con las primeras olas
pendencia y en los siglos x v m y xix) se en- de la conquista española y portuguesa de A m é -
cuentran ciertas premisas fundamentales c o m - rica Latina16. E n todo caso, había diferencias
partidas que, por m á s que hayan sufrido fundamentales entre quienes emigraban a to-
transformaciones, siguieron predominando dos esos países y quienes se iban a América del
durante m u c h o tiempo y, tal vez, hasta nues- Norte, especialmente los colonos. M á s allá de
tros días'4. las grandes diferencias en las condiciones eco-
nómicas y ecológicas del lugar y en el alcance y
la intensidad del contacto con las poblaciones
La nueva civilización americana autóctonas, la diferencia fundamental consiste
en que en todas esas sociedades salvo los Esta-
U n o de los aspectos centrales de la aparición dos Unidos (y tal vez, aunque sólo en parte,
de la civilización norteamericana consiste en Sudáfrica) faltaba el componente ideológico
que, en Estados Unidos, se hizo un esfuerzo revolucionario o, al menos, éste era débil).
deliberado por crear una nueva sociedad que En los Estados Unidos, la visión revolucio-
se levantó contra aquella de la cual procedían naria ideológica constituía por lo m e n o s uno
los primeros inmigrantes. Los puritanos se al- de los grandes componentes de la formación y
zaban abiertamente contra la Inglaterra angli- el desarrollo del marco institucional básico y
cana (y en cierta medida también contra algu- de la configuración de los símbolos de identi-
nos puritanos del Viejo M u n d o ) y querían dad colectiva. Es cierto que muchas de las
establecer una nueva sociedad no contamina- estructuras institucionales de las colonias a m e -
da por la ideología y la corrupción de la Igle- ricanas y de Estados Unidos, c o m o la impor-
sia15. tancia de las instituciones jurídicas y de repre-
Esta rebelión no apuntaba al principio a sentación, pueden ser explicadas desde el pun-
derrocar el régimen político existente, sino que to de vista de su origen europeo. Sin embargo,
se manifestaba en el hecho de dejar la socie- a diferencia de los dominios, Estados Unidos
dad original con el sencillo expediente de emi- no pueden ser considerados, para retomar el
grar. La rebelión contra el imperio de esa so- término empleado por Louis Hartz, «fragmen-
17
ciedad tuvo lugar posteriormente cuando ya tos» de su madre patria europea . L a identi-
habían madurado las principales ideologías re- dad colectiva y las premisas y formaciones
volucionarias y muchas de sus derivaciones institucionales básicas cristalizaron en los Es-
institucionales. E n este sentido, la revolución tados Unidos, de forma m u y clara, que iban
de 1776 muestra grandes diferencias con las m u c h o m á s allá de la herencia europea. M u -
grandes revoluciones europeas (la francesa y la chas de las instituciones heredadas o traídas
632 S.N. Eisenstadt

de Europa registraron grandes transformacio- en principio, el centro estaba abierto a todos


nes de conformidad con las nuevas premisas los miembros de la comunidad. A diferencia
del país. de Europa, el acceso al centro no constituía un
Las premisas básicas de la civilización nor- motivo de continua lucha ideológica. En con-
teamericana entrañaban una transformación secuencia, la protesta o la conciencia de clase
de vasto alcance de las europeas, especialmen- orientadas hacia la abolición o transformación
te las de los protestantes del norte. de la jerarquía y la reconstrucción del centro
Las m á s importantes surgieron de la trans- fueron m u y débiles salvo, naturalmente, la ex-
formación de los elementos «mesiánicos» y cepción crucial que constituyó la Guerra Civil.
milenarios del quehacer sociopolítico en los D e hecho, hubo una singular combinación de
primeros años de América. una política sumamente moralista y de patro-
Constituye un aspecto fundamental de la nazgo político, con continuas oscilaciones en-
nueva civilización americana la construcción tre ambas y, según decía S.P. Huntington, una
de un molde basado en una ideología política continua «falta de armonía» basada, sin e m -
profundamente arraigada en la concepción re- bargo, en la plena aceptación de las premisas
ligiosa de los puritanos, en la orientación polí- del centro21. La reconstrucción del centro, en
tica de Locke y en la Ilustración. La concep- los periodos de Jackson y del New Deal, tuvo
ción puritana apuntaba fundamentalmente al lugar mediante el intento de restablecer esa
pacto especial entre Dios y el pueblo elegido, armonía revisando la política del centro y no
un pacto orientado hacia la creación de una sus premisas básicas.
organización política profundamente religiosa Estas caracterísicas transformaron profun-
pero basada, sin embargo, en la separación de damente muchas instituciones traídas de Eu-
la Iglesia y el Estado18. ropa y también, c o m o demostró luego detalla-
La organización política de los Estados damente S . M . Lipset de Canadá 22 . Así, para
Unidos se caracterizaba por la importancia del mencionar unos pocos ejemplos, los principios
individualismo igualitario orientado hacia la de la separación de poderes, de los controles
realización y en las libertades republicanas con recíprocos entre el poder ejecutivo de poderes,
una negación prácticamente total de la validez de los controles recíprocos entre el poder eje-
simbólica de la jerarquía, por la inexistencia cutivo, el legislativo y el judicial, de la separa-
de una religión oficial, por un concepto débil ción de la Iglesia y el Estado y, por sobre de
de «Estado», por premisas básicamente anties- todo, el supuesto de la soberanía popular, iban
táticas y por la cuasisantificación del ámbito m u c h o m á s allá de lo que cabía encontrar en
económico. Inglaterra o Canadá.
La fusión del sentimiento y los valores reli- Al m i s m o tiempo, se debilitaba la confron-
giosos con una fuerte dimensión «mesiánica» tación entre Estado y sociedad, fundamental
y milenaria en los primeros pasos del quehacer en el caso europeo, de resultas de lo cual la
sociopolítico en América, la especial combina- sociedad cobraba un papel predominante y, en
ción de solidaridad e individualismo c o m o cierto m o d o , subsumía al Estado. Ello queda-
componentes centrales de la identidad colecti- ba de manifiesto, por ejemplo, en que en Esta-
va y la orientación antiestática dieron lugar a dos Unidos los conceptos e ideologías del Es-
una religión civil nueva y separada19. tado eran débiles (en contraposición a los del
U n a diferencia fundamental entre las pre- pueblo, la república) o, para repetir la expre-
misas básicas de la civilización de los Estados sión empleada por R . Nettl, el grado de «esta-
Unidos y las de Europa y muchos de los domi- tidad» en los Estados Unidos era m u y reduci-
nios, particularmente el Canadá, tal vez ha do en comparación con la gran importancia
sido que en los primeros se asignaba gran im- que se asignaba a ese concepto en Europa con-
portancia a la igualdad metafísica de todos los tinental y en la idea británica más difusa de la
miembros de la comunidad (brillantemente «Corona» o la «Corona en el Parlamento»23.
analizado por D e Tocqueville), al individualis- Al m i s m o tiempo, las instituciones repre-
m o igualitario y a la negación prácticamente sentativas y jurídicas, así c o m o las institucio-
total de la validez simbólica de la jerarquía20. nes religiosas y educacionales, lograban una
U n o de los aspectos m á s importantes de autonomía m u c h o mayor que la que tenían en
esta civilización americana consistía en que, la madre patria y se convertían en los princi-
Cultura, religión y desarrollo de las civilizaciones de América del Norte y América Latina 633

Cocción de patatas en el norte de Potosí, Bolivia. Alimento de los habitantes de América, la patata se ha
convertido en elemento nutritivo básico de Europa. Christophe Kuhn.

pales escenarios de los valores del nuevo or- yoría de los países de Europa, de tradición
den. religiosa e identidad histórica, étnica o nacio-
Se registraban al m i s m o tiempo una trans- nal. Según Sammuel Huntington, «para la m a -
formación radical del lugar que ocupaban las yoría, la identidad nacional es el producto de
instituciones de derecho en el ámbito político. un prolongado proceso de evolución histórica
Tanto en Inglaterra c o m o en los Estados Uni- que entraña conceptos comunes, experiencias
dos predominaba el common law, en contrapo- comunes, origen étnico c o m ú n , idioma co-
sición al derecho romano, pero en Estados m ú n , cultura c o m ú n y, por lo general, una
Unidos surgió el concepto de revisión consti- religión c o m ú n . Así, la identidad nacional tie-
tucional que hizo que el sistema judicial pasa- ne carácter orgánico. Ello no ocurre, sin e m -
se a formar parte del escenario político. bargo, en Estados Unidos; la nacionalidad es-
La nueva identidad colectiva y su expre- tadounidense ha sido definida en términos
sión política en los Estados Unidos no queda- políticos m á s que orgánicos. Las ideas políti-
ban definidas (como en Europa) según tenden- cas del credo estadounidense han constituido
cias históricas y primordiales. Si bien dimana- la base de la identidad nacional... Así, los Esta-
ban de tradiciones y orientaciones religiosas, dos Unidos tienen su origen en u n acto políti-
se convirtió en una «religión civil» basada en co consciente, en la afirmación de principios
la separación de la Iglesia y el Estado y orien- políticos fundamentales y en una adhesión al
tada m á s hacia el futuro que hacia el pasado. acuerdo constitucional basado en esos princi-
La «american way of life» surgió de una ideo- pios...»24.
logía política c o m ú n con connotaciones reli- El hecho crucial es que la identidad colecti-
giosas y una insistencia en el legado cristiano, va de los Estados Unidos ha sido construida
m á s que de una combinación, c o m o en la m a - desde la base de la ideología política y prácti-
634 S.N. Eisenstadt

camente carece de componentes territoriales o con España y Portugal, en la naturaleza de los


históricos. A pesar de la fuerte orientación principales ámbitos institucionales y que refle-
hacia la Biblia, el nuevo territorio no fue santi- jaban casi a la perfección los que habían teni-
ficado, c o m o ocurrió con el caso del movi- do lugar en América del Norte.
miento sionista, desde el punto de vista del La primera transformación de esa índole
apego a la tierra de los ancestros o c o m o lugar fue el Estado patrimonial, caracterizado por
natural de una larga historia25. un alto grado de centralización administrativa
general. Al m i s m o tiempo, habida cuenta de la
gran dispersión geográfica de los imperios y de
Los modelos en América Latina la falta de acceso autónomo de los sectores
activos de la población a los centros de poder
La conquista y colonización de América Lati- y de recursos, paradójicamente se desarrolló
na fue efectuada, c o m o hemos visto, por agen- dentro de este Estado patrimonial centralizado
tes sociales distintos con una motivación dife- un alto de autonomía local defacto27.
rente. La atracción mayor era generalmente de E n este marco tuvo lugar la abolición de
índole económica, la búsqueda del medio eco- una de las grandes instituciones políticas euro-
nómico nuevo y mejor y una combinación de peas, las representativas, que fueron sustitui-
consideraciones de esa índole con un fuerte das por una combinación de audiencias reales
impulso de conquista y expansión política. y distintas disposiciones según el lugar28. El
Los elementos ideológicos, c o m o la propaga- resultado fue una cultura sumamente legalista
ción de la cristiandad, no dejaban naturalmen- en la cual las instituciones jurídicas estaban
te de tener cierta importancia pero no consti- incorporadas en la estructura y los conceptos
tuían la fuerza motriz que configuró las insti- patrimoniales jerárquicos. En el Imperio espa-
tuciones centrales. ñol, las instituciones jurídicas, culturales y
E n América Latina tuvo lugar además (si educacionales (como las universidades) esta-
bien en distinto grado en diversos lugares) una ban sometidas a un control del R e y m u c h o
transformación de vasto alcance de los c o m p o - mayor que en la propia España y habían de
nentes jerárquicos prevalecientes en las socie- convertirse en los promotores m á s importan-
dades europeas, incluidas la española y la por- tes de las doctrinas absolutistas.
tuguesa. E n esas sociedades europeas, en las
cuales ni siquiera la Contrarreforma pudo ha-
cer desaparecer por completo del escenario Las dos Américas
político los componentes igualitarios en A m é -
rica Latina, se registró una totalización del En estrecha relación con los cambios institu-
principio jerárquico con una transposición, al cionales de vasto alcance producidos en las
menos inicial, de las orientaciones igualitarias dos Américas se registraban también transfor-
primordialmente en los ámbitos religiosos m á s maciones radicales en la estructura interna de
espirituales. los principales grupos y elites, especialmente
E n muchos sentidos, en América Latina se respecto de su autonomía simbólica e institu-
institucionalizaron plenamente los conceptos cional.
jerárquicos tomistas, no sólo en los programas En las colonias de América del Norte y,
de estudio de las universidades (mucho m á s posteriormente en los Estados Unidos, surgie-
que en las de España o Portugal) sino también ron elites sumamente autónomas que se con-
en el concepto general del orden social y en virtieron en portadoras de las grandes orienta-
ámbito político26. ciones y premisas culturales de la vida social,
Posteriormente, tras las guerras de inde- si bien el acceso a ellas estaba abierto, en
pendencia y la promulgación de constituciones principio, a todos los miembros de la c o m u -
sobre la base de la igualdad formal, se configu- nidad.
ró c o m o veremos m á s adelante una relación En América Latina, en cambio, las grandes
especial entre los principios jerárquicos y los elites perdieron en gran medida su autonomía
igualitarios. y surgieron muchas elites, culturales, profesio-
E n América Latina se registraron también nales o políticas plenamente autónomas para
cambios m u y importantes, en comparación reemplazarlas. E n lugar de una aristocracia
Cultura, religión y desarrollo de las civilizaciones de América del Norte y América Latina 635

con cierto derecho autónomo de acceso al cen- familia y el lugar de trabajo, etc., una fuerte
tro, existían diversas oligarquías que, en prin- predominancia de las definiciones legalistas-
cipio dependían del Estado no sólo para tener formalistas de las relaciones sociales y los á m -
acceso a los recursos «materiales», sino tam- bitos institucionales y la plena institucionali-
bién al prestigio y a los centros de poder. A zación del concepto abstracto general de la
ello se sumaba la poca solidaridad entre las ciudadanía, todo ello en función de un indivi-
grandes elites. dualismo y un pragmatismo sumamente utili-
Estas transformaciones de las grandes insti- tarios.
tuciones y elites constituían los principales Las características jerárquicas en América
procesos por conducto de los cuales se selec- Latina se basaban en una combinación de
cionaban distintos temas de la tradición cultu- principios jerárquicos y totalizadores con una
ral europea, se transformaban las premisas de fuerte tendencia a lo que cabe calificar de
las civilizaciones europeas y tenía lugar en las formas topológicas (en contraposición a las
dos Américas la cristalización de nuevas pre- puramente lineales) de construir los espacios
misas y de sus consecuencias institucionales. sociales. Surgió, en consecuencia, una fuerte
Las diferencias entre las dos Américas iban tendencia a que esos espacios se superpusieran
m u c h o m á s allá de las variaciones que cabía y a que perdieran claridad los límites entre
encontrar en las sociedades europeas. El ele- ellos para llegar a definiciones legales del nexo
mento central de esas transformaciones radi- social no formales sino basadas en la relación.
cales consistía en la forma en que se resolvían Las definiciones jurídicas formales estaban
las tensiones simbólicas e institucionales entre incorporadas en las relaciones interpersonales;
igualdad y jerarquía, entre acceso autónomo y las relaciones formales, si bien estaban separa-
acceso controlado al centro. das de la ciudadanía, por ejemplo, tenían una
Esa combinación, sumada a la influencia connotación m u y marcada c o m o demuestran
recíproca y continua entre la transformación los dichos brasileños «Para mis amigos todo,
de la estructura de las grandes instituciones para mis enemigos la ley», « ¿ Y usted sabe con
sociales y elites (especialmente su autonomía quién está hablando?».
con respecto a la orientación cultural) explican Entre las definiciones formales e informa-
por qué los Estados Unidos y los países lati- les, entre los criterios jerárquicos de «rela-
noamericanos no quedaron reducidos a «frag- ción» y los igualitarios e individualistas, ofi-
mentos de Europa», c o m o ocurrió en cierta cialmente consagrados en la constitución y en
medida con Canadá, Australia o algunos paí- el ordenamiento jurídico, existía, c o m o ha se-
ses del Caribe, sino de hecho en nuevas civili- ñalado Roberto da Matta, una continua ten-
zaciones m u y distintas de sus orígenes euro- sión que no se superaba30.
peos. «...Podemos observar la institucionaliza-
Las transformaciones radicales de los c o m - ción del intermediario, del mulato, el cafuso, el
ponentes básicos de la civilización europea en mameluco en la clasificación racial: el «despa-
las dos Américas y la cristalización de las dos chante» en el sistema burocrático, el primo, el
civilizaciones americanas guardaban relación amante y el novio o la novia en el orden
con el desarrollo en cada una de ellas de una amoroso, los santos y el purgatorio en el siste-
cierta estructuración de las relaciones sociales m a religioso, las plegarias, la música popular,
y de límites de los espacios sociales que tenían las serenatas, el hablar vano y el mirar olhar en
consecuencias de vasto alcance a los efectos la mediación que impregna la vida cotidiana;
del desarrollo institucional. el jeitinho, el «¿Y usted sabe con quién está
El ethos igualitario, arraigado en una pro- hablando? y los conocidos en puestos de i m -
funda convicción religiosa en los Estados Uni- portancia {pistolão), en la confrontación con
dos, guardaba estrecha relación con una fuerte leyes impersonales, de la feijoada, Ia peixada y
concepción lineal que se encontraba en los el cocido, comida que dentro del orden culina-
aspectos m á s racionalistas de la forma en que rio están justo en el medio de lo sólido y lo
se enfocaba en la Ilustración la realidad social líquido, del sacanagem c o m o forma de mani-
y ontológica29. Incluye una delimitación m u y festación sexual y todas estas c o m o formas
marcada de los límites fundamentales de los fundamentales de sociabilidad. L o intermedio
espacios sociales, el público y el privado, la y lo ambiguo no pueden reducirse aquí a una
636 S.N. Eisenstadt

posición puramente ni cabe negar su existen- diferencia con el m u n d o anglosajón, pues el


cia»31. poder imperial británico se mantuvo tal cual
O , c o m o decía Octavio Paz: después de que la revolución americana llega-
«...La relación entre las colonias hispanoa- ra después a su apogeo, en la segunda mitad
mericanas y la España metropolitana era total- del siglo xix, y su declinación fue seguida a su
mente distinta. Los principios sobre los cuales vez del auge de la república imperial de Esta-
se fundaban originalmente nuestros países dos Unidos» 32 .
eran los de la Contrarreforma; la monarquía Estas experiencas revolucionarias y las dis-
absoluta, el neotomismo y, después de media- tintas formas de estructuración de las relacio-
dos del siglo xviii, el «despotismo ilustrado» nes y los espacios sociales (con su estrecha
de Carlos III. El movimiento independentista relación con los modelos institucionales, las
hispanoamericano no era sólo un rompimien- estructuras de las elites y las orientaciones bá-
to con España, sino una negación de España, sicas que surgieron en las dos civilizaciones)
no era una verdadera revolución y, por lo tan- tuvieron importantes consecuencias para el re-
to, y al igual que la Revolución francesa, un sultado de los procesos de cambio, especial-
intento de reemplazar un sistema por otro y de mente la migración y la modernización. La
reemplazar el sistema español, católico y abso- civilización estadounidense, con su orienta-
lutista de monarquía por uno democrático, ción revolucionaria arraigada en la transfor-
liberal y republicano. mación religiosa, creó una gran apertura a esos
»Esta comparación con la Revolución cambios, siempre que éstos pudieran ser incor-
Francesa es también engañosa... L o m i s m o porados en su estructura básica sin injerirse en
cabe decir de Estados Unidos que, en ambos el centro y sin cambiar las premisas y las for-
casos, quienes luchaban en pro de ideas m o - mas en que estaban estructurados los espacios
dernas eran hombres modernos. E n Hispanoa- sociales, de manera de asegurar también que la
mérica, estas m i m a s ideas eran una fachada continuidad política y el desarrollo institucio-
erigida por los herederos directos de la socie- nal se basaran en esos principios de estructura-
dad jerárquica española, los rancheros, comer- ción.
ciantes, los militares, el clérigo y los funciona- En la civilización lationamericana, en que
rios públicos. En otras palabras, las oligarquías no hubo tal avance revolucionario, al parecer
terratenientes y mercantiles aliadas con las las nuevas formas ideológicas e institucionales
tres burocracias tradicionales de la Iglesia, el podían tener cabida sin dificultad en los esce-
Estado y el ejército. Nuestra revolución era un narios centrales sin desmedro de sus premisas
acto de autoengaño tanto c o m o de autonega- básicas. En el se produjo, si bien con grandes
ción. El verdadero nombre de nuestra d e m o - diferencias según el lugar, una continua situa-
cracia es caudillismo y nuestro «liberalismo» ción volátil que no permitió crear infraestruc-
era autoritario. Nuestro modernismo ha sido y turas institucionales fuertes y viables ni direc-
sigue siendo una mascarada. E n la segunda trices claras para el desarrollo institucional.
mitad del siglo xix, nuestros intelectuales se C o m o señalaba Howard Wiarda, todos los sis-
sacaron la máscara liberal y se pusieron una temas sociales que alguna vez rigieran el que-
positivista. E n la segunda mitad de nuestro hacer h u m a n o siguieron coexistiendo, libera-
siglo la cambiaron por el marxismo-leninismo. lismo, patrimonialismo o anarquismo.
»... Desde este ángulo, nuestra revolución C o m o consecuencia, y según Merquior:
no debe verse c o m o el principio de la era «... La mayor parte de América Latina, así
moderna sino c o m o el punto en el cual el c o m o el resto de Occidente, han padecido con-
Imperio español se rompió en pedazos. El pri- tinuamente lo que Samuel Hunington califica
mer capítulo de nuestra historia fue un des- de «política pretoriana», esto es, sistemas polí-
membramiento, no un parto. Nuestro comien- ticos con un bajo nivel de institucionalización
zo fue la negación, el rompimiento, la desinte- y un alto índice de participación, por lo que en
gración. Del siglo xvii en adelante nuestra muchos casos se experimentaron descomposi-
historia y la historia de España son una histo- ción política, interludios de violencia y un
ria de decadencia, de una entidad única que se déficit crónico de legitimidad, incluso ahora
desintegra (tal vez porque nunca fue única) y en que parecen haber quedado atrás los días
se dispersa. También en este caso es notable la en que a duras penas se aferraban a la sobera-
Cultura, religión y desarrollo de las civilizaciones de América del Norte y América Latina 637

nía. El desarrollo desigual en el tiempo y el a aceptar las condiciones fundamentales de la


espacio, en que el crecimiento y los grandes identidad colectiva americana y las premisas
desequilibrios regionales van dando tumbos, básicas de la civilización americana.
hará nacer en muchos la tentación de solucio- Habida cuenta de que los componentes pri-
nes radicales. La izquierda mayoritaria en mordiales en la construcción de la identidad
nuestros países no ha pasado aún por su pro- colectiva americana eran débiles, quedaba
pia perestroïka. La actitud predominante, (por margen para una gran tolerancia, m u c h o m a -
yor que en Europa, no sólo de la diversidad
suerte) m á s entre los intelectuales que entre la
izquierda política, sigue siendo la revolución religiosa sino también de grupos que definían
de rigeur, animados por una ética de convic- su lugar secundario desde el punto de vista de
ción que suele carecer de una ética de respon- componentes primordiales que dependían, na-
sabilidad»33. turalmente, de su aceptación de las premisas
ideológico-políticas básicas de la civilización
americana. E n todo caso, los límites de su
La identidad colectiva espacio social estaban claramente marcados
en los Estados Unidos c o m o secundarios, por m á s que cambiaran en
distintos períodos34.
Las distintas formas de incorporar el cambio, Los Estados Unidos tenían entonces la po-
arraigadas en la configuración de espacios so- sibilidad de aceptar, aunque fuese en forma
ciales, tuvieron consecuencias de vasto alcance vacilante e intermitente, la diversidad religio-
para la estructuración de muchos ámbitos ins- sa, política y étnica, al principio con la excep-
titucionales fundamentales en las dos Améri- ción crucial de los negros, mientras los m i e m -
cas. bros de los distintos grupos aceptaron el credo
Se encuentran las primeras consecuencias político americano. En consecuencia, los inmi-
de esa índole en la autoconciencia colectiva de grantes no tuvieron que luchar para lograr los
identidades y en la idea, estrechamente rela- plenos derechos de ciudadanía y, por ejemplo,
cionada con la anterior, del «otro», que se nunca se planteó la cuestión de la emancipa-
encuentra primero en los americanos autócto- ción judía, que tuvo tanta importancia en la
nos y, posteriormente, en los diversos grupos historia moderna de los judíos en Europa.
étnicos de inmigrantes. Los negros, que se debatían en la contra-
La identidad colectiva que se configuró en dicción que entrañaba el hecho de ser total-
los Estados Unidos estaba definida en térmi- mente extraños desde el punto de vista racial y
nos ideológicos, universalistas, no primordia- de haber quedado incorporados tras la guerra
les y no históricos. Entrañaba la demarcación civil en el marco de la colectividad americana,
de fronteras m u y claras de la colectividad, constituían un problema bastante especial, el
estructuradas según las premisas básicas de la «dilema americano». N o es coincidencia, cla-
religión civil estadounidense. ro, que el conflicto m á s grave de la historia
Las orientaciones primordiales o los princi- americana, la Guerra Civil, haya surgido en
pios jerárquicos eran permitidos en lugares torno a la incorporación de los negros.
secundarios pero no c o m o componentes de las La mayoría de los grupos étnicos en los
premisas y los símbolos centrales de la socie- Estados Unidos trataba de hacerse un mayor
dad. espacio para vivir dentro del marco america-
Así, la religión civil de los Estados Unidos no, para sus tradiciones y símbolos étnicos y
no podía dar cabida con facilidad a los ameri- para la legitimación o afirmación en el ámbito
canos «indígenas», que tenían una identidad público de sus actividades y organizaciones
primordial clarísima, no tenían ninguna rela- étnicas. En muchos casos, los negros luchaban
ción con el nuevo marco ideológico y aducían en particular en pro de la plena igualdad de
su propia totalidad. Por ello, básicamente los derechos y contaron con el decidido apoyo,
indios quedaron al margen de la nueva colecti- c o m o ocurrió con los movimientos de dere-
vidad. chos civiles del decenio de 1960, de muchos
Al m i s m o tiempo se formaba una actitud sectores de la mayoría blanca.
distinta respecto de los grupos de inmigrantes La mayor parte de estos grupos no impug-
(especialmente étnicos) que estaban dispuestos naban los símbolos fundamentales y el marco
638 S.N. Eisenstadt

civil institucional no primordial de los Estados pero, en la práctica, se planteó una situación
Unidos si bien su propio éxito cambiaba el • m u c h o m á s diversificada36. Prácticamente
entorno general de ese marco. Sólo los elemen- desde el primer m o m e n t o surgieron c o m p o -
tos m á s extremistas, c o m o las Panteras N e - nentes múltiples de conciencia y de identidad
gras, querían subvertir ese marco. colectiva, una hispana en general, una católica
Esas luchas, al igual que las de los judíos en general, una criolla local y las «indígenas».
contra el antisemitismo, se libraban en n o m - Al m i s m o tiempo, la fuerte orientación es-
bre de los grandes valores americanos, de las tatista y jerárquica no estaba acompañada, y
premisas básicas de la civilización americana. esto es interesante, de un compromiso paralelo
Es interesante observar que Martin Luther con el ámbito político c o m o centro de la con-
King fue «canonizado» en el marco básico de ciencia colectiva.
la religión civil americana al tener un día espe- Así, junto con los principios jerárquicos
cialmente dedicado a su memoria. A d e m á s , formales, se formaron espacios sociales que
esa canonización quedó legitimada desde el cambiaban continuamente y estaban estructu-
punto de vista de la contribución que Martin rados según distintos principios e identidades,
Luther King había aportado en la lucha en pro cuyos límites no eran absolutamente fijos y
de la aprobación de los principios generales de que abrían la posibilidad de incorporar m u -
la igualdad civil. chas de esas identidades en el plano central.
Hace poco tiempo comenzaron a aparecer Ello obedecía a que esa forma de construc-
movimientos separatistas entre los negros y, ción de la identidad colectiva hacía posible,
en menor medida, entre los hispanos. U n a c o m o indicó Merquior, no sólo la incorpora-
tendencia apunta a crear una cultura afroame- ción de grandes sectores de la población india
ricana, y en menor medida una cultura hispá- en las identidades generales católica y nacio-
nica, distinta de la cultura occidental predomi- nal, sino también desarrollar, al menos en al-
nante. Los institutos superiores, las universi- gunos países c o m o México, el Brasil y, en m e -
dades y el ámbito de los espectáculos se han nor medida, Bolivia y Colombia, tras las
convertido en los principales centros de esos experiencias traumáticas de la conquista, un
intentos de institucionalización. resurgimiento cultural bastante especial e in-
Sin embargo, especialmente en el decenio cluso una reintegración en el centro.
de 1980, se produjo una profunda separación « U n a reintegración fue justamente lo que
que dejaba al margen del centro a grandes ocurrió en el pasado remoto en algunas regio-
sectores de la clase desfavorecida, integrada nes básicas del subcontinente. T o m e m o s el
mayoritariamente por negros y, en menor m e - caso de México tras la conquista. A la sazón,
dida, por hispanos (estos últimos de origen varias culturas indias desarraigadas procedie-
m u c h o más reciente) y, de esa manera, refor- ron a la reintegración cultural gracias a la cris-
zaba las tendencias separatistas al tiempo de tianización. La retórica nacionalista, empeña-
señalar que la mayoría de los demás grupos da en acusar a España, no lo reconocería, pero
étnicos aceptaban los componentes básicos del los hechos hablan por sí mismos. Octavio Paz
estilo de vida americano, que asignaba menor escribe que «gracias a la fe católica, los indios,
importancia a los componentes primordia- antes huérfanos culturales sin más vínculos
les35. con sus culturas ancestrales, con sus dioses
muertos, así c o m o sus pueblos, encuentran un
lugar en el m u n d o » . D e esta fructífera acultu-
La identidad colectiva ración nace lo que el indio occidentalizado, el
lationamericana liberal Ignacio Altamirano, tan acertadamente
denominó «igualdad ante la Virgen», la Virgen
El concepto de identidad colectiva en América de Guadalupe huelga decir...
Latina era m u y distinto del de América del »En la zona central y meridional de Méxi-
Norte. co tuvo lugar lo que el historiador Enrique
Originalmente, el Imperio español y el por- Florescano calificó de «pulverización» de la
tugués aspiraban a establecer una identidad memoria étnica india. Los mexicas y los zapo-
colectiva hispana (o portuguesa) unificada y tecas, sometidos a una triple separación, terri-
homogénea que se centrara en la madre patria torial, legal y económica, viendo abolidos su
Cultura, religión y desarrollo de las civilizaciones de América del Norte y América Latina 639

Vivienda de una familia de origen mexicano en Laredo, Texas (EE.UU.)- Abigail Hcyman/Rapho.

escritura y sus calendarios y en la imposibili- conciencia nacional, pero en Estados Unidos


dad de articular un mensaje autóctono cuyo la identidad social no se construyó sobre el
alcance trascendiera lo estrictamente local, de- mito de las tres razas, según el cual negros,
jaron de hablar de sus nacionales c o m o tales y blancos e indios son simbólicamente comple-
se abrió un abismo entre su pasado y su pre- mentarios. D e hecho, América se basó en la
sente. ideología del componente blanco. Así, para ser
»La energía mitogónica del catolicismo m i - estadounidense, hay que formar parte de los.
sionero se volcó a colmar ese abismo, tarea valores e instituciones del m u n d o «anglo», que
que se vio coronada con la formulación criolla conserva la hegemonía y funciona con una
del culto de Guadalupe, ya existente en el año lógica bipolar basada en la exclusión. E n Bra-
1600. El mito y la adoración de la Virgen sil, la experiencia de la esclavitud y de las
María del Lugar se convirtieron en el centro diversas tribus indias que ocupaban el territo-
de un catolicismo criollo que, si bien carecía rio colonizado por los portugueses dio lugar a
de un elemento mesiánico, presidía la gran una imagen radicalmente distinta, basada en
mexicanización de la cristiandad al convertir el concepto de un «encuentro» entre las tres
en el rito romano diversos mitos indios...»37 razas que ocupan lugares distintos pero equi-
» D a Matta, refiriéndose concretamente al valentes en un triángulo ideológico. Brasil, en
Brasil, resume en términos m u y sucintos las su integridad, está divido en tres unidades
diferencias en la construcción de la identidad complementarias e indispensables que permi-
colectiva en las dos Américas. ten una compleja interacción entre ellas. E n
»En los dos países, negros, blancos e indios ese país, por lo tanto, «indios», «blancos» y
tuvieron un papel importante en la conquista «negros» se relacionan por conducto de una
territorial, Ja colonización y la creación de una lógica de inclusión estructurada en planos de
640 S.N Eisenstadt

oposición complementaria. Así, Brasil podrá dinámica m u y creativa en la construcción de


ser «blanco», «negro» o «indio» según cuales la identidad colectiva mientras que, en Esta-
sean los aspectos de la cultura y la sociedad dos Unidos, el original patrón de la autocon-
brasileñas que uno quiere acentuar (o negar). ciencia colectiva, si bien m u y abierto a inno-
Los brasileños pueden afirmar que en el plano vaciones en ámbitos secundarios, registró una
de la alegría y el ritmo, Brasil es «negro»; es marcada continuidad durante dos siglos.
«indio» con respecto a la tenacidad y a la La situación era distinta respecto de la es-
sincronización con la naturaleza y todos estos tructuración de las jerarquías sociales y el de-
elementos están estructurados por un idioma y sarrollo institucional en el ámbito político.
por instituciones sociales del elemento «blan- Las dos Américas compartían con otras so-
co» (los portugueses) que, dentro de esta con- ciedades modernas tendencias fundamentales
cepción ideológica, actúa c o m o catalizador de diferenciación y estratificación estructura-
que los convierte en una mezcla armoniosa y les, una tendencia hacia la abolición o reduc-
coherente. ción de las diferencias en la condición jurídi-
»En suma, los mismos elementos empíricos ca, hereditarias y reconocidas por la ley, un
que se encuentran en toda la historia de las alto grado de diferenciación estructural y ocu-
Américas se combinan y experimentan de di- pacional, un desplazamiento hacia la movili-
versa forma en cada sociedad embarcada en el dad y elementos de riqueza u ocupación obte-
proceso de construir su propia identidad so- nidos m á s que adscritos, el debilitamiento de
cial. La identidad en Estados Unidos recalca la la adscripción legal y normativa, la desapari-
tradición puritana, basada en una lógica de ción de la tradicional relación cerrada entre
exclusión que considera indeseable a quien no propiedad, poder y condición y las mayores
es miembro de la parroquia; o se es «miembro demandas de participación social y de una
de la comunidad» o se es ajeno a ella y todos distribución m á s igualitaria de los recursos en
los miembros son iguales de conformidad con la sociedad.
el derecho constitucional que rige la comuni- Sin embargo, en cada una de las Américas,
dad. E n Brasil, aunque estos elementos están surgieron y se mantuvieron durante los tiem-
reconocidos y, en realidad, adoptados c o m o pos modernos diversas características idiosin-
parte de su marco legal y «constitucional», lo cráticas en sus modelos de estratificación.
importante son los valores de la complementa- En a m b o s casos, la estructuración puso de
riedad, la inclusión y la jerarquía. La ideología manifiesto marcadas diferencias con respecto
racial sigue la m i s m a lógica que otras institu- a Europa, en que había una combinación de
ciones sociales en las cuales un pacto ideológi- principios jerárquicos e igualitarios, una con-
co esconde u oculta las diferencias y, por lo ciencia de clase relativamente extendida y un
tanto, da carácter complementario a la ideolo- acceso relativamente autónomo de las princi-
gía. E n Estados Unidos, sin embargo, la dife- pales clases al centro.
rencia no puede encubrirse y produce un ver- En América Latina se intensificaron enor-
dadero dilema, c o m o nos ha demostrado G u n - memente tendencias propias de Europa meri-
nar Myrdal. E n otras palabras, en la sociedad dional. Según Louis Roniger, esas tendencias
en que hay un credo igualitario, las relaciones eran:
raciales reintroducen la jerarquía mediante un «a) una gran desigualdad en la distribu-
código natural (racial). Ahora bien, en una ción y el control de los recursos;
sociedad en que la vida cotidiana se basa en la
»b) complejas categorías en los estratos y
desigualdad, la experiencia de las diferentes
múltiples planos de estratificación;
etnias no sale del ámbito personal y cotidiano
»c) la atribución de una gran importancia
y permite establecer una ficción según la cual
al prestigio c o m o elemento central para la eva-
las tres razas son complementarias»38.
luación de los estratos y la conversión de los
recursos;
»d) la pluralidad de ocupaciones a cargo
Jerarquías sociales de los mismos agentes sociales;
»e) un escaso compromiso con la clase so-
D e esta manera, la estructuración de los espa- cial y con otras categorías sociales amplias;
cios sociales dio lugar en América Latina a una »f) una tendencia hacia la segregación es-
Cultura, religión y desarrollo de las civilizaciones de América del Norte y América Latina 641

trecha por estratos tanto entre los altos c o m o bien clara de las jerarquías sociales y sus con-
entre los bajos; secuencias institucionales, especialmente en el
»g) conflictos entre estratos y dentro de ámbito político.
cada uno. T o d o ello ofrece u n contraste bastante
» E n consecuencia, los estratos sociales se marcado con la estructuración de las jerar-
han segregado de grupos sociales y ocupacio- quías sociales en América del Norte. Según
nales similares, de otras o de la m i s m a región. A d a m Seligman:
H a surgido así una tendencia en la cual los «Entre las principales características sim-
límites de los grupos sociales importantes tien- bólicas de los grupos privilegiados de América,
den a ser definidos en los términos relativa- los m á s importantes han sido:
mente estrechos de sus propios símbolos de » - L a posibilidad abierta de todos los agen-
prestigio y sus pretensiones de procedencia so- tes sociales de llegar a ser élite y de los distin-
cial.» tos grupos de élite de configurar las orientacio-
Estas tendencias en la estructuración de las nes en todos los ámbitos de la vida social;
jerarquías sociales guardaban estrecha rela- »-El entretejido de las orientaciones entre
ción, c o m o señalaba además Louis Roniger, distintos grupos de élite. A diferencia de Euro-
con el «carácter restrictivo de la participación pa, no había separación ni segregación de
política concedida a las fuerzas sociales por las orientaciones entre esos distintos grupos...
elites centrales en contraposición a la imagen »... Guarda relación con lo que antecede el
de esa participación, concebida en el plano hecho de que la especialización en las élites era
ideal c o m o abierta a todos los miembros de la relativamente escasa. Si bien había u n cierto
colectividad, y al hecho de que las fuerzas grado de especialización en el ámbito empre-
políticas centrales normalmente estaban dis- sarial, éste n o estaba acompañado de una ten-
puestas a atender las demandas de los estratos dencia similar en el ámbito político. A ello se
sociales en términos particularizados (indivi- sumaba el alto grado de deficiencias estructu-
duales y, posteriormente, colectivos) y de rales y falta de fuerza c o m o organización entre
clientela. las elites, especialmente las políticas. U n a
» C o n frecuencia los centros se cerraban a comparación con Europa, continente en que
las demandas y tensiones en la estructura so- las élites políticas tendían a extender su in-
cial y no abrían cauces institucionalizados de fluencia en vastos ámbitos de la vida social,
acceso a los foros de poder y adopción de indica la importancia de estas características
decisiones. A su vez, la política de reglamenta- en la estructuración de las elites políticas esta-
ción de esos centros podía haber sido califica- dounidenses.
da de «rapaz» y «foránea», lo que surtía dos »Por último, no existe una distinción es-
efectos relacionados entre sí. tricta entre las élites del centro y las periféri-
»La indeterminación básica en la estructu- cas, característica que coincide con la interpe-
ra de las jerarquías sociales podía «en ciertas netración de ambas y su carencia relativa de
condiciones»,... obligar a los agentes sociales a elementos distintivos.
competir en pos de valiosos recursos mediante » E n los Estados Unidos jamás se produjo
agrupaciones paralelas de protector y cliente, un problema de integración de la clase trabaja-
mediante acuerdos tácitos entre socios cuyos dora en la vida nacional porque n o existían
recursos son desiguales y que pertenecen a orientaciones primordiales ni raíces en las
categorías sociales distintas»39. Standen feudales. L a integración de la clase
N o cabe, pues, sorprenderse de que la insti- trabajadora en la vida colectiva, tanto de jure
tución de la clientela política en sus diversas c o m o defacto, nunca fue motivo de gran con-
formas haya constituido una característica flicto, a diferencia de las confrontaciones m u -
permanente de la estratificación social, la vida chas veces violentas a que daban lugar las
política y el desarrollo institucional en Améri- demandas de la clase obrera para que se a m -
ca Latina. Al m i s m o tiempo, el carácter m u y pliara el sistema de justicia distributiva y se
volátil de los patrones políticos y económicos, abrieran m á s caminos de acceso a los principa-
a que hacía referencia Merquior, guardaba es- les mercados y recursos.
trecha relación en la mayoría de los países de »En la estructuración de la identidad de
ese continente con una estructuración m á s clase y la composición durante el proceso de
642 S.N. Eisenstadt

industrialización ejercieron influencias las te especial importancia en el plano de la m a -


orientaciones antes mencionadas, dinámica croestructuración de la economía política ge-
cuyas características peculiares pueden obser- neral. La afinidad entre las tradiciones cultu-
varse mejor en el caso de la clase obrera. E n rales o religiosas y las distintas modalidades
efecto, la forma especial que revistió la inte- de desarrollo económico no residen necesaria-
gración de la clase obrera en la vida del país mente en los resultados que se obtengan en
hizo que ésta aceptara las condiciones genera- todos los sectores sino m á s bien en la capaci-
les de la identidad nacional y la calidad de dad de la economía en general de corregir las
m i e m b r o de la colectividad (y fuera aceptada deficiencias sectoriales y, por conducto de la
por ésta), de resultas de lo cual la clase obrera regulación del mercado y de actividades e m -
estadounidense no desarrolló un sentido de presariales, de hacer que se corrijan las diver-
conciencia de clase, de pertenencia a una clase sas deficiencias en el macronivel (aunque no
ni de compromiso con una clase»40. necesariamente en el micronivel sectorial).
La importancia de las fuerzas culturales no
consiste en que las formas de actividad econó-
Conclusión mica dimanen directamente de creencias reli-
giosas, sino m á s bien en la forma en que esas
El análisis precedente se refiere también al creencias, entrelazadas con la estructura de las
desarrollo económico en las dos Américas y a élites y los sectores sociales m á s amplios, han
la cuestión estrechamente relacionada de la configurado la actitud básica en el ámbito eco-
actitud respecto de la ciencia y la tecnología. nómico, las principales reglas del juego en el
E n los términos m á s sencillos, la orienta- ámbito institucional y la distinta capacidad en
ción utilitaria pragmática, la cuasisantifica- materia de desarrollo institucional.
ción del elemento económico y la orientación En los Estados Unidos se registró en gene-
antiestática en los Estados Unidos fueron m u y ral un desarrollo económico e institucional
propios para el desarrollo de la ciencia y la fuerte y continuo, en muchos casos basado en
tecnología y para una intensa actividad econó- la eliminación o segregación de los sectores
mica mientras que la orientación holística y más débiles y en una capacidad bastante nota-
tomista, junto con la fuerte tendencia estatista ble de trasladar los centros de actividad econó-
que había en América Latina, redundaban en mica a nuevos sectores. Se registraron al mis-
desmedro tanto del desarrollo de la ciencia y la m o tiempo varios sectores débiles, c o m o la
tecnología c o m o de una actividad económica clase baja urbana, problema que, de no ser
intensa. corregido por los macroprocesos, puede tener
Parece corroborar estas afirmaciones el profundas consecuencias políticas y sociales y,
gran número de investigaciones, especialmen- en última instancia, también económicas. E n
te en el micronivel, que demuestran la mayor general son m u y pocos los sectores con m u -
afinidad de los grupos protestantes o de gru- chas posibilidades de recuperación en caso de
pos católicos m á s reformistas con una menor deterioro de los resultados al macronivel.
orientación estatista, la existencia de élites au- En América Latina, la flexibilidad relativa
tónomas y una mayor orientación m u n d a n a de los límites de los espacios sociales tal vez
hacia la actividad empresarial rentable, con sirva para que surjan poderosos sectores en la
una actitud positiva respecto de la ciencia y la economía, algunos de los cuales pueden tener
tecnología y con el comportamiento económi- grandes posibilidades de recuperación en el
co «moderno». marco de la economía política en general.
Evidentemente, todo esto, así c o m o la fruc- En razón de lo que antecede, y de las gran-
tífera actividad económica de muchos grupos des diferencias geográficas y geopolíticas, pue-
de inmigrantes, corrobora las posibilidades de de producirse en América Latina una diversi-
actividades económicas m u y vigorosas dentro dad m u c h o mayor de condiciones y configura-
de los países de América Latina si bien éstas ciones locales, regionales y nacionales. E n la
normalmente se limitan a ciertos sectores y no mayoría de los países de ese continente, sin
a la economía en general. embargo, al menos hasta ahora, la economía
Por sobre de todo, la relación entre el desa- política general tiende a absorber gran parte de
rrollo económico y las fuerzas culturales revis- los recursos generados por esos sectores y a
Cultura, religión y desarrollo de las civilizaciones de América del Norte y América Latina 643

reducir al m í n i m o las posibilidades de intro- tes que las pautas institucionales. Bien se po-
ducir correcciones en los sectores que funcio- dría especular acerca de la medida en que las
nan mal, con lo que aumenta la disparidad, presiones sumadas de las fuerzas internaciona-
entre los distintos sectores y se genera un alto les y la evolución sectorial interna pueden ge-
grado de volatibilidad política. nerar cambios en esas premisas y en sus deri-
Las premisas de las civilizaciones y sus vaciones institucionales.
derivaciones institucionales no son por cierto
inmutables si bien tienden a ser m á s persisten- Traducido del inglés

Notas

1. Véase por ejemplo E . por Thomasina Ross, Londres, G . Linsay, The Modern Democratic
Williams, «Culture, Change and Routledge and Sons, 1851; idem, State, Oxford Univ. Press,
the Rise of Protestantism in Ensayo Politico sobre el Reino de Oxford, 1962, H . Luthy,
Brazil and Chile»; en S . N . la Nueva España, Mexico, Calvinism and Capitalism», en
Eisenstadt (ed.), The Protestant Compañía General de Ediciones, S . N . Eisenstadt (ed.), The
Ethic and Modernisation. A 1953. Protestant Ethic and
Comparative View, Nueva York, Modernisation. A Comparative
Basic Books, 1968, págs. 184 a 6. Véase por ejemplo, Paz, O . , View, Nueva York, Basic Books,
211. The Labyrinth of Solitude. Life 1988, 87-109. L. Kolakowski,
and Thought in México, Nueva Chrétiens sans Eglise, Pan's,
2. Acerca de esta distinción, York, Grove Press, 1961; Morse, Gallimard, 1973, Kossmann,
véase S.N. Eisenstadt «The R . M . , «Toward a theory of E . H . , «The Dutch Republic», en
Expansion of Religions. S o m e Spanish American government», The New Cambridge History, Vol.
Comparative Observations on en Journal of the History of Ideas, V . Cambridge Univ. Press,
Different Modes»; Comparative 15: 71-93; idem, «The Heritage of Cambridge, 1989, págs. 275 a
Social Research, Vol. 13, 1991, Latin America», en Politics and 300, idem, Politik, Theorie en
págs. 45 a 70. Social Change in Latin America: Gesdiedenis-verspreide opsrtellen
The Distinct Tradition, editado en voodiachten, Vitgeverij Bert
3. Hartz, L , The Founding of New por Howard J. Wiarda, págs. 25 a Bakkcr, Amsterdanm, 1987.
Societies, Nueva York, Harcourt 69, Amherst, University of
and Brace, 1964; Eisenstadt, S . N . Massachusetts Press, 1974; idem, 8. Elliot, J.H., 1969 (c. 1963);
«The Axial Age. The Emergence El Espejo de Próspero: un estudio Imperial Spain, 1469-1716,
of Transcendental Visions and the de la dialéctica del Nuevo Mundo, London Edward Arnold Publ.
Rise of Clerics»; en European Trans. Stella Mastrangclo, Ltd. Domínguez Ortiz, A . , 1988
Journal of Sociology, 23: 294-314, México, Siglo XXI, 1982; H . (c. 1976), Sociedad y Estado en el
1982. Respecto de la unidad y Wiarda, Politics and Social siglo xvín español, Barcelona,
diversidad de la experiencia Change in Latin America: The Ariel; Elliot, J . H , Spain and its
histórica de las Américas, véase: Distinct Tradition, Amherst, U n . World, 1500-1700, Selected
L. Hanke (ed.), Do the Americas of Massachussetts, 1974; Octavio Essays, N e w Haven, Conn. 1989;
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Algunas cuestiones básicas »•y S/¿ s
-

de la investigación comparada
sobre la pobreza

Else 0yen

Se considera que los estudios comparados tie- tante es reducir el actual nivel de pobreza.
nen un valor en sí mismos y arrojan nueva luz A este último conjunto de supuestos se le
sobre las diferentes formas de pobreza, sus suele atribuir un carácter ideológico o político,
causas, las políticas para abordarla, el m o d o lo que responde a la estricta verdad. Sin e m -
como la población se enfrenta con ella y sus bargo, tiene además importantes consecuen-
consecuencias. cias metodológicas. Por otra parte, nos obliga
Pero en la base de la idea de llevar a cabo a plantearnos la cuestión de saber si las inves-
estudios comparados transnacionales1 hay tigaciones comparadas sobre la pobreza son
unos cuantos supuestos sobre la pobreza que diferentes de otros tipos de investigacio-
no siempre resultan claros. Algunos supuestos nes comparadas en el ámbito de las ciencias
podrían agruparse de la si- sociales.
guiente manera: 1) la po- Else Oyen es profesora de política so- En principio la respues-
breza puede verse c o m o cial en la Universidad de Bergen, Fas- ta es negativa. Pero la rea-
algo inherente a toda so- tings Minde, N-5027 Bergen (Norue- lidad parece ser m u y dis-
ciedad, cualquiera que sea ga). Autora de numerosos libros y ar- tinta. Por una parte, los
tículos, relativos sobre todo a la políti-
su estructura social, econó- ca social y a las cuestiones metodológi- intereses que intervienen
mica y política. 2) Las di- cas, es en la actualidad Vicepresidenta son tales que hay una serie
ferentes manifestaciones del Consejo Internacional de Ciencias de individuos no investiga-
Sociales (CICS) y encargada de un pro-
de la pobreza pueden con- grama interdisciplinario de investiga- dores que influyen consi-
siderarse simplemente una ción comparada sobre la pobreza que derablemente en la formu-
cuestión de grado, en el se lleva a cabo con los auspicios del lación de las cuestiones
CICS.
que tal vez influyen deter- teóricas y metodológicas
minadas políticas o ciertos (Weinberg, 1985). P o r
planes estructurales. 3) E n otra, quienes trabajamos
todo el m u n d o pueden en- c o m o investigadores, en
contrarse ciertos aspectos nuestro deseo de ser útiles,
de la pobreza. Si a la pobreza se le ve c o m o un parecemos menos rigurosos y aceptamos c o m o
fenómeno intrínsecamente diferente en los verdaderas un número mayor de afirmaciones
distintos países, el modelo para llevar a cabo no comprobadas que en otros campos de in-
investigaciones comparadas sobre este particu- vestigación. Esto ha traído c o m o consecuencia
lar adopta una forma distinta de la que ten- una gran abundancia de investigaciones m e -
drían nuestros estudios si los basáramos en diocres sobre la pobreza.
uno de los supuestos antes citados. A la larga, las deficiencias de los estudios
Estos supuestos se apoyan en otros relati- sobre la pobreza ponen en entredicho su obje-
vos a: 1) una sociedad libre de pobreza; 2) una tivo de ayudar a los pobres. El fracaso de los
sociedad en la que la pobreza es aceptable organismos internacionales en su asistencia a
únicamente hasta un determinado nivel; o los pobres radica en gran parte en la falta de
bien 3) una sociedad cuyo objetivo m á s impor- teorías adecuadas con vistas a su intervención.

RICS 134/Diciembre 1992


648 Else Oyen

Medir la pobreza indicadores sociales, y ello por motivos meto-


dológicos, teóricos e ideológicos.
Las investigaciones sobre la pobreza, tanto na- El índice de desarrollo h u m a n o tiene u n
cionales c o m o comparadas, se han centrado en carácter pragmático en la medida en que sólo
formular una definición universal o normali- se sirve de datos disponibles en los países de-
zada de la m i s m a . Los economistas han elabo- sarrollados y en desarrollo. L a pobreza exis-
rado una tradición investigativa en torno a la tente en u n país se define c o m o u n resultado
distribución de la renta c o m o expresión de la bajo (expresado c o m o promedio nacional) del
pobreza. U n a excelente revisión de las consi- índice, en comparación con los de otros países.
deraciones metodológicas de ese enfoque fi- Desde el punto de vista teórico, se afirma que
gura en P . Ruggles (1990). L a profesión m é - el índice refleja «aunque de manera demasia-
dica utiliza el índice de mortalidad c o m o su do confusa, la forma c o m o el crecimiento eco-
instrumento m á s poderoso de comparación nómico se traduce en bienestar h u m a n o » (in-
internacional en lo que solía ser simplemen- forme del P N U D , pág. 15). E n el plano meto-
te una evaluación de las condiciones de salud, dológico, se arguye que el índice «es una
pero se ha convertido paulatinamente en ex- medida fiable del progreso socioeconómico»
presión de la pobreza de una determinada po- (op. cit., pág. 15). Para losfinesde la investiga-
blación. ción, sería conveniente separar los supuestos
Otra tradición investigativa ha surgido gra- subyacentes y la fundamentación teórica que
cias a la utilización de indicadores sociales de permite utilizar el índice al m i s m o tiempo
los recursos h u m a n o s c o m o definición amplia- c o m o medida de la pobreza, de la conversión
da de la pobreza. Ejemplos importantes son del crecimiento económico en bienestar h u m a -
los estudios de la O C D E realizados en los años no y del progreso.
setenta, que m á s o menos se abandonaron en En este punto podemos detenernos y for-
los ochenta, y los estudios recientes hechos en mular al m e n o s cuatro series de preguntas.
Escandinávia (Laginkomstutredningen, 1971; ¿Es la noción general de pobreza que tene-
N O U , 1976:28; Hansen, 1978), operacionali- m o s todos demasiado complicada para que
zados en el marco teórico esbozado por M a r - pueda aplicarse? ¿Deberán limitarse las c o m -
shall (1964) y Titmuss (1968). El intento m á s paraciones acerca de la pobreza a u n conteni-
reciente dentro de esta tradición es la elabora- do o contexto m á s homogéneo y medir una
ción de u n índice de desarrollo h u m a n o que variación m á s restringida de pobreza en países
combina la renta nacional con dos indicadores m á s semejantes entre sí?
sociales: la alfabetización de adultos y la espe- ¿ C ó m o nos las arreglamos con el experi-
ranza de vida (Informe del P N U D , 1991). Por mento casi controlado que consiste en utilizar
otra parte, la O I T mide el grado de pobreza en una medida normalizada de la pobreza en los
función del n ú m e r o de horas de trabajo paga- distintos países? ¿ O bien estamos en una fase
das que se necesitan para comprar determina- intermedia en la que «puede aprenderse m u -
dos artículos en distintos países y diferentes cho poniendo sencillamente de relieve c ó m o
profesiones (OIT, 1990). las sociedades son similares o diferentes res-
U n elemento c o m ú n a todos estos enfoques pecto de determinados asuntos de interés»?
es la búsqueda de u n parámetro que permita (Smeeding y otros, 1990:161).
comparar la pobreza existente en u n lugar (o ¿Qué tipo de comprensión de la pobreza se
m o m e n t o ) con la existente en otro lugar (o obtiene con los diferentes índices e indicado-
m o m e n t o ) . Por inadecuados que sean, los ins- res sociales? ¿ Y qué tipo de comprensión de la
trumentos m á s precisos son el análisis de la pobreza se nos escapa al utilizarlos?
distribución de la renta y el índice de mortali- ¿ H e m o s ido tan lejos c o m o era posible en
dad. L a crítica m á s importante que suele for- la elaboración de un instrumento válido y fia-
mularse a este respecto es la limitación de la ble para medir la pobreza en el plano interna-
forma de pobreza que se mide. Puede ampliar- cional, o bien estamos apenas en los comien-
se su alcance incluyendo una serie de variables zos? Los estudios efectuados en diferentes
sobre el m o d o de vida. Sin embargo, al margen países han puesto de relieve las causas y las
de la selección de variables, se ha criticado, a consecuencias de la pobreza. Algunos de los
m e n u d o con sobrada razón, la utilización de resultados son contradictorios entre sí, mien-
Algunas cuestiones básicas de la investigación comparada sobre la pobreza 649

tras que otros se sustentan mutuamente. Las amplio estímulo y aprobación en una socie-
tendencias de estos últimos constituyen una dad». (Townsend, 1979: Cap. 27).
base para elaborar los índices e indicadores Si queremos utilizar esta definición en es-
sociales. Pero ¿conocemos realmente la rela- tudios comparados, puede ser útil separar las
ción empírica entre los distintos indicadores variables y enunciarla en términos m á s abs-
de la pobreza? ¿Con qué precisión podemos tractos. E n este caso la pobreza (P) se definiría
describir la relación teórica entre los diferen- c o m o sigue:
tes indicadores? ¿En qué medida son pura- « X , Y y Z han impuesto una falta de D
mente ideológicos los conocimientos incorpo- durante T de una magnitud M 1 , lo que impli-
rados en los indicadores? ca que la vida de A no puede ser c o m o la de B
Gracias a las nuevas tecnologías, se están y que la posesión de D I y D 2 que tiene B o
creando importantes bancos de datos que invi- que aprueba C es igual a cero o adopta el valor
tan a examinar cuestiones hasta ahora difíci- de M 2 . »
les. El Estudio sobre la Renta de Luxemburgo X , Y , Z : las fuerzas (procesos, causas, gru-
(ERL) se ha elaborado en torno a uno de los pos) que crean o amplifican P
grupos m á s amplios de microdatos económi- D : dimensión en la cual se evalúa P
cos disponibles, que mide diferentes formas de T : unidad de tiempo
ingresos en varios países (desarrollados) M : unidad de magnitud
(Smeeding y otros, 1990). C o n el tiempo se A : población que se supone pobre
añadirán nuevas series de datos, entre otros B : población que disfruta de lo que P no
los relativos a las medidas de tipo político. El posee
problema que se plantea al E R L consiste, des- C : población que afirma/cree/define que A
de luego, en seleccionar las variables necesa- es pobre o que carece de algo que permite
rias en tan gran cúmulo de datos. Cabría acon- calificar a A de pobre
sejar que la selección se guiara por la teoría, ya U , W : consecuencia de P
que únicamente las teorías facilitan un marco La definición de Townsend entraña una
adecuado para reunir y sintetizar datos (Lane, ordenación causal de las variables que puede
1991). Pero esta opinión se basa en el supuesto ilustrarse gráficamente.
de que existen teorías de la pobreza bien ela- Ciertas fuerzas se ponen en movimiento;
boradas, supuesto que con toda razón puede un determinado sector de la población (o in-
ponerse en tela de juicio. cluso la población entera, incluidos los pobres)
apunta hacia ciertas dimensiones según las
cuales se define la pobreza; aparecen los indi-
Concepto de pobreza cadores visibles de la pobreza; se trata el perfil
de la población pobre; y ha aparecido el fenó-
El debate de los años ochenta sobre si la po- m e n o de la pobreza; lo que a su vez tiene
breza puede definirse c o m o un fenómeno rela- ciertas consecuencias (Gráfico 1).
tivo o bien con carácter absoluto, si puede Este m o d o de pensar puede utilizarse para
trazarse objetivamente un umbral de pobreza clarificar variables en una perspectiva compa-
y si pobreza equivale a desigualdad, es tan rativa y para plantear cuestiones de carácter
archiconocido de los expertos en ciencias so- más teórico.
ciales que no vale la pena repetirlo en este ¿Son X , Y y Z variables del m i s m o tipo en
m o m e n t o (Townsend, 1971; Sen, 1983; Sen, los países desarrollados y en los países en desa-
1985; Townsend, 1985; M a c k y Lansley, 1985; rrollo? ¿O estamos utilizando estructuras cau-
Piachaud, 1987; Veit-Wilson, 1987; Walker, sales m u y diferentes? ¿Necesitamos teorías
1987; Donnison, 1988; Ringen, 1988). El de- completamente distintas para los países desa-
bate se basaba en una definición de pobreza rrollados y para los países en desarrollo?
c o m o ausencia impuesta «de recursos materia- ¿Son las dimensiones D , según las cuales se
les durante un cierto tiempo y en tal grado que evalúa P , las mismas en los países desarrolla-
resulta imposible o m u y limitada la participa- dos y en desarrollo? Si tal ocurre, ¿pueden
ción en actividades normales y el disfrute de analizarse también las diferencias en términos
comodidades y condiciones de vida que son de magnitud M ? Este es el campo de la investi-
habituales o que por lo menos son objeto de gación comparada en el que se han llevado a
650 Else Oyen

en las teorías elitistas? ¿Sabemos algo sobre los


X, Y , Z Fuerzas que producen P mecanismos definidores que actúan dentro de
C , algo que sea lo suficientemente general para
cubrir la distancia cultural que existe entre
L, países desarrollados y en desarrollo? ¿Hasta
Población por la que se dónde nos permiten llegar las teorías sobre la
(
define P clase, la estratificación social, las clasificacio-
nes, los estigmas o taras, etc.?
Las consecuencias de la pobreza son he-
I5 Población no pobre chos empíricos a los que nos referimos c o m o
investigadores, políticos o seres humanos. Son
la consecuencia de procesos que los investiga-
11 dores procuran elucidar. Las demás variables
-1 se formulan y se ponen de relieve únicamente
D- Dimensiones de P
I para que se comprenda c ó m o se producen las
consecuencias. ¿Es posible analizar las conse-
cuencias U y W de P en términos comparati-
vos? ¿O bien, la desigualdad que hallamos en
Población pobre
estas variables es tan grande que no admiten
comparación alguna?
En este ejemplo se ha utilizado una de las

tíh POBREZA
definiciones de pobreza propuestas por T o w n -
send c o m o mecanismo heurístico para repen-
sar las comparaciones entre la pobreza de los
países desarrollados y la de los países en desa-
H W
f
h Consecuencias de P
rrollo y distinguir las investigaciones sobre las
causas de la pobreza, de los estudios sobre los
pobres, sobre las consecuencias de la pobreza y
sobre las estrategias para hacerle frente. ¿Qué
Gráfico 1: otras ideas podría proporcionarnos el someter
Ilustración de un esquema simple de pobreza al m i s m o tratamiento otras definiciones de po-
breza?
cabo hasta ahora la mayoría de los estudios,
c o m o puede verse en el debate sobre los estu-
dios de indicadores. Definición administrativa
El tiempo T es un término analítico ambi- de la pobreza
guo porque puede referirse tanto al tiempo
histórico c o m o al periodo de tiempo que ha El aumento de los estudios efectuados en los
durado P y al lapso de tiempo durante el cual países desarrollados sobre la pobreza, especial-
ha sido pobre una determinada población A . mente en los Estados benefactores, parece ba-
D a d o el supuesto subyacente de fortalecimien- sarse en una «pobreza definida administrati-
to en las teorías relativas a la pobreza, P es una vamente».
variable esencial en estos tres conceptos. N o Los Estados benefactores distinguen a cier-
obstante, hasta ahora parece que se ha investi- tos grupos (como las personas de edad, los
gado escasamente la relación entre T y P , salvo deficientes físicos y mentales, los desemplea-
en función de una hipótesis m á s general: cuan- dos, las madres solteras, los grupos con bajos
to m á s dura P , tanto m á s poderosa es la fuerza ingresos y las familias numerosas) c o m o posi-
autogeneradora en que se convierte perpetuán- bles beneficiarios de la asistencia pública. Gra-
dose a sí m i s m a . cias a un sistema de transferencia de fondos
¿Tienen las poblaciones B y C el m i s m o del Estado o del municipio, se dá relieve a
carácter én los países en desarrollo y en los estos grupos y se les define c o m o indigentes,
desarrollados? ¿Existen teorías que nos permi- pobres, desfavorecidos, necesitados, etc. La
tan comparar B , la población no pobre, salvo etiqueta varía, c o m o varían también los crite-
Algunas cuestiones básicas de la investigación comparada sobre la pobreza 651

t „ «A« V . . . . » *» , i S »•• . i|}_.

Riqueza y pobreza: las carreras de Ascot, Inglaterra, 1981. John Sturrock/Nctwork. Rapho.
652 Else Oyen

rios que regulan las transferencias. Así, el Esta- ¿Qué ideas sobre la pobreza nos proporcio-
do benefactor crea categorías de pobreza. Las na la utilización de las definiciones adminis-
definiciones tienen a m e n u d o un carácter trativas de ésta? ¿Dan estas definiciones en el
pragmático y difieren de un país a otro. La blanco? E n caso negativo, ¿cómo evaluamos
edad de jubilación varía entre 55 y 70 años los errores de tipo I y II respecto de los dife-
dentro de Europa, mientras que los criterios rentes programas? En principio los programas
para atribuir una pensión por incapacidad van sociales están específicamente concebidos
desde la incapacidad estrictamente física a la para grupos de alto riesgo, es decir, se supone
incapacidad social, siendo en este último caso que los grupos seleccionados para que gocen
la pensión un subsidio encubierto de desem- de las transferencias tienen un mayor porcen-
pleo. La etiqueta de pobreza desaparece detrás taje de personas que las necesitan que otros
de los beneficios generales y reaparece cuando grupos comparables.
éstos se determinan según los ingresos o se Estadísticamente, un grupo de madres sol-
reservan a grupos determinados. Sin embargo, teras con m á s de un hijo tiene mayores proba-
rara vez se utiliza la palabra «pobreza» cuan- bilidades de no poder mantener a su familia
do esas transferencias se examinan en el plano que un grupo similar de madres casadas con el
administrativo o público. m i s m o número de hijos de la m i s m a edad. La
Los estudios sobre las definiciones admi- definición administrativa de pobreza puede
nistrativas de la pobreza son cada vez m á s afinarse aún m á s estudiando el grupo según los
numerosos, debido, en parte, a la mayor aten- ingresos, con lo que disminuye el riesgo de
ción que se presta a la investigación aplicada error I pero aumenta el de error II. A ú n puede
y, en parte, a la nueva tendencia a aceptar las lograrse un mayor afinamiento añadiendo cri-
ciencias administrativas c o m o disciplina uni- terios sobre la incapacidad física, mental o
versitaria. Sin embargo, los estudios centrados educativa. La lista es abierta y puede ampliar-
sólo en la parte del fenómeno de la pobreza se a voluntad. Estas definiciones administrati-
que se define en función de un determinado vas ampliadas entrañan hipótesis sobre lo que
programa de transferencia (sea en dinero, en origina o mantiene la pobreza. Pero, ¿cuál es
especie o de carácter institucional) adolecen la base científica real de algunas de esas hipó-
(para nuestro propósito) de los errores clásicos tesis? ¿Qué sabemos de la interrelación entre
de tipo I y II, es decir, de incluir en la muestra las variables integradas en las mismas? ¿ O va-
una parte de la población no pobre y excluir, m o s a aceptar1 con demasiada facilidad c o m o
en cambio, una parte de la población pobre. instrumento de investigación las definiciones
Buen ejemplo de ello son los estudios sobre los de pobreza establecidas desde hace m u c h o
programas de seguridad social, proyectos de tiempo por la administración (que, c o m o m u y
vivienda y umbrales de pobreza. Las personas bien sabemos, han sido acuñadas gracias a
que reciben algún tipo de subsidio social se fórmulas de transacción política y a la influen-
definen per se c o m o m á s pobres que el resto de cia de los grupos de intereses)?
la población, o al menos m á s pobres que el La segunda serie de interrogantes se refiere
sector de la población con el que se considera a la utilidad de los estudios de orientación
justificado o legítimo comparar su grado de administrativa en lo que atañe a la investiga-
pobreza. ción sobre la pobreza. Tales estudios pueden
La dificultad de utilizar una definición ad- dividirse en dos grandes grupos. U n o se centra
ministrativa de pobreza se agrava cuando se en los programas c o m o tales y el otro en los
combinan distintas definiciones de ese tipo. beneficiarios de los programas. El primero
Valga c o m o ejemplo el caso del umbral de pone la elaboración de los programas relativos
pobreza o la pensión mínima de jubilación, a la pobreza en relación con factores externos
que sirven además de criterios para conceder c o m o las fuerzas políticas y los partidos políti-
otras ayudas sociales c o m o la vivienda sub- cos en el poder, el crecimiento de la industria-
vencionada, el transporte público gratuito y el lización y la urbanización, el desarrollo del
acceso prioritario a los establecimientos públi- Estado y de la administración, la estructura de
cos de salud. la economía nacional y la simple transmisión
E n este punto podemos formular por lo de ideas e ideologías de un país a otro. En la
m e n o s dos series de preguntas: limitada medida en que la pobreza y los pro-
Algunas cuestiones básicas de la investigación comparada sobre la pobreza 653

blemas sociales se han abordado explícitamen- para los países en desarrollo? ¿Hay alguna lec-
te, se les ha considerado c o m o variables de- ción que extraer de los comienzos del Estado
pendientes, por decirlo así, de segundo grado. benefactor y del predominio del mercado an-
Los supuestos sobre la pobreza que subyacen tes de ponerse a crear programas sociales? ¿ O ,
en los estudios comparados pueden interpre- por el contrario, son las posibles lecciones m á s
tarse bien c o m o si la pobreza se expresara bien de carácter m á s estratégico, es decir, se
mediante los programas comparados sobre trata de comprender c ó m o se inscribe la po-
ella, o c o m o si fuera una constante en los breza en la lista de asuntos públicos y en qué
países estudiados, o c o m o si en cuanto tal circunstancias se conceden derechos sociales a
tuviera menos influencia en la elaboración de los ciudadanos?
los programas a ella relativos que los demás
factores antes mencionados. Los historiadores
difieren de los politólogos y sociólogos por el Concepto «visible» de pobreza
m o d o c o m o han descrito detalladamente las
condiciones de vida de los pueblos que sufren Gran parte de las investigaciones relativas a la
de pobreza y las han puesto estrechamente en pobreza han tomado c o m o punto de partida
relación con el establecimiento de programas un concepto «visible» de pobreza, es decir, un
sociales privados y públicos a lo largo del grupo o categoría identificable de personas cu-
tiempo (Blom, 1991). yas condiciones de vida presentan rasgos tales
Los estudios que se centran en el consumi- que intuitivamente se las clasifica de pobres.
dor toman c o m o punto de partida la defini- La noción de cultura de la pobreza (Lewis,
ción administrativa de pobreza en un determi- 1964) surgió de una definición de este tipo, lo
nado programa, formulándose preguntas c o m o m i s m o que la concepción de subclase urbana
éstas: ¿En qué medida es eficaz el programa (Wilson, 1987); ambas incorporan una dimen-
comparado con el objetivo que persigue? ¿Qué sión espacial en su delimitación de la pobreza.
otras clases de efectos puede surtir? ¿ C ó m o Los antropólogos han estudiado la pobreza ru-
utilizan el programa los beneficiarios? ¿De qué ral, clasificando a una zona geográfica c o m o
otros tipos de estrategias disponen? Los estu- más pobre que otra, mientras que los estudios,
dios con un objetivo m á s amplio toman ade- por ejemplo, sobre estrategias para atender a
m á s en consideración la manera c o m o la inter- los pobres se han elaborado entre personas
vención social afecta a la vida no sólo de los visiblemente pobres sin tener que definir la
presuntos pobres, sino también de los no po- pobreza (Hundeide, 1991).
bres no incluidos en el programa, así c o m o a En consecuencia, ¿precisan siempre los in-
las instituciones sociales y económicas. vestigadores de una definición de pobreza?
En principio los programas modifican o ¿En qué casos basta con emplear un concepto
atenúan las consecuencias de la pobreza. visible de pobreza? ¿Cuándo es un concepto
¿ C ó m o comprendemos teóricamente estas de- visible sólo un m o d o de evitar el sinnúmero de
finiciones cambiantes de pobreza? ¿ C ó m o dificultades que se presentan al tratar de ope-
afectan esos programas a nuestra comprensión racionalizar la pobreza, de decidir qué varia-
de las estructuras causales, toda vez que se bles intervienen y qué rasgos esenciales distin-
supone que aquéllos sirven para amortiguar guen al pobre del que no lo es? ¿En qué
ciertas fuerzas que originan o mantienen la po- medida es posible operacionalizar los rasgos
breza? de una vida que intuitivamente calificamos de
¿Son de algún m o d o pertinentes para los pobre? ¿Qué porcentaje de no pobres puede
países en desarrollo los estudios sobre la po- aceptarse en una categoría de pobreza limitada
breza administrativamente definida? ¿ Y es po- espacialmente para que se la pueda seguir defi-
sible integrar una comprensión de los efectos niendo c o m o tal?
de los programas sociales relativos a la pobre- ¿En qué medida es útil una definición visible
za y las cambiantes concepciones de ésta en de pobreza para los estudios comparados? ¿Es
modelos m á s generales que no hagan necesa- una definición visible de pobreza m á s sensible
riamente referencia al Estado benefactor pro- a las variables propias de la cultura, ya que en
pio ni a los derechos individualizados propios realidad «visibilidad» e «intuición» nos retro-
de Occidente c o m o metas también válidas traen al debate sobre la pobreza c o m o concep-
654 Else 0yen

to relativo? Y , en ese caso, ¿quiénes habrán de Existen teorías sobre la pobreza en todas las
ser los jueces? ¿ H e m o s de utilizar un enfoque ciencias sociales y, aunque el intercambio de
consensual (Walker, 1987) o un grupo de vali- conceptos e ideas entre las distintas disciplinas
dación nacional (Turner, 1990)? ¿ O , bien, la es cada vez mayor, algunas de esas teorías
base de partida es la totalidad de las condicio- parecen estar cómodamente instaladas dentro
nes de vida de quienes viven en las barriadas de los límites de una disciplina determinada.
de B o m b a y o de los miembros de la subclase Ello se debe en parte a los instrumentos meto-
urbana de Chicago a los que indiscutiblemente dológicos particulares de cada disciplina.
podemos clasificar c o m o pobres? Tenemos teorías sobre los macro, meso y
Se ha intentado definir y evaluar la subcla- microniveles, que van desde una teoría expli-
se urbana de los Estados Unidos. U n a de las cativa m u y amplia hasta fragmentos de teoría.
definiciones, formuladas en términos conduc- Las teorías giran en torno a la noción general
tistas, propone que «puedan utilizarse las zo- de pobreza, a determinados fenómenos que se
nas de extrema pobreza c o m o medio de deter- suponen ser causa de la pobreza (por ejemplo,
minar los puntos de concentración de los el desempleo), a las consecuencias de la pobre-
problemas sociales», por ejemplo, familias za, a la vida del pobre, a la intervención públi-
cuya cabeza es una mujer, jóvenes que no ca y a las estrategias individuales.
asisten a la escuela, familias dependientes de El panorama es complejo y lo es aún m á s
la asistencia social y jóvenes que no se han cuando los especialistas que las utilizan y otras
incorporado a la fuerza de trabajo (Ricketts y personas dan a las distintas teorías denomina-
Sawhill, 1988). E n un resumen de las investi- ciones y explicaciones diferentes.
gaciones sobre la subclase estadounidense se Al lego en la materia le parece que numero-
hace hincapié en que el carácter duradero de la sas teorías tienen m u c h o en c o m ú n una vez
pobreza, la vejez, las deficiencias físicas y que se las despoja de la jerga particular de
mentales y las familias cuya cabeza es una cada disciplina. E n cambio, para los especia-
mujer son las variables estudiadas que entra- listas algunas de esas teorías son paradigmáti-
ñan el riesgo m á s alto para que una persona cas, otras no.
pertenezca a la subclase urbana. Sin embargo, Entre los principales enfoques pueden se-
se consideran m u y raros los casos de pobreza ñalarse los siguientes: teoría de la desigualdad;
que duran toda la vida (Ruggles y Marton, teoría de la distribución de los recursos; teoría
1986). Pero ¿son estas variables significativas de las instituciones distributivas; teoría de la
cuando se trata de establecer una comparación estratificación; teoría de las clases; teoría neo-
entre B o m b a y y Chicago una vez que hemos marxista; teoría de la marginalización; teoría
incorporado al análisis, por ejemplo, las dife- de la pobreza relativa; teoría de la desviación;
rencias en punto a estructura familiar, índice teoría del acceso; teoría del sexo; teoría del
de desempleo y acceso a la educación? cambio social; teoría del desarrollo; teoría de
Los autores de los dos estudios antes m e n - la modernización; teoría del crecimiento eco-
cionados calculan, cada uno por su lado, que nómico; teoría de la cultura de la pobreza; y
el número de personas pertenecientes a la sub- teoría de la supervivencia. Si bien no cabe duda
clase urbana en los Estados Unidos varía entre de que estos distintos enfoques esclarecen as-
medio millón y dos millones. Quizá no esté pectos de la pobreza, el problema principal pa-
fuera de lugar preguntarse hasta qué punto es rece consistir en elaborar un plano intelectual
visible la definición «visible» de pobreza. Pero en el que puedan evaluarse de manera m á s
m á s importante es aún preguntarse si la nece- sistemática los puntos fuertes y los flacos de las
sidad administrativa y política de medir la distintas teorías y las relaciones entre éstas.
pobreza tomando c o m o base los derechos in- ¿Necesitamos para ello un vocabulario común?
dividuales no está llevando la investigación ¿ O nos basta con un vocabulario más preciso
comparada a un callejón sin salida. en el que se definan claramente los conceptos y
se enuncien con precisión las relaciones entre
las variables? ¿ O bien es necesario renovar el
Teorías sobre la pobreza trabajo de base en cada disciplina antes de que
N o hay una sola teoría de la pobreza, global o el debate sobre las teorías pueda llevarse a un
predominante, y es posible que jamás la haya. plano interdisciplinario e intercultural?
Algunas cuestiones básicas de la investigación comparada sobre la pobreza 655

La pobreza es algo que emotiva e ideológi- consistente en describir la vida cotidiana de


camente pertenece a numerosos grupos, y el los pobres y la forma c o m o se vive la pobreza?
lenguaje se emplea c o m o vehículo para expre- U n o de los mayores problemas que en el
sar sentimientos relativos a los males sociales. futuro van a plantearse a la investigación será
El lenguaje de los políticos, las autoridades, los sin duda alguna c ó m o relacionar teóricamente
altos funcionarios, el público y los medios de los diferentes niveles analíticos.
comunicación interfieren en la percepción que
tienen los investigadores de la pobreza, y los
excesos de teorización sobre la pobreza son Consecuencias de la pobreza
evidentes. El panorama es tal que a veces re-
sulta difícil distinguir claramente los hechos o La pobreza es un nombre colectivo que se da a
seguir un debate teórico, porque se supone que un conjunto heterogéneo de consecuencias
los conceptos forman parte de un vocabulario producidas por fuerzas especificadas y no es-
c o m ú n , cuando en realidad no es así. Si éste es pecificadas (cuyo carácter se formula de diver-
un rasgo dominante de la investigación sobre sas maneras según las distintas teorías). Por
la pobreza, nuestro patrimonio cultural se con- una parte, están las consecuencias dramáticas
vierte en u n serio obstáculo para el pensa- que tiene para las personas y los hogares, cuya
miento analítico. Tal vez haya razones para magnitud han descrito con detenimiento escri-
elaborar un vocabulario que sea específico o, tores y expertos en ciencias sociales. Por otra,
mejor, ajustado al análisis de la pobreza. están las consecuencias que entraña para la
Para empezar podemos comparar por pa- comunidad y la sociedad, que a su m o d o no
res los diferentes enfoques teóricos y pregun- son menos dramáticas. N o cabe duda alguna
tarnos sistemáticamente cuáles son las relacio- de que la estabilidad y el tejido social de los
nes teóricas reales entre ellos. ¿Tienen concep- países en desarrollo se ven amenazados por la
tos en c o m ú n y se definen éstos de la m i s m a pobreza. En Sri Lanka se previeron desórdenes
manera? ¿Tienen hipótesis en c o m ú n y se for- sociales cuando, por intervención del Fondo
mulan del m i s m o m o d o ? ¿Qué lecciones cabe Monetario Internacional, se redujeron ciertos
extraer de las diferencias observadas y c ó m o subsidios sociales exiguos pero básicos (Rupe-
pueden formularse de otra manera? Aunque singhe, 1986). M á s sorprendente aún es c o m -
parezca un ejercicio tedioso, tal vez no exista probar que las consecuencias de la pobreza
otra forma de actuar si queremos construir amenazan a uno de los países m á s ricos del
una sólida base teórica. m u n d o , Estados Unidos. «El problema m á s
Los problemas empiezan cuando no existe grave es la forma c o m o una cultura de subcla-
un cuerpo teórico unificado, sino sólo un nú- se, cada vez m á s generalizada, está minando la
cleo de ideas, c o m o sucede con las teorías del capacidad productiva, la vida familiar, la inte-
desarrollo (Todaro, 1977:51). gración social y, en último término, la estabili-
Las teorías no sólo se instalan c ó m o d a m e n - dad política del país.» (Peterson, 1991:9).
te en el marco de cada disciplina, sino que Herbert G a n s (1973) escribió un artículo
además parecen confinarse a sus anchas den- m u y sugerente sobre las funciones de la pobre-
tro de ciertos niveles analíticos, con lo que za. Por desgracia, el debate subsiguiente se
separan los microtemas de los meso y macro- centró m á s en el funcionalismo que en la po-
temas. Sorbo muestra, por ejemplo, c ó m o la breza. Al margen del enfoque funcionalista,
agregación de los comportamientos de las m i - los quince grupos de funciones esbozados por
crounidades es incapaz de captar la dinámica Gans pueden calificarse acertadamente c o m o
gracias a la cual éstas «en parte se anulan quince consecuencias de la pobreza.
mutuamente, en parte se destruyen unas a Según Gans, la relación teórica entre los
otras y en parte se estimulan y refuerzan» pobres y los no pobres es m u y estrecha. La
(1987:11). N o es difícil dar con otros ejem- idea general es que la pobreza obliga a las
plos. Por ejemplo, ¿cómo asimilan las teorías personas a realizar determinadas actividades
de la marginalización los conocimientos que porque no les queda otra opción. Esto, a su
entrañan las teorías de la supervivencia?; o vez, libera a los no pobres de efectuar la mis-
¿cómo encajan las teorías de las instituciones m a clase de actividades o les brinda ciertas
distributivas en el enfoque fenomenológico ventajas que de otra manera no habrían podi-
656 Else 0yen

do obtener. Dada la actual organización eco- bres y el interés que éstos tienen en evitar una
nómica y social de los países (desarrollados), pobreza excesiva de las masas (1982).
algunas de esas actividades son necesarias En su «Basic Needs Satiation Index», C o -
para que la sociedad pueda funcionar normal- hen introduce un índice de desperdicio c o m o
mente. Otras pueden considerarse simbólicas medida del consumo supérfluo (1986:111). La
y entrañan valores diferentes según los países. atención se desplaza hacia quienes pueden
Y todavía hay otras que sirven para distinguir consumir con lo que se supone que el consumo
a los no pobres de los pobres. Así, es m á s excesivo se realiza a expensas de quienes no
probable que éstos efectúen los trabajos sucios pueden consumir.
y humildes que aquéllos evitan a toda costa. U n a de las primeras cuestiones que cabe
En general, tales trabajos están mal pagados. plantear es si las investigaciones sobre la po-
Igualmente, es m á s probable que los pobres breza en esta fase son m á s fructuosas en caso
compren bienes y alimentos de segunda m a n o de realizarse c o m o estudio de las consecuen-
y baja calidad, prolongando así la utilidad eco- cias sociales que de las consecuencias indivi-
nómica de los productos. Y es m á s probable duales de la misma. ¿Cuál es la relación empí-
que los pobres recurran a médicos, abogados y rica entre las consecuencias en el plano indivi-
maestros de segunda categoría, de los que hu- dual y en el plano social? ¿Hasta dónde nos
yen los no pobres, sosteniendo así su actividad llevan las teorías sobre la pobreza cuando el
profesional. La impotencia política de los po- interés se desplaza de un nivel a otro?
bres los convierte en presa m á s fácil para so- El segundo tipo de interrogantes que pue-
portar las consecuencias de los cambios econó- den plantearse consiste en si las investigacio-
micos y sociales c o m o la reconstrucción de los nes sobre la pobreza en esta fase son m á s útiles
centros urbanos y la industrialización. Desde en caso de realizarse c o m o estudio de la pobla-
el punto de vista simbólico, los pobres contri- ción no pobre que no de la población pobre.
buyen a mantener la legitimidad de las normas ¿Es posible estudiar la una sin la otra? ¿Hasta
dominantes gracias a los ejemplos de desvia- dónde nos llevan las teorías sobre la pobreza
ción que ofrecen. Los pobres sirven además de cuando el interés se desplaza de la población
circunscripciones electorales y de oponentes pobre a la población no pobre? E n este punto
simbólicos para distintos grupos políticos, sin cabe ampliar aun m á s el argumento si se modi-
que realmente participen en política ni se les fica la unidad de análisis de m o d o que no sean
pregunte por sus preferencias. El simple acto ya los grupos de población sino los países. La
de distinguir a los pobres de los no pobres atención se dirigirá entonces a la compleja
contribuye a garantizar la condición de estos relación entre los países pobres y los no po-
últimos. Y es más probable que a los hijos de bres, con lo que los estudios sobre éstos forma-
los pobres les toque el papel de perdedores en rán parte consustancial de la investigación so-
el ámbito del sistema educativo y del mercado bre la pobreza en el m u n d o .
de trabajo, con lo que garantizan relativamen-
te la existencia de un número mayor de gana- La tercera serie de preguntas se refiere a la
dores entre los no pobres y los ayudan en su diferenciación entre las distintas consecuen-
ascenso social. cias. ¿Qué consecuencias son las «más impor-
tantes», para quién son importantes y en qué
Townsend concluía su monumental estu- marco se juzga de su importancia? Si se adop-
dio sobre la pobreza con seis recomendaciones ta una perspectiva basada en el sexo, las conse-
con vistas a dar un «asalto eficaz a la pobre- cuencias de la pobreza extrema son m á s duras
za». Las dos primeras son la suspensión de la para la mujer (Rose, 1986; Cass, 1988). Si se
riqueza e ingresos excesivos (1979:926), con lo adopta una perspectiva generacional, las con-
que el autor desplaza el centro de atención de secuencias de la pobreza extrema resultan más
los pobres hacia los no pobres y pone de realce duras para los niños y para las personas de
las consecuencias del estilo de vida de los ricos edad (Cass, 1989; F A O , 1990). Pero en algu-
para la definición de la pobreza y la vida de los nos tipos de economía estos grupos contribu-
pobres. yen en menor medida a la economía nacional
En su análisis de las consecuencias de la formal, representando m á s que otra cosa una
hambruna, Sen ha mostrado claramente las pérdida de recursos humanos en una econo-
amenazas que plantea la pobreza a los no po- mía con exceso de fuerza de trabajo.
Algunas cuestiones básicas de la investigación comparada sobre la pobreza 657

Hasta ahora hemos presentado un panora- Es conocida la notoria y decidida voluntad


m a bastante sencillo. A fin de centrar la aten- de participación de agentes «externos» c o m o
ción en las cuestiones básicas hemos dejado de políticos, administradores y representantes de
lado todo el debate relativo a las consecuen- las organizaciones internacionales, de las orga-
cias de la pobreza que a su vez se convierten nizaciones voluntarias y de los medios de co-
en causas de la misma, fortaleciendo así las municación. Todos piden con insistencia res-
consecuencias, ampliando las múltiples causas puestas rápidas, un número limitado de varia-
y sustentando la pobreza en las familias, la bles que puedan traducirse en medidas políti-
comunidad, la sociedad en general y tal vez cas y la posibilidad de utilizar un análisis
incluso a lo largo de varias generaciones simplificado. Todos ofrecen una recompensa,
(Shlonsky, 1987). sea en dinero o en especie. Tal actitud es c o m -
Parece que nos enfrentamos aquí con el prensible. Los agentes externos no hacen m á s
doble problema de allanar la complejidad de que cumplir con sus funciones. Pero la presión
una gran variedad de consecuencias interde- es contraproducente para la inversión intelec-
pendientes, mientras al m i s m o tiempo hemos tual a largo plazo que parece requerir la inves-
de ordenar las diversas explicaciones, de esas tigación sobre la pobreza.
consecuencias que se han venido elaborando En este trabajo hemos evitado hablar de
en el marco de los distintos enfoques teóricos. políticas o estrategias concretas con vistas a
reducir la pobreza, c o m o la intervención pú-
blica y los programas de otro tipo destinados a
Comentarios finales combatirla. E n muchos casos se han hecho
fracasar las investigaciones por haber escogido
Investigar sobre la miseria de los demás sitúa las estrategias de manera apriorística. M á s
siempre al investigador en un punto en el que bien habría que preocuparse sobre todo por
es m u y difícil distinguir entre conducta ética y tener una idea clara de la teoría subyacente
no ética.3. para escoger la estrategia, seleccionar el tipo
La pobreza en algunos de los países en de datos empíricos en los que se va a basar la
desarrollo es extrema, y la magnitud de los teoría y estudiar'cómo se define y operaciona-
problemas complejos e interdependientes con liza la pobreza. Si se considera acertada una
que se enfrentan los países en desarrollo es tal estrategia, el objetivo principal consistirá en
que incluso un gran esfuerzo de investigación determinar las dimensiones según las cuales se
surtiría poco o ningún efecto. evalúa el éxito y esclarecer el marco dentro del
¿Es razonable hacer hincapié en cuestiones cual se considera que la estrategia tiene éxito.
teóricas cuando es tanto lo que hay que hacer? H e m o s adoptado el método de formular
¿Es la investigación aplicada, centrada en pro- preguntas y no de proponer respuestas. N o
blemas inmediatos, una solución m á s adecua- siendo c o m o no es una investigadora de la
da? pobreza, la autora se ha situado en el punto de
Sabemos que los investigadores en ciencias vista m á s general de las ciencias sociales. L a
sociales han participado activamente en los desventaja es obvia. L a ventaja es no ser se-
programas de ayuda a los países en desarrollo, cuaz de ningún modelo o enfoque metodológi-
aunque no siempre con éxito. Las técnicas de co y mantener la distancia propia de un obser-
análisis y de conceptualización han resultado vador no comprometido. E n efecto, tal vez en
deficientes, tanto teóricamente c o m o política- la investigación sobre la pobreza, c o m o en
mente (Calderón y Piscitelli, 1990). Si la cien- otros muchos campos, un enfoque multimodé-
cia social teórica, así c o m o sus teorías sobre la lico sea en último término el m á s acertado. .
pobreza, han sido demasiado débiles a la hora
de darnos consejos útiles, sería m u y conve-
niente formular bases teóricas m á s adecuadas
para los proyectos futuros. Traducido del inglés
658 Else Oyen

Notas

La autora quisiera dar las gracias de expertos que llevan a cabo «Comparing Countries: Lessons
al Ccntro.de Investigaciones sobre investigaciones comparadas sobre Learned», en E. Oyen (comp.),
Política Social, Universidad de la pobreza. Quienes se interesan Comparative Methodology. Theory
Nueva Gales del Sur, Sydney, por la cuestión pueden ponerse en and Practice in International
Australia, por la ayuda que m e relación con Stephen Mills, Social Research, Sage 1990.
prestó mientras escribía este Secretario General Adjunto,
trabajo facilitándome espacio y Secretaría del CICS, U N E S C O , 1, 2. C R O P está preparando un
biblioteca y presentándome a ruc Miollis, 75732 París Cedex simposio sobre los problemas
generosos colegas. El presente 15, Francia. éticos de la investigación relativa
artículo constituyó la base de un a la pobreza, y trabaja para crear
seminario sobre «El futuro de la 1. N o estoy planteando aquí el un clima en el que los
investigación internacional sobre difícil problema de utilizar en los investigadores de los países
la pobreza», que tuvo lugar en estudios comparados el concepto pobres puedan participar en
septiembre de 1991 en Bergen, de «país» c o m o unidad de relación simétrica con los de los
Noruega. Se está creando una red análisis. Véase Henry Teune, países ricos.

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Approaches to the Definition of Comisión Mundial sobre el
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Countries: Lessons Learned», en Methodology», Journal of Social Nuestro futuro común. (Informe
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661

Servicios
profesionales
y documentales

Calendario de reuniones internacionales


La redacción de la Revista no puede ofrecer ninguna información complementaria sobre estas reuniones.

1992

15-20 nov. Nueva York Assoc, for the Advancement of Policy, Research and Development in
(Estados Unidos) the Third World: Conferencia 1992 sobre el nuevo orden mundial. U n
desafío para la gobernabilidad internacional.
Mekki Mtewa, Assoc, for the Advancement of Policy, Research and
Development in the Third World, P.O. Box 70257, Washington D C
20024-0257 (Estados Unidos).

23-27 nov. Niamey Programa internacional Geosfera-Biosfera: Conferencia regional de


(Níger) Africa.
IGBP Secretariat, The Royal Swedish Academy of Sciences, P . O . Box
5005, 104 05 Stockholm (Suécia).
24-28 nov. Valencia Institut Valencia de la Dona: Primer encuentro internacional de muje-
(España) res del Mediterráneo.
Institut Valencia de la Dona, C/ Naquera 9, 46003 Valencia (España).

1993

Trier Centro de Estudios Europeos: II Conferencia europea de ciencias so-


(Alemania) cíales.
Centre d'Études Européenes, Prof. Bernd H a m m , Universidad de Trier,
B.P. 3825, D-5000 Trier (Alemania).
Barcelona Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y de Biblio-
(España) tecas: 59. a Conferencia general
IFLA, P.O. Box 95312, 2509 CH La Haya (Países Bajos).

Abril Aberdeen Aberdeen University African Studies Group: Coloquio sobre los mapas
(Reino Unido) y Africa.
J. Stone, Director, Aberdeen Univ. African Studies Group, G10 Old
Brewery, King's College, Aberdeen, AB9 2UF (Reino Unido).
16-18 abril París Conseil International des Sciences Sociales: 4. a Conferencia del Progra-
(Francia) m a de investigaciones comparadas sobre la pobreza.
S. Mills, CISS, 1 rue Miollis, 75015 París (Francia).
662 Servicios profesionales y documentales

27 junio- Okinawa Asociación Científica del Pacífico: 1° Congreso (Tema: El Pacífico:


3 julio (Japón) encrucijada de cultura y naturaleza.)
PSA, P.O. Box 17801, Honolulu, HI 96817-0801 (Estados Unidos).
26-29 julio Toluca Instituto Internacional de Ciencias Administrativas: 2. a Conferencia
(México) Internacional (Tema: Redefinir el perfil del Estado ante los cambios y el
desarrollo socioeconómicos).
USA, 1 rue Defacqz, Bte 11, B-1050 Bruselas (Bélgica).

22-27 agosto Budapest Neue Kriminologische Gesellschaft: 11.° Congreso Internacional de Cri-
(Hungría) minología.
H.J. Kerner, NKG-Bureau, Corrensstr. 34, D-7400 Tübingen (Alemania).

23-27 agosto Chiba Federación Mundial para la Salud Mental: Congreso mundial (Tema: la
(Japón) salud mental en el siglo xxi: tecnología, cultura y calidad de vida).
WFMH'93 Japan, c/o Congress Corp., Namiki Bldg, 3-5 Kamiyama-
cho, Shibuya-ku, Tokyo 150 (Japón).

28 agosto- México 12.° Congreso Internacional de Ciencias Antropológicas y Etnológicas:


5 septiembre Las dimensiones culturales y biológicas del cambio global.
Dr. L. Manzanilla, UNAM, Ciudad Universitaria, 04510 México DF
(México).

27 septiembre- Helsinki Fédération international pour l'habitation, l'urbanisme et l'aménage-


2 octubre (Finlandia) ment des territoires: Congreso mundial (Tema: Ciudades para el maña-
na; directrices para cambiar).
FIHUAT, Asuntohallilus, Asemapäallikönkatu 14, PL Box 100, 00521
Helsinki (Finlandia).

1994

Cuba Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y de Biblio-


tecas: Conferencia general.
IFLA, P.O. Box 95312, 2509 CH La Haya (Países Bajos).

20-26 agosto Manchester 6.° Congreso Internacional de Ecología.


(Reino Unido) The Secretary, 6th International Congress of Ecology, Dept. of Environ-
mental Biology, The University, Manchester, M14 9PL (Reino Unido).

22-26 agosto Praga Unión Geográfica Internacional: Conferencia regional sobre el medio
(Checoslovaquia) ambiente y calidad de vida en Europa central.
Dr. T. Kucera, Seer, of the Organizing Committee, IGC, Albertov 6, 128
43 Praga 2 (Checoslovaquia).
663

Libros recibidos

Generalidades, synthèse. Bruxelles, Commission Haubert, M . ; Freiin, Chr.; Leimdor-


documentación des communautés européennes, fer, F.; Marie, A . ; N a m Tran N g u -
1991. 193 p. graph, tabl. yen Trong. Etat et société dans le
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scientifiques - sociales: Terminolo-Commission of the European C o m - à la démocratisation? Paris, Publi-
gie pour but de faire connaître les munities. Study on the Relationship cations de la Sorbonne, 1992. 367
progrès des sciences sociales. Téhé-Between Female Activity and Ferti- p. 160 F.
ran, Gostareh, 1991. (arabic). lity, vol. 2: Country Reports. Brus-
sels, Commission of the European
Communities, 1991. 289 p. graph, Meyer, Lorenzo; Reyna, José Luis
Nations Unies. Centre des Nations (coord.). Los sistemas políticos en
Unies sur les sociétés transnationa- tabl.
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les. Informations sur les activités dad de las Naciones Unidas; Méxi-
des sociétés transnationales: M a United - Nations. Department of Eco-
co. Siglo veintiuno editores, 1989.
nuel sur les besoins et sources d'in- nomic and Social Development. 390 p. (Biblioteca América Latina:
formations. N e w York, Nations Child Mortality Since the 1960: A Actualidad y perspectivas).
Unies, 1992. 256 p. tabl. Database for Developing Countries.
N e w York, United Nations, 1992.
Vuskovíc Bravo, Pedro. La crisis en
Organisation de coopération et de 399 p. graph, tabl.
América Latina: Un desafio conti-
développement éenomiques. Réper- nental. Tokyo, Editorial de la Uni-
toire des organisations non gouver- - . - . Department of International versidad de las Naciones Unidas;
nementales dans les pays membres Economic and Social Affairs. Inte- México, siglo veintiuno editores,
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Editions Privat, 1992. 250 p. index. Metropolitana, 1991. 419 p. graph, veintiuno editores, 1990. 378 p.
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Windisch, Uli (et al.). Les relations Camacho, Daniel; Menjívar
quotidiennes entre Romands et (coord.). Los movimientos populares -.-. De la historia a la política: La
Suisses allemands: Les cantons bi- en América Latina. Tokyo, Univer- experiencia de América Latina.
lingues de Fribour et du Valais, t. I sidad de las Naciones Unidas; M é - Tokyo, Universidad de las Nacio-
et 2. Lausanne, Editions Payot Lau- xico, Siglo veintiuno editores, nes Unidas; México, Siglo veintiu-
sanne, 1992. 618 p.; 540 p./carta 1989. 560 p. bibl. (Biblioteca A m é - no editores, 1989. 195 p. bibl. (Bi-
tabl. 340 Fr.s. rica Latina: Actualidad y perspec- blioteca América Latina: Actuali-
tivas). dad y perspectivas).
Estadísticas, Demografía, González Casanova, Pablo (coord.).
Población El Estado en América Latina: Teo- Ciencias económicas
ria y práctica. Tokyo, Universidad
Commission des communautés euro- de las Naciones Unidas; México, Altvater, Elmar. Die Zukunft des
péennes. Etudes des relations entre Siglo veintiuno editores, 1990. 608 Marktes: Ein Essay über die Regu-
l'activité professionnelle des femmesp. (Biblioteca América Latina: A c - lation von Geld und Natur nach
et la fécondité, vol. 1: Rapport de tualidad y perspectiva). dem Scheitern des «real existieren-
664 Libros recibidos

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Dampfboot, 1992. 386 p. bibl. tab!. mance: The Resolution of a Lea- Economic and Social Affairs. Inter-
D M 39.80 dership Paradox. Stockholm, Almq- national Conference on Savings and
vist & Wiksell International /for/ Credit for Development, Klarskov-
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Government Innovation Policy. Antalya Statement on Change: Sciences, 1991. 115 p.
Stockholm, Almqvist & Wiksell In- Threat or Opportunity for Human
ternational /for/ The Industrial Ins- Progress? N e w York, U N D P Deve-
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Teoría cuantitativa y Escuela de
Cambridge: La Versión de A. C. Pi-
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A u t ó n o m a Metropolitana, 1991. 91 neurship in Cleveland 1979-1989; A
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potzalco, Universidad Autónoma 1992. 78 p. tabl. yane française. Paris, Editions de
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tional Corporations. Transnational que et Maria Emília Madeira San-
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Marchington, M . ; Goodman, J.; ness of Developing Countries: Im- ção Científica Tropical; Praia, Di-
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plement to World Economic Survey, Tropical; Praia, Direcção-Geral do
Meyerson, Eva M . The Impact of 1990-1991. N e w York, United N a - Património Cultural de Cabo Ver-
Ownership Structure and Executive tions, 1992. 108 p. de, 1990. 369 p. index.
665

Publicaciones recientes de la U N E S C O
(incluidas las auspiciadas por la U N E S C O )

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Bibliographie internationale des sos en información en ciencias so- documentos U R S H S L A C , 10).
sciences sociales: Anthropologie / ciales. Paris, U N E S C O ; Oxford,
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y decisiones en América Central, mos de juventud / Répertoire inter-
Bibliographie internationale des por Sylvain Lourié. Paris U N E S - national des organismes de jeunesse
sciences sociales: Science économi- C O ; Buenos Aires, Grupo Editor / Internacional Directory of Youth
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Bodies. Pan's, U N E S C O , 1992. 160
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Political and Economic Science; vestigaciónfilosóficaen América Selective Inventory of Social Science
The Internat. Committee for Social Latina y el Caribe. París, U N E S - Information and Documentation
Science Inform, and D o c , 1992. C O , Madrid, Tecnos, 1991. 247 p. Services, 1988, 3rd ed. / Inventaire
520 p. (Diffusion: Offilib, Paris). 110 F. sélectif des services d'information et
1120F. de documentation en sciences socia-
Estudios en el extranjero / Study les / Inventario de servicios de infor-
Bibliographie internationale des Abroad / Etudes à l'étranger, vol. mación y documentación en cien-
sciences sociales: Science politique /27. Paris, U N E S C O , 1991. 1278 p. cias sociales. Paris, U N E S C O ; O x -
International Bibliography of the 92 F. ford Berg, 1988. 6 8 0 p. (World
Social Sciences: Political Science, Social Science Information Direc-
vol. 37, 1988. London; N e w York, Index translationum, vol. 38, 1985. tories / Répertoires mondiaux d'in-
Routledge /for/ The British Library formation en sciences sociales / Re -
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Conflict Studies, 1988, Paris,
Bibliographie internationale des Noves tecnologies i desaftament so- U N E S C O ; New York, Greenwood
sciences sociales: Sociologie / Inter-cio-econbmic/Nuevas tecnologías y Press, 1990. 241 p. index. 300 F.
national Bibliography of the Social desafío socio-económico/New Tech-
Sciences: Sociology, vol. 38, 1988. nologies and Socioeconomic Cha- World Directory of Human Rights
London; N e w York, Routledge /for/ llenge/Technologies nouvelles et en- Research and Training Institutions,
The British Library of Political and jeux socioeconomiques/Nuove tec- 2nd ed. / Répertoire mondial des
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Committee for Social Science In- por Maria Angels Roque. Barcelo- mation sur les droits de l'homme /
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fusion: Offilib, Paris). 1120 F. tut Cátala d'Estudis Meditcrranis, de investigación y de formación en
1991. 525 p.fig.(Col. de estudios y materia de derechos humanos. Pa-
Comunicación, tecnología y desa- simposios). rís, U N E S C O , 1992. 290 p. (World
rrollo, por H a m i d Mowlana y Lau- Social Science Information Direc-
ne J. Wilson. París, U N E S C O , Políticas sociales integradas: Ele-tories / Répertoires mondiaux d'in-
1991. 60 p. 55 F. mentos para un marco conceptual formation en sciences sociales / Re-
666 Publicaciones recientes de la Unesco

pcrtorios mundiales de informa- ciales. París, U N E S C O , 1990. 1211 World List of Social Science Perio-
ción sobre las ciencias sociales). p. (World Social Science Informa- dicals, 1991, Sth ed. / Liste mondia-
125 F. tion Directories / Répertoires m o n - le des périodiques spécialisés dans
diaux d'information en sciences so- les sciences sociales /Lista mundial
ciales / Repertorios mundiales de
World Directory of Peace Research información sobre las ciencias so- de cias
revistas especializadas en cien-
sociales. París, U N E S C O ,
and Training Institutions, 7th ed. / ciales). 225 F. 1991. 1264 p. index. (World Social
Repertoire mondial des institutions Science Information Services / Ser-
de recherche et de formation sur la vices mondiaux d'information en
paix / Repertorio mundial de insti- sciences sociales / Servicios m u n -
tuciones de investigación y de for- World Directory of Teaching and
mación sobre la paz. París, U N E S - Research Institutions in Internatio- diales de información sobre las
C O , 1991. 354 p. World Social nal Law, 2nd ed., 1990 / Répertoire ciencias sociales). 150 F.
Science Information Directories / mondial des institutions de forma-
Répertoires mondiaux d'informa- tion et de recherche en droit interna- Cómo obtener estas publicaciones:
tion en sciences sociales / Reperto- tional / Repertorio mundial de insti- a) Las publiaciones de la U N E S C O
rios mundiales de información so- tuciones de formación y de investi- que llevan precio pueden obtenerse
bre las ciencias sociales). 120 F. gación en derecho internacional. en la Editorial de la U N E S C O , Ser-
París, U N E S C O , 1990. 387 p. vicio de Ventas, 7 Place de Fonte-
(World Social Science Information noy, 75700 París o en los distribui-
World Directory of Social Science Directories / Répertoires mondiaux dores nacionales; b) las co-publica-
Institutions, 1990, :5th ed. / Réper- d'information en sciences sociales / ciones de la U N E S C O pueden obte-
toire mondial des institutions de Repertorios mundiales de informa- nerse en todas aquellas librerías de
sciences sociales / Repertorio mun- ción sobre las ciencias sociales). alguna importancia o en la Edito-
dial de instituciones de ciencias so- 90 F. rial de la U N E S C O .
667

Números aparecidos

•Desde 1949 hasta 1958, esta Revista se publicó con el título de International Social Science Bulletin/Bulletin international d
sciences sociales. Desde 1978 hasta 1984, la RICS se ha publicado regularmente en español y, en 1987, ha reiniciado su edición
española con cl número 114. Todos los números de la Revista están publicados en francés y en inglés. Los ejemplares anteriores
pueden comprarse en la U N E S C O . División de publicaciones periódicas, 7, Place de Fontenoy, 75700 París (Francia).
Los microfilms y microfichas pueden adquirirse a través de la University Microfilms Inc., 300 N Zccb Road, Ann Arbor, M I 48106
(USA), y las reimpresiones en Kraus Reprint Corporation, 16 East 46th Street, Nueva York, N Y 10017 (USA). Las microfichas
también están disponibles en la U N E S C O , División de publicaciones periódicas.

Vol. XI, 1959 Vol. XVIII, 1966


Num. 1 Social aspects of mental health* N u m . 1 H u m a n rights in perspective*
Num. 2 Teaching of the social sciences in the U S S R * N u m . 2 M o d e r n methods in criminology*
Num. 3 The study and practice of planning* N u m . 3 Science and technology as development
Num. 4 N o m a d s and nomadism in the arid zone* factors*
N u m . 4 Social science in physical planning*
Vol. XII, 1960
Vol. XIX, 1967
N u m . 1 Citizen participation in political life*
N u m . 2 The social sciences and peaceful Num. 1 Linguistics and communication*
co-operation* Num. 2 The social science press*
N u m . 3 Technical change and political decision* Num. 3 Social functions of education*
N u m . 4 Sociological aspects of leisure* Num. 4 Sociology of literary creativity

Vol. XIII, 1961 Vol. XX, 1968


Num. 1 Post-war democratization in Japan* N u m . 1 Theory, training and practice
Num. 2 Recent research on racial relations* in management*
Num. 3 The Yugoslav c o m m u n e * N u m . 2 Multi-disciplinary problem-focused research*
Num. 4 The parliamentary profession* N u m . 3 Motivational patterns for modernization*
N u m . . 4 The arts in society*
Vol. XIV, 1962
Vol. XXI, 1969
Num. 1 Images of w o m e n in society*
Num. 2 Communication and information* Num. 1 Innovation in public administration
Num. 3 Changes in the family* Num. 2 Approaches to rural problems*
Num. 4 Economics of education* Num. 3 Social science in the Third World*
Num. 4 Futurology*
Vol. XV, 1963
Vol. XXII, 1970
Num. 1 Opinion surveys in developing countries*
Num. 2 Compromise and conflict resolution* Num. 1 Sociology of science*
Num. 3 Old age* Num. 2 Towards a policy for social research*
Num. 4 Sociology of development in Latin America* Num. 3 Trends in legal learning*
Num. 4 Controlling the h u m a n environment*
Vol. XVI, 1964
Vol. XXIII, 1971
N u m . 1 Data in comparative research*
N u m . 2 Leadership and economic growth* N u m . 1 Understanding aggression
N u m . 3 Social aspects of African resource N u m . 2 Computers and documentation in the social
development* sciences*
N u m . 4 Problems of surveying the social science N u m . 3 Regional variations in nation-building*
and humanities* N u m . 4 Dimensions of the racial situation*
Vol. XVII, 1965 Vol. XXIV, 1972
Num. 1 M a x Weber today/Biological aspects of race* Num. 1 Development studies*
Num. 2 Population studies* Num. 2 Youth: a social force?*
Num. 3 Peace research* Num. 3 The protection of privacy*
Num. 4 History and social science* Num. 4 Ethics and institutionalization in social
science*
668 Números aparecidos

Vol. XXV, 1973 Vol. XXXV 1983


N ú m . 1/2 Autobiographical portraits* N ú m . 95 El peso de la militarización
N u m . 3 The social assessment of technology* N ú m . 96 Dimensiones políticas de la psicología
N u m . 4 Psychology and psychiatry at the crossroads N ú m . 97 La economía mundial: teoría y realidad
N ú m . 98 La mujer y las esferas de poder
Vol. XXVI, 1974
Vol. XXXVI, 1984
N u m . 1 Challenged paradigms in international
relations* N ú m . 99 La interacción por medio del lenguaje
N u m . 2 Contributions to population policy* N ú m . 100 La democracia en el trabajo
N u m . 3 Communicating and diffusing social science* N ú m . 101 Las migraciones
N u m . 4 The sciences of life and of society* N ú m . 102 Epistemología de las ciencias sociales
Vol. XXVII, 1975 Vol. XXXVII, 1985
N u m . 1 Socio-economic indicators: theories N ú m . 103 International comparisons
and applications* N ú m . 104 Social sciences of education
N u m . 2 The uses of geography N ú m . 105 Food systems
N u m . 3 Quantified analyses of social phenomena N ú m . 106 Youth
N u m . 4 Professionalism in flux
Vol. XXXVIII, 1986
Vol. XXVIII, 1976 N ú m . 107 Time and society
N u m . 1 Science in policy and policy for science* N u m . 108 The study of public policy
N u m . 2 The infernal cycle of armament* N u m . 109 Environmental awareness
N u m . 3 Economics of information and information N u m . 110 Collective violence and security
for economists* Vol. XXXIX, 1987
N u m . 4 Towards a new international economic
and social order* N u m . 111 Ethnic phenomena
Vol. XXIX, 1977 N u m . 112 Regional science
N u m . 113 Economic analysis and interdisciplinary
N u m . 1 Approaches to the study of international N u m . 114 Los procesos de transición
organizations
N u m . 2 Social dimensions of religion Vol. XL, 1988
N u m . 3 The health of nations N ú m . 115 Las ciencias cognoscitivas
N u m . 4 Facets of intcrdisciplinarity N ú m . 116 Tendencias de la antropología
N ú m . 117 Las relaciones locales-mundiales
Vol. XXX, 1978 N ú m . 118 Modernidad e identidad: un simposio
N u m . 1 La territorialidad: parámetro político
N u m . 2 Percepciones de la interdependencia mundial Vol. XLI, 1989
N u m . 3 Viviendas humanas: de la tradición N ú m . 119 El impacto mundial de la Revolución
al modernismo francesa
N u m . 4 La violencia N ú m . 120 Políticas de crecimiento económico
Vol. XXXI, 1979 N ú m . 121 Reconciliar la biosfera y la sociosfera
N ú m . 122 El conocimiento y el Estado
N u m . 1 La pedagogía de las ciencias sociales:
algunas experiencias Vol. XLII, 1990
N u m . 2 Articulaciones entre zonas urbanas y rurales N ú m . 123 Actores de las políticas públicas
N ú m . 3 Modos de socialización del niño N ú m . 124 El campesinado
N ú m . 4 En busca de una organización racional N ú m . 125 Historias de ciudades
N ú m . 126 Evoluciones de la familia
Vol. XXXII, 1980
N ú m . 1 Anatomía del turismo Vol. XLIII, 1991
N ú m . 2 Dilemas de la comunicación: ¿tecnología N ú m . 127 Estudio de los conflictos internacionales
contra comunidades? N ú m . 128 La hora de la democracia
N ú m . 3 El trabajo N ú m . 129 Repensar la democracia
N ú m . 4 Acerca del Estado N ú m . 130 Cambios en el medio ambiente planetario
' Vol. XXXIII, 1981 Vol. XLIV, 1992
N u m . 1 La información socioeconómica: sistemas, N ú m . 131 La integración europea
usos y necesidades N ú m . 132 Pensar la violencia
N ú m . 2 En las fronteras de la sociología N ú m . 133 La sociología histórica
N ú m . 3 La tecnología y los valores culturales
N ú m . 4 La historiografía moderna *Números agotados
Vol. XXXIV, 1982
N ú m . 91 Imágenes de la sociedad mundial
N ú m . 92 El deporte
N ú m . 93 El hombre en los ecosistemas
N ú m . 94 Los componentes de la música
669

Indice de materias y de autores Vol. XLIV. 1992


Núms. 131-134

Materias

Alemania Canadá
Nacionalismos: la comparación en la era poscolombina 549-562
Francia- 399-409 Casa c o m ú n europea:
América teoría y práctica, Del conflicto
sobre el «determinismo» y el este-oeste a la 285-293
«posibilismo», El hombre y el Ciencia,
medio en 605-614 tecnología y producción
América del Norte quinientos años después del
y América Latina, Cultura, encuentro con Europa,
Religión y desarrollo en las Conocimiento y desarrollo en
civilizaciones de 629-646 América Latina: 615-628
América Latina: Ciencias Naturales,
ciencia, tecnología y producción de la tecnología y de las ciencias
quinientos años después del sociales en la elaboración de
encuentro con Europa, políticas en China, Función
Conocimiento y desarrollo en de las 311-326
Cultura, religión y desarrollo en Ciencias Sociales
las civilizaciones de América del en Europa, Hacia una
Norte y 615-628 infraestructura institucional
Americanidad para las 301-310
c o m o concepto, o América en el Europa: un desafío para las 3-24
moderno sistema mundial, 538-592 El m u n d o , Europa y las 129-134
La y la transición política en
América Hungría, Las 135-139
en el moderno sistema mundial, ante los cambios en Rumania,
La americanidad c o m o Las 141-146
concepto, o 538-592 en una Europa que está
Análisis comparado cambiando, El papel de las 295-300
y sociología histórica 341-350 en la elaboración de políticas en
Argentina China, Función de las ciencias
una perspectiva histórica, El naturales, de la tecnología
desarrollo económico de 491-500 y de las 311-326
Brasil Civilizaciones
quinientos años de historia 501-516 de América del Norte y América
CAEM Latina, Cultura, religión y
desafíos y perspectivas, La desarrollo en las 629-646
integración de las economías de Colón
la Unión Soviética y los países El desarrollo en tela de juicio,
de Europa del Este después del 67-69 Introducción: ¿el fin de la era de
Cambio social Colón? 483-490
La violencia, los sexos y el 257-266
670 Revista Internacional de Ciencias Sociales

Colonización Desarrollo económico


y guerra de imágenes en el de Argentina: una perspectiva
México colonial y m o d e r n o 533-548 histórica, El 491-500
Conflicto este-oeste Desarrollo
a la casa c o m ú n europea: teoría de los Estados Unidos, Las bases
y práctica, Del 285-293 del 563-582
Conocimiento Desarrollo histórico
y desarrollo en América Latina: Economía y sociedad en Chile:
ciencia, tecnología y producción frustración y cambio en el 517-532
quinientos años después del «Determinismo»
encuentro con Europa 615-628 y el «posibilismo», El hombre y
Contexto posdesarrollista el medio en América: sobre el 605-614
Repensar el análisis comparado Economía
en un 375-390 y sociedad en Chile: frustración
CSCE y cambio en el desarrollo
y las innovaciones en la práctica histórico 517-532
de las negociaciones Economía europea
diplomáticas multilaterales, La 319-326 una interpretación de las
Cultura políticas occidentales y
estructura social, historia e orientales basada en la economía
intervención h u m a n a , El marco mundial, Ironías de la 267-284
de las grandes revoluciones: 411-428 Economías de la Unión Soviética y
Cultura los países de Europa del Este
religión y desarrollo en las después del C A E M : desafíos y
civilizaciones de América del perspectivas, L a integración de
Norte y América Latina 629-646 las 67-69
Chile Era poscolombina
frustración y cambio en el Canadá en la
desarrollo histórico, Economía y Estado
sociedad en 517-532 Prisioneros del 351-365
China Estados Unidos
Función de las ciencias La integración europea vista
naturales, de la tecnología y de desde los 99-110
las ciencias sociales en la Las bases del desarrollo
elaboración de políticas en 311-326 económico de los 563-582
China Estructura social
en u n período de transformación historia e intervención h u m a n a ,
social 459-470 El marco de las grandes
Desarrollo revoluciones: cultura, 411-428
en tela de juicio, Introducción: Europa
¿el fin de la era de Colón? El 483-490 un desafío para las ciencias
Desarrollo sociales 3-24
económico de Argentina: una Europa
perspectiva histórica 491-500 en la sociedad mundial hasta el
Desarrollo siglo x x 25-43
en América Latina: ciencia, Europa
tecnología y producción en 1989/1992 y el Tercer M u n d o 111-128
quinientos años después del Europa
encuentro con Europa, El 615-628 y las ciencias sociales, El m u n d o , 129-134
Desarrollo Europa
en las civilizaciones de América que está cambiando, El papel de
del Norte y América Latina, las ciencias sociales en una 295-300
Cultura, religión y 629-646 Europa
índice de materias y autores 671

Conocimiento y desarrollo en Violencia, impotencia e 181-195


América Latina: ciencia, Infraestructura institucional
tecnología y producción para las ciencias sociales en
quinientos años después del Europa, Hacia una 301-310
encuentro con 615-628 Innovaciones
Europa en la práctica de las
Hacia una infraestructura negociaciones diplomáticas
institucional para las ciencias multilaterales, L a C S C E y las 319-326
sociales en 301-310 Instituciones
después de la Guerra Fría. metropolitanas, El peso de las
Europa Integración europea
perspectivas de u n nuevo orden, en una perspectiva mundial, L a 57-66
La integración de 67-79 vista desde los Estados Unidos,
Francia La 99-110
-Alemania, Nacionalismos, la Intervención h u m a n a
comparación 399-409 El marco de las grandes
Guerra revoluciones: cultura, estructura
o el «teatro de operaciones», social, historia e 411-428
Ver la violencia de la 237-256 Investigación comparada sobre
Guerra pobreza
de imágenes en el México Algunas cuestiones básicas de la 647-660
colonial y moderno, Medio
Colonización y 533-548 en América: sobre el
Guerra Fría «determinismo» y el
Perspectivas de u n nuevo orden. «posibilismo», El hombre y el 605-614
La integración de Europa Metropolitanas,
después de la 67-79 El peso de las instituciones 593-604
Historia México
de la violencia: el homicidio y el colonial y moderno,
suicidio a través de la historia 205-223 Colonización y guerra de
Historia imágenes en el 533-548
e intervención h u m a n a , El Mundo
marco de las grandes Europa y las ciencias sociales, El 129-134
revoluciones: cultura, estructura Nacionalismos
social, 411-428 la comparación
Historia Francia-Alemania 399-410
Epílogo: la sociología histórica Negociaciones diplomáticas
¿regresa a la infancia? O multilaterales
«cuando la sociología claudica La C S C E y las innovaciones en
ante la» 429-442 práctica de las 319-326
Holística Nuevo orden
hacia una sociedad mundial, L a La integración de Europa
vía 45-46 después de la Guerra Fría.
Homicidio Perspectivas de un 67-79
y el suicidio a través de la Obstinación histórica
historia, Historia de la violencia: Sobre la 367-374
el 205-223 Organizaciones internacionales no
Hungría gubernamentales
Las ciencias sociales y la en el sistema internacional, L a
transición política en 135-139 sociedad civil internacional: las 443-458
Impotencia Perspectiva mundial
e individualismo, Violencia, 181-195 La integración europea en una 57-66
Individualismo Pobreza
672 Revista Internacional de Ciencias Sociales

Algunas cuestiones básicas de la Sociedad


investigación comparada sobre la 647-660 en Chile: frustración y cambio
Poder en el desarrollo histórico,
Violencia y 161-172 Economía y 517-532
Políticas Sociedad civil internacional
en China, Función de las las organizaciones
ciencias naturales, de la internacionales no
tecnología y de las ciencias gubernamentales en el sistema
sociales en la elaboración de 311-326 internacional, La 443-458
Políticas occidentales y orientales Sociedad mundial
basada en la economía mundial, hasta el siglo x x , Europa en la 25-43
Ironías de la economía europea: La vía holística hacia una 45-56
una interpretación de las 267-284 Sociedades contemporáneas
«Posibilismo» y la violencia original, Las 197-204
El hombre y el medio en Sociología histórica
América: sobre el Análisis comparado y 341-350
«determinismo» y el 605-614 La teoría de la opción racional
Prisioneros del Estado 351-365 y la 391-398
Producción ¿regresa a la infancia? O
quinientos años después del «cuando la sociología claudica
encuentro con Europa, ante la historia», Epílogo: la 429-442
Conocimiento y desarrollo en Suicidio
América Latina: ciencia, a través de la historia, Historia
tecnología y 615-628 de la violencia: el homicidio y el 205-223
Rehenes Tecnología
Los efectos paradójicos de la y de las ciencias sociales en la
toma de 225-236 elaboración de políticas en
Religión China, Función de las ciencias
y desarrollo en las civilizaciones naturales, de la 311-326
de América del Norte y América Tecnología
Latina, Cultura, 629-646 y producción quinientos años
Revoluciones después del encuentro con
cultura, estructura social, Europa, Conocimiento y
historia e intervención h u m a n a , desarrollo en América Latina:
El marco de las grandes 411-428 ciencia, 615-628
Rumania Teoría de la opción racional
Las ciencias sociales ante los y la sociología histórica, La 391-398
cambios de 141-146 Tercer m u n d o
Sexos Europa en 1989/1992 y el 111-128
y el cambio social, La violencia, Transformación social
los 257-266 China en un período de 459-470
Siglo x x Transición política
Europa en la sociedad mundial en Hungría, Las ciencias sociales
hasta el 25-43 y la
Sistema internacional Vía holística
La sociedad civil internacional: hacia una sociedad mundial, La 45-56
las organizaciones Violencia
internacionales no y poder 161-172
Violencia
gubernamentales en el 443-458
Sistema mundial c o m o concepto descriptivo y
La americanidad c o m o polémico, L a 173-180
concepto, o América en el Violencia
moderno 583-604 impotencia e individualismo 181-195
índice de materias y autores 673

Violencia Violencia
el homicidio y el suicidio a original, Las sociedades
través de la historia, Historia contemporáneas y la 197-204
de la 205-223 Violencia
Violencia los sexos y el cambio social, L a 257-266
de la guerra, o el «teatro de
operaciones», Ver la 237-256
674 Revista Internacional de Ciencias Sociales

Autores

A L D E R , Christine G A C H N O C H I , Georges
La violencia, los sexos y el S K U R N I K , Norbert
cambio social 257-266 Los efectos paradójicos de la
B A D I E , Bertrand toma de rehenes 225-236
Análisis comparado y sociología G A R A V A G L I A , Juan C .
histórica 341-350 El hombre y el medio en
B E R T R A N D , Maurice América: acerca del
La integración europea en una «determinismo» y el
perspectiva mundial 57-66 «posibilismo» 605-614
B I R N B A U M , Pierre G H I L S , Paul
Nacionalismos: la comparación La sociedad civil internacional:
Francia-Alemania 399-409 las organizaciones
B R U C H N E Y , Stuart internacionales no
Las bases del desarrollo gubernamentales en el sistema
económico de los Estados Unidos 563-582 mundial 443-458
C A U C H Y , Venant G R U Z I N S K I , Serge
Las sociedades contemporáneas Colonización y guerra de
y la violencia original 197-204 imágenes en el México colonial
C H E S N A I S , Jean-Claude y moderno 533-548
Historia de la violencia: el G U N D E R F R A N K , André
homicidio y el suicidio a través Ironías de la economía europea:
de la historia 205-223 una interpretación de las
C U R Y , Vania políticas occidentales y
V A S C O N C E L O S , Luiz orientales basada en la economía
Brasil: quinientos años de mundial 267-284
historia 501-516 H A M M , Bernd
DUFOURS-GOMPERS, Roger Y. Europa: un desafío para las
Ver la violencia de la guerra, o ciencias sociales 3-24
el «teatro de operaciones» 237-256 H A M M , Bernd
EISENSTADT, S.N. Hacia una infraestructura
El marco de las grandes institucional para las ciencias
revoluciones: cultura, estructura sociales en Europa 301-310
social, historia e intervención H E C H T E R , Michael
humana 411-428 La teoría de la opción racional
EISENSTADT, S.N. y la sociología histórica 391-398
Cultura, religión y desarrollo en HERMET, Guy
las civilizaciones de América del Sobre la obstinación histórica 367-374
Norte y América Latina 629-646 J A N N I N G , Josef
E L S E N H A N S , Hartmut W E I N D E N F E L D , Werner
Europa en 1989/1992 y el La integración de Europa
Tercer M u n d o 111-128 después de la Guerra Fría.
E N Y E D I , Györgi Perspectivas de un nuevo orden 67-79
Las ciencias sociales y la K I N G , Alexander
transición política en Hungría 135-139 La vía holística hacia una
F E R R E R , Aldo sociedad mundial 45-56
El desarrollo económico de L A W N I C Z A K , Ryzard
Argentina: una perspectiva La integración de las economías
histórica 491-500 de la Unión Soviética y los
Autores 675

países de Europa del Este QuiJANO, Aníbal


después del C A E M : desafíos y W A L L E R S T E I N , Immanuel
perspectivas 81-98 La americanidad como
L E C A , Jean concepto, o las Américas en el
Epílogo: ¿la sociología histórica moderno sistema mundial 583-592
regresa a la infancia? O «cuando R O M A N O , Ruggiero
la sociología claudica ante la El peso de las instituciones
historia» 429-442 metropolitanas 593-604
Li P E I L I N S A C H S , Ignácy
China en un período de Introducción: ¿el fin de la era de
transformación social 459-470 Colón? El desarrollo en tela de
LIPATTI, Valentín juicio 483-490
La C S C E y las innovaciones en S A G A S T I , Francisco R .
la práctica de las negociaciones Conocimiento y desarrollo en
diplomáticas multilaterales 319-326 América Latina: ciencia,
L I T K E , Robert F. tecnología y producción
Violencia y poder 161-172 quinientos años después del
M A Y O R , Federico encuentro con Europa 615-628
El papel de las ciencias sociales S K U R N I K , Norbert
en una Europa que está G A C H N O C H I , Georges
cambiando 295-300 Los efectos paradójicos de la
M C M I C H A E L , Philip toma de rehenes 225-236
Repensar el análisis comparado T I L L Y , Charles
en un contexto posdesarrollista 375-390 Prisioneros del Estado 351-365
M I L H A I L E S C U , loan V A N OUDENAREN, John
Las ciencias sociales ante los La integración europea vista
cambios en Rumania 141-146 desde los Estados Unidos 99-110
M U Ñ O Z , Osear V A S C O N C E L O S , Luiz
Economía y sociedad en Chile: C U R Y , Vania
frustración y cambio en el Brasil: quinientos años de
desarrollo histórico 517-532 historia 501-516
NAYLOR, R.T. V O R O N T S O V , Guennadi
Canadá en la era poscolombina 549-562 Del conflicto este-oeste a la casa
N O L T E , Hans-Heinrich común europea: teoría y práctica 285-293
Europa en la sociedad mundial W A L L E R S T E I N , Immanuel
hasta el siglo x x 25-43 QuiJANO, Aníbal
0 Y E N , Else La americanidad como
Algunas cuestiones básicas de la concepto, o las Américas en el
investigación comparada sobre moderno sistema mundial 583-592
pobreza 647-660 W E I D E N F E L D , Werner
P E S T I E A U , Joseph J A N N I N G , Josef
Violencia, impotencia e La integración de Europa
individualismo 181-195 después de la Guerra Fría.
P H I L L I P S , Adedotun O . Perspectivas de un nuevo orden 67-79
W u JISONG
El m u n d o , Europa y las ciencias
Función de las ciencias
sociales 129-134
naturales, de la tecnología y de
P L A T T , Thomas
las ciencias sociales en la
La violencia como concepto
elaboración de políticas en China 311-326
descriptivo y polémico 173-180
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"3
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La Revista internacional de ciencias sociales
se publica en marzo, junio, septiembre
y diciembre.
Precio y condiciones de subscripción en 1992
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Edición inglesa: ' }
International Social Science Journal
(ISSN 0020-8701)
Basil Blackwell Ltd.
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Printed in Catalonia
ISSN 0379-0762
© Unesco 1991
C o n ocasión del quinto centenario de la Hegada de Cristóbal Colon al Atinente que,
posteriormente, llevaría el nombre de América, y que implicaría trágica* consecuencias para
las poblaciones y civilizaciones autóctonas, aparece un hecho que también se nos muestra '
c o m o u n momento decisivo en la formación del m u n d o moderno. Los artículos de este'
n ú m e r o de la RICS se refieren a dos problemas interelacionados: por una parte, las >
trayectorias históricas específicas de los principales países de América del Norte y del Sur,
por otra, algunos factores comunes que han influido en el desarrollo de estas sociedades (las
instituciones metropolitanas, el medio ambiente, la cultura y la religión, la ciencia y la
tecnología, así c o m o el sistema mundial). También este número es una contribución al
programa de la U N E S C O «El Quinto Centenario del Encuentro de dos M u n d o s , 1492-1992»v

Ignacy Sachs Introducción: ¿el fin de la era de Colón?


El desarrollo en tela de juicio

Aldo Ferrer El desarrollo económico de Argentina:


una perspectiva histórica

Luis Vasconcelos y Vania Cury Brasil: quinientos años de historia

Óscar M u ñ o z Economía y sociedad en Chile: frustación


y cambio en el desarrollo histórico

Serge Gruzinski Colonización y guerra de imágenes en el México


colonial y moderno

R . T . Naylor Canadá en la era poscolombina

Stuart Bruchey Las bases del desarrollo económico


de los Estados Unidos

Aníbal Quijano La americanidad c o m o concepto, o América


e Immanuel Wallerstein en el moderno sistema mundial

Ruggiero R o m a n o El peso de las instituciones metropolitanas

Juan C . Garavaglia El hombre y el medio en América: acerca


del «determinismo» y el «posibilismo»

Francisco R . Sagasti Conocimiento y desarrollo en América Latina:


ciencia, tecnología y producción, quinientos años
después del encuentro con Europa

S N . Eisenstadt Cultura, religión y desarrollo de las civilizaciones


de América del Norte y América Latina

También en este número:


Else 0 y e n Algunas cuestiones básicas de la investigación
comparada sobre la pobreza

ÎÎTÏÏÎ 1.500 pus. Revista Internacional de Ciencias Sociales, n ú m . 134/Diciembre 1992. ISSN 0379-0762

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