INTRO
Durante esta época, a los antiguos países coloniales se incorporan otros nuevos,
tanto europeos como extraeuropeos, de resultas de lo cual, se calcula que en 1914 la
colonización se ha extendido al 56 % del continente asiático y al 90 % del africano. Así,
el siglo XIX, que había comenzado con el inicio de la desintegración de los viejos impe-
rios coloniales de América, conoció un proceso de expansión colonial directamente
comparable con el de los siglos XVI y XVII, proceso que puede por eso llamarse la
segunda expansión de Europa.
Otro rasgo aparentemente nuevo en el imperialismo de fines del siglo XIX, fue el
de la belicosidad internacional. Desde la segunda mitad del XIX, las reivindicaciones
coloniales serán objeto de una intensa actividad diplomática que en ocasiones parecía
llevar a las potencias interesadas al borde de la guerra.
a)Teorías económicas:
El político francés Jules Ferry, que llegaría a primer ministro y sería uno de los
máximos defensores del imperialismo galo, y siguiendo sus textos, Charles A. Julien
defienden que se trata de una expansión que debía realizarse por la necesidad de buscar
nuevos mercados para los productos industriales, así como nuevas fuentes de materias
primas. Esta necesidad de nuevos mercados vendría muy marcada por las consecuencias
de la crisis de sobreproducción de 1873, tras la que la mayoría de países imponen
importantes medidas proteccionistas.
Para el británico Hobson, bastante crítico con el imperialismo, este fenómeno
sería el resultado de la necesidad de exportar capitales excedentes por parte de grupos
de capitalistas que no tenían donde invertir satisfactoriamente su dinero. Así, no dice
que el imperialismo sea fruto del capitalismo sino que lo concibe como el resultado de
una minoría sin escrúpulos que sólo busca su máximo beneficio, aunque para
conseguirlo deban gravar a su propia sociedad con la carga de un imperio. Además,
señala algunas soluciones para que las inversiones sean rentables en los propios países
capitalistas. Apunta una política de altos salarios como solución para acabar con el
subconsumo interno.
b)Teorías políticas:
Están, por un lado, las relacionadas con la teórica superioridad de la raza blanca,
que impone una cierta “misión civilizadora”. Todo esto conectaría con una particular
interpretación del darwinismo, que haría que algunas personas defendieran la necesidad
de propagar la civilización occidental a aquellos pueblos considerados inferiores, y que
habría que civilizar “a la europea”.
Todo esto haría referencia a las causas y teorías que explicarían el auge y
desarrollo del imperialismo. En cualquier caso, no debemos perder de vista que este
fenómeno es posible porque se dan unas circunstancias concretas, unas condiciones que
lo hacen factible. Destacarían sobre todo:
-La enorme expansión demográfica que vive Europa. En 1815 había 190 millones
de habitantes, en 1914 había 450 millones. Se calcula que unos 50 millones de europeos
emigraron a las colonias.
-La revolución de los transportes, sobre todo con la aplicación del vapor a la
navegación. Además, el ferrocarril servirá como un impulso doble. Por un lado
permitirá penetrar en los nuevos territorios, por otro lado, construir la red de ferrocarril
en las colonias será un muy buen negocio.
a)En primer lugar, estaría la fase de la conquista, que resulta relativamente fácil
para los países europeos, que gozan de una superioridad técnica y militar enorme
respecto a la de los nativos de los territorios a colonizar. Resulta en este caso
especialmente reseñable la importancia de la cañoneras, que permiten llevar tropas con
celeridad y remontar ríos
3.Protectorados: Se utilizó esta fórmula para aquellos países que habían gozado de
gobiernos autóctonos antes de la conquista. En este caso, se decía que se ponía esta
administración nativa bajo la protección de la metrópoli (Egipto, Marruecos...). Lo
cierto es que se trata más que nada de una apariencia formal y que las diferencias con la
explotación directa serán escasas.
c)Y una vez organizado el territorio, pasa a explotarse. Esto se hace buscando el
máximo beneficio económico para la Metrópoli. En este sentido, se suprime cualquier
tipo de arancel entre metrópoli y colonia, mientras que se impulsan medidas de corte
proteccionista para evitar la entrada de productos de otros países. En lo referente a la
relación económica entre metrópoli y colonia, señalar que se trata de un intercambio de
materias primas por productos manufacturados, la cual cosa evita la industrialización de
la colonia.
Pasando a analizar casos ya casos concretos, señalar que si hay un continente que
representa la máxima expresión de la expansión colonial, ése es África.
Durante más de la primera mitad del siglo XIX la acción europea sobre el con-
tinente africano había sido limitada. Se había ceñido a la posesión de determinados
enclaves portuarios que le aseguraban las rutas mercantiles y de navegación, como el
caso de la colonia británica de El Cabo o los archipiélagos costeros. Sólo en el norte la
penetración europea había alcanzado una cierta notoriedad, con la instalación a partir de
1830 de Francia en Argelia. Puede decirse que el resto, la inmensidad del continente
africano, era desconocido para la mayoría de los hombres blancos. Pero a partir de la
década de los ochenta esta realidad se transforma radicalmente y en 1914 el continente
estará totalmente ocupado y repartido entre las principales potencias europeas.
En la lucha por hacerse con los territorios africanos hay muchos actores.
Comparecen las grandes potencias imperialistas, Francia y Gran Bretaña, pero también
Alemania, Portugal, Bélgica, Italia o España.
Cabría señalar algunas líneas maestras que pueden ayudarnos a entender este
proceso de expansión colonial:
a)La ocupación africana se hace de forma paulatina, desde la costa hacia el
interior, siguiendo el curso de los grandes ríos. Se piensa que, si se ocupa un valle, se
tiene derecho sobre toda la cuenca del río.
Para buscar una solución a esta cuestión, así como a las tensiones que iban
surgiendo, la diplomacia alemana actuó ofreciendo la fórmula de una Conferencia
Internacional, para buscar una solución de conjunto. Francia acepto la sugerencia del
canciller alemán, Bismarck, llegando antes de su celebración a un acuerdo con
Alemania para que esta atrajese a la Conferencia a Inglaterra, dándole un carácter
internacional.
-La creación del Estado Libre del Congo, bajo patrocinio personal del rey
Leopoldo II de Bélgica, delimitándose una zona francesa en la margen derecha del río.
-La libertad comercial y de navegación en las cuencas de los ríos Congo y Níger
-Se establece el criterio de la ocupación efectiva como único válido para los
territorios sin ocupar
Alemania adquirió Togo, Camerún, África del Suroeste y África Oriental. In-
glaterra, primero, a través de las grandes compañías dotadas de carta y a partir de 1890
por la acción directa gubernamental, amplió sus dominios: Nigeria, Uganda, Rhodesia
(las actuales Zambia y Zimbabwe) y Bechuanalandia (la actual Botswana)
Francia extenderá su control sobre el bajo Níger: Costa de Marfil, Guinea y
Dahomey (Benín) , así como consolidará su presencia en Madagascar. Portugal reafirmó
su control sobre Angola y Mozambique. España, se encontraba en Guinea Ecuatorial y
Sahara occidental e Italia se estableció en Somalia y creó la colonia de Eritrea en 1890.
En esta carrera por ocupar la mayor parte posible del suelo africano surgieron
numerosas rivalidades. Las más importantes fueron las derivadas de los proyectos,
anteriormente reseñados, para crear grandes imperios coloniales continuos, alineados en
un eje, que atraviese el continente.
Si bien el contacto europeo con esta zona se remonta a tiempos anteriores, buena
parte de la misma se hallaba sometida a la soberanía del imperio turco durante el siglo
XIX, por lo menos en teoría, salvo Argelia, que desde 1830 conoce la presencia
francesa; el imperio de Marruecos, bajo la dinastía Alauita; y Egipto que bajo el
gobierno de Mehemet Alí (1805-1849) alcanza una práctica autonomía del imperio
Otomano.
El otro punto por el que los europeos muestran interés desde mediados de siglo,
será Egipto. Aunque aquí se trata, en un principio, de intereses económicos. Franceses e
ingleses rivalizarán por obtener concesiones económicas. Prueba de ello, es la concesión
a Inglaterra del ferrocarril Alejandría-El Cairo-Suez y, a Francia la construcción del
canal de Suez, obra del ingeniero Lesseps, finalizado en 1869. Poco a poco Egipto fue
endeudándose financieramente con estas potencias, que en consecuencia acabarán
controlando indirectamente el país. El culmen de esto llega cuando los británicos logran
hacerse con el control de la mayoría de las acciones del canal, hasta entonces en manos
egipcias. El control llegaría a su máxima expresión cuando se produce, en 1882, la
ocupación militar de Egipto por parte de los británicos. Egipto se convierte en un
protectorado de hecho, que no de derecho.
Si Gran Bretaña domina Egipto, Francia hace lo propio con Túnez, estableciendo
desde 1881 un protectorado. La acción de Francia sobre Túnez frustró las apetencias
coloniales italianas, que aspiraban a hacer de Túnez, la punta de flecha de su
penetración africana, aprovechando en el, la presencia de numerosos emigrantes
italianos.
Junto al reparto de África, el otro gran punto del planeta donde actuaron más las
potencias coloniales fue Asia. En este caso, resulta importante reseñar que no sólo
intervinieron las potencias tradicionales, sino también otras no presentes en el reparto de
África, como Rusia, Japón o Estados Unidos.
Además, para establecer una zona de seguridad en torno a su gran colonia, los
británicos rivalizarán con Francia para anexionarse Birmania, y con Rusia para tratar de
dominar Afganistán y el Tíbet.
Como frontera entre los territorios del imperio francés y los del imperio británico,
a modo de estado tapón, se mantuvo libre y sin colonizar Siam, la actual Tailandia.
Los franceses se situaron en las provincias del sur fronterizas con Tonkín. Los
intereses británicos, situados en Hong-Kong y Shangai, apuntaron a la cuenca del
Yangtsé. Y Rusia aspiraba a Manchuria y Corea, es decir, al norte de China. Pero en
este juego de calculo entró desbaratando sus planes el Japón, occidentalizado y
modernizado a raíz de la revolución Meiji.
El IMPERIALISMO NORTEAMERICANO
Un ejemplo prototípico sería la guerra contra España en 1898, tras la que los
Estados Unidos pasan a controlar Cuba y Puerto Rico, además de Filipinas y Guam. El
control norteamericano de los gobiernos autóctonos se daría también en otros países,
como Panamá, Nicaragua o la República Dominicana.
Del mismo modo, los Estados Unidos adquirieron conciencia de sus intereses en
el Pacífico y reconocieron la importancia de las islas del Pacífico septentrional, como
avanzadas para la defensa de la costa occidental americana. Desde 1875 tomaron bajo
su protección las islas Hawai, que acabarían anexionándose en 1898. Ese mismo año,
como ya hemos indicado, reforzaron su presencia en la zona con la obtención de las
posesiones españolas de Filipinas y la isla de UAM.
b)En segundo lugar tendríamos el contencioso entre Austria y Rusia por ampliar
su influencia en la zona de los Balcanes, a costa de un Imperio Turco cada vez más
debilitado. La intención del Imperio Ruso de aumentar su papel internacional
erigiéndose en protector de los pueblos eslavos del sur (Serbia y Bulgaria) chocaba con
los intereses de Austria.
c)Por último, tendríamos la cada vez mayor rivalidad económica entre Gran
Bretaña y Alemania, pues este último país se había desarrollado enormemente y era una
potencia industrial capaz de competir con los británicos
En 1900, podía decirse que no había apenas región del mundo que no hubiese sido
descubierta y explorada y que tampoco quedaba ninguna que no perteneciese
directamente a alguna potencia o fuese zona de su influencia. Podrían encontrarse que
no perteneciesen claramente a ninguna otra nación, pero, en ese caso, era seguro que se
debía a que dos o más posibles dueños se la disputaban.
Los intereses de los europeos chocaban en todas las regiones del mundo. Unas
veces entre sí; otras, con naciones extraeuropeas. Gran Bretaña y Francia se encontraron
en Fashoda cuando intentaban prolongar sus áreas de dominio en África en dirección
norte-sur y este-oeste, respectivamente. Los intereses rusos y británicos no sólo se
enfrentaban ya en Afganistán, sino también en Persia. Británicos, alemanes y franceses
se disputaban Asia Menor. Italianos, británicos y franceses aspiraban a dominar
Etiopía...
Ningún conflicto colonial fue más grave, sin embargo que el que enfrentó a
franceses, ingleses y alemanes en Marruecos, con la participación menor de España. En
Marruecos confluían las ventajas económicas tradicionales y su riqueza en minerales
con los intereses estratégicos. Su riqueza mineral era una golosina para las naciones
industrializadas que cada vez tenían una mayor necesidad de materias primas. Su
posición era privilegiada: tenía costas al Atlántico con puertos vitales para la ruta
británica a las Indias a través de El Cabo y costas al Mediterráneo que dominaban el
Estrecho de Gibraltar y las rutas hacia el Canal de Suez. Para Francia, su control
suponía la seguridad de Argelia. Pero Marruecos era una de las pocas zonas del mundo
que, a principios del siglo XX, aun no había sido repartida. Por lo que suponía para
Alemania una de sus escasas posibilidades de tomar posiciones en el mundo colonial.
También España hacia valer sus derechos históricos sobre la zona del Magreb, pero su
capacidad de imposición era netamente inferior a la de sus contrincantes .
CONFLICTOS EN EUROPA
El que se hubiese evitado la guerra no quería decir que se hubiesen eliminado las
tensiones. Era evidente que esos mil y un enfrentamientos iban introduciendo malestar e
inestabilidad en las relaciones internacionales y convertían así el orden mundial en un
barril de pólvora.
Se ha dicho muchas veces que la crisis balcánica que se inició en 1908, vista con
perspectiva histórica, puede considerarse un "ensayo general" de la que, en 1914,
condujo a la 1ª Guerra Mundial. En efecto, los pasos que siguió fueron muy semejantes.
No eran solo Servia y Rusia las humilladas. Los italianos consideraban que, según
los términos de la Triple Alianza, cualquier alteración en el status quo de los Balcanes
debería repercutir en beneficios concretos para ellos. Cuando comprobaron que Austria-
Hungría, una vez conseguida la anexión de la Bosnia-Herzegovina, no estaba dispuesta
a nada más, se indignaron hasta el punto de firmar un tratado con el Zar para el reparto
de los Balcanes. Rusia se retiró e Italia vio frustradas sus ilusiones. Pero no renunció a
sus pretensiones.
La gran perdedora, entre los países que habían luchado juntos para vencer a los
otomanos, era Bulgaria, para la que el sueño de la Gran Bulgaria se esfumaba
nuevamente.
Diez meses después de la firma del tratado de Bucarest, el heredero del trono
austro-húngaro, Francisco Fernando, y su esposa viajaron a Sarajevo, capital de Bosnia-
Herzegovina, para presidir unas maniobras militares. Fueron asesinados por unos
jóvenes terroristas adiestrados en Servia. En esta ocasión, las posturas moderadas no
lograron imponerse en las cancillerías europeas y el mundo se precipitó en la Gran
Guerra.