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La pintura mural

prehispánica en México
I

Teotihuacán
Tomo I | Catálogo
La pintura mural
prehispánica en México
I

Teotihuacán
Tomo I | Catálogo

Coordinadora
Beatriz de la Fuente

Directora del Proyecto


María Teresa Uriarte Castañeda

Fundadora del Proyecto


Beatriz de la Fuente

Universidad Nacional Autónoma de México


Instituto de Investigaciones Estéticas
México, 2020
Catalogación en la publicación UNAM. Dirección General de Bibliotecas

Fu ente, Beatr iz de la, 1 9 2 9 -2 005, editor . | Ur iar te, Mar ía Ter esa, 1 9 4 7 - , editor .

La pintu r a m u r al pr eh ispánica en México / coor dinador a, Beatr iz de la Fu ente ; dir ector a del
pr oy ecto, Mar ía Ter esa Ur iar te Castañeda.

Pr im er a edición. | México : Univ er sidad Nacional A u tónom a de México, Institu to de


Inv estigaciones Estéticas, 2 02 0 - . | Contenido: V olu m en I. Teotih u acán. Tom o I. Catálogo.

LIBRUNA M 2 086 52 4 (libr o electr ónico) | ISBN 9 7 86 07 02 6 4 7 9 5 (obr a com pleta) (libr o
electr ónico) | ISBN 9 7 86 07 3 03 4 586 (v ol. I, tom o I, catálogo) (libr o electr ónico).

Pintu r a m u r al indígena - México. | Pintu r a indígena - México. | Pintu r a m u r al m exicana. |


México – A ntigü edades.

LCC F1 2 1 9 .3 .P2 5 (libr o electr ónico) | DDC 7 59 .9 7 2 089 9 7 —dc2 3

Edición
Citlali Cor onel Sánch ez
Fer nanda Salazar Gil
Mar th a A ngélica V ar gas Fabián

Edición de la versión impresa


Beatr iz de la Fu ente
Mar ía Elena Ru iz Gallu t
Leticia Staines Cicer o

Cuidado de la edición
Fer nanda Salazar Gil
Citlali Cor onel Sánch ez
Mar th a A ngélica V ar gas Fabián

Revisión final
Leticia Staines Cicer o
Om egar Mar tínez Jim énez
Jaim e Soler Fr ost

Diseño
Mar th a A ngélica V ar gas Fabián
Citlali Cor onel Sánch ez

Maquetación
Mar th a A ngélica V ar gas Fabián

Fotógrafos
Mar ía de Jesú s Ch áv ez Callejas
Car los Mar tínez Rosas Landa

Ricar do A lv ar ado Tapia


Ru bén Cabr er a Castr o
Pedr o Cu ev as
Beatr iz de la Fu ente
Ger m án Her r er a
Rober to Or tíz Giacom an
Er nesto Peñaloza
Mar ía Elena Ru iz Gallu t
Bob Sch alkw ijk
Leticia Staines Cicer o
Mar ía Ter esa Ur iar te
Car los V ar illas
Ger ar do V ázqu ez Mir anda

Acervos fotográficos
A r ch iv o fotogr áfico “ La pintu r a m u r al pr eh ispánica en México” , IIE, UNA M
A r ch iv o fotogr áfico “ Manu el Tou ssaint” , Institu to de Inv estigaciones Estéticas, UNA M
Br eton Collection, Br istol Mu seu m & A r t Galler y
Du m bar ton Oaks Resear ch Libr ar y and Collection

Dibujantes
A r tu r o Reséndiz
José Fr ancisco V illaseñor

Ricar do A lv ar ado Tapia


A lfonso A r ellano Her nández
Citlali Cor onel Sánch ez
Ser gio Góm ez Ch áv ez
A lber to Ju ár ez Osnay a
Dar inka Lam as
Jor ge Lu is Mar tínez Mor eno
A bel Mendoza
A u r eliano Sánch ez
Manu el Ur dapilleta
Mar th a A ngélica V ar gas Fabián
Santos V illasánch ez

Planos
Ger ar do A . Ram ír ez Her nández

Ser gio Góm ez Ch áv ez


Ir aís Her nández Or tiz
Jor ge Lu is Mar tínez Mor eno
Rom án Padilla

Tratamiento digital de fotografías


Car los Mar tínez Rosas Landa
Mar ía de Jesú s Ch áv ez Callejas

Tratamiento digital de planos y dibujos


Citlali Cor onel Sánch ez
Car los Mar tínez Rosas Landa
Mar th a A ngélica V ar gas Fabián

Pr im er a edición im pr esa: 1 9 9 5
Pr im er a r eim pr esión: 2 001
Segu nda r eim pr esión: 2 006
Pr im er a edición electr ónica: 2 02 0

D. R. © 2 02 0. Univ er sidad Nacional A u tónom a de México


Institu to de Inv estigaciones Estéticas Ciu dad Univ er sitar ia, Coy oacán México, D. F. 04 51 0
ISBN: 9 7 8-6 07 -3 0-3 4 58-6 (EPUB)

Inv estigación r ealizada con los sigu ientes apoy os:


Pr oy ecto CONA CYT 2 52 9 6 8

Por tada: Zona 5A . Conju nto del Sol. Pór tico 3 , m u r al 5. Detalle (jagu ar abr azando r am as estilizadas de
m agu ey ).
Foto: Mar ía de Jesú s Ch áv ez Callejas, 2 01 9 .

Las fotogr afías de los sitios, piezas y m u r ales ar qu eológicos son u na r epr odu cción au tor izada del Institu to
Nacional de A ntr opología e Histor ia. CONA CULTA - INA H - MÉX.

Pr odu cido y h ech o en México

DERECHOS DE AUTOR

LICENCIA DE USO

“ Ésta es la “ LICENCIA DE USO” a tr av és de la cu al la Univ er sidad Nacional A u tónom a de México, en adelante


“ LA UNAM” a tr av és del Institu to de Inv estigaciones Estéticas, en adelante, “ EL INSTITUTO” , com o titu lar del
pr esente sitio, pone a disposición “ EL MATERIAL” per teneciente a su fondo editor ial a tr av és del u r l
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Esta “ LICENCIA DE USO” constitu y e u n acu er do tácito entr e u sted, en adelante, “ EL USUARIO” y “ LA UNAM” por lo
qu e configu r a la aceptación plena e incondicional por par te de “ EL USUARIO” con “ LA UNAM” .

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der ech os.

“ EL USUARIO” es libr e de u tilizar “ EL MATERIAL” con fines académ icos, no lu cr ativ os, ni com er ciales, y pu ede
consu ltar , descar gar y com par tir “ EL MATERIAL” . “ EL USUARIO” se com pr om ete en todo m om ento a r espetar el
der ech o m or al del au tor , así com o a citar de m aner a cor r ecta y dar los cr éditos debidos siem pr e qu e h aga
u so de “ EL MATERIAL” .

“ LA UNAM” es titu lar de los der ech os patr im oniales de “ EL MATERIAL” sin per ju icio de los der ech os m or ales qu e
per tenezcan a su s au tor es o, en su caso, cu enta con la au tor ización expr esa de los titu lar es de esos
der ech os, salv o en el caso de las obr as qu e por el tr anscu r so del tiem po, confor m e a la legislación nacional,
h ay an pasado al dom ino pú blico.”
PRESENTACIÓN

Tener consciencia, apreciar y difundir el patrimonio histórico y


cultural de nuestro país como fuente de la que abreva buena parte
de nuestra identidad nacional, es una de las misiones sustantivas de
nuestra universidad.
Mucho de nuestro patrimonio histórico prehispánico se perdió
como lamentable consecuencia de la conquista y de una
colonización que pretendió borrar una cultura milenaria para dar
pie a una nueva religión, idioma y organización social. Fue gracias a
los cronistas, a la preservación de estelas y, en buena medida, a la
pintura mural prehispánica que sobrevivió a la devastación, que hoy
podemos entender la cosmogonía, organización social, luchas de
poder, comercio y hábitos y costumbres de nuestros pueblos y
culturas originarias.
La pintura mural prehispánica, en sus distintas localizaciones y
expresiones, es una fuente inagotable para poder entender nuestro
pasado y causa presente de asombro por su colorido, distribución y
plasticidad gráfica.
Hace aproximadamente 30 años, la Dra. Beatriz de la Fuente
inició la titánica labor de recabar toda la información posible sobre
la pintura mural prehispánica que hubiera en México, con el
objetivo de tener ubicaciones, cronologías y contextos para entender
y conocer a las culturas desde una perspectiva actual y académica.
Para la realización de este proyecto, la Dra. de la Fuente formó
un selecto equipo de estudio y trabajo. Personal académico y
estudiantes de posgrado se sumaron a esta colosal empresa y en
1995 esos esfuerzos se concretaron en la publicación del Tomo I de
La pintura mural prehispánica en México. Teotihuacán,
correspondiente al Catálogo, y sus Estudios un año después.
Ante el sensible e irreparable fallecimiento de la Dra. De la
Fuente en el 2005, la escuela que ella dejó se ha dado a la tarea de
continuar con su obra, de la cual hoy presentamos la versión digital
del Catálogo.
Bajo la dirección de la Dra. Teresa Uriarte, distinguidísima
académica del Instituto de Investigaciones Estéticas, se utilizó lo
mejor de la tecnología, y del talento universitario, para ofrecer al
lector una obra revisada y actualizada en cada uno de sus detalles y
proporcionar imágenes cuya nitidez es incomparable con la de hace
unos años, reflejando con mayor fidelidad el objeto original.
Ya sea como fuente de información para especialistas, o de
placer para el público en general, esta obra será de enorme utilidad
para entender y difundir este inigualable legado histórico.
En nombre de la Universidad Nacional Autónoma de México,
agradezco el inagotable esfuerzo de todas las personas involucradas
en este proyecto, que ponen al alcance de la sociedad una obra
precisa y detallada de lo que narra nuestra pintura mural y deja en
evidencia lo mucho que queda aún por descubrir, estudiar y
conservar.

“Por mi raza hablará el espíritu”

DR. ENRIQUE GRAUE WIECHERS


Rector
Universidad Nacional Autónoma de México
PRESENTACIÓN

A pesar de una pandemia sanitaria que nos aqueja a nivel global y


que ha remodelado nuestras condiciones laborales y de vida
cotidiana; de un confinamiento cuya duración se ha prolongado de
forma indefinida y de las dificultades por las que hemos atravesado
como comunidad académica, en el Instituto de Investigaciones
Estéticas no hemos renunciado ni un solo momento a continuar con
nuestras actividades de investigación, docencia y difusión; más aún
cuando en febrero de este año nuestro Instituto cumplió 85 años de
vida. Uno de sus proyectos más longevos, La pintura mural
prehispánica en México, celebra también su 30 aniversario y es por
ello un gusto, en el marco de estas celebraciones, presentar la
versión electrónica del catálogo de Teotihuacán que fue terminada
durante los primeros seis meses del confinamiento y cuya primera
edición vio la luz en 1995.
La pintura mural de Teotihuacán fue el primer corpus pictórico
al que el equipo liderado por la Dra. Beatriz de la Fuente, fundadora
del proyecto en 1990, dedicó sus esfuerzos de registro y estudio; el
catálogo que hoy presentamos en su versión digital fue también la
primera publicación de la serie de libros que el proyecto ha editado a
lo largo de sus treinta años de existencia. Celebramos la tercera
década de vida de este proyecto con la edición en e-book de uno de
sus libros insignia. El catálogo impreso está agotado desde hace
varios años y continúa siendo referencia para cualquier especialista
que estudie la producción plástica teotihuacana y especialmente su
pintura mural.
Esta nueva edición incorpora imágenes recientes, tomadas en
trabajos de campo realizados ex profeso para la versión electrónica,
una bibliografía específica para el tomo y otras mejoras que facilitan
el acceso a la información para los lectores. Esta edición, por su
formato digital, permitirá al lector navegar dentro del libro de una
manera muy ágil facilitando la vista de las imágenes y las búsquedas
dentro del texto. La presente reedición del catálogo de pintura mural
de Teotihuacán ve la luz en un momento especialmente complicado
para el patrimonio artístico y cultural de nuestro país y
aprovechamos la coyuntura para destacar, de nueva cuenta, la
importancia del estudio y conservación de la pintura mural
teotihuacana que nos da muestra de la riqueza plástica de una de las
culturas más importantes del México antiguo.
Además de reconocer la labor de la Dra. María Teresa Uriarte,
directora del proyecto desde el deceso de su fundadora, y de todo su
equipo de trabajo, agradecemos el apoyo de la Dirección General de
Asuntos del Personal Académico ( ) de esta Universidad que
por medio del Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e
Innovación Tecnológica ( ) ha impulsado las labores del
proyecto La pintura mural prehispánica en México con los
proyectos 400716 e 404620; así como del Consejo Nacional de
Ciencia y Tecnología (Conacyt) a través del proyecto 252968.
Asimismo, destaco el apoyo incondicional de nuestro rector, Dr.
Enrique Graue Wiechers, y de las autoridades de la Universidad
para dar continuidad a las labores fundamentales de investigación
de este proyecto.

IVÁN RUIZ
Director
Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM
PREÁMBULO

Cuando se publicó la primera edición del Catálogo de pintura


mural de Teotihuacán en 1995, habíamos participado en su
elaboración un grupo de investigadores convocados por nuestra
inigualable maestra la Dra. Beatriz de la Fuente. Llenos de
entusiasmo, nos emocionaba poder ir con ella a Teotihuacán y
visitar exhaustivamente los sitios que tenían pintura mural. La
elaboración de dicho Catálogo y de su correspondiente tomo de
Estudios nos tomó siete años, seis más de lo programado, y así nos
ha pasado con los otros libros que hemos publicado sobre nuestra
pintura mural, tema fundamental para la salvaguarda del
patrimonio cultural de México.
El día 20 de junio de 2005 murió nuestra maestra y yo le juré
que continuaría con el proyecto que había sido su obra culminante.
Así lo hemos hecho, a lo largo de estos años se han incorporado
nuevos integrantes al Seminario y han participado investigadores en
nuestra publicaciones quienes no tuvieron el privilegio de conocerla
y sin embargo, se han entregado a la continuación de su proyecto
con el mismo cariño y entusiasmo con el que lo empezamos hace
treinta años.
Como en todo proyecto de investigación de gran envergadura y
larga duración ha habido muchos cambios, desde los integrantes
que conforman el seminario hasta en los propios sitios
arqueológicos. Por ejemplo, en aquel entonces no se habían
descubierto sitios importantísimos para la pintura mural como San
Bartolo en Guatemala o Calakmul en México. En estos últimos
quince años, además de haber publicado los cuatro tomos de Oaxaca
que la Dra. de la Fuente dejó prácticamente terminados y listos para
entrar a imprenta, se han publicado los dos tomos de Estudios de
Cacaxtla y su Catálogo. Así mismo, se realizó la versión electrónica
en formato EPUB de los tomos de Estudios de Cacaxtla, que fue
nuestra primera publicación en este formato, tratando de
aprovechar al máximo las ventajas que ofrecen las herramientas
electrónicas. Actualmente están en el proceso final de su edición los
tomos correspondientes a la pintura mural de la Huaxteca y
creemos que terminaremos los textos para iniciar el proceso
editorial de los libros sobre Chichén Itzá; al mismo tiempo,
seguimos trabajando los tomos del Catálogo de la zona maya.
La edición impresa del Catálogo de Teotihuacán, el primer libro
que publicó nuestro proyecto, se encuentra agotada desde hace
varios años. Por ello, Citlali Coronel Sánchez señaló la necesidad de
realizar una versión electrónica del Catálogo que estuviera
accesible. Así, Citlali conformó un equipo con la diseñadora Martha
Vargas Fabián y con Ma. de Jesús Chávez Callejas para desarrollar el
libro electrónico. Este equipo comenzó con una revisión exhaustiva
del material gráfico que se publicó originalmente y así se
embarcaron en esta aventura que desembocó tres años después en
una nueva edición, ya que se optimizaron todos los dibujos, se
sustituyeron 266 fotografías por unas de mejor calidad, se
incorporaron dobles fotografías en algunos de los murales que nos
permiten ver el antes y el después de los procesos de restauración,
se incorporaron todos los llamados a figuras, láminas y planos
dentro del texto y, además, se intercalaron las imágenes en el
cuerpo del mismo. A este equipo se sumó Carlos Martínez Rosas
Landa para la realización de nuevo registro fotográfico con Ma. de
Jesús, así como para la edición de las imágenes digitales. Más
adelante Fernanda Salazar Gil se unió al esfuerzo de revisión,
corrección de textos e incorporación de toda la información del
catálogo que por cuestiones de tiempo había aparecido consignada
en forma de adenda dentro del tomo de Estudios. Se incluyó
también una bibliografía exclusiva del Catálogo.
Durante todo este tiempo también hubo cambios en las pinturas
del sitio, a veces positivos y otros dramáticos. Algunas de las
pinturas se restauraron con integraciones poco afortunadas y en
otros casos, más tristes aun, la pintura está totalmente perdida. Es
por ello que la actualización de una obra como ésta resulta de gran
relevancia para la memoria de nuestro patrimonio.
Sin duda es un gran logro de nuestra maestra haber iniciado esta
magna obra, porque gracias a ella estamos seguros que tanto los
arqueólogos como el propio han aumentado su atención en la
conservación de la pintura mural de México.
Estoy convencida de que solo la es capaz de emprender un
proyecto como el nuestro que no obedece a intereses políticos ni
cambios sexenales.
Es un gran orgullo presentar este trabajo que incorpora a las
nuevas generaciones en el proyecto de nuestra inolvidable maestra.

MARÍA TERESA URIARTE CASTAÑEDA


Directora del proyecto
AGRADECIMIENTOS

Gracias a la libertad con que trabajamos todos los integrantes del


proyecto La pintura mural prehispánica en México fue posible la
propuesta y realización de esta publicación electrónica. Con ella
pretendemos dar nueva circulación a un trabajo realizado hace
veinticinco años que sigue vigente y con el que inició la serie de
publicaciones La pintura mural prehispánica en México.
La realización de esta edición contó con la generosidad de
diversas autoridades de nuestra Universidad. El rector, Dr. Enrique
Graue Wiechers, desde el inicio de su gestión nos ha transmitido su
interés en el proyecto, cuyas publicaciones conoce bien y a quien le
agradecemos la presentación que hace de este catálogo. También
agradecemos de manera especial al Dr. Leonardo Lomelí Vanegas,
Secretario General y al Ing. Leopoldo Silva Gutiérrez, quien fuera
Secretario Administrativo de nuestra casa de estudios, por el
invaluable apoyo concedido.
El desarrollo de esta publicación fue posible gracias a los
recursos otorgados por la Dirección General de Asuntos del
Personal Académico ( ) a través de los proyectos
400716 e 404620.
Agradecemos al Dr. Iván Ruiz García, director de nuestro
instituto, por su interés en el proyecto y el apoyo otorgado a esta
edición, así como el recibido por parte del Dr. Renato González
Mello durante su gestión.
Al Lic. Jaime Soler Frost, coordinador del Departamento de
Publicaciones de nuestro instituto, también agradecemos su apoyo y
disposición para resolver las dudas que surgieron durante el
proceso. Finalizar esta publicación no habría sido posible sin la
ayuda del personal de la Biblioteca Justino Fernández, en especial
de su coordinadora la Mtra. Ma. de los Ángeles Juárez quien dio
acceso al material que necesitábamos durante la contingencia
sanitaria que nos tocó vivir. Cabe mencionar la participación de la
Dra. Geneviève Lucet y de la Arq. Iraís Hernández, quienes
realizaron tres proyecciones isométricas incluidas en esta edición y
nos asesoraron en la orientación de las proyecciones; de la Dra. Ma.
Olvido Moreno Guzmán que colaboró en la inclusión de algunos
llamados de figuras y láminas; así como de las becarias Darinka
Donis Lamas, quien realizó vectorización de planos y, Telma
Mercado Rivera, quien trabajó en la organización de archivos y en la
corrección de imágenes. A la Dra. Ana Díaz quien nos prestó
material bibliográfico, gracias. De manera especial, agradecemos a la
Lic. Leticia Staines Cicero a quien acudimos en diversas ocasiones
con dudas, que colaboró con la inclusión de llamados de figuras y
láminas y por la revisión que hizo a la versión final de este libro
electrónico.
El Arqlgo. Rogelio Rivero Chong, director de la Zona
Arqueológica de Teotihuacán, nos otorgó todas las facilidades para
poder realizar un nuevo registro fotográfico en la zona. Mientras
que la Mtra. Nelly Zoe Nuñez Rendón, encargada del Acervo
Arqueológico de Teotihuacán, nos apoyó para la toma de fotografías
de los fragmentos de pintura mural que resguarda. A ellos dos
nuestro reconocimiento.
También queremos agradecer al Museo de Historia Mexicana de
Monterrey, a su directora Magdalena Cárdenas y a Claudia Ávila
Rocha quienes amablemente nos proporcionaron nuevas imágenes
de los fragmentos de pintura mural que resguarda dicho museo.
Finalmente, agradecemos a Sue Gilles, de la colección Breton del
Bristol Museum & Art Gallery, por las imágenes proporcionadas.
El presente libro electrónico se realizó también con apoyo del
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología ( ) a través del
proyecto de Ciencia Básica 252968.
La edición de esta versión electrónica se concluyó durante los
primeros seis meses de la contingencia sanitaria provocada por el
virus 2.

LAS EDITORAS DE LA VERSIÓN ELECTRÓNICA


Septiembre 2020

§§§

Muchas son las personas y no pocas las instituciones que hicieron


posible, el trabajo y la investigación, que culminó en la publicación
del primer volumen, en dos tomos, de la serie La pintura mural
prehispánica en México: Teotihuacán.
Para su realización se han conjugado, de manera única y
ejemplar los talentos de técnicos, artistas, y académicos. También
ha estado siempre presente la buena voluntad, y la comprensión de
las dos instituciones primordiales en cultura y en salvaguarda del
patrimonio histórico y artístico del país: la Universidad Nacional
Autónoma de México y el Consejo Nacional para la Cultura y las
Artes por medio del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
La primera otorgó al Proyecto, mediante concursos y dictámenes
favorables, un presupuesto especial concedido a través de la
Dirección General de Asuntos del Personal Académico. Sus
directores, el anterior, doctor Guillermo Aguilar Sahagún, y el
actual, doctor José Luis Boldú, han estado siempre atentos a
nuestras solicitudes. Entre las personas de la que, por
distintas circunstancias, han sido apoyo especial para el Proyecto he
de recordar a Mercedes Hernández de Graue, Nelia Tello Peón, a
Margarita Lemus y a Eva Fonseca.
El Instituto de Investigaciones Estéticas, nuestra casa
universitaria, mía y de otros colegas que compartimos los afanes y
los logros durante el desarrollo de la primera parte del Proyecto, nos
ayudó siempre, en la persona de su directora la maestra Rita Eder.
Su penetración en nuestros trabajos ha sido estímulo permanente
para cumplirlos cabalmente. Proporcionó facilidades
administrativas a través de la secretaria administrativa, Martha
Carbajal, que aliviaron notablemente la carga de tales menesteres. Y
por medio de la secretaria académica Angélica Velázquez se obtuvo
un espacio adecuado para instalar el equipo de cómputo. A las dos
mi reconocimiento por entender las varias y engorrosas cuestiones
que se dieron a lo largo de este tiempo. La eficiencia de Antonio
Cedeño hizo posible que la sala de seminarios estuviera siempre
lista para llevar a cabo las largas, interesantes, divertidas, y
apasionadas sesiones de los jueves. Las directoras de la biblioteca,
Carmen Block, y del archivo fotográfico, Cecilia Gutiérrez,
colaboraron, con el préstamo de documentos y equipo del , y en
especial con la toma de fotografías de los dibujos originales de
Atetelco, por Agustín Villagra Caleti.
Investigadores del son Arturo Pascual Soto y Leticia Staines
Cicero, los dos han sido co-titulares de este Proyecto, aquél, en su
primera etapa; ésta en la siguiente. Su desempeño comprometido,
dedicado y constante –en la decisión para las tomas fotográficas,
para la clasificación de las mismas, para organizar los trabajos de
campo y de seminario, y muchas, muchísimas cosas más que dejo
en el tintero– ha hecho factible la culminación del presente
volumen.
Parte importante de los trabajos en el equipo de cómputo fue
realizada primero por Xóchitl Santos, y en la actualidad por María
de Jesús Chávez y Teresa del Rocío González. Al grupo de
computación se ha incorporado, desde 1994, Ricardo Alvarado y a él
se debe, entre otras cosas, la reconstrucción del muro con aves en
Totómetla, y el incremento del banco de imágenes.
Al comienzo de nuestra investigación solicitamos de varios
directores de Institutos –Astronomía, Biología, Química,
Investigaciones Antropológicas y Filológicas–, y de las Facultades de
Ingeniería y de Arquitectura, todos de la , colaboración de su
personal académico y de su equipo material para efectuar las
primeras exploraciones. Casi todo el grupo inicial se mantiene
asiduo a las sesiones del Seminario de Pintura Mural Prehispánica;
ahora se han adquirido las herramientas necesarias para llevar a
cabo los trabajos especializados. Cabe mencionar aquí la
comprensión y el interés, de los Coordinadores de Humanidades
Julio Labastida y Mario Melgar, por ayudar al Proyecto; así lo
hicieron ambos, en distintas y pertinentes ocasiones.
Conectados con el para hacer labores de carácter técnico, he
de agradecer la excelente labor que dos expertos realizaron para
ilustrar este volumen, de un lado el dibujante Arturo Reséndiz a
cuya diestra mano se deben todos los dibujos a línea en el Catálogo
y en los ensayos de Sonia Lombardo de Ruiz y de Arturo Pascual
Soto. De otro, al fotógrafo Pedro Cuevas; sus espléndidas tomas de
los murales in situ y en las bodegas de Teotihuacán, son prueba
fehaciente del estado que guardaban las pinturas al momento de
fotografiarlas.
Conviene destacar que las copias directas de los murales, con la
restitución de los colores originales, fueron hechas por José
Francisco Villaseñor. Su capacidad de ver y su mano de artista
rehacen, en cada una de sus copias, murales que se han perdido, que
se encuentran en grave estado de degradación, o que hasta ahora se
dan a conocer.
Planos, plantas, y perspectivas, fueron elaborados con rigor y
acuciosidad por Gerardo A. Ramírez, de la Facultad de Arquitectura
de la ; son quehacer original, producto de numerosos trabajos
de campo y de repetidos quehaceres de gabinete.
Víctor Flores Olea, entonces Presidente del Consejo Nacional
para la Cultura y las Artes, manifestó su aprecio por el Proyecto y así
lo hizo saber a Roberto García Moll, Director General del Instituto
Nacional de Antropología e Historia en ese tiempo. Se estableció un
Convenio con esta institución; en tal se nos proporcionaban las
facilidades necesarias para llevar a cabo los estudios requeridos. De
modo simultáneo al convenio se envió un oficio suscrito por el
maestro García Moll, y por quien esto escribe, dirigido a los Centros
Regionales y a los investigadores del , con el propósito de
invitar a los interesados en algún aspecto que pudiera enriquecer al
Proyecto. Varios respondieron al llamado y aún permanecen activos
en el Seminario; otros más han acudido para colaborar en los
próximos volúmenes de acuerdo con el área de su especialidad. El
Consejo de Arqueología, en la persona de su entonces presidenta
Lorena Mirambell, proporcionó los permisos requeridos para los
diversos trabajos de campo.
El actual Presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las
Artes, Rafael Tovar y de Teresa, y la hoy día Directora General del
, María Teresa Franco, retomaron con entusiasta voluntad el
deseo por colaborar y apoyar al Proyecto. Nuestro hondo
agradecimiento por su excelente disposición hacia el trabajo que
realizamos; es, y así lo reconocemos, un esfuerzo común entre dos
instituciones que tuvieron confianza en el logro de los objetivos que
les planteamos de registrar, estudiar y así conservar, toda la
evidencia que permanece de la pintura mural prehispánica en
México. Por una parte la , a quien se debe toda la ayuda
presupuestal, el apoyo académico, institucional y personal de las
autoridades, y el reiterado interés de su Rector José Sarukhán
Kermez; por otra el , por medio de su Presidente, de la
Directora General del y del Consejo de Arqueología, han
otorgado, mediante convenios y permisos, las facilidades necesarias
para la investigación del material pictórico prehispánico que
custodia. Durante la presidencia de MariCarmen Serra Puche en el
Consejo de Arqueología, se precisó el carácter de los trabajos de
campo. Así, se estableció, nuevamente, la necesidad de actualizar el
Convenio que incluía ahora las muestras de las pinturas para su
análisis químico, las mediciones diurnas y nocturnas indispensables
para el quehacer astronómico, y las tomas fotográficas para ilustrar
y conformar el banco de imágenes. El dicho Convenio se refrendó
con el actual director del Consejo, Norberto González Crespo, y ante
la presencia de María Teresa Franco.
Es legítimo mencionar la ayuda de Eduardo Matos Moctezuma,
Director de la Zona Arqueológica de Teotihuacán y del también
arqueólogo y miembro del Seminario, Rubén Cabrera; nos
escucharon y colaboraron rigurosamente en nuestros afanes.
De la propia Zona Arqueológica de Teotihuacán quiero recordar a
los custodios y protectores de los tesoros que guardan; de modo
especial a don Porfirio, vigilante de Tepantitla, y a la invaluable
colaboración de don Santos Villasánchez –celoso guardián de
Atetelco–; tuvo la delicada generosidad de recibirnos en varias
ocasiones, de narrarnos historias, de mostrarnos fragmentos nunca
antes vistos, y de proporcionarnos dibujos, por él realizados, tanto
de Atetelco como de Tetitla. He de mencionar también a Esperanza
Teyssier, conservadora y atenta cuidadora de las bodegas en
Teotihuacán. Del mismo modo, agradecemos las atenciones del
personal administrativo de la zona arqueológica.
A los jóvenes arqueólogos del Proyecto La Ventilla 1992-1994,
bajo la dirección de Rubén Cabrera: José Luis Mercado, Jorge Luis
Martínez, Román Padilla, Julio Ruiz, Sergio Gómez, Eduardo Ramos
y Felipe Nava, y a los de Totómetla (hoy irónicamente llamado
“Balneario Gaby”): Alberto Juárez y Elizabeth Carmen Ávila, les
damos las gracias por haber contribuido a los fines de este Proyecto
con su primera información arqueológica del lugar.
Mi reconocimiento y gratitud entrañable a mis colegas y
colaboradores de este volumen por haberme permitido compartir
tantos momentos de alegría y de zozobra, tantas experiencias
gratificantes y otras, las menos, de desaliento. Cada quien ha puesto
algo suyo en esta hazaña compartida: Jorge Angulo, ; Alfonso
Arellano, ; Rubén Cabrera, ; Daniel Flores, ; Jesús
Galindo, ; Sonia Lombardo de Ruiz, ; Albino Luna, ;
Diana Magaloni, ; Lourdes Navarijo, ; Arturo Pascual
Soto, ; Gerardo A. Ramírez, ; María Elena Ruiz Gallut,
; María Teresa Uriarte, ; Leticia Staines Cicero, ;
José Francisco Villaseñor, .
La ayuda reiterada, acuciosa e interesada en las tomas de
fotografías, la selección de las mismas, los listados hechos una y
otra vez, y los pies de los planos y de las ilustraciones; en el
ordenamiento de los dibujos, y en la revisión pormenorizada de las
pruebas de imprenta, por María Elena Ruiz Gallut y Leticia Staines
Cicero, hizo posible terminar con estas labores de edición después
de año y medio de trabajo. María Elena decidió, estimulada por el
amplio conocimiento que adquirió sobre Teotihuacán, encauzar sus
inquietudes hacia la iconografía de la pintura mural de la metrópoli;
sobre tal tema realiza su tesis de doctorado. Leticia, mayista por
cariño y por convicción, incrementó notablemente su comprensión
sobre el universo teotihuacano; ahonda, para su tesis, en el estudio
de las pinturas del área maya norte.
Con las tesis antes dichas, con la de Arturo Pascual Soto –sobre
El Tajín– y con la de Diana Magaloni acerca de las técnicas
pictóricas, engendradas a la vera del Proyecto, se cumple también
con uno de los requisitos sustantivos de la : la justa formación
de jóvenes investigadores.
Alfonso Arellano se incorporó en los últimos meses a los
quehaceres de edición. A ellos tres –María Elena, Leticia y Alfonso–
discípulos, amigos, compañeros, mi más profunda y especial
gratitud. Su fortaleza, espíritu de trabajo, perseverancia, y su alegría
permanente, han sido el mejor estímulo para la conclusión de este
trabajo.
Gran parte del papel utilizado en la impresión de estos libros fue
provisto por la Dirección General de Publicaciones de la , mi
reconocimiento a Vicente Quirarte, director de esta dependencia por
tan importante ayuda.
Doy gracias a los amigos de tantos años, que han dedicado meses
a la corrección y diseño de estos libros: Danilo Ongay Muza, quien
puso el mejor de sus empeños en el oficio enseñado por su maestro
–mío también– Justino Fernández, y a Jaime Salcido y Romo por la
justa edición y producción de los mismos.

BEATRIZ DE LA FUENTE
Ciudad Universitaria a 8 de abril de 1995
INTRODUCCIÓN

A la Universidad Nacional Autónoma de México

Después de que escribí un extenso artículo titulado “Mural


Painting in Mesoamérica” para la Encyclopedia of world art, de la
editorial inglesa Macmillan, y de haber dado un curso general sobre
el tema, en lo que me corresponde como miembro en El Colegio
Nacional, consideré necesario iniciar el inventario completo –
pormenorizado, crítico, y gráfico– de la pintura mural prehispánica
en México.
Para ello convoqué a ciertos alumnos y compañeros
particularmente destacados en nuestro campo, me refiero a Arturo
Pascual Soto, María Elena Ruiz Gallut, María Teresa Uriarte,
Alfonso Arellano y Leticia Staines. El propósito de nuestro trabajo
inicial era registrar in situ todos los murales prehispánicos en la
República Mexicana. Tarea no fácil que prontamente se vio
superada por la realidad. Las pinturas murales excedían, en mucho,
a la –acaso ingenua– idea de levantar, prontamente, un registro que
gráfica y textualmente diera cuenta de su número y de su interés.
Éstas, las pinturas, suman cientos –o miles– según el criterio
para numerarlas: si se trata de un muro, de los varios muros de un
cuarto, de las secciones de muros, de las jambas, de las bóvedas, de
los frisos, de las cornisas y de otros elementos arquitectónicos. De
manera tal que las propias pinturas pedían algo más que un
inventario –por mucho que éste fuera completo–; y requerían para
su mayor comprensión de estudios y aproximaciones de distintas
metodologías y diversas disciplinas. Así, la etapa de análisis, de
categorización, y de estudios específicos, se hizo presente de
inmediato; su propósito, método, y medios para su realización
habría de llegar más adelante.
Por el momento, solicité el apoyo, que fue concedido –por medio
de un concurso–, a la Dirección General de Asuntos del Personal
Académico de la . Los objetivos eran: fotografiar en color y en
blanco y negro, hacer dibujos arquitectónicos para ubicar las
pinturas murales en su entorno original, y realizar otros, a manera
de ensayos reconstructivos acerca de los murales mejor
conservados. Se trataba, de modo principal, de rescatar, en una
publicación –un sólo volumen–, las pinturas murales de
Mesoamérica, dentro de lo que es hoy día la República Mexicana.
A medida que el grupo inicial valoró el alcance de las
posibilidades para el mejor conocimiento de la pintura mural, se
impuso la idea de que era necesario abordarla desde diferentes
disciplinas y distintas metodologías.
Se ha dicho, de modo general y de manera atinada, que al
conocer nuestro pasado, tendremos mejores herramientas para
valorar el presente. Pienso que tal vez, ésta ha sido la razón
profunda para congregarnos, al remover en cada uno de nosotros
algo que es inherente al ser humano y que bien podríamos llamar
curiosidad histórica. De tal suerte que arqueólogos, arquitectos,
astrónomos, biólogos, dibujantes, epigrafistas, fotógrafos,
historiadores, historiadores del arte y restauradores, hemos sumado
esfuerzos para comprender, de modo más cabal, a los ancestros a
través de uno de sus hechos artísticos sobresalientes: la pintura
mural. Cada uno ha interrogado a los muros pintados de acuerdo
con su muy particular interés profesional; por ello, en tanto que
algunos les han preguntado qué son, qué comunican, para qué los
hicieron, otros aspiran a entender cómo se fabricaron, y algunos
más se inquietan por aclarar quiénes y cuándo los realizaron.
El “equipo”, como uno de sus integrantes nombró, felizmente, a
los participantes en esta aventura intelectual, ha superado, con
espíritu inquebrantable, todas las vicisitudes de orden académico,
económico y personal. Por destino de la buena fortuna el equipo se
integró por profesionales de entusiasmo incorruptible por indagar
en la saga del hombre. Su trabajo persistente y acucioso muestra ya
resultados alentadores. A mis compañeros del “equipo
teotihuacano” agradezco esta experiencia compartida.
El objeto de arte es un hecho que permanece; es una suerte de
emisor de formas y de significaciones que habrán de ser apreciados
–de acuerdo al contexto cultural desde donde se perciben–, en
distintos rumbos y en diferentes tiempos. De ahí que se consideró
indispensable la apreciación pluridisciplinaria del mismo fenómeno
humano; dicho de otro modo, era conveniente mostrar cómo se
aprecia y entiende el mismo hecho cultural a la luz de diversos
modos de acercamiento. Cada uno de estos habría de verse según
los intereses específicos de las conductas humanas. De tal modo que
se puede ahondar en la cultura material y espiritual de un grupo
humano al comprender lo que su arte comunica. Nuestros afanes se
habían centrado en una expresión artística: la pintura mural. Otros
hechos pictóricos como los de cuevas y abrigos rocosos, los de
estucos y piedras relevadas, quedaron fuera de nuestro objetivo.
Es legítimo añadir que la posibilidad de confrontar diversos
modos para aproximarse a la concepción de la naturaleza y del
cosmos de los pueblos precolombinos –siempre visto a través de las
pinturas murales– era un reto excepcional. Los participantes en este
volumen accedieron a esa confrontación; el primer resultado es lo
que ahora presentamos: dos tomos –que constituyen un volumen–
en los cuales se reúnen el Catálogo, razonado e ilustrado, y los
Estudios, multidisciplinarios y originales, en donde se incluye la
bibliografía general, en torno a La pintura mural prehispánica en
México: Teotihuacán.
La obra de arte visual es huella innegable de lo que el hombre
advierte y piensa acerca del universo que le da vida y sentido. Por
ello se considera, aquí, que las pinturas murales que permanecen,
son testigos fehacientes de las creencias, costumbres, rituales
religiosos y vida secular del hombre de Teotihuacán. Me refiero al
hombre, tanto al del sector que podría llamarse “culto”, al de las
clases pudientes y autoritarias, y al grupo humano que dominó a la
metrópoli más grande de los tiempos precolombinos. Otro sector,
seguramente, el de mayor número: el pueblo común, que le dio a la
ciudad sustento y vida cotidiana, no fue protagonista en las pinturas
murales; sin embargo algunas de sus acciones fueron en ellas
capturadas. Así se miran, entre otras, campos de cultivo –que
indican una clase campesina– y acueductos y caminos de agua, que
sugieren avances técnicos en lo que se podría llamar “ingeniería
hidráulica”.
La arqueología ha dado luces sobre etapas cronológicas y
cambios culturales mayores en Teotihuacán; mucho queda aún por
conocer. Es dable suponer que hubiera tradiciones orales; éstas se
encargaban de transmitir lo que se sabía, o se creía, acerca de los
hechos primordiales del hombre y de la naturaleza. Sin embargo no
se reconocen, por ahora, elementos suficientes para hablar de la
existencia de un sistema de escritura equivalente a la de otros
pueblos, como la de los mayas. En iconos pintados, en muros y en
vasijas, se encuentran signos y símbolos y, también, jeroglifos,
como los de Techinantitla, y los recientemente descubiertos en el
piso pintado de La Ventilla. Hay, entre ellos, acaso, en algunos
fragmentos, indicios del conocimiento calendárico y astronómico.
Es probable que su código esencial de comunicación se encuentre
en las imágenes de las pinturas murales y en las de su cerámica; no
acertamos todavía a comprenderlas cabalmente. Los trabajos aquí
reunidos son un esforzado intento de aproximación.
Las pinturas murales de Teotihuacán son reveladoras de un
modo particular y único de expresión y elaboradas por una
comunidad definida e integrada; de ahí su carácter inconfundible. El
grupo crea un lenguaje pictórico –abstracto y geométrico, no hay
cabida para la narración escénica naturalista– que funciona
socialmente; y de tal suerte es entendido por la misma sociedad que
lo engendró.

Acerca de los propósitos iniciales (1990-1991) y de los objetivos alcanzados (1994)


Cuando hacia mediados del año de 1990, ese grupo reducido pero
entusiasta, pensó en la posibilidad de recabar toda la información
que quedaba de las pinturas murales del México antiguo, se
estableció un orden de los sitios que se habían de registrar para
emprender nuestras tareas. El primer lugar –por su importancia,
por la inigualable cantidad de muros pintados que conserva, y
porque queda cerca de la ciudad de México–, se le confirió a
Teotihuacán. Por ello, por ser el primero, ha estado sujeto a no
pocas circunstancias experimentales.
Nuestra intención, ya lo he dicho, era guardar las imágenes,
medida indispensable para conservarlas, y proporcionar la
información completa –hasta donde fuera posible–, para configurar
el catálogo de los diversos muros, secciones de estos, y fragmentos
que aún se conservan de la pintura mural en Teotihuacán. Eso sólo:
el registro de la información actual, las referencias bibliográficas y
las ilustraciones –en planos, dibujos y fotografías– eran razón
justificada para una publicación; constituían material único de
registro del legado precolombino.
Poco tiempo después de la primera meta, propuesta en 1991,
acordamos hacer de nuestro estudio una investigación
pluridisciplinaria, de tal modo que las aproximaciones en las
diversas vías de conocimiento, colaboraran en la comprensión que
buscábamos; así se bifurcaron los objetivos. El grupo se amplió
considerablemente y los seminarios semanales se formalizaron y
enriquecieron de manera notable.
Estas dos metas: Catálogo y Estudios de la pintura teotihuacana
se han cumplido. Las investigaciones multidisciplinarias para este
volumen, terminaron, en lo general, a fines de 1992; los trabajos de
campo, las tomas fotográficas, los quehaceres dibujísticos y de
edición, continuaron hasta la fecha de entrega a la imprenta.
Nuestro objetivo inicial se ha extendido; ahora se pretende
realizar, para toda la pintura mural prehispánica en México, lo
hecho en Teotihuacán. Seguir el mismo criterio: un catálogo
razonado y bien ilustrado para todas las regiones, y un conjunto de
investigaciones bajo diferentes metodologías y objetivos. El camino
por andar es largo y, con certeza, tendrá dificultades en el trayecto.
De modo paralelo a los trabajos de Teotihuacán, se ha dado inicio a
las investigaciones sobre las demás áreas: Maya, Costa del Golfo,
Oaxaca y Altiplano Central (después de Teotihuacán). A la fecha del
cierre de esta edición, quedó, en definitiva, establecida la estructura
general de la obra. Las investigaciones sobre estas áreas muestran
avances importantes.
Es así que en las investigaciones referidas al Área Maya, el
trabajo de campo, y de gabinete, habrá de llegar a término en el
presente año de 1995. La abundancia de artículos, de índole diversa,
la cantidad de ilustraciones, fotografías, dibujos a línea,
reconstructivos, y planos arquitectónicos supone la publicación de
tres tomos. Cabe señalar que uno de ellos estará dedicado
exclusivamente a los murales de Bonampak.
De otro lado, los avances en Costa del Golfo y en Oaxaca están
en etapa inicial; se han efectuado varios viajes de trabajos de campo
en tales zonas; se ha tomado la mayor parte de las fotografías, y se
han recogido muestras –ahora en proceso de análisis– de las
pinturas. Las investigaciones están, también, en sus comienzos, el
protocolo y la estructura han sido aprobadas en el pleno del
Seminario.
El propósito de formar y encauzar a nuevos investigadores,
requisito solicitado por la Dirección General de Asuntos del
Personal Académico, es otra de las metas alcanzadas. De tal suerte
que, con base a la excelencia de sus trabajos, dos investigadoras
originalmente vinculadas al proyecto –por contrato por obra
determinada– Leticia Staines y Diana Magaloni, concursaron y
ganaron sus nombramientos correspondientes. No hace mucho
María Teresa Uriarte fue contratada como investigadora para llevar
a cabo un estudio específico sobre Bonampak.
Acerca de las tesis derivadas del Proyecto a las que se hizo
referencia anteriormente; sus aportaciones han de colaborar en la
extensión del conocimiento de los pueblos precolombinos.
Sobre el Seminario de Pintura Mural Prehispánica y los medios de evaluación de los trabajos

Una vez que el grupo inicial se consolidó, y se definió el convenio


con el Instituto Nacional de Antropología e Historia, se convocó, a
nombre de las dos instituciones, de la , e del
, a los profesionales interesados que tuvieran noticia o
pudieran aportar información sobre la pintura mural prehispánica
en México. De tal manera se definió el interés por procurar un
acercamiento más sólido, científico y humanístico; era
indispensable saber más acerca de las pinturas murales: cuáles
fueron las técnicas utilizadas; en qué tiempos se habían producido;
qué comunicaban; cuáles eran las especies biológicas representadas;
y también, qué decían respecto a su definición y desarrollo
estilístico. El cuestionamiento iba más allá; de modo tal se planteó
el reconocimiento puntual de los temas figurados; su relación
arqueoastronómica, y lo que se podía inferir de las conductas
políticas y sociales del pueblo teotihuacano.
El grupo inicial aumentó considerablemente y se integraron
académicos de otras dependencias universitarias; del área de
Ciencias: los Institutos de Química, de Astronomía, de Biología y el
Instituto de Investigaciones en Materiales; del área de
Humanidades se sumaron el Instituto de Investigaciones
Antropológicas, el Centro de Estudios Mayas del Instituto de
Investigaciones Filológicas, la Facultad de Arquitectura, la Escuela
Nacional de Artes Plásticas, y se extendió el número de
investigadores del Instituto de Investigaciones Estéticas. Asimismo,
se incorporaron investigadores del procedentes de sus
diferentes centros de estudio: Arqueología, Estudios Históricos,
Centros Regionales y Escuela Nacional de Antropología e Historia.
La sede del Seminario es el Instituto de Investigaciones
Estéticas, uno de sus salones ha sido destinado para nuestros
quehaceres semanales. Ahí se llevan a cabo los jueves, las reuniones
académicas inter y multidisciplinarias, entre las 10.30 a.m. y las
14.30 p.m. El grupo ampliado que se congrega en el Seminario
discute y pondera propuestas ideológicas, planteamientos
metodológicos, opina acerca de planos, dibujos, viajes de trabajo de
campo, y analiza y selecciona el material fotográfico.
Con el rigor académico debido se han presentado, en el seno del
Seminario –compuesto regularmente por dieciséis a veinte
académicos–, todos los trabajos de campo y de gabinete realizados.
De tal suerte que el propio Seminario, con especialistas de distintas
características, ha fungido como evaluador académico de la diversa
gama de estudios que se han llevado, y se llevan a cabo, para el
Proyecto que damos a conocer en su primera etapa.
Otra actividad importante del Seminario ha sido la presencia –
por invitación– de académicos de prestigio en el ámbito nacional e
internacional para discutir asuntos de la especialidad.

El quehacer de los autores

Para alcanzar los objetivos propuestos, los autores de este volumen,


quedaron organizados en dos grupos, el primero que se dedicó al
registro puntual de las pinturas, a la redacción de las cédulas
explicativas, y a recabar las ilustraciones que serían motivo de los
dibujos que las acompañan. El segundo se constituyó por los
exponentes de las diversas disciplinas que he enunciado. De ahí que
se ha podido ahondar en la precisión del estilo pictórico; en la
comprensión de la cultura a través de esta expresión; en el
conocimiento científico de las técnicas empleadas; en
interpretaciones nuevas y bien afincadas de algunas de las escenas
murales; en un sólido acercamiento semiótico; en la identificación
biológica de algunas aves representadas en las pinturas; en otras
figuras zoomorfas y fitomorfas mostradas en las escenas; en las
posibles implicaciones arqueoastronómicas de ciertos murales; y en
aproximaciones sugeridas por el análisis preciso de formas y de
temas teotihuacanos. Son aspectos del conocimiento que no se
habían abordado previamente; en ello reside, de manera principal su
novedad. No pretendo minimizar lo que antes se ha dicho acerca de
la pintura mural teotihuacana, por el contrario, todos los estudios
previos han sido apoyo sustancial para los nuestros. Quiero poner el
énfasis en el nuevo enfoque pluridisciplinario de aproximación, y en
la conjunción de las diversas formas de conocimiento que dan como
resultado, y por primera vez, una visión integral de la pintura mural.
He de reiterar, ya que me parece sustancial para el estudio del
arte precolombino, que es el objeto artístico el que permanece, el
que indica, sugiere, orienta, define y exige las posibles y distintas
maneras para comprenderlo.

Quiénes son los que hicieron posible el trabajo que hoy publicamos

Jorge Angulo Villaseñor. Arqueólogo del . Ha investigado, y así


lo hace hoy día, la cultura olmeca y el área maya, Teotihuacán y su
influencia en otros sitios mesoamericanos. Sus obras –libros,
artículos, opiniones, catálogos y guías– son numerosas y han
contribuido notablemente al conocimiento del mundo prehispánico.
Alfonso Arellano Hernández. Licenciado y pasante de maestría
en Historia, . Se ha especializado en el estudio de la cultura
maya a través de su escritura. Ha participado en varias reuniones
académicas nacionales e internacionales, y cuenta con diversas
publicaciones especializadas. Es colaborador del periódico
“Humanidades” de la ; fue becario del Centro de Estudios
Mayas y actualmente labora en la Coordinación de Humanidades,
.
Rubén Cabrera Castro. Arqueólogo del . Ha efectuado
exploraciones arqueológicas en Michoacán y en Guerrero. Desde
hace catorce años, y a la fecha, está adscrito a las investigaciones en
Teotihuacán. Algunas de sus publicaciones se refieren al Templo de
Quetzalcóatl y al Proyecto Teotihuacán 1980-1982.
Pedro Cuevas. Fotógrafo. Desde hace años trabaja para ilustrar
libros y artículos de investigadores del .
Tatiana Falcón Alvarez. Técnico especialista en conservación de
pintura mural. A la fecha ha participado en varias investigaciones en
torno al uso de los materiales prehispánicos; ha colaborado en
proyectos de restauración y de conservación de pintura prehispánica
y colonial.
Daniel Flores Gutiérrez. Es licenciado en Física y Matemáticas y
tiene estudios de Maestría en Física. Es editor del “Anuario” del
Observatorio Nacional y Jefe del Departamento de Efemérides del
Instituto de Astronomía; es curador de la colección de meteoritos
del mismo Instituto. Sus trabajos abundan en el estudio del
movimiento de los planetas y su periodo interaccional.
Beatriz de la Fuente. Maestra en Historia del Arte, Doctora en
Historia, Investigadora Titular del Instituto de Investigaciones
Estéticas, Profesora de Estudios de Posgrado de la Facultad de
Filosofía y Letras, . Miembro de El Colegio Nacional. Directora
del proyecto La Pintura Mural Prehispánica en México. Es autora de
varios libros y de numerosos artículos sobre arte precolombino.
Jesús Galindo Trejo. Licenciado en Física y Matemáticas en el
; doctor en Astrofísica en la Universität Bochum,
Alemania. Investigador Titular del Instituto de Astronomía, .
Especializado en Astrofísica solar y Arqueoastronomía del México
Prehispánico. Autor del libro Arqueoastronomía de la América
Antigua, , 1994.
Sonia Lombardo de Ruiz. Maestra en Historia del Arte, Maestra
en Antropología y Doctora en Historia. Temas de investigación:
Pintura mural prehispánica e Historia urbana de la Ciudad de
México. Es autora de numerosas publicaciones, entre otras:
Desarrollo urbano de México Tenochtitlan; La Pintura mural
prehispánica en Quintana Roo (coord.) y Cacaxtla, el lugar donde
muere la lluvia en la tierra (coord.).
Albino Luna. Miembro del personal académico del Instituto de
Biología, y autor de numerosos dibujos de especies botánicas y
zoológicas.
Diana Magaloni Kerpel. Licenciada en Restauración por la
Escuela Nacional de Restauración del . Realizó una
especialización en el Laboratorio de Conservación de la Piedra, en
Lausana, Suiza. Es pasante de la maestría en Historia del Arte,
, y ha publicado varios artículos sobre las técnicas pictóricas
precolombinas y un libro sobre sus metodologías.
María de Lourdes Navarijo Ornelas. Doctora en Ciencias
(Biología) por la . Adscrita al Instituto de Biología desde 1978.
Trabaja en el área de ornitología y en las colecciones biológicas de
dicho Instituto. Su línea de investigación es la etnoornitología.
Autora de varios estudios especializados sobre aves mexicanas; ha
participado en diversos foros académicos nacionales e
internacionales.
Arturo Pascual Soto. Arqueólogo egresado de la , Maestría
en Arqueología Etrusca por las Universidades de Roma y Perugia,
Italia. Pasante del doctorado en Antropología, por la Facultad de
Filosofía y Letras de la . Autor del libro Iconografía
Arqueológica de El Tajín, publicado por - . Investigador del
y miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
Gerardo A. Ramírez Hernández. Facultad de Arquitectura,
. Participa en el Seminario de Arquitectura Prehispánica de la
División de Estudios de Posgrado de la dicha Facultad. Colabora en
la redacción y diseño gráfico de los “Cuadernos de Arquitectura
Mesoamericana”. Es quien elabora los dibujos de edificios y
estructuras arquitectónicas del Proyecto.
Arturo Reséndiz. Dibujante. Realizador de las viñetas del
Proyecto. Ha colaborado en varios artículos y libros de
investigadores del .
María Elena Ruiz Gallut. Licenciada en Historia y pasante del
doctorado en Historia del Arte, . Investigadora del .
Especialista en Arqueoastronomía y en Teotihuacán. Cuenta con
varias publicaciones al respecto, y ha participado en diversos foros
internacionales. Colabora en las tomas fotográficas para el Proyecto.
Leticia Staines Cicero. Licenciada en Historia del Arte por la
Universidad Iberoamericana y pasante de maestría en Historia del
Arte por la . Investigadora del . Se ha especializado en la
cultura maya, principalmente en la pintura mural. Ha publicado
varios artículos en revistas nacionales e internacionales. De entre
ellos destaca el Catálogo de las pinturas murales en Quintana Roo.
María Teresa Uriarte. Doctora en Historia, . Investigadora
del , y autora de publicaciones especializadas sobre Pintura
Rupestre en Baja California, El Juego de Pelota en Mesoamérica y
El Arte Teotihuacano. Ha organizado y presidido diversas reuniones
académicas en México y en los Estados Unidos, en torno a
Teotihuacán y al Juego de Pelota.
José Francisco Villaseñor. Licenciado en Historia del Arte por la
. Maestro de la Escuela Nacional de Artes Plásticas. Investigador
becado por la , , para el proyecto El Discurso
Museográfico Contemporáneo. Investigador y autor de las pinturas
reconstructivas para el proyecto La Pintura Mural Prehispánica en
México.

Los dibujantes

Todo el Catálogo, y buen número de los artículos de investigación,


están acompañados de dibujos que clarifican y enriquecen
visualmente los textos a veces enjundiosos y eruditos. Los dibujos
son de distinto orden: los hay de carácter lineal, tomados de
ilustraciones anteriores, o de fotografías, o directamente en el sitio;
su función es, primordialmente, mostrar la imagen a la cual se
refiere el texto. En esta importante tarea participaron el maestro
Aureliano Sánchez de la Escuela Nacional de Artes Plásticas y el
dibujante Arturo Reséndiz.
Otras reconstrucciones a color, realizadas con base en las
pinturas originales estudiadas en el sitio, fueron hechas por José
Francisco Villaseñor. A su percepción artística se deben los estudios
que dan cuenta de murales en proceso de desaparición; algunos de
éstos no han sido publicados con anterioridad.
Dibujos, de otra índole, son los realizados por Gerardo A.
Ramírez. Se trata de dibujos arquitectónicos, planos, plantas,
isométricos, y perspectivas que permiten la correcta ubicación de las
pinturas murales hoy conocidas. Para la adecuada realización de
varios de ellos, se contó con la ayuda, siempre invariable, del
arqueólogo Rubén Cabrera. En diversas ocasiones, y al no poder
comparar con planos recientes, el arquitecto Ramírez hizo
corrección de otros anteriores, con base directa en sus mediciones
de campo.

Los antecedentes: Gamio, Séjourné y Miller

Trabajos como el que ahora damos a conocer se inscriben en la


continuidad. Esfuerzos y logros obtenidos por generaciones
anteriores son prueba fehaciente de afanes destinados a conservar y
a estudiar el patrimonio artístico prehispánico.
Tres son los principales baluartes de la historia pictórico-
arqueológica de Teotihuacán: Gamio, con su obra monumental, La
Población del Valle de Teotihuacán, de 1922, en la cual, entre otras,
reproduce espléndidas copias de las pinturas del ahora desaparecido
Templo de la Agricultura. En ellas hemos apoyado no sólo las
descripciones correspondientes sino momentos cruciales del
desarrollo pictórico teotihuacano.
Laurette Séjourné, arqueóloga insigne, a quien se debe el
conocimiento de los llamados “palacios”, ahora designados
“conjuntos departamentales”: Tetitla, Atetelco, Zacuala, Patios de
Zacuala y Yayahuala; dejó registro único de los sitios que trabajó
arqueológicamente. Los planos y perspectivas de las edificaciones;
las vistas isométricas y los dibujos reconstructivos, que publica en
sus varios estudios sobre Teotihuacán, fueron apoyo fundamental
para la ejecución de nuestro trabajo.
La obra de Arthur G. Miller, The Mural Painting of Teotihuacan
de 1973, ha sido reveladora de conocimiento, directriz para saber de
los restos de pintura mural antes de 1973, y modelo de
profesionalismo académico. Su trabajo fue guía constante del
nuestro. Buen número de planos y dibujos, que ahora publicamos,
se apoyan en los de Miller; en cada caso se da el crédito
correspondiente.
Hay otros dos estudios de conjunto posteriores a 1973. El
primero, Feathered Serpents and Flowering Trees, de 1988, cuyos
objetivos difieren sustancialmente del nuestro, se afincan en el
material de las pinturas saqueadas de Amanalco, que ahora
constituyen parte importante de la colección del The de Young
Museum en San Francisco, California. El otro es una publicación,
norteamericana como la anterior, resultado de una gran exposición
sobre Teotihuacán que se llevó a cabo en el antes dicho Museo:
Teotihuacan; The Art from the City of Gods (1993). En ésta se da
cuenta de apreciaciones de conjunto, y de estudios particulares, así
como de diseños pictóricos no publicados previamente.

Los fotógrafos

De entre un número considerable de fotos en transparencia, tanto


de 35 mm, como de 120 mm, se escogieron las que no eran
conocidas; los detalles que poco se han publicado, y las
indispensables para ilustrar el texto de la cédula o del ensayo.
Contamos con el trabajo profesional de Pedro Cuevas, de
excelente calidad, y siempre orientado por Arturo Pascual Soto;
durante los múltiples días de trabajo de campo, se dio la
encomienda, a los integrantes del equipo, para colaborar con más
fotografías. María Elena Ruiz Gallut tomó este encargo con
responsabilidad y constancia; de ahí que buen número de las fotos
aquí publicadas sean de ella; por su parte Leticia Staines dedicó sus
mejores esfuerzos fotográficos para tomas especialmente difíciles,
así llenó lagunas importantes; Beatriz de la Fuente completó
algunas faltantes.

Finalidad y desarrollo del Catálogo

Los murales conservados corresponden, en su gran mayoría, a las


partes bajas o taludes de los muros; las superiores no han
permanecido. Recuerdo dos sitios de excepción en donde se
conserva la pintura de lo alto del muro: Tepantitla y Totómetla.
El Catálogo registra toda la pintura mural in situ, incluso aquella
descubierta durante los trabajos arqueológicos más recientes.
Asimismo consigna la que se localiza en las bodegas de la zona y en
el actual museo. A la fecha, varios de los murales antes puestos en
las bodegas, engalanan el museo del sitio. Entre ellos se cuenta uno
de los cuatro que fueron hace poco, repatriados de Australia y que
procede, posiblemente, de Techinantitla en el barrio de los murales
saqueados: Amanalco.
Sobre Amanalco, sólo se publican los murales in situ; los demás
han sido objeto de libros especiales (Berrin, 1988, y Berrin y
Pasztory, 1993). Se incluyen también dibujos de los murales
inéditos y recién recuperados de Australia. Existen por otra parte,
fragmentos en museos que no se incluyeron en este Catálogo; se
encontrarán en el Tomo II.1
Se adoptó un orden numérico secuencial para la identidad de los
sitios con pintura mural. Estos números van del 1 al 24 a partir de
La Ciudadela y finalizando con el sitio, apenas encontrado y
designado por los integrantes del Proyecto como Totómetla (lugar
de pájaros). De los demás conjuntos arquitectónicos hemos
utilizado indistintamente la nomenclatura asignada, tanto por los
jefes de proyectos y los arqueólogos mexicanos, como los empleados
por los norteamericanos que han trabajado en Teotihuacán: Miller
(1973) y por Millon (1976). Así se elaboró el plano general de
Teotihuacán, que da cuenta del orden de los conjuntos pictóricos y
de la estructura que siguen las cédulas.
En los registros de La Ventilla y de Totómetla no se mantuvieron
los rubros de la cédula original; son notas informativas realizadas,
casi inmediatamente, después de su hallazgo por los arqueólogos
responsables.
Tepantitla es también un caso diferente que resulta de un
estudio integral y de nueva interpretación; una vez terminado
pareció arbitrario dividirlo en una sección dedicada al Catálogo, y en
otra para las investigaciones originales; se optó por ubicarlo con
éstas últimas.
Conviene señalar aquí, que las fotografías del piso pintado en La
Ventilla muestran un color amarillo-naranja debido a que están
cubiertas por un plástico, de ese color, que inevitablemente se
refleja en dicho piso a la luz del día.2
Se procuró reunir, en cédulas cuidadosamente elaboradas,
información material y una descripción pormenorizada de cada
mural. Las cédulas se agrupan de acuerdo con el sitio arquitectónico
al que corresponden y se le da el nombre, o nombres, con los cuales
se conocen y se encuentran en el plano general: Zona 2 o Conjunto
de los Jaguares; Zona 5A o Conjunto del Sol, etc. Cada cédula se
acompaña: primero, de los planos arquitectónicos; segundo, de
dibujos a línea y a color que ilustran los textos, y tercero, se
ordenan, al final, las correspondientes fotografías en color.3
Con el propósito de evitar confusiones futuras, repetimos la
misma numeración que Miller (1973), otorgó a los murales. A los
desconocidos, o no numerados previamente, se les asignó nuevo
nombre o guarismo y así se indica en el lugar adecuado: así se dice,
en Atetelco, el Patio Norte o Patio 3, Pórtico 2 (guerrero rojo con
traje de jaguar). El título de cada cédula se refiere al lugar en la
edificación y al número de mural que le corresponde, se añade, en
su caso, el nombre popular con el cual se conoce. En Tetitla, el
Cuarto 22, murales 1 y 2 (buitres sobre caracoles).
Para distribuir con orden la información, se utilizó el sistema de
decimalización. La cédula está organizada en cinco secciones
básicas. Cada una de las secciones lleva como primer guarismo el
número que le corresponde en orden de presentación, y el segundo
guarismo se refiere a las subsecciones correspondientes. No se
repite en cada cédula la explicación de la misma; la referencia está
dada por la decimalización. Cuando se carece de información se
omite el guarismo pertinente. De algunos sitios escasamente
conocidos se incluye breve introducción. Cada cédula lleva el
nombre completo del autor.

Título de la cédula.
1. Hallazgo y localización actual.
1.1 Procedencia.
1.2 Lugar en que se encuentra actualmente y número de
catálogo o registro del si se tiene (para fragmentos en bodegas
o museos).
1.3 Referencias arqueológicas (información breve acerca del
hallazgo, su contexto y su posible ubicación arqueológica).
1.4 Fecha y autor del hallazgo.
2. Historia y condición del mural.
2.1 Movimientos (cambios de lugar a partir de su hallazgo).
2.2 Condición y restauración.
3. Descripción material.
3.1 Dimensiones (alto, ancho; las medidas se dan en
centímetros).
3.2 Técnicas y colores empleados (se consignan los datos
visibles; en el segundo tomo se incluye un estudio específico acerca
de las técnicas).
4. Descripción formal e interpretación.
4.1 Descripción general. Cuando hay escenas complejas se
enuncia en un principio el orden de la descripción; por lo común se
hace de izquierda a derecha y de arriba a abajo, o por bandas y
registros, por planos, por cuadrantes, por escenas, etc., según el
caso. Siempre se indica el criterio a seguir de manera que resulte
comprensible para el lector.
4.2 Descripción particular y pormenorizada de las imágenes
(humanas, animales, vegetales, arquitectónicas, simbólicas, etc.).
4.3 Descripción particular y pormenorizada de objetos asociados
a las imágenes (tocado, vestuario, adornos, armas, bastones, discos,
recipientes, bolsas, estrellas, conchas, etc.).
4.4 Descripción de otras imágenes (cuando las hubiera).
4.5 Breve interpretación de las imágenes (cuando se toma de
algún autor, se cita y se remite a la fuente bibliográfica; se indica
cuando se trata de lectura original).
4.6 Descripción e interpretación de las inscripciones jeroglíficas.
5. Referencias bibliográficas.
5.1 Principales referencias e ilustraciones en orden cronológico.
La cédula se elaboró y aprobó por los miembros del Seminario
para ser utilizada en todas las regiones y los sitios de Mesoamérica
con pintura mural; no es exclusiva de Teotihuacán.
En lo general se procuró seguir siempre el criterio que va de lo
general a lo particular; lo mismo en números, en títulos, en
nombres y en orden de las cédulas.
Cada uno de mis compañeros, los del equipo teotihuacano, ha
definido los métodos y los fines propios de su disciplina, y en qué
medida concreta se aplican y se alcanzan para estudiar la pintura
prehispánica. Al conjuntar esfuerzos de tal manera, estamos ahora
más cerca de una mejor comprensión de tales hechos pictóricos. Es
un privilegio trabajar unidos en un proyecto excepcional; no hay, a
la fecha, que yo sepa, un proyecto equivalente sobre arte
precolombino. Nuestro compromiso es desarrollarlo de manera
óptima.
En la Introducción al segundo tomo se hará breve referencia al
contenido específico de cada uno de los artículos de acuerdo con la
disciplina ejercida por sus autores.

BEATRIZ DE LA FUENTE
Ciudad Universitaria a 8 de abril de 1995

Notas

1 En esta edición digital, se incluyeron las cédulas de fragmentos que se habían publicado en
el tomo II de la versión impresa; así, el catálogo se presenta completo de manera digital.

2 Para la primera reimpresión del libro, en 2001, se hizo un nuevo registro fotográfico de
estas pinturas en el que el color se reproduce de manera correcta.
3 Para facilitar la lectura, en esta edición digital se decidió intercalar a las imágenes en el
cuerpo del texto.
TEOTIHUACÁN: ARQUITECTURA, PLANOS Y
PERSPECTIVA

G A. R

Este texto explica el proceso mediante el cual fueron elaborados los


dibujos arquitectónicos (plantas y perspectivas) que servirán para
localizar la pintura mural a la que se hace referencia en los
diferentes capítulos que conforman este trabajo. También se hacen
observaciones de los mismos para una mejor comprensión por parte
del lector.
Cabe mencionar un aspecto importante que se da en este grupo
interdisciplinario: la consulta permanente, gracias a la orientación y
el apoyo de los profesionales, que están en contacto directo con la
recuperación y mantenimiento de la pintura mural prehispánica,
como son los arqueólogos y restauradores que participan en el
Proyecto.

Procedencia del material utilizado

El material gráfico proviene de fuentes bibliográficas así como de la


colaboración de los arqueólogos y responsables del trabajo tanto de
campo como de gabinete.
En muchos casos ha sido necesario modificar, actualizar y
sintetizar (en el trabajo de campo y consultando a los arqueólogos)
la información para evitar distracciones hacia otros aspectos que en
esta ocasión no forman parte del estudio-objetivo del trabajo: la
pintura mural prehispánica en Teotihuacán.
Se ha buscado, a través del procedimiento mencionado, lograr
planos y perspectivas que reflejen la arquitectura de Teotihuacán en
su estado actual.
La planta general

En esta planta se busca enfatizar la disposición de los edificios que


conservan la pintura mural dentro del contexto de la ciudad de
Teotihuacán, sin aislarlos de una manera ideal. La planta presenta
los sitios en secuencia para un posible recorrido de visita dentro de
lo que hoy conocemos como la zona arqueológica de Teotihuacán.
Para facilitar su uso a los investigadores e interesados en el tema
se ha conservado la retícula empleada por René Millon (1973), para
una fácil localización de los edificios o conjuntos estudiados.

Las plantas

En las plantas de los conjuntos y edificios presentados se han


dibujado la totalidad de los mismos, sólo en algunos casos, y dada la
extensión de éstos, se han sintetizado o eliminado secciones con el
fin de dar prioridad a las áreas que contienen la pintura mural
haciendo así más fácil la comprensión de las mismas.

Las perspectivas

El objetivo de las perspectivas en este trabajo es determinante, ya


que le da al lector una idea de los volúmenes en que se localiza el
mural, por lo que se pueden establecer de una manera más clara,
relaciones de temática, técnica, estilo o etapas del mismo por
mencionar algunas posibilidades.
En las perspectivas es más notable el hecho de la síntesis para
darle al lector el espacio definido en que se encuentra la pintura,
dejando en ocasiones sugerido el entorno total del conjunto o
manejando el plano del mismo, sin volumen.
Dada la cantidad de pintura localizada en un mismo conjunto
sólo se colocó la nomenclatura de los murales cuyos números son
visibles en dicha perspectiva para evitar la saturación visual en un
mismo plano.
Es importante hacer notar que una de las características del
estado actual de la arquitectura de Teotihuacán, como es la falta de
techumbres y el encontrar sólo arranques de los muros, hizo que se
considerara en las perspectivas una altura promedio; desconocemos
las reales. El objeto es tener una idea del espacio arquitectónico que
contuvo los murales.
Para una mejor comprensión del texto se presenta, a
continuación, material gráfico que muestra al lector los diferentes
elementos de la arquitectura teotihuacana, tanto en los basamentos
piramidales, como en los conjuntos habitacionales.
La primera ilustración presenta elementos de la arquitectura
habitacional, y la segunda un basamento piramidal en el que se ven
las escaleras y el elemento más característico de la arquitectura
teotihuacana: el tablero-talud, así como la relación entre ambos
(Cuadernos de Arquitectura Mesoamericana, Nº 2, 1984).
Las dos últimas ilustraciones están dedicadas al tablero-talud,
indicando las partes que lo componen y las variantes hasta ahora
registradas del mismo.
Elementos de la arquitectura teotihuacana.
Elementos arquitectónicos en basamentos piramidales.

Tablero-talud teotihuacano.
Tres variantes de tablero-talud en Teotihuacán: 1.
Modelo típico; 2. Ciudadela. Edificio 1B'; 3. La Ventilla
1992-1994.
LA CRONOLOGÍA DE LOS MURALES DE
ATETELCO

R C

El estudio con métodos diferentes de la pintura mural teotihuacana


ha permitido conocer más a fondo su importancia, tanto de carácter
estético, acerca de las técnicas y de los materiales empleados en su
ejecución, así como también se cuenta con importantes logros en la
interpretación de su significado simbólico. Sin embargo, aún existen
serios problemas para definir su cronología, dato que a su vez
impide establecer secuencias de desarrollo más confiables y conocer
los cambios estilísticos y tecnológicos que debieron tener lugar en el
largo periodo de su desarrollo. Del cuantioso acervo pictórico, la
gran cantidad de murales teotihuacanos hasta hoy descubiertos,
solamente algunos tienen una temporalidad aproximada, inferida
por la cronología que poseían los edificios en los que se ubican, y
aun así no se puede precisar en qué momento de la existencia del
muro que los soporta fueron ejecutados, aunque en la mayoría de
los casos debieron ser pintados cuando entró en funciones el
edificio al que corresponden.
Por sus asociaciones y por su contexto la pintura mural es
menos difícil de fechar que la pintura rupestre. No obstante, no se le
ha dado la importancia que requiere para este fin; se ha otorgado
poca atención a sus asociaciones y a su contexto, y por lo tanto no se
dispone de información confiable, bien documentada y suficiente,
referente a su ubicación cronológica. Lo anterior, como ya se dijo
arriba, dificulta establecer sus secuencias de desarrollo, definir los
cambios estilísticos que en ella operaron, además de conducir a
confusión y un mal entendido en su interpretación. Tal caso ocurre
con las pinturas de Atetelco donde no hay claridad referente a su
secuencia y fechamiento; diversos autores que aluden a estos
murales presentan discrepancias respecto a su ubicación
cronológica.
Los murales de Atetelco provienen de tres secciones del
conjunto arquitectónico, se conocen como Patio Blanco, Patio
Pintado y Plaza Norte, además de las pinturas recientemente
detectadas ubicadas en la porción sureste del conjunto y que aún no
han sido exploradas. No se cuenta con información de las
excavaciones de este sitio en las tres secciones referidas, llevadas a
cabo por Margain, Armillas y Séjourné. Afortunadamente, la
estratigrafía muestra con claridad que el llamado Patio Blanco, por
encontrarse en un nivel más profundo, corresponde a una mayor
antigüedad en la secuencia ocupacional de Atetelco. Este nivel
constructivo fue después cubierto por el nivel del Patio Pintado, y
por lo tanto este último pertenece a una época posterior. En cuanto
al grupo de murales de la Plaza Norte éste tiene al parecer el mismo
nivel constructivo del Patio Pintado y por lo tanto deben ser
contemporáneos, salvo el mural de las “biznagas” que por ser una
pintura policroma podría supuestamente ubicarse en una época más
temprana aunque ocupa el mismo nivel constructivo.
Por esta razón la superposición arquitectónica en la que se
encuentran y, tomando en consideración los comentarios que se
han hecho en algunas publicaciones respecto a la temporalidad de
estas pinturas, a las del Patio Blanco se les dio una fecha más
temprana, que va de 350 a 450 años d.C., y las pinturas más tardías
de Atetelco se ubican entre los 450 y 650 años d.C.
Pedro Armillas, quién inició las exploraciones de Atetelco en
1945, y que fueron continuadas por Carlos Margain en 1947
(Armillas, 1950:56-57), basándose igualmente en la estratigrafía y
en las referencias cerámicas, supone que: “ ... las pinturas de este
palacio corresponden a la época de Tlamimilolpa”, sin especificar si
se refiere a las pinturas que representan las procesiones de jaguares
y coyotes o a las figuras humanas de “contrahechos que se han
identificado como posibles representaciones de Nanahuatzin”, o
bien a las pinturas del Patio Pintado, no obstante que estas últimas
atañen a una época posterior. Sin embargo, en su mismo artículo,
Armillas apoya también la idea de Rémy Bastién, quien dice que el
simbolismo y aún el estilo de los jaguares y coyotes de Atetelco, fue
adoptado más tarde por los Toltecas, debido a “la situación
periférica de Atetelco... ubicado entre Teotihuacan y ”.
Clara Millon hizo un estudio estilístico y cronológico de las
pinturas en 1962, año en el que escribió su tesis doctoral titulada “A
Chronological Study of the Mural Art of Teotihuacan”. Agrupó en
una secuencia de cinco periodos la mayor parte de las pinturas
conocidas hasta la fecha, y en la Fase 4, Sub-Fase 4B, que ocupa una
posición cronológica comprendida hacia el Clásico Tardío, incluye el
mural “Cactus Spine”; en cambio las pinturas del Patio Blanco que
son como ya vimos estratigráficamente más antiguas, las ubica en la
Fase 5, y según esta autora esta fase corresponde igualmente al
periodo Clásico Tardío de Teotihuacán. En esta misma fase incluyó
los murales del Patio Pintado (Millon, C., 1962). Con base en los
nuevos murales descubiertos la secuencia propuesta por Clara
Millon fue modificada en 1966 (Miller, 1973).
René Millon, en su ponencia “Cronología y Periodificación.
Datos estratigráficos sobre periodos cerámicos y su relación en la
Pintura Mural”, presentada en ocasión de la 11a. Mesa Redonda de
la Sociedad Mexicana de Antropología (Millon, R., 1967:11), propone
la siguiente cronología para las pinturas de Atetelco: los murales del
Patio Blanco los ubica en Xolalpan Tardío, así como también los
murales denominados “biznagas” que estratigráficamente, como ya
se indicó, son de una época constructiva posterior a las del Patio
Blanco; y a las pinturas del Patio Pintado les da una cronología para
el fin de Xolalpan-Metepec, entre 650 y 700 años d.C.
Sonia Lombardo (en este volumen), basándose en el estilo de
estas pinturas y en el tema que representan, las sitúa en la Cuarta
Fase Estilística que corresponde a la Fase Xolalpan, entre los 450 y
600 años d.C.
Por su parte Diana Magaloni, también en este volumen, ubica las
pinturas de Atetelco en la misma época, dentro de su Tercera Fase
Técnica.
En cambio los arqueoastrónomos (Ruiz et. al., en este mismo
volumen), basados en observaciones astronómicas, dan a los
jaguares del Pórtico 2 de esta unidad arquitectónica una cronología
que va entre los 215 y 350 años d.C.
Finalmente, el estudio de los murales teotihuacanos de Arthur
Miller, The Mural Painting of Teotihuacan (1973), los agrupa en
nueve categorías según el tema que tratan y la forma de su
representación, no se ocupa, sin embargo, de su cronología de
manera específica.
La confusión y discrepancia señalados arriba acerca de la
cronología de estas pinturas se debe también al estilo, a la técnica y
a la temática que representan. Por lo general los murales ejecutados
en tonos rojos se consideran más tardíos que los murales
policromos, pero las pinturas de Atetelco ejecutadas en varios tonos
de rojo se encuentran a mayor profundidad que algunas pinturas
policromas; tal es el caso de los murales del Patio Blanco, y aunque
en el nivel del Patio Pintado se cuenta también con murales en
tonos rojos, existen aquí algunos ejemplos de murales policromos
como los que se integraban en el altar central. En cuanto al
significado de algunos de los murales de Atetelco, para muchos
representan ceremonias relacionadas con la fertilidad y el sacrificio
en asociación con el agua y la fertilidad (Lombardo en este
volumen). Sin embargo, por la presencia de cuchillos, escudos y
lanzas, sugiero que también deben estar vinculados con una
actividad guerrera. Se ha dicho que la operación militar se
manifiesta tardíamente en Teotihuacán, y tal vez esta sea la razón
por la que algunos consideren que este sitio debió tener una
ocupación más tardía, dentro del largo periodo de apropiación
teotihuacana. Armillas es quien primeramente propuso esta
hipótesis, al suponer que Atetelco debió estar ubicado muy cerca del
colapso de Teotihuacán. Es posible que así haya ocurrido, pero la
estratigrafía, que muestra una larga secuencia ocupacional, parece
demostrar lo contrario. Hay aquí más de tres niveles de ocupación
que se encuentran a la vista aparte de los que hayan sido destruidos
por los cultivos recientes. Esta superposición arquitectónica sugiere
que Atetelco contó, al igual que otros conjuntos arquitectónicos de
Teotihuacán, con una larga duración; por lo tanto también puede
suponerse que este sitio indica para la gran metrópoli, una actividad
militar desde épocas muy tempranas.
Para resolver el problema de la cronología de Atetelco y de estos
murales es necesario contar con datos fechables más confiables,
tales como la obtención cuidadosa de cerámicas diagnósticas, restos
de carbón 14 y con fechas que puedan obtenerse por medio de otros
procedimientos. Para ello se requiere que en un futuro inmediato se
lleven a cabo, en lugares específicos, algunos sondeos de excavación
mediante pozos.
Cronologías comparativas sobre Teotihuacán.

Plano general de la zona arqueológica de Teotihuacán. Plano Gerardo Ramírez.


1
CIUDADELA

R C

Plano 1. Ciudadela. Planta.

1. Edificio 1E. Pórtico 1, mural 1 (volutas del Palacio Rojo).

1.1 Ciudadela. Edificio 1E. Subestructura del Palacio Rojo,


Teotihuacán (planos 1.1 y 1.2).
1.2 In situ, cubierto nuevamente con tierra bajo un piso de
estuco, reconstruido.
1.3 Representado sobre un muro en talud, de estuco blanco, que
forma parte del pórtico de la subestructura. Por su asociación con
otros fragmentos de pintura mural –aplicados directamente sobre
un aplanado de lodo–, y por su contexto estratigráfico –ubicado por
debajo de dos pisos de estuco y, por lo tanto, contemporáneo al
Templo de Quetzalcóatl–, su fecha de construcción debe ubicarse
entre los 150 y 200 d.C.

Figura 1.1 Ciudadela. Edificio 1E. Pórtico 1, mural 1


(volutas del Palacio Rojo).

1.4 Detectado por S. Sugiyama durante las exploraciones de


1980-1982.
2.2 Protegido bajo tierra. Se cuenta únicamente con un dibujo
elaborado cuando se le encontró accidentalmente (fig. 1.1).
3.1 Fragmento de 40 cm de alto por 60 cm de ancho, aplicado
sobre una superficie pulida de muro en talud. El diseño está
ejecutado al negativo, es decir la figura en color blanco del muro
resalta por el contorno en rojo.
3.2 Se observa únicamente el color rojo sobre la pared, con
aplanado en blanco.
4.1 Por el tamaño del fragmento descubierto, sólo pudo
observarse la figura de una voluta en color blanco delimitada por
una línea esgrafiada y con su contorno en color rojo.
5.1 Cabrera C., R. et al, 1991.

Plano 1.1 Ciudadela. Edificios 1E y 1B'. Plantas.


Plano 1.2 Ciudadela. Edificio 1E. Perspectiva.

2. Edificio 1B'. Piso 3, mural 1 (piso pintado).

1.1 Ciudadela. Edificio 1B'. Subestructura 4, Teotihuacán (planos


1.1 y 1.3).
1.2 In situ.
1.3 Se encuentra pintado sobre un piso de estuco, actualmente
fragmentado; una parte está cubierta por el piso de la siguiente
construcción.
Corresponde a la cuarta subestructura del Edificio 1B' ubicado en
el lado sur de la gran explanada. Este edificio tiene una secuencia de
siete superposiciones; la cuarta subestructura corresponde
posiblemente a la fase final de Miccaotli, entre los 100 y 150 años de
nuestra era.
1.4 Descubierto por el arqueólogo R. Cabrera durante las
exploraciones del Proyecto Arqueológico Teotihuacán 1980-1982,
.
2.2 Restaurados los bordes de su soporte y fileteado el estuco
con materiales plásticos. También se protegió, con una cubierta
metálica, al edificio en el que se integra. No obstante, en la
actualidad, los diseños se han vuelto a cubrir por una capa de sales.
3.1 Es el segundo ejemplo de pintura mural sobre piso,
descubierto hasta la fecha en Teotihuacán. El piso fracturado en el
que se encuentra tiene una superficie aproximada de 235 cm de este
a oeste y de 250 cm de norte a sur.

Plano 1.3 Ciudadela. Edificio 1B'. Perspectivas.


Figura 1.2 Ciudadela. Edificio 1B'. Piso 3, mural 1 (piso
pintado).

3.2 Está pintado en dos tonos de rojo.


4.1 Los diseños representados son geométricos (fig. 1.2 y lám. 1),
delineados con trazos suaves al estilo tajinesco, en angostas franjas
de color rojo intenso aplicados sobre un fondo rojo más claro del
piso. Por la pequeña muestra con que se cuenta, no puede
determinarse cuál era la forma completa del diseño y cuál era su
distribución en relación con el edificio en el que se integraba. Tal
vez formaba una franja o bien eran varios motivos que se repetían
rítmicamente sobre este piso, ubicado quizás frente al pórtico de un
aposento orientado hacia el oeste.
5.1 Cabrera C., R., 1982; 1992:113-115, fig. 2.
Lámina 1. Ciudadela. Edificio 1B'. Subestructura 4 (piso pintado). Foto Rubén Cabrera,
1982.

3. Edificio 1B'. Subestructura 2, murales 2-7 (signos cosmológico-


calendáricos).

1.1 Ciudadela. Edificio 1B'. Subestructura 2, Teotihuacán (planos


1.1 y 1.3).
1.2 In situ.
1.3 Los motivos principales se encuentran sobre los tableros, en
los cuatro lados de un basamento piramidal, pero también los
taludes están decorados, así como las molduras y la escalinata.
Por sus características técnicas y estilísticas, así como por su
contexto estratigráfico, se le asigna una cronología aproximada de
200 años de nuestra era.
1.4 Descubierto durante las exploraciones del Proyecto
Arqueológico Teotihuacán 1980-1982, por el arqueólogo R. Cabrera.
2.2 Algunas de las figuras se encuentran claramente definidas
pero en su mayoría se han borrado, mostrándose ahora únicamente
parte de ellas. En los taludes, los motivos representados se han
perdido casi en su totalidad, y las figuras concéntricas que aparecen
en las molduras de los tableros y en los peraltes de la escalinata
también se han desprendido en su mayor parte. El edificio fue
consolidado en su totalidad con mezclas de cemento, cal y arena; los
aplanados fueron rebordeados con el mismo material, y los
fragmentos murales y su soporte fueron también ribeteados en sus
bordes. Actualmente el edificio se encuentra protegido por una
cubierta metálica, lo que garantiza una mejor conservación de estos
murales.
3.1 Cada figura en los tableros tiene un promedio de 72 cm de
altura por 105 cm de longitud. En el lado norte del edificio se
muestran solamente tres de las figuras representadas en el espacio
liberado, pero éstas deben continuar en toda su extensión. En el
tablero del lado sur, sobre la parte descubierta, hay también tres
figuras. En la fachada principal, a ambos lados de la angosta
escalinata, aparecen otras tres figuras, en su mayoría apenas
perceptibles. Por las excavaciones arqueológicas realizadas cuando
se exploró el edificio, se comprobó que estaba decorado en sus
cuatro lados pero su parte posterior fue cubierta nuevamente.
De los diseños representados en los taludes de las partes
descubiertas de los lados norte, sur y oeste, no pueden apreciarse
sus dimensiones por contar sólo con fragmentos muy pequeños. Sin
embargo, aunque se encuentran sumamente borrados los círculos,
que se muestran en las molduras de los tableros así como los que
aparecen en las alfardas y en los peraltes de los escalones, se puede
calcular el número de tales representaciones.
3.2 Dos tonos de rojo, verde, azul y negro.
Figura 1.3 Ciudadela. Edificio 1B'. Subestructura 2, murales 2-7 (signos
cosmológico-calendáricos).

4.1 Se observa una sucesión de figuras geométricas,


representadas en los tableros de los cuatro lados del edificio. Las
molduras estaban decoradas con círculos concéntricos al igual que
los peraltes de los escalones y las alfardas de las escalinatas. La
decoración en los taludes es igualmente a base de figuras
geométricas.
Las figuras principales se encuentran en los tableros. De acuerdo
con las dimensiones del edificio, se calcula que éste debió contar
con treinta figuras representadas una a continuación de la otra, en
la forma siguiente: tres figuras a cada lado de la escalinata en su
fachada principal, ocho figuras en su lado norte, igual cantidad en su
lado sur, y tal vez ocho figuras en su parte posterior, según el
espacio de que se dispone (fig. 1.3).
4.2 Cada figura se compone de dos rectángulos pintados en rojo
y delineados en negro; superperpuestos perpendicularmente entre
sí, conservando un mismo centro formado por círculos concéntricos
pintados en verde y en negro. A esta forma de cruz se superpone
otra que va colocada en forma de X, conservando el mismo centro
de círculos concéntricos. Todo el diseño está delineado en negro
(láms. 2 y 3).
Las molduras que enmarcan los tableros iban pintadas con
círculos concéntricos en color verde y fondo negro, delimitados con
líneas negras, todo sobre un fondo rojo.
Los escalones y las alfardas de la escalinata llevan el mismo
motivo de círculos concéntricos. Los taludes, con motivos
geométricos a base de líneas diagonales, forman rombos que van
uno a continuación del otro, cubriendo todo el plano inclinado del
muro en talud.
4.5 Por la forma en cruz de las figuras principales, señalando
cuatro y ocho direcciones, se considera que éstas representan
motivos calendáricos y astronómicos relacionados con los cuatro
puntos cardinales. También pueden estar relacionadas con el
jeroglífico “movimiento” y con el “quincunce”, en el que aparecen
representadas las cinco regiones del universo según el pensamiento
indígena, ya que tiene parecido en su forma a la lámina 1 del Códice
Féjérvary-Mayer.
5.1 Cabrera C., R., 1982; 1992:118-120, fig. 6.
Lámina 2. Ciudadela. Edificio 1B'. Subestructura 2, murales 2-7. Vista general (signos
cosmológico-calendáricos). Foto María de Jesús Chávez Callejas, 2019.
Lámina 3. Ciudadela. Edificio 1B'. Subestructura 2, murales 2-7. Detalle (signos
cosmológico-calendáricos). Foto María de Jesús Chávez Callejas, 2019.

4. Pirámide de Quetzalcóatl. Alfarda norte, mural 1. Alfarda sur, mural 2.


Molduras de los Tableros, murales 3-10 (caracoles marinos y círculos
concéntricos en la Pirámide de Quetzalcóatl).

1.1 Ciudadela. Pirámide de Quetzalcóatl, Teotihuacán (planos 1 y


1.4).
Plano 1.4 Ciudadela. Pirámide de Quetzalcóatl. Planta general y alzado de la fachada
principal (según Marquina, 1928). Se añade el séptimo cuerpo de acuerdo con las
exploraciones de 1980-1982.

1.2 In situ.
1.3 A ambos lados de la escalinata de la Pirámide de
Quetzalcóatl. Sobre los muros exteriores de las alfardas se muestran
algunos fragmentos de pintura mural con representaciones de
grandes caracoles marinos (plano 1.4.1). Sobre las molduras de los
tableros, igualmente visibles, se encuentran restos de círculos
concéntricos que se alternan con figuras rectangulares (fig. 1.4).
Plano 1.4.1 Ciudadela. Pirámide de Quetzalcóatl. Alzado de las alfardas y
ubicación de los caracoles pintados.
Figura 1.4 Ciudadela. Pirámide de Quetzalcóatl (círculos concéntricos). Dibujo José
Francisco Villaseñor.

En las figuras en relieve de los tableros y taludes se apreciaron al


fondo, diagonalmente delineadas sobre los caracoles en relieve,
algunas franjas en rojo, así como también los bordes de las plumas
que decoran las grandes cabezas de serpiente, y los bordes de las
anteojeras de Tláloc; van delineadas en rojo.
A la Pirámide de Quetzalcóatl se le calcula una cronología entre
los 100 y 200 años d.C.; fue construida en la fase Miccaotli.
1.4 La fachada principal de esta construcción fue liberada
durante las exploraciones de Gamio en 1917-1922, y algunos de los
fragmentos murales han sido referidos de manera general por I.
Marquina en 1951, por C. Millon en 1972, así como por E. Guzmán
en 1972. Pero un examen detallado de estos murales ha permitido
detectar otras representaciones que aún se conservan en parte.
Estos y los ya referidos con anterioridad se presentan ahora por
primera vez con mayor detalle.
2.2 Sufren las inclemencias del tiempo, principalmente porque
se encuentran al descubierto. Han sido afectados fuertemente por
las lluvias, por los rayos solares y por la humedad que emana de los
muros de las grandes esculturas que forman el edificio. Por esta
razón, en la actualidad se encuentran bastante borrados; son apenas
perceptibles en determinadas condiciones de la luz del día. De los
caracoles marinos se detectaron parcialmente sus formas que, por
tener un enlucido o base de estuco aplicado directamente sobre las
piedras talladas, se ven sobre fondo blanco, o bien en su lugar queda
únicamente su silueta en blanco. Sin embargo, algunas figuras
muestran restos de líneas en rojo que forman su contorno.
En cuanto a los círculos concéntricos, éstos se confunden, en
parte, con el color natural de las piedras sobre las que fueron
pintados.
3.1 Ninguno de los caracoles observados tiene iguales
dimensiones. La figura más pequeña mide 57 cm de largo por 27 cm
de ancho, y las más grandes tienen una longitud promedio de 65 cm
con un ancho de 35 cm.
Las figuras concéntricas que aparecen en los marcos de los
tableros tienen un diámetro de 38 cm y el diámetro de los círculos
centrales es de 13 cm en promedio.
3.2 La técnica empleada en estos murales es diferente a las que
conocemos de los numerosos murales de Teotihuacán, aplicados
sobre muros y sobre pisos, con el soporte de una gruesa capa de
argamasa compuesta de cal y arena, principalmente. Se conocen
también algunos murales aplicados directamente sobre aplanados
de lodo, sobre todo los murales más antiguos. En cambio, los
caracoles marinos y los demás fragmentos diferentes, que aunque
con dificultad todavía pueden observarse en la Pirámide de
Quetzalcóatl, llevaron en su ejecución dos técnicas diferentes a las
ya conocidas.
Los caracoles marinos se representaron sobre muros verticales,
de grandes bloques de piedra tallada. Fueron aplicados directamente
sobre un enlucido de cal y arena, que tienen como base, y fueron
recortados sus contornos, por lo cual las piedras talladas quedan al
descubierto en los espacios en donde van estas figuras. El enlucido
en los caracoles fue cubierto con una pintura blanca, haciendo
resaltar la silueta y las fisuras mediante líneas en rojo. Por su mal
estado de conservación sólo se han detectado los colores referidos,
pero es posible que hubiera una policromía como se muestra en las
conchas y caracoles en relieve representados en otras partes de este
edificio.
En cambio, la representación de los círculos concéntricos que
aparecen en las molduras de los tableros, así como de las figuras
rectangulares ubicadas en las mismas molduras, se hizo mediante la
aplicación directa de la pintura sobre la roca tallada. Los colores
detectados en los círculos son dos tonos de rojo, uno de verde, y,
posiblemente, negro; en las figuras rectangulares se aplicaron dos
tonos de rojo.
Esta técnica de aplicación directa de la pintura sobre los bloques
de piedra cortada se observa también en las grandes cabezas
esculpidas que decoran la fachada de este templo; principalmente
en la silueta de las plumas que enmarcan las cabezas de las
serpientes emplumadas y en los contornos de las anteojeras de la
otra figura. En ambos casos se empleó una gruesa línea roja
aplicada directamente sobre las rocas esculpidas.
Una variante de las líneas en rojo, que enmarcan algunos
elementos simbólicos que los antiguos teotihuacanos deseaban
resaltar, se encuentra en los caracoles y conchas en relieve. Anchas
franjas onduladas van colocadas en diagonal y paralelas entre sí, con
líneas en rojo y con fondo verde, que en gran parte se aplicaron
directamente sobre la piedra esculpida. Algunos trazos pasan sobre
los caracoles y conchas en relieve, que tienen una capa de estuco y
están pintados en verde, en blanco y en rojo.
Lámina 4. Ciudadela. Pirámide de Quetzalcóatl.
Alfarda norte. Detalle (caracoles marinos). Foto
Beatriz de la Fuente, 1992.

4.1 En el mural 1, ubicado en la alfarda norte de la escalinata


(lám. 4), a la altura del primer cuerpo, se muestran seis grandes
caracoles marinos ordenados en tres líneas paralelas a la línea
inclinada de la alfarda. Todas las figuras van dirigidas con el vértice
distal hacia el desplante de la escalinata; es decir, su ápex o espira se
advierte hacia la parte superior de la línea inclinada. Aunque se
encuentran bastante borradas, todavía pueden observarse en
algunas de estas figuras restos de líneas en rojo, que fueron
aplicadas para hacer resaltar las siluetas y los detalles. Por debajo de
uno de los caracoles se muestran levemente varias franjas que
ondulan hacia abajo y que parecen indicar plumas o flecos.
En esta pared del edificio se dificulta encontrar huellas de otros
caracoles semejantes, pero todo ese espacio debió estar decorado
con los mismos motivos simbólicos, como se muestra en el mural
del lado sur.

Plano 1.4.2 Ciudadela. Pirámide de Quetzalcóatl. Perspectiva.

El mural 2 está ubicado en la pared exterior de la alfarda sur de


la misma escalinata (plano 1.4.2 y lám. 5). En el espacio que aún se
conserva, y que corresponde a los cinco cuerpos de este edificio, se
detectaron 14 figuras de caracol marino, dibujados igualmente con
el vértice distal hacia el lado donde se desplanta la escalinata y
ordenados en dos líneas paralelas al perfil inclinado de la alfarda.
Cada figura, de acuerdo con los dibujos reconstructivos, tiene una
longitud promedio de 65 cm por 35 cm en su parte más ancha.
Lámina 5. Ciudadela. Pirámide de Quetzalcóatl. Alfarda sur, mural 2. Vista general
(caracoles marinos). Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.

Los murales 3-10 se ubican en las molduras que enmarcan los


tableros de la fachada principal de la Pirámide de Quetzalcóatl, a
ambos lados de la escalinata. En ellos se representan dos formas de
figuras, aplicadas directamente sobre la piedra; aunque en su
mayoría aparecen muy borradas, se ha podido definir su forma y su
distribución.
En el mural 3, ubicado en la moldura inferior del primer cuerpo,
lado norte de la escalinata, se muestran solamente algunos restos de
dos figuras concéntricas delineadas en rojo, así como parte de dos
figuras rectangulares delineadas igualmente con un rojo fuerte, y
rellenadas con un rojo más suave.
En el mural 4, que se encuentra en el segundo cuerpo del mismo
lado de la fachada principal de este edificio, se pueden observar con
mayor claridad una de las figuras concéntricas o chalchihuites,
delimitado en rojo y relleno en verde.
Están colocados uno a continuación del otro en número de cinco,
dejando entre cada figura un espacio de 9 cm.
En el mural 5, que se ubica en el tercer cuerpo del mismo lado
del edificio, aparecen también restos de tres círculos, colocados uno
a continuación del otro sobre la moldura inferior del tablero. El
círculo central está mejor conservado y se encuentra exactamente
por debajo de la gran figura identificada por algunos como Tláloc,
por otros investigadores como un Cipactli –el monstruo de la
tierra– o el Dios de Moño; también se identifica sólo como un gran
tocado. El color se aplica en el interior del pequeño círculo central y
hacia el exterior del círculo mayor. Pero en el espacio que forman
ambos círculos concéntricos la piedra se muestra bastante obscura,
como si estuviera pintada de negro. Los dos círculos restantes se
ubican a cada lado del círculo central.
El mural 6 se encuentra en el lado sur de la escalinata central del
edificio, sobre las molduras del primer cuerpo. Aquí se representan
restos de dos círculos concéntricos de 38 cm de diámetro,
delineados, en la moldura inferior; además de otra figura similar
aplicada sobre la moldura vertical, lado norte de este cuerpo. Una de
estas figuras conserva restos de pintura verde aplicada entre el
círculo mayor y el círculo central. En otra franja hacia el lado sur de
estas figuras, pintados sobre la moldura inferior, se encuentran dos
rectángulos en rojo que llenan el ancho de la moldura; una de estas
figuras se repite en la misma dirección sobre la moldura superior
del tablero.
El mural 7 corresponde al segundo cuerpo del lado sur de la
escalinata. En él se observan dos figuras concéntricas delineadas
con dos círculos, el espacio que forman se rellenó con verde claro.
Una de estas figuras se ubica exactamente debajo de la gran
escultura ya referida que lleva grandes anteojeras.
El mural 8 está en el tercer cuerpo, lado sur de la escalinata,
sobre las molduras del gran tablero esculpido. Se observan, por
debajo de la gran cabeza de la serpiente emplumada, dos
rectángulos en rojo que cubren el ancho de la moldura, y por debajo
de la otra escultura se encuentran siete figuras concéntricas en
líneas rojas. La figura central se ubica exactamente por debajo de la
segunda escultura referida, con tres figuras a cada lado,
simétricamente ordenadas.
El mural 9 se encuentra en el cuarto cuerpo del mismo lado. Se
aprecian sobre la piedra, en las molduras que enmarcan el gran
tablero, seis círculos, tres a cada lado de un espacio central en donde
debió estar colocado el círculo, exactamente por debajo de la
escultura con anteojeras. Se muestran también, hacia los lados,
restos de figuras rectangulares, delineadas con un color rojo fuerte y
rellenadas con un rojo más tenue, debajo del lugar en que fue
colocada la cabeza de la serpiente emplumada.
Con estos datos se deduce que las figuras circulares y
rectangulares representadas sobre las molduras de los tableros iban
alternadas. Estaban colocadas bajo la gran escultura de la cabeza de
Tláloc siete figuras concéntricas, distribuidas simétricamente; éstas
iban seguidas de figuras rectangulares en color rojo, situadas por
debajo de la cabeza de la serpiente emplumada. También se supone
que las mismas figuras se repetían en la moldura superior
conservando el mismo orden de su colocación, y que en las
molduras verticales se representaban los mismos motivos circulares
y rectangulares (lám. 6).

Lámina 6. Ciudadela. Pirámide de Quetzalcóatl. Sección de la fachada poniente (círculos


concéntricos). Dibujo José Francisco Villaseñor.
El mural 10 se refiere a varias líneas onduladas en sentido
diagonal, y que se encuentran en diferentes lugares de la Pirámide
de Quetzalcóatl, en las zonas donde existen representaciones de
caracoles y conchas en relieve. Nos referiremos solamente a una de
estas zonas ubicadas en un tablero en el sur de la escalinata.
Por debajo del cuerpo ondulante de la serpiente en relieve, en el
espacio donde se representan dos caracoles y una concha, apenas se
distinguen líneas onduladas y paralelas, delineadas en rojo, que
tienen una dirección diagonal y forman tres franjas anchas en color
verde claro, semejante a las franjas onduladas que tiene como fondo
el gran puma que se encuentra en la Calle de los Muertos. Estos
diseños aparecen de la misma manera en otros lugares de
Teotihuacán y se identifican con el agua. En el caso que nos ocupa,
las tres bandas delineadas en rojo atraviesan diagonalmente los tres
objetos marinos, como si con este recurso pictórico se quisiera
ubicarlos en su ambiente.
Además de los 10 murales referidos también se observó que en
el cuarto cuerpo del edificio, al sur de la escalinata, las plumas en
relieve que adornan el cuerpo ondulante de la serpiente van
delineadas en rojo y en verde claro. Sobre la superficie plana que se
encuentra por abajo de su cuerpo aparecen otras plumas, lo que
indica que ésta lleva más plumas que las que se advierten en el
relieve.
Apenas se observa asimismo que, en algunas partes del
monumento, las plumas que enmarcan las grandes cabezas de
serpiente tenían su perfil o borde delineado en rojo. De igual forma,
en algunas anteojeras de los grandes Tlálocs esculpidos aún se
conservan delineados sus bordes en rojo.
5.1 Marquina, I., 1951:87 y 88; Millon, C., 1972:5; Guzmán, E.,
1972; Gamio, M., 1979.
Lámina 7. Ciudadela. Edificio adosado a la Pirámide de Quetzalcóatl. Fachada sur (placas
negras sobre fondo rojo). Foto María Elena Ruiz Gallut, 1994.
Lámina 8. Ciudadela. Estructura próxima al lado norte de la Pirámide de Quetzalcóatl
(caracoles seccionados). Foto Rubén Cabrera, 1994.
2
ZONA 11
GRAN CONJUNTO

R C

Plano 2. Zona 11. Gran Conjunto. Planta.

1. Cuarto 1, murales 1 y 2. Pórtico 1, mural 1. Cuarto 2, murales 1 y 2


(sacerdotes enmarcados con flores de cuatro pétalos).

1.1 Zona 11. Gran Conjunto. Calle de los Muertos, Teotihuacán


(planos 2, 2.1 y 2.2).
1.2 Fueron desprendidos de su lugar de origen. Actualmente en
el Acervo Arqueológico de Teotihuacán.
1.3 Asociados a una sección del conjunto, en dos cuartos
porticados, simétricamente ubicados en torno a un patio central,
colocados sobre muros verticales y en talud.
1.4 Proyecto Teotihuacán 1962-1964, .
2.1 Trasladados para su restauración y montaje.
2.2 Sumamente deteriorados los que quedaron in situ; sólo se
encuentran algunos fragmentos de argamasa y estuco.
3.1 No determinado.

Lámina 1. Zona 11. Gran Conjunto. Cuarto 2. Acervo Arqueológico de


Teotihuacán (sacerdotes enmarcados con flores de cuatro pétalos). Foto
Pedro Cuevas, 1991.
Figura 2.1 Zona 11. Gran Conjunto. Cuarto 1, murales 1-2. Pórtico 1,
mural 1. Cuarto 2, murales 1-2 (sacerdotes enmarcados con flores de
cuatro pétalos, según Miller, 1973).

4.1 Según el plano de Miller (plano , Zona 11), en este lugar se


encontraban cinco fragmentos murales. Representan figuras
humanas de perfil similares entre sí con ligeras diferencias en su
atuendo (lám. 1 y fig. 2.1). Cada personaje lleva una bolsa ritual en
la mano derecha, rematada en su parte inferior con el crótalo de una
serpiente; en la otra mano porta un bastón de mando con un
elemento circular compuesto por plumas y flecos, y con una figura
enroscada en la parte superior. Llevan grandes orejas circulares.
Sobre sus hombros portan una especie de capa o lienzo con plumas
que se extiende hacia atrás. Visten un faldellín, como calzones
cortos con flecos. Por atrás, a la altura de la cintura, lucen un gran
adorno en forma de cola de gallo, un tocado con cintas o listones
con flecos que cuelgan hacia los lados y prendidos con una gran
hebilla, broche o espejo. Portan sandalias según el dibujo
reconstructivo de Miller. Llevan un elaborado tocado, engalanado
unas veces por varias bandas superpuestas de flecos y adornos
simbólicos, como el quincunce, y en otros casos se adorna con
varias cabezas de ave que llevan el pico abierto. Los tocados rematan
con largas plumas que caen por atrás.
En una de las figuras aparece en la parte superior, frente a su
tocado, una estera o elemento formado por bandas entrelazadas. En
otros casos, como en el mural 4 del Cuarto 2, se muestra frente al
cayado o bastón de mando una parte de una figura circular adornada
con flecos, orlas y plumas.
Estas figuras son el tema central en estos murales. Iban
enmarcados con franjas formadas por una sucesión de flores de
cuatro pétalos, las que a su vez delimitan otras figuras
semicirculares en cuyo borde llevan también adornos de flores de
cuatro pétalos.
4.5 Por su rica indumentaria y atuendo, además de la figura
simbólica de la estera, que es signo de autoridad, y por la bolsa de
copal y el bastón de mando que portan, se refiere a una procesión de
sacerdotes de alto rango.
5.1 Miller, A., 1973, figs. 147-150.
Plano 2.1 Zona 11. Gran Conjunto. Perspectiva.
Plano 2.2 Zona 11. Gran Conjunto. Perspectiva.

2. Cuarto 5, murales 1-7. Pórtico 5, mural 1 (felinos reticulados sobre círculos


seccionados).

1.1 Zona 11. Gran Conjunto. Calle de los Muertos, Teotihuacán


(planos 2, 2.1 y 2.2).
1.2 Seis fragmentos se encuentran in situ. Dos de ellos fueron
desprendidos, y se encuentran en el Acervo Arqueológico de
Teotihuacán.
1.3 Asociados a un cuarto porticado, integrados en los cuatro
muros verticales y en los muros en talud del pórtico. Pertenecen al
penúltimo nivel constructivo de este conjunto, y por lo tanto a una
subestructura, por lo que su antigüedad puede ubicarse hacia los
450 años d.C.
1.4 Descubiertos durante los trabajos del Proyecto Teotihuacán
1962-1964, .
2.1 Dos murales fueron desprendidos. Son parte del Acervo
Arqueológico de Teotihuacán. En cada uno se representan dos
felinos reticulados colocados uno a continuación del otro.
2.2 Los que se encuentran in situ están en muy malas
condiciones de preservación por falta de protección y
mantenimiento.
3.1 Pequeños fragmentos de forma irregular y de diversos
tamaños cubren una superficie de 2,140 cm en las cuatro paredes
del Cuarto 5, además de los que fueron desprendidos.
Lámina 2. Zona 11. Gran Conjunto. Cuarto 5 (felinos reticulados sobre círculos
seccionados). Museo de la Cultura Teotihuacana. Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.

4.1 Es el mismo tema representado en el pórtico y en las paredes


del aposento, y se trata de una procesión de felinos que se repiten
en forma simétrica. Van del pórtico a la parte central del muro que
se encuentra en el fondo del cuarto. Uno de los murales
desprendidos se encontraba en el lado sur del pórtico, y en él se
presentan dos felinos con dirección hacia la puerta central (lám. 2).
El muro opuesto aún no ha sido despejado, pero se supone que
llevaba representados dos animales que se dirigían hacia el acceso o
puerta central que conduce al aposento. Por el espacio que se
dispone y por los fragmentos que aún se encuentran in situ en el
interior del cuarto, se calcula que se representaron catorce figuras,
distribuidas de la manera siguiente: dos en los muros que dividen el
cuarto del área porticada, una a cada lado, con la dirección hacia el
centro de la pared donde hay un espacio sin estuco (por lo que no se
puede saber qué figura se representaba en este lugar).
Lámina 3. Zona 11. Gran Conjunto. Cuarto 5 (restos de pintura in situ). Foto María Elena
Ruiz Gallut, 1994.
Lámina 4. Zona 11. Gran Conjunto. Cuarto 5 (felinos reticulados sobre círculos
seccionados). Museo de la Cultura Teotihuacana. Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.
Lámina 5. Zona 11. Gran Conjunto. Detalle (felinos reticulados sobre círculos seccionados).
Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”. Foto Carlos Martínez Rosas
Landa, 2019.

Todas las figuras son similares entre sí: felinos vistos de perfil y
cubiertos totalmente por líneas entrelazadas o redes, pintadas,
según Miller, en cuatro tonos de rojo. En la actualidad, por la
pérdida de color debido a los rayos solares, sólo se pudieron detectar
tres tonos de rojo que hacen resaltar la silueta del animal y sus
elementos decorativos y simbólicos (láms. 3, 4 y 5).
Cada felino tiene como base una línea horizontal de semicírculos
o ruedas, dibujadas en mitades por dobles líneas onduladas. Por este
motivo se le dio el nombre de felinos sobre broken eggs. Ya que
estas figuras en nada se parecen a huevos quebrados, para evitar en
el futuro cualquier deformación en su interpretación, se propone
cambiarles de denominación por “felinos sobre círculos
seccionados”.
Además de estar cubiertos totalmente con una red, los felinos
vistos en perfil se muestran profusamente adornados con flecos
triangulares y plumas, elementos decorativos que aparecen en las
patas, en la cola y en su exuberante tocado. Las plumas alargadas o
flecos triangulares de su tocado se sostienen en una arqueada franja
de triángulos, rematando hacia atrás como un gran abanico. Por
estar representados en perfil muestran únicamente uno de sus ojos,
formados por líneas concéntricas y adornados con pequeñas plumas
que configuran la ceja. Tienen el hocico abierto, de cuyas comisuras
sale un colmillo curvado hacia atrás; de las fauces surgen dos
bandas que giran hacia adelante, adornadas con especies de ojos con
símbolos celestes.

Figura 2.2 Zona 11. Gran Conjunto. Cuarto 5, murales 1-7. Pórtico 5, mural 1 (felinos
reticulados sobre círculos seccionados, según Miller, 1973).

Los murales o paneles iban enmarcados con una ancha franja


formada por tres bandas, sobre las que se representa una figura
estilizada de la cabeza de Tláloc vista de frente. Se compone de
cuatro círculos que representan sus orejas y anteojeras, sus
colmillos curvilíneos hacia los extremos de su boca, y una flor
circular o ninfea que pende hacia abajo. Lleva como tocado un largo
moño colocado horizontalmente y un abanico de pequeños frutos, o
posiblemente se trate de representaciones de mazorcas. A ambos
lados de este diseño se repiten tres diseños simbólicos celestes
sobre líneas superpuestas, combinadas con una sucesión de
espirales (fig. 2.2).
5.1 Miller, A., 1973, figs. 151 y 152.
3
CONJUNTO DE LOS EDIFICIOS SUPERPUESTOS

R C

Plano 3. Conjunto de los Edificios Superpuestos. Planta.


Plano 3.1 Conjunto de los Edificios Superpuestos. Perspectiva.

1. Edificio 53. Subestructura 3, murales 1-4 (altar de las volutas).

1.1 Plaza de los Altares Superpuestos. Sección sureste del


Conjunto de los Edificios Superpuestos, Teotihuacán (planos 3 y
3.1).
1.2 In situ.
1.3 En los cuatro lados de un pequeño adoratorio de planta
cuadrada, se conserva pintura mural: su parte superior fue demolida
para construir el siguiente nivel de ocupación. La pintura principal
aparece en los tableros, pero también están pintados los taludes y
las molduras (lám. 1).

Lámina 1. Conjunto de los Edificios Superpuestos. Edificio 53. Subestructura 3 (altar de las
volutas). Foto Pedro Cuevas, 1991.

Este adoratorio pertenece a la primera construcción de una


secuencia de tres superposiciones, y por ser la más antigua del
lugar, además de los motivos representados, se le puede adjudicar
una cronología que va de los 100 a los 200 años de nuestra era.
1.4 Descubierto en 1981 por el arqueólogo J. Sánchez durante los
trabajos del Proyecto Arqueológico Teotihuacán 1980-1982.
2.2 Su estado de conservación es regular. Está restaurado y
protegido mediante una losa de concreto, que es a su vez el piso de
la plaza que corresponde a la última época.
Se definen con claridad. Las figuras representadas en los tableros
norte y sur son casi idénticas. El mural en el tablero este se aprecia
bastante destruido. Los dibujos que van aplicados a los taludes se
encuentran muy borrados, y los de las molduras aparecen visibles.
3.1 Los murales 1 y 2, ubicados en las fachadas norte y sur,
respectivamente miden cada uno 160 cm de ancho por 20 cm de
alto. El mural 3, en la fachada este, tiene una dimensión de 150 cm
de ancho por 70 cm de alto, y el mural ubicado en la parte posterior
del pequeño altar mide (en cada extremo) 45 cm de ancho por 70 cm
de alto.
3.2 Colores: verde, dos tonos de rojo y, posiblemente, blanco (fig.
3.1).

Figura 3.1 Conjunto de los Edificios Superpuestos. Edificio 53. Subestructura 3, murales 1-4
(altar de las volutas).

4.1 Los cuatro lados del adoratorio están decorados, incluyendo


los taludes y los tableros con sus molduras (láms. 2 y 3).
Los diseños son geométricos. En los tableros son a base de
volutas y entrelaces, donde los dibujos, representados en una
composición abstracta, se distribuyen simétricamente hacia los
lados de un eje vertical imaginario. La composición se observa
mejor en los lados norte y sur por el estado de conservación.

Lámina 2. Conjunto de los Edificios Superpuestos. Edificio 53. Subestructura 3, murales 1-4
(altar de las volutas). Foto Pedro Cuevas, 1991.

De las molduras que ahora enmarcan los tableros, sólo quedan


in situ las laterales y la inferior de cada lado de la estructura. La
decoración en éstas es por medio de una sucesión de volutas o
ganchos de color rojo, que se combina con el fondo verde,
mostrando los mismos dibujos pero invertidos y enganchados. Los
taludes van decorados con los mismos diseños enroscados hacia
arriba, que van uno a continuación del otro en los cuatro lados del
altar. En las partes donde el color verde se ha desprendido, se
muestra el color blanquecino de los muros.
5. Sánchez, J., 1982:257 y foto 6; Cabrera C., R., 1992:115-117, fig.
4.

Lámina 3. Conjunto de los Edificios Superpuestos. Edificio 53. Subestructura 3 (altar de las
volutas). Dibujo José Francisco Villaseñor.

2. Plataforma con volutas entrelazadas. Fachada norte, mural 1 y mural 2.


Fachada sur, murales 3-14.

1.1 Conjunto de murales con varias representaciones integradas


a un basamento piramidal. Éste es de un solo cuerpo y cuenta con
dos accesos que conducen a su parte superior desde los lados norte
y sur. Ambas fachadas estaban totalmente cubiertas con murales,
cuyos motivos se repiten hacia ambos lados del eje norte-sur
(planos 3.2, 3.3 y 3.4).
Plano 3.2 Conjunto de los Edificios Superpuestos. Plataforma con volutas
entrelazadas. Planta.
Plano 3.3 Conjunto de los Edificios Superpuestos. Plataforma con volutas
entrelazadas. Perspectiva.
Plano 3.4 Conjunto de los Edificios Superpuestos. Plataforma con volutas
entrelazadas. Perspectiva.

1.2 In situ.
1.3 El edificio corresponde a una subestructura y pertenece al
primer nivel constructivo de tres superposiciones, que se muestran
a la vista. Aunque no se cuenta con información si en este lugar
existió otra construcción más antigua, por su posición estratigráfica
y de acuerdo con Armillas (1943), su cronología puede ser ubicada
en la fase Miccaotli, entre los 100 y los 200 años de nuestra era.
1.4 Explorada en varias temporadas por L. Batres en 1908;
durante el proyecto de M. Gamio en 1917-1922; y por F. Rodríguez
en 1924-1925.
2.2 Las partes que aún conservan restos de pintura mural se
encuentran en regular estado de conservación, gracias a que el
edificio está protegido por una cubierta metálica que lo libra de los
rayos del sol y de las lluvias.
En el lado norte, donde se encuentra la fachada principal del
basamento, el estado de deterioro de los fragmentos murales es
mayor que los del lado sur, por lo que se cuenta con un número
menor de éstos. Se distribuyen en los tableros y en las molduras.
Por los pequeños restos que aún pueden observarse en este lado del
edificio, se entiende que toda la fachada norte estaba pintada.
En la fachada sur del basamento, en mejor estado de
conservación, diez paneles de pintura mural fueron aplicados en
diferentes planos: sobre los muros en talud y tablero, en las
molduras, sobre las alfardas que delimitan las escalinatas y sobre
los peraltes de ésta; además, sobre el basamento en dos de las caras
de dos pretiles ubicados hacia los extremos y en el muro frontal
desplantado sobre el basamento. Por lo anterior, se entiende que los
murales cubrían toda la fachada sur, distribuidos simétricamente
hacia el este y hacia el oeste de su eje central norte-sur.
3.2 Por la presencia de delgadas líneas en rojo, que dan forma a
las figuras representadas, se entiende que se elaboró primero un
diseño y se rellenó después el espacio interno, empleando dos tonos
de rojo, verde, amarillo y ocre. También se muestran huellas de
esgrafiados en las figuras del lado norte, como previo esbozo de los
diseños a representar, además de los esgrafiados perfectamente
circulares, como si fueran trazados con un compás para delinear los
círculos concéntricos que adornan las molduras y las alfardas de las
escalinatas.
La pintura en los tableros sufrió un proceso de remodelación o
repintado, cubriendo en parte las delgadas líneas de límite con los
rellenos de otro color que se puso posteriormente. En el lado sur
hay una pared donde se representan algunas figuras antropomorfas
esgrafiadas, esbozadas sobre la pintura mural.
Figura 3.2 Conjunto de los Edificios Superpuestos. Plataforma con volutas entrelazadas,
mural 1 (detalle).

Figura 3.3 Conjunto de los Edificios Superpuestos. Plataforma con volutas entrelazadas,
mural 2.

4.1 Los murales 1 y 2:


Al norte del basamento se presentan dos murales semicompletos
en los tableros. El mural 1, de mayor extensión, cubre el tablero
norte al este de la escalinata central, y está delimitado en sus cuatro
lados con las molduras respectivas, decoradas con círculos
concéntricos (fig. 3.2, láms. 4 y 5). El mural 2 se integra al tablero
este, en el extremo norte del edificio; también está enmarcado por
las molduras que muestran la misma decoración de círculos
concéntricos (fig. 3.3). En ambos murales se representan los
mismos diseños: formas concéntricas, ganchos o volutas que
alternan con una figura principal de color amarillo delimitado con
rojo, que parece representar media flor con cinco pétalos colocada
horizontalmente. Dos volutas de franjas anchas, de color verde,
parten del centro de la flor en su parte inferior y se dirigen
horizontalmente hacia los lados para formar una especie de gancho
en sus extremos, girando hacia arriba y nuevamente hacia la parte
central.

Lámina 4. Conjunto de los Edificios Superpuestos. Plataforma con volutas entrelazadas.


Fachada norte. Vista general. Foto María de Jesús Chávez Callejas, 2019.
Lámina 5. Conjunto de los Edificios Superpuestos. Plataforma con volutas entrelazadas.
Fachada norte, extremo noreste. Detalle. Foto María de Jesús Chávez Callejas, 2019.

En el mural 1 se representan tres figuras de media flor


equidistantes entre sí; y hacia los extremos se repiten rítmicamente
las partes finales de las volutas, colocadas en sentido contrario.
Estos murales, por ser más cortos en su longitud, presentan
solamente las formas completas de media flor en su parte central
con sus respectivas volutas (que emergen de ella), y una parte de la
figura en sus extremos, todo en una composición simétrica.
Los círculos concéntricos aplicados sobre las molduras de los
tableros están pintados de verde con su centro en rojo, colocados
uno a continuación del otro, cubriendo todo el ancho de la moldura,
pintada también de rojo.
Figura 3.4 Conjunto de los Edificios Superpuestos. Plataforma con
volutas entrelazadas. Fachada sur, tablero.

Figura 3.5 Conjunto de los Edificios Superpuestos. Plataforma con


volutas entrelazadas. Fachada sur (según Villagra, 1971).

Los murales 3-11, fachada sur (láms. 6-9):


En el lado sur del basamento, los diseños pictóricos
representados en los tableros (murales 3 y 4), a ambos lados de la
escalinata central, son también geométricos, de diferentes anchuras,
que se entrelazan entre sí (fig. 3.4). De aquí el nombre que se le da
al edificio como el de las “Volutas Tajinescas” o “Entrelaces
Totonacas”. Algunas de estas bandas son de color rojo obscuro, otras
de color verde intenso y otras, en menor cantidad, se muestran en
color amarillo u ocre.
Todo aplicado sobre el color blanquecino del estuco, que sólo
puede observarse donde se ha levantado el color verde. Estos
murales, integrados a los tableros, están delimitados por las
molduras con decoración de círculos concéntricos en rojo y en
verde, igual que las molduras ya descritas del lado norte del edificio.
Lámina 6. Conjunto de los Edificios Superpuestos. Plataforma con volutas entrelazadas.
Fachada sur. Vista general. Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.
Lámina 7. Conjunto de los Edificios Superpuestos. Plataforma con volutas entrelazadas.
Fachada sur. Tablero poniente, mural 4. Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.
Lámina 8. Conjunto de los Edificios Superpuestos. Plataforma con volutas entrelazadas.
Fachada sur. Tablero oriente, mural 3. Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.

Lámina 9. Conjunto de los Edificios Superpuestos. Plataforma con volutas entrelazadas.


Fachada sur, tablero. Dibujo reconstructivo Santos Villasánchez, 1988.

Los taludes en este lado del basamento (murales 5 y 6) estaban


decorados según los pocos fragmentos de pintura mural que quedan
in situ. Los motivos representados, de acuerdo con un dibujo del
edificio elaborado por P. Gendrop (en Kubler, 1984:77, fig. 1), son
una sucesión de ocho figuras colocadas a cada lado de la escalinata
con la representación estilizada de las llamadas bigoteras de Tláloc.
El mural 7 se ubica en una escalinata formada por cinco
peldaños. Su decoración consiste en una figura central, en cada
peralte, con la representación de la bigotera de Tláloc y tres círculos
concéntricos a cada lado de la figura simbólica. La decoración se
repite en los cinco peraltes de la escalinata. En las alfardas que la
delimitan se representan tres círculos en el lado oeste y cuatro
círculos en el lado este, de acuerdo con el dibujo de Villagra (1971)
(fig. 3.5).
El mural 8 se integra a la fachada este del lado sur del
basamento, sobre los muros en talud y el tablero. Los diseños
figurados son los mismos que se presentan en la fachada sur; es
decir, que en el muro en talud se representan las narigueras de
Tláloc. En el tablero se encuentran los motivos entrelazados y en las
molduras aparecen los círculos concéntricos. Aunque no se cuenta
con datos, y en vista de la constante repetición geométrica, el muro
opuesto, ubicado en el lado este, debió contener los mismos
motivos, distribuidos en igual forma.
El mural 9 se encuentra en la parte superior de este basamento,
sobre el muro frontal, que tiene un plano inclinado de 750 cm de
ancho por 100 cm de altura. En éste se representan, repetidas, las
bigoteras de Tláloc, colocadas una a continuación de la otra en
número de nueve. Se enmarcan en sus cuatro lados, sobre el mismo
plano inclinado del muro, por una franja de círculos concéntricos en
color verde con fondo rojo, igual que los demás círculos que se
representan repetidamente en este edificio.
El mural 10 de este conjunto corresponde a un fragmento
ubicado en la parte alta del muro que contiene el mural 9. Es un
fragmento pequeño de mural que tiene como soporte un aplanado
de lodo sobre el que se aplicaron directamente los colores rojo y
amarillo. Aunque su técnica de manufactura es diferente de los
demás murales descritos, corresponde a la misma cronología ya que
se encuentra sobre la misma pared que soporta el mural 9.

Lámina 10. Conjunto de los Edificios Superpuestos. Plataforma con volutas entrelazadas.
Fachada sur. Esquina suroeste, murales 9, 13 y 14. Foto Pedro Cuevas, 1991.
Lámina 11. Conjunto de los Edificios Superpuestos. Plataforma con volutas entrelazadas.
Fachada sur. Esquina sureste, murales 11 y 12. Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.

Sobre la plataforma, hacia sus extremos este y oeste y colocados


de norte a sur perpendicularmente al mural 9, se encuentran dos
muros de poca altura, como pretiles, con pintura mural en dos de
sus caras (murales 11, 12, 13 y 14) (láms. 10 y 11). Las caras frontales
de estos perfiles, más pequeñas que las laterales, se cubren con la
representación de una bigotera de Tláloc, en verde con fondo rojo y
con un reborde también en color verde; en tanto que en sus lados
orientados hacia el centro de la pequeña plataforma, se presentan
dos de estas figuras, que van una a continuación de la otra.
5.1 Armillas, P., 1950:68; Kubler, G., 1984:fig. 1; Marquina, I.,
1922:124, lám. 30; Marquina, I., 1951:98, lám. 27; Miller, A.,
1973:89-90; Sánchez, J., 1991:68-69; Séjourné, L., 1966a: figs. 91 y
92.

3. Pórtico 1, mural 1 (patas de felinos).


1.1 Sección suroeste del Conjunto de los Edificios Superpuestos,
Teotihuacán (planos 3 y 3.1).
1.2 In situ.
1.3 Integrado a un muro en talud del Pórtico 1, en su lado norte.
Corresponde al último nivel de ocupación en este complejo
habitacional y puede corresponder a la fase Xolalpan Tardío, hacia
los años 500-600 d.C.
1.4 Descubierto por el arqueólogo J. Sánchez, durante los
trabajos del Proyecto Arqueológico Teotihuacán 1980-1982, .
2.2 Se refiere a un fragmento donde únicamente se observan las
patas de un animal, con dirección al sur (lám. 12). Su estado de
conservación es regular, ligeramente limpiado de las sales que lo
cubren y ribeteados los bordes con argamasa compuesta de
cemento, cal, arena y tierra.
3.1 Su longitud a nivel del piso es de 160 cm y en su parte de
mayor altura mide 30 cm.
3.2 Tiene como soporte el estuco y cuenta con capas de pintura
en colores blanco, amarillo y azul, sobre fondo rojo.
Lámina 12. Conjunto de los Edificios Superpuestos. Pórtico 1, mural 1 (patas de felinos).
Foto Pedro Cuevas, 1991.
Figura 3.6 Conjunto de los Edificios Superpuestos. Pórtico 1, mural 1 (patas de felino).
Dibujo José Francisco Villaseñor.

4.1 Representa las patas de un felino que se dirige hacia la puerta


central del recinto, orientado hacia el oeste (fig. 3.6). La figura está
delineada con gruesas líneas de color blanco aplicadas sobre el
fondo rojo; los colores amarillo y azul se utilizaron para hacer
resaltar la figura. Frente a las patas delanteras, hacia la derecha,
apenas pueden observarse algunas pequeñas figuras en forma de
semicírculo, como espuma, posiblemente de una corriente de agua
que podría salir del hocico del animal. No se muestra en este dibujo.
Estaba enmarcado por una doble franja o cenefa. La primera se
ubica sobre el mismo plano y se forma con líneas en rojo claro sobre
un fondo de rojo más fuerte. El diseño consiste en dos líneas
gruesas verticales y paralelas entre sí, distantes unos 10 cm una de
otra, en cuyo espacio interior se señalan elementos no definidos por
su mala conservación.
La franja se complementa con otra línea amarilla, rebordeando
la parte exterior.
Lámina 13. Conjunto de los Edificios Superpuestos. Pórtico 1, mural 1. Marco de la entrada
(triángulos amarillos). Dibujo José Francisco Villaseñor.

Otra franja aparece en un plano remetido, por lo que


posiblemente no enmarcaba a la figura principal, sino el acceso al
recinto. Su decoración, en el pequeño fragmento que aún se
conserva in situ, consiste en una sucesión de triángulos amarillos
colocados horizontalmente sobre su base (lám. 13).
5.1 No hay referencias bibliográficas por tratarse de nueva
lectura.

4. Cuarto 1, mural 1 (diseños alados policromos).


1.1 Sección suroeste del Conjunto de los Edificios Superpuestos,
Teotihuacán (planos 3 y 3.1).
1.2 In situ.
1.3 Está sobre un muro perteneciente al último nivel
constructivo en este conjunto, cuya cronología puede situarse en la
fase Xolalpan Tardío, hacia los 500-600 años d.C.
1.4 Explorado por el arqueólogo J. Sánchez, durante los trabajos
del Proyecto Arqueológico Teotihuacán 1980-1982, .
2.2 Es un fragmento localizado sobre un muro vertical, con
dirección este-oeste. En él se observa únicamente parte de un figura
geométrica en colores rojo, amarillo, blanco y azul. Lo cubre una
capa blanquecina formada en parte por sales y carbonatos, y por
musgo de formación reciente causado por las lluvias; tiene
segmentos muy descoloridos por el fuego que, al parecer, sufrió.
3.1 Tiene 147 cm de ancho por 55 cm en su parte más alta.
Lámina 14. Conjunto de los Edificios Superpuestos. Cuarto 1, mural 1 (diseños alados
policromos). Foto Pedro Cuevas, 1991.
Lámina 15. Conjunto de los Edificios Superpuestos. Cuarto 1, mural 1 (diseños alados
policromos). Dibujo José Francisco Villaseñor.

4.1 Sobre un fondo rojo se muestra una figura policroma, en


colores blanco, azul, amarillo y rojo, cuyo tema representado en la
parte observable parece referirse a un ala extendida. Las plumas se
señalan con gruesas líneas que parten de un diseño circular
formado por franjas en rojo y amarillo. La figura se ilustra, también,
con líneas onduladas en color azul, que se alternan con líneas en
rojo, además de líneas en zigzag formando triángulos en amarillo y
rojo (láms. 14 y 15).
Hacia su extremo izquierdo se encuentra una franja vertical
ligeramente visible. Se refiere a la banda que enmarcaba a la figura
principal, cuyo diseño se forma con líneas verticales en dos tonos de
rojo.
5.1 No hay referencias bibliográficas por tratarse de lectura
nueva.

5. Pórtico 2, mural 1 (figuras aladas y templo).


1.1 Sección suroeste del Conjunto de los Edificios Superpuestos,
Teotihuacán (planos 3 y 3.1).
1.2 In situ.
1.3 Se ubica en el muro en talud del área porticada, a la derecha
del acceso. Corresponde al último nivel constructivo de este
conjunto, cuya cronología puede situarse hacia los años 500-600
d.C.
1.4 Explorado por el arqueólogo J. Sánchez durante los trabajos
del Proyecto Arqueológico Teotihuacán 1980-1982, .
2.2 Se encuentra en mal estado de conservación, afectado por
fuertes cambios de temperatura, ya que una lámina metálica está
colocada directamente sobre el muro al que se integra. Además, los
fuertes aguaceros en la época de lluvias forman en la superficie una
gruesa capa de lama, causada por el escurrimiento, lo que dificulta
la visibilidad. Los bordes están ribeteados con argamasa;
ligeramente descarbonatados, lo que hace muy difícil definir la
figuras representadas.
3.1 Tiene una longitud de 197 cm por 62 cm en su parte más alta.
3.2 Pintado en dos tonos de rojo.

Lámina 16. Conjunto de los Edificios Superpuestos. Pórtico 2, mural 1 (figuras aladas y
templo). Dibujo José Francisco Villaseñor.

4.1 Mural semicompleto, limitado hacia sus lados por la franja


que lo enmarca (lám. 16). Su parte superior está destruida, lo que
impide conocer la altura que tenía. En este espacio se representan
dos figuras diferentes. Hacia el lado izquierdo, de acceso al recinto,
se encuentra ligeramente visible una imagen irregular alada o
adornada con plumas y varios círculos pequeños ordenados en
semicírculos, como si representara un collar de cuentas esféricas.
En su lado izquierdo, la figura remata con elementos geométricos y
alargados, como plumas o flecos y, hacia su lado derecho, muestra
una hilera de plumas de mayor tamaño, que penden de otra hilera
de plumas más pequeñas. Por su tamaño y por tratarse de una
figura asimétrica, es posible que se refiera a un caracol emplumado
o instrumento musical, aunque no hay seguridad de ello por el mal
estado en que se encuentra.
La figura del lado derecho de este mural se refiere a un pequeño
templo, ejecutado –como el anterior– en dos tonos de rojo. El
templo se desplanta sobre un basamento piramidal de un solo
cuerpo, formado por muros en talud y tablero, con una escalinata
central de cinco escalones delimitada por alfardas. Aunque se
encuentra muy borrada, se ve que los peraltes de los escalones iban
decorados con círculos concéntricos, como ocurre en algunos
edificios de Teotihuacán. El techo está sostenido por dos columnas a
cada lado; se forma con líneas inclinadas que dan la idea de un
techo a dos aguas decoradas mediante líneas onduladas, simulando
plumas, zacate o paja. Por abajo de esta figura se muestran dos
gruesas líneas verticales que rematan con otras horizontales pero,
por estar muy borrada esta parte, es muy difícil definir qué es lo que
intentaron representar.
Las cenefas o franjas que enmarcan a estas dos figuras se
forman también por dos tonos de rojo. Como en todos los trazos de
este mural, las líneas que definen a las formas representadas son
más tenues que el fondo de las mismas. El diseño de esta franja es a
base de trazos, formando figuras rectangulares mediante líneas
continuas y paralelas entre sí, en cuya parte central se encuentra
una figura concéntrica, representada como un chalchihuitl.
5.1 No hay referencia bibliográfica por tratarse de lectura nueva.
6. Pórtico 3, mural 1 (círculo rojo con rayos).

1.1 Sección suroeste del Conjunto de los Edificios Superpuestos,


Teotihuacán (planos 3 y 3.1).
1.2 In situ.
1.3 Explorado por el arqueólogo J. Sánchez; Proyecto
Arqueológico Teotihuacán 1980-1982.
2.2 Mal conservado y poco visible.
3.1 Altura: 95 cm. Ancho en su parte superior: 120 cm. Ancho en
su parte inferior: 85 cm.
3.2 Dos tonos de rojo. Las figuras se muestran con un tono rojo
claro, delimitado por un rojo obscuro. Se integra a un muro en
talud, ubicado en el lado derecho del acceso a un aposento. Su
contexto mayor es un conjunto formado por cuatro recintos
porticados, que se dirigen hacia los cuatro puntos cardinales en
torno a un patio cuadrado. En estos pórticos se encuentran restos de
otras figuras iguales, distribuidas sobre los muros en talud,
simétricamente ubicadas con los números 1, 3 y 5, hacia los lados de
los accesos que conducen a los aposentos.
Este conjunto corresponde al penúltimo nivel constructivo de
esta unidad arquitectónica, por lo que su cronología puede ubicarse
entre los 450 y los 600 años de nuestra era.
Figura 3.7 Conjunto de los Edificios Superpuestos.
Pórtico 3, mural 1 (círculo rojo con rayos).

4.1 Se trata de un mural completo que muestra en su parte


central un disco de color rojo claro de 44 cm de diámetro (fig. 3.7).
Está delimitado por un rojo más intenso y, al parecer por las pocas
huellas que quedan en el diseño, contaba con figuras triangulares en
su contorno, lo que da la impresión de rayos solares. Esta figura está
enmarcada en su borde superior y hacia el lado exterior del área
porticada por una banda o cenefa de 22 cm de ancho, adornada con
dos líneas de espirales o ganchos que van paralelas entre sí, y en
sentido inverso.
4.5 Por tratarse de un círculo rojo y posiblemente con una
aureola o especie de rayos solares, se supone que esta figura está
referida a un tema astronómico.
5.1 No hay referencia bibliográfica por tratarse de lectura nueva.
4
CONJUNTO PLAZA OESTE

R C

Plano 4. Conjunto Plaza Oeste. Planta.


Plano 4.1 Conjunto Plaza Oeste. Perspectiva.

1. Basamento 40 F, mural 1 (felino con serpientes).

1.1 Conjunto Plaza Oeste. Subestructura del Edificio 40 F,


Teotihuacán (plano 4).
1.2 In situ.
1.3 Se integra a un muro, del tipo tablero y talud, de un
basamento piramidal del Edificio 40 F, en su lado este.
El primer cuerpo donde se encuentra el mural fue cubierto por
un relleno para edificar el siguiente nivel de ocupación.
No se tienen datos precisos de su cronología, pero por
encontrarse en un nivel anterior al último momento de ocupación
en este lugar, y por la técnica y los colores empleados, este mural
puede corresponder a la fase Tlamimilolpa que va de 200 a 300 años
de nuestra era.
1.4 Descubierto por el arqueólogo N. Morelos en 1981, durante
los trabajos del Proyecto Arqueológico Teotihuacán 1980-1982.
2.2 Restaurado y protegido, a partir de la fecha de su
descubrimiento, con una cubierta metálica que cubre el recinto
donde se encuentra. Se han borrado algunos tonos pero en términos
generales su estado de conservación es regular.
3.1 Se refiere a un mural completo, mostrándose en su totalidad
delimitado, hacia sus cuatro lados, por las molduras del tablero en el
que se integra. Tiene de ancho 480 cm y 66 cm de alto, espacio que
forma el tablero, sin incluir las molduras.
3.2 Los colores empleados son rojo claro o rosado, verde,
amarillo y, posiblemente, blanco.

Figura 4.1 Conjunto Plaza Oeste. Basamento 40 F, mural 1 (felino con serpientes).

4.1 Representa como tema central a un felino visto de frente,


pero cuyo cuerpo es incompleto. Hacia ambos lados de la figura
principal, y en una distribución simétrica, se representan otros
elementos simbólicos que se repiten en forma rítmica (fig. 4.1).
El cuerpo del felino, pintado de rojo claro, ocupa la parte central.
De su cabeza, definida hacia los lados con líneas paralelas, resaltan
sus dos ojos, formados por círculos concéntricos delimitados y
adornados con plumas, que hoy se ven de color blanco pero que por
la presencia de pigmentos verdes seguramente estaban pintadas de
este color con delineado en rojo claro o naranja. Su hocico es
también geométrico, casi cuadrangular, e igualmente formado con
líneas paralelas en rojo, de donde apenas se distingue su sistema
dentario con los colmillos ligeramente más grandes. El hocico, en su
parte superior, está adornado con un abanico de plumas distribuido
hacia los lados de su nariz, que se insinúa en sentido opuesto con
dos líneas enroscadas (lám. 1).
Lámina 1. Conjunto Plaza Oeste. Basamento 40 F, mural 1 (felino con serpiente). Foto
Pedro Cuevas, 1992.

Su cuerpo geométrico, delimitado hacia sus lados por líneas


verticales, y las patas traseras, con sus garras dibujadas
simétricamente hacia los lados, descansan o se apoyan sobre dos
figuras en forma de volutas emplumadas.
Las volutas con plumas, que se encuentran a los lados de la
figura central, son parte del cuerpo de dos serpientes emplumadas y
enroscadas, girando su cuerpo arriba y luego a los lados, con la
cabeza hacia abajo. Además, serpientes enroscadas vistas de frente
se repiten en forma invertida, cuyas cabezas parecen representar
dos ramilletes de plumas que se ven blancas y verdes. Hacia los
extremos del mural nuevamente se representan las colas enrolladas,
sobre las que se apoyan las garras del felino.
La figura de la serpiente emplumada se observa con mayor
claridad si se separa de la composición.
Se muestran los adornos con plumas sobre las fauces, las cejas
arqueadas y en el elemento enroscado que lleva a la altura de la
oreja, como suele representarse a estas figuras. Sobre el cuerpo
estilizado se miran las escamas en verde y amarillo.
4.5 Figura simbólica del felino que se apoya o aplasta el cuerpo
enroscado de la serpiente.
5.1 Morelos, N., 1982:311 y 315; Cabrera C., R., 1992:121, fig. 9.

2. Escalinata del adoratorio central, mural 1 (chalchihuites o círculos


concéntricos).

1.1 Conjunto Plaza Oeste. Subestructura del adoratorio central,


Teotihuacán (planos 4 y 4.1, lám. 2).

Lámina 2. Conjunto Plaza Oeste. Vista general. Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.
1.2 In situ.
1.3 Integrado a la escalinata del adoratorio central del conjunto
referido. Tiene de ancho 195 cm. Consta de cinco escalones, en
cuyos peraltes se encuentran dibujados siete u ocho círculos
concéntricos. No se tiene información si las alfardas que la
delimitan estaban también decoradas con pintura mural, aunque
por huellas de restos se sabe que remataban con una cabeza de
serpiente, como se ve en las escalinatas del edificio principal.
Corresponde este adoratorio a la primera construcción de una
secuencia de dos superposiciones y su antigüedad puede ubicarse
hacia los años 200 a 300 de nuestra era.
1.4 Explorado por el arqueólogo N. Morelos durante las
excavaciones del Proyecto Arqueológico Teotihuacán 1980-1982.
2.2 Consolidado en la fecha en que se exploró. Actualmente se
encuentra en buen estado de conservación.
3.1 Cada círculo concéntrico tiene un diámetro de 19 a 20 cm.
Lámina 3. Conjunto Plaza Oeste. Escalinata del adoratorio central, mural 1 (chalchihuites
o círculos concéntricos). Foto Pedro Cuevas, 1992.

3.2 Al parecer hay elementos ajenos a esta pintura; una capa


blanquecina cubre en parte algunos dibujos. Los colores usados son:
verde aplicado a los círculos mayores y dos tonos de rojo, empleado
el más fuerte sobre el más suave, en el fondo de los círculos y
alrededor de éstos. Al parecer los peraltes habían sido totalmente
pintados de rojo, y sobre ellos se pintaron los círculos verdes,
dejando en su centro y su contorno el mismo color rojo (lám. 3).
Figura 4.2 Conjunto Plaza Oeste. Escalinata del
adoratorio central, mural 1 (chalchihuites o círculos
concéntricos).

4.1 Una sucesión de círculos concéntricos aplicados sobre los


peraltes de la escalinata (fig. 4.2).
4.5 Los círculos en verde se han interpretado como
chalchihuites; símbolos de belleza, los objetos preciosos, el campo
verde, la abundancia, la fertilidad.
5.1 Morelos, N., 1982:301.

3. Pórtico 1, murales 1-3 (cenefa de volutas).

1.1 Conjunto Plaza Oeste, Teotihuacán (planos 4 y 4.1).


1.2 In situ.
1.3 Seis fragmentos de murales. Son parte de cuatro completos,
que se encuentran adornando los bordes de las paredes en talud del
pórtico de un amplio aposento. Enmarcan un espacio vacío pintado
de rojo. Corresponden al último nivel de ocupación, con una
cronología que va posiblemente de 400 a 700 años d.C.
1.4 Explorado por el arqueólogo N. Morelos durante las
excavaciones del Proyecto Arqueológico Teotihuacán 1980-1982.
2.2 Las partes que aún quedan integradas a los muros se
encuentran con escasa definición. Los bordes se han restaurado con
argamasa de cal, arena, cemento y barro.
3.1 Los dos murales ubicados a ambos lados del acceso al
aposento medían 470 cm de ancho por 110 cm de alto. Los murales
ubicados hacia los extremos del pórtico tenían igual altura pero con
una menor longitud.
3.2 Dos tonos de rojo (lám. 4).

Lámina 4. Conjunto Plaza Oeste. Pórtico 1, murales 1-3 (cenefa de volutas). Foto Pedro
Cuevas, 1992.
Figura 4.3 Conjunto Plaza Oeste. Pórtico 1, murales 1-3 (cenefa de
volutas).

4.1 Los diseños representados son volutas o espirales, dibujados


con líneas continuas, uno junto al otro, formando una franja que
rodea el borde de los muros en talud hacia sus lados y en su parte
superior (fig. 4.3). El rojo de mayor intensidad se empleó para hacer
resaltar los diseños que se forman de un rojo menos fuerte.
4.6 Las figuras así representadas son muy frecuentes en
Teotihuacán, generalmente en posiciones secundarias, enmarcando
muchas veces los motivos principales, en las molduras o, como en
este caso, enmarcando un espacio vacío. Posiblemente están
relacionadas con el agua.
5.1 Morelos, N., 1982; Cabrera C., R., 1992:122-123, figs. 10 y 11.

4. Pórtico 2, murales 1-4 (chimallis rojos).

1.1 Conjunto Plaza Oeste, Teotihuacán (planos 4 y 4.1).


1.2 In situ.
1.3 Están decorando cuatro muros en talud de un espacio
porticado, simétricamente ubicados, dos muros hacia el norte, y dos
hacia el sur de la entrada a un recinto orientado hacia el oeste.
Corresponde al último nivel de ocupación teotihuacana en este
lugar, por lo que se le puede asignar una cronología que va de los
450 a 700 años d. C.
1.4 Durante las exploraciones arqueológicas del Proyecto
Arqueológico Teotihuacán 1980-1982, efectuadas por el arqueólogo
N. Morelos.
2.2 Restaurados en 1982. Por falta de mantenimiento su estado
de conservación es lamentable, expuestos a las inclemencias del
tiempo.
3.1 El mural 1, ubicado en el muro norte, ocupa un espacio de
272 cm de ancho por 72 cm de altura, donde debieron caber tres
figuras repetidas, pero sólo se detectan fragmentos de dos. El mural
2, en el muro este, en el lado norte del pórtico, mide de ancho 280
cm por una altura de 76 cm espacio en el que se observan tres
figuras completas. El mural 3, en el lado sur del pórtico sobre el
muro este, cuenta también con la misma altura y tiene de ancho 253
cm. En este espacio el mural se muestra con mayor claridad; está
formado por tres figuras circulares colocadas una a continuación de
otra, enmarcadas con una cenefa, también con motivos circulares.
El mural 4, pintado en el muro sur del pórtico, tiene de ancho 222
cm y de alto 76 cm, y aunque sólo se muestran partes de dos figuras,
por el espacio disponible seguramente esta pared debió contar con
tres figuras iguales, como se observa en los demás muros. Por lo
tanto, en este pórtico debieron estar representadas doce figuras,
repartidas simétricamente a cada lado del acceso al cuarto.
3.2 Son murales pintados en dos tonos de rojo. En parte se
conservan definidos los diseños, aunque no muy claros porque se
encuentran cubiertos por una capa de sales, y en parte se han
desprendido los aplanados que soportan a estas pinturas. Pero por
los fragmentos que aparecen in situ se pueden reconstruir sus
formas y se ha podido determinar que son tres figuras en cada
mural (lám. 5).

Lámina 5. Conjunto Plaza Oeste. Pórtico 2, murales 1-4 (chimallis rojos). Foto Pedro
Cuevas, 1992.

4.1 Las figuras, idénticas entre sí, son de forma circular con un
diámetro de 52 cm integradas por varios elementos (fig. 4.4).
4.5 Representan rodelas o chimallis, armas defensivas que los
guerreros llevan en el brazo izquierdo para cubrirse y resguardarse
del ataque de un adversario. La parte central de estas figuras se
forma por un círculo delineado por una franja de color rojo claro,
con dos delgadas franjas diagonales del mismo color. Alrededor de
estos círculos se integran pequeñas motas, borlas o flecos, 22 en
total, cuyas puntas se dirigen hacia otro sentido, como si la rodela se
hiciera girar en dirección contraria. El centro de cada borla se forma
por un círculo concéntrico del mismo color rojo obscuro.
Cada mural con los tres escudos se enmarca por arriba y por los
lados con una cenefa formada por dos delgadas franjas en color rojo
claro, a la que delimita una serie de pequeños círculos abiertos hacia
la parte central del mural y unidos por una pequeña línea continua.
5.1 Cabrera C., R., 1992:123, fig. 13.

Figura 4.4 Conjunto Plaza Oeste. Pórtico 2, murales 1-4 (chimallis rojos).

5. Pórtico 3, mural 1 (macanas o macuahuitles).

1.1 Conjunto Plaza Oeste, Teotihuacán (planos 4 y 4.1).


1.2 In situ.
1.3 Figuras geométricas representadas en un muro del pórtico
ubicado en la sección este del conjunto, muy cerca de la Calle de los
Muertos. Corresponde a la última época constructiva en esta unidad
arquitectónica.
1.4 Apareció durante las exploraciones del Proyecto Arqueológico
Teotihuacán 1980-82, dirigidas, en este conjunto, por el arqueólogo
N. Morelos.
2.2 Muy mal conservado, pero se advierten los diseños que
permiten su reconstrucción en el papel. La pared en la que se
encuentra fue restaurada en 1982 con cemento, cal, arena y barro y
el mural con materiales plásticos.
3.1 Cubre un espacio de 230 cm de ancho por 85 cm de altura.
3.2 Dos tonos de rojo alternados entre sí, haciendo resaltar las
figuras con un rojo anaranjado.
4.1 Aunque el mural está muy destruido y los motivos
representados se muestran incompletos, con las partes que quedan
se puede hacer una reconstrucción de la composición. A partir del
centro, en su parte inferior, se desplantan dos figuras aserradas,
formadas mediante una sucesión de pequeños triángulos colocados
a ambos lados de una franja de cuatro líneas paralelas. Estas figuras
aserradas son semejantes a dos macanas que, a partir del centro
inferior de la pared, se dirigen hacia las esquinas superiores,
formando entre ambas un ángulo mayor de 90 grados. Esta
composición se complementa con dos figuras más pequeñas en
forma de una planta de maguey, pero coloreadas con el mismo tono
de rojo.
Están ubicadas en las esquinas inferiores del mural. De éstas
nace un pequeño tallo que sube verticalmente, un poco inclinado
hacia el centro (fig. 4.5).

Figura 4.5 Conjunto Plaza Oeste. Pórtico 3, mural 1 (macanas).


4.5 Por su forma y su composición, además de su ubicación al
otro lado del pórtico donde se encuentran representadas las rodelas,
se considera que estas figuras representan dos macanas o armas
militares.
5.1 Cabrera C., R., 1992:124, fig. 14.
5
CONJUNTO PLAZA ESTE

R C

Plano 5. Conjunto Plaza Este. Planta.


Plano 5.1 Conjunto Plaza Este. Perspectiva.

1. Estructura 1G. Fachada norte, murales 1-2 (figuras geométricas en forma de


tablero de ajedrez).

1.1 Conjunto Plaza Este. Estructura 1G del Cuadrante N2E1


(según Millon, R., 1973), Teotihuacán (planos 5 y 5.1).
1.2 Uno de los murales se encuentra exhibido en el Museo de
Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente” (noviembre de 2019);
es probable que el otro se conserve en el Acervo Arqueológico de
Teotihuacán.
1.3 Se encontraban decorando las molduras inferior y lateral del
tablero de un basamento piramidal denominado Estructura 1G (sub
2). Son dos fragmentos pequeños, idénticos a un mural más
completo descubierto en las excavaciones de 1917 y reportado por
Marquina, quien ilustra otra parte del mural en el talud del mismo
edificio, con representaciones de figuras en espiral o volutas
colocadas en sentido horizontal, una a continuación de la otra.
1.4 Fueron descubiertos por el arqueólogo N. Morelos G. durante
las excavaciones del Proyecto Arqueológico Teotihuacán 1980-1982.
2.1 En la fecha de su hallazgo se les cubrió con yeso y otros
materiales para desprenderlos de su lugar de origen. Actualmente se
encuentran cubiertos con el material que se empleó para su
desprendimiento.
2.2 En regular estado de conservación.
3.2 Colores rojo, amarillo, y posiblemente verde sobre un fondo
blanco.

Figura 5.1 Conjunto Plaza Este. Estructura 1G. Fachada norte, murales 1-2 (figuras
geométricas en forma de tablero de ajedrez, según Gamio, 1922).

Lámina 1. Conjunto Plaza Este. Estructura 1G. Fachada norte (figuras geométricas en
forma de tablero de ajedrez). Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”. Foto
María de Jesús Chávez Callejas, 2019.
4.1 Son figuras geométricas formando cuadros, como un tablero
de ajedrez. Pequeños cuadros en color rojo se colocan en forma de
X, sobre el fondo blanco, para formar con ellos dos cruces, una a
continuación de la otra en una franja horizontal. Estos motivos son
delimitados por tres franjas verticales en colores verde, amarillo y
rojo, diseño que se repite a intervalos regulares a lo largo de la
moldura inferior del tablero arquitectónico (fig. 5.1 y lám. 1).
5.1 Cabrera C., R., 1992:120-121, fig. 8; Morelos, N., 1982.

2. Subestructura del Grupo 17, mural 3 (tablero de ajedrez y volutas).

1.1 Subestructura del conjunto denominado Grupo 1917,


conocido también como “Templo de Tláloc”, lado este de la Calle de
los Muertos, frente al Conjunto de los Edificios Superpuestos,
Teotihuacán (planos 5 y 5.1).
1.2 Actualmente ya no existen.
1.3 Integrado a un basamento piramidal, en la moldura inferior
de un tablero y en el muro en talud del mismo edificio. Por
encontrarse en una subestructura y por el diseño enteramente
geométrico.
1.4 Excavaciones de Gamio, 1917.
2.2 Destruido por falta de mantenimiento.
3.2 Las figuras en forma de tablero de ajedrez se encuentran en
colores verde, amarillo y dos tonos de rojo, aplicados sobre fondo
del mismo color, y las volutas representadas en el muro en talud
están pintadas en la misma forma (lám. 2).
Lámina 2. Conjunto Plaza Este. Estructura 1G (figuras geométricas en forma de tablero de
ajedrez). Tomado de Gamio, 1922.

4.1 Dos motivos representados en el mismo mural (fig. 5.2). En


el muro en talud se muestran grandes volutas geométricas en rojo
obscuro, que se repiten unidas con un mismo trazo, sobre una
franja horizontal. En la moldura inferior de un tablero, arriba del
muro en talud, aparece en varios colores el diseño en forma de
tablero de ajedrez. Éste tiene gran parecido a los fragmentos
murales 1 y 2 de la Estructura 1G de este Conjunto Plaza Este,
sección explorada en 1980-1982 y reportada por Cabrera (1992). Por
su ubicación, ambos deben corresponder al mismo edificio o al
mismo grupo de edificios, denominados como Grupo 1917 y también
como Conjunto Plaza Este. Tal denominación se le dio en las
excavaciones de 1980-1982.
Los fragmentos representados en la moldura tienen parecido a
otros fragmentos de pintura mural reportados por Batres como
pertenecientes al edificio que se encuentra sobre el mismo lado de
la Calle de los Muertos, hacia el sur, muy cerca del río San Juan
(Batres, 1908: lámina 26, citado por Millon, C., 1962).
5.1 Marquina, I., 1922:124, lám. 31; 1951:99, lám. 24; Millon, C.,
1962.

Figura 5.2 Conjunto Plaza Este. Subestructura del Grupo 17, mural 3 (tablero de ajedrez y
volutas, según Gamio, 1922).
6
ZONA 5A
CONJUNTO DEL SOL

B F
Plano 6. Zona 5A. Conjunto del Sol. Planta (numeración según Miller,
1973).

Los murales se numeran de acuerdo con el orden seguido por


Miller (1973:75, plano VI), quien a su vez se apoyó en un plano
preliminar hecho por Eduardo Contreras para el Instituto Nacional
de Antropología e Historia (plano 6).
Casi todos los murales fueron retirados de la zona y llevados
para su restauración por Manuel Gaytán. No se pudo obtener la
fecha precisa en que se llevó a cabo el proceso de restauración. I.
Bernal (1963:45) dice que “se ha organizado bajo la dirección del Sr.
Gaytán un laboratorio con el fin de restaurar y preservar los
numerosos frescos que se han encontrado”. Miller (1973), consigna
que entre 1970 y 1971 algunos se encontraban en el antiguo museo
de la zona arqueológica (Pórtico 22), en Churubusco (Cuarto 23) y
en el Museo Nacional de Antropología (Cuarto 1, Cuarto 12, Cuarto
13, Pórtico 3, Pórtico 13, Pórtico 18, Cuarto 18, Pórtico 19, Pórtico 17,
Cuarto 17). Quedó in situ el mural 1 del Cuarto 5 y, posiblemente, el
mural 1 de la Plataforma 4. A la fecha han desaparecido y sólo se
advierten en toda la Zona 5A fragmentos pequeñísimos de pintura e
irreconocibles en su diseño.
Tal parece que los murales se desprendieron para su
conservación; algunos se trasladaron a Churubusco y después al
Museo de Antropología para regresar e incorporarse al Acervo
Arquelógico de Teotihuacán donde ahora se resguardan, salvo los
que se exhiben temporalmente en los museos del sitio. Con todos
estos movimientos —pero en especial con la entonces usada técnica
de extrape—, quedaron sumamente deteriorados y en fragmentos;
de algunos que deben haber lucido en su policromía cuando su
hallazgo, como el mural 3 del Cuarto 12, sólo restan pequeñas
porciones. Miller (1973), no reporta dos enormes murales que en
esta investigación se dan a conocer, y al parecer se encontraban en
el Cuarto 13, los cuales mostraban la misma temática y diseño
compositivo que el del Cuarto 12; la diferencia principal es que los
de éste último son policromos, en tanto que aquellos son bicromos,
en tonos de rojo. En ellos se interesó, de manera especial, la
investigadora María Elena Ruiz Gallut y colaboró con las fotos y las
descripciones correspondientes. Se trata, —en los dos cuartos— de
una imagen alada y descendente con el rostro visto de frente; a su
alrededor muestra numerosos elementos vegetales, animales, y
fragmentos humanos en tamaños reducidos.
La variedad y complejidad simbólica de los restos pictóricos que
permanecen indica que la Zona 5A o Conjunto del Sol debe haber
tenido importancia primordial entre los conjuntos arquitectónicos
de Teotihuacán. Poco permanece, hoy en día, de este complejo
urbano ubicado al norte y al este de la plaza frente a la Pirámide del
Sol, y a un costado de la Avenida de los Muertos.
Así, casi todos los murales del ahora llamado Conjunto del Sol,
antes Zona 5A, fueron desprendidos del sitio original; ahora se
encuentran, algunos en grave deterioro y otros, no registrados,
dentro del Acervo Arqueológico de Teotihuacán. Uno más —el mural
1 del Pórtico 19 (figuras de perfil con disfraz de ave y cuchillos
curvos)— fue exhibido en la exposición de “México, Esplendores de
Treinta Siglos”, y otros engalanan el museo de Teotihuacán.

1. Cuarto 1, murales 1-2 (serpiente en espiral enmarcada por diseño de greca


escalonada).

1.1 Zona 5A. Conjunto del Sol, Teotihuacán (plano 6).


1.2 Se encuentra exhibido en el Museo de la Cultura
Teotihuacana (noviembre de 2019).
1.3 Excavaciones de E. Contreras durante el Proyecto
Teotihuacán 1962-1964, bajo la dirección de I. Bernal.
2.1 Miller (1973), informa que los dos fragmentos, del mural 1 y
2, se encontraban en el Museo Nacional de Antropología entre 1968
y 1970.
2.2 De los dos fragmentos que reporta Miller (1973), sólo se
localizó el ilustrado en la p. 76, fig. 103. Está roto y el diseño se
advierte incompleto; los colores se miran en buenas condiciones
(lám. 1).

Lámina 1. Zona 5A. Conjunto del Sol. Cuarto 1, mural


2 (serpiente en espiral enmarcada por diseño de greca
escalonada). Museo de la Cultura Teotihuacana. Foto
Pedro Cuevas, 1991.

3.1 Por los restos que permanecen es posible que el mural


midiera más de 200 cm de altura, de modo tal que las imágenes
alternaban en sentido vertical.
3.2 Tres tonos de rojo, amarillo y azul.
4.1 Se procede a describir la imagen que existe; la otra, referida
por Miller (1973:76, fig. 102), era igual, pero la cabeza de la
serpiente miraba hacia la derecha (fig. 6.1).
Figura 6.1 Zona 5A. Conjunto del Sol. Cuarto 1, murales 1-2 (serpiente
en espiral enmarcada por diseño de greca escalonada, según Miller,
1973).

Se trata de una serpiente con el cuerpo en espiral; en su centro,


la cabeza estilizada se mira de perfil; por encima y a la izquierda está
la cola exhibiendo tres crótalos geometrizados. De sus rasgos se
aprecia el ojo compuesto de tres círculos concéntricos; de éste
desciende un apéndice inclinado; la boca está abierta y en su
interior se reconocen apuntados dientes; la oreja es, al igual que la
boca, una especie de trompa, una amplia voluta. La cabeza, en
efecto, no parece la de una serpiente; es un animal fantástico. El
cuerpo es ancha franja seccionada por líneas escalonadas, en tramos
rojos y amarillos; una banda azul oscuro lo contornea.
Por afuera, siguiendo el esquema del cuerpo serpentino, le sirve
de marco un diseño de grecas escalonadas –alterna una roja y una
amarilla– que termina dejando espacio para la representación de los
crótalos.
Llevaba cenefa de diseño de grecas escalonadas limitada por
bandas con triángulos rojos y amarillos.
El estilo esquemático y geométrico difiere notablemente de los
de tiempos “clásicos” teotihuacanos. No se conocen, a la fecha,
murales con figuraciones de serpientes enrolladas; por su
asociación arquitectónica se supone que pertenece a una fase tardía.
5.1 Miller, A., 1973:76, figs. 102 y 103.

2. Cuarto 5, mural 1 (dos felinos que prendían animales con sus garras).

1.1 Zona 5A. Conjunto del Sol, Teotihuacán (plano 6).


1.2 In situ.
1.3 Excavaciones de E. Contreras durante el Proyecto
Teotihuacán 1962-1964, bajo la dirección de I. Bernal.
2.2 Quedan restos del enlucido y algo de color; el diseño ha
desaparecido.
4.1 Según la reconstrucción de F. Dávalos (Miller, 1973: fig. 104),
se trataba de una banda circular con volutas y en su interior felinos
mostrando sus garras prendiendo animales.
4.5 Dice Miller: “El felino oeste toma en su garra una criatura
con aspecto de perro y vuelta hacia arriba, mientras que el felino
este toma en una garra una criatura con aspecto de tortuga”.
5.1 Miller, A., 1973:77, figs. 104-106.

3. Cuarto 12, mural 3 (sólo hay restos del mural 3, figura alada descendente).

1.1 Zona 5A. Conjunto del Sol, Teotihuacán (plano 6).


1.2 En febrero de 1996 se encontraba en la bóveda del Museo
Nacional de Antropología con número de inventario 10-136069.
1.3 Excavación de E. Contreras durante el Proyecto Teotihuacán
1962-1964, bajo la dirección de I. Bernal.
2.1 Miller (1973), reporta que estaba en el Museo Nacional de
Antropología en 1971.
2.2 Según informa Miller (1973:78), fue restaurado por M.
Gaytán, restaurador del ; posteriormente dicha restauración
fue removida y se encontraba en buenas condiciones en el Museo
Nacional de Antropología entre 1967 y 1971.
3.1 Las medidas del fragmento son 62 cm de alto y 122 cm de
ancho.
3.2 Se aprecian dos tonos de rojo, amarillo, verde y dos tonos de
azul.
4.1 Esta descripción del mural 3 se basa en las fotografías
publicadas por Miller (1973: figs. 107-109), y en los esquemáticos
dibujos que se encuentran en Séjourné (1966a: fig. 180) y Pasztory
(1976: fig. 68). En 1996 María Elena Ruiz Gallut registró este mural
en la bóveda del Museo Nacional de Antropología (ver lám. 31 en la
Adenda 1).
Se representa a una figura alada que simula descender, ya que la
cabeza queda en la parte baja y los pies de planta hacia arriba. La
cabeza del ave, que simula el yelmo, está de frente, se aprecian los
azules ojos circulares y las plumas erguidas que forman su penacho,
así como cuatro plumas horizontales puestas por abajo de los ojos;
de entre su boca abierta –no es un pico– con dos volutas que
simulan las fosas nasales, asoma un rostro humano. El rostro, visto
de frente, es el punto central de la composición; en torno a él se
organizan registros horizontales: las alas, y registros ondulados; las
ramas florecidas. Una banda diagonal es otra rama florecida, limita
el ala izquierda –debe haber existido otra similar en el lado
opuesto–. Entre las ramas con flores y las alas se miran torsos de
pequeñísimas figuras humanas (fig. 6.2).
Figura 6.2 Zona 5A. Conjunto del Sol. Cuarto 12, mural 3 (figura alada descendente).

El rostro, de color rojo, se aprecia limitado por una banda azul,


que en lo alto se curva y se apunta hacia abajo a la altura de la
comisura de los ojos. Los rasgos faciales se distribuyen en bandas
horizontales: frente, ojos, y boca grande mostrando los dientes y
enmarcados por franja escalonada en verde, azul y amarillo. A los
lados del rostro se mira una orejera a cada lado con forma de
círculos concéntricos.
Por ambos lados del rostro se distingue una banda rojo oscuro
cuyos extremos interiores se enrollan en espiral y que representan,
como es usual en los murales de Teotihuacán, el nacimiento del ala.
Por encima de dicha banda se reconocen, en cada lado, tres estrellas
de cinco puntas sobre fondo oscuro que están colocadas al centro de
bandas convexas que sirven de base a dos hiladas de plumas: unas
cortas y azules, y otras largas y verdes, sobre las que destacan cuatro
pequeñas cabezas de aves con los picos hacia abajo. El fondo de las
plumas es rojo claro.
Por encima de la cabeza del ave mayor, vista de frente, se
advierte una gran forma oval, en su interior van tres estrellas de
cinco puntas y bandas onduladas circundándolas. A los lados del
óvalo se representaron, a cada lado, secciones triangulares que
pudieran simular alas. Por encima de la forma oval parece estar la
cola compuesta por dos hiladas de plumas: unas pequeñas en la
base y otras más largas en lo alto; se abren en forma de abanico y en
su centro –en eje con la cabeza del ave mayor y del rostro humano–
se encuentra otra cabeza de ave, de menor tamaño y en posición
invertida. A sus lados se miran las plantas de los pies puestas hacia
arriba; usan sandalia, con suela, talonera y banda en el tobillo. Las
piernas que corresponden a tales pies no se aprecian ya que están
ocultas por pequeñas cabezas de ave –una a cada lado– con los picos
colocados hacia arriba. Sólo es visible la mano del lado derecho, está
extendida en el extremo por abajo del ala.
Por arriba de esta imagen compuesta de rasgos humanos y de
aves, dos tallos o ramas vegetales se entrecruzan en el centro y
dirigen sus puntas en sentido opuesto. Son amplias bandas
onduladas con gotas en su interior, llevan apéndices con formas
simulando grandes capullos que alternan con pequeñas hojas.
En el extremo del ala derecha se mira un registro diagonal, en su
lado interior van bandas sinuosas sobre fondo azul oscuro, en los
espacios entre las bandas se ven pequeñas formas que pudieran
simular semillas. Hacia el exterior se alternan hojas con ramas
florecidas. Ya que la composición es simétrica y bilateral en su
estructura otro registro semejante debe haber sido pintado al borde
del ala izquierda.
En el espacio entre los tallos y las alas se perciben porciones de
dos pequeñas figuras humanas: una usa gran tocado en tanto que la
otra muestra un mechón de pelo en la parte posterior de la cabeza;
en ambas se aprecia un brazo y vírgulas del habla salen de sus
bocas. Otra figurilla está por arriba y al final del tallo, sólo se percibe
parte de su cabeza con tocado distinto de la que está por abajo de
ella.
La presencia de estas imágenes de seres sobrenaturales que
combinan aspectos humanos y de aves, en posición descendente,
con símbolos acuáticos –las estrellas–, terrestres –los tallos
florecidos– y celestes –las aves–, es propia de tiempos tardíos,
posiblemente Xolalpan, en el desarrollo de la pintura mural
teotihuacana.
Al localizar en 1996 uno de los murales en la bóveda del Museo
Nacional de Antropología fue posible que María Elena Ruiz Gallut
realizara la siguiente descripción: destaca entre estos murales la
pintura policroma de un personaje alado descendente (Zona 5A.
Conjunto del Sol. Cuarto 12, mural 3) de cuyas alas y cuerpo
emergen hacia arriba y a los lados una especie de tallos con gotas de
distintos colores en su interior. Los tallos presentan, en intervalos
regulares, una especie de bulbo a manera de flor de calabaza que
sostiene distintos elementos. Los más significativos son aquellos
que muestran las cabezas de diversos personajes, algunas de ellas
con extraños tocados. La composición recuerda los murales en
tonos de rojos, del Cuarto 13 de la misma Zona 5A, que presentan
figuras antropomorfas en idéntica posición y con elementos
similares asociados a dichas figuras (láms. 2, 3 y 4).

Lámina 2. Zona 5A. Conjunto del Sol. Cuarto 12, mural 3 (figura alada descendente).
Bóveda. Museo Nacional de Antropología. Foto Ernesto Peñaloza, febrero, 1996.
Lámina 3. Zona 5A. Conjunto del Sol. Cuarto 12, mural 3. Detalle (figura alada
descendente). Bóveda. Museo Nacional de Antropología. Foto Ernesto Peñaloza, febrero,
1996.
Lámina 4. Zona 5A. Conjunto del Sol. Cuarto 12, mural 3. Detalle (figura alada
descendente). Bóveda. Museo Nacional de Antropología. Foto Ernesto Peñaloza, febrero,
1996.
4. Cuarto 12, mural 5 (mariposa con grandes ojos de círculos concéntricos y
mano humana en su cuerpo).

1.1 Zona 5A. Conjunto del Sol, Teotihuacán (plano 6).


1.2 Se encontraba en las bodegas de la zona arqueológica en
mayo de 1993. Actualmente se encuentra exhibido en el Museo de
Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”.
1.3 Excavaciones de E. Contreras durante el proyecto 1962-1963
del , bajo la dirección de I. Bernal.
2.1 Una breve porción del mural 5 está bien conservada. Miller
(1973), informa que decoraba la base de una columna y más tarde
los fragmentos de este mural se encontraban en el Museo Nacional
de Antropología en octubre de 1970.
2.2 De los fragmentos que se conservan, el de la mariposa está
en buenas condiciones en cuanto a su diseño y colores.
3.1 Lo que queda del mural 5 mide 25 cm de ancho y 28 cm de
alto.
3.2 Dos tonos de rojo, rosa, azul y verde (lám. 5).
Lámina 5. Zona 5A. Conjunto del Sol. Cuarto 12,
mural 5. Detalle (mariposa con grandes ojos de
círculos concéntricos y mano humana en su cuerpo).
Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la
Fuente”. Foto Pedro Cuevas, 1991.

4.1 De la mariposa, vista por arriba, con las alas extendidas para
mostrar todos los detalles que interesan, se aprecian grandes ojos
compuestos por anillos concéntricos y pupilas excéntricas, en la
parte media central del anillo interno. Al centro, en donde se juntan
los dos anillos, se levanta la antena de la mariposa figurada en
espiral, lleva el perímetro rojo y el fondo rosa; destaca sobre forma
semiovalada en verde claro. El cuerpo se constituye por una mano
humana derecha que parece sostener en lo alto dos meandros y, a
cada lado, una banda estrecha que se curva hacia abajo y termina en
un apéndice apuntado. El puño de la mano se cubre con banda de
nudo verde y colgante azul; toda ella destaca sobre superficie
regular en tono de rosa. Las alas esquemáticas muestran diseños
verdes en su interior, tienen remetimientos hacia el lado interno; en
el diseño de la parte baja llevan líneas verticales paralelas (fig. 6.3).
A ambos lados del cuerpo de la mariposa hay diseños policromos
cuya forma es irreconocible.
4.5 Miller (1973:78), considera que la mariposa está asociada con
Tláloc por la similitud que muestran ambas imágenes en los
grandes ojos de círculos concéntricos.
5.1 Miller, A., 1973:78, fig. 110.

Figura 6.3 Zona 5A. Conjunto del Sol. Cuarto 12,


mural 5 (mariposa con grandes ojos de círculos
concéntricos y mano humana en su cuerpo).

5. Cuarto 13, murales 1, 4 y 5 (grandes murales de figuras aladas descendentes)


y, murales 3, 6, 7, 8 y 9 (diseño con formas polilobuladas que alternan con
estrellas de cinco puntas).

1.1 Zona 5A. Conjunto del Sol, Teotihuacán (plano 6).


1.2 Tanto los grandes murales de las figuras aladas descendentes
en tonos de rojo, como los fragmentos de los murales con formas
polilobuladas y estrellas, en 1995 los murales se encontraban en las
bodegas de la zona arqueológica de Teotihuacán. Actualmente
(2019) se encuentran en el Museo de Murales Teotihuacanos
“Beatriz de la Fuente” y en el Museo de la Cultura Teotihuacana.
1.3 Excavación de E. Contreras durante el Proyecto 1962-1964 del
, bajo la dirección de I. Bernal.
2.1 Miller (1973), reporta que los murales en tonos de rojo se
encontraban en Churubusco en febrero de 1971 y que los
fragmentos del mural 3 estaban en el Museo Nacional de
Antropología en septiembre de 1979.
2.2 De los grandes murales en rojo, el diseño y los colores se
conservan en mal estado; en la parte superior la pintura ha
desaparecido y en algunos sitios la capa pictórica se está levantando.
Están, como todos los que se guardan en las bodegas, montados en
bastidores hechos de resinas sintéticas. Los fragmentos de la cenefa
de estrellas de cinco puntas, alternando con diseños polilobulados,
están deteriorados.
3.1 Las grandes secciones miden 365 cm de ancho y 73 cm de
alto. El fragmento mayor de la cenefa mide 159 cm de ancho y 40
cm de alto.
3.2 Las figuras aladas descendentes están pintadas en tres tonos
de rojo; de las cenefas con estrellas y diseños polilobulados dice
Miller (1973:82) que apreció cuatro tonos de rojo.
4.1 La descripción de los grandes murales de las figuras en tonos
de rojo es de María Elena Ruiz Gallut. Se supone por sus
dimensiones que estuvieron en los muros 1, 4 y 5, según plano de
Miller. La suposición de Ruiz Gallut se apoya en la imagen mejor
conservada, misma que se repite en dos ocasiones, en cada uno de
los dos murales que se encuentran en bodega (fig. 6.4).
Figura 6.4 Zona 5A. Conjunto del Sol. Cuarto 13, murales 1, 4 y 5 (grandes murales de
figuras aladas descendentes). Dibujo Alfonso Arellano.

Se trata de un personaje descendente con alas extendidas que


rematan con pequeñas cabezas de ave que tienen un pico fuerte y
ganchudo y una cresta de pequeñas plumas (láms. 6 y 7). Debajo de
su rostro hay una especie de guirnalda formada por lo que parecen
ser, según Miller (1973:79), hojas de maguey. Esta guirnalda se
prolonga igualmente por debajo de las alas. El personaje porta un
faldellín o capa que remata con plumas a cuyos lados vuelven a
aparecer las pequeñas cabezas de aves. Se aprecia aún el pie
izquierdo del personaje, el cual lleva calzada una sandalia (lám. 8).
Su rostro está enmarcado por un yelmo de figura zoomorfa frontal,
que presenta claramente una especie de pico proyectado hacia el
centro, tanto en la parte superior como en la inferior, y unas fosas
nasales que podrían corresponder a un animal diferente al ave,
quizá a un felino. Los ojos del yelmo están coronados por plumas. El
personaje tiene la boca en forma trapezoidal, la cual está abierta
mostrando la dentadura. Lleva anteojeras rectangulares y una
máscara bucal escalonada. Encima del yelmo y de los extremos de
los ojos surge un medio círculo que muestra en su interior estrellas
de cinco puntas.
Lámina 6. Zona 5A. Conjunto del Sol. Cuarto 13, murales 1, 4 y 5. Detalle (grandes murales
de figuras aladas descendentes). Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”.
Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.
Lámina 7. Zona 5A. Conjunto del Sol. Cuarto 13, murales 1, 4 y 5. Detalle (grandes murales
de figuras aladas descendentes). Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”.
Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.

Lámina 8. Zona 5A. Conjunto del Sol. Cuarto 13, murales 1, 4 y 5. Detalle (grandes murales
de figuras aladas descendentes). Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”.
Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.

Aún se aprecia su mano derecha, la cual está hacia abajo y de la


que parece brotar una corriente.
Por encima de su cuerpo, en un sitio que no se reconoce
claramente por el estado de la pintura, brota una planta que se
extiende hacia los extremos. Las hojas de la planta, de forma
apuntada, son las mismas en todos los tallos. Sin embargo, en la
parte que correspondería a las flores, aparecen distintos elementos
como remate: una figura rectangular de la que caen tres gotas, dos
barras paralelas separadas por un entrelace, y otros elementos que
no son muy claros.
En el espacio entre la cenefa y el personaje y cerca de la planta,
se reconocen mariposas y un ave con el cuello largo y torcido (lám.
9).

Lámina 9. Zona 5A. Conjunto del Sol. Cuarto 13, murales 1, 4 y 5. Detalle (grandes murales
de figuras aladas descendentes). Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”.
Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.

La cenefa está formada por bandas de entrelaces. Una banda del


entrelace se forma por la secuencia de lo que parecen ser elementos
florales, y la otra banda por ojos y rayos dentados que alternan (lám.
10).
Lámina 10. Zona 5A. Conjunto del Sol. Cuarto 13, murales 1, 4 y 5. Detalle (grandes
murales de figuras aladas descendentes). Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la
Fuente”. Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.

Miller ilustra el mural 3 con una fotografía y un dibujo. Hacia


1995 permanecían, en las bodegas de Teotihuacán, cuatro
fragmentos con el mismo diseño que posiblemente se encontraban
en la parte baja de los murales 6, 7, 8 y 9 del Cuarto 13 de la Zona
5A; actualmente (noviembre de 2019) uno de ellos se exhibe en el
Museo de la Cultura Teotihuacana (lám. 11) y otro en el Museo de
Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”. Como todos los
murales son iguales se describirá uno de ellos.
Se trata de una cenefa limitada en su perímetro externo por una
banda de volutas cuyas curvas, hacia adentro, se encuentran en el
centro. En la superficie interior alternan, sobre fondo rojo oscuro,
diseños polilobulados con estrellas de cinco puntas; en el espacio
interno de tales diseños se repiten las estrellas de cinco puntas, en
parte de las cuales salen formas apuntadas y radiales en color en
rojo oscuro (fig. 6.5).

Lámina 11. Zona 5A. Conjunto del Sol. Cuarto 13, mural 3. Detalle (cenefa con formas
polilobuladas y estrellas de cinco puntas). Museo de la Cultura Teotihuacana. Foto Pedro
Cuevas, 1991.

Figura 6.5 Zona 5A. Conjunto del Sol. Cuarto 13, mural 3 (diseño con formas polilobuladas
que alternan con estrellas de cinco puntas, según Miller, 1973).
4.5 Se ha supuesto que los diseños polilobulados figuran
montañas.
5.1 Miller, A., 1973:82, figs. 121 y 122.

6. Pórtico 3, mural 5 (jaguar abrazando ramas estilizadas de maguey).

1.1 Zona 5A. Conjunto del Sol, Teotihuacán (plano 6).


1.2 Un fragmento del mural se encontraba en bodegas de la zona
arqueológica, en mayo de 1993. Actualmente (noviembre de 2019)
se encuentra exhibido en el Museo de Murales Teotihuacanos
“Beatriz de la Fuente”.
1.3 Excavaciones de E. Contreras durante el Proyecto 1962-1964
del , bajo la dirección de I. Bernal.
2.1 Miller (1973), reporta que el fragmento del mural formaba
parte de la decoración de la base de una columna, y que se
encontraba en el Museo Nacional de Antropología en noviembre de
1970.
2.2 El fragmento del mural está muy degradado en cuanto a su
diseño y colores.
3.1 Mide 62 cm de ancho y 67 cm de alto.
3.2 Son apreciables tres tonos de rojo; la silueta del jaguar es
amplia línea roja, y en la planta de maguey se advierte un tono de
verde poco frecuente en Teotihuacán; hay también zonas de
amarillo (lám. 12).
Lámina 12. Zona 5A. Conjunto del Sol. Pórtico 3,
mural 5. Detalle (jaguar abrazando ramas estilizadas
de maguey). Museo de Murales Teotihuacanos
“Beatriz de la Fuente”. Foto María de Jesús Chávez
Callejas, 2019.

4.1 Se procede a describir el fragmento del mural publicado por


Miller (1973: fig. 113) (fig. 6.6).
Figura 6.6 Zona 5A. Conjunto del Sol. Pórtico 3, mural
5 (jaguar abrazando ramas estilizadas de maguey,
según Miller, 1973).

En la parte baja del fragmento se reconoce una imagen felina


cuya cabeza está de perfil vuelta hacia su lado derecho; los brazos y
las piernas, con sus garras respectivas, parecen estar de frente
abrazando el tallo de una planta que se ha identificado como
maguey, en tanto que su cola erguida se curva, de modo convexo,
también hacia su lado derecho. La cara del felino se reconoce por el
ojo elíptico, la oreja erguida, la nariz chata mostrando la fosa nasal,
y las fauces entreabiertas exhibiendo dientes y colmillo en la encía
superior. La cabeza, extremidades, cuerpo y cola del jaguar llevan
bandas entrelazadas o redes; en las extremidades y en la cola se
advierten formas semiovales con puntos en su interior. Usa el
característico tocado en forma de cuarto de abanico, su base o
portatocado es una banda de triángulos encontrados que sostiene
largas plumas verdes.
Por el lado derecho y hacia arriba de la cabeza del felino se
levanta el tallo con las hojas de la dicha planta del maguey; en lo
alto se bifurca en dos ramas, una a cada lado de su centro, y de éstas
se yergue, en cada una, un tallo que sostiene una flor de cuatro
pétalos –el superior está oculto– con triángulos en su interior, y
otra flor vista de perfil, con corola y pétalos en cuyo interior van dos
discos y tres ojos vueltos hacia arriba. Por encima de los pétalos se
miran líneas paralelas onduladas –¿los pistilos?– y amplia banda
roja en forma de abanico. Como formando parte de esta sección de
la planta del maguey, por ambos lados, descienden bandas
onduladas con ojos en su interior. De la rama derecha bajan cuatro
gotas con sus respectivos ojos.
El fragmento se enmarca por cenefa compuesta de conchas
bivalvas y caracoles, que ocultan el pétalo inferior de la flor
cuatripétala en su parte alta. En el lado izquierdo de la mencionada
cenefa se aprecian restos de conchas, caracoles y una mano que sale
de las flores de cuatro pétalos. En la parte externa se aprecian restos
de una franja con volutas.
5.1 Miller, A., 1973:79, figs. 111-113.

7. Pórtico 3, mural 2 (formaba parte del mismo pórtico del felino con el
maguey, mostraba garras, estrellas, corrientes con conchas y diseño de
volutas).

1.1 Zona 5A. Conjunto del Sol, Teotihuacán (plano 6).


1.2 En exhibición en el Museo de la Cultura Teotihuacana
(noviembre de 2019). Mientras estuvo en el Acervo de la Zona
Arqueológica de Teotihuacán, llevaba el número de inventario 10-
136035.
1.3 Excavaciones de E. Contreras durante el proyecto 1962-1964
del , bajo la dirección de I. Bernal.
2.1 Miller reporta que el fragmento que ilustra, (1973: figs. 114 y
115) se encontraba en enero de 1971 en el Museo Nacional de
Antropología (fig. 6.7).
2.2 Montado sobre soporte de fibra de vidrio.
3.1 Fragmento de 89 cm de ancho por 34 cm de alto.
3.2 Rojo, rosa, anaranjado y verde (lám. 13).1

Figura 6.7 Zona 5A. Conjunto del Sol. Pórtico 3, mural 2 (garra, estrellas, corrientes y
diseño de volutas, según Miller, 1973).

Lámina 13. Zona 5A. Conjunto del Sol. Pórtico 3, mural 2 (garra, estrellas, corrientes y
diseño de volutas). Museo de la Cultura Teotihuacana. Foto María Elena Ruiz Gallut,
febrero, 1996.

4.1 Según el informe de Miller (1973), se trataba de la porción


izquierda del mural 2, mostraba las garras de un felino puestas
sobre hiladas de estrellas de cinco puntas, las cuales estaban, a su
vez, por encima de bandas horizontales apuntadas a tramos
regulares y que simulaban ondas de agua. Esta sección se limitaba
por una corriente con objetos verdes en su interior; de su lado
izquierdo descendía una cenefa de volutas. Por abajo de las ondas de
agua se miraban raíces alternando con formas polilobuladas
invertidas.
5.1 Miller, A., 1973:80, figs. 114 y 115.

8. Pórtico 13, murales 1-2 (jaguar delineado en azul, con el rostro de frente,
planta de maguey, mariposas, aves y flores).

1.1 Zona 5A. Conjunto del Sol, Teotihuacán (plano 6).


1.2 Se encontraban en la bodega de la zona arqueológica de
Teotihuacán, en mayo de 1993. Actualmente (noviembre de 2019),
el mural 1 está exhibido en el Museo de Murales Teotihuacanos
“Beatriz de la Fuente” mientras el 2, en el Museo de la Cultura
Teotihuacana.
1.3 Excavaciones de E. Contreras durante el Proyecto 1962-1964
del , bajo la dirección de I. Bernal.

Figura 6.8 Zona 5A. Conjunto del Sol. Pórtico 13, mural 2 (jaguar delineado en azul con el
rostro de frente, planta de maguey, mariposas, aves y flores, según Miller, 1973).

2.1 Miller (1973), informa que en octubre de 1970 se


encontraban en el Museo Nacional de Antropología.
2.2 Miller reporta que el mural 1 se encontraba muy
fragmentado (fig. 6.8). Actualmente (noviembre de 2019) ambos
murales han sido restaurados y se encuentran en exhibición.
3.1 El mural 1 mide 210 cm de ancho y 57 cm de alto.
3.2 Tres tonos de rojo, amarillo y azul fuerte.
4.1 El Pórtico 13, opuesto al Pórtico 3, del otro lado del Patio 3,
muestra temas similares al del Pórtico 3, felinos asociados con
plantas de maguey, bandas ondulantes con ojos en su interior,
ondas de agua con estrellas de cinco puntas, mariposas y aves, y
cenefa de flores de cuatro pétalos con conchas y caracoles en sus
extremos. El estilo pictórico es, también, semejante: gruesa línea de
contorno perfila la silueta del felino para resaltar su importancia en
la composición (láms. 14 y 15).

Lámina 14. Zona 5A. Conjunto del Sol. Pórtico 13, mural 1 (jaguar delineado en azul con el
rostro de frente). Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”. Foto Carlos
Martínez Rosas Landa, 2019.

Lámina 15. Zona 5A. Conjunto del Sol. Pórtico 13, mural 2 (jaguar delineado en azul con el
rostro de frente; plantas de maguey, mariposas, aves y flores). Museo de la Cultura
Teotihuacana. Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.
Con base en los fragmentos conservados y en el dibujo
reconstructivo en Miller, se procede a la siguiente descripción: el
centro del mural y de la composición se marca por el tallo del
maguey que se sobrepone al cuerpo del jaguar; a su derecha se mira
la gran cabeza vista de frente y compuesta, a su vez, por dos perfiles
que al conjuntarse forman la imagen frontal. Ésta tiene ojos
redondos, fauces abiertas mostrando dientes y colmillos en la encía
superior, y lengua bífida con los extremos curvos hacia adentro. Dos
secciones componen su tocado, cada una corresponde a un perfil;
tiene –también cada una– la figura de medio abanico compuesta
por largas plumas, que se yergue de un portatocado de triángulos
encontrados. La superficie del cuerpo del felino va decorada con
entrelaces. Lleva la pata delantera izquierda echada hacia adelante,
con la derecha abraza el tallo del maguey; sólo se observa, en perfil,
la pata trasera derecha, la cola se curva y desciende sobre lo que
resta de una banda simulando agua, con estrellas en su interior.
Sobre esta banda se posa el felino.
El tallo de la planta se yergue y divide en tres ramas: dos hacia
los lados y una en el centro. De las tres ascienden flores de cuatro
pétalos, a las que se sobreponen otras flores que muestran la corola
y el pétalo vistos de perfil; en su interior llevan tres discos y tres
ojos; en lo alto se aprecian líneas onduladas paralelas. A los lados de
estas flores compuestas se colocaron tres bandas –en cada lado–
que bajan serpenteando; tienen ojos en su interior. En los espacios
entre las bandas y el felino, se miran mariposas, simulando estar en
vuelo con las alas extendidas, y un ave de perfil con gran vírgula
saliendo de su pico.
La escena se encuadra por una cenefa, formada de símbolos
compuestos por flores de cuatro pétalos en cuya parte inferior se
adosan y alternan conchas de distinto tipo, caracoles seccionados, y
caracoles completos.
En el amplio espacio que queda entre la cenefa y la imagen
central del felino con la planta y las bandas ondulantes, se miran
mariposas, aves y flores en variadas y dinámicas posiciones. Las
mariposas, cinco a cada lado de la imagen central, están
representadas en vuelo, vistas desde arriba, y muestran las alas
desplegadas; todas llevan los grandes anillos concéntricos o
anteojeras que se dice son atributos de Tláloc. Las aves aparecen
también en pleno vuelo, sus alas se miran extendidas, pero su
cabeza y cuerpo están de perfil; casi todas muestran sobre su pico la
vírgula del habla; significa que cantan. Un ave a cada lado de la
imagen mayor exhibe una vírgula compuesta por el encadenamiento
de volutas de menor tamaño; acaso entona extenso canto simbólico.
En el amplio espacio antes dicho, que no se rige por simétrica
composición y, por ello, los elementos que lo ocupan se miran libres
y dinámicos, se aprecian también ramas florecidas con flores de
cuatro pétalos, y con otras semejantes a la de los magueyes de los
pórticos 3 y 13, signos ojo-gota y otros símbolos de tamaño
reducido, ahora irreconocibles.
Una pequeña figura humana, representada en el dibujo en Miller
(1973: fig. 116), se observa en el mural 1.
5.1 Miller, A., 1973:80-81, figs. 116-119.

9. Pórtico 18, murales 1-2 (figura frontal con entrelaces, garras y corrientes).

1.1 Zona 5A. Conjunto del Sol, Teotihuacán (plano 6).


1.2 Un fragmento mayor y otros menores en el Acervo
Arqueológico de Teotihuacán.
1.3 Excavaciones de E. Contreras durante el proyecto 1962-1964
del , bajo la dirección de I. Bernal.
2.1 Miller (1973:83) informa que el fragmento mayor se
encontraba, en septiembre de 1970, en el Museo Nacional de
Antropología. Actualmente, se encuentra exhibido en el Museo de
Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente” (noviembre de 2019).
2.2 De los fragmentos hay uno de mayor tamaño, en el cual se
percibe claramente el diseño y los colores de una de las imágenes.
La opuesta está mutilada, y muestra numerosas quebraduras.
3.1 El fragmento mayor, que corresponde al mural 2, mide 215
cm de ancho y 89 cm de alto.
3.2 Tres tonos de rojo.
4.1 Se procede a describir una de las imágenes del mural 2, ya
que en cada mural se representaron dos idénticas. La descripción de
la imagen es integral, su carácter abstracto así lo sugiere (lám. 16 y
fig. 6.9).

Lámina 16. Zona 5A. Conjunto del Sol. Pórtico 18, mural 2. Detalle
(figura frontal con entrelaces, garras y corriente). Museo de Murales
Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”. Foto Carlos Martínez Rosas
Landa, 2019.
Figura 6.9 Zona 5A. Conjunto del Sol. Pórtico 18, mural 2 (figura frontal con entrelaces,
garras y corrientes, según Miller, 1973).

Se trata de una gran figura simbólica representada de frente, de


ahí su reiterada importancia, en lugar de rostro –o cabeza– se
aprecia un gran diseño que recuerda a un escudo, en su interior
lleva círculos concéntricos y un disco al centro que se enmarca por
líneas dobles y entrelazadas; otro círculo las circunda, y el anillo
exterior se compone por diseño de plumas curvadas en la misma
dirección.
Por encima de la simbólica cabeza o escudo se extiende, como
gran abanico, enorme tocado que se constituye, de abajo hacia
arriba, de las siguientes partes:
La más baja, e inmediatamente por encima de la cabeza o
escudo, se forma de una hilada de lengüetas apuntadas hacia abajo;
por encima se extiende una banda que se curva en los extremos y en
cuyo interior se figuró, en sentido horizontal, una hilera de discos;
en un nivel más alto se mira una banda más amplia que la inferior,
sigue la misma curvatura y se decora, en su interior, con una hilada
de gotas; otra banda estrecha repite la forma y el diseño, con una
serie de discos en dirección horizontal. Al centro y en lo alto de las
bandas antes dichas, se aprecia una suerte de recuadro en cuyo
interior se observan discos, una silueta que recuerda un banquillo –
como el de las diosas verdes del Pórtico 11 de Tetitla– o ¿una
mandíbula superior?, de la cual se levantan y se curvan hacia afuera,
cuatro apéndices que simulan colmillos; el del centro es vertical y
apuntado. El recuadro se limita en lo alto por dos bandas curvas: la
interna lleva discos; la externa muestra triángulos en dos tonos de
rojo. A los lados de la parte baja, que recuerda las fauces abiertas de
un animal, se extiende, a cada lado, y en sentido horizontal, una
placa con apéndices apuntados. Enmarcando las secciones del
tocado arriba mencionadas, se aprecian bandas en sentido diagonal,
con discos y triángulos en su interior; de ellos bajan tres gotas a
cada lado. Dos penachos de plumas, uno a los lados de las secciones
bajas y otro en lo alto, dan realce a tan magnífico tocado.
La parte inferior de la simbólica figura se constituye de bandas
circulares en torno a lo que se ha llamado escudo o cabeza.
Inmediatamente a los lados de dicha imagen se reconoce una
especie de aspas que se extienden, en sentido diagonal, como si
sugirieran rotación, llevan discos en su interior; recuerdan el diseño
de tiempos tempranos, de los signos cosmogónico-calendáricos de la
construcción 1B'. Por abajo de las aspas se mira, a cada lado, una
garra, con puño, visto de frente, enseña tres dedos que se doblan, y
prenden una banda –o corriente– que se curva y desciende; el dedo
mayor se levanta y toma por lo alto la mencionada banda o
corriente. En tales bandas –o corrientes– se figuraron signos
semejantes a los de las dichas diosas verdes del Pórtico 11 de Tetitla.
En la banda que desciende de la garra derecha se perciben en su
interior los siguientes elementos: una cabeza, discos o
chalchihuites, el llamado signo de Tláloc y una concha bivalva; en la
banda contraria, o sea en la izquierda, se mira un objeto no
identificado, una concha bivalva y una mano. Es claro que el
discurso es distinto en cada garra.
Ahora bien, entre las aspas y las garras, se miran tres bandas
semicirculares con distintos diseños: la interior muestra un diseño
de entrelaces que se encadena con un lazo mayor y otro menor; por
fuera de ella está otra banda en cuyo interior se reconocen
triángulos encontrados; por afuera hay otra banda de mayor
extensión con secciones radiales que llevan discos en su interior y,
la banda circular externa, que recoge a las anteriormente descritas,
se forma de puntiagudas y cortas plumas.
La cenefa se configuraba de una banda ondulada con huellas de
pie en su interior, entre las ondas se apreciaban animalitos
fantásticos cuyas cabezas y extremidades emergían de conchas de
distinta apariencia.
5.1 Miller, A., 1973:83, figs. 123 y 124.

10. Cuarto 18, murales 1-4 (concha festonada con manos y cabeza de animal).

1.1 Zona 5A. Conjunto del Sol, Teotihuacán (plano 6).


1.2 Actualmente se encuentra exhibido en el Museo de Murales
Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente” (noviembre de 2019).
1.3 Excavaciones de E. Contreras durante el proyecto 1962-1964
del , bajo la dirección de I. Bernal.
2.1 Miller (1973), informa que el mural 1 se encontraba, en
octubre de 1970, en el Museo Nacional de Antropología.
2.2 Se localizaron distintos fragmentos en las bodegas de la zona
arqueológica de Teotihuacán. Están rotos; los diseños se advierten
incompletos y los colores se miran en buenas condiciones.
3.1 El fragmento mayor mide 109 cm de ancho y 42 cm de alto.
3.2 Tres tonos de rojo.
4.1 Se procede a describir la imagen principal en el mural 1; está
repetida en diversos fragmentos en el Acervo Arqueológico de
Teotihuacán.
Es posible que las escenas de los murales 1-4, fueran las mismas
de acuerdo con el patrón reiterativo de los murales teotihuacanos
(fig. 6.10).
Figura 6.10 Zona 5A. Conjunto del Sol. Cuarto 18, mural 1 (concha festonada con manos y
cabeza de animal, según Miller, 1973).

Se trata de una escena en cuyo centro se advierte un diseño


polilobulado –acaso una concha–, del cual desciende, en su centro,
una cabeza de animal –¿un cánido?– y una mano, vista en su dorso,
a cada lado de la dicha cabeza (lám. 17).

Lámina 17. Zona 5A. Conjunto del Sol. Cuarto 18, mural 1. Detalle
(concha festonada con manos y cabeza de animal). Museo de Murales
Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”. Foto Pedro Cuevas, 1991.
En la parte central del mural se reconoce una banda festonada,
en cuyo interior se advierten diseños triangulares, que limitan una
sección en la cual se miran bandas paralelas horizontales que
simulan limitar una forma, que se constituye, en lo alto, por un
diseño cóncavo que parece recoger, en sus lados, una suerte de
doble voluta que vuelve su espiral hacia el interior.
En torno a este diseño central se perciben, como si lo
delimitaran, bandas festonadas en forma circular, y en lo bajo se
sigue el mismo diseño en sentido horizontal.
Por fuera del primero se repiten, a cada lado, diferentes formas
de conchas, que se limitan por bandas diagonales, con figuras de
triángulos apuntados, que alternan con otras bandas diagonales de
diseños festonados. En el espacio entre las bandas se miran garzas
diminutas de cuellos largos y ondulados, y animalitos acuáticos que
emergen de las conchas bivalvas (lám. 18).

Lámina 18. Zona 5A. Conjunto del Sol. Cuarto 18, mural 1. Detalle
(concha festonada con manos y cabeza de animal). Museo de Murales
Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”. Foto Pedro Cuevas, 1991.
En su conjunto, la composición enfatiza el signo —mano-animal
— en torno al cual se mueven ondas acuáticas y rayos solares: el
principio y la fuente de la vida terrenal.
5.1 Miller, A., 1973:84, figs. 125-128.

11. Pórtico 19, murales 1-3 (figuras humanas de perfil con disfraz de ave y
sosteniendo cuchillo curvo).2

1.1 Zona 5A. Conjunto del Sol, Teotihuacán (plano 6).


1.2 En 1996 el mural 1 se localizaba en la bóveda del Museo
Nacional de Antropología identificado con el número de inventario
10-136018.
En ese mismo año el mural 2 se localizaba en el Acervo de la
Zona Arqueológica de Teotihuacán con el número de inventario 10-
140058.
Un tercer mural se encuentra actualmente en exhibición en el
Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente” (noviembre
de 2019); mientras otros fragmentos están dentro del Acervo
Arqueológico de Teotihuacán.
1.3 Excavación de E. Contreras durante el Proyecto 1962-1964,
bajo la dirección de I. Bernal.
2.1 Miller (1973), reporta que los fragmentos del mural 1 se
encontraban en Churubusco en febrero de 1971.
2.2 Del mural 1, que se mira quebrado y con secciones faltantes,
se aprecian bien las imágenes representadas: el diseño es claro y
definido.
El mural 2 se encontraba montado sobre soporte de fibra de
vidrio.
3.1 El mural 1, que incluye dos imágenes, mide 209 cm de ancho
y 87 cm de alto.3
El fragmento conservado del mural 2 mide 114 cm de ancho por
85 cm de alto.
3.2 De lo que se conserva se aprecian tres tonos de rojo: desde el
muy claro, rosado, hasta el oscuro: se trata del rojo teotihuacano.
Figura 6.11 Zona 5A. Conjunto del Sol. Pórtico 19, mural 1 (figuras humanas de perfil con
disfraz de ave y sosteniendo cuchillo curvo).
Lámina 19. Zona 5A. Conjunto del Sol. Pórtico 19, mural 1 (figuras humanas de perfil con
disfraz de ave y sosteniendo cuchillo curvo). Bóveda. Museo Nacional de Antropología.
Foto Ernesto Peñaloza, febrero, 1996.

4.1 En el mural 1, que ahora se conserva y permite su lectura, se


aprecian dos figuras humanas –que miran en la misma dirección,
hacia su izquierda– con disfraz de ave; toman con una de sus manos
un cuchillo curvo similar al que se exhibe en el museo del sitio (fig.
6.11 y lám. 19).
Se trata de dos figuras humanas, vistas de perfil y con los pies
uno detrás de otro –en actitud de caminar– que sostienen, con su
mano, un cuchillo curvo que hiende por el centro una imagen que
recuerda a un corazón seccionado; se ha interpretado, también,
como tuna, o fruta del nopal.
De la figura humana poco es apreciable, se advierten los pies,
uno detrás de otro, calzados con sandalias, el rostro con grandes
arillos en torno a los ojos y la mano izquierda elevada para tomar el
cuchillo curvo.
El tocado o yelmo —nombrado así debido a que guarda el rostro
humano en el interior del pico abierto— se compone, además del
pico del ave, con ojo y plumas que enmarcan al rostro de perfil, de
una sección horizontal con estrellas en su interior, limitada por
banda de petatillo, y triángulos rectos en dos tonos de rojo. Por
encima, se yergue un penacho de plumas largas que describen una
silueta de medio abanico; en lo bajo y hacia atrás de la cabeza de la
figura humana, se extiende otro haz de cuatro plumas, del cual
desciende una suerte de banda –o corriente–, con diseños
simbólicos en su interior.
Del vestuario del personaje disfrazado de ave, se aprecia una
especie de capa, compuesta por distintas secciones: una voluta
extendida que recuerda la articulación del ala del ave; una banda –
por abajo de la voluta– con diseños semicirculares; una banda de
triángulos encontrados en dos tonos de rojo; una banda de mayor
amplitud que las antes dichas formada de plumas y, en lo bajo, otra
banda de flecos con un diseño de X.
En lo que toca a los ornamentos, la figura hombre-ave, usa collar
de cuentas circulares.
Entre los objetos que otorgan identidad al personaje, se aprecia
el símbolo que toma en su mano: se trata de un cuchillo curvo cuya
punta simula penetrar un sangrante corazón seccionado –de éste
penden cinco gotas–; se ha sugerido, también, que se trata de una
tuna, fruto seccionado del nopal; es el equivalente simbólico al
corazón sangrante.
La cenefa que limita el diseño es distinta en los dos lados
verticales: en el extremo derecho se constituye de cinco bandas
rectas que se desplazan en sentido vertical y luego se doblan, en lo
alto, en dirección horizontal. Se trata, hacia el interior, de una franja
lisa de color rojo claro, la sigue, hacia afuera, otra banda con hiladas
de huellas de pies que siguen una misma dirección; en un registro
exterior se advierte una banda con estrellas de cinco puntas y disco
central; otra banda, hacia el exterior, se conforma de triángulos
apuntados en dos tonos de rojo y, finalmente, la banda externa está
constituida por una hilada de plumas. Una forma rectangular
recoge, en la parte baja, las bandas antes descritas; de esa
descienden cuatro plumas curvas y alargadas.
En el lado opuesto de la cenefa las bandas varían en su diseño
interior: se perciben ondas de agua en sentido vertical, huellas de
pies y plumas que terminan en una cabeza zoomorfa –posiblemente
sea la misma ave con la cual se disfraza la figura principal–, que
mira hacia abajo.
Lámina 20. Zona 5A. Conjunto del Sol. Pórtico 19, mural 2 (figura humana de perfil con
disfraz de ave y sosteniendo cuchillo curvo). Acervo Arqueológico de Teotihuacán. Foto
María Elena Ruiz Gallut, febrero, 1996.

Es muy probable que el fragmento que a continuación se


describe es el que marca Miller (1973:85) como el mural número 2
en el plano de ubicación de los mismos (Zona 5A. Plano VI). Este
autor únicamente muestra imágenes y gráficos del mural número 1.
El mural 2 (lám. 20) se presenta en los mismos tonos de rojo y
rosa que el publicado por Miller. En la parte media e inferior se
aprecia el segmento de un personaje de perfil, que se dirige hacia la
derecha, visto de frente. De su indumentaria se observa su tocado y
hacia el frente del mismo partes de un cuchillo curvo y de un
corazón. A diferencia de los presentados por Miller y Séjourné, en la
decoración de la banda que sostiene el tocado (chevrones), las
figuras apuntan en sentido contrario. Hacia el frente de la figura se
observa un espacio vacío, pintado sólo en color rojo, que muestra la
ausencia del segundo personaje como el fragmento que publican
Miller y Séjourné. En la parte superior, hacia el extremo derecho, se
observa parte de la cenefa, la cual muestra el cuerpo de una
serpiente emplumada al igual que en el mural 1. A diferencia de
éste, la vírgula que sale del hocico de la serpiente es más completa
(Séjourné, 1966a, lám. CXVII y fig. 173). Dicha vírgula presenta
elementos en forma de ojos que van en pares sobre las franjas que
la forman o delimitan. Complementando ésta aparecen volutas que
la rodean. Un rasgo distinto de las figuras publicadas por Séjourné y
Miller (op. cit.) es que la cabeza de la serpiente se muestra en la
parte superior y no en las laterales. En la cenefa se aprecia una
franja en la que se observa una huella de pie.
Lámina 21. Zona 5A. Conjunto del Sol. Pórtico 19, mural 3. Detalle. Museo de Murales
Teotihuacanos "Beatriz de la Fuente". Foto Pedro Cuevas, 1991.

El tercer mural comparte el mismo diseño con el mural 1, en este


caso los personajes se dirigen hacia la izquierda. Se conservan
cuatro fragmentos; en el inferior y de mayor tamaño se aprecia
claramente la indumentaria que cubría piernas y pies de los
personajes, destacando las garras de ave que se observan sobre cada
talonera. En la parte inferior es visible de manera completa la banda
con medias estrellas de cinco puntas. A cada lado se conserva la
cenefa horizontal, que a la izquierda presenta la gran vírgula con
espirales y ojos, mientras que a la derecha, el segmento final de la
cola de la serpiente (lám. 21).
5.1 Miller, A., 1973:85, figs. 129-132, Séjourné, L., 1966a:294-295
y 305, lám. CXVII y fig. 173.

12. Pórtico 17, mural 1 y Cuarto 17, murales 1-3 (diseño de bandas y entrelaces,
alternando con mariposa y figura de ave vista de frente sobre escudo con
estrella de cinco puntas).

1.1 Zona 5A. Conjunto del Sol, Teotihuacán (plano 6).


1.2 Diversos fragmentos, tanto del Pórtico 17 como del Cuarto 17,
permanecen en el Acervo Arqueológico de Teotihuacán.
1.3 Excavación de E. Contreras durante el Proyecto 1962-1964,
bajo la dirección de I. Bernal.
2.1 Miller (1973), reporta que se encontraban en el Museo
Nacional de Antropología en septiembre de 1970.
2.2 Quedan fragmentos mayores del Pórtico 17, mural 1, y del
Cuarto 17, mural 2. Se encuentran, después de que fueron
desprendidos, como los otros murales de la Zona 5A, adheridos a un
soporte de resinas sintético. De lo que resta se aprecia el diseño y
los colores bien definidos.
3.1 Miller (1973:86) reporta que los restos del mural 1 del Pórtico
17 miden 185 cm por 60 cm. Por otro lado se obtuvieron las medidas
del mural 2 del Cuarto 17: 111 cm de ancho y 60 cm de alto.
3.2 Se aprecian dos tonos de rojo, azul fuerte, verde, ocre y
blanco (lám. 22).

Figura 6.12 Zona 5A. Conjunto del Sol. Pórtico 17, mural 1 (diseño de banda y entrelaces,
alternando con mariposa, según Miller, 1973).

4.1 Con base en las fotografías de los fragmentos se hace breve


descripción de los murales del Pórtico 17 y del Cuarto 17, en el
entendido que si bien parece que los diseños en ambos espacios
arquitectónicos son semejantes, es muy probable que, en su forma
completa original, tuvieran variantes significativas. Los restos no
permiten mayor definición.
En el mural 1 del Pórtico 17 (fig. 6.12), se reconoce un diseño
geométrico compuesto por bandas rectas y horizontales que
desembocan en grandes volutas; otras bandas en diagonal acceden a
las mismas volutas; todas las bandas llevan en su interior hiladas de
discos, y las volutas desenvuelven su espiral en sentido encontrado.
Simulan un diseño de entrelaces. En el medio de las bandas rectas y
horizontales, se miran restos de lo que pudo haber sido una gran
mariposa vista desde arriba. A manera de cenefa –o como parte del
diseño general– se perciben bandas horizontales con figuras de ojos
que se interrumpen por un grupo de tres formas curvas y apuntadas
(láms. 22 y 23).
Lámina 22. Zona 5A. Conjunto del Sol. Pórtico 17, mural 1. Detalle (diseño de bandas y
entrelaces alternando con mariposa). Museo de la Cultura Teotihuacana. Foto Carlos
Martínez Rosas Landa, 2019.
Lámina 23. Zona 5A. Conjunto del Sol. Pórtico 17, mural 1. Detalle (diseño de bandas y
entrelaces alternando con mariposa). Museo de la Cultura Teotihuacana. Foto Carlos
Martínez Rosas Landa, 2019.

En los fragmentos que estuvieron en el Cuarto 17, se reconoce,


de un lado, además de las bandas rectas y que se doblan en espiral,
con las hileras de discos en su interior, la figura de un ave vista de
frente; sus ojos son círculos concéntricos compuestos de bandas de
distintos colores. El ave se mira por encima de un disco –¿escudo o
rodela?– en cuyo centro está puesta una estrella de cinco puntas, y
la circundan estrechas bandas, azul y amarilla; otra banda más
amplia con plumas en su interior forma la banda externa del disco
(fig. 6.13 y lám. 24).
5.1 Miller, A., 1973:86, figs. 133-136.
Figura 6.13 Zona 5A. Conjunto del Sol. Cuarto 17, murales 1-3 (figura de ave vista de frente
sobre escudo con estrella de cinco puntas).

Lámina 24. Zona 5A. Conjunto del Sol. Cuarto 17, mural 2. Detalle (figura de ave vista de
frente sobre escudo con estrella de cinco puntas). Museo de Murales Teotihuacanos
“Beatriz de la Fuente”. Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.
13. Pórtico 22, mural 1 (estrella de cinco puntas y discos en su entorno).

1.1 Zona 5A. Conjunto del Sol, Teotihuacán (plano 6).


1.2 Museo de la Cultura Teotihuacana, zona arqueológica de
Teotihuacán.
1.3 Excavaciones de E. Contreras durante el Proyecto
Teotihuacán 1960-1962, bajo la dirección de I. Bernal.
2.1 Miller (1973), reporta que, en agosto de 1967, fotografió el
mural en el viejo museo del sitio. Hacia 1996 se encontraba en la
bodega de la zona arqueológica de Teotihuacán y actualmente se
exhibe en Museo de la Cultura Teotihuacana (noviembre de 2019).
2.2 En el fragmento que permanece se aprecian, definidos, color
y diseño.
3.2 Sólo se reconocen dos tonos de rojo y un verde oscuro; lo que
se mira como blanco parece que estuvo, en su tiempo, pintado de
verde (lám. 25).

Lámina 25. Zona 5A. Conjunto del Sol. Pórtico 22, mural 1. Detalle (estrella de cinco puntas
y discos en su entorno). Museo de la Cultura Teotihuacana. Foto Pedro Cuevas, 1991.
Figura 6.14 Zona 5A. Conjunto del Sol. Pórtico 22, mural 1 (estrellas de
cinco puntas y discos en su entorno).

4.1 El diseño pintado en este pórtico alargado que da acceso al


Cuarto 22 es muy simple: se constituye de una estrella de cinco
puntas –se ha dicho que es la sección de un caracol– enmarcada en
un fondo verde de apariencia triangular, que se limita, a su vez, por
ondulantes bandas apuntadas en color rojo claro. A los lados y por
arriba se perciben grandes discos verdes. El diseño –estrella y marco
triangular– se alterna en sentido inverso; es decir, una vez la base
del triángulo es abajo, la vez siguiente la base queda arriba (fig.
6.14).
5.1 Miller, A., 1973:87, fig. 137.

14. Cuarto 23, murales 1-3 (figura frontal con enorme tocado).

1.1 Zona 5A. Conjunto del Sol, Teotihuacán (plano 6).


1.2 De los tres murales que señala Miller (1973:75), dos se
encuentran en el Acervo Arqueológico de Teotihuacán.
1.3 Excavaciones de E. Contreras durante el Proyecto
Teotihuacán 1962-1964, bajo la dirección de I. Bernal.
2.1 Miller (1973), informa que el mural 2 se encontraba en
Churubusco en febrero de 1971.
2.2 Después de desprendidos de su sitio original se consolidaron
sobre un bastidor; del mural 1 se reconocen las dos figuras frontales
y, aunque se aprecia el dibujo del diseño, su estado general es de
notable deterioro. Del mural 2, la figura frontal del lado derecho se
encuentra en buenas condiciones y muy completa, la otra está muy
degradada.

Figura 6.15 Zona 5A. Conjunto del Sol. Cuarto 23, murales 1-3 (figuras frontales con
enorme tocado, según Langley, en Berrin y Pasztory, 1993).

3.1 El mural 2 mide 335 cm de ancho y 73 cm de alto; el otro


mural guardado en el Acervo Arqueológico de Teotihuacán –no se
pudo identificar si corresponde al 1 o al 3–, mide 365 cm de ancho y
73 cm de alto.
3.2 Estuvo pintado en tres tonos de rojo.
4.1 Se procede a describir una de las dos figuras –iguales entre
sí– del mural 2.
Se trata de una figura humana vista de frente que porta enorme
tocado horizontal. Sólo se advierten ojos y nariz de rasgos finamente
delineados (lám. 26).
Lámina 26. Zona 5A. Conjunto del Sol. Cuarto 23, mural 2. Detalle (figura frontal con
enorme tocado). Acervo Arqueológico de Teotihuacán. Foto María Elena Ruiz Gallut, 1993.

Tocado. Por encima del cabello, simulado por líneas paralelas


verticales, flequillo al frente que desciende a los lados por encima de
la orejera, se desplazan en sentido horizontal dos bandas paralelas –
a manera de portatocado– que sostienen elaborado diseño. Éste se
compone por una suerte de disco –o flor– al centro y secciones
geométricas a los lados: cuadrados y rectángulos; unos llevan su
centro de color rojo oscuro, y otros más arriba muestran a la mitad
un diseño de petatillo que se curva y desciende a los lados y termina
en una borla y plumas apuntando hacia abajo. Por encima se mira
una banda más, con plumas en su interior que, al igual que la
inferior, se curva y desciende y termina al nivel de la borla. Por
encima del eje del diseño de petatillo, se yergue un haz de plumas –
uno a cada lado– que roza el borde de la cenefa y se curva
descendente.
Orejeras. Parece usar –a cada lado– dos orejeras a manera de
anillos, una arriba de la otra; pudieran haber llevado diseño en su
interior.
Collar. Usa collar de cuentas.
Vestuario. Parece difícil discernir, debido a las condiciones
actuales; lo que la figura humana muestra en su parte inferior es
parte del vestuario o de los atributos en los cuales se posa. Se trata
de una especie de escudo –bandas de semicírculos concéntricos, el
externo se forma de plumas– de los cuales asciende –a cada lado–
en diagonal, una placa rectangular a manera de aspa. Los
semicírculos concéntricos y las aspas llevan otros diseños, ahora
ilegibles en su interior.
Asiento. En otro lado de esta investigación se ha interpretado al
diseño de amplias bandas que se curvan en espiral en los extremos,
como una suerte de banquillo o asiento. Véase la similitud con los
que se aprecian en los murales de las diosas verdes del Cuarto 11 de
Tetitla. La figura humana, de la cual sólo se mira la cabeza, parece
estar sostenida por el dicho asiento compuesto por una banda
interior y otra exterior formada de plumas.
Cenefa. Aunque no bien apreciable, es posible que la cenefa se
haya constituido de dos bandas: la inferior compuesta de entrelaces
–uno mayor y otro menor–, y una superior formada de triángulos
de los cuales se levantan haces de plumas. Ambas bandas están
limitadas por estrechas franjas.
4.4 Entre cada imagen y el espacio que queda, entre esa y la
cenefa, se advierten símbolos característicamente teotihuacanos;
parece que estuvieran puestos, sin peso, en un espacio amorfo de
fondo rojo oscuro: flores de cuatro pétalos, signos de tres formas
curvas –llamado de tres montañas– mariposas, diseños
entrelazados, formas onduladas con una espiral en lo bajo, y otros
signos que, hoy día, son irreconocibles. Su distribución recuerda
tanto los murales de los Cuartos 12 y 13 de la Zona 5A, como los del
Pórtico 2 de Tepantitla (lám. 27).
5.1 Miller, A., 1973:87, fig. 138.
Lámina 27. Zona 5A. Conjunto del Sol. Cuarto 23, mural 2. Detalle (figura frontal con
enorme tocado). Acervo Arqueológico de Teotihuacán. Foto María Elena Ruiz Gallut, 1993.

15. Plataforma 4, murales 1-3 (diseño de disco en cuyo anillo exterior se


advertían triángulos encontrados).

1.1 Zona 5A. Conjunto del Sol, Teotihuacán (plano 6).


1.2 Miller (1973:88), informa que en enero de 1971 se encontraba
in situ, en la actualidad no hay nada equivalente en el lugar ni en el
Acervo Arqueológico del sitio.
2.2 Se conservan algunos vestigios in situ del mural 1.
3.1 Miller (1973:88), reporta que el diámetro de los discos es 28
cm.
3.2 Según Miller (1973:88), la forma del disco fue trazada por
medio de una incisión en el estuco fresco.
4.1 Sobre fondo rojo se observa un diseño de discos, de centro al
parecer blanco, en cuyo anillo exterior, de color amarillo, se
advierten triángulos encontrados rojos (lám. 28).
5.1 Miller, A., 1973:88, figs. 139-141.
Lámina 28. Zona 5A. Conjunto del Sol. Plataforma 4, mural 1. Detalle
(diseño de discos en cuyo anillo exterior se advierten triángulos
encontrados). In situ. Foto Pedro Cuevas, 1991.

Notas

1 Puntos 2.2, 3.1 y 3.2 con información de Rubén Cabrera Castro, María Elena Ruiz Gallut
y Miguel Ángel Trinidad Melendez.

2 La información relativa al mural 2 fue consignada por Rubén Cabrera Castro, María
Elena Ruiz Gallut y Miguel Ángel Trinidad Meléndez.

3 Miller (1973) reporta 220 cm por 135 cm como medidas del mural 1.
6 bis
BASAMENTO 1
MURALES DE LA CASA DE LOS SACERDOTES

B F

1.1 Extremo oeste, lado sur de la plataforma que rodea a la


Pirámide del Sol, en el conjunto arquitectónico denominado Casa de
los Sacerdotes, Teotihuacán.1
1.2 In situ.
1.3 Se ubica en el costado occidental de un basamento piramidal
de un solo cuerpo, sobre el tablero delimitado por molduras. El
basamento constituye el edificio principal de este conjunto de
carácter habitacional denominado “Casa de los Sacerdotes”. Por
encontrarse la pintura sobre una construcción que fue incendiada,
corresponde probablemente a la fase final de Teotihuacán, en
Xolalpan-Metepec, por lo que puede atribuírsele una antigüedad
que va entre los 600 y los 750 años d.C.
1.4 Fue descubierto durante las excavaciones de 1904-1905 por el
arqueólogo L. Batres.
2.2 Permaneció en el lugar donde se le encontró, y por falta de
una protección adecuada, el medio ambiente se encargó de
destruirlo casi totalmente. Hoy en día sólo se pueden observar
algunos fragmentos en tonos rojos: “en todo este espacio hay
huellas de incendio, conservándose aún en el fondo del tablero dos
pinturas al fresco desgraciadamente muy maltratadas por el fuego”
(Batres, 1906:15).
3.1 No existen datos de sus dimensiones; el tablero sobre el que
se encuentran mide 1245 cm de largo por 155 cm de alto y en toda
su extensión se muestran pequeños fragmentos de pintura.
4.1 Batres menciona: “en estas pinturas predominan los colores
blanco, amarillo y negro. Una de estas pinturas parece representar
un escudo, y la otra una corona de flores amarillas, y al centro de
ésta, otra flor del mismo color, pero más grande” (Batres, 1906:15 y
fig. 5). También se ha opinado que una de estas pinturas es la
representación de un escudo o pendón y la otra, una guirnalda o
corona de flores.
Basándose en los dibujos publicados por Batres, se observa que
existen en este espacio tres diseños diferentes. El de la parte central
se muestra más completo, y las dos figuras de los lados parecen ser
iguales, pero la de la derecha está más destruida. La figura central se
compone de un semicírculo abierto hacia arriba, lleva hacia los
lados colocados en una posición simétrica, guardando el mismo
nivel, tres franjas horizontales, y sobre este diseño hay un elemento
en forma de abanico. Las dos figuras que se muestran hacia los
lados al parecer eran idénticas, mejor conservada la del lado
izquierdo. Se trata en efecto, de un diseño parecido al de una
guirnalda de flores en formas trilobuladas abiertas hacia arriba. En
la parte central hay un diseño parecido a una U formada de tres
ondas que descansa sobre una delgada franja horizontal.
5.1 Batres, L., 1906, fig. 5.

Nota

1 Ver plano general.


7
ZONA 3
GRAN PUMA

B F

Plano 7. Zona 3. Gran Puma. Plataformas 16 y 17. Planta.

1. Zona 3. Gran Puma (Plataformas 16 y 17, murales 1-3).

Uno de los más grandes murales teotihuacanos –mural 2–


estuvo parcialmente cubierto por la Plataforma 16; hay restos de
pintura roja en el mural 1 y en el mural 3.
1.1 Zona 3. Plataforma 16, Teotihuacán (planos 7 y 7.1).
1.2 In situ.
1.3 Descubierto durante los trabajos arqueológicos del
entre 1960 y 1962.

Plano 7.1 Zona 3. Gran Puma. Plataformas 16 y 17. Perspectiva.

2.2 Se han perdido numerosos fragmentos; se reconoce el diseño


general del inmenso felino y de las ondas en el tablero, así como de
los discos concéntricos en el marco.
3.1 Debido a que no se ha derruido su porción superior, es el
mural más grande que se conserva en Teotihuacán. Mide 430 cm de
ancho y 210 cm de alto.
3.2 Los colores que aún se aprecian son dos tonos de rojo, azul y
verde; lo que se mira de blanco es la superficie del enlucido. El trazo
que delimita las formas es notablemente grueso.
4.1 Se trata de una figura única: la imagen monumental de un
felino visto de perfil, que simula caminar –sin base que le sirva,
aparentemente, de sostén– sobre amplias bandas onduladas y
transversales (fig. 7.1 y lám. 1).
Figura 7.1 Zona 3. Gran Puma. Plataforma 16, mural 2.

Lámina 1. Zona 3. Gran Puma. Plataforma 16, mural 2. Foto Pedro


Cuevas, 1992.

Parece desplazar su cuerpo en sentido horizontal; no se advierte


la cabeza; el lomo y el vientre se perfilan por extensa línea
levemente ondulada; la cola angosta, desciende y se curva
suavemente. La pata es corta y en cada zarpa muestra cuatro garras.
La imagen del felino parece sobreponerse a un fondo compuesto
de bandas que se ondulan y se apuntan a tramos regulares; son de
distinto grosor y van dispuestas en sentido diagonal. Las más
delgadas pueden haber sido verdes –hoy día se ven blancas–, las de
tamaño medio son rojo oscuro y las más amplias son azules.
El marco se forma de gruesos anillos verdes –chalchihuites–
repetidos rítmicamente a intervalos regulares, sobre fondo rojo
oscuro.
4.5 La monumentalidad de la imagen indica que era vista desde
el exterior, ya que las representaciones en interiores son de escala
notablemente menor.
5.1 Bernal, I., 1963:35; Miller, A., 1973:69, figs. 86 y 87.
8
ZONA 3
PLATAFORMAS 14, 15 Y 15A

B F

Plano 8. Zona 3. Plataformas 14, 15 y 15A. Planta.

1. Zona 3. Plataforma 14 (procesión de sacerdotes).

1.1 Zona 3. Plataforma 14, Cuarto 1, murales 1-5, Teotihuacán


(planos 8 y 8.1).
1.2 In situ. El mural 4 del Cuarto 1 se encuentra en el Acervo
Arqueológico de Teotihuacán con número de inventario 10-570087.
1.3 Exploraciones del , 1960-1962. En la Adenda 2, del tomo
de Estudios sobre la pintura mural de Teotihuacán (1996:473), se
consigna que el mural 4 del Cuarto 1 fue descubierto por el Arql.
Agustín Delgado del proyecto Teotihuacán 1962-1964.
2.2 Sumamente deteriorados, apenas se perciben partes aisladas
de líneas y de colores. El mural 4 del Cuarto 1 fue desprendido y está
montado sobre soporte de fibra de vidrio.
3.1 Los restos que corresponden al mural 4 del Cuarto 1 miden
81.5 cm de ancho por 74 cm de alto y 94 cm de ancho por 81 cm de
alto con soporte.
3.2 En el mural 4 del Cuarto 1 se identifican tres tonos de rojo.

Plano 8.1 Zona 3. Plataformas 14, 15 y 15A.


Perspectiva.

4.1 Se realizará una breve descripción de los murales de la


plataforma 14, con base en dibujos proporcionados por R. Cabrera.
Se trata de un número, ahora imposible de determinar, de
figuras humanas representadas de perfil, una detrás de otra en
actitud de caminar. Como es frecuente en los murales de
Teotihuacán, las figuras se dirigen en sentido opuesto hasta
alcanzar un vano o un diseño principal hacia el cual convergen. La
representación de las figuras es convencional, no hay variedad en
elementos del adorno y del vestuario que, posiblemente, les otorgue
identidad (fig. 8.1).

Figura 8.1 Zona 3. Plataforma 14. Cuarto 1, murales 1-5 (procesión de sacerdotes, según
dibujo de Abel Mendoza, 1962-1964).

Figura 8.2 Zona 3. Plataforma 14. Cuarto 1, sacerdote


1 (procesión de sacerdotes, según dibujo de Abel
Mendoza, 1962-1964).

Figura 8.3 Zona 3. Plataforma 14. Cuarto 1, sacerdote


3 (procesión de sacerdotes, según dibujo de Abel
Mendoza, 1962-1964).

Figura 8.4 Zona 3. Plataforma 14. Cuarto 1, sacerdote


4 (procesión de sacerdotes, según dibujo de Abel
Mendoza, 1962-1964).
Figura 8.5 Zona 3. Plataforma 14. Cuarto 1, sacerdote
6 (procesión de sacerdotes, según dibujo de Abel
Mendoza, 1962-1964).

La figura humana (figs. 8.2-8.5). Sólo se mira la cabeza, los


brazos y manos, y las piernas y pies; el resto está cubierto por las
vestimentas y adornos. La cabeza grande, en proporción al cuerpo,
tiene el cabello corto al frente –una especie de flequillo– y largo a
los lados, está señalado por líneas paralelas que bajan siguiendo la
curvatura de la espalda. El rostro muestra discos en la mejilla y
boca, de labios doblemente delineados de los cuales emerge una
vírgula. Los brazos y las manos se extienden hacia el frente; con la
izquierda toma un objeto no identificado; con la derecha sostiene
una bolsa. Las piernas son breves y esquemáticas y los pies calzan
sandalias con talonera.
Tocado. Se compone de varias secciones sobrepuestas. La
inferior es una diadema que sirve de portatocado, sobre ésta una
sección de plumas, con la punta hacia abajo, se prolonga hacia el
frente; esta sección se interrumpe por el signo que se forma con el
ángulo y el trapecio –el signo del año teotihuacano– en cuyo centro
va un círculo concéntrico con líneas radiales; pequeños discos –
chalchihuites– decoran los bordes y tres gotas descienden de su
parte baja. A nivel de la parte superior del trapecio se continúa hacia
el frente de la figura una banda compuesta de placas, y por encima
una hilada de formas semicirculares –¿borlas?–. Hacia la parte
posterior de la figura se proyecta un haz de plumas grandes y
curvas. El tocado es igual al representado en el Cuarto 11, de Tetitla.
Vestuario. Se compone de una capa o quechquémitl decorada con
diseños geométricos; en alguna se aprecia que el diseño es una placa
en forma de cruz griega. Usa falda con diseño geométrico o de
flores, y lleva en su parte media una faja ancha con estrías paralelas
verticales, y al centro un círculo concéntrico con disco en cuyo
interior se aprecia un rostro. Éste no es el mismo en cada figura.
Sandalias. Son sencillas, con doble talonera y cinta anudada
sobre el empeine.
Adornos. Lleva orejeras circulares con disco en su interior, está
decorada con chalchihuites. Algunas usan collar largo de cuentas
grandes y otra una guirnalda de flores.
Bolsas. Se componen de un asa que toma con las manos, dos
cintas con nudos al frente, una placa que recuerda la lengua bífida
de la serpiente y un paño que se inclina diagonalmente; en una de
las figuras se advierte que sale de la bolsa una rama con hojas y una
flor.
Lámina 1. Zona 3. Plataforma 14. Cuarto 1, mural 4.
Acervo Arqueológico de Teotihuacán. Foto María
Elena Ruiz Gallut, febrero, 1996.

En las figuras que reporta Miller (1973), el personaje se aprecia


de perfil, caminando hacia la izquierda y se refiere al mural número
4 del Cuarto 1, en donde reporta dos figuras en perfil, una enseguida
de la otra. En el caso del fragmento del mural 4 del Cuarto 1 (lám.
1), la coloración es la misma que reporta Miller, es decir, en los
mismos tres tonos de rojo. El fragmento está sumamente
segmentado. Sin embargo, de acuerdo con la disposición de las
plumas del tocado del personaje, se puede saber que se trata de una
figura humana que se dirige hacia la derecha. Por el mal estado de
conservación no se aprecia con detalle la figura. Arriba del penacho
se mira una franja de color rojo más intenso, que delimita el mural
de la cenefa que lo enmarca. Aparentemente, debido a las
dimensiones, este motivo difiere con la figura presentada por Miller,
ya que el personaje que éste presenta sería más grande.1
5.1 Miller, A., 1973:67, figs. 82 y 83; dibujo del proyecto
Teotihuacán, 1982, Zona 3, Plataforma 14.
2. Zona 3. Plataforma 15 (escudo de Tláloc).

1.1 Zona 3. Plataforma 15, Pórtico 2, mural 1, Teotihuacán


(planos 8 y 8.1).
1.2 En el Acervo Arqueológico de Teotihuacán.
2.1 Miller (1973), consigna que la pieza se hallaba en el Museo
Nacional de Antropología, en noviembre de 1970.
2.2 Está muy deteriorada, pero se aprecia parte del diseño y los
tres tonos de rojo con que estuvo pintada. Quebrada en diagonal en
su parte alta.
3.1 Mide 120 cm de ancho y 54 cm de alto.
3.2 Sólo se emplearon tres tonos distintos de rojo.

Figura 8.6 Zona 3. Plataforma 15. Pórtico 2, mural 1 (escudo de Tláloc, según Miller, 1973).

4.1 El mural se constituye de una imagen principal y de una


cenefa que la limita verticalmente (fig. 8.6).
La imagen. Es una figura frontal, su apariencia general se
inscribe en un semicírculo y muestra parte del rostro o máscara de
Tláloc. Se trata de una imagen, tal vez principal, compuesta de
distintos elementos. La descripción se hace de arriba hacia abajo, y
se considera a la imagen como totalidad. Sobre el fondo rojo oscuro
destaca la figura de Tláloc, de ésta sólo se aprecia su rostro –o
máscara– y las manos con los dedos doblados sobre sus palmas.
Tláloc exhibe sus rasgos convencionales, de los cuales son visibles el
diente y los colmillos centrales y que, como suele ocurrir en
Teotihuacán, es la misma imagen que se encuentra en la cenefa. Por
abajo del rostro se miran tres bandas semicirculares –los collares o
pectoral–, la más alta lleva discos y formas ovales, la de enmedio
triángulos en dos tonos de rojo, y la inferior es de plumas cortas.
A los lados de los collares, o pectoral, se encuentra la mano
doblada, se adorna con pulsera de plumas; la mano sostiene una
suerte de estandarte, es como un paño curvo que termina en ambos
extremos con plumas; lleva en su interior diseños alternos de
estrellas y flores y de sus bordes externos salen ramas con capullos
y flores.
Por abajo de los collares aparece gran diseño circular compuesto
por un círculo, que parece un aro y en cuyo interior se reconoce otro
círculo; en su centro se aprecia un disco con el elemento ojo; a los
lados de éste dos bandas entrelazadas simulan parte de una red.
Bordea al círculo exterior una guirnalda con ramas, capullos y
flores. A sus lados salen tres ramas sinuosas con hojas y flores que
se han identificado como flor de maravilla, o dondiego, reconocidas
por sus efectos psicotrópicos. Por afuera de la guirnalda se ven dos
estrellas y como diseño inferior externo, una banda continua de
volutas o secciones de caracol.
Lámina 2. Zona 3. Plataforma 15. Pórtico 2, mural 1 (escudo de Tláloc). Acervo
Arqueológico de Teotihuacán. Foto Pedro Cuevas, 1991.

La cenefa (lám. 2). Se integra por el rostro –o máscara– de


Tláloc que se reconoce por los grandes ojos circulares con las
pupilas estrábicas, el labio superior formado por una banda
horizontal con los extremos curvos hacia arriba, y por abajo de ella
un diente y dos colmillos; una gota baja junto a éstos. Usa orejeras
circulares y un tocado compuesto de dos diademas, la interior con
un rombo al centro y puntas de flecha divergentes a los lados; la
exterior, que circunda el rostro, con diseño de triángulos y por
encima hojas apuntadas que simulan cuchillos curvos. Junto a la
oreja aparece una sección trapezoidal y un diseño corto de líneas
curvas y paralelas. A los lados del rostro de Tláloc alternan hiladas
de círculos concéntricos y de formas ovales; como signos de punto y
raya delineados por un trazo preciso. La cenefa se limita
verticalmente por dos bandas lisas.
5.1 Miller, A., 1973:68, figs. 84 y 85.

3. Zona 3. Plataforma 15A.

1.1 Zona 3. Plataforma 15A, mural 1 (planos 8 y 8.1).


1.2 Actualmente perdido.
1.3 Exploraciones del , 1960-1962.
4.1 Miller ubica en un plano al mural 1. No se tiene mayor
información.
5.1 Miller, A., 1973:67.

Nota

1 La información del mural 4 del Cuarto 1 fue consignada por Rubén Cabrera Castro, María
Elena Ruiz Gallut y Miguel Ángel Trinidad Meléndez.
9
ZONA 4
ANIMALES MITOLÓGICOS

B F

Plano 9. Zona 4. Animales Mitológicos. Plataforma 1. Planta


(numeración según Miller, 1973).

1. Zona 4. Animales Mitológicos.

1.1 Zona 4, Animales Mitológicos, Plataforma 1. Cuarto 1,


murales 1 y 2, Teotihuacán. En los muros externos del Cuarto 1
estuvieron pintadas, posiblemente, todas las paredes; aquí se sigue
la numeración que les dio Miller (1973), aun cuando al momento de
su descubrimiento el mural 1 se continuaba en la pared con la cual
formaba escuadra y hay cuando menos otro fragmento grande y
varios menores; en el muro interior se encontraba lo que fue el
mural 2 (planos 9 y 9.1).
Plano 9.1 Zona 4. Animales Mitológicos. Plataforma 1.
Perspectiva (numeración según Miller, 1973).

1.2 El fragmento mayor, mural 1, se encuentra ahora en el museo


del sitio (lám. 1); los otros fragmentos están en el Acervo
Arqueológico de Teotihuacán.
1.3 El hallazgo arqueológico estuvo a cargo de H. V. Gálvez,
arqueólogo que trabajaba en la sección que dirigía J. Acosta, durante
las exploraciones de 1963, en el proyecto Teotihuacán 1962-1964,
bajo la dirección de I. Bernal.
2.1 Según reporta Miller (1973:71), después de que fueron
desprendidos se trasladaron a Churubusco para su restauración; ahí
se encontraban en 1970. Con posterioridad se regresaron a las
bodegas de la zona; actualmente el mayor se encuentra expuesto en
el Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”
(noviembre de 2019).
2.2 Tanto el fragmento principal, como los demás, están
sumamente dañados; se han quebrado y partes se han perdido; el
diseño y los colores se advierten en tramos sumamente degradados.
En otros se reconoce la línea que perfila, así como los suaves colores
de algunas imágenes o las superficies pastosas de las bandas de
colores oscuros.
3.1 El mural 1 mide 310 cm de ancho y 80 cm de alto; el mural 2
mide 75 cm de ancho y 151 cm de alto (datos según Miller, 1973:71-
73).
3.2 En los murales, visibles al tiempo de su descubrimiento, se
advierten colores fuertes: rojo, naranja, azul, verde en dos tonos,
amarillo ocre, negro, gris y blanco (lám. 1). En el mural 2, oculto por
el mural anterior, se percibían tonos claros de azul, verde, amarillo y
naranja.

a)

b)

Lámina 1. Zona 4. Animales Mitológicos. Plataforma 1. Cuarto 1, mural 1. Detalle. Museo


de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”. Fotos Pedro Cuevas, 1992 (a) y Carlos
Martínez Rosas Landa, 2019 (b).
4.1 En el mural 1 se representaron escenas de gran dinamismo;
la descripción siguiente se apoya en las fotografías originales de J.
Angulo, T. Zurián y R. Cabrera, así como en la reconstrucción, con
base en tales fotografías, de J. F. Villaseñor (lám. 2). También se
procuró rescatar datos de los fragmentos que permanecen. Por
primera vez se publica una vista general de lo que fue el mural 1 de
los Animales Mitológicos; con ello se realiza el rescate parcial de un
extraordinario mural teotihuacano.

Lámina 2. Zona 4. Animales Mitológicos. Plataforma 1. Cuarto 1, mural 1. Vista general y


diseño repintado. Dibujos José Francisco Villaseñor.

El tema general del mural se refiere a la confrontación o simple


presencia (mito o realidad) entre animales que ocultan o alteran su
imagen natural. Estos se mueven, creando un ritmo ondulante entre
las ondas de agua figuradas por amplias bandas horizontales,
amarillas y azules o verdes, las cuales alternan, limitadas por
estrechas bandas rojas que se apuntan hacia arriba en intervalos
regulares. En alguna porción se aprecian hasta cinco bandas,
considerando la superposición de las amarillas, azules y rojas. La
estructura pictórica se determina por este sólido andamiaje de
bandas, rítmico, horizontal y firmemente estable. Apoyándose,
emergiendo, cruzando y envolviendo al dicho andamiaje están tres
clases de criaturas zoomorfas: cuadrúpedos, reptiles y peces. Sus
posturas, enormemente dinámicas y variadas, confieren a la escena
dramático movimiento (fig. 9.1).

Figura 9.1 Zona 4. Animales Mitológicos. Plataforma 1. Cuarto 1. Vista general.

Es probable que en su estado original, cubriendo los muros de la


cámara 1, la escena tuviera una suerte de continuidad temática y
simbólica de la cual sólo se advierten porciones aisladas. Después de
describir el fragmento mayor se hará mención de otro, a la fecha no
publicado.
La siguiente descripción se hace recorriendo los muros de
izquierda a derecha de acuerdo con el espectador. Para facilitar su
descripción he dividido artificialmente la escena del mural 1 en tres
partes, con base en la agrupación y direccionalidad de las imágenes
representadas. Así en el muro noroeste, ya desaparecido, se veía casi
a nivel del piso, en la primera banda amarilla horizontal, una
serpiente, que acaso fue verde tenue, pero que al momento de su
hallazgo se veía blanca; está representada de perfil, en su cabeza se
reconocían grandes ojos y boca entreabierta mostrando dientes y
colmillos; su cuerpo extendido ondulaba entre las bandas
horizontales, simulaba pasar por atrás de ellas, y su cola descendía
airosa en la esquina. En este punto, la escena se volvía hacia el
muro noreste y continuaba con lo que hoy día es el fragmento
mayor, cuya reconstrucción se ilustra a colores (ver lám. 2).

Figura 9.2 Zona 4. Animales Mitológicos. Plataforma


1. Cuarto 1, mural 1. Detalle.
Lámina 3. Zona 4. Animales Mitológicos. Plataforma 1. Cuarto 1, mural
1. Vista general (detalle 1). Dibujo José Francisco Villaseñor.

La primera parte de la escena (lám. 3 y fig. 9.2), siempre de


izquierda a derecha de acuerdo con el espectador, incorpora, como
asunto plástico principal, el enfrentamiento de dos feroces rostros
que muestran dientes y colmillos apuntados; el de la izquierda es de
una serpiente con pequeña y delgadísima lengua bífida, el de la
derecha figura a un felino de fantástico color verde claro. La
serpiente, vistosamente emplumada desde su cabeza, levanta y
ondula su cuerpo a nivel de la banda verde-azul, desciende y se
curva tras las bandas rojas, reaparece en la banda amarilla y en la
verde-azul, en donde cierra la curva para levantarse nuevamente y
bajar apuntando sus bien diseñados crótalos. Describen el perímetro
interno de su cuerpo dos estrechas bandas, la interior señala los
segmentos ventrales del cuerpo de la serpiente mítica, la exterior es
amarilla. El felino verde parece sentarse en la sección apuntada de
la banda roja, su cuerpo se yergue en diagonal y sus garras pudieran
simular, debido a sus distintas posiciones, que están en actitud de
avanzar o de ascender (lám. 4). La cabeza está conformada de modo
semejante a la de su oponente reptil: boca de grueso labio de
contorno ondulante y comisura curva que se abre de tal manera que
deja ver la encía y los dientes apuntados; la nariz, en ambos
animales, es un apéndice circular. La representación difiere en los
ojos y en las orejas: en la serpiente el ojo es oval y la oreja un
círculo; en el felino el ojo redondo se enmarca por una placa
supraorbital y la oreja recuerda la forma de un corazón invertido.
Tal convención plástica se reitera en todas las imágenes similares a
las descritas.

Lámina 4. Zona 4. Animales Mitológicos. Plataforma 1. Cuarto 1, mural


1. Detalle. Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”. Foto
Pedro Cuevas, 1992.
Al centro del espacio que limita de un lado la curva del cuerpo de
la serpiente emplumada y, de otro, las garras del felino verde, se
representó, con gran esmero y perfección, un jaguar de cuerpo
amarillo ocre decorado con sus características flores y manchas. Se
posa con sus garras firmemente apoyadas en la banda roja, en tanto
que su cuerpo, alargado, ondeante y prolongado con su cola curva,
destaca sobre el fondo de la banda amarilla. De sus fauces abiertas
salen, como en otros animales aquí representados, cuatro estrechas
franjas que descienden y se pierden al alcanzar la roja banda
horizontal.
La franja superior se compone de pequeñas volutas, la de
enmedio y la inferior son lisas y se ven blancas, y entre éstas hay
otra con diseños que parecen flamas.
Hacia la izquierda de la serpiente emplumada se reconoce a un
animal visto desde arriba, es un extraño cuadrúpedo al cual J.
Angulo (ver artículo en este volumen) ha identificado como
Suricata tetradactyla, pero que se presenta, al igual a otros aquí
figurados, en su versión mítica. Su cuerpo extendido abarca desde
arriba hasta abajo la banda amarilla, la roja y la verde-azul, en ésta
se abren en ángulo las patas delanteras que terminan en poderosas
pezuñas. Su rasgo distintivo es la presencia de una suerte de placas
triangulares que parecen sobreponerse en la cabeza, en las
extremidades, en el cuerpo y en la cola; por lo demás la silueta de su
cabeza, su hocico, ojos y orejas, no se distancian de las de los felinos
amarillos y verdes. El color, parece gris, lo distingue también de los
otros cuadrúpedos aquí representados. De su boca abierta salen y
ascienden tres bandas en dos tonos de verde. G. Kubler (1972:23)
sugirió que se trataba de la piel extendida de un felino desollado;
creo que es un ángulo distinto de representación de un animal vivo
como lo muestra, también, la corriente de agua que emerge de su
hocico.
Del lado derecho del felino verde, sobre el fondo de la banda
verde-azul oscuro de materia gruesa y pastosa, se aprecian dos
peces, representados vistos desde arriba y con los cuerpos cruzados
figurando una X; las cabezas, como es usual, están vistas en perfil
(lám. 4). El pez de abajo se distingue del que se le sobrepone porque
tiene el cuerpo casi liso con pocas escamas; el pez sobrepuesto tiene
el cuerpo cubierto de escamas y de su boca salen esas cuatro franjas
en dos tonos de verde, la más alta se configura por una secuencia de
volutas. La estilización de los peces es un esquema constante en el
mural de los Animales Mitológicos: su airosa figura recuerda a las
aves, de aletas recogidas, cuerpo amplio que se reduce en el
nacimiento de la cola la cual se abre en forma de 1/8 de abanico, y
cabeza que poco tiene de pisciforme. Por su ambivalencia figurativa
Miller (1973:71-72) los llamó, con acierto, ave-pez.

Lámina 5. Zona 4. Animales Mitológicos. Plataforma 1. Cuarto 1, mural 1. Vista general


(detalle 2). Dibujo José Francisco Villaseñor.

La segunda parte de la escena (lám. 5) se constituye,


principalmente, por cuatro figuras que vuelven su cabeza hacia el
lado izquierdo del espectador; dos de ellas –el jaguar verde con el
cuerpo cubierto de rosetas, la serpiente emplumada, también
verde–, se sitúan en lo alto, la banda verde-azul oscuro les sirve de
fondo; otras dos –el cuadrúpedo con placas sobrepuestas de color
gris, así como el jaguar amarillo ocre con la piel luciendo sus
flores–, simulan, en un nivel más bajo, ascender por la banda
amarilla. La sección apuntada de las bandas rojas funciona como eje
vertical que distancia a los animales antes dichos: dos se colocan a
la izquierda de los apuntamientos y los otros dos se sitúan en la
derecha (lám. 6).

Lámina 6. Zona 4. Animales Mitológicos. Plataforma 1. Cuarto 1, mural


1. Detalle. Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”. Foto
Pedro Cuevas, 1992.

El espacio entre los cuadrúpedos de la izquierda y la primera


parte antes descrita, se ocupa sólo por lo que son ahora
representaciones parciales. Así se advierte, sobre las bandas
amarilla y verde-azul, una sección curva que corresponde al cuerpo
de una serpiente emplumada; las plumas son verdes, y la banda
sobre las que se yerguen se mira seccionada simulando las
porciones ventrales. Por abajo de esta banda hay otra de color
amarillo ocre. En la parte central de la curva cóncava que describe la
serpiente emplumada, y como si reposara la cabeza en el
apuntamiento de la banda roja, se percibe la horizontal cabeza de un
pez-ave; de su cuerpo inclinado se advierte una porción de las alas y
de la cola. Por abajo de tales imágenes se miran restos de lo que
fueron dos serpientes emplumadas de color verde, cuyas cabezas,
ahora desaparecidas, debieron apuntarse hacia abajo de modo
simétrico, y una breve porción de una de la corrientes que escupen
los Animales Mitológicos: se trata de tres bandas curvas con diseños
de ojos en su interior, de las que cuelgan al centro siete gotas de
sangre de color verde.
Los cuadrúpedos a la izquierda de los apuntamientos de la banda
roja siguen a distinta altura del mural el mismo patrón rítmico;
están figurados con la cabeza de perfil y el cuerpo con las
extremidades extendidas. El felino verde cuyo fondo es la amplia
banda verde-azul, muestra el cuerpo de perfil y las extremidades se
colocan en actitud de caminar; la cola se yergue describiendo una
curva. Cuerpo y extremidades se cubren del vistoso diseño de flores
y manchas que caracterizan al jaguar; su distanciamiento con la
percepción natural se establece por la irrealidad del color verde-azul
y por las cuatro bandas inclinadas que salen de sus fauces abiertas:
la más alta es de volutas, otras dos son de color verde oscuro y en
medio de ellas se advierte otra de tono verde claro.
El cuadrúpedo visto desde arriba, en la banda amarilla, es
exactamente igual al del extremo izquierdo de acuerdo con el
espectador; se trata del animal con placas triangulares sobrepuestas
en la cabeza, cuerpo, extremidades y cola; patas con dos pezuñas y la
articulación del talón figurada como voluta. La cola se mueve,
curvada hacia abajo sobre la banda verde-azul; las extremidades
figuran ascender sobre la banda amarilla, y la cabeza, de perfil, con
la cara de fauces abiertas mostrando los dientes, se dirige hacia
arriba sobre la banda roja que representa la onda de agua. Sus
colores son también iguales a los de su correspondiente en el
extremo izquierdo: gris para el cuerpo, rojo para destacar los labios
de la boca abierta en los cuadrúpedos. En las serpientes se repite el
mismo esquema convencional, rojo también en el nacimiento de las
pezuñas, blanco para dientes y pezuñas, y negro para perfilar los
contornos; un disco amarillo circunda la pupila del ojo.
Del otro lado del apuntamiento vertical de la banda roja se
miran, de arriba hacia abajo: la cabeza y el cuerpo de una serpiente
emplumada, un jaguar de piel con diseño de flores, en el momento
de atrapar y devorar un pez-ave y, en la parte baja, otro pez-ave de
cuya boca descienden tres bandas.

Lámina 7. Zona 4. Animales Mitológicos. Plataforma 1. Cuarto 1, mural 1. Detalle. Museo


de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”. Foto Pedro Cuevas, 1992.

La serpiente emplumada es verde, su cabeza resalta de la banda


de color verde-azul oscuro; plumas cortas emergen de la mandíbula
inferior, de los párpados, de las orejas, y plumas largas figuran una
suerte de penacho en la parte posterior de la cabeza (lám. 7). De su
boca entreabierta sale esquemática y flamígera lengua bífida. El
cuerpo desciende y se ondula en doble curva extendida, para bajar
de nuevo, y terminar en grandes y definidos crótalos. Siguiendo la
convención usual en el mural, la parte ventral del cuerpo serpentino
se constituye de dos bandas que siguen su perfil; una está diseñada
por medio de segmentos coloridos, la otra es lisa de color amarillo.
La superficie dorsal se mira engalanada con largas y airosas plumas
verdes.
Dentro del espacio que señala la primera ondulación del cuerpo
de la serpiente, se percibe –apoyado sobre la banda roja y cruzando
con su cuerpo la banda verde-azul oscura, para alcanzar con la
cabeza la banda roja superior– un cuadrúpedo distinto a los antes
descritos. De color gris oscuro, su cuerpo se mira como si estuviera
reticulado, su hocico es largo y proyectado en su mandíbula
superior; en el perímetro superior de la cabeza, del cuerpo y de la
cola, se advierte una hilada de elementos curvos y puntiagudos:
parecen colmillos o pezuñas.
El mural fue repintado, inmediatamente debajo de los
apuntamientos de las bandas rojas, con dos jaguares de perfil
dispuestos de manera simétrica. Están de pie, en actitud de caminar,
muestran el cuello erguido y las cabezas se dirigen en sentido
opuesto. Las colas, curvas y extendidas, descienden por encima de la
banda roja, sus extremos casi se tocan. Bandas grises, formadas de
volutas, ascienden a ambos lados y debajo del hocico de los
animales, que llevan como otros de este mural el cuerpo amarillo
cubierto de rosetas y manchas grises (fig. 9.3).

Figura 9.3 Zona 4. Animales Mitológicos. Plataforma 1. Cuarto 1, mural


1. Diseño repintado. Dibujo José Francisco Villaseñor.
Por abajo de la cabeza erguida de la serpiente emplumada,
ocupando las bandas inmediatamente inferiores, se reconocen las
imágenes de un jaguar amarillo con su cuerpo cubierto de
rosetones, y de un pez-ave, cuyo cuerpo con aletas y cola asoma
entre los dientes fuertemente cerrados de aquél. El jaguar tiene las
patas delanteras separadas y en actitud de ascender; su cuerpo se
pierde en la estrecha banda roja inferior.
En la banda amarilla que se sitúa debajo de las antes dichas, se
reconoce la figura de un pez-ave de cuerpo curvo, que hoy día se
aprecia en color blanco. De su boca descienden tres franjas, también
blancas y a manera de chorro o corriente, con ojos en su interior.
La cola apuntada de un jaguar verde toca esas franjas. Se trata,
en efecto, de un jaguar, con diseño de flores o rosetas en su piel, que
acomoda su cuerpo de manera sorprendente por encima del
apuntamiento de la banda roja. Su cuerpo y extremidades están
vistos de perfil, pero su cara se conforma de dos perfiles que al
conjuntarse figuran un rostro frontal con el hocico abierto. Es
posible que ésta sea la más temprana representación de un esquema
que será repetido en murales de tiempos más tardíos. Flores,
manchas y línea perimetral son negras; cuerpo, cola y extremidades
se pintaron de verde; los bordes del hocico y los anillos externos de
los ojos son rojos, y los que circundan la negra pupila son amarillos.
Por abajo y hacia la derecha de la cara frontal se eleva ondulante
una franja; se divide a lo largo en franjas más estrechas; la superior
se configura de volutas y las otras son en dos tonos de verde.
Situado por encima de la cabeza de jaguar en vista frontal, está la
imagen de otro pez-ave que se extiende en diagonal sobrepuesto a la
banda verde-azul oscuro. De su boca salen tres bandas que se
vuelven hacia arriba; las extremas son blancas, la intermedia es
verde y en su interior se advierten diseños ondulados.
Lámina 8. Zona 4. Animales Mitológicos. Plataforma 1. Cuarto 1, mural
1. Vista general (detalle 3). Dibujo José Francisco Villaseñor.

Hacia el extremo derecho del fragmento del mural, la tercera


parte, restan sólo imágenes fraccionadas (lám. 8). Así, en lo alto y
junto a la triple franja con ojos en su interior y gotas bajando en uno
de sus lados, se reconoce la parte superior, cuerpo, patas y cabeza,
del mismo animal cuadrúpedo decorado con una suerte de
cuadrícula, y en cuya cabeza destaca un hocico de mandíbula
superior sumamente proyectada. En la banda amarilla resta la
cabeza de una serpiente emplumada con colmillos apuntados y
estilizada lengua bífida. En lo alto de su cabeza se pierde la
convencional franja dividida en cuatro secciones: la de volutas y las
de dos tonos distintos de color verde. De su boca descienden tres
bandas: dos blancas y la de en medio verde con ojos o diseños
curvos en su interior. Por atrás de la cabeza serpentina, en el
extremo derecho, se mira otro chorro o corriente formado de tres
franjas verdes.
Queda por mencionar la presencia, en la banda amarilla inferior,
de dos secciones: una es de las consabidas franjas con volutas en lo
alto, y la otra es una porción de plumas blancas de un cuerpo
serpentino.
Por encima de la banda roja superior se encuentran diseños
esquemáticos de mayor proporción que la parte baja del mural. De
izquierda a derecha se aprecian dos o tres bandas curvas que
describen la sección de un círculo. La banda superior es lisa, la de en
medio muestra segmentos de varios colores y es similar al diseño
ventral de las serpientes emplumadas, y la inferior es también lisa,
de color amarillo. A continuación se miran bandas diagonales; sobre
la más ancha está el segmento de una estrella con tres puntas, lleva
un disco rojo al centro. Junto hay bandas verticales y, hacia la
derecha, superficies en verde-azul y rojas separadas por otra banda
diagonal con breves ondulaciones.

Lámina 9. Zona 4. Animales Mitológicos. Plataforma 1. Cuarto 1. Detalle. Acervo


Arqueológico de Teotihuacán. Foto Beatriz de la Fuente, 1992.
Hay otro fragmento que, sin duda, era parte del mismo mural,
sin embargo es difícil asignarle ubicación dentro del contexto
general del cuarto y en relación al fragmento mayor antes descrito.
Se trata de una sección en que se reconocen las antes dichas bandas
rojas con sus apuntamientos hacia arriba, y dos bandas más
amplias: la superior es verde oscuro y la inferior, parece, azul
oscuro. En la de arriba está una cabeza de blanca serpiente
emplumada; vista de perfil exhibe su boca abierta y muestra los
colmillos; se reconoce parte de su cuerpo emplumado y las bandas
que figuran su lado ventral. De su boca baja el chorro, o corriente,
compuesto de cuatro franjas. En la banda inferior destaca sobre
fondo azul un cuadrúpedo, parece que es del tipo con el cuerpo
reticulado que se posa en sus patas posteriores sobre la banda roja,
lleva la cabeza en lo alto, y de su boca descienden las consabidas
franjas (lám. 9).
Figura 9.4 Zona 4. Animales Mitológicos. Plataforma
1. Cuarto 1, mural 2 (según Miller, 1973).

En el mural 2 del Cuarto 1 se conservaba una cenefa compuesta


de bandas verticales que se apoyan sobre otras bandas horizontales,
estas son corrientes de agua cuyas olas se elevan en crestas situadas
a tramos regulares; son los apuntamientos verticales de las bandas
estrechas que limitan a otras de mayor amplitud (fig. 9.4). Animales
acaso fantásticos, con aspecto de serpiente y de felino, se mueven en
el agua y cruzan diferentes niveles de las dichas bandas
horizontales. Son éstas las pinturas de tonos suaves finamente
delineadas en negro. La cenefa vertical se divide en seis estrechas
franjas, también verticales; la externa conserva diseño de estrellas
de cinco puntas, a continuación se ve una banda azul lisa; le sigue
otra con delicados diseños de aves que parecen palomas, una blanca
por encima de otra verde, las dos muestran distinta y animada
posición, a manera de fondo de las aves se advierten cuatro tramos
de tres gotas. La banda siguiente se forma de una hilada de plumas
con puntas redondeadas y en las dos internas los diseños lineales
parecen ser curvos y diagonales. Miller (1973:71-73), asienta que: “el
mural 2 fue encontrado en una pared detrás de la pared del mural 1,
y es, por tanto, de fecha anterior a éste”.
5.1 Bernal, I., 1963:35, fotos 31-33; Kubler, G. 1972:22, fig. 4;
Miller, A., 1973:71-73, figs. 89-99; Martínez M., C., 1989:68.

2. Fragmento. Animales Mitológicos.1

1.1 Zona 4. Montículo 1, muro norte. Esta información esta


consignada en la etiqueta proveniente de Churubusco:
Registro Restauración.
Fragmento Número 100.
Clave 73/83.
1983.
Fecha de recibido 26/VII/ 84.
Fecha de terminado 20/ I/87.
1.2 Acervo Arqueológico de Teotihuacán.
Número de inventario 10-570055.
2.2 Montado sobre soporte de fibra de vidrio.
3.1 Fragmento de 273 cm de ancho por 69 de alto y 283 cm de
ancho por 78 cm de alto con soporte.
3.2 Tres tonos de rojo.
4.1 Los restos de este fragmento son poco visibles. Sin embargo,
permanecen algunos rasgos que nos permitieron identificar este
mural como parte de los Animales Mitológicos. Entre estos rasgos
están una sección de la cola que corresponde al “diseño repintado”
de los jaguares de perfil, en color amarillo y con manchas negras, así
como parte de las franjas rojas que apuntan hacia arriba y parte
también de una de las cabezas de las serpientes emplumadas que se
observan en otros fragmentos de esta serie.

Nota

1 La información relativa al fragmento fue consignada por Rubén Cabrera Castro, María
Elena Ruiz Gallut y Miguel Ángel Trinidad Meléndez.
10
ZONA 2
TEMPLO DE LA AGRICULTURA

B F

Plano 10. Zona 2. Templo de la Agricultura. Planta


(según Marquina, 1951).

1. Zona 2. Templo de la Agricultura.


Lámina 1. Zona 2. Templo de la Agricultura. Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.

1.1 Zona 2. Templo de la Agricultura, Teotihuacán (plano 10 y


lám. 1).
1.2 Se conservan fragmentos –algunos de tamaño considerable–
en el Acervo Arqueológico de Teotihuacán. Estos pertenecen a los
murales con ondas, flores, caracoles y conchas, y a los de bastones
curvos con gotas de sangre y plumas sobre fondo negro. Siete de
estos fragmentos (que fueron presentados por Miller, 1973:figs. 70 y
72) se montaron sobre un mismo soporte de fibra de vidrio y se
conservan con el número de inventario 10-541716. En 1996 se
registró otro fragmento en el Museo Nacional de Antropología, con
medidas de 75.5 cm de alto y 178.5 cm de ancho, y número de
inventario 10-136088 (ver lám. 14 en el apartado correspondiente al
Museo Nacional de Antropología de la Adenda 1).1
1.3 Entre 1884 y 1886, L. Batres fue nombrado Inspector de
Monumentos Arqueológicos e inició las excavaciones formales en
Teotihuacán. De su primera exploración realizada al poniente de la
Calzada de los Muertos, en lo que habría de llamarse Templo de la
Agricultura, descubrió importantes pinturas murales: las de las
ondas, conchas, flores y caracoles y las de pequeños personajes en
diversas actitudes en medio de dos aparentes construcciones o
deidades sumamente estilizadas. En 1906 volvió a explorar dicho
templo hallando más murales. Entre 1917 y 1922, Gamio, Reygadas
y Marquina emprendieron otras excavaciones, de ellas hubo, al
principio, nuevos hallazgos de murales.
2.2 Lo que resta de los murales está en grave deterioro. Hay, sin
embargo, reproducciones que fueron publicadas en La Población del
Valle de Teotihuacán, por M. Gamio, en 1922; una de ellas, de
tamaño natural se encontraba en la bodega de Teotihuacán hacia
1995. Otra copia hecha por A. Villagra está en el Museo Nacional de
Antropología de México. La breve descripción que se hace a
continuación se apoya en las reproducciones que publica Gamio en
1922, y en lo que me fue posible ver en las bodegas del sitio.
3.2 Para los colores y las técnicas utilizados, ver artículo de D.
Magaloni en este volumen.
Figura 10.1 Zona 2. Templo de la Agricultura (flores y
semillas, según Gamio, 1922).

Lámina 2. Zona 2. Templo de la Agricultura. Detalle


(segunda modificación, según Gamio, 1922). Archivo
Técnico del INAH. Reprografía Gerardo Vázquez
Miranda, 2000.
4.1 El Templo de la Agricultura era una superposición de cuatro
estructuras constructivas. En la primera estructura compuesta de
talud y tablero había –en el paño remetido del tablero– grecas rojas
en forma de xicalcoliuhqui, de las cuales se ha dicho que tenían
factura “bastante tosca”. En el muro del fondo de un salón o
vestíbulo, de una subestructura sobrepuesta a la anterior, es decir
de la segunda época, se pintaron tres grandes murales: el central de
340 cm de ancho y 235 cm de alto, y los otros dos laterales de 185
cm de ancho y 215 cm de alto. Estos murales mostraban dos
tiempos pictóricos sucesivos, en el más reciente el color de fondo de
las bandas es verde oscuro. La composición general de los tres
muros pintados es similar: bandas horizontales sobrepuestas,
separadas entre sí por otras bandas más angostas, de color rojo-
naranja, que a intervalos regulares se apuntan en ángulo hacia
arriba; simulan ondas de agua. En la parte baja las bandas se cubren
por hiladas rítmicas de conchas rojas y amarillas; por encima de
éstas una banda en rojo oscuro mostraba flores cuatripétalas que
pendían de tallos verdes, los cuales también sostenían capullos (fig.
10.1); más arriba había bandas de color verde claro seccionadas en
cuadretes y otras más de color blanco. En lo alto se repetía el diseño
de las flores (lám. 2). En el muro lateral derecho se advertía
superposición de pintura en la parte baja; en ella se reconocían,
además de las conchas, caracoles y volutas decoradas formando
abigarrado conjunto. El muro central mostraba también diferencias:
en lo bajo conchas y caracoles, y volutas extensas y encontradas; al
centro en la parte alta una especie de tocado, que recuerda a otros
que se miran en varias imágenes teotihuacanas, y que pudiera
simbolizar la imagen de una deidad, estuvo compuesto por bandas
en semicírculo de distintos colores, una suerte de diadema de
triángulos amarillo y negro, y un remate de plumas verdes (fig. 10.2,
láms. 3 y 4). En la cenefa superior había una hilada horizontal de
anillos verdes dispuestos en intervalos regulares. “Los elementos de
este mural están ordenados simétricamente, destinados a
desarrollar un ritmo particular: horizontal; recursos que ordenaron
las representaciones del agua, guirnaldas, flores, conchas, caracoles
marinos, frutas y hojas; así se obtuvo un mural que es la expresión
religiosa de la germinación y la rogativa para tener las aguas en
favor de los dioses” (Martínez M., C, 1989:66).

Figura 10.2 Zona 2. Templo de la Agricultura


(caracoles y conchas, según Gamio, 1922).
Lámina 3. Zona 2. Templo de la Agricultura (segunda
modificación, según Gamio, 1922). Tomado de De la
Fuente, 1995.
Lámina 4. Zona 2. Templo de la Agricultura. Detalle.
Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la
Fuente”. Foto Pedro Cuevas, 1992.

En la parte posterior del mismo edificio Batres descubrió otra


pintura que desapareció; fragmentos mínimos estaban en las
bodegas de Teotihuacán (ver los dibujos y fotos publicados por
Miller, 1973:62-64, figs. 68 a 80), en ellos se aprecia la finura de la
línea que describe los perfiles de las pequeñas figuras que
componen la escena. Ésta se ha llamado de “las ofrendas” porque las
acciones ahí representadas sugieren que los personajes, sentados y
de pie, ofrecen distintos dones de la tierra a dos grandes imágenes
que se han interpretado como deidades, como braseros con flamas,
y también como construcciones en cuyo interior hay un sahumerio
con flamas (lám. 5). Los supuestos ofrendantes llevan palomas,
maíz, y otros objetos, y entonan oraciones o cantos según se
apreciaba por las vírgulas del lenguaje que salían de sus bocas. La
escena se lleva a cabo sobre dos amplias corrientes de agua con
semillas y conchas en su interior, y en cuya parte alta se levantan
crestas que sugieren movimiento de las corrientes. La pintura
reconstructiva que ilustra Gamio es copia de la que para Batres hizo
L. G. Becerril y no es totalmente confiable para una lectura correcta.

Lámina 5. Zona 2. Templo de la Agricultura (mural de las ofrendas).


Dibujo Agustín Villagra Caleti, 1961. Archivo Técnico del INAH.
Reprografía Gerardo Vázquez Miranda, 2000.

Otro fragmento de pintura mural que ilustra Gamio es el de una


ave vista de frente, con las alas extendidas (fig. 10.3); hay también
referencia a restos pictóricos con secciones de caracol entrelazadas
(fig. 10.4), y a un tablero con la representación de bastones de
mango curvo que muestran diseños horizontales y transversales,
cinco gotas descendentes que bajan del mango y un haz de plumas
descendente (lám. 6 y fig. 10.5). Es notable el fondo negro de la
pintura. De estos se conserva una parte en el Acervo Arqueológico
de Teotihuacán. Estos fragmentos fueron hallados durante las
exploraciones de 1917.
5.1 Batres, L., 1889:láms. 4 y 5; Gamio, M., 1922; Marquina, I.,
1951:90-91, láms. 22 y 23, 1970a:46; Acosta, J., 1970:6; Miller, A.,
1973: 62-66, figs. 65-80.

Figura 10.3 Zona 2. Templo de la Agricultura (ave, según Gamio, 1922).

Figura 10.4 Zona 2. Templo de la Agricultura (secciones de caracol, según Gamio, 1922).
Lámina 6. Zona 2. Templo de la Agricultura. Acervo Arqueológico de
Teotihuacán. Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.

Figura 10.5 Zona 2. Templo de la Agricultura (mazos con gotas, según Gamio, 1922).

Nota

1 La información relativa al fragmento fue consignada por María Elena Ruiz Gallut.
11
ZONA 2
SUBESTRUCTURAS DEL CONJUNTO DEL
QUETZALPAPÁLOTL

B F

Plano 11. Zona 2. Templo de los Caracoles Emplumados y Conjunto de los Jaguares. Planta
Irais Hernández, 2020.
Dentro y bajo el Conjunto del Quetzalpapálotl se encuentran varias
subestructuras con pintura mural. Se incluyen las pinturas de la
Zona 2: Templo de los Caracoles Emplumados o Subestructura 2
(las aves), Subestructura 3 (el tablero con discos) y Subestructura
3A, en un nivel superior, (los diseños arquitectónicos).
Plano 11.1 Zona 2. Templo de los Caracoles Emplumados y Conjunto de los Jaguares.
Isométricos Irais Hernández, 2020.

1. Templo de los Caracoles Emplumados o Subestructura 2, murales 1-4


(tableros con aves).

1.1 Templo de los Caracoles Emplumados o Subestructura 2,


Zona 2. Teotihuacán (planos 11 y 11.1).
1.2 In situ.
1.3 Proyecto Teotihuacán 1962-1964, .
2.2 En lo general, las imágenes y los colores están bien
conservados; algunas, en particular las del lado este y las dos que se
localizan en la esquina sureste, están muy degradadas y en partes se
ha perdido la capa pictórica. Las imágenes que miran hacia el norte
y la mitad de las que se dirigen al oeste –al norte de la escalera–
fueron repintadas en la década de los noventa; de ahí la precisión de
las líneas y la tersura de los colores. No se obtuvo información
acerca de si estas imágenes, pintadas sobre lienzo muy fino y lámina
de madera, se hicieron para completar algunas ya destruidas al
momento de la excavación o si se colocaron para sustituir a las
originales. Las imágenes originales que se conservan fueron
consolidadas con cemento.
3.1 Las medidas promedio de cada una de las aves representadas
oscila entre 88 cm de ancho y 40 cm de alto. El ave de mayor
tamaño está en la parte media del mural 4, que mira al sur: 96 cm
de ancho y 40 cm de alto.
3.2 Los colores usados son dos tonos de verde (uno claro y el
otro muy oscuro), dos tonos de rojo, ocre, naranja, azul y negro.
4.1 Las pinturas se encuentran distribuidas en cuatro murales
remetidos en el paño del tablero que remata el talud de una
plataforma. Ésta se encuentra adosada al Templo de los Caracoles
Emplumados, llamado así porque en los muros que enmarcan el
vano del santuario muestran en relieve enormes caracoles
emplumados con boquillas, similares a los que se aprecian frente a
los hocicos de los felinos del Conjunto de los Jaguares; a su lado se
tallaron grandes flores de cuatro pétalos.
Son diecisiete las aves aquí representadas: cuatro en cada uno de
los tableros del sur y del oeste; el tablero norte presenta cinco aves.
Cuatro son los elementos que configuran la imagen principal,
única y sucesiva: el ave propiamente dicha; una banda dividida en
tres secciones que continúa la extensión del pico y que representa
una corriente de agua; gotas, en número variable, que descienden de
la corriente; y una flor amarilla en donde termina dicha banda (fig.
11.1 y lám. 1).
Las aves. Están vistas de perfil, una detrás de otra, con los picos
dirigidos hacia el lado principal, de modo tal que se enfrentan a los
lados de la escalera por la cual se accede a la parte alta de la
plataforma. Se ha dicho que se trata de dos tipos de aves (Marquina,
1970b:81) por las distintas maneras de representación y,
posiblemente, por diferencias de significado que se revelan, por
ejemplo, en el número variable de gotas que descienden de la
corriente de agua. Como todas las aves son verdes se ha supuesto,
también, que se trata de quetzales. En lo general, son aves verdes
pintadas sobre fondo rojo-naranja, delineadas con negro.

Figura 11.1 Zona 2. Templo de los Caracoles Emplumados. Subestructura 2, mural 4


(tablero con aves).
Lámina 1. Zona 2. Templo de los Caracoles Emplumados. Subestructura 2, mural 4, lado
este. Foto Pedro Cuevas, 1992.

Demarcadas por esa línea de contorno que perfila nítidamente la


silueta, las aves se extienden sucesivamente en sentido horizontal.
Tienen el aspecto de una guacamaya o de un loro (ver artículo de L.
Navarijo en este volumen) por su pico grande, fuerte y ganchudo
que se entreabre dejando ver la lengua. Hay dos variantes
principales en la forma de los ojos: una, que comparten las
imágenes de los murales 1 y 2, compuesta por una banda circular en
cuyo centro se percibe un círculo concéntrico –la pupila– y, otra,
presente en las de los murales 3 y 4, realizada por medio de una
banda rectangular de esquinas redondeadas, en su centro lleva
también el círculo concéntrico que figura la pupila. En ambos casos
la banda es de color naranja y la pupila de amarillo ocre. Por arriba y
por detrás de los ojos, plumas cortas y anchas delimitan el
perímetro de la cabeza. En el cuerpo verde se distinguen dos
secciones de plumas: las cortas de las alas recogidas y enmarcadas
en lo bajo por una banda sinuosa, que termina en voluta, subraya la
base del ala –es la convención teotihuacana de esta
representación–, la que Miller (1973:32 y 85) designa wing-scroll-
motif (diseño-ala-voluta) y las largas de la cola que se extienden en
sentido horizontal. En algunas se aprecian plumas cortas en la
porción ventral y posterior del cuerpo del ave. Una banda ancha y
sinuosa limita el pecho y alcanza el pico inferior. En ocasiones se
reconocen las garras.
La banda o corriente de agua. Amplia banda, dividida en tres
secciones paralelas, se extiende describiendo una curva entre el pico
del ave y la flor de tres pétalos. Las secciones alta y baja son de color
verde oscuro, característico de estos murales, la de enmedio
muestra, en algunas, restos de un color verde claro sumamente
degradado. A nivel de la curvatura de la banda se aprecian tres
formas semiovales; posiblemente representan “ojos de agua”. La
banda no sale del pico entreabierto, se advierte que le pasa por
detrás; tal efecto se logra mediante la superposición de planos
pictóricos. Las aves de garras negras se apoyan sobre una suerte de
pedestal.
La flor. Se trata de un diseño que semeja una flor de tres pétalos,
vista de perfil; recuerda una flor de lis. El pétalo central se dirige
hacia arriba como punta de lanza con vértice redondeado; los
laterales se curvan hacia los lados. Estrecha banda verde los bordea
en su parte alta. En la base un diseño en forma de luna creciente
lleva al centro breve banda horizontal que parece sostener a la flor.
Las gotas. Son el elemento variable en la representación. Se trata
de un número distinto de gotas que descienden de las bandas –las
corrientes de agua– que parecen continuar por detrás de la cabeza
del ave. Son del mismo color verde oscuro que el cuerpo del ave. En
la porción este del mural 1 no hay gotas que bajen de la dicha
corriente; en la porción sur del mural 2 se reconocen cinco gotas en
una parte muy destruida; en la porción este del mural 4 hay ocho
gotas suspendidas de la corriente de agua, y en la parte central del
mural 4 hay trece gotas que bajan de las bandas, del pico y del pecho
del ave.
4.5 Al referirse a estas pinturas, Martínez M. dice: “El estilo
realista también contrasta con lo abstracto de la pintura
teotihuacana…”, observación aplicable, en lo general, a la
representación de aves, mas no así a la de otras especies animales
que tienen rasgos de distintas especies.
5.1 Marquina, I., 1970b:80-81; Miller, A., 1973:32,59, figs. 52-57;
Martínez M., C., 1989:108-109.

2. Subestructura 3, murales 1-3 (tableros con discos).

1.1 Subestructura 3, Zona 2. Teotihuacán (planos 11 y 11.1).


1.2 In situ.
1.3 Proyecto Teotihuacán 1962-1964.
2.2 Se constituye de tres murales en buen estado de
conservación.

Figura 11.2 Zona 2. Subestructura 3, murales 1-3 (tableros con discos).


Lámina 2. Zona 2. Subestructura 3, mural 2. Foto Ricardo Alvarado Tapia, 2008.

4.1 Se trata de una plataforma compuesta de talud y tablero. La


decoración es igual en los tres murales: hilada horizontal de grandes
discos rojos cuyo diámetro oscila entre 32 y 35 cm (Miller, 1973:60),
sobre fondo blanco en el paño remetido del tablero, y anillos
también en disposición horizontal de color rojo sobre el enlucido
blanco en la moldura (fig. 11.2 y lám. 2).
5.1 Miller, 1973:60, figs. 58-62.

3. Subestructura 3A, murales 1-3 (diseños arquitectónicos).

1.1 Subestructura 3A, Zona 2. Teotihuacán (plano 11).


1.2 In situ.
1.3 Proyecto Teotihuacán 1960-1962.
2.2 Los murales se encuentran en buenas condiciones; el diseño
de la cenefa y las estrías verticales del fondo se advierten
degradados. En 1996 algunos fragmentos grandes se localizaban en
la bodega 1 de Teotihuacán.
3.1 El mural 2 mide 311 cm de ancho y 99 cm de alto.
3.2 Dos tonos de rojo, verde y negro.

Lámina 3. Zona 2. Subestructura 3A, mural 2. Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz


de la Fuente”. Foto Pedro Cuevas, 1992.

Lámina 4. Zona 2. Subestructura 3A, mural 2. Detalle. Museo de


Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”. Foto Pedro Cuevas, 1992.
Figura 11.3 Zona 2. Subestructura 3A, murales 1-3 (diseños arquitectónicos).

4.1 Se trata de un diseño arquitectónico que se repite a intervalos


regulares (láms. 3 y 4, fig. 11.3). Sobre una franja, que simula un
muro en talud, con un nudo al centro, se yergue un rectángulo
compuesto por cinco secciones horizontales, la inferior lleva un
semióvalo al centro, figura la entrada del edificio; la de enmedio –
contrasta por su color rojo con el resto en verde claro– tiene un
diseño de retícula en los extremos; las otras secciones muestran
diseños geométricos lineales. Al centro y en lo alto una placa
rectangular recuerda a una almena. Una banda con formas curvas
que simulan la manera de representar las raíces de los árboles de
Techinantitla recorre a lo ancho la parte baja de los diseños
arquitectónicos; es de color verde claro.
El fondo se compone de bandas estriadas en dos tonos de rojo.
La cenefa es una banda amplia dividida en tres secciones paralelas
con ojos de agua; es la corriente de agua.
5.1 Miller, A., 1973:61, figs. 63 y 64.
12
ZONA 2
CONJUNTO DE LOS JAGUARES

B F

Plano 12. Zona 2. Templo de los Caracoles Emplumados (S-1 y S-2) y Conjunto de los
Jaguares. Plantas.

Se describen aquí los Pórticos 1 y 2 (felinos perfilados con conchas


y soplando un caracol), el Pórtico 1a (bandas ondulantes y diseño
constructivo), el Cuarto 7 (bandas, conchas, discos concéntricos y
huellas de pies), el Pórtico 10 y el Cuarto 10 (felinos reticulados) y
lo poco que resta del Patio 20, del Pórtico 13 y del Cuarto 13.

1. Pórtico 1, murales 1-4; Pórtico 2, murales 1-2, y Pórtico 6, murales 1-2


(felinos con conchas tocando un caracol).

En todos los murales se aprecia la misma escena con algunas


diferencias que se describen a continuación en el apartado que les
corresponde.
1.1 Zona 2. Conjunto de los Jaguares, Teotihuacán (plano 12).
1.2 In situ.
1.3 Proyecto Teotihuacán 1962-1964, .
2.2 En el Pórtico 1 se conservan bien las imágenes, exceptuando
las del mural 3 que, a todo lo largo de su parte baja está consolidado
con cemento, falta el enlucido y la capa pictórica.
En el Pórtico 2 se conservan dos murales consolidados con
cemento; el mural 2 está en mejores condiciones que el 1, salvo por
la cabeza del felino que ha desaparecido.
En el Pórtico 6 hay restos de dos murales, solamente en el 1 se
advierte parte de la imagen del felino y de la cenefa con diseño de
tocado y de Tláloc (lám.1).
Lámina 1. Zona 2. Conjunto de los Jaguares. Pórtico 6, mural 1. Foto Pedro Cuevas, 1992.

3.1 En el Pórtico 1, el mural 1 mide 170 cm de ancho y 82 cm de


alto; en el Pórtico 2, el mural 2 mide 142 cm de ancho y 57 cm de
alto.
3.2 Rosa, dos tonos de rojo, verde, azul y negro.
4.1 Las imágenes que componen la escena se repiten en el muro
en talud que va dentro del marco realzado de la cenefa. El diseño de
la cenefa es distinto en el Pórtico 2.
Son dos las imágenes principales: un felino en actitud de
caminar, lleva tocado de plumas, y toma con la garra izquierda a la
otra imagen, un caracol emplumado y lo aproxima a su hocico como
para soplarlo con su aliento. Las imágenes —felino y caracol–
constituyen la unidad temática, en el Pórtico 1 se repiten en cuatro
ocasiones y convergen al centro, frente a la entrada (lám. 2).
Lámina 2. Zona 2. Conjunto de los Jaguares. Pórtico 1, mural 1. Foto Pedro Cuevas, 1992.

Se describe, de modo principal, la escena del mural 1 del Pórtico


1 porque se encuentra en mejor estado de conservación (fig. 12.1). El
felino es de cuerpo alargado en sentido horizontal, en color rojo
oscuro que destaca y se recorta del mismo tono del fondo por medio
de gruesa y continua línea perimetral. La cabeza está levemente
echada hacia arriba; el ojo parece un diseño de líneas curvas en
color rosa, sin embargo en el felino del mural 4 se reconoce el
característico ojo de círculos concéntricos con una suerte de amplia
ceja representada por banda curva de pequeñas plumas verdes; las
orejas, erguidas y redondeadas, están arriba y atrás de las cejas. El
hocico se mira abierto perfilado por gruesa línea verde; en el
interior asoman, arriba y abajo, dientes y colmillos; se advierte la
pequeña nariz circular. El cuello se continúa con el cuerpo estrecho,
curvo y alargado que gravita a poca altura de lo que pudiera ser el
suelo. Las extremidades anteriores se doblan en el codo, la derecha
baja pesadamente y se apoya en cuatro garras, la izquierda se
levanta y parece tomar con las garras al caracol emboquillado. Las
extremidades posteriores se doblan también a nivel de las rodillas y
apoyan las cuatro garras en el suelo. La cola desciende en curva —
contraparte de la curvatura del muslo— y se apunta y termina en el
extremo inferior. El contorno grueso, de trazo firme y continuo, que
encierra áreas planas de color, configura, de modo sintetizado, la
esencia del animal. Los felinos del Pórtico 2 son más pequeños y,
acaso, más esquemáticos.

Figura 12.1 Zona 2. Conjunto de los Jaguares. Pórtico 1, mural 1 (felino tocando un
caracol).

Tocado. Se compone de un portapenacho o diadema rígida de


plumas cortas y un penacho de cinco plumas largas que se dirigen
hacia arriba y hacia atrás.
Adorno. Un adorno de carácter simbólico, compuesto por hilada
de conchas bivalvas, recorre el lomo del animal por atrás del
portapenacho hasta la cola. La parte de las conchas con forma de
volutas se adhiere al cuerpo, la parte circular va en el exterior; estas
dos secciones son color rojo vivo, la del centro es curva y verde.
Caracol. Se constituye de una suerte de tubo o boquilla con
reborde frente al hocico del felino, a continuación va propiamente el
caracol en tres secciones: una abocinada de fondo rojo y estrías
curvadas, una especie de banda verde en zigzag con tres puntos
rosas en su eje vertical, y la gran espiral —el caracol visto en corte—
que le otorga plena identidad. Un ornamento de triángulos y plumas
engalana al caracol en su parte alta y posterior. Directamente por
abajo de la espiral descienden dos vírgulas largas y delgadas, en
torno a ellas hay puntos verdes, simulan el sonido que emite el
caracol. Hacia abajo de la garra izquierda bajan, también, tres gotas
rojas, cada una con un ojo en su parte alta; pudieran ser gotas de
agua o de sangre.
Cenefa. Ocupa el tablero que enmarca —por arriba y a los lados—
a los felinos soplando el caracol. El diseño de la cenefa se forma por
dos imágenes en los murales de los Pórticos 1 y 6 (fig. 12.2); en el
Pórtico 2 se compone de bandas serpentinas entrelazadas. Las dos
imágenes en las cenefas del 1 y del 6, se colocaron a intervalos
regulares, entre dos bandas lisas en color rojo claro. Una de las
imágenes se ha interpretado como un tocado de plumas; se forma
por una franja —a manera de plataforma— seccionada en tres placas
verdes, la de enmedio muestra estrías verticales; por encima un
tablero con doble moldura arriba, gran disco concéntrico enmedio y
dos menores a sus lados y, en lo alto, dos haces de plumas a cada
lado del disco mayor; al centro el signo de tres gotas. Su forma me
recuerda la parte alta de una construcción o la reproducción de una
maqueta de templo.
Figura 12.2 Zona 2. Conjunto de los Jaguares. Pórtico 1, mural 1 (cenefa).

De la otra imagen que alterna con el tocado de plumas, se ha


dicho que se trata de un rostro de Tláloc al centro de una estrella.
En efecto, un rostro es el motivo central de la imagen; sus rasgos
son discos concéntricos en lugar de ojos, y una especie de boca o
placa bucal, de gruesos labios curvos en lo alto y en las comisuras;
de ellos asoman tres dientes al centro y dos colmillos en los
extremos, y desciende gran lengua bífida cuyos extremos se curvan
hacia afuera. Otros discos concéntricos simulan las orejeras; una
banda circular circunda el rostro. Banda y rostro están enmedio de
una estrella de cinco puntas que es, a su vez, contenida por otra
banda circular de plumas cortas. Como suele suceder en otros
murales teotihuacanos, los rostros en la parte horizontal de la
cenefa están vistos en posición natural, en sentido vertical, en tanto
que en la parte vertical van colocados como si estuvieran acostados,
es decir en sentido horizontal. Uno de los Tlálocs dentro de la
estrella de cinco puntas del mural 1 del Pórtico 6, guarda, a la fecha,
restos de color azul fuerte (ver lám. 1).
En la cenefa de los murales del Pórtico 2 el diseño es distinto al
antes descrito y, posiblemente, denote también diferente
significado. Se compone de dos amplias bandas entrelazadas –que
recuerdan serpientes–; una de ellas es de color rojo oscuro y lleva
en su interior tres hiladas de placas rectangulares, la hilada de
enmedio es de color rojo claro. La otra banda parece haber sido
verde y muestra hilada de flores en su interior. En los tramos en
donde las bandas no se entrelazan, se perciben unas como coronas
compuestas por conchas bivalvas y círculos concéntricos en su parte
media (fig. 12.3).

Figura 12.3 Zona 2. Conjunto de los Jaguares. Pórtico 2, mural 2 (cenefa).

4.5 “En el Palacio de los Jaguares hay figuras de jaguares en


perfil soplando caracoles, representadas en los cuatro muros. La
escena puede aludir a una oración litúrgica para el agua, en un
contexto direccional. Los marcos limitantes contienen entrelaces de
serpientes florecidas, así como diademas alternando con el Dios de
la Lluvia en la estrella de agua. Estos adjetivos –las imágenes en la
cenefa– probablemente enriquecen y especifican el tema principal
con claúsulas o frases de carácter litúrgico, calificando tiempo y
lugar” (Kubler, 1967:8).
5.1 Bernal, I., 1963:33 y 34, fotos 29 y 30; Acosta, J., 1964b;
Miller, A., 1973:50, figs. 24-27; Kubler, G., 1967:fig. 16.

2. Pórtico 1a, mural 1 (bandas curvilíneas y diseño arquitectónico).

1.1 Zona 2. Conjunto de los Jaguares, Teotihuacán (plano 12).


1.2 In situ.
1.3 Proyecto Teotihuacán 1962-1964, .
2.2 Se conservaba, hacia 1996, el diseño definido y colores
apreciables sobre todo en la esquina del mural 1; se ha perdido más
de la mitad de su superficie original. En el mural 2 permanece una
superficie rectangular a todo lo alto del talud.
3.1 El mural 1 mide 140 cm de ancho y 70 cm de alto.
3.2 Es monocromo en dos tonos de rojo.

Figura 12.4 Zona 2. Conjunto de los Jaguares. Pórtico 1a, mural 1


(bandas curvilíneas y diseño arquitectónico, según Miller, 1973).

4.1 En la parte baja del muro en talud se aprecian dos diseños


que alternan: bandas onduladas en dos tonos de rojo, colocadas en
sentido vertical, y una forma plana que recuerda a una construcción
(fig. 12.4). Esta se forma, de abajo hacia arriba, por tres bandas
horizontales en rojo oscuro y un espacio en rojo claro, enmarcadas
por otras bandas que configuran un trapecio; en su centro se mira
un disco –a manera de nudo– y un paño colgante. Sobre la
plataforma trapezoidal se yergue una especie de techo, casi
rectangular, compuesto por amplias bandas y rematado en lo alto
por hilada horizontal de plumas cortas. La cenefa que encierra por
arriba y a los lados, a las bandas serpenteantes y a las
construcciones, se compone de volutas en dos tonos de rojo.
5.1 Miller, A., 1973:53, figs. 34 y 35.

3. Cuarto 7, mural 1; Cuarto 7a, mural 2 y Cuarto 7b, murales 1-4 (huellas de
pies, conchas, discos y bandas onduladas).

1.1 Zona 2. Conjunto de los Jaguares, Teotihuacán (plano 12).


1.2 In situ.
1.3 Proyecto Teotihuacán 1962-1964, .
2.2 En los murales de los Cuartos 7 y 7a no se aprecia nada; en el
mural 4 del Cuarto 7b se conserva el color rojo oscuro y partes del
diseño de las bandas onduladas; el resto del diseño se ha perdido.
4.1 En la reproducción de F. Dávalos, publicada por Miller, se
aprecia un diseño en rosa y dos tonos de rojo compuesto por huellas
de pies, discos concéntricos, tres variedades de conchas y bandas
onduladas, similares a las del Pórtico 1a.
5.1 Miller, A., 1973:52, figs. 31-33.

4. Pórtico 10, murales 1-3 y Cuarto 10, murales 1 y 2 (felinos reticulados por
encima de diseño geométrico y manos).

1.1 Zona 2, Conjunto de los Jaguares, Teotihuacán (plano 12).


1.2 In situ.
1.3 Proyecto Teotihuacán 1962-1964, .
3.2 En el Pórtico 10 se conserva definido el diseño de los felinos
en los murales 1 (láms. 3 y 4) y 2 (láms. 5 y 6, fig. 12.5), las manos y
el motivo geométrico son apreciables en el mural 2; el mural 3 casi
ha desaparecido. En el Cuarto 10 los murales se encuentran
deteriorados, se percibe el felino del mural 1 y una de las manos del
mural 2.
Lámina 3. Zona 2. Conjunto de los Jaguares. Pórtico 10, mural 1. Detalle (felino sur). Foto
Pedro Cuevas, 1992.
Lámina 4. Zona 2. Conjunto de los Jaguares. Pórtico 10, mural 1. Detalle (felino norte).
Foto Ricardo Alvarado Tapia, 2008.
Lámina 5. Zona 2. Conjunto de los Jaguares. Pórtico 10, mural 2. Detalle (felino norte).
Foto Ricardo Alvarado Tapia, 2008.
Lámina 6. Zona 2. Conjunto de los Jaguares. Pórtico 10, mural 2. Detalle (felino sur). Foto
Ricardo Alvarado Tapia, 2008.

Figura 12.5 Zona 2. Conjunto de los Jaguares. Pórtico 10, mural 2


(felinos reticulados, según Miller, 1973).
3.1 El mural 1 del Cuarto 10 mide 118 cm de ancho y 94 cm de
alto.
3.2 En el Pórtico 10 se reconocen dos tonos de rojo, verde,
amarillo y azul oscuro sobre fondo blanco. En el Cuarto 10 el uso de
los colores es distinto, se conservan dos tonos de rojo: el fondo, la
línea perimetral, las plumas y el diseño de red; y en azul oscuro:
cuerpo del felino y manos.
4.1 Figuras de felinos reticulados sobre un diseño geométrico y
manos, se repiten, de modo casi idéntico, y convergen hacia el vano
que comunica el Pórtico 10 con el Cuarto 10. En éste se aprecia la
repetición del mismo conjunto con diferente colorido. Cuatro
imágenes inseparables componen esta gran unidad simbólica: el
felino reticulado con penacho de plumas; las vírgulas que emergen
de sus fauces; el diseño geométrico –a manera de cuerpo– en el que
reposa el felino, y las grandes manos con puños que parecen
sostenerlo.
Felino. Representado de perfil, su cuerpo es verde y va cubierto
por una retícula en color azul fuerte; una línea, también azul, define
su contorno. En la cabeza se advierte el ojo redondo de círculos
concéntricos, bordeado en su mitad superior por banda roja
ondulada y un medio abanico de plumas cortas que figura la ceja. El
hocico abierto deja ver la encía de la mandíbula superior, tres
dientes y largo colmillo curvo; la nariz es una suerte de voluta roja
con apéndice curvo al centro, y las orejas se miran de frente como
dos placas erguidas. El cuerpo estrecho lleva el vientre caído; de las
extremidades anteriores, con cuatro garras en cada una, la izquierda
se apoya sobre el diseño geométrico, en tanto que la derecha se
levanta en sentido horizontal y se dirige hacia adelante. Sólo es
visible la extremidad posterior izquierda que levanta su muslo por
encima del cuerpo, y desciende en reposo la garra sobre el diseño
geométrico. A las garras azules las rodea un anillo rojo claro. La cola
se yergue describiendo una S. Una banda compuesta de triángulos
rojos y verdes recorre su lomo, la parte de atrás de las extremidades
izquierdas y la parte inferior de la cola.
Tocado. Se forma de dos partes: una diadema o portapenacho
que repite el diseño de triángulos rojos y verdes, y un penacho de
plumas verdes, largas, que se curvan hacia abajo hasta tocar el
cuerpo.
Vírgulas. Dos vírgulas continuas, estrechas y extendidas, salen
de las fauces abiertas del felino. En su interior llevan una banda de
volutas.
Diseño geométrico. Por abajo del felino está un diseño
geométrico —recuerda un quechquémitl sobre un torso— en color
rojo claro; al centro se decora con bandas diagonales con grecas y
puntos.
Manos. A cada lado del quechquémitl asoma una mano vista en
su dorso, lleva los dedos extendidos y las uñas señaladas. Usan
pulsera como banda azul y puño simulando plumas cortas o papel
plegado.
Cenefa. Se limita por dos bandas rectas, en su interior se
reconocen otras dos bandas que se ondulan y entrelazan, formando
una suerte de cadena en la cual alternan lazos amplios con lazos
estrechos. Una banda azul limita al muro en su parte inferior.
4.5 Se ha dicho que el felino está sostenido por manos humanas
o que es la sustitución de una cabeza humana.
5.1 Acosta, J., 1964b; Miller, A., 1973:54 y 55, figs. 36-40.

5. Cuarto 10, murales 1 y 2 (felinos reticulados en azul oscuro).

Como se trata del mismo conjunto simbólico que en el Pórtico


10, se hace mención sólo de las diferencias. Lo que destaca, de
manera principal, es el uso de los colores, que en el cuarto se
restringe a un azul oscuro intenso y a dos tonos de rojo. El rojo
oscuro se aplicó al fondo, a la ceja emplumada, a la diadema o
portapenacho, al borde curvo en el nacimiento de la garras y a las
pulseras; en rojo brillante van las líneas perimetrales, la retícula, las
plumas del penacho, los puños de las manos, y el fondo de los
entrelaces de la cenefa; el azul se reconoce en el cuerpo del felino,
en las manos y en los entrelaces de la cenefa. La policromía está
contrastada, posiblemente, como se ha dicho “para que la imagen
pudiera ser claramente visible en la tenue luz del cuarto interior”
(Miller, 1973:56). Otra diferencia notable es que las formas son más
grandes y pesadas; lo que se aprecia del felino en el mural 1, se
percibe mayor tamaño, siluetas curvas y pesadas y mayor rigor en la
simplicidad. Una distinción más es que los felinos del Cuarto 10
carecen de la banda con triángulos que recorren el lomo y la parte
posterior de la cola y de las extremidades (fig. 12.6).

Figura 12.6 Zona 2. Conjunto de los Jaguares. Cuarto


10, mural 1 (felino reticulado, según Miller, 1973).

5.1 Acosta, J., 1964b; Miller, A., 1973:56, figs. 41-43.

6. Patio 20, murales 1-6 (diseños lineales, geométricos, plumas y gotas).

1.1 Zona 2. Conjunto de los Jaguares, Teotihuacán (plano 12).


1.2 In situ.
1.3 Proyecto Teotihuacán 1962-1964, .
2.2 Sumamente deteriorados. Sólo se aprecian algunos diseños
lineales, geométricos y gotas en el mural 3; líneas verticales
paralelas y figurando plumas —¿de un tocado?— y discos
concéntricos que tal vez fueran representación de orejeras.
5.1 Ver reconstrucción en Miller, A., 1973:57, fig. 47.

7. Pórtico 13, mural 1 y Cuarto 13, murales 2 y 3.

1.1 Zona 2. Conjunto de los Jaguares, Teotihuacán (plano 12).


1.2 In situ.
1.3 Proyecto Teotihuacán 1962-1964, .
2.2 Sólo se aprecia el enlucido y restos de color, el diseño se mira
amorfo.
5.1 Ver Miller, A., 1973:58, figs. 48-51.
13
ZONA 2
CONJUNTO DEL QUETZALPAPÁLOTL

B F

Plano 13. Zona 2. Conjunto del Quetzalpapálotl. Planta.

Se incluyen en esta cédula las pinturas que se ubican en la


Plataforma 4 –adosada al Quetzalpapálotl– en la Plataforma 5, en
los Pórticos 14 y 15, y en los murales del propio edificio del
Quetzalpapálotl: la Antesala y la galería porticada. También se
incorporan aquí los de los Cuartos 3 y 4, separados del
Quetzalpapálotl por la calle 1.

1. Plataforma 4 (muro con conchas en relieve). Plataforma 5 (diseño de


volutas).

1.1 Zona 2. Conjunto del Quetzalpapálotl, Teotihuacán (planos


13, 13.1 y 13.2).

Plano 13.1 Zona 2. Conjunto del Quetzalpapálotl. Vista isométrica.


Plano 13.2 Zona 2. Conjunto del Quetzalpapálotl. Vista isométrica.

1.2 In situ.
1.3 Proyecto Teotihuacán 1962-1964, .
2.2 Hay restos de estuco en la Plataforma 4. Se conserva un
peldaño con conchas y caracoles en relieve y con color rojo entre las
Plataformas 4 y 5. En la Plataforma 5 –basamento escalonado– se
aprecian zonas de estuco –en el primer y segundo cuerpo– con
diseño de volutas y formas geométricas similares a las del
Quetzalpapálotl.
3.2 Dos tonos de rojo y blanco.
5.1 Acosta, J., 1964b; Miller, A., 1973:45 y 46, figs. 11, 13 y 14.

2. Pórtico 14, murales 1-3 (talud con discos). Pórtico 15, murales 1-2 (discos y
diseño de plumas).

1.1 Zona 2. Conjunto del Quetzalpapálotl, Teotihuacán (planos


13, 13.1 y 13.2).
1.2 In situ.
1.3 Proyecto Teotihuacán 1962-1964, .
2.2 Diseño poco definido y deteriorado, se aprecian los discos en
color rojo. En algunas áreas sólo permanece el enlucido.
3.1 En el Pórtico 14, el mural 1 mide 205 cm de ancho y 58 cm de
alto; el mural 2, 70 cm de ancho y 18 cm de alto; y el mural 3, 70 cm
de ancho y 54 cm de alto. En el Pórtico 15, el mural 1 mide 45 cm de
ancho y 30 cm de alto; y el mural 2, 60 cm de ancho y 33 cm de alto.
3.2 En el Pórtico 14, se perciben dos tonos de rojo y blanco; en el
Pórtico 15, parece que hubo además verde y amarillo.
4.1 Sólo se conservan pinturas reconocibles en la parte baja del
mural 1, se trata de grandes discos –figurando una hilada
horizontal– en rojo oscuro sobre fondo en rojo, más claro. El
Pórtico 15, frente al anterior, estuvo también pintado. Quedan
restos de estuco consolidado y fragmentos –en el mural 2– de lo
que parece un diseño circular y plumas.
5.1 Acosta, J., 1964b; Miller, A., 1973:47, fig. 15.

3. Antesala 1, murales 1-5 (ondas, ojos y volutas).

1.1 Zona 2. Conjunto del Quetzalpapálotl, Teotihuacán (planos


13, 13.1 y 13.2).
1.2 In situ.
1.3 Proyecto Teotihuacán 1962-1964, .
2.2 En algunas porciones sobre todo en el talud de las partes
bajas, se conservan diseños y colores definidos. En lo alto se
reconocen grandes tramos de color rojo plano sin diseño, y en todos
se advierte que la pintura ha sido consolidada.
3.1 El mural 1 mide 739 cm de ancho y 160 cm de alto; el mural
2, 510 cm de ancho y 142 cm de alto; el mural 3, 262 cm de ancho y
184 cm de alto; el mural 4, 380 cm de ancho y 139 cm de alto; y el
mural 5, 292 cm de ancho y 163 cm de alto.
3.2 Se aprecia el rosa, dos tonos de rojo, azul fuerte y blanco.
Miller observa en el mural 1 “que las áreas rojo oscuro y el
delineado rojo de 5 mm fueron las últimas pinturas aplicadas a éste
mural y es claramente evidente en el detalle” (Miller, 1973, fig. 7).
Figura 13.1 Zona 2. Conjunto del Quetzalpapálotl. Antesala 1, mural 5 (ondas, ojos y
volutas).

Lámina 1. Zona 2. Conjunto del Quetzalpapálotl. Antesala 1, mural 1. Detalle. Foto Pedro
Cuevas, 1992.
Lámina 2. Zona 2. Conjunto del Quetzalpapálotl. Antesala 1, mural 5. Foto Ricardo
Alvarado Tapia, 2008.

4.1 Los cinco muros muestran diseño simple, geometrizado y de


pocos colores (fig. 13.1). Los tres muros, al fondo, frente a la
escalinata, interrumpen su continuidad en el diseño por tres
pilastras pintadas de rojo. El diseño se forma por dos bandas, una
colocada por encima de la otra –hoy se miran blancas–, que se
curvan y se apuntan hacia arriba a intervalos regulares, describiendo
una U muy abierta; parecen simular ondas de agua. A tramos,
también regulares, e interrumpiendo el camino de las bandas se
advierten cinco formas semicirculares, con un disco al centro, y
colocadas en sentido vertical, recuerdan los ojos de agua y fueron de
color azul fuerte, como se mira en el mural 1 (lám. 1). Una cenefa
compuesta por volutas blancas delineadas en rojo oscuro enmarca
por arriba y por abajo el diseño de ondas y de formas semicirculares.
La parte alta del muro es plana, en rojo oscuro, sin diseño (lám. 2).
4.5 Se ha dicho que los “motivos geométricos como diseño
principal, aparecen, probablemente tarde, en la secuencia de los
murales teotihuacanos” (Miller, 1973:44).
5.1 Acosta, J., 1964a:25-26, lám. 2, figs. 90 y 91; Miller, A.,
1973:44, figs. 6 y 7.

4. Antesala 2, murales 1-2 (sólo quedan fragmentos del enlucido).

1.1 Zona 2. Conjunto del Quetzalpapálotl, Teotihuacán (planos


13, 13.1 y 13.2).
1.2 In situ.
1.3 Proyecto Teotihuacán 1962-1964, .
2.2 Sólo se aprecia, en lo que fueron los murales 1 y 2, parte del
enlucido que fue consolidado.
5.1 Miller, A., 1973:42, plano 2.

5. Pórticos 1, 3 y 4, murales 1-14 (grecas escalonadas y discos de mica).

1.1 Zona 2. Conjunto del Quetzalpapálotl, Teotihuacán (planos


13, 13.1 y 13.2).
1.2 In situ.
1.3 Proyecto Teotihuacán 1962-1964, .
2.2 En buena parte de los taludes se conserva diseño y color; en
especial, en los murales 1, 2 y 3 del Pórtico 1; en algunos se advierte
que la parte alta iba en color plano rojo oscuro, sin diseño. Falta
estuco y capas pictóricas entre murales 10 y 11 del Pórtico 4. El
diseño del mural 4, del Pórtico 3, se interrumpe por el pilar labrado.
En el Pórtico 2, no hay huellas de pintura.
Las pinturas del tablero –con ondas, ojos y discos– por encima
de los pilares que limitan el patio y por abajo de las almenas, están
reconstruidas casi en su totalidad.
3.1 Las pinturas que se conservan en el Pórtico 1, miden: el
mural 1, 300 cm de ancho y 80 cm de alto; el mural 2, 310 cm de
ancho y 80 cm de alto; el mural 3, 294 cm de ancho y 81 cm de alto;
el mural 4, 216 cm de ancho y 80 cm de alto; el mural 5, 300 cm de
ancho y 80 cm de alto y el mural 6, 302 cm de ancho y 80 cm de
alto.
En el Pórtico 3, el mural 4, mide 216 cm de ancho y 80 cm de
alto; el mural 5, 300 cm de ancho y 80 cm de alto y el mural 6, 302
cm de ancho y 80 cm de alto.
En el Pórtico 4, el mural 8, mide 355 cm de ancho y 80 cm de
alto; el mural 9, 255 cm de ancho y 85 cm de alto; el mural 10, 95
cm de ancho y 90 cm de alto; el mural 11, 240 cm de ancho y 280 cm
de alto; el mural 12, 77 cm de ancho y 80 cm de alto; el mural 13,
374 cm de ancho y 110 cm de alto y el mural 14, 216 cm de ancho y
75 cm de alto.
3.2 Dos tonos de rojo, verde, blanco y discos de mica incrustados.

Figura 13.2 Zona 2. Conjunto del Quetzalpapálotl. Pórtico 1, mural 1 (grecas escalonadas y
discos de mica).
Lámina 3. Zona 2. Conjunto del Quetzalpapálotl. Esquina del Pórtico 1. Foto Ricardo
Alvarado Tapia, 2008.
Lámina 4. Zona 2. Conjunto del Quetzalpapálotl. Pórtico 1, mural 1. Foto Ricardo Alvarado
Tapia, 2008.

4.1 El diseño simple y geométrico del talud es, esencialmente, el


mismo que se prolonga a todo lo largo de los muros de los Pórticos
1, 3 y 4, enmarcado, arriba y a los lados, por cenefa compuesta de
amplias volutas geometrizadas y definidas por línea perimetral
angosta, que describe su contorno, se repite un diseño formado por
greca simple y motivo escalonado; estuvo pintado de verde (fig.
13.2). Voluta geométrica y motivo escalonado –a manera de almena
seccionada– constituyen un diseño unitario que se repite a
intervalos regulares. El lado contrario a la escalera se compone de
área de color lisa con perfil sinuoso, y el lado contrario a la greca se
convierte en banda quebrada. En algunos murales –mural 3, del
Pórtico 1– se miran aún bandas perimetrales al diseño unitario, en
tono de rojo más claro. También se aprecia otra banda clara que
corre por abajo de la cenefa (láms. 3 y 4).
Sobre el fondo rojo oscuro, en los espacios que deja el diseño
van, incrustadas, hiladas de discos de mica. Se disponen en línea
horizontal a lo alto, y describen líneas verticales y diagonales a
ambos lados de la greca. En el mural 4, del Pórtico 10, se conserva
parte de lo que fue un diseño elaborado, hoy en día, poco
perceptible. Miller dice que “la parte baja de una pilastra muestra la
cabeza en perfil de un ave sobre cuerpo de ave geometrizado”
(Miller, 1973:45, fig. 10).
5.1 Bernal, I., 1963:16-21, foto 10; Acosta, J., 1964a:lám. 3, figs.
40, 41 y 84; Miller, A., 1973:45, figs. 8-11.

6. Cuarto 3, murales 1-5 (felino con la cara vista de frente).

1.1 Zona 2. Conjunto del Quetzalpapálotl, Teotihuacán (planos


13, 13.1 y 13.2).
1.2 In situ.
1.3 Proyecto Teotihuacán 1962-1964, .
2.2 De los cinco muros que fueron pintados, ningún diseño es
perceptible, quedan sólo restos de color indefinido.
3.1 En el mural 1, el enlucido con restos de color, mide 380 cm
de ancho y 32 cm de alto, y en el mural 5 mide 145 cm de ancho y 40
cm de alto.
3.2 Hay restos de dos tonos de rojo, amarillo y blanco.
Figura 13.3 Zona 2. Conjunto del Quetzalpapálotl.
Cuarto 3, mural 1 (felino con la cara de frente, según
Miller, 1973).

4.1 En el mural 1, se veían felinos que se dirigían en sentido


opuesto a una imagen frontal que representaba un felino de caras
confrontadas (fig. 13.3). En el mural 2, según Miller, la escena se
formaba por imágenes sobrepuestas, las más bajas eran cuchillos
curvos, las de la parte media, felinos en actitud de caminar, y las
altas, eran figuras humanas disfrazadas de animal (fig. 13.4).
5.1 Miller, A., 1973:47 y 48, figs. 16-22.
Figura 13.4 Zona 2. Conjunto del Quetzalpapálotl. Cuarto 3, mural 2
(personajes, felinos y cuchillos, según Miller, 1973).

7. Cuarto 4, murales 1-4.

1.1 Zona 2. Conjunto del Quetzalpapálotl, Teotihuacán.


1.2 In situ.
1.3 Proyecto Teotihuacán 1962-1964, .
2.2 En grave estado de deterioro, no se aprecia diseño y los
colores están sumamente desgastados.
3.1 En el Cuarto 4, mural 3, hay restos de un enlucido de 400 cm
de ancho y 85 cm de alto.
5.1 Miller, A., 1973:42.

Patio del Conjunto del Quetzalpapálotl

M E R G
Los recintos y pórticos que rodean al patio del Conjunto del
Quetzalpapálotl se miran hoy en día reconstruidos. La pintura
mural que cubre los tableros superiores de estos espacios puede
parecernos un ejemplo único en Teotihuacán en este sentido. El
diseño presente en ellos, es decir, en los tableros superiores, es la
repetición de una especie de cuadretes o cartuchos, formados por
hileras de ojos, dispuestas verticalmente, que rematan en ambos
lados con una banda de volutas que se curvan hacia los extremos.
Entre cada uno de estos cartuchos se aprecia solo rojo, puesto que
toda la composición está realizada en dos tonos de este color. Esta
pintura presenta también, en el marco de los tableros, el diseño de
chalchihuites o discos perforados, tan propio del sitio, mismo que
encontramos plasmado en peraltes de escalinatas, en la
representación en pintura de templos teotihuacanos e inclusive, en
restos de escultura de dimensiones considerables que seguramente
remataron las construcciones.
Sin embargo, hemos considerado de gran importancia señalar
que publicamos aquí dichas pinturas con el propósito de aclarar que
no son originales, sino que son producto del trabajo de
reconstrucción del Conjunto del Quetzalpapálotl, que se llevó a cabo
hacia mediados de los años sesenta por el arqueólogo J. Acosta.
Durante este proyecto se descubrieron varias pinturas murales que
pertenecen a dicho conjunto y que se encuentran in situ. Me refiero
a la pintura de los taludes de las Antesalas 1 y 2 y a los taludes
pintados del patio arriba señalado.
La reintegración de pintura en los tableros superiores, los cuales
soportan hoy en día una serie de almenas dispuestas sobre los ejes
de los pilares en relieve, se basó únicamente en el hallazgo de
fragmentos que presentaron dos tonos de rojo, y que al parecer
pertenecieron a dichos tableros. La determinación del arqueólogo de
incluir diseños en estos espacios se debió a la supuesta analogía del
edificio con otros del mismo conjunto.
La siguiente es una cita de J. Acosta (1964a:43) donde apunta:
…aun cuando se recuperaron varios fragmentos del aplanado del tablero y que
todavía conservaban vestigios de dos tonos de rojo, ningún ejemplar pudo indicarnos
algo acerca del ornato superior.
…En primer término tenemos que todos los tableros del Edificio 5 estaban decorados
con círculos, ojos y ganchos, encontrándose que también en los tableros del conjunto
del “Palacio de los Jaguares” se hallaba la misma decoración. Ahora bien, el “Palacio
del Quetzalpapálotl” queda entre los dos conjuntos y pertenece al primero y, por
analogía, debió haber tenido el mismo motivo, puesto que existía una especie de
común denominador para todos los tableros de este conjunto de estructuras.
Basándonos en los argumentos anteriores, se pintó sobre los tableros en discusión
una decoración a base de chalchihuites sobre las cornisas, y paneles con ganchos y
ojos en la parte hundida. Estos fueron colocados a distancias simétricamente
calculadas de antemano.

Así, la apariencia final de la reconstrucción nos ofrece la posibilidad


de tener una visión más integral del rostro de este edificio
teotihuacano. Pero no debemos perder de vista dos aspectos
primordiales: que la pintura mural en los cuatro tableros superiores
no es original y que su presencia corresponde sólo a la propuesta de
similitud con otras construcciones cercanas, y por otro lado, que
hemos de ubicar el trabajo arqueológico y de restauración en su
contexto temporal.
Lámina 5. Conjunto del Quetzalpapálotl. Esquina suroeste del patio. Foto María Elena Ruiz
Gallut, abril, 1996.
Lámina 6. Conjunto del Quetzalpapálotl. Esquina noroeste del patio. Detalle. Foto María
Elena Ruiz Gallut, abril, 1996.
Lámina 7. Conjunto del Quetzalpapálotl. Tablero norte del patio. Detalle. Foto María Elena
Ruiz Gallut, abril, 1996.
14
AMANALCO
BARRIO DE LAS PINTURAS SAQUEADAS
TECHINANTITLA Y TLACUILAPAXCO

R C

Plano 14. Amanalco. Barrio de las Pinturas Saqueadas: Techinantitla y


Tlacuilapaxco. Planta.
Amanalco es el sitio conocido como “de los murales saqueados”; y
en efecto, de esa zona, situada al noreste de la Pirámide de la Luna,
provienen los murales que constituyen la colección donada por
Harald J. Wagner al The de Young Museum de San Francisco,
California. Algunos de estos murales fueron devueltos al Instituto
Nacional de Antropología e Historia y el 19 de febrero de 1986 se
exhibieron en el Museo Nacional de Antropología en una exposición
con el título de “Recuperación de Frescos Teotihuacanos”.
Los murales se ubicaban, originalmente, en dos conjuntos
arquitectónicos vecinos: Techinantitla y Tlacuilapaxco los cuales
configuran una porción de Amanalco, el Barrio de los murales
saqueados (plano 14).
Nuestro catálogo tiene como objetivo principal, los murales –o
fragmentos– que se encuentran in situ y los que aún permanecen
en el Acervo Arqueológico y en el museo de la zona arqueológica de
Teotihuacán. Por ello, y también porque se publicó un registro
completo de los que se guardan en San Francisco y de lo que se
devolvió a México (en el libro que lleva por título: Feathered
Serpents and Flowering Trees. Reconstructing the Murals of
Teotihuacán), pareció conveniente y de acuerdo con el criterio antes
señalado incluir sólo los murales que permanecen en el sitio.
Son murales excavados arqueológicamente y por motivos de
conservación se volvieron a cubrir. Rubén Cabrera, arqueólogo
experto en Teotihuacán, da cuenta de esos murales que se guardan
en su contexto original.
Remitimos al lector interesado al libro arriba citado; éste se
ilustra con espléndidas fotografías y con dibujos esclarecedores.
Asimismo recomendamos la publicación de 1993, Teotihuacán. Art
from the City of Gods, que se publicó con motivo de la magna
exposición que se llevó a cabo en el museo M. H. de Young de San
Francisco y con amplia colaboración de estudiosos mexicanos.
Nuestro objetivo, reitero, es el registro de los murales, o lo que
resta de ellos, en su lugar de origen (sólo se describen los murales
in situ).
1. Murales 1-2, muro oeste y muro norte (Tláloc, dios de la tormenta).

1.1 Techinantitla. Cuadrante N5E2, Teotihuacán.


1.2 In situ, cubiertos nuevamente con tierra. Integrados a dos
muros que forman la esquina de la antesala de un gran conjunto
residencial del tipo palacio y de carácter público. Corresponden a la
estructura 2 del cuadrante N5E2 (Millon y Sugiyama, 1991:211-215).
La mayor parte se integra a un alto muro vertical (muro oeste), que
se encontró conservado hasta muy cerca de la superficie, y otra
parte de la pintura se encuentra sobre el muro norte del talud, del
cual resta únicamente su parte inferior. Forman ambos muros la
esquina noroeste del aposento. En el muro oeste había
anteriormente una puerta que fue clausurada y sobre su aplanado se
pintó parte del mural.
1.3 Se asocian a cerámica de la Fase Metepec, que va de los 600 a
750 d.C., por lo que participaron de los últimos años de
Teotihuacán.
1.4 Se encontraron durante las excavaciones de 1984 por R.
Millon y S. Sugiyama.
2.2 Conservados bajo tierra en su lugar de origen, previa
restauración, fueron tapados cuidadosamente con una gruesa capa
de tierra cernida soportada con un muro de contención.
3.1 La parte del mural oeste tiene cerca de 200 cm de altura por
500 cm de largo; y su porción en el muro norte mide 90 cm de alto
por 150 cm de largo.
3.2 Policromos, en colores rojos preponderadamente, rosa,
amarillo y azul.
4.1 Integrado a los muros oeste y norte que forman la esquina
noroeste de una antesala, en realidad se refiere a un gran mural (y
no a dos) donde se muestran siete figuras antropomorfas en tres
aspectos distintos del dios Tláloc, en su advocación del dios de la
tormenta, según Pasztory (1988a:74). Su parte en el muro oeste está
mejor conservada. Hay en este muro la representación de dos
procesiones de personajes que se dirigen hacia la derecha. Una se
encuentra en la parte interior donde se representan varias figuras.
La otra se ubica en la franja superior con tres figuras representadas.
Es éste, hasta la fecha, el único caso que se conoce de Teotihuacán
donde se cuenta con dos filas superpuestas de personajes en el
mismo mural. Se trata en todas las figuras de la misma
representación de Tláloc, en tres aspectos distintos, por los
elementos que lo integran, teniendo en común un cetro ondulado
como un rayo que llevan en una de sus manos.
Uno de los tres aspectos de estas figuras se muestra en los
personajes representados en el muro oeste, en su parte inferior,
donde hay dos representaciones del dios de la tormenta seguidas
una de la otra. En la figura mejor conservada se aprecian con
claridad todos los detalles; la cara, los brazos y las piernas están
pintadas de color verde, en su mano derecha lleva el objeto
ondulado representando un rayo, en tanto que con su mano
izquierda sostiene un objeto compuesto de varios elementos, un
bulto, estuche o envase según lo describen sus descubridores; se
trata de un objeto adornado con plumas y cintas del que se
desprenden algunas gotas. El personaje lleva sandalias con
taloneras rectangulares y camina hacia la derecha sobre una angosta
franja señalada por huellas de pies (figs. 14.1, 14.2 y 14.3, láms. 1 y
2).
Figura 14.1 Techinantitla. Parte baja del muro oeste. Personaje 1 (según Saburo Sugiyama,
en Berrin, 1988).
Figura 14.2 Techinantitla. Parte alta del muro oeste. Personaje 3 (según Saburo Sugiyama,
en Berrin, 1988).

Figura 14.3 Techinantitla. Parte alta del muro oeste. Personaje 4 (según Saburo Sugiyama,
en Berrin, 1988).
Lámina 1. Techinantitla. Parte baja del muro oeste. Personaje 1. Foto Rubén Cabrera, 1985.
Lámina 2. Techinantitla. Parte alta del muro oeste. Personaje 3. Foto Rubén Cabrera, 1984.

Su exuberante atuendo es sumamente complicado de describir.


Su vestido se forma por varias hileras de plumas colocadas como
olanes o flecos y que se extiende como una capa por detrás. En éste
resaltan dos grandes medallones circulares con nudo, de donde
salen hacia los lados y en diagonal anchas franjas decoradas con
cuadretes o figuras incompletas de quincunce. Uno de estos
medallones va colocado sobre su hombro derecho, y el otro se
sostiene sobre su pecho. Sus puños van adornados con olanes
volteados formados de pequeñas plumas. Visto de perfil, con su
colmillo ganchudo, el personaje porta anteojeras, orejeras y un
collar de cuentas esféricas.
Su tocado se forma de varios elementos; en él destaca un gran
medallón ovalado y adornado con plumas, que va colocado un poco
arriba de su frente; de éste salen hacia arriba en diagonal dos franjas
con figuras del quincunce, igual que los otros medallones descritos,
cuyos extremos rematan con plumas. Más arriba se muestra un alto
penacho de plumas que giran hacia atrás en forma de abanico, lleva
como base delgadas franjas horizontales cruzadas con otras franjas
verticales. De su penacho cuelga hacia atrás una amplia banda
adornada con pequeños círculos rojos que rematan en una especie
de hebilla rectangular. De su boca sale hacia arriba y gira hacia
adelante una florida vírgula adornada con grupos de tres cuadretes y
con frutos, sostenidos por pequeñas guías. A manera de fondo,
enmarca a la figura una suerte de arco tendido, compuesto por tres
franjas adornadas con estrellas, triángulos y plumas. En su parte
baja lleva una banda con huellas de pies, indicando camino.

Figura 14.4 Techinantitla. Muro norte. Personaje 2 (según Saburo Sugiyama, en Berrin,
1988).
Lámina 3. Techinantitla. Parte baja del muro norte. Personaje 2. Foto Rubén Cabrera,
1984.

El segundo aspecto del dios de la tormenta está representado en


el muro norte (fig. 14.4 y lám. 3). También va ricamente ataviado, se
ve de perfil, con sandalias a la manera de los personajes
teotihuacanos; faldellín, que termina en su parte inferior con un
fleco de plumas; cubre su cuerpo un complicado traje del que
sobresalen anchas bandas que le cuelgan por detrás. Un gran
medallón circular va sobre su hombro derecho sostenido con un
nudo, y sobre su pecho porta otro medallón idéntico, con dos franjas
que van diagonalmente hacia los lados y hacia abajo, de donde
parece que caen algunas gotas. En ambas manos se ven los puños
orlados, volteados hacia atrás.
Porta grandes orejeras, anteojeras y bigoteras. Su fastuoso
tocado se forma de varios elementos decorativos y simbólicos.
Resalta, sobre su frente, un medallón ovalado adornado con plumas
de donde salen hacia arriba, diagonalmente, dos cintas con el
símbolo del quincunce, y rematadas con plumas. Descienden de esta
parte dos cintas con círculos, que rematan también con plumas, y se
muestra por atrás un penacho por debajo del gran tocado formado
de largas plumas, que se sostienen de una diadema compuesta por
diferentes elementos decorativos.
Frente al personaje hay tres vírgulas de tamaños diferentes y
colocadas en tres niveles; dos de éstas están adornadas con
pequeñas volutas.
El personaje lleva en su mano derecha un rayo formado por
líneas onduladas, y con la otra mano sostiene plantas de maíz y
calabaza.
Finalmente, este personaje va enmarcado en uno de sus lados y
en su parte superior por una amplia cenefa con dos líneas de
volutas.
Las figuras que representan el tercer aspecto del dios de la
tormenta en su advocación de Tláloc, se ubican en la parte superior
del muro oeste, y presentan mayor diferencia en su indumentaria y
en los elementos simbólicos con respecto de los dos personajes
antes descritos. Por desgracia se encuentran menos conservados, no
se muestran completos, les falta parte de la cabeza y del tocado. Se
trata de dos figuras que van a continuación una de la otra; están
vistas de perfil colocadas arriba de una franja que lleva huellas de
pie. Portan suntuosas sandalias adornadas en el empeine con una
gran borla, plumas y flecos, y por debajo de su vestido sobresale la
orla de sus calzones. Su vestido es sumamente complicado de
describir por la cantidad de adornos que lleva; en el que sobresalen
varios listones y siete franjas verticales, cintas que van en diagonal,
y moños con aplicaciones de ojos celestes, rayos solares, plumas y
escamas de piel de serpiente. Los puños de su vestido se adornan
con olanes.
Sostiene con su mano derecha una placa rectangular con banda y
plumas en su parte alta, y con su mano izquierda lleva el ondulante
rayo con una sucesión de volutas, como nubes. En uno de los
personajes sólo se observa el diente curvo de Tláloc, y en el otro aún
se conserva parte de su anteojera y su ojo derecho, así como parte
de su orejera compuesta por círculos concéntricos además de una
figura rectangular que le cuelga de ésta. De su boca salen hacia
adelante dos vírgulas con flores vistas de perfil, adornadas con guías
de flores y frutos, y ojos con gotas.
5.1 Millon, R., 1988:98-103, figs. IV.18-IV.21c; Millon, R. y
Sugiyama, S., 1991:211-231, fotos 1-4, fig. 1-5.

2. Mural 1, estructura 2 (gran pájaro).

1.1 Techinantitla. Estructura 2 de N5E2 (Millon, 1973),


Teotihuacán.
1.2 In situ, se cubrió nuevamente con tierra.
1.3 Integrado al complejo de pinturas en el área de Techinantitla,
un enorme conjunto arquitectónico habitacional del tipo residencial
que por su asociación con cerámica de la Fase Metepec o
Teotihuacán IV, se le da una cronología que va de los 600 a los 750
años d.C.
1.4 Descubierto durante las excavaciones de 1984 por R. Millon y
S. Sugiyama. Apareció en el fondo de un pozo de saqueo. En el lado
izquierdo del fragmento, el mural fue cortado en línea recta,
seguramente por los saqueadores, unos años antes de 1960. Existen
dos figuras iguales en la colección del Museo de San Francisco,
California y otro mural similar se encuentra en la antigua colección
Sáenz en México (Millon y Sugiyama, 1991:217; Miller, 1973, fig.
362).
2.4 Conservado bajo tierra en su lugar de origen previa
restauración. Fue cubierto cuidadosamente con una gruesa capa de
tierra cernida. Fragmento mural de 145 cm de ancho por 75 cm en
su parte más alta.
3.2 Policromo, en colores amarillo, ocre, azul y dos tonos de rojo.
Figura 14.5 Techinantitla. Cuarto norte (gran pájaro, según Saburo Sugiyama, en Berrin,
1988).

4.1 En éste se representa una ave vista de perfil, por las huellas
encontradas in situ se entiende que había una sucesión repetida de
esta figura en el mismo nivel del muro. En el lado derecho de este
fragmento se muestra la cola de otra figura que por su posición se
dirige hacia la derecha; lo que indica que estas aves alternaban en el
mismo muro (fig. 14.5).
En este fragmento se muestra el cuerpo completo, lleva las alas
extendidas pintadas en tres franjas de colores azul al principio de
cada ala, rojo con volutas en la parte central, y verde en las plumas
que forman la franja terminal, todo delineado con un rojo fuerte.
Lleva la cabeza dirigida hacia arriba, con el pico abierto de donde
sale una vírgula adornada con cuadretes, y de ésta se unen hacia
arriba otras dos vírgulas similares que van colocadas
simétricamente. Hay en torno al gran pájaro varias huellas de pies
distribuidas sin orden alguno en el espacio de que se dispone, lo que
puede indicar que además de cantar el pájaro también danzaba.
La figura se delimitaba con un marco de dos líneas gruesas e
irregulares en azul y amarillo que van paralelas entre sí, y la cola del
animal sobrepasa este marco.
5.1 Millon, R., 1988:94, fig. IV.15a y b; Millon, R. y Sugiyama, S.,
1991:217-219, foto 1, fig. 1.
15
TEPANTITLA

B F

Plano 15. Tepantitla. Planta.


Se trata de un conjunto departamental –antiguamente llamado
“palacio”– que fue accidental y parcialmente encontrado en los años
40, cuando Pedro Armillas hacía trabajos arqueológicos en el
entonces llamado “Grupo Viking” (planos 15, 15.1 y 15.2).
Según Villagra (1954:78), Tepantitla, nombre en náhuatl,
significa el sitio o lugar de los muros o de los paredones altos.

Plano 15.1 Tepantitla. Vista isométrica.


Plano 15.2 Tepantitla. Vista isométrica.

Armillas, después de visitar el sitio, encabezó las exploraciones


que, con el tiempo, habrían de dejar al descubierto el patio de los
Tlálocs Rojos y el complejo designado como Tlalocan. Fue entonces
que se le encomendó a Agustín Villagra –excelente dibujante
arqueológico–, la copia de los murales que habrían de adquirir
notoriedad. En su quehacer lo ayudaron Mateo Saldaña y Santos
Villasánchez.
Pasztory (1976:45), informa que, salvo excepción de algunos
dibujos, no encontró las copias originales en el . Sin embargo,
fueron las copias de Villagra las que propiciaron la interpretación de
Alfonso Caso (El paraíso Terrenal en Teotihuacán, 1942) y ésta fue,
a su vez, el apoyo principal de la disertación doctoral de Pasztory
(The Murals of Tepantitla, Teotihuacán, 1976).
La lectura de Caso ha sido difundida y aceptada por ser, casi, de
domino público, sólo queda recordar que para el maestro Caso el
supuesto Tlalocan de Tepantitla representa escenas relacionadas
con lo que las fuentes documentales dicen acerca del “Paraíso de
Tláloc”; el lugar de felicidad donde llegan los que han muerto
honrosamente en la guerra, las madres fallecidas en el parto, y otros
que sucumbieron por males en relación a problemas y hechos
vinculados con el agua.
Esta interpretación de Caso (1942, 1958-59), ha sido
generalmente admitida y repetida en la enseñanza y divulgación de
la iconografía mesoamericana. El autor procura establecer la
continuidad sobre mitos y rituales a partir de Teotihuacán en
tiempos clásicos, hasta tiempos posclásicos, con los pueblos tolteca
y mexica y de tal suerte validar lo descrito en las fuentes del siglo
.
María Teresa Uriarte, en su tesis doctoral, propone una nueva
lectura acerca de tan renombrado mural. Hoy la ofrecemos, en este
volumen a estudiosos e interesados en la iconografía
mesoamericana. Estamos ciertos de que esta interpretación
reciente, responde a un legítimo y fresco acercamiento a lo que
pudo haber sido su mensaje original. La certeza deriva de los
métodos de conocimiento interdisciplinarios y de la más amplia
diversidad en los caminos para la lectura de los códigos
representados; por ello, los recursos de aproximación para
comprender lo representado en tiempos teotihuacanos son, ahora,
más extensos y más precisos.
Cabe señalar que, hoy en día, estamos más cerca que antes de la
vía regia para la correcta comprensión de la lectura de las imágenes
representadas en los muros pintados, en las que lucen esculpidas o
relevadas en la piedra y, en las que perduran –con diversas
técnicas– aplicadas a las vasijas cerámicas. La obra de arte –en este
caso los murales del Tlalocan en Tepantitla–, es una suerte de
emisor en distintas frecuencias: unas se registraron, de modo
directo, por sus contemporáneos; otras llegan, indirectamente, a los
receptores que viven en las vísperas del siglo (láms. 1-60).
Por tratarse de una investigación original, en la cual se incluyen
meticulosas y sabias descripciones acerca de las escenas en el dicho
Tlalocan, se decidió no dividir el texto de la doctora Uriarte en las
dos partes en las que se organizó este libro: la descriptiva (que
corresponde a las cédulas) y la interpretativa (que se refiere a las
investigaciones). En efecto, al leer cuidadosamente el mencionado
texto se aprecia la imposibilidad de seccionarlo. Cumple, sin seguir
el estricto ordenamiento estipulado para las cédulas, con el registro
puntual de los murales.
Así, el carácter esencial de investigación integral, determinó, ya
se dijo, no dividir el texto sobre Tepantitla, y, como caso único en
esta publicación, se le colocó en la sección de artículos que abordan,
de manera novedosa, aspectos relacionados con la pintura mural, o
de los que de ella derivan de modo directo. Este es el caso de la
investigación de María Teresa Uriarte; se la encuentra en el Tomo II
de este volumen con el título: Tepantitla, el juego de pelota; el lector
encontrará ahí las ilustraciones correspondientes a este tema.

a) b)

Lámina 1. Tepantitla. Corredor 2, mural 1. Vista general. Fotos María Elena Ruiz Gallut,
1994 (a) y María de Jesús Chávez Callejas, 2019 (b).
a) b)

Lámina 2. Tepantitla. Corredor 2, mural 1. Detalle. Fotos María Elena Ruiz Gallut, 1994 (a)
y María de Jesús Chávez Callejas, 2019 (b).

Lámina 3. Tepantitla. Corredor 2, mural 1. Detalle.


Foto María de Jesús Chávez Callejas, 2019.
a) b)

Lámina 4. Tepantitla. Corredor 2, murales 2-3. Vista general. Fotos María Elena Ruiz
Gallut, 1994 (a) y María de Jesús Chávez Callejas, 2019 (b).
a) b)

Lámina 5. Tepantitla. Corredor 2, mural 2. Detalle. Fotos María Elena Ruiz Gallut, 1994
(a) y María de Jesús Chávez Callejas, 2019 (b).
Lámina 6. Tepantitla. Corredor 2, mural 3. Vista
general. Foto María de Jesús Chávez Callejas, 2019.

Lámina 7. Tepantitla. Corredor


2, mural 3. Detalle. Foto María
de Jesús Chávez Callejas, 2019.
Lámina 8. Tepantitla. Corredor
2, mural 3. Detalle. Foto María
de Jesús Chávez Callejas, 2019.

a) b)

Lámina 9. Tepantitla. Pórtico 2, mural 2. Vista general. Fotos Germán Herrera, 1991 (a) y
Carlos Martínez Rosas Landa, 2019 (b).
a) b)

Lámina 10. Tepantitla. Pórtico 2, mural 2. Detalle. Fotos María Elena Ruiz Gallut, 1994 (a)
y Ricardo Alvarado Tapia, 2006 (b).

a) b)

Lámina 11. Tepantitla. Pórtico 2, mural 2. Detalle. Fotos María Elena Ruiz Gallut, 1994 (a)
y Ricardo Alvarado Tapia, 2007 (b).

a) b)
Lámina 12. Tepantitla. Pórtico 2, mural 2. Detalle. Fotos María Elena Ruiz Gallut, 1994 (a)
y Ricardo Alvarado Tapia, 2006 (b).

a) b)

Lámina 13. Tepantitla. Pórtico 2, mural 2. Detalle. Fotos María Elena Ruiz Gallut, 1994 (a)
y Ricardo Alvarado Tapia, 2006 (b).
a) b)

Lámina 14. Tepantitla. Pórtico 2, mural 2. Detalle. Fotos María Elena Ruiz Gallut, 1994 (a)
y Ricardo Alvarado Tapia, 2006 (b).

a) b)
Lámina 15. Tepantitla. Pórtico 2, mural 2. Detalle. Fotos María Elena Ruiz Gallut, 1994 (a)
y Ricardo Alvarado Tapia, 2006 (b).

a) b)

Lámina 16. Tepantitla. Pórtico 2, mural 2. Detalle. Fotos María Elena Ruiz Gallut, 1994 (a)
y Ricardo Alvarado Tapia, 2006 (b).

a) b)

Lámina 17. Tepantitla. Pórtico 2, mural 2. Detalle. Fotos María Elena Ruiz Gallut, 1994 (a)
y Ricardo Alvarado Tapia, 2006 (b).
Lámina 18. Tepantitla. Pórtico 2, mural 2. Detalle.
Foto Ricardo Alvarado Tapia, 2006.
Lámina 19. Tepantitla. Pórtico 2, mural 2. Cenefa. Detalle. Foto Ricardo
Alvarado Tapia, 2007.

a) b)

Lámina 20. Tepantitla. Pórtico 2, mural 3. Vista general. Fotos Pedro Cuevas, 1991 (a) y
María de Jesús Chávez Callejas y Carlos Martínez Rosas Landa, 2016 (b).
Lámina 21. Tepantitla. Pórtico 2, mural 3. Detalle. Foto María de Jesús
Chávez Callejas y Carlos Martínez Rosas Landa, 2016.

Lámina 22. Tepantitla. Pórtico 2, mural 3. Detalle. Foto María Elena


Ruiz Gallut, 1994.
Lámina 23. Tepantitla. Pórtico 2, mural 3. Detalle. Foto María de Jesús
Chávez Callejas y Carlos Martínez Rosas Landa, 2016.

Lámina 24. Tepantitla. Pórtico 2, mural 3. Detalle. Foto María de Jesús


Chávez Callejas y Carlos Martínez Rosas Landa, 2016.
Lámina 25. Tepantitla. Pórtico 2, mural 3. Detalle. Foto María de Jesús
Chávez Callejas y Carlos Martínez Rosas Landa, 2016.

Lámina 26. Tepantitla. Pórtico 2, mural 3. Detalle. Foto María de Jesús


Chávez Callejas y Carlos Martínez Rosas Landa, 2016.
Lámina 27. Tepantitla. Pórtico 2, mural 3. Detalle. Foto María de Jesús
Chávez Callejas y Carlos Martínez Rosas Landa, 2016.

a) b)

Lámina 28. Tepantitla. Pórtico 2, mural 3. Detalle. Fotos María Elena Ruiz Gallut, 1994 (a)
y María de Jesús Chávez Callejas y Carlos Martínez Rosas Landa, 2016 (b).
Lámina 29. Tepantitla. Pórtico 2, mural 3. Detalle.
Foto María de Jesús Chávez Callejas y Carlos
Martínez Rosas Landa, 2016.

a) b)

Lámina 30. Tepantitla. Pórtico 2, mural 3. Detalle. Fotos María Elena Ruiz Gallut, 1994 (a)
y María de Jesús Chávez Callejas y Carlos Martínez Rosas Landa, 2016 (b).
Lámina 31. Tepantitla. Pórtico 2, mural 3. Detalle. Foto María de Jesús
Chávez Callejas y Carlos Martínez Rosas Landa, 2016.
Lámina 32. Tepantitla. Pórtico 2, mural 3. Detalle. Foto María de Jesús
Chávez Callejas y Carlos Martínez Rosas Landa, 2016.

Lámina 33. Tepantitla. Pórtico 2, mural 3. Detalle. Foto María de Jesús


Chávez Callejas y Carlos Martínez Rosas Landa, 2016.

Lámina 34. Tepantitla. Pórtico 2, mural 3. Detalle. Foto María de Jesús


Chávez Callejas y Carlos Martínez Rosas Landa, 2016.
Lámina 35. Tepantitla. Pórtico 2,
mural 3. Detalle. Foto María de
Jesús Chávez Callejas y Carlos
Martínez Rosas Landa, 2016.
Lámina 36. Tepantitla. Pórtico 2, mural 4. Detalle. Foto María de Jesús
Chávez Callejas, 2019.

a) b)

Lámina 37. Tepantitla. Pórtico 2, mural 4. Detalle. Fotos María Teresa Uriarte, 1991 (a) y
María de Jesús Chávez Callejas, 2019 (b).
Lámina 38. Tepantitla. Pórtico 2, mural 4. Detalle. Foto María Elena
Ruiz Gallut, 1994.

a) b)

Lámina 39. Tepantitla. Pórtico 2, mural 4. Detalle. Fotos María Elena Ruiz Gallut, 1994 (a)
y María de Jesús Chávez Callejas, 2019 (b).
Lámina 40. Tepantitla. Pórtico
2, mural 5. Vista general. Foto
María de Jesús Chávez Callejas,
2008.

a) b)

Lámina 41. Tepantitla. Pórtico 2, mural 5. Detalle. Fotos María Elena Ruiz Gallut, 1994 (a)
y María de Jesús Chávez Callejas, 2008 (b).
Lámina 42. Tepantitla. Pórtico 2, mural 5. Detalle. Foto María de Jesús
Chávez Callejas, 2008.

a) b)

Lámina 43. Tepantitla. Pórtico 2, mural 6. Detalle. Fotos María Elena Ruiz Gallut, 1994 (a)
y María de Jesús Chávez Callejas, 2008 (b).
Lámina 44. Tepantitla. Pórtico 2, mural 6. Detalle. Foto María de Jesús
Chávez Callejas, 2008.
Lámina 45. Tepantitla. Pórtico 2, marco de la entrada
al Cuarto 2. Foto María de Jesús Chávez Callejas y
Carlos Martínez Rosas Landa, 2016.
Lámina 46. Tepantitla. Cuarto 2, murales 2-3. Vista general (sacerdotes
sembradores). Foto María Elena Ruiz Gallut, 1994.

Lámina 47. Tepantitla. Cuarto 2, murales 2-3. Detalle (sacerdotes


sembradores). Foto Pedro Cuevas, 1992.
Lámina 48. Tepantitla. Cuarto 2, mural 2. Detalle. Foto Ricardo
Alvarado Tapia, 2006.

Lámina 49. Tepantitla. Cuarto 2, mural 2. Detalle. Foto Ricardo


Alvarado Tapia, 2006.
Lámina 50. Tepantitla. Cuarto 2, mural 3. Detalle (sacerdotes
sembradores). Foto Pedro Cuevas, 1992.
Lámina 51. Tepantitla. Cuarto 2, mural 3. Detalle (sacerdote
sembrador). Foto Ricardo Alvarado Tapia, 2006.

Lámina 52. Tepantitla. Cuarto 2,


mural 3. Cenefa. Detalle. Foto
María de Jesús Chávez Callejas,
2019.
Lámina 53. Tepantitla. Cuarto 2, mural 4. Foto María Elena Ruiz Gallut,
1994.

Lámina 54. Tepantitla. Patio 9, mural 3 (Tlálocs rojos). Foto Pedro


Cuevas, 1991.
Lámina 55. Tepantitla. Cuarto 8, mural 1. Detalle. Foto Pedro Cuevas,
1992.

Lámina 56. Tepantitla. Cuarto 8, mural 1. Detalle. Foto María Elena


Ruiz Gallut, 1994.
Lámina 57. Tepantitla. Cuarto 7, mural 1. Foto María Elena Ruiz Gallut,
1994.

Lámina 58. Tepantitla. Pórtico 6, mural 1. Foto Pedro Cuevas, 1992.


Lámina 59. Tepantitla. Cuarto 5, mural 3. Detalle. Foto María Elena
Ruiz Gallut, 1994.

Lámina 60. Tepantitla. Cuarto 5, mural 3. Detalle. Foto Pedro Cuevas,


1992.
16
TEOPANCAXCO
CASA BARRIOS O DEL ALFARERO

R C

Plano 16. Teopancaxco. Planta y perspectiva.


1. Cuarto 1, sacerdotes frente a un disco solar (sacerdotes del pulque).

Figura 16.1 Teopancaxco. Cuarto 1, mural 1 (sacerdotes frente a un disco solar, según
Peñafiel, en Gamio, 1922).

1.1 Teopancaxco. Casa Barrios o del Alfarero, Pueblo de San


Sebastián, Teotihuacán.
1.2 In situ. Se conserva en un muro vertical, lado interior, y hacia
el sur de un cuarto de construcción reciente cuyos cimientos se
desplantan desde los muros prehispánicos que contienen las
pinturas. Se vincula con los murales 2, 3 y 4 de este mismo cuarto y
a un conjunto habitacional ubicado al sur de una plaza parcialmente
explorada (plano 16).
1.3 No se cuenta con información precisa acerca de su
cronología, y se le ha tratado de fechar por su estilo pictórico.
Covarrubias (1957:141), considera que es de época temprana y
Marquina opina también que se trata de una época tardía por su
estilo y por su ubicación estratigráfica (Marquina, 1922:157).
1.4 Éste y los otros murales asociados fueron descubiertos en
1884 por el que fuera dueño del terreno, José María Barrios; se
fotografiaron después por Peñafiel y se copiaron por Bretón en 1894
(fig. 16.1 y lám. 1). Batres hace excavaciones en este lugar después
de que las pinturas fueron descubiertas y lleva a cabo su
acondicionamiento y protección.
Lámina 1. Teopancaxco. Cuarto 1, mural 1 (sacerdotes frente a un disco solar). Ilustración
Adela Bretón núm. Ea8360, Breton Collection. Cortesía de Bristol Museum & Art Gallery.

2.2 La parte superior de los cuartos, en donde se integran, fue


demolida para edificar la siguiente fase constructiva, y sólo en la
parte baja de los muros se encontraron los fragmentos que hoy se
conocen. Aunque están cubiertos bajo techo se encuentran en mal
estado de conservación. La humedad y el abandono en el que
actualmente están han causado un fuerte deterioro y sólo son
visibles en parte.
3.1 Tiene 174 cm de largo por 73 cm de ancho.
3.2 Representación de figuras policromas; según copias de
Bretón, se advierten dos tonos de rojo, amarillo ocre y verde (lám.
2).
Lámina 2. Teopancaxco. Cuarto 1, mural 1. Detalle (sacerdotes frente a un disco solar).
Ilustración Adela Bretón núm. Ea8360, Breton Collection. Cortesía de Bristol Museum &
Art Gallery.

4.1 En una composición simétrica, se muestran de perfil dos


sacerdotes que se dirigen hacia un pequeño altar sobre el que se
levanta un disco solar. Ambos personajes lucen sandalias con
taloneras cuadrangulares. Su rico atuendo consiste en un amplio
vestido que les llega hasta las rodillas, adornado con estrellas,
franjas onduladas diagonales y verticales y figuras con tres gotas. Su
borde inferior está adornado con varias bandas y una sucesión de
figuras cuadradas en un tono más obscuro. El adorno en la parte
superior del vestido consiste en una hilada de conchas marinas. Por
debajo de su vestido se pueden observar sus calzones orlados.
Llevan estos personajes, por detrás, amplias cintas con aplicaciones
en bandas horizontales y verticales, adornadas con plumas; lucen
además como collar una hilera de cuentas esféricas y grandes
orejeras circulares. Su tocado se compone por varios elementos: una
gran cabeza de animal a manera de casco con ojos formados por
círculos concéntricos cuyas cejas se componen por un arco de
plumas. Las fauces van decoradas con grandes estrellas, y sobre
éstas se muestra una diadema compuesta por dos bandas de
estrellas; el gran penacho de plumas arqueadas se levanta primero y
desciende con elegancia hacia atrás.
De la boca de cada personaje sale una ancha vírgula que se
enrosca hacia adelante. Ésta se forma con tres bandas paralelas
entre sí y su borde exterior va adornado con flores dibujadas en
perfil.
Con una de sus manos sostiene una bolsa con figuras
geométricas y un moño prendido en su asa. Con la otra mano
sostienen amplia banda o corriente que va hacia adelante, gira hacia
abajo, está adornada con pequeñas líneas continuas, y lleva en su
borde superior una fila de espirales o pequeñas volutas. Lucen en
ambos puños una pulsera de cuentas circulares.
La figura central, colocada entre los dos personajes, está
compuesta por un basamento cuadrangular en cuya parte superior
se encuentra un disco. Tiene el basamento los lados inclinados hacia
el interior, como si se quisiera representar sus muros en talud. Se
adorna con varias figuras geométricas y líneas entrelazadas; destaca
una barra horizontal con tres pequeños círculos, posiblemente se
trate de un numeral que representa el número ocho.
El disco ubicado sobre el pequeño altar se forma por varios
elementos simbólicos, entre los que resalta, en su parte central, una
figura de bandas entrelazadas en color verde sobre un fondo rojo,
rodeada con franjas concéntricas en amarillo, rojo y rosa, adornados
con una sucesión de triángulos rojos sobre un fondo rosa, como
rayos solares.
La cenefa se muestra incompleta hacia los lados del mural. En
ella se representan guías o plantas con frutos de formas
redondeadas, cuadradas y ovaladas; y algunas conchas que se
intercalan a lo largo de la guía. Debido a que los murales en este
sitio se encuentran bastante deteriorados e incompletos no se puede
detallar el número de escenas aquí representadas.
5.1 Covarrubias, M., 1957; Marquina, I., 1922; Toscano, S.,
1944:326-328; Giles, S., y Stewart, J., 1989.
2. Cuarto 1, guerrero con escudo y flechas.

1.1 Teopancaxco. Casa Barrios o del Alfarero, Pueblo de San


Sebastián, Teotihuacán.
1.2 In situ.
1.3 Ubicado en un muro vertical hacia el interior de un cuarto en
su lado oeste; se asocia al mural 1 y a los otros murales muy
destruidos. Con referencia a su cronología, está fechado por su
estilo como época temprana (Covarrubias, 1957:141) y, por su
posición estratigráfica y su estilo, Marquina opina que es de una
época tardía sin señalar la fase a que pertenece (Marquina,
1922:157). Por las huellas que quedan in situ se entiende que el
espacio en el que se integra fue cubierto por una siguiente época
constructiva.
1.4 Descubierto y reportado en 1884 por el dueño de la casa, José
María Barrios, donde actualmente se encuentra este mural. Peñafiel
y Bretón se encargan de su registro; después de su descubrimiento y
Batres acondiciona este lugar para su protección.
2.2 En la actualidad es apenas visible por su deterioro, a causa de
la falta de mantenimiento.
3.1 Tiene 236 cm de longitud por 37 cm de alto.
3.2 En su composición se muestran restos de colores rojo,
amarillo y ocre.
Lámina 3. Teopancaxco. Cuarto 1 (guerrero con escudo y flechas).
Ilustración Adela Bretón núm. Ea8265, Breton Collection, Bristol
Museum & Art Gallery. Tomado de Giles y Stewart, 1989.

Figura 16.2 Teopancaxco. Cuarto 1 (guerrero con escudo y flechas,


según Peñafiel, en Gamio, 1922).
4.1 Según se observa en el dibujo publicado por Bretón, se refiere
a una figura humana: un guerrero de perfil en su costado izquierdo
(lám. 3). Va profusamente ataviado, con sandalias de talón
cuadrado, y lleva figuras rectangulares a la altura de sus tobillos.
Muestra dos anchas franjas con decoración geométrica, que le
cuelgan hacia atrás y hacia adelante. Una gran hebilla circular,
espejo o tezcacuitlapilli, lleva colocado por atrás a la altura de la
cintura; va sostenida con una angosta franja. Su atuendo a la altura
de su pecho no es claramente visible, porque le cubre una gran
rodela circular o chimalli, con tres largas lanzas que llevan plumas
en uno de sus extremos y figuras apuntadas en el lado opuesto. En
el puño de su mano izquierda se advierte un adorno de forma
ovalada con pequeñas líneas, y sostiene con esta mano un cetro o
bastón de mando, que es una figura vertical con la cabeza de una
serpiente en su parte superior. Porta orejeras redondas con figuras
concéntricas, en varios tonos. Su gran tocado es diferente al común
de los tocados de los personajes teotihuacanos. Éste va colocado en
sentido horizontal con largas plumas, que se extienden hacia
adelante y hacia atrás, sostenidas y atadas a una especie de casco
que lleva aplicaciones de formas diferentes. En la frente del
personaje se muestra una gran placa orlada de forma cuadrangular,
y lleva el pelo suelto que le baja por la espalda. De su boca salen dos
grandes vírgulas: una gira hacia abajo y la otra hacia arriba; una de
ellas va adornada con cuadretes y la otra con figuras en espiral (fig.
16.2).
5.1 Covarrubias, M., 1957; Marquina, I., 1951:101, lám. 28;
Toscano, S., 1944:326-328, foto; Giles, S., y Stewart, J., 1989;
Romandía de Cantú, G. y Piña Chán, R., 1993:50.

3. Cuarto 1, sacerdote sembrador.

1.1 Teopancaxco. Casa Barrios o del Alfarero, Pueblo de San


Sebastián, Teotihuacán.
1.2 In situ.
1.3 Con base en su estilo pictórico (según las copias de Peñafiel y
de Bretón) se le han adjudicado tiempos distintos: Covarrubias
(1957:141), lo supone temprano, en tanto que Marquina (1922:157)
lo ubica en tiempos tardíos. Estas apreciaciones se apoyaron en las
copias de Peñafiel (1900), y en los dibujos de Bretón (1908).

Figura 16.3 Teopancaxco. Cuarto 1 (sacerdote según Peñafiel, en Gamio,


1922).

2.2 Hoy en día se encuentra sumamente degradado.


3.2 De acuerdo con la copia de Bretón se reconocen dos tonos de
rojo, rosa, amarillo ocre y verde. No se advierte con claridad el
delineado, parece que en algunas partes, como las manos, es rojo
oscuro; en otras sólo se notan los colores yuxtapuestos para indicar
elementos distintos del vestuario, ornamento, y atributos
simbólicos en la figura.
4.1 Se trata de una figura humana, posiblemente el sacerdote que
vierte sus dones con las manos –una corriente de agua con semillas
en su interior– y con la boca –una oración florida–. Está de pie, con
los brazos extendidos y se mira lujosamente ataviado y enjoyado
(fig. 16.3).
Usa faldellín con bandas de diseños geométricos, ceñidor con
signo de tres gotas, sandalias con talonera –se aprecia la del pie
derecho–, capa corta que le cubre el pecho y vistoso tocado que se
forma por la silueta de perfil de una cabeza de jaguar decorado con
estrellas. En su vista trasera se adorna con penacho de plumas.
Sobre la nariz del dicho jaguar hay un diseño que recuerda el signo
del triángulo y el trapecio.
De la espalda del sacerdote desciende un lienzo con decoración,
también geométrica.
Entre sus adornos destacan las pulseras, las orejeras y el pectoral
del cual bajan placas diagonales paralelas que rematan en círculos
concéntricos.
Como atributos que le son propios se reconoce la bolsa circular
que toma con la mano izquierda, la corriente de agua que baja de su
mano derecha y la vírgula florecida que emerge de su boca
entreabierta.
Conviene señalar una discrepancia notable en las reproducciones
de la obra de Adela Bretón: en la publicación de Sue Giles y Jennifer
Stewart, en ocasión de la exposición que se realizó en el Museo de la
Ciudad de Bristol (1989-1990), la ilustración de la figura del
sacerdote, que es la aquí descrita, lleva el número 23, y corresponde
al registro Ea8362, Cat. No. 29. Está de perfil y se dirige hacia su
lado izquierdo. Los colores se perciben saturados y de acuerdo con
la realidad pictórica teotihuacana (lám. 4).
Lámina 4. Teopancaxco. Cuarto 1, mural 1. Detalle (sacerdote frente a
un disco solar). Ilustración Adela Bretón núm. Ea8362, Breton
Collection, Bristol Museum & Art Gallery. Tomado de Giles y Stewart,
1989.

Con motivo de la exposición que se llevó a cabo en la Ciudad de


México, el 15 de febrero de 1993, se publicó un libro titulado: Adela
Bretón. Una artista británica en México (1894-1908); en la p. 50 está
la reproducción de la figura antes mencionada, ahora en colores
sumamente desleídos y, lo sorprendente, es que su cuerpo se vuelve
hacia su lado izquierdo.
5.1 Marquina, I., 1922; Toscano, S., 1944:326-328; Covarrubias,
M., 1957; Giles, S., y Stewart, J., 1989; Romandía de Cantú, G. y Piña
Chán, R., 1993:50.
17
LA VENTILLA 1992-1994

R C

A principios de octubre de 1992 se iniciaron intensas y extensivas


excavaciones arqueológicas en terrenos cercanos al conjunto de La
Ciudadela, unos 500 metros hacia su lado oeste en el lugar conocido
como La Ventilla. Las exploraciones bajo la dirección del que esto
escribe, tenían como objeto liberar una amplia extensión del terreno
donde se pretendía levantar varias construcciones de carácter social
para dar un funcionamiento diferente a la zona arqueológica.
Aunque este terreno fue nivelado y preparado para cultivos hacia
los años cuarenta, destruyendo las evidencias arqueológicas, se
suponía la existencia en este lugar de importantes construcciones
arquitectónicas además de otros vestigios; en efecto, la información
rescatada es cuantiosa y de gran interés, no sólo por los numerosos
hallazgos recuperados, sino también por los nuevos datos obtenidos.
Aunque desde luego, como es lógico suponer, gran parte de esta
información es ya conocida, reportada por otras excavaciones
llevadas a cabo en La Ventilla y en otros lugares de la zona
arqueológica.
Aparte de la pintura mural, que es la que ahora nos ocupa, el
sitio ofreció también información valiosa referente a la arquitectura
y el aspecto urbano con todo lo que implica este tema. Se cuenta con
nuevas formas y tipos cerámicos de manufactura local y foránea
tanto de carácter doméstico como cerámica suntuaria; se han
explorado más de 200 entierros humanos que reportan nuevos
datos, lo que permitirá conocer más a fondo el sistema funerario de
los antiguos habitantes de Teotihuacán; se han detectado también
algunos talleres relacionados con la producción artesanal de
materiales líticos. Por la gran extensión del terreno en estudio, se
tiene la posibilidad de manejar información de varias unidades
arquitectónicas completas, delimitadas éstas por altos muros y
separadas por callejones. Estos conjuntos están relacionados con
varias obras de infraestructura tales como el control del agua, la
restricción de acceso y la circulación; se ha detectado en estas
unidades un complicado sistema de drenajes, canales y pozos
artesianos. En las unidades arquitectónicas claramente delimitadas
se cuenta con un centro de carácter cívico-religioso formado por
basamentos piramidales, plataformas, escalinatas, plazas y
adoratorios donde se muestra una secuencia ocupacional desde las
primeras fases teotihuacanas hasta el momento de su abandono.
Las paredes de algunos de estos edificios descubiertos se
encuentran decoradas con pintura mural. Referente a los conjuntos
habitacionales, algunos de ellos destacan por su aspecto residencial,
del tipo palacio teotihuacano con muros estucados en blanco y en
rojo y con restos de pintura mural en algunos de ellos, con
representaciones simbólicas, humanas y de animales.
Otros conjuntos habitacionales muestran sus espacios más
reducidos y el acabado en la superficie de sus construcciones es de
menor calidad en comparación con los conjuntos arquitectónicos
con restos de pintura mural. En cambio, las construcciones más
pobres están asociadas con numerosos hallazgos. Es en estos
lugares donde se han encontrado el mayor número de
enterramientos humanos y ofrendas de materiales diversos y de
gran calidad; principalmente provienen de estos conjuntos, grandes
braseros ceremoniales, numerosos objetos de piedra verde, vasijas
con pintura al fresco que muestran escenas acerca de la vida
religiosa y cotidiana de los antiguos habitantes teotihuacanos.
Los restos de pintura mural integrados a estos conjuntos
arquitectónicos se ubican en los sectores 1, 2, 3 y 4 de esta extensa
excavación y los datos de estos descubrimientos son presentados de
manera general por los arqueólogos que llevan a cabo estas
excavaciones.

Sector 1

J L M Z
J L M M

Lámina 1. La Ventilla. Sector 1. Vista general hacia el poniente. Foto María Elena Ruiz
Gallut, febrero, 1994.

A principios del mes de octubre de 1992 se inician los trabajos de


salvamento arqueológico en uno de los terrenos que conformaban el
rancho La Ventilla, ubicado a unos 600 metros al suroeste de La
Ciudadela en Teotihuacán.
Al terreno en cuestión se le conoce como La Ventilla; está
situado en los sectores S1W1 y S1W2, según las divisiones hechas en
el plano elaborado por René Millon (Millon, R., 1973).
Las excavaciones realizadas en el Sector 1 (uno de los sectores de
trabajo establecidos por la necesidad de atacar de manera conjunta
una amplia zona de investigación) han dado como resultado la
exploración de una unidad arquitectónica (lám. 1); y es factible que
ésta haya funcionado como un centro religioso, político y
administrativo de uno de los barrios de la gran metrópoli.
Como producto de los trabajos efectuados en este sector, se ha
podido liberar una significativa muestra de arquitectura:
basamentos piramidales con talud y tablero, plazas públicas,
adoratorios y recintos.
En la exploración se han encontrado también restos de pintura
mural. Al momento de escribir esta nota, se han registrado varias
estructuras que cuentan con tal característica, amén de otros
fragmentos localizados de menor tamaño.

1. Templo de Bordes Rojos.


Plano 17.1 La Ventilla. Sector 1. Templo de Bordes Rojos. Planta Jorge
Luis Martínez, febrero de 1994.

Lámina 2. La Ventilla. Sector 1. Templo de Bordes Rojos. Vista general. Foto María Elena
Ruiz Gallut, marzo, 1994.

Las pinturas más antiguas se integran a varias estructuras que


hemos denominado tentativamente de Bordes Rojos. La más
conservada pertenece a un templo orientado hacia el sur, cuyos
muros se levantan sobre un basamento piramidal de un cuerpo que
cuenta con los elementos arquitectónicos clásicos de Teotihuacán:
muros en talud y tablero (plano 17.1 y lám. 2).
En esta estructura, la pintura se localizó en tres lugares: en su
lado oeste, en el lado sur o fachada principal, y en su parte posterior.
Las pinturas del lado oeste son las mejor conservadas, considerando
que el deterioro de la estructura en esa porción –en términos
generales– fue mínimo. Los restos pictóricos en dicho lado se
encontraron en el tablero del basamento (molduras y entrecalle), y
en un muro en talud que desplanta de la moldura superior y que
corresponde al desplante del templo en su lado oeste.
Las pinturas de la parte sur se ubican en una mínima porción del
tablero del basamento (moldura y entrecalle), así como en el muro
frontal exterior perteneciente al pórtico del templo. La pintura en la
parte posterior de la estructura aparece sobre un alto muro en talud.
Son tres los motivos que se representan en esta estructura:
conchas, caracoles estilizados y diseños geométricos con entrelaces
(lám. 3).

Lámina 3. La Ventilla. Sector 1. Templo de Bordes Rojos. Esquina sureste, mural 1


(caracoles seccionados y diseño de entrelaces). Foto María Elena Ruiz Gallut, marzo, 1994.

Los diseños geométricos con bandas entrelazadas al “estilo


tajinesco” se encontraban en las entrecalles de los tableros; están
representados en colores rojo, naranja y blanco (lám. 4 y fig. 17.1).
Lámina 4. La Ventilla. Sector 1. Templo de Bordes Rojos. Esquina sureste, mural 1. Detalle
(conchas y entrelaces). Foto María Elena Ruiz Gallut, marzo, 1994.
Figura 17.1 La Ventilla. Sector 1. Templo de Bordes Rojos, mural 1
(diseños geométricos con bandas entrelazadas al “estilo tajinesco”).
Dibujo Jorge Luis Martínez.

En las molduras que enmarcaban los tableros se encuentra una


sucesión de conchas o bivalvos colocados uno a continuación del
otro, pintados en un tono naranja combinado con líneas rojas, y
tienen como fondo el color blanco del estuco, van colocados con su
parte más estrecha hacia arriba (fig. 17.2).

Figura 17.2 La Ventilla. Sector 1. Templo de Bordes


Rojos, mural 1 (conchas). Dibujo Jorge Luis Martínez.

Los fragmentos ubicados en los muros en talud del exterior del


templo, tanto en su lado oeste como en su parte frontal, representan
motivos en corte seccional de un caracol estilizado pintado en
colores rojo y naranja sobre un fondo blanco, cuya parte inferior es
más angosta semejando a una almena, vista en su conjunto. Una de
estas figuras se representa en la parte frontal del muro del pórtico,
enmarcada con bordes rojos (láms. 5, 6 y 7, figs. 17.3-17.6)
Lámina 5. La Ventilla. Sector 1. Templo de Bordes
Rojos, mural 1. Foto María Elena Ruiz Gallut, marzo,
1994.
Lámina 6. La Ventilla. Sector 1. Templo de Bordes Rojos. Vista general desde el lado
poniente. Foto María Elena Ruiz Gallut, marzo, 1994.
Lámina 7. La Ventilla. Sector 1. Templo de Bordes Rojos, mural 2 (caracoles seccionados).
Foto María Elena Ruiz Gallut, marzo, 1994.

Figura 17.3 La Ventilla. Sector 1. Templo de Bordes Rojos, mural 2 (caracoles seccionados).
Dibujo Jorge Luis Martínez.
Figura 17.4 La Ventilla. Sector 1. Templo de Bordes Rojos, mural 3 (caracoles seccionados).
Dibujo Jorge Luis Martínez.

Figura 17.5 La Ventilla. Sector 1. Templo de Bordes Rojos, mural 4 (caracoles estilizados).
Dibujo Jorge Luis Martínez.
Figura 17.6 La Ventilla. Sector 1. Templo de Bordes Rojos, mural 5
(caracoles estilizados). Dibujo Jorge Luis Martínez.

En el otro fragmento, ubicado en el muro oeste, se mira una


sucesión de cinco figuras iguales, dispuestas horizontalmente, y
enmarcadas también con una franja roja.
La pintura mural localizada en el lado norte y parte posterior del
Templo de Bordes Rojos se ubica sobre un alto muro en talud y
tiene una longitud de 227 cm por 82 cm de alto. Aunque se
encuentra muy deteriorada, se pudo observar que en ella se
representan dos figuras iguales a las que se han descrito de este
templo, es decir, se refiere a caracoles estilizados cortados en
sección, pintados de rojo sobre el fondo blanco del estuco. Van
colocadas una a continuación de la otra separadas entre sí por un
espacio de 11 cm. Se muestra hacia el extremo oeste del mural una
franja vertical de 18 cm de ancho y de color rojo.
La angosta escalinata de este basamento recubierto con estuco
blanco, lleva en sus peldaños y alfardas, franjas rojas en sus bordes
y en sus aristas, de aquí la denominación de Bordes Rojos a esta
estructura y a las otras construcciones correspondientes a la misma
época constructiva; tal es el caso de los altos muros en talud que
resguardan este recinto; sin embargo, los taludes de este basamento
muestran toda su superficie pintada de rojo (lám. 8).

Lámina 8. La Ventilla. Sector 1. Templo de Bordes Rojos. Escalinata, mural 4. Foto María
Elena Ruiz Gallut, marzo, 1994.

2. Murales 4-5 (caracoles estilizados representados en pórticos).

En otras estructuras cercanas al Templo de Bordes Rojos,


correspondientes a la misma época constructiva, aparecen también
las representaciones de caracoles estilizados, registrados como
murales 4 y 5 del Sector 1.
El mural 4 se ubica en un aposento porticado orientado hacia el
sur, precisamente en el muro en talud hacia el oeste de este acceso.
Este mural, bastante conservado, tiene una longitud de 220 cm con
una altura de 52 cm y en este espacio inclinado, ya que se trata de
un muro en talud, se representan seis figuras estilizadas de un
caracol cortado en sección. Están pintados en rojo, con un gancho o
voluta de color naranja que surge de su lado derecho, en su margen
superior, y se enrosca hacia su interior. El conjunto de estas figuras
enmarcadas con una franja roja y colocadas una a continuación de la
otra en sentido horizontal, dan idea de que representan una
sucesión de almenas, en vista de que su parte inferior es más
angosta.
El mural 5 se encuentra también representado en un muro en
talud de un espacio porticado, cuyo aposento se orienta hacia el
norte. En este fragmento aparecen tres figuras de caracoles en
sección, de iguales características que las antes descritas, pero en
este caso únicamente se empleó el color rojo, y las volutas o
ganchos que se enroscan de izquierda a derecha, hacia el interior de
cada figura se expresan por el color blanco del estuco que sirve de
fondo a los motivos representados.
En la subestructura de un adoratorio que se localiza en la Plaza
Central del Sector 1, también se descubrieron dos fragmentos
murales ubicados sobre muros en talud que desplantan de la
banqueta de la subestructura y que igualmente muestra bordes
rojos en sus aristas. Uno de estos fragmentos se encuentra por el
lado este y el otro en su lado oeste, están pintados en dos tonos de
rojo sobre el estuco blanco del edificio.
Asociado a construcciones de bordes rojos y verdes se cuenta con
otro fragmento mural que podría corresponder al mismo periodo
constructivo, aunque por su ubicación estratigráfica quizá sea de
una época posterior. Éste se localiza en un pórtico del aposento sur
de la sección habitacional oeste, correspondiente a la Plaza 2, y se
refiere a un mural de 260 cm de ancho por una altura máxima de 50
cm y una mínima de 17 cm. Las figuras que en él se representan
fueron pintadas en dos tonos de rojo y en verde.
En este mural se aprecian tres figuras fitomorfas que semejan
una flor semicircular con muchos pétalos de color verde aplicados
sobre un fondo rojo. Este motivo va delimitado hacia sus lados con
dos franjas diagonales que se abren hacia abajo y convergen en la
parte superior. Cada franja lleva a su vez una decoración de anchas
bandas transversales en colores rojo y verde colocadas
alternadamente (fig. 17.7).

Figura 17.7 La Ventilla. Sector 1. Plaza 2. Pórtico del aposento sur (motivos fitomorfos).
Dibujo José Francisco Villaseñor, según Jorge Luis Martínez.

En el mural aparecen tres figuras similares, simétricamente


distribuidas. La figura del centro se encuentra mejor conservada y
de ésta se tomaron los datos para su descripción.
Es importante mencionar que algunos de los pisos de los
aposentos y de los restos de muros cercanos a este mural muestran
dos tipos de decoración: una donde los bordes de la construcción
son en bandas rojas enmarcando un fondo blanco, y otras en donde
los bordes son verdes sobre un fondo rojo (lám. 9). En este último
tipo de decoración se muestra únicamente en las modificaciones
posteriores y por lo tanto son más tardías.
Lámina 9. La Ventilla. Sector 1. Decoración de bordes verdes sobre fondo rojo. Foto María
Elena Ruiz Gallut, marzo, 1994.

Otro fragmento de pintura mural se ubica en un muro


ligeramente en talud de un aposento que se encuentra ubicado en el
lado este de la Plaza 2 de este sector.
Esta pintura ocupa un espacio de 272 cm de ancho por 63 cm de
alto, está cubierta por una gruesa capa de sales que dificultan la
clara identificación de los motivos representados; sin embargo, una
revisión cuidadosa del mural permitió su identificación en un dibujo
elaborado por Andrés Martínez.
En él se representan tres diseños distribuidos y alternados entre
sí en el espacio disponible. El motivo central se compone de 16
círculos ordenados horizontalmente en líneas superpuestas de
cuatro cada una; el color en ellos aplicado se ha desprendido por lo
que aparenta ser una pintura al negativo.
Las figuras laterales son diseños geométricos parecidas a
chimallis o rodelas estilizadas, son de un color rojo, enmarcado
dentro de un cuadrante limitado por una banda blanca (fig. 17.8).

Figura 17.8 La Ventilla. Sector 1. Plaza 2 (círculos y chimallis). Dibujo Jorge Luis Martínez.

Toda la pared sobre la que están las pinturas es de color rojo; sin
embargo, por haberse afectado por algún fuego intenso cercano
(probablemente un incendio de la estructura), y por las impurezas
que tiene, no se puede asegurar cuáles eran los colores originales.
Cabe mencionar que este mural fue desprendido, para su
conservación, de su lugar de origen por especialistas restauradores;
su tratamiento cuidadoso podrá aclarar acerca de los colores
empleados.
En una plaza delimitada por muros en talud y tableros con
escalinatas se encontraron varios murales, algunos bastante
deteriorados y otros en regular estado de conservación; en ellos se
representan dos temas diferentes relacionados entre sí: una
sucesión de chalchihuites y corazones simbólicos vistos en sección
con grandes cuchillos curvos sangrantes.
De acuerdo a un plano de distribución de esta plaza que se ha
denominado Plaza de los Chalchihuites, se cuenta con un total de
once murales ubicados en las escalinatas, en las alfardas que las
delimitan y en los tableros y sus molduras (plano 17.2).
Plano 17.2 La Ventilla. Sector 1. Plaza de los Chalchihuites. Planta Jorge
Luis Martínez, febrero de 1994.

Son murales policromos en dos tonos de rojo y verde donde


algunas figuras están delineadas en negro, que por su ubicación
estratigráfica corresponden a una época posterior a los murales de
los motivos entrelazados, caracoles y conchas, descritos con
anterioridad.

Figura 17.9 La Ventilla. Sector 1. Plaza de los Chalchihuites. Tablero. Dibujo Jorge Luis
Martínez.
Las figuras concéntricas o chalchihuites, aparecen decorando los
peraltes de las tres escalinatas de esta plaza y las molduras que
enmarcan los tableros (fig. 17.9). Estos van colocados uno a
continuación de otro y su tamaño está determinado por el ancho
que tienen los peraltes de los escalones y de las molduras. Los
peraltes tienen un promedio de 22 cm de altura, y las molduras su
ancho promedio es de 19 cm. El centro del chalchihuite es un disco
verde, rodeado por dos bandas concéntricas en dos tonos de rojo
(láms. 10 y 11).

Lámina 10. La Ventilla. Sector 1. Plaza de los Chalchihuites. Vista de la escalinata este. Foto
María Elena Ruiz Gallut, marzo, 1994.
Lámina 11. La Ventilla. Sector 1. Plaza de los Chalchihuites. Fachada este, esquina sur.
Detalle (cuchillos, trilobulados y chalchihuites). Foto María de Jesús Chávez Callejas, 2019.

Los motivos representados en los tableros a un lado de la


escalinata y en los muros laterales de las alfardas se componen de
tres signos combinados: una figura central referida en algunas
publicaciones como el signo “trilobado” (Von Winning, 1987, tomo
II:8), la figura central apuntando hacia los extremos del mural, y
varias gotas grandes en color rojo. Este motivo representa el
sacrificio humano según Rubén Cabrera.
La figura central o signo trilobado se compone por tres volutas
rojas unidas en su centro; a éstas las circunda una banda verde;
todas las formas se definen por un contorno negro. Los dos
cuchillos ligeramente curvos salen de la figura trilobada; están
delineados en gruesas líneas rojas aplicadas sobre un rojo más
suave, con líneas cortas paralelas en su interior que recuerdan a una
palma. Los dos cuchillos salen de los lados opuestos a la figura
trilobada colocados sobre un eje inclinado (lám. 12). Las gruesas
gotas de un color rojo intenso se desprenden, al parecer, de los
cuchillos que se encuentran hacia arriba (lám. 13).

Lámina 12. La Ventilla. Sector 1. Plaza de los Chalchihuites. Fachada sur, esquina este.
Detalle (cuchillo, trilobulado y gotas). Foto María de Jesús Chávez Callejas, 2019.
Lámina 13. La Ventilla. Sector 1. Plaza de los Chalchihuites. Fachada este. Detalle (cuchillo,
trilobulado y gotas). Foto María Elena Ruiz Gallut, marzo, 1994.

Ya que la pared exterior de los muros en cada alfarda tiene la


forma triangular, en este espacio únicamente se representa esta
figura, compuesta de los tres signos descritos, que cubre casi todo el
espacio disponible (lám. 14 y fig. 17.10). Cada mural tiene una
longitud de 96 cm y una altura máxima de 70 cm enmarcada con dos
franjas, una de color verde y la otra de color rojo. Como existen en
esta plaza tres escalinatas, en el conjunto debieron existir seis
murales iguales, uno a cada lado de ellas, pero sólo se cuenta con
cuatro murales, ya que la escalinata sur está destruida en su lado
oeste, y el lado norte de la escalinata este aún no se ha liberado.
Lámina 14. La Ventilla. Sector 1. Plaza de los Chalchihuites. Alfarda norte de la escalinata
poniente. Detalle (cuchillo y trilobulado). Foto María Elena Ruiz Gallut, marzo, 1994.

Figura 17.10 La Ventilla. Sector 1. Plaza de los Chalchihuites. Muro de la


alfarda norte. Dibujo Jorge Luis Martínez.
En los tableros que forman la esquina sureste de la Plaza de los
Chalchihuites se encuentran dos murales donde se representan los
mismos temas (lám. 15). El tablero al sur de la escalinata este tiene
una longitud, sin incluir las molduras, de 268 cm y una altura de 41
cm, y el tablero al este de la escalinata sur mide 265 cm de longitud
por 42 cm de alto. En estos espacios se presentan las mismas figuras
que aparecen en las alfardas, es decir, la composición de la figura
trilobada, los cuchillos ganchudos que se repiten tres veces a lo
largo y ancho del tablero simétricamente distribuidos y ordenados
horizontalmente; presentan los mismos colores: verde y dos tonos
de rojo y van enmarcados con dos bandas en color verde y rojo.

Lámina 15. La Ventilla. Sector 1. Plaza de los Chalchihuites. Esquina sureste (cuchillos,
trilobulados y chalchihuites). Foto María Elena Ruiz Gallut, marzo, 1994.

En otro espacio similar, correspondiente a un tablero ubicado en


el lado norte de la escalinata este, aún está pendiente la liberación y
se considera que habrá otra representación semejante. Los tableros
al oeste y hacia el norte de la plaza, donde seguramente debieron
existir murales parecidos, se encuentran muy destruidos.

Sector 2

R P R
J R Z

Las excavaciones del Sector 2 de La Ventilla, comprenden una


considerable extensión del sitio donde actualmente se están
llevando a cabo los trabajos de rescate arqueológico. En este sector
se han localizado varios conjuntos arquitectónicos o unidades
habitacionales delimitados por angostos callejones con accesos a
partir de estos.
Uno de estos conjuntos sobresale de los demás por sus amplios
espacios y por los excelentes acabados de sus construcciones, lo que
le da un carácter residencial del tipo palacio teotihuacano,
conformado por templos, plazas y aposentos. En varias partes de
este conjunto se encuentran restos de murales de considerable
extensión y en regular estado de conservación, aunque también se
cuenta con fragmentos bastante pequeños lo que impide conocer los
motivos en ellos representados.
Los murales más completos se ubican en una unidad de cuartos
ubicados en el extremo suroeste de este conjunto arquitectónico,
hacia los cuatro lados de un pequeño patio; unidad que tiene una
larga secuencia ocupacional indicada por la superposición de varios
niveles de construcción. Aquí se encuentran cinco grupos de
murales localizados en dos niveles correspondientes a dos épocas de
la pintura mural teotihuacana, su descripción se inicia con las
pinturas más antiguas.

1. Conjunto Jaguares.
Plano 17.3 La Ventilla. Sector 2. Conjunto Jaguares. Planta y cortes.
Figura 17.11 La Ventilla. Sector 2. Conjunto Jaguares. Pórtico (jaguares
en procesión).

Los murales más antiguos se ubican al norte de un patio, en el


interior de un cuarto y en su pórtico respectivo (plano 17.3), donde
se representan varios jaguares vistos en perfil que descansan sobre
un lienzo rojo con dibujos geométricos, especie de una alfombra con
flecos (fig. 17.11). Se cuenta con un total de nueve figuras repetidas,
algunas incompletas, simétricamente ubicadas con respecto al eje
central del cuarto.
Lámina 1. La Ventilla. Sector 2. Conjunto Jaguares. Pórtico norte, lado este. Detalle
(jaguares en procesión). Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.
Lámina 2. La Ventilla. Sector 2. Conjunto Jaguares. Pórtico norte, muro noreste. Detalle
(jaguares en procesión). Foto María de Jesús Chávez Callejas, 2019.
Lámina 3. La Ventilla. Sector 2. Conjunto Jaguares. Pórtico norte, muro este. Detalle
(jaguares en procesión). Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.
Lámina 4. La Ventilla. Sector 2. Conjunto Jaguares. Pórtico norte, muro oeste. Detalle
(jaguares en procesión). Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.
Lámina 5. La Ventilla. Sector 2. Conjunto Jaguares. Cuarto norte, muro este. Figura sur.
Detalle (jaguares en procesión). Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.
Lámina 6. La Ventilla. Sector 2. Conjunto Jaguares. Cuarto norte, muro este. Figura norte.
Detalle (jaguares en procesión). Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.
Lámina 7. La Ventilla. Sector 2. Conjunto Jaguares. Cuarto norte, muro este. Figura norte.
Detalle (jaguares en procesión). Foto María Elena Ruiz Gallut, septiembre, 1993.

Algunas de las figuras se encuentran muy destruidas, y otras en


mejor estado de conservación, lo que permite dar una descripción
general de sus características y de sus componentes (láms. 1-7).
Los felinos del pórtico se dirigen hacia el cuarto, colocados dos a
cada lado del acceso central, en tanto que los del interior, los de los
muros laterales, se dirigen hacia el fondo, y los que se encuentran
ubicados en los muros divisorios se dirigen hacia la puerta. Su
posición, en perfil, indica que están en movimiento, sus patas van
pintadas de color rosa delineadas en azul, los dedos representados
en rojo obscuro y las garras en rosa. El cuerpo del animal está
pintado de color naranja delineado con franjas azules; lleva las
fauces abiertas mostrando los dientes y colmillos en color blanco;
su lengua en color rosa, y sus ojos redondos están formados por tres
círculos concéntricos en azul, rosa y rojo. Cada figura lleva un
tocado o diadema, parcialmente visto, ya que la parte superior del
mural se encuentra destruida. La diadema va decorada con figuras
triangulares y bandas en blanco y amarillo, rematando con una
hilera de plumas arqueadas.
Sobre el lomo de cada animal, se encuentra parte de un
personaje representado en perfil. Se observa únicamente su busto y
parte de su cabeza ya que fue destruida la parte superior del mural
para preparar la siguiente época constructiva. Cada figura humana
porta una suerte de capa que cuelga sobre su hombro izquierdo, está
formada por dos bandas azules delineadas en rojo y presenta
decoración facial en amarillo además de portar un antifaz de color
rojo. Como adorno, cada personaje lleva grandes orejeras redondas
en color rojo, y se ve parte de su tocado de plumas.
La cenefa que enmarca por los lados a las figuras centrales se
encuentra bastante destruida, no obstante se observa en ella una
representación compuesta de dos bandas verticales paralelas entre
sí. En la franja del lado interior de la cenefa se encuentra una figura
repetida en forma de rombos que alternan con círculos
concéntricos. Las figuras romboidales delineadas en azul, llevan en
su interior una imagen en forma de palma colocada hacia abajo y
pintada en un rojo intenso, misma que se repite hacia el exterior
simulando largas gotas rojas. El círculo concéntrico se compone de
dos tonos de rojo, azul y rosa. La franja externa de la cenefa
presenta una sucesión de figuras en forma de peine, aunque
también puede referirse a la representación estilizada de cuchillos
vistos de perfil (figs. 17.12 y 17.13).
Figura 17.12 La Ventilla. Sector 2. Conjunto Jaguares. Pórtico (jaguares en procesión).

Figura 17.13 La Ventilla. Sector 2. Conjunto Jaguares. Pórtico (jaguares en procesión).

Figuras de cerros y estrellas


Tres murales cubren las paredes de un cuarto en sus lados norte,
este y oeste, ubicado en el extremo sureste del patio de los murales.
Las figuras, en número de nueve, se distribuyen en una línea
horizontal que se desplanta desde el nivel del piso, representan un
cerro o tépetl, con una estrella en su parte central, motivo que es
interpretado por varios autores como una representación de Venus.
Cada montaña se forma por dos bandas con cuatro ondulaciones
convergentes, cortada su parte superior cuando se construyó el
siguiente nivel ocupacional. Ambas bandas están pintadas de verde
y amarillo, delineadas en rojo, sobre un fondo rojo obscuro. De la
estrella que aparece hacia el interior de cada cerro se representa
solamente su mitad superior formada de cinco picos. Está pintada
de blanco con una fina línea en su borde (láms. 8 y 9).

Lámina 8. La Ventilla. Sector 2. Conjunto Jaguares. Cuarto sureste, muro norte. Detalle
(cerros con estrellas). Foto María Elena Ruiz Gallut, marzo, 1994.
Lámina 9. La Ventilla. Sector 2. Conjunto Jaguares. Cuarto sureste, muro norte. Detalle
(cerro con estrella). Foto María Elena Ruiz Gallut, marzo, 1994.

Al parecer, según se muestra en algunas figuras mejor


conservadas, de la parte superior de cada montaña surgen y caen
hacia sus lados grandes gotas de color rojo (fig. 17.14 y lám. 10). La
cenefa que las enmarca se forma de dos bandas verticales en color
verde; en el interior de estas se representan chalchihuites o círculos
concéntricos en varios tonos de rojo (lám. 11).
Figura 17.14 La Ventilla. Sector 2. Conjunto Jaguares (cerro con
estrella).

Lámina 10. La Ventilla. Sector 2. Conjunto Jaguares. Cuarto sureste, muro norte. Detalle
(gota entre cerros). Foto María Elena Ruiz Gallut, marzo, 1994.
Lámina 11. La Ventilla. Sector 2. Conjunto Jaguares. Cuarto sureste, esquina noroeste
(cerros con estrellas). Foto María Elena Ruiz Gallut, marzo, 1994.

Figuras de cerros sin estrellas

En el primer nivel que se encuentra a la vista del cuarto oeste del


patio central, en sus paredes sur, oeste y norte, se representan once
figuras similares a las arriba descritas. Es decir, son semejantes a la
representación de cerros en algunos códices. Se componen
igualmente de dos bandas en color rojo y negro, y hacen
ondulaciones hacia su interior. Son por lo tanto iguales a las figuras
del cuarto sureste pero sin estrellas en su interior (fig. 17.15, láms.
12 y 13).
Figura 17.15 La Ventilla. Sector 2. Conjunto Jaguares (cerros sin
estrella).

Lámina 12. La Ventilla. Sector 2. Conjunto Jaguares. Cuarto oeste (cerros sin estrellas).
Foto María Elena Ruiz Gallut, marzo, 1994.
Lámina 13. La Ventilla. Sector 2. Conjunto Jaguares. Cuarto oeste, extremo norte (estrella
en la cenefa). Foto María Elena Ruiz Gallut, marzo, 1994.

Los tres grupos de murales antes descritos del Sector 2 de La


Ventilla por su estratigrafía y por su asociación con materiales
fechables como la cerámica, pueden ubicarse entre las fases
Tlamimilolpa Tardío y Metepec, y los murales con temas diferentes
que a continuación se refieren tienen una cronología tentativa
correspondiente a la Fase Metepec.

Sacerdotes en procesión

Se representan en tres murales ubicados en un pórtico, hacia el este


del mismo patio, cuyo cuarto interior está únicamente pintado de
rojo. Corresponden a una construcción que ocupa un nivel
inmediatamente superior al de la construcción donde se ubican los
murales anteriormente mencionados.
Su estado de conservación es regular, bastante dañados en su
porción superior, porque fueron campos de cultivo. Su superficie
está cubierta por una capa de carbonatos, lo que dificulta observar
con claridad su trazo y su composición general. No obstante, gracias
a la aplicación de agua destilada en su superficie, por los
restauradores que se encargan de su conservación, se pudo entender
y copiar los motivos representados. Se refieren a figuras humanas
vistas de perfil que portan un fastuoso atuendo, diseño logrado
mediante la combinación de varias tonalidades en rojo. A
continuación se describe uno de los murales más completos (fig.
17.16).

Figura 17.16 La Ventilla. Sector 2. Conjunto Jaguares (sacerdote en


procesión, figura humana con flores).

Éste se ubica en el muro sur de la puerta que conduce al


aposento; mide 170 cm de largo por 45 cm de altura en su parte
mejor conservada. En él se representa una figura humana vista de
perfil que se dirige hacia el norte, sus piernas y sus pies en actitud
de movimiento, se componen de formas rectangulares
superpuestas, y calzan sandalias geométricamente representadas. El
torso presenta al personaje ataviado con una capa de color rojo
claro, adornada con plumas; lleva un faldellín cubierto también con
plumas colocadas en cuatro hileras superpuestas, en cuya parte
central se aprecian simétricamente distribuidas, varias flores de
cuatro pétalos.
Uno de los personajes, representado en otro mural, lleva sobre el
faldellín aplicaciones de aves de rapiña vistas de frente y con las alas
extendidas (fig. 17.17).
El personaje con la mano derecha sostiene una vasija adornada
con flores de cuatro pétalos, el recipiente va ligeramente inclinado
hacia adelante. De ella se vierte un líquido representado por grandes
gotas rojas; podría interpretarse como sangre.
De la muñeca derecha pende una bolsa de copal decorada en su
parte central con un figura geométrica. Y con la otra mano sostiene
una figura alargada y plana pintada en varios tonos de rojo.

Figura 17.17 La Ventilla. Sector 2. Conjunto Jaguares (sacerdotes en procesión, figura


humana con aves).
Figura 17.18 La Ventilla. Sector 2. Conjunto Jaguares (sacerdotes en procesión, figura
humana con vírgula).

Se puede observar en uno de estos personajes que de su boca


brota una elaborada vírgula de la palabra que remata en su extremo
distante con una figura cuadrangular (fig. 17.18).
Referente a la cenefa que bordea a estos personajes, está
compuesta por dos bandas paralelas en posición vertical; una de
ellas va decorada con figuras de forma cuadrangular, y la banda
envolvente presenta triángulos equiláteros.

Cenefa con estrellas

Otro fragmento mural, ejecutado en varios tonos de rojo, se observa


en el muro norte del pórtico de acceso al recinto de jaguares, es esta
una pintura correspondiente al segundo nivel constructivo que
cubrió a los jaguares y en él se muestran algunas figuras
geométricas: bandas o gruesas líneas en diagonal combinada con
una línea en zigzag, y la figura de una estrella representada en su
mitad; esta parte podría corresponder al motivo principal. Como
cenefa se muestran dos bandas verticales con dos estrellas (fig.
17.19).
Figura 17.19 La Ventilla. Sector 2. Conjunto Jaguares
(cenefa con estrellas).

Figura de un felino

En el extremo norte del recinto ubicado al oeste de la plaza, se


encuentra un fragmento mural correspondiente al segundo nivel
constructivo. Los motivos representados son poco visibles,
ejecutados en varios tonos de rojo. El motivo principal consta de
una imagen vista de frente que posiblemente corresponda a un
felino, del que sólo se muestra su pata izquierda con tres garras. Por
debajo de este personaje se aprecian dos estrellas incompletas
colocadas a ambos lados de un lienzo o franja vertical con
decoración geométrica y con flecos. Este lienzo pende de una franja
horizontal (como taparrabo) adornada con triángulos equiláteros y
con una figura circular. Como cenefa lleva una franja vertical
compuesta por dos bandas paralelas en rojo obscuro, y con una
estrella representada en su mitad que consta de cinco picos (fig.
17.20).
Figura 17.20 La Ventilla. Sector 2. Conjunto Jaguares (figura de un felino).

Plaza de los Glifos (plano 17.4)

R P R
Plano 17.4 La Ventilla. Sector 2. Plaza de los Glifos. Ubicación de las
figuras. Plano Román Padilla.

Glifos pintados sobre piso

Como parte de las investigaciones del proyecto La Ventilla 1992-


1994, se realizaron exploraciones en un conjunto arquitectónico. Del
trabajo de excavación ha destacado el hallazgo de glifos pintados
sobre el piso de una plaza (lám. 14). En ésta se reconocieron
diferentes niveles de superposición. El nivel más alto cubría un piso
con representaciones de glifos pintados que, tentativamente,
ubicamos en la Fase Tlamimilolpa Tardío o Xolalpan Temprano.

Lámina 14. La Ventilla. Sector 2. Plaza de los Glifos. Piso pintado. Vista general. Foto
Gerardo Vázquez Miranda, marzo, 2001.
Lámina 15. La Ventilla. Sector 2. Plaza de los Glifos. Vista del tablero tipo escapulario y piso
pintado. Foto Ernesto Peñaloza, marzo, 2001.

La plaza donde se encuentran los cuarenta y dos glifos está


delimitada por tres aposentos porticados, y un basamento piramidal
sobre el que debió desplantar un templo; al centro de la misma está
un altar. Como rasgo arquitectónico peculiar se observa en uno de
los recintos la presencia de tableros tipo escapulario, similares a los
representados en el área de Oaxaca (lám. 15).
Los glifos están pintados en rojo, ocupan espacios aproximados
de 20 cm de alto por 15 cm de ancho. Éstos se encuentran
distribuidos de manera irregular en los espacios que deja una
extensa retícula roja (ver plano de distribución de glifos). Presentan
las siguientes características:
1. Glifos aislados en los espacios de la retícula (lám. 16).
2. Grupos de tres glifos en los espacios de la retícula (lám. 17).
3. Glifos pintados en los muros de la plaza.

Lámina 16. La Ventilla. Sector 2. Plaza de los Glifos. Piso pintado. Detalle
de la retícula. Foto Gerardo Vázquez Miranda, marzo, 2001.
Lámina 17. La Ventilla. Sector 2. Plaza de los Glifos.
Piso pintado. Grupo de tres glifos. Foto Gerardo
Vázquez Miranda, marzo, 2001.

Los temas representados son los siguientes:


1. Antropomorfos. Presentan tocados, anteojeras, orejeras y en
algunas ocasiones una vírgula. Son básicamente rostros, con la
excepción de un glifo que es un brazo, similar al topónimo de
Acolman (láms. 18-25).
Lámina 18. La Ventilla. Sector 2. Plaza de los Glifos. Piso pintado. Glifos
separados por línea de la retícula. Foto Gerardo Vázquez Miranda,
marzo, 2001.

Lámina 19. La Ventilla. Sector 2. Plaza de los Glifos. Piso pintado. Glifo de
calavera. Foto Gerardo Vázquez Miranda, marzo, 2001.
Lámina 20. La Ventilla. Sector 2. Plaza de los Glifos. Piso pintado. Glifo
antropomorfo. Foto Gerardo Vázquez Miranda, marzo, 2001.

Lámina 21. La Ventilla. Sector 2. Plaza de los Glifos. Piso pintado. Glifo
antropomorfo. Foto Gerardo Vázquez Miranda, marzo, 2001.
Lámina 22. La Ventilla. Sector 2. Plaza de los Glifos. Piso pintado. Glifo
antropomorfo. Foto Gerardo Vázquez Miranda, marzo, 2001.

Lámina 23. La Ventilla. Sector 2. Plaza de los Glifos. Piso pintado. Glifo
antropomorfo. Foto Gerardo Vázquez Miranda, marzo, 2001.
Lámina 24. La Ventilla. Sector 2. Plaza de los Glifos. Piso pintado. Glifo
zoomorfo. Foto Gerardo Vázquez Miranda, marzo, 2001.

Lámina 25. La Ventilla. Sector 2. Plaza de los Glifos. Piso pintado. Glifo
brazo con lienzo. Foto Gerardo Vázquez Miranda, marzo, 2001.

2. Zoomorfos. Sobresalen los de aves, serpientes y monos


(similares a los representados en códices mixtecos y del altiplano
central mexicano) (láms. 26-32).

Lámina 26. La Ventilla. Sector 2. Plaza de los Glifos. Piso pintado. Glifo
de ave. Foto Gerardo Vázquez Miranda, marzo, 2001.

Lámina 27. La Ventilla. Sector 2. Plaza de los Glifos. Piso pintado. Glifo
de ave. Foto Gerardo Vázquez Miranda, marzo, 2001.
Lámina 28. La Ventilla. Sector 2. Plaza de los Glifos. Piso pintado. Glifo
de ave. Foto Gerardo Vázquez Miranda, marzo, 2001.

Lámina 29. La Ventilla. Sector 2. Plaza de los Glifos. Piso pintado. Glifo
de ave. Foto Gerardo Vázquez Miranda, marzo, 2001.
Lámina 30. La Ventilla. Sector 2. Plaza de los Glifos. Piso pintado. Glifo
serpiente-venado. Foto Gerardo Vázquez Miranda, marzo, 2001.

Lámina 31. La Ventilla. Sector 2. Plaza de los Glifos. Piso pintado. Glifo
zoomorfo. Foto Gerardo Vázquez Miranda, marzo, 2001.
Lámina 32. La Ventilla. Sector 2. Plaza de los Glifos. Piso pintado. Glifo
zoomorfo. Foto Gerardo Vázquez Miranda, marzo, 2001.

3. Otros de diversa índole. Recipientes, posiblemente


cuahxicalli, chiquihuites, braceros, algunas vasijas con flores o
plumas y representaciones arquitectónicas; probablemente una casa
(láms. 33-37).
Lámina 33. La Ventilla. Sector 2. Plaza de los Glifos. Piso pintado. Glifo.
Foto Gerardo Vázquez Miranda, marzo, 2001.

Lámina 34. La Ventilla. Sector 2. Plaza de los Glifos. Piso pintado. Glifo
ojo de reptil. Foto Gerardo Vázquez Miranda, marzo, 2001.

Lámina 35. La Ventilla. Sector 2. Plaza de los Glifos. Piso pintado. Glifo
espina en estera. Foto Gerardo Vázquez Miranda, marzo, 2001.
Lámina 36. La Ventilla. Sector 2. Plaza de los Glifos. Piso pintado. Glifo.
Foto Gerardo Vázquez Miranda, marzo, 2001.

Lámina 37. La Ventilla. Sector 2. Plaza de los Glifos. Piso pintado. Glifo
atado con concha. Foto Gerardo Vázquez Miranda, marzo, 2001.

Todos éstos deben observarse desde el norte, siguiendo una


dirección de izquierda a derecha, como sugiriendo el orden de
lectura. Ahora bien se han identificado manchones de pintura roja
en los recintos adyacentes a la plaza y que debieron corresponder a
otros tantos glifos, y en algún caso a que se derramó la pintura.
Los glifos descubiertos en La Ventilla, Sector 2, son imágenes
pintadas que a la vez pueden considerarse como elementos
pictóricos y también como pictografías ya que son glifos que nos
remiten a una escritura ideográfica. Ésta ha sido estudiada
sistemáticamente por Alfonso Caso (1967a). En otro orden de ideas
sus características nos remiten a elementos propios del Altiplano
Central Mexicano y de la región de Oaxaca.
El presente texto es parte de un análisis que realizo actualmente
con los glifos encontrados sobre el piso teotihuacano.

Personaje pintado sobre piso junto a un desagüe

J Z

Asociada a las pinturas detectadas en la Plaza de los Glifos, se


localizó otra pintura en el piso. Su descripción se hace por separado
ya que al parecer no representa un posible topónimo como los casos
anteriores. Se trata de una imagen antropomorfa, posiblemente un
sacerdote o una deidad (lám. 38).
La pintura se localizó en la parte norte fuera del límite de la
Plaza de los Glifos en un pequeño conjunto porticado perteneciente
a la arquitectura funcional de la misma; está sobre un pequeño
patio hundido y en relación directa a un drenaje ubicado en el lado
este.
Lámina 38. La Ventilla. Sector 2. Personaje pintado
sobre piso junto a desagüe. Foto Ricardo Alvarado
Tapia, 2007.
Lámina 39. La Ventilla. Sector 2. Personaje pintado sobre piso junto a
desagüe. Detalle. Foto Ricardo Alvarado Tapia, 2007.
Lámina 40. La Ventilla. Sector 2. Personaje pintado
sobre piso junto a desagüe. Detalle. Foto Ricardo
Alvarado Tapia, 2007.

Se trata de un personaje pintado en color rojo sobre blanco, en


diversos tonos; está de pie con la cabeza hacia el sur y el rostro
vuelto al este. Lleva sobre su cabeza un tocado cuya parte frontal
presenta una pequeña diadema, una rodela y un círculo que asemeja
el ojo de un animal; en la parte posterior al fin de la diadema hay
una coleta del trenzado del pelo (lám. 39).
La cara está de perfil y lleva la boca abierta. Porta una orejera;
del cuello pende un collar de tres elementos (cuentas) sujeto en su
parte posterior. El personaje se encuentra erguido sobre sus dos
pies, con el brazo izquierdo pegado al cuerpo, y su mano descansa
en el muslo; el brazo derecho extendido hacia el frente a la altura de
la cintura, un lienzo baja en su vista posterior, tiene el vientre
abultado. Por detrás del personaje y separado de él se reconoce una
bolsa de copal con la representación de tres chalchihuites en su
parte central. Del nudo de la bolsa de copal sube una vírgula (lám.
40).

Lámina 41. La Ventilla. Sector 2. Personaje pintado sobre piso junto a


desagüe. Detalle. Foto Ricardo Alvarado Tapia, 2007.

El personaje presenta un pene (falo) erecto, con los testículos y


su vellosidad; de éste sale una corriente –de agua– con signos de
ojos que llega a la salida del drenaje (lám. 41). Se observan también
tres gotas que caen directamente sobre dos plantas de maguey en
florescencia, además de otras plantas en la parte posterior de los
talones del personaje que son iguales. Una quinta representación de
esta planta, ubicada en la parte baja de la bolsa de copal no lleva flor
alguna.
Estos son los datos más generales del reciente hallazgo, cuyo
estudio está llevándose a cabo y los resultados serán publicados
próximamente en la Memoria de la excavación de La Ventilla.

Otras pinturas en el Sector 2 de La Ventilla

M E R G

Las pinturas que a continuación se muestran, no fueron incluidas


en la versión impresa del catálogo que se encontraba en prensa
cuando se realizó el registro fotográfico. El hallazgo de esta pintura
corresponde a los trabajos de excavación en el Sector 2 de La
Ventilla 1992-1994, dirigidos por el arqueólogo Rubén Cabrera.
Están ubicadas en la parte inferior de los muros de un pequeño
cuarto al noreste de la llamada Plaza de los Glifos, que de hecho se
comunica al patio hundido en el que se localiza el personaje pintado
en piso junto a un desagüe.
Se describe aquí el mural sur por ser el mejor conservado,
aunque lo mismo se observa en el muro este. Se trata de dos pares
de garras de ave, pintadas en verde, que convergen al centro del
espacio pictórico, el cual se muestra en fondo rojo. De ellas se miran
sus dos garras anteriores, largas y apuntadas hacia abajo,
probablemente pintadas en un tono de gris claro. La disposición de
las patas presenta a la exterior atrasada, de manera que ésta cubre al
espolón de la otra. La separación dactilar está señalada por una serie
de líneas cortas y onduladas del mismo rojo del fondo.
Descansa todo el mural sobre una franja negra y restos de este
color se observan en su cenefa exterior.
Lámina 42. La Ventilla. Sector 2. Detalle (garras de ave). Foto María Elena Ruiz Gallut,
febrero, 1995.
Lámina 43. La Ventilla. Sector 2. Detalle (garras de ave). Foto María Elena Ruiz Gallut,
febrero, 1995.
Lámina 44. La Ventilla. Sector 2. Detalle (garras de ave). Foto María Elena Ruiz Gallut,
febrero, 1995.

Sector 3

S G C
E R C
Plano 17.5 La Ventilla. Sector 3. Planta. Plano Sergio Gómez.

Los trabajos arqueológicos en el Sector 3 de La Ventilla 1992-1994


se han abocado a la exploración parcial de dos conjuntos
arquitectónicos que provisionalmente denominamos como
Estructuras A y B. Las excavaciones en ambas estructuras tuvieron
como objetivo la resolución de problemas concretos relacionados
con la forma, función y tipo de actividades desarrolladas por sus
ocupantes a través del tiempo.
En la Estructura B, los trabajos se centraron en la liberación de
una pequeña plaza delimitada hacia sus cuatro lados, por espacios
arquitectónicos cerrados; en el pórtico del lado sur de la plaza, se
localizaron algunos murales con motivos zoomorfos, fitomorfos y
geométricos que a continuación se describen (plano 17.5):

1. Pórtico sur, mural 1 (S1W2.25.93.56-66 Ref. Millon, 1973).

Decora la parte baja de una pilastra que presenta recubrimiento de


estuco. Se observan dos bandas verticales en color azul, tenuemente
delineadas con rojo, que delimitan un fondo rojo y sobre el que se
encuentran diseños entrecruzados de círculos verdes; hacia el lado
derecho se aprecia un pequeño capullo pintado en verde y amarillo
delineado sobre un fondo rojo. Sus dimensiones son 50 cm de largo,
por 27 cm de altura (lám. 1 y fig. 17.21).

Lámina 1. La Ventilla. Sector 3. Pilastra (bandas azules, círculos verdes y capullo). Foto
María Elena Ruiz Gallut, septiembre, 1993.

Figura 17.21 La Ventilla. Sector 3. Pórtico sur, mural 1 (círculo con capullo), mural 2
(felino). Dibujo Sergio Gómez.
2. Pórtico sur, mural 2 (S1W2.25.93.56-66 Ref. Millon, 1973).

En la cara sur de la pilastra se localiza parte del motivo de un felino


representado de perfil y en posición sedente. Está pintado en color
azul obscuro, delineado por una banda ancha, de color azul más
claro. El motivo se encuentra pintado sobre un fondo rojo. Sus
dimensiones son 37 cm de largo por 27 cm de altura (veáse fig.
17.21, láms. 2 y 3).

Lámina 2. La Ventilla. Sector 3. Pilastra, murales 1 y 2 (felino, círculos verdes y capullo).


Foto María Elena Ruiz Gallut, septiembre, 1993.
Lámina 3. La Ventilla. Sector 3. Mural 2 (felino azul). Foto María Elena Ruiz Gallut,
septiembre, 1993.

3. Pórtico sur, mural 3 (S1W2.25.93.36-46 Ref. Millon, 1973).

Al sur del acceso al pórtico se repite el motivo del felino en posición


sedente y de perfil con las patas hacia el frente mostrando enormes
garras, se aprecia parte de una vírgula formada por dos bandas de
color grisáceo; en seguida se observan las bandas verticales en azul,
alternando con la representación de pequeños círculos verdes de
manera similar a los de la pilastra; los motivos están pintados sobre
un fondo rojo; sus dimensiones son 125 cm de largo por 23 cm de
altura (lám. 4 y fig. 17.22).
Lámina 4. La Ventilla. Sector 3. Mural 3 (felino con vírgula y círculos verdes). Foto María
Elena Ruiz Gallut, septiembre, 1993.

Figura 17.22 La Ventilla. Sector 3. Pórtico sur, mural 3 (felino y vírgula). Dibujo Sergio
Gómez.

4. Pórtico sur, mural 4 y 5 (S1W2.25.9341-51-61 Ref. Millon, 1973).

Se localizan a ambos lados de un acceso a otro espacio que fue


tapiado en algún momento posterior a la realización de las pinturas
(el acceso tapiado presenta recubrimientos de concreto de gravilla,
aunque sin estuco). A pesar de que las pinturas están muy
deterioradas se pueden distinguir motivos similares a los descritos
en el lado este del mismo pórtico sur. En ambos casos la dirección
de los felinos es del acceso hacia el norte y sur respectivamente. Sus
dimensiones aproximadas son: mural 4 lado norte del acceso, 100
cm de largo por 18 cm de altura. Mural 5 lado sur del acceso, 80 cm
de largo por 23 cm de altura.
Cronología. Mediante análisis convencionales realizados para
fechar estos murales, se logró establecer su temporalidad hacia la
fase Xolalpan Tardío. El momento constructivo a que corresponden
las pinturas cubre por lo menos cinco niveles de ocupación
anteriores (pisos de concreto con recubrimiento de estuco); a su vez
el nivel de las pinturas fue cubierto por otra superposición
arquitectónica que ocasionó la destrucción parcial de los murales.

Sector 4

F N R
M E R G

El más reciente descubrimiento del proyecto La Ventilla 1992-1994


es el que corresponde a los trabajos realizados en el edificio B de la
unidad de servicios de Plaza Jaguares. Al norte de este sitio se
localizó un conjunto arquitectónico con restos importantes de
pintura mural. Dichas pinturas se ubican en dos espacios distintos,
a los que se nombró Cuarto sur y Cuarto norte.
El Cuarto sur está construido a manera de pórtico, ya que se abre
hacia el este, a una plaza central, y presenta los restos de dos
pilastras de 33 cm por 40 cm. Sin embargo está cerrado por sus
muros norte, poniente y sur. En estos muros es donde se ubica la
pintura. Frente a él se localizan las escalinatas de una plataforma
(láms. 1 y 2).
Lámina 1. La Ventilla. Sector 4. Cuarto sur, muro norte; al fondo el cuarto norte. Foto
María Elena Ruiz Gallut, junio, 1994.
Lámina 2. La Ventilla. Sector 4. Cuarto sur, muro poniente. Vista general. Foto María
Elena Ruiz Gallut, junio, 1994.

El recinto que nos ocupa tiene las siguientes medidas: el muro


norte mide 372 cm (lám. 1); el muro poniente 488 cm (lám. 2) y 313
cm el muro sur, el cual tiene además una pilastra adosada de 43 cm
por 61 cm.
De manera general, la temática representada en este cuarto se
refiere a dos diseños diferentes que semejan tocados y que se
alternan a lo largo de los muros.
Se denominaron diseño “A” y diseño “B” y para su descripción
nos basamos en el ejemplo mejor conservado de cada uno. Cabe
hacer notar que ninguno de ellos está completo, ya que este recinto
fue reutilizado en un momento posterior, en el que el muro sur fue
demolido hasta una altura de 50 cm. A esta altura se desplantó un
nuevo piso que dejó su huella en la pintura y la cual puede
observarse (lám. 3).
Lámina 3. La Ventilla. Sector 4. Cuarto sur, muro poniente. Diseños “A” y “B”. Foto Leticia
Staines, junio, 1994.

El diseño “A” mide 67.5 cm de ancho por 59.5 cm de alto. Está


constituido por el trapecio invertido y el triángulo conocidos como
glifo del año. El trapecio está formado por dos franjas: una franja
interior roja y una exterior pintada en color rosa. El fondo es azul
obscuro y sobre él se observa en la parte central la forma triangular,
que en este caso está substituida por el signo de tres gotas, pintadas
en verde y enmarcadas en su perfil exterior por una banda roja
obscura (láms. 4-7).
Lámina 4. La Ventilla. Sector 4. Cuarto sur, muro poniente. Diseño “A”. Foto María Elena
Ruiz Gallut, junio, 1994.
Lámina 5. La Ventilla. Sector 4. Cuarto sur, muro poniente. Diseño “A”. Detalle. Foto María
Elena Ruiz Gallut, junio, 1994.
Lámina 6. La Ventilla. Sector 4. Cuarto sur, muro poniente. Diseño “A”. Detalle. Foto María
Elena Ruiz Gallut, junio, 1994.
Lámina 7. La Ventilla. Sector 4. Cuarto sur, muro poniente. Diseño “A”. Detalle. Foto María
Elena Ruiz Gallut, junio, 1994.

Bajo este elemento se observa otro, de forma rectangular pintado


en rojo, dispuesto horizontalmente, que se interrumpe en el centro
por una especie de flor de pétalos concéntricos. Esta flor está
formada por tres hileras de colores: azul obscuro en el centro, rosa
los siguientes pétalos y verdes los de la última corona. Sobre la
banda horizontal ya cada lado de la flor se aprecian un par de discos
verdes.
Por debajo de la flor y del rectángulo se proyectan una serie de
franjas azules, separadas entre sí por delgados espacios verdes.
Estas franjas se quiebran a partir del centro en sentido opuesto a
manera de zigzag.
Todos los elementos del diseño están delineados en rojo y en
algunos casos, el negro substituye al rojo.
Remata la figura un tocado de plumas azules que salen de la
parte superior, se curvan hacia los extremos y caen por ambos
costados.
El diseño “B” mide 67.5 cm de ancho por 57.5 cm de alto. Está
formado por un elemento central, rectangular de color verde que se
interrumpe por la entrada de dos franjas rojas. Éstas arrancan de su
base; no alcanzan el extremo superior y están dispuestas de tal
forma que dividen en tres porciones al rectángulo central. En la
parte baja de dicho rectángulo se proyecta hacia ambos lados una
especie de gancho o voluta, la cual se forma por una placa horizontal
del mismo color verde que se dobla noventa grados. Este mismo
gancho aparece en los extremos superiores (láms. 8 y 9).

Lámina 8. La Ventilla. Sector 4. Cuarto sur, muro poniente. Diseño “B”. Foto María Elena
Ruiz Gallut, junio, 1994.
Lámina 9. La Ventilla. Sector 4. Cuarto sur, muro poniente. Diseño “B”. Detalle. Foto María
Elena Ruiz Gallut, junio, 1994.

En su totalidad, la figura central presenta líneas diagonales


cortas, de color rojo que fueron pintadas sobre el verde, a la manera
de las representaciones de la piel de coyote. Asimismo, toda la figura
está delineada por una franja roja de 2.5 cm de ancho.
Por debajo del elemento central del diseño se observa una banda
amarilla de la cual bajan cinco plumas en color azul.
De igual manera que el diseño “A”, éste se encuentra rematado
por un tocado de plumas azules separadas entre sí por delgadas
franjas verdes. El fondo de todo el mural es rojo.
El cuarto norte corresponde a una etapa cronológica posterior, ya
que su piso se desplanta en un nivel más alto que el del cuarto sur.
En forma general, la temática pintada en los muros de este
recinto se refiere a la representación de ondas entre las que figuran
animales acuáticos (láms. 10, 11 y 12).
Lámina 10. La Ventilla. Sector 4. Cuarto norte, muro poniente (animales entre ondas).
Foto María Elena Ruiz Gallut, junio, 1994.
Lámina 11. La Ventilla. Sector 4. Cuarto norte, esquina suroeste. Foto María Elena Ruiz
Gallut, junio, 1994.
Lámina 12. La Ventilla. Sector 4. Cuarto norte, esquina sureste. Foto María Elena Ruiz
Gallut, junio, 1994.

Estas ondas se forman por dos bandas paralelas oblicuas, una


verde y la otra azul, que se inclinan hacia la izquierda y que se
quiebran en su trayectoria. Las ondas cortan diagonalmente el
espacio pictórico a intervalos regulares y entre ellas el fondo está
pintado de rojo y rosa. Estos dos colores se combinan para formar
una especie de rayos que apuntan sus ángulos hacia la parte central.
Son rojos los que salen de la banda verde y rosas los que surgen de
la franja azul (lám. 13).
Lámina 13. La Ventilla. Sector 4. Cuarto norte, muro sur. Detalle. Foto Leticia Staines,
junio, 1994.

Sobre este fondo bicromático de rayos rojos y rosas fueron


pintados animales acuáticos, los que se reconocen como tales
porque son representaciones de diferentes conchas y caracoles. De
cada uno de ellos surgen una cabeza de perfil, con orejas pequeñas,
unas patas delanteras y traseras flexionadas y en distintas
posiciones y una cola corta. A cada uno de ellos corresponde
asimismo una vírgula florida que se presenta frente a su cabeza, a la
altura de lo que sería su boca. Su ojo está señalado sólo en color rojo
(láms. 14-18).
Lámina 14. La Ventilla. Sector 4. Cuarto norte, muro poniente. Detalle. Foto María Elena
Ruiz Gallut, junio, 1994.
Lámina 15. La Ventilla. Sector 4. Cuarto norte, muro poniente. Detalle. Foto María Elena
Ruiz Gallut, junio, 1994.
Lámina 16. La Ventilla. Sector 4. Cuarto norte, muro poniente. Detalle. Foto María Elena
Ruiz Gallut, junio, 1994.
Lámina 17. La Ventilla. Sector 4. Cuarto norte, muro poniente. Detalle. Foto María Elena
Ruiz Gallut, junio, 1994.
Lámina 18. La Ventilla. Sector 4. Cuarto norte, muro oriente. Detalle. Foto María Elena
Ruiz Gallut, junio, 1994.

Los animales acuáticos están dispuestos en el mural de manera


que parecen subir entre las ondas (láms. 19 y 20).
Lámina 19. La Ventilla. Sector 4. Cuarto norte, muro poniente, extremo sur. Foto María
Elena Ruiz Gallut, junio, 1994.
Lámina 20. La Ventilla. Sector 4. Cuarto norte, muro oriente. Detalle de la entrada. Foto
Leticia Staines, junio, 1994.

Las cenefas que rematan los muros en sus extremos están


formadas por una banda de volutas rosas sobre un fondo rojo que se
curvan hacia el interior. En el extremo inferior del muro norte y
muy cerca de la esquina sur del mismo, aparece la representación de
una figura, de la que, por su excepcionalidad en la iconografía
teotihuacana haremos una descripción más detallada. Se trata de
una cabeza zoomorfa, en color verde, cuyos rasgos están delineados
en rojo obscuro. Sus fosas nasales están vistas de frente. Por debajo
de éstas y entre ellas se curva hacia arriba la comisura del labio
superior del hocico, la cual se proyecta enmarcando todo el rostro de
la figura. Encima de las fosas nasales hay una serie de líneas
asimétricas a manera de pelo, que se dirigen hacia arriba en el lado
izquierdo del animal y que son casi horizontales en su parte derecha
(lám. 21).
Sus ojos presentan estrabismo y tampoco están ubicados en
forma simétrica. La figura presenta líneas cortadas a lo largo de las
orejas y en la frente, en donde aparecen cuatro puntos dispuestos,
tres arriba y uno por debajo del punto central. A la fecha no hay una
identificación biológica de este animal.

Lámina 21. La Ventilla. Sector 4. Cuarto norte, muro poniente, extremo sur. Detalle. Foto
María Elena Ruiz Gallut, junio, 1994.

Otros murales

M E R G

La escalinata que se resguarda en el Museo de Murales


Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”, etiquetada como proveniente
de La Ventilla y que Miller (1973) registra sólo en dibujo,
probablemente corresponda al material obtenido durante las
excavaciones de Román Piña Chan en ese sitio a principios de los
años sesenta. Este ejemplo nos parece importante puesto que
presenta la pintura mural de grandes conchas realizadas en rojo y
rosa sobre el estuco blanco en el peralte de los escalones. Los otros
ejemplos de pintura mural en escalinatas muestran en su mayoría el
disco perforado o chalchihuite en sus peraltes, tal y como aparece en
las escalinatas de la Plaza de los Chalchihuites de La Ventilla 1992-
1994 (lám. 1).

Lámina 1. Escalinata de La Ventilla. Alto 141 cm. y ancho 208 cm. Museo de Murales
Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”. Foto Ernesto Peñaloza, febrero, 1996.
18
ATETELCO

R C

Plano 18. Atetelco. Planta. Numeración de murales según Miller, 1973, y


nueva numeración de Rubén Cabrera C.

1. Patio Blanco o Patio 1. Pórtico 1, murales 1-4 (procesión de coyotes, talud).

1.1 Atetelco. Patio Blanco. Templo sur, Teotihuacán (lám. 1).


Lámina 1. Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 1. Vista general. Foto Carlos Martínez Rosas
Landa, 2019.

1.2 In situ.
1.3 Integrados a la parte inferior de los muros laterales y
frontales del pórtico sur, en una unidad arquitectónica formada por
tres templos porticados ubicados en torno a un patio central con
adoratorio (planos 18, 18.1 y 18.2). La sección del Patio Blanco
corresponde al segundo nivel constructivo de una secuencia de
cuatro superposiciones arquitectónicas, y a su estilo pictórico se le
adjudica una cronología tardía, en la Cuarta Fase Estilística
correspondiente a la Fase Xolalpan, comprendida entre los 450 y
600 años d.C. (Lombardo S., en este volumen), y coincide según la
autora con la Tercera Fase Técnica de Magaloni también en este
volumen. Por su parte Millon, R. (1967), ubica este complejo de
pinturas murales del Patio Blanco en Xolalpan Tardío; en cambio
Armillas los sitúa según la cerámica en la Fase Tlamimilolpa. Por
otra parte, los recientes estudios llevados a cabo por
arqueoastrónomos basados en observaciones estelares y en la
puesta del Sol en el occidente, ubican a los jaguares del Pórtico 2 de
esta unidad arquitectónica entre los años 215 y 350 d.C. (Ruiz G. et
al., en este volumen).

Plano 18.1 Atetelco. Perspectiva.


Plano 18.2 Atetelco. Perspectiva.

En realidad no se cuenta con datos precisos de la cronología de


estos murales. Considerando su posición estratigráfica, asociado a
una construcción que fue cubierta por lo menos con dos niveles de
épocas más tardías, su antigüedad debería ubicarse entre los 300 y
400 años d.C. Sin embargo futuras excavaciones en este lugar
podrán darle una cronología más aproximada.
1.4 Descubiertos por los arqueólogos P. Armillas en 1945-47 y C.
Margain en 1950, .
2.2 Los murales 1, 2 y 3 son originales y se encuentran en regular
estado de conservación, en tanto que el mural 4 contiene
únicamente pequeños fragmentos originales integrados al muro
reconstruido. Actualmente se encuentra protegido por la cubierta
del pórtico del templo que fue totalmente reconstruido.
3.1 Se encuentran simétricamente ubicados a ambos lados de la
línea de acceso al templo. Los murales 1 y 4 miden 185 cm de largo
por 72 cm de alto y los murales 2 y 3 tienen 168 cm de largo por 72
cm de alto.
3.2 En tres tonos de rojo: para el diseño en general se empleó un
rojo claro en líneas gruesas; un color rojo de tono mediano se utilizó
para rellenar los espacios delimitados, y el fondo se cubrió con un
rojo intenso.
4.1 La descripción se inicia con las figuras principales, la escena
de los coyotes, y después se hace la descripción de la cenefa que los
enmarca.

Figura 18.1 Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 1, talud, murales 1-4 (coyotes en procesión,
según Villagra, 1971).
Lámina 2. Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 1, mural 1. Detalle (procesión de coyotes). Foto
Pedro Cuevas, 1990.

En cada uno de los cuatro murales se representan de perfil dos


coyotes colocados uno a continuación del otro en un nivel
horizontal (fig. 18.1). Los que aparecen en los muros laterales se
dirigen hacia el exterior (lám. 2), y los que se encuentran en los
murales frontales se dirigen hacia el eje central del templo (láms. 3
y 4, fig. 18.2).
Lámina 3. Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 1, mural 3 (procesión de coyotes). Foto Ricardo
Alvarado Tapia, 2006.
Lámina 4. Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 1, mural 3. Detalle (procesión de coyotes). Foto
Ricardo Alvarado Tapia, 2006.
Figura 18.2 Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 1, mural 3. Dibujo reconstructivo de Agustín
Villagra. Acervo fotográfico “Manuel Toussaint”, IIE, UNAM.

El pelo de estas figuras está representado por pequeñas rayas


ordenadas en delgadas franjas, las orejas y la cola terminan en rojo
fuerte, y de su hocico abierto, donde se muestra su dentadura y su
lengua, le sale una vírgula que se enrosca hacia arriba. La silueta
superior de su cuerpo, sus patas y su cola en su borde exterior se
adornan con flecos. Portan un gran tocado sostenido con una
diadema ondulada, largas plumas le caen por detrás. Llevan en el
centro de su cuerpo una figura circular con bandas diagonales
alternadas en dos tonos de rojo; se trata de un escudo o chimalli.
Lámina 5. Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 1, mural 2. Detalle de la cenefa. Foto Ricardo
Alvarado Tapia, 2007.

Cenefa. Cada mural se delimita en sus bordes laterales por una


ancha cenefa; ésta se compone por dos secciones delimitadas a su
vez por medio de delgadas franjas (lám. 5). Vista en su sección
horizontal, la cenefa está dispuesta de la siguiente manera: en la
sección inferior se ubica una tira con el borde ondulado y pequeñas
líneas formando un patrón de zigzag (imitando posiblemente la piel
de coyote), al centro de ésta se ubican una serie de diseños
trianguliformes parecidos a los tallos de alguna especie de cactus.
En la sección superior se observa una hilera de elementos a manera
de plumas colocados transversalmente a la línea de la cenefa; a
continuación, se encuentra una franja dividida en rectángulos
diagonales, que en su conjunto da la idea de un holán rematando la
cenefa. En la parte superior, simétricamente distribuidos al centro y
hacia los lados, se encuentran tres escudos de forma ovalada
adornados sus bordes con flecos o pelo de coyote, en cuya parte
central se encuentran dos franjas diagonales como se ven los
escudos representados en el cuerpo de los cánidos.
4.5 Los coyotes asociados con elementos militares como los
escudos, hacen referencia a acciones militares según varios autores:
Millon, C., 1988a; Pasztory, E., 1990; Von Winning, H., 1987.
5.1 Armillas, P., 1950:57-58; Millon, R., 1967; Villagra, A., 1951;
Von Winning, H., 1987.

2. Pórtico 1, murales 5-7 (muros reticulados con figuras humanas como


cánidos).

1.1 Atetelco. Patio Blanco. Templo sur, Teotihuacán (planos 18,


18.1 y 18.2).
1.2 In situ.
1.3 Se encuentran en los muros laterales y frontal; son la parte
superior de los murales 1-4, y corresponden a la misma cronología,
ubicados entre los 300 y 400 años d.C.
1.4 Descubiertos por los arqueólogos P. Armillas en 1945-1947 y
C. Margain en 1950, .
2.2 Los muros que les sirven de soporte se han reconstruido en
su totalidad y los pocos fragmentos originales rescatados en las
excavaciones fueron restituidos sobre éstos por el señor Santos
Villasánchez basándose en un dibujo reconstructivo elaborado por
A. Villagra.
3.1 Los dos murales que aparecen en los muros laterales miden
185 cm de ancho por 195 cm de alto, y el mural frontal tiene la
misma altura, con 470 cm de largo incluyendo el vano de la entrada
que da acceso al templo.
3.2 En tres tonos de rojo según se observa en los fragmentos
originales.
4.1 Los tres murales presentan un reticulado de anchas franjas
diagonales que forman espacios cuadrangulares, en cuyo interior se
representan figuras humanas de pie que llevan un fastuoso atuendo
guerrero. Las franjas diagonales delimitadas por delgadas líneas,
están cubiertas por pequeñas rayas imitando el pelo del coyote.
Sobre estas franjas van aplicadas figuras simbólicas alternadas entre
sí; una de estas es una especie de borla que tiene dos espigas y es
parecida a la figura denominada malinalli o zacate de carbonero
según J. Angulo (comunicación personal); y el otro elemento
decorativo que alterna con la figura anterior son dos volutas
alargadas que se han identificado como símbolo del fuego; van
colocadas una frente a la otra (fig. 18.3).

Figura 18.3 Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 1, murales


5-7 (muros reticulados con figuras humanas como
cánidos, según Villagra, 1971).

En la unión o el cruce de cada franja que forman los espacios


reticulados, se aplica un medallón circular, adornado con una
sucesión de pequeñas placas rectangulares. Estas van superpuestas
alrededor de un disco de cuya parte central cuelga la cabeza de un
coyote que tiene el hocico abierto, mostrando sus dientes y su
lengua.
El tema central en los tres murales son figuras antropomorfas
vistas de perfil que van enmarcadas en los espacios cuadrangulares
que forman la retícula. Las figuras de los muros laterales se dirigen
hacia fuera del pórtico, en tanto que las que se encuentran en el
muro frontal se orientan hacia el eje central norte-sur del templo.
Su fastuoso atuendo consiste en un disfraz de coyote con elementos
flamígeros que le salen de diferentes partes de su cuerpo. Se
reconocen a estas figuras como antropomorfas por su
representación de pie; y los elementos del cánido están
representados por la cola, la cabeza donde se señala la nariz
alargada, el hocico abierto con los dientes visibles y la lengua hacia
afuera, además de las garras en los pies y en las manos.
Las figuras humano-coyotes llevan sandalias adornadas con
grandes hebillas, de cuyos pies le salen protuberancias flamígeras;
su faldellín está adornado con anchas bandas que le cuelgan por
delante y por detrás. Tiene una especie de medallón, decorado con
elementos geométricos que parecen campanas y sobrepuesto al
medallón se ve un pectoral, formado por varios elementos
simbólicos, difícil de identificar ya que sobre esta parte se apoya una
de sus manos. Además de una cola de coyote, luce por detrás un
complicado atuendo adornado con dardos, cintas, plumas, borlas y
flecos, de donde le salen también los símbolos flamígeros.
En la espalda se aprecia un medio círculo con nudo en el centro,
que sujeta un remate similar al de la base del tocado, con un
elemento tridentado y plumas cortas al parejo, de donde sale una
cinta o franja adornada con las volutas similares a las
protuberancias flamígeras. Portan orejeras redondas formadas por
círculos concéntricos, anteojeras y collar.
Su amplio tocado consiste en una diadema de varias franjas
superpuestas; en la inferior se muestran dentro de un tablero, tres
figuras circulares denominadas “figuras trilobuladas”, orladas con
flecos. En la franja intermedia, entre otras representaciones
simbólicas, se muestra un nudo horizontal, pequeños rectángulos
oblicuos y el signo del año teotihuacano. Su tocado remata con un
gran penacho de dardos adornados con borlas y plumas formando
un borde orlado de donde salen nuevamente los elementos
flamígeros (Von Winning, 1987, tomo II:20).
Dos vírgulas de la palabra surgen del hocico del animal
decoradas igualmente con el signo de la llama. Lleva guantes que
tienen un acabado de rayas cortas imitando el pelo del coyote. Éstas
van adornadas con flecos. El personaje empuña con una mano un
atado de dardos cuyas puntas van dirigidas hacia atrás y sus bases
sobresalen hacia el frente. Con la otra mano sostiene un propulsor
de dardos (según Von Winning, 1987, tomo I:80), con los elementos
que se le asocian.
Todas las figuras se representan con los mismos elementos. En
el lado este del pórtico se muestran figuras completas y siete
incompletas; en la pared oeste se muestran igual número de figuras,
y en el mural frontal están representados catorce personajes
completos y dieciséis incompletos.
Cenefas. Los tres grandes murales reconstruidos van
enmarcados con una cenefa de 38 cm de ancho formada a la vez por
varias franjas con adornos diferentes (fig. 18.4 y lám. 6).
Figura 18.4 Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 1, murales 5-7 (cenefa en tablero, según
Villagra, 1971).

Lámina 6. Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 1, mural 6. Detalle de la cenefa. Foto María Elena
Ruiz Gallut, junio, 1994.
La franja más ancha (comenzando de derecha a izquierda en la
lámina 6) se conforma por una sucesión de cuchillos colocados en
filas de tres, una fila sobre la otra; en su interior presentan un
diseño dentado de color rosa sobre fondo rojo. Una segunda franja
de la cenefa se compone a su vez de otras tres: dos franjas delgadas
en color rosa que la bordean y una interior, de tono más claro, que
presenta una sucesión de rayas cortas a cada lado y en el interior
pequeñas figuras alargadas. En seguida se mira otra franja, también
de tono más claro, que presenta conjuntos de líneas cortas, paralelas
entre sí, que rematan en su lado exterior con un diseño orlado.
Finalmente, el extremo izquierdo de la cenefa se forma con una
sucesión, en sentido transversal, de figuras trianguliformes
parecidas a las hojas o al tallo de alguna especie de cactus.
Sobre la ancha cenefa se aplican a intervalos regulares, grandes
medallones romboiformes compuestos de franjas concéntricas.
Cada una tiene motivos diferentes: en el centro se presenta un
pequeño rombo, al que envuelve una figura similar adornada con
motivos estrellados. Enseguida va una franja redondeada decorada
con líneas onduladas, y finalmente se encuentra la última franja que
va adornada con líneas quebradas ornamentando un arco de figuras
triangulares. La figura vista en su conjunto se asemeja a un cerro o
montaña en cuya silueta se ubican cinco flores con espiga, se
encuentran simétricamente distribuidos dos a cada lado y una en su
parte central superior, ésta con doble espiga. Este elemento es el
malinalli o zacatón según el arqueólogo J. Angulo (comunicación
personal). Una mano con un puño orlado emerge de un lado del
supuesto cerro, sostiene un implemento que tiene hacia arriba tres
ganchos.
La posición de la fila de cuchillos es simétrica con respecto al
medallón del centro en el mural frontal; tienen su parte proximal
junto al medallón y su parte distal se dirige hacia los lados, hasta
unirse con el siguiente medallón, donde los cuchillos cambian de
dirección.
4.5 Los felinos y las puntas de proyectil están asociados a
acciones guerreras según varios autores (Millon, C., 1962; Pasztory,
E., 1992; Von Winning, H., 1987). A la figura del medallón que va
aplicada sobre la cenefa se le interpreta como una cueva o un cerro.
5.1 Armillas, P., 1946; Millon, R., 1967; Villagra, A., 1951; Von
Winning, H., 1987:95-96, fig. 3c.

3. Pórtico 2, murales 1-4 (procesión de jaguares y coyotes, talud).

1.1 Atetelco. Patio Blanco. Templo este, Teotihuacán (planos 18 y


18.1).
1.2 In situ.
1.3 Integrados a los cuatro muros que forman el área porticada
del templo este y corresponden a un segundo nivel de ocupación de
esta unidad arquitectónica, con una secuencia de cuatro
superposiciones constructivas (lám. 7). Referente a su cronología,
consultar la cédula de los murales 1-4 del Pórtico 1 del Patio Blanco
de Atetelco, en este volumen, que corresponden al mismo nivel de
ocupación.
Lámina 7. Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 2. Vista general. Foto Carlos Martínez Rosas
Landa, 2019.

1.4 Descubiertos por los arqueólogos P. Armillas en 1945 y C.


Margain en 1950, .
2.2 En regular estado de conservación. Están protegidos porque
el templo y su pórtico fueron totalmente reconstruidos.
3.1 Los murales 1 y 4 ubicados en las paredes laterales del
pórtico tienen 210 cm de largo por 70 cm de altura; los murales 2 y 3
tienen 195 cm de largo por 70 cm de alto.
3.2 Se detectan cuatro tonos de rojo que combinados hacen
resaltar los motivos representados.
4.1 Su descripción se inicia con las figuras principales y en
seguida se hace la reseña de su cenefa.
La representación de dos figuras zoomorfas ocupan el tema
principal plasmado en los muros en talud de este pórtico. La escena
se refiere a una procesión de coyotes y jaguares que caminan uno
atrás del otro; en los murales 1 y 4 un jaguar reticulado va delante
seguido de un coyote, orientados hacia fuera (fig. 18.5); en los
murales 2 y 3 el coyote va seguido del jaguar, y se dirigen hacia la
puerta central (láms. 8 y 9).

Figura 18.5 Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 2, talud, murales 1-4 (procesión de jaguares y
coyotes, según Von Winning, 1987).
Lámina 8. Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 2, mural 2. Detalle. Foto Ricardo Alvarado Tapia,
2007.

Lámina 9. Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 2, mural 3 (procesión de jaguares y coyotes).


Foto Pedro Cuevas, 1991.

La silueta del coyote se representa con una angosta franja de un


rojo claro, delimitada por dos delgadas líneas de un rojo intenso. Su
cuerpo se cubre con líneas cortas continuas de un rojo fuerte sobre
un rojo de tono mediano, con las que se imita la piel del animal.
Los coyotes llevan en sus codos mechones de largos pelos
peinados hacia atrás; y en el lomo, las patas y la cola muestran una
franja de pequeñas plumas triangulares dirigidas también hacia
atrás. Su amplio tocado se forma con una diadema de pequeñas
plumas, rematada con otras más largas ordenadas como abanico que
por atrás descansan sobre el lomo de los animales (láms. 10 y 11).

Lámina 10. Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 2, mural 1. Detalle (coyote). Foto Ricardo
Alvarado Tapia, 2006.
Lámina 11. Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 2, mural 2. Detalle (coyote). Foto Pedro Cuevas,
1991.
Lámina 12. Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 2, mural 1. Detalle (cabeza de coyote). Foto
María Elena Ruiz Gallut, junio, 1994.

Los jaguares tienen el cuerpo reticulado incluyendo la cola y las


patas. La parte superior de su cola, su lomo y el perfil posterior de
sus patas llevan adornos similares a los de los coyotes. La diferencia
notable entre ambos animales es la forma de su hocico, de su nariz y
de sus ojos; los belfos del coyote son alargados, estos animales
muestran la nariz abultada y sus dientes son pequeños (lám. 12); en
tanto que el hocico del jaguar es más corto, los colmillos más curvos
y tiene una lengua bífida. Los ojos de los felinos son circulares,
rebordeados en su parte superior con pequeñas plumas para formar
su ceja; en cambio los ojos del cánido van colocados diagonalmente,
tienen la forma elíptica y con un reborde de pequeñas plumas en su
mitad superior (lám. 13).
Lámina 13. Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 2, mural 2. Detalle (jaguar). Foto Pedro Cuevas,
1991.

A ambos animales les sale del hocico una vírgula que se enrosca
hacia arriba. Cerca de su hocico se muestra una figura trilobulada
con tres gotas que representan, según varios autores, el corazón
sangrante.
Cenefa. Cada mural va enmarcado con una cenefa delimitada por
delgadas líneas paralelas. Se forma por dos bandas entrelazadas.
Una de ellas lleva a su vez un entrelazado o retícula, como aparece
en el cuerpo del jaguar, y la otra banda del entrelace presenta
puntos y líneas cortas imitando la piel del coyote sobre la que van
aplicadas pequeñas figuras triangulares en un rojo intenso, una a
continuación de la otra. Sobre el entrelace de las bandas van
colocadas verticalmente, a intervalos regulares, varias patas
desmembradas y reticuladas del jaguar, adornadas con plumas. Su
orientación es la misma que siguen las figuras completas.
El friso termina en uno de sus extremos con la cabeza de un
coyote, que porta su gran tocado similar al de la figura completa,
pero esta vez con una diadema de pequeñas placas cuadrangulares;
se dibuja nuevamente cerca de su hocico el corazón sangrante. Al
otro extremo la cenefa termina con la cola del mismo animal,
adornada igualmente con puntos y rayas cortas, con aplicaciones de
las figuras triangulares y con un fleco similar al adorno de las colas
de las figuras completas.
5.1 Armillas, P., 1950:57-58, lám. XV; Millon, R., 1967; Séjourné,
L., 1964:fig. 25; Soustelle, J., 1969:43, lám. 38; Villagra, A., 1951; Von
Winning, H., 1987, tomo I:104-105, fig. 8a.

4. Pórtico 2, murales 5-7 (bandas entrelazadas y figuras antropomorfas con


pectoral de caracol).

1.1 Atetelco. Patio Blanco. Templo este, Teotihuacán (planos 18,


18.1 y 18.2).
1.2 In situ.
1.3 Integrados en la parte superior de los muros laterales y
frontales del pórtico. Corresponden a una unidad arquitectónica,
formada por tres templos porticados, ubicados en torno a un patio
central con adoratorio.
Sección que corresponde a un segundo nivel de ocupación en
este sitio que tiene una secuencia de cuatro superposiciones
arquitectónicas. Referente a su cronología puede ser la misma de los
murales 1-4 del Pórtico 1, ya que se encuentran en el mismo nivel de
ocupación.
1.4 Fragmentos recuperados en las excavaciones realizadas por
los arqueólogos P. Armillas en 1945 y C. Margain en 1950, .
2.2 Los muros en los que actualmente se ubican algunos de estos
fragmentos murales fueron reconstruidos a su altura original, con
base en un dibujo reconstructivo elaborado por A. Villagra. La
reposición de estos fragmentos a su lugar de origen, se llevó a cabo
por el señor Santos Villasánchez restaurador de la zona
arqueológica.
3.1 Los murales laterales del área porticada tienen 240 cm de
largo por 230 cm de alto, y el mural frontal mide 510 cm de largo
por 230 cm de alto.
4.1 Reconstruidos casi en su totalidad, salvo pequeños
fragmentos originales. En un reticulado de anchas franjas
diagonales entrelazadas, cuya estructura es parecida a la de una
malla pero formando espacios de forma cuadrangular, se ubican
figuras humanas que portan un complicado atuendo que Séjourné
identifica como el señor Quetzalcóatl. Las franjas entrelazadas van
adornadas con flecos en sus bordes internos. En su parte central
lleva una sucesión de figuras circulares y ovaladas, alternadas entre
sí (lám. 14).

Lámina 14. Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 2. Vista frontal. Dibujo reconstructivo de Agustín
Villagra. Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.

El personaje ubicado en cada centro de la retícula va ricamente


ataviado, destacándose por su tamaño un gran caracol, que a
manera de emblema pende sobre su pecho. Se trata de un
instrumento musical, un caracol emplumado con una boquilla en
uno de sus extremos de donde sale la vírgula del sonido con gotas, y
un adorno circular en el otro extremo, donde también emerge una
vírgula con gotas (fig. 18.6 y lám. 15).

Figura 18.6 Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 2, murales 5-7 (bandas


entrelazadas, figuras antropomorfas y pectoral de caracol, según Von
Winning, 1987).
Lámina 15. Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 2, mural 6. Detalle (figura humana). Foto María
Elena Ruiz Gallut, junio, 1994.
Lámina 16. Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 2, mural 7. Detalle (figura humana). Foto
Leticia Staines, junio, 1994.

Lleva sandalias con altos talones y una borla o mota en el


empeine.
Porta faldellín o calzones cortos orlados, mostrándose por atrás,
cerca de su hombro, un gran espejo, broche o texcacuitlapilli
profusamente adornado con plumas y cintas que le cuelgan. Lleva
orejeras circulares y nariguera de Tláloc, con colmillos de jaguar; se
muestra parte de su pelo por debajo de su gran tocado, el cual
consiste en una ancha diadema formada por varias franjas. En la
más completa se ven los adornos con figuras circulares y ovaladas
que aparecen en las bandas entrelazadas. Más arriba se ve el perfil
de un ave con el pico ganchudo y el ojo redondo decorado con
plumas, el cual porta a su vez una diadema de triángulos. El tocado
del personaje termina con un penacho de largas plumas que cuelgan
por atrás; sobre el elemento circular se encuentra un pequeño moño
y sobre éste se levantan dos elementos flamígeros (lám. 16).
Además de las vírgulas que salen del caracol en sus extremos, hay
otra que sale de la boca del personaje, adornada también con
cuadretes y gotas de un líquido que le escurre. Las figuras humanas
así mostradas de perfil llevan la misma dirección que los jaguares y
coyotes de los murales 1-4 de este pórtico. Es decir, las que aparecen
en los muros laterales se dirigen hacia afuera, en tanto que los
personajes que se representan en el mural frontal se dirigen hacia el
centro del templo.
En los muros laterales hay diez personajes completos y dos
incompletos dirigidos hacia afuera y el espacio frontal contiene
dieciocho figuras completas y seis incompletas que se dirigen hacia
el centro.
Cenefa. Los tres grandes paneles van enmarcados por una amplia
cenefa formada por varias bandas. La más amplia, en el interior, se
compone de franjas entrelazadas, una de las cuales se adorna con
cuchillos de obsidiana colocados como palma sobrepuesta. La otra
banda presenta el pelaje de coyote sobre el que se aplican pequeñas
figuras triangulares. En ella se representan, a intervalos regulares,
patas desmembradas de coyote alternadas con medallones o
emblemas con la cara de Tláloc. Las patas de coyote colocadas
uniformemente, van adornadas con un mechón de plumas y pelos
largos. En la cenefa del mural frontal éstas siguen una dirección
hacia el centro, es decir, las que se encuentran en el lado izquierdo
se dirigen hacia la derecha y las del lado derecho se orientan hacia la
izquierda. El medallón con la representación de Tláloc, muestra las
clásicas orejeras formadas por círculos concéntricos, al igual que sus
anteojeras, labio y bigotera estilizada, tres colmillos y lengua bífida.
La figura de Tláloc lleva un tocado adornado con cintas de piel de
coyote, los cuales cuelgan hacia los lados y van sostenidas con tres
botones y tres pequeños colmillos colocados en su parte superior
(lám. 17).
Lámina 17. Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 2, mural 6. Detalle de la cenefa. Foto Carlos
Martínez Rosas Landa, 2019.

Las bandas que completan esta ancha cenefa en su lado exterior


son las siguientes: la primera franja se forma de una sucesión de
figuras en forma de media luna; enseguida lleva una delgada franja
como cordel adornada con líneas transversales a manera de flecos.
La cenefa en el mural frontal tiene una composición simétrica de
sus elementos. En el centro se encuentra el medallón con la
representación de Tláloc, un total de once figuras repetidas: siete en
la parte superior y dos a cada lado. Las patas desmembradas que
alternan con los medallones son doce en este mural: dos hacia los
lados y diez en la parte superior, y se dirigen hacia el centro. La
cenefa termina en sus extremos con la cola de coyote, que lleva
adornos de figuras trianguliformes, medias lunas y gotas.
La puerta central que da acceso al templo está enmarcada con
una ancha franja. Ésta va decorada con cuerpos de serpientes
entrelazadas y grandes cabezas de un animal que lleva un elaborado
penacho en una composición simétrica. Es decir, los motivos se
repiten a ambos lados del eje central de la puerta abarcando
principalmente sus esquinas superiores (lám. 18).

Lámina 18. Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 2, mural 6.


Detalle. Foto Ricardo Alvarado Tapia, 2006.
Lámina 19. Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 2. Marco de
la entrada. Detalle. Foto María Elena Ruiz Gallut,
junio, 1994.

Una de las franjas que se entrelaza presenta una sucesión de


cuchillos como plumas o escamas, y la otra semeja la piel de coyote,
con aplicaciones de figuras en triángulo a intervalos regulares. Las
cabezas que se encuentran en los extremos de los entrelaces
muestran elementos de serpiente, de pájaro y de jaguar según
Séjourné (1964). Representan, como ya se dijo, cabezas de coyotes
que se identifican por la presencia de pequeñas rayas que imitan el
pelo de este animal (lám. 19). Tienen las fauces abiertas, en donde
se observa su dentadura y una lengua bífida que cuelga entre la
exuberante vírgula. Sus ojos son redondos, como de pájaro,
formados por líneas concéntricas; lleva un collar de cuentas
esféricas y su tocado consiste en un abanico de largas plumas,
detenidas por una banda de figuras trilobuladas; hacia atrás le
cuelga una cinta de aplicaciones de tres figuras que parecen borlas y
que Langley denomina «parábola palmeada», (1986:314). Las
vírgulas en grupos de dos y de tres que emite el animal van
adornadas con líneas onduladas y llevan los signos de corazones
vistos en sección y en planta; esto identificado mediante las figuras
trilobuladas. De las anchas vírgulas, cuyos márgenes se adornan con
orlas, se forman varias gotas alargadas.
5.1 Armillas, P., 1950:57; Millon, R., 1967; Séjourné, L., 1964:fig.
81; Villagra, A., 1951; Von Winning, H., 1987, tomo I:104-105, fig.
14a.

5. Pórtico 3, murales 1-4 (figuras humanas danzando, talud).

1.1 Atetelco. Patio Blanco. Templo norte, Teotihuacán (planos 18


y 18.1, lám. 20).
1.2 In situ.
Lámina 20. Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 3. Vista general. Foto Carlos Martínez Rosas
Landa, 2019.

1.3 Integrados a los cuatro muros en talud que forman el área


porticada del Templo norte. Se asocian a los murales de los Pórticos
1 y 2 que tienen una cronología aproximada de 300-400 años d.C.
1.4 Descubiertos por los arqueólogos P. Armillas en 1945 y C.
Margain en 1950, .
2.2 El mural 1 es el único que se encuentra completo y en buen
estado de conservación, los tres restantes están en parte
reconstruidos (lám. 21).
3.1 Los murales laterales 1 y 4 tienen un ancho de 220 cm por 80
cm de alto incluyendo las cenefas que los enmarcan; los murales 2 y
3 tienen 150 cm de ancho por 80 cm de alto, sin las cenefas.
3.2 Cuatro tonos de rojo.
4.1 En la descripción de estos murales se sigue la misma
secuencia empleada en los murales de los pórticos de este conjunto.
Figura 18.7 Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 3, talud, murales 1-4 (figuras humanas
danzando, según Villagra, 1971).

Lámina 21. Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 3, murales 2 y 3. Foto Carlos Martínez Rosas
Landa, 2019.
Lámina 22. Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 3, mural 4 (figura humana danzante). Foto
Pedro Cuevas, 1992.
Lámina 23. Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 3, mural 1. Foto Ricardo Alvarado Tapia, 2006.

Las figuras se encuentran simétricamente ubicadas en los cuatro


murales y representan seis figuras humanas vistas de perfil y
profusamente ataviadas (fig. 18.7). Hay un personaje con dirección
hacia afuera del pórtico en cada uno de los muros laterales (murales
3 y 4) (lám. 22), y dos figuras humanas en cada uno de los murales 1
y 2 (lám. 23) que se dirigen hacia el eje central del templo. Se
encuentran de perfil y sus pies coinciden con la franja horizontal
inferior de un marco que encierra la figura. En realidad se refiere a
la parte superior de una plataforma vista en planta. Varias huellas
de pies aparecen sobre el enmarcado espacio rectangular, razón por
la cual se ha interpretado a estos personajes como danzantes,
actuando sobre la plataforma presentada en planta, la cual muestra
hacia sus cuatro lados amplias escalinatas delimitadas por alfardas,
y con círculos concéntricos o chalchihuites en los tableros.
Su indumentaria consiste en sandalias con grandes hebillas
cuadrangulares, faldellín o calzón ribeteado con flecos. Dos anchas
cintas adornadas con figuras geométricas le cuelgan por detrás y por
delante; una prenda formada por largas plumas y en forma de
abanico luce por detrás, sostenida al parecer por un gran broche
semicircular o texcacuitlapilli. Éste está adornado y rematado con
un nudo o moño, además de dos bandas que presentan una especie
de borla o elemento palmeado (Langley, 1986:314), y que van uno a
continuación del otro unidos por una línea. Lleva tres hileras de
collares, uno de los cuales se forma con grandes círculos
concéntricos, el otro con figuras trilobuladas vistas en sección y el
más delgado se compone de líneas verticales simulando un cordón.
Sus grandes anteojeras van colocadas sobre un antifaz que le cubre
la mitad del rostro. El fastuoso tocado consiste en una banda
horizontal, con ganchos como garras que salen hacia arriba y hacia
abajo de pequeños espacios cuadrangulares. Esta banda descansa
sobre una diadema acolchonada; en seguida va un gran atado o
moño colocado horizontalmente de donde se levantan en diagonal
dos franjas adornadas con las mismas figuras de elementos
palmeados, y en la parte central aparece el “trapecio y triángulo” o
signo del año. Resaltan más arriba tres grandes cuchillos.
Finalmente, el gran tocado remata con largas plumas arqueadas
hacia atrás.
Dos grandes vírgulas de la palabra, adornadas con cuadretes en
grupos de tres, le salen de su boca. Además de su rico atuendo cada
figura humana porta en una de las manos un gran cuchillo curvo
con mango (según Angulo, en este volumen), que atraviesa un
corazón sangrante.
Con la otra mano sostiene tres lanzas o dardos que apuntan
hacia atrás y que sostiene con un paño ritual de piel de coyote.
Lámina 24. Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 3, mural 3. Detalle de la cenefa. Foto Carlos
Martínez Rosas Landa, 2019.
Lámina 25. Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 3, mural 1.
Detalle vertical de la cenefa. Foto Ricardo Alvarado
Tapia, 2006.

Cenefa. La cenefa que delimita a estos murales es también


bastante ostentosa. En ella resaltan cinco grandes figuras de Tláloc
que se aplican sobre el marco que delimita, en tres de sus lados, a
estos murales (lám. 24). Se compone de varias bandas y dos franjas
entrelazadas y adornadas. Una de las franjas entrelazadas se decora
con una sucesión de figuras trianguliformes parecidas a los tallos de
una especie de cactus; la otra banda se adorna con las figuras que se
han denominado “elementos palmeados” (Langley, 1986). Referente
a las otras franjas colocadas en el exterior de la cenefa, una de ellas
se forma de pequeñas rayas transversales que simulan un cordón,
enseguida va una línea ondulada y finalmente se encuentra una fila
de cuchillos curvos colocados transversalmente, que dan a la cenefa
en su conjunto una apariencia de flecos en sus bordes. Sobre estas
bandas entrelazadas se colocan a distancias regulares cinco
medallones formados con la máscara de Tláloc; llevan anteojeras,
orejeras y un collar de grandes cuentas circulares. Su tocado está
compuesto de dos cintas de piel de coyote que le cuelgan hacia los
lados y tienen tres botones y figuras trilobuladas colocadas
diagonalmente hacia los lados, en su parte central se encuentra el
signo del año. Su tocado remata hacia arriba y hacia los lados con un
amplio penacho de plumas (lám. 25).
4.5 Según Séjourné (1964:139-140), este personaje es el Señor de
la Aurora quien atraviesa con su cuchillo un corazón, lo relaciona
con sacrificio y penitencia. Otros autores lo relacionan con un
personaje asociado a la guerra y a la fertilidad (Von Winning, 1987).
5.1 Millon, R., 1967; Séjourné, L., 1964:fig. 42; Villagra, A., 1951;
Von Winning, H., 1987, tomo I:95-96, fig. 3a y tomo II:46, fig. 3f.

6. Pórtico 3, murales 5-7 (muros reticulados con figuras humanas y de


animales).

1.1 Atetelco. Patio Blanco. Templo norte, Teotihuacán (planos 18


y 18.1).
1.2 In situ.
1.3 Ubicados en la parte alta de los murales 1-4 de este pórtico,
por lo tanto tienen la misma cronología.
1.4 Fragmentos recuperados en las excavaciones arqueológicas
llevadas a cabo por los arqueólogos P. Armillas, en 1945 y C.
Margain, en 1950, .
2.2 Son fragmentos originales encontrados en las excavaciones y
reintegrados a los muros de este templo porticado que fue
totalmente reconstruido.
3.1 Los murales laterales miden 220 cm de ancho por 240 cm de
alto y el mural frontal tiene 356 cm de ancho por 240 cm de alto,
incluyendo la puerta central que da acceso al templo.

Figura 18.8 Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 3, murales


5-7 (muros reticulados con figuras humanas y de
animales).
Lámina 26. Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 3, mural 6.
Detalle. Foto Beatriz de la Fuente, junio, 1994.

4.1 Consiste en un reticulado formado por bandas diagonales


unidas con medallones que estructuran diseños en forma de
rombos, en cuya parte central se encuentran figuras humanas y de
animales ricamente ataviadas (fig. 18.8 y lám. 26). Las bandas que
forman la retícula se componen, a su vez, de tres delgadas franjas, la
más ancha, ubicada hacia el interior, lleva adornos alargados
colocados en número de tres a intervalos regulares, y alternados con
una sucesión de pequeñas líneas. La franja intermedia se forma de
pequeñas ondas rítmicamente ordenadas, como holán de la primera
franja, y la franja exterior lleva una sucesión de pequeñas placas
superpuestas colocadas una a continuación de la otra. Los
medallones, que unen las bandas diagonales, son de forma
ligeramente ovalada, formados de líneas concéntricas adornadas
alrededor con las mismas placas triangulares que llevan las bandas
diagonales. Sobre cada medallón –desplazada hacia su parte
inferior– se encuentra una ave estilizada vista en su parte superior
con la cola y las alas extendidas y con dirección hacia arriba. Su pico
es ganchudo y sus ojos redondos, lleva por detrás, sostenido con un
moño, el signo del año en forma invertida.
En los murales laterales, en los espacios formados por la
retícula, se representan figuras humanas de perfil, ricamente
ataviadas que se dirigen hacia afuera del pórtico. Con una mano
sostienen, mediante un paño ritual, tres lanzas que tienen borlas y
las puntas hacia atrás. Con la otra portan un elemento alargado
ligeramente ondulado. Su complicado atuendo consiste en sandalias
con grandes hebillas, faldellín o calzones cortos. Llevan por detrás
un adorno de largas plumas con borlas sosteniendo un disco o
medallón con moño, colocado a la altura del hombro, franjas
rayadas o cintas caen sobre sus hombros y sobre un antifaz obscuro
se dibujan sus orejeras y anteojeras. Su gran tocado consiste de
varias bandas superpuestas con diversos elementos simbólicos: la
que asienta directamente sobre su cabeza es más delgada y tiene
pequeñas líneas; sobre ésta se encuentra una banda en forma de
tablero que contiene tres figuras circulares, como flores con pétalos
en cuya parte central se representan las figuras trilobuladas. Más
arriba se observa un gran nudo puesto horizontalmente que
sostiene un fajo de largas plumas que ondean por detrás hacia
donde cuelga ancho festón con los signos del elemento palmeado.
Sobre el nudo se ve el trapecio y el triángulo o signo del año con dos
tableros diagonales que también van adornados con los elementos
palmeados, según Langley (1986), o las múltiples gotas, según Von
Winning (1987, tomo II:8, fig. 4). Finalmente, en la parte superior
lleva un gran penacho o aureola formada por un armazón de varas
con borlas y pequeñas plumas. Sale de su boca una vírgula del canto
o de la palabra decorada con cuadretes en grupos de tres, y frente a
este personaje hay un ave que revolotea, con el pico abierto y con
gotas que le brotan de su cabeza a causa del golpe o corte que recibe
del personaje mediante el implemento que porta en una de sus
manos. Séjourné identifica a este personaje como el Señor de la
Aurora o Tlahuizcalpantecuhtli, “portador del antifaz negro de las
divinidades estelares y de las flechas que se ha procurado en el país
de los muertos” (Séjourné, 1964:154-155, fig. 53).
En el mural frontal los espacios romboidales de la retícula se
ocupan con figuras antropomorfas disfrazadas de aves que caminan
hacia la parte central, es decir, las figuras que se encuentran en el
lado derecho se dirigen hacia la izquierda y las del lado izquierdo
caminan hacia la derecha. Los elementos que lo identifican como
figura humana son su posición erguida, una de sus manos y parte de
su indumentaria, pero lleva cabeza de ave vista de perfil con su
enorme pico ganchudo además de sus patas, y una de sus manos,
ambas con garras.
Atuendo. Lleva sandalias atadas con un nudo con grandes
hebillas cuadrangulares. Sus calzones orlados le cubren hasta la
rodilla, y con una mano sostiene, mediante un paño ritual, tres
dardos con borlas mal dibujados ya que sus puntas dirigidas hacia
atrás no corresponden con sus tres bases que se encuentran por
delante del personaje. En la otra mano lleva un guante con garras de
ave, con esta sostiene un elemento compuesto de un nudo, el signo
del año, y dos franjas colocadas diagonalmente hacia los lados. Son
estos los mismos elementos que se observan en su tocado, además
de una figura terminada en dos puntas como una lengua bífida
adornada con plumas. En ambas manos lleva paños orlados. Luce
sobre su hombro un gran broche redondeado con plumas y un nudo
transversal atando un elemento rectangular como el que se
encuentra en su tocado; con este elemento sostiene a la vez un
elaborado lienzo que cubre su torso. Su gran tocado se forma de
diversos elementos simbólicos representados en varias bandas
superpuestas: la banda inferior que va en contacto con la cabeza del
animal es lisa, le sigue una banda en forma de tablero con dos
figuras circulares que enmarcan los signos trilobulados; continúa
un nudo horizontal sobre el cual se representa el signo del año con
dos franjas, paneles o tableros diagonales colocados hacia los lados,
y adornados con el elemento palmeado. Finalmente lleva
exuberante penacho formado de largas varas que rematan en sus
extremos con borlas circulares y plumas cortas además de una cola
de ave que luce por detrás a la altura de su cintura. Tiene como
collar un listón de líneas cortas además de cuentas circulares. El
tocado visto en su conjunto es similar a los de las figuras
representadas en los murales laterales. Lo que distingue a este
personaje es el disfraz que porta, motivo por el cual ha sido
considerado como un “Caballero Águila” (Séjourné, 1964:128); se
distingue principalmente su enorme cabeza con su pico abierto sin
la vírgula del sonido.
Cenefa. La franja que enmarca a estos murales consiste en varias
bandas paralelas entre sí. La más ancha, ubicada hacia el interior, va
adornada con plumas en líneas de tres o de cuatro sobre las que se
aplican a intervalos regulares algunas conchas estilizadas. La
segunda banda es más delgada y lleva círculos concéntricos; le sigue
otra también delgada de triángulos equiláteros, y finalmente, hacia
el exterior, la cenefa termina con una franja formada de líneas
transversales.
Sobre la cenefa se colocaron a intervalos regulares grandes
medallones cuadrangulares redondeados en sus esquinas. Están
compuestos por una estrecha banda adornada con cuchillos o
plumas y conchas marinas; hacia sus extremos se representa de
perfil una figura zoomorfa que apoya sus patas traseras en el piso en
posición de reposo. Lleva un pectoral de conchas y plumas y porta
un gran tocado que se asienta sobre su diadema. Junto a su lengua
alargada le sale una vírgula que se enrosca hacia abajo (fig. 18.9). La
orientación de estos animales enmarcados por los medallones es la
misma que tienen los personajes representados en los espacios
delimitados por las franjas diagonales. Por la forma del cuerpo y la
cabeza y porque lleva el cuerpo con entrelaces podría tratarse de un
felino, aunque su hocico y su nariz se parecen más a las de un
cánido.

Figura 18.9 Atetelco. Patio Blanco. Pórtico 3, murales 5-7 (cenefa, según Villagra, 1971).

5.1 Millon, R., 1967; Séjourné, L., 1954:fig. 15, 1964:fig. 30 y 53;
1965:fig. 16; Villagra, A., 1961:1-3; Von Winning, H., 1987, tomo I:95-
97, fig. 3b.

7. Cuarto 3, murales 1-5 (bandas o grecas con volutas).

1.1 Atetelco. Patio Blanco, Templo norte, Teotihuacán (planos 18,


18.1 y 18.2).
1.2 In situ.
1.3 Forman una banda inferior en los cuatro muros del interior
del cuarto y enmarcan la puerta de acceso. Referente a su cronología
debe ser la misma de los murales del Pórtico 1 ya que se encuentran
asociados.
1.4 Descubierto por el arqueólogo C. Margain en 1950, .
2.2 En mal estado de conservación, se cuenta únicamente con
algunos fragmentos. Su reconstrucción la lleva a cabo el restaurador
Santos Villasánchez.
3.1 Cada franja en la parte inferior de los muros tiene una altura
de 85 cm. El ancho en el marco de la puerta es de 28 cm.
3.2 Rojo y rosa aplicados sobre el estuco blanco del muro.
4.1 Se refiere a una sucesión de grecas o volutas que se asemejan
a la estilización de un caracol cortado, o xicalcoliuhqui. Las figuras
en los muros llevan dos delgadas franjas en la parte superior y hacia
los lados se hacen resaltar en dos tonos de rojo. El adorno de la
puerta se forma con un trazo continuo de líneas repitiéndose las
figuras una a continuación de la otra, ocupando una posición
simétrica según el eje central de la puerta.
4.5 Los cortes de caracol son emblemas del año solar según
Séjourné (1954:193).
5.1 Villagra, A., 1951; Séjourné, L., 1954.

8. Corredor 1, mural 2 (figura humana con pies deformes y el cuerpo con


barras y puntos).

1.1 Atetelco. Patio Blanco, Teotihuacán (planos 18 y 18.2).


1.2 In situ.
1.3 Se localiza en la jamba del lado sur de la puerta noroeste del
patio, y pertenece al mismo nivel ocupacional de esta unidad
arquitectónica, por lo tanto se le adjudica la misma cronología de los
demás murales entre 300 y 400 años d.C.
1.4 Descubierto por el arqueólogo C. Margain en 1947, .
2.2 El mural está fragmentado en su parte superior, quizá por la
demolición hecha para construir el siguiente nivel de ocupación.
Quedó protegido del sol y de las lluvias porque se conservó una
parte del piso de la siguiente época constructiva. Se encuentra
ribeteado y consolidado.
3.1 Mide 117 cm de alto por 56 cm de ancho.
3.2 Dos tonos de rojo. La figura en su conjunto está lograda en
un rojo claro, los adornos y aplicaciones tienen un rojo más intenso;
el mismo tono de rojo que rodea la figura (lám. 27).
Lámina 27. Atetelco. Patio Blanco. Corredor 1, mural
2 (figura humana con pies deformes). Foto Ricardo
Alvarado Tapia, 2006.
4.1 Representa una figura humana vista de perfil, orientada hacia
el este (fig. 18.10). Su indumentaria consiste en un pobre vestido si
se le compara con el fastuoso atuendo de los personajes
representados en los tres pórticos de esta misma unidad
arquitectónica. Consiste en un corto faldellín que termina hacia
abajo en dos ondas cruzadas por delante; lleva un lienzo que le
cubre por detrás adornado con líneas paralelas y pequeñas figuras
circulares. El faldellín se sostiene mediante un cinturón con una
saliente hacia atrás que puede ser la parte del moño; una franja con
grecas y líneas paralelas, figuras cuadrangulares y escalonadas en
un tono de rojo más fuerte. Su orejera tubular vista de perfil perfora
el lóbulo de su oreja izquierda; y su penacho, sostenido del pelo,
está compuesto con pocas plumas; va amarrado hacia arriba girando
después hacia adelante.
El personaje tiene los dos pies deformes, volteados hacia el
centro de ambas piernas y con los dedos empalmados. Cuelga su
desproporcionado brazo derecho a través de su cuerpo y con su
antebrazo izquierdo se cubre la cabeza a la altura de su frente. Una
gruesa línea roja obscura le sale de su ojo izquierdo que le da la
apariencia de estar llorando. De su boca semiabierta sale una gran
vírgula adornada que se une con otra de igual tamaño dirigidas
hacia abajo.
El cuerpo, los brazos y los pies llevan figuras geométricas, signos
numéricos, y doble espiral o S invertida. Sobre la cabeza lleva
dibujados dos grandes círculos que cubre con su antebrazo
izquierdo. Arriba de la figura humana, frente al penacho, se
representa un elemento alargado con tres pequeños círculos.
Cenefa. Se forma por una franja de largas plumas de distintas
longitudes.
Figura 18.10 Atetelco. Patio Blanco. Corredor 1, mural
2 (figura humana con pies deformes).

4.5 Se le ha identificado como Xólotl o Nanahuatzin, una deidad


menor cubierta de úlceras, quien junto con Tecucistecatl (dios
ricamente adornado de joyas) se arroja a las llamas para crear el
quinto sol. Nanahuatzin renace hacia el oriente en forma de sol, y la
otra deidad como luna (Séjourné, 1954:199-201, fig. 16, 1964:158,
fig. 55).
5.1 Armillas, P., 1950:57; Martínez M., C., 1989:115; Séjourné, L.,
1954:fig. 16, 1964:fig. 55; Villagra, A., 1956:dibujo 4.
9. Corredor 1, mural 1 (figura con un pie deforme).

1.1 Atetelco. Patio Blanco, Teotihuacán (planos 18 y 18.1).


1.2 In situ.
1.3 El mural se encuentra en la jamba norte de la puerta que da
acceso al Patio Blanco en su lado noroeste. Pertenece al mismo nivel
ocupacional de esta sección por lo que participa seguramente de la
misma cronología, considerada entre los 300 y 400 años d.C.
1.4 Descubierto por el arqueólogo C. Margain en 1947, .
2.2 Figura humana incompleta y en regular estado de
conservación ya que en parte se encuentra protegida por el piso de
la siguiente época constructiva. Está ribeteada y consolidada la
pintura y el soporte.
3.1 Mide 96 cm de alto por 53 cm de ancho.
3.2 Dos tonos de rojo. Las figuras en su contorno están logradas
en un rojo claro, los diseños y adornos en un rojo más fuerte, igual
que el fondo de la imagen representada (lám. 28).
Lámina 28. Atetelco. Patio Blanco. Corredor 1, mural
1 (figura humana con un pie deforme). Foto Ricardo
Alvarado Tapia, 2006.

4.1 Se representa una figura antropomorfa ahora incompleta, con


dirección hacia el este (fig. 18.11). Aún se conserva el cuerpo, sus
pies y una mano. En el pie derecho lleva una sandalia con taconera
cuadrangular y un moño colocado sobre el empeine. Su pie
izquierdo está deforme, termina en especie de gancho hacia adentro
mostrando solamente cuatro dedos. Su brazo izquierdo es bastante
largo en proporción a su cuerpo (lám. 29). Por estar el mural
fragmentado en su parte superior se perdió el brazo derecho y la
cabeza del personaje. Aparece frente a la figura una vírgula
enroscada hacia abajo adornada en cuadretes.
Figura 18.11 Atetelco. Patio Blanco. Corredor 1, mural
1 (figura humana con un pie deforme).
Lámina 29. Atetelco. Patio Blanco. Corredor 1, mural 1. Detalle. Foto Ricardo Alvarado
Tapia, 2006.
Lámina 30. Atetelco. Patio Blanco. Corredor 1, mural 1. Detalle. Foto Ricardo Alvarado
Tapia, 2006.

Su indumentaria consiste en un faldellín corto terminado por


delante en dos ondas superpuestas con el borde adornado por una
banda o franja con aplicaciones de pequeños círculos (lám. 30).
Lleva un cinturón liso que remata por detrás con dos anchos
listones los cuales llevan grecas con líneas paralelas, círculos y
figuras escalonadas. Como parte de su pelo baja sobre su torso una
franja ondeante de pequeñas plumas.
Cenefa. Por los restos se entiende que esta figura estaba
enmarcada con una franja de plumas de distintos largos.
4.5 Se le identifica como Xólotl o Nanahuatzin, que representa el
periodo durante el cual Venus, desaparece del cielo occidental,
queda invisible antes de reaparecer en el oriente como astro del día
(Séjourné, 1967).
5.1 Armillas, P., 1950:57; Séjourné, L., 1967; Villagra, A.,
1956:dibujo 5.
10. Patio Pintado o Patio 2, murales 1-6 (cuchillos, flechas y serpientes
emplumadas)1 .

1.1 Atetelco. Patio Pintado, Teotihuacán (planos 18, 18.1 y 18.2).

Lámina 31. Atetelco. Patio Pintado o Patio 2. Vista general. Foto Ricardo Alvarado Tapia,
2006.

1.2 In situ (lám. 31).


1.3 Los murales están ubicados sobre los taludes y los tableros
de cuatro basamentos que conforman los cuatro lados del patio
central conocido como Patio Pintado. Las fachadas de estos
basamentos, incluyendo las de los templos, estaban decoradas en
varios tonos de rojo con diversas representaciones simbólicas.
Corresponden a un nivel arquitectónico posterior al llamado Patio
Blanco, y aunque no se tienen datos de su cronología, por su
posición estratigráfica, su antigüedad puede ubicarse
aproximadamente entre los 450 y 600 años d.C.
1.4 Descubiertos por los arqueólogos P. Armillas y C. Margain en
1947-1950, .
2.2 Los pequeños fragmentos pintados están sumamente
borrados, por lo que es muy difícil definir los motivos que se
representan. Afortunadamente se cuenta con un dibujo elaborado
por Santos Villasánchez quien hizo la reconstrucción de la escena
que corresponde a la fachada principal del basamento norte. Los
taludes iban decorados con una hilera de cuchillos, las entrecalles
de los tableros por serpientes emplumadas, y las molduras con
figuras geométricas en forma de puntas. Estos motivos se repetían
en las fachadas de los tres templos restantes, con algunas variantes,
ya que los del lado este y oeste tienen una longitud mayor.
3.1 Las medidas aproximadas de los seis fragmentos murales
son: mural 1, 400 cm de largo por 50 cm de alto; mural 2, 410 cm de
largo por 78 cm de alto; mural 3, 300 cm de largo por 76 cm de alto;
mural 4, 230 cm de largo por 91 cm de alto; mural 5, 255 cm de
largo por 82 cm de alto; mural 6, 300 cm de largo por 68 cm de alto.
4.1 En los muros en talud de los cuatro basamentos, a ambos
lados de la escalinata, había una sucesión de cuchillos colocados
verticalmente con la parte curva hacia los extremos. Las pocas
figuras que actualmente se pueden observar, muestran solamente
su mitad superior, ya que el piso original de este patio fue
modificado al colocar sobre el anterior un segundo piso que cubrió
la parte proximal de los cuchillos.

Figura 18.12 Atetelco. Patio Pintado o Patio 2, murales 1-6 (cuchillos, flechas y serpientes
emplumadas, según Santos Villasánchez).
Lámina 32. Atetelco. Patio Pintado o Patio 2, mural 6. Detalle. Foto Beatriz de la Fuente,
junio, 1994.
Lámina 33. Atetelco. Patio Pintado o Patio 2, mural 4. Detalle. Foto María Elena Ruiz
Gallut, junio, 1994.

En los tableros, a ambos lados de cada escalinata, se representa


el tema principal que consiste en el cuerpo completo de una
serpiente emplumada que se dirige hacia el eje central de cada
edificio (fig. 18.12, láms. 32 y 33). Al tomar en cuenta la existencia
de cuatro basamentos ubicados hacia los cuatro puntos cardinales
de este patio, debieron existir ocho serpientes, sin contar las
representadas en las fachadas de los templos. Cada serpiente llevaba
el cuerpo cubierto de figuras elípticas colocadas una enseguida de la
otra, mediante un trazo de delgadas franjas que se abren y se unen a
intervalos regulares. Estas figuras elípticas o romboidales se
adornan a su vez con figuras palmeadas. Se ubican colocadas tanto
en su interior como en su exterior. De su hocico entreabierto se
observan en fila sus afilados dientes y colmillos, su lengua bífida
estilizada y una figura con gotas, posiblemente de agua. Sus fauces
llevan pequeñas plumas en la misma forma que va adornada la gran
espiral o voluta que surge de su ceja, gira hacia atrás y se enrolla
hacia arriba, como suele representarse este elemento en otras
serpientes de Teotihuacán. Su cola termina con cuatro cascabeles
que tienen pequeños círculos y una hilera de largas plumas. El perfil
superior de la serpiente se adorna también con una línea. de plumas
y sobre ésta se enfila una sucesión de cuchillos curvos que giran
hacia atrás.
Las serpientes descansan sobre una franja dividida en tramos
regulares diferenciados por distintos tonos que pueden representar
las escamas de la parte inferior de su cuerpo. En la parte central
resalta un gran escudo o emblema que forma una U o semicírculo,
adornado con placas triangulares superpuestas, una sobre la otra,
como una diadema invertida. Del interior de este emblema emergen
dos grandes cuchillos curvos que voltean en forma de palmas hacia
los lados.
La representación de la serpiente emplumada con los elementos
descritos arriba, se repetía con algunas variantes en los otros
tableros. Ya que los basamentos ubicados en los lados este y oeste
de esta unidad arquitectónica son más largos, el cuerpo de la
serpiente debió tener una mayor longitud donde las figuras elípticas
que adornan su cuerpo debieron de aumentar en número.
En las molduras de los tableros se encuentran figuras
geométricas, realizadas a través de una sucesión de franjas en forma
de flechas que se distinguen unas de otras por los diferentes tonos
de rojo, a las que Miller las denominaba como “chevrons” (1973: fig.
350). En las molduras superior e inferior, estas figuras en forma de
flechas apuntan hacia el lado contrario que siguen las serpientes, y
en las molduras laterales apuntan siempre hacia abajo.
5.1 Bastién, R., 1948; Armillas, P., 1950; Villagra, A., 1951;
Marquina, I., 1961; Miller, A., 1973.

11. Pórtico 2, mural 1 (serpiente emplumada sobre pilastra).

1.1 Atetelco. Patio Pintado, Teotihuacán (planos 18 y 18.1).


1.2 In situ.
1.3 Fragmento mural que cubre el desplante de la pilastra norte
del pórtico, sobre el basamento este del Patio Pintado. Hay en esta
sección cuatro espacios porticados correspondientes a los cuatro
templos ubicados hacia los puntos cardinales y que delimitan este
patio. En cada pórtico se encuentran dos pilastras, por lo que se
cuenta con ocho en total que debieron estar pintadas de igual forma.
1.4 Descubiertos en 1947-1950 por los arqueólogos P. Armillas y
C. Margain, .
2.2 Se cuenta con pequeño fragmento in situ y otros en el Acervo
Arqueológico de Teotihuacán encontrados en los rellenos, como los
que presenta Miller (1973:167, figs. 353 y 354). Basándose en estos,
se pudo hacer una reconstrucción en el papel del motivo
representado; dibujo a cargo del señor Santos Villasánchez
restaurador de la zona arqueológica de Teotihuacán.
3.1 Su dimensión es de 45 cm de ancho por 22 cm de alto.
3.2 Se detectan varios tonos de rojo, un color rosa y
posiblemente un color verde.
4.1 Las pilastras que servían de soporte a estos murales tienen
una planta mixta. Hacia el frente son de planta cuadrangular y están
redondeadas en su parte posterior. En su parte frontal, y hacia sus
lados, es donde se representaban verticalmente las serpientes, dos
en la fachada frontal y una a cada lado de la pilastra (fig. 18.13).
Figura 18.13 Atetelco. Patio Pintado o Patio 2. Pórtico
2, mural 1 (serpientes emplumadas sobre pilastra,
según Santos Villasánchez).

Las cabezas de las serpientes se encontraban hacia arriba y el


crótalo desplanta junto con la pilastra. Las que se representan hacia
los lados norte y sur llevaban el cuerpo inferior orientado hacia la
plaza, y las que se representaban en la fachada principal de la
pilastra iban colocadas de perfil, una enfrente a la otra, paralelas
entre sí, y simétricamente a ambos lados de dos angostas franjas
verticales, que llevan representadas en su interior una sucesión de
huellas de pies que siguen la misma dirección de las serpientes. Los
elementos que caracterizan a estas serpientes son los mismos que
llevan los tableros de los basamentos piramidales de esta unidad del
Patio Pintado. Las mismas figuras elípticas que llevan en su interior
dibujos en forma de palmas, cubren su cuerpo, sus dientes van
ordenados en igual forma; las plumas y cuchillos colocados en dos
filas, se extienden a lo largo de su cuerpo en su borde superior.
Llevan una vírgula retorcida, y en la parte central de estos reptiles,
resalta una composición cuadrangular de pequeñas placas y grandes
cuchillos curvos que cubren en parte los cuerpos de las serpientes.
Las mismas figuras de perfil se encuentran en las fachadas
laterales donde se representa únicamente una serpiente que lleva
los mismos elementos simbólicos.
5.1 Armillas, P., 1950; Miller, A., 1973:167, figs. 353 y 354.

12. Cuarto 1, murales 1-6 (bustos sobre caracoles emplumados).

1.1 Atetelco. Patio Pintado, Teotihuacán (planos 18, 18.1 y 18.2).


1.2 In situ.
1.3 Representados en los cuatro muros del interior del aposento
sur en el conjunto denominado Patio Pintado. Esta unidad
arquitectónica corresponde a un nivel ocupacional posterior al Patio
Blanco, y por lo tanto su cronología debe ser más tardía,
posiblemente se ubique entre los 500 y 600 años d.C.
1.4 Descubiertos durante las exploraciones del , en los años
de 1947-1950 por los arqueólogos P. Armillas y C. Margain.
2.2 Se trata de varios fragmentos pequeños y muy deteriorados,
protegidos actualmente por una cubierta provisional, sus bordes
están ribeteados y se ubican en la parte inferior de los muros. Su
corte más o menos horizontal en su porción superior, indica que
estos fueron en parte demolidos para levantar la siguiente
construcción. En las secciones más bajas de algunos de estos
murales se muestran huellas de quemado, producto de un posible
incendio en este lugar, lo que originó en parte la pérdida de su color.
3.1 Fragmentos cuya longitud varía entre 195 y 495 cm y su
altura va entre los 38 y 59 cm.
3.2 Se observan tres tonos de rojo. El rojo más fuerte fue usado
para delinear las siluetas y hacer resaltar los elementos de que se
forman, los tonos más suaves se emplearon combinados en los
espacios vacíos.
4.1 Su mal estado de conservación no permite tener una visión
clara y completa del tema representado en estos murales, pero se
cuenta con un dibujo reconstructivo elaborado por el señor Santos
Villasánchez basándose en los fragmentos que aún se encuentran in
situ, y en otros fragmentos que fueron recuperados de los rellenos.
La figura reconstruida en el dibujo se ubica en el muro este, en su
extremo sur (fig. 18.14).

Figura 18.14 Atetelco. Patio Pintado o Patio 2. Cuarto 1, murales 1-6 (bustos sobre
caracoles emplumados, según Santos Villasánchez).
Resaltan en estos murales grandes caracoles emplumados,
colocados a intervalos regulares a lo largo de las paredes y
conservando la misma altura; representan instrumentos musicales
y llevan una boquilla en el ápex o su extremo proximal de donde
sale una ancha vírgula adornada con pequeños cuadretes en grupos
de tres, aplicaciones de círculos y figuras elípticas en un rojo fuerte,
además de una franja orlada (lám. 34). En la parte media del caracol
se muestran tres pequeños círculos que representan incrustaciones
de otro material como se observa en otros caracoles representados
en Teotihuacán. El extremo distal de la trompeta va adornado con
un elemento circular con líneas arqueadas hacia el interior;
enseguida va un elemento triangular que lleva a su vez en su
interior varios triángulos equiláteros colocados en fila, y en dos
tonos de rojo, en igual forma que las plumas y las franjas de formas
triangulares que se observan en el cuerpo del caracol. El adorno
remata con largas plumas, como penacho que termina con un borde
orlado (láms. 35 y 36).
Lámina 34. Atetelco. Patio Pintado o Patio 2. Cuarto 1, mural 5. Detalle. Foto María Elena
Ruiz Gallut, junio, 1994.

Lámina 35. Atetelco. Patio Pintado o Patio 2. Cuarto 1, mural 5. Detalle. Foto María Elena
Ruiz Gallut, julio, 1994.
Lámina 36. Atetelco. Patio Pintado o Patio 2. Cuarto 1, mural 5. Detalle. Foto María Elena
Ruiz Gallut, julio, 1994.

Sobre la trompeta se encuentra el busto de una figura humana


vista de perfil. En alguna se muestra con fastuoso collar, una mano
y otros elementos simbólicos, y en otra parte, reconstruida
mediante el dibujo, se presenta el rostro de perfil del personaje con
su exuberante tocado.
El collar y el atuendo, colocados en el busto del personaje, se
forman de cinco hileras de elementos decorativos; cerca del cuello
lleva un collar de cuentas tubulares, y el amplio collar remata con
dos líneas de plumas estilizadas. Sobre su pecho resaltan otros
elementos de adorno, listones o lienzos decorados que en parte van
cubiertos por el caracol emplumado. Con su mano derecha sostiene
una bolsa de forma ovalada, en cuya superficie se notan trazos
irregulares como escamas de tortuga, resaltando en su parte central
con un tono más fuerte, una pequeña figura también de forma
ovalada. La bolsa va adornada también con tres moños, dos hacia los
lados y el tercer moño en la parte superior de su asa. Posiblemente
de la otra mano pendía una franja cuya parte inferior se aprecia en
varios fragmentos in situ. Esta franja lleva sus bordes orlados y en
su interior contiene varias flores dirigidas hacia abajo. En la parte
reconstruida, se muestra la cabeza del personaje con una gran
vírgula que brota de su boca y que se enrosca hacia arriba. Luce una
orejera colocada sobre el pelo, y su tocado se forma de varias franjas
horizontales adornadas con rayas y figuras ovaladas que se alternan
con figuras circulares. Una cabeza de ave vista de perfil, con ojos
redondos, ocupa la parte frontal del tocado. El ave lleva a su vez un
penacho de plumas, y de su pico escurre una gota de agua. El tocado
del personaje que gira hacia atrás, está formado de largas plumas
sostenidas con franjas adornadas, una vez más, con círculos que
alternan con pequeñas formas ovaladas.
Por los elementos repetidos en estos murales, se comprende que
los motivos representados iban colocados uno en seguida del otro,
en una composición simétrica con respecto al eje central norte-sur
del aposento. En el muro frontal hay espacio suficiente para
albergar cuatro figuras, dos a cada lado del eje norte-sur. Es en esa
parte donde se puede observar con mayor claridad que dos de las
figuras humanas colocadas sobre los caracoles emplumados llevan
dirección encontrada; ambas se dirigen hacia el eje central. También
se pudo detectar que, en este cuarto, había un total de catorce
figuras repetidas una a continuación de la otra, colocadas
simétricamente a ambos lados del eje central norte-sur, y orientadas
hacia el centro, es decir, las figuras del lado este se vuelven hacia el
sur, y las del lado oeste también se dirigen hacia el sur. La boquilla
de la trompeta de caracol, y la vírgula que le sale de ésta miran hacia
adelante en ambos muros laterales.
Además de estas figuras, se encuentran en este cuarto otras
diferentes que posiblemente formaban parte de la cenefa que
delimitaba el tema principal. Un fragmento de estos murales
aparece en la esquina sureste del cuarto, y es la misma que reporta
Miller como figura 352 (1973:166), y que considera que se trata
posiblemente de la cabeza de una lechuza con un gran tocado.
5.1 Miller, A., 1973:166, fig. 352.

13. Patio Pintado o Patio 2, murales 1-5 (adoratorio central del Patio Pintado).

1.1 Atetelco. Patio Pintado. Adoratorio central, Teotihuacán


(planos 18, 18.1 y 18.2).
1.2 Desprendidos clandestinamente de su lugar de origen.
1.3 Se integraban a un altar central del llamado Patio Pintado,
decorado por las cuatro fachadas de los tres cuerpos escalonados de
la pequeña estructura (véase lám. 31). El primer cuerpo se forma
por un talud y una moldura. El talud es monocromo en un color rojo
y la moldura iba profusamente decorada con varios colores. El
segundo y el tercer cuerpo se forman con muros en talud y tablero, y
sobre este último hay actualmente una fila de pequeñas almenas
talladas en roca; debieron estar también cubiertas con pintura sobre
el estuco, como se muestra en una pieza original que se encuentra
en su lugar correspondiente. Sobre el pequeño basamento se levanta
un templo compuesto con muros en talud y tableros. No se cuenta
con datos acerca de la decoración del templo. Participa de la misma
cronología adjudicada al Patio Pintado que va de los 450 a 600 años
d.C.
1.4 Descubiertos, durante las excavaciones del en 1947-
1950, por los arqueólogos P. Armillas y C. Margain.
2.1 Parte de los murales sobre las piedras estucadas y pintadas
del templo, fue desprendida clandestinamente de su lugar y
traficada hacia el extranjero.
2.2 Se cuenta con pocos fragmentos originales, testigos
suficientes que dieron la base necesaria para llevar a cabo la
restauración completa de la pequeña estructura de piedra que iba
cubierta totalmente con los murales. Su reproducción se muestra
aquí y en la publicación de Miller (1973:164).
3.1 La estructura sobre cuyas paredes se encontraban estos
murales está orientada hacia el oeste, y tiene una planta rectangular
de 288 cm en sus lados norte y sur; 253 cm en sus lados este y
oeste, la altura, incluyendo sus tres cuerpos, es de 213 cm.
Primer nivel: molduras del primer cuerpo, ancho 15 cm.
Segundo nivel: talud del segundo cuerpo, ancho 13 cm.
Tercer nivel: tablero del segundo cuerpo incluyendo las
molduras. Entrecalle, ancho 18 cm y molduras con un ancho de 9
cm.
Cuarto nivel: talud del tercer cuerpo, ancho 10 cm.
Quinto nivel: Tablero del tercer cuerpo incluyendo las molduras.
Entrecalle, ancho 10 cm y molduras con un ancho de 15 cm.
4.1 Como los motivos representados se repiten en los cuatro
lados de este altar, su descripción se hace solamente de su fachada
norte, siguiendo un orden de acuerdo a sus diferentes niveles a
partir del nivel inferior (fig. 18.15 y lám. 37).

Figura 18.15 Atetelco. Patio Pintado o Patio 2 (adoratorio central, según


Miller, 1973).
Lámina 37. Atetelco. Patio Pintado o Patio 2. Altar
central, fachada sur. Foto Leticia Staines, julio, 1994.

En la moldura del primer cuerpo en su primer nivel se


representan dos serpientes emplumadas que se asocian con
mascarones de Tláloc y figuras repetidas del signo conocido como el
quincunce. Las serpientes se dirigen hacia el centro de la fachada
encontrándose de frente. Llevan la cabeza cubierta con una malla o
entrelaces, además de los elementos que caracterizan a la serpiente
en otras representaciones de Teotihuacán.
Es decir, una voluta o espiral que va por arriba de su ojo de
forma elíptica, y que gira hacia atrás enrollándose después hacia
arriba, elemento que también va reticulado y cuyos bordes se
adornan con plumas, y en su interior se repiten a intervalos
regulares, cuatro figuras rectangulares del llamado quincunce o
símbolo cosmogónico. Lleva el hocico entreabierto mostrando sus
agudos dientes, y los bordes de los belfos van también emplumados
y reticulados donde aparece nuevamente la figura del quincunce. Se
extiende de su hocico una amplia franja ondulada, compuesta de
tres bandas colocadas una sobre la otra. La de más arriba se forma
por una sucesión de espirales o volutas y de las dos siguientes caen
gotas celestes. El cuerpo del reptil se forma de varias franjas de
plumas, que se alternan con hileras de círculos concéntricos, y
bandas conocidas como doble peine sobre las que se aplica
nuevamente el rectángulo del quincunce.
En medio del cuerpo de la serpiente resalta un mascarón visto de
frente o figura estilizada de Tláloc, con los elementos que le
caracterizan, es decir, lleva orejeras circulares, ojos formados con
círculos concéntricos, colmillos de jaguar y lengua bífida. Arriba de
los ojos, simétricamente distribuidos se representan los belfos de
una serpiente; y finalmente la silueta de la cara se enmarca con
pequeños círculos adornados hacia el exterior con pequeñas plumas.
Son los mismos que adornan sus cejas y que Von Winning identifica
como un resplandor de uñas felinas.
El crótalo de la serpiente se forma de cuatro cascabeles
adornados con círculos pequeños y el último crótalo remata con una
figura de doble voluta. Finalmente la cola remata con una hilera de
círculos colocados en hileras transversales. En la policromía de este
mural se emplea un color verde en dos tonos, tres tonos de rojo
incluyendo el fondo, además de un color blanco en los ojos y en los
colmillos de la serpiente.
Hay dos serpientes representadas en la moldura del primer
cuerpo del adoratorio. Cada una contiene doce figuras del quincunce
y dos mascarones de Tláloc. Por lo tanto, debieron existir un total de
ocho serpientes iguales en las cuatro fachadas de este primer nivel.
En el segundo nivel o talud del segundo cuerpo se perciben
varias figuras estilizadas de conchas y caracoles colocadas en franja,
una a continuación de la otra y por arriba de los espacios que
forman una hilera de líneas paralelas entre sí, colocadas
verticalmente a lo largo del talud que por tener a la vez pequeñas
rayas salientes se les conoce como figuras de doble peine (Von
Winning, 1987, tomo I:130-131, fig. 4b).
El mural en el tablero del segundo cuerpo se forma de varios
elementos simbólicos. Se muestra un cordón representado por
bandas entrelazadas, en cuyo interior se mira una sucesión de
pequeños círculos. Este cordón forma nudos o amarres, repetidas
veces a intervalos regulares, y estos nudos alternan con una figura
rectangular formada por tres bandas horizontales; en la banda
inferior se representan colmillos de jaguar según Von Winning
(1987, tomo I:130-131, fig. 4b). La banda del centro se divide a su vez
en tres partes verticales. Hacia los lados van representadas las
figuras del quincunce y en medio se representa un nudo o
entrelazado, y los tres elementos quedan enmarcados en un cuadro.
En la franja superior se muestra una hilera de plumas colocadas
verticalmente. Está compuesta de tres bandas, se refiere, según Von
Winning, a una figura heráldica (1987, tomo I:130-131, fig. 4b).
En cada lado, sobre este nivel o tablero del segundo cuerpo, se
representa tres veces la insignia heráldica, y cuatro veces el nudo
con las bandas entrelazadas que se alternan entre sí.
En las molduras de los tableros del segundo cuerpo en cada lado
del edificio se representan las mismas bandas entrelazadas sin el
complicado nudo, solamente van retorcidas enmarcando a
intervalos regulares un medallón o disco ovalado de borde con
flecos. En su parte central aparece nuevamente la cruz con los cinco
puntos, o el llamado quincunce. Para Von Winning significan jade-
turquesa.
En el talud del tercer cuerpo, se repiten los mismos motivos
representados en el talud del segundo cuerpo. Es decir, hay aquí
colocadas en una fila horizontal figuras estilizadas de conchas y
caracoles en representaciones diferentes.
El tablero de este cuerpo y sus molduras se adornan
profusamente. En el tablero se representa el llamado Tláloc B con
los elementos que lo caracterizan: orejeras, anteojeras, colmillos de
jaguar y lengua bífida. Lleva una banda bifurcada en la cabeza que
cae hacia los lados, sobre ella se aplican entrelaces y cuatro
pequeñas figuras rectangulares que conforman el repetido
quincunce. Dos penachos de plumas se colocan hacia los lados, con
cinco turquesas verdes, según Von Winning (1987). Además se
representa nuevamente el quincunce y de acuerdo al dibujo de
Miller (1973: fig. 345), se miran en este panel cinco figuras del
Tláloc B (láms. 38, 39 y 40).

Lámina 38. Atetelco. Patio Pintado o Patio 2. Altar central, fachada sur. Detalle. Foto María
Elena Ruiz Gallut, julio, 1994.
Lámina 39. Atetelco. Patio Pintado o Patio 2. Altar central, fachada este. Foto María Elena
Ruiz Gallut, julio, 1994.
Lámina 40. Atetelco. Patio Pintado o Patio 2. Altar central, fachada este. Detalle. Foto
María Elena Ruiz Gallut, julio, 1994.

En las molduras superior e inferior de este tablero se representa


la serpiente emplumada dirigida hacia el centro de la fachada. Son
estas serpientes, similares a las del tablero del primer cuerpo, pero
hay detalles significativos que las distinguen; por ejemplo, en la
cabeza llevan seis figuras del quincunce en vez de siete. En el cuerpo
se representa cuatro veces el signo “cuatro turquesa”, o la figura del
quincunce con cuatro círculos pequeños; estos símbolos se alternan
con hileras de colmillos de jaguar y penachos de plumas. Del hocico
de la serpiente brotan chorros de agua, y su crótalo remata con una
doble voluta adornada con una hilera de dientes de jaguar y un
penacho de plumas. En las molduras laterales aparecen los discos o
figuras ovaladas, en cuya parte central se muestra el quincunce o
signo cosmogónico.
Las pequeñas almenas que se aprecian sobre la moldura superior
del tercer cuerpo han sido todas, menos una, restituidas a su lugar
de origen, con materiales similares pero de elaboración reciente. La
única pieza original muestra restos de pintura en muy mal estado de
conservación. No es posible definir los motivos que en ella fueron
representados. Igual ocurre con el pequeño templo, ubicado sobre
este basamento, pero debe suponerse que estaban también
profusamente pintados, como se muestra en los tres cuerpos del
adoratorio en los dibujos reconstructivos que Miller presenta, y que
algunos fragmentos originales corroboran como verídicos.
5.1 Villagra, A., 1951; Miller, A., 1973:164, fig. 344 y 345; Von
Winning, H., 1987, tomo I:130-131, fig. 4b.

14. Patio Norte o Patio 3. Corredor 2, murales 1-2 (biznagas).

1.1 Atetelco. Sección norte, Teotihuacán (planos 18 y 18.2).


1.2 In situ.
1.3 Integrados a un pasillo que conduce a un patio central
delimitado por aposentos porticados en sus lados este, norte y oeste.
El mural 1 tiene como base un muro vertical que se orienta hacia el
norte, y el mural 2 también está aplicado sobre un muro vertical y se
orienta hacia el este. Al parecer corresponden al mismo nivel del
Patio Pintado, por lo que deben ubicarse aproximadamente entre los
450 y 600 años d.C.
1.4 No hay datos de la fecha de su descubrimiento, quizá durante
las exploraciones de 1950 a cargo del arqueólogo C. Margain, .
2.2 Aunque en la actualidad el mural 1 se encuentra algo
manchado por efectos de la humedad en las paredes cercanas,
pueden distinguirse, con suficiente claridad, los colores empleados y
las figuras representadas, incompletas porque se perdió su parte
superior.
Fueron fileteados sus bordes y consolidada la pintura en 1982.
Actualmente se encuentran protegidos de las lluvias y de los rayos
del sol por una cubierta provisional.
3.1 En sus dimensiones se aprecia que el mural 1 tiene 98 cm de
ancho por 80 cm de alto; el mural 2 mide 108 cm de ancho por 75
cm de alto.
3.2 Figuras policromas en dos tonos de rojo, tres tonos de ocre,
azul, amarillo y verde.
4.1 Vista en su conjunto se trata de una representación bastante
compleja que Séjourné identifica como una imagen heráldica
(1966c:259) (lám. 41).

Lámina 41. Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Corredor 2, murales 1-2 (biznagas). Foto Leticia
Staines, julio, 1994.
Lámina 42. Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Corredor 2, mural 1 (biznaga). Foto Pedro
Cuevas, 1992.

El mural 1 se integra a un contexto de flores y guías que se


dirigen hacia abajo, apenas visibles por su imperceptible color que
se confunde con el color amarillento del muro (lám. 42). Resalta en
la parte central una figura policroma compuesta de varios
elementos; dos bandas que se cruzan en su centro para formar una
figura en forma de X con adornos interiores en sus extremos de
pequeñas figuras ovaladas en colores rojo, amarillo, ocre y azul.
Sobre este elemento en forma de X se superpone otro de forma
semicircular, abierto hacia abajo y adornado de pequeñas placas
triangulares colocadas en su borde exterior en un arreglo simétrico.
Van pintados con delgadas franjas transversales de color rojo,
amarillo y azul. También en posición simétrica, salen hacia los lados
de la figura central dos grandes cuchillos curvos cuyas puntas en
gancho giran hacia abajo, de ellas le escurren gotas de color rojo.
Los cuchillos van pintados en rojo y en azul a lo largo de su eje
longitudinal, separados por una línea quebrada o en forma de sierra.
Pende hacia abajo del centro de la figura semicircular un fruto con
una flor delineada en azul. El fruto está cortado longitudinalmente,
y lleva largas espinas verdes y rojas. La flor vista de perfil, se forma
de tres pétalos y está pintada de un amarillo fuerte. Ambas figuras
parecen representar el corte longitudinal de una biznaga con flor,
semejante a la flor de nopal.
Por arriba y separados de la figura semicircular, se muestran dos
tallos de cactus que bajan en diagonal hacia los lados. Estos se
forman de elementos triangulares en grupos de dos que se
superponen uno sobre otro. Están pintados de rojo, amarillo y azul,
igual que los bordes de las placas que adornan el semicírculo, por lo
que debe tratarse de la misma especie de cactus que se representa
en perfil y cortado en sección. Cuelgan de estos tallos varias guías de
flores con pétalos muy largos como si fueran cortadas en tiras
longitudinales, para simular flecos o borlas de adorno.
Lámina 43. Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Corredor 2, mural 1 (biznaga). Dibujo de José
Francisco Villaseñor, según Santos Villasánchez.

En un dibujo preparado por el señor Santos Villasánchez


restaurador de la zona arqueológica, basándose en el mural 2 y en la
cenefa que lo enmarcaba, se reconstruye la figura completando los
elementos faltantes. Se observa en este dibujo, que arriba de la
figura 1 considerada como una insignia heráldica, aparece otra de
igual composición, salvo que, en vez de contener una biznaga, sale
del interior del elemento semicircular una pata de ave con tres
garras (lám. 43).
En el mural 2 se distinguen dos figuras separadas. En la parte
central aparece la misma referida en el mural 1 donde se observan
colores semejantes y la misma composición, por lo que no es
necesario repetir su descripción (lám. 44).

Lámina 44. Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Corredor 2, mural 2 (biznaga). Foto María
Elena Ruiz Gallut, junio, 1994.

En el borde del mural hacia su lado sur, se representa la cenefa


que consiste en una amplia franja vertical de 37 cm de ancho. Está
delimitada hacia sus lados por dos delgadas franjas en color verde,
las que a su vez se forman por delgadas líneas rojas. En la cenefa se
representan dos figuras iguales colocadas una seguida de la otra,
ocupando su espacio central, y que por su distribución se
comprende que éstas se repetían hacia arriba a distancias regulares.
Los motivos representados en la cenefa son los mismos que se
presentan en los murales 1 y 2. Es decir, se repiten los emblemas
heráldicos formados por figuras semicirculares abiertas hacia abajo
y adornados sus bordes con pequeñas placas triangulares. La
diferencia que existe entre estas figuras y las del tema central es que
de su interior sale hacia abajo una flor estilizada con tres pétalos de
color amarillo, y hacia los lados destacan dos garras de una pata de
ave en color rojo y azul, y por debajo de éstos se reconoce un diseño
en forma de palma.
Dentro de esta cenefa, a ambos lados de las figuras centrales,
aparecen nuevamente los tallos de cactus, pero en este caso no
bajan diagonalmente sino que tienen una dirección vertical hacia
abajo (véase lám. 41).
4.5 Se les ha considerado como “emblemas heráldicos” por L.
Séjourné (1966c:259).
5.1 Villagra, A., 1951; Séjourné, L., 1966c; Miller, A., 1973:167, fig.
356.

15. Cuarto 1, murales 1-4 (círculos rojos segmentados).

1.1 Atetelco. Sección norte, Teotihuacán (planos 18, 18.1 y 18.2).


1.2 In situ.
1.3 Se encuentran sobre los muros norte, este y sur, en el interior
de un aposento porticado. Por estratigrafía, este aposento parece
corresponder a un periodo anterior al último nivel de ocupación
teotihuacana. Aproximadamente hacia los 500-600 años de nuestra
era.
1.4 Descubiertos durante los trabajos del Proyecto Arqueológico
Teotihuacán 1980-1982 del , por la arqueóloga L. Séjourné.
2.2 En regular estado de conservación. Fueron demolidos los
muros en los que se integran para edificar el siguiente nivel de
ocupación; quedaron únicamente sus desplantes. Así, de las figuras
representadas, sólo se muestra su parte inferior. La pintura fue
consolidada por especialistas restauradores en 1982.
3.1 Medidas aproximadas: mural 1, 140 cm de ancho por 30 cm
de alto; mural 2, 130 cm de ancho por 32 cm de alto; mural 3, 190
cm de ancho por 32 cm de alto; mural 4, 109 cm de ancho por 36 cm
de alto.
La pared del mural 4 tiene una altura aproximada de 70 cm, pero
el mural termina a la altura antes señalada, la parte restante del
muro está cubierta de estuco con un tono de rojo más obscuro (rojo
guinda). Corresponde a la siguiente fase constructiva.
Cada figura tiene un diámetro aproximado de 62 cm, y al tomar
en cuenta los restos que aún quedan in situ, además del espacio
disponible en los tres muros –sin contar los espacios del muro oeste
donde se encuentra la puerta de acceso– se calcula que en éstos
debió existir un total de 13 figuras completas, cuatro a cada lado y
cinco en el muro del fondo, simétricamente distribuidas.
3.2 Se detectan tres tonos de rojo combinados entre sí con los
que se logra resaltar los motivos representados.
4.1 Las figuras incompletas indican que tenían una configuración
circular, formadas por dos franjas concéntricas, más ancha la del
lado exterior que iba compuesta de una sucesión de espirales. Ésta
lleva en su parte inferior dos figuras alargadas, colocadas una sobre
la otra, en cuyo interior presentan sucesivas líneas onduladas. Una
sencilla banda atraviesa verticalmente la parte central de la figura
(lám. 45 y fig. 18.16).
Lámina 45. Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Cuarto 1, mural 4. Detalle (círculo rojo
segmentado). Foto Beatriz de la Fuente, julio, 1994.
Figura 18.16 Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Cuarto 1,
murales 1-4 (círculos rojos segmentados).

Cenefa. Uno de los fragmentos murales, el que se ubica en el


extremo norte del muro frontal, contiene restos de la cenefa en
colores rojos. Se compone de delgadas bandas en las orillas, y
figuras continuas de espirales o volutas que se repiten una en
seguida de la otra.
5.1 Séjourné, L., 1982.

16. Pórtico 1, murales 2-3 (aves sobre pedestal).

1.1 Atetelco. Sección norte, Teotihuacán (planos 18 y 18.1).


1.2 In situ.
1.3 Tienen como base los muros en talud que dividen el área
porticada del Cuarto l. Se asocian con los murales 1 y 4 de este
pórtico y por lo tanto participan de la misma cronología asignada,
ubicadas tentativamente entre los 500 y 600 años d.C.
1.4 Descubiertos por la arqueóloga L. Séjourné durante las
excavaciones de 1980-1982, .
2.2 Se cuenta con pequeñas partes in situ, además de los
fragmentos que fueron rescatados de los rellenos. Con la unión de
estos fragmentos, el restaurador Santos Villasánchez logró hacer
una reconstrucción en el papel; gracias a este dibujo se tiene una
idea bastante aproximada de la escena representada.
3.1 Medidas aproximadas de los fragmentos in situ: mural 1, 150
cm de ancho por 24 cm de alto; mural 2, 68 cm de ancho por 18 cm
de alto.
3.2 Se detectan tres tonos de rojo.
Según el dibujo donde se hace su reconstrucción completa, cada
mural consta de tres partes: el tema principal, la cenefa que lo
enmarca, y una sección aparte donde se incluyen los mismos
elementos simbólicos. En este orden se hace su descripción.
Figura 18.17 Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Pórtico 1, murales 2-3 (aves sobre pedestal).
Dibujo José Francisco Villaseñor, según Santos Villasánchez.

4.1 El tema central. Resaltan en el espacio central del mural dos


pequeñas aves vistas de perfil y colocadas sobre un pedestal (fig.
18.17) similar al de los coyotes en los murales 1 y 4 de este pórtico.
Es decir, el pedestal se forma por varias bandas horizontales
adornadas por diferentes figuras geométricas. La banda inferior, con
sus lados inclinados hacia el interior como si se tratara de
representar un muro en talud, se forma de líneas paralelas que van
en sentido vertical, y separadas por otras más largas que se alternan
en fila con pequeños círculos. La siguiente banda está compuesta
por una doble hilera de triángulos ordenados uno con el vértice
hacia arriba y el siguiente con el vértice hacia abajo. La tercera está
formada por dos líneas paralelas de tonos diferentes, cuyos
extremos están redondeados y en su interior lleva hileras de
pequeñas rayas transversales. La siguiente banda se forma por una
hilera de figuras hexagonales, y finalmente en la banda superior se
repiten los mismos motivos que aparecen en la que tiene extremos
redondeados. El borde superior del pedestal o trono coincide con el
borde, también superior, de dos anchas volutas que se extienden
hacia los lados en dirección opuesta al pedestal. Contienen en su
interior cuchillos curvos y tallos de cactus en un arreglo simétrico.
Sobre los tronos, semejantes a pequeños basamentos con
volutas hacia los lados, se encuentra de pie una pequeña ave
dibujada de perfil, con las patas abiertas, las alas semiextendidas, y
su cola en medio de sus patas que se dirige hacia abajo. Lleva un
penacho de largas plumas, y de su pico abierto sale una vírgula;
espirales adornan sus bordes.
Junto a los pequeños basamentos o tronos, hacia ambos lados y
simétricamente colocados, se encuentran dos grandes cuchillos
curvos, y una biznaga con una flor suspendidas a cada lado de las
anchas volutas.
Cenefa. Se forma de dos bandas o cuerpos de serpientes
entrelazados que enmarcan hacia sus lados y en su parte superior a
las figuras centrales; hacia el lado de la puerta va colocada la cabeza,
y la cola se ubica en el extremo distante. El cuerpo de una de las
serpientes se adorna con las figuras conocidas como protuberancias
flamígeras (Langley, 1986:234), colocadas de dos en dos. El otro
cuerpo de serpiente lleva líneas onduladas en su borde superior y
pequeñas rayas continuas en su interior, semejando la piel del
coyote, además de contener también las dichas figuras de
protuberancias flamígeras. Alternan con una flor que lleva una o dos
salientes por arriba y que el arqueólogo J. Angulo denomina
“zacate” (ver ensayo de J. Angulo en este mismo volumen). Sobre
los cuerpos serpentinos se observan, colocados de manera
equidistante, diez diseños de una pata con garras –posiblemente de
coyote por las líneas verticales en su interior que indican pelo–.
Cada uno de éstos presenta una forma de voluta en la parte
superior, uno o dos diseños de los conocidos como protuberancias
flamígeras y, en la parte inferior cinco uñas curvas que salen de un
semicírculo.
La tercera parte de este mural, ubicado en su parte superior
muestra la escena al revés. Es decir, las figuras están representadas
de cabeza, único ejemplo hasta ahora registrado en Teotihuacán.
Resaltan en esta parte tres cabezas de ave, vistas de frente,
simétricamente distribuidas; su cuello es recto y las alas pequeñas
en proporción a sus grandes cabezas; sus ojos son redondos con uno
de sus vértices en punta para hacer resaltar sus cejas, y de su ancho
pico resalta por debajo, una forma triangular con flecos, de donde
baja una doble línea como cordón, que llega al centro de otra figura
ligeramente ovalada, en cuyo interior se muestran varios círculos
pequeños.
Las aves se encuentran sobre un pedestal o trono, de igual forma
que los elementos de doble voluta, que sirven de peana a las aves
del tema central en este mural; estos pedestales tienen por abajo
tres figuras retorcidas que significan raíces. Llevan las aves una
aureola de grandes cuchillos curvos, silueta que se prolonga a lo
largo de una línea ondulada, semejando una sucesión de pequeñas
lomas de donde emergen también varios cuchillos curvos.
Por debajo de la línea ondulada que configura el paisaje de
cerros, se muestran otras figuras simbólicas que por su extraña
forma aún no se han identificado, salvo aquellas referidas como
“zacates”, semejantes a las flores vistas de perfil con una o dos
salientes por su parte de arriba.
Por arriba de la línea ondulada (visto el mural de cabeza),
aparece con claridad el paisaje topográfico de los cerros sembrados
de varias plantas reconocidas como nopales, magueyes y biznagas
con espinas, cuya raíz se representa de igual forma, contienen
pequeñas líneas retorcidas. Se muestran además otras figuras como
la ya repetida de “zacate”, y un tallo de cactus clavado sobre otra
figura circular.
5.1 Cabrera C., R., 1989.
17. Pórtico 1, murales 1 y 4 (coyotes sobre pedestal).

1.1 Atetelco. Sección norte, Teotihuacán (planos 18, 18.1 y 18.2).


1.2 In situ.
1.3 Se integran a los muros sur y norte del pórtico; el mural del
lado sur termina en su parte superior con una franja de color rojo
intenso, perteneciente a una época posterior sobre el mismo muro,
por lo que este mural debe corresponder a la penúltima fase
constructiva de Atetelco con una cronología aproximada de 500 a
600 años d.C.
1.4 Descubiertos por la arqueóloga L. Séjourné durante las
excavaciones de 1980-1982, .
2.2 Para edificar la siguiente fase constructiva demolieron la
parte superior de los muros, y de la pintura se conserva solamente
su parte inferior; con los fragmentos encontrados en los rellenos se
pudo hacer una reconstrucción hipotética de la parte faltante
logrando mostrar las figuras completas.
3.1 El mural mide 415 cm de ancho por 50 cm de alto en
promedio.
3.2 Tres tonos de rojo.
Figura 18.18 Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Pórtico 1, murales 1 y 4
(coyote sobre pedestal). Dibujo José Francisco Villaseñor, según Santos
Villasánchez.

4.1 Figuras zoomorfas que por sus rasgos parecen representar


coyotes, ubicados dos a cada lado, dirigidos hacia la puerta de acceso
al aposento (fig. 18.18). Cada una se encuentra sobre un pedestal
formado de varios elementos; en su conjunto recuerdan a un
pequeño basamento con silueta de talud y tablero. La franja inferior
se forma de líneas paralelas colocadas en sentido vertical;
enseguida, se mira otra franja de líneas alternadas con pequeños
círculos, y la franja superior que forma la figura del talud se
compone de una fila de triángulos equiláteros, una invertida
respecto a la otra.
Por arriba de lo que podría representar el talud de un pequeño
basamento se encuentran tres franjas horizontales colocadas como
un tablero. La central lleva adornos parecidos a un rombo con un
círculo en el centro; van colocadas una a continuación de la otra. Las
franjas ubicadas arriba y hacia abajo de la central tienen sus
extremos redondeados y se adornan con pequeñas líneas verticales.
Hacia los lados de estos elementos salen dos anchas volutas, que
vistas de conjunto parecen representar un amplio recipiente de poca
profundidad y de paredes gruesas con los bordes revertidos, pero
que por estar pegadas a la figura central parecen ser vírgulas del
propio basamento. Se forman de delgadas franjas en dos tonos de
rojo, llevan en su interior otras figuras simbólicas como los
cuchillos curvos y los tallos de cactus.
Sobre cada una de estas complejas bases, peanas o tronos, se
encuentra sedente un coyote. Su cuerpo, sus patas y su cola, están
reticulados formando rombos regulares, que en algunos casos
parecen ser plumas. Tienen las patas traseras apoyadas sobre el
pedestal y su cola se levanta diagonalmente hacia atrás. Su panza es
un poco abultada y las patas delanteras van semiflexionadas hacia
adelante, mostrando sus enormes y agresivas garras (láms. 46 y 47).

Lámina 46. Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Pórtico 1, mural 1 (coyote sobre pedestal). Foto
Ricardo Alvarado Tapia, 2006.
Lámina 47. Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Pórtico 1 (coyote sobre pedestal). Dibujo José
Francisco Villaseñor, tomado in situ.

La cabeza de este animal y la vírgula no aparecen en el mural por


encontrarse destruida la parte superior; su reconstrucción llevada a
cabo por el señor Santos Villasánchez se basa en algunos
fragmentos que fueron rescatados del relleno cuando se hizo la
excavación en este sitio.
La cabeza vista de perfil tiene los rasgos de un coyote con sus
orejas redondeadas, sus ojos rasgados llevan cejas formadas de
pequeñas plumas, y de su hocico largo y semiabierto muestra parte
de su dentadura y una larga lengua que gira hacia abajo. Lleva un
corto penacho de plumas arqueadas hacia atrás colocadas sobre una
diadema orlada.
Su profusa vírgula colmada de elementos simbólicos sale de su
hocico, se eleva ligeramente, y se enrosca hacia adelante de donde
se desprende otra vírgula de iguales características dirigida hacia
abajo. Ambas se forman de delgadas franjas delimitantes adornadas
con cuadretes en grupos de tres, flores, y gotas con ojos, y en su
interior contienen caracoles, conchas marinas, cuchillos y cuentas
circulares.
La pata delantera del lado izquierdo, lleva también hacia su
margen inferior una concha estilizada y gotas con ojos; hacia los
lados del supuesto pedestal o base se aprecian simétricamente
ubicados: dos cuchillos curvos, biznagas con espinas, con una flor de
tres pétalos, dirigidas hacia abajo.
5.1 Cabrera C., R., 1989.

18. Pórtico 2, murales 1-4, murales en pilastras 5 y 6 (guerreros rojos con trajes
de coyote o jaguar).

l.1 Atetelco. Sección norte, Teotihuacán (planos 18, 18.1 y 18.2).


1.2 In situ.
1.3 Los murales 1-4 están pintados en los muros laterales y
frontales del Pórtico Norte de un patio central limitado por
aposentos en tres de sus lados. Se asocian con los murales 5 y 6 que
aparecen en las pilastras del pórtico, y corresponden al mismo nivel
arquitectónico de los murales de la sección norte y al parecer
también al Patio Pintado, por lo que participan de la misma
antigüedad, aproximadamente entre los 500 y 600 años d.C.
1.4 Descubiertos por la arqueóloga L. Séjourné durante las
excavaciones del , en 1980-1982.
2.2 Se cuenta con pequeños fragmentos in situ, los de mayor
proporción son los de los murales 1 y 4. Han perdido parte de sus
tonos originales por falta de protección, están expuestos a la luz del
sol, a las lluvias y a los fuertes cambios de temperatura. Para poder
definir la escena representada, José Francisco Villaseñor elaboró los
dibujos respectivos de estos murales, basándose en fotografías con
película infrarroja.
En los murales 1 y 4 puede observarse el corte horizontal de los
muros que los soportan, lo que indica que éstos fueron en parte
demolidos a propósito para el siguiente nivel, como era costumbre
entre los teotihuacanos, conservándose parte de los murales en las
pinturas que no fueron destruidas.
3.1 Mural 1, 130 cm de largo por 42 cm de altura; mural 2, 25 cm
de largo por 10 cm de altura; mural 3, 210 cm de largo por 36 cm de
altura; mural 4, 260 cm de largo por 42 cm.
3.2 Tres tonos de rojo.
Lámina 48. Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Pórtico 2, mural 2 (guerrero rojo con traje de
jaguar). Dibujo José Francisco Villaseñor, tomado in situ.

Lámina 49. Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Pórtico 2, mural 3 (guerrero rojo con traje de
jaguar). Dibujo José Francisco Villaseñor, tomado in situ.

4.1 Los murales 1 y 4 muestran con relativa claridad que la


representación en este pórtico se refiere a figuras humanas con
trajes de jaguar o de coyote, por la presencia de su larga cola y por
las garras que aparecen en sus manos y pies; éstas no conservan su
cabeza ya que fueron demolidos los muros en su parte alta para dar
lugar a la siguiente época constructiva. Aunque de los murales 2 y 3
(láms. 48 y 49) sólo queda parte de su desplante, se puede
determinar, por el espacio que disponen y por los pocos restos, que
éstos y el mural 1 contenían dos figuras repetidas, una a
continuación de la otra, con excepción del mural 4, donde por
encontrarse una puerta, sólo hay cupo para un personaje, dirigidos
todos hacia el eje central de la puerta que conduce al aposento.
En el mural 1 se muestran, un poco más legibles, las figuras, por
lo cual la descripción que se hace de estos personajes se refiere
principalmente a los que se representan en este mural, además de
apoyarme en los dibujos de Villaseñor (láms. 50 y 51).

Lámina 50. Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Pórtico 2, mural 1 (guerrero rojo con traje de
jaguar). Foto Pedro Cuevas, 1992.
Lámina 51. Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Pórtico 2, mural 1 (guerrero rojo con traje de
jaguar). Dibujo José Francisco Villaseñor, tomado in situ.

Los personajes caminan casi al nivel del piso del pórtico. Sus
pies con garras de animal calzan gruesas sandalias, sostenidas por
grandes hebillas rectangulares, y casi al mismo nivel se muestra la
cola del animal ligeramente arqueada hacia atrás. En la misma
forma que las manos y los pies del personaje, la cola va limitada con
gruesas líneas de color rojo obscuro, y sobre el rojo encendido de su
interior se aplican líneas de un rojo más claro formando un
reticulado.
Con las garras de la mano izquierda sostiene, mediante un lienzo
de piel de coyote que cuelga hacia los lados, tres largas lanzas con
las puntas hacia adelante y por atrás los dardos presentan borlas
circulares de hebras o plumas. De la mano derecha sólo puede
observarse el puño de su vestido adornado con holanes y flecos en
dos tonos de rojo.
Su complicado vestido se forma de varias partes; resalta una
hebilla circular colocada sobre su hombro izquierdo con un nudo y
otros adornos, de cuyo broche penden anchas franjas o lienzos con
diversos elementos simbólicos. Algunas de estas franjas llevan
aplicaciones geométricas, flecos, bandas transversales, holanes en
su parte terminal, borlas alargadas combinadas con cintas de piel de
coyote y las repetidas figuras denominadas «parábolas palmeadas»
(Langley, 1986:314). Como parte de su ostentoso collar lleva cerca
del cuello dos hileras de cuentas esféricas, y un poco más arriba, en
el borde del mural roto, se ven dos trazos horizontales de tonos
claros formando una figura ligeramente ovalada, que puede
identificarse como parte del maxilar inferior del coyote. Finalmente,
frente a su supuesto hocico, apenas visible por el trazo decolorado,
se muestra parte de una lengua bífida, y con un rojo oscuro se ve,
por atrás del personaje, parte de su tocado.
El personaje que aparece adelante, en el mismo mural, sólo
muestra parte de los pies con sandalias y la cola, datos suficientes
para afirmar que había otra figura igual, la cual fue cortada cuando
se llevó a cabo una remodelación de este espacio para colocar una
puerta que da acceso al aposento contiguo. Los restos del mural se
sitúan sobre el peldaño de la puerta de referencia.
De acuerdo con los dibujos elaborados por José Francisco
Villaseñor, se observan algunas variantes de poco significado en los
elementos decorativos de estos personajes. Por ejemplo, la cola del
hombre-coyote del mural 4 no va reticulada, su adorno consiste en
dos líneas de figuras onduladas (láms. 52 y 53).
Lámina 52. Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Pórtico 2, mural 4 (guerrero rojo con traje de
jaguar). Foto Ricardo Alvarado Tapia, 2006.

Lámina 53. Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Pórtico 2, mural 4 (guerrero rojo con traje de
jaguar). Dibujo José Francisco Villaseñor, tomado in situ.
Los murales 5 y 6 se encuentran en las pilastras adosadas a los
muros laterales. Cada pilastra, que se empotra en los muros
correspondientes del lado en que se encuentran, va recubierta, en
tres de sus lados, con un grueso aplanado que sirve de soporte a los
murales. El que muestra mayor claridad en su diseño y trazo es el
mural 6, asociado directamente al mural 1, y de éste se da su
descripción, considerando que el mural 5 presenta los mismos
diseños puestos en un orden simétrico (láms. 54 y 55).

Lámina 54. Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Pórtico 2, mural 6. Pilastra. Foto María Elena
Ruiz Gallut, julio, 1994.
Lámina 55. Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Pórtico 2, mural 5. Pilastra
(vírgula con lanza y gotas). Dibujo José Francisco Villaseñor, tomado in
situ.
Figura 18.19 Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Pórtico 2, mural 6. Pilastra.
Dibujo José Francisco Villaseñor.

En su fachada principal se expresan dos temas diferentes, en dos


franjas verticales paralelas (fig. 18.19). Ambas cubren un espacio de
53 cm, que es el ancho de la pilastra, por 4 cm, lo que corresponde a
la altura hasta donde el muro fue cortado para dar lugar a la
construcción posterior. En una de las franjas se muestra de canto
una figura humana o mascarón de Tláloc con grandes anteojeras y
orejeras circulares. Resalta su enorme boca y sus dientes de donde
salen, simétricamente ordenados hacia los lados, dos floridas
vírgulas unidas por debajo mediante una doble línea ondulada, y
entre ambos elementos aparecen hacia los extremos dos pequeños
caracoles marinos. Lleva el mascarón a los lados de su borde
superior, dos erguidas plumas, y alrededor de éstas cuelgan cintas
de piel de coyote, además de otras figuras difícilmente visibles.
En la otra franja, ubicada en el mismo plano de la pilastra,
aparece parte de una profusa vírgula con los bordes adornados con
conchas marinas, con gotas y un corazón sangrante representado en
sección. En su interior aparecen los mismos elementos simbólicos
pero sin las gotas. Escasamente perceptible a simple vista se
encuentra una lanza colocada horizontalmente por debajo de la
exuberante vírgula.
Finalmente, en los espacios que forman los lados norte y sur de
la misma pilastra, y como parte del mismo mural, se muestran 2
vírgulas, profusas de elementos simbólicos como la antes descrita.
5.1 Estas pinturas fueron reportadas por primera vez en la
edición impresa de este catálogo en 1995.

19. Pórtico 3, murales 1-3 (manos y volutas con estrellas).

1.1 Atetelco. Sección norte, Teotihuacán (planos 18, 18.1 y 18.2).


1.2 In situ.
1.3 Los murales se encuentran integrados a los muros verticales
de un espacio porticado y asociados a un patio central con pórticos
que también contienen fragmentos murales. Fue cortada la parte
superior de los muros, aunque se cuenta con datos que indican que
pertenecieron a un penúltimo nivel de construcción, y por lo tanto
su cronología puede ubicarse entre los 500 y 600 años d.C.
1.4 Descubiertos por la arqueóloga L. Séjourné, en las
excavaciones del , en 1980-1982.
2.2 Sumamente dañados; los colores y su trazo en general se
muestran muy levemente lo que impide poder identificar el tema
representado. Fueron restaurados sus bordes y los del estuco que
les sirve de soporte, y actualmente se encuentran expuestos a la
intemperie.
3.2 Mural 1, 170 cm de ancho por 45 cm de alto; mural 2, 115 cm
de ancho por 50 cm de alto; mural 3, 72 cm de ancho por 23 cm de
alto.
3.2 Se detectan tres tonos de rojo.
4.1 Por su mal estado de conservación, que dificulta definir su
contenido, su descripción se apoya en el dibujo de Santos
Villasánchez basado en algunos fragmentos murales provenientes
de las excavaciones. Se identifican en su límite inferior partes de dos
franjas horizontales colocadas una sobre la otra. La franja inferior,
en contacto con el piso del cuarto, representa una estera o petate
compuesta con líneas entrelazadas de un rojo claro, aplicadas sobre
un fondo más obscuro del mismo color. La franja siguiente tiene
pequeñas figuras en forma de U. Se observan también algunas
manos aisladas que emergen de puños orlados y adornados con
hilera de plumas cortas, seguida con otra fila de plumas más largas.
Las manos están representadas en su parte dorsal ya que muestran
las uñas de los dedos. Se observan también parte de algunas volutas
adornadas con líneas onduladas y plumas en sus bordes con
representaciones de estrellas o caracoles cortados que se muestran
en su interior. Aparecen también franjas verticales, ubicadas sin
orden aparente, algunas con decoraciones geométricas de
entrelazados, como la franja horizontal o estera, y otras con motivos
de gotas de agua y flecos o plumas (láms. 56 y 57).
5.1 Estas pinturas fueron reportadas por primera vez en la
edición impresa de este catálogo en 1995.
Lámina 56. Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Pórtico 3, mural 3. Foto María Elena Ruiz
Gallut, julio, 1994.
Lámina 57. Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Pórtico 3, murales 1-3 (manos y volutas con
estrella). Dibujo José Francisco Villaseñor, tomado in situ.

20. Cuarto 3, murales 1-5 (círculos rojos con cintas de coyote).

1.1 Atetelco. Sección norte, Teotihuacán (planos 18, 18.1 y 18.2).


1.2 In situ.
1.3 Colocados sobre los muros verticales de un aposento en el
contexto de una área habitacional, con una posición estratigráfica
posterior al llamado Patio Blanco. Posiblemente contemporáneo al
Patio Pintado, razón por la cual puede ubicarse entre los 500 y 600
años d.C., ya que además, fue posteriormente cubierto por el último
nivel de ocupación de este sitio, según lo indican los muros que les
sirven de soporte, los que fueron demolidos en su parte superior.
1.4 Descubiertos por L. Séjourné, durante los trabajos del ,
en 1980-1982.
2.2 Quedan restos de su mitad inferior en algunos de los
fragmentos. Los murales 1 y 2 son sumamente pequeños; se observa
sólo parte de algunos de los diseños difícilmente perceptibles. En
ellos se muestran elementos que se complementan entre sí para
poder hacer su descripción. Fueron restaurados sus bordes y
actualmente se encuentran protegidos con una cubierta provisional.
3.1 Los murales 1 y 2 no rebasan los 20 cm por lado; el mural 3
mide 160 cm de ancho por 46 cm de alto; el mural 4, 125 cm de
ancho por 40 cm de alto y el mural 5, 180 cm de ancho por 45 cm de
alto.
Los discos o figuras circulares que se repiten a lo largo de los
muros en su parte baja tienen un diámetro promedio de 52 cm.
3.2 Se detectan tres tonos de rojo.
4.1 Se cuenta con un total de diez fragmentos de figuras
circulares repartidas a intervalos regulares en la parte baja de tres
de los muros del aposento. Se muestran, en las más conservadas,
solamente su parte media inferior. Se forman de cinco bandas
concéntricas alternadas en dos tonos de rojo, sumamente borrados
sus trazos y con aplicaciones en algunas de ellas de diseños no
identificados. En el centro de cada figura parece representarse una
ave con las alas extendidas; dos pequeños círculos con plumas
pueden indicar los ojos del animal. Resaltan principalmente largas
cintas adornadas con pequeñas rayas que indican que están
formadas de piel de coyote. Éstas penden del centro de cada círculo
y se extienden hacia abajo, más allá del círculo exterior (láms. 58 y
59).
Lámina 58. Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Cuarto 3, mural 1 (círculos rojos con cintas de
coyotes). Dibujo José Francisco Villaseñor, tomado in situ.

Lámina 59. Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Cuarto 3, mural 5. Detalle. Foto María Elena
Ruiz Gallut, julio, 1994.
Una angosta cenefa enmarcaba a los murales en cada muro;
parte de ella se encuentra en el extremo norte del mural 1, y en ella
se representan dos hileras paralelas de figuras geométricas de forma
romboidal formadas por seis lados, pintadas con tres tonos de rojo,
que a su vez están delimitadas por angostas franjas paralelas.
5.1 Estas pinturas fueron reportadas por primera vez en la
edición impresa de este catálogo en 1995.

21. Cuarto 4, murales 1-2 (personaje sentado frente a una vasija).

1.1 Atetelco. Sección norte, Teotihuacán (planos 18, 18.1 y 18.2).


1.2 In situ.
1.3 Integrados a un muro vertical en el lado este del cuarto y
asociados estratigráficamente a los murales de esta sección, salvo
quizá el mural conocido como “Biznagas”. Por lo tanto participan de
la misma cronología, aproximadamente entre los 500 y 600 años
d.C.
1.4 Descubiertos por la arqueóloga L. Séjourné durante las
excavaciones del , en 1980-1982.
2.2 En mal estado de conservación, sus trazos apenas dejan
entrever la silueta de un personaje en posición sedente. Para llevar a
cabo la siguiente fase constructiva en este sitio, fueron demolidos
en gran parte los muros a los que se integraban, por lo que no se
conoce la escena completa ni se conserva su parte superior.
3.1 El mural 1, mide 290 cm de largo por 38 cm de alto; el mural
2, 75 cm de largo por 40 cm de alto.
4.1 En el mural 1, que ha perdido gran parte de sus colores, se
muestra en color rojo la figura de un personaje sentado y orientado
hacia el norte (lám. 60). El perfil de su nariz y de su frente,
inclinada hacia atrás, indican que se refiere a un personaje maya,
que muestra sus labios entreabiertos. Su tocado se asemeja a un
abultado turbante de silueta redondeada y con una protuberancia
hacia arriba, de donde salen tres largas plumas que cuelgan por
detrás (lám. 61).
Lámina 60. Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Cuarto 4, murales 1-2 (personajes sentados
frente a una vasija). Foto Beatriz de la Fuente, julio, 1994.
Lámina 61. Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Cuarto 4, mural 1. Extremo sur. Detalle
(personaje sentado frente a una vasija). Foto María Elena Ruiz Gallut, julio, 1994.

Sostiene con ambas manos una vasija de paredes altas


ligeramente convergentes. Frente a este personaje muy cerca de su
rostro, aparece inclinado hacia adelante un florido bastón, decorada
su parte superior con varias volutas y figuras en espiral, y al parecer
lleva dibujado de perfil un animal colocado sobre el borde del
bastón. Otra posible lectura es que en lugar del bastón se representó
una vírgula florecida. Por la pérdida de sus líneas y de su color, hay
confusión referente a la posición de las extremidades inferiores y la
posición exacta del personaje; al parecer descansa sobre un
elemento que tiene la forma de un cojín, y su pierna izquierda se
aprecia semiflexionada con la rodilla hacia arriba.
Frente a la voluta de su cayado se percibe otra silueta de igual
forma pero invertida. Se refiere al báculo de otro personaje que se
supone debió estar, en igual posición, frente al personaje descrito.
Su mal estado de conservación impide describirlo cabalmente (láms.
62 y 63).

Lámina 62. Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Cuarto 4, mural 1 (personajes sentados frente a
una vasija). Foto Beatriz de la Fuente, julio, 1994.
Lámina 63. Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Cuarto 4, mural 1. Extremo norte. Detalle
(personaje sentado frente a una vasija). Foto María Elena Ruiz Gallut, julio, 1994.

Cenefa. Este mural se enmarcaba con una amplia franja vertical


delimitada, a su vez, por angostas franjas de un rojo obscuro. En su
parte central se muestran dos bandas entrelazadas, que presentan
en su interior pequeños diseños no identificados que van seguidos
uno a continuación del otro (láms. 64 y 65).
Lámina 64. Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Cuarto 4,
mural 1. Cenefa. Foto María Elena Ruiz Gallut, julio,
1994.
Lámina 65. Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Cuarto 4, mural 1 (personaje sentado frente a
una vasija). Dibujo José Francisco Villaseñor, tomado in situ.

En trabajo de campo realizado a mediados del año 1994 se


encontró que el mural designado con el número 2, presenta pintura
en la que puede reconocerse diseño. Las medidas del mural son de
74.5 cm de largo por 47 cm de ancho. Se perciben dos personajes
sentados uno frente a otro en posición de “flor de loto”. Entre ellos
se aprecia una especie de vasija, que proporcionalmente es mayor
que ambas figuras. Cada uno porta un gran tocado rectangular del
que cuelgan por detrás dos largas plumas. De igual manera cada uno
lleva un elemento que bien podría ser una capa. Podemos decir de
manera general que son similares al mural 1 (láms. 66, 67 y 68).
5.1 Estas pinturas fueron reportadas por primera vez en la
edición impresa de este catálogo en 1995.
Lámina 66. Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Cuarto 4, mural 2 (personaje sentado frente a
una vasija). Foto María Elena Ruiz Gallut, julio, 1994.
Lámina 67. Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Cuarto 4, mural 2. Extremo este. Detalle
(personaje sentado frente a una vasija). Foto María Elena Ruiz Gallut, julio, 1994.
Lámina 68. Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Cuarto 4, mural 2. Extremo oeste. Detalle
(personaje sentado frente a una vasija). Foto María Elena Ruiz Gallut, julio, 1994.

22. Cuarto 5, mural 1 (cintas de coyote).

1.1 Atetelco. Sección norte, Teotihuacán (planos 18 y 18.1).


1.2 In situ (lám. 69).
3.2 Rojo y rosa.
4.1 Se distinguen restos de tres franjas verticales sobre el fondo
rosa, éstas se encuentran delineadas en rojo y en su perímetro
interior se observan líneas diagonales; al interior se observan
conjuntos de trazos que podrían simular mechones de pelo. Entre
las franjas se aprecian manchones en color rojo que no pueden
identificarse.
Lámina 69. Atetelco. Patio Norte o Patio 3. Cuarto 5, mural 1 (cintas de coyote). Foto
María Elena Ruiz Gallut, julio, 1994.

23. Sureste del Patio 7, mural (ave con polluelos).

1.1 Atetelco. Sección sureste, Teotihuacán.


1.2 In situ.
1.3 En el lado sureste del conjunto de Atetelco se encontraron
dos fragmentos murales en color rojo; representan aves con alas
extendidas y cabezas de polluelos alrededor del cuerpo. Su
información está consignada por Cabrera Castro et al., 2007:131-132,
fig. 3 (lám. 70).
1.4 Rubén Cabrera, 1994.
3.2 Se distinguen colores rojo y rosa.
4.1 Se observa parte del cuerpo emplumado de un ave de color
rojo, en la que se distinguen: un segmento del cuello con plumas
dispuestas de manera vertical, las alas, una ancha cola de cinco
plumas y, en la parte inferior, dos patas y garras de largas uñas. El
ala del lado izquierdo se ubica de manera vertical, presenta ocho
largas plumas que sobresalen y en su interior se distinguen tres
cabezas de ave. Estas cabezas están conformadas por una sección en
color rojo oscuro, otra en color rosado que rodea al ojo redondo y
pico ganchudo entreabierto dentro del cual parece observarse la
lengua. En la parte baja del cuerpo se distinguen otras tres cabezas
de ave con las mismas características que las anteriores. Hacia la
derecha, al centro del cuerpo del ave, se observa un elemento
redondo que pudiera identificarse como un escudo. Éste presenta
un perímetro de color claro con cuatro diseños de líneas verticales y
horizontales así como cuatro redondos; hacia el interior continúa
una franja de color más oscuro y al centro se aprecian, en la parte
superior, cuatro apéndices bajo los cuales se observan cuatro
círculos, y en la parte baja, dos medios círculos concéntricos. Bajo el
“escudo” se ubica a la izquierda un diseño que no puede
identificarse y otras dos cabezas de ave como las ya descritas. El ala
a la derecha se presenta extendida y conformada en su parte
superior por plumas y por tres cabezas de ave invertidas con las
mismas características que las anteriores; en la parte inferior se
observan once plumas largas. Sobre esta ala hay vestigios de diseños
que no es posible identificar.
Lámina 70. Atetelco. Lado sureste del conjunto. Detalle (ave con polluelos). Foto Ricardo
Alvarado Tapia, 2006.

Notas

1 La numeración de los murales del Patio Pintado no corresponde a Miller (1973), debido a
que Rubén Cabrera registra otros murales.
19
TETITLA

B F

Plano 19. Tetitla. Planta.


1. Pórtico 1, mural 1 (diseño geométrico con manos dadivosas).

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19-19.3).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1963-1964.
2.2 Sumamente deteriorado.
3.1 Mide 190 cm de ancho y 50 cm de alto.
3.2 Se aprecian restos de dos tonos de rojo, azul, verde y
amarillo.
4.1 Lo que permanece se configura por dos imágenes principales;
las manos llamadas “dadivosas” y el diseño geométrico en su parte
alta (fig. 19.1 y lám. 1).

Plano 19.1 Tetitla. Perspectiva.


Plano 19.2 Tetitla. Perspectiva.
Plano 19.3 Tetitla. Vistas isométricas de conjunto.

4.2 Sobre fondo rojo destacan dos manos vistas por el dorso, los
pulgares quedan hacia arriba; las manos toman, cada una, amplia
banda, que se estrecha y se curva en su parte alta y se ensancha en
la baja, simulan agua que cae. En su interior se advierten formas
ovales; representan semillas. Ambas manos usan pulseras como
aros verdes y puños en dos tonos de rojo, recuerdan el papel
plegado. Por arriba se reconoce un diseño geométrico, parece la
estructura de una construcción: se forma por dos bandas verticales
separadas entre sí y de una horizontal a la parte alta, en su centro se
mira una suerte de atado; al centro, entre el espacio de las bandas
verticales, hay otras dos diagonales. En el interior de las bandas hay
un diseño –azul y rosa– que recuerda el quinterno. En el lado
izquierdo se conserva un fragmento de la cenefa compuesta por
volutas en dos tonos de rojo, se limitan, en lo vertical, por franjas
azules. Del lado opuesto hay restos de otra imagen de la escena:
formas ovales (flores en botón) que descienden de cortas bandas
como ramas; son iguales a las de los murales 1 y 3 del mismo
pórtico.
5.1 Miller, A., 1973:120, figs. 230 y 231.

Figura 19.1 Tetitla. Pórtico 1, mural 1 (diseño


geométrico con manos dadivosas, según Miller, 1973).
Lámina 1. Tetitla. Pórtico 1, mural 1 (diseño geométrico con manos dadivosas). Foto
Ricardo Alvarado Tapia, 2006.

2. Pórtico 1, mural 2 (señora del nopal).

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19-19.3).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1963-1964.
2.2 Gravemente deteriorada, casi no se aprecia el diseño y sólo se
perciben tonos de rojo.
3.1 Mide 100 cm de ancho y 40 cm de alto.
4.1 Se trata de una cabeza vista de frente; su rostro es amarillo y
los rasgos delineados de rojo oscuro son esquemáticos y
convencionales (lám. 2). Así, los ojos son elípticos, llevan al centro
discos rojos figurando las pupilas; la nariz es una silueta que señala
el entrecejo y los lóbulos; la boca de amplios labios pintados de rojo
muestra comisuras apuntadas –como las que se encuentran en el
patio blanco de Atetelco–, en su interior se figuraron dientes. Las
mejillas se encienden con discos rojos y las orejas se forman por
una voluta en su parte alta y dos segmentos horizontales en la baja.
El tocado se compone por tres bandas superpuestas. Dos collares de
cuentas enmarcan el rostro por abajo. Lo que distingue al rostro y le
otorga individualidad iconográfica son los diseños, a manera de
pendientes que bajan de sus orejas. Tres formas de trapecio, a cada
lado, con el interior seccionado en dos y en lo bajo figuras de discos
rosados y diseños amarillos representan flores –nopal florecido–;
de ahí que se la llame “diosa del nopal”. Al lado izquierdo de la
cabeza había semillas o flores colgando de ramas como en los otros
murales del Pórtico 1 (fig. 19.2).

Lámina 2. Tetitla. Pórtico 1, mural 2 (señora del nopal). Foto Rubén Cabrera, 1991.
Figura 19.2 Tetitla. Pórtico 1, mural 2 (señora del nopal, según Miller,
1973).

5.1 Séjourné, L., 1966a, fig. 135; Miller, A., 1973:121, figs. 232-
234.

3. Pórtico 1, mural 3 (sacerdote sembrador).

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19-19.3).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1963-1964.
2.2 Se conserva parte del diseño y de los colores degradados. No
se aprecia el “signo de movimiento”.
3.1 El mural mide 130 cm de ancho y 42 cm de alto.
3.2 Dos tonos de rojo, verde, azul y amarillo.
4.1 Se reconoce parte de una figura humana en actitud de
caminar, lleva bolsa de animal en una mano y de la otra desciende
una corriente de agua; se dirige hacia un diseño circular con placa
horizontal y diagonales.
4.2 De la figura humana se aprecia la parte inferior del torso, los
brazos y las piernas. Los pies están colocados uno detrás del otro y
se dirigen hacia la izquierda. Los brazos van extendidos y el
izquierdo es notablemente más largo que el derecho.
Poco se aprecia de la otra imagen, el disco con las placas,
equivalente en tamaño a la figura humana; se reconocen aún varios
discos concéntricos de distinto color, del cual salen dos placas
diagonales y una horizontal, parecen figurar el signo ollin o
movimiento. Von Winning interpreta las placas diagonales como
“emblema heráldico”. Cada una de estas se forma de cuatro franjas
con distintos símbolos (fig. 19.3 y lám. 3).

Figura 19.3 Tetitla. Pórtico 1, mural 3 (sacerdote sembrador, según


Miller, 1973).
Lámina 3. Tetitla. Pórtico 1, mural 3 (sacerdote sembrador). Foto Ricardo Alvarado Tapia,
2006.

4.3 La figura humana se viste con una especie de faldellín y un


lienzo anudado en la cintura. Usa sandalias con cubretobillos y
cintas azules. Parte de un disco dorsal es perceptible.
Con la mano derecha sostiene bolsa, con cabeza de mamífero,
vista de perfil.
De la mano izquierda baja amplia banda verde, corriente de agua,
en cuyo interior se representaron conchas, semillas y anillo verde; al
lado izquierdo de la banda descienden vainas y en su parte inferior
bajan cinco largas gotas. La escena (sacerdote sembrador) se
continuaba en los murales 4 y 5 del Cuarto 1, hay restos de un pie en
una de las esquinas.
5.1 Séjourné, L., 1966a:249, fig. 136; Miller, A., 1973:122, figs.
235-237.

4. Cuarto 1, mural 4 (diseño con greca y banda con semillas).


1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19-19.3).
1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1963-1964.
2.2 Diseño aún visible pero muy deteriorado, colores casi
desvanecidos.
3.2 Dos tonos de rojo, verde, azul y amarillo.
4.1 Se percibe una banda verde en diagonal, con conchas, discos y
óvalos en su interior; flores o semillas en su lado externo y gotas en
la parte baja. Hacia el lado izquierdo hay restos de una franja
vertical con diseño escalonado y greca, en la esquina opuesta hay
restos de una sandalia con moño (fig. 19.4 y lám. 4).

Figura 19.4 Tetitla. Cuarto 1, mural 4 (diseño con


greca y banda con semillas, según Miller, 1973).
Lámina 4. Tetitla. Pórtico 1, mural 4 (diseño con greca y banda con semillas). Foto María
Elena Ruiz Gallut, junio, 1994.

5.1 Miller, A., 1973:123, figs. 238 y 239.

5. Corredor 1 (sólo quedan los enlucidos y fragmentos de color).

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19-19.3).


1.2 In situ.
2.2 Sólo restan fragmentos del enlucido y partes policromadas –
pero irreconocibles– en cuatro muros. En los que son ahora el
acceso al conjunto departamental se advierte que estaban pintados
de color rojo liso y que tenían una banda roja más oscura (lám. 5).
5.1 Miller, A., 1973: 123, fig. 240.
Lámina 5. Tetitla. Corredor 1. Grafiti que representa un ave. Foto Pedro Cuevas, 1992.

6. Pórtico 2, mural 1 (vírgulas que encierran una flor).

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19, 19.2 y 19.3).


1.2 In situ. Miller reporta un fragmento en la bodega de Tetitla.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1963-1964.
2.2 Parte del diseño aún apreciable pero deteriorado.
3.1 Mide 110 cm de ancho y 19 cm de alto.
3.2 Dos tonos de rojo, verde, azul y amarillo.
4.1 En lo que permanece se aprecian dos vírgulas del habla que
se enfrentan; parecen encerrar una flor. Las vírgulas se forman por
dos bandas –acaso estuvieron en dos tonos de azul– delineadas de
rojo; se aprecian en su perímetro externo, grupos de tres cuadretes
unidos. Las espirales de las vírgulas se doblan hacia adentro y, en el
interior, sobre fondo verde destaca el cáliz y la corola de una flor
amarilla. A los lados del diseño de vírgulas y flor se advierten
medios círculos formados por bandas lobuladas, en cuyo interior
destacan picos o rayos en dos tonos de rojo (fig. 19.5 y lám. 6).

Figura 19.5 Tetitla. Pórtico 2, mural 1 (vírgulas que encierran una flor, según Miller, 1973).

Lámina 6. Tetitla. Pórtico 2, mural 1 (vírgula que encierra una flor). Foto Leticia Staines,
junio, 1994.
5.1 Miller, A., 1973:124, figs. 241-243.

7. Pórtico 3, murales 1-2.

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19, 19.1 y 19.3).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1963-1964.
2.2 Lo que permanece en el mural 1 muestra diseño definido con
colores brillantes; el mural 2 está muy deteriorado.
3.1 El mural 1 mide 97 cm de ancho y 62 cm de alto; el mural 2
mide 180 cm de alto y 43 cm de ancho.
3.2 Dos tonos de rojo, amarillo, verde y azul.
4.1 En el lado derecho se aprecia lo que fue, posiblemente parte
del diseño principal: amplias bandas azules figuran una forma como
de M abierta, se ha dicho que son “los colmillos de Tláloc”, por
encima va una forma rojo claro, y más arriba un plano amarillo
sobre el cual destacan apuntados triángulos rojos; en lo alto un
círculo rojo con otro en su interior, en la parte baja se aprecian
plumas verdes. Hacia la derecha hay un diseño de cuatro bandas
verticales, cada una con distinto diseño en su interior, según Von
Winning (1987, tomo II:79) constituye el Glifo Cuatro Signos, que
significa conjuntamente agua y fuego. En el mural 2 se reconoce
parte de un diseño geométrico en blanco y azul sobre fondo rojo
(lám. 7 y fig. 19.6).
Lámina 7. Tetitla. Pórtico 3, murales 1-2. Foto Ricardo Alvarado Tapia, 2006.

Figura 19.6 Tetitla. Pórtico 3, murales 1 y 2 (según Miller, 1973).


5.1 Miller, A., 1973:125, figs. 244-247; Von Winning, 1987, tomo
II:79, fig. 3d.

8. Corredor 21, murales 1-4 (Tláloc del rayo).

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19, 19.2 y 19.3).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1962-1964.
2.2 El mural 1 es el mejor conservado aunque le falta la mitad
del tocado a la figura, se aprecia bien el resto de la imagen y sus
atributos; en el mural 2 se mira sólo el diseño de la parte más baja y
una porción de la cenefa de la esquina; en el mural 3 el pequeño
fragmento es irreconocible; en el mural 3 se reconoce el diseño del
escudo en forma de flor y en el mural 4 permanece sólo la parte baja
de la imagen de Tláloc.
3.1 El mural 1 mide 165 cm de ancho y 55 cm de alto; el mural 2
mide 114 cm de ancho y 43 cm de alto.
3.2 Se reconocen dos tonos de rojo, amarillo, azul, verde y
blanco.
4.1 Se conserva una imagen representada de frente del Tláloc del
rayo, además de parte de su vestimenta, tocado, vestuario y
atributos en las manos. Se describe de acuerdo con el siguiente
orden: primero los rasgos humanos de la imagen y a continuación
los detalles de su indumentaria (máscara, orejeras, puños, tocado,
vasija efigie y “rayo” o lanza) (lám. 8 y fig. 19.7).
Lámina 8. Tetitla. Corredor 21, murales 1-4 (Tláloc del rayo). Foto Ricardo Alvarado
Tapia, 2006.

Figura 19.7 Tetitla. Corredor 21, murales 1-4 (Tláloc del rayo, según Miller, 1973).
Rasgos antropomorfos. De la naturaleza humana de la imagen
se aprecian sólo las manos, una, la derecha, sostiene la base del
“rayo o lanza” insertando los dedos índice y medio en dos orificios:
la otra, la izquierda, toma, abrazando, la vasija efigie (en Pasztory,
1974, fig. 3, se reproduce al revés el dibujo de Séjourné, 1966a, fig.
160, que es igual al original).
Máscara. En lugar del rostro se observa una máscara del
llamado Tláloc. Anillos concéntricos, como anteojos, rodean a dos
semicírculos, también concéntricos, que figuran los ojos. La boca se
mira entreabierta dejando al descubierto tres dientes centrales y dos
colmillos curvos en los extremos; el labio superior –rojo oscuro– es
ondulado y se levanta en las comisuras, en su parte media, otra
banda estrecha figura la encía en donde encajan los colmillos. Por
abajo de los dientes y de los colmillos, desciende un diseño
identificado como una ninfea; se trata de una flor abierta en su
centro, con vainas a los lados. Hacia abajo, y extendidas a manera de
abanico, se colocaron cinco plumas de distinto color.
Orejeras. Son arillos planos en color verde y al centro un disco
blanco. Se prolongan por arriba y por abajo, con un rectángulo rojo
oscuro, con marco blanco.
Indumentaria. Simulando que está por abajo de la ninfea, del
“rayo” y de la vasija efigie, se advierte un paño blanco de bordes
convergentes en el centro que parece ser un quechquémitl. A los
lados en la parte inferior bajan dos hiladas de plumas de distinto
color, pudieran ser parte de la capa. Usa puños de dos bandas, una
corta lisa y otra más larga con líneas radiales paralelas. En el lado
derecho un aro verde continúa el perímetro del puño.
Tocado. Se compone de tres secciones. La primera presenta
cinco discos sobre la frente; la segunda, arriba de la anterior, un
amplio rectángulo alargado en sentido horizontal enmarcado por
tres bandas rectas de diferente color –blanco, verde y rojo– y en su
parte media con tres dibujos ovales; finalmente, remata en un
penacho con plumas, largas y delgadas, que se abre en forma de
abanico. A cada lado del rectángulo se miran otras plumas cortas
que terminan en cola de golondrina. Por encima de éstas se curvan y
descienden bandas blancas con atados, parecen continuarse con
triples bandas que descienden por atrás de las manos.
Vasija efigie. Reproduce, en lo principal, los mismos rasgos de la
máscara puestos en lo alto de un recipiente globular. Dos aros,
como anteojos, circundan a dos semicírculos concéntricos: los ojos.
Se advierte parte del labio superior, a manera de banda ondulada
con la comisura hacia arriba, uno de los dientes y un colmillo. Usa
orejeras, también iguales, de arillos planos de color verde y al centro
un disco blanco; se continúan por cuadretes. El tocado se forma de
un rectángulo con tres diseños ovales en su centro, de un triángulo
apuntado hacia arriba y de dos apéndices a los lados de éste. El
recipiente figura una olla; se ha dicho que su interior contiene agua
porque está pintado de azul.
Lanza o “rayo”. Con la mano derecha toma una banda ondulante
que termina en un disco y en una forma apuntada –recuerda un
hueso por la muesca–; dos dedos de la mano se introducen en dos
orificios, como para impulsar la lanza; de ahí que se le considere
como un extenso átlatl. El mango de éste, de forma oval, se
compone de dos rosetones, bandas de plumas verdes, lazos y un
diseño de tres picos en su interior.
Cenefa. Se constituyen de tres bandas: las dos interiores con
“ojos” alternados en direcciones opuestas y, la exterior, más amplia
con diseño de volutas continuas.
4.6 Según Pasztory (1974 y 1976) se trata del “Tláloc A” o “Tláloc
Jaguar”, que se le reconoce por los ojos de anillos concéntricos, el
labio superior vuelto hacia arriba en las comisuras, mostrando tres
dientes al centro y dos colmillos curvos en los extremos, una ninfea
desciende de la boca y lleva tocado sobre la frente con cinco nudos.
Es la deidad de la tierra, del agua y de la fertilidad. Es la misma
imagen que Séjourné llamó “Tláloc del rayo” (1966a:fig. 160).
5.1 Séjourné, L., 1966a:276 y 277, fig. 160; Miller, A., 1973:126,
figs. 248 y 249; Pasztory, E., 1974:7, fig. 3; 1976:127 y 348, fig. 77.
9. Cuarto 22, murales 1-2 (zopilotes sobre caracoles).

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19, 19.2 y 19.3).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1963-1964.
2.2 En el mural 1, diseño y colores bien conservados; la parte
baja y toda la pintura superior ha desaparecido. En el fragmento del
mural 2 se advierte una voluta blanca sobre fondo rojo, el resto es
indefinido.
3.1 El mural 1 mide 235 cm de ancho y 69 cm de alto; el mural 2
mide 190 cm de ancho y 36 cm de alto.
3.2 Dos tonos de rojo, dos tonos de azul, amarillo, verde y
blanco.
4.1 En el muro 1, del fondo, frente a la entrada, a ambos lados del
imaginario eje central, se enfrentan dos aves de perfil, posan sobre
caracoles de los cuales sale enorme vírgula. Otra, igualmente
grande, baja por la cola del ave en sentido contrario al anterior
(láms. 9 y 10, figs. 19.8 y 19.9).

Lámina 9. Tetitla. Cuarto 22, murales 1-2. Vista general (zopilotes sobre caracoles). Foto
Ricardo Alvarado Tapia, 2006.
Lámina 10. Tetitla. Cuarto 22, mural 1. Detalle (zopilote sobre caracol). Foto Ricardo
Alvarado Tapia, 2006.

Figura 19.8 Tetitla. Cuarto 22, murales 1-2 (zopilotes sobre caracoles, según Miller, 1973).
Figura 19.9 Tetitla. Cuarto 22, murales 1-2. Detalle (zopilotes sobre caracoles).

4.2 La escena se constituye por tres imágenes principales: las


aves, los caracoles y las vírgulas. Las aves son iguales, diferencias
menores indican distinta factura. Se describirá la del lado izquierdo.
El pico, como gancho, se muestra entreabierto dejando ver la
lengua, prende una banda amarilla –con tres discos rojo oscuro en
su interior– que baja por encima de la boquilla del caracol; la cabeza
pequeña y redondeada del ave, lleva una suerte de estrecha cresta
que sigue la curvatura de la misma; el ojo es oval y lo circunda
banda de color rojo. Su cuello largo, se yergue en diagonal y como la
cabeza es color azul; cortas pinceladas de rojo figuran pequeñas
plumas. El cuerpo se posa y se oculta en el caracol; se reconocen –
en aquél– tres haces compuestos, cada uno, de tres plumas
redondeadas; el superior está al nivel del surgimiento del cuello;
otros dos horizontales forman la cola. Dos plumas largas y
apuntadas salen del centro del cuerpo y bajo ellas se miran cuatro
plumas menores enmarcadas en su parte baja por gruesa voluta
roja, tal vez corresponda al nacimiento del ala. Los haces de plumas,
posiblemente azules, destacan sobre fondo blanco en forma de
medio abanico.
El caracol, visto de perfil y de tamaño equivalente al cuerpo del
ave, se compone de tres secciones que figuran muescas; a ellas se
adosa extendida una boquilla blanca; líneas azules delimitadas por
otras rojo oscuro y negras señalan el perímetro del caracol. La
sección más amplia de éste es rojo oscuro. Del lado opuesto a la
boquilla, en donde se apunta el caracol, quedan restos de un diseño;
parece que se trataba de una borla con plumas.
Las dos vírgulas que cumplen la función de figurar la emisión de
sonido, se forman de líneas azules y rojas limitadas por otras negras
de menor grosor; pequeños discos o cuadretes, cinco en cada una,
decoran, por fuera, la trayectoria de la espiral.
4.3 Del pico del ave pende una banda amarilla con tres puntos
rojos, baja y parece sostener la boquilla del caracol.
5.1 Séjourné, L., 1966a:278 y 279, fig. 161; 281, lám. CXV; Miller,
A., 1973: 127, figs. 250-252.

10. Pórtico 23, mural 1.

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19 y 19.3).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1963-1964.
2.2 Sólo se aprecian, en la parte baja, diseños que semejan
plumas sobre fondo rojo.
3.1 Mide 120 cm de ancho y 23 cm de alto.
3.2 Dos tonos de rojo, blanco y restos de verde.
5.1 Miller, A., 1973:119.

11. Pórtico 24, mural 1 y pintura en piso (estrellas en muro y figuras en piso).

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19 y 19.3).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1963-1964.
2.2 Poco se advierte del mural 1; eran estrellas azules de cinco
puntas, con anillo al centro. De la pintura en piso quedan seis
figuras.
3.2 En piso, figuras rojas sobre fondo blanco.
Ahora se aprecian seis en buen estado y otra más se percibe
degradada. Las estrellas son de color rojo y azul (lám. 11 y fig. 19.10).

Lámina 11. Tetitla. Pórtico 24, mural 1 (estrellas en muro). Foto Ricardo Alvarado Tapia,
2006.
Figura 19.10 Tetitla. Pórtico 24, mural 1 (estrellas en muro, según Miller, 1973).

4.1 Las figuras en piso son de forma redondeada, llevan una


especie de apéndices circulares (lám. 12, figs. 19.11 y 19.12). Según
dibujo hecho por don Santos Villasánchez, en 1946, se trata de diez
animales fantásticos, en actitud de movimiento –como si bailaran–,
con discos en la cabeza y en el lomo. Miller ha dicho también que
representan animales; Angulo, que pueden representar las Pléyades.
Lámina 12. Tetitla. Pórtico 24 (figura en piso). Foto María de Jesús Chávez Callejas, 2019.
Figura 19.11 Tetitla. Pórtico 24 (figura en piso).

Figura 19.12 Tetitla. Pórtico 24 (figuras en piso, según Santos


Villasánchez, 1946).

5.1 Séjourné, L., 1966a, fig. 166; Miller, A., 1973:128, figs. 255-
257; Angulo, J., 1991.

12. Cuarto 18, murales 1-3 (dentadura con vírgulas y conchas con gotas). Se
encuentra frente al Patio 18, que tiene acceso por cuatro cortas escalinatas
radiales.

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19, 19.2 y 19.3).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1963-1964.
2.2 De lo que se conserva del diseño, los colores están definidos.
El mural 1 está en buenas condiciones, muestra fractura de la capa
pictórica en su lado izquierdo; en el mural 2 sólo se aprecian dos
imágenes en el lado izquierdo, el resto ha desaparecido; el mural 3
tiene el diseño menos preciso y los colores se miran desvanecidos,
le falta, además, al centro, amplia sección vertical.
3.1 Lo que resta del mural 1 mide 335 cm de ancho y 100 cm de
alto; el 2 mide 278 cm de ancho y 95 cm de alto, y el mural 3, 210
cm de ancho y 100 cm de alto.
3.2 Dos tonos de rojo, verde claro, blanco y azul.
4.1 Se constituye, como el del Cuarto 18a, de dos imágenes, que
se alternan. Una es llamada “dentadura” –forma hexagonal con dos
bandas verticales en su interior, que simulan bocas– de las cuales
ascienden amplias vírgulas de líneas rojas y blancas; se adornan con
pequeños cuadretes blancos en su contorno externo y llevan áreas
verdes en su superficie interna. Las vírgulas, dos en cada imagen,
vuelven su espiral hacia arriba y hacia afuera. La otra imagen se
compone de dos conchas bivalvas, de las cuales descienden cinco
gotas; las conchas están unidas, de modo tal que comparten la gota
central. En los tres murales se reconocen, además, dos bandas –la
cenefa– que enmarcaban el diseño por sus lados verticales y por el
superior; en su interior llevan volutas (lám. 13 y fig. 19.13).
Lámina 13. Tetitla. Cuarto 18, mural 1 (dentadura con vírgulas y conchas con gotas). Foto
Ricardo Alvarado Tapia, 2006.

Figura 19.13 Tetitla. Cuarto 18, murales 1-3 (dentadura con vírgulas y conchas con gotas).

4.5 Séjourné nombra a este diseño “boca de la que salen


enormes volutas” (1966a:269).
5.1 Séjourné, L., 1966a, fig. 158; Miller, A., 1973: 129, figs. 258 y
259.

13. Cuarto 18a, murales 1-2 (dentadura con vírgulas y conchas con gotas).

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19, 19.2 y 19.3).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1963-1964.
2.2 En el mural 1 algunas partes del diseño y los colores son
definidos, pero hay faltantes y áreas desaparecidas; en el mural 2, el
diseño es indefinido. En lo general está mayormente deteriorado
que en el Cuarto 18.
3.1 El mural 1 mide 335 cm de ancho y 100 cm de alto.
3.2 Dos tonos de rojo, amarillo, blanco y negro.
4.2 En el mural 1 se nota sobreposición de las capas pictóricas, la
externa muestra grandes vírgulas –en blanco y rojo– con las
espirales vueltas hacia afuera, en sentido opuesto; en la curva
interna se aprecian áreas de color amarillo. En el perímetro externo
hay cuadretes en blanco y en rojo. Se aprecia que las vírgulas se
yerguen del diseño llamado “dentadura” similar al del Cuarto 18. En
lo alto se aprecia una capa pictórica posterior, es la cenefa con
grecas rectangulares y, posiblemente, flores de cuatro pétalos (lám.
14).
5.1 Ver referencias bibliográficas del Cuarto 18.

Lámina 14. Tetitla. Cuarto 18a, mural 4 (dentadura con vírgulas y conchas con gotas).
Foto Ricardo Alvarado Tapia, 2006.

14. Pórtico 19, mural 1 (pico de ave, con tres gotas).

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19 y 19.3).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1963-1964.
2.2 De lo que permanece en el nivel inferior –un fragmento
extendido horizontalmente– se aprecia el diseño definido.
3.1 Mide 165 cm de ancho y 18 cm de alto.
3.2 Dos tonos de rojo, azul, verde, amarillo y blanco.
4.1 Se conserva el pico de un ave rapaz, unas plumas hacia su
frente y entre lo que fue su atuendo se aprecia una estrella; del pico
bajan tres gotas. La cenefa se compone de dos bandas entrelazadas
(lám. 15 y fig. 19.14).

Lámina 15. Tetitla. Pórtico 19, mural 1 (pico de ave con tres gotas). Foto María de Jesús
Chávez Callejas, 2019.

Figura 19.14 Tetitla. Pórtico 19, mural 1 (pico de ave con tres gotas).

5.1 Miller, A., 1973:130, fig. 260.

15. Cuarto 19, murales 1-5 (Tláloc blanco y almena).


1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19, 19.2 y 19.3).
1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1963-1964.
2.2 En lo general, diseño definido y colores conservados. En el
mural 4, a la izquierda de la entrada, se aprecian dos imágenes; en el
mural 5 permanecen, también, dos imágenes de las cuales el Tláloc
es el mejor conservado del cuarto; el mural 1, frente a la entrada, es
el más completo; el mural 2 está incompleto y dañado, y en el mural
3 la greca escalonada está definida.
3.1 Lo que resta del mural 1 mide 278 cm de ancho y 86 cm de
alto; el mural 2, 230 cm de ancho y 100 cm de alto; el mural 3 mide
189 cm de ancho y 47 cm de alto; el mural 4, 140 cm de ancho y 100
cm de alto.
3.2 Dos tonos de rojo, amarillo, verde, dos tonos de azul, blanco
y negro.
4.1 En los cinco muros alternan, sobre fondo rojo oscuro, dos
imágenes principales: la doble greca escalonada o almena y el Tláloc
(lám. 16 y fig. 19.15). La primera se forma por amplia banda rojo
claro, limitada por línea rojo oscuro y en su centro, abajo, lleva un
rectángulo que repite el mismo ancho y color que la parte alta de la
almena. La segunda es una imagen vista de frente, sólo se
representó su rostro, el tocado y algunos elementos simbólicos
(lám. 17). En ciertas partes se aprecia la cenefa que enmarca por
arriba y a los lados a las imágenes antes dichas; se compone de
franjas blancas y rojas y delgadas volutas rojas, sobre fondo verde.
Lámina 16. Tetitla. Cuarto 19, mural 2. Vista general (Tláloc blanco y almenas). Foto
Ricardo Alvarado Tapia, 2006.

Figura 19.15 Tetitla. Cuarto 19, murales 1-5 (Tláloc blanco y almenas).
Lámina 17. Tetitla. Cuarto 19, mural 2. Detalle (Tláloc blanco y almenas). Foto Ricardo
Alvarado Tapia, 2006.

El rostro de Tláloc se forma por dos arillos juntos entre sí –las


anteojeras–, en cuyo interior se ven otros semicírculos de menor
tamaño –los ojos–; bajo ellos dos bandas sinuosas, que se curvan en
los extremos, figuran los labios. Asoman, por abajo, tres dientes
blancos al centro y dos colmillos que siguen la curvatura de los
labios.
De la boca baja un diseño circular con apéndice al centro y
pequeñas líneas radiales en la circunferencia, una ninfea, a sus
lados una banda segmentada en dos tramos –las vainas– desciende
para terminar en vistosa flor de los mismos colores. Por abajo del
círculo, la ninfea, caen cinco plumas abiertas en un cuarto de
abanico. Es igual al del Tláloc del rayo, en el mural 1, del Corredor
21.
La otra imagen es la doble greca o “almena”, con rectángulo en
su centro; alterna con el Tláloc.
Orejeras. Son anillos concéntricos, del mismo tamaño que las
anteojeras.
Tocado. El enorme tocado, con apariencia de rectángulo, se
compone por doble banda roja horizontal sobre las anteojeras y
cinco bandas pequeñas en su centro, simulando nudos; por encima
de éstas, dos bandas sinuosas azules –una delgada y otra ancha–
descienden a los lados hasta llegar a una placa –en cada lado–, casi
cuadrada, que muestra en su interior pequeñas líneas radiales. En la
parte baja de tal placa se aprecian tres bandas verticales paralelas,
que descienden en dos tramos. Por arriba y por abajo de las orejeras,
se advierten otras bandas verticales paralelas, que forman parte del
tocado.
5.1 Séjourné, L., 1966a:268, 270 y 271, fig. 156; Miller, A.,
1973:130, fig. 261.

16. Pórtico 20, murales 1-3 y Pórtico 20a, murales 4-7 (jaguar con vientre
abultado).

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19-19.3).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1963-1964.
2.2 Sólo se reconocen diseño y colores en el mural 7, los demás
están muy deteriorados.
3.1 En el Pórtico 20 de lo que permanece, el mural 1 mide 104 cm
de ancho y 39 cm de alto; el mural 2 mide 105 cm de ancho y 36 cm
de alto; el mural 3, 115 cm de ancho y 75 cm de alto. En el Pórtico
20a, lo que resta del mural 4 mide 123 cm de ancho y 65 cm de alto;
el mural 5, 105 cm de ancho y 36 cm de alto; el mural 6, 106 cm de
ancho y 25 cm de alto y el mural 7 mide 120 cm de ancho y 70 cm de
alto.
3.2 Rojo, naranja, azul, verde y amarillo.
4.1 En los Pórticos 20 y 20a se veía la misma representación; se
trata de la imagen de un felino con la cara vuelta hacia atrás, se
apoya en las patas traseras y levanta las delanteras, lleva la cola
erguida (lám. 18 y fig. 19.16). La descripción se basa en lo que
permanece del mural 7 del Pórtico 20a.

Lámina 18. Tetitla. Pórtico 20a, mural 7 (jaguar con vientre abultado). Foto Ricardo
Alvarado Tapia, 2006.
Figura 19.16 Tetitla. Pórtico 20, murales 1-3 y Pórtico
20a, murales 4-7 (jaguar con vientre abultado).

Hay restos de la misma imagen, que se repite y se conserva siete


veces. El felino dirige hacia adelante cuerpo y extremidades, la
cabeza se vuelve hacia atrás mirando la cola. Presenta cabeza grande
y cuadrada y el ojo redondo, formado de dos círculos concéntricos
bordeado en su parte alta por un semicírculo, enmarcado por
plumas. De nariz chata, lleva la boca abierta mostrando dientes y
colmillos; gran lengua asoma entre ellos. La oreja es apuntada y el
mentón describe un ángulo. En el cuerpo se aprecia el vientre
colgante, de ahí se ha sugerido que está preñada (Kubler, 1972:23).
La cola es larga, apunta hacia arriba y termina en espiral; las patas
delanteras se levantan, más arriba la derecha que la izquierda, y las
traseras se apoyan una detrás de otra. Cara, cuerpo, extremidades y
cola tienen la superficie color rojo, con diseños de flores, puntos y
semicírculos, que recuerdan el de la piel del jaguar. La figura se
perfila con línea gruesa, hoy en día de color blanco. El tocado se
compone de dos secciones: una por atrás de la oreja, con la
apariencia de un armazón rígido, como diadema, y la otra, parece
compuesta por cinco plumas flexibles.
5.1 Séjourné, L., 1966a:269, 274 y 275, fig. 159; Kubler, G.,
1972:23, fig. 3; Miller, A., 1973:131, figs. 262 y 263.

17. Pórtico 4 (representación arquitectónica).

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19, 19.2 y 19.3).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1963-1964.
2.2 Quedan colores y aún se aprecia el diseño.
3.2 Se perciben dos tonos de rojo, amarillo, azul y verde.
4.1 Se trata de un edificio puesto en la cenefa. Se compone por
talud y tablero, el templo y un remate superior, compuesto de
bandas escalonadas y de un friso con almenas (fig. 19.17).

Figura 19.17 Tetitla. Pórtico 4, mural 1


(representación arquitectónica).

5.1 Séjourné, L., 1966a:92, fig. 26-4.


18. Patio 5, murales 1-2; Pórtico 5, murales 3-6 (caracoles emboquillados
frente a Tláloc).

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19-19.3).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1963-1964.
2.2 Lo que se conserva en los seis muros es fragmentado, con el
diseño definido; el más completo es el mural 1, del Patio 5, en el
pórtico se conservan restos de caracoles y porciones menores del
rostro de Tláloc.
3.1 En el Patio 5 lo que permanece mide, en el mural 1, 330 cm
de ancho y 40 cm de alto; el mural 2 mide 265 cm de ancho y 46 cm
de alto. En el Pórtico 5, el mural 3 mide 134 cm de ancho y 54 cm de
alto; el mural 4, 100 cm de ancho y 31 cm de alto; el mural 5 mide
99 cm de ancho y 13 cm de alto y el mural 6, 139 cm de ancho y 46
cm de alto.
3.2 Restos de azul, rojo, blanco, amarillo y negro.
4.1 La escena se componía de dos imágenes principales: el rostro
de Tláloc, visto de frente, y a sus lados sendos caracoles con boquilla
y plumas (lám. 19 y fig. 19.18).
Lámina 19. Tetitla. Patio 5, mural 1. Vista general (caracoles emboquillados frente a
Tláloc). Foto Ricardo Alvarado Tapia, 2006.

Figura 19.18 Tetitla. Patio 5, mural 1 (caracoles emboquillados frente a Tláloc).

Paso a describir el mural 1 del Patio 5. Al centro la imagen


frontal de Tláloc; se reconoce parte de la nariz, y la característica
boca grande abierta, con doble banda sinuosa que forma el labio
superior; bajo éste asoman los dientes y los colmillos curvos hacia
afuera, y desciende un diseño de tres fajas en forma de M, las fajas
externas terminan en curva –son las vainas o botones–, a la central
la rodea una forma circular recortada en sus bordes: es una flor, la
ninfea. Se aprecia parte de las orejeras con aspecto de discos y de las
bandas –planas y en zig-zag– del tocado. Es posible que use collar
de cuentas, del que caen ocho grandes pendientes (lám. 20).

Lámina 20. Tetitla. Patio 5, mural 1. Detalle (caracoles emboquillados frente a Tláloc). Foto
Ricardo Alvarado Tapia, 2006.

Figura 19.19 Tetitla. Patio 5, mural 2. Detalle (según


Miller, 1973).
De los caracoles emboquillados, vistos en su sección de perfil, y a
los lados de Tláloc, salen de sus extremos –la boquilla y la punta–
grandes vírgulas compuestas por dos bandas y decoradas, a tramos,
con tres cuadretes. La punta lleva una suerte de borla de plumas
cortas y otras cuatro plumas largas que descienden (fig. 19.19).
Entre los caracoles y el Tláloc se colocaron amplias bandas con
“ojos de agua”.
La cenefa se compone de diseño continuo de volutas, limitado
por bandas rectas.
5.1 Séjourné, L., 1966a:254, fig. 142; Miller, A., 1973:132 y 133,
figs. 264-267.

19. Cuarto 7, murales 1-5 (los ancianos).

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19-19.3).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1963-1964.
2.2 En lo general, diseño definido y colores bien conservados;
faltan secciones y toda la porción superior; está resanado. En el
mural 1 no se conserva la cabeza del anciano ni la parte superior de
la concha bivalva; en el mural 2 está incompleto el anciano del lado
derecho; en el mural 3 la figura frontal está en buenas condiciones,
se conserva parte de la derecha y la opuesta está deteriorada; en el
mural 4 los ancianos y las conchas permanecen en buen estado, y en
el mural 5 se ha perdido gran parte del anciano y la mitad de la
concha.
3.1 El mural 1 mide 260 cm de ancho y 54 cm de alto; el mural 2,
332 cm de ancho y 53 cm de alto; el mural 3, 259 cm de ancho y 52
cm de alto; el mural 4 mide 124 cm de ancho y 39 cm de alto, y el
mural 5 mide 122 cm de ancho y 34 cm de alto.
3.2 Dos tonos de rojo, rosa, verde, amarillo, anaranjado, blanco y
negro.
4.1 En los cinco murales que se conservan, se alternan –en cada
uno– sobre fondo rojo dos imágenes principales: la cabeza y los
brazos de un anciano, y las conchas bivalvas. Cuatro imágenes más
los acompañan: 1) grandes vírgulas decoradas con cuadretes y con
flores; 2) unas bandas o lienzos que se doblan sobre el brazo del
anciano; 3) unos como carapachos de tortuga con boquilla verde; y
4) unas formas amarillas de contorno irregular (lám. 21).

Lámina 21. Tetitla. Cuarto 7, mural 4. Vista general (los ancianos). Foto
Ricardo Alvarado Tapia, 2006.

Las figuras a los lados de la entrada están vistas de perfil, y


dirigen su rostro de manera tal que los perfiles convergen a cada
lado de la figura central que se muestra de frente.
Nueve son las imágenes de ancianos, cuatro vuelven su rostro
sobre su hombro izquierdo, otras cuatro lo vuelven sobre el derecho,
y una está representada de frente (lám. 22 y fig. 19.20). Ésta es la
principal, su rostro es un cuadrado con las líneas laterales que
simulan las mejillas, levemente sinuosas; parecen marcar la
estrechez de los pómulos. Poco se mira de su frente extendida, ya
que el tocado la cubre; los ojos son grandes y alargados
horizontalmente, parecen estar entrecerrados; la nariz es de base
ancha y puente curvo; la boca, como banda ondulada, está
entreabierta, de ella salen dos grandes vírgulas que se extienden en
sentido opuesto. El rostro es verde y lleva tres manchas rojas y
ovaladas en cada mejilla. Los brazos, también verdes, son
sumamente largos y estrechos, están cruzados; no hay señalamiento
de la muñeca y la mano; sólo se advierten, en cada uno, cuatro
dedos largos.

Lámina 22. Tetitla. Cuarto 7, mural 4. Detalle (los ancianos, figura central). Foto Ricardo
Alvarado Tapia, 2006.
Figura 19.20 Tetitla. Cuarto 7, mural 4 (los ancianos, según Miller,
1973).

Las figuras de perfil exhiben sólo la cabeza de lado ya que los


brazos se cruzan vistos de frente (láms. 23 y 24, figs. 19.21 y 19.22).
Me referiré a la mejor conservada en el mural 5. La línea que
delimita frente y nariz describe pronunciada curva; los ojos son
como media luna; la nariz es ancha y discretamente bulbosa; la
boca, sin labios, se mira entreabierta y deja salir dos vírgulas; por la
falta de dientes –se advierte uno en la mandíbula superior– se
muestra prógnata. La barba corta refuerza su aspecto de anciano. El
cabello es ondulado. Los brazos son cortos y delgados y las manos
extendidas muestran su dorso con cuatro dedos.
Lámina 23. Tetitla. Cuarto 7, mural 4. Detalle (los ancianos, figura izquierda). Foto
Ricardo Alvarado Tapia, 2006.
Lámina 24. Tetitla. Cuarto 7, mural 5. Detalle (los ancianos, figura derecha). Foto Ricardo
Alvarado Tapia, 2006.

Figura 19.21 Tetitla. Cuarto 7, murales 1-5 (los ancianos).


Figura 19.22 Tetitla. Cuarto 7, mural 5 (los ancianos, según Miller,
1973).

Cada una de las imágenes de perfil lleva en su vista posterior una


enorme concha bivalva con volutas blancas delineadas de verde
formada por tres segmentos. En la imagen frontal, en lugar de la
gran concha, se advierten siete conchas pequeñas, colocadas por
abajo de los brazos y los lados de los codos.
Dos gigantescas vírgulas salen de las bocas de los ancianos; las
de la imagen frontal se extienden hacia los lados y muestran, en su
curvatura, tres cuadretes; las volutas de las figuras de perfil se
extienden hacia arriba y hacia abajo, además de los cuadretes,
exhiben flores de corola verde y flor amarilla.
Una banda que simula delgado lienzo cuelga de los brazos, sus
extremos bajan y se separan entre sí figurando una forma de A,
terminan en bandas transversales y anchos flecos.
Entre éstos se coloca una forma circular que recuerda un
carapacho de tortuga con una boquilla en lo alto, también puede
parecer una vasija globular.
La forma amarilla de contornos irregulares, como si fuera una
bolsa cargada de objetos pesados, parece estar tomada por la mano
izquierda en la imagen frontal; en las de perfil va junto y por abajo
de las vírgulas.
El tocado de la imagen frontal se compone por dos bandas
horizontales sobrepuestas. La inferior, está conformada de
segmentos verticales, mientras que la superior es lisa; a los lados
bajan otras dos bandas que alcanzan los dedos, su interior se forma
de franjas transversales que terminan en flecos apuntados.
Los ancianos usan orejeras circulares vistas de frente. El frontal
porta collar de cuentas.
4.5 Se ha dicho que el “tema de un anciano emergiendo de una
concha, así como la técnica de pintar estas figuras es más maya que
teotihuacana” (Miller, 1973:135). Sin embargo, la escena revela un
esquema característico de Teotihuacán: imágenes que cubren los
muros en su parte baja y que se dirigen hasta converger en una
figura central; de otro lado las figuras humanas mostradas en
fragmentos –cabeza y brazos– y la integración de dos imágenes en
símbolo unitario, así como un estilo cursivo, de línea firme y
extensa, refuerzan su carácter teotihuacano.
Es posible sugerir una lectura primaria: nueve ancianos entonan
cantos floridos a uno principal que responde de manera más
escueta. Muestran sus dones: las formas amarillas como bolsas. El
lienzo y la barba, denotan su jerarquía, y el carapacho de tortuga, su
linaje o procedencia. Los ancianos con las conchas bivalvas son una
realidad conceptual, no una descripción de la naturaleza.
5.1 Séjourné, L., 1966a:254, 258 y 259, fig. 143; Miller, A.,
1973:134 y 135, figs. 268-273.

20. Pórtico 26, murales 1-4 (los buzos).

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19-19.3).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1963-1964.
2.2 Los diseños de los murales 3 y 4 están en buenas
condiciones, en tanto que los murales 1 y 2 se aprecian poco
definidos y fragmentados.
3.1 El mural 1 mide 190 cm de ancho y 38 cm de alto; el mural 2,
190 cm de ancho y 44 cm de alto; el mural 3, 111 cm de ancho y 91
cm de alto; el mural 4, 143 cm de ancho y 69 cm de alto.
3.2 Tres tonos de rojo, azul, verde y amarillo.

Lámina 25. Tetitla. Pórtico 26, mural 3 (buzo). Foto Ricardo Alvarado Tapia, 2006.
Figura 19.23 Tetitla. Pórtico 26, mural 3 (los buzos, según Miller, 1973).

4.1 La escena se constituye por un buzo que toma con una de sus
manos una concha bivalva y con la otra una red para guardarla. Es
una de las pocas escenas que simulan movimiento: el nadador se
desplaza con una mano arriba y otra abajo entre ondas diagonales y
horizontales de agua. Describiré el mural 3 (lám. 25 y fig. 19.23). El
buzo parece emerger –de la cintura para arriba– de una de las
ondas; su cabeza está vista de perfil y es alargada, en sentido
vertical, como si tuviera deformación craneal, el ojo se representó
de frente y la oreja es una suerte de apéndice curvo que termina en
dos puntas. Cuerpo y brazos están esquematizados, pero las manos,
que se colocan en la posición adecuada para sostener concha y red,
muestran los dedos. Del centro de la cabeza sale un largo mechón de
pelo levemente curvo en sentido horizontal, está bien delimitado. El
buzo desplaza la mitad de su cuerpo entre bandas onduladas en
dirección diagonal, en cuyo interior se miran –a intervalos
regulares– distintas clases de conchas bivalvas. La cabeza y los
brazos están entre las bandas rectas horizontales que llevan “ojos de
agua”. Es como si se quisiera mostrar que se trata de dos tipos de
agua; en las bandas se alternan dos tonos de rojo. Con la mano
derecha toma una alargada concha bivalva, que parece introducir en
una red de pescador sostenida por medio de un nudo en la nuca.
Aunque en esencia se trata de las mismas imágenes, configurando
escenas similares, hay diferencias entre los murales 3 y 4; en éste
último las bandas de agua diagonales, las redes y las conchas
bivalvas están en sentido contrario a las antes descritas del mural 3,
la cabeza del nadador en el mural 4 se encuentra alargada en sentido
horizontal y el mechón de pelo mantiene esa misma dirección con
las puntas por arriba de la cabeza. Las piernas visibles entre las
bandas diagonales se doblan como si nadaran (láms. 26 y 27, fig.
19.24).
La cenefa que enmarca la escena se compone por una banda
continua de grandes volutas en dos tonos de rojo, limitadas por
bandas azules, estrechas y rectas.
5.1 Séjourné, L., 1966a: figs. 17 y 178; Miller, A., 1973:136, figs.
274-277.
Lámina 26. Tetitla. Pórtico 26, mural 4 (buzo). Foto Ricardo Alvarado Tapia, 2006.
Lámina 27. Tetitla. Pórtico 26, mural 4 (buzo). Foto Pedro Cuevas, 1992.

Figura 19.24 Tetitla. Pórtico 26, mural 4 (buzo).

21. Patio 8, murales 1-4 (templo con boca de flamas).

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19-19.3).


1.2 Sólo se aprecian restos aislados del diseño de algunos
fragmentos de color.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1963-1964.
2.2 El enlucido del mural 1 mide 40 cm de ancho y 23 cm de alto;
el del mural 2 mide 69 cm de ancho y 60 cm de alto; el del mural 3,
93 cm de ancho y 23 cm de alto; y el del mural 4, 104 cm de ancho y
29 cm de alto.
3.2 Se aprecian los siguientes colores: amarillo, negro, azul y
rojo.
4.1 Séjourné dice al respecto: “La segunda galería posee dos
puertas: una, sobre el corredor que va al patio blanco; otra, sobre el
que lleva al conjunto noroeste del patio principal. Muy dividido éste
último pasaje que aparece así más secreto que los demás, está
ornado con templos anaranjados con la entrada en forma de boca
llameante” (fig. 19.25).

Figura 19.25 Tetitla. Patio 8, murales 1-4 (templo con


boca de flamas).

5.1 Séjourné, L., 1966a:254, fig. 141; Von Winning, H., 1987, tomo
II:20, fig. 23b.

22. Cuarto 27, murales 1-2 (figura sedente de perfil y ave vista desde arriba).
1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19, 19.2 y 19.3).
1.2 In situ.
1.3 Excavaciones de Séjourné, 1963-1964.
2.2 En el mural 1 diseño indefinido, en el mural 2 se aprecia
parte de la figura humana y del ave.
3.1 El mural 1 mide 200 cm de ancho y 95 cm de alto; el 2 mide
198 cm de ancho y 95 cm de alto.
3.2 Rosa, azul oscuro, verde, naranja y ocre.
4.1 Se reconocen tres imágenes: una figura humana sentada a
cuyo lado desciende una corriente de agua con semillas; un ave vista
desde arriba, y un objeto con plumas (lám. 28 y fig. 19.26).
Lámina 28. Tetitla. Cuarto 27, mural 1 (figura sedente
de perfil y ave vista desde arriba). Foto Ricardo
Alvarado Tapia, 2006.

Figura 19.26 Tetitla. Cuarto 27, mural 1 (figura sedente de perfil y ave
vista desde arriba).

La figura humana se sienta a la manera oriental, por ello se ha


dicho que es “típica postura maya”; cuerpo, brazos y piernas van de
color rosa, están vistos de perfil. Los brazos simulan movimiento, el
izquierdo se extiende hacia adelante y el derecho se apoya sobre el
paño o lienzo que le cubre la espalda y la cintura; en la mano se
figuraron cuatro dedos. Se mira la planta del pie izquierdo bajo la
pierna derecha; va pintado de azul.
Bajo el cuerpo se encuentra un ave vista desde lo alto. De cabeza
verde, rematada por plumas cortas, muestra dos círculos –los ojos–
con punto al centro y pico amarillo. A los lados de la cabeza se
aprecian dos apéndices semiovales. De la cresta salen dos haces de
plumas también verdes y, al centro, otro haz de plumas amarillas.
Una corriente, con semillas en su interior, baja por encima del
brazo izquierdo del personaje. Éste usa un lienzo azul con diseños
geométricos que le cubre la cintura y parte de la espalda, y va
anudado al frente.
Por abajo de la figura humana hay un elemento no reconocible,
pudiera ser la vista posterior del ave.
Otro elemento no identificado, por abajo de la corriente, es un
óvalo azul con el interior en rojo y diseños lineales; de su centro
bajan cuatro franjas horizontales que simulan plumas en verde, azul
y rojo claro.
4.4 En una sección del mural 2 se observa un grafiti que
representa parte de una figura humana con vestimenta y que sujeta
con la mano un objeto que no puede identificarse (lám. 29).
5.1 Séjourné, L., 1966a:304 y 310, fig. 182 (aparece invertida);
Miller, A., 1973:137, figs. 278-280.
Lámina 29. Tetitla. Cuarto 27, mural 2. Grafiti que representa parte de una figura
humana. Foto Pedro Cuevas, 1992.

23. Pórtico 25, murales 3-6; Patio 25, mural 25 y Corredor 25, mural 7
(águilas). Se describen los murales en conjunto, porque el tema pictórico es el
mismo, aunque estén ubicados en distintos espacios arquitectónicos.

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19-19.3).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1963-1964.
2.2 Las águilas de alas extendidas se miran completas en el
Pórtico 25, mural 6 y en el Corredor 25, mural 7; la del Patio 25 está
fragmentada a la mitad de su cuerpo. De las ocho cabezas de águila,
las cuatro del corredor están mejor conservadas que las del patio.
3.1 En el Pórtico 25 el mural 4 mide 86 cm de ancho y 40 cm de
alto; el 5 mide 150 cm de ancho y 45 cm de alto; el 6, 155 cm de
ancho y 62 cm de alto. En el Patio 25, el mural 2 mide 215 cm de
ancho y 112 cm de alto. En el Corredor 25 el mural 7 mide 295 cm de
ancho y 115 cm de alto.
3.2 Dos tonos de rojo, blanco y negro.
4.1 Tres son las imágenes representadas en el pórtico, el patio y
el corredor: 1, águilas completas en dos tamaños, vistas de frente y
con las alas extendidas; 2, cabezas de águila, también en vista
frontal; y 3, diseños arquitectónicos en las cenefas (lám. 30 y fig.
19.27).

Lámina 30. Tetitla. Patio 25, mural 2. Vista general (águilas). Foto Ricardo Alvarado Tapia,
2006.
Figura 19.27 Tetitla. Patio 25, mural 2 (águilas).

Las águilas mayores se encuentran en los muros del patio y del


corredor, por encima de ellas van dispuestas, de modo simétrico, las
cabezas de águila; las águilas menores están en los muros del
pórtico, sólo se aprecian las de los muros 5 y 6. Los diseños
arquitectónicos se miran, también, en las cenefas de los muros del
pórtico (lám. 31).

Lámina 31. Tetitla. Pórtico 25, mural 6 (águilas). Foto Ricardo Alvarado Tapia, 2006.
Lámina 32. Tetitla. Corredor 25, mural 7 (águilas). Foto Ricardo Alvarado Tapia, 2006.

Las águilas mayores –describo la del corredor– ocupan el centro


de la parte baja del muro; vistas de frente, guardan disposición
simétrica en cada mitad del cuerpo, como si un eje vertical las
seccionara en dos partes iguales (lám. 32). En la cabeza se miran los
ojos redondos con círculos concéntricos, un trazo grueso,
semicircular, por arriba, describe la órbita. Entre los ojos se marca
una pluma, y una suerte de halo circular rodea la cabeza; se
compone de plumas cortas y redondeadas hechas con breves y
enérgicos trazos. El pico, curvo y elevado en la parte central, se
bordea por ancha línea y de entre su centro apuntado –que destaca
con pinceladas en rojo vivo– desciende amplia banda trapezoidal
que culmina en corte horizontal en el nivel donde terminan las alas
del cuerpo. Éstas se forman de una banda sinuosa que se curva en
espiral a los lados del cuerpo, y bordea la parte alta de las plumas; es
como la articulación que sostiene el ala. Por abajo de la banda van, a
cada lado, nueve plumas cortas y bajo éstas se miran cinco plumas
largas y redondeadas y otras tres en los extremos del ala que
destacan también por ser largas y con el ápice apuntado. En la parte
central inferior del cuerpo se advierte una superficie que se ondula
en tres lóbulos y, por abajo, las plumas de la cola. Éstas son nueve
cortas –iguales que las de las alas– y siete largas de puntas
redondeadas, que se extienden en forma de abanico. A los lados de
la cola se proyectan, en dirección horizontal, dos apéndices con su
respectiva garra que es grande, curva y poderosa.

Figura 19.28 Tetitla. Pórtico 25, mural 6 (águila).

Las águilas menores –describo la del mural 6 del Pórtico 25–


son, en efecto, de tamaño ligeramente más pequeño que las
anteriores, pero su diferencia mayor estriba en el distinto elemento
simbólico que desciende de su pico (véase lám. 31 y fig. 19.28). Así
la cara tiene en esencia los mismos rasgos: ojos circulares y
concéntricos, banda gruesa que indica el párpado, pluma entre los
ojos y halo de plumas circundando la cabeza. Del pico descienden
cinco gotas rojas –dos pequeñas y tres grandes–, simulan sangre.
Las plumas extendidas muestran otra diferencia; no se articulan por
esa banda sinuosa que, en las águilas, las sostiene por arriba, sino
que se componen exclusivamente de las plumas de tres tamaños y
formas distintas, las cortas en la parte alta, las largas y curvas a los
lados del cuerpo y las largas y apuntadas en los extremos. Al centro
del cuerpo se mira también la superficie de color rojo oscuro y las
plumas, cortas y largas de la cola. También presentes están los dos
apéndices y las garras. El trazo de las águilas menores es menos
duro, más curvilíneo, que el de las águilas mayores.
Las cabezas de águila, seis en torno a cada una de las águilas
mayores, están dispuestas en forma simétrica y a intervalos
regulares. Repiten sus mismos rasgos y se componen tan sólo de la
cabeza y de una parte del signo plano y trapezoidal, que baja del
pico. Por ser parte del total son como el símbolo o emblema que
refuerza el significado del lugar. En los dibujos de Séjourné se
aprecian plumas entre dichas cabezas.
Los diseños arquitectónicos constituyen el tercer grupo de
imágenes; están colocados en las cenefas y en vista horizontal;
entrada y techo de la construcción se advierten representados
horizontalmente. Éstas se forman de una plataforma, tres accesos
rectangulares, un tablero y un techo almenado que se limita, en lo
alto, por una banda geométrica.
Séjourné ha dicho que las aves son quetzales, Miller que son
búhos y Angulo que son halcones. De acuerdo con su identidad
zoológica se trata de águilas (ver artículo de L. Navarijo en esta
serie). Es claro que las imágenes indican dos circunstancias
simbólicas diferentes; las águilas mayores –tal vez adultas– aluden
a la cofradía jerárquica; las águilas menores –tal vez infantes– se
refieren a la acción del sacrificio en los edificios a ellos dedicado.
5.1 Séjourné, L., 1966a:284-313, figs. 167, 168 y 183; Miller, A.,
1973:138-139, figs. 281-283 y 285; Angulo, J., 1987:293, fig. 9.

24. Pórtico 25a, murales 1 y 8-10 (cánidos).

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19, 19.2 y 19.3).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1963-1964.
2.2 En los fragmentos que permanecen el diseño es definido,
pero incompleto, así se aprecia la cabeza de un animal en el mural 1
y la parte inferior del cuerpo en el mural 9.
3.1 El mural 1 mide 83 cm de ancho y 67 cm de alto; el 8, 90 cm
de ancho y 34 cm de alto; el mural 9, 172 cm de ancho y 35 cm de
alto y el 10 mide 126 cm de ancho y 31 cm de alto.
3.2 Dos tonos de rojo, blanco y negro.
4.1 Frente del Patio 25 y del lado opuesto del Pórtico 25; se
describen por separado, teniendo en cuenta la diferencia de
imágenes: en el Pórtico 25a son cánidos, en el Patio 25 y Pórtico 25
son águilas.
De los cuatro fragmentos que permanecen, en los murales 8 y 9
se advierte un cuerpo de animal sentado (lám. 33); en el mural 1 se
reconoce la cabeza de un cánido y, vagamente, parte de su cuerpo
(lám. 34). La cabeza del cánido está pintada con trazos firmes y
continuos; es una línea vigorosa que delimita esquemáticamente
sus rasgos. Vista de perfil, el hocico apunta hacia su derecha, la boca
entreabierta exhibe los dientes; los ojos son ovales y las orejas, con
espiral en su centro, se yerguen hacia arriba. Una vírgula de la
palabra sale de su boca y se dirige hacia abajo. La misma imagen se
repetía en los cuatro muros (fig. 19.29).
Lámina 33. Tetitla. Pórtico 25a, mural 1. Detalle (cánido). Foto Ricardo Alvarado Tapia,
2006.
Lámina 34. Tetitla. Pórtico 25a, mural 8. Detalle (cánido). Foto Ricardo Alvarado Tapia,
2006.

Figura 19.29 Tetitla. Pórtico 25a, mural 1 (cánido).

5.1 Séjourné, L., 1966a:300, fig. 177; Miller, A., 1973:139, fig. 284.

25. Pórtico 13, murales 1-4 (felinos anaranjados).

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19-19.3).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1963-1964.
2.2 Las imágenes que permanecen, aunque algunas
fragmentadas, se encuentran en buen estado de conservación. La
más completa es la imagen del mural 3, junto a la esquina; las del
mural 4 y la de frente a la entrada al cuarto, están casi completas; al
resto le faltan partes diversas o se han deteriorado.
3.1 El mural 1 mide 193 cm de ancho y 73 cm de alto; el mural 2,
272 cm de ancho y 76 cm de alto; el mural 3, 246 cm de ancho y 75
cm de alto; el mural 4, 215 cm de ancho y 76 cm de alto.
3.2 Tres tonos de rojo, amarillo, naranja, azul, verde y blanco.
4.1 En el talud se conservan seis felinos de color anaranjado –
tres a cada lado– que flanquean y convergen hacia la puerta de un
cuarto interior. Frente a su hocico bajan elementos trilobulados
(láms. 35 y 36). La escena se enmarca por una cenefa con
triángulos, por arriba de éstos se aprecian huellas de pies (lám. 37).

Lámina 35. Tetitla. Pórtico 13, mural 3 (felinos anaranjados). Foto Pedro Cuevas, 1992.
Lámina 36. Tetitla. Pórtico 13, mural 2. Detalle (felinos anaranjados). Foto Pedro Cuevas,
1992.
Lámina 37. Tetitla. Pórtico 13, mural 4. Detalle (felinos anaranjados). Foto Pedro Cuevas,
1992.

Describiré el felino junto a la esquina, en el mural 3, por ser el


mejor conservado (lám. 38 y fig. 19.30). De rasgos muy
esquematizados en los que realza el trazo continuo de la línea
perimetral, el animal visto de perfil, apoya su vientre sobre un
banquillo. La cabeza, grande y de rasgos vigorosos, mira hacia la
cola de la figura que lo adelanta; la frente es pequeña, el ojo elíptico
puesto de frente, y el hocico muy abierto, de labios gruesos
figurados por una banda ondulada y continua, deja ver las encías,
los dientes y grandes colmillos. Su oreja está también, reducida a lo
esencial; es como una voluta grande y plana. El pesado cuerpo
descansa sobre un banquillo del cual se advierten dos patas y el
perfil del asiento. Las garras llegan al piso y la cola curvada en la
punta se yergue hacia arriba.
Lámina 38. Tetitla. Pórtico 13, mural 3 (felinos anaranjados). Foto Pedro Cuevas, 1992.
Figura 19.30 Tetitla. Pórtico 13, mural 3 (felinos anaranjados).

Se ornamenta por un tocado compuesto por dos diademas y un


penacho. La diadema atrás de las orejas es una estrecha banda en la
cual alternan triángulos rojos y amarillos; el penacho se compone
de plumas verdes que se curvan y descienden sobre el cuerpo.
Dos son las formas trilobuladas –interpretadas por Séjourné
como corazones incrustados con jade– que parecen bajar del hocico;
una se mira al nivel de los dientes, la otra a la altura de las patas. En
el interior de la espiral de cada lóbulo se aprecia una media luna,
por abajo de los lóbulos inferiores caen tres gotas rojas. Enmarca el
talud una cenefa, en la cual alternan triángulos rojos y negros, por
encima de una estrecha banda amarilla.
Por arriba de la cenefa hay un remetimiento en donde se
aprecian bandas amarillas con huellas de pie, parecen figurar
caminos; hay restos de otras bandas en las cenefas laterales.
5.1 Séjourné, L., 1966a:263 y 267, fig. 152; Miller, A., 1973:141,
figs. 288 y 289.

26. Pórtico 9, mural 1 (figura con diseños geométricos, arquitectónicos y


entrelaces).

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19, 19.2 y 19.3).


1.2 Acervo Arqueológico de Teotihuacán.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1963-1964.
4.1 Miller reporta la parte baja de una figura frontal de la cual
emergen motivos geométricos y flores. El motivo geométrico en la
parte media de la figura, recuerda los motivos representados del
otro lado del patio principal. Se refiere a los diseños arquitectónicos
(lám. 39 y fig. 19.31).
Lámina 39. Tetitla. Pórtico 9, mural 1 (figura con diseños geométricos,
arquitectónicos y entrelaces). Acervo Arqueológico de Teotihuacán. Foto
Pedro Cuevas, 1992.

Figura 19.31 Tetitla. Pórtico 9, mural 1 (figura con


diseños geométricos, arquitectónicos y entrelaces).
5.1 Séjourné, L., 1966a:258 y 261, fig. 145; Miller, A., 1973:141,
fig. 290.

27. Pórtico 14, murales 1-3 (diseño arquitectónico).

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19-19.3).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1963-1964.
2.2 Los dos diseños del mural 1 se encuentran en buenas
condiciones, los dos restantes están quebrados y en grave deterioro.
3.2 La paleta es muy reducida: dos tonos de rojo, amarillo y
blanco; el blanco es la línea perimetral. Se ha dicho que son los
murales más antiguos de Tetitla.

Lámina 40. Tetitla. Pórtico 14, mural 1 (diseños arquitectónicos). Foto Ricardo Alvarado
Tapia, 2006.
Figura 19.32 Tetitla. Pórtico 14, mural 1 (diseños arquitectónicos).

4.1 El mismo diseño se repetía a lo largo del talud; se trata de un


diseño de formas geométricas, que se ha interpretado como forma
arquitectónica (lám. 40 y fig. 19.32). Dentro de la forma general de
un gran rectángulo, dispuesto en sentido vertical, se advierten –de
abajo hacia arriba–, formas particulares como bandas horizontales
superpuestas y seccionadas en rectángulos y cuadrados de menor
tamaño. En la parte baja, una banda en rojo claro, se limita en los
extremos por dos cuadrados rojo oscuro; sobre ésta van tres
estrechas bandas horizontales; por encima, dentro de una gran
banda de color rojo claro se reconoce un diseño que recuerda el
doble trapecio del signo del año y dos cuadros oscuros en los
extremos; hacia arriba hay dos bandas separadas entre sí, por una
línea blanca, la inferior, con cuatro recuadros oscuros, la superior,
con rectángulos y formas similares al quinterno, en los extremos;
por arriba, tres bandas horizontales con nudo al centro y aún más
alto, dos bandas oscuras, en cuyo centro está un trapecio invertido.
Bandas verticales rematan en lo alto y limitan al centro otras bandas
horizontales y cuadretes.
5.1 Séjourné, L., 1966a:247 y 262, lám. CXII; Miller, A., 1973:142,
figs. 291-293.

28. Cuarto 14, murales 1-2 (manos con gotas).

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19-19.3).


1.3 Exploraciones de Séjourné, 1963-1964.
2.1 Miller reporta dos fragmentos en Churubusco, en febrero de
1971. Actualmente (noviembre 2019) el mural 2 se encuentra
exhibido en el Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la
Fuente”.
2.2 En el mural 2 lo que permanece es indefinido, el mural 1 no
existe in situ.
3.2 El enlucido del mural 2 mide 210 cm de ancho y 28 cm de
alto.
4.1 En las fotografías se miran dos manos flanqueando enormes
colmillos y tomando gotas que bajan de volutas (lám. 41 y fig.
19.33).

Lámina 41. Tetitla. Cuarto 14, mural 2 (manos con gotas). Museo de Murales
Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”. Foto Pedro Cuevas, 1992.
Figura 19.33 Tetitla. Cuarto 14, mural 2 (manos con gotas).

5.1 Séjourné, L., 1966a:258 y 267, fig. 147; Miller, A., 1973:143,
figs. 294 y 295.

29. Cuarto 17, murales 1-4 (animalito entre ondas).

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19-19.3).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1963-1964.
2.2 En murales 3 y 4 se conservan diseños apreciables.
3.1 El mural 3 mide 37 cm de ancho y 56 cm de alto; el mural 4
mide 98 cm de ancho y 56 cm de alto.
3.2 Se reconocen dos tonos de rojo, azul, verde y amarillo.
4.1 En el mural 2 se advierte parte del fondo rojo claro, con
diseños triangulares en rojo oscuro, éstos cubren la superficie del
muro en amplias bandas diagonales que se limitan, entre sí, por dos
estrechas franjas onduladas, una es verde, la otra es azul. Entre las
bandas amplias parece moverse un animalito cuyo cuerpo es una
concha bivalva; lleva brazos y piernas dobladas y de su hocico
descienden dos bandas curvas con ojos y una voluta azul (lám. 42 y
fig. 19.34).
Lámina 42. Tetitla. Cuarto 17, mural 4 (animalito entre ondas). Foto María Elena Ruiz
Gallut, 1994.

Figura 19.34 Tetitla. Cuarto 17, mural 4 (animalito entre ondas, según
Miller, 1973).
En la cenefa que limita la escena se aprecian bandas rojas y
azules entrelazadas; aquellas llevan conchas, semillas y discos
simulando jade, en su interior; éstas muestran diseños en forma de
herradura. En el centro del entrelace se mira lo que parece
representar a un recipiente con decoración geométrica y formas
rojas y lanceoladas; simulan fuego.
5.1 Séjourné, L., 1966a:263 y 269, fig. 155; Miller, A., 1973:144,
figs. 296 y 297; Von Winning, H., 1987, tomo II:21-23, fig. 26b.

30. Cuarto 16, murales 1-4 (atado con volutas).

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19-19.3).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1963-1964.
2.2 Diseño definido y colores bien conservados.
3.2 Dos tonos de rojo, verde, amarillo, azul y negro.
4.1 La imagen que se repite es la llamada “atado con flamas”;
está colocada al centro de una suerte de arco lobulado (lám. 43 y fig.
19.35). El atado se forma de cuatro franjas horizontales en azul, que
rebasan a otras cuatro remetidas de color amarillo; en lo alto,
franjas verticales se abren en forma de abanico y rematan en una
franja, de cuyo centro se yerguen dos delgadas volutas. En torno a
las franjas horizontales, una banda oval circunda el atado que se
rodea de semillas y círculos concéntricos, simulando jade. En el arco
lobulado se advierten capas de color verde y amarillo sobrepuestas.
La superficie entre el arco y el atado es de fondo rojo oscuro, con
picos radiales en rojo claro.
Lámina 43. Tetitla. Cuarto 16, mural 4 (atado con volutas). Foto Ricardo Alvarado Tapia,
2006.

Figura 19.35 Tetitla. Cuarto 16, mural 4 (atado con volutas).

En lo que permanece de la cenefa se aprecian bandas con hiladas


verticales de ojos, flores y diseños geométricos.
5.1 Séjourné, L., 1966a:263 y 268, fig. 154; Miller, A., 1973:145,
figs. 298 y 299; Von Winning, H., 1987, tomo II:22-23, fig. 26a.

31. Corredor 15, mural 1 (ave con cabeza reconstruida).

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19, 19.1 y 19.3).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1963-1964.
2.2 Se conserva un fragmento de la cenefa en su banda vertical;
la cabeza del pájaro está reconstruida.
3.1 Mide 59 cm de ancho y 55 cm de alto.
3.2 Dos tonos de rojo, verde, azul y amarillo.
4.1 Sobre el fondo rojo oscuro destaca la figura de un ave con
plumaje verde, de la que se ha dicho que representa un quetzal. Se
le mira de perfil, con el cuerpo erguido en sentido vertical. Cuatro
plumas sirven de penacho a la cabeza –hoy reconstruida– y se
continúan por unas más pequeñas sobre el cuerpo y las alas. Un haz
de cuatro plumas forma la cola; desciende de otras cuatro de menor
tamaño (lám. 44 y fig. 19.36).
Lámina 44. Tetitla. Corredor 15, mural 1 (ave con
cabeza reconstruida). Foto Ricardo Alvarado Tapia,
2006.
Figura 19.36 Tetitla. Corredor 15, mural 1 (ave con
cabeza reconstruida, según Miller, 1973).

Frente al cuerpo y la cola del ave se advierte una concha bivalva


–decorada–, y dos discos concéntricos verdes que representan
orejeras. Limita la cenefa una banda vertical a cada lado.
5.1 Séjourné, L., 1966a:263 y 267, fig. 153; Miller, A., 1973:145,
fig. 300.

32. Pórtico 11, murales 1-4 (diosas de jade o Tláloc verde).

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19, 19.2 y 19.3).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de 1945 (Margain C., Villagra A. y Armillas P.).
2.2 El mural 3 es el mejor conservado, sus dos imágenes están
en buen estado; en los otros tres, aunque en partes fragmentados, se
aprecian con claridad el diseño y los colores. En el mural 1 sólo
permanece parte del tocado y la mano con su banda descendente y
objetos en su interior; en el mural 2 la imagen próxima a la entrada
al Cuarto 11, está muy fragmentada, y en el mural 4 se cortó la mano
y parte del tocado para dar acceso al espacio que comunica con el
Cuarto 12. Todos los murales están consolidados.
3.1 El mural 1 mide 78 cm de ancho y 70 cm de alto; el mural 2,
262 cm de ancho y 104 cm de alto; el mural 3, 262 cm de ancho y
110 cm de alto; el mural 4, 80 cm de ancho y 95 cm de alto.
3.2 Dos –o acaso tres– tonos de rojo, rosa, dos tonos de azul,
verde, amarillo, blanco y negro.
4.1 Se trata de seis imágenes iguales que se repiten en el talud,
están aparentemente vistas de frente, con las manos extendidas
mostrando su dorso; usan enorme tocado y ricos collares. Cuatro de
ellas se miran –dos a cada lado– en los muros que cierran la entrada
al Cuarto 11, y dos más, recortadas para dar acceso al Corredor 12 y a
la entrada del Cuarto 11, en los muros laterales del pórtico. Su
policromía destaca notablemente del fondo plano rojo oscuro. La
cenefa que las enmarca se compone de dos gruesas bandas
entrelazadas y una especie de atado en sus extremos (láms. 45 y 46).
En virtud de que las imágenes, tocado, máscara, orejeras,
collares y vestuario, pectoral, banquillo, otras bandas y cenefas, son
iguales en esencia, y lo que difiere, en cada una, son los elementos
que están en el interior de las bandas o corrientes que bajan de las
manos, describiré primero los elementos invariables y a
continuación haré la descripción pormenorizada de los elementos
variables en las bandas de cada una.
Lámina 45. Tetitla. Pórtico 11, murales 1-2. Vista general (diosas de jade o Tláloc verde).
Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.
Lámina 46. Tetitla. Pórtico 11, murales 3-4. Vista general (diosas de jade o Tláloc verde).
Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.

4.2 La imagen principal está vista de frente y aunque no se le ve


ni cuerpo, ni extremidades, parece sentarse en un banquillo de
brazos curvos. Tampoco se le mira cuello o rostro, todo va cubierto
por collares y máscaras. En efecto, lo único que se aprecia de la
forma humana son las manos extendidas con los dedos separados,
están representadas por el dorso, con los pulgares hacia arriba,
posición que sólo se obtiene de modo natural si se extienden los
brazos con las palmas por delante. Se ha dicho que la imagen está
representada por la espalda (Miller, 1973: 146) y debido a sus manos
de color amarillo (Pasztory, 1974:11), se ha supuesto que es una
deidad femenina o bisexual del maíz, la tierra y la vegetación. El
pulgar, hacia arriba, limita la cenefa de grecas de la corriente de
agua. Lleva las uñas pintadas de rojo (láms. 47 y 48, fig. 19.37).
Lámina 47. Tetitla. Pórtico 11, mural 2. Detalle. Figura norte (diosa de jade o Tláloc verde).
Foto Ricardo Alvarado Tapia, 2006.
Lámina 48. Tetitla. Pórtico 11, mural 2. Figura sur (diosa de jade o Tláloc verde). Foto
Ricardo Alvarado Tapia, 2006.
Figura 19.37 Tetitla. Pórtico 11, murales 1-4 (diosas de jade o Tláloc verde). Dibujo
Aureliano Sánchez.

4.3 Máscara. Tal parece que sobre el rostro, o en su lugar, una


máscara verde da aspecto humano a la figura. La máscara,
nítidamente delineada, recuerda, de modo notable, a las
características máscaras de piedra y barro de estilo teotihuacano, en
las cuales predomina la sintetización de los rasgos, se refuerza su
estructura de planos horizontales sobrepuestos, y se subraya la
clásica simetría bilateral. Poco se aprecia de la frente, los ojos son
elípticos con pupila redonda en su centro. Perfilada por línea
delgada, la nariz destaca desde el entrecejo y muestra fosas y alas; a
la altura de éstas una línea horizontal la divide en su parte inferior
que se compone de pequeñas placas amarillas figurando mosaico,
deja libre el espacio de la placa bucal con los dientes verdes. La placa
bucal, por abajo de las alas de la nariz, es una franja con tres anillos
–dispuestos horizontalmente– en su centro; los dientes son una
central y dos colmillos que se curvan hacia afuera (lám. 49).

Lámina 49. Tetitla. Pórtico 11, mural 3. Figura sur (diosa de jade o Tláloc verde). Foto
Ricardo Alvarado Tapia, 2006.

Orejeras. Vistas de frente se forman de un disco y un anillo


concéntrico; son verdes.
Collares y vestuario. Es difícil discernir la diferencia entre los
collares y el vestuario, ya que son seis bandas semicirculares,
ininterrumpidas, que rodean, descienden y se amplían, por abajo de
la máscara. Tal parece que las dos bandas inferiores, de los
triángulos rojos y amarillos, y de las plumas verdes son parte de la
capa o quechquémitl.
Inmediatamente por abajo de la máscara se aprecia un sartal de
cuentas verdes; a éste lo bordea amplia banda de color azul –une las
dos orejeras–, en cuyo interior otra banda serpentina de color
naranja recuerda chorros sinuosos de sangre –parecen intestinos–;
el mismo diseño se repite en el tocado; por abajo tres bandas unidas
entre sí por cinco cuadretes en cuyo interior se representó el
quinterno, la banda más alta simula una cuerda, la de en medio es
rosa y va decorada con formas ovales alargadas alternando con
discos, la inferior es muy estrecha y se constituye sólo por franjas
azul y verde. Las dos últimas, ya se dijo, se forman de triángulos
rojos y amarillos y de cortas plumas verdes que pudieran ser del
diseño de la capa.
Pectoral. Por abajo de las bandas que abarcan los cuadretes con
el quinterno y como por encima de la capa, se mira al centro de la
imagen, un diseño de rombo que se continúa por ángulos,
apuntando en sentido opuesto, una barra horizontal con elementos
azules lo recoge y, bajo ésta, descienden bandas diagonales azules y
blancas.
Pulsera. En la muñeca de cada mano se percibe una pulsera de
cuentas verdes (lám. 50).
Lámina 50. Tetitla. Pórtico 11, mural 1. Detalle (diosa
de jade o Tláloc verde). Foto Ricardo Alvarado Tapia,
2006.

Tocado. Ocupa poco menos de la mitad de la altura y del ancho


total de toda la imagen; la importancia que se le otorga en el espacio
pictórico indica su calidad para denotar la identidad de la imagen.
Se forma de dos secciones: la baja, compuesta de bandas
horizontales sobrepuestas, que en conjunto dan apariencia de un
rectángulo de esquinas redondeadas y la alta, remetida por los lados,
se compone de otras dos bandas y plumas. Las bandas de la sección
baja son: la inferior, muestra un rombo al centro y ángulos con los
vértices apuntando en sentido contrario a sus lados; por encima y
ocupando la parte media y mayor, la banda azul con el diseño
sinuoso, de color naranja, se aprecia simétricamente distribuida. Al
centro va colocada una cara de águila vista de frente, de ojos
redondos bordeados de banda semicircular, nariz chata mostrando
las fosas y pico apuntando al centro; por abajo del pico se percibe
una barra transversal con apéndices –¿dientes y colmillos?– que se
dirigen de modo simétrico hacia arriba y hacia abajo. A los lados de
la cara del ave, en el espacio que dejan las circunvoluciones rojas, se
colocaron dos diseños en espiral, de los cuales asciende, en cada
uno, una forma amarilla y curva que termina en tres gotas azules;
recuerdan la sección del corazón sangrante. En ambos lados de la
cabeza del águila y por atrás de las formas amarillas, otra banda de
ángulos, apuntando en sentido opuesto contrario, repite el diseño de
la banda inferior y limita en lo alto, lo que es propiamente la
estructura casi rectangular del tocado. Los extremos de esta sección
se forman de bandas curvas, dos estrechas y una amplia, con los
triángulos rojos y amarillos; de ellas bajan, a los lados, plumas
verdes. La sección alta del tocado sobre la cabeza del águila, consta
de segmentos verdes rectangulares, de esquinas redondeadas; son
de distinto grosor y color, el más amplio es rojo con puntos azules y
el exterior es de plumas azules cortas. A sus lados se encuentran dos
bandas horizontales con los extremos inclinados, la inferior repite el
diseño de triángulos rojos y amarillos, la superior lleva plumas
cortas. En todo lo alto se abre un penacho en forma de abanico.
Como parte del tocado, o, acaso, uniendo el tocado con la máscara,
se aprecian bandas dispuestas verticalmente, son discretamente
curvas, en su interior muestran líneas cortas horizontales; pudieran
figurar el peinado.
Banquillo. La figura parece estar sostenida por una especie de
banquillo –un soporte– cuyos brazos se curvan en espiral.
Otras bandas. Se trata, por una parte, de las dobles bandas que
descienden y unen el tocado y la corriente que desciende de las
manos, llevan en su interior formas ovaladas y discos. También se
miran otras amplias bandas sinuosas, colocadas entre las pulseras y
los brazos del banquillo, son color de rosa, algunas llevan puntos
rojos y en otras se reconoce la representación de hormigas, también
rojas.

Lámina 51. Tetitla. Pórtico 11, mural 3. Vista general (diosas de jade o Tláloc verde). Foto
Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.

Cenefas. Enmarcan a la imagen principal por lo alto y a los lados,


se forman de dos bandas entrelazadas –como si fueran cuerpos de
serpientes– que se suspenden en las esquinas con los diseños de
“atados” (láms. 51 y 52). Una de las bandas es rojo oscuro y lleva en
su interior diseños geométricos de rectángulos y cuadretes, la otra
es de fondo azul con diseño de conchas bivalvas emplumadas, las
conchas son rojas y las plumas son verdes. En las esquinas y en los
extremos se colocaron “atados”; formas compuestas de bandas
sinuosas, simulando un envoltorio. En los lados opuestos del atado
se aprecia un disco de círculos concéntricos por un lado y por el otro
franjas verticales paralelas y una barra roja con puntos en rojo
oscuro. Dos son los “atados” verticales en cada una de las esquinas
de las cenefas horizontales, y sólo uno horizontal en la base.

Lámina 52. Tetitla. Pórtico 11, mural 3. Figura norte,


mano norte. Detalle (diosa de jade o Tláloc verde).
Foto María Teresa Uriarte, agosto, 1995.

Corrientes que bajan de las manos. De cada mano –vista por el


dorso–, con los dedos abiertos y el pulgar en lo alto, desciende una
banda rosa con elementos verdes en su interior; otra banda, blanca,
formada de diseño de volutas continuas la limita en el exterior. Las
bandas se estrechan a la altura de las manos y se amplían en la parte
baja. Su forma y color son invariables; difieren los elementos verdes
en el interior.
Para mayor claridad en la descripción pormenorizada, nombraré
a las manos de acuerdo a su orientación: norte y sur, siguiendo la
propuesta de Miller, y así evitar confusiones; los elementos verdes
se mencionan de arriba hacia abajo y del interior al exterior.
Mural 1. Imagen cortada para dar acceso al Corredor 12; sólo se
aprecia una mano con su corriente. En su interior se miran siete
elementos dispuestos en pares, con excepción del más alto que es
una cabeza de animal con el hocico dirigido hacia afuera; abajo un
círculo concéntrico –orejera–, una cabeza alargada puesta al revés,
una vasija del tipo “florero” invertida, un doble elemento oval con
cuartos seccionados arriba y abajo, una forma –parece una máscara
o rostro– y un caracol con boquilla dispuesto en sentido horizontal
(véase lám. 50).
Mural 2. Se compone de dos imágenes, cada una con dos manos.
La imagen a un lado de la entrada al Cuarto 11 –figura sur– se
encontraba muy dañada durante el primer registro en 1995; en la
actualidad, gran parte del mural se aprecia restituido mediante un
proceso de restauración. En la corriente de la mano norte (a la
derecha del espectador) se distinguen siete objetos verdes. En la de
la mano opuesta, se perciben siete objetos verdes, entre los cuales
se pueden reconocer un caracol con boquilla dispuesto de manera
vertical, un círculo concéntrico y el doble elemento oval con cuartos
recortados por arriba y por abajo, el resto no puede identificarse
(véase lám. 48 y lám. 53).
Lámina 53. Tetitla. Pórtico 11, mural 2. Figura sur,
mano sur. Detalle (diosa de jade o Tláloc verde). Foto
María Teresa Uriarte, agosto, 1995.

En la figura norte se observan, dentro de la corriente de la mano


sur (mano izquierda del espectador), seis o siete elementos de los
que se reconocen: el doble elemento oval, una cabeza de animal con
el hocico dirigido hacia arriba, una mano de dedos extendidos y un
posible caracol con boquilla en la esquina inferior derecha. En la
corriente de la mano norte (mano derecha) ocho elementos alternan
de arriba hacia abajo, entre los que se distinguen: una flor con la
corola hacia abajo, un caracol con boquilla colocado en sentido
horizontal, una mano de dedos extendidos y una posible cabeza de
animal (véase lám. 47, láms. 54 y 55).

Lámina 54. Tetitla. Pórtico 11, mural 2. Figura norte,


mano sur. Detalle (diosa de jade o Tláloc verde). Foto
Ricardo Alvarado Tapia, 2006.
Lámina 55. Tetitla. Pórtico 11, mural 2. Figura norte,
mano norte. Detalle (diosa de jade o Tláloc verde).
Foto Beatriz de la Fuente, agosto, 1995.

Mural 3 (véase lám. 51). Se conforma de dos imágenes


principales. La norte, que se encuentra al lado de la entrada al
Cuarto 11, muestra en su mano norte (mano derecha del espectador)
siete elementos dispuestos de un modo alterno: se reconoce el
elemento oval con los cuartos seccionados arriba y abajo, la mano
con los dedos extendidos, un posible caracol dispuesto en sentido
vertical y una “placa bucal” con tres apéndices (véase lám. 52). La
mano opuesta, la sur, exhibe, de igual modo, siete elementos: arriba
una flor con la corola hacia abajo, una cabeza de animal con el
hocico también dirigido hacia abajo, una mano con los dedos
extendidos, una “placa bucal” con tres apéndices, una posible cabeza
de animal con el hocico hacia abajo, un caracol con boquilla y una
forma irreconocible.
En la imagen sur, dentro de la corriente de la mano norte (mano
derecha), se advierten seis elementos: una posible cara vista de
frente, un recipiente del tipo “florero”, una mano con dedos
extendidos, un caracol dispuesto verticalmente y en la parte baja dos
formas que no pueden identificarse. En la corriente de la mano sur
se ubican otros seis elementos entre los que se reconocen: un rostro
visto de frente –en el que se advierten el cabello, la nariz, la boca y
las cuentas de un collar–, un posible recipiente “florero”, una mano
con los dedos extendidos y un caracol colocado verticalmente, el par
de formas en la parte baja es similar al que aparece en la corriente
norte (lám. 56).
Lámina 56. Tetitla. Pórtico 11, mural 3. Figura sur,
mano sur. Detalle (diosa de jade o Tláloc verde). Foto
María Teresa Uriarte, agosto, 1995.

Mural 4. Imagen cortada para dar acceso a la entrada del Cuarto


12. De esta figura sólo se aprecia una mano; en su corriente se
ubican siete elementos: uno en lo alto y seis más dispuestos por
pares, hacia abajo. El superior es una flor con la corola vuelta hacia
abajo; le siguen la forma doble oval seccionada en sus cuartos
superior e inferior y lo que parece una cabeza de animal vista de
frente; más abajo, un caracol con boquilla dispuesto en sentido
vertical, y una forma circular que no puede reconocerse; por último,
el par inferior se compone de una suerte de vasija con base plana y
otro elemento circular (láms. 57 y 58).

Lámina 57. Tetitla. Pórtico 11, mural 4 (diosa de jade o


Tláloc verde). Foto Ricardo Alvarado Tapia, 2006.
Lámina 58. Tetitla. Pórtico 11, mural 4. Detalle (diosa
de jade o Tláloc verde). Foto María de Jesús Chávez
Callejas, 2019.

4.6 Se ha sugerido que las imágenes representadas en el Pórtico


11 son deidades de fertilidad y que “... el interior de las corrientes
que bajan contienen, por lo general, representaciones de semillas,
cuentas de jade, conchas, figurillas y otros objetos preciosos
sugerentes de líquido, agua o color verde” (Pasztory, 1976:115).
5.1 Séjourné, L., 1966a:259 y 266, fig. 151; Miller, A., 1973:146-
149, figs. 301-314; Pasztory, 1974:11, fig. 12; 1976: 115.

Cuarto 12, murales 1-8; Corredor 12, murales 1-8 y


Corredor 12a, murales 1-6

Se toman como unidad ya que, en esencia, es el mismo tema


representado; hay diferencias en la dirección de las imágenes en el
Cuarto 12, que convergen por una parte en el mural 4 y, por otra, en
el vano que da acceso al Cuarto 12a. Las imágenes de los corredores
12 y 12a, siguen la misma dirección hasta llegar al vano que
comunica con el hoy cerrado Cuarto 12b, que aparentemente carece
de pintura mural. Otras distinciones, en cuanto a los caminos que
acceden al templo y sus colores, así como divergencias en los
tamaños serán enunciadas en el lugar que les corresponde.
Conviene destacar que por la extensión que cubre la reiteración
del motivo, en torno al Pórtico 11 y al Cuarto 11, debe haber tenido
relevancia excepcional.

33. Cuarto 12, murales 1-8 (hombre-jaguar arrodillado frente a templo).

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19-19.3).


1.2 In situ (láms. 59 y 60), a excepción de la escena principal del
mural 8 que se encuentra en la colección del museo de Dumbarton
Oaks en la ciudad de Washington, D.C. (lám. 61).
Lámina 59. Tetitla. Cuarto 12, esquina, murales 5-4 (hombre-jaguar arrodillado frente a
templo). Foto María de Jesús Chávez Callejas, 2019.

Lámina 60. Tetitla. Cuarto 12, esquina, murales 3-4 (hombre-jaguar arrodillado frente a
templo). Foto Pedro Cuevas, 1992.

Lámina 61. Tetitla. Cuarto 12, mural 8 (hombre-jaguar arrodillado frente a templo). Foto
cortesía de Dumbarton Oaks Collection.
Lámina 62. Tetitla. Cuarto 12, mural 8. Detalle de la cenefa (hombre-jaguar arrodillado
frente a templo). Foto Pedro Cuevas, 1992.

1.3 Exploraciones de 1945.


2.1 La escena principal del mural 8 se encuentra actualmente en
exhibición en el museo de Dumbarton Oaks en la ciudad de
Washington, D. C.; la cenefa superior del mural está in situ (lám.
62).
2.2 Lo que permanece está definido y los colores bien
conservados. La única escena completa es la del mural 7, del resto
sólo quedan fragmentos.
3.1 El mural 1 mide 135 cm de ancho y 16 cm de alto; el mural 2,
237 cm de ancho y 32 cm de alto; el mural 3, 100 cm de ancho y 26
cm de alto; el mural 4, 666 cm de ancho y 36 cm de alto; el mural 7,
240 cm de ancho y 90 cm de alto.
3.2 Dos tonos de rojo, naranja, verde, amarillo y dos tonos de
azul.
4.1 Se describe a continuación el mural 7, por ser el más
completo. Dos imágenes principales constituyen la escena: una
figura humana disfrazada de jaguar y un templo hacia el cual se
dirige; éste se mira ricamente decorado con piel de jaguar, borlas y
chalchihuites. Ambas configuran simbólica unidad escénica; otras
imágenes –objetos, ornamentos, diseños y cenefa refuerzan el
significado de las primordiales (lám. 63 y fig. 19.38).

Lámina 63. Tetitla. Cuarto 12, mural 7 (hombre-jaguar arrodillado frente a templo). Foto
Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.
Figura 19.38 Tetitla. Cuarto 12, mural 7 (hombre-jaguar arrodillado frente a templo).
Dibujo Aureliano Sánchez.

El hombre disfrazado de jaguar, con el cuerpo, cara, orejas y


extremidades de color azul, cubierto con diseño de entrelaces rojos
que simula una red, hinca la rodilla izquierda sobre el camino de
agua que llega al templo; levanta el brazo del mismo lado para
sostener un báculo, y dobla el derecho para tomar un escudo; la
postura lo identifica como humano (lám. 64). La cabeza y orejas
tienen forma de felino; el ojo redondo, de bandas concéntricas, se
representó semicerrado dejando ver la pupila, plumas pequeñas lo
circundan en su mitad superior señalando la órbita. La nariz es
pequeño apéndice sobre la mandíbula superior y en las fauces
abiertas se aprecian dos dientes y un colmillo azules. La oreja es
como una voluta erguida por arriba y por atrás de la cabeza. El
cuello es delgado y largo, y el cuerpo se oculta en parte por el brazo
derecho que se dobla en ángulo; el brazo izquierdo se extiende y
muestra el apéndice de una garra. Los pies muestran cuatro garras
cada uno. La cola describe amplia curva que termina en extremo
redondeado. Dos bandas recorren el perímetro externo del cuerpo,
las extremidades y la cola; una lleva diseños de triángulos rojos y
amarillos, la otra se compone de plumas cortas y apuntadas.
Lámina 64. Tetitla. Cuarto 12, mural 7. Detalle (hombre-jaguar arrodillado frente a
templo). Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.

Sobre una plataforma de talud y tablero se levanta el templo


cuyos muros se decoran con diseño de flores –amarillas y rojas– de
la piel del felino; en los extremos, cual dos pilastras, se advierten
diseños de discos concéntricos de color verde (lám. 65). Se accede al
templo por un recuadro azul que reproduce un espejo de agua al
cual llegan tres caminos: dos con “ojos de agua” y el de en medio
con huellas de pies. El techo se forma, de abajo hacia arriba, por
doble banda –roja y azul– por encima se repite siete veces en hilada
horizontal el elemento “borla con plumas”, compuesto por círculos y
haces de plumas hacia abajo; arriba un tablero cuyo marco está
constituido por discos concéntricos de color verde, en las molduras
inferior y superior, y por diseño de petatillo –rojo y verde– en las
laterales. Las almenas en el friso muestran decoración de piel de
jaguar; el petatillo se repite en la parte alta y encima va una banda
ondulada amarilla y un remate de plumas cortas que se extienden
en forma de abanico.

Lámina 65. Tetitla. Cuarto 12, mural 7. Detalle (templo). Foto Carlos Martínez Rosas
Landa, 2019.

Las dos imágenes, hombre-jaguar y templo, destacan, como


figuras de papel recortado, sobre el fondo compuesto de bandas
inclinadas, unas son delgadas –verde, azul y blanca– y las otras son
segmentos amplios con picos en dos tonos de rojo. El diseño de
bandas diagonales se interrumpe en la parte baja por tres extensas
franjas horizontales sobrepuestas: son los caminos de agua y de
tierra que conducen al templo. La de abajo y la tercera hacia arriba
son similares: sobre fondo azul llevan alternados y, en sentido
contrario, “ojos de agua”; la segunda muestra huellas de pies
humanos rojos y verdes alternando; estas tres bandas se doblan y
terminan en el espejo de agua abajo del templo. Hay una cuarta
banda, la más alta, que lleva repetido en dos tonos de rojo un
elemento lobulado con picos en el interior.
El hombre-jaguar se describe a continuación.
Vestuario. Faldilla roja con cenefa de placas amarillas y rojas,
sobre ésta se reconocen cuatro medios círculos –azul y amarillo–
con borde de plumas; otro disco concéntrico, en el dorso, cubre
parte de los anteriores. Un lienzo con diseños geométricos y plumas
desciende por enfrente del faldellín.
Tocado. Elaborado tocado de plumas que se compone de una
primera sección –arriba de la oreja– de plumas verdes cortas y
formas redondeadas en color rojo claro con apéndice rojo oscuro al
centro; más alto se despliegan como abanico largas plumas también
verdes; sobre éstas van dos ornamentos –vistos de frente– que se
componen de discos rojos con diseño de petatillo en su interior,
están bordeados de plumas y son, como el sostén de dos plumas
largas y apuntadas que se dirigen hacia arriba; de la parte baja
descienden, a cada lado, dos formas largas, redondeadas en su
punta, con petatillo rojo en su interior y limitadas por otras plumas
cortas.
Pectoral. Usa pectoral formado por barra roja –simulando nudo–
de la que cuelgan tres cuentas grandes y redondeadas que se
continúan por tres “borlas emplumadas”.
Pulsera. La mano izquierda se adorna con pulsera de cuentas.
Estandarte y escudo. Con la mano izquierda sostiene un
estandarte que se compone de bastón y un gran disco verde –parece
enorme sonaja–, con diseños en su interior de líneas diagonales,
volutas, discos y luna creciente. De la sonaja se yergue un haz de
plumas verdes y desciende una banda amarilla con líneas paralelas
en su interior; el extremo inferior del bastón lleva un anillo de
plumas azules, del cual cuelgan otras plumas amarillas y verdes.
Con la mano derecha toma un escudo rojo –de circunferencia azul
oscuro y diseño oval del mismo color en su interior– al cual
circundan plumas verdes, placas rojas, y amarillas y formas
angulares.
Vírgula y corriente. Frente a la boca se mira enorme vírgula del
habla dirigida hacia arriba. Lleva, a intervalos, tres cuadretes unidos
en el contorno externo y dentro de la espiral se aprecia una concha
bivalva y un arillo; en la trayectoria de la vírgula se reconoce una
superficie continua de puntos rojo oscuro sobre fondo rojo claro.
Junto a la garra izquierda desciende una banda curva de fondo
rojo con objetos pequeños en su interior –orejera, mano, borla
emplumada, arillo, placa bucal y lo que parecen semillas– en colores
azul, verde y amarillo.
Cenefa. En la cenefa que limita la escena por arriba y a los lados,
se repite la decoración del techo del templo: banda interna con
borlas emplumadas y banda externa con diseño de petatillo y discos
concéntricos.
Marco. En los extremos, limitando el vano de acceso al Cuarto
12a, se conservan amplias bandas verticales; según reconstrucción
de don Santos Villasánchez, había otras bandas superiores, por
encima del vano, de modo tal que formaban el marco de la entrada
(lám. 66 y fig. 19.39). Estas bandas se dividen en tres secciones: 1, la
más angosta, en la parte interior directamente accediendo al vano,
se compone por diseños de líneas diagonales con picos y “ojos de
agua”; 2, la de en medio y, 3, la exterior son iguales. Muestran
diseño de franjas estrechas entrelazadas en su interior; éstas se
unen por medio de secciones de caracol encontradas, y en el espacio
que dejan al curvarse se advierte una estrella de cinco puntas, una
vasija invertida y una carita alargada. En los extremos superior e
inferior y, al centro de la entrada rematan en franjas horizontales,
grecas, picos y líneas paralelas que recuerdan flecos.
Lámina 66. Tetitla. Cuarto 12, mural 7 y marco de la
entrada (hombre-jaguar arrodillado frente a templo).
Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.
Figura 19.39 Tetitla. Cuarto 12, marco de la entrada al Corredor 12a (dibujo según
reconstrucción de Santos Villasánchez).

4.5 Un hombre disfrazado de jaguar se dirige por un sendero de


tierra, entre canales de agua, a un templo con atributos de jaguar, de
borlas emplumadas y de chalchihuites.
El hombre-jaguar despliega movimiento virtual al arrodillarse y
levantar enfáticamente el brazo izquierdo que, por cierto agita una
sonaja, sugiere reverencial actitud de danza.
Kubler lo interpreta como la dedicación de un templo al espíritu
o a la fuerza, que caracteriza el diseño de la piel de jaguar.
5.1 Séjourné, L., 1966a:37, 50 y 51, fig. 13; Marquina, I., 1951:105,
fot. 32 bis; Kubler, G., 1972:25-26, fig. 7; Miller, A., 1973:151 y 152,
figs. 317-321.
34. Corredor 12, murales 1 a 8 (hombre-jaguar arrodillado frente a templo).
En los corredores 12 y 12a se encuentra, en esencia, el mismo tema representado
en el Cuarto 12 (ver cédula anterior), se señalarán sólo las diferencias en esta
cédula.

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19-19.3).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de 1945.
2.2 Muy fragmentado, en lo que se conserva se miran diseños
bien definidos y colores brillantes. De las imágenes originales, sólo
se encuentran en buena condición dos de los hombres disfrazados
de jaguar en los muros 2 y 3; dos de los templos en los muros 6 y 7 y
las cenefas de los muros 1 y 8 que exhiben colores limpios y
encendidos.
3.1 El mural 1 mide 82 cm de ancho y 42 cm de alto; el mural 2,
270 cm de ancho y 110 cm de alto; el mural 3, 285 cm de ancho y 67
cm de alto; el mural 4, 60 cm de ancho y 60 cm de alto; el mural 5,
123 cm de ancho y 66 cm de alto; el mural 7, 270 cm de ancho y 86
cm de alto y el mural 8, 26 cm de ancho y 35 cm de alto.
3.2 Dos tonos de rojo, anaranjado, amarillo, verde y dos tonos de
azul.
4.1 Se hará mención sólo de los rasgos que se aprecian distintos
a las imágenes del Cuarto 12; como se dijo, es la misma escena en lo
fundamental: figuras disfrazadas de jaguar caminan sobre senderos
de agua y tierra hacia un templo; sin embargo, hay elementos de
forma y de representación que varían entre el Cuarto 12 y los
Corredores 12 y 12a. Así, en los corredores, se perciben las imágenes
más pequeñas y simplificadas –como si hubieran sido hechas por
pintores diferentes de los del cuarto– y las cenefas muestran,
también, motivos distintos.
En la imagen del hombre-jaguar del mural 2, encuentro los
siguientes rasgos diferenciales: dos o tres dientes o colmillos en la
mandíbula inferior; los entrelaces de la red parecen haber sido
verdes; en la primera sección del tocado, por arriba de las orejas, va
una banda de placas rectangulares de centro rojo y borde amarillo
(láms. 67 y 68, fig. 19.40).
Lámina 67. Tetitla. Corredor 12, mural 2. Detalle (hombre-jaguar arrodillado frente a
templo). Foto Pedro Cuevas, 1992.
Figura 19.40 Tetitla. Corredor 12. Detalle (hombre-jaguar arrodillado
frente a templo).
Lámina 68. Tetitla. Corredor 12, mural 2. Detalle (hombre-jaguar arrodillado frente a
templo). Foto María de Jesús Chávez Callejas, 2019.

En el templo del mural 7 se advierte que llegan al espejo de agua,


abajo del templo, las mismas tres bandas –los caminos– con “ojos
de agua” y huellas de pie, pero accede también al templo y junto a
éstas, la banda formada por el diseño lobulado con picos en dos
tonos de rojo en su interior (lám. 69).
Lámina 69. Tetitla. Corredor 12, mural 7. Detalle (hombre-jaguar arrodillado frente a
templo). Foto María de Jesús Chávez Callejas, 2019.

En el mural 1 –opuesto al 8, del otro lado del vano que da acceso


al Corredor 12a– se reconoce parte de la cenefa. Ésta se encuentra
delimitada en los extremos por tres bandas, dispuestas de afuera
hacia adentro en color azul, verde y rosa. En el interior el fondo es
de un color rojo más intenso, sobre el que se ubican varios
elementos de manera vertical. El primero es una banda curva
emplumada, compuesta por una sección de plumas que intercalan
colores rosa y verde y que parecen sujetas de otra sección de plumas
de color amarillo; sobre ésta, se ubican circunferencias en colores
azul, rosa y verde respectivamente que presentan una línea curva en
su interior, esta banda se repite a la derecha. A continuación, se
observa otra banda sinuosa compuesta por un perímetro de color
verde e interior rosa que en la parte baja termina en punta y cuya
forma recuerda el cuerpo de una serpiente o la cola de un animal; en
su interior se observan de manera intercalada grupos de manchas
circulares rojas –dos, tres, cuatro, dos– y un diseño en color verde
con un apéndice rosa en el interior; en el extremo inferior es visible
un remate compuesto por una banda azul y otra de pequeñas
plumas amarillas que termina con plumas rosas y verdes, éste
remate se ubica por encima de la banda rosa perimetral de la cenefa.
Finalmente, se ubica al centro una franja vertical compuesta por dos
bandas perimetrales azules e interior de color rosa; en la parte
superior se observa un diseño trazado en color rojo, debajo de éste
una circunferencia verde con el interior amarillo y una línea curva al
centro, más abajo un diseño de líneas rojas simulando petatillo
sobre el que se ubica otra circunferencia verde a manera de
chalchihuite de la que se proyectan, a la izquierda, dos volutas de
color azul dispuestas de manera opuesta con una franja rosa al
centro. Pareciera que las bandas emplumadas formaran parte de la
banda sinuosa, a manera de ornamento (lám. 70).
Lámina 70. Tetitla. Corredor 12, esquina, mural 1.
Detalle (hombre-jaguar arrodillado frente a templo).
Foto María Elena Ruiz Gallut, 1992.

En el mural 8 se conserva un fragmento de la cenefa, está por


arriba de la parte más alta del templo, se compone de una banda
horizontal con borlas emplumadas en su interior y, por encima, otra
banda con hilada de tres verdes discos concéntricos y diseño de
petatillo a los lados. En lo más alto se mira una forma, como
apéndice, que incide en una suerte de remate de plumas
multicolores y, a su lado, está un arillo y estrecha forma serpentina.
El diseño es equivalente al del mural 1 (lám. 71).
5.1 Ver referencias bibliográficas del Cuarto 12.

Lámina 71. Tetitla. Corredor 12, esquina, mural 8.


Detalle. Foto Pedro Cuevas, 1992.

35. Corredor 12a, murales 1-6 (hombre-jaguar arrodillado frente a templo).

El lugar está cerrado desde hace tiempo, se nos permitió la


entrada el 6 de junio de 1991; ahora es bodega. Del mismo modo que
en el Corredor 12 se hará sólo mención de las diferencias. Se trata
del mismo asunto representado tanto en el Cuarto 12 como en el
Corredor 12; el recinto se continúa de este último, haciendo una
escuadra. Tal parece que, a manera de ambulatorio, varios
corredores y dos cuartos limitaban, por los lados y por atrás, al
Cuarto 11, en donde se guardan las imágenes con manos llamadas
“dadivosas”.
Plano 19.4 Tetitla. Corredor 12a. Planta y perspectiva.
Plano 19.5 Tetitla. Corredor 12a. Perspectivas.

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19-19.5).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de 1945.
2.2 En todos los muros hay fragmentos grandes y bien
conservados. Así, en el mural 2 se aprecian dos de los hombres
disfrazados de jaguar dirigiéndose hacia el templo; en el muro 3 se
conserva parte de la cenefa y del hombre-jaguar; en los murales 5 y
6 se advierten, con definición, secciones de las imágenes principales,
de los caminos de “ojos”, de huellas de pie y de formas lobuladas
con picos adentro; se miran secciones de cenefa con vivos colores.
En el mural 1 hay fragmentos de los caminos y del templo.
3.1 No se pudo medir porque se utiliza como bodega.
3.2 Dos tonos de rojo, anaranjado, amarillo verde y dos tonos de
azul.
4.1 En su conjunto las pinturas se aprecian rígidas y de formas
sintetizadas, si se las compara con las del Corredor 12 y con el
Cuarto 12. Las imágenes de hombres con disfraz de jaguar son de
trazos firmes y geométricos. En las representaciones de templos se
reduce el número de elementos decorativos de los techos, como son
los discos concéntricos y las almenas. El estanque de agua bajo el
templo reduce, también, notablemente, de tamaño; se representa
por un estrecho rectángulo azul. Y el templo todo se percibe esbelto
y angosto. Los caminos de “ojos” son, al igual que los del Corredor
12, de fondo rojo, no azules como los del Cuarto 12; alcanzan el
estanque junto con las bandas de huellas de pie –en su centro– y las
formas lobuladas con picos de dos tonos de rojo en su interior.
Diferencia notable es que el fondo de los murales del Corredor 12a
es rojo liso, carece de los picos formando bandas diagonales que se
miran en el Cuarto 12 (láms. 72, 73 y 74).
Lámina 72. Tetitla. Corredor 12a, mural 1. Detalle
(hombre-jaguar arrodillado frente a templo). Foto
María de Jesús Chávez Callejas, 2019.
Lámina 73. Tetitla. Corredor 12a, mural 1. Detalle (hombre-jaguar arrodillado frente a
templo). Foto María de Jesús Chávez Callejas, 2019.
Lámina 74. Tetitla. Corredor 12a, mural 2. Detalle (hombre-jaguar arrodillado frente a
templo). Foto María de Jesús Chávez Callejas, 2019.

Conviene señalar, una vez más, que las imágenes y las huellas se
dirigen de modo paralelo en los muros laterales, tanto del Corredor
12 como del 12a, de manera tal que convergen sólo en el acceso al
cuarto conjunto, que a su vez se comunica con el Corredor 12b. El
ritual aquí representado circundaba a dos de los recintos
mayormente sagrados: el de las diosas de jade o Tláloc verdes y el de
las manos con tocados de borlas emplumadas.
En la cenefa que enmarca el mural 2, del lado de las bandas
verticales de borlas emplumadas y de petatillo con discos
concéntricos, se aprecia –en la parte baja, junto al vano– un rostro
visto de frente. Los ojos y la nariz están delineados; la boca no se
advierte ya que tanto ésta como la nariz se miran cubiertas por rayas
horizontales. El rostro está circundado por dos bandas circulares;
una estrecha e interior con dos discos –en cada lado–, a la altura de
las orejas y otra amplia y externa que simula plumas. De hecho este
rostro visto de frente alterna, simétrica y regularmente, con un
diseño; una suerte de rombo con esquinas redondeadas que
muestra cinco círculos con una vírgula al centro, parece el signo de
Venus. Así encerrados en cuadretes los dos elementos, rostro y
rombo, forman ininterrumpidamente el marco del vano que
comunica con el Corredor 12 (lám. 75).
Lámina 75. Tetitla. Corredor 12a, mural 2. Detalle
(hombre-jaguar arrodillado frente a templo). Foto
María de Jesús Chávez Callejas, 2019.
Figura 19.41 Tetitla. Corredor 12a. Marco interior de la entrada al
Corredor 12 (dibujo según reconstrucción de Santos Villasánchez).

Según dibujo de don Santos Villasánchez, otras dos bandas


estaban sobrepuestas a la escena del hombre-jaguar y del templo
(fig. 19.41). Se trataba de una banda inferior con una forma
serpentina que simulaba atravesar un diseño polilobulado con
discos –chalchihuites– en su perímetro externo, en tanto que en la
superior aparecía una cabeza de animal fantástico que, limitada por
cuadretes, se repetía regularmente.
Las cenefas del marco y el diseño de las bandas le otorgan
carácter único al Corredor 12a.
5.1 Ver referencias bibliográficas del Cuarto 12.
36. Cuarto 12a, murales 1-5.

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19-19.5).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de 1945.
2.2 Diseño de discos y colores rojo y rosa apreciables.
3.1 Lo que resta de enlucido mide, en el muro 1, 60 cm de ancho
y 45 cm de alto; en el muro 3, 670 cm de ancho y 45 cm de alto y en
el muro 5, 75 cm de ancho y 70 cm de alto.
4.1 Diseño de discos rojos sobre fondo rosa (lám. 76).

Lámina 76. Tetitla. Cuarto 12a, mural 5 (discos rojos sobre fondo rosa). Foto Leticia
Staines, junio, 1994.

37. Cuarto 11, murales 1-3 (manos, escudos y tocado con borlas).

1.1 Tetitla, Teotihuacán (planos 19-19.3).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de 1945.
2.2 Diseño y colores definidos.
3.2 Dos tonos de rojo, rosa, amarillo, verde, dos tonos de azul,
blanco y negro.
4.1 Se reconocen dos conjuntos de imágenes que se alternan;
uno se compone por una mano con las puntas de los dedos hacia
arriba y las uñas pintadas de rojo; la mano parece salir de una
especie de lienzo que se despliega en sentido horizontal; usa un
puño en forma de abanico, por abajo de la mano, y entre dos
secciones de lienzo curvo con diseños geométricos, se encuentra un
anillo con plumas, en su centro está una como boquilla; es una
suerte de escudo (láms. 77, 78 y 79, fig 19.42).

Lámina 77. Tetitla. Cuarto 11, mural 1. Vista general (manos, escudos y tocado con borlas).
Foto Ricardo Alvarado Tapia, 2006.
Lámina 78. Tetitla. Cuarto 11, mural 1. Detalle (manos, escudo y tocado con borlas). Foto
Ricardo Alvarado Tapia, 2006.
Lámina 79. Tetitla. Cuarto 11, mural 1, esquina
noroeste, Cenefa. Foto Ricardo Alvarado Tapia, 2006.
Figura 19.42 Tetitla. Cuarto 11, mural 1 (mano y
escudo).

El otro conjunto se constituye de enorme tocado de borlas bajo


el cual asoman dos manos que apuntan hacia un disco central. El
tocado consta de cuatro bandas horizontales: la inferior es roja con
segmentos verticales simulando nudos, por encima otra del mismo
color lleva sobrepuestos anillos simulando jade; en lo alto, dos
bandas de mayor extensión se distinguen entre sí por que la de
abajo se forma de plumas, y la de arriba de haces de tres colgantes
que bajan de un semicírculo; son borlas. En la parte superior
izquierda del tocado se sobrepone otro diseño compuesto por un
anillo de plumas con círculos concéntricos y dos salientes a los
lados, recuerda a un escudo. Por encima está un trapecio, el signo
del año, que se mira, también sobrepuesto, a una hilera de tres
flores de cáliz verde y flor amarilla; en lo más alto se alza y luego
desciende un penacho de plumas verdes. A los lados y hacia abajo
del tocado, las manos con pulseras, muestran las uñas pintadas de
rojo; dirigen sus dedos, separados entre sí, hacia un disco
compuesto por anillos concéntricos y bandas diagonales en su
interior; parece un escudo (láms. 80 y 81, fig. 19.43).
Lámina 80. Tetitla. Cuarto 11, mural 1. Detalle (manos, escudo y tocado con borlas). Foto
Ricardo Alvarado Tapia, 2006.
Lámina 81. Tetitla. Cuarto 11, mural 3, muro este. Detalle (mano, escudo y tocado con
borlas). Foto María de Jesús Chávez Callejas, 2019.
Figura 19.43 Tetitla. Cuarto 11, mural 1 (manos,
escudo y tocado con borlas).

En la parte alta, posiblemente correspondiente a una estructura


posterior, se advierte en el lado norte restos de la figura de un
jaguar reticulado pintado en azul (véase lám. 78).

38. Fragmento.

1.1 Escombro, Tetitla, Teotihuacán.


1.2 Hacia 1992 se encontraba en la bodega del sitio.
2.1 Fragmento encontrado en escombro y posteriormente
consolidado.
2.2 Fragmentado y montado sobre una base de tierra o cemento.
Diseños y colores definidos.
3.2 Rojo, amarillo, verde, naranja y azul.
4.1 Se distinguen vestigios de una forma bordeada en color
amarillo y azul en cuyo interior, de color rojo, se observa una
sección en color verde y una forma de c en color naranja. Se
observan franjas de color a la izquierda que no pueden identificarse
(lám. 82).
Lámina 82. Tetitla. Fragmento encontrado en escombro. Foto Pedro Cuevas, 1992.
20
PATIOS DE ZACUALA

B F

Plano 20. Patios de Zacuala. Planta.

Se incluyen los murales 1 del Corredor 1; los murales 2 y 3 de la


Plataforma 1; el mural 4 del Corredor 2; el mural 1 de la Plataforma
2; el mural 1 de la Plataforma 3; los murales de los Cuartos 1 y 2, y
el mural 1 de la Plataforma 5. Son los que permanecían cuando
Miller (1973), los reportó (plano 20).
1. Corredor 1, mural 1 (diseño polilobulado con ojo-gota en su interior).

1.1 Patios de Zacuala, Teotihuacán (plano 20).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1955-1958.
2.2 Se advierte diseño bien conservado.
3.1 No se dan medidas porque hay fragmentos de distintas
dimensiones.
3.2 Se usa el rosa de fondo y el rojo oscuro para delinear y
enfatizar elementos.
4.1 Se trata del mismo diseño, usado a menudo en Zacuala y en
los Patios de Zacuala, que se repite, uno junto a otro, en rítmica
sucesión, en la parte baja del muro. El diseño se forma de amplia
banda que figura una suerte de arco polilobulado; formas
apuntadas, de color rojo oscuro, penetran en su interior, y en su
centro se reconoce una gota –lágrima– alargada con un ojo adosado
en sentido vertical. Hay restos de otras gotas-ojos en la parte media
del exterior de los arcos. La cenefa se constituye de tres bandas
paralelas; la exterior muestra diseño de volutas, la de enmedio y la
interior llevan ojos cuya posición alterna y se invierte a espacios
regulares (fig. 20.1 y lám. 1).
5.1 Séjourné, L., 1959:49, fig. 30; Miller, A., 1973:115, figs. 214-
215.
Figura 20.1 Patios de Zacuala. Corredor 1, mural 1 (diseño polilobulado con ojo-gota en su
interior, según Miller, 1973).

Lámina 1. Patios de Zacuala. Corredor 1, mural 1 (diseño polilobulado con ojo-gota en su


interior). Foto Beatriz de la Fuente, 1993.

2. Plataforma 1, murales 2 y 3 (escudo con quincunce, bandas de piel de coyote


a los lados, cuchillo curvo y corazón en los extremos).

1.1 Patios de Zacuala, Teotihuacán (plano 20).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1955-1958.
2.2 Diseño bien conservado.
3.2 El mural 2, mide 67 cm de ancho y 16 cm de alto; el mural 3,
mide 36 cm de ancho y 35 cm de alto.
3.3 Dos tonos de rojo, rosa, amarillo, azul claro y verde claro
(lám. 2).
Lámina 2. Patios de Zacuala. Plataforma 1, mural 3. Vista general (escudo con quincunce,
bandas de piel de coyote a los lados, cuchillo curvo y corazón en los extremos). Foto María
Elena Ruiz Gallut, junio, 1994.

4.1 Los fragmentos que Miller (1973:116) fotografió, son parte de


un mismo tablero en la Plataforma 1. Se trata de un disco, al centro,
compuesto por roja cruz de Malta delineada por bandas verdes, su
parte media se define por un anillo también verde y, del mismo
verde es el perímetro del disco que además presenta una banda roja
alrededor. A los lados se extienden, como bandas de perímetro
ondulante, pieles de coyote; se reconocen porque las pinceladas
cortas en diagonal representan los pelos de la piel del animal, y es el
modo convencional de figurarlos en los murales teotihuacanos
(lám. 3 y fig. 20.2).
Lámina 3. Patios de Zacuala. Plataforma 1, murales 2-3. Detalle (escudo con quincunce,
bandas de piel de coyote a los lados, cuchillo curvo y corazón en los extremos). Foto Beatriz
de la Fuente, 1993.

Figura 20.2 Patios de Zacuala. Plataforma 1, murales 2-3 (escudo con quincunce, bandas
de piel de coyote a los lados, cuchillo curvo y corazón en los extremos, según Miller, 1973).

En el extremo izquierdo se percibe un mango de cuchillo sujeto


por los dedos de una mano, es curvo y puntiagudo; en su interior
hay diseños apuntados y en su punta lleva una especie de cubierta
con tres gotas (lám. 4).

Lámina 4. Patios de Zacuala. Plataforma 1, mural 3.


Detalle (cuchillo). Foto María Elena Ruiz Gallut, junio,
1994.

Por abajo del cuchillo se mira el diseño de lo que se ha llamado


“corazón sangrante”, tiene forma de elipse con cubierta de gotas
horizontales.
5.1 Séjourné, L., 1959:46-47, figs. 23-24; Miller, A., 1973:116, figs.
216-219.
3. Corredor 2, mural 4 (arco polilobulado con estrella de cinco puntas en su
centro).

1.1 Patios de Zacuala, Teotihuacán (plano 20).


1.2 Es posible que algunos fragmentos se encuentren en
condición de deterioro, en el Acervo Arqueológico de Teotihuacán.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1955-1958.
2.2 Lo que resta in situ conserva diseño y color. Según Miller
(1973), en el centro de la estrella había un grafiti antiguo que
mostraba la porción baja de una figura (lám. 5).

Lámina 5. Patios de Zacuala. Corredor 2 (grafiti). Foto María Elena Ruiz Gallut, junio,
1994.

3.2 El fondo de la superficie es rosa, los delineados y algunas


partes del diseño en rojo oscuro.
4.1 Se trata, al igual que otros murales de los Patios de Zacuala,
del mismo diseño reiterado: una amplia banda figura un arco
polilobulado; en su centro se advierte una estrella de cinco puntas
con anillo en el interior. Entre la estrella y el arco se aprecian
formas angulosas.
La cenefa se compone de tres bandas; en la externa se reconocen
amplias volutas (fig. 20.3 y lám. 6).
4.5 Séjourné (1959:49), identifica a este diseño como “Símbolo
de la Estrella de la Mañana”.
5.1 Séjourné, L., 1959:49, fig. 29; Miller, A., 1973: 117, figs. 220-
221.

Figura 20.3 Patios de Zacuala. Corredor 2, mural 4


(arco polilobulado con estrella de cinco puntas en su
centro, según Miller, 1973).
Lámina 6. Patios de Zacuala. Corredor 2. Esquina noroeste (restos de estrellas y cenefa de
volutas). Foto María Elena Ruiz Gallut, junio, 1994.

4. Plataforma 2, murales 1 y 2 (diseño geométrico en el marco del tablero).

1.1 Patios de Zacuala, Teotihuacán (plano 20).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1955-1958.
2.2 Bien conservado.
3.2 Se conservan rojo, azul y verde claro.
4.1 Se aprecia un diseño de rombo de colores rojo y azul, además
de color verde claro en el marco del tablero. En el paño remetido se
ve una lengua bífida de serpiente (láms. 7, 8 y 9).
5.1 Séjourné, L., 1959:46, fig. 22; Miller, A., 1973:117, fig. 222.
Lámina 7. Patios de Zacuala. Plataforma 2, murales 1-2. Foto María Elena Ruiz Gallut,
junio, 1994.
Lámina 8. Patios de Zacuala. Plataforma 2, mural 1. Tablero. Vista general (diseño
geométrico y lengua bífida). Foto Beatriz de la Fuente, junio, 1993.
Lámina 9. Patios de Zacuala. Plataforma 2, mural 1. Detalle (lengua bífida). Foto María
Elena Ruiz Gallut, junio, 1994.

5. Plataforma 3, mural 1 (diseño de punto y barra y ojos enmarcados por


banda circular y penacho ondulante).

1.1 Patios de Zacuala, Teotihuacán (plano 20).


1.2 In situ y fragmentos en el Acervo Arqueológico de
Teotihuacán.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1955-1958.
2.1 Hay varios fragmentos de punto y barra que se encuentran en
la bodega de Teotihuacán, supongo que corresponden a los murales
de los Patios de Zacuala, pero hasta 1995 no había evidencia escrita
acerca de su traslado.
3.1 El fragmento que reporta Miller medía 68 cm de ancho y 16
cm de alto.
4.1 Con base en los dibujos de Séjourné y de Miller y de lo que se
conserva, se hace la siguiente descripción: un diseño de lo que llamo
punto y barra, compuesto por un círculo que alterna con un
rectángulo, ambos color de rosa, perimetrados por banda verde,
siguen a un registro simbólico compuesto por dos ojos a los cuales
circunda una banda rosa y otra exterior verde. Por afuera de los ojos
“enmarcados” se mira una suerte de penacho o tocado que se forma
de apéndices redondeados (láms. 10 y 11, fig. 20.4).
5.1 Séjourné, L., 1959:48, fig. 26; Miller, A., 1973:117, figs. 223 y
224.

Lámina 10. Patios de Zacuala. Plataforma 3, mural 1 (ojos enmarcados con banda
circular). Foto María Elena Ruiz Gallut, junio, 1994.
Lámina 11. Patios de Zacuala. Plataforma 3, mural 1. Detalle (ojos enmarcados con banda
circular). Foto María Elena Ruiz Gallut, junio, 1994.

Figura 20.4 Patios de Zacuala. Plataforma 3, mural 1 (diseño de punto y barra y ojos
enmarcados por banda circular y penacho ondulante, según Miller, 1973).

6. Cuartos 1 y 2, murales 4, 5, 6 y 7 (diseño de arcos polilobulados con estrella


y ojo-gota en su interior).

1.1 Patios de Zacuala, Teotihuacán (plano 20).


1.2 Hay restos indefinidos de diseño y color en el mural 5 del
Cuarto 2 y posiblemente algunos fragmentos dentro del Acervo
Arqueológico de Teotihuacán.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1955-1958.
3.2 Dos tonos de rojo, rosa, verde, azul oscuro y amarillo.
4.1 Según reconstrucción de F. Dávalos (Miller, 1973:118, figs.
225 y 226), se trata del diseño simbólico que caracteriza a los Patios
de Zacuala: arcos polilobulados formados por una banda interior
rosa y una exterior rojo oscuro; en su centro se miran estrellas de
cinco puntas con disco azul oscuro en el medio limitado por anillos
verdes; en su parte baja se advierte el signo ojo-gota (fig. 20.5). La
cenefa se compone de dos secciones: la interna se limita por dos
franjas angostas en azul oscuro; entre estas, otras dos bandas rojas
llevan el signo del ojo. La banda exterior es amplia y muestra diseño
de volutas (lám. 12).
5.1 Séjourné, L., 1959; Miller, A., 1973:118, fig. 225 y 226.

Figura 20.5 Patios de Zacuala. Cuarto 2, mural 5


(diseño de arcos polilobulados con estrella y ojo-gota
en su interior, según Miller, 1973).
Lámina 12. Patios de Zacuala. Cuartos 1 y 2. Vista noroeste. Foto María Elena Ruiz Gallut,
junio, 1994.

7. Plataforma 5, murales 1-3 (boca radiante y marco de voluta).

1.1 Patios de Zacuala, Teotihuacán (plano 20).


1.2 In situ.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1955-1958.
3.1 Según Miller (1973:118), el fragmento que entonces se
conservaba medía 233 cm de ancho y 55 cm de alto.
4.1 Se trata de un tablero en cuyo interior se reconoce el diseño
llamado “boca radiante”, que se compone de una boca de labios
cerrados y una suerte de halo de rayos o plumas a su alrededor; éste
se limita por una banda que lo circunda y en su torno se extienden
hacia afuera placas que figuran flor con tallo. A los lados de la “boca
radiante” se aprecian formas apuntadas, volutas y bandas con ojos
invertidos.
El marco del tablero muestra volutas de tamaño irregular. Es
blanco y corre pintado con volutas rosas delineadas en rojo (láms.
13, 14 y 15, fig. 20.6).
4.5 Según Séjourné (1959), se trata de la “boca del quinto sol” y
el diseño del tablero está “flanqueado de cola de cascabel erecto”.
5.1 Séjourné, L., 1959:52, figs. 33-34; Miller, A., 1973:118, fig.
227.

Lámina 13. Patios de Zacuala. Plataforma 5, mural 1. Vista general (boca radiante y marco
de volutas). Foto Beatriz de la Fuente, junio, 1993.
Figura 20.6 Patios de Zacuala. Plataforma 5, murales 1-3 (boca radiante y marco de
volutas, según Séjourné, 1959).

Lámina 14. Patios de Zacuala. Plataforma 5, mural 1. Detalle (boca radiante y marco de
volutas). Foto María Elena Ruiz Gallut, junio, 1994.
Lámina 15. Patios de Zacuala. Plataforma 5, mural 3. Esquina noroeste. Foto María Elena
Ruiz Gallut, junio, 1994.
21
ZACUALA

B F

Plano 21. Zacuala. Planta.

Conjunto excavado durante 1955-1958 por L. Séjourné. Se


constituye por cuartos, pórticos, corredores y patios que llevaban
muros pintados con temas y diseños que revelan gran
homogeneidad de estilo. Algunos de los murales se desprendieron
del sitio y se encuentran reconstituidos en el Acervo Arqueológico
de Teotihuacán. Sin embargo, aun cuando se reconocen las figuras y
se puede asignar su procedencia general –conjunto de Zacuala–, no
es posible, hoy en día, asignar el lugar específico en donde los
encontró la arqueóloga Séjourné. De algunos fragmentos se
propone, hipotéticamente, su ubicación original, referida al plano de
Zacuala y de acuerdo con la denominación de Miller (1973:108),
quien a su vez la tomó de Séjourné (planos 21 y 21.1, lám. 1).

Plano 21.1 Zacuala. Perspectiva.


Plano 21.2 Zacuala y Patios de Zacuala. Vista isométrica.

Lámina 1. Zacuala. Vista general. Dibujo reconstructivo según Séjourné. Tomado de


Séjourné, 1959.
Con excepción de una figura frontal, de la cual hay dos
fragmentos, murales 6 y 7 del Pórtico 2, las demás estaban de perfil,
señalando con el rostro, la dirección hacia el vano, vía de
comunicación con el recinto contiguo, o a lo largo de un corredor.
A diferencia de otros conjuntos, como Tetitla y Atetelco, la
uniformidad pictórica de Zacuala sugiere factura integrada,
simultánea y coherente; de ahí un mismo tiempo de realización.

1. Pórtico 1 y Pórtico 1a, murales 1-9 (caballero tigre).

1.1 Zacuala, Teotihuacán (planos 21, 21.1 y 21.2).


1.2 Hay varios fragmentos, muy degradados, en el Acervo
Arqueológico de Teotihuacán. No es posible precisar la ubicación
original de cada uno de los fragmentos.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1955-1958.
2.1 Según Miller (1973) estuvieron en el Museo Nacional de
Antropología; de ahí se trasladaron a las bodegas del sitio.
2.2 Se aprecia en parte el diseño principal.
3.1 El mural 1, mide 197 cm de ancho y 106 cm de alto.
3.2 Los colores que se reconocen ahora son rojo, rosa, dos tonos
de azul, verde claro y amarillo.
4.1 Las figuras originales eran iguales entre sí, repetidas
rítmicamente a intervalos regulares, por ello voy a describir la del
mural 1 que reproduce Miller (1973).
Se trata de un personaje con el rostro de perfil, el cuerpo está
visto de frente, los brazos se extienden a ambos lados del cuerpo y
los pies, también de perfil se miran uno detrás de otro. El dicho
personaje lleva disfraz de felino reticulado (fig. 21.1, láms. 2 y 3). Se
describirá de arriba a abajo.
Figura 21.1 Zacuala. Pórticos 1 y 1a, murales 1-9
(caballero tigre).

Lámina 2. Zacuala. Pórtico 1 y 1a, murales 1-9 (caballero tigre). Acervo Arqueológico de
Teotihuacán. Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.
Lámina 3. Zacuala. Pórtico 1 y 1a, murales 1-9 (caballero tigre). Acervo Arqueológico de
Teotihuacán. Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.

La cabeza tiene una suerte de cresta de plumas cortas y verdes;


el ojo redondo y azul va circundado por anillo amarillo; la nariz es
chata y vuelta hacia arriba describiendo una espiral. El hocico
abierto lleva en su perímetro interno una banda verde, deja ver
hileras de dientes. Las orejas son grandes y curvas, se definen por
banda azul oscuro. Curvada banda azul separa la cabeza del cuello.
Este es amplio y exhibe, como el resto de la piel, diseño en retícula
anudada; es amarillo sobre fondo rojo. Brazos, piernas y cola,
enseñan banda perimetral en azul oscuro y en su interior se aprecia
el antes dicho diseño reticulado (lám. 4). No se ven las manos.

Lámina 4. Zacuala. Pórtico 1 y 1a, murales 1-9 (caballero tigre). Acervo Arqueológico de
Teotihuacán. Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.

Tocado. Colindando con las grandes orejas, se yergue penacho de


plumas; éstas son verdes y cortas en su parte interna y rosas
extendidas a manera de abanico en el exterior (véase lám. 3).
Vestuario. Usa una especie de ceñidor anudado a la cintura, se
forma de dos bandas –azul y amarilla– y de plumas en los extremos.
Al centro, entre las piernas, desciende amplio paño, remata al igual
que el ceñidor, con plumas en su parte baja. De su lado izquierdo, a
la altura de la cadera, se aprecia un disco dorsal –azul con rodela de
plumas verdes– representado de frente. De éste se extienden, hacia
la izquierda, plumas rosas fileteadas de verde claro.
Toma con cada una de las manos –no visibles– un escudo
diferente. El de la derecha es un rectángulo de esquinas
redondeadas que se forma de una banda de cortas plumas verdes; en
su interior hay diseños apuntados, y en su parte media una placa
arqueada con puntos rojos en su interior. Los lados derecho e
inferior del escudo van bordeados por plumas rojas, delineadas en
verde. Del escudo de la mano izquierda sólo se advierte un
fragmento del círculo de otra rodela de plumas verdes y rosadas
(láms. 5 y 6).

Lámina 5. Zacuala. Pórtico 1 y 1a, murales 1-9 (caballero tigre). Museo de Murales
Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”. Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.
Lámina 6. Zacuala. Pórtico 1 y 1a, murales 1-9 (caballero tigre). Acervo Arqueológico de
Teotihuacán. Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.

Adornos. Usa collar de discos verdes, del cual penden cinco


conchas bivalvas en rojo, azul y amarillo (véase lám. 6). De su boca
sale extensa vírgula del habla, compuesta de dos bandas –una azul,
la otra verde–; en su borde se alternan conjuntos de tres discos o
placas.
Cenefa. La cenefa se constituía de dobles bandas entrelazadas
simulando cuerpos de serpiente; en lo bajo la cola del reptil se
enrosca en espiral y es posible que se marcaran los crótalos. Los
cuerpos llevan asimismo el diseño reticulado (véase láms. 5 y 7).

Lámina 7. Zacuala. Pórtico 1 y 1a, murales 1-9 (caballero tigre). Acervo Arqueológico de
Teotihuacán. Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.
Según el fragmento ilustrado por Séjourné, en la cenefa estaba la
representación de una cactácea: la biznaga.
4.5 Séjourné lo ha denominado “caballero tigre” y su carácter
“está subrayado… por el simbolismo de la banda que lo rodea: una
biznaga florecida provista de siete espinas ensangrentadas”.
5.1 Séjourné, L., 1959:13 y 27, lám. 25 y fig. 9; 1966b:112, fig. 80;
Miller, A., 1973:109, figs. 199 y 200.

2. Corredor 1, murales 1-4; Pórtico 1a, mural 6; Pórticos 8 y 9, murales 1-8


(Tláloc sembrador visto de perfil).

1.1 Zacuala, Teotihuacán (planos 21, 21.1 y 21.2).


1.2 Hay varios fragmentos en el Acervo Arqueológico de
Teotihuacán y en el museo del sitio.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1955-1958.
2.1 Según Miller, se llevaron al Museo Nacional de Antropología
y de ahí regresaron a las bodegas en Teotihuacán.
3.1 El mural 2 del Corredor 1, mide 174 cm de ancho y 82 cm de
alto.
3.2 Se reconocen dos tonos de rojo, rosa, verde claro, dos tonos
de azul y amarillo. Miller (1973:110), hace notar que la línea para
demarcar superficie es sumamente amplia; su trazo abarca 4 mm de
ancho y “caracteriza el estilo pictórico del Palacio de Zacuala”.
4.1 Se describe el mural 2 del Corredor 1 por ser el que se
conserva mejor.
Se trata de una figura vista de perfil –sólo se aprecia el rostro o
máscara, un brazo y una mano– que simula salir de un cartucho
polilobulado. Es convención pictórica, usual en Teotihuacán,
representar partes de la figura humana, por lo general la cabeza y las
manos; siempre van asociadas a otras formas simbólicas que le
confieren identidad. El ojo se forma de un anillo rojo que circunda
un disco azul oscuro en el cual se marca la pupila excéntrica. La
nariz es corta y apuntada y la boca abierta tiene labios en forma de
banda continua; en la mandíbula superior se miran tres dientes y un
colmillo curvo. Con excepción del disco ocular, de los dientes y
colmillos, el rostro se ve –ahora– con restos de color azul oscuro. El
brazo derecho se extiende hacia adelante y la mano azul muestra los
cinco dedos señalados, separados entre sí, con uñas cuidadosamente
delineadas en rojo (fig. 21.2, láms. 8 y 9).

Figura 21.2 Zacuala. Pórtico 9, mural 8 (Tláloc sembrador visto de perfil,


según Miller, 1973).

Lámina 8. Zacuala. Corredor 1, murales 1-4. Pórtico 1a, mural 6. Pórticos 8 y 9, murales 1-
8 (Tláloc sembrador). Acervo Arqueológico de Teotihuacán. Foto Carlos Martínez Rosas
Landa, 2019.
Lámina 9. Zacuala. Corredor 1, murales 1-4. Pórtico 1a, mural 6. Pórticos 8 y 9, murales 1-
8 (Tláloc sembrador). Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”. Foto Carlos
Martínez Rosas Landa, 2019.

Tocado. Es grande y de forma geométrica. Le ciñe la cabeza un


rectángulo rojo perimetrado por banda azul; a éste se sobrepone
otro rectángulo mayor, que se prolonga hacia la parte trasera de la
cabeza, se limita por bandas rosadas y en su interior se aprecian dos
discos azules sobre fondo azul claro. En lo alto van tres placas
rectangulares (el número varía de tres a cinco en las figuras de los
pórticos), son rojas y se delimitan con banda azul. Gran disco de
plumas se percibe en la parte delantera, está visto de frente con el
centro azul circundado por anillo rojo –repite el esquema colorístico
del ojo–; otro anillo más amplio, de plumas verdes, los circunda. En
lo alto se advierte un remate de formas amarillas, de las cuales se
desplantan largas plumas verdes delineadas por la gruesa línea
característica de los pintores de Zacuala.
Adornos. Usa orejeras de círculos concéntricos, que simulan
sobreponerse a un paño rojo que baja del tocado. Lleva pulsera
formada de dos bandas: una lisa y la otra ondulada.
Símbolos. La porción de la figura antes descrita parece emerger
de un cartucho polilobulado de varias secciones: la interior, de
menor tamaño que las otras, se forma de dos bandas que describen
cuatro lóbulos pequeños; la siguiente, hacia afuera, lleva tres
estrellas de cinco puntas y se limita por doble franja que describe a
su vez cuatro lóbulos más amplios que los interiores; la banda
tercera, –la exterior– tiene diseño de amplias volutas; con ella
termina el cartucho polilobulado (láms. 10, 11 y 12).

Lámina 10. Zacuala. Corredor 1, murales 1-4. Pórtico 1a, mural 6. Pórticos 8 y 9, murales
1-8 (Tláloc sembrador). Acervo Arqueológico de Teotihuacán. Foto Carlos Martínez Rosas
Landa, 2019.
Lámina 11. Zacuala. Corredor 1, murales 1-4. Pórtico 1a, mural 6. Pórticos 8 y 9, murales
1-8 (Tláloc sembrador). Acervo Arqueológico de Teotihuacán. Foto Carlos Martínez Rosas
Landa, 2019.
Lámina 12. Zacuala. Corredor 1, murales 1-4. Pórtico 1a, mural 6. Pórticos 8 y 9, murales
1-8 (Tláloc sembrador). Museo de la Cultura Teotihuacana. Foto Carlos Martínez Rosas
Landa, 2019.

Corrientes. De la mano derecha baja extensa banda amarilla


delimitada por gruesos trazos rojos; en su interior se aprecian
semillas ovaladas en distintos colores (lám. 13).
Vírgulas. Dos grandes vírgulas o signos del habla salen de la
boca del Tláloc, llevan en su borde externo tres placas o discos
dispuestos a intervalos regulares. De cada vírgula desciende una
banda, éstas son cortas, y su diseño interior recuerda el quincunce o
quinterno (lám. 14).
Cenefa. Se forma de bandas de distinto ancho; dos estrechas son
el marco interno; le sigue, hacia afuera, amplia banda con estrellas o
secciones de caracol, otras dos llevan el signo del ojo; una más
estrecha y, la mayor, de volutas, figura el marco exterior (lám. 15).
Lámina 13. Zacuala. Corredor 1, murales 1-4. Pórtico 1a, mural 6. Pórticos 8 y 9, murales
1-8 (Tláloc sembrador). Acervo Arqueológico de Teotihuacán. Foto Carlos Martínez Rosas
Landa, 2019.

Lámina 14. Zacuala. Corredor 1, murales 1-4. Pórtico 1a, mural 6. Pórticos 8 y 9, murales
1-8 (Tláloc sembrador). Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”. Foto
Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.
Lámina 15. Zacuala. Corredor 1, murales 1-4. Pórtico 1a, mural 6. Pórticos 8 y 9, murales
1-8 (Tláloc sembrador). Acervo Arqueológico de Teotihuacán. Foto Carlos Martínez Rosas
Landa, 2019.

4.5 Se ha dicho que la figura es la de un “Tláloc sembrador”; se le


identifica por los aros en torno a sus ojos y por los grandes
colmillos. Su actividad de depositar la semilla en la tierra, se ilustra
por la propia corriente sembradora que baja de sus manos. Su
naturaleza acuática se califica por la representación simbólica del
cartucho: estrellas y ondas de agua. Séjourné lo llama “Dios de la
lluvia de fuego”. Es posible que tenga otra advocación, acaso más
profunda que la de la evidente fertilidad, por los signos
posiblemente cósmicos que salen de las vírgulas del habla.
5.1 Séjourné, L., 1959:20, fig. 2; 1966a:55, fig.14; Miller, A.,
1973:110, figs. 201-203.

3. Pórtico 2, Patio 2 y Pórtico 2a, murales 1-10 (figura frontal, el “Quetzalcóatl


rojo”).

1.1 Zacuala, Teotihuacán (planos 21, 21.1 y 21.2).


1.2 Acervo Arqueológico de Teotihuacán.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1955-1958.
2.1 Cuando Miller lo reporta estaba en el Museo Nacional de
Antropología. De ahí pasó a las bodegas del sitio.
2.2 Se encuentra gravemente deteriorado en el diseño y
sumamente degradado en los colores.
3.1 El mural 2, del Pórtico 2, mide 160 cm de ancho y 74 cm de
alto.
3.2 Se reconocen dos tonos de rojo, dos tonos de azul, verde claro
y amarillo. La técnica pictórica es de pincelada gruesa, se usa el rojo
oscuro para delinear. Los objetos representados –plumas, collar,
escudo– son perceptiblemente rígidos.
4.1 La figura, vestuario y adornos, así como los emblemas que le
daban identidad están poco definidos; se describirá lo que aún se
advierte en el mural 2, de acuerdo con el orden establecido de arriba
a abajo. Se trata de un personaje visto de frente, se aprecia su rostro
y su mano derecha. El rostro humano emerge de enorme tocado de
felino; su mano es apenas visible –se representaron las uñas– y
sostiene vistoso emblema (fig. 21.3, láms. 16 y 17).

Figura 21.3 Zacuala. Pórtico 2, mural 2 (figura frontal


“Quetzalcóatl rojo”, según Séjourné, 1959).
Lámina 16. Zacuala. Pórtico 2. Patio 2 y Pórtico 2a, murales 1-10 (Quetzalcóatl rojo).
Acervo Arqueológico de Teotihuacán. Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.

Lámina 17. Zacuala. Pórtico 2. Patio 2 y Pórtico 2a, murales 1-10. Detalle (Quetzalcóatl
rojo). Acervo Arqueológico de Teotihuacán. Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.

Tocado. Es la parte más importante de la pintura; se compone de


una cabeza de felino vista de frente y haces de plumas en su
entorno. La cabeza es grande, los ojos son círculos concéntricos
compuestos de tres anillos; la nariz es chata y lo que parece hocico o
boca, se forma de una banda ondulada que se limita por trazos
azules y en cuyo interior se advierten entrelaces. A los lados y hacia
arriba de los ojos, gruesas líneas cóncavas delimitan la cabeza. En
conjunto esta se mira –si se traza virtualmente un eje vertical en su
centro– como dos secciones bilaterales idénticas. Es una
convención pictórica común en Teotihuacán, que representa tanto al
gran rostro visto de frente, como a dos cabezas vistas de perfil
(recuérdese el mural 2 del Pórtico 13, de la Zona 5A o Conjunto del
Sol y, el felino del Conjunto Plaza Oeste; ver Morelos, 1991:254-
257).
Adornos y vestuario. Usa gran collar compuesto de una banda
azul de la cual penden discos azules con círculos rojos. Por abajo se
aprecian dos placas amarillas con ganchos rojos en su interior; no
queda claro si son parte del pectoral o del vestuario. Parece llevar
falda con paño en el costado derecho; terminan en lo bajo en diseño
de plumas (lám. 18).

Lámina 18. Zacuala. Pórtico 2. Patio 2 y Pórtico 2a, murales 1-10 (Quetzalcóatl rojo).
Acervo Arqueológico de Teotihuacán. Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.

Emblemas. En el lado derecho del personaje, se aprecia una


especie de estandarte o escudo con gotas, círculos concéntricos y
plumas. Se reconoce, también, una cabeza de felino con entrelaces
(lám. 19). En el lado contrario, el izquierdo, hay un escudo
rectangular con línea perimetral en azul oscuro, grueso gancho y
huellas de pies en su interior; dos de sus lados van enmarcados por
plumas gruesas.
Lámina 19. Zacuala. Pórtico 2. Patio 2 y Pórtico 2a, murales 1-10 (Quetzalcóatl rojo).
Acervo Arqueológico de Teotihuacán. Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.

4.5 Séjourné lo identifica como “El Quetzalcóatl rojo” y también


lo pone como ejemplo de la figura “hombre-tigre-pájaro-serpiente,
originario de la Ciudad de los Dioses” (Séjourné 1966b:104).
5.1 Séjourné, L., 1959:26, lám. 28 y 1966b:104, figs. 73; Miller, A.,
1973:111, figs. 204-205.

4. Pórtico 3, murales 1-6, Pórtico 4, murales 1-5, Pórtico 5, murales 1-4, Pórtico
6, murales 1-3 (Tláloc como dios del maíz).

1.1 Zacuala, Teotihuacán (planos 21, 21.1 y 21.2).


1.2 Fragmentos de diversos tamaños se encuentran en el Acervo
Arqueológico de Teotihuacán.
1.3 Exploraciones de Séjourné, 1955-1958.
2.1 Según Miller, el fragmento que ilustra, del mural 3, Pórtico 3,
estuvo en el Museo Nacional de Antropología. De ahí pasó a las
bodegas en Teotihuacán.
3.1 De acuerdo con Miller, el mural citado mide 90 cm de ancho
y 45 cm de alto.
3.2 Dos tonos de rojo, rosa, verde claro, azul y amarillo.
Estilización geométrica, líneas definidas y angulosas caracterizaban
a las figuras representadas en los cuatro pórticos de las esquinas en
el Patio Principal.
4.1 Se describe el mural 3, del Pórtico 3. El fragmento principal
de este mural se encontraba hacia 1996 en la bodega del Museo
Nacional de Antropología (véase adenda 1, Museo Nacional de
Antropología láms. 12 y 13) (fig. 21.4).

Figura 21.4 Zacuala. Pórtico 3, mural 3 (Tláloc como


dios del maíz, según Séjourné, 1959).

Es una figura humana vista de perfil, lleva los brazos extendidos


y los pies apuntando en direcciones contrarias. Su rostro, o máscara,
tiene los rasgos de Tláloc: ojo excéntrico en la parte baja del disco
ocular y anillo verde –la anteojera– circundándolo; boca abierta de
labios formados de una banda gruesa y continua, dientes y gran
colmillo curvo.
Rígidos son los brazos y las manos, éstas toman objetos: la
derecha un tallo, la izquierda una bolsa. En aquella se representaron
dedos y uñas, en ésta solamente los dedos. Se aprecia parte de las
piernas que asoman bajo la falda (láms. 20 y 21).
Lámina 20. Zacuala. Pórtico 3, murales 1-6. Pórtico 4, murales 1-5. Pórtico 5, murales 1-4.
Pórtico 6, murales 1-3 (Tláloc como dios del maíz). Museo de Murales Teotihuacanos
“Beatriz de la Fuente”. Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.

Lámina 21. Zacuala. Pórtico 3, murales 1-6. Pórtico 4, murales 1-5. Pórtico 5, murales 1-4.
Pórtico 6, murales 1-3 (Tláloc como dios del maíz). Acervo Arqueológico de Teotihuacán.
Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.
Vestuario. Usa falda corta decorada con bandas ondulantes y una
capa que desciende del tocado. Amplio lienzo, que sostiene la
canasta que carga a cuestas, se anuda sobre el brazo.
Lleva sandalias, como placas rectangulares. Los pies apuntan en
direcciones contrarias en el mural 3, pero las perneras que le cubren
la parte baja de la pierna siguen la misma dirección.
Tocado. Está compuesto por una banda que le ciñe la frente, se
divide en segmentos de dos colores: azul y rojo oscuro; de ésta baja
un paño, le cubre la oreja y hace visible la orejera. Otra banda
horizontal se advierte por encima de la segmentada; es como el
soporte de una sección con diseño de petatillo al cual se sobreponen
tres ojos en sentido horizontal, de los cuales cuelgan –bajo tres
bandas onduladas– gotas en sentido vertical. Se ha interpretado
como el signo de “agua corriente” en Teotihuacán.
Adornos. Usa orejera de círculos concéntricos y collar de discos
simulando cuentas.
Emblemas. Toma con la mano derecha un tallo con hojas, que se
ondula hacia arriba en donde se sitúa una mazorca de maíz. Con la
mano izquierda sostiene una bolsa con asa, bandas anudadas, y
paño de piel de coyote. Lleva a cuestas una cesta, en cuya parte alta
asoman sendas mazorcas de maíz.
Vírgula. Una sola vírgula se extiende en sentido horizontal, lleva
las consabidas placas o discos en grupos de tres por el borde
exterior.
Cenefa. Se formaba de entrelaces (lám. 22).
4.5 Séjourné lo ha considerado como Yacatecuhtli “Dios de los
mercaderes errantes”.
5.1 Séjourné, L., 1959:30 y 31, fig. 12; Miller, A., 1973:112, figs.
206-208.
Lámina 22. Zacuala. Pórtico 3, murales 1-6. Pórtico 4, murales 1-5. Pórtico 5, murales 1-4.
Pórtico 6, murales 1-3 (Tláloc como dios del maíz). Acervo Arqueológico de Teotihuacán.
Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.

5. Patio Principal (formas onduladas con plumas, conchas y caracoles, o


serpiente emplumada).

1.1 Zacuala, Teotihuacán.


1.2 Un fragmento mayor procede, posiblemente, de la esquina
sureste del Patio Principal; podría proceder del tablero del Templo
Este, éste y otros, cuya procedencia no se puede ya precisar, se
encuentran dentro del Acervo Arqueológico de Teotihuacán.
2.2 Hoy en día se encuentra sobre un bastidor y ha sido sometido
a un proceso de reintegración pictórica por lo que se observa el
diseño y los colores definidos. Conviene ver las diferencias de su
condición comparando registros de 1967, 1971 (Miller, 1973:112 y
113) y 1992 (lám. 23).
a)

b)

Lámina 23. Zacuala. Patio Principal (serpiente emplumada). Museo de Murales


Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”. Fotos Pedro Cuevas, 1992 (a) y Carlos Martínez
Rosas Landa, 2019 (b).

3.1 Este fragmento mayor mide 102 cm de ancho y 205 cm de


alto. Según Miller (1973, fig. 209), estuvo originalmente colocado en
sentido vertical; de ser así se trata de una cenefa. Séjourné lo ilustra
como diseño horizontal (1959, fig. 10) (fig. 21.5).
3.2 Los elementos se perfilan con trazo rojo oscuro; hay además
azul, verde, amarillo, rojo claro y rosa.
Figura 21.5 Zacuala. Patio Principal (formas onduladas con plumas, conchas y caracoles, o
serpiente emplumada). Dibujo José Francisco Villaseñor, según Séjourné, 1959.

Lámina 24. Zacuala. Patio Principal. Detalle (serpiente emplumada). Museo de Murales
Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”. Foto Carlos Martínez Rosas Landa, 2019.
Lámina 25. Zacuala. Patio Principal (formas onduladas con plumas, conchas y caracoles, o
serpiente emplumada). Dibujo José Francisco Villaseñor.

4.1 El diseño general es de amplia forma ondulante (se ha dicho


que se trata del cuerpo de una serpiente), con secciones en su
interior. De su lado izquierdo se limita por bandas con diseño de
petatillo (láms. 24 y 25).
Las secciones de la forma ondulante se describen de izquierda a
derecha, según interpretación de Miller, o de arriba a abajo, según
Séjourné; tocando la banda de petatillo hay una franja seccionada en
cuadretes, en cuyo interior se aprecian conchas bivalvas de variados
diseños y colores; la colinda otra franja de plumas que se extienden
y ondulan, gruesos trazos rojos definen su perímetro.
Abarcando la banda de plumas y la de conchas, se aprecia un
diseño geométrico dispuesto en sentido transversal. Se trata,
posiblemente, de un emblema que se compone de una placa
rectangular de borde azul, en cuyo centro van discos concéntricos
con plumas en su interior (pudiera tratarse de un ojo emplumado),
a cada lado; dentro del rectángulo están cinco puntos
simétricamente colocados. De éste bajan siete placas, también
rectangulares, de menor tamaño, las cuatro de los extremos
terminan en diseños angulares y las dos intermedias repiten los
discos de la placa mayor.
4.5 Séjourné califica a éste diseño como “cuerpo de serpiente
emplumada”.
5.1 Séjourné, L., 1959:28, fig. 10; Miller, A., 1973:113, figs. 209-
212.

Fragmentos ilustrados por Laurette Séjourné en 1959

Procedo ahora a describir, de manera breve, cinco fragmentos del


mural que ilustra L. Séjourné, 1959; hacia 1995 no se habían
reconocido entre los que se guardaban en las bodegas del sitio;
tampoco se ha podido corroborar el muro exacto de procedencia. En
los sitios que señala Séjourné (1959), en su plano y en su texto, hay
restos de pintura mural; sin embargo, ninguno es a la fecha
reconocible. Miller (1973:108), retoma el plano de Séjourné, pero es
muy posible que para entonces buen número de los murales
estaban perdidos o se habían desprendido para su supuesta
conservación. Con base en cuidadoso cotejo entre lo encontrado por
Séjourné (1959), lo visto por Miller (1973), y la investigación que
realizamos entre 1993 y 1994, los murales que a continuación
describo estaban en la mitad norte del conjunto departamental,
antes llamado “palacio” de Zacuala. El único que se encontraba en la
mitad sur era el que formaba parte del Pórtico Sur L (según
Séjourné), que Miller (1973), nombró el Pórtico 12.
Por carecer de la información correspondiente se omiten en las
siguientes cédulas los números que anteceden al 4.

6. Pórtico 11 (la balsa que lleva a Quetzalcóatl) .

Séjourné (1959:22), dice que se encontraban en el Pórtico Norte:


K; Miller (1973:108) lo nombra Pórtico 11 (planos 21, 21.1 y 21.2).
4.1 Se trata de un fragmento apaisado en el cual se reconocen los
pies de un personaje que se yergue sobre una suerte de balsa,
plataforma o estera (fig. 21.6). Esta se ondula y se levanta en su
extremo izquierdo. Una rama, con hojas y cinco flores amarillas,
desciende, también ondulada, en ese mismo extremo. En el lado
contrario, la dicha plataforma termina en forma de cruz griega, con
signos del triángulo y del trapecio en cada uno de sus brazos; al
centro se aprecia un disco con círculos concéntricos y un haz de
plumas largas lo remata en su lado derecho. Un tanto separado de
las plumas se reconoce el cascabel de una cola de serpiente.
Bajo la dicha balsa se aprecia un diseño de siluetas flamígeras
que se contienen en una superficie limitada por sendas curvas las
cuales recogen su concavidad hacia el interior.
Sobre la balsa se desplantan de perfil, y a distinto nivel y espacio,
las piernas y los pies de una figura, que, de acuerdo con el dibujante
de Séjourné (1959, fig. 4), estaba lujosamente ataviada. En el dibujo
se percibe el faldellín de plumas, las rodilleras estriadas y las
sandalias con talonera.
En lo que podría ser la parte de atrás de la figura –su lado
derecho–, descienden varias bandas simulando lienzos. A su lado se
mira una “corriente” con variados símbolos en su interior: bandas
cruzadas, discos, “signo de tres montañas”, barras y otros más.
En su parte anterior, del lado derecho, se advierte una hilada
vertical y otra diagonal de conchas bivalvas; otra hilada sigue el
perfil ondulante de la balsa. También se mira elaborada bolsa de
copal, compuesta de distintos segmentos verticalmente
sobrepuestos; entre ésta, y las hiladas de conchas se advierten
diseños de formas elongadas.

Figura 21.6 Zacuala. Pórtico 11 (piernas de sacerdote, bolsa de copal y corriente, según
Séjourné, 1959).

4.5 Acerca de su identidad, su descubridora, la arqueóloga L.


Séjourné dice que es: “La balsa de serpiente que lleva a Quetzalcóatl
al Tlapallan del País del Sol”. Añade la siguiente observación: “sobre
el pórtico norte, el pájaro-serpiente se ha convertido en el Señor
Quetzalcóatl mismo, en la más cantada de sus aventuras: su partida
a lomo de la serpiente emplumada, por el País del Sol levante. Este
fresco es la única ilustración conocida del mito central del
pensamiento precolombino” (Séjourné, L., 1959:29, fig. 4).

7. Pórtico 7 (garra de ave, vista de frente, con lengua bífida).

Séjourné (1959:22) lo ubica en el Pórtico Oeste y Miller


(1973:108), en el Pórtico 7 (planos 21, 21.1 y 21.2).
4.1 Se trata de un fragmento en el cual se aprecian las patas de
un ave, llevan sus respectivas garras de tres uñas y están colocadas,
de modo tal, que representan la figura del ave vista de pie. En la
parte superior, sobre cada una de las patas, se observa la parte
inferior de algunas plumas que parecieran formar parte de las alas
del animal. Entre las patas se advierte, en lo alto, una lengua bífida
ubicada sobre cuatro grandes plumas que se curvan en su extremo
inferior; hay diseños curvos y apuntados en el interior de éstas (fig.
21.7).

Figura 21.7 Zacuala. Pórtico 7 (garra de ave, vista de frente con lengua bífida, según
Séjourné, 1959).

4.5 De acuerdo con Séjourné (1959:22): “Los frescos de este


pórtico Oeste representan seis imágenes de un ave de garras
poderosas…” Más adelante asienta que es el “Águila Solar, con
lengua bífida de serpiente” y añade “sobre el pórtico Oeste, el pájaro
de colores solares. La lengua bífida que sustenta sobre el pecho es el
signo de una importante metamorfosis: el tigre se ha transformado
en serpiente” (1959:29).

8. Patio 13. Pórtico 13 y 13a, Cuartos 13 y 13a (ave con escudo y corriente).

Séjourné (1959:22), encontró estos murales en los pórticos R,


del Conjunto Noroeste; Miller los designó como el Patio 13, los
Pórticos 13 y 13a y los Cuartos 13 y 13a. (planos 21, 21.1 y 21.2).
4.1 Según el dibujo de Séjourné (1959, fig. 7), se trata de la mitad
inferior del cuerpo y las patas de un ave, vista de perfil (fig. 21.8).
Las articulaciones de la pelvis y de los tobillos se representaron por
medio de volutas. En el pecho ostenta un escudo con aspecto de flor
de cuatro pétalos en cuyo interior se miran círculos concéntricos, en
su parte media hay diseños curvados, discos y barras. Se ha dicho
que es el signo “ojo de reptil”. A la izquierda desciende una
“corriente” o chorro de agua, en su interior se aprecian flores,
conchas y discos. Del lado contrario se observa un haz de plumas
decorado con diseños varios.

Figura 21.8 Zacuala. Patio 13 (ave con escudo y corriente, según Séjourné, 1959).

4.5 Dice Séjourné al comentar esta imagen: “Los pórticos del


conjunto noroeste… están cubiertos de imágenes de Xochipilli, el
Príncipe de las Flores el cual… gozaba en Zacuala de un favor
especial. Sus piernas enclenques pueden ser las de una mariposa,
insecto estrechamente ligado a su simbolismo y del cual nuestro
motivo toma el ala… sobre el pecho lleva la flor solar tomada del
glifo llamado ‘ojo de reptil’ cuya constante asociación con Xochipilli
hace pensar en un signo de la mariposa en su acepción de fuego. Las
flores que surgen de él completan los atributos de esta deidad
emparentada con el Sol” (Séjourné, 1959:22,23, fig. 7).

9. Conjunto Noroeste (representación de Xipe).

4.1 Durante las exploraciones que llevó a cabo en Zacuala L.


Séjourné (1959:22, fig. 6), narra que entre los fragmentos del
Conjunto Noroeste encontró uno que tenía representado un rostro
–pudiera ser una máscara– con ojos cerrados y boca abierta
mostrando los dientes. Los rasgos se construyen por medio de
trazos de contorno bien definidos; las orejeras, vistas de frente son
grandes y onduladas. Un semicírculo enmarca al dicho rostro, se
compone de discos con anillos concéntricos, son verdes y figuran
chalchihuites (fig. 21.9).
Figura 21.9 Zacuala. Conjunto Noroeste
(representación de Xipe, según Séjourné, 1959).

4.5 Acerca de esta imagen dice Séjourné: “Del conjunto


noroeste… no hemos recuperado más que fragmentos de un motivo
abstracto y una interesante cabeza de Xipe encerrada en un círculo
de trece piedras preciosas” (1959:22).

10. Pórtico 12 (personaje con corriente de flores).

Fragmento que formaba parte de los murales del Pórtico Sur;


Séjourné lo nombra con la letra L (1959:22), Miller le da el número
12 (1973:108) (planos 21, 21.1 y 21.2).
4.1 Es posible que, como muchos más del conjunto
departamental de Zacuala, fuera desprendido del sitio original y
ahora resulta irreconocible entre los fragmentos que se alojan en el
Acervo Arqueológico de Teotihuacán.
En lo que restaba, según dibujo de Séjourné (1959, fig. 5), se
aprecia la parte inferior de una figura que lleva faldellín, las piernas
y los pies de perfil uno tras otro (fig. 21.10). Calza sandalias con
talonera y usa una suerte de capa con decoración geométrica. Hacia
el extremo de su lado derecho se advierte un lienzo con plumas. Del
otro lado, lo que podría ser el frente de la figura, había una bolsa
con variados segmentos sobrepuestos, es la “bolsa de copal” del
sacerdote. Hacia el extremo del mismo lado había restos de una
banda o “corriente de agua” con flores.
La cenefa se componía de un marco lineal con diseño de
pequeñas bandas que se continúan en discos de anillos
concéntricos.
Figura 21.10 Zacuala. Pórtico 12 (personaje con corriente de flores, según Séjourné, 1959).
22
YAYAHUALA

B F

Plano 22. Yayahuala. Planta.


Plano 22.1 Yayahuala. Vista isométrica.

Restos menores se encuentran en el sitio, la mayor parte se


desprendió y se conserva en el Acervo Arqueológico de Teotihuacán.
Sin embargo la falta de información impide su ubicación original.
A manera de ejemplo se describe un fragmento. Según Séjourné
(1969:77), y según Miller (1973:107, plano X), hubo murales en el
Patio 1, la Plataforma 1, los Pórticos 1, 2, 3, 4, 5 y 7 y en los Cuartos 5
y 6 (plano 22).

1. Pórtico 1, mural 1 (diseño polilobulado con estrellas y conchas en su


interior).

1.1 Yayahuala, Teotihuacán.


1.2 Acervo Arqueológico de Teotihuacán.
2.1 Se trasladó al Museo Nacional de Antropología, volvió a
Teotihuacán y actualmente se encuentra exhibido en Museo de
Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”.
2.2 Fragmento con diseño y colores definidos.
3.1 Mide 137 cm de ancho y 55 cm de alto.
3.2 Se reconocen dos tonos de rojo y blanco.
4.1 El diseño se compone de tres lóbulos en su interior y cinco en
el exterior, estrella de cinco puntas al centro y distintas conchas
bivalvas en el espacio entre las secciones de diseño lobulado. Se ha
dicho que representan pozos de agua: los lóbulos serían las ondas.
La disposición de los diseños polilobulados se alterna rítmica y
repetidamente, invirtiendo su colocación, de modo tal que la estrella
se mira una vez arriba y otra abajo. Así debió ser en todo lo ancho
del muro (fig. 22.1 y lám. 1).
5.1 Séjourné, L., 1969:77; Miller, A., 1973:107, fig. 197.

Figura 22.1 Yayahuala. Pórtico 1, mural 1 (diseño


polilobulado con estrella y conchas en su interior).
Lámina 1. Yayahuala. Pórtico 1, mural 1 (diseño polilobulado con estrella y conchas).
Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”. Foto Pedro Cuevas, 1992.
23
OZTOYAHUALCO
CASA DE LAS ÁGUILAS

B F

1.1 La Casa de las Águilas, Oztoyahualco, Teotihuacán.


1.2 Destruido hoy en día, quizá porque nunca se le dio
protección.
1.3 Localizado en las excavaciones de los arqueólogos E. Noguera
y J. Leonard. Ubicado en un muro de 25 cm de alto de un cuarto
pintado que representa la construcción más antigua, ya que se
encontraba cubierta por otras construcciones, aunque existe la
posibilidad de encontrarse, bajo éste, otra construcción de una
época anterior.
1.4 Descubierto antes de 1957.
2.2 Es un mural incompleto, ya que sólo se conservan parte de
una cenefa y del cuerpo de un ave.
3.1 No se cuenta con información acerca de sus dimensiones.
4.1 En este fragmento se representan dos diseños: una sucesión
de cuatro águilas, y una ancha franja que la enmarcaba: “se
representan cuatro águilas ejecutadas con excelente realismo que se
reconocen por las garras, se muestran las plumas inferiores y la
cola, ya que el resto de las figuras han desaparecido” (E. Noguera y
J. Leonard, 1957:8) (fig. 23.1).
La franja o cenefa que aún se conserva va colocada en la parte
inferior, y una parte hacia el lado derecho de las aves. Se forma de
una sucesión de volutas pintadas en rojo que contrastan con el color
blanco del estuco formándose volutas invertidas.
Figura 23.1 Oztoyahualco (garras de águila y volutas, según Noguera y Leonard, 1957).

5.1 Noguera, E. y Leonard, J., 1957.


24
TOTÓMETLA1

A J O
E C Á R

Plano 24. Totómetla. Planta.


Plano 24.1 Totómetla. Perspectiva.

Pinturas murales halladas en el sitio Purificación-Pirámides de Teotihuacán

Entre los diversos bienes culturales recientemente descubiertos en


Teotihuacán se encuentran varios fragmentos murales, detectados
en las excavaciones de salvamento y rescate que se llevan a cabo en
el marco del proyecto especial Teotihuacán.
Estas pinturas murales se encuentran asociadas a un complejo
arquitectónico ubicado en la calle Pirámide, del Barrio de
Purificación, muy próximo y hacia el sur del conocido conjunto de
Tetitla, dentro del cuadrante N1W2 del plano de Teotihuacán,
marcado como estructura 27C (Millon, R., 1973).
En estas excavaciones, dirigidas por Alberto Juárez bajo la
coordinación de Rubén Cabrera, donde se han liberado varios
complejos arquitectónicos (correspondientes a distintas épocas), se
han localizado hasta la fecha ocho fragmentos de pintura mural,
tratadas de inmediato para su conservación por Elizabeth Carmen
Ávila. De acuerdo al repertorio iconográfico hoy conocido de
Teotihuacán, se han agrupado en la forma siguiente:
1. Deidades relacionadas con la fertilidad (El Complejo Dios de la
Lluvia: Tláloc).
2. El Complejo Fuego-Mariposa:
a) Los signos del Complejo del Dios Viejo del Fuego.
3. Figuras de animales:
a) Representaciones de grandes aves.
b) Representaciones de pequeñas aves.
c) Representaciones de caracoles estilizados.
En vista de que no se pretende en este trabajo un análisis
iconográfico exhaustivo, sino más bien preliminar, el presente
estudio propone dos niveles de análisis:
1. Descriptivo.
2. Explicativo o iconográfico.
El primero se refiere a elementos simbólicos discernibles por sus
atributos formales (humanos, zoomorfos, geométricos), así como la
combinación de éstos.
El segundo corresponde a la identificación de elementos
simbólicos (signos, glifos, símbolos calendáricos).
Las pinturas murales han tenido transformaciones naturales
propias del paso del tiempo, pero además de éstas, el grado de
alteración que sufre un objeto depende de muchas otras variantes,
como son la técnica de manufactura, las condiciones de humedad y
temperatura, el tipo de suelo.
En general los murales presentan:
• Abrasiones provocadas por la misma arena, raíces de árboles, y
por otras que debieron darse cuando este complejo fue habitado.
• Desprendimientos.
• Oquedades.
• Rajaduras o asentamientos en los muros.
• Colapso del relleno de los muros.
• Depósitos de sales sobre la capa pictórica.
Debido a estos factores hubo necesidad de darles un tratamiento
especial para su conservación, buscando que, con estos
tratamientos, los murales se mantengan estables y que las
transformaciones que sufran sean lo más lentas posible.

Tratamientos de conservación

• Fijado del pigmento con agua de cal y eliminación de polvo y


tierra.
• Fijado de fragmentos sueltos con caseinato de cal apagada y
arena del mismo lugar. A esta pasta se le agrega caseinato para
mayor adherencia.
• Inyección en oquedades con caseinato de calcio. Es importante
inyectar antes una solución de agua-alcohol.
• Consolidación de las piedras que forman los muros y pilastras
con cemento.

Tratamientos de restauración

Con estos procesos se busca que la obra recupere, hasta donde sea
posible, la imagen perdida, obteniendo una integridad visual de la
misma.
• Eliminación de sales y tierra pegada a la capa pictórica. Se lleva
a cabo manualmente con el bisturí y químicamente con ácido
acético diluido.
• Aplicación de una pátina en zonas donde se inyectó y donde se
llevaron a cabo resanes y ribeteados, de manera que estas zonas se
vean del mismo color del aplanado original.
• Aplicación de velados en zonas colapsadas.
Las escenas de los murales que a continuación se describirán
aparecen enmarcadas por juegos de líneas (volutas o cenefas) que
delimitan los diseños en la parte superior y lateral formando una
sucesión de paneles.
Este estudio presenta resultados preliminares, tanto del análisis
iconográfico como del proceso de conservación y restauración de las
pinturas murales halladas, para lo cual trabajaron conjuntamente la
arqueología y la restauración, quedando pendiente el análisis más
completo de los mismos.

1. Pórtico 1. Águilas y rombos.

1.1 Pórtico 1, Totómetla (planos 24 y 24.1).


1.2 In situ (lám. 1).
1.3 En los cuadros 2, 3 y 4G del pozo 10 de dicha excavación se
liberó un complejo arquitectónico (recinto porticado) con pintura
mural.
1.4 Excavación dirigida por Alberto Juárez bajo la coordinación
de Rubén Cabrera.

Lámina 1. Totómetla. Pórticos 1 y 2. Vista general. Foto Leticia Staines, junio, 1994.
2.2 Se conservan fragmentos en tres de sus cuatro muros. El
segundo mural se encuentra muy perdido y las dimensiones de su
altura varían, ya que sufrió una remodelación.
3.1 En el primer muro (que forma el acceso en su lado este), la
pintura mural mide 158 cm de largo por 72 cm de altura. El segundo
muro tiene fragmentos murales con las siguientes dimensiones: 155
cm de largo por 42 cm de altura, estas dimensiones varían ya que
sufrió una remodelación. El muro sur, que es el tercero, es el más
completo de todos y mide 215 cm de largo por 150 cm de altura.
3.2 Rojo, azul, amarillo, blanco y negro.
4.1 Por los fragmentos que aún se aprecian, se puede constatar
que se trata de una procesión de aves que, distribuidas a ambos
lados del recinto, se dirigen hacia el acceso del aposento.
Representan aves que nosotros hemos identificado tentativamente
como águilas, por la forma de sus picos y garras.
Estas aves se encuentran paradas, con las patas, cabeza y cola de
perfil, y el cuerpo de frente con las alas extendidas horizontalmente
(fig. 24.1). Se encuentran sobre un fondo rojo; sus alas están
representadas en dos tonos de azul, el pico y las palas son de color
amarillo y las garras son blancas. El ojo está formado por dos
círculos concéntricos y un punto al centro de éstos, de color negro o
azul obscuro. De su pico entreabierto emerge una vírgula de color
amarillo (láms. 2-8).
El panel que enmarca dichas escenas está delineado por una
cenefa de doble voluta.
Figura 24.1 Totómetla. Pórtico 1, mural 1 (águila). Dibujo Alberto Juárez
Osnaya.
Lámina 2. Totómetla. Pórtico 1, mural 1 (águilas). Foto Leticia Staines, junio, 1994.
Lámina 3. Totómetla. Pórtico 1, mural 1. Detalle (águilas). Foto Leticia Staines, junio, 1994.
Lámina 4. Totómetla. Pórtico 1, mural 1. Detalle
(águilas). Foto Leticia Staines, junio, 1994.
Lámina 5. Totómetla. Pórtico 1, mural 1. Detalle (águilas). Foto Leticia Staines, junio, 1994.
Lámina 6. Totómetla. Pórtico 1, mural 2 (águilas). Foto María Elena Ruiz Gallut, junio,
1994.
Lámina 7. Totómetla. Pórtico 1, mural 2. Detalle
(águilas). Foto María Elena Ruiz Gallut, junio, 1994.
Lámina 8. Totómetla. Pórtico 1, mural 2 (águilas). Foto Leticia Staines, junio, 1994.

El tercer muro muestra en su parte inferior la procesión de


águilas pero en lo centrado sobre un fondo rojo, se pueden discernir
dos diferentes signos dentro de rombos distribuidos a ambos lados
del panel y un motivo al centro del mismo. Los dos signos
representados en las bandas que forman los espacios romboidales
presentan uno de sus ángulos obtusos en la base y un disco en el
centro, flanqueado en ambos lados con rectángulos o líneas cuyo
número varía entre tres a seis o más (láms. 9-12).
Lámina 9. Totómetla. Pórtico 1, mural 3 (águilas y rombos). Foto Leticia Staines, junio,
1994.
Lámina 10. Totómetla. Pórtico 1, mural 3. Reconstrucción digital
Ricardo Alvarado Tapia.
Lámina 11. Totómetla. Pórtico 1, mural 3. Detalle
(águilas y rombos). Foto Leticia Staines, junio, 1994.
Lámina 12. Totómetla. Pórtico 1, mural 3. Detalle (águilas y rombos). Foto Leticia Staines,
junio, 1994.

4.5 Los elementos del tercer muro podrían identificarse como los
signos del fuego, característicos del dios viejo del fuego (Von
Winning, 1987, tomo II:15, fig. 4a). El círculo que se encuentra en la
parte media, como diseño central enmarcado en un cuadro, lo
hemos identificado como el glifo ojo de reptil (Von Winning, 1987,
tomo II:73-78).

2. Pórtico 2. Tláloc o Dios de la Tormenta.

1.1 Pórtico 1, Totómetla (planos 24 y 24.1).


1.2 In situ.
1.3 Los murales se localizan en el pozo 10 en los cuadros 1E, F, G
y 5F y G. De este espacio arquitectónico sólo se conservaron dos
restos de muros con fragmentos de pintura mural.
1.4 Excavación dirigida por Alberto Juárez bajo la coordinación
de Rubén Cabrera.
3.1 El primer mural (muro norte) mide 150 cm de largo por 70
cm de altura. El segundo mural (muro sur) mide 167 cm de largo
por 89 cm de altura.
3.2 Las figuras están realizadas sobre un fondo rojo y los colores
que las conforman son dos tonos de azul, dos tonos de verde, el
amarillo, el rojo y el blanco del enlucido de cal.
4.1 Los personajes de los murales se encuentran totalmente de
perfil y en procesión, siguiendo direcciones este-oeste (lám. 13). En
el acceso localizado en la parte este, la procesión converge hacia él.

Lámina 13. Totómetla. Pórtico 2, mural 1 (Tláloc). Foto Leticia Staines, junio, 1994.
Lámina 14. Totómetla. Pórtico 2, mural 1 (Tláloc). Foto Leticia Staines, junio, 1994.
Lámina 15. Totómetla. Pórtico 2, mural 4. Detalle (Tláloc). Foto Leticia Staines, junio, 1994.

El cuerpo de las figuras se encuentra estilizado, a base de líneas


formando rectángulos, en posición diagonal, en forma escalonada
(láms. 14 y 15).
La cara está formada por la nariz, delineada en rojo, orejeras de
color azul y rojo, anteojeras azul y verde y bigotera roja y blanca. De
su boca sale una ninfea, sobre ésta, tres plumas, una roja, otra verde
y otra azul. Lleva como adorno un collar de cuentas de jade y en la
cabeza un gran tocado a base de círculos verdes y azules, y plumas
del mismo color. En la parte posterior del tocado se pueden observar
rectángulos rojos, blancos y azules con dos nudos rojos, que pueden
tratarse del abanico de papel plegado que Caso (1967b), menciona
en su descripción del atuendo de Tláloc. En la mano, y colocado
verticalmente hacia el frente, lleva un rayo o relámpago (lám. 16),
que a lo largo presenta en la parte media una línea de color amarillo
y en un lado tiene representada una corriente de agua de color azul.
Lámina 16. Totómetla. Pórtico 2, mural 1. Detalle (Tláloc). Foto María Elena Ruiz Gallut,
junio, 1994.

En la parte inferior se puede ver que porta un escudo rojo con el


glifo de Tláloc; es decir, tres círculos en la parte superior, en la parte
media el labio superior cuyos extremos están volteados hacia abajo
y en la parte inferior un signo acuático, el quincunce (lám. 17).
Lámina 17. Totómetla. Pórtico 2, mural 4 (Tláloc). Foto Leticia Staines, junio, 1994.

3. Golondrinas o palomas.

1.1 Pozo 12, Totómetla.


1.2 In situ.
1.3 Se localiza en el pozo 12, cuadros 1, 2 y 3 I, J y K,
correspondiente a otro complejo arquitectónico y detectado en una
subestructura.
1.4 Excavación dirigida por Alberto Juárez bajo la coordinación
de Rubén Cabrera.
3.1 Se pueden observar fragmentos de murales en tres muros de
este aposento, con acceso en su lado este. El primero mide 255 cm
de largo por 56 cm de altura (muro norte); el segundo mide de largo
415 cm por 56 cm de altura (muro este) y el tercero 255 cm de largo
por 30 cm de altura (muro sur).
3.2 Negro, blanco y rojo.
4.1 Se trata de aves en procesión, delineadas en color negro y
blanco sobre un fondo rojo (lám. 18). Se encuentran enmarcadas
por una cenefa a los lados y una franja en su parte inferior. Están en
actitud de vuelo, ya que tienen un ala desplegada, y en la parte
inferior un glifo en forma de atadura (dos nudos) de plumas, como
portando una carga de información. Es difícil su identificación, pero
debido a que el pecho es de color blanco podría tratarse de
golondrinas o palomas.

Lámina 18. Totómetla (golondrina o paloma). Foto María Elena Ruiz Gallut, junio, 1994.

4. Polluelos.

1.1 Totómetla.
1.2 In situ.
1.3 Este mural se localiza en el mismo complejo arquitectónico
que el anterior, y corresponde a la misma época constructiva. Se
sitúa en los cuadros 1F y G. Se encuentra sobre el muro sur (que
forma el acceso).
1.4 Excavación dirigida por Alberto Juárez bajo la coordinación
de Rubén Cabrera.
3.1 Mide 79 cm de largo por 70 cm de altura.
3.2 Negro, blanco y rojo.
4.1 En este fragmento se pueden discernir dos pequeñas cabezas
de aves, colocadas de perfil, mirando cada una en sentido contrario:
una hacia el norte y otra hacia el sur. Se encuentran pintadas en
negro y blanco sobre un fondo rojo y se les ha definido como
polluelos, por presentar grandes ojos y un pico pequeño y corto (fig.
24.2, láms. 19 y 20).

Figura 24.2 Totómetla (polluelos). Dibujo Alberto Juárez Osnaya.


Lámina 19. Totómetla (polluelos). Foto Leticia Staines,
junio, 1994.
Lámina 20. Totómetla (polluelos). Foto Leticia Staines, junio, 1994.

5. Caracoles.

1.1 Totómetla.
1.2 In situ.
1.3 En los cuadros 4 y 5E, F, y G del mismo complejo
arquitectónico y correspondiente a la misma época que los dos
anteriores, se localizaron fragmentos de pintura mural en dos de sus
muros y en una pilastra. Los demás muros presentan restos de
pintura, pero aún no han sido excavados.
1.4 Excavación dirigida por Alberto Juárez bajo la coordinación
de Rubén Cabrera.
3.1 El muro este mide de largo 150 cm por 74 cm de altura y el
muro sur mide 203 cm de largo por 74 cm de altura.
3.2 Los colores utilizados son dos tonalidades de rojo: obscuro y
claro (rojo marrón o teotihuacano).
4.1 Representan caracoles estilizados, cortados
transversalmente. En la parte inferior, los caracoles se encuentran
unidos unos con otros (lám. 21).
4.5 Las representaciones de caracoles se utilizan como símbolos
acuáticos, así como para describir un ambiente fértil.

Lámina 21. Totómetla (caracoles seccionados). Foto Leticia Staines, junio, 1994.

Nota

1 Totómetla es el nombre asignado a este sitio por los integrantes del Seminario La pintura
mural prehispánica en México.
ADENDA 1
FRAGMENTOS DE PINTURA MURAL EN MUSEOS
NACIONALES

COLECCIÓN MUSEO ANAHUACALLI


CIUDAD DE MÉXICO

B F

Nueve son los pequeños fragmentos que se resguardan en la


colección del Museo Anahuacalli de Diego Rivera, reconocido pintor
mexicano del siglo . La que fue directora de dicho museo, Dolores
Olmedo Patiño, otorgó el permiso en 1996 para fotografiar y
publicar los fragmentos de pintura teotihuacana que a continuación
se reproducen. Son tan menores que sólo se reconocen algunas
porciones de diseños, los cuales se describen al calce de cada
lámina.
Es posible suponer, con base en su estilo, que todos los
fragmentos procedan de Tetitla.
Lámina 1. Fragmento de procedencia desconocida
(brazo humano que sale de una posible concha,
recuerda al mural 4 del Cuarto 17 de Tetitla).
Colección Museo Anahuacalli. Foto Ernesto Peñaloza,
marzo, 1996.
Lámina 2. Fragmento de procedencia desconocida
(rostro verde de un viejo, con gran vírgula de la
palabra que parece emerger de su boca). Colección
Museo Anahuacalli. Foto Ernesto Peñaloza, marzo,
1996.

Lámina 3. Fragmento de procedencia desconocida


(escudo). Colección Museo Anahuacalli. Foto Ernesto
Peñaloza, marzo, 1996.
Lámina 4. Fragmento de procedencia desconocida.
Colección Museo Anahuacalli. Foto Ernesto Peñaloza,
marzo, 1996.

Lámina 5. Fragmento de procedencia desconocida.


Colección Museo Anahuacalli. Foto Ernesto Peñaloza,
marzo, 1996.
Lámina 6. Fragmento de procedencia desconocida.
Colección Museo Anahuacalli. Foto Ernesto Peñaloza,
marzo, 1996.

Lámina 7. Fragmento de
procedencia desconocida
(porción de cenefa con
decoración de volutas).
Colección Museo Anahuacalli.
Foto Ernesto Peñaloza, marzo,
1996.
Lámina 8. Fragmento de
procedencia desconocida (parte
de vírgula y formas apuntadas
en tonos de rojo). Colección
Museo Anahuacalli. Foto
Ernesto Peñaloza, marzo, 1996.

Lámina 9. Fragmento de procedencia desconocida.


Colección Museo Anahuacalli. Foto Ernesto Peñaloza,
marzo, 1996.
FUNDACIÓN AMPARO/MUSEO AMPARO1
PUEBLA

R G M

Mural l. Personaje vestido de Tláloc portando una vasija de Tláloc.

1.1 Teotihuacán.
1.2 Fundación Amparo/Museo Amparo, ciudad de Puebla.
Número de catálogo 57-PJ 1353.
1.3 Clásico (600 a 750 d.C.).
3.1 Alto 70 cm y ancho 105 cm.
3.2 Estuco pintado.
4.1 En uno de los conjuntos habitacionales del barrio de
Techinantitla en Teotihuacán fue localizado un conjunto de pinturas
murales realizadas sólo en dos tonalidades de rojo. En él se
representa a personajes antropomorfos ricamente vestidos y
ordenados como si efectuaran una procesión. Otros murales de
características similares proceden de otro conjunto al noroeste de la
Pirámide del Sol y del barrio de Atetelco.
El ejemplo que aquí presentamos, de procedencia desconocida,
está realizado en dos tonalidades de color rojo y representa a un
individuo vestido con los atributos de Tláloc, dios de la lluvia. Su
máscara está compuesta por serpientes entrelazadas para formar
ojos, nariz y boca con grandes colmillos. Su ropa está decorada con
caracoles y cintas con manchas que representan chapopote. Tiene
un elemento serpentino en la mano izquierda, mientras que en la
derecha porta una vasija de la misma deidad, de la que sale una
corriente de agua. Tanto al frente como en la parte posterior de la
escena se encuentran otros elementos, tal vez de los personajes que
iban delante y detrás en la procesión (lám. 1).
4.5 Pasztory sugiere que representa al dios de la tormenta
(Pasztory, 1988b:190, fig. VI.18).
5.1 Pasztory, 1988b:190, fig. VI.18.
Lámina 1. Personaje vestido de Tláloc con atributos del mismo dios. Foto
Carlos Varillas. Cortesía Fundación Amparo/Museo Amparo, Puebla.

Mural 2. Pintura mural con personajes danzando.

1.1 Teotihuacán.
1.2 Fundación Amparo/Museo Amparo, ciudad de Puebla.
Número de catálogo 57-PJ 1355.
1.3 Clásico (600 a 750 d.C.).
3.1 Alto 56 cm y ancho 112 cm.
3.2 Estuco policromado.
4.1 Este fragmento de pintura mural realizado sobre fondo rojo
oscuro donde destacan dos figuras en color rojo claro, con
indumentaria y adornos realizados en verde, azul, amarillo y blanco,
es de las representaciones menos frecuentes en toda la amplia gama
de temas que se han encontrado en Teotihuacán.
La escena que aquí se muestra contiene a dos personajes. El de
la izquierda tiene el rostro de perfil mirando hacia arriba, los brazos
y las manos extendidas, el cuerpo de frente, las piernas flexionadas
en actitud de movimiento. Lleva un gorro cónico con un tocado de lo
que se ha interpretado como un glifo. Con la mano derecha en alto
sostiene un escudo del que se extienden largas cintas decoradas con
plumas y círculos. Como vestido porta un paño de caderas y como
adorno orejeras, collar, pulseras, un rico cinturón y ajorcas.
El segundo personaje, a la derecha del primero, se representa
todo de perfil. Porta sobre la cabeza un rico tocado, viste paño de
caderas y también porta orejeras, collar, pulseras, cinturón y ajorcas.
Con la mano derecha sostiene un escudo con cintas y adornos. De
su boca sale una larga vírgula que se ha identificado con la palabra o
el canto.
Al fragmento de pintura lo limita, en su porción superior y
derecha, una franja con diversos diseños geométricos y simbólicos
de color amarillo. Sin duda este fragmento formó parte de un
conjunto mayor, seguramente situado al interior de uno de los
múltiples conjuntos habitacionales.
Por ciertas características de los personajes, como el ojo o la
libertad de movimiento con que se representa el cuerpo humano,
algunos especialistas ven en ellos cierta influencia de la cultura
maya (lám. 2).

Lámina 2. Pintura mural con personajes danzando. Foto Bob Schalkwijk.


Cortesía Fundación Amparo/Museo Amparo, Puebla.

Mural 3. Pintura mural de ave con vírgula.

1.1 Techinantitla, Teotihuacán.


1.2 Fundación Amparo/Museo Amparo, ciudad de Puebla.
Número de catálogo 57-PJ 1354.
1.3 Clásico (100 a 750 d.C.).
3.1 Alto 74 cm y ancho 95 cm.
3.2 Estuco policromado.
4.1 Sobre el fondo destaca el ave con gran penacho y abundante
cola, la cabeza y pico viendo hacia arriba. Del pico brota una larga
vírgula, identificada durante el Postclásico con la palabra o el canto.
A su alrededor, una doble línea limita parte de la escena y unas
discretas huellas de pies humanos parecen indicar el rumbo a
seguir. Los colores empleados fueron el rojo oscuro para el fondo y
algunos detalles del ave, así como rojo claro, verde, azul y amarillo.
El ave que ha sido identificada por unos como quetzal y por otros
como búho. Sin embargo, parece ser un ave idealizada por el artista,
quien obedecía a criterios de mitología teotihuacana y no a la
representación determinada de una especie.
4.5 Dentro del desarrollo urbano de la ciudad de Teotihuacán, se
han identificado varios barrios con conjuntos residenciales de gran
magnitud y aparentemente de distintos estratos sociales. Algunos de
estos conjuntos han sido explorados. En ellos se ha encontrado que
existe una relación directa entre la distancia al centro y su estatus.
Es decir son más sofisticados en su distribución interna y en la
cantidad de pinturas a ellos asociados los que se encuentran más
cerca, y de mayor sencillez conforme se avanza a la periferia. Dentro
de estos barrios también se han identificado la presencia de grupos
foráneos en Teotihuacán como el zapoteca, que cuenta con su
propia demarcación o bien existe especialización en los productos
que ahí se elaboran. Aparentemente, este fragmento de pintura
mural, procede del barrio de Techinantitla. Esta representación, sin
duda formó parte de un conjunto mayor, como se muestra en los
murales teotihuacanos de la colección Wagner, que hoy se
encuentra en el The de Young Museum de San Francisco, California
y en el Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México
(lám. 3).
Lámina 3. Pintura mural de ave con vírgula. Foto Bob Schalkwijk.
Cortesía Fundación Amparo/Museo Amparo, Puebla.

Mural 4. Pintura mural con ave con pectoral.

1.1 Techinantitla, Teotihuacán.


1.2 Fundación Amparo/Museo Amparo, ciudad de Puebla.
Número de catálogo 57-PJ 1352.
1.3 Clásico (600 a 750 d.C.).
3.1 Alto 70 cm y ancho 86 cm.
3.2 Estuco policromado.
4.1 El barrio de Techinantitla, situado al este de la Pirámide de la
Luna, está conformado por varios conjuntos residenciales. Del
interior de una de estas habitaciones procede este fragmento de
mural, donde se representa a una gran ave de rapiña con un pectoral
de cuyo pico brota una planta. El fondo es rojo y la figura está
pintada en verde, rojo claro, amarillo y azul.
4.5 Sin lugar a duda, la ciudad de Teotihuacán situada al norte de
la Cuenca de México, y Tikal en el área maya, fueron las metrópolis
del periodo Clásico en Mesoamérica. Entre ambas hubo una gran
interrelación cultural. Como acabado final de las construcciones que
hoy podemos contemplar en Teotihuacán y que en su inmensa
mayoría se han perdido, eran los aplanados de estuco, tanto en
interiores como en los exteriores. Sobre ellos se pintó un sinnúmero
de motivos de tipo simbólico ligados a su particular concepción del
cosmos, a la religión y sus rituales y posiblemente, a la vida
cotidiana. Otros murales con motivos similares de esta misma
sección proceden de la Colección Wagner (lám. 4).

Lámina 4. Pintura mural con ave con pectoral. Foto Bob Schalkwijk.
Cortesía Fundación Amparo/Museo Amparo, Puebla.

Nota

1 Las transparencias de los cuatro fragmentos que de pintura mural teotihuacana aquí se
reproducen, son propiedad de la Fundación Amparo/Museo Amparo de la ciudad de Puebla.
Se publican gracias a la cortesía de quien fuera su directora general, la Sra. Ángeles
Espinosa Iglesias. Los textos de las cédulas correspondientes fueron generosamente
proporcionados por su autor, el arqueólogo Roberto García Moll, quien fuera director de
dicho museo. Nota de B. de la Fuente.

MUSEO DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA DEL


INSTITUTO MEXIQUENSE DE CULTURA
TOLUCA, ESTADO DE MÉXICO

B F

Siete son los fragmentos que guarda esta institución del Estado de
México. Con base en estudios comparativos y de estilo, es posible
afirmar que los grandes fragmentos provienen del complejo de
Zacuala y de la Zona 5A, Conjunto del Sol en Teotihuacán (ver plano
general). Son parte de las secciones murales desprendidas e
integradas en soportes hacia el año de 1969.

Lámina 1. Zacuala. Pórtico 1 (caballero tigre). Alto 47 cm y ancho 131 cm. Núm. de
inventario 10-136101, clave MP/X-A-16/71. Museo de Antropología e Historia, Instituto
Mexiquense de Cultura, Toluca, Estado de México. Foto Ernesto Peñaloza, marzo, 1996.
Lámina 2. Zacuala. Es posible que corresponda al Pórtico 9 o al Corredor
1 (Tláloc sembrador visto de perfil). Alto 73 cm y ancho 121 cm. Núm. de
inventario 10-136066, clave 73/75. Museo de Antropología e Historia,
Instituto Mexiquense de Cultura, Toluca, Estado de México. Foto Ernesto
Peñaloza, marzo, 1996.
Lámina 3. Zacuala. Pórtico 1. Detalle (caballero tigre). Alto 47 cm y
ancho 131 cm. Núm. de inventario 10-136101, clave MP/X-A-16/71.
Museo de Antropología e Historia, Instituto Mexiquense de Cultura,
Toluca, Estado de México. Foto Ernesto Peñaloza, marzo, 1996.

Lámina 4. Zacuala. Es posible que corresponda al Pórtico 9 o al Corredor


1 (Tláloc sembrador visto de perfil). Alto 51 cm y ancho 256 cm. Núm.
de inventario 10-136082, clave 88/75. Museo de Antropología e Historia,
Instituto Mexiquense de Cultura, Toluca, Estado de México. Foto Ernesto
Peñaloza, marzo, 1996.
Lámina 5. Zona 5A. Conjunto del Sol. Posible
fragmento del Pórtico 3. Alto 50 cm y ancho 109 cm.
Núm. de inventario 10-136035, clave MP/XIII/23/71.
Museo de Antropología e Historia, Instituto
Mexiquense de Cultura, Toluca, Estado de México.
Foto Ernesto Peñaloza, marzo, 1996.

Lámina 6. Zona 5A. Conjunto del Sol. Posible


fragmento del Pórtico 3. Detalle. Alto 50 cm y ancho
109 cm. Núm. de inventario 10-136035, clave
MP/XIII/23/71. Museo de Antropología e Historia,
Instituto Mexiquense de Cultura, Toluca, Estado de
México. Foto Ernesto Peñaloza, marzo, 1996.
Lámina 7. Zona 5A. Conjunto del Sol. Cuarto 18, mural 3. Alto 38 cm y
ancho 48 cm. Núm. de inventario 10-154706, clave 193/72. Museo de
Antropología e Historia, Instituto Mexiquense de Cultura, Toluca, Estado
de México. Foto Ernesto Peñaloza, marzo, 1996.

Lámina 8. Mural de procedencia desconocida; por su estilo es posible que


pertenezca a Techinantitla. Detalle (coyotes). Alto 51.5 cm y ancho 137
cm. Núm. de inventario 10-136077, clave 83/75. Museo de Antropología
e Historia, Instituto Mexiquense de Cultura, Toluca, Estado de México.
Foto Ernesto Peñaloza, marzo, 1996.

Lámina 9. Mural de procedencia desconocida por su estilo es posible que


pertenezca a Techinantitla (coyotes). Alto 51.5 cm y ancho 137 cm.
Núm. de inventario 10-136077, clave 83/75. Museo de Antropología e
Historia, Instituto Mexiquense de Cultura, Toluca, Estado de México.
Foto Ernesto Peñaloza, marzo, 1996.

Lámina 10. Fragmento de procedencia desconocida. Alto 30 cm y ancho


94 cm. Núm. de inventario 10-136041, clave 49/75. Museo de
Antropología e Historia, Instituto Mexiquense de Cultura, Toluca, Estado
de México. Foto Ernesto Peñaloza, marzo, 1996.

MUSEO DE ARTE PREHISPÁNICO RUFINO TAMAYO


OAXACA

B F
Dos son los grandes fragmentos de murales teotihuacanos que
conserva el Museo Tamayo, así denominado por la colección del
renombrado pintor quien la cedió, a la vez que la Casa-Museo que la
alberga, a su ciudad natal.
Uno de ellos muestra a un personaje que participa en un
sacrificio ritual con pencas de maguey; mientras el otro representa a
un ave con un escudo traspasado por una flecha.
Carecemos de información acerca de cuándo y en cuáles
circunstancias ingresaron estos murales a la colección Tamayo. Por
su estilo, que realza el uso del rojo en diversas tonalidades, así como
el rosa y el negro, suponemos que provienen de Tlacuilapaxco, parte
de la zona teotihuacana conocida como Amanalco “de los murales
saqueados”. Se sitúa dentro del perímetro central de la ciudad de los
dioses, hacia el oriente de la Pirámide de la Luna. Es posible que
hayan sido hechos en una de las últimas fases pictóricas de
Teotihuacán: Tlamimilolpa-Xolalpan (350-550 d.C.).

Mural 1. Personaje que participa en sacrificio ritual con pencas de maguey.

Se trata de uno de la serie dispersa en varios museos del mundo.


En Estados Unidos, en la colección Wagner del The de Young
Museum de San Francisco, California; en el Cleveland Museum of
Art de Cleveland; en el Kimbell Art Museum de Fort Worth; y en
Europa en el Rijksmuseum voor Volkerkunde en Leiden. Dos
fragmentos de la misma serie, pero en menor dimensión, fueron
devueltos –de la colección de San Francisco– al Museo Nacional de
Antropología en 1986.
1.1 Posiblemente Tlacuilapaxco, Teotihuacán.
1.2 Museo de Arte Prehispánico Rufino Tamayo, Oaxaca.
2.1 Se carece de información acerca de su llegada a la colección
del Museo de Arte Prehispánico Rufino Tamayo. Es posible que los
fragmentos de esta serie fueran cortados con la intención de
removerlos de su sitio original.
2.2 A diferencia de los murales antes dichos, éste se encuentra
dañado en su parte media alta, pero corresponde a la misma serie
cuya procedencia se conoce por un fragmento encontrado in situ en
1983.
3.2 Rojo en diversas tonalidades, rosa y negro

Lámina 1. Procede posiblemente de Tlacuilapaxco (ritual del sacrificio


con pencas de maguey). Foto cortesía del Museo Rufino Tamayo,
Oaxaca.

4.1 A los murales de esta serie los unifica la representación de un


individuo, de perfil, y en actitud de caminar, que porta enorme
tocado de lagarto-serpiente emplumado. Se adorna con collares y
pectoral de círculos concéntricos y en su espalda se advierte un
escudo dorsal que se mira de frente, de acuerdo con la convención
pictórica teotihuacana. Usa penacho de plumas y con su mano
izquierda toma una bolsa de piel (posiblemente de coyote) y de lo
que parece su mano derecha, desciende una curvada banda con
flores en su interior y notables gotas de sangre. De las puntas de los
cinco dedos de esta mano –iguales en extensión– emana la banda,
antes dicha, con el líquido precioso y vital –la sangre florida– que
fertiliza la tierra. De su boca levemente entreabierta asciende
gigantesca vírgula del habla, ornada de flores; en su interior se
aprecian diseños de conchas y de caracoles, símbolos acuáticos de la
fertilidad (lám. 1).
Frente al personaje se advierten cuatro pencas de maguey con
las puntas enrojecidas –por la sangre–, que simulan penetrar en lo
que se ha dicho que es un bulto o atado de años. Se trata de una
suerte de zacatapayolli, bola de zacate, en la cual se clavan las
espinas del autosacrificio (ver la interpretación de Uriarte en el
tomo II de esta serie).
En algunos de los murales de esta serie, se advierte la cenefa
superior compuesta de dos bandas menores con diseños en forma
de flecha que limitan una banda mayor con una serpiente bicéfala y
polluelos, también bicípites, en el interior de sus meandros. En este
mural sólo se advierte una porción de la pequeña banda de flechas.

Mural 2. Ave con atributos guerreros.

1.1 Posiblemente Techinantitla, Teotihuacán.


1.2 Museo de Arte Prehispánico Rufino Tamayo, Oaxaca.
2.1 Se carece de información acerca de su llegada a la colección
del Museo de Arte Prehispánico Rufino Tamayo.
3.2 Tonalidades de rosa al rojo y blanco.
Lámina 2. Procede posiblemente de Techinantitla (ave con atributos
guerreros). Foto cortesía del Museo Rufino Tamayo, Oaxaca.

4.1 Se trata de la figura de un ave vista de perfil; la cabeza se


dirige hacia su izquierda, la cola se extiende por la derecha (lám. 2).
De rasgos sintetizados sobresalen, por su expresión naturalista, los
que seguramente le dan su precisa identidad: la vírgula, a manera de
ramas florecidas y la mano humana que sostiene un escudo
emplumado que es atravesado por una gran flecha dispuesta en
diagonal. Es muy similar al dibujo que publica Miller (1973: fig.
363).
El contexto formal y simbólico de este fragmento con ave, es
equivalente a las piezas de Techinantitla, ahora, en su mayoría, en la
colección Wagner del The de Young Museum de San Francisco,
California publicados por Kathleen Berrin en 1988; hay sin embargo
una diferencia primordial: los de San Francisco son policromos, el
de Oaxaca parece haber sido bicromo. Por otro lado el de Oaxaca es
de mayor proporción que los ya mencionados de Techinantitla. En la
publicación citada, se hace mención de representaciones de dos
tipos de aves: las mayores, como la que se ilustra del Museo Amparo
de Puebla; y las menores, las cuales además de su tamaño, exhiben
la rama florida emergiendo del pico y la mano que toma escudo y
lanza. Cabe aclarar que el ave ilustrada por Miller, considerada
como “ave mayor” en Berrin, es equivalente a la representación de
este fragmento.

MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA


CIUDAD DE MÉXICO

M E R G

Una muestra de los murales desprendidos del sitio de Techinantitla


se exhibe hoy día en la sala del Museo Nacional de Antropología de
la Ciudad de México dedicada a Teotihuacán. Estos fragmentos se
suman a otros veintisiete que provienen del mismo lugar y que se
localizan en las bodegas de dicho Museo. De ellos publicamos aquí
los expuestos en sala y algunos más de los que se encuentran
resguardados. De estos últimos no se incluyen los fragmentos más
pequeños, pero debemos mencionar que tienen dimensiones que
varían entre los cuatro y los catorce centímetros de altura y son en
su mayoría representaciones de flores de cuatro pétalos y
entrelaces; fueron publicados por Kathleen Berrin en 1988 en su
libro Feathered Serpents and Flowerig Trees: Reconstructing the
Murals of Teotihuacan.
Este material fue reintegrado al patrimonio cultural nacional, ya
que formaba parte de la colección Wagner de murales teotihuacanos
del The de Young Museum de la ciudad de San Francisco, California,
en donde aún se localizan algunos murales teotihuacanos de
importancia.

Murales exhibidos
De los murales pertenecientes a Techinantitla, sólo se presentan las
fotografías, ya que un estudio mayor sobre ellos está publicado en el
libro antes mencionado y en él se consigna, además, la información
sobre los que fueron regresados a nuestro país (láms. 1-6).

Lámina 1. Techinantitla. Detalle (serpiente emplumada y arbustos


floridos). Fragmento inferior, núm. de catálogo: 09.0-06363. Museo
Nacional de Antropología. Foto Ernesto Peñaloza, febrero, 1996.
Lámina 2. Techinantitla. Detalle (arbustos floridos). Núm. de catálogo: 09.0-06364. Museo
Nacional de Antropología. Foto Ernesto Peñaloza, febrero, 1996.

Lámina 3. Techinantitla. Detalle (arbustos floridos). Núm. de catálogo:


09.0-06366. Museo Nacional de Antropología. Foto Ernesto Peñaloza,
febrero, 1996.
Lámina 4. Probablemente Techinantitla. Detalle (coyote con cuchillo de
sacrificio). Núm. de catálogo: 09.0-07002. Museo Nacional de
Antropología. Foto Ernesto Peñaloza, febrero, 1996.

Lámina 5. Techinantitla. Detalle (figuras humanas en procesión). Museo


Nacional de Antropología. Foto Ernesto Peñaloza, febrero, 1996.
Lámina 6. Techinantitla (ave con vírgula). Museo Nacional de
Antropología. Foto Ernesto Peñaloza, febrero, 1996.

Un mural más, expuesto en sala, pero que no pertenece a la serie


de los fragmentos que son de Techinantitla, corresponde a la Zona
11, Gran Conjunto, ubicada en el lado poniente de la Calzada de los
Muertos (lám. 7).

Lámina 7. Zona 11. Gran Conjunto. Pórtico 5 (felinos reticulados sobre


círculos seccionados). Museo Nacional de Antropología. Foto Ernesto
Peñaloza, febrero, 1996.
Se trata de un mural en rojos, que presenta dos felinos de perfil
en procesión, que se dirigen hacia la izquierda. Portan ambos
sendos tocados de plumas largas que se curvan hacia adelante y
hacia atrás. Muestran sobre su cuerpo una serie de entrelaces,
elemento íntimamente asociado a este animal en el lenguaje visual
teotihuacano. De su hocico brota una corriente de ojos y volutas.
Descansan sus patas sobre una hilera horizontal de círculos
seccionados en el centro. Algunos de estos murales fueron
desprendidos, como en el caso que nos ocupa, pero otros se
conservan in situ (ver cédula 2).

Murales en bodega

En la bodega del museo se resguardan también una serie de


fragmentos de pintura mural teotihuacana. Algunos de ellos forman
parte, como ya se mencionó, de los murales de Techinantitla
devueltos al . Otros pertenecen a distintos sitios de la zona
arqueológica. Ellos se describen brevemente a continuación.
Uno de estos fragmentos, sin procedencia exacta, presenta al
glifo teotihuacano llamado “ojo de reptil”, pintado sobre un fondo
rojo. Se mira en dicho mural una banda horizontal azul, a la que el
glifo alcanza en una de sus partes. En ella se apoyan cinco franjas
rosas a manera de plumas (lám. 8).
Lámina 8. Fragmento de procedencia desconocida (ojo de reptil). Alto 57
cm y ancho 70.5 cm. Bodega. Museo Nacional de Antropología. Foto
Ernesto Peñaloza, febrero, 1996.

La representación en perfil de un molusco, cuya cabeza y patas


delanteras emergen de una concha, está pintada sobre el fragmento
de una pilastra. De la boca del animal surge una vírgula que se
separa en tres partes, de las cuales la central semeja una hoja
circular completamente abierta y las de los extremos corresponden
a semillas. Todo el fondo es rojo y la figura zoomorfa está
enmarcada por dos franjas azul oscuro. Por su estilo probablemente
pertenezca a Tetitla (lám. 9).
Lámina 9. Procedencia desconocida, probablemente
pertenezca a Tetitla. Fragmento de pilastra (molusco
con vírgula). Alto 38 cm y ancho 27 cm. Bodega.
Museo Nacional de Antropología. Foto Ernesto
Peñaloza, febrero, 1996.

Algunos otros fragmentos están reportados por Miller (1973)


como ubicados a principio de los años setentas en la bodega del
Museo de Antropología. Uno de ellos es una pintura en rojos que
representa un ave con vírgula, vista de perfil (lám. 10). En su parte
media se observa un escudo, con una mano al centro, y una larga
flecha o lanza que lo atraviesa diagonalmente. Es probable que
proceda de Techinantitla, de acuerdo con la propuesta del Catálogo
de los murales de la Colección Wagner (Pasztory, 1988b:174, fig.
IV.14). Un mural similar se encuentra en el Museo de Arte
Prehispánico Rufino Tamayo de la ciudad de Oaxaca.
Lámina 10. Probablemente Techinantitla (ave con escudo). Alto 55.5 cm
y ancho 119 cm. Núm. de inventario 10-136025. Bodega. Museo
Nacional de Antropología. Foto Ernesto Peñaloza, febrero, 1996.

Otra de estas piezas pertenece a la Zona 11, Gran Conjunto. Se


trata de la representación de una figura antropomorfa en procesión
(lám. 11), con orejeras y escudo dorsal, que porta asimismo un gran
tocado cuya parte inferior son las cabezas de tres aves con el pico
abierto y vistas de perfil (ver cédula 2).
Lámina 11. Zona 11. Gran Conjunto. Cuarto 2, mural 1 (sacerdote
enmarcado con flores de cuatro pétalos). Alto 76 cm y ancho 117 cm.
Núm. de inventario 10-136088. Bodega. Museo Nacional de
Antropología. Foto Ernesto Peñaloza, febrero, 1996.

Dos fragmentos más pertenecen a Zacuala, a la serie de figuras


que Séjourné (1959) denomina como “Yacatecutli o dios de los
mercaderes”. Beatriz de la Fuente los ha llamado “Tláloc como dios
del maíz” (ver cédula 21). Uno de los dos fragmentos está casi
completo y es el que reporta Miller como fig. 206. Del otro se
conserva e1 personaje, pero están destruidas algunas partes que
corresponderían a su tocado, su vírgula, sus sandalias y al objeto
que porta en su mano (láms. 12 y 13).

Lámina 12. Zacuala. Pórtico 3, mural 3 (Tláloc como dios del maíz). Alto
44 cm y ancho 90 cm. Núm. de inventario 10-221996. Bodega. Museo
Nacional de Antropología. Foto Ernesto Peñaloza, febrero, 1996.
Lámina 13. Zacuala (Tláloc como dios del maíz). Alto 45 cm y ancho 91
cm. Núm. de inventario 10-222316. Bodega. Museo Nacional de
Antropología. Foto Ernesto Peñaloza, febrero, 1996.

Un mural en el que únicamente se reconocen colores y algunos


rasgos, está etiquetado como perteneciente a la serie del Templo de
la Agricultura (lám. 14). Es de llamar la atención las franjas rojas
que se apuntan a intervalos regulares para formar ondas y sobre
todo, el color verde que remata una de sus partes, similar al verde
presente en la serie de los llamados Animales Mitológicos (ver láms.
31 y 32, en este mismo apartado).
Lámina 14. Templo de la Agricultura. Alto 75.5 cm y ancho 178.5 cm.
Núm. de inventario 10-136088. Bodega. Museo Nacional de
Antropología. Foto Ernesto Peñaloza, febrero, 1996.

En otro fragmento más, en este caso muy mal conservado, se


aprecian sólo algunos restos de verde y naranja, un color rojo de
fondo y un diseño que forman unas franjas en azul oscuro (lám. 15).

Lámina 15. Procedencia desconocida. Bodega. Museo Nacional de


Antropología. Foto Ernesto Peñaloza, febrero, 1996.

La presencia de aves fantásticas con sendas vírgulas floridas y en


las que se mira una especie de escudo en la parte ventral del ave es
uno de los temas principales de Techinantitla. De estas
representaciones se conservan ejemplos en la bodega del museo,
además de algunos fragmentos menores que muestran semillas,
flores y entrelaces. Algunos otros fragmentos muestran puntos y
barras y diseños polilobulados.
Los siguientes son los murales en bodega de la llamada
Colección Wagner. Como en el caso anterior, remitimos al lector al
libro de Berrin (1988) para una visión más completa sobre ellos
(láms. 16-29).

Lámina 16. Techinantitla (ave con escudo). Alto 41 cm y ancho 37 cm.


Núm. de catálogo 09.0-06373. Bodega. Museo Nacional de Antropología.
Foto Ernesto Peñaloza, febrero, 1996.
Lámina 17. Techinantitla (ave con escudo). Alto 34 cm y ancho 33 cm.
Núm. de inventario 10-229211. Bodega. Museo Nacional de
Antropología. Foto Ernesto Peñaloza, febrero, 1996.
Lámina 18. Techinantitla (ave con escudo). Alto 23 cm y ancho 23 cm.
Núm. de inventario 10-229210. Bodega. Museo Nacional de
Antropología. Foto Ernesto Peñaloza, febrero, 1996.
Lámina 19. Techinantitla (ave). Alto 22 cm y ancho 32.5 cm. Núm. de
inventario 10-229209. Bodega. Museo Nacional de Antropología. Foto
Ernesto Peñaloza, febrero, 1996.
Lámina 20. Techinantitla (cabeza de ave). Alto 13.5 cm y ancho 17 cm.
Núm. de inventario 10-229212. Bodega. Museo Nacional de
Antropología. Foto Ernesto Peñaloza, febrero, 1996.
Lámina 21. Techinantitla. Alto 11.5 cm y ancho 14 cm. Núm. de
inventario 10-229230. Bodega. Museo Nacional de Antropología. Foto
Ernesto Peñaloza, febrero, 1996.
Lámina 22. Techinantitla. Alto 21 cm. y ancho 32 cm. Núm. de
inventario 10-229229. Bodega. Museo Nacional de Antropología. Foto
Ernesto Peñaloza, febrero, 1996.
Lámina 23. Techinantitla. Alto 22.5 cm y ancho 30 cm. Núm. de
inventario 10-229231. Bodega. Museo Nacional de Antropología. Foto
Ernesto Peñaloza, febrero, 1996.

Lámina 24. Techinantitla. Alto 25 cm y ancho 32 cm. Núm. de


inventario 10-229239. Bodega. Museo Nacional de Antropología. Foto
Ernesto Peñaloza, febrero, 1996.
Lámina 25. Techinantitla (flor).
Alto 50 cm y ancho 39 cm.
Núm. de inventario 10-229233.
Bodega. Museo Nacional de
Antropología. Foto Ernesto
Peñaloza, febrero, 1996.
Lámina 26. Techinantitla (plumas, puntos y barras). Núm. de inventario
10-229201. Bodega. Museo Nacional de Antropología. Foto Ernesto
Peñaloza, febrero, 1996.

Lámina 27. Techinantitla (ave sobre plataforma). Núm. de inventario


10-229207. Bodega. Museo Nacional de Antropología. Foto Ernesto
Peñaloza, febrero, 1996.

Lámina 28. Techinantitla (ave con vírgula). Alto 72 cm y ancho 110.5


cm. Núm. de inventario 10-229197. Bodega. Museo Nacional de
Antropología. Foto Ernesto Peñaloza, febrero, 1996.
Lámina 29. Tlacuilapaxco (sacerdote del maguey). Alto 62 cm y ancho
106 cm. Núm. de inventario 10-229199. Bodega. Museo Nacional de
Antropología. Foto Ernesto Peñaloza, febrero, 1996.

Murales en bóveda

Cinco murales más, en excelente estado de conservación, están


resguardados en la bóveda de seguridad del Museo. Dos de ellos
pertenecen a Zacuala, otros dos a la Zona 5A y uno más corresponde
a la Zona 4, Plataforma 1, Cuarto 1, a la serie de los llamados
Animales Mitológicos (ver cédula 9).
De este último se presenta aquí el mural completo, tal como está
conservado y montado en un soporte de fibra de vidrio (lám. 30). Es
de notar la franja terminal de color verde que no aparece en la
fotografía de la obra de Miller (1973:71, fig.89).
Lámina 30. Zona 4. Animales Mitológicos. Plataforma
l. Cuarto 1, mural 2. Alto 151 cm y ancho 75 cm.
Núm. de inventario 10-136052. Bóveda. Museo
Nacional de Antropología. Foto Ernesto Peñaloza,
febrero, 1996.
El primero de estos murales es una pintura policroma de un
personaje alado descendente con diversos elementos a su alrededor;
se trata del mural 3 perteneciente al cuarto 12 del Conjunto del Sol
en la Zona 5A (véase la información detallada en la cédula 6
apartado 3) (lám. 31).

Lámina 31. Zona 5A. Conjunto del Sol. Cuarto 12, mural 3 (figura alada
descendente). Alto 62 cm y ancho 122 cm. Núm. de inventario 10-
136069. Bóveda. Museo Nacional de Antropología. Foto Ernesto
Peñaloza, febrero, 1996.

Otra de las piezas custodiadas en la bóveda es el mural 1, del


Pórtico 19, de la Zona 5A. Se trata de dos figuras antropomorfas de
perfil en procesión, que portan grandes tocados y yelmos en forma
de cabeza de ave (lám. 32). Sostienen en una de sus manos un
cuchillo curvo, el cual ensarta en su punta un corazón que escurre
gotas (ver apartado correspondiente en la cédula 6 apartado 11).
Lámina 32. Zona 5A. Conjunto del Sol. Pórtico 19, mural 1 (figuras
humanas de perfil con disfraz de ave y sosteniendo cuchillo curvo). Alto
136 cm y ancho 221 cm. Núm. de inventario 10-136018. Bóveda. Museo
Nacional de Antropología. Foto Ernesto Peñaloza, febrero, 1996.

En lo que toca a los murales de Zacuala, uno de ellos es el que


corresponde al mural 7 del Pórtico 2. En él se mira el torso de un
personaje visto de frente, que lleva un enorme tocado. Su yelmo es
la imagen frontal de un jaguar, conformada por dos perfiles del
mismo animal (lám. 33). Este personaje sostiene en su mano
derecha una especie de escudo, cuyo elemento más significativo es,
asimismo, la cabeza en perfil de un jaguar (ver cédula 21 apartado
3).
Lámina 33. Zacuala. Pórtico 2, mural 7 (Quetzalcóatl rojo). Alto 67 cm y
ancho 157 cm. Bóveda. Museo Nacional de Antropología. Foto Ernesto
Peñaloza, febrero, 1996.

El otro mural de este mismo sitio pertenece a la serie


denominada como “Tláloc sembrador visto de perfil” (lám. 34). En
esta pintura se observa la cabeza, con anteojeras y bigotera (de ahí
su identificación con la deidad) y el brazo de una figura que parece
emerger de un elemento polilobulado que presenta volutas y
estrellas de cinco puntas entre sus ondas. De su boca fluye una
doble vírgula y de su mano brota una corriente, en cuyo interior se
presentan lo que se ha interpretado como semillas (ver cédula 21
apartado 2).
Lámina 34. Zacuala. Posiblemente Corredor 1 o Pórtico 9 (Tláloc
sembrador visto de perfil). Alto 65 cm y ancho 146 cm. Núm. de
inventario 10-136067. Bóveda. Museo Nacional de Antropología. Foto
Ernesto Peñaloza, febrero, 1996.
ADENDA 2
LOS MURALES REPATRIADOS DE LA COLECCIÓN
CHRISTENSEN EN
MELBOURNE, AUSTRALIA

B F

En esta adenda se presentan dibujos y fotografías de cuatro


fragmentos que fueron repatriados en la misma época en que se
publicó la primera edición de este catálogo (1995). Es posible que
dichos fragmentos, con base en su estilo pictórico, procedan de
Amanalco –sitio de los murales saqueados– y específicamente del
barrio de Techinantitla.
Formaban parte de la colección Christensen en Melbourne,
Australia, y fueron donados por la Sra. Diane Christensen en una
ceremonia celebrada en el Auditorio de la Universidad de La Trobe,
Australia, el día 13 de octubre de 1994.
Una vez en la Ciudad de México fueron exhibidos, por unos días,
en el Museo del Templo Mayor y, de ahí, tres fueron trasladados a
un museo de la ciudad de Monterrey, Nuevo León y uno más al
museo de sitio de Teotihuacán. Actualmente dos de ellos se exhiben
en el Museo de sitio de la Zona Arqueológica de Teotihuacán. Los
fragmentos están montados sobre cemento con un marco de acero.
Agradezco a la arqueóloga Martha Carmona Macías, del Museo
Nacional de Antropología, la información arriba mencionada; así
como a la arqueóloga Clara Luz Díaz Oyarzábal, también del museo,
quien nos proporcionó este material fotográfico, en el que se
pueden apreciar con mayor claridad los detalles de las pinturas. Doy
también las gracias al dibujante Manuel Urdapilleta del mismo
por la elaboración de las ilustraciones.
Lámina 1. Mural 1. Fragmento que muestra a un personaje con disfraz
de Tláloc; lleva una bolsa en la mano izquierda y derrama una corriente
de agua con semillas. Mide 109 cm de ancho y 64 cm de alto. Museo de
Murales Teotihuacanos "Beatriz de la Fuente". Foto Gerardo Vázquez
Miranda.

Lámina 2. Mural 1. Fragmento que muestra a un personaje con disfraz


de Tláloc. Dibujo Manuel Urdapilleta.
Lámina 3. Mural 2. Fragmento de mural que representa a un coyote con
gran tocado, collar de cuentas verdes y estrella de cinco puntas en su
vientre. Mide 71 cm de ancho y 39 cm de alto. Foto Roberto Ortíz
Giacoman. Cortesía Museo de Historia Mexicana, Monterrey.

Lámina 4. Mural 2. Fragmento de mural que representa a un coyote con


gran tocado, collar de cuentas verdes y estrella de cinco puntas en su
vientre. Dibujo Manuel Urdapilleta.
Lámina 5. Mural 3. Aquí se figura un ave de cuyo pico salen amplias
vírgulas de la palabra o del canto; en el fondo se aprecian huellas de pies.
Su cuerpo se vuelve hacia su lado derecho. Mide 104 cm de ancho y 75
cm de altura. Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”.
Foto Gerardo Vázquez Miranda.

Lámina 6. Mural 3. Ave de cuyo pico salen amplias vírgulas de la palabra


o del canto. Dibujo Manuel Urdapilleta.
Lámina 7. Mural 4. Es la figuración de un ave de cuyo pico salen amplias
vírgulas de la palabra o del canto; en el fondo se reconocen huellas de
pies. Su cuerpo se vuelve hacia su lado izquierdo. Mide 107 cm de ancho
y 73 cm de alto. Foto Roberto Ortíz Giacoman. Cortesía Museo de
Historia Mexicana, Monterrey.
Lámina 8. Mural 4. Ave de cuyo pico salen amplias vírgulas de la palabra
o del canto. Dibujo Manuel Urdapilleta.
ADENDA 3
MURALES EN LA ZONA ARQUEOLÓGICA DE
TEOTIHUACÁN

R C C
M E R G
M Á T M

MURALES DEL ACERVO ARQUEOLÓGICO DE


TEOTIHUACÁN

Durante 1995, la Coordinación Nacional de Restauración del


Patrimonio Cultural del devolvió al Acervo Arqueológico de
Teotihuacán trece murales pertenecientes a diferentes áreas de la
ciudad y excavados en distintos momentos. Estos fragmentos
fueron restaurados en los talleres de la Escuela Nacional de
Conservación, Restauración y Museografía “Manuel del Castillo
Negrete”, donde algunos de ellos estuvieron almacenados por más
de 20 años.
En el primer fragmento se consignan algunos de los datos de la
tarjeta de registro que los acompaña. Para la ubicación de los
fragmentos de pintura mural se contó, en todos los ejemplos, con la
mencionada ficha. Esta incluye, en algunos casos, la información de
la clave de restauración, su registro, el número de pieza y las fechas
de recepción en los talleres y del final del proceso de conservación.
Para los murales correspondientes a Zacuala, que cuentan con
los datos de ubicación dados por Séjourné (1959 y 1966a), se hizo la
correlación con la nomenclatura de Miller (1973), puesto que así se
ha presentado en todos los murales descritos en esta obra.
En otros casos, la etiqueta no define la procedencia exacta del
mural. Por sus rasgos estilísticos, su tratamiento en los montajes de
restauración y la correlación bibliográfica que se realizó con la obra
de Miller (op. cit.), se ofrecen, tanto la ubicación como el probable
número de mural en ésta.
Algunos otros fragmentos tienen una referencia grafica parcial,
es decir, han sido publicados sólo en parte.
Del total de las trece pinturas que se devolvieron durante 1995,
seis provienen del sitio de Zacuala, excavado por Séjourné en la
temporada 1955-1958 (cuatro de ellos se consignan en este
apartado, y dos más en el apartado del Museo de Murales
Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente” más adelante en esta misma
adenda); tres son de las excavaciones del Proyecto Teotihuacán
1962-1964, dirigidos por Ignacio Bernal y con el equipo de
restauración a cargo de Manuel Gaytán (ver en la cédula 6 los
apartados 7 y 11 –lám. 20–, y en la cédula 8 el apartado 1). Muchos
de los murales de esta temporada fueron desprendidos y montados
posteriormente en bastidores. Otro corresponde al fragmento que
Miller identifica como parte del llamado “Mural de las Ofrendas” del
Templo de la Agricultura, y uno más, sumamente perdido, lo
identificamos como parte de la serie de murales de los Animales
Mitológicos (ver apartado 2 en la cédula 9).
Otro fragmento es de procedencia desconocida y en uno de los
casos, el marcado como procedente del Barrio de San Sebastián, se
presume que corresponde a un saqueo (ver fragmento 1, en el
apartado del Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la
Fuente” más adelante en esta misma adenda).
El orden de presentación de los fragmentos corresponde en
primer lugar a aquellos que no se han publicado.
Los siguientes son datos importantes de señalar:
1. Cuando se hace mención del color verde, en la mayor parte de
los casos significa que se observa el blanco del estuco y únicamente
restos de verde.
2. En la mayoría de los fragmentos descritos que proceden de
Zacuala, cuando se nombra el color negro, es posible que se trate de
azul marino, desgastado por el mal estado de conservación en que se
encontró la pintura. El color azul marino se aprecia en la
ilustraciones que presenta Séjourné.
Los fragmentos se localizan actualmente distribuidos entre las
bodegas del Acervo Arqueológico de Teotihuacán, el Museo de la
Cultura Teotihuacana y el Museo de Murales Teotihuacanos
“Beatriz de la Fuente”.

Fragmento 1.

1.1 Procedencia desconocida.


1.2 Durante el trabajo de campo realizado en noviembre de 2019
el fragmento se encontraba exhibido en el Museo de la Cultura
Teotihuana.
Acervo Arqueológico de Teotihuacán.
Número de Inventario 10-541715.
Número de registro restauración.
Número de Clave 652/82.
1982.
2.2 Montado sobre soporte de fibra de vidrio.
3.1 Fragmento de 46.5 cm de ancho por 55 cm de alto.
3.2 Rojo, anaranjado y verde.
4.1 El presente fragmento de pintura mural esta descrito
tomando en consideración, como primer criterio, el sentido de
orientación general del grupo de chalchihuites (horizontal). El
segundo criterio es arbitrario, ya que no contamos con los
suficientes elementos para conocer la orientación vertical del
mismo.
En la parte central se ubican, en sentido horizontal, tres
chalchihuites o discos perforados, de 2 cm de ancho, sobre un
rectángulo rojo, cuyas dimensiones son 25.5 cm de base por 15 cm
de alto. Este rectángulo está enmarcado por otros dos. El primero de
33 cm por 23 cm, en el que se aprecian restos de color verde. El
segundo mide 40 cm por 31 cm de alto y es de color anaranjado,
delimitado por una delgada banda que muestra igualmente restos de
coloración verde.
Hacia la parte superior se aprecian tres triángulos, colocados
simétricamente, de los cuales el central tiene su base sobre la figura
rectangular, y los laterales se miran con los vértices hacia abajo.
Estos tres elementos son rojos, sobre el mismo color verde que se
aprecia en otras partes de la pintura, y están limitados por dos
bandas de color anaranjado, en sentido diagonal divergente.
En la parte inferior de la figura y de manera simétrica, se
aprecian dos elementos, en color verde, que se curvan hacia el
exterior y bajan a la manera de las bigoteras de Tláloc y están unidos
por una banda horizontal del mismo color (lám. 1).

Lámina 1. Procedencia desconocida. Museo de la


Cultura Teotihuacana. Foto María Elena Ruiz Gallut,
febrero, 1996.
Fragmento 2. Tláloc sembrador visto de perfil.

1.1 Zacuala, Teotihuacán. Corredor 1, murales 1 o 2.


1.2 Acervo Arqueológico de Teotihuacán.
Número de inventario 10-136039.
1.4 Descubierto por L. Séjourné en la temporada 1955-1958.
2.2 Montado sobre soporte de fibra de vidrio.
3.1 Fragmento de 129 cm de ancho por 63 cm de alto.
3.2 Dos tonos de rojos, rosa, restos de verde, amarillo y un tono
azul oscuro.
4.1 Se trata de un personaje visto de perfil, del que sólo se
aprecian su torso y cabeza, con un elaborado tocado (lám. 2). Por
sus atributos, anteojera y bigotera con colmillos, se reconoce como
un Tláloc. El mural está delimitado, en su parte izquierda y visto de
frente, por una cenefa compuesta por franjas verticales, con
estrellas de cinco puntas y elementos reconocidos como ojos. La
representación es similar a las que muestra Miller (1973) en sus
figuras 201 a 203 (ver cédula 21 apartado 2). La curvatura que
presenta en la parte inferior indica que es la base del mural.
5.1 Séjourné, L., 1959, 1966a; Miller, A., 1973:110 y 111, figs. 201-
203.
Lámina 2. Zacuala (Tláloc sembrador visto de perfil). Acervo Arqueológico de Teotihuacán.
Foto María Elena Ruiz Gallut, febrero, 1996.

Fragmento 3. Tláloc sembrador visto de perfil.

1.1 Zacuala, Teotihuacán. Proveniente del Corredor 1, Pórtico 1a


o Pórticos 8 y 9.
1.2 Acervo Arqueológico de Teotihuacán.
Número de inventario 10-570084.
1.4 Descubierto por L. Séjourné en la temporada 1955-1958.
2.2 Montado sobre soporte de fibra de vidrio.
3.1 Fragmento de 126 cm de ancho por 38 cm de alto con
soporte, y 115 cm de ancho por 28 cm de alto sin soporte.
3.2 Dos tonos de rojo, rosa, restos de verde, amarillo y un tono
azul oscuro.
4.1 Se trata de un mural que, por los rasgos, se reconoce como el
mismo personaje que pertenece a la serie que Miller identifica en
sus figuras 201 a 203. En este mural en particular, solo se aprecia la
parte inferior del motivo que representa el brazo, la parte inferior
del rostro, hasta la nariz, y un segmento de la vírgula. Sólo se trata
de un personaje (lám. 3).
Es muy probable que el límite izquierdo de la pintura sea la
esquina, por lo que probablemente se trate de uno de los muros que
se encontraba en el pórtico (ver cédula 21 apartado 2).
5.1 Séjourné, L., 1959, 1966a; Miller, A., 1973:110 y 111, figs. 201-
203.
Lámina 3. Zacuala (Tláloc sembrador visto de perfil). Acervo Arqueológico de Teotihuacán.
Foto María Elena Ruiz Gallut, febrero, 1996.

Fragmento 4. Garras de ave, vista de frente con lengua bífida.

1.1 Zacuala, Teotihuacán. Pórtico 7.


1.2 Acervo Arqueológico de Teotihuacán.
Número de inventario 10-570088.
1.4 Descubierto por L. Séjourné en la temporada 1955-1958.
2.2 Montado sobre soporte de fibra de vidrio.
3.1 Fragmento de 333 cm de ancho por 47 cm de alto con
soporte, y 323 cm de ancho por 37 cm de alto sin soporte.
3.2 Amarillo, rojo, negro y azul.
4.1 En este fragmento se representan tres aves vistas de frente.
La central es la mejor conservada y de ella se deducen las dos
laterales (lám. 4).
Se muestran las patas amarillas con dos garras y un espolón,
apoyadas hacia los lados de la cola. Las garras están formadas por
dos franjas con forma de ganchos o medias lunas, en colores negro y
azul, cuyo anillo es rojo. Entre ambas patas se representan cuatro
anchas plumas dirigidas hacia abajo, que corresponden a la cola del
ave. Estas plumas están pintadas en rojo, bordeadas por una franja
azul y ambas están delineadas por una línea de color rojo oscuro. La
parte media de la cola esta sumamente borrada y parece que en este
espacio aparecían motivos en color verde. Las plumas de la cola se
muestran ovaladas y se estrecha hacia la parte superior. En su
interior hay un elemento de base semicircular que termina hacia
arriba en formas apuntadas. Al centro de la cola se mira una lengua
bífida en rojo, delimitada por una franja verde.
Lámina 4. Zacuala. Pórtico 7. Detalle (garras de ave, vista de frente con lengua bífida).
Acervo Arqueológico de Teotihuacán. Foto María Elena Ruiz Gallut, febrero, 1996.

De acuerdo con la ilustración que presenta Séjourné (1959:21,


fig. 3), la lengua bífida esta en color rosa, delineada en rojo y
enmarcada por una franja azul. En este mural se aprecian solamente
restos de la coloración mencionada, distinguiéndose muy poco, por
su mal estado de conservación, la silueta de la lengua bífida.
De la primer figura, de izquierda a derecha, se aprecian parte de
las patas y las garras de la pata izquierda. De igual manera se
observan las líneas curvas que forman la terminación de la cola y
muestran la misma coloración que el ave del centro.
En el ave de la derecha, sumamente borrada, se ven restos de las
dos patas y parte de las plumas de la cola, presentando igual
coloración que las anteriores.
En el extremo derecho del mural, visto de frente, se mira parte
de la cenefa, formada por tres bandas verticales de
aproximadamente 10 cm de ancho, con restos de colores amarillo y
azul, y entre ellas se observa una franja en color rojo que las limita y
separa a la vez. La banda izquierda presenta, en su parte inferior,
una vírgula en color amarillo que corre de abajo hacia arriba.
Se aprecia una franja negra que limita tanto el conjunto de las
aves como la cenefa lateral, señalando el final del mural y la esquina
del cuarto.
Tomando en cuenta que el centro de la pintura mural está
ubicado hacia la mitad del ave central y conociendo la distancia
entre ella y el final del mural, marcado por la línea negra, podemos
considerar las dimensiones de la pared en 396 cm, siempre y cuando
las figuras hayan sido colocadas simétricamente dentro de todo el
conjunto.
Todas las figuras se encuentran sobre un fondo rojo (ver cédula
21 apartado 7).
5.1 Séjourné, L., 1959; Miller, A., 1973:108, plano XI.

Fragmento 5. La balsa que lleva a Quetzalcóatl.

1.1 Zacuala, Teotihuacán. Pórtico 11, probablemente mural 1 o 4.


1.2 Acervo Arqueológico de Teotihuacán.
Número de inventario 10-570090.
1.4 Descubierto por L. Séjourné en la temporada 1955-1958.
2.2 Montado sobre soporte de fibra de vidrio.
3.1 Fragmento de 359.5 cm de ancho por 54 cm de alto con
soporte, y 345 cm de ancho por 43 cm de alto sin soporte.
3.2 Rojo, azul, verde, amarillo y negro.
4.1 Este fragmento está publicado por L. Séjourné (1959:21a y b,
fig. 4). Sin embargo, la publicación no incluye la cenefa presente en
la pintura mural. Esta cenefa es de 33 cm de ancho, delimitada por
una franja vertical azul, delineada en color rojo oscuro. Se
representa en ella la parte inferior del crótalo de una serpiente, el
cual remata hacia abajo con una figura a manera de lengua bífida.
Todo el mural descansa sobre una franja negra (lám. 5 y ver cédula
21 apartado 6).
5.1 Séjourné, L., 1959:21a y b, fig. 4.
Lámina 5. Zacuala. Pórtico 11, probablemente murales 1 o 4. Detalle (la balsa que lleva a
Quetzalcóatl). Acervo Arqueológico de Teotihuacán. Foto María Elena Ruiz Gallut, febrero,
1996.

Fragmento 6. Mural de las Ofrendas.

1.1 Zona 2. Templo de la Agricultura, Teotihuacán. Mural de las


Ofrendas.
1.2 Acervo Arqueológico de Teotihuacán.
Número de inventario 10-541716.
1.4 Descubierto por el Arql. Leopoldo Batres, 1886.
2.2 Montado sobre soporte de fibra de vidrio.
3.1 Fragmento de 38.5 cm de ancho por 37.5 cm de alto.
3.2 Rojo y rosa.
4.1 Lám. 6 y ver cédula 10.
5.1 Miller, A., 1973:64-65, figs. 70-78b.
Lámina 6. Zona 2. Templo de la Agricultura
(fragmentos del mural de las ofrendas). Acervo
Arqueológico de Teotihuacán. Foto María Elena Ruiz
Gallut, febrero, 1996.

OTROS MURALES IN SITU

Pinturas localizadas en los basamentos frente a la Pirámide del Sol y


en los muros que la rodean.
Lámina 1. Edificio Sur, adosado a la Pirámide del Sol. Muros norte y oriente. Foto Beatriz
de la Fuente, agosto, 1995.
Lámina 2. Pirámide del Sol. Lado oriente. Foto Beatriz de la Fuente, agosto, 1995.

MUSEO DE MURALES TEOTIHUACANOS “BEATRIZ DE


LA FUENTE”

Fragmento 1. Tláloc.

1.1 Barrio de San Sebastián, Teotihuacán. Probablemente


corresponde a un saqueo.
1.2 Museo de Murales Teotihuanos “Beatriz de la Fuente”. Hacia
1995 fue devuelto al Acervo Arqueológico de Teotihuacán junto con
otros murales (véase apartado correspondiente en esta misma
adenda), con los siguientes datos de registro:
Número de inventario 10-219952.
Número de registro de restauración 421/76.
Fragmento de pintura mural número 199.
Fecha de recibido 15-III-76.
2.2 Montado sobre soporte de fibra de vidrio.
3.1 Fragmento de 229 cm de ancho por 47 cm de alto.
3.2 Negro, azul oscuro, tres tonos de rojo, anaranjado, ocre y
amarillo.
4.1 Fragmento de pintura mural policroma que representa la cara
de un personaje visto de frente, cuyos elementos indican que se
refiere a Tláloc (láms. 1, 2 y 3).
Lleva dos grandes orejeras de 2.5 cm de ancho, de color verde
con la línea del círculo central rosa. El rostro es de color negro,
cubierto por dos anteojeras en rojo de 1.7 cm de ancho. Hacia el
interior de éstas hay otro elemento circular concéntrico en igual
color, sobre el fondo negro del rostro, de 0.5 cm de ancho, que
corresponde al contorno del ojo. Se aprecia una bigotera, en la parte
inferior de la cara, compuesta por una banda roja de 3 cm, que baja
y se proyecta lateralmente para terminar en dos ganchos curvados
hacia el exterior. Por debajo de ésta, colocados en composición
simétrica y horizontalmente, se encuentran tres elementos
triangulares de bordes redondeados y apuntados hacia abajo. Están
delineados con gruesas franjas que al momento se miran azules, y
cuyo centro es rojo. Probablemente este color azul, que se observa
en otras partes del mismo mural, sea un negro ya desgastado. Se
refiere a sus colmillos, que están sobrepuestos a la gran lengua
bífida del personaje; ésta en color rojo.
Debido a que el mural está fragmentado, en la parte superior
sólo se aprecia una mínima porción en la que pueden observarse
franjas amarillas verticales, que pudieron haber formado parte de su
tocado. Hacia cada lado, estas franjas se distribuyen simétricamente
en grupos de tres, bajan verticalmente y se curvan para continuar en
sentido horizontal y lateralmente a ambos lados de la cara. Tienen
un ancho promedio de 3 cm. Las cercanas al rostro se interrumpen
en su trazo por la presencia de la orejera. Estos elementos rematan
en forma redondeada y muestran aplicaciones de color negro en sus
extremos.
La composición continúa hacia ambos lados del personaje de
manera simétrica.
Destacan tres figuras conocidas como elementos flamígeros
(Von Winning, 1987, tomo II:20), dispuestas en sentido horizontal y
con las puntas o flamas hacia el exterior. Se colocan una sobre otra,
están pintadas en color amarillo y delimitadas por una franja azul.
En su parte superior se observan dos cuadretes rojos. Hacia la parte
interior de los elementos flamígeros se aprecian otros, a manera de
barras, en dos grupos de cuatro por lado y dispuestos en sentido
horizontal. Estos son azules y están separados de las flamas por una
franja negra vertical. Más hacia el centro aparecen dos figuras
superpuestas, también como barras, decoradas con líneas onduladas
diagonales en azul. Todo este conjunto, elementos flamígeros,
barras horizontales y barras con líneas onduladas, componen lo que
se ha interpretado como atados de leña (Von Winning, 1987, tomo
II:21). El mismo conjunto se repite de manera vertical en la cenefa,
ubicada en la parte derecha del mural, visto de frente. Esta presenta,
al igual que todo el conjunto, una franja negra que lo limita en la
base y lateralmente. Hacia la izquierda del mural, visto de igual
manera, se observan nuevamente parte de los elementos flamígeros
pero en sentido contrario, lo que indica que se reitera el tema dentro
del mismo. Tanto el límite de la cenefa, como los diseños que se
repiten hacia el extremo izquierdo del mural, visto de frente, y
suponiendo que el centro entre ambos es el centro de todo el mural,
se pueden conocer las dimensiones aproximadas del muro.
Todo el mural se encuentra sobre fondo rojo y los elementos
están delineados en un tono de rojo más oscuro.
Lámina 1. Barrio de San Sebastián (Tláloc). Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la
Fuente”. Foto María Elena Ruiz Gallut, febrero, 1996.

Lámina 2. Barrio de San Sebastián. Detalle (Tláloc). Museo de Murales Teotihuacanos


“Beatriz de la Fuente”. Foto María Elena Ruiz Gallut, febrero, 1996.

Lámina 3. Barrio de San Sebastián. Detalle (Tláloc).


Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la
Fuente”. Foto María Elena Ruiz Gallut, febrero, 1996.

Fragmento 2.

1.1 Zacuala, Teotihuacán.


1.2 Museo de Murales Teotihuanos “Beatriz de la Fuente”. Hacia
1995 fue devuelto al Acervo Arqueológico de Teotihuacán junto con
otros murales (véase apartado correspondiente en esta misma
adenda), con los siguientes datos de registro:
Número de inventario 10-570085.
Número de registro de restauración.
Clave MP/X-I/70.
Fragmento de pintura mural 219.
Octubre de 1970.
1.4 Descubierto por L. Séjourné en la temporada 1955-1958.
2.2 Montado sobre soporte de fibra de vidrio.
3.1 Fragmento de 140 cm de ancho por 52 cm de alto con
soporte, y 128 cm de ancho por 44.5 cm de alto sin soporte.
3.2 Dos tonos de amarillo, rosa, verde, un tono azul oscuro y
líneas de contorno en rojo quemado.
4.1 Se trata de un mural del cual solamente se ha publicado su
parte central. Es una pintura policroma que representa tres aves,
que se aprecian de manera incompleta. Las aves se muestran de
perfil y están orientadas hacia la derecha del mural, visto de frente,
colocadas una a continuación de la otra. Su descripción se hará en
igual sentido (láms. 4 y 5).
De la primer ave se ve parte de la pata izquierda, que se observa
levantada, en color amarillo y las garras de ambas patas, en azul. En
este segmento, la pintura está fragmentada y sólo se distingue que
las garras del ave están sobre el cuerpo recostado de lo que parece
ser un coyote.
Este animal está representado en tres cuartos de perfil, con el
vientre hacia arriba y las patas estiradas sobre sus costados. En ellas
se aprecian sus garras. Su cuerpo es blanco, con líneas rectas
diagonales y paralelas que simulan la pelambre del mismo. Hacia su
pecho se mira lo que puede representar parte del esqueleto del
animal, en color rosa y delineado en rojo quemado. Hacia la parte
superior se aprecia un fragmento de su cabeza que muestra la
misma textura y coloración que el resto del cuerpo. Las garras de
este animal son rosas y están delineadas en rojo quemado.
La figura central es la más completa de las tres. Se reconoce
parte de su cuerpo y las dos patas. Las plumas del cuerpo son de
color azul y las de la cola son largas y se proyectan hacia abajo. Las
patas del ave son amarillas, con líneas onduladas en el mismo tono
de rojo quemado, semejando la textura propia de las patas de un
ave. Se observan de igual manera dos garras hacia adelante y el
espolón hacia atrás. Tanto éstas como el espolón son de color azul.
Presenta la pata izquierda en la misma posición que el ave anterior,
es decir, ligeramente levantada y hacia el frente, como si estuviera
apoyándose sobre un árbol con frutos y flores. Esta ave está
publicada por Séjourné (1966a:292 y 293, fig. 172).
Tanto el tallo del árbol como las flores están pintadas en color
verde. La flor tiene la forma de un abanico y los frutos son ovalados
con textura escamosa, como las piñas o frutos de los pinos. Estos se
aprecian del lado derecho del tallo, de abajo hacia arriba se ve un
fruto y una flor. En la parte izquierda, entre la garra y el cuerpo del
ave, hay otro fruto.
De la tercer ave sólo se mira la parte inferior del cuerpo, la cual
muestra su pata derecha completa y una parte de la izquierda,
ambas en color rosa y con líneas que representan la textura
escamosa de las patas. Las garras y el espolón son azules. También
tiene levantada la pata izquierda, que se apoya sobre algunas figuras
en rojo y amarillo que no se logran definir. Las plumas en el cuerpo
están representadas de manera más realista.
En las patas de las tres aves se observan anillos en la unión de
éstas con las garras, mismos que están en un color rojo de mayor
intensidad.
Toda la escena se aprecia sobre el fondo rojo del mural. La línea
de contorno de todos los elementos descritos es de color rojo
quemado.
5.1 Séjourné, L., 1966a:292 y 293, fig. 172.
Lámina 4. Zacuala. Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”. Foto María
Elena Ruiz Gallut, febrero, 1996.

Lámina 5. Zacuala. Detalle. Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”. Foto


María Elena Ruiz Gallut, febrero, 1996.

Fragmento 3. Aves con escudo y corriente.

1.1 Zacuala, Teotihuacán. Pórticos 13 y 13A.


1.2 Museo de Murales Teotihuanos “Beatriz de la Fuente”. Hacia
1995 fue devuelto al Acervo Arqueológico de Teotihuacán junto con
otros murales (véase apartado correspondiente en esta misma
adenda), con los siguientes datos de registro:
Número de inventario 10-570089.
1.4 Descubierto por L. Séjourné en la temporada 1955-1958.
2.2 Montado sobre soporte de fibra de vidrio.
3.1 Fragmento de 375 cm de ancho por 44.5 cm de alto con
soporte, y 369 cm de ancho por 37 cm de alto sin soporte.
3.2 Rojo, azul, verde, amarillo, negro y anaranjado.
4.1 El mural consta de dos fragmentos colocados sobre el mismo
soporte. El primero es de 226 cm y el segundo mide 98 cm. En
ambos fragmentos se representan, sobre un fondo rojo, cuatro aves
de perfil que se dirigen hacia la derecha del mural, visto de frente.
De ellas sólo se conserva su parte inferior. Los colores que
muestran son rojo, azul, negro, verde, anaranjado y amarillo. Para
su descripción nos basamos en la figura más completa, que es la
segunda, vista la pintura de frente, siguiendo un orden de izquierda
a derecha (lám. 6).
Esta figura tiene una longitud de 105 cm, medida que parte de la
cola a la base de una corriente descendente con motivos en su
interior. El elemento que está en la parte posterior de la figura, que
pudiese ser la cola o ala, está integrado por varios componentes y
presenta una composición muy elaborada en sus diseños y colores.
Estos son tres tonos de rojo, verde, azul y negro. Es similar a las alas
inferiores de las mariposas (Von Winning, 1987, tomo I:115), así
como a las aplicaciones de este género de los braseros tipo teatro.
Sobre el cuerpo se observa un medallón o escudo circular en forma
de flor de cuatro pétalos, de los que solamente se aprecian tres (los
dos laterales y el inferior). Los pétalos son de color verde,
delineados en rojo y delimitados hacia su exterior por una franja
azul, que sigue el contorno de la flor. En su interior hay dos círculos
concéntricos. El exterior es de color rojo y el interior azul. Cabe
resaltar que el disco central es una variante, en verde, sobre fondo
rojo, del glifo “ojo de reptil” (Langley, 1986:146-147, figs. 42 y 43).
Las patas de esta ave son negras y en ellas se observa una franja
azul en su exterior que sigue el contorno de las mismas. Una
característica que llama la atención en lo que respecta a la
morfología de estas patas es que no presentan las garras, sino que
forman la silueta de un pie humano, de perfil. En su parte superior,
la pata izquierda remata en una especie de gancho. En el lugar que
correspondería al espolón, la franja de color azul, que bordea toda la
pata, gira hacia arriba, de manera que forma un gancho que se
enrosca hacia el interior.
El siguiente elemento es una corriente descendente, en color
anaranjado, que baja posiblemente del pico y muestra en su interior
una flor, un entrelace y algunas figuras geométricas. La silueta de
esta corriente es una franja azul, adornada hacia su exterior y a cada
lado con hojas verdes paralelas, apuntadas hacia abajo. Se alcanzan
a observar cuatro en cada extremo.
Únicamente se aprecian fragmentos de las tres aves restantes del
mural.
En la figura de la izquierda sólo se muestra una de las patas,
pintada en amarillo, delimitada por una franja azul. También se
observa parte del flujo descendente que brota del pico, en cuyo
interior se encuentran varias figuras y las mismas formas de hojas
verdes, al igual que en la descripción anterior.
De la tercer figura de izquierda a derecha, sólo se observa parte
de la cola, en donde se representan sus elementos con igual
complejidad en diseños que la arriba mencionada. En esta ave se
mira una franja azul curva que se dirige hacia arriba, que podría
indicar parte del cuerpo o de su otra ala. También se aprecia la
unión de la pata con el cuerpo, delimitada por una franja azul, con el
interior de la pata en color verde.
De la cuarta ave, ubicada en el extremo derecho del mural, visto
de frente, solamente se observan las patas en color rojo, delimitadas
por la misma franja azul y en la misma disposición que las
anteriores. De igual manera se ve parte del escudo con restos de
colores amarillo, rojo y azul y del ala, partes en rojo, azul y verde.
Esta procesión de animales camina hacia la derecha del mural,
sobre una franja en negro que a su vez señala el límite del mismo
con el piso. En todas las aves se representa el mismo concepto, con
pequeñas variaciones en el diseño y coloración. Todos los elementos
están delineados en color rojo oscuro. Las partes que hemos
mencionado en color verde muestran únicamente restos de este
color (ver cédula 21 apartado 8).
5.1 Séjourné, L., 1959:23, fig. 7, 1966a; Langley, J., 1986.

Lámina 6. Zacuala. Pórticos 13 y 13a. Detalle (aves con escudo y corriente). Museo de
Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”. Foto María Elena Ruiz Gallut, febrero, 1996.

OTROS MURALES
Lámina 1. Mural de procedencia desconocida. Por su estilo, es posible que pertenezca a
Techinantitla. Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”. Foto Pedro Cuevas,
1991.
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1987 La iconografía de Teotihuacán. Los dioses y los signos, 2 tomos. México: Instituto d
Investigaciones Estéticas-UNAM.
Índice

PRESENTACIÓN
Dr. Enrique Graue Wiechers

PRESENTACIÓN
Iván Ruiz

PREÁMBULO
María Teresa Uriarte Castañeda

AGRADECIMIENTOS

INTRODUCCIÓN
Beatriz de la Fuente

TEOTIHUACÁN: ARQUITECTURA, PLANOS Y PERSPECTIVA


Gerardo A. Ramírez

LA CRONOLOGÍA DE LOS MURALES DE ATETELCO


Rubén Cabrera

1. CIUDADELA
Rubén Cabrera

2. ZONA 11. GRAN CONJUNTO


Rubén Cabrera

3. CONJUNTO DE LOS EDIFICIOS SUPERPUESTOS


Rubén Cabrera

4. CONJUNTO PLAZA OESTE


Rubén Cabrera

5. CONJUNTO PLAZA ESTE


Rubén Cabrera

6. ZONA 5A. CONJUNTO DEL SOL


Beatriz de la Fuente
6 bis. BASAMENTO 1. MURALES DE LA CASA DE LOS SACERDOTES
Beatriz de la Fuente

7. ZONA 3. GRAN PUMA


Beatriz de la Fuente

8. ZONA 3. PLATAFORMAS 14, 15 Y 15A


Beatriz de la Fuente

9. ZONA 4. ANIMALES MITOLÓGICOS


Beatriz de la Fuente

10. ZONA 2. TEMPLO DE LA AGRICULTURA


Beatriz de la Fuente

11. ZONA 2. SUBESTRUCTURAS DEL CONJUNTO DEL QUETZALPAPÁLOTL


Beatriz de la Fuente

12. ZONA 2. CONJUNTO DE LOS JAGUARES


Beatriz de la Fuente

13. ZONA 2. CONJUNTO DEL QUETZALPAPÁLOTL


Beatriz de la Fuente

Patio del Conjunto del Quetzalpapálotl


María Elena Ruiz Gallut

14. AMANALCO. BARRIO DE LAS PINTURAS SAQUEADAS TECHINANTITLA


Y TLACUILAPAXCO
Rubén Cabrera

15. TEPANTITLA
Beatriz de la Fuente

16. TEOPANCAXCO. CASA BARRIOS O DEL ALFARERO


Rubén Cabrera

17. LA VENTILLA 1992-1994


Rubén Cabrera

Sector 1
José Luis Mercado Zarza
Jorge Luis Martínez Moreno
Sector 2
Román Padilla Rodríguez
Julio Ruiz Zuñiga

Sector 3
Sergio Gómez Chávez
Eduardo Ramos Cruz

Sector 4
Felipe Nava Rivera
María Elena Ruiz Gallut

Otros murales
María Elena Ruiz Gallut

18. ATETELCO
Rubén Cabrera

19. TETITLA
Beatriz de la Fuente

20. PATIOS DE ZACUALA


Beatriz de la Fuente

21. ZACUALA
Beatriz de la Fuente

22. YAYAHUALA
Beatriz de la Fuente

23. OZTOYAHUALCO. CASA DE LAS ÁGUILAS


Beatriz de la Fuente

24. TOTÓMETLA
Alberto Juárez Osnaya
Elizabeth Carmen Ávila Rivera

ADENDAS

1. FRAGMENTOS DE PINTURA MURAL EN MUSEOS NACIONALES

Colección Museo Anahuacalli


Beatriz de la Fuente
Fundación Amparo / Museo Amparo
Roberto García Moll

Museo de Antropología e Historia del Instituto Mexiquense de Cultura


Beatriz de la Fuente

Museo de Arte Prehispánico Rufino Tamayo


Beatriz de la Fuente

Museo Nacional de Antropología


María Elena Ruiz Gallut

2. LOS MURALES REPATRIADOS DE LA COLECCIÓN CHRISTENSEN EN


MELBOURNE, AUSTRALIA ADENDA

3. MURALES EN LA ZONA ARQUEOLÓGICA DE TEOTIHUACÁN

Murales del Acervo Arqueológico de Teotihuacán


Rubén Cabrera Castro
María Elena Ruiz Gallut
Miguel Ángel Trinidad Meléndez

Otros Murales in situ

Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”

Otros Murales

BIBLIOGRAFÍA
Plano general de la zona arqueológica de Teotihuacán. Plano Gerardo Ramírez.
1. PORTADA
2. PRESENTACIÓN
3. PRESENTACIÓN
4. PREÁMBULO
5. AGRADECIMIENTOS
6. INTRODUCCIÓN
7. TEOTIHUACÁN: ARQUITECTURA, PLANOS Y PERSPECTIVA
8. LA CRONOLOGÍA DE LOS MURALES DE ATETELCO
9. 1 CIUDADELA
10. 2 ZONA 11 GRAN CONJUNTO
11. 3 CONJUNTO DE LOS EDIFICIOS SUPERPUESTOS
12. 4 CONJUNTO PLAZA OESTE
13. 5 CONJUNTO PLAZA ESTE
14. 6 ZONA 5A CONJUNTO DEL SOL
15. 6 bis BASAMENTO 1 MURALES DE LA CASA DE LOS
SACERDOTES
16. 7 ZONA 3 GRAN PUMA
17. 8 ZONA 3 PLATAFORMAS 14, 15 Y 15A
18. 9 ZONA 4 ANIMALES MITOLÓGICOS
19. 10 ZONA 2 TEMPLO DE LA AGRICULTURA
20. 11 ZONA 2 SUBESTRUCTURAS DEL CONJUNTO DEL
QUETZALPAPÁLOTL
21. 12 ZONA 2 CONJUNTO DE LOS JAGUARES
22. 13 ZONA 2 CONJUNTO DEL QUETZALPAPÁLOTL
1. Patio del Conjunto del Quetzalpapálotl
23. 14 AMANALCO BARRIO DE LAS PINTURAS SAQUEADAS
TECHINANTITLA Y TLACUILAPAXCO
24. 15 TEPANTITLA
25. 16 TEOPANCAXCO CASA BARRIOS O DEL ALFARERO
26. 17 LA VENTILLA 1992-1994
1. Sector 1
2. Sector 2
3. Sector 3
4. Sector 4
5. Otros murales
27. 18 ATETELCO
28. 19 TETITLA
29. 20 PATIOS DE ZACUALA
30. 21 ZACUALA
31. 22 YAYAHUALA
32. 23 OZTOYAHUALCO CASA DE LAS ÁGUILAS
33. 24 TOTÓMETLA
34. ADENDA 1 FRAGMENTOS DE PINTURA MURAL EN MUSEOS
NACIONALES
1. COLECCIÓN MUSEO ANAHUACALLI CIUDAD DE MÉXICO
2. FUNDACIÓN AMPARO/MUSEO AMPARO1PUEBLA
3. MUSEO DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA DEL INSTITUTO
MEXIQUENSE DE CULTURA TOLUCA, ESTADO DE MÉXICO
4. MUSEO DE ARTE PREHISPÁNICO RUFINO TAMAYO
OAXACA
5. MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA CIUDAD DE
MÉXICO
35. ADENDA 2 LOS MURALES REPATRIADOS DE LA COLECCIÓN
CHRISTENSEN EN MELBOURNE, AUSTRALIA
36. ADENDA 3 MURALES EN LA ZONA ARQUEOLÓGICA DE
TEOTIHUACÁN
1. MURALES DEL ACERVO ARQUEOLÓGICO DE
TEOTIHUACÁN
2. OTROS MURALES IN SITU
3. MUSEO DE MURALES TEOTIHUACANOS "BEATRIZ DE LA
FUENTE"
4. OTROS MURALES
37. BIBLIOGRAFÍA

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