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LUIS DE LA HIDALGA
TEORIA GENERAL
DEL ESTADO
EDITORIAL PORRÚA
AV. REPÚBLICA ARGENTINA 15
MÉXICO, 2008
Primera edición: 2008
Copyright e 2008
LUIs DE LA HIDALGA
Anáhuac No. 7, Lomas de Costa Azul,
39850, Acapulco, Guerrero
Derechos reservados
ISBN 978-970-07-7593-7
IMPRESO EN MÉXICO
PRlNTED IN MEXICO
A mi esposa Sonia Amelio
causa, motivo y razón de mi existencia
ADVERTENCIA
Esta obra tiene la ambición de servir como libro de texto para los estu-
diantes de la licenciatura en Derecho, a la vez de libro de consulta para
los estudiosos sobre la materia, porque en él se ha recogido por una parte
lo más selecto y granado del pensamiento de muy diversos doctrinarios, y
por la otra se ha tomado lo esencial de los textos primordiales de la bi-
bliografía básica universitaria, con objeto de facilitarles a los estudiantes
la tarea fundamental en la búsqueda de la temática específica en diversos
libros.
Asimismo responde esta obra a una inquietud de hace muchos años
desde que tuve la gran oportunidad, en la Facultad de Derecho de la Uni-
versidad Nacional Autónoma de México, mi alma máter, de ser maestro
adjunto de la erudita, muy querida, respetada y respetable doctora Aurora
Arnáiz Amigo, tanto en sus cátedras de Teoria General del Estado y Dere-
cho Constitucional, como en el Seminario de la primera, habiendo tenido
la oportunidad de coadyuvar con ella a la organización y fundación del
Colegio de Profesores de Teoría General del Estado y, por ende, ser miem-
bro fundador del mismo.
Desde entonces, y quizá por ser una de mis funciones en el seminario
la revisión de tesis profesionales, consideré la conveniencia de elaborar
un libro de texto de dicha disciplina, toda vez que la erudición de las
obras existentes no llenan ese vacío, incluyendo las de mi excelsa y queri-
da maestra, a quien mucho le debo por sus elocuentes enseñanzas, y con
ello haber creado en mí la inquietud para profundizar en el estudio de
esta disciplina, cuyo hermoso contenido sólo puede ser comparable a la
utilidad del mismo, no únicamente para los estudiantes de Derecho sino,
por demás, a todo aquél que los grandes interrogantes sobre el Estado le
lleva a investigar cómo fueron los principios de organización política en
este mundo, desde los estadios más remotos partiendo en múltiples oca-
siones de muy difíciles hipótesis de trabajo, útiles para conducirnos por
caminos donde se busca con ahínco una verdad que ha quedado en la os-
curidad de la noche de los tiempos.
Este libro ofrece como novedad en los estudios sobre el Estado un
capitulo correspondiente a los principios de organización política en el
México prehíspáníco, y lo hemos incluido al considerar un absurdo no
IX
x ADVERTENCIA
XIII
XIV A MANERA DE PRÓLOGO
Por otra parte, además de la división de las ciencias sociales o del es-
píritu y naturales, existe una subdivisión:
a) Las narrativas o descriptivas, o sea las que establecen y ordenan los
fenómenos.
b) Las explicativas o teoréticas, llamadas así porque determinan o
explican las reglas de sus conexiones, y
c) Las aplicativas o prácticas, así denominadas porque utilizan los he-
chos y las relaciones para llevarlos al campo de la práctica.
Sin embargo hemos de expresar que en las ciencias sociales la línea
divisoria de las descriptivas y explicativas es tan tenue, que se dificulta
en mucho su separación, pues los fenómenos sociales, por su propia y na-
tural evolución y regresión constante, carecen de rigidez absoluta por ser
en sí mismos permanentemente cambiantes, aunque estos cambios no sig-
nifiquen necesariamente evolución progresiva, porque no siempre se ba-
san en lo existente anterior, sino son cambios definitivos, profundos, con
características propias y diferentes, novedosas creaciones, y precisamente
en estos cambios, en esa dinámica constante, se encuentra la diferencia
sustancial con las ciencias naturales.
En esta subdivisión, en lo referente al Estado, podemos decir que la
ciencia explicativa del Estado es la doctrina del mismo, cuyo problema lo
constituye fundamentalmente el conocimiento de sus fenómenos durante
toda su existencia, pero al mismo tiempo también es disciplina que deter-
mina con precisión las características distintivas de su objeto de estudio y
las formas de sus fenómenos, por lo que esta descripción es indefectible-
mente una explicación, y por tanto es un claro caso de que no se encuentra
en el campo de los sentidos, no es cognoscitiva, sino algo que debe some-
terse a la investigación científica para poder determinarlo, no pudiendo
describirse en tanto pueda explicarse y comprenderse; por lo mismo en
las ciencias sociales la explicación causal es sumamente limitada, no así
en las ciencias naturales, pues sus límites son muy amplios.
Ahora bien, lo expuesto con anterioridad nos conduce a un punto
concreto, para cuyo efecto ha de hacerse una diferenciación entre la teo-
ría general y particular del Estado. La primera tiene como objeto la bús-
queda del principio fundamental del Estado, la investigación cientifica de
sus fenómenos generales y determinaciones principales, sin referirse espe-
cificamente a un Estado en concreto, sino en las diversas formas que los
fenómenos histórico-sociales han caracterizado al Estado en su evolución
y desarrollo histórico, en tanto en el segundo aspecto puede investigarse
en diversas formas: el comparativo de las instituciones particulares de los
Estados en general, las de un grupo de Estados, o las de estos en un tiem-
po determinado, a fin de analizar las características singulares de ellas, o
el estudio y análisis específico de un solo Estado, ya en su evolución, ya
como se manifiesta en la actualidad, empero no se comprenderán cabal-
XVI A MANERA DE PRÓLOCO
1
2 TEORÍA GENERAL DEL ESTADO
estableciendo las relaciones de los órganos del Estado con los particulares
y, por tanto, a él le corresponde: el Derecho constitucional, penal, juris-
diccional o procesal en sus tres formas, penal, civil y administrativo, y la
Teoría General del Estado. Por su parte el externo establece las relacio-
nes entre los diferentes Estados, y a él pertenece el Derecho internacional
público y privado.
El Derecho constítucional está encargado de la organización del Esta-
do, para cuyo efecto establece las atribuciones, facultades, obligaciones y
competencias de sus órganos. En Alemania a este Derecho le llaman polí-
tico en stricto sensu, y Derecho político Jato sensu al Derecho político in-
terno, o sea, el Derecho del Estado.
El Derecho administrativo es, según algunos autores, una especializa-
ción del Derecho constitucional, porque estudia concretamente la activi-
dad del Estado en su carácter de Poder Ejecutivo o administración públi-
ca, aunque debemos aclarar que no lo es en forma absoluta, dado que
otros órganos del Estado llevan a efecto actos administrativos en el aspec-
to material, pero de todas formas el Derecho administrativo establece re-
glas para normar la actividad de los órganos del Estado, y de estos con los
funcionarios y empleados. Por otra parte también fija las reglas que impo-
nen al Estado la obligación a la prestación de determinados servicios
públicos.
Existen dos formas de aplicación del Derecho administrativo: la pri-
mera consiste en las relaciones entre los órganos del Estado con los parti-
culares, en tanto la segunda se refiere al procedimiento contencioso admi-
nistrativo, a fin de que en caso de una pugna del particular contra un acto
de carácter administrativo, éste comparezca como el particular para ser
juzgado. .
En cuanto al Derecho jurisdiccional, el llamado procesal en sus tres
formas, civil, penal y administrativo, es aquél que establece las relaciones
de algunos órganos del Estado con los particulares, determinando las nor-
mas a las cuales deben sujetarse ambas partes para la obtención, a cargo
del Estado, del reconocimiento, la declaración y la protección de sus dere-
chos, ejerciendo además la acción punitiva, por ello acertadamente se le
ubica dentro del Derecho público, toda vez se enfoca hacia la estructura-
ción de los órganos jurisdiccionales del Estado y regula el proceso, o sea,
el conjunto de actos para dirimir controversias.
El Derecho penal, por la finalidad de orden general para prevenir y
sancionar los delitos, hace intervenir directamente al Estado a fin de esta-
blecer la defensa de la sociedad, porque el delito lesiona el interés públi-
co y privado.
El Derecho internacional público, o de gentes, regula las relaciones de
los Estados entre sí. Atendiendo a los sujetos que forman parte de esa re-
lación, y al proteger a los individuos integrantes de estas relaciones se en-
cuadra dentro del Derecho público. Por cuanto al Derecho internacional
4 TEORÍA GENERAL DEL ESTADO
De Derecho privado:
• Civiles
• Mercantiles
Desde el punto de vista de su ámbito personal de validez:
• Generales
• Individuales
Desde el punto de vista de su jerarquía:
• Constitucionales
• Ordinarias
• Orgánicas
• De comportamiento
• Mixtas
• Reglamentarias
Individualizadas:
• Privadas
• Públicas
Desde el punto de vista de sus sanciones:
• Perfectas
• Plus quom perfectas
• Minus quom perfectas
• Imperfectas
Desde el punto de vista de su cualidad:
• Positivas o permisivas
• Prohibitivas o negativas
Desde el punto de vista de sus relaciones de complementación:
• Primarias
• Secundarias
• De iniciación de vigencia
• De duración de vigencia
• De extinción de vigencia
• Declarativas o explicativas
• Permisivas
• Interpretativas
• Sancionadoras
Desde el punto de vista de sus relaciones con la voluntad de los par-
ticulares:
• Taxativas
• Dispositivas
CAPíTULO SEGUNDO
7
8 TEORíA GENERAL DEL ESTADO
otros constituyeron la base del primer intento de una relación, hasta lle-
gar así al lenguaje. en el primer estadio de los orígenes del hombre consi-
derado como tal.
Tras los fuertes y radicales cambios climatológicos de los intensos
fríos, provocados por los cuatro glaciares que cubrieron gran parte del he-
misferio norte de la tierra, y sus tres etapas interglaciares al derretirse los
hielos, permitieron el surgimiento vehemente de una flora y fauna carac-
terística de las zonas cálidas, y ya situados en el paleolítico inferior, se
han encontrado los primeros vestigios en piedras talladas por el hombre,
y a través de las superposiciones de los propios depósitos los hallazgos
han sido cada vez más generosos y de mayor importancia, hachas, picos,
hendidores, raederas, hojas-cuchillo, puntas de lanza, dardos y muchos
utensilios más, elaborados en sílex, cuarzo y cuarcita, todas ellas piedras
de gran dureza, talladas a golpe y terminadas finamente.
Estas primeras manufacturas del ser primitivo, aunadas a los eolitos
hallados con anterioridad, nos muestran al hombre en movimiento en
búsqueda de un alimento más sustancioso, al no bastarle ya las plantas y
frutos proporcionados por la naturaleza. Los vestigios encontrados nos
muestran la imagen de la lucha constante con las bestias, no únicamente
en defensa de su integridad física sino para hacerse además de la carne
propicia para mejorar su dieta, procurándose a la vez el abrigo necesario
con las pieles a fin de protegerse de las inclemencias del tiempo. Supues-
tamente en el inicio de ese enfrentamiento, lanzaba piedras y gruesas ra-
mas de árbol para alejar o matar a su rival, dando principio con ello, en
razón a un instinto natural de conservación, el desarrollo de su inteligen-
cia. En esos hallazgos superpuestos encontrados está la respuesta, prime-
ro el uso de lanzas con puntas afiladas en largas varas con el consecuente
peligro por el obligado acercamiento a las bestias, después el arco y la fle-
cha a fin de lanzarlo a distancias mayores con menores riesgos.
Curiosamente, en los orígenes de todas las culturas, en los cinco con-
tinentes este tipo de armas, así como los tambores y demás instrumentos
de percusión, se han repetido igualmente y en todos los hallazgos existen
similitudes extraordinarias cambiando únicamente en algunos casos, los
materiales utilizados, obviamente por ser diferentes en lugares distantes,
así como en zonas lacustres y costas, canoas, arpones y demás utensilios
adecuados a su propio hábitat.
Con esta incipiente tecnología, el hombre primitivo fue facilitando su
cotidiana labor y ya no vive a la intemperie, busca cavernas que le den
cobijo de los cambios climatológicos y protección de su permanente ene-
migo, la bestia, que a su vez también busca, al defenderse de los demás,
el cobijo y alimento básico para su subsistencia. Y es así como en el pa-
leolítico superior, los investigadores han encontrado vestigios que les han
permitido reconstruir, en cierta medida, la vida del hombre prehistórico.
ORIGEN DE LAS INSTITUCIONES POÚTICAS y SOCIALES 9
ria, sin conocerse a ciencia cierta las causas productoras de tal suceso,
empero, el Dr. Geer, en cuanto a la huella dejada por los deshielos anua-
les a! fina! de los frecuentes ventisqueros, señala el año 7912 el inicio de la
era postglacia!, con sus importantes cambios en la flora, primero de tundra
con cultura de cazadores de renos, luego la afloración de pinos y abedules
también con cultura de cazadores pero asimismo aparecen los pescadores,
etapa cuya duración alcanza hasta el año 5000 aproximadamente, con
transformación más benigna de clima al poblarse bosques de robles, co-
rrespondiente a la cultura de los concheros, y la ártica con influencia me-
ridional, con la técnica de la cerámica, todo ello en la zona marítima del
Báltico, prímero en su orilla meridional, después al transformarse en lago
y más tarde al convertirse nuevamente en mar abierto.
Así, tras recorrer millones de años, en esa sucesión de hechos de la
prehistoria, en esa evolución constante de flora y fauna, aparece el hom-
bre histórico, y con él las primeras sociedades políticas, las iniciales insti-
tuciones sociales, políticas, económicas y religiosas, el abandono de las
mudanzas, del nomadismo de miles de centurias, el consecuente asenta-
miento consciente de muy diversos grupos, y con todo ello la definitiva
aparición del favorable sedentarismo con sus fundamentales fenóme-
nos sociales: el poder político y religioso, y la expansión del hombre y su
grupo.
11. EL SEDENTARISMü
IJI. LA FAMILIA
nada a los ancianos y a los jefes de las aldeas encargados de los asuntos
locales, gobernaban su jurisdicción territorial. Curiosamente aunque la
tradición ha considerado el patriarcalismo, es en la mujer donde radicaba
la verdadera influencia tanto como esposa como madre, y su palabra era
la definitiva antes de tomar una resolución que pudiese afectar a la fami-
lia, integrada con el padre, la madre, hijos, nietos y demás descendientes
del tronco común, agrupándose al mismo, con suma frecuencia, los her-
manos del padre. En suma, puede considerarse a la familia china como
un verdadero clan, cuyos bienes se administraban bajo el sistema de
igualdad social, con derechos todos a todo, decidiéndose en asamblea fa-
miliar cómo y quiénes de los miembros deberían recibir determinada edu-
cación fuera del hogar, en tanto a otros se les fijaba la ocupación a la que
habían de dedicarse, y asimismo la familia determinaba cuándo y con
quién debían casarse los hijos, pasando las esposas a formar parte de la
familia del marido.
La concepción de unidad y solidaridad familiar llegaba a grados tales
en la antigua China, que colectivamente se hacían responsables de cual-
quier crimen cometido por alguno de sus miembros, haciéndose cargo de
los enfermos, de los niños y de los ancianos, quienes eran sumamente
respetados, como lo sigue siendo en la actualidad dentro de la institución
familiar. Con todo ello se puede explicar fácilmente ese verdadero culto
hacia los antepasados que, aunados a sus muy sólidas supersticiones, for-
maban una verdadera mística familiar repetida en la comunidad entera,
siendo el amor filial uno de sus mayores valores intrínsecos, y base fun-
damental del Estado.
La familia judía es tradicional por sus características específicas, toda
vez bajo el Estado teocrático-sacerdotal, la familia era la unidad funda-
mental económica y religiosa, y la sinagoga el lugar de reunión no única-
mente para orar, sino para recibir la educación y enseñanza de la ley.
Toda la vida de los judíos, como hemos de ver más adelante, giraba en
torno a sus creencias religiosas, pero no por persona sino familiarmente y
la suma de familias formaba la nación, bajo el mandato supremo de su
dios Yahvé en una comunidad de iguales, como herencia pura de su pri-
mitivismo en los clanes semíticos, llegando a establecerse una incontro-
vertible norma entre ellos de respeto absoluto: una nación, un dios, una
ley, y creían en ello sin discusión alguna. Esa unidad familiar y esa suma
de familias les condujo por esos senderos durante largo tiempo de peregri-
naje en búsqueda de la tierra prometida, luchando siempre contra una di-
visión de clases, que al final los absorbió, y por una unión en torno del
propio grupo con verdadera justicia social, todo lo cual era reflejo de la
familia. como institución modelo de su espacio y de su tiempo.
Pero esos elevados valores. esa sana comunidad se rompió por la
adopción fatal de un gobierno sacerdotal, forjándose en su lugar una
20 TEORÍA GENERAL DEL ESTADO
Juan [acebo Rousseau, escribió: "Nada se identifica más fuerte. más cons-
tantemente con nosotros, que nuestra familia y nuestros hijos, los senti-
mientos que adquirimos. o que reforzamos en esta relación íntima son los
más verdaderos. los más durables, los más sólidos que puedan ligarnos a
los seres perecederos. puesto que sólo la muerte puede apagarlos".
CAPÍTULO TERCERO
FORMAS PREESTATALES
I. LA BANDA
cabe afirmar que en los casos de las zonas lacustres, los asentamientos
son definitivos y sólo se mudan por causas especiales y esporádicas.
También las bandas criadores de animales domésticos se convierten
en sedentarias, cuando las reposiciones del alimento vital para la crianza
de su ganado son posibles, sin correr riesgo de escasez en un radio lo sufi-
cientemente amplio. Pero también puede ocurrir, como entre los masai
mara en Nairobi, Kenya, que cuenten con varios campamentos donde se
mudan las veces necesarias en tanto las praderas naturales se rehabilitan,
sin llegar al agotamiento total de la tierra, porque en ese caso la reposi-
ción del recurso puede tardar años, si no se han causado daños irreversi-
bles como la erosión. El sedentarísmo, o asentamiento definitivo, sólo
puede darse cuando está asegurada la subsistencia sin depender única-
mente de la agricultura, porque ésta tan sólo es un sistema, un recurso,
pero en cuanto a las bandas éstas son de carácter migratorio y no les inte-
resan los asentamientos definitivos, sino la seguridad en la obtención
de los recursos necesarios para el desarrollo normal de su reducido gru-
po de familias.
El número de miembros de una banda en territorios que ofrecen bue-
nas perspectivas puede llegar hasta 350 o 400 personas, pero se va redu-
ciendo este máximo según las condiciones hasta llegar a ser limitados a
10 o 15, aunque en realidad la cifra normal entre ese máximo y este míni-
mo sea de 100 a 150 miembros.
Este segundo paso de integración de unidades sociales, posterior a la
familia, fue indiscutiblemente la forma ideal de las primeras uniones o
agrupamientos humanos en los estadios más primitivos de la humanidad.
Las integrantes de las bandas comparten los mismos ideales, igual forma
de vida, iguales intereses y comunes enemigos, por ello crean un grupo
estrecho y de gran solidez, pues saben que el bien de uno es de todos, yel
daño sufrido por una desgracia afecta a la totalidad de sus miembros. En
ocasiones, bandas cercanas con absoluto respeto entre sí, se reúnen a con-
versar, a festejar, o simplemente a compartir algunos momentos. Este fe-
nómeno se produce en la actualidad bajo el nombre de vecindarios, en co-
munidades, casi siempre del medio rural, integradas por familias o grupos
que viven a cortas distancias y se encuentran cuando ocurren al centro
del poblado del cual forman parte, y también celebran reuniones al térmi-
no del trabajo semanal y cuando se trata de una fecha especial o un feste-
jo. Pues bien, esos grupos locales familiares son en cierta medida como
las bandas y asimismo como ellas conforman una unidad social por exce-
lencia en el mundo contemporáneo.
Caracteriza también a las bandas que cada una tiene su propia cultu-
ra, vestimenta, danzas especiales, independientes una de otras, así como
la forma de preparar sus alimentos, aunque los componentes sean los
mismos. Mas no obstante, las uniones matrimoniales entre bandas es
constante, y en esa unión se conjugan asimismo sus propias característi-
FORMAS PREESTATALES 25
cas, se fusionan las culturas o quizá se forma una nueva. Sus normas de
conducta parten de la tradición y la costumbre y algún miembro que pasa
de una banda a otra aprende las costumbres de su nuevo hogar y se acoge
a las disposiciones emanadas del grupo, porque de na hacerlo puede ser
calificado de desleal y de inmediato sobreviene el rechazo de la comuni-
dad al sentirse ofendida. Aunque ello no ocurre frecuentemente, como
tampoco, y sólo en forma aislada, se comete un delito como el robo, por-
que todos saben qué pertenece a quién y de nada le serviría lo sustraído,
y por demás la forma de convivencia de la banda no ofrece muchas posi-
bilidades de delinquir.
El gobierno está en manos de unos cuantos o en uno solo con el bene-
plácito de todos, su organización se reduce al mínimo, y no obstante de
tener su consejo casi nunca se reúne por no ser necesario, porque las ban-
das tienen una cultura común para el grupo, y no requieren de mayores
manejos políticos, y difieren entre sí según las diversas partes donde aún
existen, sin ser iguales las de África a las de Norteamérica, pero ambas,
con sus diferencias sustanciales o no, funcionan y cumplen su cometido.
n. LA TRIBU
vivencia humana, por igual en ciertas tribus del norte de América como
los comanches O kiowa, O en Madagascar entre los tanala mena be, y mu-
chas otras más en diferentes latitudes del orbe, algunas de las cuales aún
subsisten.
En ciertas ocasiones entre los miembros de una tribu ocurre que uno
de ellos sostenga relaciones con un miembro de otra distinta, no enemiga,
otorgándole el derecho de visÚas periódicas sin mengua de molestia entre
su propia tribu, y por el contrario estas relaciones se consideran norma-
les, y al visitante se le concede el estatus como si fuese de la propia tribu
visitada y socialmente se le trata con afabilidad, aunque ello obviamente
no ocurre en bandas O tribus contrarias o enemigas, toda vez al extraño se
le trata con hostilidad y los patrones de conducta son diferentes, llegando
a excesos de peligrosidad cuando se extreman en sus manifestaciones
personales O de grupo. Pero por lo general, fuera de esa rivalidad, la tribu
actúa siempre como unidad ante cualquier extraño y la aceptación o re-
chazo es común, no privativo a ciertos o determinados miembros, porque
en casos como la ofensa a uno de ellos se hace extensiva a los demás con
un espíritu de solidaridad digno de la fraternidad existente en esta forma
tribal de vida.
En términos generales las tribus imponen los límites a la sociedad,
principalmente en relación al trato hacia los extranjeros, llegando a extre-
mos de verlos como si fuesen seres anormales, como fenómenos, y con te-
mores por miedo a la posibilidad de ruptura en la homogeneidad de sus
miembros, o a su armónica vida. Por ello en los casos de ataque de otra
tribu, la respuesta es inmediata y generalizada de todo el grupo tribal en
defensa de sus intereses comunes, y por igual ocurre cuando ellos llevan
la ofensiva, todos actúan al unísono con la misma fiereza y valor, cuya ac-
titud es derivada de ese sentido de unidad de grupo, base fundamental de
la existencia tribal.
Las disputas entre individuos de una tribu con otra, o entre las propias
bandas, degeneran casi siempre en guerras, pero también puede ocurrir
que surjan por rivalidades personales entre individuos de la misma tribu,
en cuyo caso la afectación es a sí misma y, de no cesar, puede llegar a
romper, desmembrar y destruir la unidad y a la tribu misma, pero dichas
disputas pueden arreglarse fácilmente si existe una autoridad superior
respetada por todos, y de no haberla los propios miembros procuran con-
ciliar las desavenencias entre los rijosos con un arreglo amistoso, general-
mente ejerciendo presiones entre .ellos mismos, ya sea de su propia banda
o de alguna otra, pero es mucho más fácil lograr un acuerdo entre las par-
tes si existe un Consejo Tribal, pues la más importante de sus funciones
es mantener el espíritu de unidad entre sus miembros, y lo realizan visi-
tando los ancianos del Consejo a las partes contrarias para hallar la solu-
ción adecuada. Sin embargo, de no llegar a un arreglo, o cuando no existe
28 TEORíA GENERAL DEL ESTADO
III. LA HORDA
Las hordas son mucho menos numerosas que las bandas, rara vez se
unen con otras cuando menos al principio de su integración, porque pos-
teriormente se deformaron. Siempre en su organización interna invaria-
blemente han contado con entidades de mando superior y dictado de nor-
mas especificas. Prefieren desplazarse a otros sitios más solitarios para
evitar vecindades. En sus orígenes no gustaban de la guerra ni conflictos
con otros grupos similares y vivían más aisladamente, más el! ,contacto_con-
la naturaleza que las- bandas-y otras agrupaciones similares.
Empero las hordas fueron evolucionando. y si al principio el número
de miembros era reducido, más adelante por la proliferación interna fue-
ron creciendo y aceptaron a otros individuos aislados o en grupos y más
tarde a otras hordas, pero guardaron siempre su nomadismo e indepen-
dencia tradicional y con el tiempo, dadas las agresiones sufridas constan-
temente, se volvieron guerreros y ya no sólo se defendían sino atacaban
con furia a otros grupos, llegando a asolar grandes e importantes centros
urbanos, convirtiéndose en amos y señores de enormes extensiones de
tierra.
Ocasionalmente algunas hordas forjaron una cultura, como también
muy esporádicamente se asentaron en un territorio, y llegaron a ser azotes
en su zona de influencia, para cuyo objeto cabe recordar a las huestes de
Atila, originalmente hordas consideradas como bárbaras, que de persegui-
das se transformaron en devastadoras, porque al llegar a las ciudades las
tomaban a sangre y fuego, robaban a sus mujeres, mataban a los hombres,
se llevaban a los niños para ser educados a su propia imagen, y tras ha-
cerse de un considerable botín llevándose todo cuanto se podía, quema-
ban la ciudad donde literalmente no quedaba piedra sobre piedra. Pero
esa figura de la horda fue el resultado de una deformación y tan sólo en
algunos casos, por lo demás su formación obedeció a la vinculación de un
poco número de personas unidas en búsqueda de un mejor destino, y qui-
zá su deformación obedeció a la constante defensa de sus intereses, no a
una conducta agresiva.
IV. LA GENS
tes existentes en muchas sociedades donde se casan entre primos, los hi-
jos de un hermano contraen matrimonio con las hijas de su hermana,
Tanto los miembros de la gens como del clan creen en la descenden-
cia de algún antepasado común, frecuentemente un animal, un tótem, El
parentesco entre ellos es más ficticio que real y el rasgo más común es el
matrimonio exógamo: los miembros de la gens deben casarse fuera de su
propia organización, La función primordial de la gens es la protección de
los miembros de su siba aun en los casos de la comisión de un delito,
toda vez la comunidad del clan o la gens del occiso cobran venganza so-
bre el homicida, pues debe recordarse que en las sociedades primitivas el
miembro como tal, como persona, no tiene ningún derecho sino con rela-
ción a su siba.
Cada gens tiene su propio e inviolable territorio, permanecen tranqui-
lamente en él en tanto no intenten arrebatárselo porque son pacíficos,
como por lo general lo han sido todos los pueblos de carácter primitivo o
ágrafo, y sólo hacían la guerra en defensa de su territorio, de su hábitat, de
su espacio vital previamente delimitado, al ser amenazado por otro grupo
o para defender a los miembros de su siba de las ofensas de extraños. Pos-
teriormente, ya en otras etapas, hicieron la guerra de expansión contra al-
gún vecino más débil a fin de adquirir mayor extensión territorial, aunque
más adelante degeneró haciendo la guerra por ambición y atesoramiento
de bienes, o por ansia de poder y dominio, engrandeciéndose a base de
conquistas territoriales sobre vastas y ricas zonas, surgiendo de ahí la ne-
cesidad de prepararse a la defensa o al ataque, principalmente derivado
de sus creencias religiosas, cuando su tótem les ordenaba lanzarse a la
conquista, o en ocasiones por un sentimiento de lealtad a su síba,
Sin embargo la guerra en sus orígenes, no en la degeneración de sus
principios básicos, no la hacia toda la gens sino únicamente era realizada
por bandas que se habían unido, pero generalmente la conflagración ter-
minaba en uniones derivadas de la captura de sus mujeres, con lo cual el
enemigo se doblegaba de inmediato, y no como afirman algunos autores
hasta el exterminio, lo cual ocurrió, como afirmábamos, en estadios poste-
riores lejanos de sus orígenes y principios fundamentales, aunque hemos
de agregar que un motivo de guerra invariablemente la originó precisa-
mente la ofensa a la gens, por el sentimiento de lealtad de todos sus
miembros, dado que una ofensa a un particular era para todo el conglo-
merado social, para toda la gens.
En esas comunidades tan susceptibles a la ofensa, como era todo pue-
blo ágrafo, esta se producía por ciertas causas importantes, como la que se
hacía al grupo como tal, o sea a la siba en términos generales, la hecha a
los espíritus, de mayor gravedad en cuanto además de ofensa era un pre-
sagio de mal agüero, y la hecha contra un miembro del propio grupo so-
cial. En el primer caso se encontraba, entre otras, la traición a su siba de
FORMAS PREE'STATALES 33
V. EL CLAN Y EL TÓTEM
Todo el clan usa los símbolos del tótem en la bandera, en sus armas y
tatuado en todo el cuerpo, no tan sólo como protección sino por la fuerza
y poder que tiene al prever el futuro y modificarlo a favor de quien lo lle-
va en sí mismo en cualquiera de sus formas, bajo el supuesto de que en
ningún momento su poder lo usará en contra de algún miembro del clan,
sino hacia sus enemigos o para los maleficios que le pueden afectar a él o
su familia, con la convicción plena de que todos los miembros del grupo
están ligados al tótem por un vínculo común.
La exogamia a la que nos hemos referido en varias ocasiones no tan
sólo fue permitida, sino por demás en un principio obligatoria a virtud de
la prohibición de la unión sexual entre los miembros de un mismo grupo,
afirmando el propio Freud que dicha institución tuvo como razón especí-
fica la necesidad de combatir el incesto del primitivo, aunque otros estu-
diosos de la materia le restan importancia a este fenómeno social, sin em-
bargo se ha llegado a la conclusión de que esa prohibición formó parte del
canon religioso fundamental del tótem,
Otro aspecto básico es el banquete totémico, por ser de significativa
importancia en estas sociedades, ofrecido en forma de rito, bajo el criterio
de que los comensales al COmer la carne y beber la sangre del tótem, en
ceremonias especiales, afirman su convicción y creencias y por tanto se
estrechan más los vínculos entre el grupo y el tótem, y entre ellos mis-
mos, y aunque como hemos visto está prohibida la muerte del tótem, ésta
se efectúa únicamente para la ocasión solemne del banquete asumiendo
todo el grupo la responsabilidad contraída, cuyo significado es el origen
del sacrificio ritual y místico de otras culturas, y justifica el ambiente de
misterio en torno de la muerte del símbolo del tótem, a quien han queda-
do ligados por estrechos lazos de sangre, convirtiendo la muerte en hechi-
zo de vida, bajo el criterio mágico de la transmisión de las cualidades de
quien come la carne y bebe la sangre de la divinidad, criterio tomado por
la religión católica en su rito más solemne.
Por último hemos de decir que no debe confundirse nunca el culto al
tótem con el del fetiche, porque aquél nunca es una planta o un animal
como unidad, sino una especie, no se trata por ejemplo de un toro sino el
toro, figura frecuente del totemismo, no es un abedul, árbol totémico por
excelencia, sino el abedul, es in génere. El totemismo es considerado no
únicamente como un sistema mágico, sino parte esencial de la vida de
cada miembro del grupo social que se transmite de padres a hijos, exis-
tiendo por demás el tótem sexual para hombres, diferente al de mujeres.
VI. EL TABÚ
El tabú no es como pudiera pensarse una superstición, por el contra-
rio, es Una ley social con todas las características de tal que regula la vida
FORMAS PREESTATALES 37
gica tal como puede ser el rayo. de mayor o menor intensidad de confor-
midad de quien la descarga y a quien entró en contacto con ella, por eso
la proveniente del jefe tribal o de los sacerdotes puede provocar la muerte
de los integrantes del grupo. pero a la inversa sucede cuando es hacia
ellos. Con posibilidad de trasmitir parte de sus poderes mágicos a otros
individuos.
Por otra parte el tabú puede ser permanente o temporal. Es permanen-
te el de los grandes sacerdotes. jefes. objeto de culto. animales sagrados.
los muertos y sus objetos personales. Son de carácter temporal cuando es-
tán vinculados a hechos determinados. como la menstruación. el embara-
zo. la preparación de una batalla y situaciones similares. pero su número
además de ser crecido en limitaciones y prohibiciones puede acrecentarse
aun sin necesidad de justificarse y sin razón alguna. Puede decirse que el
tabú proviene del miedo hacia los poderes mágicos que a su vez se en-
cuentra en una persona u objeto tabú, pero más tarde se convierte en un
poder en sí mismo considerado e independiente del propio poder mágico
original.
El poder mágico de los jefes es un tabú. les defiende de todo peligro y
consta de un sinnúmero de prohibiciones. costumbres, tradiciones y cere-
monias que además de protegerlo le impiden actuar. contra sus deseos. en
forma muy estricta de comportamiento. en casos aun de ciertas posturas y
movimientos corporales. de aseo personal y además. en ocasiones extre-
madamente molesta y aun dolorosa por la rigidez inflexible de dicho cere-
monial, que llega a exigir hasta sujeción en los alimentos y actos norma-
les de la vida cotidiana. extendiéndose estas particularidades al sumo
sacerdote. en igual forma y en ocasiones mucho más radicales.
Existen asimismo tabús más severos todavía, como todo aquello que
gira en torno de la muerte. como producto de los poderes mágicos atribui-
dos a este hecho. siendo por demás trascendente el contacto con los cadá-
veres por ser causa inmediata de separación y alejamiento del grupo de
toda persona que, por una causa u otra, haya tenido cercanía con el mis-
mo. prohibiéndoles entrar a otras viviendas, tocar a persona alguna y ni
siquiera dirigirles la palabra. hasta la celebración de ritos especiales mági-
cos les es permitido volver a ser parte del todo social.
Dentro de ese código de costumbres extrañas está estrictamente prohi-
bido pronunciar el nombre del muerto. so pena de graves castigos e inclu-
so hasta la muerte. y para evitarlo se le cambia de nombre al moribundo y
a quienes tienen el nombre original del muerto, llevado a tal grado que
nombrarlo era igual a estar en proximidad o contacto con él. De ahí que la
magia se convierta en el procedimiento del hombre primitivo para modifi-
car la obra de la naturaleza, las acciones derivadas de los espíritus. de los
sacerdotes o jefes. y de la muerte misma.
Por último hemos de expresar que la fuerza poderosa del tótem y del
FORMAS PREESTATALES 39
VII. EL CARISMA
tora Aurora Arnáiz Amigo: "estas escuelas sólo tienen importancia históri-
ca y hoy resultan de un infantilismo verdaderamente increíble", pero
como aún superviven en nuestro tiempo, nos hemos visto obligados a re-
ferirnos a ella, toda vez la Teoría General del Estado, y la propia filoso-
fía, las consideran un concepto válido dentro del estudio y análisis del
Estado.
Sin embargo, no podemos dejar de recordar a otros doctrinarios im-
portantes que en su tiempo validaron la teoría organicista, como fueron
Marsillo de Padua, al estimar la existencia de una similitud importante
entre ciertos grupos inferiores con el cuerpo humano, o Altusio, en su te-
sis sobre la soberanía de los Estados, relacionada con la naturaleza orgáni-
ca del propio Estado, y sin ir más lejos, Hobbes en el Leviatán establece
un comparativo del Estado con "el hombre artificial de mayor fuerza y es-
tatura de lo normal", pero por si esto fuese poco estima a los órganos
como enfermedades del hombre y la propia comunidad. Por su parte
Rousseau considera, en relación a su teoría sobre la división de poderes,
al Legislativo como el corazón del Estado, en tanto al Ejecutivo lo asemeja
al cerebro, a la cabeza.
Hegel examina al Estado simplemente como la "manifestación exte-
rior de la conciencia moral... El Estado es un organismo, la personalidad
más elevada de la vida", en tanto la escuela alemana le concede mayor
importancia todavía a la doctrina organicista, pero en relación a la psico-
logía por la gran analogía entre el hombre y el Estado, por los atributos
del desarrollo político de éste con los de aquél, y así continúa la valora-
ción organicista en una serie de escuelas con paralelismo entre el Estado
y los órganos biológicos, interrelacionados con los organismos sociales, y
no podemos dejar de recordar que el nombre de la sociología, de confor-
midad con Augusto Cornte, es la ciencia de la humanidad, y el estudio de
la estructura social la relaciona con el progreso, para llegar asi a la ciencia
de la sociedad bajo los mismos principios de las ciencias naturales, y más
adelante al analizar a la sociedad, la biología y las ciencias naturales, de-
termina a la prímera como un verdadero organismo donde existe una gran
similitud con las distintas formas de vida de la naturaleza. "En las plantas,
nos dice nuestro autor, y más aún entre los animales existe una perfecta ar-
monía espontánea, pero donde llega a su más alta perfección es en el orga-
nismo social entre los seres humanos, y el progreso social no es otra cosa
que la especialización de sus funciones en forma permanente, constante
como ocurre en todo el desarrollo orgánico. Cuando sufre determinadas
anormalidades ese desarrollo social, ello no es otra cosa sino una enferme-
dad como la de las personas, alteraciones de los seres vivos, las cuales de-
ben sujetarse a examen médico y al tratamiento adecuado". Por ello Comte
llega a la conclusión de que la biología y la sociología son parte de una
misma ciencia, y sobre esa base expresa una serie de ideas que ejemplifica
48 TEORíA GENERAL DEL ESTADO
55
56 TEORÍA GENERAL DEL ESTADO
unos y tan desvirtuadas por tantos, dado que aún se continúa con los cri-
terios establecidos por los cronistas hispanos.
Son muchas y diversas las teorías sobre el origen del hombre en el
nuevo continente, empero varios autores estudiosos de la materia han
concluido con la aceptación de que las primeras agrupaciones llegaron
del norte, de tribus venidas del desierto de Gobi huyendo de las hordas
salvajes mongólicas, arribando a Djneva, al extremo oriental de Siberia, a
37 km. de las islas Big y Little Diomede, con objeto de ganar tierra firme
pasando el estrecho de Bhering a 40 km. de Alaska, bajo el supuesto de
encontrar ahí tierras de promisión, más fértiles y de clima más benigno,
partiendo de ahí hacia el sur en su pertinaz búsqueda del lugar apropiado
para su asentamiento definitivo.
Una teoría nos habla de la huida de grupos salidos asimismo de Asia
a través del Océano Pacífico, para 'arribar a las islas Polinesias para partir
hacia las íslas Hawai y de ahí a las costas de California, doctrina discutible
por las enormes distancias marítimas, cuyo último tramo es de 3,200 km.,
considerando además de lo rudimentario de las embarcaciones de esa
época, las fuertes corrientes marinas.
Algunos más estiman el arribo a este continente a través del Océano
Pacífico, realizado por las Islas de Pascua relativamente cercanas a la Tie-
rra de Fuego en las costas de la actual República de Chile, pero esta co-
rriente del pensamiento fundamentada en la posible existencia de un gran
archipiélago desaparecido por un cataclismo, quedando tan sólo unas
cuantas islas, ha sido asimismo desechada por las enormes distancias en-
tre las islas y las costas de Chile, con muy difícil tránsito aun en la actua-
lidad por las fuertes corrientes submarinas, y a más de 3,000 km. de tierra
firme. Sin embargo si algún día se logra descifrar las llamadas Tablillas
Parlantes encontradas en la isla, cuyos jeroglíficos permanecen en la os-
curidad, se podría saber su origen, y seguramente también esas tablillas
despejen la incógnita de las gigantescas estatuas que se elevan majestuo-
sas en esa apartada isla, conocida desde 1792 al arribar a ella el holandés
Rogeveen, precísamente el día de pascua de dicho año.
Durante alguna época se extendió la idea de una nao China o del Ja-
pón perdida en una tormenta, arribando a las costas de Vancouver, pero
esta afirmación carece totalmente de fundamento porque no se ha hallado
vestigio alguno de tan singular hecho.
La última teoría, aún en el tapete de las discusiones, se refiere a la
existencia de un continente, puente de unión de América con Asia, basa-
da en los escritos de Platón quien habla del Continente de Mu o Atlánti-
da, la cual cobra cada día mayor credibilídad dado los adelantos de la in-
vestigación submarina, y de ser cierta esta versión se justificarían las
múltiples coincidencias existentes entre los mayas con culturas asiáticas
INSTITUCIONES SOCIO POLÍTICAS DEL MÉXICO PREHISPÁNICO 57
y aun con el mismo Egipto, al quedar unidos los tres continentes por las
islas que salpicaban el Océano Atlántico.
Más como quiera sean los bechos, la internación de agrupamientos
humanos por el estrecho de Behring está reconocido definitivamente por
todos los autores desprendiéndose de ello el hombre prehistórico ameri-
cano. Según afirmaciones de Alfonso Caso el hombre existió en el Valle
de Anáhuac al propio tiempo del mamut entre los 2,500 a casi 5,000
años, hechos comprobados por los hallazgos encontrados en diferentes
partes de Mesoamérica. De acuerdo con Caso existen seis horizontes per-
fectamente determinados, cada uno de ellos con fechas de inicio y termi-
nación aproximados:
1. Horizonte prehistórico. Corre desde la primera colonización de Me-
soamérica hasta el descubrimiento de la agricultura y la alfarería, de
25,000 a 5,000 años de la era antigua.
2. Horizonte primitivo. Donde se inició la agricultura, precedida muy
probablemente por la horticultura, como principios del sedentarisrno, con
agrupamientos de reducido número, conformando pequeñas comunidades
agrícolas o aldeas, del año 5,000 al 1,000 de la era antigua.
3. Horizonte arcaico. Con múltiples manifestaciones de alta cultura,
con población concentrada en grandes aldeas y más tarde en ciudades con
dominio de un territorio de enormes extensiones. Aparecen en esta época
los cultos religiosos organizados conjuntamente con las representaciones
de los dioses, la escritura y el sistema calendáríco, con desarrollo de la al-
fareria, iniciada con sencillas manifestaciones pero técnicas muy depura-
das, del 1,000 al 200 de la era antigua.
4. Horizonte formativo. Concentración en grandes centros metropoli-
tanos. Se construyen enormes pirámides, símbolos de un sacerdocio más
organizado y de una sociedad muy evolucionada. Tanto la escritura como
el ritual calendárico adquieren mayor significación, en tanto el panteón
de los dioses se incrementa notable y regiamente, y asimismo la alfarería
se vuelve más compleja, con nuevas y novedosas técnicas de fabricación,
con extraordinario colorido y exquisitas decoraciones. Del 200 de la era
antigua al 400 de la actual.
5. Horizonte clásico. Las culturas verdaderamente imponentes flore-
cen en esta época, manifestando sus máximas expresiones en Teotihua-
can, El Tajín, Monte Albán 1lI A, Tzacol y la Maya, entre otras muchas.
Este período se caracteriza por su contacto e intercambio cultural, aunque
las culturas locales conserven su propia y característica personalidad. Es
muy probable que el culto a Quetzalcóatl haya correspondido a esta época
desde el 400 al 900 de la era actual, y por último.
6. Horizonte Tolteca. Siendo las características más sobresalientes
de este período la aparición del metal, del arco y la flecha, nuevas for-
58 TEORíA GENERAL DEL ESTADO
B. PRIMEROS ASENTAMIENTOS
1. Meseta Central
a. Cultura teotihuacana
1,500 a 300 e.a. Zacatenco y Copilco.
300 e.a, al 200 Ticomán y Cuicuilco.
era actual
200 Teotihuacan I Y II:
Pirámides y Ciudadela.
Parte antigua de la pirámide de Cholula.
400 a 600 Teotihuacan III, Época clásica:
Cabezas retrato.
Grandes complejos de viviendas.
Florecimiento de la pintura mural.
600 a 800 Decadencia y fin.
800 a 1,000 Teotihuacan IV:
Tardío florecimiento de Azcapotzalco.
b. Cultura tolteca
856 Fundación de Tollán.
977 Ce-Acatl Quetzalcóatl. Jefe sabio y sacerdote:
Derrocamiento de Quetzalcóatl.
Emigración a Yucatán.
1,168 Caída de Tollán.
1,170 Los toltecas ocupan Culhuacan.
Expulsan a los olmecas de Cholula.
1,000 a 1,200 Florecimiento tardío de la cultura en Chichén Itzá.
c. Cultura chichimeca
Antes de 1,250 Fundación de Tenayuca.
1,256 a 1,298 Los aztecas se establecen en Chapultepec.
Predominio de Culhuacan.
1,300 Fundación de Tlaxcala y Texcoco.
1,300 a 1,350 Quinatzin.
1,325 Fundación de Tenochtitlan.
1,400 Poderío tecpaneca.
1,418 Conquista de Texcoco por Tezozórnoc.
1,430 Conquista de Atzcapotzalco por Netzahualcóyotl e
Ilzcóatl.
INSTITUCIONES SOCIO POLÍTICAS DEL MEx"ICO PREHISPÁNICO 61
d. Cultura azteca
1,423 a 1,440 Liga tripartita: Tenochtítlan-Texcoco Tacuba.
1,440 a 1,469 Mactezuma I.
1,469 a 1,493 Axayacatl.
1,473 Fin de la independencia de Tlatelalca.
1,486 a 1,502 Ahuizatl.
1,502 a 1,520 Mactezuma 11.
1,521 Tama de Tenachtitlan par las españales.
1,525 Asesinata de Cuauhtémac, última Tlataani Azteca.
d. Cultura huasteca
1,1 00 a 1,400 Florecimiento de la escultura de piedra.
e. Cultura tatanaca
1,200 Migracianes tal tecas recientes.
1,200 a 1,450 Hunac Ceel llama guerreras tatanacas a Mazapán.
b. Cultura mixteea
838 a 1,289 Comienzos de la 1'. y 2'. dinastia de Tilaltongo.
1,011 a 1,063 El conquistador "8 venado".
1,000 a 1,400 Monte Albán IV:
Principios de Mitla.
Expansión de los mixtecas a la Meseta central.
Cholula 1 y las costas del Golfo.
Cerro Montañoso.
1,400 a 1,521 Monte Albán V:
Los mixtecos ocupan Monte Albán.
Tumba N° 7.
Los aztecas ocupan Oaxaca.
Los zapotecas resisten en Zaachila y
Tehuantepec.
1,482 Cocijo Eza, señor de Zaachila.
Expedición de mercaderes aztecas a Tehuantepee.
1,518 a 1,563 Cocijo-Pij, señor de Tehuantepec.
b. Cultura tarasca
1,500 Tariacuri, Tzitzi Pandácuri.
1,532 Tangazoantzintzicha invadida por los españoles.
1. El Calpulli
Las diferentes culturas establecidas en el actual territorio de la Repú-
blica Mexicana tuvieron una forma similar de organización politica, so-
cial y económica, siendo muy relativas sus diferencias, por ello tomare-
mos como modelo tipico a la azteca por ser la de mayor expansión en el
México prehispánico, y si bien la cultura maya es de suma importancia
con características similares, en todo caso la azteca se expandió más allá
de los 800 mil km', además de haber derramado su definitiva influencia
sobre numerosos señorios independientes y otros grupos, porque no
obstante su rivalidad habian tomado de ellos algunas de sus bases de or-
ganización.
La cultura azteca, con un asentamiento regular libre de opresiones
de otros agrupamientos, establece una organización basada en el sistema de
asambleas, y por tanto toda identificación con el poder absoluto como
existía en Europa es erróneo, y al definirlo los españoles como un imperio
sufrieron un equivoco e infortunadamente ha trascendido el tiempo hasta
nuestros días y aun ha sido recogido en textos escolares.
El calpulli, o linaje antiguo, era la unidad territorial, política y admi-
nistrativa formada por el conjunto de 20 familias -el número 20 era la
unidad entre ellos-, siendo la familia la célula primaria de toda la socie-
dad. Cada familia contaba con un Consejo como autoridad suprema, co-
rrespondiendo a la mujer la administración de los bienes familiares y la
conducción del hogar, en tanto al varón le tocaba ejecutar las órdenes
emanadas del Consejo, y ser el defensor perenne del hogar y la familia.
Existian tres tipos de calpulli, rural, urbano, y mixto, dependiendo de
su ubicación ya fuese en tierras agricolas, ya en lugares propios para el
desarrollo industrial, cuya actividad era de reducida capacidad, pues no
poseian grandes industrias y propiamente se constreñía a la elaboración
de los utensilios necesarios para el hogar, herramientas, artesanías, y orfe-
breria, todo ello necesario para la vida cotidiana, porque el armamento lo
producía el propio Estado bajo su control y cuidado. El calpulli mixto
como su nombre lo indica, tenía el doble propósito, tanto industrial como
de labor.
Todo calpulli era autónomo y autárquico, tenía capacidad para dictar-
se sus normas de funcionamiento interno y podía otorgarse sus propias
64 TEORÍA GENERAL DEL ESTADO
leyes. siendo regido por una asamblea denominada Cohuáyotl, bajo las ór-
denes de un administrador y un ejecutor. quienes además de sus funcio-
nes fungían como instructores de los jóvenes. por ser para ellos de pri-
mordial importancia la educación y el desarrollo de la juventud. Toda su
estructura normativa partía de la costumbre y la tradición, aunque sus
miembros tenían plena libertad tanto de acción como de creencias religio-
sas sumamente respetadas.
La autoridad suprema del calpulli corría a cargo de un Consejo de
Prudentes presidido por el ejecutor y administrador, quienes dictaban las
resoluciones propias de su cargo. Un tercio de sus miembros era elegido
anualmente, aunque podian ser reelectos si su actuación en la comunidad
babía sido de eficaz cumplimiento y demostraba capacidad. para cuyo
efecto se discutía oralmente la propuesta del reemplazo o reelección, sien-
do ésta muy frecuente dado que entre los aztecas la máxima aspiración
consistía en obtener fama pública, y por ende, para lograrlo procuraban
por una conducta intachable. tanto en su comportamiento personal como
en el cumplimiento de sus funciones.
El administrador tenía a su cargo la distribución equitativa de los bie-
nes, la recaudación de contribuciones. los abastos. la vigilancia del orden
y cumplimiento de la justicia, y por tanto recibía las quejas de la comuni-
dad teniendo a su cargo la cárcel ubicada en los almacenes. el saneamien-
to de la ciudad y la construcción de las obras públicas cuando habian
sido aprobadas por el Consejo.
Por su parte al ejecutor le correspondía, como su nombre lo indica, la
realización de los acuerdos del Consejo. cobrar los tributos y contribucio-
nes entregándolas minuciosamente al administrador, el reparto de tareas
y faenas a los miembros del calpulli, ordenaba las aprehensiones requeri-
das por el administrador. y vigilaba la ejecución de las sentencias respec-
tivas, así como también la realización de las obras públicas a cargo del
administrador. y en caso de guerra se constituía como jefe de las fuerzas
armadas. Como puede observarse, administrador y ejecutor ejercían sus
cargos en una verdadera diarquia, pero en forma muy especial porque en
tanto uno actuaba el otro vigilaba su ejecución adecuada.
y esta díarquía, bajo el mismo procedimiento de elección abierta,
anualmente elegía a dos magistrados de justicia, o jueces, seleccionándo-
los de entre aquellos miembros con mayor fama pública adquirida en la
comunidad, quienes a su vez contaban asimismo con un ejecutor cada
uno encargado de que se cumpliesen los mandatos derivados de los ma-
gistrados. pero hemos de destacar la existencia en este sistema jurídico,
de la garantía de audiencia al presunto responsable. muy lejos de las fal-
sas interpretaciones hispanas sobre el despotismo y la tiranía existente en
estos pueblos.
El procedimiento de cuidado y vigilancia a la juventud como sistema
INSTITUCIONES SOCIO POLÍTICAS DEL MÉXICO PREHISPÁNlCO 65
preventivo les condujo a tener una sociedad sana donde la comisión del
delito se daba con poca frecuencia, probado por el hecho de la ubicación
de la cárcel en los almacenes, a lo cual coadyuvó sin duda alguna el ejer-
cicio de una institución social de grandes alcances, los llamados vigilan-
tes familiares, a cuyo cargo tenían la visita periódica a los hogares a su
cuidado a fin de observar las necesidades y requerimientos de cada fami-
lia, ya fuese proporcionando trabajo si carecía de él alguno de sus miem-
bros, toda vez el ocio estaba proscrito, ya otorgando faenas públicas cuan-
do era menester, ya atendiendo la salud llevando al médico al hogar o
trasladando al enfermo a las casas de salud, en fin, una permanente aten-
ción tendiente fundamentalmente a lograr un equilibrio social, saludable
y sin carencias.
Esos jueces tenían bajo su dependencia a los vigilantes familiares y
ejercían funciones de primera instancia, pues existían otras dos autorida-
des superiores, la primera de ellas consistía en poder recurrir directamen-
te al Consejo en solicítud de una revisión de sentencia, y la segunda acu-
dir al propio tlatoaní, ya fuese de la región, la provincia o la Federación,
mismo que se hacía auxiliar por el Consejo Supremo para confirmar, anu-
lar o modificar la sentencia, y es lógico que una sociedad con ese sentido
de justicia contase también con un código de sanciones igualmente de
gran contenido humano, y aunque en casos se dictaba la privación de la
libertad y hasta la pena de muerte al traidor en guerra, los castigos eran
de otra índole, como ponerlos frente a una piedra pulida a fin de que se
avergonzaran de sus faltas, o meterlos en una cabaña cerrada donde se que-
maba acote verde para llorar por su conducta lesiva, o en casos mayores
entregándoles puntas de hojas de maguey a fin de que ellos mismos se
pincharan el cuerpo en un autocastigo, aunque la peor de las penas, la
más infamante era la vergüenza tenida ante su grupo social, sus vecinos y
familiares principalmente.
Asimismo había otros funcionarios en el calpulli sin ser electos sino
designados por el Consejo, de carácter temporal o de conformidad a las
necesidades del momento, y algunos más con funciones específicas como
los almacenistas, cargo de grave responsabilidad, alguaciles, escribanos,
tesorero, registradores y dos jefes de los mismos, cuya función consistía
en la vigilancia del cumplimiento de sus obligaciones, y los médicos que
atendían a sus pacientes en sus domicilios o en las casas de salud. Había
además funcionarios sostenidos por el propio calpulli muy respetados por
la comunidad, como los artistas encargados de embellecer la ciudad y eri-
gir monumentos, y los sabios, prudentes y ancianos, los tlacuilos elabora-
dores de códices y responsables de transmitir las enseñanzas de las tradi-
ciones mediante narraciones, tanto en las plazas, como en los mercados y
lugares públicos, sistema que ha permitido a través de los siglos conocer
y saber más de su historia, en tanto que durante la época colonial no per-
66 TEORÍA GENERAL DEL ESTADO
2. La región o provincia,
La soberanía ejercida en su territorio era la característica esencial de
cada calpulli en el régimen político del mundo azteca, con propiedad ple-
na invariable de una superficie predeterminada, por ello designaban dos
representantes elegidos mediante el mismo procedimiento electoral reuni-
dos en Asamblea General, a fin de participar en las Asambleas de la re-
gión a la cual pertenecían, siempre en defensa de esa su soberanía territo-
rial, Pero a su vez las regiones o provincias se unían entre sí y formaban
una entidad federada, un verdadero Estado para cuyo efecto designaban
dos representantes cada una de ellas para asistir a las Asambleas de la Fe-
deración, las que a su vez también lo hacían en igual número y mediante
el mismo procedimiento de elección, para, la Confederación, o Triple
Alianza entre Tacuba, Texcoco y Tenochtitlan.
Tanto unos como otros, regiones o provincias, Federación y Confede-
ración o Triple Alianza se gobernaban por medio de Asambleas Generales
para tratar asuntos de importancia, o un Consejo presidido en todos los
casos por el administrador y el ejecutor. En las reuniones correspondía al
administrador, denominado Chihuacóhuatl, hacer la exposición de moti-
INSTITUCIONES SOCIO POLÍTICAS DEL MF..xICO PREHISPÁNlCO 69
3. Régimen de asambleas
Una de las características esenciales de la organización político-social
de los pueblos prehispánicos en general, y de los aztecas en particular, es
el régimen de Asambleas incorporado a todos los niveles, desde la familia
hasta la unión de Estados, como lo fue la Triple Alianza. En la familia ya
hemos visto corno máxima autoridad al Consejo Familiar, y bajo el mismo
criterio en el calpulli se celebraban anualmente dos asambleas ordinarias,
una de varones y otra de mujeres mayores de 18 años, y al final de ellas
ambos grupos se comunicaban los acuerdos tomados, a fin de evitar dis-
crepancias por criterios opuestos, aunque como cada uno sabía bien su
propia responsabilidad-no caían fácilmente en contradicciones, y el inter-
cambio se realizaba más bien para hacer de conocimiento de uno y otro lo
acordado para coadyuvar a su cumplimiento. Las asambleas extraordina-
rias se realizaban a 'convocatoria expresa para objeto determinado imposi-
ble de esperar a la reunión ordinaria, y en esa misma forma se realizaban
tanto en la región, provincia, Federación y Confederación, mediante los
Consejos y el Consejo Supremo, como hemos visto.
70 TEORÚ\ CENERAL OEL ESTADO
4. Señoríos independientes
Además de esos diversos niveles de organización política, calpulli,
región o provincia, Federación y Confederación, se daba otra figura so-
cio-política, el señorío autónomo, libre e independiente, llamado te-
cúhyotl, con facultad para permanecer independiente o unirse a una Fe-
deración o a la propia Confederación por voluntad propia mediante
pacto expreso. Sin embargo raro era el caso de conservar un status de to-
tal autonomía, porque aun a sabiendas de ser respetado por convenios
específicos, preferían una vinculación con una Federación para recibir
los beneficios de esa unión, a sabiendas de que al hacerlo contaban inme-
diatamente con el apoyo militar en caso de ser atacado por un enemigo,
contrayendo la obligación de pagar un tributo y conceder ciertas facilida-
des, como el establecimiento de puestos fronterizos de vigilancia para la
defensa en caso de peligro, u otras de diversa índole pero sin poner en pe-
ligro su soberanía.
El señorío tenía en esencia el mismo sistema de organización interna,
variando tan sólo en el caso del ejecutor o altépetl, por ser un cargo de
nombramiento directo y no de elección del Consejo. En los señoríos, por
lo general, se establecian las escuelas para la formación de futuros funcio-
narios gubernamentales, por la conveniencia de mantenerlos alejados del
lugar de su residencia con objeto de recibir la instrucción necesaria lejos
de influencias de cualquier género, dado que las funciones a desarrollar
en su futuro eran de importancia suma a toda la colectividad donde ac-
tuara, ya fuese en su propia unidad domiciliaria del calpulli, ya en la re-
gión o provincia, o en la Federación, e incluso en la propia Confedera-
ción, de conformidad a su capacidad y preparación.
La autonomía e independencia del señorío por tanto no era total sino
con ciertas limitaciones, en cuanto a su cooperación con su asociado,
pero sí lo era totalmente en relación a su organización interna, sus funcio-
nes, el ejercicio gubernamental y demás formas de vida cotidiana, además
de tener plena libertad de sus creencias religiosas, ritos y costumbres. El
hecho de no necesitar un costoso ejército regular les beneficiaba enorme-
mente, porque en forma precisa se establecía en el pacto con el asociado
federal que a éste le correspondía proporcionar la protección total al seño-
río y salvaguardarlo de todo peligro ajeno, pero además servían como
puestos de observación y espionaje en favor de su asociado.
5. Régimen electoral
El sistema electoral seguido para elegir un candidato, para la designa-
ción, sustitución o reelección, era el mismo en todos los niveles. Se reu-
nían los miembros del Consejo. de Ancianos, Prudentes o Consejo Supre-
mo, según el caso, en un recinto de Palacio. A puerta cerrada cualquier
INSTITUCIONES SOCIO POÚTICAS DEL MÉXIco PREHISPÁNICO 71
6. Lo federación
Tomaremos la Federación de Tenochtitlan como modelo típico de
esta forma de organización política, tal como originalmente se conforma-
ron los catorce distritos o parcialidades, correspondiéndoles dos a cada
calpulli, contando cada uno de ellos con su centro político-religioso. don-
de se constituía el tecpam o casa de gobierno, el teocalli o templo, el al-
macén o petlacalli con su correspondiente cárcel, la casa de tributación o
calpizcacalli y el mercado o tianquiztli, y en torno de este centro público
se encontraban distribuidas las casas y parcelas, las fábricas o industrias,
los parajes apartados o lugares de recreo y reunión social existente en
cada calpulli, para la celebración de las festividades privadas o de sus
particulares dioses. dada la libertad absoluta de cultos para la veneración
de sus dioses, en tanto el teocalli se destinaba a los dioses colectivos no
impuestos sino generales de toda la comunidad. De esos dioses privados
72 TEORÍA GENERAL DEL ESTADO
7. La confederación
Los diferentes Estados de los antiguos mexicanos se unían frecuente-
mente en Ligas o Alianzas, uniones de Estados o Confederaciones con ob-
jeto de formar unidades mayores en fuerza y poder. Así ocurrió con la
alianza de Tlaxcala, Cholula y Huejotzingo, para poder defenderse de sus
INSTITUCIONES SOCIO POÚTICAS DEL MÉXICO PREHISPÁNICO 73
1 Los Pochtecas era una clase muy importante porque a la vez de mercaderes servían
de espías para el gobernante y, en ciertos casos, para incursiones guerreras ordenadas por el
Tlatoani. .
INSTITUCIONES SOCIO POUnCAS DEL MÉXICO PREHISPM'lCO 75
77
78 TEORÍA GENERAL DEL ESTADO
para los agricultores ya asentados en tan vasta región, lo cual despertó esas
ansias de dominio, sueños de poder, como el elemento más importante en
ese estadio de la humanidad, donde las tribus pasan de su raquítico estatus
a comunidades mayores y la construcción de grandes ciudades, con sus
imponentes monumentos de carácter político y principalmente religioso,
como brazos del poder temporal y espiritual, ambos siempre conculcadores
de los derechos de los pueblos, y así aquellas gens y clanes paulatinamente
se convirtieron en grupos más numerosos, y las tribus se unieron a su vez a
otras y con ello se dio el nacimiento de vastos y poderosos imperios, ·con
gobiernos urbanos, como los patesis sumerios y los faraones egipcios.
Quedan lejos ya los tiempos de consejos de ancianos, de jefes tribales
patemalístas sin mayores ambiciones que la supervivencia y las uniones
pacíficas de sus miembros con los de otras comunidades. Hoy aparecen
los detentadores del poder público, las clases sociales, las castas y toda
una serie 'de diferencias entre aquellos originalmente nacidos como ber-
manos, con igualdad de derechos y obligaciones, con sus totems, sus ma-
gias y encantamientos en esa etapa desde el año seis mil al tres mil de la
era antigua, siendo la primera conocida por el investigador, la de la Alta
Mesopotamía y Siria, cuyos vestigios se encuentran en las colinas que ro-
dean esa zona conocida como la fértil media luna, así como las del valle
del Indo, y las correspondientes a épocas contemporáneas de las primeras
dinastías sumerias y egipcias.
n. LA ANTIGUA MESOPOTAMIA
En esa tan rica como amplia región, se han encontrado tres hallazgos
de importantes asentamientos con rasgos imperiales, Mohenjo-Daro, Ha-
rappa y Chanhu-Daro, La primera de ellas, la primordial y mejor conocida
en el Sind, cuyo nombre ha sido el adoptado para denominar a dichas
culturas o ciudades-estados, es una amplísima ciudad totalmente urba-
nizada con calles bien alineadas, sin haberse encontrado templo alguno
entre sus múltiples construcciones, ya no de piedras sino de ladrillos
muy gruesos manufacturados por el hombre, algunas son termas, otras ca-
sas con espaciosas e higiénicas habitaciones, patio descubierto al interior
sin ven tanas, sin faltar los ídolos y figuras de barro cocido de varios
animales.
Por su parte en Harappa se encontraron dos estatuas incompletas de
piedra de una pareja de mujer y varón de valiosísima manufactura, así
como sellos de signos totalmente desconocidos y múltiples figuras de ani-
males, en cambio su cerámica es pobre, casi sin decoración, vasos pinta-
dos, figuras femeninas de característico culto a la fecundidad, así como la
del dios Siva, trífacial rodeado de animales y un árbol sagrado. Esa varie-
80 'fEORfA GENERAL DEL ESTADO
III. EGIPTO
nástícas, así como en el norte con las de Maadi, cercana al Cairo y los de
Fayurn, todos ellos viviendo en poblados con resguardos mediante una
empalizada, cuya subsistencia consistía en diversos cereales, perros, car-
neros, así como asnos y bueyes, estos por demás útiles para el trabajo co-
tidiano, según se ha encontrado en la decoración de vasos y paletas de pi-
zarra, aparéciendo también en ellos la pintura de barcas, con orfebrería
rica en su elaboración como también lo estilaban en sus relieves de pie-
dra, que aún pueden observarse en el museo de El Cairo.
En tanto todo esto ocurría, paulatinamente se colonizaba el valle del
Nilo a través de 1,500 años de continua evolución, con asentamientos de
numerosos grupos étnicos por ser zona de tránsito casi obligado, donde
pueblos enteros encontraban en el fértil valle una forma fácil de .vida,
pero los originarios y auténticos predecesores de los egipcios fueron sin
dejar duda los camitas, llegados del norte de África y los semitas emigra-
dos del Asia.
Durante casi dos milenios la incógnita sobre el viejo Egipto no pudo
ser descubierta, los interrogantes se sucedían unos a otros, sus imágenes
plasmadas en sus frisos y pinturas no ofrecían nada para poder desentra-
ñar el misterio de su origen, hasta un dia durante la campaña de Napo-
león en Egipto, un capitán de artillería llamado Ronsard, encontró en un
talud del fuerte de Roseta, en agosto de 1799, una piedra grabada con ins-
cripciones muy claras en dos idiomas y tres caracteres distintos, en griego
y los denominados jeroglífico y demótico egipcios, con vanos intentos de
todos los muchos egiptólogos de la época al tratar de descifrarlos, hasta
que un joven historiador francés basado en los antecedentes de un jesuita
del siglo XVII, quien había encontrado señales de ser el capto la lengua ha-
blada por los antiguos egipcios, se dedicó a estudiar dicho idioma hasta
agotar sus más profundas raíces, y a la edad de 34 años, un 14 de sep-
tiembre de 1822, pudo leer por primera vez en la Roseta el nombre de
Ramsés y su significado: Hijo de Ra, haciendo con ello luz en la oscuridad
de los siglos al descifrar toda la vida del interesante, y por demás impor-
tante Egipto de los faraones. Las tres escrituras empleadas, jeroglífica, hie-
rática y demótica, permitieron las continuas investigaciones de egiptólo-
gos, quienes terminaron de descifrar los demás elementos aun de las
tablillas cuneiformes más antiguas, en lengua sumeria dejada de usar des-
de hacía milenios, aunque conocida por algunos estudiosos de esos leja-
nos tiempos, convertidos por ende en la base del conocimiento.
Las instituciones políticas y sociales de Egipto tienen diversas etapas,
iniciadas desde su primer estadio faraónico, con la adoración de Horus,
cuya historia la escrihieron por medio de signos pictográficos, fuente de
los jeroglíficos durante el quinto milenio de la era antigua, incluyendo
importantes datos con las posibilidades de conocer los incipientes princi-
pios de la formación de un verdadero Estado, su poderosa organización
82 TEDRfA GENERAL DEL ES'f ADD
adoración del sol, con poderosa nobleza sacerdotal detentadora del poder
y de los principales cargos e instituciones públicas, conduciendo al país
del Imperio Antiguo al Egipto feudal.
Infortunadamente, cuando Egipto había alcanzado el pleno floreci-
miento de la cultura, el arte y principalmente el esplendor de sus institu-
ciones políticas, sobreviene este retroceso provocado por la ambición del
poder sacerdotal, reflejándose notablemente en las decadentes VI, VII Y
VIII dinastías, en las cuales casi todos los faraones fueron mediocres sin
aportar nada para el desarrollo cabal del Estado, contrario al ritmo ascen-
dente logrado durante su primera fase histórica, desde sus orígenes al fin
del Imperio Antiguo, y si bien hubo destellos de superación ello pudo lo-
grarse por la acción decidida de algunos visires, sin poder lograr una rei-
vindicación total debido a las degradantes costumbres incorporadas a sus
nuevas instituciones, como la inclemente esclavitud incrementada día a
día por la ambición faraónica, fundamentalmente en la erección de costo-
sísimas construcciones funerarias, no únicamente para el faraón y su fa-
milia, sino para la nobleza y las clases altas de la nueva estratificación so-
cial impuesta.
Los templos se constituyeron en almacenes de incalculables riquezas.
los sacerdotes, consecuentemente, conformaron una oligarquía irrefrena-
ble apoyada por algunas familias cercanas al poder público, y por tanto el
pleno disfrute de riquezas y privilegios sin par. La figura del visir como
institución creada en la IV dinastía para sujetar la burocracia al monarca,
se transformó, por las mismas desenfrenadas ambiciones, en fuente de co-
rrupción donde se impartían favores a quien mejor los pagara, en lugar de
buscar el apoyo a la soberanía faraónica, como en un principio había fun-
cionado para bien de todos los estratos, cuando había una mayor igualdad
entre los trabajadores del campo y las ciudades, así como para la clase
media que sumadas a las anteriores constituían el porcentaje mayúsculo
de la población, siendo a la vez la económicamente activa, en contraste de
la nobleza y los sacerdotes cuya suma formaba un reducido núcleo de po-
blación, suficiente para la conservación de un imperio y una sociedad
teocrática, con la participación de los guerreros dentro de esas clases me-
dias para mantener el orden, tanto en el interior como hacia afuera, con
vigilancia permanente de sus fronteras.
El dominio estaba en la oligarquía sacerdotal y cortesana reflejada en
las. instituciones creadas para sostenerla y fortalecerla, como el privilegio
de exención de impuestos a los poderosos cercanos al faraón, a los sacer-
dotes y al visir, llegando a grado talla corrupción que la jurisdicción real
se concesionó a los grandes terratenientes, otorgando nombramientos vi-
talicios para los gobernadores de las provincias, y peor aún cuando se les
concedió la facultad hereditaria del mandato y la formación de las noble-
PRIMEROS ASENTAMIENTOS SOCIOPDLÍTICDS EN ORIENTE 87
tranquilo Egipto, toda vez un principado muy antiguo, rival de los Hera-
kleopolitas, guerreros de gran envergadura que por largo tiempo habían
sido sus vasallos, se impusieron primero en el sur del país y animados
por sus éxitos guerreros y ante la falta de unión de sus sempiternos ene-
migos, lograron vencerlos aunque no fácilmente, se proclama el vencedor
príncipe Antef faraón de los dos Egiptos, y aunque se sucedieron algunas
revueltas que impidieron por un tiempo la unificación total. pudieron lo-
grarlo sus dos sucesores iniciándose con ellos la XI dinastía del llamado
Imperio Medio o Primer Imperio Tebano, pero sin poder establecer ni la
autoridad monárquica ni la centralización administrativa, obligándose a
gobernar dentro del sistema feudal bastante depurado, con la exigencia
a la obediencia de la nobleza de todo el territorio y aliándose con las ciu-
dades del Delta, para recuperar con ello su antiguo régimen comercial con
Sudán, Nubia, el país de Punt, así como la navegación con Siria.
La vuelta a la designación del visir casi propició nuevamente la caída
de Egipto, a grado que uno de ellos desplazó al Faraón, fundó una nueva
dinastía, la XII, se autonombró faraón y destruyó total y definitívamente
la aristocracia sometiéndola por entero a su voluntad, cuyo nombre Ame-
nemhmat fue reverenciado por las generaciones egipcias de ese nuevo
Estado, dada la institución testamentaria heredada a su hijo bajo el nom-
bre de "Instrucciones", como un cuerpo jurídico dictado para ejercer un
buen gobierno, principiando con el consejo de reprimir con energia sobe-
rana cualquier intento de rebelión, pero a fin de preverlo debería guardar
impecable conducta ante sus súbditos y ser ejemplar en todos los actos de
su vida, e independientemente, como elemento básico, procurar por el
bienestar y prosperidad de su pueblo, única forma de fortalecer a su país
para preservarlo de males mayores.
Esas disposiciones-consejos en forma de Código ético-juridico se trans-
formó en la guia de sus sucesores, y durante los dos siglos de duración de
esta dinastía Egipto no tan sólo recuperó su lugar de tierra de prosperi-
dad, esplendor, riqueza económica y artística, creativa, y con un desarro-
llo cultural extraordinario, sino dio grandes guerreros dedicados funda-
mentalmente a cuidar su territorio y vigilar las fronteras, y aunque se
cuentan fabulosas leyendas sobre hazañas de Sesostris, la verdad es que
únicamente aseguraron su potestad sobre Nubia y Palestina, pero en
cuanto a contactos comerciales y relaciones, las extendieron hasta Feni-
cia, Creta, Mesopotamia y otros lugares cercanos a ese radio de influencia,
según puede observarse en sus testimonios arqueológicos.
Pero ese antiguo Egipto no obstante su grandeza lograda con enormes
sacrificios, el primero forjador de verdaderas instituciones políticas, so-
ciales y económicas, creador de un arte tan destacado durante los finales
de la XII y en la XIII dinastía, perdió el equilibrio social sin poder mante-
ner el prestigio del trono, y consecuentemente padecieron una fragmenta-
PRIMEROS ASENTAMIENTOS SOCIOPOLÍTlCOS EN ORIENTE 89
otra por la explotación de las minas del Sinaí, reservadas para ei propio
Estado en búsqueda de una estabilidad económica estatal para beneficio
colectivo.
Burgueses y artesanos fueron protegidos y servían a la vez de apoyo a
la autoridad faraónica tebana, al cederles el gobierno de las ciudades me-
diante el establecimiento de consejos, llamados genbetiu, integrados por
los saru, personas de gran prestigio en la localidad. Se formó una institu-
ción para recibir las quejas por abusos de los funcionarios designados en-
tre la burguesía, y a fin de no permitir la creación de una oligarquía con-
ductora al desastre, como en épocas anteriores, procuraron por la
igualdad sin reconocimiento a los antiguos títulos de nobleza, siempre in-
teresados en el bienestar presente para forjar un halagüeño futuro.
Se designaron en el gobierno del centro tres funcionarios de elevada
categoría: el gran visir llamado tati, a quien como primer ministro le co-
rrespondía estructurar y llevar a efecto los mandatos del faraón, el guar-
dasellos y el tesorero real. Asimismo se nombró como administradores de
las provincias a los llamados nomarcas, de carácter temporal visitados pe-
riódicamente por inspectores, a la manera de auditores, conocidos como
los ojos y oídos del faraón, y con esta nueva estructura se inicia una dinas-
tía bajo el dios Amón, cuyo templo mayor se ubicó en Tebas, vinculado
por los sacerdotes con Ra, más sin embargo el Imperio Medio democratizó
el culto a Osirís, decadente durante el feudalismo, con participación de
todo el pueblo egipcio, y la trascendencia de esta democratización religio-
sa se manifestó en cuanto la momificación, destinada en forma privilegia-
da a los faraones, nobles y sacerdotes, se popularizó, y como muestra de
su devoción a Osírís junto a las momias se depositaba el Libro Sagrado
de los Muertos o ritos sagrados de Osiris.
Puede considerarse el Imperio Medio como la verdadera democratiza-
ción de Egipto, dada la creación de diversas instituciones políticas y so-
ciales, como la forjada para impartir instrucción a todo el pueblo, para
cuyo efecto en los templos se destinaron los espacios necesarios, quedan-
do asimismo de manifiesto los alcances tenidos por Egipto durante esta
época en la literatura, por igual en la poética como en la prosa didáctica,
la novela y su muy elevada oferta filosófica, pero junto a ello y con base
en la extensión de la instrucción, se constituyó Egipto como un baluarte
de ciencia, lo mismo en la aritmética, en la geometría, y la gramática,
como en su muy avanzada ciencia médica y el no menos importante desa-
rrollo de la contabilidad elaborando verdaderos tratados, y todo ello les
permitió legar múltiples conocimíentos de su evolución y desarrollo his-
tórico social, y si bien su filosofía en sus inicios está plagada de pesimis-
mo, más adelante lo modificaron penetrando en problemas de carácter
metafísico, como el relativo a la existencia.
A la par de esos conocimientos tan diversos, su cultura enriqueció las
PlUMEROS ASENTAMIENTOS SOCIOPOLÍTICOS EN ORIENTE 91
Conclusión
Egipto, uno de los pueblos más antiguos de la humanidad, se forja
como un verdadero Estado, cuyos orígenes se remontan al primitivismo
más absoluto, hasta su encuentro con la democracia aunque para ello hu-
biera necesitado más de tres milenios de existencia, iniciándose en su pri-
mera etapa como un conglomerado ágrafo, una sociedad plena de supers-
ticiones que la conduce a la formación de un Estado confesional, donde el
poder público y sacerdotal impiden con su acción un equilibrio del po-
der, forjaodo una monarquía poderosa, cruel y sangrienta con intermina-
bles sucesiones dinásticas, como características de su conformación típi-
camente autoritaria, aunque los excesos de poder propiciaron el despertar
de la conciencia popular.
El Egipto antiguo tuvo una doble etapa de composición, apogeo y de-
clinación, la primera al romperse la hegemonía predinástica llega hasta
la IV dinastía faraónica, para concluir con la exaltación del feudalismo y la
consecuente ruptura y disgregación del poder supremo, absoluto.
La segunda etapa corre del inicio del Imperio Medio, la nefasta inva-
sión de los híksos, la superación que arriba hasta la culminación de la
XVII dinastía, para terminar al precipitarse el nuevo feudalismo a fines de
las XIX y XX dinastías, llamadas de los ramésidas, con singulares caracte-
rísticas con Seti I y Ranisés II en la XIX, al tomar como base una política
democrática, otorgar al poder público un mínimo de ingresos, aunado a
un generalizado bienestar social, todo ello muy positivo pero tomado de
las arcas reales con el consecuente desequilibrio financiero del propio
Estado, obligado a la imposición de contribuciones, reducción de liberta-
des en el comercio y el cultivo, a fin de imponer nuevos criterios hegemó-
nicos, puesto que se había disparado el burocratismo en un crecido nú-
mero de personas incrustadas con cargo al erario público, altos salarios y
bajo rendimiento, que le impedía el crecimiento, pero a la vez necesaria
92 TEORíA GENERAl. DEI. ESTADO
para el ejercicio del poder para cuyo efecto había sído creada, así bien,
hubo de padecer los males de su propio proceder.
Al arribar la XX dinastía, la segunda de las rarnésidas. tuvieron que
afrontar las consecuencias y tomar las decisiones necesarias a fin de sub-
sanar el mal. empero la empresa se complicaba cada día más por la inva-
sión sufrida de los llamados pueblos del mar, y la cada vez mayor crisis
económica irrefrenable que condujo a la quiebra total del tesoro faraónico
real, cuya consecuencia fue la exigencia popular de los derechos conquis-
tados y al no poderlos obtener por los abusos y corrupción del poder pú-
blico y sacerdotal acaparadores de riquezas, un motín popular se lanzó
sobre las clases pudientes y a las huelgas en las diferentes actividades,
quizá las primeras de la historia universal. y para salvaguardar el poder se
decretó la inmunidad de los sacerdotes, quienes habían apoyado al poder
público de los faraones en las reformas llevadas a efecto en materia políti-
ca, social y principalmente fiscal, habiendo obtenido corno premio el
otorgamiento de más de un quince por ciento de las tierras laborables del
país, esclavos prisioneros de guerra para que las trabajasen, la entrega de
las minas de oro de Nubía, fuero especial a los sacerdotes, y muchas más
en los diferentes templos de todo el vasto territorio con inm unidades es-
peciales, con cuyo enriquecimiento se incrustaron en el propio poder
público.
Otro elemento desfavorable en este período consistió en las doctrinas
entregadas al ejército por sus servicios en la campaña contra Siria, cuan-
do Ramsés 11 se obligó a contratar mercenarios para combatir a los hítítas,
pero al término de sus servicios aquellos exigieron del faraón mayores
prestaciones, presionándolo con las armas en la mano, con verdaderas
amenazas a la estabilidad del Estado, de donde partió la decadencia faraó-
nica hasta casi desaparecer, toda vez el verdadero poder lo ejercian los sa-
cerdotes en el sur y los guerreros en el norte, y la pérdida total al arrancar
un sacerdote el poder real al faraón, sin ser reconocido en el Delta don-
de un libio se apropió del poder concluyendo en tan triste forma dichas
dinastías y precipitarse en el nuevo y destructivo feudalismo, y con ello el
fin de Egipto, el más antiguo de los Estados del orbe.
IV. LA INDIA
V. ISRAEL
dejando a los sacerdotes los casos más difíciles y los nuevos, bajo la base
de su Derecho consuetudinario.
La necesidad de un código les llevó a esa determinación con objeto de
unificar las normas para poder ser aplicadas por los jueces lo más justo
posible e igual para todos, así como también para recoger algunas disposi-
ciones abandonadas paulatinamente por el pueblo por negligencia o por
propia conveniencia, y para responder a esa necesidad se dictó el Libro
del Pacto, conformado por una colección de resoluciones del siglo VII de
la era antigua, ordenadas lógicamente. Más adelante se expidió el Libro
del Deuteronomio, a base de la recopilación de las leyes antiguas para
consagrarlas en definitiva, incluyendo la obligación de reverenciar las
costumbres de sus antepasados, unidas a otras diversas innovaciones jurí-
dicas, correspondiendo a los sacerdotes hacer las exhortaciones y propa-
ganda para lograr su aceptación, hasta ser admitido el código en una
asamblea pública, declarando en forma solemne el rey y el pueblo, cum-
plir el pacto tal y como se encontraba escrito, en el llamado Libro de los
Reyes.
En el siglo v se completó la codificación mediante la expedición de la
Ley de los Sacerdotes, e igual a la anterior aceptada popularmente por el
pueblo en asamblea pública y llevada desde Babilonia a Jerusalén por
el escriba Ezra, Más tarde habría de caracterizarse el Estado de Israel, y el
propio pensamiento político hebreo, por su extrema rigidez, invariable
apego al sistema de ritos y la exaltación excesiva a las virtudes bélicas,
creando con ello gran desconcierto transformado en odio entre las tribus,
por incrementar la guerra, siendo modificadas más adelante, primero por
el helenismo y posteriormente por el naciente cristianismo, extendiéndo-
se hacia el exterior hasta llegar al mundo moderno.
Conclusión
1. Ejerció muy reducida influencia en la historia política de la anti-
güedad.
2. Se distinguen de los pueblos de su tiempo en la creencia en un sólo
dios, siguiendo los dictados de las escrituras.
3. Estado teocrático por excelencia.
4. Con Davíd y Salomón formaron una sólida monarquía, pero decae
por las exageraciones religiosas y el desmedido amor al comercio.
5. Carece de actividad científica y artística por su dedicación al tem-
plo y adoración a su dios.
6. Su salída a Egipto coarta su desarrollo político.
7. Los diversos períodos de su historia y la búsqueda pertinaz de la
tierra prometida dañan enormemente su evolución y desarrollo.
PRIMEROS ASENTAMIENTOS SOCIOPOLÍTICOS EN ORIENTE 99
VI. CHINA
Conclusión
1. Como característica esencial, China se aísla del mundo y se encie-
rra en el ínterior de su muralla por su propia determinación, con objeto
de excluirse de toda relación con sus vecinos, ya por celo de su propia au-
tonomía, ya por temor a ambiciones de expansión o conquista de otras
naciones.
2. Alcanzan en remotos tiempos un alto grado cultural.
3. El sistema filosófico y religioso de Confucio, sus discípulos princi-
palmente Lum-yu, Mencio Moh-ti, Lao-tse y demás pensadores se pronun-
cian por los principios morales de conducta y de ejercicio político.
4. La familia es parle fundamental y principal institución socio-política.
5. Su aislamiento le provoca estancamiento en el desarrollo político.
6. Difiere sustancialmente de otros Estados de oriente por ser base de
su filosofía, moral, social y política, los escritos de seres humanos, de hom-
bres, no de intangibles divinidades.
7. La religión es un aspecto secundario cuyo ejercicio se deja a cargo
del Estado, puesta en manos de magistrados especiales.
8. Las doctrinas filosóficas eran siempre a favor del pueblo, y en bús-
queda de la perfección para bien de la sociedad.
102 TEORÍA GENERAL DEL ESTADO
9. No existía una ciencia para el estudio del Estado, pero sabían exigir
a los gobernantes el cumplimiento de sus obligaciones y su perfección.
10. No tuvo, por ser innecesarias, monarquias poderosas.
11. La base de su pensamiento político fue siempre la igualdad de
todos.
12. Más importante que la riqueza y el poder era la virtud, como fin
del Estado.
13. Recelosos de todo extraño.
14. Sin fatalismos, pero con gran filosofía, siguen la máxima de lo que
es debe ser.
15. A la vez de ser grandes artistas son extraordinarios artesanos con
asombrosa paciencia, que los condujo a una sana economía familiar.
16. Se oponen al culto exagerado y a las supersticiones. Su sabiduría
es ancestral, y la ciencia un desarrollo natural.
17. Su aislacionismo les condujo a cierta inmovilidad en toda su
evolución.
CAPÍTULO SÉPTIMO
LA EDAD MEDIA
103
104 TEORíA GENERAL DEL ESTADa
!l. EL PAPADO
CIENCIA POLÍTICA
111
112 TEORÍA GENERAL DEL ESTADO
dad, y que es gobierno político si, por los términos de la Constitución del
Estado, fuere alternativamente jefe y súbdíto. Pero no es exacto".
Platón en sus Diálogos nos define al político ante todo como un hom-
bre de ciencia, pero se cuestiona sobre ¿cuál cieucia?, porque hay dos ór-
denes de ciencias: Las especulativas, así llamadas porque no van más allá
del conocimiento, y las prácticas, aquellas que se refieren a los actos, y
por lo mísmo clasifica a la Ciencia Política dentro de las especulativas.
Pero en una subdivisíón de estas nos dice: "un grupo de ciencias especu-
latívas nada más juzgan, como el cálculo, porque sencillamente declara
sobre la diferencia en relación a los números, en tanto en la segunda, las
otras mandan, como la arquitectura, porque ya conocido lo que va a ha-
cerse, ordena a su obrero su construcción. A este ordenamiento pertenece
la Ciencia Política, pero estas ciencias que ordenan o mandan tienen a su
vez una subdivisión: la primera, cuando el que ordena sólo trasmite órde-
nes, y la otra cuando impone su propio mandato, siendo ésta a la cual
pertenece la política". Y así continúa Platón con una larga serie de subdi-
visiones más, en cuanto a seres animados o inanimados, a individuos o
rebaños, ya sean estos acuáticos o terrestres y de estos a los que vuelan
o aquellos que caminan, con cuernos o sin ellos, los que para engendrar
se mezclan con otras especies y los que no se mezclan, cuadrúpedos o
bípedos, con plumas o sin ellas, o sea los hombres ... y todo ello lo hace
Platón para concluir con la afirmación de que la política es una ciencia
especulativa de mandato directo, cuyo objeto se dirige a seres animados
que viven en rebaños terrestres andadores, sin cuernos, que no se mez-
clan, bípedos, sin plumas, o sea hombres, y finaliza diciendo: "el que po-
see esa ciencia es el verdadero político, el verdadero rey".
Continúa expresando Platón: "el político es el que gobierna a buenas
a los hombres, pero habrá de diferenciarse el gobierno de uno solo, el de
un pequeño número, o el democrático, el de la multitud, al primero se le
llama tirano o rey, al segundo oligarquía o aristocracia, pero ninguno
de estos dos es un verdadero gobierno, porque este supone la ciencia de
mandar a los hombres, pero siendo esta la ciencia más difícil, lejos está
del alcance de la multitud".
Concluye Platón sobre el buen gobierno expresando: "el verdadero go-
bierno es el de uno solo o muchos, pero mejor de uno solo, que gobierna,
no según la voluntad general, no según las leyes, sino según la ciencia.
Los demás gobiernos no son otra cosa que imitaciones de éste, más o me-
nos imperfectos". Pero la verdadera esencia del pensamiento platónico,
del gobierno de los sabios, de la elite de la sabiduría en el ejercicio del
poder, la encontramos cuando afirma: "el mejor gobierno es el de la mo-
narquía sometida a leyes sabias, es decir la institución real, porque la
monarquía sin leyes tiranía, que es el peor gobierno, en tanto el de pe-
queño número, término medio entre los otros dos no pude ser ni muy
114 TEORÍA GENERAL DEL ESTADO
lis tenian un factor exclusivamente político, sin ningún otro matiz de ca-
rácter económico o social. Su división era en cuanto al disfrute de sus de-
rechos políticos, natural en un Estado que en forma permanente estudia-
ba lo político como un quehacer del hombre.
Las instituciones políticas griegas, con sus elementos inconfundibles
sin semejanza a la de otros pueblos, pudieron desarrollarse con total efec-
tividad gracias no solamente al pensamiento, sino en orden también al re-
ducido espacio territorial y corta expansión demográfica, pero la mayor
trascendencia, logro de la más perfecta organización, fue sin duda la es-
tructura de Atenas en su orden interno con:
1. La asamblea formada por la Ekklesia, o sea, la reunión de todas
aquellas personas que habian cumplido los veinte años, y que por ende
obtenian su ciudadania.
2. El consejo de los 500, cuya elección de miembros se realizaba me-
diante sorteo controlado y sancionado por los tribunales, el cual quedaba
reducido a cincuenta ciudadanos de participación activa, eligiéndose cin-
co representantes por cada una de las diez tribus en que estaba dividida
la ciudad.
3. Los tribunales, integrados por magistrados elegidos mediante sorteo
supervisado por el Consejo, eran órganos judiciales de revisión y ejecu-
ción de las leyes y ejercian el control y vigilancia de los actos del funcio-
nario público y del Consejo de las tribus, decidiendo, a su vez, sobre las
caracteristicas esenciales que debia tener el candidato, quien hasta ser
sancionado en su honestidad, asumia el cargo.
En el sistema jurídico de Atenas el ciudadano se defendia por sí mis-
mo, de ahí la importancia adquirida por los sofistas, aquellos enemigos de
Sócrates a quienes con su dialéctica combatía permanentemente, por ven-
der sus conocimientos a los acusados que en esta forma aprendieron la
retórica.
La institucionalidad de la asamblea del pueblo le convertia en la máxi-
ma autoridad, elemento considerado como el verdadero aspecto de demo-
cracia directa existente, casi en forma única en la Polis ateniense.
En su organización social existían dos clases: plebeyos, y aristócratas,
integrados por los dorios con plenitud de derechos políticos; los metecos,
sólo con derechos no políticos; y los ilotas, casi esclavos correspondientes
a la población proveniente de Lacedemonia. Los esclavos no entraban en
categoría social en virtud de no ser personas por carecer del básico con-
cepto de libertad.
El profundo sentimiento de solidaridad social los hacia expresar: "la
ciudad más grande es aquella en que cada ciudadano debe hacer suyas las
ofensas inferidas a otro ciudadano", mostrando así la calidad extraordina-
ria de su pensamiento social, defendiendo la vida de la Polis como inhe-
rente a su propia existencia.
118 TEORÍA GENERAL OEL ESTADO
Así fue, en forma sucinta, como el pueblo griego sentó las bases para
desenvolver su pensamiento político y filosófico a través del estudio, y el
empeño en hacer un mundo con una realidad estructural manifiesta, que
permitiera lograr con facilidad los fines del Estado, lo cual no es sino el
resultado de la actividad conjunta de un pueblo amante de la cultura, de
la libertad y de los valores humanos que crea y educa a sus propios gober-
nantes dentro de ese mismo orden social.
En su historia y sus diferentes estudios podemos observar que ese
pensamiento subjetivo del griego, tanto en sus ·sentimientos como en el
concepto de la racionalización del mundo se encuentra inclito desde sus
orígenes y vive en su propio espíritu, y puede observarse en sus expresio-
nes literarias a través de sus tragedias, basta recordar a Esquilo (524-456
e.a.), con Las suplicantes, Las egipcios y Las hijas de Daneo, trilogía de
piezas de magnificencia de estilo, Las sabuesas de Sófocles (495-405 e.a.),
o en El Ciclope y Alcesta de Eurípides (484-406 e.a.), y en tantas otras
obras de esa etapa de producción y acumulación de cultura, que como to-
rrente se eleva a los más altos designios.
B. PLATÓN
En los primeros diálogos de Platón pueden verse las fases iniciales de
su pensamiento, donde parece apenas separarse de los fundamentos de su
maestro, exaltando su figura, analizándolo con admiración y respeto. Ya
en los Diálogos de La República, Platón adquiere su genuina forma y en
aquellos de su última etapa: Parménides, Filebo y Timeo, nos muestra su
propia filosofía pletórica y hermosa, encausada hacia nuevos rumbos,
aquellos que influenciaron de manera definitiva con sus conceptos paga-
nos a los pensadores del Renacimiento. Su teoría política del conocimien-
to es de claro corte socrático, en ella basa su teoría del Estado, en tanto en
la llamada Epístola Séptima nos enseña su verdadero sentir político, en no-
tas autobiográficas escritas en su ancianidad.
Hace una confesión de sus ambiciones juveniles con sus deseos de in-
tervenir en forma activa en la política de la ciudad, cómo es invitado a
participar en el año 404 contra la tiranía oligárquica de los Treinta, y de
su desilusión cuando al triunfo de la causa, aquellos descontentos llaman
Edad de Oro de Grecia al régimen que han derribado, y cómo a la caída
de los Treinta y su sistema de gobierno vuelven sus ilusiones de partici-
par definitivamente, ya que las injusticias se sucedían, pero le embarga la
indignación cuando los desterrados vuelven y dan muerte a su querido
maestro. Con ello se refugia en sus estudios, pues comprende cuán arduo
es gobernar correctamente, porque "se necesita de amigos y compañeros
leales, hábiles hombres, que son difíciles de encontrar", expresa con inde-
cible amargura.
120 TEORÍA GENERAL DEL ESTADO
cuyo origen es la familia, por ello el Estado puede realizar sus grandes
ideales individuales éticos". Sin embargo, en estos conceptos Platón no
expresa que el poder, aun con bases morales y jurídicas, debe guardar un
equilibrio para su ejercicio a fin de impedir los excesos del individuo que
gobierna un Estado.
El poder es uno e indivisible por encima de la división del trabajo,
para que el ejercicio de ese poder sea efectivo es necesario el estableci-
miento de una división de funciones, y sólo a base del sistema de frenos y
balanzas, corno lo traza con magnificencia Aristóteles, es corno puede
constituirse y perdurar un Estado cuya obligación es cumplir con sus fi-
nes. Ahora bien, esos fines, que para Platón es el bien común, únicamente
a través de una división de funciones puede lograrse, y con ello llegar a la
justicia social.
C. ARISTÓTELES
1. Doctrina política
La doctrína filosófica, política y social de Aristóteles (394-322 c.a.) es
el punto de partida de la teoría politica que basada en la historia y expe-.
riencia nos enseña, con profusión de ideas y conceptos. una realidad po-
lítica con bases ciertas y verdaderas, a fin de poder fundamentar un Esta-
do tendente a su perfección en el establecimiento de sus instituciones
políticas.
Aristóteles al hacer una crítica sobre el Estado utópico de Platón nas
va mostrando el camino por el cual ha de pasar aquel Estado que desee
vivir dentro de la justicia. la virtud y la ética, pero en una verdadera reali-
dad humana, no en una ficción divina o idílica. La firmeza de sus concep-
tos. desde sus principios. así corno la solidez de su estructuración doctri-
naria y la realidad política donde se basa. son los elementos más firmes
para fundamentar un Estado,
"Cuando la investigación, alude al Estado. nos dice, es política. Cuan-
do la voluntad corno expresión se refiere a la vida personal, es ética. y éti-
ca y política son expresiones diferentes. aunque aquella debe existir siem-
pre en ésta. El fundamento del orden político es la familia y corno vínculo
necesario el matrimonio". y así lo exponen más adelante Tomás de Aqui-
no y [ean Bodin con los mismos postnlados.
No atribuye el origen del Estado a la división del trabajo, pues el Esta-
do antecede por naturaleza a la familia y al mismo individuo como el
todo precede a la parte, y en ello estriba el verdadero significado de su
zoon politikon, añadiendo: "si el Estado aparece históricamente, la entele-
quia del Estado es el concepto hombre. La justicia y la virtud son los
122 TEORíA GENERAL DEL ESTADO
cia política, toda vez deben decidir en los litigios entre los ciudadanos,
Por otra parte se encuentran los ricos, los administradores y quienes ejer-
cen las diversas magistraturas,
En la democracia existen cinco diversas formas,
a. Aquella cuya base es la libertad y la igualdad con ausencia de pri-
vilegios políticos: ni riqueza ni poderes, sin gobernar de manera exclusiva
ni los unos ni los otros. El voto de la mayoría es la fuerza que otorga el
poder.
b. La que paga el censo exigido por la ley, parte necesaria en las fun-
ciones públicas pero queda excluída si deja de poseer y por consiguiente
de pagar.
c. La que otorgan las magistraturas a todos los ciudadanos de buena
vida y costumbres, pero no son ellos sino la ley la que manda.
d. En donde basta la condición de ciudadano libre para que todo ha-
bitante sea declarado apto para las magistraturas.'
En estas cuatro primeras formas, es la ley la base de la soberanía.
e. En la que la soberanía pasa de la ley al pueblo, la autoridad sobera-
na se traduce en decretos y se aparta de la ley.
Existen cuatro formas de oligarquía:
a. Es necesario pagar un censo para llegar a las magistraturas, que no
puede sufragar un pobre.
b. Los que poseen considerables rentas eligen a quienes no lastíenen,
llamándolos con sus votos al desempeño de las magistraturas. Esta se ase-
meja más a la arístocracia y sólo es oligarquía cuando el círculo de elec-
ción es limitado.
c. La hereditaria de padres a hijos.
d. Se une al principio hereditario el elemento de la soberanía de los
magistrados, quien sustituye a la ley. Esta forma corresponde perfecta-
mente a la tiranía en los gobiernos monárquicos y en las democracias su-
jetas a la oligarquía dinástica.
El mejor Estado es aquel en el cual existe predominio de la clase me-
dia, donde no hay muchos ricos ni muchos pobres, buscando siempre el
justo medio, toda vez los muy ricos son soberbios y los muy pobres se
convierten en rastreros de los ricos, creando así dos clases: amos y escla-
vos. Este último medio se encuentra en la República como forma de Esta-
do, considerándose siempre el peor de los estadistas a aquél que se aleja
del justo medio.
Una de las caracteristicas imprescindibles de toda Constitución, por
ser la más conveniente a un pueblo, es aquélla donde la parte de la ciu-
dad dedicada al mantenimiento de la Constitución es más fuerte a aquélla
que provoca el trastorno de la misma. En todo Estado es preciso distinguir
CIENCIA POLÍTICA 127
poderes, y que debe aplicarse por igual a cualquier forma de Estado. Por
su contenido podríamos afirmar que en todo sistema adoptado el equili-
brio del poder a través de una división de funciones, es el procedimiento
ideal para evitar la arbitrariedad y el despotismo.
res del siglo XVIII, no solamente en Francia sino en toda Europa y aun en
la América del siglo XIX, donde Tocqueville despierta la conciencia ciuda-
dana al captar con nítida claridad los cambios producidos por la Revolu-
ción Francesa. Todo ello y mucho más tiene el sentido aristotélico al for-
jarse el Estado Moderno, y en su creación se encuentran fases de su obra,
de sus conceptos, de sus ideales democráticos, e incluso en el constitucio-
nalismo moderno se manifiesta nítidamente su influencia.
Aristóteles fue el genio de la filosofía y de la política, no sólo de su
tiempo y de su Polis. Es el genio que ha perdurado por veinticinco siglos
y hasta hoy, en este mundo que se desenvuelve en las tinieblas del pensa-
miento, en este orbe que ha perdido el espíritu de la filosofía clásica y en
el que impera la ciencia, la tecnología y principalmente las frías teorías
económicas, se manifiestan en las masas populares de los Estados, los
conceptos del gran maestro quien inmortalizó su nombre, su obra y sus
doctrinas.
B. ROMA y POLIBIO
1. Roma
La inmortal Roma se funda en el año 753 (e. a.) por Remo y Rórnulo, a
quienes según la leyenda amamantó una loba. Nace de una pequeña aldea
y sus primeras manifestaciones como Estado le hacen surgir como una
monarquía de carácter hereditario, cuya población se dividía en dos cla-
ses sociales: los patricios y los plebeyos, toda vez los esclavos, de confor-
midad al Derecho romano, no eran personas sino cosas. Los patricios for-
maban la aristocracia, eran ciudadanos y tenían todos los derechos
políticos, se reunían en diez curias siendo la asamblea curial el conjunto
de ellas, en tanto los jefes de las diferentes gens integraban el Senado. En
el siglo VI se instituye la República al desmoronarse la última monarquía
etrusca, grupo étnico al que los griegos denominaban tirrenos o tírsenos,
cuyo origen es incierto, pero bajo su dominio Roma se extendió hasta los
Alpes hacia el norte y el Vesubio al sur, siendo que a los inicios de Roma
se encontraban limitados territorialmente en las fronteras de Etruria, inte-
grados por doce repúblicas oligárquicas independientes, entre las cuales
destacaban, por su importancia, Vo1terra, Vulsinio, Clusium, Aretio, Cor-
tona, Falerios y Veyos.
Otro grupo étnico anterior a la formación de Roma fueron los sabinos,
ubicados en la zona montañosa del centro de la Península Itálica, distin-
guido por ser un pueblo virtuoso, sencillo en sus costumbres, muy religío-
so, honorable, cuya palabra dada era ley, muy amante de la paz, enemigo
de la guerra, pero muy valiente en la defensa de sus criterios y caracterís-
ticas de pueblo pacífico.
CIENCIA POLíTICA 133
Por otra parte se elegían a dos censores cada cinco años, cuyo cargo
era el más elevado en Roma, generalmente recaídos en ex cónsules, con
gran poder ejercido sobre la conducta moral de los ciudadanos por tanto
imponían castigos, hasta de degradación política, la expulsión de senado-
res o équites (caballeros) de su orden, o funcionarios de la tribu, con los
consecuentes y severos castigos, entre ellos la privación de derechos y
franquicias, y por encargo del Senado administraban la hacienda pública,
arrendaban por subasta la recaudación de tributos a los publicanos e in-
vertían las rentas en obras públicas, y hacían el censo o registro de bie-
nes, pudiendo afectar algunos derechos políticos, estableciendo la base
para el cálculo de impuestos sobre la propiedad.
Los pretores eran otros elevados dignatarios, el primero de ellos nom-
brado en el 366 (e.a.), llamado pretor urbano, precedió a la designación
más adelante de otro en el 246, denominado pretor peregrino, con funcio-
nes de juez en los casos extranjeros, pero dada la expansión de Roma
hubo necesidad de nombrar a otros cuatro, quienes actuaban como gober-
nadores en las provincias de Sicilia, Cerdeña, y dos en España, y a mayor
crecimiento de Roma, mayor número de pretores se designaron.
Un importante cargo lo constituyó el de los ediles curules, designados
en el 365 por vez primera, a cuyo cargo quedaba el cuidado de los edifi-
cios públicos, distribución de aguas y cloacas, así como todos los asuntos
policíacos, el cuidado de las celebraciones de los grandes festejos, encargo
otorgado posteriormente a ricos ciudadanos, toda vez los costos los sufra-
gaban ellos mismos. Pero el edil cayó muy pronto, como toda Roma, en
una corrupción incontrolable, y los ediles lo aprovecharon para sobornar
al pueblo ofreciendo costosos espectáculos de gran interés para los ciuda-
danos, a fin de asegurar la elección para determinados cargos.
Por último los cuestores tenian a su cargo hacer los pagos de la Repú-
blica tomados de los fondos a su cargo recaudados entre los civiles y mili-
tares, que al principio fueron exclusivamente dos para Roma, pero por la
expansión se aumentaron dos más y posteriormente los gobernadores pi-
dieron los servicios de cuestores, pero el cúmulo de riquezas acaparadas
por Roma en sus conquistas le llevaron al fracaso. La corrupción cobró
carta de naturaleza y los funcionarios de toda índole cayeron en las garras
de la avaricia y la inmoralidad, hasta acabar por agotamiento ese que Ilegó
a ser el Imperio más grande e importante de la historia universal.
2. Polibio
Las ideas esenciales y los conceptos fundamentales de la sociedad po-
lítica aristotélica siguieron imperando en el mundo de las ideas, y el gran
historiador romano Polibio (204-122 e.a) hace por primera vez la exalta-
ción de una división de poderes, tendente a evitar el abuso del poder. Es
136 TEORíA GENERAL DEL ESTADO
el primer escritor que expone con claridad las ventajas del gobierno mixto
y el principio de frenos y balanzas en la organización constitucional. Esta
concepción perdura tanto en la teoría como en la práctica de los tiempos
posteriores, y con alguna modificación de forma, en el pensamiento polí-
tico de los tiempos actuales.
Griego e historiador de Roma, Polibio prepara el camino para el análi-
sis jurídico de Cícerón, y por sus diatribas contra la corrupción ejerce una
gran influencia en la Roma de su época, donde se manífiesta como el po-
lítico de más notable envergadura. En su libro VI de la Historia de Roma
deja su recuerdo inmarcesible al hablar del funcionamiento de las institu-
ciones políticas romanas, y es a través de ello la razón del porqué ocupó
el elevado sitial en que lo ha colocado la historia universal de su época,
llegando así hasta nuestros días.
Polibio, compañero y maestro de Escipión el joven, escribe en esa eta-
pa de transición entre la tradición helenística y el nuevo principío roma-
no de la universalidad. Su educación en su nativa Grecia le hacía guardar
los principios políticos allí aprendidos, y su obra alcanza un nuevo esta-
día en la conciencia del pensamiento histórico occidental, pero ya no tie-
ne las características del pragmatismo del Estado-ciudad arístotélico, aun-
que lo sígue en otro orden de ideas dentro de la estructura gríega de las
cosas terrenas. Conserva su íntelecto no obstante los acontecimientos que
vívió durante el Imperio Romano, conservando siempre la idea de que la
democracia y el dominio de las masas debía sobrevivir a la decadencia
del orden aristocrático de gran lujo y acaparamiento de riquezas.
y en ese caos de instituciones políticas romanas donde existen ele-
mentos tan diversos, el poder de los cónsules y la Constitución aparecen
con caracteres monárquicos y realistas, en tanto surge la aristocracia en el
senado y las ideas democráticas de las masas. Ello hace pensar a Polibio
que es el momento oportuno y siente la necesidad de crear un equilibrio
del poder por medio de la Constitución mixta romana de fino corte aristo-
crático, que condiciona y mantiene el poder con el establecimiento de un
sistema de frenos y balanzas en los distintos órganos políticos.
Para lograr ese equilibrio es necesario asegurar la estabilidad política,
al observar que cada forma de gobierno tiene su precedente en el anterior.
Así la monarquía radicada en la fuerza, al aparecer los conceptos de in-
justicia e inmoralidad degenera en tirania a causa de haber asumido el
monarca poderes arbitrarios, abriendo paso a la conspiración de los
miembros más ilustres para arrojar al tirano y establecer una aristocracia.
Pero ésta a su vez oprime al pueblo y se convierte en oligarquía, haciendo
levantar a la masa para asumir el poder, surgiendo así una democracia,
mas en un corto tiempo nacen las discordias internas, sobreviene el des-
contento y en consecuencia se introduce el imperio de la muchedumbre,
la que al excederse en sus manifestaciones permite asumir el poder a un
CIENCIA pOLíTICA 137
139
140 TEORÍA GENERAL DEL ESTADa
B. MÉTODO DIALÉCTICO
EL ESTADO
153
154 TEORÍA GENERAL DEL ESTADO
A. PUEBLO
manera alguna que son sinónimos, porque éstos son solamente la unidad
de medida, de número, y el pueblo es siempre el producto y proceso de
las acciones de asociación individual dentro de su propio ambiente físico
y cultural, en una circunscripción determinada.
De conformidad a las uniones sociales y de. su dimensión territorial,
cabe afirmar la posibilidad de darse en un mismo pueblo diferencias es-
pecíficas de acuerdo a los orígenes, tradiciones, costumbres ... de diversas
grupos asociados para integrar esa sociedad principal, como ha sucedido
históricamente en la antigua Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas,
en virtud de la unión de diversos grupos étnicos, y por ,igual pasa en
Inglaterra, Francia, la India, los Estados Unidos, en fin en la mayoría de
los paises de Europa, y en menor medida en Asia y demás continentes, y
quizá por ello mismo con suma frecuencia se identifica erróneamente al
pueblo con raza, concepto equívoco pero de gran significación a través de
las doctrinas racistas de Gumplowicz, quien asevera haber sido la horda
la primera agrupación humana, siendo la guerra el factor básico del desa-
rrollo, sin ser el individuo quien piensa sino lo hace la comunidad, y así-
mismo tanto la moral como el Derecho no son, como se afirma, conven-
cionalismos propios a la persona, sino de la comunidad, es la fuerza de la
raza la impulsora del desarrollo social.
Por otra parte, el principal valor del concepto pueblo estriba en su
universalidad, no lo étnico exclusivamente al formar sociedades primítí-
vas, rudimentarias, lo cual es un error a menos que se refiera específica-
mente a ese arquetipo de culturas relacionadas con ciertas característi-
cas de un grupo social predeterminado a sus acciones, como por ejemplo
el folclore, ciertas costumbres, manifestaciones artísticas y demás simio
lares.
Es conveniente hacer una distinción entre población y pueblo, porque
la primera comprende a todos los individuos sean nacionales o extranje-
ros, y por pueblo exclusivamente los integrantes de esa sociedad, de ese
Estado, en un concepto jurídico, con derechos civiles y políticos y con las
obligaciones inherentes a los mismos, y relacionado con otro de los ele-
mentas fundamentales del Estado diremos que son aquellos habitantes de
un territorio determinado o elemento geográfico.
Algunos autores consideran al elemento pueblo no tan sólo anterior
al Estado, sino requisito sine qua non para su existencia, sin embargo
otros, como Herman Heller, afirma es a la inversa porque el Estado dio
vida y formó al pueblo y a la propia nación, pero como quiera que fuere
lo incontrovertible es en todo caso, que los fines del Estado están destina-
dos directamente a los integrantes de esa propia unidad estatal, o sea al
pueblo.
156 TEORíA GENERAL DEL ESTADO
B. PODER
C. TERRITORIO
no siendo parte de la Teoría del Estado, sino tema específico del Derecho
Internacional, sí es de todas formas pertinente recordar, sin penetrar a su
análisis ni a dogmática alguna, la existencia de territorios de propiedad
extranjera dentro del nacional, en todos los países del mundo en relación
al espacio ocupado por sus misiones diplomáticas, conformando así la ex-
traterritorialidad aceptada de un país con otro con quien así lo ha conve-
nido, y por extensión a dicho concepto a los vehículos propiedad de di-
cha misión.
La idea o fin primario del Estado, o fin objetivo como lo llama Kant. es
su nacimiento, su existencia y su permanencia soberana frente a la co-
munidad internacional. pero aunado a ese fío inicial del Estado, o fin uni-
versal, se encuentran los fines particulares o contingentes, diversos, cam-
biantes y modificables en el tiempo y el espacio, y en ese sinfín
especulativo son tantas y tan diversas las teorías, y por tanto tiempo in-
vestigadas por los doctrinarios, principalmente durante la primera mitad
del siglo XIX, que difícilmente puede deducirse un criterio formal o for-
mular un catálogo. Sin embargo no cabe duda alguna de su existencia,
porque por su propia naturaleza el Estado es el medio idóneo y único, po-
dríamos decir, para lograr la solidaridad social, por ser un producto social
trascendente y por las mismas razones no puede constreñirse a un solo
aspecto, como lo hace Kelsen, porque el Estado es mucho más que el De-
recho, y por tanto sus fines van más allá de ese concepto simplista objeta-
do por dejar lagunas desde el punto de vista sociológico, político, cultu-
ral... y por tanto habrán de buscarse otros fines para justificar su
existencia.
Ahora bien, algunos de estos fines son de carácter absoluto, inmodifi-
cables, válidos para todos los tiempos, y para todo Estado en cualquier
tiempo y lugar, son fines ideales, tendentes a buscar la armonía interna-
cional. pero aunados a ellos existen otros de carácter variable, particula-
res para cada Estado, sin relacionarlos con los demás.
Para la obtención de esos fines es menester entrelazar la teoría de los
fines del Estado con otras disciplinas: la política, la economía, la sociolo-
gía ... vinculándolos íntimamente a la colectividad a quien van destina-
dos. Así, podríamos decir como un fin invariable, inmediato, en orden a
la solidaridad de un pueblo, debe tender a evitar conflictos entre sus
miembros, para cuyo logro es base esencial precaver diferencias sustan-
ciales en el conglomerado social, tanto de carácter económico como cultu-
ral. educativo, de posibilidades, oportunidades ... Por ello para alcanzar
ese primer fin inmediato, el Estado debe coordinar su actividad para satis-
facer las necesidades colectivas y consecuentemente, obtener la conviven-
cia de todos entre sí.
Con base en lo anterior, y en ese orden de ideas, otro fin del Estado es
mantener la paz y el orden interior, íntimamente vinculado a un fin ob-
jetivo para justificar su existencia: la defensa de su soberanía frente al
exterior, para cuyo objeto todo Estado debe contar con una organización,
poderosa y suficiente, oponible a cualquier intervención ajena, pero ello
no quiere decir sea imprescindible sostener una fuerza armada, sino orga-
nizativa que coadyuve a guardar incólume su integridad, con principios
dogmáticos sólidos, para esgrimirlos en el concierto de las naciones, a
cuyo efecto se requiere forzosamente contar con ese orden y paz interio-
res, o sea la vida armónica de la sociedad.
162 TEORÍA GENERAL DEL ESTADD
163
164 TEORíA GENERAL DEL ESTADO
misión de otros poderes ajenos. en orden a una sola voluntad. Los ciuda-
danos se encuentran sujetos a una autoridad única. a un solo orden juri-
díco. Los poderes pertenecen a un solo titular ejerciendo la soberanía por
medio de órganos centrales de proyección nacional. Esa forma centraliza-
da en lo político y administrativo es conocida históricamente como régi-
men absolutista. no necesariamente autoritario. porque coordina todas las
entidades públicas y privadas. sin autonomía de las partes integrantes,
emanando todas las decisiones fundamentales del propio poder. aunque
puede atenuarlas mediante cierta descentralización administrativa.
La segunda forma de Estado, la federal, responde a la unión de esta-
dos menores. de ahí la idea de Estado de estados. cuya integración ocurre
mediante un proceso jurídico donde se mueven las acciones volitivas de
una pluralidad de sujetos. acciones nacidas de la aplicación de principios
de Derecho contenidos en la Constitución y previamente determinados
mediante el Pacto Federal. El Estado se caracteriza por una descentrali-
zación especial, compleja y de elevado grado, compuesto de colectivida-
des. con autonomía constitucional, participantes en la formación de la vo-
luntad nacional. siendo el poder central limitado por la misma Norma
Fundamental.
El federalismo representa la forma territorial de la separación de po-
deres públicos bajo un régimen constitucional, y los poderes legislativo.
ejecutivo y judicial tienen un carácter complejo. pues a la vez coexisten
los poderes federales y los locales de cada entidad federada.
Algunos autores. consideran la existencia de una tercera forma de
Estado. la Confederación de Estados. donde varios Estados forman una
unión, mediante pacto interestata! sin desaparecer como tales. ni forman-
do una entidad superior a ellos. a la cual sólo delegan poderes limitados.
En ciertas ocasiones estas confederaciones preceden al Estado Federal,
como ocurrió en la antigua Grecia con la Liga Aquea, la Liga Anseática. el
Sacro-Imperio Romano, o en la Confederación de las 13 Colonias. que
posteriormente dieron nacimiento a los Estados Unidos de Norteamérica.
En otros casos esta figura se crea por pacto internacional para la reali-
zación de propósitos concretos. principalmente de carácter defensivo. Sus
facultades no pueden ir más allá de lo pactado, ni implica intervención
en los asuntos propios de cada Estado soberano, y cada uno continúa en
el ejercicio pleno de sus derechos. derivando de ello. en ocasiones. una
inestabilidad, como ocurrió con la Liga de las Naciones. creada al término
de la Primera Guerra Mundial. hasta desaparecer por inoperante.
En ese mismo orden de ideas. el gobierno como conjunto de poderes
políticos constituidos encargados de la materialización del Estado para su
funcionamiento, manifestado por la acción volitiva de los titulares de los
órganos a quienes se otorgan las competencias respectivas para la realiza-
FORMAS DE ESTADO y FORMAS DE GOBIERNO 165
Así como Platón con sano criterio afirma que los Estados deben ser
concordantes y conservarse dentro del ideal dado desde su nacimiento,
porque de lo contrario al desviarse del mismo decaen en su objeto, Aristó-
teles los relaciona más a la esencia de las cosas, expresando: "cuando las
formas puras de gobierno, monarquía o poder en manos de un solo sujeto,
aristocracia como el poder a cargo de un número reducido de personas, y
democracia o poder ejercido por una generalidad de individuos, al perder
sus cualidades originales y lejos de lograr el bien general tan sólo buscan
el beneficio particular, caen en la corrupción, haciendo degenerar las for-
mas puras en tiranía, oligarquía y demagogia, respectivamente, provocan-
do no sólo la inconformidad interior, sino al devenir el desorden, ponen
en peligro la estabilidad y equilibrio del propio Estado".
No obstante el valor cuantitativo de los sujetos en ejercicio del poder
considerado en la tesis del estagirita, y sus expresiones externas, o de
contenido extrínseco, su clasificación y teoría continúan siendo válidas
hasta nuestros días, y es y será siempre punto de partida para todo estu-
dioso de la ciencia política.
En cuanto corresponde a la aristocracia y la monarquía, la primera
como el ejercicio del poder en manos de una minoría selectiva, por ha-
ber caído en desuso y prácticamente desaparecida en la actualidad, sólo
expresaremos su vigencia durante largo tiempo en el pasado iniciada en
Roma por Políbío, quien tomando las bases de la doctrina aristotélica, al
intentar aplicar una forma de gobierno mixta crea a su vez la teoría cícli-
ca: la monarquía degenera en oligarquía, y al ser derrocada por el pueblo
origina la democracia, y esta da lugar a la demagogia, la cual a su vez es
sustituida por la monarquía, y así al tiempo retorna al punto inicial para
166 TEORÍA GENERAL DEL ESTADO
III. LA REPÚBLICA
IV. LA DEMOCRACIA
171
172 TEORÍA GENERAL DEL ESTADO
A. MARTiN LUTERO
principio se conforma con corregir errores sin una verdadera reforma, los
hechos le conducen por otros caminos y le obliga a modificar su inicial fi-
losofía y derroteros, al encontrar resistencia a sus doctrina de la obedien-
cia pasiva, transformándose en su enfrentamiento al emperador Carlos V,
en una reacción contra la tiranía y la violación del orden jurídico, la liber-
tad a los católicos de no prestar cumplimiento a los mandatos, o sea a la
desobediencia lisa y llanamente, cuya consecuencia ha de sentirse poste-
riormente en las múltiples revoluciones ocurridas en Europa en contra
del derecho divino de los reyes, con lo cual culmina y pone fin a tan ab-
surdo como ilegal criterio.
Sus doctrinas hacen a los campesinos rebelarse, exigiendo derechos
políticos, económicos y sociales, llegadas a grado tal que ante la violencia
e incremento de las mismas, Lutero quien, no obstante las bases sociales
de su doctrina nunca creyó en la igualdad, entre sus deformaciones llegó
a ponerse aliado del príncipe para frenar los abusos desatados por grupos
que aprovecharon la buena fe puesta en sus teorías depuradoras y la pro-
moción de la lucha contra la herejía manifiesta, y en la sofocación por la
fuerza de quienes rompían la base sustancial de los principios básicos tra-
zados por él, sustentando el criterio de que fuera del Estado no pudiesen
existir otros grupos sociales.
Lutero encuentra el apoyo a su doctrina en los propios príncipes de
su natal Alemania, pero sin quererlo ni ser parte de su doctrina, sino por
el contrario opuesta a sus criterios, contribuye a la exaltación del despo-
tismo contrario a la devoción por la libertad individual de su propia doc-
trina, empero sin lugar a dudas con la Reforma logra imponer el poder
temporal del Estado por encima del decadente poder eclesiástico, dando
muerte al absurdo derecho divino de los reyes, trasladándolos al orden
político fortaleciendo con ello los poderes monárquicos al exaltar al Esta-
do como el orden superior, sobre cuya teoría han de basarse posterior-
mente las doctrinas de Hegel y sus seguidores, así como de los teóricos
del Estado alemanes del siglo XIX.
B. MELANCHTHÓN y SWINGLlO
C. CALVINO
Quizá por ser un gran jurista, Juan Calvino se convierte en el mejor
doctrinario de la Reforma. Su forma de pensar y manifestarse le hace dife-
rente a los demás al buscar una reforma religiosa comprensible y de ca-
rácter lógico. Sin creer mucho en las doctrinas sociales manifestadas por
los demás reformistas, considera la necesaria expresión armónica sistema-
tizando la religión en base al orden y la legalidad, fundamento de su pro-
176 TEORÍA GENERAL DEL ESTADO
pio criterio jurídico, y todo lo sujeta al mismo orden jurídico, por igual la
iglesia y el Estado, la vida de unos y otros, el pensamiento y la voluntad,
todo debe ser congruente Con el Derecho, no acepta la doctrina de Zwin-
glio en relación a la formación de la unidad Estado e Iglesia, porque de
conformidad a la estructura del Derecho cada uno tiene un ámbito dife-
rente y particular. El Estado es básico por la obligación de expedir normas
para la conservación del orden y la propiedad, promover piedad y reli-
gión, en tanto la Iglesia debe forjar sus estructuras bajo las necesidades de
su propia esencia, en un orden espiritual mediante asambleas de personas
intachables. Iglesia y Estado son dos entidades diferentes, criterio tomado
por Francia y Escocia y aceptado por sus continuadores protestantes.
Calvino considera la obligación de todos los ciudadanos, principal-
mente de los cristianos, de apoyar al Estado y no tener derecho de resis-
tencia a sus disposiciones, pero ante la conducta de un tirano, los órganos
gubernamentales y las asambleas representativas deben oponerse para li-
mitar sus acciones, y el pueblo cristiano adquiere el derecho de tomar las
armas y oponerse a cualquier usurpador, así como tampoco debe obede-
cer las leyes dictadas en contra de los mandatos divinos, consideraciones
éstas seguidas por sus discípulos con las consecuencias inherentes a la
sociedad civil, aunque no tan drásticas como las de Lutero, porque las
teorías de Calvino eran más temperantes ante una desintegración social,
por ello siempre se manifestó por la.formación de un gobierno civil, la su-
peditación a la ley y la obediencia, y acatamiento cristiano.
No creía sólidamente en la libertad, y por siempre sostuvo una actitud
autoritaria con desprecio al pueblo, inclinado a la aristocracia cama for-
ma ideal de gobierno debiendo estar al frente un príncipe fuerte y podero-
so, y así trató de imponerlo en Ginebra al ser expulsado de Francia, pero
mediante bases morales con un extremo puritanismo, con una sólida oli-
garquía al unirse en ella Estado e Iglesia, oponiéndose a la herejía con
pena de muerte a sus practicantes, y así se extendieron sus ideas en bue-
na parte de Europa, acogiéndolas plenamente Inglaterra, Holanda, Escocia
y la propia Francia con funestos resultados en determinados casos, por el
despertar a la sombra de la Reforma un concepto de libertad exagerada,
derivada en resistencia activa a la autoridad y sus disposiciones, y sus
adeptos ampliaron más los conceptos enriqueciéndola con criterios demo-
cráticos y de libertad individual.
El desarrollo del calvinismo produjo una verdadera lucha contra la ti-
ranía, oposición al absolutismo para establecer limites al poder, restriccio-
nes al monarca al considerar a gobernantes y gobernados sujetos a una ley
suprema de carácter divino, señala los límites entre Estado e Iglesia,
prohíbe a los seculares inmiscuirse en asuntos religiosos, fundamenta la
libertad tanto religiosa como política, porque el Estado no puede extender
su poder ni dictar disposiciones cuando atañen exclusivamente a la Igle-
DIVERSAS TEORíAS Y ESCUELAS SOBRE EL ESTADO 177
A. CONFORMACIÓN DE LA PATRíSTICA
Este largo proceso se inicia por la actividad del clero, los cristianos y
sus defensores desde el siglo 1 al VI, cohrando vida en las ideas, pensamien-
to, instituciones políticas y la vida misma, todo lo cual giraba en torno a
la ekklesia, o sea, la reunión de todos los mayores de 20 años, radicalizán-
dose cada día más hasta llegar al siglo XIV, cuando principia a perderse su
potestad por circunstancias y valores de importancia suma, que habrían
de modificar el curso no tan sólo de la historia, sino del Estado en sí mis-
mo considerado, fundamentalmente, derivado de la exclaustración del sa-
ber, que durante siglos celosamente había permanecido en manos de los
frailes y de ahí la manipulación de las ideas al gusto y al servicio clerical,
a la par de la lucha entre los poderes temporal y divino en torno de la he-
gemonía de las investiduras, correspondiendo a Gregario VII (1013-1085)
ser el verdadero iniciador al tomar las tesis de San Agustín y otros doctri-
narios eclesiásticos para su lucha por el poder del papado al vencer en
1075 a Enrique IV de Alemania (1056-1105), y con ello implantar una po-
derosa teocracia, al convertirse en el jefe y principal gobernante temporal
y eclesiástico en el mundo, prohibiendo a los soberanos el derecho de in-
vestidura, o sea poder investir de sus cargos o dignidades al alto clero en
su territorio, y en un ignominioso acto en Canosa al ser vencido Enrique
IV, éste queda sumiso a la férula papal, y aunque partidarios del empera-
dor depusieron al papa, le expulsan y muere en Salerno en 1085, la
disputa continúa hasta 1122 cuando el emperador Enrique V cede el dere-
cho de investidura al papa, consagrándose así el poder temporal y espiri-
tual en manos del papado.
178 TEOR(A GENERAL DEL ESTADO
por todas las doctrinas afines, y posteriormente aun por partidos políticos
de corte derechista, inclinados hacia criterios cristianos,
Dentro de su filosofía politico-jurídica se sale del campo tradicional
de la fuente de la ley con base en la razón y la naturaleza, y deslumbra
con su teoría sobre la necesaria expresión de la voluntad en relación a la
ley, y de ahí parte hacia la creación del derecho positivo, dada la elabora-
ción de las leyes a cargo del poder soberano, pero ésta la encierra en un
marco rígido al considerarla como inmutable y universal, pero dentro del
Derecho natural, todo ello bajo los sólidos principios de la justicia, por-
que de otra manera puede degenerar el hombre a una corrupción, y reto-
mando los principios básicos del derecho romano formula una serie de re-
glas basadas en la equidad, que coadyuva en mucho a la armonía en las
relaciones internacionales, como el primer fundamento real en ese difícil
y debatido campo,
Es incisivo en la vinculación entre la ley natural, de tanto reconoci-
miento en su época, con la voluntad divina, como parte central de la filo-
sofía politica de su tiempo, y la razón fuera de la revelación, criterios que
se perpetuaron e influyeron en múltiples doctrinarios en los siglos poste-
riores, entre ellos Hobbes que recoge la idea en su Leviatán, y el propio
Rousseau en el Contrato Social, ambos en la formación de sus tesis bási-
cas, como inmaculadas aportaciones a la creación del Estado moderno,
El de Aquino no cree y rechaza definitivamente la idea de organiza-
ción politica de la ciudad, porque afirma ser de tan reducida superficie
que fácilmente pueden absorberla sus enemigos, como históricamente ha
ocurrido, para lo cual basta recordar a las polis griegas, por ello prefiere la
formación de extensos, fuertes y poderosos reinos con monarcas justos,
porque las democracias no perduran por la rivalidad interna que frecuen-
temente se suscita, y es compresible ese criterio de Aquino, porque en el
medievo se buscaba la unicidad como fuente de tranquilidad y prosperi-
dad, al propio tiempo de evitar peligros mayores.
En relación a la resistencia civil, está acorde en la destitución de los
tiranos, pero no a su muerte violenta a manos de la comunidad, y adelan-
tándose mucho al tiempo se inclina por el sistema de elecciones y a las
monarquías limitadas, oponiéndose a la tradicional forma de distribución
del poder por perderse la unidad necesaria, de ahí su inclinación a la mo-
narquía como mejor forma de gobierno, pero con el predominio del poder
eclesiástico sobre el temporal considerando que si bien la razón es la for-
ma ideal para alcanzar la verdad absoluta, ello no puede realizarse sin la
fe depositada en la Iglesia, y al guardar el monarca la obediencia a los
mandatos de Dios, los miembros integrantes del poder público deben aca-
tar las disposiciones de los sacerdotes, por tanto todos deben quedar bajo
el mandato pontificio y los gobernantes obligados a reverenciarlo y acatar
sus mandatos, tanto de orden material coma en criterios religiosos.
DIVERSAS TEORÍAS Y ESCUELAS SOBRE EL ESTADO 183
EL ESTADO MODERNO
I. ANTECEDENTES
191
192 TEORíA GENERAL DEL ESTADO
B. LA REVOLUCIÓN FRfu'\lCE5A
den, para que la Asamblea pudiera continuar sus trabajos con calma pro-
picia y orden adecuado a las circunstancias.
El idealismo contenido tanto en la libertad de trabajo sin opresión ni
explotación de los privilegiados, así como la firme convicción de la nece-
sidad de despojarse de las cargas impositivas incrementadas permanente-
mente por el déspota monarca, abogando todo intento de superación de
nivel de vida personal y colectiva, por ello ese idealismo se centra en la
ruptura del poder real y el dictado de una Constitución protectora de los
derechos inalienables e imprescriptibles del hombre y el ciudadano,
quien podría en todo momento hacerlos valer ante la autoridad competen-
te, y gozar y disfrutar de ellos en un equilibrio de fuerzas entre pueblo y
gobierno, a la manera aristotélica de frenos y balanzas, lo cual sería base
del principio de garantias y libertades conquistadas por el esfuerzo perso-
nal y colectivo de la nación, tal como lo había logrado el pueblo inglés
arrancándosela a la corona en 1688, institucionalizadas como categorías
políticas desde esa fecha en Inglaterra.
Ese era el espíritu imperante y servía de guía a los pasos dados por el
pueblo de la Francia de esa época. A ello iban encaminados todos sus es-
fuerzos, y de esa lucha pertinaz, al lograr sus propósitos, surgirían de in-
mediato las ideas políticas gestadas durante siglos por todos los doctrina-
rios políticos de Grecia cuyas ideas, pasadas a la Roma imperial, no
encontraron terreno propicio para incorporarlas, y dada la turbulencia de
los siglos siguientes habían dormido el sueño de los justos, para despertar
con los enciclopedistas franceses, los contractualistas, los grandes doctri-
narios de esa nación y de la Inglaterra de su tiempo, a fin de hacer cam-
biar al mundo para evitar el despotismo y la arbitrariedad de los monar-
cas, a base de la incorporación de las grandes aportaciones de quienes
supieron ver un futuro más halagüeño, con los principios de soberanía
popular, representación política, constitucionalismo, axiología política,
división y equilibrio de poderes, y por sobre todo ello: la libertad, igual-
dad y fraternidad, tomada como Divisa Revolucionaria.
La consecuencia y mayor aportación de tan tenaz lucha es sin duda
alguna la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano, elabo-
rada por los Constituyentes franceses producto de la Revolución, funda-
mentada sobre la teoría de Juan [acebo Rousseau, tanto en su Discurso so-
bre la Desigualdad, como en su más celebérrima y piramidal obra: El
Contrato Social. Esa Declaración se instituye el 26 de agosto, marcando
con ello una nueva y profunda era para la historia universal y el mundo
de las ideas y doctrinas políticas.
En su parte medular la Declaración comprende los derechos funda-
mentales del hombre: la igualdad, contenida en el articulo primero, la li-
bertad, la propiedad, la seguridad, la resistencia a la opresión, todos ellos
EL ESTADO MODERNO 203
como postulados universales y eternos, toda vez que sus principios son
inherentes a la propia naturaleza del hombre.
Con esta simple, pero a la vez profunda dogmática, el mundo da prin-
cipio a una transformación, tanto en sus procedimientos como en sus for-
mas de actuación. Provoca un cambio radical en el aspecto social, politico
y económico, y su influencia pronto se hace sentir en el mundo de las
ideas políticas, llegando a las colonias de .América Latina, apoyadas en
sus conceptos para la elaboración de sus propias doctrinas emancipado-
ras, y de estructuración dentro del marco de la libertad.
Pero además repercute en otras esferas de actividad, como la indus-
trial. porque al introducir las máquinas de vapor y nuevas técnicas de
fabricación, han de considerar al trabajador como fundamental para su
objeto y fines, y en cuanto al aspecto agrario también hace sufrir modifi-
caciones sustanciales, y se introducen cambios tendentes a la obtención
de mayor producción con abatimiento de costos e incremento de salarios
permisibles para llevar una vida familiar digna.
La línea divisoria en la historia marcada por el año 1789 es, para'
nuestro objeto, de primordial importancia y trascendental en sus manifes-
taciones, porque los rumbos señalados pasada la cruenta etapa de asenta-
miento, transformaron al mundo tanto en sus procedimientos y estructu-
ras gubernamentales, como en la nueva concepción del hombre, al dejar
de ser siervo para convertirse en ciudadano, en bien de sí mismo y útil
para el logro de los fines del Estado, de ese nuevo Estado gestado por tan-
tos siglos de sacrificios, el Estado Moderno de Derecho.
X. Nadie debe ser molestado por sus opiniones. aun religiosas. Con tal
que su manifestación no trastorne el orden público establecido por la ley.
XI. La libre comunicación de los pensamientos y de las opiniones es
uno de los derechos más preciosos del hombre: todo ciudadano puede
pues hablar, escribir o imprimir libremente. pero debe responder del abu-
so de esta libertad en los casos determinados por la ley.
XII, La garantía de los derechos del hombre y el ciudadano necesita
una fuerza pública: esta fuerza es pues instituida en provecho de todos y
no para la utilidad particular de a quienes está confiada.
XIII. Para el entretenimiento de la fuerza pública y para los gastos de
administración es indispensable una contribución común. que debe re-
partirse igualmente entre todos los ciudadanos. según sus facultades.
XIV. Los ciudadanos tienen el derecho de comprobar por si mismos o
por sus representantes la necesidad de la contribución pública. consentir-
la libremente, seguir su empleo y determinar su cuota, el reparto, el cobro
y la duración.
XV. La sociedad tiene el derecho de pedir cuentas a todo agente pú-
blico de su administración.
XVI. Toda sociedad en que la garantia de los derechos no esté asegu-
rada ni determinada la separación de poderes no tiene constítución.
XVII. Siendo la propiedad un derecho inviolable y sagrado, nadie
puede ser privado de ella, sino cuando la necesidad pública. legalmente
comprobada, lo exija evidentemente y bajo la condición de una justa y
previa indemnización.
1 La Dra. Arnáiz considera acertadamente en sus cátedras, tanto de Teoría del Estado
como de Derecho Constitucional, que el poder es unívoco por tanto indivisible, lo que se
divide son las funciones, por ello en el cuadro agrega entre paréntesis la palabra funcional.
208 TEORíA GENERAL DEL ESTADO
z N. del A.
3 N. del A.
EL ESTADO MODERNO 209
las relaciones entre los diferentes Estados, con objeto de evitar conflagra-
ciones y observar un respeto internacional, formula su propia doctrina
con éxito indiscutible, no logrado anteriormente por Guillermo de Occam,
Marsilio de Padua y el propio Dante, profundos pensadores políticos del
siglo XII quienes intensivamente buscaron la fórmula para poder estable-
cer las bases de respeto entre los diferentes Estados y del propio papado,
a cuyo fracaso coadyuvó sin duda alguna, el criterio teológico dominante
de su época,
Sin embargo Francisco de Vitoria (1490-1549). dominico inconforme
con los poderes omnímodos adoptados por España, en su obra Relectiones
Theológicas, expresa su criterio en cuanto a la guerra justa y discute las
razones de ese poderío de su país en las tierras conquistadas, fundamen-
talmente en cuanto a las relaciones del opresor con los indígenas avasalla-
dos, y más aún, penetra a la investigación de los derechos adquiridos por
la conquista hispana.
Junto a él aparecen otros doctrínarios contemporáneos suyos, como
Conrado Braun (1491-1563). con su obra De Legationibus, y Fernando
Vázquez (1509-1566), y su Ilustrum Controversiarum Aliorumque Usu Fre-
quentium Libri Tres, quienes estudian profundamente el derecho para re-
gular las relaciones de los Estados, el primero en cuanto a los derechos y
deberes de los legados del papa, el segundo con apoyo absoluto a la sobe-
ranía territorial de España y las relaciones existentes entre los Estados,
debiendo regirse por el derecho natural y el de gentes, planteando por pri-
mera vez la libertad de los mares, ante la pretensión de las repúblicas ita-
lianas de cerrar a la navegación el mar Adriático y el golfo de Génova, y
así surgen otros muchos más durante el siglo XVI en cuanto a las relacio-
nes internacionales, todo lo cual sirve a Gracia para fundamentar su doc-
trina sobre la soberanía de los Estados.
No obstante Hugo Grocio es holandés de origen y servidor público de
su país, ocupa elevadas misiones de Francia e Inglaterra, por su reconoci-
do prestigio jurídico y humanista. Sus obras De jure BeIli Ac Pacis y Mare
Liberum, se esparcen por toda Europa en una época sumamente conflicti-
va de luchas religiosas, los fínales de la guerra de las Provincias Unidas
contra España, y los comienzos de la Guerra de los 30 años, y con ellas,
principalmente la primera, establece la existencia de un derecho entre las
naciones, tanto en la guerra como en la paz, y plasma su admirable doc-
trina al analizar con profundidad el derecho de gentes romano, el derecho
natural y los principios básicos del concepto de soberanía de los Estados,
todos ellos principios básicos para establecer el fundamento de su teoría
política, al afirmar que la realidad de las normas jurídicas, así como los
principios morales, de los cuales nunca se separa, son la base esencial
para el desarrollo de la vida cotidiana, y ambos se derivan directamente
de la propia naturaleza de las cosas, por tanto obligan a ser cumplidas no
EL ESTADO MODERNO 213
tan sólo a los hombres sino a los propios pueblos, a los Estados, por ello
niega la existencia de la justicia universal y al derecho como una conve-
niencia o por su utilidad.
En cuanto al derecho de gentes, Gracia lo amplía en forma más exten-
sa a la de sus precursores, llega hasta la transformación misma por igual
en las reglas comunes de carácter doctrinario, como hasta los principios
de las normas jurídicas en las relaciones con otros Estados, estudiando
los sistemas que rigen la vida internacional, y analiza las formas y princi-
pios prácticos utilizando a la vez los estudios de sus precursores, y va to-
mando todo aquello que puede serie de utilidad como los principios de
Suárez y Bodin, para definir a la soberanía como el supremo poder políti-
co ejercido por una persona determinada, cuyos actos son indiscutibles
legalmente, frente a cualquier voluntad humana.
Más adelante Hugo Gracia adopta una posición muy diferente y con-
sidera la posibilidad de una soberanía con ciertas limitaciones y aun divi-
sible, concediéndole al pueblo el derecho de elección del gobierno, pero
condicionado a la obediencia pasiva, y bajo ese criterio no acepta, por
ningún motivo, el derecho a la resistencia.
Con su doctrina Gracia contribuye en forma especial al fundamento
de la Paz de Westfalia, llamado por algunos autores el primer gran Con-
greso Internacional de la Historia, no obstante haber ocurrido tres años
después de su muerte, pero sin duda basada en los elevados principios de
su bien acogida doctrina de la Monarquía absoluta, dando con ello fin al
feudalismo en cuyo seno se había desarrollado y sustentando su pensa-
miento de unidad: soberanía territorial, base consustancial de su doctrina,
objeto y fines, cuyos principios recoge de sus precursores y principalmen-
te de Bodin, de quien toma los fundamentos esenciales y los amplía para
complementar el concepto de soberano reconocido en el interior del Esta-
do, y la extiende hacia el exterior, conformando su tercer y principal ele-
mento, la igualdad entre los Estados, que llega así hasta nuestros días y
reconocido actualmente como una de las reglas de oro del Derecho Inter-
nacional mediante el dictado de derechos y obligaciones jurídicas, cuyo
cumplimiento obliga por igual a todos los Estados.
CAPÍTULO DÉCIMO CUARTO
EL ESTADO MODERNO:
LOS CONTRACTUALISTAS
1. GRECIA
215
216 TEORíA GENERAL DEL ESTADO
sólo fue aprobado por los diferentes credos religiosos, sino quedó inscrita
como premisa fundamental de todos los grupos.
En un segundo cuestionamiento "[unius Brutus" pregunta si es lícito
y legal oponerse al monarca y, por lo mismo, resistirse cuando este viola
la ley de Dios, y al contestarse a sí mismo, invoca no tan sólo el Antiguo
Testamento sino la propia ley romana, expresando que aquí el monarca
viola dos pactos preexistentes: el del gobernante con Dios para mantener
un gobierrio justo, y el pueblo a acatar sus normas, y por otra parte tam-
bién viola el pacto efectuado entre monarca y pueblo con Dios a fin de
mantener el culto en toda su extensión, sin valladar alguno, pero la resis-
tencia no debe hacerla el pueblo sino a través de la asamblea o los magis-
trados, por tanto estos deben existir dentro del pacto.
En una tercera pregunta aparece por vez primera un aspecto de suyo
importante para la Teoría General del Estado, al cuestionar si dentro de la
ley está la resístencia al gobernante cuando este oprime al pueblo o inten-
ta destruir al Estado. En este caso el autor se refiere al orígen del Estado y
a "la soberanía del pueblo" esgrimida por primera ocasión, para cuyo
efecto recordemos cuando hicimos referencia al concepto de soberanía
elaborado en esa misma época por Juan Badina,' quien consideraba la ne-
cesidad de formar monarquías muy sólidas y poderosas y una soberanía
nacional en manos de sus titulares apoyando, en contraposición con el
contractualismo, el poder absoluto del monarca.
Pero nuestro autor al responderse este cuestionamiento agrega algo de
suyo importante, la invocación del Estado natural en los primeros esta-
dios de la humanidad, cuando al disfrutarse de plena libertad los indivi-
duos forjaron las instituciones políticas, base sustancial de todo concepto
del pacto social.
La cuarta interrogante y último punto tratado por nuestro anónimo
autor es diferente a los demás, porque si bien los tres primeros tienen
como objeto justificar la resistencia de los hugonotes contra los reyes de
Francia y la aprobación de los propios católicos al relacionarlos con Dios
por igual para unos como para otros, en este último hace referencia a otro
aspecto por demás importante, porque la pregunta es en cuanto a si se
puede prestar ayuda a los gobernantes de un país oprimido por 'cuestiones
religiosas o la existencia de una declarada tiranía, y al responder positiva-
mente lo fundamenta en los deberes del hombre para con Dios y sus se-
mejantes, justificando intrínsecamente la protección dada por la reina de
Inglaterra y Alemania a los hugonotes franceses.
Muchos otros autores europeos intervinieron en esa disputa entre am-
bos credos religiosos, pero no en relación con defensa alguna de uno u
ción sufrida al pacto libera a los asociados y la resistencia puede ser pasiva
o activa, ya sea interna o por separación política.
Hemos expresado la influencia de Calvino sobre la doctrina de Altu-
sio, llegada al extremo de coincidir plenamente en determinados aspec-
tos, como la obligación del Estado a la tutela de los intereses religiosos,
estableciendo una iglesia nacional, así como la prescrípción de normas de
conducta social sin límite ni valladar, a fin del aseguramiento de lo pri-
mordial: el bienestar de la sociedad.
Sin embargo hemos de concluir que la doctrina de Gracia al igual de
las tesis de los pensadores de su tiempo, principalmente los antirnonár-
quicos y los reformistas, se perdieron al crear, aun sin desearlo así, las
asambleas de corte elitista, aristocráticos unos y con base en el concepto
religioso otros. En el primer caso, los principios de soberanía encamina-
dos hacia el ejercicio popular quedaron en manos de esos cuerpos porque
aun obtenfdo el logro de la formación de asambleas, para frenar el poder
despótico o la tiranía, no se obtuvo sino la sustitución de un monarca ab-
soluto por una aristocracia sin cambio favorable al pueblo, y en el segun-
do caso la lucha religiosa tampoco abonó nada en favor de los mismos.
nos de todo Estado a lo permitido por el monarca, pero con base en los
derechos naturales inalienables,
De suma importancia es su observación en cuanto al éxito de una re-
vol ución, "por ser muestra indefectible del fracaso del soberano en el
cumplimiento del pacto social y por él pierde todo derecho a las faculta-
des recibidas, pero para evitar tal situación es conveniente al monarca no
excederse en intervención gubernamental, pero sí elaborar leyes justas,
muy detalladas, sin objetar nada de aquello que pueda afectar la paz so-
cial, la cual debe cuidar en su conservación plena como uno de sus más
caros deberes, y para evitar errores y confusiones las leyes deben Ser cla-
ras, sencillas y poco numerosas". Sin embargo pone en duda la capacidad
del gobernante para promover el bienestar de la sociedad, porque en
suma, "el Estado es un mal necesario".
No obstante su firmeza en cuanto al estado de naturaleza y el derecho
natural, a éste lo limita a la forma tradicional de sus doctrinarios "porque
fácilmente podría caer en graves peligros al poder ser interpretado a ca-
pricho por cada miembro de la sociedad. La leyes el mandato formal del
monarca, y así como puede dictarlas tiene el derecho de abolirlas cuando
lo considere prudente." Con ello Hobbes muestra su determinación en de-
fensa del Estado autoritario, por tanto el soberano tiene poder supremo
en el orden temporal y espiritual, aunque en relación con la religión
aconseja la tolerancia. Por atacar a la iglesia católica por su actitud de do-
minio de las conciencias y un exagerado dogmatismo, le acusaron de
ateo y durante algún tiempo se decia hobbismo a las doctrinas de los
librepensadores.
De cierta manera Hobbes se contradice en algunos de sus principios,
por una parte se declara a favor de una monarquía absoluta, después
aconseja al monarca no llevar a grado sumo el intervencionismo guberna-
mental, y por otra se declara en favor de la libertad de creencias religio-
sas, después critica a uno y otro bando, pero no obstante las consideracio-
nes de sus biógrafos al respecto, es factible creer la influencia recibida de
la experiencia de su agitada vida, convulsa en muchos momentos, y la di-
fícil situación política existente eh Europa, y en forma especial en su país
con la revolución puritana, su autoexilio y regreso a su país, y por sobre
todo ello los muy largos noventa y un años de una vida tan plena de acti-
vidad intelectual y participativa, amén de la influencia recibida de tan di-
versos como importantes genios de su época, su amplio conocimiento de
la Grecia clásica, su devoción primaria por Aristóteles, a quien toma
como modelo para posteriormente referirse al estagirita como el más per-
nicioso maestro que jamás hubiera existido.
El origen civil del Estado y no de la divinidad afectaron a Hobbes en
su doctrina, aunque es factible que por su apoyo al poder absoluto haya
sido bien visto por Cromwell. El clero de ambas partes desconfiaba del
EL ESTADO MODERNO: LOS CONTRACTUAUSTAS 227
nientes de las Escrituras que hacen tan pesada la lectura de toda la obra
del inglés.
Situado en esa postura ecléctica Puffendorf hace suyo el concepto del
derecho natural de Grocío, pero otorgándole un sentido filosófico-político
ante lo justo e injusto del holandés, pero en contra del debatido derecho
divino de los reyes, y toma de Hobbes el criterio del egoismo humano, y
al analizar las instituciones lo hace fundamentado en los resultados de la
realidad, y a pesar de tomar la base del utilitarismo de Hobbes, no está de
acuerdo con él en cuanto al sempiterno conflicto del hombre en su estado
natural, siendo este concepto el centro toral de su doctrina, afirmando ser
el instinto social del hombre integrarse en una sociedad, porque sólo en
ella se puede estar al amparo del derecho natural con la ausencia del po-
der político. siendo por pacto voluntario de los integrantes de esa socie-
dad nacimiento de la sociedad política.
Pero para Puffendorf ese pacto tiene dos vertientes, el social y el gu-
bernamental, éste como realidad de los contrarios al poder absoluto del
monarca, y aquél como es observado por Hobbes para formar un Estado
mediante el acto volitivo de la mayoría de los miembros. o posteriormente
en la forma de gobierno más conveniente a su propio destino. Seguida-
mente toma el pacto entre quienes han de gobernar y los miembros del
Estado. declarando obediencia hacia aquellos, que a su vez se comprome-
ten al establecimiento de normas. para lograr el bienestar de toda la co-
munidad política así formada, con lo cual se llega al meollo de su doctrina:
la soberanía en manos del detentador del poder público, pero totalmente
alejada de la concepción absolutista de Hobbes, limitada en su ejercicio
por el derecho natural, sin poder ni autoridad superior a ella. o sea el ver-
dadero y único concepto real de la soberanía.
En esta conformación queda plasmado el dictado de leyes mediante la
templanza del parlamento. y sin necesidad de reducir la autoridad del
monarca, permite la formación en la esfera legislativa, de leyes emanadas
de la razón. y en cuanto al soberano detenta el poder político más elevado
pero en ninguna forma absoluto, considerando además la posibilidad de
ser designado mediante elección, y sigue a Gracia en la consideración del
derecho de gentes como las relaciones entre los Estados en uso de la sobe-
ranía estatal, en búsqueda cabal de la felicidad de todos quiénes intervie-
nen en dicha relación. pero no cree en ninguna forma en la existencia de
un derecho positivo en el ámbito internacional. ante la imposibilidad del
acuerdo general, aunque sí establece una clara identidad del derecho
de gentes con el derecho natural, toda vez aquél es una derivación de .
éste. y por lo mismo no acepta las normas obligatorias en las relaciones
internacionales.
Puffendorf logra de inmediato la aceptación de sus doctrinas, al ob-
servarse como tesis factibles y de profundo respeto entre los hombres y
232 TEORÍA GENERAL DEL ESTADO
los Estados por su concepción ecléctica de las doctrinas opuestas del po-
der absoluto y el antimonarquismo característico de su tiempo, y en-
cuentra en su país un terreno abonado para sembrar la semilla, dada la
existencia del despotismo templado y el factor básico de la libertad indi-
vidual, y su teoría al ser aceptada encuentra múltiples seguidores, quizás
egresados de las propias aulas donde imparte cátedra de Derecho Natural
y de Gentes, establecida por primera vez en Heidelberg en 1661, perdu-
rando por siglos en toda Alemania hasta aparecer las novedosas y a la vez
profundas teorías de Jase Ernmanuel Kant (1724-1804), siendo Christian
Wolff (1679-1754), y Christian Thomasio (1655-1728), sus más fieles se-
guidores. El primero examina las teorías del derecho natural, el derecho
de gentes y el Estado con gran profundidad, el segundo separa las cien-
cias morales de las jurídicas y hace una notable distinción entre derecho
positivo y derecho natural, así como derechos naturales innatos en el
hombre y los adquiridos, dependientes de las leyes humanas.
si bien la población total sumaba'poco más de tres veces tanto, los demás
carecían de derechos.
A través de la expansión de Roma, como primera expresión de Impe-
rio Universal, más aún del forjado precariamente por Alejandro Magno, y
de mucha mayor perdurabilidad a la desaparición de las Ciudades-Esta-
dos o Polis griega, el mundo del derecho se sobrepone al político, y al co-
rrer del tiempo va pasando por diversas formas, desde los estamentos del
medievo hasta el poder absoluto finiquitado por la explosión popular de
la Revolución francesa, cuando se vuelve a los viejos sistemas abandona-
dos por siglos, con la actualización y modernización de la democracia,
surgiendo como primera expresión en la Constitución de los Estados Uni-
dos, donde es estudiada y analizada por el visionario Alexis de Tocquevi-
Ile, y se plasma en la Constitución de 1787.
y aquella democracia de participación activa de todos los ciudadanos
quedó atrás en Grecia y en algunos ensayos tenidos en Roma, por medio
de las asambleas del pueblo o ekklesias, pero ante la imposibilidad de su
continuación por su crecimiento, surgen otras formas hasta arribar a nues-
tros días.
Ya hemos visto cómo en su evolución llega el principio de la demo-
cracia hasta Rousseau, donde se consideró que la soberanía popular no
podía delegarse por perder su inalienabilidad, por su franco entendimien-
to a la democracia de ejercicio directo, porque la elección en la antigüe-
dad era sustituida por el sorteo, fundamentada en criterios religiosos ple-
nos de superchería y superstición.
Es así hasta el siglo XVII cuando se ensaya propiamente dicho, la vin-
culación de la democracia y la elección, por la incorporación doctrinaria
de la representación política trazada magistralmente por Hobbes en su
Leviatán, a lo cual coadyuvó en mucho la poca dedicación de los ciudada-
nos a los negocios públicas, la falta de esclavos y la desconfianza de los
constituyentes de 1789 al pueblo y las multitudes. De ahí la importancia
de la representación porque resolvía importantes problemas mediante la
formación de asambleas poco numerosas, y se suma a ello una interpreta-
ción para limitar el ejercicio de voto, con la exclusión de ciertas capas so-
ciales, restándole así ímportancia a la elección.
La vinculación necesaria de democracia y representación política sur-
ge durante el siglo XIX, por cuanto todas las luchas políticas principiaron
a fincarse en torno a la elección, ya por la conveniencia o justicia al incor-
porar al sistema electoral el voto universal, ya por el surgimiento de los
partidos políticos, ya por diversas causas, pero todas con el mismo resul-
tado: la vinculación absoluta entre la democracia y la elección y por ende
la representación política, porque sin ella no podía entenderse en forma
alguna la elección, y más aún en todo régimen liberal, donde la base es la
libertad del individuo en lo personal y en cuanto a la de pensamiento, de
DEMOCRACIA Y REPRESENTACIÓN POÚTICA 251
A. ANTECEDENTES
Una de las mayores aportaciones al Estado Moderno es, sin lugar a
dudas, la división y equilibrio del poder público, o como hemos afirmado
la división de funciones toda vez que el poder es unívoco, sin embargo lo
importante no es la terminología utilizada sino la doctrina misma del con-
cepto, como medio de frenos y balanzas con ohjeto de evitar caer en el
despotismo y la tiranía del poder público, correspondiendo esta extraordi-
naria aportación a Charles de Secondat barón de la Bréde y de Montes-
quieu (1689-1755), quien en su obra cumbre, El Espíritu de los Leyes, re-
coge todos los principios desde Aristóteles hasta sus días en cuanto a tan
apasionante tema.
Por ser de suma importancia para el teórico del Estado esta teoría, de-
bemos remontarnos a la Grecia clásica del siglo IV (e. a.) para observar su
nacimiento, evolución y desarrollo sin el deseo de ser repetitivos de lo di-
cho con anterioridad en el capitulo VIII de esta obra, pero sí pondremos
énfasis en cuanto a nuestro tema corresponda, a fin de no deshilvanar el
proceso respectivo llegado hasta nuestros días e incorporado en todas las
democracias del orbe.
Continuando con la metodología para el estudio de la Teoría General
del Estado utilizando los métodos jurídico, político e histórico funda-
mentados en la filosofía, nos remontaremos a la Grecia como fuente in-
dispensable e inagotable para el estudio del Estado, cuando aparece en el
siglo XV (e. a.) la cultura micénica, y en ese devenir político llegamos al si-
glo XI con el predominio de las monarquías hereditarias, para continuar
por largas etapas bajo el imperio de la aristocracia, hasta arribar por fin al
siglo V, el de Pericles, forjador indiscutible de las bases del siguiente y en
ambos se inmortaliian hombres de la talla de un Tales de Mileto, un Tu-
cídedes, un Eurípides y tantas y tantas figuras más que llenan los anales
de la historia de su tiempo.
y es en ese siglo, el IV, al que tanto nos hemos referido, donde pode-
mas observar en la evolución y desarrollo de tantas centurias, cómo se fue
conformando esa cultura al pasar de tribus nómadas subsistiendo de la
caza, a pueblos ya integrados dedicados a la agricultura y artes manuales,
cuyo dominio territorial se va extendiendo aún con endeble economía
252 TEORÍA GENERAL DEL ESTADO
B. MONTESQUIEU
país y viaja por las más importantes naciones de Europa recogiendo datos,
analizando, y previo al Espíritu de las Leyes escribe y cobra fama can las
Cartas Persas, posteriormente con sus Consideraciones sobre las causas
de la grandeza de los Romanos y de su decadencia, demostrando con ello
sus inquietudes y cultura de la antigüedad, quizá como preparación a su
magna obra, para cuyo efecto se retira de toda actividad y tarda 20 años
en realizarla.
Ya hemos podido observar el ambiente de Europa en general y de
Francia en particular a través de nuestros análisis anteriores sobre otros
doctrinarios tan valiosos, pero quizá no tan dedicados como lo fue Mon-
tesquieu para elaborar sus tesis, pero la importancia de este hecho en re-
lación al largo tiempo destinado para ello, son los diferentes cambios y
acelerados hechos con claro acercamiento a la Revolución del 89, siendo
su publicación primera cuarenta y un años antes de tal suceso, como el
primer tratado sistemático de filosofía político-jurídica de tan profundo
visionario, cuya existencia coincide con el gran movimiento intelectual
de Europa, principalmente de Francia en el momento del pleno floreci-
miento de los Enciclopedistas y contemporáneo de Voltaire, quien le so-
brevive por tres años.
Su teoría política indiscutiblemente recibe una influencia determi-
nante de los autores y la vida de la Inglaterra posterior a sus dos revolu-
ciones, país donde permaneció un par de prolíficos años, y si bien en las
Cartas Persas hace elegante critica a las instituciones sociales y religiosas
de Francia, en el Espíritu continúa utilizando el método empírico de aná-
lisis político, manejado con maestría y claridad absoluta, contrariamente
a otros de los doctrinarios antecesores y contemporáneos, porque llega
siempre en toda cuestión a lo concreto, a lo real, y ya fuese por la época,
moda de pensamiento político o influencia, concibe también el funda-
mento de la justicia y el derecho en la naturaleza, pero a partir de los he-
chos históricos, no por deducciones derivadas de la razón, pero por siem-
pre siguiendo las enseñanzas y la dedicación al estudio de Aristóteles, su
gran guía, y a Badina en sus concretas deducciones sobre la soberanía.
L" fijación por la división de poderes, en legislativo, ejecutivo y judi-
cialle absorben en su examen analítico dejando atrás el derecho natural y
otros puntos de importancia para otros autores como los derechos de los
ciudadanos, o en relación a las prerrogativas de los monarcas, y si bien lo
establece no es para él lo fundamental, sino lo de mayor importancia es el
sistema de frenos y balanzas para el equílíbrio del poder, donde quedan
inmersas otras cuestiones como éstas, siendo por demás destacadas las
instituciones políticas, su naturaleza y objeto, pero no limitadas a su pro-
pio pais sino en una teoria general adaptable a todo Estado, lo cual indu-
dablemente pudo lograrlo en toda su extensión, siendo evidente en la per-
manencia de sus tesis, aún válidas hoy día.
254 TEORIA GENERAL DEL ESTADO
2. Emitir el sufragio
3. El sufragio por sorteo.
4. Fijar la manera de entregar el boletín del voto público o privado.
5. Que el pueblo sólo dicte leyes.
El gobierno democrático se finca en el patriotismo O la virtud política,
su declinación o fin al abandonar virtudes políticas e igualdad. Su territo-
rio debe ser pequeño.
Las características fundamentales del gobierno aristocrático son:
1. El poder en manos de unos cuantos quienes hacen y ejecutan las
leyes.
2. El pueblo es vasallo.
3. Las leyes fundamentales contienen:
al El sufragio es por elección.
b} El senado propone y a veces decide.
e} El senado lo integra la aristocracia.
d) El cuerpo de nobles es la democracia.
e) El pueblo no cuenta, no es nada.
4. La mejor aristocracia es aquella en la que la parte del pueblo exclui-
da sea la más reducida y pobre.
5. No seduce la idea de opresión
6. Es tanto más perfecta, cuando se asemeja a la democracia.
7. Es tanto más imperfecta cuando se asemeja a la monarquía.
8. El gobierno aristocrático se fundamenta en la moderación cuando
dismínuye o declina, llega su fin. Su territorio debe ser reducido.
Las características fundamentales de la monarquía son:
1. Gobierno de uno solo por leyes fundamentales.
2. El príncipe es fuente del poder político y civíl.
3. Los poderes intermediarios, subordinados y dependientes constitu-
yen la naturaleza del gobierno monárquico, es decir, de aquél en que go-
bierna uno solo por leyes fundamentales.
4. El depósito de las leyes se encuentra en los cuerpos políticos.
5. El poder intermedio subordinado más natural en una monarquía es
el de la nobleza, su máxima fundamental es: sin monarca no hay nobleza,
como sin nobleza no hay monarca.
El fundamento de la monarquía se encuentra en el honor, al debilitar-
se éste en los gobernantes, la monarquía ha llegado a su fin. Su extensión
territorial debe ser ni muy grande ni muy reducida.
Las características fundamentales de los gobiernos despóticos son:
1. Uno solo se encarga de ejercerlo.
2. En relación con la ley fundamental, es la existencia de un visir en-
cargado de la administración.
DEMOCRACIA Y REPRESENTACIÓN POLíTICA 257
barbas", nos dice, refiriéndose sin lugar a dudas a los moscovitas a quie-
nes el zar Pedro el Grande les ordenó cortarse las barbas.
"Muchos más unen al término libertad a determinada forma de go-
bierno, con exclusión de cualquier otro. Unos la cifran en el gobierno re-
publicano en tanto otros en la monarquía. Cada uno llama libertad al go-
bierno que más le agrada a sus costumbres o inclinaciones, pero lo más
frecuente es ponérselo a las repúblicas, no así a las monarquías, porque
no conocen los males de aquellas. En fin, concluye Montesquieu, como
en las democracias tiene el pueblo más facilidad de hacer casi todo lo que
desea, pone la libertad en esos gobiernos, confundiendo el poder del pue-
blo con su libertad."
Después de esta serie de diferentes entendimientos sobre el término
libertad abre un capítulo para expresar en qué consiste la libertad, se so-
breentiende la política, y por ser tan interesante y relativamente corta no
resistimos la tentación de transcribirla para no caer en alguna falsa inter-
pretación: "Es verdad que en las democracias el pueblo aparentemente
hace lo que quiere, más no consiste la libertad política en hacer lo que se
quiere. En un Estado, es decir, en una sociedad que tiene leyes, la libertad
no puede consistir en otra cosa que en poder hacer lo que se debe querer
y en no ser obligado a hacer lo que no debe quererse. Es necesario distin-
guir lo que es independencia de lo que es libertad. La libertad es el dere-
cho de hacer lo que las leyes permitan, y si un ciudadano pudiera hacer
lo que las leyes le prohíben, no tendría más libertad, porque los demás
tendrán el mismo poder".
Consideramos estos enunciados de Montesquieu válidos para todos
los tiempos, porque sus conceptos y raciocinios son de tal naturaleza rea-
les que es imposible encontrar una forma de contradicción sin caer en el
absurdo, pero recordemos, nuestro doctrinario está hablando en una épo-
ca remota, casi medio siglo anterior a la explosión del pueblo francés y a
esa gran revolución que modificó profundamente alarbe en cuanto a las
ideas, teorías, doctrinas e instituciones políticas. Por ello, como en otros
casos de los doctrinarios analizados, les hemos otorgado la categoría de
visionarios.
Montesquieu, continuando con su teoría de la libertad, expresa: "Tan-
to la aristocracia como la democracia, concentradas ambas bajo el término
de repúblicas, no son Estados con libertad política, porque ésta tan sólo
reside en los Estados moderados, aunque no en todos, porque según lo
dicta la experiencia, el hombre al adquirir poder abusa siempre del mis-
mo, todo poder invita al abuso, a la extralimitación." y concluye su idea
con una dura expresión, pero muy real: "Ni la virtud puede ser ilimitada.
El único freno del abuso del poder es el freno que limite la propia natura-
leza de las cosas: una Constitución puede ser tal, que nadie sea obligado a
DEMOCRACIA Y REPRESENTACIÓN POLíTICA 259
sajón, Inglaterra y los Estados Unidos, respecto a los jurados, cuya confor-
mación y elegibilidad debe pasar por la aceptación tanto de la fiscalía
como de la defensa, ambos con el derecho de recusación, sistema judicial
basado en la costumbre, la cual aun sin declaración alguna de magistra-
dos superiores establece la jurisprudencia, olvidando el dinamismo del
derecho y lo cambiante de las épocas, toda vez, no puede verse con la
misma objetividad lo ocurrido hace un siglo de lo acaecido hoy.
Si bien los tribunales no deben ser fijos los juicios sí deben serlo para
ser un texto preciso de la ley, porque de ser una opinión particular del
juez se viviría sin saber con exactitud las obligaciones contraídas con la
sociedad, por lo mismo es necesario también la paridad de los jueces con
el acusado, para no poder sospechar haber caído en manos de persona in-
clinada a procurarle daño.
Por lo contrario los poderes legislativo y ejecutivo deben darse a ma-
gistrados fijos o a cuerpos permanentes, porque su ejercicio no es con una
persona determinada, por ser el primero la expresión de la voluntad gene-
ral, y el segundo el ejecutor de dicha voluntad. Ahora bien, ante el peligro
de caer el legislativo por conjuración contra el Estado, o por enemigos
exteriores, el ejecutivo podría permitirle por tiempo breve y limitado ha-
cer detener a los sospechosos, quienes perderían la libertad temporalmen-
te si no fuesen culpables, de otro modo recuperarían la libertad a fin de
continuar siendo hombres libres.
"En un Estado libre si es posible gobernarse por sí mismo si el pueblo
en masa ejercería el poder legislativo, cosa por demás dificil en los Esta-
dos grandes, y aun en los pequeños se observarían ciertos inconvenientes,
por ello es menester a cada pueblo contar con representantes, pero como
regla general los habitantes de una ciudad no conozcan a los de fuera, es
pertinente elegir representantes del mismo lugar y por sus propios habi-
tantes, siendo ventaja de las representaciones electivas que los elegidos
son capaces de discutir, lo que no ocurre con el pueblo, de ahí los incon-
venientes de las democracias.
"Cuando los diputados representan a la masa popular tienen que dar
cuenta de sus actos a sus representados, pero no es lo mismo cuando se
representa a las localidades. Todos los ciudadanos de los diversos dis-
tritos deben tener derecho al ejercicio del voto y elegir a sus diputados'
excepción hecha de aquellos considerados por su bajeza, sin voluntad
propia.' El pueblo no debe tomar parte directa en la gobernación, sino. por
medio de sus representantes, lo cual está al alcance de sus conocimientos
res y olvidar los del pueblo. por ello es preciso que ciertas leyes. como las
concernientes a la tributación no sean de su incumbencia. por eso los im-
puestos los fija y determina la cámara popular".
Incorpora al legislativo dos facultades denominadas, facultad de esta-
tuir y facultad de impedir. la primera corresponde al derecho de legislar
por sí mismo o de corregir lo hecho por otro. en tanto la segunda es el de-
recho de anular una resolución tomada por cualquier otro, equivalente al
poder de los tribunos romanos. pero esa facultad encierra en sí misma la
facultad de aprobar, o sea el no uso del derecho de impedir. que no es
otra cosa sino aprobar lo hecho por otro.
"El supremo poder ejecutor. o poder ejecutivo. nos dice. debe estar en
manos de un monarca por ser función de gobierno poder exigir una ac-
ción momentánea mejor desempeñada por uno que por varios. caso con-
trario al legislativo. porque de no ser así la libertad desaparecería al estar
unidos dos poderes en manos de un cuerpo de individuos. además de que
se requeriría la permanencia de reunión del legislativo lo cual también
haría perder la libertad. porque una de dos: o no habría ninguna resolu-
ción legislativa. cayendo el Estado en anarquía. o las resoluciones dicta-
das por el legislativo serían tomadas por el poder ejecutor, resultando en-
tonces el absolutismo.
"Sería inútil la reunión permanente del legislativo, molesto para los
representantes y daria mucho trabajo al ejecutivo. quien no pensaria en
ejecutar sino en defender sus prerrogativas y no perder el derecho a ejecu-
tar. y además el legislativo se ocuparía tan sólo de suplir los diputados
vacantes y se prestaría a la corrupción de ese cuerpo. Cuando los cuerpos
legislativos se van cambiando periódicamente, si no han sido buenos el
pueblo cifra su esperanza en lo favorable del cambio. pero si son siempre
el mismo cuerpo. al corromperse el pueblo no espera nada de sus leyes. o
se enfurecerá o acabará por caer en la indolencia.
"Por otra parte el legislativo debe reunirse tan sólo a base de convoca-
toria porque cuando no está reunido no existe su voluntad y. por lo mis-
mo no podría hacerlo sino por impulso unánime a fin de que no se supie-
ra si el verdadero cuerpo legislativo era la parte reunida o la que no se
reuniera. como tampoco debe disolverse él mismo. porque pudiera suce-
der que nunca se disolviera. siendo peligroso al poder atentar contra el
ejecutivo y. asimismo. en unos tiempos es más oportuno que en otros la
reunión legislativa. Por suerte de todo ello es conveniente la convocación
por el ejecutivo y la suspensión de sus deliberaciones. con arreglo a cir-
cunstancias que debe conocer."
Es pertinente aclarar en la evolución de la doctrina sobre la división
de poderes. la superación en algunos de sus aspectos como el anterior,
por medio del mandato constitucional precisando tiempos de las sesiones
ordinarias, así como la posibilidad de la celebración de reuniones extraer-
264 TEORÍA GENERAL DEL ESTADa
IV. FEDERALISMO
Por último, una tercera forma es aquella: donde debe distinguirse fede-
ralismo global del local, sea aquél extendido a toda la comunidad o éste
restringido a ciertas limitantes geográficas. El ejemplo más claro para el
primero es la Organización de las Naciones Unidas, sin poder de decisión,
salvo en ciertas áreas técnicas de competencia limitada, en tanto las fede-
raciones organizadas como los Estados Unidos, México ... son de carácter
local con decisiones de mando interno.
BIBLIOGRAFÍA
273
274 BIBLIOGRAfÍA
póg.
ADVERTENCIA. • . . • IX
A MANERA DE PRÓLOGO. XIII
CAPÍTULO PRIMERO
CAPITULO SEGUNDO
CAPiTULO TERCERO
FORMAS PREESTATALES
1. La banda. 23
n. La tribu 25
III. La horda . 28
IV. La gens . . 31
V. El clan y el tótem 34
VI. El tabú . . 36
VII. El carisma . . . 39
CAPITIJLO CUARTO
277
278 íNDICE
CAPíTULO QUINTO
CAPÍTULO SEXTO
V. Israel. 95
VI. China 99
CAPiTULO SÉPTIMO
LA EDAD MEDIA
1. Encuadramiento del tema. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103
n. El papado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
III. Acontecimientos que inciden en la evolución y desarrollo del Estado
durante la Edad Media. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108
CAPiTULO OCTAVO
CIENCIA POLÍTICA
l. La política, el polltico y lo político. 111
n. El pensamiento griego . 114
A. Sócrates y los sofistas 118
B. Platón. . . . . . . 119
C. Aristóteles . . . . . 121
l. Doctrina politica . 121
2. El libro Sexto de La Política. 124
111: Influencia del pensamiento griego en la historia de las ideas políticas 129
A. Alejandro Magno y el Helenismo 129
B. Roma y Polibio . 132
1. Roma. 132
2. Polibio . . . 135
CAPITULO NOVENO
CAPíTULO DECIMO
EL ESTADO
1. Encuadramiento del tema. 153
n. Elementos constitutivos del Estado. 153
A. Pueblo . . 154
B. Poder . . 156
C. Territorio. 157
280 INDICE
EL ESTADO MODERNO
1. Antecedentes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 191
A. La separación de las Trece Colonias de Norteamértca, del Reino
Unido de la Gran Bretaña . . . . . . 191
B. La Revolución Francesa . . . . . . . . . . . . . . . 198
C. Las primeras constituciones de Francia . . . . . . . . 203
D. Declaración de los derechos del Hombre y el ciudadano . 205
E. Principales doctrinas y doctrinarios de los siglos XVI. XVII Y XVIII. 206
F. Principios doctrinarios sobre la soberanía . . . . . . . . . 208
1. lean Bodin y la soberanía interna . . . . . . . . . . . 208
2. Hugo Grocio y la soberanía del Estado frente a los demás. 211
BIBLIOGRAFÍA. . . 273
Esta obra se terminó de imprimir y encuadernar
el 2 de enero de 2008 en los talleres
Castellanas Impresión, SA de CV,
Ganaderos 149, col. Granjas Esmeralda,
09810, Iztapalapa, México, DF