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Es tiempo de buscar a Dios

Eclesiastés 3:1-6
¿Por qué, cuales son las razones?
Juan Ramón Chávez
Introducción.

G
eneralmente los seres humanos planeamos lo que queremos hacer durante el día o
durante la semana. Por ejemplo: Ir al súper, ir al trabajo, estar con la familia, hacer
ejercicio, estudiar, hacer algún deporte, asistir alguna fiesta, checar el Facebook,
dormir, etc. y tenemos tiempo para todo y si no lo tenemos lo hacemos, porque queremos esas
cosas. Preguntamos: ¿Y el tiempo para Dios? Generalmente no se encuentra tiempo para Dios.
No hay tiempo para ir a la iglesia, para orar, para leer la Biblia, para hablarle a otro de Cristo,
para visitar a un enfermo, etc. Dicen: “Es que el tiempo lo tengo muy justo”, “Es que no hay
tiempo para nada”. Sin embargo, Dios para todo hizo tiempo. El hombre más sabio (Salomón) del
mundo dijo, que “todo tiene su tiempo y todo lo que se quiere tiene su hora”. Hay tiempo para
buscar y hay tiempo para perder. Pero hoy es el tiempo de buscar. ¡Sí! Es tiempo, pero de buscar
a Dios.

I). Porque Dios no siempre estará disponible.


La Biblia enseña algunas series de eventos que tendrán lugar cuando Cristo venga por segunda
vez, los muertos serán resucitados (Juan 5:28-29; 1 Tesalonicenses 4:16). Lo que significa que la
muerte será destruida (1 Corintios 15:26,55; Apocalipsis 20:14). Los que estén vivos serán
transformados (1 Corintios 15:51). Los cristianos se encontraran con Jesús en el aire (1
Tesalonicenses 4:17). Pues Jesús viene por los suyos (Juan 14:1-3). El cielo y la primera tierra
serán destruidos (2 Pedro 3.10–12; Mateo 24.35; Apocalipsis 20.11). Satanás será echado en el
infierno (Mateo 25.41; Apocalipsis 20.10). Jesús se sentará en su trono para juzgar a todos
(Mateo 25.31–32; Juan 5.22; 2 Corintios 5.10; 2 Timoteo 4.1; Apocalipsis 20.11). Los que aman
su venida (2 Timoteo 4.8) se gozarán cuando venga (1 Pedro 4.13), pero los que se hayan
rehusado a obedecerle se llenarán de temor y se lamentarán y sufrirán (2 Tesalonicenses 1:7-10;
Hebreos 10.31; Apocalipsis 1.7). Y el tiempo ya no existirá (1 Juan 2:18; Apocalipsis 10:6)

A. Esto significa que la paciencia de Dios habrá terminado.


Una de la razones del porque Jesús no ha venido ahora, es porque Dios está siendo paciente
con los que aún no se han arrepentido. Pedro dijo: “El Señor no retarda su promesa, según

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algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que
ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. 10 Pero el día del Señor
vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los
elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas”
(2 Pedro 3:9-10). Aunque los pecados de la humanidad exigen castigo, Dios está siendo
paciente dando oportunidad a cada persona para que cambie. Cada nuevo día es una
manifestación de la paciencia de Dios. Cada nuevo día es una oportunidad que Dios está
dando para que la gente lo tome con seriedad su salvación. Dios está dando tiempo para que la
gente deje los malos caminos y se vuelva a él. Lo que la gente toma como mentira, en
referencia a la segunda venida de Cristo, la Biblia lo llama paciencia de Dios.

Sin embargo, la paciencia de Dios tiene un límite. La gente en el tiempo de Noé lo supo muy
bien. Dios tuvo paciencia con ellos permitiendo que Noé pregonara justicia (2 Pedro 2:5)
según se cree por 120 años (Génesis 6:3). “y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los
llevó a todos” (Mateo 24:39). Porque la paciencia de Dios tiene un punto final. Siglos más
tarde Dios fue paciente mientras conversó con Abraham que le pidió que si había 50 justos no
destruyera las ciudades, después si había 40, después 30, después 20 y después 10 en total 6
veces intercedió por Sodoma y Gomorra y 6 veces Dios estuvo dispuesto a tener paciencia
(Génesis 18:23-33). Pero ya que justos solo era Lot y su familia, Dios decidió sacarlos y
destruir Sodoma y Gomorra. Porque la paciencia de Dios no es para siempre.

Llegará un día cuando la paciencia de Dios se acabara para la gente de hoy. Y Dios empezará
hacer juicio ajustando cuentas. Entonces la gente ahora si querrá hacer lo que Dios le había
estado pidiendo, pero ya será demasiado tarde. El tiempo de su paciencia habrá terminado.
Dios ya no estará disponible. Pablo dice que Jesús vendrá “en llama de fuego, para dar
retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor
Jesucristo; 9 los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del
Señor y de la gloria de su poder” (2 Tesalonicenses 1:8-9).

B. Esto significa que las oraciones ya no tendrán respuesta.


La sabiduría dice: “Entonces me llamarán, y no responderé; Me buscarán de mañana, y no
me hallarán” (Proverbios 1:28). Salomón habla de aquellos que despreciaron la iluminación
de la sabiduría y ahora que la necesitan, y ya no está disponible. Por más que la llamen ya no

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la encontraran. Y lo mismo sucederá en el último tiempo. Las oraciones a Dios que en tiempo
de gracia podían ser escuchadas y recordadas como fue la de Cornelio, ya no serán eficaces.
Porque ya no habrá un mediador que interceda por en los cielos (1 Timoteo 2:5). Ahora el
destino de todos quedara decidido para vida o para muerte. Pues el que fue nuestro mediador,
se convertirá en nuestro Juez (2 Corintios 5:10). El tiempo oportuno se acabó. Por eso Isaías
dice: “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano”
(Isaías 55:6). Porque llegara un tiempo en que Dios no será hallado ni estará cercano.

C. Esto significa que el evangelio ya no será predicado.


La predicación del evangelio es la invitación de Dios a los pecadores. Se predica para
salvación (Romanos 1:16). Pero una vez que Cristo venga se llevara a los mensajeros, a los
proclamadores del evangelio y la oferta de salvación se acabara. Sucederá como sucedió al
pueblo de Israel. El profeta Amos dice: “E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el
oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán”. (Amos 8:12). Como en
tiempos de sequía las gentes andan sedientas en busca agua, pero no encontraran. Lo que
siempre se les había ofrecido y no quisieron, ahora lo andarán buscando. La gente querrá un
mensaje de salvación pero no lo habrá. Querrán un mensaje de perdón pero no lo habrá.
Querrán un mensaje de esperanza pero no lo habrá. Porque se ha pasado el tiempo de las
ofertas. Ahora es tiempo de pagar.

Por eso es urgente atender el evangelio ahora, mientras Cristo llama. Hay un dicho que dice:
“Más vale tarde que nunca” o “Nunca es demasiado tarde”. Pero la Biblia enseña que “Más
vale temprano que tarde” y que “tarde es demasiado tarde”. Por eso es mejor venir a tiempo,
mientras Cristo llama. Dios ha determinado un día apropiado para obedecerle. Hebreos 4:7
Dice: “otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de
David, como se dijo: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones”. Esperar más
tiempo para el arrepentimiento, para cambiar de vida, para hacerse cristiano, puede ser
demasiado tarde. Hoy es el día.

Jesús mismo dijo a los fariseos: “Todavía un poco de tiempo estaré con vosotros, e iré al que
me envió. 34 Me buscaréis, y no me hallaréis; y a donde yo estaré, vosotros no podréis
venir” (Juan 7:33-34). Habría un momento en que ellos sentirían necesidad de un Salvador,
pero sería demasiado tarde. Él se habría vuelto de regreso al cielo, y debido a la incredulidad y

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a su maldad, no podrían encontrarse en el más allá. Por eso es tiempo de buscar a Dios,
porque Dios no siempre estará disponible.

II). Porque la vida es demasiado frágil.


A. La muerte de cada hombre ya está sellada.
No importa cuántos años vivamos, pocos o muchos, lo cierto es que la muerte llegará. Como
seres humanos pasamos por muchas experiencias muy importantes, como el nacer, asistir a la
escuela, graduarnos, casarnos, tener hijos, etc, pero también está el morir. La muerte es la
última experiencia que encarara todo ser humano, esté preparado para ello o no. Elegimos
muchas cosas a lo largo de nuestra vida, elegimos que estudiar, elegimos nuestros amigos,
elegimos con quien casarnos, elegimos donde vivir, elegimos que carro usar, etc. lo que no
elegimos es el nacer y el morir. Ambas cosas están en las manos de Dios. La Biblia nos
enseña que: “Esta establecido a los hombres que mueran una sola vez” (Hebreos 9:27).
Morimos cuando Dios lo dispone. Podemos intentar negar la muerte, evitar hablar de ella o
hasta tratar de cantar de ella. Pero lo cierto es todos vamos a morir. Porque ya está
determinado que eso suceda y nosotros no podemos hacer nada para cambiar ese hecho.

B. La muerte puede suceder en cualquier momento.


A veces se piensa que los que tiene una enfermedad terminal son los que tienen un paso más
cerca de la muerte. Pero la verdad es que la muerte es la visita indeseada que puede llegar en
cualquier momento a tocar las puestas de nuestra casa. Jesús dijo a sus discípulos: “Entonces
Jesús les dijo: Mi tiempo aún no ha llegado, mas vuestro tiempo siempre está presto” (Juan
7:6). Es decir, que nuestra muerte puede suceder en cualquier instante. Ni jóvenes y adultos
somos dueños del tiempo. “En tres tiempos se divide la vida: en presente, pasado y futuro. De
éstos, el presente es brevísimo; el futuro, dudoso; el pasado, cierto” (Séneca). La Biblia
describe la vida brevedad de la vida comparándola a una “neblina” (Santiago 4:14), a una
“sobra” (Salmos 39:6), al “humo” (Salmos 102:3), a una “hierba” (1 Pedro 1:24), a un
“soplo” (Job 7:7); figuras que conocemos que permanecen por un muy breve tiempo. Porque
así de breve es nuestra vida. Job dijo: “El hombre nacido de mujer, Corto de días, y hastiado
de sinsabores, Job 14:2 Sale como una flor y es cortado, Y huye como la sombra y no
permanece” (Job 14:1-2). Hacer planes para el futuro es bueno, pero lo más importante es
hacer planes para la eternidad.

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C. La muerte es algo que no se puede controlar.
Nosotros no decidimos cuando ni como morir. Un hombre llamado Matusalén empezó
viviendo 969 años (Génesis 5:27). Después con el pecado en el mundo acortó la vida humana.
Se le dieron 120 años de vida (Génesis 6:3). Después el salmista dice que la vida del hombre
llegaría hasta 70 años y éste es el tiempo que vive una persona promedio en nuestros días.
¿Podemos saber cuánto tiempo tenemos de vida? No. Nadie lo sabe, solo Dios. ¿Podemos
cambiar el día de nuestra muerte? No. No podemos. La Biblia dice: “No hay hombre que
tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte;
y no valen armas en tal guerra, ni la impiedad librará al que la posee” (Eclesiastés 8:8). El
hombre puede gastar todo su dinero para que alguien no se muera y de todas maneras se va a
morir. Nadie puede controlar la muerte.

No podemos decir como dice Santiago: “Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá
un año, y traficaremos, y ganaremos” (Santiago 4:13). Porque no somos dueños del tiempo ni
del futuro. Dios es el que controla todo. Por eso Santiago dice que debemos de decir: “Si el
Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello” (Santiago 4:15). Cuando estamos llenos de
vida nos sentimos muy seguros y creemos no necesitar de Dios. Y no es hasta que Dios nos
llama la atención, que despertamos de nuestra ilusión. Nos damos cuenta que estábamos
viviendo una fantasía. A veces Dios tiene que permitir eventos desafortunados en nuestras
vidas para hacernos reaccionar, de que dependemos solo de su voluntad y que necesitamos
buscarlo. En el A.T era muy similar la gente: Dice el salmista: “Si los hacía morir, entonces
buscaban a Dios; Entonces se volvían solícitos en busca suya” (Salmo 78:34). Es mejor
escarmentar en cabeza ajena, antes que en la nuestra.

III). Porque Dios recompensa al que lo busca.


El escritor a los hebreos dejo esto muy en claro diciendo: “Pero sin fe es imposible agradar a
Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de
los que le buscan” (Hebreos 11:6). Dios está dispuesto a recompensar a todo aquel que le busca.
A. Dios está dispuesto a satisfacer las necesidades más profundas del alma.
Por eso es que el salmista buscaba a Dios. “Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te
buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay
aguas” (Salmos 63:1). Su deseo de Dios era como la sed intensa de un viajero en tierra seca y
árida donde no había aguas. Porque mientras vivimos en este mundo lejos de Dios nuestra

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alma se empobrece. Cada mala decisión seca nuestra alma. Cada mala acción roba nuestro
roció de Dios. Y terminamos secos, agrietados y burdos. Deseamos que algo cambie dentro de
nosotros. Pues estamos ansiosos e insatisfechos. Muchos tratan de buscar satisfacción en las
drogas, otros en el alcohol, otros en el trabajo, otros en la inmoralidad. Y otros piensan que
estarán satisfechos hasta que ganen el doble dinero que ahora ganan, otros hasta que consigan
un mejor trabajo, otros hasta se saquen la lotería, otros hasta que su esposo (a) cambie, otros
hasta que se vaya la suegra de la casa, etc. Y la insatisfacción interna se evidente en la cara de
las personas. Pero lo cierto es que la necesidad del ama no se satisface con cualquier cosa o
persona. Solo Dios puede satisfacerla. David estaba convencido de ello. Pues escribio:
“Jehová es mi pastor; nada me faltará. 2 En lugares de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me pastoreará. 3 Confortará mi alma; Me guiará por sendas de
justicia por amor de su nombre” (Salmos 23:1-3). Jeremías tampoco se equivocó diciendo:
“Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca” (Lamentaciones 3:25).

B. Dios está dispuesto a perdonarnos.


No importa que tan lejos hayamos estado de Dios y que hayamos hecho. Si le buscamos
dejando el mal camino, Dios ha prometido perdonarnos. El profeta Isaías estaba en lo cierto
cuando dijo: “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está
cercano. 7 Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a
Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”
(Isaías 55:6-7). Dios está dispuesto, listo, y es capaz de perdonar. Y no te lo echa en cara. Es
cierto que hemos pecado y no lo podemos ocultar ni minimizar. Dios lo sabe y nosotros
también. Aunque hubiera sido más fácil para Dios castigarnos, el no quiso tomar el camino
fácil. Perdonar a Dios le costó sangre, la sangre de su Hijo. Pero aun así no se cansa de
perdonar. Somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón, pero Él no se cansa de
perdonar. La parábola del hijo pródigo describe la disposición de Dios de perdonar al hijo
pecador. Pero como el hijo prodigo tenemos que hacer tres cosas según Isaías: Buscar, Dejar y
Volvernos a Dios. Tenemos que entender que hay un momento para escoger. Si ese tiempo
pasa, se desarrolla una dureza en el corazón humano que lo inhabita de oír y responder a Dios.
Lamentablemente muchos han dejado pasar su momento y la palabra de Dios ya no les hace
mella en su corazón.

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C. Dios está dispuesto a darnos esperanza.
Para el judío lo que Cristo hizo en la cruz les dio una mejor esperanza “Queda, pues,
abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia 19 (pues nada
perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a
Dios” (Hebreos 7:18-19). Pero para nosotros lo que Cristo hizo en la cruz nos dio una
esperanza. Pues antes estábamos “sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a
los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo” (Efesios 2:12). La esperanza
del incrédulo termina con esta vida; la del cristiano va más allá de la tumba. El futuro está
repleto de esperanza para todos los que han buscado a Dios. Esta es la que nos ayuda a cruzar
las circunstancias difíciles. Pablo decía: “Tengo por cierto que las aflicciones del tiempo
presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse”
(Romanos 8:18). Esta esperanza nos ayuda a vencer toda tentación del enemigo. Como Juan
decía: “Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es
puro” (1 Juan 3.3). La esperanza que tenemos nos ayuda a mantener nuestra mirada puesta en
el cielo. Estamos a la expectativa de que algún día nuestra esperanza llegue a ser una gloriosa
realidad porque Dios lo ha prometido.

Conclusión
Hemos visto que es tiempo de buscar a Dios. Porque Dios no siempre estará disponible,
porque la vida es demasiado frágil y porque Dios recompensa al que lo busca. Aunque a veces
pensamos que no hay tiempo para asistir a la iglesia, orar, leer, la Biblia, visitar al enfermo,
etc. si lo hay. Y si no lo hay, hay que hacerlo. No esperes estar en la cárcel, para darle tiempo
a Dios. No esperes estar en el hospital, para darle tiempo a Dios. No esperes que el medico te
diagnostique una enfermedad terminal para darle tiempo a Dios. No esperes estar divorciado
para darle tiempo a Dios. No esperes estar en una pena o dificultad para darle tiempo a Dios.
Ahora es tiempo para buscar a Dios, mañana puede ser demasiado tarde. La Biblia dice: “Si
oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones” (Hebreos 3:15). Dios te espera u
nosotros también.

Juan Ramón Chávez


monche91@hotmail.com
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