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EL CONCEPTO DE REVOLUCIÓN A TRAVÉS DE LA

DIVERSIDAD SEXUAL Y DE GÉNERO


Hablemos de moda. Coco Chanel, Nina Ricci, Jeanne Lanvin. Luego, Paul
Poiret, Cristóbal Balenciaga, Marcel Rochas, Christian Dior, Hubert de Givenchy,
Lucien Lelong... Y, se podrían mencionar aún más. ”. En cuanto a vocabulario,
no tiene la misma connotación. ¿Qué es un modisto? Un creador. Y, ¿la
modista? Una costurera. Pero, luego - en el mundo - el 90% de las mujeres
enhebran la aguja para hacer realidad lo que ellos diseñan, los maestros. La
moda es femenina. No, la moda está hecha para las mujeres, pero no “por ellas.
¿Cómo ocurrió? Es la primera pregunta que se me viene a la cabeza. Si ambos
(hombre y mujer) venimos al mundo al mismo tiempo, ¿en qué momento como
mujer obtuve un rol tan secundario? Repito: ¿cómo?

Es indudable que nuestras sociedades son androcéntricas. Es, además,


conveniente hablar en plural porque la desigualdad es representada de múltiples
formas y también en todos los ámbitos. En el mundo laboral, las empresas
prefieren no contratar mujeres entre 25 y 45 años. En la educación, alguna que
otra vez, se menciona su representación en la humanidad; Marie Curie en la
ciencia, Nefertiti o Cleopatra en la historia, Frida Kahlo en las, entre otras – pero,
sin extendernos. En el hogar, como mujer se espera que cuides tú de la familia.
Luego, en la sociedad te infunden a “ser fuerte como un hombre”. Y, entonces,
surge el problema: reducirse a ser y hacer como el hombre con la pretensión de
“igualarse”.

Un concepto de igualdad que urge revisar y analizar desde todas las disciplinas.
Una jerarquía social que no se rige a los cuatro valores esenciales: la tolerancia,
la igualdad, la diversidad y la equidad. Un sistema que ya está lleno de fisuras,
porque que lleve centenares de años en praxis, no es sinónimo de inclusivo y
mucho menos eficiente. Porque si se le ha visto fisuras es, también, porque
siempre las ha tenido. Y es, ahí, cuando aparecen colectivos a enfrentarse a este
sistema sólido, androcéntrico y retrógrado y, al ver que no encajaban en él, han
decido crear su propio estándar. Porque el poder social, es la chispa inicial para
la revolución. Sin embargo, falta cohesionar todas estas ideologías y redirigirlas
hacia el progreso y bienestar social. Porque en la unidad, reside la verdadera
fuerza.

No quiero ser un hombre. No quiero ser un personaje secundario. Pero, sobre


todo, no quiero perpetuar este modelo de sociedad: rígido, disfuncional,
retrógrado y androcéntrico. Quiero que las personas puedan (podamos)
desarrollar quiénes realmente, independientemente del género, raza, etnia o
religión.

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