Los Sofistas eran profesores de sabiduría que enseñaban en lugares públicos a
cambio de dinero, eran considerados maestros de la persuasión, aunque esta fama los llevo a ser señalados como chantajistas. Los puntos fuertes eran la retórica y la dialéctica, todo orientado a ganar discusiones ya que para ellos saber hablar bien es la clave del éxito en la sociedad ateniense. Los sofistas eran escépticos y a diferencias de otros filósofos ellos no creían en el conocimiento universal y relativista, argumentaban que no hay vedades absolutas, solo existen opiniones mejores o peores. Sócrates era otro punto de contraste ya que al igual que los sofistas consideraba que la filosofía era un pilar para que el hombre viviera, pero rechazaba que la virtud fuera relativa ya que para Sócrates el bien o el mal era absoluto, decía que el mal era la consecuencia de la falta de sabiduría y para él la felicidad se basaba en adquirir conocimientos. Para llegar a la verdad absoluta de las cosas se utilizaba la mayéutica, su composición se basa en preguntas y respuestas cuyo objetivo es exponer contradicciones para adquirir conocimiento, a través del argumento inductivo de lo particular a lo general Sócrates podía llegar a una ‘’definición’’ lo que se consideraba la esencia, el conocimiento real. La mayéutica se divide en 2: Ironía: Fingir ignorancia sobre un tema y dar la razón Refutación: Demostrar que el pensamiento de ese interlocutor tiene contradicciones y demostrar que no sabe de lo que habla.