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Revista Brasileira de Farmacognosia https://

doi.org/10.1007/s43450-021-00179-w

REVISIÓN

El papel de los micronutrientes para respaldar la inmunidad para la prevención de

COVID-19

Mukhtar H. Ahmed1 · Arez Hassan2 · Judit Molnár3

Recibido: 5 de julio de 2021 / Aceptado: 7 de agosto de 2021

© El (los) Autor (es) 2021

Abstracto
La Organización Mundial de la Salud declaró el nuevo coronavirus, denominado SARS-CoV-2, como una pandemia mundial a principios de
2020 después de que la enfermedad se propagara a más de 180 países, lo que provocó decenas de miles de casos y muchas muertes en un
par de meses. En consecuencia, este artículo tiene como objetivo resumir la evidencia de las relaciones entre la nutrición y el refuerzo del
sistema inmunológico en la lucha contra la enfermedad causada por el SARS-CoV-2. Esta revisión, en particular, evalúa el impacto de los
suplementos de vitaminas y minerales en los mecanismos de defensa del cuerpo contra el SARS-CoV-2. Los resultados revelaron que existe
una fuerte relación entre la ingestión de ingredientes biológicos como las vitaminas C-E y minerales como el zinc, y una reducción de los
efectos de la infección por coronavirus. Estos pueden obtenerse de fuentes de alimentos ricos en nutrientes o de suplementos vitamínicos.
Además, estas macromoléculas pueden tener un papel que desempeñar en la estimulación de la respuesta inmune, en el proceso de
curación y en el tiempo de recuperación. Por lo tanto, recomendamos que comer alimentos saludables ricos en vitaminas C – E con zinc y
flavonoides podría estimular el sistema inmunológico y, en consecuencia, proteger al cuerpo de infecciones graves.

Palabras clave Minerales · Nutrición · Vitaminas · SARS-CoV-2 · Suplementos

Introducción Los coronavirus son virus envueltos que poseen un ARN

Se detectó una nueva generación de coronavirus en diciembre de
2019; es similar a otras generaciones de coronavirus como el MERS-
CoV y el SARS-CoV, que se sabe que causan el síndrome
respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio
agudo severo (SARS) en humanos, respectivamente. La nueva
enfermedad por coronavirus, que se conoce como COVID-19, es
causada por el nuevo SARS-CoV-2 y puede causar neumonía grave
y es mucho más infecciosa (Corman et al.
2019). El coronavirus está afectando a casi todos los países y territorios
del mundo. En el momento de redactar este informe, se habían
confirmado alrededor de 193 millones de casos de COVID-19, de los
cuales se habían producido 4,2 millones de muertes.
monocatenario de sentido positivo con un genoma que varía de 26
a 32 Kb, el más grande entre todos los ARN reconocidos. Los
coronavirus se pueden clasificar en cuatro géneros: coronavirus
alfa, beta, gamma y sigma. Entre estos géneros, los α-coronavirus y
β-coronavirus infectan principalmente a los mamíferos y
generalmente conducen a enfermedades respiratorias en
humanos y gastritis en animales (Cui et al.2019). Actualmente, hay
muchas cepas de coronavirus que infectan a los humanos,
incluidos HCoVHKU1, HCoV-NL63, HCoV-229E, SARS-CoV y MERS-
CoV (Ghinai et al.2020). La proteasa similar a 3C (3CLpro), conocida
formalmente como endopeptidasa C30, es la principal proteasa
que se encuentra en los coronavirus. Escinde la poliproteína del
coronavirus en once sitios conservados (Rathnayake et al.2020). La
proteasa tipo papaína PLpro es una enzima de coronavirus esencial
que se requiere para procesar poliproteínas virales para generar

* Mukhtar H. Ahmed ahmed-

un complejo de replicasa funcional y permitir la propagación viral.
m@email.ulster.ac.uk
Desde el inicio de la pandemia, se han utilizado varios ensayos clínicos
1
Entrega de fármacos de nanotecnología Sisaf, Universidad de Ulster,
para determinar la eficacia de ciertos medicamentos antiinflamatorios y
Belfast BT37 0QB, Reino Unido
antivirales existentes como tratamiento alternativo para la enfermedad
2
Facultad de Medicina, Queen's University, Belfast BT9 7BL, Reino Unido
(Bhatia 2021). A pesar de estos intentos, todavía no existen medicamentos
que prometan curar completamente a las personas de esta nueva
3
Facultad de Ciencias Agrícolas y Alimentarias, Universidad
enfermedad. Actualmente, varias vacunas están siendo
Széchenyi István, 9200 Mosonmagyaróvár, Hungría

Vol.:(0123456789)

evaluados por su eficacia y seguridad y para la determinación de
dosis de COVID-19, y esto requiere un tiempo considerable para su
validación (Ali et al. 2020; Forchette y col.2021). El uso de remedios
herbales alternativos ha ganado prominencia luego de su uso
en el manejo de COVID-19, especialmente en Occidente, donde se
han hecho intentos para formular productos herbales anti-
COVID-19. Este es un enfoque positivo considerando la demanda
cada vez mayor de alternativas a base de hierbas naturales para
fármacos y medicinas (Chinsembu
2020; Komolafe y col.2021). Por lo tanto, para evitar esta enfermedad o
superarla rápidamente, las personas han estado reorientando su
enfoque hacia los alimentos naturales para imitar el tratamiento
médico, así como para protegerse del virus. Después de esto, los
expertos en nutrición han estado considerando los tipos de alimentos y
dietas que tienen un impacto directo en la reducción de la infección y la
disminución de la tasa de mortalidad.
La alimentación saludable ha sido parte de un estilo de vida
saludable y una nutrición adecuada contribuye en gran medida al
fortalecimiento del sistema inmunológico. Al aumentar las
defensas del cuerpo y mantenerlo en excelentes condiciones, el
coronavirus se puede derrotar más fácilmente. Varios estudios han
demostrado que la falta de calidad y / o cantidad de micro y
macronutrientes (desnutrición) en la dieta provoca un aumento en
la morbilidad y mortalidad (Jayawardena et al.2020). La
desnutrición resultó en un aumento de la tasa de infecciones
virales y / o bacterianas y retrasó la recuperación en el cuerpo vivo.
Estudios recientes han revelado que la importancia de un estado
nutricional óptimo es necesaria para proteger contra infecciones
bacterianas y virales (Calder et al.2020). La revisión se centra en las
propiedades y funciones inmunológicas de las vitaminas C, D y E
con zinc y flavonoides para apoyar la inmunidad para la prevención
de infecciones respiratorias, síndrome de dificultad respiratoria
aguda (SDRA) y COVID-19.
Estrategia de búsqueda
Se realizaron búsquedas electrónicas en la base de datos de Google
Scholar Medline y PubMed. Se realizó una búsqueda adicional en la base
de datos de artículos de investigación COVID-19 de la Organización
Mundial de la Salud. Los elementos de búsqueda incluyeron
coronavirus, SARS-CoV-2, suplementos, nutrición y sistema
inmunológico. Esta revisión se realizó para analizar la literatura reciente
para mostrar el impacto de la micronutrición en la prevención de la
enfermedad por coronavirus.
Discusión
Patogenia de COVID-19
Los coronavirus son virus de ARN de cepas positivas y envueltos en una gran
familia que contienen los genomas de ARN más grandes conocidos.
13
Revista Brasileira de Farmacognosia
con una longitud de hasta 31 kb. Los patógenos de los coronavirus
causan diversas enfermedades en mamíferos (humanos y animales) y
aves, incluido el coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo
recientemente aislado (SARS-CoV). La proteína S del SARS-COV-2 es
similar a la del SARS-COV, mientras que la afinidad del SARS-COV-2 por
el receptor (ACE-2) es aproximadamente 20 veces mayor que la de la
proteína S del SARS (Ahmed y Hassan2020). Los resultados encontraron
que las células inmunes como los monocitos y las células asesinas
naturales (NK) responden con más fuerza a la infección viral. El
síndrome de dificultad respiratoria del adulto (SDRA) comienza a
desarrollarse aproximadamente después de 7 días de la enfermedad
debido a una respuesta inmune explosiva del huésped debido a la
replicación viral descontrolada.
La infección por SARS-CoV-2 tiene fases secuenciales, con la
progresión, de una fase a la siguiente, provocando el deterioro de
la salud del paciente. Después de los primeros 5 días de incubación
en el cuerpo, el virus afecta directamente el sistema respiratorio, el
paciente comienza a mostrar hipoxemia severa (una disminución
de la presión parcial de oxígeno en la sangre) que luego provoca
un contenido de oxígeno anormalmente bajo en los tejidos y / u
órganos (Siddiqi y Mehra2020). En la segunda fase de la infección,
factor estimulante de colonias de granulocitos (G-CSF), citocinas
inflamatorias y biomarcadores como interleucina IL-2, IL-6, IL-7,
factor de necrosis tumoral α (TNF-α) proteína inflamatoria de
macrófagos 1 -α, dímero D, proteína C reactiva (PCR) y ferritina
están marcadamente elevados en pacientes críticamente enfermos
(Ahmed y Hassan2020). En la tercera fase, los pacientes que están
infectados con COVID
19, son susceptibles a desarrollar shock, insuficiencia
respiratoria, colapso cardiopulmonar (Mehta et al. 2020), lesión
renal aguda (IRA) (McAdams et al. 2021), daño hepático, daño
tisular del sistema gastrointestinal, coágulos de sangre y daño
del sistema nervioso.
En general, tras la multiplicación viral, se pueden producir grandes
cantidades de especies reactivas (RS), provocando un desequilibrio en la
homeostasis redox celular. En consecuencia, el desequilibrio de
radicales libres y antioxidantes en la célula (estrés oxidativo) es causado
por la infección viral, lo que mejora la producción de especies reactivas
de oxígeno (ROS) (Mrityunjaya et al.2020; Camini y col.2017). Por lo
tanto, los cambios en la homeostasis redox en las células infectadas son
uno de los eventos importantes en la patogénesis en todas las fases de
la enfermedad (Khomich et al.2018). Además de la depresión del
sistema inmunológico, los pulmones son el principal órgano más
afectado por la enfermedad del coronavirus, ya que este virus infecta
principalmente los sistemas respiratorio superior e inferior. Además de
eso, alguna literatura ha revelado que la lesión renal aguda (IRA)
también está asociada con la enfermedad por coronavirus (Kunutsor y
Laukkanen2020). Un estudio reciente mostró que COVID-19 infecta
directamente el corazón y causa la lesión del miocardio, debido a la
unión del virus a los receptores ACE-2 en el sistema cardiovascular
(Madjid et al.2020). Además, el daño de otros sistemas como el sistema
nervioso central, circulatorio
Revista Brasileira de Farmacognosia
sistema, sistema urogenital y sistema digestivo se han registrado entre
pacientes gravemente enfermos con COVID-19 (Zhang et al. 2020).
Además de eso después de la recuperación del COVID-19, muchos
pacientes, particularmente los ancianos y aquellos con afecciones
médicas subyacentes, tienen más probabilidades de experimentar
síntomas persistentes del COVID-19 como dificultad para respirar, dolor
muscular, dolor de cabeza, fatiga y dolor articular. Esta afección se
denomina síndrome de COVID-19 prolongado (Ayoubkhani et al.2021).
Para reducir los síntomas anteriores y acortar el tiempo de
recuperación de esta enfermedad y otras, los expertos en nutrición
han recomendado comer alimentos saludables como los ricos en
vitaminas y minerales como verduras y frutas frescas, alegando
que esto podría tener un impacto significativo en la mejora de la
salud y la reducción. los efectos negativos de la enfermedad
durante y después de la infección por COVID-19. Esto se debe a que
muchos micronutrientes pueden proteger o iniciar la recuperación
de los órganos dañados, causados por COVID-19, al estimular el
sistema inmunológico y combatir este virus durante la etapa de
infección. Como se mencionó anteriormente, los incidentes de
lesión renal aguda (LRA) ocurren en pacientes con COVID-19. Esto
puede ser mayor en algunos casos debido a la mayor prevalencia
de condiciones comórbidas como enfermedad renal crónica (ERC),
diabetes e hipertensión (McAdams et al.2021). Por otro lado, los
resultados informaron que la anemia está asociada con la LRA y su
daño intersticial. Esto ocurre porque el riñón lesionado no puede
producir suficiente hormona eritropoyetina (EPO); esta hormona es
necesaria para estimular la hematopoyesis (formación de nuevos
glóbulos rojos) y, por lo tanto, el recuento de glóbulos rojos
desciende y produce anemia. Esta enfermedad causa problemas
adicionales al paciente que incluyen aumentar el gasto cardíaco,
reducir el nivel de utilización de oxígeno y afectar la capacidad de
respuesta de la inmunidad del cuerpo.
Micronutrientes en inmunidad
El sistema inmunológico humano es esencial para nuestra
supervivencia. El sistema inmunológico ayuda a proteger nuestro
cuerpo contra enfermedades causadas por virus, bacterias y parásitos
reconociendo y respondiendo a los antígenos, las sustancias que hacen
que el sistema inmunológico produzca anticuerpos contra él. El sistema
inmunológico se divide en dos partes: el sistema inmunológico innato o
(no específico) y el sistema inmunológico adaptativo o (específico).
Consisten en diferentes células que trabajan juntas de manera
adecuada para proteger nuestros cuerpos de invasores extraños,
siendo cada una responsable de la destrucción de diferentes tipos de
patógenos. La respuesta de inmunidad innata, particularmente el
interferón de tipo I (IFN), proporciona una defensa general contra
materiales nocivos. Esta función se describe como una primera línea de
defensa en la respuesta inmune. El sistema inmunológico adaptativo
produce anticuerpos y los usa para combatir ciertos cuerpos extraños
que nuestro cuerpo ha encontrado previamente. Los componentes más
esenciales del adaptativo
sistema inmunológico son las células T CD4 +, las células T CD8 + y las células
B (anticuerpos) (Nawsherwan et al. 2020).
En el caso del ataque de COVID-19, el sistema inmunológico
innato reconoce rápidamente la infección y se activa un par de
horas después de la infección. La respuesta inmune innata intenta
inhibir directamente la replicación del virus dentro de las células
infectadas y produce un ambiente local rico en IFN, además, para
cebar la respuesta inmune adaptativa. Después del efecto de
cebado, la respuesta inmune adaptativa tarda de 6 a 10 días en
producir suficientes células para controlar una infección viral (Sette
y Crotty2021).
Vitamina C
El micronutriente soluble en agua vitamina C, también conocido como
ácido ascórbico o ascorbato, tiene actividad biológica potencial en el
cuerpo humano. Tiene la fórmula química C6H8O6. La designación
química del ácido ascórbico es 2-oxo-L-theohexono-4-lactone-2, 3-
enediol. El ácido ascórbico es un anillo casi plano de cinco miembros
con dos centros quirales que se resuelve en los cuatro estereoisómeros.
Como donante de electrones, el ácido ascórbico actúa como cofactor
para varias enzimas de mamíferos que median en una variedad de
funciones biológicas esenciales, incluida la curación de heridas y la
síntesis de colágeno (Messina et al.2020). En los adultos, el
requerimiento de vitamina C es de 75 a 90 mg por día y una deficiencia
conduce a una síntesis de colágeno alterada, lo que contribuye a los
síntomas más severos del escorbuto. La vitamina C juega un papel vital
en la protección de componentes celulares como nucleasa, proteínas,
lípidos y también membranas celulares de los efectos oxidantes del
daño inducido por radicales libres (Name et al.2020). Además, su
actividad no es solo intracelular, sino que la vitamina C también es
responsable de la activación inmunitaria tras la exposición a toxinas
químicas y biológicas. Otro papel bioquímico de la vitamina C es actuar
como antioxidante (un agente reductor) donando electrones a diversas
reacciones enzimáticas y no enzimáticas. Esta actividad convierte la
vitamina C en un estado oxidado, ya sea como ácido
semideshidroascórbico o ácido deshidroascórbico. Estos compuestos
pueden restaurarse a un estado reducido mediante mecanismos
enzimáticos dependientes del glutatión y NADPH (esquema1). Varios
estudios clínicos han demostrado la capacidad de la vitamina C para
aumentar las concentraciones séricas de hierro y hemoglobina. La
vitamina C es activa en condiciones ácidas y neutras débiles (pH 4.5-7.4),
por lo que la vitamina C puede actuar para aumentar la solubilidad del
hierro en el intestino delgado (duodeno) a través de la quelación del
ácido ascórbico y el hierro para formar un complejo de quelato de
hierro (Milman).
2020). Esto es esencial para asegurar que no se forme anemia por
deficiencia de hierro, ya que esta enfermedad sería perjudicial para
aquellos con COVID-19, una enfermedad que ya afecta los niveles
de oxígeno. Además, el ácido ascórbico tiene la capacidad de
proteger contra la peroxidación de lípidos (LPO) al actuar como un
eliminador de especies reactivas de oxígeno y al causar un electrón
13

Esquema 1 La estructura del ácido ascórbico y los principales productos de las reacciones redox. Ácido ascórbico (AscH2); anión ascorbato (AscH¯); radical
ascorbilo (Asc •-); ácido deshidroascórbico (DHA)
reducción de radicales hidroxilo de lípidos a través del ciclo
redox del tocoferol (Traber y Stevens 2011).
En estudios, la evaluación del vínculo entre la vitamina C y varias
infecciones virales ha mostrado resultados positivos. En cuanto al
virus de la influenza, Kim y su grupo (Kim et al.2013) demostraron
que la vitamina C posee un papel significativo en la en vivo
respuesta inmune antiviral contra el virus de la influenza H3N2, a
través del aumento de la producción de interferones tipo I (IFN-α /
β), y su número aumenta dentro de los primeros días después de la
inoculación con un virus y, por lo tanto, juega un papel esencial en
la prohibición de patogenia viral. Además, la administración de
vitamina C a pacientes con neumonía inducida por el virus de la
influenza (H1N1) mostró un nivel de expresión notablemente
reducido de genes de susceptibilidad, incluido el factor regulador
de interferón 3 (IRF3), la señalización antiviral mitocondrial (MAVS),
con un aumento del factor nuclear kappa. potenciador de cadena
ligera de células B activadas (NF-κB) (Cai et al.2015). Por lo tanto,
podría ser lógico inferir que el mantenimiento de niveles
suficientes de vitamina C en el plasma, ya sea por la absorción
continua a través de la dieta o el suplemento, podría prevenir
eficazmenteen vivo patogenia del virus de la influenza en la etapa
inicial de la infección viral.
La vitamina C ha demostrado ser eficaz contra infecciones
causadas por otros virus, por ejemplo, las células endoteliales y el
fibroblasto del prepucio humano se trataron con ácido ascórbico
antes de la infección por citomegalovirus (CMV); hubo una
disminución crucial en la carga viral celular y la expresión del
antígeno viral. Esto se explica por los efectos inmunomoduladores
del ácido ascórbico (Biancatelli et al.2020a, B). En consecuencia,
para reducir el nivel de infección, también se ha demostrado que la
vitamina C está relacionada con una recuperación más rápida de la
fiebre, los escalofríos y el dolor en el pecho (Ran et al.2018). Estos
resultados se correlacionaron con un estudio de metaanálisis
realizado en pacientes de cirugía cardíaca electiva, donde se
administró (1-3) g / día de vitamina C y resultó en una menor
duración de la estancia en la UCI y el tiempo necesario de
ventilación mecánica ( Hemilä y Chalker2019).
Además, la evidencia anterior de vitamina C para acortar la
estadía en la unidad de cuidados intensivos (UCI) de pacientes en
cuidados críticos con afecciones como insuficiencia respiratoria y
SDRA brinda la oportunidad de estudiar la función de la vitamina C
en casos similares relacionados con COVID-19 (Singh et al. 2020).
Además, en una revisión sistemática de ocho ensayos controlados
aleatorios en 3135 niños de 3 meses a 18 años, la administración
de ácido ascórbico demostró disminuir la duración de
13
Revista Brasileira de Farmacognosia
infección del tracto respiratorio por 1,6 días (Vorilhon et al. 2019). En un
estudio de fase 1, aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo, la
infusión de vitamina C disminuyó rápidamente los niveles de
procalcitonina y los biomarcadores proinflamatorios, la proteína C-
creativa (RCP) inhibieron un aumento en el nivel de trombomodulina, lo
que resultó en una reducción del daño vascular (Nawsherwan et al.
Alabama.2020). Un estudio reciente demostró que la administración de
altas dosis de vitamina C, en combinación con un tratamiento
convencional, como antiinflamatorios (corticosteroides), antivirales y
antibióticos, era un tratamiento seguro y eficaz para los casos graves de
pacientes con infección viral respiratoria (Hoang et al. .2020). Otro
estudio clínico encontró que 4 g de vitamina C por día durante 4
semanas en 594 pacientes quirúrgicos gravemente enfermos redujeron
de manera crucial la incidencia de lesión pulmonar aguda e insuficiencia
orgánica en comparación con los pacientes que solo recibieron
ventilación mecánica (Nathens et al.2002). Como resultado, no es
sorprendente que la realización de un tratamiento con altas dosis de
vitamina C pueda disminuir significativamente el requerimiento de altas
dosis de fármacos ortodoxos que pueden ser inmunosupresores y
causar complicaciones de la enfermedad. Por lo tanto, los suplementos
de vitamina C prometen estimular el sistema inmunológico y promover
la resistencia contra la infección por COVID-19. Por lo tanto, tomar
alimentos naturales ricos en vitamina C como verduras frescas y frutas
como cítricos, fresas, kiwi y coliflor (Kalantar-Zadeh y Moore2020) (Mesa
1), durante la pandemia de COVID-19, podría valer la pena. Esto se debe
a que ayudará a aumentar la absorción de hierro, necesaria para
prevenir la anemia, garantizará un transporte adecuado de oxígeno en
el cuerpo y ayudará a estimular el sistema inmunológico.
Vitamina D
La vitamina D es un precursor de la hormona esteroide soluble en grasa
que se presenta en dos formas principales: ergocalciferol, que tiene la
fórmula molecular C28H44O (vitamina D2), y colecalciferol que tiene la
fórmula molecular, C27H44O (vitamina D3). Vitamina D2 es la forma activa
de vitamina D3 y se produce en el riñón, mientras que la vitamina D3 se
produce en la piel a partir de la conversión de 7-dehidrocolesterol por
exposición a la luz solar. Ergocalciferol o vitamina D2 (1) y colecalciferol o
vitamina D3 (2) son equivalentes para la producción de vitamina D, ya
que ambas formas parecen tener una eficacia similar para mejorar el
raquitismo y reducir la incidencia de caídas en pacientes de edad
avanzada. El metabolismo y la activación de la vitamina D se producen
en el hígado y los riñones y el magnesio como cofactor. El hígado
Revista Brasileira de Farmacognosia

tabla 1 Cantidad diaria recomendada y las fuentes de vitaminas C, D y E con zinc y flavonoides

Macronutrientes RDA Sobredosis Fuentes de nutrientes

En adultos
Planta Animal

Vitamina C W: 75 mg ˃ 2000 mg / día Frutas: grosellas negras, col Se puede encontrar una cantidad baja de

(ácido ascórbico) M: 90 mg (Instituto de rizada, cítricos (lima vitamina C en los huevos, las huevas de

Medicina de EE. UU. 2000) mandarina, naranja), kiwi, pescado y el hígado crudo.

Verduras: pimiento rojo,

tomate, brócoli,
espinaca, col, fresa
Vitamina D 15 µg / día ˃ 150 ng / ml en suero Hongos comestibles Pescado, carne, huevo y lácteos
(1,25 colecalciferol) (Instituto de Medicina de EE. UU. sanguíneo (Marcinowska- como el queso
2011) Suchowierska et al. 2018)
Vitamina e 15 mg / día 1000 mg / día (Owen y Frutos secos y semillas: avellana, Se puede encontrar una cantidad baja
(α-tocoferol) (Péter et al. 2015) Dewald 2021) almendras, cacahuetes, de vitamina E en fuentes animales.
girasol, soja, aceites
vegetales,
Frutas: mango, aguacate
Zinc W: 10 mg 1,09 a 1,30 µg / ml (Agnew Semillas y frutos secos, Ostras, carnes rojas y
M: 15 mg (Gibson et al. y Slesinger 2021) Legumbres: lentejas, frijoles y aves
2016) garbanzos.
Oa y cereales integrales

Flavonoides 250-400 mg (Peluso y N/A Frutas: cítricos, bayas,

Palmery 2015) manzanas, cerezas,
uvas y soja.
Verduras: cebolla y verduras
de hoja.
Nueces, Té y Vino

Abreviaturas: RDA es la cantidad diaria recomendada, W mujeres, METRO hombres

convierte el colecalciferol2) a 25-hidroxi colecalciferol
[25 (OH) Vit-D3] (3). El siguiente paso del metabolismo
ocurrirá en el riñón a través de la conversión de [25
(OH) Vit-D3] a [1,25 dihidroxi vitamina D3] (4) y [24,25
dihidroxi Vit-D3] (Stubbs et al. 2014).
Además de la mineralización ósea, la vitamina D también
participa en la diferenciación celular y la regeneración de
varios órganos. La vitamina D tiene una serie de funciones reconocidas
recientemente dentro del sistema inmunológico, incluida la regulación
endógena de las respuestas inmunitarias innatas y humorales. La
vitamina D, producida localmente por los monocitos, da como resultado
un cambio en el estado inmunológico de proinflamatorio a tolerogénico
y regula las respuestas de las células T CD4 + al suprimir la función de
las células T colaboradoras (Th1) y disminuir la producción de citocinas
proinflamatorias, como se ilustra en la Fig.1 (Bishop et al. 2021). Además
de ayudar a amortiguar el sistema inmunológico durante una reacción
crónica (potencial antiinflamatorio), la vitamina D también ayuda a las
células inmunitarias innatas a engullir y matar virus o bacterias (Maggini
et al.
2018). Además, la ingesta de vitamina D3 podría mejorar la
cantidad de células Treg (células T) y reducir la producción de
inmunoglobulina G (IgG) (Rondanelli et al.2018). Además, estudios
de investigación recientes también han encontrado que la 1,25
dihidroxi vitamina D3 (4) se considera un regulador transcripcional
de la sintasa de óxido nítrico endotelial, que conduce a una
producción mejorada de óxido nítrico (NO) endotelial
(Charoenngam y Holick 2020). La deficiencia de vitamina D en el
cuerpo puede estar asociada con varios trastornos, que incluyen
deformidades esqueléticas, trastornos cardiovasculares y síndrome
metabólico (Uwitonze y Razzaque2018). Existe una relación inversa
entre los niveles séricos de 25-hidroxi vitamina D3 y la infección
viral del tracto respiratorio superior. Esto podría

13

Figura 1 La actividad
antiinflamatoria y tolerogénica
de la vitamina D. Reproducida
de Chirumbolo et al. 2017
ayudan a concluir que los suplementos de vitamina D3 están asociados
con un menor riesgo de infecciones respiratorias agudas causadas por
COVID-19 (Shakoor et al. 2021). La vitamina D, al igual que la vitamina C,
juega un papel clave en la formación y mantenimiento de las barreras
epiteliales como tejido pulmonar.
Pludowski y su grupo han sugerido que la vitamina D3 poseen la
capacidad de inhibir la transcripción del ARN del VIH que normalmente
está regulado positivamente por TNF-α (Pludowski et al.
2018). Vitamina D3 tiene un papel clave en la regulación tanto de la
respuesta inmune innata (la primera línea de defensa) como de la
respuesta inmune adaptativa, lo que indica que tomar suficiente
cantidad de vitamina D3 podría proteger a los pacientes con SARS-
CoV-2 al bloquear la actividad de citocinas proinflamatorias como el
factor de necrosis tumoral (TNF-α), la producción de IL-6 y el
interferón gamma (IFNγ) (Daneshkhah et al.
2020). Por otro lado, se ha demostrado que la vitamina D ejerce un
efecto antioxidante al provocar la regulación positiva del factor 2
relacionado con el factor eritroide 2 nuclear (NRF-2), un inductor
maestro de las respuestas antioxidantes (Kim et al.2020) lo que da como
resultado una disminución de ROS, así como la producción de virus
(Mrityunjaya et al. 2020). Además, en un ensayo controlado aleatorio,
encontraron que una alta suplementación de vitamina D de (100.000)
UI / mes ayuda a disminuir la incidencia de infecciones respiratorias
agudas (Ginde et al.2017). Este resultado representa una buena
evidencia para sugerir que puede conducir a una reducción de la
mortalidad en pacientes con SDRA asociado a COVID-19, que
normalmente es causado por una mayor expresión de citocinas
proinflamatorias (Costela-Ruiz et al.2020). Curiosamente, un estudio
clínico encontró que la vitamina D sérica normal3 puede disminuir la
gravedad de la infección por SARS-CoV-2, el tiempo de permanencia en
unidades de cuidados intensivos y la mortalidad en alrededor del 50%
(Kmietowicz 2020). Un estudio reciente reveló
13
Revista Brasileira de Farmacognosia
que la suplementación con vitamina D puede reducir la incidencia,
la gravedad y el riesgo de muerte por COVID-19 (Grant et al.
2020).
Por lo tanto, una suplementación suficiente de vitamina D puede
mejorar el sistema inmunológico para prevenir la infección por
COVID-19. La cantidad diaria recomendada de vitamina D para adultos
es de 15 µg por día (Institute of Medicine-US2000). Así, se recomienda el
consumo de alimentos ricos en vitamina D y / o la toma de
suplementos, especialmente por quienes viven en países del norte que
carecen de la luz solar adecuada, para reducir los efectos provocados
por la infección por coronavirus. Los alimentos que son particularmente
ricos en vitamina D incluyen carne, huevo, pescado y productos lácteos
como el queso.
Vitamina e
La vitamina E se encuentra en una variedad de isoformas liposolubles
relacionadas, conocidas como vitámeros que incluyen cuatro
tocoferoles y cuatro tocotrienoles. Tanto los tocoferoles como los
tocotrienoles se encuentran en formas α, β, γ y δ, según lo determinado
por el número y la posición de los grupos metilo en el anillo de
cromanol. Los ocho de estos vitámeros cuentan con un doble anillo de
cromano, con un grupo hidroxilo que puede donar un átomo de
hidrógeno para reducir los radicales libres, y una cadena lateral
hidrófoba que permite la penetración en las membranas biológicas (Niki
y Abe2019). Entre ellos, solo el α-tocoferol (5) cumple con los requisitos
humanos para la isoforma de vitamina E activa (Jovic et al. 2020). De las
muchas formas diferentes de vitamina
E, γ-tocoferol es la forma más común que se encuentra en la dieta
norteamericana, pero el α-tocoferol es el más biológicamente activo. El
aceite de palma es una fuente de tocotrienoles.
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α-tocoferol (5), un potente antioxidante que rompe la cadena,
es un captador de radicales peroxilo eficaz; Estas propiedades
también juegan un papel importante en la protección de los tejidos
nerviosos y las membranas de los eritrocitos (Traber y Atkinson
2007). La mayoría de los radicales libres se producen a partir de
reacciones metabólicas de grasas insaturadas en las membranas
celulares, lo que da como resultado la descomposición peroxidativa.
Como se mencionó anteriormente, la vitamina E respalda la capacidad
de la vitamina C para proteger contra la peroxidación de lípidos (LPO)
(Halliwell y Gutteridge).2015).
Similar a los flavonoides y al ácido ascórbico, el α-tocoferol (5) se
considera un antioxidante fuerte, que es capaz de neutralizar las
especies reactivas de oxígeno (ROS) y puede bloquear la
inflamación aguda de neutrófilos en los pulmones (Sahin et al. 2020
). La deficiencia de α-tocoferol da como resultado niveles más altos
de peroxidación de lípidos; esto ha sido confirmado en ensayos por
la relación inversa entre α-tocoferol y lipoperoxidasa plasmática en
pacientes con síndrome de enfermedad respiratoria aguda (SDRA).
Los resultados de los estudios clínicos aleatorizados han
demostrado que existe una relación significativa entre la
suplementación con α-tocoferol y una reducción en la incidencia de
infecciones del tracto respiratorio superior en los residentes de
asilos de ancianos (Meydani et al.2004). El α-tocoferol actúa a
través de una vía antioxidante para aumentar la respuesta de los
linfocitos mitógenos, mejorar la cantidad de células T, aumentar la
actividad de las células asesinas naturales (NK) (las células NK
actúan para matar las células infectadas por virus) (Sharrock2019) y
potenciar la citoquina IL-2 (también llamada factor de crecimiento
de células T, familia relacionada con IL-2 que funciona para
estimular el crecimiento de células T) (Adolfsson et al. 2001).
Además, la suplementación con α-tocoferol mostró la capacidad de
mejorar la resistencia a las infecciones respiratorias (Kieliszek y
Lipinski2020). Aunque la vitamina E parece tener algunas funciones
beneficiosas en la inmunidad, existe información clínica limitada
sobre los efectos de la vitamina E en seres humanos con infección
por COVID-19, aunque se alienta a los pacientes a consumir una
ingesta adecuada de todos los nutrientes antioxidantes. La
vitamina E no se puede sintetizar en el cuerpo, por lo que debe
consumirse a través de los alimentos. Las nueces, las semillas y los
aceites vegetales son la mejor fuente de vitamina E. La dosis diaria
recomendada de vitamina E es de alrededor de 15 mg (Péter et al.
2015).
Zinc
El zinc se considera un oligoelemento crucial en el cuerpo humano
seguido del hierro. Es un cofactor esencial para la síntesis y
funcionamiento de varias proteínas. Es un potente agente
inmunorregulador, citoprotector y cofactor de crecimiento.
Además de eso, posee una fuerte actividad antiinflamatoria,
antiapoptótica y antioxidante como agente de estrés (Zalewski et al.
2005), ya que actúa como cofactor de alrededor de trescientas enzimas
antioxidantes (que convierten el superóxido en peróxido de hidrógeno)
en el cuerpo humano.
En términos del papel del zinc en la inmunidad antiviral, el zinc
está involucrado en la respuesta inmune innata. En primer lugar, la
actividad antioxidante y antiinflamatoria del zinc lo hace necesario
para la función barrera del epitelio de la mucosa. Además, el zinc
controla las proteínas de unión estrecha, esenciales para asegurar
la integridad de la membrana mucosa (Mossink2020). Un
compromiso en la integridad de la mucosa podría exacerbar la
inflamación viral. Esto causa edema alveolar, secundario a una
exudación de proteínas y agua de alto peso que puede resultar en
ERA (Skalny et al.2020). Además, el zinc regula la proliferación,
diferenciación, maduración y funcionamiento de las células T,
células B y eosinófilos mediante la modificación de varias vías de
señalización, incluidas las señales del receptor de células T (TCR), el
receptor de células B (BCR) y las células B del factor nuclear kappa
(NF). -kB) vías de señalización, que desempeñan un papel clave en
el control de la transcripción del ADN, la producción de citocinas y
la supervivencia celular (Suzuki et al.2021). Wessels y col. (2017)
demostró que la generación de
las citocinas y las ROS dependen de la disponibilidad de zinc en la célula. Las
ROS juegan un papel importante en la transducción de señales fisiológicas y
fisiopatológicas (Steven et al.2018). La deficiencia de Zn dio como resultado
una alteración grave de la función de las células epiteliales pulmonares a
través de la regulación positiva de la señalización de TNFα, IFNγ y FasR y la
apoptosis celular (Skalny et al.2020).
In vitro Los estudios han demostrado que la terapia con zinc aumenta la
secreción de interferón-α (IFN α) por parte de los leucocitos. Este efecto
ayuda a la activación inmunitaria durante una infección viral (Skalny et
al.2020). Los estudios demostraron que la suplementación oral de Zn
reduce la incidencia de infecciones respiratorias agudas en un 35%.
Además, el zinc reduce la duración de los síntomas similares a los de la
gripe en 2 días y además mejora la tasa de recuperación (Mrityunjaya et
al.2020). Modula la producción de citocinas, motiva la proliferación de
células T CD8 +, desarrolla linfocitos T y prohíbe las lesiones inducidas
por radicales libres durante la respuesta inflamatoria (Nawsherwan et al.
2020). Estudios fisiológicos recientes han revelado que el zinc es un
fuerte inhibidor de la enzima transcriptasa inversa (RT) del VIH; esto
también se conoce como ADN polimerasa dependiente de ARN (Read et
al.2019). Investigaciones recientes demostraron que el zinc está
fuertemente involucrado en la modificación y el proceso
postraduccional de proteínas, cuando la fosforilación (adición del grupo
PO3¯
13

en la superficie de la proteína) y la ubiquitinación, que juega un
papel crucial en muchos de los pasos de la inmunidad innata
(Nchioua et al. 2020). Los detalles de las actividades antivirales
del zinc se ilustran en la Fig.2. Unin vitro El estudio demostró
que el zinc inhibe la replicación del coronavirus-19 en
cultivos celulares (te Velthuis et al. 2010). Además de eso, un
estudio reciente ilustró que la proteína antiviral de dedo de
zinc (ZAP), que se dirige de manera eficiente a los dinucleótidos
CpG en el ARN viral, inhibe significativamente la replicación de
COVID-19 (Nchioua et al.2020).
Mossink y col. sugirió que aumentar el nivel de zinc en la dieta
en todas las edades podría desempeñar un papel importante en el
control de la enfermedad COVID-19 (Mossink,2020).
La deficiencia de zinc también se ha relacionado con una
exacerbación de la reducción del olfato y el gusto, que ocurre
en pacientes con COVID-19 (Joachimiak y Joachimiak 2021).
Durante una infección, un organismo puede movilizar reservas
de zinc para funciones prioritarias, como las asociadas con el
sistema inmunológico. Esto conduce a una disminución de los
niveles de zinc y posiblemente a la pérdida del aporte de zinc a
otras funciones menos esenciales, como el mantenimiento del
olfato y el gusto. La dosis diaria recomendada de Zn de varios
estudios varía desde 10 mg hasta 40 mg por día (Gibson et al.
2016). Las ostras son consideradas las mejores
Figura 2 Las diversas etapas de los
ciclos de replicación viral que son
inhibidas por el zinc. Reproducido de
Jothimani et al.2020
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fuente de zinc, después de eso, las carnes rojas, aves, nueces, semillas y
legumbres también son buenas fuentes de zinc (Tabla 1).
Flavonoides
Los flavonoides son una gran familia de compuestos polifenólicos
producidos por las plantas. Como resultado de sus potenciales
redox más bajos en las condiciones fisiológicas (- 30 mV a + 60 mV),
pueden oxidarse automáticamente produciendo al menos tres o
más radicales libres de oxígeno (Eleonora et al.
2011). La acción de los radicales libres conduce al daño de la membrana
celular que causa la muerte celular. Debido a la capacidad de los anillos
fenólicos para promover la donación de electrones y la transferencia de
átomos de hidrógeno a radicales libres, actuando como captadores de
radicales libres, agentes reductores y extintores de la formación de
oxígeno simple (Diniz et al.2020), los flavonoides poseen potentes
actividades fisiológicas tales como capacidades anticancerígenas,
antibacterianas, antiinflamatorias e inmunomoduladoras (Liskova et al.
2020). La actividad antioxidante de los flavonoides da como resultado
un aumento en los niveles de enzimas antioxidantes que promueve una
reducción del estrés oxidativo y el daño celular como se ilustra en la Fig.
3. Quercetina, 3,3 ', 4′5,7-pentahidroxiflavona (6), se encuentra en
muchas plantas y alimentos, como vino tinto, cebollas, té verde,
manzanas, bayas, Ginkgo biloba, Hierba de San Juan, americano
Revista Brasileira de Farmacognosia

Fig. 3 Actividad antioxidante de

compuestos naturales redox
activos como flavonoides
(captadores de ROS) al promover
un aumento en los niveles de
enzimas antioxidantes (SOD, CAT y
GPx) y antioxidantes no
enzimáticos (vitaminas C y E y GSH)
y una reducción de oxidación.
estrés tivo y daño celular.
Abreviaturas: superóxido
dismutasa (SOD), catalasa (CAT),
glutatión peroxidasa (GSH),
sustancia reactiva del ácido
tiobarbitúrico (TBARS),
malondialdehído (MDA), especies
reactivas de oxígeno.
Reproducido de Diniz et al.2020

ancianos y otros. El té de trigo sarraceno tiene una gran cantidad de

quercetina. La quercetina muestra actividad antioxidante a una
concentración de 10 μmol / l en células HepG2, inhibiendo el estrés
oxidativo promovido por H2O2; promueve un aumento de superóxido
dismutasa (SOD), catalasa (CAT) y glutatión peroxidasa (GSH-PX); y
reduce la peroxidación de lípidos en ratas con prostatitis crónica /
síndrome de dolor pélvico crónico mediante actividades
antiinflamatorias y antioxidantes mediante la regulación a la baja del
factor nuclear kappa (NF-kB) y las vías de señalización de la proteína
quinasa activada por mitógenos (MAPK) (Meng et al.2018). Además, la
quercetina mejora la lesión pulmonar aguda inducida por sepsis en
ratas, al reducir la peroxidación lipídica y la inflamación y aumentar los
niveles de SOD y CAT. Además, los flavonoides mostraron una reducción Las propiedades antivirales de los flavonoides se han
significativa de la interleucina (IL) -6 e IL-1β en el tejido pulmonar, que demostrado en numerosas investigaciones. Castrillo y Carrasco (
son las citocinas proinflamatorias (Rungsung et al.2018). También se ha 1987) informó que los flavonoides pueden unirse a proteínas
demostrado que los flavonoides son productores muy fuertes de óxido específicas durante el proceso de transcripción del ARN viral. Por
nítrico (NO) (Van Acker et al.1995). El óxido nítrico es capaz de desactivar ejemplo, 3-O-metilquercetina, 3 ', 4', 5,7-tetrahidroxi-3-
la enzima proteasa 3C del coxsackievirus, que es necesaria para la metoxiflavona, inhibe selectivamente la síntesis de ARN de
replicación del coxsackievirus. Este mecanismo de inhibición de la poliovirus tanto en células infectadas como en sistemas libres de
actividad de la proteasa conduce a una disminución del ciclo de vida células. Además, en varios casos, los flavonoides pueden unirse a
viral (Saura et al.1999).

13

la proteína de la cápside viral y modifican la estructura del virus
(Lalani y Poh 2020). Los flavonoides pueden actuar en diferentes
etapas de la infección por coronavirus, particularmente a nivel
molecular para inhibir el crecimiento viral. Su actividad antiviral
podría atribuirse a sus efectos inhibidores sobre la actividad
enzimática de las células diana implicadas en la replicación del
coronavirus. La propiedad más importante de los flavonoides es
que pueden mostrar actividad inhibidora de la enzima convertidora
de angiotensina (ACE2). Como se explicó anteriormente, ACE-2 es
un receptor eficaz para el coronavirus. Se encuentra en la
superficie de las células diana y puede unirse fuertemente a la
proteína de pico del coronavirus; esto permite que el virus infecte
las células diana epiteliales (Muchtaridi et al.2020). Un estudio
reciente demostró que los flavonoides pueden inhibir tanto las
enzimas proteasas de coronavirus como la proteasa similar a 3C
(3CLpro) y la cisteína proteasa similar a la papaína (PLpro) que
desempeñan un papel esencial en la replicación viral en las
membranas del huésped (Russo et al.2020). Por otro lado, los
estudios han observado que los flavonoides contribuyen a la
reducción de la acumulación de ROS desacelera la señalización
apoptótica activada por coronavirus (Diniz et al.2020; Godinho y col.
2021). Se han realizado estudios de acoplamiento molecular in
silico para evaluar y validar el efecto inhibidor de los flavonoides
basados en la distancia de enlace de hidrógeno entre los residuos
de aminoácidos seleccionados del sitio catalítico de las proteasas y
flavonoides 3CLpro y PLpro SARS-CoV-2 (Leal et al.2021).
Finalmente, un estudio, que evaluó el vínculo entre el ácido
ascórbico (vitamina C) y los flavonoides, mostró que la sinergia se
producía a medida que se mejoraba la actividad antiviral. Esto se
debe potencialmente a la capacidad de la vitamina C para reciclar
flavonoides y aumentar su actividad para inhibir la síntesis de
proteínas virales y RAN (Vrijsen et al.1987). Recientemente, con
base en el ensayo clínico, se propone que la administración oral de
250-500 mg de quercetina (6), 500 mg de vitamina C para sujetos
de alto riesgo y sintomáticos leves dos veces al día durante 7 días y
hasta 3 g de vitamina C y 500 mg de quercetina dos veces al día
durante 7 días en pacientes con SDRA (ventilación asistida /
intubación) mejora la recuperación general en Sujetos con SARS-
CoV-2 (Biancatelli et al. 2020a, B). Esto puede deberse al hecho de
que la quercetina se une a la proteína de pico COVID-19 en su
región receptora del huésped oa la proteína de pico de la interfaz
del receptor de la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2)
humana, inhibiendo la entrada del virus a las células e
interrumpiendo interacciones huésped-virus que indican su
potencial terapéutico (Smith y Smith2020). El consumo
recomendado de flavonoides varía de 250 a 400 mg / día
(Peluso y Palmery2015). Los alimentos, como el té, las cerezas, las
bayas, las manzanas y los cítricos, son las principales fuentes de
flavonoides. Además de eso, la cebolla y las verduras de hoja verde
son ricas en flavonoides de la dieta (Tabla1) (Waheed Janabi et al.
2020).
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Revista Brasileira de Farmacognosia
Perspectivas y direcciones futuras
Varios datos clínicos han demostrado que existe una relación entre
los suplementos dietéticos y la coagulopatía asociada a COVID-19,
la respuesta inmune alterada y la mortalidad, el recuento de
plaquetas reducido y el tiempo de protrombina prolongado, lo que
sugiere que la suplementación tiene beneficios.
Se han realizado muy pocas investigaciones sobre, por ejemplo,
los efectos secundarios de una sobredosis de vitaminas
liposolubles, a saber, vitamina D y vitamina E, y el uso de la dosis
correcta de algunos serviles para prevenir el desarrollo de las
afecciones enumeradas anteriormente, que ocurren de forma
secundaria a COVID-19. La dosis incorrecta de tratamiento puede
causar daño en lugar de ayudar a la recuperación. Para
comprender más sobre estos puntos, se necesitan más estudios
clínicos aleatorizados para investigar los claros impactos
potenciales de este tipo de efectos en COVID-19.
Conclusiones
En conclusión, esta revisión ha demostrado que los micronutrientes
actúan como estimulantes del sistema inmunológico; pueden ser una
opción de tratamiento para quienes optan por no tomar medicamentos.
La deficiencia de micronutrientes provoca trastornos en el sistema
inmunológico. Recomienda que consumir alimentos ricos en vitaminas
C, D y E y minerales como el zinc podría proporcionar un mejor estilo de
vida que puede mejorar la inmunidad para ayudar a combatir las
enfermedades causadas por bacterias, virus y parásitos. Varios estudios
han sugerido a los flavonoides como posibles inhibidores de la
transmisión de COVID-19. Se ha descubierto que existen fuertes
vínculos entre las vitaminas C, D y E, el zinc y los flavonoides para
mejorar el sistema inmunológico. Esto puede conducir a la protección
de las personas y las poblaciones contra el desarrollo de una
enfermedad grave que, por lo tanto, tiene un impacto en el proceso de
la enfermedad COVID-19. Con estas relaciones comprobadas, sería
beneficioso que se implementaran recomendaciones dietéticas durante
esta pandemia para reducir la prevalencia de deficiencias de estos
químicos. Esto asegurará que se reduzcan las posibilidades de una
enfermedad grave y que se incrementen más las posibilidades de
supervivencia.
Contribución del autor MA, AH y JM diseñaron el estudio. MA y JM realizaron
el método de investigación. MA y AH analizaron los datos. MA escribió el
artículo con aportes de todos los autores. Todos los autores discutieron los
resultados y contribuyeron al manuscrito final.
Acceso abierto Este artículo tiene la licencia de Creative Commons Attribution 4.0
International License, que permite el uso, el intercambio, la adaptación, la
distribución y la reproducción en cualquier medio o formato, siempre que otorgue
el crédito apropiado a los autores originales y la fuente, proporcione un enlace a la
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