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Referencias
LECCIÓN 1 de 2
Según Farrando y Martínez (1999), la organización administrativa es el conjunto de reglas jurídicas que
determinan la competencia de los órganos que ejercen función administrativa, sus relaciones jerárquicas,
su situación jurídica, como se debe controlar la acción y cómo deben coordinarse en el interés de la unidad
del Estado.
Requiere la existencia de atribuciones y competencias distribuidas entre los distintos órganos, el trabajo en
equipo y la responsabilidad que implica cada ejercicio.
Los principios jurídicos fundamentales son: competencia, jerarquía, centralización y descentralización. Parte
de la doctrina cita otros principios, como el de unidad, que es consecuencia de la jerarquía, y el de
coordinación, que no reviste carácter jurídico, pero es un principio de toda organización.
Es irrenunciable (su ejercicio constituye una obligación), improrrogable (no puede ser pactada por un
acuerdo entre los particulares o entre estos y la Administración), de orden público (puede ser declarada de
oficio) y obligatorio.
En consecuencia, la Administración solo puede hacer todo aquello que esté autorizado por las leyes.
Clases de competencia
Nos encontramos ante un conflicto de competencia cuando la norma es interpretada de manera diferente
por los dos órganos encargados de aplicarla. Estos se consideran competentes (positivo) o incompetentes
(negativo), lo que es resuelto por el órgano superior.
Competencia territorial
–
Ámbito espacial en el cual es legítimo el ejercicio de la función.
Competencia material
–
Clase de actividades que puede desempeñar el órgano.
Avocación
Es lo opuesto a la delegación. Es de carácter transitorio y para actuaciones determinadas. Consiste en la
asunción por parte del órgano superior de la competencia para conocer y decidir en un asunto que
correspondía a las facultades atribuidas a un órgano inferior.
Necesariamente, se trata de una relación entre órganos de una misma persona pública estatal. No requiere
norma que lo autorice y procede siempre y cuando una norma no lo prohíba expresamente.
Delegación. Especies
La delegación es una excepción al principio de improrrogabilidad de la competencia. Se basa en la
posibilidad de transferir el ejercicio de la facultad de un órgano a otro.
Según Farrando y Martínez (1999), la delegación es esencialmente una técnica transitoria de transferencia
de facultades de los órganos superiores a los inferiores, que hace a la dinámica de la organización y no
implica la creación de un nuevo organismo. En la descentralización y desconcentración, la transferencia de
competencias se opera en forma permanente.
Centralización y descentralización
En la centralización, todas las actividades son realizadas por los órganos centrales de la Administración. Por
el contrario, en la descentralización, ciertas actividades están adjudicadas a entidades con personalidad
jurídica propia. Los entes descentralizados se caracterizan por poseer personalidad jurídica propia y
patrimonio propio.
En opinión de Farrando y Martínez (1999), citando a Cassagne, hay centralización cuando todas las
cuestiones de importancia son resueltas por los órganos centrales de la Administración.
Por otro lado, existe descentralización cuando las facultades decisorias están adjudicadas a entidades con
personalidad jurídica propia. La actividad administrativa es llevada a cabo indirectamente por órganos
dotados de determinadas competencias, que se traducen en poder de decisión e iniciativa. Tiene como
presupuesto la existencia de personalidad jurídica en el organismo al cual se le transfiere la competencia.
Existen dos géneros de descentralización: la política, que se refiere al sistema de gobierno de un país y a la
constitución orgánica del Estado. Un Estado de régimen unitario es centralizado; un Estado con régimen
federal es descentralizado.
Existe concentración cuando las facultades decisorias se agrupan en los órganos superiores de la
Administración central o en los órganos directivos de las entidades descentralizadas. En cambio, hay
desconcentración cuando las competencias decisorias se asignan a órganos inferiores de la Administración
centralizada y descentralizada.
Autonomía y autarquía
La autonomía y la autarquía se vinculan con las dos formas de descentralización conocidas. La autonomía
es la facultad de dictar sus propias normas fundamentales. Por su parte, la autarquía es la atribución que
tienen las personas públicas estatales de administrarse por sí mismas.
Es la transferencia de las
facultades decisorias que
no implica la creación de
una entidad con
Desconcentración personalidad jurídica
propia. Es una técnica de
distribución permanente de
competencias.
La línea es la conformada por el conjunto de órganos alineados en sentido vertical; el grado es la posición
que cada uno de los órganos ocupa en la línea jerárquica. Como consecuencia de la jerarquía, el órgano
superior ejerce ciertas potestades sobre los inferiores (diccionario jurídico, s.f., shorturl.at/xyJ46).
Se trata de una relación jurídica interna que vincula entre sí a los órganos de la Administración mediante
poderes de subordinación para asegurar la unidad de acción.
El poder jerárquico o poder de mando se manifiesta en relación con el órgano inferior en: dirigir e impulsar su
actividad, dictando órdenes internas; controlarlo y supervisarlo; avocarse el dictado de actos; delegar la
ejecución de algunos actos; resolver conflictos interorgánicos.
La necesaria existencia de subordinación no debe excluir la visión de la división de las tareas y el trabajo en
equipo, donde el leader es uno más y sus subordinados se sienten parte de las decisiones y se les
reconocen sus logros. En un clima agradable y componedor, la vocación de servicio y el sentido de
pertenencia.
Siguen diciendo Farrando y Martínez (1999) que en la actividad legislativa y en la judicial no existe un vínculo
jerárquico. Los órganos que integran el poder legislativo se relacionan a través de procedimientos en los
cuales no media la subordinación. En los órganos del poder judicial, hay coordinación, pero no subordinación.
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LECCIÓN 2 de 2
Referencias
Ávalos, E., Buteler, A. y Massimino, L. (2014). Derecho administrativo 1. Córdoba, AR: Alveroni.
Cassagne, J. C. (2011). Curso de derecho administrativo (Vol. 1, 10.a ed.). Buenos Aires, AR: La Ley.
Huergo, M. V. (4 de julio de 2016). El notario como funcionario público. Análisis dogmático y jurisprudencial.
DPyC, (26).
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San Luis. Recuperado de
http://www.diputados.sanluis.gov.ar/diputadosweb/Contenido/Pagina132/File/Legajo%20Ley%20XIV-0360-
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http://web2.cba.gov.ar/web/leyes.nsf/85a69a561f9ea43d03257234006a8594/fdd78ebfcf335ed903257d8f0
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