La Última Cena

Lucas 22: 15
Introducción:
El creyente que participa de la Cena del Señor, le dice al mundo que la muerte de
Jesucristo es su vida.

1. El significado histórico:
a) El ocasión de su liberación de Egipto, los hebreos comieron la
cena de la pascua-
b) El respeto a la misma lo expresaban de pie, con los lomos
ceñidos, con el bordón en la mano y listos para el viaje.
c) La manera de celebrar este rito, armonizaba con su condición.
Estaban por ser arrojados del país de Egipto, e iban a comenzar
un viaje difícil a través del desierto.

2. El significado social:
a) En los días de Jesús, celebrar la cena pascual era parte de la
cultura y tradición judía.
b) Para esta ocasión se colocaban canapés en derredor de la mesa.
Los huéspedes descansaban en ellos, se apoyaba en el brazo
izquierdo y tenían la mano derecha libre para tomar el alimento.
En esta posición, un huésped podía poner la cabeza recostada
sobre el pecho del que seguía en orden hacia arriba. Los pies,
que se hallaban en el extremo exterior del canapé, podían ser
lavador por uno que pasase en derredor de ellos.

3. El significado cristiano:
a) La Cena del Señor fue dad para conmemorar la gran liberación
espiritual, obrada como resultado de la muerte de Jesucristo.
b) Es una ordenanza para ser celebrada hasta que Él venga por segunda
vez con poder y gloria.
c) El pan era sin levadura y el vino sin fermentación, con esto
representaba su naturaleza inmaculada. Nada que fuese corrompido
por la fermentación y por la levadura del pecado, podía representar al
“Cordero sin mancha y sin contaminación” (1 Pedro 1: 19)

Conclusión:
“Y mientras comían, Jesús tomó el pan, y lo bendijo, y lo partió, y dio a sus
discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, y
habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es
mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los
pecados. Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid,
hasta aquel día en que lo beba de nuevo con vosotros en el reino de mi Padre”
(Mateo 26: 26-29)