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1. EL CORAZÓN
Centrándonos en la teología cristiana, comencemos por las Sagradas Escrituras. Se sabe que
el “conocer” bíblico pasa por el corazón. Para la Biblia, el corazón es por excelencia el órgano de
conocimiento: “Y dediqué mi corazón a conocer sabiduría […]” (Ecl. 1:17). Es el corazón el que
piensa: “Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre […]” (Prov. 19:21). Y la máxima de
la Biblia: “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría […]” (Prov. 9:10). “He aquí que el te-
mor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal, la inteligencia” (Job 28:28).
Cuando habla de “corazón” la Biblia desea enseñarnos que, si el corazón es el medio utiliza-
do por Dios para hacerse conocer, necesitamos conectarlo con el Señor para que su voluntad se
efectúe de manera limpia y eficaz en la vida de quien lo sirve. Así, el corazón está relacionado
con nuestra mente, con nuestras intenciones y los pensamientos que generan nuestras acciones.
“Nuestras retinas están programadas por la imagen, nuestros oídos por los sonidos
repetidos, nuestras narices por los olores y perfumes… Así vamos siendo programa-
dos. Somos lo que los otros quieren”. (Timothy Leary).
La vista: los ojos son los órganos sensoriales de la visión y captan la luz que incide sobre la
retina que es una superficie parabólica de tejido vivo formado por células foto-receptoras.
Esas células captan la luz y transforman esa energía luminosa en impulsos nerviosos que
son enviadas por el nervio óptico al cerebro, para que allá puedan ser interpretados.
Lo que vemos causa mucho impacto sobre nuestra mente. Los medios de comunicación, por
ejemplo, como ya sabemos, ejercen poder sobre nuestros comportamientos y elecciones, y su
uso en exceso produce sobre estímulo de los sentidos, lo que nos incapacita para actividades que
exigen concentración, da ahí la importancia de controlarnos y enseñar a los adolescentes a tratar
con ese aspecto de la vida.
El cuidado debe tenerse no solo con los medios de comunicación, las películas, sino también
con las lecturas. Elena de White nos aconseja específicamente en cuanto a la lectura de ficción:
“Hay obras de imaginación que fueron escritas con el objeto de enseñar la verdad o dar a cono-
cer algún gran mal. Varias de estas obras han hecho algún bien. Sin embargo, no han dejado de
hacer un daño indecible. Encierran declaraciones y descripciones de estilo refinado que excitan la
imaginación y despiertan toda una serie de pensamientos llenos de peligro, especialmente para
la juventud. Las escenas en ellos descritas repercuten una y muchas veces en el pensamiento del
lector. Semejantes lecturas inhabilitan la mente para obra provechosa, y la imposibilitan para el
ejercicio espiritual. Destruyen el interés por la Biblia. Las cosas del cielo ocupan poco lugar en el
pensamiento. Al detenerse el espíritu en las escenas de impureza presentadas, se despierta la
pasión y dan por resultado el pecado” (Consejos para los maestros, p. 370).
Existe una región en nuestro cerebro llamada “tálamo”. Esa es la parte de nuestro cerebro en
la cual se capta la música. En el tálamo las emociones, sensaciones y sentimientos se perciben
antes que estos estímulos sean sometidos a las partes del cerebro responsables por la razón y la
inteligencia. La música, por lo tanto, no depende del sistema nervioso central para ser asimilada
El tacto: a diferencia de otros sentidos, no se encuentra en una región específica del cuer-
po, sino en todas las regiones de la piel. Nuestra piel es el mayor órgano del cuerpo huma-
no. Está repleta de terminaciones nerviosas capaces de captar estímulos térmicos, mecá-
nicos y dolorosos. Cada terminación nerviosa o receptor cutáneo está especializado para
recibir estímulos específicos, siendo que cada receptor tiene un axón, y con excepción de
las terminaciones nerviosas libres, todos están asociados a tejidos no neurales.
El tacto es el primer sentido que se desarrolla en el ser humano y es importantísimo para el
crecimiento, desarrollo y aprendizaje del niño, pues por medio del tacto puede recibir estímulos
de otras personas, y adquirir así confianza y autoestima. Además, el tacto es el único sentido que
se conserva activo en el período cuando el individuo está durmiendo, funcionando como una
especie de guardián del sueño. (en: http://mundoeducacao.bol.uol.com.br/biología/tato. Html
acceso el 10/06/2016 a las 21:14).
Olfato: el aire entra a la nariz por las fosas nasales y va en dirección a la cavidad nasal,
donde se humedece, calienta y purifica. En el techo de la cavidad nasal encontramos la
mucosa olfativa, también llamada mucosa amarilla, compuesta de células olfativas, cuyas
prolongaciones quedan envueltas en una camada de moco que cubre las cavidades nasa-
les. Las moléculas de olores que quedan disueltas en el aire entran por las fosas nasales,
llegando hasta la cavidad nasal, donde se disuelven en el moco y alcanzan las prolongacio-
nes de las células olfativas. Las células olfativas mandan impulsos al sistema nervioso, don-
de se interpretan y producen las sensaciones olfativas. Pocas moléculas dispersas en el
aire ya son suficientes para estimular la mucosa olfativa, causándonos la sensación de olor.
Cuanto mayor sea la concentración de moléculas olorosas en el aire, más se estimularán
los receptores olfativos y mayor será nuestra sensación de olor. (en: http://brasilescola.
uol.com.br/oscincosentidos/olfato.htm acceso 10/06/2016 a las 21:26).
En el artículo ¿Por qué la vida con Cristo tiene más sabor? Sobre los sentidos, extraído del blog
Creacionismo de Michelson Borges, encontramos:
“Tenemos, sin embargo, algo que hacer para resistir a la tentación. Los que no quieren
ser víctimas de los ardides de Satanás deben custodiar cuidadosamente las avenidas
del alma; deben abstenerse de leer, ver u oír cuanto sugiera pensamientos impuros.
No se debe dejar que la mente se espacie al azar en todos los temas que sugiera el
adversario de las almas. Dice el apóstol Pedro: ‘Por lo cual, teniendo los lomos de
vuestro entendimiento ceñidos ... no conformándoos con los deseos que antes teníais
estando en vuestra ignorancia; sino como aquel que os ha llamado es santo, sed tam-
bién vosotros santos en toda conversación’. 1 Pedro 1:13-15. Pablo dice: ‘Todo lo que
es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que
es de buen nombre; si hay alguna virtud, si alguna alabanza, en esto pensad’. Filipen-
ses 4:8. Esto requerirá ferviente oración y vigilancia incesante. Habrá de ayudarnos
la influencia permanente del Espíritu Santo, que atraerá la mente hacia arriba y la
habituará a pensar sólo en cosas santas y puras. Debemos estudiar diligentemente la
Palabra de Dios. ‘¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra’, dice
el salmista y añade: ‘En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti’.
Salmos 119:9, 11”. (Patriarcas y profetas p. 492).
Mira lo que es puro: busca mantener tus sentidos libres de cualquier concupiscencia, o sea,
alimenta tu alma de lo que es puro y edificante, líbrate de cualquier cosa que perjudique tu
comunicación con el Eterno. Cuando tengas que elegir algo para leer o mirar, que sean cosas
agradables. Recuerda que todas las cosas que leemos o vemos son almacenadas en nuestra
memoria y guardadas en el archivo de las emociones buenas o malas. Muchos de nuestros
comportamientos reciben la influencia de nuestra visión. ¡Piensa en esto!
“Escuchen, oigan mi voz; presten atención, oigan mi palabra” (Isaías 28:23 NVI).
“Elías se levantó, y comió y bebió. Una vez fortalecido por aquella comida, viajó cuarenta días
y cuarenta noches hasta que llegó a Horeb, el monte de Dios” (1 Reyes 19:8 NVI).
Siente el toque de Dios: Nuestro cuerpo pertenece a Dios y debes usarlo para su gloria, no
permitas que lo toquen de una forma que entristezca al Señor, no uses ese sentido para
la corrupción física, sino mantente puro, y que tu testimonio sea para edificar a los que te
rodean. Toca solo lo que debe ser tocado.
Aspira fragancias buenas: En un mundo donde cada vez existe más facilidad de acceder a
las drogas y diferentes estupefacientes, haz un pacto de permanecer lejos de todo lo que
pueda viciar o destruir tus sentidos.
“Porque para Dios nosotros somos el aroma de Cristo entre los que se salvan y entre los que se
pierden” (2 Corintios 2:15 NVI).
La sociedad está en constantes cambios, pronto surgirán nuevos desafíos y tendremos que
aprender a tratar con los nuevos problemas que vendrán. Sin embargo, frente a cualquier cambio
y problema, ante cualquier ideología lo importante siempre será “guardar el corazón”. Enséñele
a su adolescente que puede ser lo que desea, que tiene libre albedrío, pero que solo será ple-
namente feliz si ejerce su libertad al lado de Cristo. Muéstrele que el pensamiento relativista no
conduce a la salvación, ayúdelo a tener pensamientos cristianos que lo edifiquen.
Enséñele con amor a mantenerse conectado con el Señor y desconectado de todo lo que con-
duce al mal. Enseñe a los niños de esa generación a conectarse diariamente, continuamente, con
lo sagrado para que puedan mostrar la selfie verdadera al mundo, dando voz y expresión a una
generación que se levanta y es fiel al Señor.