Está en la página 1de 1

En el marco del Día Internacional de los DERECHOS HUMANOS traemos a nuestra memoria las luces de los pañuelos que

parieron nuestros
logros.
En el caminar de estos años aprendimos que ésta no es una fecha más, es la conmemoración de la dignidad humana, el día en que quienes
construimos derechos en diferentes territorios y a lo largo de diferentes momentos de nuestra historia, seguimos reafirmando nuestra lucha
por la igualdad y la erradicación de la discriminación y las violencias por parte de los poderes dominantes.
Con la Declaración Universal de los DDHH y de todos los instrumentos jurídicos que hemos conseguido al calor de nuestras reivindicaciones,
hemos avanzado desde hace más de 40 años con el convencimiento de que nuestras banderas son el camino y es por eso que no bajamos
nuestra voz. No toleramos el hambre ni las miserias, no nos callamos ante las mentiras de los medios hegemónicos ni el negacionismo de la
ultraderecha.
Porque tenemos memoria, ni un paso atrás ante el neoliberalismo que ha cometido estragos en nuestra patria. A 20 años del 2001; recordamos
cómo tanto la dictadura militar los 70', el neoliberalismo de los 90' y el Gobierno de Cambiemos saquearon y endeudaron al país. El efecto es el
mismo: la profundización de la precariedad de nuestro pueblo. Se nos restringe todo tipo de autonomía y soberanía sobre nuestras vidas y
nuestro país. Se nos vulneran sistemática y constantemente nuestros derechos.
Frente a esta realidad, la alternativa es la unidad. Sólo podemos ponerle fin a la vulneración de los derechos de nuestro pueblo, quienes
apostamos al fortalecimiento de la democracia con un Estado que debe hacerse responsable. La clave es la organización de los sectores
populares y la construcción y fortalecimiento de las herramientas para defender nuestros derechos.
Un ejemplo claro, fue la lucha de los feminismos, que logró materializar una deuda histórica: la del Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Hoy
seguimos luchando para que las políticas de género sean políticas de estado en todo el territorio nacional. También nos movilizamos contra de
los femicidios y por la necesidad de avanzar en una reforma judicial feminista.
Hemos sido víctimas de un gobierno que vino a cercenar derechos, endeudándonos hasta niveles increíbles, y de una pandemia que arrasó a
todo el mundo y vino a confirmarnos la necesidad de seguir luchando para garantizar el acceso a derechos humanos fundamentales como la
salud. Es en este sentido que exigimos que las vacunas contra el COVID-19 se distribuyan equitativamente en el mundo entero, como única
forma de garantizar más derechos. La salud no es un negocio, es un derecho de todos y todas.
Porque tenemos memoria, apostamos a la unidad latinoamericana como bandera ante las amenazas de quienes se encuentran en la cumbre del
poder, que intentan dividir a nuestra patria grande a costa de los y las trabajadoras, los y las inmigrantes, los pueblos originarios, la mano de
obra precarizada, los y las jóvenes, las mujeres y diversidades, en definitiva, las grandes mayorías.
Seguimos gritando ni un paso atrás ante el poder real que se cree el dueño de nuestras tierras. Los verdaderos responsables de nuestra Pacha
quemada, contaminada y destruida. Tenemos un gobernador socio de las corporaciones y vendrá otro a quien solo le importa su competencia
personal y los intereses de sus aliados, que junto al poder real seguirán quemando monte nativo y desalojando campesinos para negocios
inmobiliarios. Nosotros y nosotras somos los y las campesinas que apostamos a la soberanía alimentaria, quienes hace años venimos
exigiendo leyes que cuiden nuestro ambiente y que se consolide una verdadera política de Estado. Justicia social, es justicia ambiental.

Porque tenemos memoria, nuestro lugar es junto al pueblo, defendiendo la democracia y haciéndola crecer. Es por esto, que no podemos
permitir que hasta el día de hoy sigamos teniendo presas y presos políticos por un gobierno que se encargó de perseguir y encarcelar a
quienes construyeron dignidad en el pueblo argentino. ¡Libertad a Milagro Sala y a todas y todos los presos políticos!
Porque tenemos memoria, urge construir un nuevo paradigma sobre la formación y el accionar de nuestras fuerzas de seguridad donde lo que
prime sea la construcción de fuerzas democráticas. Fuerzas y agentes que sean efectivamente garantes de derechos y que busquen el bien
común, no queremos más, que la presencia del Estado en nuestros barrios sólo sea para vulnerar derechos y violentar a nuestra gente. No
podemos permitirnos seguir perdiendo pibes y pibas en manos de las fuerzas de seguridad. ¡Basta de violencia institucional!
Porque tenemos memoria observamos con preocupación el avance de las derechas. No nos confundamos con falsas expectativas, debemos
unirnos como campo popular en nuestra provincia, que sigue siendo la Córdoba del “Cordobazo” la de Atilio López y el Gringo Tosco, la de la
Reforma Universitaria, la de Menéndez preso, la de la EMI Y SANTIAGO, no podemos traicionar sus luchas ni su memoria. Ni un paso atrás.
Porque tenemos memoria ni un paso atrás a las conquistas en materia de memoria, verdad y justicia traducidas en políticas de estado. Estas
son sostenidas día a día por los y las trabajadores de los sitios de memoria. Se lo debemos a las madres y a las abuelas. Al pueblo entero que
ya dijo nunca más. Es por esto, que necesitamos que nuestro Estado invierta y mejore las condiciones de los y las trabajadoras que mantienen
viva la memoria y disputan sentidos contra los discursos de odio y negacionismo.

También podría gustarte