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El despertar

Aunque muchas personas lo ignoren, las estatuas del Buddha, como muchos otros objetos de arte
budistas no son, estrictamente hablando, símbolos de la divinidad, sino representaciones de estados
mentales.

El Buddha simboliza la encarnación del despertar. Tengamos en cuenta que el


apelativo pali (el idioma en que se escribieron sus enseñanzas) “Buddha” significa “el
que ha despertado”.
¿El que ha despertado a qué? El que ha despertado a la naturaleza de la realidad y a la
posibilidad, asumiendo un estilo de vida sistemático y práctico, de librarse del
sufrimiento.
La sabiduría del Buddha fue difícilmente lograda después de muchos años dedicados a
diferentes tipos de práctica meditativa. Y, como acabamos de decir, sus descubrimientos
son tan universales como las grandes leyes de la ciencia (como las leyes de la
termodinámica o la ley de la gravitación). El Buddha afirmaba que la aplicación de sus
experiencias y comprensiones no se hallaba circunscrita a los budistas o a quienes
practican la meditación, sino a todo ser humano y a toda mente humana. De no ser
universales, sus enseñanzas tendrían un valor limitado. Hoy en día es posible corroborar
científicamente algunas de estas afirmaciones.
Según el erudito budista Alan Wallace, podríamos considerar al Buddha como un
científico que utilizó los únicos instrumentos con que, en su época, contaba. Así fue
como apeló a su cuerpo y a su mente para explorar las cuestiones en las que estaba
interesado, como la naturaleza de la mente, la naturaleza del sufrimiento y la posibilidad
de liberarse de la esclavitud y el sufrimiento.

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