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Práctica 5
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Finalmente, podemos decir que no se trata de un Decreto-ley puesto que un Real Decreto-ley es una
forma de legislar por parte del Gobierno que, según el artículo 86.1 de la Constitución Española, se limita a
casos de extraordinaria y urgente necesidad.
En primer lugar, destacamos el artículo 86.2 de la Constitución Española (Capítulo II, de la
elaboración de las leyes) que dispone lo siguiente: “Los Decretos-leyes deberán ser inmediatamente sometidos
a debate y votación de totalidad al Congreso de los Diputados, convocado al efecto si no estuviere reunido, en
el plazo de los treinta días siguientes a su promulgación. El Congreso habrá de pronunciarse expresamente
dentro de dicho plazo sobre su convalidación o derogación, para lo cual el Reglamento establecerá un
procedimiento especial y sumario”.
En segundo lugar, podemos resaltar el artículo 151 del Reglamento del Congreso de los Diputados
que establece que: “El debate y votación sobre la convalidación o derogación de un Real Decreto-ley se
realizará en el Pleno de la Cámara o de la Diputación Permanente, antes de transcurrir los treinta días
siguientes a su promulgación, de conformidad con lo establecido en el artículo 86,2, de la Constitución. En
todo caso, la inserción en el orden del día de un Decreto-ley, para su debate y votación, podrá hacerse tan
pronto como hubiere sido objeto de publicación en el «Boletín Oficial del Estado”.
3. Si al Gobierno no le diese tiempo dentro del plazo indicado de dictar su norma ¿podría
dictarla fuera de ese plazo? ¿Podría hacerlo usando un Decreto Ley?
En el supuesto de que al Gobierno no le diese tiempo dentro del plazo señalado de dictar su norma, no
tendrá la posibilidad ni la opción de dictar la norma fuera del plazo indicado de acuerdo con el artículo 82.3 de
la Constitución Española que establece lo siguiente: “La delegación legislativa habrá de otorgarse al Gobierno
de forma expresa para materia concreta y con fijación del plazo para su ejercicio. La delegación se agota por
el uso que de ella haga el Gobierno mediante la publicación de la norma correspondiente. No podrá entenderse
concedida de modo implícito o por tiempo indeterminado. Tampoco podrá permitir la subdelegación a
autoridades distintas del propio Gobierno”, por lo tanto, comprobamos que el requisito de fijar el plazo para el
ejercicio de la misma no se cumple o es prorrogado en varias ocasiones.
Por otro lado, debemos hacer mención del artículo 86.1 de la Constitución Española que dispone lo
siguiente: “En caso de extraordinaria y urgente necesidad, el Gobierno podrá dictar disposiciones legislativas
provisionales que tomarán la forma de Decretos-leyes y que no podrán afectar al ordenamiento de las
instituciones básicas del Estado, a los derechos, deberes y libertades de los ciudadanos regulados en el Título
I, al régimen de las Comunidades Autónomas ni al Derecho electoral general”. Las materias enumeradas en el
artículo mencionado anteriormente, especifica que no podrán ser afectadas por los decretos-leyes que
delimitan negativamente el ámbito de regulación permitido a los mismos, es decir, dado que un Decreto Ley
solo es aplicado en casos de urgente y extrema necesidad y sin afectar a los derechos y libertades que se
recogen en el Título I de la CE, en esta ocasión se da una excepción ya que hablamos de los derechos de los
consumidores y por lo tanto se vería implicado el mencionado título.
4. Si llega el 13 de diciembre de 2013 y no está transpuesta la Directiva en España, ¿se puede
aplicar por los jueces y tribunales como una norma más en vigor en nuestro país?
En este caso, destacaremos dos principales artículos que regulan si esa norma se puede aplicar por los
jueces y tribunales en nuestro país, que son los artículos 86.2 y 82.6 de la Constitución Española.
El primero de ellos (86.2 CE) establece lo siguiente: “Los Decretos-leyes deberán ser inmediatamente
sometidos a debate y votación de totalidad al Congreso de los Diputados, convocado al efecto si no estuviere
reunido, en el plazo de los treinta días siguientes a su promulgación. El Congreso habrá de pronunciarse
expresamente dentro de dicho plazo sobre su convalidación o derogación, para lo cual el reglamento
establecerá un procedimiento especial y sumario”, es decir, habla de los Tribunales en su conjunto y no cita a
uno en concreto, por lo tanto, al hacer uso del concepto plural involucra no solo al Tribunal Constitucional
para que se encargue de controlar del Decreto Legislativo, sino a todos y cada uno de ellos.
Derecho Constitucional II
El segundo de los artículos que mencionamos al principio (82.6 CE) dispone de lo siguiente: “Sin
perjuicio de la competencia propia de los Tribunales, las leyes de delegación podrán establecer en cada caso
fórmulas adicionales de control”. Este artículo se refiere de modo expreso a la competencia propia de los
Tribunales, como control de la legislación delegada.
Por último, el Tribunal Ordinario también se ocupa de asuntos relacionados con las normas con rango
de Ley y suele ocurrir cuando el Gobierno no ha acatado la Ley a partir de la cual toma la delegación en lo
que emana del Gobierno y como resultado, pasará a tratarse de un reglamento más.
5. Si un juez, en un caso sobre derechos de los consumidores, considera que la norma española
con rango de ley que transpone la directiva no respeta a esa directiva o a otra normativa de
la Unión Europea ¿qué puede hacer?
Lo que podría realizar el Juez en este caso, es efectuar una interpretación nacional de acuerdo con la
comunitaria. Por el contrario, si esto no se pudiera llevar a cabo, otra opción sería dejar sin aplicar la
normativa nacional en favor de la aplicación comunitaria. De acuerdo con el Juez, se esta produciendo una
contradicción entre ordenamientos, concretamente entre una norma nacional con rango de Ley y otra norma
derivado de la Unión Europea. Sin embargo, se da la situación de que la norma española se dictó con el
objetivo de incorporarse a nuestro Ordenamiento Jurídico la Directiva de la Unión Europea 2011/83/UE de 25
de octubre de 2011. En definitiva, por la aplicación del principio de primacía del derecho de la Unión, el juez
nacional debe no aplicar la norma interna en favor de la comunitaria.
En relación con la Constitución Española, podemos argumentar jurídicamente esta respuesta
estableciendo que, al darse contradicciones entre ambas normas, la solución será la siguiente: en primer lugar,
la aplicación del criterio de jerarquía, el criterio competencial, el criterio cronológico y el criterio de
especialidad como último. En segundo lugar, se dará concretamente el artículo 9.3 de la Constitución
Española que dispone lo siguiente: “La Constitución garantiza el principio de legalidad, la jerarquía
normativa, la publicidad de las normas, la irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables o
restrictivas de derechos individuales, la seguridad jurídica, la responsabilidad y la interdicción de la
arbitrariedad de los poderes públicos”. Los principios constitucionales recogidos en este mismo artículo no
son compartimentos estancos, sino que, al contrario, cada uno de ellos cobra valor en función de los demás y
en tanto sirva para promover los valores superiores del ordenamiento jurídico que propugna el Estado social y
democrático de Derecho.
Sentencia 681/2011, de 13 de octubre de 2011, con relación también al papel de los jueces nacionales:
"Posición asumida reiteradamente por este Tribunal además de en la sentencia antes citada en la de 3 de
noviembre de 2008 (RJ 2009, 2059), recurso de casación 2916/2004 con cita de otras anteriores, al afirmar
que los jueces nacionales, en nuestra condición de jueces comunitarios, estamos obligados a salvaguardar la
efectividad del derecho comunitario y su supraordenación al derecho interno conforme a la jurisprudencia del
Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas ahora Tribunal General de la Unión Europea".
6. Y si ese juez, en ese mismo caso sobre derechos de los consumidores, considera que la norma
dictada por el gobierno con rango de ley no respeta a la delegación efectuada por las Cortes
Generales ¿qué puede hacer?
Si el juez considera que la norma dictada por el gobierno con rango de ley no respeta a la delegación
efectuada por las Cortes Generales, lo que podría hacer el propio juez, es efectuar un control sobre el
procedimiento y la elaboración del Decreto Legislativo para comprobar y asegurar que el Gobierno cumple en
todo momento con los requisitos y los trámites correspondientes.
Relacionado con esta solución encontramos el artículo 82.6 de la Constitución Española que establece
lo siguiente: “Sin perjuicio de la competencia propia de los Tribunales, las leyes de delegación podrán
establecer en cada caso fórmulas adicionales de control”. Este artículo alega que la normativa gubernamental
puede estar controlada por los propios tribunales ordinarios en el caso de que el Gobierno no cumpla con las
Derecho Constitucional II
condiciones establecidas, de modo que, la norma que deriva del Gobierno pasaría a tener rango reglamentario
y solo se obtiene el rango de ley cuando la norma aprobada por el Gobierno se ajusta a la ley de delegación.
El Tribunal Constitucional ya admitió que los tribunales ordinarios participasen en ese control en su
sentencia 47/1984.
Asimismo, también se encuentra sometida al control del Tribunal Constitucional dado que al ser una
norma con rango de Ley no venera la Delegación que las propias Cortes llevan a cabo. Es por esta razón que
debemos hacer mención del artículo 161.1 de la Constitución Española que establece lo siguiente: El Tribunal
Constitucional tiene jurisdicción en todo el territorio español y es competente para conocer: a) Del recurso de
inconstitucionalidad contra leyes y disposiciones normativas con fuerza de ley. La declaración de
inconstitucionalidad de una norma jurídica con rango de ley, interpretada por la jurisprudencia, afectará a ésta,
si bien la sentencia o sentencias recaídas no perderán el valor de cosa juzgada; b) Del recurso de amparo por
violación de los derechos y libertades referidos en el artículo 53, 2, de esta Constitución, en los casos y formas
que la ley establezca; c) De los conflictos de competencia entre el Estado y las Comunidades Autónomas o de
los de éstas entre sí; d) De las demás materias que le atribuyen la Constitución o las leyes orgánicas”, es decir,
este artículo dispone la sumisión del propio legislador a la Constitución, garantizada por el Tribunal
Constitucional que tiene atribuidas, además, otra serie de competencias para asegurar el control constitucional
de todos los actos del poder.