Está en la página 1de 11

Familia

Fue el segundo hijo varón de Enrique II de Inglaterra y Leonor de Aquitania,


hermano menor, por parte materna, de María de Champaña y de Alix de Francia.
También fue el hermano menor de Guillermo, conde de Poitiers, de Enrique el Joven y
de Matilde de Inglaterra, duquesa de Sajonia, así como el hermano mayor de
Godofredo, duque de Bretaña, de Leonor, reina consorte y regente de Castilla, de
Juana de Inglaterra y de Juan sin Tierra.

Biografía
Aunque nació en Inglaterra —en el Palacio de Beaumont, Oxford—, era, como la mayor
parte de la familia real, esencialmente normando. Tras el distanciamiento entre sus
padres, él permaneció con su madre Leonor y fue investido con el título de duque de
Aquitania en 1168 y nombrado conde de Poitiers en 1172. Simultáneamente, su hermano
mayor, Enrique el Joven, fue coronado como «segundo» rey de Inglaterra, asociado y
subordinado a su padre.

Fue un hombre con una buena educación, que compuso poesía en francés y en occitano.
Se decía que era muy atractivo, con un cabello entre pelirrojo y rubio, ojos claros
y tez pálida. Al parecer, tenía una estatura superior a la media: 1,96 m.1 Sin
embargo, no se conoce su estatura exacta porque sus restos, ya en tiempos de la
Revolución francesa, se habían perdido.

Desde temprana edad pareció tener habilidades políticas y militares destacadas y se


volvió notorio por su valentía y disposición al combate, librando duras campañas
para controlar las rebeliones de los nobles en su propio territorio. Como sus
hermanos, Ricardo desafiaba constantemente la autoridad de su padre y su sentido de
responsabilidad se volvía cuestionable.

Revuelta contra Enrique II


En 1170 su hermano mayor Enrique el Joven fue coronado "segundo rey" o correy,
siendo además designado conde de Anjou, como Enrique III (1170-1183), pero los
historiadores lo suelen llamar Enrique el Joven, para no confundirlo con su sobrino
del mismo nombre, Enrique III de Inglaterra.

En 1173, junto con sus hermanos Enrique el Joven y Godofredo, apoyados por el rey
Felipe II de Francia y su madre, Ricardo se sublevó contra su padre, planeando
destronarlo y dejar a Enrique el Joven como el único rey de Inglaterra. Una razón
de mayor peso para sus desavenencias fue que su prometida, Adela de Francia,
acabara como amante de su padre, por lo que era imposible su matrimonio con ella.
En este primer enfrentamiento, Enrique II se impone a sus hijos y a Leonor de
Aquitania, encerrando a ésta.

Enrique II invadió Aquitania en dos ocasiones. A la edad de 17 años, Ricardo fue el


último de sus hermanos en mantenerse en contra de su padre; finalmente, se negó a
pelear con él frente a frente y le pidió perdón. En 1174, tras la revuelta fallida,
Ricardo prestó juramento de lealtad a su padre.

Aunque estaba aplacado por el título de Conde de Poitou, Ricardo quería más. Pero
Enrique II rehusaba confiar a sus hijos ningún recurso que éstos pudieran usar en
su contra, por razones obvias.

Castillo de Taillebourg, asediado y tomado por las fuerzas de Ricardo en 1179.


Tras el fracaso de derrotar a su padre, Ricardo se concentró en sofocar las
rebeliones internas de los nobles de Aquitania, especialmente en el territorio de
Gascuña. La creciente crueldad de su reinado llevó a una revuelta mayor en 1179.
Los rebeldes esperaban destronar a Ricardo y pidieron ayuda a sus hermanos Enrique
y Godofredo. El punto de inflexión ocurrió la primavera de 1179 en el Valle de
Charente. La fortaleza de Taillebourg estaba extremadamente bien defendida y se
consideraba inexpugnable. El castillo estaba rodeado por un acantilado en tres de
sus lados y contaba en el cuarto con una pared de tres capas. Ricardo destruyó y
saqueó primero las granjas y tierras alrededor de la fortaleza, dejando a sus
defensores sin refuerzos o salida. Los habitantes de la fortaleza tenían tanto
miedo de Ricardo en ese punto que dejaron la seguridad de su castillo y atacaron a
Ricardo fuera de sus murallas. Él fue capaz de subyugar al ejército y luego siguió
a los defensores dentro de las puertas abiertas, donde fácilmente tomó el castillo
en dos días. Su victoria en Taillebourg disuadió a muchos barones de sus
pensamientos de rebelión y los forzó a declararse leales a él. Esto también le
valió a Ricardo la reputación de un hábil comandante militar.

En 1181 y 1182, Ricardo hizo frente a una rebelión sobre la sucesión del condado de
Angulema. Sus opositores se volvieron a Felipe II de Francia para pedir su apoyo, y
la lucha se extendió hacia Limousin y Périgord. Ricardo fue acusado de crueldad
(incluyendo la violación) contra sus objetivos: «Él tomó por la fuerza a las
señoras, hijas y parientes de sus hombres libres y las hizo sus concubinas. Y luego
de haber extinguido el ardor de su lujuria con ellas, echó mano de sus soldados
para lo mismo». Sin embargo, con el apoyo de su padre y de Enrique el Joven, tuvo
éxito sobre el vizconde Aimar V de Limoges y el conde Elie de Périgord.

Después de que Ricardo sofocara la rebelión de los barones, volvió a desafiar a su


padre por el trono. Entre 1180 y 1183 creció la tensión entre Enrique y Ricardo;
como rey, Enrique ordenaba a Ricardo prestarle homenaje a Enrique el Joven, pero
Ricardo se negaba. Finalmente, en 1183, Enrique el Joven y Godofredo, duque de
Bretaña, invadieron Aquitania en un intento de someter a Ricardo. Los barones de
este último se unieron en el fragor y se volvieron en contra de su duque. Sin
embargo, el ejército de Ricardo fue capaz de repeler a los ejércitos invasores y
ejecutó a los prisioneros. El conflicto tuvo una breve pausa en junio de 1183,
cuando murió Enrique el Joven. Pero Enrique II se apresuró a dar permiso a su hijo
menor, Juan de Inglaterra, para invadir Aquitania. Con la muerte de Enrique el
Joven, Ricardo quedaba como el hermano mayor y heredero de la corona inglesa, pero
continuó combatiendo a su padre.

Con objeto de reforzar su posición, Ricardo se alió en 1188 con Felipe II, hijo del
exmarido de Leonor, Luis VII de Francia, y de su tercera mujer, Adela de Champaña.
Roger de Hoveden escribió:

[...] the King of England was struck with great astonishment, and wondered what
could mean, and, taking precautions for the future, frequently sent messengers into
France for the purpose of recalling his son Richard; who, pretending that he was
peaceably inclined and ready to come to his father, made his way to Chinon, and, in
spite of the person who had the custody thereof, carried off the greater part of
his father's treasures, and fortified his castles in Poitou with the same, refusing
to go to his father.
[...] el rey de Inglaterra estaba atónito y se preguntaba qué podría significar
[esta alianza] y, tomando precauciones para el futuro, frecuentemente enviaba
mensajeros a Francia con el propósito de hacer regresar a su hijo Ricardo; quien,
fingiendo una predisposición pacífica y hallarse preparado para volver con su
padre, consiguió llegar a Chinon, y, a pesar de la persona que lo custodiaba hasta
ese momento, se llevó la mayor parte del tesoro de su padre, con el que fortificó
sus castillos en Poitou, negándose a ir con su padre.2

Un denier francés de plata, acuñado por Ricardo en calidad de conde de Poitiers.


En retribución a la ayuda de Felipe contra su padre, Ricardo promete concederle sus
derechos sobre Normandía y Anjou. Ricardo presta homenaje a Felipe en noviembre del
mismo año. Cuando llegan novedades de la batalla de Hattin, toma la cruz en Tours,
acompañado de otros nobles franceses.

En 1188, Enrique II planea concederle Aquitania a su hijo menor, Juan. Al año


siguiente, Ricardo trata de tomar el trono de Inglaterra para sí mismo, uniéndose a
la expedición de Felipe contra su padre. El 4 de julio de 1189, las fuerzas de
Ricardo y Felipe derrotan al ejército de Enrique en Ballans.

Enrique, con el consentimiento de Juan, acuerda nombrar a Ricardo como su sucesor.


El 6 de julio Enrique II muere en Chinon y Ricardo I se convierte en rey de
Inglaterra, duque de Normandía y Conde de Anjou. Roger de Hoveden afirma que el
cuerpo de Enrique sangró por la nariz en presencia de Ricardo, lo que se tomó como
un signo de que Ricardo había causado su muerte. Fue coronado oficialmente como
duque el 20 de julio y como rey en la abadía de Westminster el 3 de septiembre

Reinado
Violencia antisemita

Ricardo I siendo ungido durante su coronación como rey en la abadía de Westminster,


Londres. Ilustración de una crónica del siglo XIII.
Cuando Ricardo I fue coronado rey de Inglaterra, excluyó a todos los judíos y las
mujeres de la ceremonia (aparentemente porque su coronación no era meramente como
rey, sino también como cruzado), pero algunos líderes judíos llegaron a presentar
regalos al nuevo rey. Según Ralf de Diceto, los cortesanos de Ricardo desnudaron y
flagelaron a los judíos y luego los echaron de la corte. Cuando se extendió el
rumor de que Ricardo había ordenado asesinar a todos los judíos, en la población de
Londres comenzó una masacre. Muchos judíos fueron golpeados hasta la muerte,
saqueados y quemados vivos. Sus casas fueron incendiadas y muchos de ellos fueron
bautizados a la fuerza. Algunos buscaron refugio en la Torre de Londres y otros
lograron escapar. Entre otros, fue asesinado Jacobo de Orleans, reconocido
ampliamente como uno de los más prominentes de la época. Roger de Howeden, en su
Gesta Regis Ricardi, expuso que la revuelta fue iniciada por los ciudadanos
viciosos e intolerantes y que Ricardo I castigó a los perpetradores y permitió a
los judíos conversos a la fuerza volver al judaísmo. El arzobispo de Canterbury
Baldo de Exeter reaccionó diciendo que «Si el Rey no es un hombre de Dios, entonces
más bien es del Diablo»,3 refiriéndose a la supuesta sangre infernal de la línea
angevina.

Ofendido al ser ignoradas sus órdenes y al darse cuenta de que los asaltos
desestabilizarían su reino en vísperas de su partida a la cruzada, Ricardo I ordenó
la ejecución de los responsables de los asesinatos y persecuciones más notables
(muchos de ellos ya habían sido colgados al incendiar hogares cristianos por error
durante la revuelta). Distribuyó un escrito real ordenando que se dejara en paz a
los judíos. Sin embargo, el edicto no fue puesto en práctica en forma estricta y en
marzo siguiente hubo más violencia, incluyendo una masacre en York.

Planes de cruzada
Ricardo ya había tomado la cruz como Conde de Poitou en 1187. Su padre Enrique II
de Inglaterra y Felipe II de Francia también lo habían hecho en Gisors el 21 de
enero de 1188, después de enterarse de la caída de Jerusalén en manos de Saladino.
Habiéndose convertido en rey, Ricardo y Felipe acordaron ir a la Tercera Cruzada
juntos, temiendo que en su ausencia el otro usurpase sus territorios.

Ricardo juró renunciar a su pasado de debilidad para demostrar que era merecedor de
tomar la cruz. Comenzó a reunir y equipar nuevamente un ejército de cruzada. Gastó
la mayor parte del tesoro de su padre (amasado con el dinero reunido por el
impuesto saladino), subió los impuestos e incluso acordó liberar al rey Guillermo I
de Escocia de su servilidad a cambio de 10 000 marcos. Para reunir aún más dinero,
vendió posiciones oficiales, derechos y tierras a cualquier interesado. Incluso
aquellos que ya habían sido nombrados fueron forzados a pagar fuertes sumas para
retener sus puestos. Guillermo Longchamp —obispo de Ely y canciller del rey— hizo
una oferta de 3000 libras para permanecer como canciller. Aparentemente, esta
oferta fue pujada por un tal Reginaldo el Italiano, pero fue rehusada.
Hizo algunos arreglos finales en el continente. Reconfirmó el nombramiento hecho
por su padre de Guillermo Fitz Ralph al importante puesto de senescal de Normandía.
En Anjou, Esteban de Tours fue reemplazado como senescal y temporalmente
encarcelado por mal manejo fiscal. Payn de Rochefort, un caballero angevino, fue
elevado al puesto de senescal de Anjou. En Poitou, el ex preboste de Benon, Pedro
Bertin, fue nombrado senescal y, finalmente, en Gascuña, el oficial local Helio de
La Celle fue escogido para la senescalía. Luego de reposicionar a la mayor parte de
su ejército y dejar resguardadas sus posesiones territoriales en Francia, Ricardo I
inició finalmente la marcha a la cruzada el verano de 1190, cuya demora fue
criticada por trovadores como Bertrán de Born. Nombró regentes a Hugh de Puiset,
obispo de Durham, y a Guillermo de Mandeville, tercer conde de Essex, quien murió
poco después y fue reemplazado por el canciller del rey, Guillermo Longchamp. El
hermano de Ricardo I, Juan I de Inglaterra, no estuvo de acuerdo con esta decisión
y comenzó a intrigar contra Guillermo.

Algunos autores han criticado a Ricardo I por pasar solo seis meses de su reinado
en Inglaterra y desviar los recursos del reino para apoyar su cruzada y otras
campañas en lo que hoy es Francia. Ricardo I decía que en Inglaterra «hacía frío y
siempre está lloviendo», y cuando juntaba fondos para su cruzada, se le oía
declarar que «Si hubiera encontrado un comprador para Londres mismo, lo habría
vendido». Sin embargo, Inglaterra era una parte minoritaria de sus territorios,
solo importante al darle un título real con el cual aproximarse a otros reyes como
un igual. Como la mayoría de los reyes Plantagenet antes del siglo XIV, no tuvo
necesidad de aprender el idioma inglés. Dejando el país en manos de varios
funcionarios nombrados por él (incluyendo a veces a su madre), Ricardo estaba más
interesado por sus extensos territorios franceses.

Ocupación de Sicilia

Gran Sello Real de 1189 del rey Ricardo I.


En septiembre del año 1190, tanto Ricardo como Felipe llegaron a Sicilia.4 Tras la
muerte del rey Guillermo II de Sicilia, su primo Tancredo de Lecce había tomado el
poder y había sido coronado a principios de 1190 como rey, aunque la heredera legal
era la tía de Guillermo Constanza de Sicilia, esposa del nuevo emperador Enrique VI
del Sacro Imperio Romano Germánico. Tancredo había encarcelado a la viuda de
Guillermo, la reina Juana de Inglaterra, reina consorte de Sicilia, hermana de
Ricardo I y a quien Tancredo no había entregado el dinero que había heredado en el
testamento de Guillermo. Al arribo de Ricardo I, demandó que su hermana fuese
liberada y se le diese su herencia. La presencia de tropas extranjeras también
causó malestar: en octubre se sublevó el pueblo de Mesina, exigiendo que los
extranjeros se fueran. Ricardo I atacó Mesina, ocupándola el 4 de octubre de 1190.5
Luego de saquear y quemar la ciudad, Ricardo I estableció allí su base. Permaneció
en ese lugar hasta que Tancredo accedió finalmente a firmar un tratado el 4 de
marzo de 1191. El tratado fue firmado por Ricardo, Felipe y Tancredo. Los términos
principales eran:

Juana sería liberada, recibiría su herencia y la dote que su padre había dado a su
último marido.
Ricardo y Felipe reconocerían a Tancredo como rey de Sicilia y harían votos para
mantener la paz entre sus tres reinos.
Ricardo proclamaría oficialmente a su sobrino Arturo, hijo de Godofredo, como su
heredero, y Tancredo se comprometía a que una de sus hijas fuese prometida en
matrimonio a Arturo cuando estuviera en edad de casarse.
Ricardo y Tancredo intercambiaron regalos: Ricardo dio a Tancredo una espada que se
dijo era Excalibur, la espada del rey Arturo.
Luego de firmar el tratado, Ricardo y Felipe dejaron Sicilia. Este tratado socavó
las relaciones de Inglaterra con el Sacro Imperio Romano Germánico y causó la
sublevación del hermano de Ricardo, Juan, quien esperaba ser proclamado heredero en
lugar de su sobrino. Aunque esta sublevación fracasó, Juan continuó intrigando
contra su hermano.

Conquista de Chipre
En abril de 1191, mientras iba a la Tercera Cruzada, Ricardo I hizo una parada en
el Imperio bizantino, específicamente en la isla de Rodas, para evitar el mal
tiempo. Al parecer, Ricardo I había estado solo una vez con su prometida Berenguela
de Navarra, años antes de su boda. Él designó a su madre para representarlo y
convencer a su padre, Sancho VI de Navarra, y a sus parientes para consentir la
boda y llevarle a la novia. Ricardo iba en su rescate cuando encallaron en la costa
de Chipre. Dejó Rodas en mayo, pero una nueva tormenta llevó a la flota de Ricardo
I a Chipre.

El 6 de mayo de 1191, la flota de Ricardo I llegó al puerto de Lémesos en Chipre y


tomó la ciudad. El déspota de la isla, Isaac Comneno de Chipre, llegó demasiado
tarde para detener a los cruzados y se refugió en Colossi. Ricardo I llamó a Isaac
para negociar, pero él demandó su partida. Ricardo y su caballería encontraron al
ejército de Isaac en Tremetusia. Los pocos católicos chipriotas y aquellos nobles
que se oponían a la regencia de Isaac, se unieron al ejército de Ricardo I. Aunque
Isaac y sus hombres pelearon valientemente, el ejército de Ricardo era más numeroso
y mejor equipado, lo que les aseguró la victoria. También recibió apoyo militar del
rey de Jerusalén, Guido de Lusignan. Isaac resistió desde los castillos de
Pentadáctylos, pero tras el asalto al castillo de Kantara, finalmente se rindió. Se
afirma que Ricardo capturó a Isaac, confinándolo con cadenas de plata, dado que
había prometido no ponerlo en hierros. La hija de Isaac fue mantenida en el hogar
de Berenguela y Juana. Ricardo asaltó la isla y masacró a aquellos que intentaron
resistírsele. Él y la mayor parte de su ejército dejaron Chipre hacia Tierra Santa
a principios de junio, habiendo ganado para la cruzada una base de apoyo que no
estaba bajo amenaza inmediata de los turcos como lo estaba Tiro. En su ausencia,
Chipre fue gobernada por Ricardo Camville.

Más tarde, en ese mismo año, la Orden del Temple le compró la isla a Ricardo I para
ser gobernada por Armand Bouchart.6

En Tierra Santa

Retrato de Ricardo I (izquierda) y de Saladino en unos azulejos (c. 1250-60). Museo


Británico.
El rey Ricardo I llegó a Acre, Palestina, en junio del año 1191. Dio su apoyo a su
vasallo de Poitiers Guido de Lusignan, que había llevado sus tropas a Chipre para
apoyarlo. Guido era el viudo de la prima del padre de Ricardo, Sibila de Jerusalén
(El rey Fulco de Jerusalén tuvo varios hijos, entre ellos: Amalarico I de
Jerusalén, padre de Sibila; y Godofredo V de Anjou, padre de Enrique II de
Inglaterra, padre de Ricardo Corazón de León). En esta época, Guido, el esposo de
Sibila estaba tratando de retener la corona de Jerusalén, a pesar de la muerte de
su señora acaecida durante el sitio de Acre el año anterior. El derecho de Guido
era disputado por Conrado de Monferrato, segundo esposo de la media hermana de
Sibila, Isabel de Jerusalén: Conrado, cuya defensa de Tiro había salvado el reino
en 1187, fue apoyado por Felipe de Francia, hijo de su primer primo Luis VII de
Francia y por otro primo, el duque Leopoldo V de Austria (Babenberg). Ricardo
también se alió con Hunfredo IV de Torón, el primer marido de Isabel, del cual se
había divorciado a la fuerza en 1190. Hunfredo era leal a Guido y hablaba el árabe
en forma fluida, de forma que servía a Ricardo como traductor y negociador.

Ricardo y sus fuerzas ayudaron a conquistar Acre, a pesar de la grave enfermedad


del rey. Se dice que Ricardo I, mientras estaba enfermo de escorbuto, mataba
guardias en las paredes con una ballesta, mientras era llevado en una camilla.7
Conrado de Montferrato concluyó las negociaciones de rendición con Saladino e izó
los pendones de los reyes en la ciudad. Ricardo discrepó de Leopoldo V de Austria
sobre la destitución de Isaac Comneno (relacionada con la madre bizantina de
Leopoldo) y sobre su posición dentro de la cruzada. El pendón de Leopoldo había
sido izado al lado de los estandartes inglés y francés. Ello fue interpretado como
una arrogancia por Ricardo y Felipe, dado que Leopoldo era un vasallo del Sacro
Imperio Romano Germánico (aunque entonces era el líder vivo de más alto rango de
las fuerzas imperiales). Los hombres de Ricardo derribaron el pendón y lo tiraron
en el foso de Acre. Leopoldo dejó inmediatamente la cruzada. Felipe también se fue
poco después, en mala condición de salud y luego de disputas con Ricardo acerca del
estado de Chipre (Felipe demandaba la mitad de la isla) y del reino de Jerusalén.
Ricardo se encontró repentinamente sin aliados.

Ricardo mantuvo prisioneros a 2700 musulmanes, al objeto de conseguir que Saladino


cumpliera todos los términos de la rendición de las tierras circundantes a Acre.
Felipe, antes de partir, había confiado sus prisioneros a Conrado, pero Ricardo lo
forzó a entregárselos. Ricardo temía que sus fuerzas permanecieran retenidas en
Acre, ya que creía que su campaña no podría avanzar con los prisioneros en
caravana. Por lo tanto, ordenó que todos los prisioneros fuesen asesinados y se
desplazó al sur, derrotando a las fuerzas de Saladino en la batalla de Arsuf el 7
de septiembre. Intentó negociar con Saladino, ofreciéndole a su hermana viuda,
Juana de Sicilia, como novia para el hermano de Saladino Al Adil, pero no tuvo
éxito. En la primera mitad de 1192, él y sus tropas refortificaron Ascalón.

Una elección forzó a Ricardo a aceptar a Conrado de Montferrato como rey de


Jerusalén y vendió Chipre a su protegido derrotado, Guido. Sin embargo, solo días
después, el 28 de abril de 1192, Conrado fue apuñalado hasta la muerte por miembros
de la Secta de los Asesinos antes de que pudiera ser coronado. Ocho días después,
el propio sobrino de Ricardo, Enrique II de Champaña, se casó con la viuda Isabel
de Jerusalén, aunque estaba encinta del hijo de Conrado. El crimen nunca fue
resuelto en forma conclusiva y los contemporáneos de Ricardo I sospechan que él
estuvo involucrado.

Tomando conciencia de que ya no había esperanza de retener Jerusalén, incluso


después de haberla tomado, Ricardo ordenó la retirada. Entonces comenzó un período
de escaramuzas menores con las fuerzas de Saladino, mientras Ricardo y Saladino
negociaban un acuerdo para el conflicto, ya que ambos se dieron cuenta de que sus
respectivas posiciones eran insostenibles. Ricardo supo que Felipe y su propio
hermano Juan preparaban un complot en su contra. Sin embargo, Saladino insistía en
arrasar las fortificaciones de Ascalón que los hombres de Ricardo habían
reconstruido y en otros puntos menores. Ricardo hizo un último intento de acercar
posiciones al intentar invadir Egipto (la principal base de provisiones de
Saladino), pero falló. Finalmente, el tiempo de Ricardo se agotaba. Consideró que
su regreso ya no podía posponerse, dado que Felipe y Juan tomaban ventaja de su
ausencia. Él y Saladino llegaron a un acuerdo final el 2 de septiembre de 1192, que
incluía la concesión de la demanda de destrucción de la muralla de Ascalón, así
como el libre acceso de los cristianos a Jerusalén, la tolerancia de su presencia
allí y una tregua de tres años.8

Cautiverio y retorno

Ruinas del castillo de Dürnstein, actual Austria, en el que estuvo prisionero


Ricardo.
En diciembre de 1192, espoleado por las noticias que llegan del reino, Ricardo
trata de regresar a Inglaterra, pero el mal tiempo desvía su flota a la costa
adriática y lo obligan a atracar en Corfú, en las islas del emperador bizantino
Isaac II Ángelo, que discutía la anexión por parte de Ricardo de la isla de Chipre,
antigua posesión bizantina. Disfrazado como un caballero templario, Ricardo navegó
desde Corfú con cuatro ayudantes, pero su barco encalló cerca de Aquilea, forzando
a Ricardo y a sus partidarios a seguir una peligrosa ruta terrestre por la Europa
central. Mientras se dirigía hacia el territorio de su cuñado Enrique, Ricardo fue
capturado cerca de Viena por Leopoldo V de Austria poco después de la Navidad de
1192 y acusado de arreglar el asesinato de su primo Conrado de Montferrat. Ricardo
y sus criados viajaban disfrazados como peregrinos de baja condición, pero pudo ser
identificado porque usaba un anillo lujoso o por su insistencia en comer pollo
asado, una delicadeza de la aristocracia. El duque lo llevó como prisionero ante el
emperador Enrique VI de Alemania y lo mantuvo cautivo en Dürnstein. Fue allí que
Ricardo escribió Ja nus hons pris o Ja nuls om pres, una canción en versión
francesa y occitana, expresando su sentimiento de abandono por parte de su propia
gente. Se hizo famosa su frase de rechazo a mostrar deferencia al emperador: «Nací
con un rango que no reconoce ningún superior que no sea Dios».9 No obstante, las
condiciones de su cautiverio no fueron severas.

Su libertad no le interesaba a nadie: Felipe II de Francia prefería a su hermano


Juan, y el papa Celestino III lo rechazaba por su conducta. Su madre, Leonor de
Aquitania, luchó incansablemente para obtener la liberación de Ricardo, intentando
reunir el dinero del rescate consistente en 100 000 marcos (cerca de cinco veces el
ingreso anual de la corona inglesa bajo la regencia de Ricardo) que exigía Enrique.
Tanto el clero como los legos debieron pagar fuertes impuestos de un cuarto del
valor de su propiedad, se confiscaron los tesoros de oro y plata de las iglesias y
se reunió dinero mediante la compensación monetaria por parte de los nobles por no
hacer el servicio militar debido a la corona e impuestos de carucage. El emperador
pidió 100 000 marcos para él antes de liberar al rey, el mismo monto reunido por el
impuesto saladino pocos años antes. Al mismo tiempo, Juan, el hermano de Ricardo, y
el rey Felipe de Francia ofrecieron 80 000 al emperador para que mantuviera
prisionero a Ricardo hasta la fiesta de San Miguel y Todos los Ángeles de 1194. El
emperador rehusó esta oferta, pero a costa de aumentarlo una mitad más. El dinero
del rescate del rey había sido transferido por los embajadores del emperador, pero
“bajo la responsabilidad del rey” (si se hubiese perdido en el camino, habría sido
responsabilidad de Ricardo) y finalmente el 4 de febrero de 1194 Ricardo fue
liberado. Felipe envió un mensaje a Juan que decía: «Cuídate, el demonio anda
suelto».

Matrimonio
Antes de dejar Chipre, Ricardo I se casó en la ciudad de Limassol, el 12 de mayo de
1191, con Berenguela de Navarra, primera hija del rey Sancho VI de Navarra. La boda
tuvo lugar en la Capilla de San Jorge y asistió su hermana Juana a la ceremonia, a
quien Ricardo había traído desde Sicilia.

Aunque prometido con Adela de Francia (también referida en las crónicas como Aélis,
Alicia o Adelaida) desde su infancia, lo cierto es que tanto su padre, primero,
como el propio Ricardo, después, nunca mostraron demasiado interés en culminar este
proyecto matrimonial. Al parecer, Enrique II había hecho de Adela su concubina y,
según argumentó el propio Ricardo para romper este compromiso poco antes de la
llegada de Berenguela al campamento cruzado de Sicilia, de dicha relación había
nacido un hijo. Tradicionalmente se viene manteniendo que fue Leonor de Aquitania
la instigadora de este matrimonio, pero a tenor de las fuentes, se concluye que fue
el propio Ricardo el responsable. Aunque sus mejores biógrafos estiman que el
compromiso se habría acordado en 1188, existen indicios para creer que las
negociaciones se gestaron durante 1185.

Durante la estancia en Tierra Santa, Ricardo y Berenguela se distanciaron. De


hecho, regresaron a Europa por separado.

Se le había ordenado a Ricardo reunirse con Berenguela y mostrarle fidelidad en el


futuro, advirtiéndole «recordar la destrucción de Sodoma y abstenerse de actos
ilícitos». Esto podría ser considerado como evidencia de que Ricardo I se involucró
en actividades homosexuales, aunque se dice que «el pecado de Sodoma» puede ser
interpretado más ampliamente.
Varios autores dan como cosa probada la homosexualidad del rey Ricardo e insinúan
que el notorio desapego que mostró hacia su esposa era consecuencia de ello.10 Los
esposos vivieron separados prácticamente durante todo su matrimonio debido a las
campañas guerreras del rey, y cuando este regresó a Inglaterra su esposa no le
acompañó, y ni siquiera asistió a la ceremonia de coronación -la segunda tras la
usurpación de su hermano- ni a los funerales del rey cuando este murió. No tuvieron
tampoco descendencia.

Por otra parte, el matrimonio enemistó a Ricardo I con el rey Felipe II y,


aprovechando la Cruzada, este apoyó para la sucesión al trono de Inglaterra a Juan,
hermano menor de Ricardo.

Árbol genealógico
[mostrar]Ancestros de Ricardo I de Inglaterra
Últimos años y muerte

Ricardo I y Felipe II de Francia, miniatura francesa de 1261.


Durante su ausencia, Juan estuvo cerca de arrebatarle el trono. Ricardo lo perdonó
cuando se reencontraron e inclinado por necesidades políticas, lo nombró su
heredero en lugar de Arturo, cuya madre Constanza de Bretaña podría estar abierta a
las propuestas de Felipe II. Ricardo entró en conflicto con Felipe. Cuando este
último atacó la fortaleza de Ricardo, Château-Gaillard ('The Saucy Castle'), él se
jactó de que «si sus murallas hubiesen sido de hierro, aun así lo habría tomado», a
lo cual Ricardo replicó: «Si estas murallas fueran de mantequilla, aun así las
hubiera mantenido en pie».

Determinado a resistirse a los designios de Felipe sobre los territorios angevinos


reclamados, como Vexin y Berry, Ricardo usó toda su experiencia militar y vastos
recursos en una guerra contra el rey francés. Formó una alianza contra Felipe
constituida por Balduino IX de Flandes, Renaud, conde de Boloña y su suegro, el rey
Sancho VI de Navarra, que asaltaron las tierras de Felipe desde el sur. Lo más
importante, aseguró la herencia de la casa de Welf en Sajonia para su sobrino, Otón
de Poitou, hijo de Enrique el León, que fue elegido Otón IV de Alemania en 1198.

En parte como resultado de estas y otras intrigas, Ricardo logró varias victorias
sobre Felipe. En Freteval en 1194, justo después del retorno de Ricardo de su
cautiverio y colecta de dinero en Inglaterra para Francia, Felipe huyó, dejando sus
archivos financieros completos con auditorías y documentos que fueron tomados por
Ricardo. En la batalla de Gisors (también llamada Courcelles) en 1198, adoptó Dieu
et mon Droit (‘Dios y mi derecho’) como lema (que aún es usado en la actualidad por
los monarcas británicos) haciéndose eco de su anterior alarde frente al emperador
Enrique VI, de que su rango no reconocía otro superior que no fuera Dios.9

En marzo de 1199, Ricardo estaba en el Lemosín sofocando una revuelta del vizconde
Aimar V de Limoges. Aunque era Cuaresma, «devastó la tierra del vizconde con fuego
y espada». Asedió el endeble y virtualmente desarmado castillo de Chalus-Chabrol.
Algunos cronistas expresan que esto se debió a que un campesino local había
descubierto un tesoro de oro romano, el cual reclamaba Ricardo a Aimar en su
posición de señor feudal. Sin embargo, los historiadores modernos permanecen
escépticos con respecto a esta historia, que tiene olor a exemplum o fábula
moralizadora.

Castillo Gaillard, en Normandía (Francia).


Al atardecer del 25 de marzo de 1199, Ricardo caminaba por el perímetro del
castillo sin su cota de malla, investigando el progreso de las obras militares en
los muros. Ocasionalmente, se verificaban lanzamientos de flechas desde las
murallas del castillo, pero se les prestaba poca atención. Un defensor en
particular divertía mucho al rey: un hombre parado sobre la muralla, ballesta en
mano, sostenía con la otra una sartén que usaba como escudo contra los proyectiles.
Apuntó una flecha deliberadamente al rey, a lo cual este aplaudió. Sin embargo,
otra flecha lo hirió en el hombro izquierdo cerca del cuello. Intentó sacarla
dentro de su tienda, pero no tuvo éxito. Un cirujano, al que Hoveden llamó un
carnicero, le extrajo la flecha, produciéndose posteriormente una gangrena,
complicación habitual en la época debida a la inexistencia de medidas de asepsia y
tratamientos antibióticos. Ricardo hizo traer al ballestero ante él, llamó a Pedro
Basil, Juan Sabroz, Dudo y Bertrán de Gurdun alternativamente, según los cronistas.
El hombre resultó ser un niño, el cual alegó que el rey había asesinado a su padre
y dos de sus hermanos y que había disparado a Ricardo en venganza. El niño esperaba
ser asesinado. Ricardo, como último acto de piedad, lo perdonó diciendo: «Continúa
viviendo y por mi recompensa contempla la luz del día», antes de ordenar que lo
liberaran y despidieran con 100 chelines. Ricardo, entonces, puso sus asuntos en
orden, legando todos sus territorios a su hermano Juan y sus joyas a su sobrino
Otón.

Tumba de Ricardo en la Abadía de Fontevrault, Francia.


Ricardo murió el martes 6 de abril de 1199, en brazos de su madre. Más tarde se
afirmaría que «Cuando el día terminaba, terminó su vida terrenal». Su muerte fue
referida como «el León [que] fue asesinado por la Hormiga». Su último acto de
caballerosidad fue infructuoso: tan pronto murió, su mercenario más infame, el
capitán Mercadier, tomó al niño que había disparado la flecha fatal, lo despellejó
vivo y luego lo colgó.

Las vísceras de Ricardo fueron enterradas en el lugar de su muerte, su corazón en


Ruan, Normandía, y el resto de su cuerpo fue sepultado a los pies de su padre en la
abadía de Fontevrault en Anjou. En su lecho de muerte legó todas sus posesiones a
su hermano Juan, dado que no tenía herederos legítimos.

Legado
Ricardo no tuvo hijos legítimos y reconoció solo a un hijo ilegítimo, Felipe de
Coñac. Como resultado, le sucedió al trono su hermano Juan como rey de Inglaterra.
Sin embargo, sus territorios franceses inicialmente rechazaron a su hermano Juan
como sucesor, prefiriendo a su sobrino Arturo, el hijo de su último hermano
Godofredo, duque de Bretaña, cuya demanda por el poder es considerada con mejor
fundamento que la de Juan según los estándares modernos. Sin duda, la falta de
herederos directos de Ricardo fue el primer paso en la disolución del Imperio
angevino. Mientras los reyes de Inglaterra continuaron presionando sus demandas
sobre el continente, nunca más regirían los territorios que Ricardo I heredó.

Esta estatua ecuestre en bronce de Ricardo I blandiendo su espada por Carlo


Marochetti se yergue en el palacio de Westminster en Londres.
El legado de Ricardo I comprende varios aspectos: Su conquista de Chipre mejoró
inmensamente el valor de mantener los reinos francos en Tierra Santa viables
durante otro siglo. Segundo, su ausencia de la arena política inglesa significó que
el eficientísimo gobierno creado por su padre pudo seguir su curso, aunque el rey
Juan posteriormente abusaría de ello hasta el punto de quiebra. Por último, legó
romances y literatura. Sin considerar los hechos de su reinado, dejó una marca
indeleble en el imaginario popular, que se extiende hasta el presente, debido en
gran parte a sus éxitos militares. Steven Runciman dejó escrito sobre Ricardo I:
«Fue mal hijo, mal esposo y mal rey, pero un valiente y espléndido soldado».11

Carácter y personalidad
Había serios defectos en el carácter de Ricardo. Físicamente era magnífico: alto,
de piernas largas y fuertes, con cabellos de oro rojizo y facciones hermosas; su
herencia materna eran no sólo el aspecto propio de la casa de Poitou, sino también
sus encantadores modales, su valor y su afición a la poesía y al espíritu
aventurero. Sus amigos y criados le seguían con devoción y temor. De sus
progenitores heredó un temperamento cálido y un apasionado egoísmo. Pero no tenía
ni la astucia política ni la competencia administrativa de su padre, ni el sentido
cabal de la reina Leonor. Se había educado en un ambiente de disputas y traiciones
familiares. Como favorito de su madre, odiaba a su padre y desconfiaba de sus
hermanos y hermanas, aunque quería a su hermana más joven, Juana. Había aprendido a
ser un partidario violento, pero no leal. Era avaricioso, aunque capaz de gestos
generosos y aficionado a la vida pródiga. Su energía era inflexible, pero en su
ferviente interés por la tarea del momento olvidaba otras responsabilidades. Le
gustaba organizar, pero le fastidiaba la administración. Sólo el arte de la guerra
podía retener su atención. Como soldado, poseía auténticas dotes, intuición para la
estrategia y la táctica y el poder de mandar hombres.12
Tradición medieval

Tumba de Ricardo en la catedral de Ruan, donde se enterró su corazón.


A mediados del siglo XIII cobró fuerza la leyenda de que, después de la captura de
Ricardo I, su trovero Blondel viajó por Europa de castillo en castillo cantando una
canción que solo era conocida por ambos al haberla compuesto mientras estaban
juntos. Finalmente, llegó al lugar en que estaba retenido su señor y oyó la
respuesta a su canto con el verso correspondiente, lo que le reveló dónde estaba
encarcelado el rey. Esta historia es la base de la ópera Richard Coeur-de-Lion
(1784) de André Ernest Modeste Grétry y, al parecer, fue la inspiración del inicio
de la versión cinematográfica de Ivanhoe, dirigida por Richard Thorpe en 1952. Sin
embargo, no parece tener relación con el verdadero Juan Blondel de Nesle, un
trovero aristocrático.

Literatura posterior
Ricardo ha aparecido frecuentemente en la ficción, como resultado del “renacimiento
de la caballería” de la época del Romanticismo. En 1822 fue objeto del poema épico
de Eleanor Anne Porden, Cœur de Lion.

Luego, en Ivanhoe, donde es representado con el seudónimo de Le Noir Fainéant (‘el


Negro Holgazán’), sir Walter Scott retrató a Ricardo I en la novela El talismán,
con un tratamiento totalmente ficticio de la Tercera Cruzada.

También tuvo un papel principal en la obra teatral de James Goldman, El león en


invierno (Lion in Winter), posteriormente llevada al cine, que insinúa una relación
homosexual con el rey de Francia, Felipe Augusto.

Aparece en Los reyes de intenciones vanas (The Kings of Vain Intent) de Graham
Shelby y, de manera más central en El demonio anda suelto (The Devil is Loose), en
la novela de Norah Lofts The Lute-Player y en la novela de Jean Plaidy (Eleanor
Hibbert) El corazón del león (The Heart of the Lion).

Es descrito como un asesino sin piedad de musulmanes en la novela después de Arn


Magnusson en la Trilogía de las Cruzadas, escrita por el autor sueco Jan Guillou.

Generalmente, se le presenta en un rol heroico en la literatura infantil, como en


el Caballero cruzado (Knight Crusader) de Ronald Welch o en Ricardo Corazón de León
de Joseph Lacier.

Cultura popular
Películas

Retrato idealizado de Ricardo elaborado en el siglo XIX por el pintor francés


Merry-Joseph Blondel.
El personaje de Ricardo Corazón de León aparece en la mayoría de las versiones
fílmicas de la leyenda de Robin Hood. La más reciente, interpretada por Danny
Huston en la película de 2010 Robin Hood, protagonizada por Russell Crowe y
dirigida por Ridley Scott

También fue interpretado por Anthony Hopkins en la película de 1968 El león en


invierno.

Brevemente fue interpretado por Sean Connery al final de la película de 1991 Robin
Hood: Prince of Thieves, aunque nunca se le acreditó su participación en la misma.

Televisión
En televisión, Ricardo fue la inspiración de una serie de 1962, Ricardo Corazón de
León, protagonizada por el actor Dermot Walsh.

En 1965 la serie Doctor Who en su capítulo «La Cruzada» presenta el conflicto entre
Ricardo y Saladino, Ricardo es representado por el actor Julian Glover, quien
también lo retrató en una película para la televisión llamada Ivanhoe en 1982, Rory
Edwards lo representó en 1997 en la miniserie para televisión Ivanhoe.

Andrew Howard hizo el papel de Ricardo en la adaptación para televisión del año
2003 de la obra El león en invierno. También se le representa en varias versiones
televisivas de la leyenda de Robin Hood.

Robin Hood
El filósofo y cronista escocés John Mair fue el primero en asociar al rey Ricardo I
de Inglaterra con las leyendas de Robin Hood en su Historia majoris Britannae, tam
Angliae quam Scotiae (1521). En las primeras baladas de Robin Hood, el único rey
mencionado es Eduardo nuestro rey venidero, probablemente refiriéndose a Eduardo II
de Inglaterra o a Eduardo III de Inglaterra. No obstante, Walter Scott en su novela
Ivanhoe hizo popular el vínculo del sheriff de las leyendas de Robin Hood con el
reino de Ricardo I y fue tomado de allí por novelistas y cineastas posteriores.

En general, Robin es representado como manteniendo la justicia en el nombre de


Ricardo en contra de Juan y sus oficiales durante el cautiverio del rey.

John Rhys-Davies hizo el papel de Ricardo en un episodio (El tonto del rey) de la
serie de televisión de los años ochenta Robin de Sherwood. Se le menciona
frecuentemente como un personaje que no aparece en pantalla en la serie de la BBC
del año 2006, llamada Robin Hood.

También podría gustarte