Está en la página 1de 7

Conquista del nuevo mundo

La conquista del Perú, así como de otros territorios del continente americano, se dio como
consecuencia de todo un proceso el cual inició motivado por la búsqueda de mejoras en la economía
europea pues su propósito fue buscar nuevas rutas para el comercio directo con las indias orientales.
Este desenlace fue favorecido también por la utilización de tecnologías más adelantadas para la época
por parte de los conquistadores. Hoy en día se han cumplido 429 años desde que Cristóbal Colón pisó
por primera vez nuestro continente. Dicha expedición fue financiada por la corona española,
específicamente, por la reina Isabel. El descubrimiento de América en el año de 1492 inició un proceso
migratorio no solamente de personas sino también de plantas, animales y enfermedades entre el Viejo y
el Nuevo Mundo.

La llegada de los españoles a América


La llegada de Colón a América fue el punto de partida
para la colonización española. Al retornar el navegante a
España, informó a los reyes católicos sobre todo lo hallado,
la variedad en su flora y fauna y población organizada en
tribus. Ante esto, los reyes decidieron continuar con la
exploración enviando grupos de expedicionarios que se
asentaron en la ciudad de Panamá, siendo uno de ellos
Francisco Pizarro.

Los viajes de Pizarro


En el año 1524, llegó a oídos de Pizarro la existencia de
un grandioso imperio al sur del continente. Por ello, se
asoció con Diego de Almagro, también español y
con Hernando de Luque también español y cura de
Panamá, para conquistar «El Birú» (el Imperio inca del
Perú), repartiéndose las responsabilidades de la
expedición. Pizarro la capitanía, Almagro se encargaría
de la intendencia o abastecimiento y Luque estaría al
cargo de las finanzas. También se conoce que Gaspar de
Espinosa fue el cuarto socio y quien financió la
expedición.
Conseguida la autorización del gobernador Pedrarias Dávila, el 14 de noviembre de 1524 Pizarro
partió desde Panamá a bordo de un pequeño bergantín, llamado “el Santiago”, con cerca de 80 hombres,
algunos indios nicaraguas de servicio y cuatro caballos. Almagro se quedó a cargo de la tarea de reclutar
más voluntarios y armar un segundo grupo que zarparía cuando estuviera listo.
Pizarro llegó a las islas Perlas, bordeó las costas de Chicamá, a las costas del océano Pacifico de la
actual Colombia. Luego continuó su viaje hasta Pueblo Quemado donde combatió con los indígenas,
teniendo como resultado dos españoles muertos y veinte heridos. Pizarro también fue herido durante
este combate, pero esto no le impidió continuar con sus planes. La hostilidad de los indios y la
insalubridad de la zona obligaron a Pizarro a retornar a las costas de Chicamá. Por su parte, Almagro, que
ya había partido de Panamá en un bergantín con 60 hombres, debió cruzarse con Pizarro en alta mar,
aunque no se llegaron a avistar. Siguiendo el rastro de Pizarro, Almagro desembarcó en Pueblo
Quemado, donde igualmente libró un feroz combate con los indios, perdiendo un ojo a consecuencia de
un lanzazo o un flechazo.
Almagro llegó hasta el río San Juan, pero no halló a su socio y decidió regresar a la isla de Perlas. Fue
ahí que se enteró de todo lo ocurrido con Pizarro y decidió partir a darle el encuentro en Chicamá.
Pizarro totalmente interesado en continuar con la empresa, le ordenó a Almagro que dejara allí a sus
soldados y que retornara él solo a Panamá para reparar los dos navíos y congregar más gente para sus
ejércitos.
Antes de emprender un segundo viaje, los tres socios formalizaron su sociedad ante un notario de
Panamá, respetando las condiciones que verbalmente habían acordado al inició de su sociedad. Fue así
que se suscribe el documento el cual se conoce hasta ahora como “Contrato de Panamá”.
En diciembre de 1525, Almagro
partió de Panamá, llevando dos navíos,
el Santiago y el San Cristóbal, con 110
soldados a bordo. Dentro de la
tripulación contaba también con el
piloto Bartolomé Ruiz y el artillero
griego Pedro de Candía. Almagro se
dirigió a Chicamá, al encuentro de
Pizarro y sus hombres lo cuales, tras la
batalla que enfrentaron, quedaron
reducidos a 50 hombres. Al juntarlos
con los hombres traídos por Almagro,
llegaron a ser 160. ​
A principios de 1526, Pizarro y
Almagro, junto con su ejército, se
hicieron nuevamente a la mar.
Siguieron la ruta anterior hasta llegar al
río San Juan, donde fue enviado
Almagro de regreso a Panamá en busca
de refuerzos y provisiones. Por otro
lado, el piloto Bartolomé Ruiz fue
enviado hacia el sur a fin de explora dicha región.
El piloto Ruiz, fue el primer navegante que atravesó la línea ecuatorial en el océano Pacífico de norte
a sur, logrando avistar la isla del Gallo, la bahía de San Mateo, Atacames y Coaque. Fue a la altura de esta
última se encontró con una balsa que llevaba indios tumbesinos que iban a comerciar, según parece, a
Panamá. Ruiz no dudó en tomar algo de la mercadería de los nativos, objetos de oro y plata, tejidos de
algodón, frutas y víveres, y retuvo a tres muchachos indios, que los llevó consigo para prepararlos y que
pudieran luego servirles como intérpretes. Tras este hallazgo, enrumbó nuevamente al norte, al río San
Juan, donde se encontraría con Pizarro.
Mientras que Almagro se encontraba en Panamá y Ruiz navegando por el océano, Pizarro se dedicó a
explorar el río San Juan, sus brazos y afluentes. Gracia a estas excursiones, perdió a muchos de sus
hombres ya que algunos murieron a consecuencia de las enfermedades y otros en enfrentamientos con
animales salvajes. Al regresó de Ruiz, Pizarro indicó a sus hombres que en cuanto llegue Almagro,
partirían hacia el sur, a la tierra donde decían venir los tres indígenas que había traído el piloto. Cuando
finalmente arribó Almagro, con 30 hombres y seis caballos, todos se embarcaron y enrumbaron hacia el
sur.
Luego de pasar la isla del Gallo, se adentraron en la bahía de San Mateo. Se percataron de que la
costa era muy segura y no encontraron manglares, por eso saltaron todos a tierra, incluyendo los
caballos y se dedicaron a explorar la región. Habían arribado a la boca del río Esmeraldas. Ahí vieron
ocho canoas grandes, todas tripuladas por indígenas.
Continuando su marcha, llegaron hasta el poblado de Atacames, allí sostuvieron un combate con los
nativos. Allí encontraron comida y vieron que los indígenas llevaban algunos accesorios de oro.​Esto
despertó su interés, pero sin embargo no contentó a los españoles, pues les parecía muy poco ante los
sufrimientos que venían padeciendo ya que la cifra de bajas en el ejército español ascendía a 180 hasta
ese momento.
Fue en Atacames donde se produjo la llamada “Porfía de Atacames”, entre Almagro y Pizarro. Ella se
originó cuando Almagro reprendió severamente a los soldados que querían volver a Panamá,
calificándoles de cobardes, ante lo cual reaccionó Pizarro defendiendo a sus hombres, pues él también
había sufrido con ellos. Ambos capitanes fueron a las palabras mayores, llegando hasta a sacar sus
espadas, y se hubieran batido en duelo si no fuese porque Bartolomé Ruiz, Nicolás de Ribera y otros
lograron separarlos y avenirlos en conciliación.
Pizarro y Almagro solían tener mucho cuidado de que no llegaran a Panamá las cartas que los
soldados enviaban a sus familiares, para evitar que las quejas de estos fueran conocidas por las
autoridades, pero valiéndose de envíos de obsequios a los gobernantes, estos se enteraron de la mala
condición en la que se encontraban los expedicionarios españoles, quienes venían pasando diferentes
calamidades. Por este motivo el gobernador impidió que Almagro parta prefiriendo enviar un navío para
recoger a su gente que se encontraban en la isla del Gallo. A todo esto, se sumaba que luego de dos
años, Pizarro no había obtenido ningún resultado a favor. Pizarro
intentó convencer a sus hombres para que siguieran
adelante, sin embargo, la mayoría de ellos quería desertar y
regresar a Panamá.
Juan Tafur llegó a la isla del Gallo en agosto de 1527
enviado por el gobernador. Esto fue motivo de alegría de los
hombres de Pizarro, que veían así finalizado sus
sufrimientos. Desesperado, Pizarro trazó con su espada una
raya en las arenas de la isla pidiendo a sus hombres a decidir
entre seguir o no en la expedición descubridora. Solo fueron
trece quienes cruzaron la línea, siendo conocidos luego como
los "Trece de la isla del Gallo".
Pizarro y los trece hombres esperaron cinco meses por los
refuerzos que enviarían Diego de Almagro y Hernando de Luque
desde Panama los cuales llegarían al mando de Bartolomé Ruiz. Ese mismo día, Pizarro zarpó hacia el sur,
dejando en la Gorgona a tres de los “Trece” que se hallaban enfermos:
Pizarro decidió continuar la exploración más hacia el sur, recorriendo las costas de los actuales
departamentos peruanos de Piura, Lambayeque y La Libertad, hasta la desembocadura del río Santa. En
algún punto de la costa piurana, se entrevistó con la cacica lugareña, de la etnia de los tallanes, a la que
los españoles dieron el nombre de Capullana, por la forma de su vestido. Durante el banquete con el que
le agasajó la Capullana, Pizarro aprovechó para tomar posesión del lugar a nombre de la Corona de
Castilla. Se dice que uno de los Trece de la Fama, Pedro de Halcón, se enamoró locamente de la
Capullana y quiso quedarse en tierra, pero sus compañeros lo subieron a la fuerza al navío y zarparon
todos.
Ya en viaje de retorno a Panamá, Pizarro desembarcó nuevamente en Tumbes, donde el soldado
Alonso de Molina obtuvo permiso para quedarse entre los indios, confiado en las muestras de
hospitalidad que daban estos. ​Ya anteriormente, otros españoles habían optado también por quedarse
entre los indios como Bocanegra, que desertó en algún punto de la costa del actual departamento de La
Libertad y Ginés, que se quedó en Paita, costa de Piura.​Los tres españoles, Molina, Bocanegra y Ginés,
se reunieron probablemente en Tumbes, con la idea de entrevistarse con Pizarro cuando este regresase
en su tercer viaje.
Pizarro continuó su viaje de retorno a Panamá; al pasar por la isla Gorgona, recogió a los tres
expedicionarios que había dejado recuperándose de sus males, pero se enteró de que uno de ellos,
Gonzalo Martín de Trujillo, había fallecido.69​Arribó finalmente a Panamá, con la seguridad de haber
descubierto un opulento imperio, cuya riqueza y alta civilización lo atestiguaban los mismos nobles
indígenas, que iban vestidos con primorosos y coloridos ropajes, y que llevaban adornos de oro y plata
labrados con exquisita técnica.

Mientras tanto en el imperio Inca…


Cuando los españoles se hallaban explorando las costas norteñas del
imperio incaico, el inca Huayna Cápac y su heredero Ninan
Cuyuchi murieron a causa de una rara enfermedad. Algunos autores
mencionan que fue por viruela, aunque hay también quienes dicen que
Huayna Cápac fue envenenado por un curaca. Tras el deceso del
Inca, Huáscar asumió el gobierno por orden de la nobleza cusqueña,
quienes lo creían idóneo por su experiencia como vice-gobernante. Huáscar, preocupado por el
excesivo poder que tenía su hermano Atahualpa en la región de Quito, ordenó a Atahualpa que
le rindiera vasallaje, es decir que declare su lealtad hacia él, así como su dependencia y
sumisión. Este acto también suponía brindar asistencia militar y política. Ante este pedido, la
reacción de Atahualpa reaccionó organizando un ejército y declarándole la guerra. El
enfrentamiento, que habría de durar tres años, finalizó con la victoria de Atahualpa y la
captura y posterior muerte de Huáscar.
Luego de su segundo viaje, Pizarro regresó a Panamá, se reunió con sus socios Diego de Almagro y
Hernando de Luque para analizar cómo les había ido en su intento por conquistar los pueblos sureños.
Pizarro estaba convencido de haber descubierto un imperio con grandes riquezas y contaba con las
pruebas de ello. Los tres socios acordaron presentarse ante el gobernador de Panamá Pedro de los
Ríos con el fin de pedir su ayuda para de culminar el trabajo ya iniciado. Pero De los Ríos (el mismo que
enviará un navío a la isla del Gallo para recoger a los expedicionarios descontentos) reiteró su negativa,
tal como había sido su posición desde el inicio de su gobierno, ya que consideraba excesivamente
costosa en vidas dichas expediciones.
Ante la negativa, los tres socios decidieron que Pizarro viajara a España para exponer su posición ante
el rey. Fue así que Pizarro, en compañía de  Pedro de Candía y Domingo de Soraluce así como algunos
indígenas tallanes de Tumbes, partió hacia España. Llevaba también consigo camélidos sudamericanos,
primorosos tejidos de lana, objetos de oro y plata y otras cosas que había recogido en sus viajes, para
mostrarlas al soberano español, como pruebas de su descubrimiento.
Antes de partir, prometió solemnemente velar no solo por sus propios
intereses, sino también por los de sus dos socios y amigos.
Luego de una larga travesía, Pizarro arribó a Sevilla en marzo de 1529
junto con su comitiva. Partieron luego hacia Toledo para entrevistarse
con el rey quien no lo recibió pues estaba a punto de partir de viaje a
Italia, dejando el asunto a manos del Consejo de Indias. Fue así como
Francisco Pizarro terminó negociando con el Consejo de Indias,
presidido entonces por el conde de Osorno, Garcí Fernández
Manrique. Pizarro Candía expusieron sus razones ante los consejeros y
mostraron un paño donde se había dibujado el plano de la ciudad
de Tumbes. Pizarro solicitó la gobernación del Perú para él y para
Almagro, a lo que el Conde de Osorno se opuso aduciendo que no era
recomendable adjudicar una gobernación a dos personas ya que
en Santa Marta, sucedió una situación similar y los conquistadores
resultaron enemistados y uno de ellos asesinó al otro. Ante esto, Pizarro solicitó se otorgué solo a él la
gobernación, desplazando a Diego de Almagro. Finalmente se redactaron las cláusulas del contrato entre
la Corona y Pizarro misma que fuera conocida a través de la historia como la Capitulación de Toledo,
misma que fue firmada por la reina Isabel en ausencia de su esposo.

Acuerdos de la Capitulación
1. Se autorizó a Francisco Pizarro el descubrimiento 6. Bartolomé Ruiz fue nombrado “Piloto Mayor de
y conquista de toda la provincia del Perú o Nueva la Mar del Sur”, con 75 000 maravedíes de salario
Castilla, situada desde el pueblo de Tempulla o anual.
Santiago (actual Ecuador) hasta 200 leguas al sur, 7. Pedro de Candía fue nombrado “Artillero Mayor
terminando en el pueblo de Chincha (actual Perú). del Perú” y Regidor de Tumbes.
2. Se dio a Pizarro los títulos de Gobernador y 8. A los vecinos y pobladores de la tierra
Capitán General de la provincia del Perú, así descubierta se les exoneró del pago del diezmo de
como los de Alguacil Mayor y Adelantado, todos oro de las minas en los cinco primeros años,
ellos cargos de por vida. También se le otorgó la del almojarifazgo en los primeros seis años, y de
facultad de encomendar indios y un sueldo anual la alcabala u otros tributos en los primeros en
de 725 000 maravedíes, a deducir de las propias diez años, entre otros beneficios.
rentas de las tierras conquistadas. 9. Pizarro debía salir a los seis meses a partir de la
3. A Diego de Almagro se le concedió la gobernación fecha del documento, y desde Panamá tenía otros
de la fortaleza que debía elevarse en Tumbes, así seis meses para seguir a las tierras del Perú. Se le
como el título de hidalgo, con un salario de 5000 autorizaba a llevar 150 peninsulares, 100 que
maravedíes al año y con una ayuda de gastos de podían reclutar en América, llevar 50 esclavos
200 000 maravedíes de las rentas de la ciudad de negros, oficiales de la Real Hacienda, así como
Tumbes, sueldo demasiado inferior al otorgado a eclesiásticos y religiosos.
Pizarro. 10. Pizarro tenía que sujetarse a todas las leyes y
4. Hernando de Luque recibió el Obispado de disposiciones que se habían dado para las Indias
Tumbes y el título de “Protector de los Indios”, (nombre que por entonces se aplicaba a las
con 1000 ducados de sueldo al año. Américas), además de los que específicamente
5. A los Trece de la Isla del Gallo se los elevó a la para su empresa se dieran.
categoría de hidalgos de solar conocido, y a los
que ya lo eran, se les concedió el título de
“Caballeros de la Espuela Dorada”.

Conquista del Tahuantinsuyo


Pizarro volvió a Panamá y, avalado por la capitulación de Toledo, partió en 1532 con 180 soldados,
desembarcando cerca a la actual ciudad de Tumbes. Dicho territorio formaba parte entonces del
Tahuantinsuyo o imperio Inca, el cual abarcaba desde Colombia hasta Chile con una población
aproximada de 12 millones de personas.
Los incas tenían como creencia que un día su dios Viracocha regresaría desde la tierra del sol
poniente, adornado con oro y plata, con barba blanca y ojos verdes. Ellos creían también que su dios se
había ido a través del océano Pacífico para volver cuando ellos más lo necesitaran. Los nativos norteños
vieron la llegada de los españoles que tenían características muy semejantes a las de Viracocha, narradas
en su leyenda. Los indios Tayanes le comunicaron a Atahualpa que los españoles eran dioses, dada su
piel blanca, sus barbas, sus brillantes armaduras y que habían venido en grandes naves desde el océano
Pacífico. Atahualpa creyó el origen mitológico de los conquistadores y lo tomó como buen presagio en
ánimos de acabar con la guerra civil en que estaba sumido el Tahuantinsuyo por la sucesión del
emperador Inca Huayna Cápac, muerto por viruela. Los príncipes Huáscar y Atahualpa luchaban por la
toma del Cuzco.

La captura de Atahualpa
Pizarro y junto con su gente, fue invitado por Atahualpa a
encontrarse en la fortaleza inca de Cajamarca, por intermedio
de un emisario muy allegado a él. El emisario dio el encuentro
a los españoles en Cajas, les llevó regalos y los invitó a realizar
el recorrido hasta llegar a Cajamarca para entrevistarse con
Atahualpa. Así fue que Pizarro llegó al encuentro acompañado
de 168 soldados y llevando consigo 37 caballos.
Al llegar, los españoles se percataron de que esa era una
civilización avanzada, con sistemas de irrigación, una rica cultura y un ejército poderoso. Al llegar a la
fortaleza de Cajamarca la encontraron casi vacía, y la exploraron con temor de sufrir en cualquier
momento una emboscada. Por otro lado, Atahualpa se encontraba muy tranquilo a media legua de la
ciudad, en Pultumarca o los Baños del Inca, donde se había asentado.
El encuentro finalmente se dio al día siguiente. Atahualpa y sus hombres vistieron sus mejores galas
en el recibimiento y tenía una pose muy seria. Los incas nunca habían visto caballos, esto fue
aprovechado por los españoles quienes decidieron permanecer en sus monturas y hacerlos relinchar en
presencia del monarca inca como forma de amedrentamiento.
Los exploradores habían notado que los guerreros incas eran por lo menos treinta mil, considerando
que sería prácticamente imposible iniciar una conquista militar. La noche del 16 de noviembre de 1532
los españoles rezaron pensando que esa sería su última noche. A la mañana siguiente se prepararon
para la batalla escondiéndose en un patio a esperar. Posteriormente, vinieron miles de soldados incas
desarmados y los rodearon. A continuación, lo que se vio fue un desfile de cientos de sirvientes
limpiando el camino para el paso del Inca Atahualpa, a quien llevaban en un anda de oro rodeado de sus
líderes. El capellán de los españoles se acercó al trono con una cruz y una biblia, y le pidió que se
retractara de sus creencias paganas, aceptara el bautismo cristiano y se rindiera ante el poder del rey de
España Carlos I. Atahualpa tomó la Biblia, la examinó, pero al no comprender nada de lo que decía la
arrojó al suelo. Esto fue interpretado como una blasfemia por los españoles y Pizarro ordenó iniciar el
ataque. Los españoles entonces sacaron sus espadas e iniciaron el ataque el cual culminó con la toma de
Atahualpa como prisionero.
Atahualpa fue confinado en una sala de Cajamarca con sus tres esposas sin embargo se le permitía
continuar manejando sus asuntos de gobierno. Pizarro, además, hizo que el inca Atahualpa aprendiera
el idioma español y le hizo aprender a leer y a escribir para que le fuera posible comunicarse con él y que
le informara de los lugares dónde se podía encontrar oro. Pizarro emprendía con sus hombres
exploraciones en busca del preciado metal llegando en una oportunidad a encontrarse con la fortaleza
de Sacsayhuamán, donde grupos de incas se resistían a los españoles. Los españoles atacaron la
fortaleza y la conquistaron. En sus expediciones los españoles encontraron desiertos, salinas e incluso
hacia el Este, exploraron en la selva del Amazonas.
En su afán de estrechar vínculos con los conquistadores, Atahualpa ofreció a Pizarro a su hermana en
matrimonio quien también era hija del emperador inca Huayna Cápac. El conquistador la hizo bautizar
como Inés Huaylas y tuvo dos hijos con ella: una primera hija a la que llamó como su padre, Francisca
Pizarro Yupanqui, y Gonzalo, que murió joven.
Atahualpa propuso a Pizarro llenar la habitación donde se
encontraba preso con oro y otras dos con plata a cambio de su
libertad, lo que Pizarro aceptó. Los súbditos trajeron oro
en llamas durante tres meses hacia Cajamarca de todas las partes
del reino para salvar su vida. Finalmente lograron reunir 84
toneladas de oro y 164 de plata.
Francisco Pizarro traicionó al inca ordenando su ejecución
mientras se hallaba prisionero. A pesar de haber recibido el
rescate más alto de la historia, lo mandó ejecutar aduciendo delitos de sublevación, poligamia,
adoración de falsos ídolos e incluso por haber ordenado eliminar a Huáscar.
Posterior a estos hechos, el 18 de enero de 1535, Pizarro fundó en la costa la Ciudad de los Reyes,
pronto conocida como Lima, y Trujillo, con lo que se inició la colonización efectiva de los territorios
conquistados.

Factores que contribuyeron a la Conquista


Superioridad provocaron pavor entre los
indígenas por su ferocidad
la propagación
enfermedades y epidemias.
de

tecnológica: que, habiendo sido Por otra parte, el frío y la


El uso de armas de fuego exacerbada para la guerra de altura de los andes
como recurso para enfrentar reconquista española, se protegieron a los pobladores
la guerra fueron una enorme utilizó también como arma en de la sierra, con excepción de
evidencia de la enorme la conquista de América. los que habitaban los valles
del centro y del sur (el valle
Enfermedades y
diferencia tecnológica entre
los conquistadores y la del Mantaro y el de

epidemias
población local. La ventaja Urubamba), cuyo clima
que otorgaban las armas de excepcionalmente templado
fuego a los españoles; frente Las enfermedades que y cálido favoreció la
a los arcos y flechas, las llegaron a América con los propagación de la viruela, por
macanas, las lanzas y las conquistadores europeos, ejemplo.
muchas de ellas convertidas
Pugnas dentro
cachiporras de los incas; fue
casi definitiva para obtener el en epidemias, debilitaron a la

del
triunfo. población nativa de todo el
Los animales fueron también continente llegando incluso a

Tahuantinsuyo
fundamentales como tener consecuencias mortales
elementos de intimidación en en muchos casos. El clima fue
contra los incas. El uso de un factor determinante en La llegada de los españoles al
caballos facilitó y dinamizó la relación a qué poblaciones Tahuantinsuyo coincidió con
movilización de los serían las más afectadas, y la lucha interna que libraban
conquistadores en la lucha. cuáles las más protegidas. Los en ese momento los hijos de
También los conquistadores poblados de la costa norte y Huayna Cápac, Huáscar y
utilizaron perros los cuales central, de clima cálido, Atahualpa. por el control del
fueron los más vulnerables a imperio incaico.

REFERENCIAS:
● https://educared.fundaciontelefonica.com.pe/sites/conquista-peru/conquista_2_a.htm
● https://educared.fundaciontelefonica.com.pe/sites/conquista-peru/conquista.htm
● http://blog.pucp.edu.pe/blog/historiamaestros/2013/03/14/la-conquista-del-per/
● https://repositorio.pucp.edu.pe/index/bitstream/handle/123456789/174293/Miradas%20al%20Tahuantinsuyo%20aproxim
aciones%20de%20peruanistas%20japoneses%20al%20Imperio%20de%20los%20Incas.pdf?sequence=1
● https://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtual/libros/linguistica/legado_quechua/la_caida.htm

También podría gustarte