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LIDERAZGO CRISTIANO

Si existe alguien que merece el título de líder, ese es Dios. La Biblia nos enseña que todos
fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, y en su defecto, nosotros hemos sido
creados para dirigir a otros a Cristo. Mucho se ha escrito acerca de liderazgo y este juega un
papel muy importante en el éxito de la iglesia contemporánea. El éxito o fracaso de los
ministerios depende mucho del liderazgo el cual debe estar basado en los principios
espirituales plasmados en las Sagradas Escrituras.

TEMAS:
Introducción al Liderazgo Cristiano
“y dijo: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza. Que tenga dominio sobre los peces del
mar, y sobre las aves del cielo; sobre los animales domésticos, sobre los animales salvajes, y sobre todos los
reptiles que se arrastran por el suelo.» Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios.
Hombre y mujer los creó,  y los bendijo con estas palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la
tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran
por el suelo.»”
Génesis 1:26-28 (NVI)
INTRODUCCIÓN
               En el relato del primer capítulo del Génesis encontramos la creación del universo siendo el sello de
la perfección el hombre. Dios creó los cielos y la tierra y todo lo que en ella habita junto con el sol, la luna y
todas las constelaciones en seis días, luego en el sexto día decidió crear al ser humana. Contrario al resto de su
creación; Dios no crea al hombre por medio de su palabra, sino que con sus manos le dio forma del polvo y
sopló en él aliento de vida diciendo: “Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza”. Esto nos
enseña que para el Señor la creación del hombre fue un evento especial. “Dios hizo al hombre como corona
de la creación. El hecho de que los miembros de la Trinidad hablaron entre sí (Génesis 1:26), indica que este
fue el acto transcendental y la consumación de la obra creadora”.[1]  El hecho de ser creados a su imagen y
semejanza nos indica que el ser humano  fue provisto de las características espirituales, éticas y morales que
lo capacitaban para mantener una comunión perfecta con su creador. También encontramos que al hombre
Dios le dio la autoridad de: Que tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves del cielo; sobre los
animales domésticos, sobre los animales salvajes, y sobre todos los reptiles que se arrastran por el suelo. La
palabra dominio proviene del hebreo radá (‫)רָדָ ה‬ que significa dirigir, mandar, sojuzgar, señorear o tener
dominio lo cual  nos enseña que al hombre se le dio la responsabilidad de gobernar sobre toda la tierra y sus
criaturas. “La humanidad está para reinar como Dios lo haría (sabia y prudentemente) sobre toda su
creación (peces, aves, ganado y otras cosas).[2]
                Esta verdad nos muestra que Dios creó al ser humano para liderar sobre toda su creación. Su
liderazgo consistía en cuidar de la condición física, mental y espiritual de su familia, multiplicarse y llenar la
tierra, administrar sabiamente la tierra  todo lo que ella produce y a los animales (Sean fructíferos y
multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los
reptiles que se arrastran por el suelo); sin embargo el primer hombre fracaso en su misión original.

EL PRIMER LÍDER FALLA EN SU MISIÓN

“Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que
no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. Y lo sacó Jehová del
huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente
del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el
camino del árbol de la vida”.
Génesis 3:22-24(RV60)
           Adán se convirtió en el primer líder cuando Dios le delego el gobernar toda su creación y cuidar de su
familia manteniendo la comunión con Él, y esto incluía no comer de la fruta que les había prohibido. La
comunión que tanto Adán como su familia debían mantener con Dios se rompió cuando desobedecieron el
mandato de no comer del fruto del árbol de la ciencia del bien y el mal.

“Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para
alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.
Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de
higuera, y se hicieron delantales”.
Génesis 3:6-7(RV60)

                Cuando hubieron fallado Adán evadió su responsabilidad al echarle la culpa a la mujer y no hacerse
responsable de sus errores (“Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol,
y yo comí”, Génesis 3:12, RV60). “El liderazgo no es algo complejo, solamente se requiere de disposición de
ser responsable. Tristemente, muchos líderes espirituales continúan duplicando el error de Adán al evadir su
responsabilidad en sus hogares, sus comunidades,  su empleo o iglesia”.[3] Como consecuencia fueron
echados del Edén y el pecado entro a la humanidad dañando la imagen de Dios en el hombre y rompiendo la
comunión entre ellos.

“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó
a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”.
Romanos 5:12(RV60)

EL PLAN DE DIOS PARA RESTAURAR A LA HUMANIDAD A TRAVÉS DEL


LIDERAZGO

               Aunque Adán fracaso es su misión original Dios no abandonó al hombre. La promesa de restaurar al
hombre de su pecado se dio en el huerto del Edén: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu
simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”, Génesis 3:15
(RV60).  Adán había fracasado como el líder de toda la creación, la mujer había sido engañada; pero sería a
través de ella que vendría la salvación para el ser humano. La promesa de Génesis nos habla acerca de la
simiente de la mujer la cual heriría a la serpiente en su cabeza. La palabra simiente proviene del hebreo  zéra (
‫)ז ֶַרע‬ que significa semilla, descendencia, generación o prole; lo cual nos dice que sería un descendiente de la
mujer que derrotaría a la serpiente.  Realmente fue Satanás quien engaño a la mujer a través de la serpiente,
por tanto la derrota final seria sobre Satanás mismo. El Señor levantaría un hombre el cual tendría la misión
de derrotar a Satanás y traer la libertad de la humanidad del pecado. De los tres hijos de Eva que la Biblia
registra, Abel fue asesinado por su hermano Caín, este último recibió una maldición por su crimen, por lo que
la simiente de la mujer que aplastaría la cabeza de la serpiente vendría de la descendencia de Set ( “También
Set tuvo un hijo, a quien llamó Enós. Desde entonces se comenzó a invocar el nombre del SEÑOR”, Génesis
4:26, NVI). Lamentablemente dicha descendencia se pervirtió al unirse con la descendencia de Caín.

“Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra y les nacieron hijas,
al ver los hijos de Dios  que las hijas de los hombres eran hermosas tomaron para sí mujeres, escogiendo
entre todas. Entonces dijo Jehová: «No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre,  porque
ciertamente él es carne; pero vivirá ciento veinte años»”.
Génesis 6:1-3 (RV95)
Fue por esta unión de descendencias que la nueva generación se desvió de los caminos de Dios y se
pervirtió en el pecado. Debido a esto el Señor decidió terminar con la maldad del hombre por medio de un
diluvio universal, pero fue a través de Noé, descendiente de Set, que Dios preservo a la humanidad. A Noé se
le ordeno construir un arca donde se salvarían no solo la familia de Noé sino también una pareja de cada
animal. Noé anuncio a los hombres por 120 años que se arrepintieran y entraran al arca pero todos se negaron
y como consecuencia todos los seres humanos murieron.

“Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el
arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene
por la fe”.
Hebreos 11:7 (RV60)

“Y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas,
trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos”.
2 Pedro 2:5 (RV60)

Después del diluvio la humanidad comenzó solamente con 8 personas, Noé, sus tres hijos, Sem, Jafet
y Cam; y las esposas de éstos. Cuando termino el diluvio el Señor les da su bendición y su responsabilidad
como cabeza de la raza humana:

“Bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra”.
Génesis 9:1(RV60)

                El Señor los bendijo y les dio la orden de multiplicarse y llenar la tierra advirtiéndoles que
demandaría la vida de sus prójimos de sus propias manos: “yo pediré cuentas a cada hombre y a cada animal
de la sangre de cada uno de ustedes. A cada hombre le pediré cuentas de la vida de su prójimo. Si alguien
mata a un hombre, otro hombre lo matará a él, pues el hombre ha sido creado a imagen de Dios”, Génesis
9:5-6, DHH).

               Sin embargo, los descendientes de ellos desobedecieron la orden de Dios de llenar toda la tierra y
deciden quedarse juntos y edificar una gran torre que llegara hasta los mismos cielos:

“Y dijeron: Vamos a edificar una ciudad y una torre, cuya cumbre llegue hasta el cielo, y hagamos célebre
nuestro nombre antes de esparcirnos por toda la faz de la tierra”.
Génesis 11:4 (T. Amat)

                  Ante su desobediencia Dios confunde sus lenguas y así desistieron de construir la torre que estaban
edificando, luego fue a través de la descendencia de Sem que Dios continua su plan de restaurar a la raza
humana y así llama a uno de sus descendiente el cual es Abraham, y a éste le es dada una gran promesa:
“Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra
que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás
bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas
las familias de la tierra”.
Génesis 12:1-3 (RV60)
                A Abraham se le otorgó una gran promesa:

1.       Llegar a ser un pueblo muy numeroso.


2.       Una bendición material y espiritual.
3.       La exaltación de su nombre.
4.       Ser de bendición para otras naciones.

Vemos en el numeral cuatro la fuente de distribución de bendición para otras naciones lo que implica
que a través de él y posteriormente su descendencia el resto de naciones serian restauradas. “La bendición de
Abraham fue una vez más para unir las familias divididas, y cambiar la maldición, pronunciada en la tierra
por causa del pecado, en una bendición para toda la raza humana”.[4]   Vemos en esta promesa que a
Abraham se le encomendó la restauración de la raza humana, y no solo a él sino a su descendencia:  “En tu
simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz” , Génesis 22:18
(RV60). De Abraham nace Isaac y éste a su vez engendra dos hijos: Esaú y Jacob, de los cuales sobre Jacob
cae la promesa y de éste último nacen los doce patriarcas de los cuales nacería la nación de Israel, a la cual
Dios prometió engrandecer y ponerla por cabeza y no cola.

“El SEÑOR te pondrá a la cabeza, nunca en la cola. Siempre estarás en la cima, nunca en el fondo, con tal
de que prestes atención a los mandamientos del SEÑOR tu Dios que hoy te mando, y los obedezcas con
cuidado”.
Deuteronomio 28:13 (NVI)

                Fue a Israel a quien le dio esta gran promesa de estar por encima de las demás naciones y esto nos
habla del liderazgo que la nación entera tenía que ejercer siempre y cuando esta cumpliera de guardar sus
estatutos. El plan de Dios con Israel era preservar la nación entera en obediencia a sus estatutos y que ellos
fueran una fuente de influencia a todas las naciones ya que en ellos, la simiente de Abraham, serían benditas
todas las naciones de la tierra. Esto lo podemos ver en el siguiente pasaje de Deuteronomio donde Dios les
da instrucciones claras de proclamar su palabra no solo los israelitas (incluidos hombres, mujeres y niños)
sino también a los extranjeros.

“Harás congregar al pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades,
para que oigan y aprendan, y teman a Jehová vuestro Dios, y cuiden de cumplir todas las palabras de esta
ley”.
Deuteronomio 31:12 (RV60)

Era responsabilidad de toda la nación vivir de acuerdo a los preceptos divinos y atraer a otras
naciones para que se convirtieran a Dios, esto lo podemos ver cuando Salomón construyo el Templo:
“Asimismo el extranjero, que no es de tu pueblo Israel, que viniere de lejanas tierras a causa de tu nombre
(pues oirán de tu gran nombre, de tu mano fuerte y de tu brazo extendido), y viniere a orar a esta casa, tú
oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, y harás conforme a todo aquello por lo cual el extranjero
hubiere clamado a ti, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre y te teman, como tu pueblo
Israel, y entiendan que tu nombre es invocado sobre esta casa que yo edifiqué”.
1 Reyes 8:41-43

También lo vemos cuando la reina Sabá visitó a Salomón debido a la fama que éste tenía o cuando
Naamán el capitán del ejército sirio se convirtió debido a la sanidad de su lepra, todos estos eventos declaran
el deseo del Señor de que Israel fuera una fuerza atrayente para las demás naciones. También era
responsabilidad enviar sus emisarios a testificar del poder de Dios para que las otras naciones se convirtieran,
esto lo vemos en el caso del profeta Jonás que fue enviado a Nínive a proclamar el mensaje de Dios.  “Dios
colocó a Israel en un lugar físicamente estratégico para la comunicación del mensaje divino que debía
transmitir al mundo. La tierra de Israel se hallaba en el centro geográfico de tres continentes: Asia, África y
Europa. Era el principal cruce de caminos del mundo antiguo, así que tenía muchas oportunidades para
exponer a los viajeros y comerciantes de diversas naciones la verdad de Dios”.[5]  Queda claro el propósito
de Dios de convertir a las naciones a través de su nación Israel. Sin embargo ellos fallaron y como nación
entera se volvieron al pecado, lo cual provoco que el Señor los entregara al destierro y fue así como llegaron a
ser conquistados y desterrados por el rey de Babilonia, Nabucodonosor, y pasaron 70 años en el exilio antes
de regresar a su nación.  No obstante la promesa de Dios de la simiente que le aplastaría la cabeza a la
serpiente se mantenía vigente y así a través de la descendencia de Judá, uno de los doce hijos de Jacob, nace
la línea real de David y de la descendencia de David surge finalmente la simiente que le aplastaría la cabeza a
Satanás; nos referimos a Jesucristo.

En Jesús Dios hizo posible todas las promesas de restaurar al hombre de su condición de pecados a
través del arrepentimiento de sus pecados. Cristo vino a restaurar la imagen original que el hombre había
perdido en el Huerto del Edén, esa comunión con Dios que existió en el principio de la creación hoy puede ser
restaurada por medio de Jesucristo. Fue por medio de su resurrección que Cristo venció a Satanás y su
imperio del mal y nos dio vida eterna.
“Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente
con él, perdonándoos todos los pecados,  anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que
nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las
potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”.
Colosenses 2:13-15(RV60)

                Una vez consumada su victoria vemos el llamado a su iglesia la cual es llamada a proclamar el
mensaje del evangelio para la conversión y discipulado de las almas.

“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y
del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con
vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”.
Mateo 28:19-20 (RV60)

                Lo que se conoce como la gran comisión no es más que el llamado a la iglesia de proclamar su
evangelio para que el hombre se convierta. Esta misión Dios la lleva a cabo a través de los creyentes los
cuales son responsables de discipular y guiar a los nuevos convertidos y establecer una estructura organizada
para tal fin. Es interesante hacer notar que para este fin la iglesia tiene que influir en este mundo y para esto se
necesita liderazgo.
“Vosotros sois la sal de la tierra;  pero si la sal se desvaneciere,  ¿con qué será salada?  No sirve más para
nada,  sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo;  una ciudad
asentada sobre un monte no se puede esconder.  Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud,  sino
sobre el candelero,  y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los
hombres,  para que vean vuestras buenas obras,  y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos”.
Mateo 5:13-16(RV60)

                Jesús comparo a su iglesia con la sal del mundo. En el mundo antiguo la sal era un elemento
altamente apreciado y se vinculaba con:
1.       La pureza: posiblemente por su color blanco.
2.       Conservador: porque era utilizado como un conservador y evitar que las cosas se corrompieran.
3.       Sazonador: porque le daba sabor a la comida.

“Cuando Jesús dijo esto puso a disposición de la humanidad una expresión que se ha convertido en
el mayor cumplido que se le puede hacer a nadie. Cuando queremos hacer hincapié en los quilates del
carácter y de la utilidad de alguien decimos: «personas así son la sal de la tierra.»”.[6]  Con estas palabras
nuestro Señor declaro que la iglesia era la que le daría sabor a la vida, la que preservaría a este mundo para
que no se eche a perder por causa del pecado.
                A parte de eso Jesús dijo: Vosotros sois la luz del mundo. En los tiempos de antiguos los judíos
llamaba a Jerusalén “la luz para los gentiles” y a los rabinos los llamaban “una lámpara para Israel”, sin
embargo, ahora Jesús declaraba que era la iglesia la que alumbraría sobre todas las naciones. La comparación
que se hace de la iglesia con la luz nos enseña:

1.       Que está para que todos la puedan ver: una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se
enciende una luz y se pone debajo de un almud,  sino sobre el candelero,  y alumbra a todos los que están en
casa.
2.       La luz está para guiar y mostrar el camino y no accidentarse: Así alumbre vuestra luz delante de los
hombres,  para que vean vuestras buenas obras,  y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos.

La iglesia es la responsable de influir en este mundo a través de la proclamación del mensaje del
evangelio. La iglesia ha sido llamada a mostrar el camino a Dios para que sea restaurada la imagen original de
Dios en el hombre que se perdió en el huerto del Edén.

“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y
maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de
Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón
perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;  para que ya no seamos niños fluctuantes,
llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean
con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que
es la cabeza, esto es, Cristo”.
Efesios 4:11-15(RV60)

                En este pasaje observamos como Cristo ha constituido diferentes ministerios los cuales tienen la
función de:
1.       De perfeccionar a los santos para la obra del ministerio.
2.       Para la edificación del cuerpo de Cristo.
3.       Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por
estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error.
4.       Crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo.

Es importante observar que esta tarea se llevará a cabo hasta: que todos lleguemos a la unidad de la
fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de
Cristo. Es decir, hasta que la imagen del hombre original sea restaurada y esto se lograra a través de la
proclamación de la Cruz de Cristo por medio de su iglesia. Ahora bien, ¿se supone que todos los creyentes
deben ser líderes? John MacArthur dice: “todo cristiano es llamado a ser un líder en algún nivel, porque a
todos se nos ha dado un mandato de enseñar e influir en los demás. La Gran Comisión de Cristo es un
mandamiento para hacer discípulos en todas las naciones… enseñándoles que guarden todas las cosas que
os he mandado. El escritor a los Hebreos amonestaba a sus lectores por su inmadurez espiritual diciendo:
debiendo ser maestros (Hebreos 5:12). Es claro, entonces, que todos los cristianos somos llamados a influir
en los demás y a enseñarles la verdad de Cristo”.[7] Así el plan de restaurar a la raza humana de su pecado
que comenzó con la promesa de la simiente escogida se vuelve realidad en nuestros tiempos, es un plan que se
encuentra narrado en toda la Biblia , “lo encontramos en la creación, debido a la cual todo ser humano es
responsable ante Dios, en el carácter de Dios (como Dios amoroso y compasivo, no deseando que nadie se
condene sino que todos se arrepientan) en las promesas de Dios (que todas las naciones de la tierra serán
bendecidas en Abraham y que llegaran a ser la herencia del Mesías), en el Cristo de Dios (ahora exaltado
con autoridad universal, para recibir loor universal), en el Espíritu de Dios (que da convicción de pecado, es
testigo de Cristo e impulsa a la iglesia hacia la evangelización) y en la iglesia de Dios (la cual es una
comunidad misionera internacional, bajo la orden de evangelizar hasta que Cristo regrese)”. [8] No cabe la
duda de eso, sin embargo también es cierto que para eso se necesita liderazgo el cual es el asunto que nos
ocupara en los siguientes capítulos.
El Liderazgo, el proceso de toda una Vida
“Y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste,  en quien esté el espíritu de
Dios? Y dijo Faraón a José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto,  no hay entendido ni sabio como tú.
Tú estarás sobre mi casa,  y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo
mayor que tú.  Dijo además Faraón a José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto. Entonces
Faraón quitó su anillo de su mano,  y lo puso en la mano de José,  y lo hizo vestir de ropas de lino finísimo, 
y puso un collar de oro en su cuello; y lo hizo subir en su segundo carro,   y pregonaron delante de él:
¡Doblad la rodilla!;  y lo puso sobre toda la tierra de Egipto”.

Génesis 41:38-43(RV60)

             Increíblemente encontramos en el primer libro de la Biblia, el Génesis, una fantástica historia de


cómo un hombre escalo a la cumbre del éxito para convertirse en el gobernador de la nación más poderosa de
su tiempo y ser la clave para la preservación de su nación. Hablamos de José, uno de los doce patriarcas de
Israel. Definitivamente encontramos la promoción de José al puesto más alto en Egipto después de
Faraón: Dijo además Faraón a José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto.  Cuantas
personas anhelan alcanzar el éxito en el medio en el cual se mueve: llámese los negocios, la industria, la
iglesia, en organizaciones sin fin de lucro, etc.; pero la clave para tener éxito es el liderazgo.

“Todo surge o se desploma por liderazgo”


Dr. John C. Maxwell

Las aseveraciones de Faraón al decir: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el
espíritu de Dios? denotan a un hombre de gran influencia y altamente capacitado para desempeñar los cargos
de mayor responsabilidad dentro de una institución. En el caso de José, su éxito no se dio de la noche a la
mañana; realmente fue un proceso de toda su vida al cual Dios lo sometió. La vida de José nos enseña muchas
cosas provechosas entre las cuales esta una verdad innegable: el liderazgo es el proceso de toda una
vida.  Muchas personas piensan que el liderazgo es para un grupo pequeño y privilegiado con ciertos dones
especiales; sin embargo no es así. El líder no nace, sino que se hace. Se cuenta de un grupo de turistas que
visitaban una aldea pintoresca. Cuando pasaron cerca de un hombre sentado junto a una valla, uno de los
turistas le preguntó de una manera altiva: « ¿Han nacido hombres notables en esta aldea?» El viejo
respondió: «No, solamente niños».[1] Esta historia nos enseña un principio importante: El liderazgo se
desarrolla y es el proceso de toda una vida, por tanto es una decisión en cuanto al hecho de decidir cuándo
comenzar a desarrollarlo.En la vida de José podemos apreciar algunos puntos importantes en cuanto a los
principios básicos para desarrollar el liderazgo.

EL PUNTO DE PARTIDA: LA VISIÓN

“Y soñó José un sueño, y lo contó a sus hermanos; y ellos llegaron a aborrecerle más todavía. Y él les dijo:
Oíd ahora este sueño que he soñado: He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi
manojo se levantaba y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor y se inclinaban al mío. Le
respondieron sus hermanos: ¿Reinarás tú sobre nosotros, o señorearás sobre nosotros? Y le aborrecieron
aún más a causa de sus sueños y sus palabras. Soñó aun otro sueño, y lo contó a sus hermanos, diciendo: He
aquí que he soñado otro sueño, y he aquí que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban a mí. Y lo contó a
su padre y a sus hermanos; y su padre le reprendió, y le dijo: ¿Qué sueño es este que soñaste? ¿Acaso
vendremos yo y tu madre y tus hermanos a postrarnos en tierra ante ti? Y sus hermanos le tenían envidia,
más su padre meditaba en esto”.
Génesis 37:5-11(RV60)
                Mientras que las personas comunes se preocupan de los problemas que se visualizan en el futuro y
sus vidas son moldeadas de acuerdo a los acontecimientos que los rodean, los líderes vislumbran el futuro
construyendo su propio destino. El camino al éxito para José comenzó con sueños los cuales le mostraban lo
que Dios tenía preparado para él. Para un líder los sueños lo son todo, y éstos se conocen con el nombre de la
visión del líder. La visión tiene que ser personal, no puede ser comprada o prestada, tiene que salir de lo más
profundo de su corazón, alimentada por la pasión de querer llevarla a cabo e inspirada por el Espíritu Santo.
Cuando hablamos de visión nos referimos a la capacidad que este tiene de soñar y materializar sus ideales en
una realidad tangible la cual es capaz de captar el interés de otras personas.  Jeff Caliguire cita en uno de sus
libros a Burt Nanus, autor del libro liderazgo visionario: “Una visión es un modelo mental de un estado
futuro de un proceso, grupo u organización, trata con un mundo que existe únicamente en la imaginación,
edificando sobre especulaciones razonables, fabricadas a partir de lo que esperamos que sean presunciones
razonables sobre el futuro. Un visionario es alguien que tiene la imagen de un mundo ficticio que puede ser
observado o verificado por adelantado… un mundo cuya misma existencia requiere un acto de fe”.[2]

                La visión del líder comienza en su cabeza, como un modelo mental, lo cual con el tiempo llega a
materializarse. Stephen Covey lo llama empezar con un fin en mente: “El hábito de «empezar con un fin en
mente» se basa en el principio de que todas las cosas se crean dos veces. Siempre hay primero una creación
mental, y luego una creación física”[3]. Primeramente la visión nacerá en la mente del líder la cual ira
madurando conforme el tiempo pase y luego las figuras mentales se materializaran y perfeccionaran en el
mundo real. Es de suma importancia que la visión del líder esté inspirada por el Espíritu Santo como en el
caso de José y no por fines egoísta. Cuando esto es así, Dios dispone todas las cosas para bien del líder a fin
de que alcance aquello que ha vislumbrado en sus sueños. La visión inspirada por el Espíritu Santo mantendrá
al líder motivado, le proporcionará los recursos necesarios y conducirá al beneficio de los demás. “Podemos
formar parte del cumplimiento del propósito de Dios, si tocamos el pincel del propósito de Dios, lo mojamos
con la tinta de la fe y pintamos su propósito en el cuadro de nuestra imaginación”[4]

ESTÉ DISPUESTO A PAGAR EL PRECIO

“Entonces Judá les propuso a sus hermanos: — ¿Qué ganamos con matar a nuestro hermano y ocultar su
muerte?  En vez de eliminarlo, vendámoslo a los ismaelitas; al fin de cuentas, es nuestro propio hermano.
Sus hermanos estuvieron de acuerdo con él, así que cuando los mercaderes madianitas se acercaron,
sacaron a José de la cisterna y se lo vendieron a los ismaelitas por veinte monedas de plata. Fue así como se
llevaron a José a Egipto”.
Génesis 37:26-28 (RV60)

               Muchas veces el liderazgo no es un concurso de popularidad y José lo vivió en carne propia ya que
sus hermanos lo despreciaban por el hecho de que era el hijo favorito de su padre y los sueños que Dios le
había otorgado. José fue vendido como esclavo a un funcionario egipcio, luego fue acusado injustamente de
un delito que no cometió y mandado a la cárcel donde paso mucho tiempo. Tuvo que sufrir mucho ante de
llegar a ser el gobernador de Egipto. De igual manera hay un precio que todos debemos pagar, hay desiertos
espirituales por los que debemos atravesar antes de llegar a ser las personas que Dios ha dispuesto en su
voluntad. Los grandes hombres y mujeres que Dios ha utilizado han tenido que atravesar por
grandes desiertos. Vemos a un Moisés en el desierto de Madián por 40 años antes de convertirse
en el gran legislador de Israel (Éxodo 2:15), a una Ruth que negó separarse de su suegra Nohemí
y pasar con ella todas las vicisitudes antes de ser redimida por Booz, a un Pablo yéndose a Arabia
antes de convertirse en el Apóstol de los gentiles, a nuestro Señor Jesucristo yendo al desierto
para ser tentado antes de iniciar su ministerio, a un David vagando de cueva en cueva en los
desierto huyendo de Saúl cuando éste lo quería matar antes de convertirse en el rey de Israel, y en
general todos los grandes líderes que Dios ha levantado han tenido que atravesar por este proceso
doloroso donde se ha formado su carácter, han desarrollado nuevas habilidades y adquirido
nuevos conocimientos para poder desempeñar de manera efectiva aquella tarea para la cual el
Señor los ha escogido. “Los desiertos, figurada o literalmente, presentan desafíos para aquellos de
nosotros que nos gusta controlar nuestras circunstancias y no salir de la comodidad”.[5]   El liderazgo
demanda sacrificio y perseverancia, sin embargo muchos creen que el liderazgo es una escalera
fácil a la fama y poder. Para ser un líder exitoso es necesario pagar el precio y comenzar desde
abajo como lo hizo José, antes de ser el gobernador de Egipto fue esclavo, pero no por ello su
trabajo fue de mala calidad, al contrario, como esclavo realizo un excelente trabajo sirviendo de la
mejor manera y esto nos lleva al siguiente principio.

EL SERVICIO LO ES TODO

“Cuando José fue llevado a Egipto, los ismaelitas que lo habían trasladado allá lo vendieron a Potifar, un
egipcio que era funcionario del faraón y capitán de su guardia. Ahora bien, el SEÑOR estaba con José y las
cosas le salían muy bien. Mientras José vivía en la casa de su patrón egipcio, éste se dio cuenta de que el
SEÑOR estaba con José y lo hacía prosperar en todo.   José se ganó la confianza de Potifar, y éste lo
nombró mayordomo de toda su casa y le confió la administración de todos sus bienes. Por causa de José, el
SEÑOR bendijo la casa del egipcio Potifar a partir del momento en que puso a José a cargo de su casa y de
todos sus bienes. La bendición del SEÑOR se extendió sobre todo lo que tenía el egipcio, tanto en la casa
como en el campo. Por esto Potifar dejó todo a cargo de José, y tan sólo se preocupaba por lo que tenía que
comer. José tenía muy buen físico y era muy atractivo”.
Génesis 39:1-6 (NVI)

              La grandeza del ser humano se encuentra en el servicio a los demás. La vida de José se
caracterizó por su servicio. Todo trabajo que se le delegaba lo hacía con gran efectividad y lealtad
a tal punto de su amo Potifar lo puso a la cabeza de toda la administración de su casa y sus
negocios. Esta calidad de servicio se ve aun en la cárcel:

“Y mandó que echaran a José en la cárcel donde estaban los presos del rey. Pero aun en la cárcel el SEÑOR
estaba con él y no dejó de mostrarle su amor. Hizo que se ganara la confianza del guardia de la cárcel, el
cual puso a José a cargo de todos los prisioneros y de todo lo que allí se hacía. Como el SEÑOR estaba con
José y hacía prosperar todo lo que él hacía, el guardia de la cárcel no se preocupaba de nada de lo que
dejaba en sus manos”.
Génesis 39:20-23(NVI)

                Podemos observar que aun en la cárcel José se caracterizó por su actitud de servicio. Muchos
piensan que ser líder es pasar todo el día ordenando a los demás, sin embargo no es así; el verdadero liderazgo
implica servicio, ayuda a los demás a crecer y beneficiar sus vidas.

“Todos tienen el poder de ser grandes, no por la fama, sino por su grandeza, porque su grandeza se
determina por el servicio”.
Martín Luther King Jr.

                Este principio importante nuestro Señor Jesucristo lo enseñó a sus discípulos.

“Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los
que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse
grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo;
como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por
muchos”.
Mateo 20:25-28(RV60)

                El verdadero liderazgo nace del corazón, del anhelo de querer impactar de manera positiva en la
vida de los demás. “Un verdadero líder es alguien que les demuestra a los demás que lo que ocupa su
corazón es dar lo mejor para ellos. Un verdadero líder se esforzará para hacer que los que están a sus
alrededor tengan éxito. Su pasión es ayudar a que las personas que están bajo su liderazgo florezcan. Es por
esta razón que el verdadero líder debe tener el corazón de un siervo”.[6]

“Tienes que amar más a tu gente que a tu propia posición”.


Dr. John C. Maxwell

LA CLAVE DE NUESTRO ÉXITO: NUESTRA COMUNIÓN CON DIOS

“Y vio su amo que Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano…
Pero Jehová estaba con José y le extendió su misericordia, y le dio gracia en los ojos del jefe de la cárcel”.
Génesis 39:3, 21

               A lo largo del relato bíblico resalta una realidad en la vida de José: Jehová estaba con José. La clave
de nuestro éxito está en tener la presencia continua del Espíritu Santo sobre nosotros. “La espiritualidad de
un líder determina su liderazgo, lo cual es el resultado de su intimidad con el Espíritu Santo”. [7] Entre
mayor sea la comunión del líder con el Espíritu Santo mayor será su efectividad ya que es Él que nos guía y
nos da poder para realizar su voluntad en el nombre de Jesús. El pastor David Yonggi Cho está convencido
que la comunión del líder con el Espíritu Santo es clave, él cita: “Nos encontramos en la era del Espíritu
Santo. Nunca vamos a tener éxito en el ministerio si no reconocemos su obra”.[8] Basta observar con sumo
cuidados la vida de los grandes líderes que Dios ha levantado para reconocer este hecho. Lo vemos en las
palabras de David cuando enfrento a Goliat:

“Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el
nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Jehová te
entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las
aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel.  Y sabrá toda esta
congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os
entregará en nuestras manos”.
1 Samuel 17:45-47(RV60)

                Lo vemos  en la vida de Nehemías cuando nació en su corazón el anhelo de reconstruir los muros de
Jerusalén.

“Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de
los cielos”.
Nehemías 1:4(RV60)

                El apóstol Pablo reconocía que sus armas eran espirituales y no se apoyaba en sus destrezas
humanas.
“Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de
fortalezas”.
2 Corintios 10:4 (RV60)
                El mismo profeta Zacarías lo afirmo en su libro:

“Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército,
ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos”.
Zacarías 4:6(RV60)

                Por tanto, podemos estar seguros que la comunión del Espíritu Santo es clave en el liderazgo por lo
que es importante mantener nuestra santidad y ejercitar cada día nuestros sentidos espirituales.

UNA COSECHA DE 13 AÑOS

              La travesía de José que lo convertiría en un gran líder comenzó a sus 17 años (Génesis 37:2)   y
culmino a los 30 años de edad (Génesis 41:46). Fue un proceso de 13 años antes de poder ver la primera
cosecha, pero antes de eso José tuvo que pagar el precio y probar su fidelidad a través del servicio, su actitud
diligente y su constante comunión con Dios lo llevaron a la cúspide del éxito. Al final la visión que el Señor
le había dado se hizo realidad y un día sin saberlo sus hermanos se estaban postrando delante de él
suplicándole que les vendiera granos para sobrevivir en la gran sequía que las nación enfrentaba.  José jamás
perdió de vista el propósito de Dios en su vida: Preservar a su pueblo, aun después de haber sufrido grandes
dificultades, así se los expreso a sus hermanos:

“Ahora, pues, no os entristezcáis ni os pese haberme vendido acá, porque para salvar vidas me envió Dios
delante de vosotros”.
Génesis 45:5 (RV95)

                La historia de José nos enseña que llegar a la cumbre del éxito no es fácil, es más el liderazgo no es
tarea sencilla, hay que estar dispuesto a pagar el precio y estar conscientes de que siempre habrán dificultades
pero debemos  pelear estando en comunión siempre con Dios no olvidando que el hombre es grande en la
medida que sirve a los demás. Muchas veces caeremos en este camino del liderazgo, pero debemos
levantarnos y progresar hasta el final.

 “Tal vez no sea tu culpa por estar echado en el piso, pero es tu culpa si no te levantas”.
Steve Davis

                Dios desea levantar líderes que sean capaces de impactar este mundo con un mensaje que cambie
sus vidas, José lo hizo en su tiempo, impacto al Faraón y grandes funcionarios, a los egipcios y a su familia,
todos ellos reconocieron la mano de Dios en su vida. De igual manera, el liderazgo que vale es el que viene
por llamamiento de Dios, aquel que es motivado por la visión que el Espíritu Santo da, el que beneficia a
otros y no solo a sí mismo, el que está dispuesto a comenzar desde abajo y pagar el precio, el que no desiste
ante las pruebas y no pierde nunca el horizonte perfecto que es Cristo.
La Definición de Liderazgo

“Vosotros sois la sal de la tierra;  pero si la sal se desvaneciere,  ¿con qué será salada?  No sirve más para
nada,  sino para ser echada fuera y hollada por los hombres”.

Mateo 5:13(RV60)

INTRODUCCIÓN
              Podemos encontrar un centenar de definiciones acerca de liderazgo en todas las fuentes
de información, pero independientemente de todas ellas, la definición más sencilla que podemos
encontrar es que liderazgo es influir. Se designa con el término de liderazgo al proceso de influir en
las creencias, valores y acciones de los otros y apoyarlos para que trabajen con entusiasmo en el
logro de los objetivos comunes del grupo al cual pertenecen.  Por tanto el liderazgo se trata de
influir en los demás. John Maxwell dice al respecto: “El liderazgo es influencia. Eso es todo. Nada más,
nada menos. Mi proverbio favorito sobre el liderazgo es: El que piensa que dirige y no tiene a nadie
siguiéndole, sólo está dando un paseo”.[1]   En el liderazgo el éxito se determina por el nivel de
influencia que una persona puede tener sobre otras, de allí se desprenden los problemas que se
suelen dar entre los líderes y sus seguidores. “El liderazgo es influencia. El líder es alguien cuya vida y
carácter motiva a las personas para que le sigan. La mejor clase de liderazgo deriva su autoridad primero de
un ejemplo justo y no simplemente por el poder de su prestigio, su personalidad o su posición”.[2]    Muchos
creen que ser líder es recibir el otorgamiento de una posición o jefatura, pero no es así, Las posiciones no
hacen a los líderes, solo sirven para probar nuestro nivel de influencia, para bien o para mal. Sin embargo,
todo liderazgo inicia con una posición:   “Usted puede concederle una posición a alguien, pero no puede
concederle un verdadero liderazgo. La influencia debe ser algo que se gana”.[3]    Por este motivo cuando
Pablo encomendó a Timoteo el cuidado de la iglesia en Éfeso le insistió en la importancia de ser ejemplo en
todas la cosas ya que conocía la importancia de la influencia.

“Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu,
fe y pureza”.

1 Timoteo 4:12

Sin embargo, ¿a qué se refiere cuando se dice que el liderazgo es influencia? ¿Cómo una persona puede
llegar a ser influyente? Veámoslo en la siguiente sección.

¿CÓMO DESARROLLAR NUESTRO NIVEL DE INFLUENCIA?


              La influencia se puede definir como el poder que una persona ejerce sobre otras para persuadirlas
de un bien común, la cual no se consigue de la noche a la mañana; sino que es un proceso que lleva tiempo y
crece por etapas. Para poder desarrollar nuestro nivel de influencia es necesario atravesar por las siguientes
etapas, la cuales son citadas por John Maxwell en un libro: “Seamos personas de influencia”.
1.  Modelaje. El primer nivel para influir en los demás es a través del modelaje. Uno puede llegar a
influir en las personas por lo que ellos ven en nosotros, sin embargo, para esto las características del
carácter son sumamente importante. Uno puede llegar a ser un modelo bueno como malo, dependiendo de
nuestro carácter, temperamento, hábitos o acciones. “La mayoría de las personas verán la influencia de
usted en sus vidas si lo perciben como alguien positivo, confiable y con cualidades admirables. Al conocerlo
mejor, si les agrada lo que ven, aumentará su credibilidad y el potencial de su influencia”.[4]
2. Motivación. El siguiente nivel para influir en los demás es la motivación, pero para eso es necesario
comenzar a relacionarnos con ellos. Para ello es importante crear un puente de comunicación con ellos para
estar conscientes de sus necesidades y aspiraciones y crearles la suficiente confianza para que crean en
nosotros. “Una persona en una posición de liderazgo tendrá éxito solamente si las personas confían en él su
futuro, su dinero y hasta sus vidas”.[5]
3. Tutoría. Una vez la gente lo respete por lo que ve en usted y haya logrado ganar su confianza puede
pasar al siguiente nivel: el de Tutor. Ser tutor o mentor consiste en ayudar a los demás a desarrollar su
potencial, y en la medida que lo logre ganara más respeto con la gente a la cual usted ayude a crecer. “Los
mentores actúan como guías. No necesariamente dirán lo que harían si estuvieran en sus zapatos, pero le
ayudaran a descubrir lo que necesita hacer”.[6]
4. Multiplicación. El último nivel es el de la multiplicación. Una vez hemos logrado explotar el máximo
potencial en la vida de los demás, el siguiente paso es enseñarles a influir en los demás. “Como
multiplicador de su influencia, puede ayudar a las personas a quienes influye a convertirse en influyentes
positivos en las vidas de otros y legar no solo lo que recibieron de parte suya, sino también lo que
aprendieron y cosecharon por cuenta propia”.[7]
Un ejemplo práctico en las Escrituras de alguien que haya desarrollado de esta manera su nivel de
influencia es Bernabé, el apóstol que acompaño a Pablo en su primer viaje misionero. Antes de llegar a ser
uno de los líderes de la iglesia primitiva él se dio a conocer por su amor hacia los demás y su buen
testimonio atravesando así por el nivel de modelaje:

“Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que traducido es, Hijo de
consolación), levita, natural de Chipre, como tenía una heredad, la vendió y trajo el precio y lo puso a los pies
de los apóstoles”.

Hechos 4:36-37

Es en este pasaje donde Bernabé hace su aparición en la Biblia, no cabe duda que fue a través de
sus buenas acciones y testimonio que la iglesia llego a confiar en él como un hombre al cual se le podía
delegar más. También su vida se caracterizó por infundir aliento a los demás, lo cual contribuyo a mejorar su
nivel de influencia:

“Llegó la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba en Jerusalén; y enviaron a Bernabé que fuese
hasta Antioquía. Este, cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito
de corazón permaneciesen fieles al Señor. Porque era varón bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una
gran multitud fue agregada al Señor”.

Hechos 11:22-24

             Su buen testimonio y capacidad de motivar a los demás lo llevo rápidamente a ser reconocido en la
iglesia como un líder potencial pasando rápidamente al siguiente nivel de influencia: el de tutoría, al ayudar
a Saulo de Tarso, que llego a llamarse posteriormente Pablo, a incorporarse en el liderazgo de la iglesia
primitiva.
“Entonces Bernabé, tomándole, lo trajo a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto en el camino al
Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había hablado valerosamente en el nombre de Jesús”.

Hechos 9:27

Debido a que Saulo había asolado con mucha dureza la iglesia del Señor, los creyentes no confiaban en él, aun después de su
conversión, pero fue Bernabé el que lo presento delante de los apóstoles y les  contó como Dios ya había cambiado su vida. En sus inicios
Bernabé fue el tutor de Pablo, aunque con el tiempo Pablo lo supero, pero fue su carismático espíritu que lo motivo y lo incorporo a la iglesia del
Señor. Con el tiempo tanto Bernabé como Pablo se convirtieron en apóstoles del Señor, fundando muchas
iglesias y constituyendo ancianos en ellas desarrollando así su nivel de influencia hasta el de multiplicación.

LOS NIVELES DEL LIDERAZGO


             De acuerdo a John Maxwell existen cinco niveles del liderazgo, lo que nos enseña que el verdadero
liderazgo no se desarrolla de la noche a la mañana. Muchos creen que el liderazgo consiste en otorgar
alguna posición de mando a una persona, pero la verdad está muy alejada de eso. “El liderazgo es dinámico,
y el derecho a dirigir debe ganarse individualmente con cada persona que usted llega a conocer. El lugar
donde se encuentra actualmente en «la escalera del liderazgo» depende de su pasado con esa persona. Y
con cada persona, empezamos desde abajo en los cinco pasos o niveles”[8]   El liderazgo es el proceso de
toda una vida y para ello es necesario escalar desde abajo en lo que John Maxwell llama la escalera del
liderazgo donde identifica 5 niveles.

1. Liderazgo de posición: este es el nivel básico de liderazgo y se obtiene por nombramiento o el


otorgamiento de un título de poder de una organización. Sin embargo, la gente que está bajo su mando no
lo seguirá más allá de lo que su título le permita, lo harán solo porque alguien les dijo que usted es el
jefe. “Un verdadero líder conoce la diferencia entre ser un jefe y ser un líder, como se ilustra por lo que
sigue: El jefe maneja a sus trabajadores. El líder los capacita. El jefe depende de la autoridad. El líder, de la
buena voluntad. El jefe inspira temor. El líder inspira entusiasmo. El jefe dice «yo». El líder dice:
«nosotros». El jefe arregla la culpa por el fracaso. El líder arregla el fracaso. El jefe sabe cómo se hace. El
líder muestra cómo se hace. El jefe dice «vayan». El líder dice « ¡vamos!»”.[9]
2. Liderazgo de permiso: este es el liderazgo basado en las buenas relaciones con los demás. Cuando
la gente a la cual dirigimos comienza a ver nuestro interés genuino por ellos, sabemos motivarlos, reconocer
sus logros y ganamos su confianza pasamos al siguiente nivel de liderazgo donde ellos nos permiten
dirigirlos. Es en este nivel donde lo siguen porque lo aman. “El líder… obtiene más de su gente porque piensa
mejor de ellos. Lo respetan y lo valoran, y como resultado, desean seguirle. La actitud positiva y motivadora
que trae al liderazgo crea un ambiente positivo de trabajo donde todos en el equipo tienen un lugar y un
propósito y donde todos comparten el triunfo”.[10]
3. Liderazgo de producción: este es el liderazgo basado en los resultados, donde la gente no solo
confía en usted sino también lo respeta por los resultados obtenidos a lo largo de su gestión como líder. La
gente ya no solo lo sigue porque lo aman, sino porque lo respetan y admiran. “Por naturaleza, la gente sigue
a líderes que son más fuertes que ellos mismos”.[11]
4. Liderazgo de multiplicación: este nivel de liderazgo se logra cuando aprendemos a desarrollar a
otros líderes a nuestro alrededor. Es en este nivel donde se logra ganar la lealtad de la gente debido al
agradecimiento que sienten por lo que usted ha hecho por ellos. Realmente este nivel es uno de los más
difíciles de todos, ya que la tarea más difícil que se tiene en el liderazgo es desarrollar a otros líderes,
nuestros esfuerzos deben estar orientado a desarrollar sus habilidades y dones ya que ellos son nuestro más
validado recurso: “El personal es el capital más importante de una organización. Los sistemas se vuelven
obsoletos. Los edificios se deterioran. La maquinaria se desgasta. Pero las personas pueden crecer,
desarrollarse y llegar a ser más eficientes si cuentan con un líder que entienda su valor potencial”.[12]
5. Liderazgo de personalidad:  este es el último nivel de liderazgo y el más alto el cual tarda años en
desarrollarlo y viene de haber atravesado por los nivel anteriores, cuando ya la gente siente admiración,
respeto, amor y lealtad por lo que éste ha hecho por ellos y por lo que ha logrado. “Únicamente una vida
entera de liderazgo probado nos permitirá llegar al nivel 5 y cosechar las recompensas satisfactorias por la
eternidad”.[13]

Cuando pensamos en una persona que haya atravesado por todos estos niveles de liderazgo
podemos hacerlo con la persona del apóstol Pablo. La Biblia nos enseña como el ministerio de Pablo
comenzó con el otorgamiento de su título como apóstol dado por el Espíritu Santo en una ocasión cuando
profetas y maestros se habían reunido a ayunar. Aquí se convirtió en un líder posicional.

“Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se
llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo.
Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a
que los he llamado. Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron”.

Hechos 13:1-3

                Fue a partir de este momento de Pablo junto con Bernabé iniciaron su ministerio como apóstoles y
sus viajes misioneros. Sin embargo, Pablo pasó rápidamente al siguiente nivel de liderazgo: el liderazgo de
permiso. Su creciente interés por traer a las almas a los pies de Cristo lo llevo a ganarse la confianza de la
gente a la cual evangelizaba. En algunas de sus cartas vemos reflejado ese interés. Por ejemplo en su
discurso a los ancianos de Éfeso él les explica que evaluaran su conducta intachable todo el tiempo que
había estado con ellos, mostrando así su único interés en anunciarles para su bien el evangelio de Dios

“Cuando vinieron a él, les dijo: Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo,
desde el primer día que llegué a Asia,  sirviendo al Señor con toda humildad, con muchas lágrimas y pruebas
que me han venido por las asechanzas de los judíos; y cómo nada que fuera útil he rehuido de anunciaros y
enseñaros, públicamente y por las casas,  testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para
con Dios y de la fe en nuestro Señor Jesucristo”.

Hechos 20:18-21 (RV95)

                También vemos como se ganó la confianza de los corintios al no recibir nada de ellos y decidir
trabajar con sus propias manos para no poner tropiezo en las vidas de ellos.

“Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio. Pero yo de nada de
esto me he aprovechado, ni tampoco he escrito esto para que se haga así conmigo, porque prefiero morir,
antes que nadie me prive de esta mi gloria”.

1 Corintios 9:14-15

                También les explica en esta carta como había buscado la forma de ganarse la confianza de todos
para ganarlos a Cristo, aboliendo toda barrera racial o de clase social:

“Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos[o] para ganar al mayor número. Me he
hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la Ley (aunque yo no esté
sujeto a la Ley) como sujeto a la Ley, para ganar a los que están sujetos a la Ley; a los que están sin Ley,
como si yo estuviera sin Ley (aunque yo no estoy sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los
que están sin Ley. Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo,
para que de todos modos salve a algunos”.

1 Corintios 9:19-22

              Esta actitud ayudo a Pablo a ganarse a la gente superando así el nivel de liderazgo de permiso y
pasando al de producción. La Biblia nos ensaña como a lo largo de su ministerio Pablo fundo algunas iglesias.

“Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a
Iconio y a Antioquía, confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe,
y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. Y
constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien
habían creído”.

Hechos 14:21-23

                Los resultados de Pablo fueron fructífero y esto se vio reflejado en las almas e iglesias que fundo a lo largo de su ministerio, sin
embargo, su éxito lo llevo a desarrollar a nuevos líderes para esta tarea, tal y como lo muestran los versículos anteriores donde se dice que
constituyeron ancianos en cada iglesia, pasando así al nivel de liderazgo de multiplicación. En sus cartas encontramos evidencia que nos muestra
cómo se dedicó a la formación de nuevos líderes, cartas como 1 y 2 Timoteo, Tito, Filemón son un ejemplo de ello.  Durante
toda su vida
Pablo desarrollo su liderazgo impactando en la vida de muchas personas hasta definir su estilo inigualable de
liderazgo que hasta el día de hoy se reconoce y alcanzando el nivel de liderazgo de personalidad.

La Tarea del Liderazgo

“Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad,
así como yo te mandé”.

Tito 1:5(RV60)

INTRODUCCIÓN

                  ¿Cuáles son las funciones de un líder cristiano? Definitivamente es una pregunta que debemos
contestar a la luz de la palabra de Dios, ya que podrían existir diferentes opiniones  al respecto. Alguien
podría decir que la tarea del líder cristiano consiste en dirigir a un grupo de personas, otro diría que se
encarga de administrar los recursos de la iglesia, o que su tarea es la de pastorear una iglesia, entre otras.
Para encontrar la respuesta adecuada podemos observar la misión que se le había encomendado a Tito en la
isla de Creta.  Creta es una isla grande con muchas ciudades de unos 250 km de longitud y unos 56 km de
anchura, en el mar Mediterráneo. La isla se localiza a unos 160 km al sureste de Grecia. Los cretenses
desarrollaron una agricultura próspera y una economía en el comercio, y crearon uno de los más conocidos
centros de negocios del mundo antiguo. Esa prosperidad produjo también una vida de libertinaje. Hay un
pasaje que describe la naturaleza de los cretenses.

“Uno de ellos, su propio profeta, dijo: Los cretenses, siempre mentirosos, malas bestias, glotones ociosos”

Tito 1:12 (RV60)

Estas palabras nos hablan acerca de cómo eran los habitantes de Creta. William Barclay dice en su
Comentario Bíblico: “El mundo antiguo hablaba de las tres C's como lo peor de lo peor: Cretenses, Cilicios y
Capadocios. Los cretenses eran famosos por borrachos, insolentes, mentirosos, embusteros y glotones”.
[1] En Tito 1:12 Pablo cita a un poeta griego llamado Epiménides que vivió en el año 600 a.C. y considerado
uno de los 7 sabios de Grecia. Éste, posiblemente en su obra “acerca de oráculos”, dice que los cretenses
eran unos mentirosos crónicos, más mentirosos que el hombre promedio. De aquí la palabra  kretinizar, del
griego krétizaen (κρέτιθαεν), que significa mentir. “Los cretenses se consideraban tan mentirosos en el
mundo Mediterráneo que la expresión “kretinizar” en algunos idiomas quiere decir mentir”.[2]  También se
les llama malas bestias y glotones ociosos: “Creta fue país sin animales salvajes. El sarcasmo de Epiménides
fue que sus habitantes humanos suplían el lugar de las bestias salvajes”.[3] Por tal motivo los cretenses eran
considerados como lo más vil entre la cultura griega. Ahora bien, es a esta isla a la cual es enviado Tito con
una misión importante: Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses
ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé.  En estas palabras podemos encontrar la triple función de
Tito como líder cristiano:

1.       Pastorear.

2.       Corregir la mala administración.

3.       Establecer ancianos (es decir, crear nuevos líderes).


LA TAREA DE PASTOREAR

 “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente;
no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro
cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la
corona incorruptible de gloria”.

1 Pedro 5:2-4 (RV60)

                      Una de las principales tareas de Tito como líder cristiano en la isla de Creta fue la de pastorear.
La palabra pastor proviene del griego poimén (ποιμήν) y de acuerdo a 1 Pedro 5:2, la tarea de un pastor es la
de apacentar al rebaño del Señor, es decir, cuidar física y espiritualmente de ellos de manera voluntaria y no
por fines de lucro, no ejerciendo señorío sobre ellos, sino siendo un verdadero ejemplo. El pastor es
considerado también como un ministerio en las Sagradas Escrituras y una aplicación metafórica de uno de
los oficios más antiguos de la humanidad. Abel tenía un rebaño de ganado menor (Génesis 4:2).  Desde
Abraham a Jacob y sus hijos, los patriarcas fueron ganaderos y pastores (Génesis 13:1-6). Jabal, Abraham y
los recabitas fueron nómadas; moraban en tiendas y llevaban a sus rebaños y ganados de lugar a lugar para
hallar pastos (Génesis 4:20; Jeremías 35:6-10). Otros ricos propietarios de ganaderías y rebaños residían en
ciudades, en tanto que sus siervos iban de pasto a pasto con los animales (1Samuel 25:2; Génesis 37:12-
17).  El Salmo 23 ofrece una excelente ilustración de las funciones de un pastor.

“Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de
reposo me pastoreará. Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tú vara y tu
cayado me infundirán aliento.  Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi
cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días
de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días”. 

Salmo 23:1-6 (RV60)

                Bajo la metáfora tomada de la labor pastoril que David tenía en mente, se describe bien el cuidado
providencial que Dios tiene con su pueblo y lo presenta como el Gran Pastor. Estas cualidades también
deben replicarse en los pastores terrenales que el Señor ha levantado para cuidar de su rebaño. Cuando
comprendemos las características zoológicas de las ovejas podemos ver cuán importante es la tarea de un
pastor. Las ovejas son por naturaleza unos de los animales más indefensos en el reino animal, éstas carecen
de todo sentido de orientación, por lo que se pueden perder fácilmente, no tienen una apariencia
intimidante, no tienen colmillos o garras para defenderse y se asustan por cualquier ruido por insignificante
que sea y corren asustadas por todas partes, no rugen sino balan, son bastantes sucias y lo único que
producen es lana. Son fáciles de atrapar, lo único que se hace es agarrarla de un costado y éstas caen al
suelo donde se les trasquila la lana y cuando se ponen viejas se matan y su carne se come.  De aquí que se
necesiten pastores para que las cuiden. Por tal motivo el salmista David dijo: Jehová es mi pastor; nada me
faltará. Los cristianos tienen un solo Pastor, el Señor Jesucristo, el Príncipe de los pastores. Por otro lado
Dios ha puestos pastores en esta tierra para pastorear a su pueblo por lo que no pueden existir creyentes sin
pastor, todos como parte de la grey del Señor necesitamos de un pastor que cuide nuestras almas.

Sabiendo que el rebaño necesita ser cuidado y llevado a un lugar de descanso, es responsabilidad
del pastor guiarlo a lugares de delicados pastos y a  aguas de reposo. La oveja por si sola es incapaz de
llegar a un lugar que le ofrezca el descanso y es propensa a perderse, por tal motivo el pastor la guía por las
sendas donde puede encontrar los pastos para su alimentación, además, ésta no puede beber de corrientes
de agua en movimiento ya que el ruido la asusta, por ello, el pastor abre un enorme agujero en la tierra y lo
llena de agua para que la oveja beba de él. Por eso el salmista dijo: Confortará mi alma; me guiará por
sendas de justicia por amor de su nombre. Las palabras: Aunque ande en valle de sombra de muerte, no
temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tú vara y tu cayado me infundirán aliento, nos dan la idea de
un valle oscuro entre montañas y despeñaderos. La vara es utilizada por el pastor como arma en contra de
animales salvajes, para poder defender a su rebaño, mientras que el cayado es una vara larga que termina
en forma de curva que se utiliza para jalar y direccionar correctamente a la oveja.

                En cuanto a los versículos: Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges
mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Dicen los expertos que cuando un pastor lleva a sus ovejas a
un pastizal donde nunca antes habían estado, ellos saben que entre los pastizales pueden haber animales
mortíferos escondidos, especialmente serpientes, por lo que comienza a caminar de aquí para allá revisando
y asegurando de que no haya ningún peligro, rociando aceite en los agujeros donde se esconden estos
animales y empapa también con aceite la cabeza y nariz de sus ovejas. Esto lo hace porque cuando quiere la
serpiente salir de su cueva, ésta resbala y al mismo tiempo sirve de repelente para evitar que muerdan a las
ovejas; y de esta forma el pastor a preparado mesa en presencia de sus enemigos. Luego de comer los guía a
cisternas de aguas las cuales son llenadas a través de baldes que el pastor acarrea de los ríos hasta que la
cisterna está rebosando. Se dice que los perros pastores siguen a los rebaños con el fin de protegerlos, así el
salmista dijo: Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida.  Finalmente,
podemos observar en este Salmo no solo la confianza en nuestro gran Pastor, Jesús, sino también la función
de los pastores terrenales que Dios ha levantado. El capítulo 10 del evangelio de Juan nos proporciona una
hermosa descripción de la función de Cristo como el buen Pastor las cuales también deben replicarse en el
pastor terrenal que Dios ha llamado: “Las características de Cristo el buen pastor son maravillosas y
establecen las metas de todo buen pastor:  1.      Da su vida por las ovejas: una vida enteramente consagrada
a Dios y a su servicio. 2.       Conoce a sus ovejas: no solo se conoce la lista de los que hacen más, sino que está
familiarizado con todos los que constituyen la grey. Conoce y alivia sus necesidades espirituales, psicológicas,
físicas y sociales. 3.       Las ovejas lo conocen a él: su vida es una realidad indiscutible en la formación
cristiana de cada miembro, de tal manera que todos lo reconocen, lo aman y lo obedecen”.[4]

Los pastores son responsables de cuidar espiritualmente a su congregación, alimentándolos de la


palabra de Dios, proveyéndoles dirección y consejería, ayudándoles a desarrollar sus dones y cuidándolos de
herejías y los peligros de este mundo. Por eso la Escritura dice:
“Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han
de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso”.

Hebreos 13:17 (RV60)

Podemos decir que las funciones del pastor son:

1.       Cuidar espiritual, psicológica y físicamente a la iglesia.

2.       Proclamar y enseñar las Sangradas Escrituras.

3.       Defenderlas de falsos maestros y doctrinas erróneas.

4.       Rescatar a las ovejas descarriadas.

5.       Ser ejemplo de la grey.

Cuidado espiritual, psicológica y física de la iglesia.

“Tengan cuidado de sí mismos y de todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo los ha puesto como obispos
para pastorear la iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre”.

Hechos 20:28 (NVI)

Aunque el pastor no es un psicólogo o consejero de vocación, sin embargo es necesario que esté
listo para prestar un servicio de consejería amparado por las bases bíblicas cuando sea necesario.   Cuando
Cristo viene a nuestras vidas nos ofrece su salvación, sin embargo es interesante estudiar lo que realmente
significa la salvación que nos ha dado basado en el significado etimológico de esta palabra. En hebreo la
palabra que se traduce como salvar es yasha (‫)יָׁשַע‬, mientras que en el griego la palabra es sotería
(σωτηρία) las cuales no solo indican una salvación del alma, sino que implica también una liberación de
todas nuestras cargas, de nuestras enfermedades, de nuestros complejos y temores; por ello también se
puede traducir como salud, y en general significa sanar o restaurar completamente. 

“El propósito del aconsejamiento espiritual es traer a personas de ambos sexos dentro de una sana
relación con Dios, y dirigirlos dentro de una vida abundante”.

James D. Hamilton

                Por tanto es importante que el pastor esté preparado para proporcionar la consejería de todos los
problemas que se presentan en la vida de la congregación y para ello debería conocer a profundidad las
Sagradas Escrituras y algo de psicología pastoral para que a través de éstas proporcione la dirección
necesaria.  La grey del Señor está compuesta por miles de seres humanos, cada uno con sus problemas e
imperfecciones, por tanto el pastor debe saber cómo animar o reprender con sabiduría cuando sea
necesario para conservar el bien de toda la congregación.

“Hermanos, también les rogamos que amonesten a los holgazanes, estimulen a los desanimados, ayuden a
los débiles y sean pacientes con todos”.

1 Tesalonicenses 5:14 (NVI)

                Podemos encontrar el uso de la psicología en varias partes de la Biblia, por ejemplo Eliú dio
consejería a Job cuando estaba en medio de su tribulación, un ángel hizo consejería con Elías cuando este
cayo en depresión y se fue al desierto huyendo de Jezabel, David tranquilizaba con su arpa a Saúl cuando
estaba emocional y espiritualmente perturbado, y que no decir de Jesús que es un maravilloso Consejero.
Todo esto nos enseña una vez más que el pastor debe ser un buen consejero y para eso debe estar calificado
para esta noble tarea. Gary Collins define la consejería cristiana efectiva como “un servicio realizado por
varones virtuosos, temerosos de Dios, varones de verdad, honestos, sensibles, accesibles y dispuestos a
referir los casos más complejos a un consejo de más experiencia”.[5]

                Proclamar y enseñar las Sangradas Escrituras

“Y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con ciencia y con inteligencia”.

Jeremías 3:15

              La evangelización proviene de la palabra evangelio la cual a su vez proviene del


griego: euangelion (εὐαγγέλιον) que significa buenas noticias. Por tanto, la evangelización consiste en
proclamar las buenas noticias de Cristo Jesús. La evangelización es la tarea principal de todo líder cristiano y
está directamente relacionada con la gran comisión:

“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con
vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”.

Mateo 28:19-20 (RV60)

En la vida real las ovejas no son capaces de discriminar una buena dieta, por lo que comen de
cualquier pasto, sin tener en cuenta que las puede enfermar, por tanto es tarea del pastor velar por su
buena alimentación. De igual manera el pastor ministro debe saber alimentar a su congregación con la
palabra de Dios. Cuando Jesús exhorto a Pedro a cuidar de su rebaño, es interesante ver que la palabra
griega que utiliza para hacer referencia a pastorear o apacentar es bósko (βόσκω) que literalmente
significa alimentar y por ello las versiones inglesas lo traducen como feed, que es el verbo en inglés
para alimentar.
“Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le
respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta (βόσκω)  mis corderos. Volvió a decirle la
segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo:
Pastorea (βόσκω) mis ovejas. Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de
que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo.   Jesús le
dijo: Apacienta (βόσκω) mis ovejas”.

Juan 21:15-17 (RV60)

“When they had finished breakfast, Jesus said to Simon Peter,   "Simon, son of John, do you love me more
than these?" He said to him, “Yes, Lord; you know that I love you."   He said to him, “Feed (βόσκω)   my
lambs." He said to him a second time, “Simon, son of John, do you love me?" He said to him, “Yes, Lord; you
know that I love you." He said to him, “Tend (βόσκω) my sheep." He said to him the third time, “Simon, son
of John, do you love me?" Peter was grieved because he said to him the third time,    "Do you love me?" and
he said to him, “Lord, you know everything; you know that I love you." Jesus said to him, “Feed (βόσκω) my
sheep”.

John 21:15-17 (ESV)

El objetivo final de todo pastor no es complacer a su grey con lo que ellos quieren escuchar, sino
transmitirle la verdad bíblica que los alimente espiritualmente, que los haga producir fruto espiritual y
crecer en la gracia y conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Durante su ministerio, nuestro Señor Jesús
se dedicó a la enseñanza de la palabra de Dios. La Biblia dice que “…recorrió Jesús toda Galilea, enseñando
en las sinagogas”, (Mateo 4:23, RV60).  La palabra  enseñando en el original griego es didásko (διδάσκω)
expresión griega que denota el arte de instruir a alguien con el objetivo que este aprenda nuevas cosas. La
finalidad de Jesús como gran Maestro era que sus oyentes aprendieran los misterios del reino de Dios. Sus
discursos no eran un montón de palabreríos sin ningún propósito, su exposición era planeada,
cuidadosamente estructurada y siempre impactaba en sus oyentes, ya sea para salvación o para su
perdición.

Aparte de eso también Jesús se dedicaba a la predicación o proclamación de la palabra de Dios:  “Y
recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del
reino…”  (Mateo 4:23, RV60). ¿Cuál es la diferencia entre enseñar y predicar? “Predicar es la proclamación
sin reserva de certezas; la enseñanza es la explicación de su significado y relevancia” .[6]  Por tanto, la tarea
de la enseñanza y la predicación del pastor se vuelven de gran importancia. Debe de prepararse arduamente
en este noble oficio de transmitir las verdades del Evangelio ya que de esto depende mucho la salud
espiritual de su rebaño. La preparación de sus sermones debe combinar tanto el esfuerzo humano del
estudio e investigación como la inspiración del Espíritu Santo; sin caer en los extremos. “El predicador que
descuida la preparación de sermones, confiando imprudentemente en la inspiración divina, se encontrara
frecuentemente con que no tendrá mensaje alguno para dar, y tendrá que sustituir rápidamente la falta de
inspiración por una charla sin sentido que cansará a sus oyentes, pues el Espíritu Santo no suele otorgar
premio a la holgazanería. Y el predicador que solo confía en sus cuartillas bien escritas, puede hallarse falto
de la unción santa y descubrir con sorpresa que su palabra no llega a los corazones”.[7]

Defenderlas de falsos maestros y doctrinas erróneas

“Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento…”

Oseas 4:6

Los pastores son responsables de cuidar el rebaño que Dios les ha dado evitando que estos sean
arrastrados al error por falsas doctrinas, y para esto es importante la enseñanza correcta de la palabra de
Dios. En sus cartas el apóstol Pablo solía advertir a las iglesias acerca de los errores doctrinales que otros
enseñaban, por tal motivo exhortaba a los ministros a insistir en la enseñanza de la sana doctrina: “Si esto
enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena
doctrina que has seguido. Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad… Ten cuidado
de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren,
(1 Timoteo 4:6-7, 16). Este pasaje nos muestra que el pastor debe encontrarse bien nutrido de la palabra de
Verdad y vivir de acuerdo a ella antes de enseñarla. La salud espiritual de la congregación depende de la
enseñanza bíblica y éste debe asegurarse de estar presentando la verdad bíblica, sino tanto él como su
congregación se perderán. Desde los inicios de la iglesia siempre han existido falsos maestros y doctrinas
heréticas que tienen por finalidad desviar al error a los cristianos y es responsabilidad de los pastores
defender a su grey de este mal: “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo
os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. Porque yo
sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y
de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos.
Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas
a cada uno”. (Hechos 20:28-31).

Por tal motivo la Biblia exhorta a los pastores a estar debidamente preparados para defender la fe,
por ello cuando Pablo dejo a Tito en la isla de Creta le dijo que buscara hombres capaces de enseñar a otros
la sana doctrina y convencer a los que la contradicen.

“Retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana
enseñanza y convencer a los que contradicen”.

Tito 1:9 (RV60)

También en la carta de Judas encontramos una exhortación a defender nuestra fe: “ Amados, por la
gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros
exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos” , (Judas 3,
RV60). La preparación en esta área es crucial para el pastor ya que nuestro mundo está lleno de herejías que
pretenden confundir al creyente. “Puede ser que nunca nos crucemos con alguien que formule preguntas
difíciles acerca de nuestra fe, pero, de todos modos, debemos estar listos por si se presenta la ocasión. Estar
preparados no es solo tener a disposición la información correcta, sino también una actitud dispuesta y el
anhelo de dar a conocer a otros la verdad que creemos”.[8]  Desde sus primeros días la iglesia tuvo que
contender con diferentes falsos maestros y sus herejías, así vemos como  el apóstol Pablo advertía a la
iglesia que jamás se apartaran de la sana doctrina, aun cuando hasta un ángel o él mismo les presentara un
evangelio diferente (Gálatas 1:8), muchas de sus epístolas tenían como propósito instruir a los creyentes en
los fundamentos básicos de la fe cristiana y en algunas de ellas denunciaba a los apostatas y sus falsas
enseñanzas, así como también lo encontramos en las cartas de Pedro, Judas y Juan.  Además, aparte del
canon bíblico, la historia eclesiástica está llena de hombres que dedicaron sus vidas a la defensa de la fe
como por ejemplo, Justino Mártir, Orígenes, Tertuliano, Martin Lutero, John Wiclief, John Hus, entre
otros. De hecho en Ginebra existe un monumento edificado a los reformadores de la edad media conocido
como el muro de los reformadores, En el centro de la pared, con una altura de 5 metros, se reúnen las
estatuas de las cuatro figuras más destacadas del movimiento reformador: Guillaume Farel (1489-1565), uno
de los instigadores de la Reforma en Ginebra, Juan Calvino (1509-1564), el personaje central del
movimiento, Teodoro de Beza (1513-1605), quien fue rector de la Academia de Ginebra, y John Knox (1513-
1572), fundador del presbiterianismo en Escocia. Los cuatro están vestidos con la tradicional robe de Genève
(toga de Ginebra) y sostienen la Pequeña Biblia del Pueblo Cristiano en su mano.  Todo esto nos enseña que
el pastor debe estar preparado para defender su fe y a sus ovejas de las falsas doctrinas.

Rescatar a las ovejas descarriadas

“¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le extravía una de ellas, ¿no dejará las noventa y nueve
en las colinas para ir en busca de la extraviada? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se pondrá más feliz
por esa sola oveja que por las noventa y nueve que no se extraviaron”.

Mateo 18:12-13 (NVI) 

En ocasiones las ovejas se pierden a pocas millas de su hogar, ya que éstas carecen de todo sentido
de orientación, por lo tanto necesitan de un pastor que les ayude a encontrar el camino a su redil. De la
misma manera el pastor de la iglesia debe velar por su rebaño y evitar que estos se extravíen, ya sea por
malas doctrinas,  o porque son arrastrados por lo que el mundo ofrece, o por las presiones y decepciones de
la vida, pero cuando esto ocurre; debe buscar la forma de hacerla volver al camino correcto:  “No
fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, no volvisteis al redil la
descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia.
Andan errantes por falta de pastor, y son presa de todas las fieras del campo, y se han dispersado.
Anduvieron perdidas mis ovejas por todos los montes, y en todo collado alto; y en toda la faz de la tierra
fueron esparcidas mis ovejas, y no hubo quien las buscase, ni quien preguntase por ellas”,  (Ezequiel 34:4-6,
RV60).

            Básicamente en este pasaje vemos que las funciones del pastor es la de rescatar a las ovejas
descarriadas, trayéndolas nuevamente al redil donde son curadas y restauradas. En este caso el redil es la
iglesia y a través de la palabra de Dios y la comunión con los santos las almas pueden ser restauradas
completamente.

Ser ejemplo de la Grey

“Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado
de su conducta, e imitad su fe”.

Hebreos 13:7 (RV60)

                Los pastores son responsables de ser ejemplo para su iglesia. Las palabras pueden motivar, pero el
ejemplo arrastra a multitudes. La conducta y convicciones de la grey generalmente son un reflejo de los que
es su pastor. Cuando Pablo animaba a Timoteo a ejercer un buen ministerio en Éfeso, éste le
decía: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor,
espíritu, fe y pureza”, (1 Timoteo 4:12, RV60). Por lo que el pasaje nos muestra, Timoteo aun no tenía la
edad que se recomendaba en el primer siglo para ejercer un puesto de liderazgo; sin embargo Pablo le dice
que no deje que nadie lo menosprecie por eso, sino que sea un verdadero ejemplo de líder cristiano delante
de ellos.  Este ejemplo tiene que ser en todos los rubros de la vida: en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y
pureza. Este aspecto del ejemplo es sumamente importante ya que como las Escrituras dicen, nosotros
somos cartas leídas para este mundo y cuánto más aquellos que son líderes dentro de la comunidad
cristiana: “Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los
hombres”, (2 Corintios 3:2, RV60).  Por tal motivo uno de los requisitos indispensables para ser pastor es que
éste sea un hombre irreprensible.

“Pero es necesario que el obispo sea irreprensible…”

1 Timoteo 3:2 (RV60)

La palabra irreprensible proviene del griego anepíleptos (ἀνεπίληπτος) que se aplica a aquellas


personas que habían sido sometidas a una investigación exhaustiva de sus vidas y habían sido encontrados
intachables. El buen ejemplo de un líder se traduce en un buen testimonio, requisito indispensable para los
pastores. Para poder llegar a ser ejemplo, todo líder debe construir una buena reputación a lo largo de toda
su vida; pero puede destruirla en pocos minutos. Todo líder cristiano debe saber cuán importante es su buen
testimonio y debe cuidarlo celosamente. “Sabemos que lleva mucho tiempo edificar una buena reputación,
cuando menos para la mayoría de nosotros. Pero sin importar cuáles sean nuestros antecedentes, esta
debería ser la meta de todos. Esta cualidad se dará en nosotros en forma natural si crecemos y maduramos
en nuestra vida cristiana como debiéramos”.[9]  También al apóstol Pedro enseña que es a través del
ejemplo que el pastor debe gobernar a la iglesia:

“Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente;
no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro
cuidado, sino siendo ejemplos de la grey”.

1 Pedro 5:2-3 (RV60)


Cuando esto ocurre, la congregación sigue el ejemplo de sus líderes, por ello la Escritura
dice: “Acordaos de vuestros pastores… considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su
fe”, (Hebreos 13:7, RV60). Pablo consciente de su buen ejemplo alentaba a otros a que lo imitaran: “Sed
imitadores míos, así como yo lo soy de Cristo”, (1 Corintios 11:1, RV95).  Finalmente, podemos decir que
otra tarea de un buen pastor es la de ser ejemplo delante de su grey. Es a través del ejemplo que los
pastores deben gobernar en la iglesia, éstos son servidores de Cristo puestos para cuidarla velando por su
crecimiento y salud física y espiritual, capaces de trazar con efectividad la palabra de Dios y defender a su
congregación de los lobos rapaces y sus doctrinas herética. Como pastor, Tito fue delegado a la isla de Creta
no solo a predicar la sana doctrina (Tito 2:1), sino a velar por el bienestar de toda la iglesia:   “Esto habla, y
exhorta y reprende con toda autoridad”, (Tito 2:15, RV60); tenía que exhortar a las buenas obras a los
ancianos (Tito 2:2), las ancianas (Tito 2:3), las jóvenes (Tito 2:4-5), los jóvenes (Tito 2:6-8), y a los siervos
(Tito 2:9-10). Era responsable de defender a la iglesia de las falsas doctrinas (Tito 1:9-16); de cuidar a la
congregación (Tito 3:1-11) para que ninguno se pierda y sobre todo que estén listo para toda buena obra
glorificando a través de sus vidas el evangelio de Cristo.

“… para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador”.

Tito 2:10 (RV60)

LA TAREA DE ADMINISTRAR

“Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel”.

1 Corintios 4:2 (RV60)

                   La segunda gran tarea en el liderazgo cristiano es la administración. Posiblemente pudiera alguien
preguntarse ¿por qué es necesaria la administración en la iglesia? ¿A caso podemos comparar a la iglesia
con una organización? Sin embargo, podemos demostrar que la administración es necesaria en la iglesia y
una de las tareas indispensables del líder cristiano. La palabra iglesia proviene del griego ekklesía
(ἐκκλησία)  que significa una asamblea convocada, por lo que podemos ver que es un grupo de personas
asociadas con un fin común. También podemos definir el término iglesia como “la agrupación de cristianos,
cuyo desarrollo doctrinal y práctico depende de la Biblia y el Espíritu Santo, a través de la participación y
utilización de todos los recursos, humanos y materiales, desde pentecostés hasta el
harpazós (rapto)”. [10]. Por tanto, la iglesia del Señor está compuesta por recursos humanos, materiales y
financieros que necesitan ser administrados de manera correcta y por eso el apóstol Pablo dice que es
necesario que los administradores de Dios sean hallados fieles en esta tarea. La palabra administración viene
del latin “ad” que significa dirección y “minister” que significa sirviente o subordinado. La palabra griega
que se traduce como administrador en el texto de 1 Corintios 4:2 es oikonómos (οἰκονόμος), palabra
compuesta donde oiko significa casa y nómos ley o regir,  y que significa mayordomo. En los tiempos bíblicos
un mayordomo era un esclavo que había sido puesto sobre la administración de todos los bienes de la casa,
como el ejemplo de José y Potifar. Así mismo Dios ha otorgado a sus siervos la responsabilidad de
administrar los bienes y dones otorgados a su pueblo. Cuando Pablo delego a Tito en Creta él le dijo que
estaba allí: para que corrigieses lo deficiente. Esto significa, para administrar correctamente los recursos de
la iglesia. Ahora bien, si la administración es una tarea del liderazgo cristiano, entonces, ¿qué es
administración? Realmente existen muchas definiciones de este término, pero nosotros podemos decir que
la administración es un proceso continuo que consiste en planear, organizar, dirigir y controlar las
actividades que se realizan con los recursos de una organización. Wilfredo Calderón dice que “la
administración cristiana es el proceso por el cual, la iglesia, como un cuerpo, alcanza sus objetivos, a través
de sus miembros; mediante la apreciación, la planeación y la organización, para una ejecución coordinada y
efectiva”.[11]  Jenaro Bahamonde Urrutia dice que “la administración es un proceso que está relacionado
con las áreas funcionales de una institución con el propósito de lograr eficacia y eficiencia en su gestión. La
eficacia tiene que ver con el logro de metas y la eficiencia es lograr aquellas metas haciendo la mejor
utilización de los recursos disponibles”.[12]  Es sumamente importante asegurarnos de ejecutar fielmente
cada uno de los procesos administrativos que son: Planear, Organizar, Dirigir y Control. Veamos en qué
consiste cada uno.

              Planear:  Es la parte del procesos administrativo que evalúa y visualiza lo que se quiere hacer
estableciendo objetivos y metas alcanzables y la estrategia para alcanzarlos.

                 Organizar:  Consiste en definir cómo se va a ejecutar lo que ya se planeó: con qué recursos,
cuándo y quiénes.
               Dirigir: Consiste en liderar la ejecución coordinada todos los recursos para que se cumplan y se
realicen según lo planeado.

Control: Es la parte de la administración que consiste en verificar la forma de cómo se están


realizando las actividades asignadas en cada área, para evaluar que se cumplan de acuerdo a lo planeado y si
están dando los resultados esperados. En caso de no ser así se corrige y se vuelve a monitorear.

Principios bíblicos de la administración.

             El primer ejemplo de administración en la Biblia la encontramos en la misma creación. Al considerar


todos los aspectos de la creación observamos la gran   habilidad del Señor para planear, organizar y ejecutar
con gran presión su increíble obra creativa.También tenemos el ejemplo de Moisés en el libro de Éxodo
donde su suegro Jetro al ver el agotamiento de su yerno al querer juzgar por si solo al pueblo, le sugirió que
estableciera jueces que le ayudaran a legislar un pueblo tan grande. Así fue como estableció jefes de 10, de
50, de 100 y de 1000 para que le ayudaran con la administración del pueblo de Israel.

 “Entonces el suegro de Moisés le dijo: No está bien lo que haces. Desfallecerás del todo, tú, y también este
pueblo que está contigo; porque el trabajo es demasiado pesado para ti; no podrás hacerlo tú solo. Oye
ahora mi voz; yo te aconsejaré, y Dios estará contigo. Está tú por el pueblo delante de Dios, y somete tú los
asuntos a Dios. Y enseña a ellos las ordenanzas y las leyes, y muéstrales el camino por donde deben andar, y
lo que han de hacer. Además escoge tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios,
varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre el pueblo por jefes de millares, de centenas, de
cincuenta y de diez.  Ellos juzgarán al pueblo en todo tiempo; y todo asunto grave lo traerán a ti, y ellos
juzgarán todo asunto pequeño. Así aliviarás la carga de sobre ti, y la llevarán ellos contigo. Si esto hicieres, y
Dios te lo mandare, tú podrás sostenerte, y también todo este pueblo irá en paz a su lugar. Y oyó Moisés la
voz de su suegro, e hizo todo lo que dijo”.

Éxodo 18:18-24 (RV60)

                 “Moisés siguió este sabio consejo, y, como él mismo lo explica en Deuteronomio 1:12-18, instruyo
al pueblo para nominar a hombres sabios, inteligentes y bien conocidos de las cabezas de las tribus, a
quienes designo como jueces, instruyéndolos para administrar justicia con imparcialidad y sin acepción de
personas”[13]. También obtenemos una interesante lección al estudiar la organización del campamento y
del tabernáculo en el desierto. El libro de Números nos muestra como cada tribu estaba ubicada en un lugar
específico, tanto para moverse como para reposar. El tabernáculo fue diseñado de acuerdo a un plan
ordenado y cada utensilio de él estaba ubicado en una posición previamente determinada. El servicio
sacerdotal se realizaba por turnos y de acuerdo a las leyes del Libro de Levítico. Podríamos seguir hablando
acerca de la organización en el reinado de David o Salomón, de las características de Daniel, el profeta, como
un buen administrador y de otros ejemplos que nos enseñan varios principios de la administración. Nuestro
Señor Jesucristo, cuando hablaba acerca de lo que cuesta seguirlo, hizo hincapié acerca de la importancia de
planear y calcular el costo de nuestras acciones.

“Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si
tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla,
todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo
acabar. ¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer
frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil? Y si no puede, cuando el otro está todavía lejos, le
envía una embajada y le pide condiciones de paz”.

Lucas 14:28-32 (RV60)


Cuando Jesús les refirió a sus discípulos estas palabras, Él quería que ellos estuvieran consientes del
costo de seguirlo. Él no quería un compromiso basado en las emociones, sino que calcularan el costo de lo
que eso requiere. “La imagen de la torre es un llamado a considerar el costo de seguir a Jesús. Cristo no
utiliza un recurso emocional para que lo sigan. Más bien, pide que piensen cuidadosamente la decisión que
tomara el discípulo y si es que será fiel a la tarea… la burla se centra en la deshonra que resulta de ser
incapaz de concluir la obra”.[14] También se añade: “tampoco emprenderá guerra algún rey contra otra
potencia sin asegurarse primero de que, a pesar de las grandes desventajas, podrá resistir al enemigo; pero
si no tiene esperanza de hacer esto, sentirá que no le queda otro remedio que concertar un tratado en las
mejores condiciones posibles. “Precisamente así”, dice nuestro Señor… no despreciéis el poder del enemigo,
porque las desventajas están contra vosotros; deberéis tener cuidado para que, a pesar de toda desventaja,
tengáis con qué resistir al enemigo y salir vencedores o si no, mejor será no empezar la guerra y acomodaros
lo mejor posible en semejantes circunstancias terribles.”[15]  Por ende, la administración es parte de las
tareas principales del liderazgo cristiano ya que es responsable de la efectiva utilización de los recursos
humanos, materiales y financieros de los cuales está a cargo, para ellos es sumamente importante la
planeación y organización de éstos, y como líder debe dirigir y controlar la ejecución de lo que se planeó
anteriormente.

LA TAREA DE CREAR NUEVOS LÍDERES

“Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él. Y estableció a doce, para que
estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para
echar fuera demonios: a Simón, a quien puso por sobrenombre Pedro; a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan
hermano de Jacobo, a quienes apellidó Boanerges, esto es, Hijos del trueno; a Andrés, Felipe, Bartolomé,
Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el cananista, y Judas Iscariote, el que le entregó. Y
vinieron a casa”.

Marcos 3:13-19 (RV60)


                     El relato Bíblico de la elección de los 12 apóstoles nos muestra el principio básico de desarrollar
lideres potenciales. Estos con el tiempo serían los primeros de miles que llevarían a cabo una gran misión a
lo largo del tiempo. Definitivamente Jesús inicio con el propósito de redimir a los pecadores los cuales
formarían su iglesia, pero para hacerlo llamo a 12 con el fin de prepararlos para la obra del ministerio que les
esperaba, ya que éstos (de los cuales uno se perdió) llegarían a ser los primeros líderes de lo que sería la
iglesia universal del Señor. Esto nos enseña el valor de desarrollar a otros líderes a nuestro alrededor con el
fin de que nos ayuden a cumplir con nuestros objetivos. Parte del ministerio de Jesús consistió en discipular.
Él no solo se dedicaba a sanar, predicar y ensañar a las multitudes, sino que también dedicaba parte de su
tiempo a instruir y preparar el carácter de sus discípulos para que después de su muerte ellos continuaran
con su obra.  Sin embargo, ¿qué es un discípulo? Juan Carlos Ortiz nos da una definición de lo que es ser un
discípulo: “Es un aprendiz, uno que sigue e imita a Jesucristo, uno que une su destino al de su Maestro, uno
que se compromete, “se casa” con Él, se niega a sí mismo para seguirle. Un discípulo de Jesús se embarca en
el proceso de llegar a ser como Él y hace de los intereses de su Señor los suyos propios”. [16] La palabra
discípulo proviene del griego mazetés (μαθητής) que significa aprendiz, seguidor o alumno, por tanto, la
tarea de Jesús era meramente instructiva con sus discípulos. Pablo Hoff nos habla acerca del propósito de
Jesús de instruir a los doce: “La elección de los doce discípulos se debe a dos razones que parecen
contraponerse: la amenaza creciente de los líderes religiosos y el entusiasmo popular de las multitudes. Jesús
sabe que tarde o temprano sus enemigos le darán muerte y que necesita preparar hombres que continúen su
obra. Por otra parte, necesita también ayudantes para ministrar de manera eficiente a las multitudes que
acuden a Él”.[17]  Por tanto nos queda clara la importancia de preparar líderes. Cuando Pablo dejo a Tito en
la isla de Creta le dijo que una de sus funciones era la de preparar nuevos líderes: “Por esta causa te dejé en
Creta…  establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé”. El éxito de una organización está
directamente relacionado con la calidad de sus líderes, por tanto el desarrollo de líderes en la iglesia de
Cristo es clave. El apóstol Pablo estaba consciente de este hecho. Él sabía que la iglesia tenía que crecer a
través de la proclamación del evangelio, por ello dedico su vida a preparar a otros para esta tarea.

“Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar
también a otros”.

2 Timoteo 2:2 (RV60)


Las cartas a Timoteo y Tito son un excelente ejemplo de la preocupación de Pablo por preparar
hombres idóneos para la obra del ministerio. Él sabía que esta obra no se trataba de un solo hombre, sino de
muchos, pero para eso debía de prepararlos. “Pablo… se negaba a ver a las personas como pasivos
parroquianos sentenciados a habitar un banco de la iglesia. En vez de eso, los llevaba al liderazgo. Veía el
potencial y lo hacía actuar. Escribió a su protegido Timoteo: “Lo que has oído de mí ante muchos testigos,
esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2 Timoteo 2:2). A la iglesia
de Galacia Pablo les contó de su propia agonía para esperar hasta que Cristo se formara en ellos (Gálatas
4:19). La meta de Pablo verdaderamente no era mantenerse como el único que sabía, el hombre
espectáculo. Sino era dar a los demás oportunidades para crecer. Alentó a Tito a que estableciese ancianos
en cada ciudad (Tito 1:5). Animo a las mujeres ancianas a que enseñen a las mujeres jóvenes (Tito 2:4)”.
[18]  Por tanto, el desarrollo de otros líderes es una de las tareas del liderazgo. A menos que estemos
dispuestos a crear otros líderes, nosotros tendremos que cargar con todas las responsabilidades de la
organización. John Maxwell lo dice de esta manera: “Cualquier líder que solo tenga seguidores a su
alrededor está condenado a hacer constantemente uso de sus propios recurso para conseguir que se hagan
las cosas”.[19]

Generar el ambiente adecuado para generar nuevos líderes.

                Para poder generar nuevos líderes es sumamente importante generar antes el ambiente adecuado
para generar nuevos líderes. “La atmosfera adecuada permite a los líderes potenciales crecer y desarrollarse.
Por esto es que la atmosfera se debe valorar y desarrollarse con anticipación”[20]. El Dr. John Maxwell nos
habla de las características que debe poseer la atmosfera adecuada para generar nuevos líderes. Estas son: 

1.       Ser un buen modelo de liderazgo que otros puedan anhelar imitar.

2.       Enfocarse en las áreas fuertes del líder potencial para desarrollarlas.


3.       Preocuparse por las necesidades y deseos de los líderes potenciales.

4.       Buscar buenas características en el interior del líder potencial: positivismo, voluntad de servir,
crecimiento personal, constancia, lealtad, integridad, visión, disciplina, etc.

5.       Recompense los resultados.

6.       Proporcionar oportunidades de crecimiento.

7.       Busque el talento en los mandos medios.

Dos variables importantes en la fórmula de crear nuevos líderes.

“Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar
también a otros”

2 Timoteo 2:2 (RV60)

                El desarrollo de líderes en la Biblia se basa en la relación de Mentor-Discípulo. Este modelo lo


vemos en Jesús con sus 12 apóstoles, Moisés y Josué, Elías y Eliseo, Pablo y Timoteo. Por tanto, podemos
identificar dos elementos importantes en la fórmula del desarrollo del líder.  En primer lugar encontramos
al Mentor, el cual es el encargado de instruir y desarrollar las características personales de su discípulo con
el fin de prepararlo para la tarea en la cual se asignará.  Para ser un buen Mentor es sumamente importante
cumplir los siguientes aspectos:

1.       Haber edificado una buena reputación como líder cristiano.

2.       Tener un interés genuino por el bienestar y superación de las personas.


3.       Profunda comunión con Dios y ampliamente instruido en la palabra de Dios.

4.       Estar dispuesto a invertir tiempo y recursos por el crecimiento de los discípulos.

5.       Saber escuchar y motivar.

6.       Hacerles ver la mucha confianza que tiene en ellos.

7.       Establecer un plan de entrenamiento.

Para que el desarrollo de líderes sea efectivo, también necesitamos tener un buen discípulo, por lo
que la segunda variable es el Discípulo.  Asimismo, el discípulo debe reunir las siguientes características:

1.       Convertido y de buen testimonio.

2.       Fuertes convicciones para no retroceder.

3.       Interés por ayudar a las personas.

4.       Humilde y dispuesto a aprender y poner en práctica todo lo que aprende con disciplina.

5.       Profunda búsqueda por la presencia de Dios y asiduo lector de la Biblia.

6.       Buscar siempre la excelencia en todo lo que se hace.

El Mejor Estilo de Liderazgo


“Subió Jesús a una montaña y llamó a los que quiso, los cuales se reunieron con él. Designó a doce, a quienes
nombró apóstoles, para que lo acompañaran y para enviarlos a predicar y ejercer autoridad para expulsar
demonios. Éstos son los doce que él nombró: Simón (a quien llamó Pedro); Jacobo y su hermano Juan, hijos
de Zebedeo (a quienes llamó Boanerges, que significa: Hijos del trueno); Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo,
Tomás, Jacobo, hijo de Alfeo; Tadeo, Simón el Zelote  y Judas Iscariote, el que lo traicionó”.

Marcos 3:13-19 (NVI)


INTRODUCCIÓN

                 Hasta este momento hemos visto la importancia que juega el liderazgo en las organizaciones y la
iglesia no es la excepción, así como el verdadero significado de esta palabra y en las Sagradas Escrituras
podemos encontrar que se nos habla mucho respecto al tema. John Maxwell nos afirma este
comentario: “¿Dónde aprende la mayoría de gente el liderazgo? Algunos examinan el mundo de la política.
Otros buscan modelos en la industria del entretenimiento. Muchos buscan en el mundo de los negocios. Una
gran mayoría también parece aprender de los ejecutivos exitosos, los asesores administrativos y los teóricos
con doctorado. Sin embargo, la verdad es que actualmente, la mejor fuente que enseña sobre liderazgo es la
misma de hace miles de años. Si deseas aprender sobre él, dirígete al Libro más ilustre que se ha escrito
sobre el tema, la Biblia”.[1] Por tanto, la Biblia es una buena fuente confiable donde podemos aprender
mucho acerca de este tema y el mejor modelo que tenemos en ella es nuestro Señor Jesucristo: “Durante el
tiempo que estuvo en la tierra, Jesús dedico su vida a entrenar a sus discípulos en las tres primeras áreas de
liderazgo, liderazgo personal, liderazgo uno a uno y liderazgo de equipo. Durante el proceso, los capacito
para seguir sus mandatos de liderazgo después que se hubiese ido y mientras pasaban al cuarto nivel de
liderazgo organizacional”[2]. En los evangelios sinópticos lo encontramos llamando a doce hombres que
estaría sujetos a su liderazgo y a través de ellos comenzaría lo que en el futuro se convertiría en su iglesia
universal: Designó a doce, a quienes nombró apóstoles, para que lo acompañaran y para enviarlos a
predicar y ejercer autoridad para expulsar demonios. Ahora, al estudiar el tipo de liderazgo que Jesús utilizo
nos podemos dar cuenta que su estilo variaba de ocasión en ocasión y de individuo a individuo y esto nos
enseña que realmente no existe un estilo único con el cual se pueda uno casar. Veamos más en detalle esto.

EL MEJOR ESTILO DE LIDERAZGO

                       Mucho se ha hablado en cuanto al mejor tipo o estilo de liderazgo, y muchas clasificaciones han
surgido a lo largo del tiempo. Por ejemplo la mayoría de nosotros ha escuchado acerca de los tradicionales
tipos de liderazgo: el líder democrático, el líder autocrático y líder laissez-faire, siendo el primer estilo el que
la mayoría aprueba. Con el tiempo surgieron otros estilos de liderazgo orientados a potenciar el talento de
cada persona como por ejemplo el coaching, liderazgo empresarial, el marketing, otros hablan del liderazgo
enfocado en conocer el temperamento de las personas, y así sucesivamente podemos encontrar diferentes
estilos que afirman ser el mejor, pero, ¿cuál de ellos es el mejor? Si pensamos en nuestro Señor Jesucristo
podemos encontrar que sus métodos o estilos de liderazgo variaban de acuerdo a las circunstancias y el tipo
de persona a la que se dirigía. Es obvio que sus discípulos tuvieron una gran trasformación como resultado
de haber estado cerca de Jesús: “Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran
hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús”, (Hechos
4:13, RV60). Al escucharlos hablar los fariseos reconocieron que estos hombres habían estado bajo la tutela
de Jesús, y no solo eso sino que al observar su liderazgo uno puede estar seguro que todo era consecuencia
de las enseñanzas y dirección que recibieron del gran Maestro. Sin embargo, el éxito en el liderazgo de los
apóstoles no fue algo que surgió de la noche a la mañana ya que fueron expuestos a un proceso que duro
aproximadamente tres años. En su inicio Jesús llamo a los discípulos para que estuvieran con Él con el
objetivo de instruirlos personalmente en lo que harían de hacer, tal y como los vemos en Mateo 10:5-42,
luego a través de su ejemplo entreno a sus discípulos al verlo predicar y desempeñarse en el ministerio,
posteriormente les delego pequeñas misiones como cuando envió a los doce de dos en dos por las aldeas de
Israel a sanar a los enfermos, liberar a los endemoniados y proclamar el evangelio dándoles instrucciones en
cuanto a lo que tenían que llevar y lo que tenían que hacer de acuerdo a la hospitalidad de los ciudadanos. A
veces los retaba a encontrar las respuestas a sus dudas realizándoles preguntas cuyas respuestas que ellos
mismos daban los conducían a la solución de todo (Mateo 16:13-20). Otras veces los dirigía directamente
para realizar una tarea específica (Juan 6:10-12) y en ocasiones les delegaba (Mateo 21:2). Por tanto,
podemos ver cómo Jesús utilizo diferentes métodos para liderar a sus discípulos y en esta sección veremos
la mejor manera de hacerlo de acuerdo a la situación y la persona que se dirija.

LIDERAZGO SITUACIONAL

                    Como ya hemos visto el liderazgo es simple y sencillamente influir en los demás, tal y como ya lo
hemos visto anteriormente: “El liderazgo es un proceso de influencia. Cada vez que usted quiera influenciar
el pensamiento, el comportamiento el desarrollo de la gente en procura de alcanzar una meta en sus vidas
personales o profesionales, estará asumiendo la función de líder”[3]. Al considerar esto, entonces el estilo
de liderazgo es importante ya que determina el éxito en la influencia de las personas, pero entonces, ¿qué
estilo de liderazgo es el mejor? La respuesta se encuentra en el liderazgo situacional. En 1967 Paul Hersey y
Ken Blanchard comenzaron a trabajar juntos en el tema del liderazgo y con el tiempo propusieron el modelo
de liderazgo situacional el cual afirmaba que el responsable de dirigir un grupo u organización varíe su forma
de interactuar y abordar las tareas en función de las condiciones de sus colaboradores. Esto significa que el
estilo de liderazgo que el líder aplica vararía de acuerdo a la situación y condición de las personas que se
conducen, pero ¿cuáles son estas condiciones o situaciones?

                La primera condición que el líder debe considerar al momento de liderar a alguien es  el
conocimiento y habilidades técnicas y laborales que los subordinados tienen referente a la tarea que tienen
que realizar. Este aspecto es sumamente importante ya que de la preparación de los individuos en la tarea
depende el éxito de la misma: “la preparación puede marcar la diferencia entre ganar o perder”[4]. La
preparación del individuo en la tarea que realizara es importante no solo porque determina el éxito de la
tarea a realizar, sino porque de ella depende el tiempo que se tardará en la misma y del tipo de supervisión
que necesitaran. El apóstol Pablo conocía esto perfectamente y lo practico con las personas a las cuales
discípulo, como Timoteo. En su principio lo tomo consigo y lo dirigió paso a paso en el camino del evangelio
a tal punto que hasta lo circuncido por cuestiones estratégicas en los planes que tenía con este joven
discípulo: “Después llegó a Derbe y a Listra; y he aquí, había allí cierto discípulo llamado Timoteo, hijo de
una mujer judía creyente, pero de padre griego; y daban buen testimonio de él los hermanos que estaban en
Listra y en Iconio. Quiso Pablo que éste fuese con él; y tomándole, le circuncidó por causa de los judíos que
había en aquellos lugares; porque todos sabían que su padre era griego”, (Hechos 16:1-3, RV60). Con el
tiempo este muchacho se convirtió en su colaborador: “Os saludan Timoteo mi colaborador, y Lucio, Jasón
y Sosípater, mis parientes”, (Romanos 16:21, RV60). En su principio Timoteo aprendió la obra del ministerio
observando la pasión y forma en la cual Pablo lo hacía: “Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia,
Pablo estaba entregado por entero a la predicación de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el
Cristo”, (Hechos 18:5, RV60). Con el tiempo comenzó a enviarlo a pequeñas actividades acompañado de
otro colaborador: “Y enviando a Macedonia a dos de los que le ayudaban, Timoteo y Erasto, él se quedó por
algún tiempo en Asia”, (Hechos 19:22, RV60), y posteriormente le delegaba otras donde le encargaba
representarlo en las iglesias que él había fundado: “Con este propósito les envié a Timoteo, mi amado y fiel
hijo en el Señor. Él les recordará mi manera de comportarme en Cristo Jesús, como enseño por todas partes
y en todas las iglesias”, (1 Corintios 4:17, NVI). Todo este proceso de formación lo ayudo a convertirse en el
pastor de Éfeso un poco antes de la muerte de su maestro Pablo: “y tú, hijo mío, saca fuerzas de la bondad
que Dios te ha mostrado por medio de Cristo Jesús. Lo que me has oído decir delante de muchos testigos,
encárgaselo a hombres de confianza que sean capaces de enseñárselo a otros”, (2 Timoteo 2:1-2, DHH). Así,
el proceso de enseñanza y formación de Timoteo lo preparo para la obra del ministerio que realizaría en la
iglesia de Éfeso. Por ende, la preparación y conocimiento en la tarea que realizará es sumamente importante
al momento de liderar.

                La segunda condición que el líder debe considerar al momento de liderar a una persona es la
madurez laboral  y estabilidad emocional. Para este punto es importante tener en cuenta la habilidad del
líder para manejar las emociones y temperamentos de las diferentes personas y para esto tiene que
aprender a conocerlos. Conocer los sueños, cualidades, habilidades, lo que les disgusta, lo que les gusta o
incuso sus creencias y principios es importante para el líder ya que de ello dependerá la forma de cómo se
comporta con ellos y cómo habrá de dirigirlo: “La habilidad de entender a la gente es uno de los mejores
recursos que cualquiera podría tener. Eso tiene el potencial de impactar positivamente cada área de su vida,
no solo el campo de los negocios”[5]. El comportamiento del individuo está directamente relacionado con
su estado de ánimo y esta a su vez se enlaza con sus sentimientos, manera de pensar y nivel de madurez y
por eso es sumamente importante aprender a entender a la gente.

                Es en función de la capacidad que el individuo tiene para realizar su tarea y su nivel de madurez
psicológica que el modelo de liderazgo situacional propone cuatro estilos básicos de liderazgo:

1.       Estilo Directivo.

2.       Estilo Participativo o Asesor.

3.       Estilo Consultivo (Coaching).

4.       Estilo de delegación.

Estilo Directivo.
Este estilo de liderazgo puede ser utilizado en dos situaciones específicas. Cuando la persona a
liderar tiene un alto deseo de hacer bien las cosas pero no posee el conocimiento de cómo hacerlo, es
decir, quiere pero no puede. Cuando esto es así, el líder funge como una especie de instructor donde
prácticamente le enseña a la persona cómo hacer la tarea para posteriormente dedicarse a supervisar y
retroalimentar sobre los resultados alcanzados. Este punto de saber entrenar al individuo al cual se liderar
es de gran importancia ya que podríamos estar enviando a alguien a realizar una tarea con todo el
entusiasmo del mundo y fracasar simplemente porque le falto entrenamiento en la tarea provocándole
frustración: “Provea entrenamiento y asesoramiento para ayudar a individuos a trabajar efectivamente en
equipos, no asuma que la gente puede o trabajara como equipo simplemente porque usted cree que él lo
hará”[6]. En este tipo de liderazgo se usa el método de los cuatro pasos para entrenar a la persona:

1.       Describir: Da Órdenes directas, describe de manera clara el trabajo que se tiene que realizar, explica los
objetivos y proporciona toda la información necesaria para realizar la tarea.

2.       Demostrar: Nuevamente el líder  demuestra la forma de cómo hacer la tarea, va paso a paso con el aprendiz
enseñándole cómo hacerlo y preguntándole y si tiene alguna duda.

3.       Aplicar: Deja que el aprendiz haga la tarea sin intervenir, deja que se equivoque y se asegura que recuerde
los objetivos preguntándoles directamente.

4.     Corregir y practicar: Una vez el aprendiz ha realizado la tarea se evalúa con él, se hacen las observaciones
respectivas para corregir los errores y se vuelve a practicar hasta que lo haga bien siguiendo el ciclo anterior
de ser necesario.

Este método resulta eficaz cuando el aprendiz desconoce la forma de cómo hacer la tarea pero
tiene toda la motivación para hacerlo, cuando es así, el estilo de liderazgo que tenemos que utilizar es el
directivo. La segunda situación en la cual utilizar el método directivo es cuando el individuo sabe cómo hacer
la tarea pero no tiene la actitud para realizarla, es el caso de puedo pero no quiero, aunque este caso no sea
muy común si el personal está debidamente motivado y comprometido con la visión de la organización, pero
si su actitud persiste lo mejor es destituirlo de su puesto.

                Estilo Consultivo o Persuasivo (Coaching).

                Este estilo de liderazgo se conoce como consultivo o coaching en inglés, y es usado cuando el
individuo sabe cómo realizar la tarea, pero aún hay oportunidades en su eficaz ejecución, pero su madurez
laboral fluctúa entre su motivación para hacerlo y su actitud. En este sentido el estilo de liderazgo consultivo
está orientado a potenciar la facultad técnica del aprendiz y mejorar su actitud, no enseñándole cómo
hacerlo, porque ya posee el entrenamiento, sino, a través de una serie de preguntas que su mentor (coach)
le hace para que el mismo aprendiz (coachee) lo conteste llevándolo a obtener respuestas que lo ayudaran a
solucionar sus problemas y hacer bien la cosas. En estos casos, no es el líder el que le dice al aprendiz cómo
hacer las cosas, sino que sólo a través de las preguntas correctas hace que él mismo se conteste y llegue a
las respuestas correctas. Este estilo se basa prácticamente en demostrarle al coachee su verdadero
potencial el cual se encuentra en un área interna que él mismo desconoce. El llegar a conocernos a nosotros
mismo es clave con el fin de identificar todas nuestras fortalezas y debilidades, pero muchas de estas nos
están ocultas. La ventana de Johari nos muestra que hay áreas de nuestra vida que son conocidas por
nosotros y por otras personas, otras son desconocidas por nosotros y conocidas por otros, otras son
desconocidas por nosotros y desconocidas por los demás, y otras son conocidas por nosotros y desconocidas
por las demás.

                Muchas veces el aprendiz puede encontrarse en la zona ciega (Yo desconozco y otros conocen) o
incluso en la zona inconsciente (Yo desconozco y otros desconocen), sin saber que posee las habilidades y
capacidades para resolver las situaciones difíciles que enfrenta en su trabajo, pero este es el trabajo del
líder, a través de las preguntas adecuadas tiene que lograr que el coachee descubra su verdadero potencial y
pase a la zona abierta. Con este estilo se estarán convirtiendo malos empleados en empleados de alto
desempeño. Stephen Covey nos habla que todos tenemos dones y talentos desde el mismo nacimiento los
cuales en su mayoría no hemos descubierto, tales como dones espirituales, mentales, habilidades físicas e
incluso las mismas leyes naturales pueden contribuir al éxito de las personas, pero están allí esperando ser
descubiertos: “Las semillas de la grandeza se plantaron en estado latente, sin germinar. Nos fueron
concedidos unos espléndidos «dones de nacimiento» —talentos, capacidades, privilegios, inteligencias,
oportunidades— que en gran medida quedarían sin descubrir de no ser por nuestra propia decisión y nuestro
propio esfuerzo. Gracias a estos dones, el potencial de cada persona es enorme, incluso infinito. En el fondo
no podemos ni imaginar de lo que puede ser capaz una persona. Puede que un bebé sea la creación más
dependiente del universo, pero al cabo de unos años se convierte en la más poderosa. Cuanto más usamos y
desarrollamos nuestras aptitudes actuales, más aptitudes se nos conceden y mayor es nuestra capacidad”[7].

De igual forma Dios nos ha provisto de muchos dones, no solo espirituales, sino nuestra agilidad
mental, condición física y salud, son algunos dones por los cuales debemos estar agradecidos, pero cuántos
de estos aún no han sido descubiertos. Los líderes cristianos tienen la importante función de coach al hacer
que los creyentes descubran todos sus dones y habilidades, de convertirlos en hombres y mujeres sin
importancia en verdaderos líderes que contribuyan al engrandecimiento del reino de los cielos en esta
tierra. En la Biblia encontramos la historia de un hombre que era un completo inútil pero al estar expuesto al
liderazgo de Pablo se convirtió en alguien verdaderamente útil: “te suplico por mi hijo Onésimo,  quien
llegó a ser hijo mío mientras yo estaba preso. En otro tiempo te era inútil, pero ahora nos es útil tanto a ti
como a mí”, (Filemón 10-12, NVI). El estilo de liderazgo consultivo o coaching puede ayudarnos a convertir a
los hombres y mujeres en un verdadero Onésimo, útiles para la gloria de Dios, pueden descubrir sus dones y
habilidades y darse cuenta del gran potencial que Dios les ha dado. Eso constituye un verdadero desafío
para el liderazgo actual.
                Estilo de Asesoramiento o Participativo.

                Este estilo particular podría confundirse con el consultivo o coaching pero es diferente en ciertas
cosas. En el consultivo el individuo tiene el entrenamiento para realizar el trabajo pero su desempeño no es
efectivo no porque no tenga el potencial para hacerlo sino porque no es consciente de sus dones y
habilidades para hacerlo, su motivación y actitud fluctúa como consecuencia de sus resultados y es el líder el
que le ayuda a que él mismo encuentre lo que es capaz de hacer. Sin embargo, el estilo de asesoramiento se
utiliza con otro tipo de individuo. En este caso la persona que se lidera tiene el entrenamiento y el potencial
para realizar la tarea, está consciente de sus dones y habilidades, pero su motivación y madures psicológica
fluctúan por lo que a veces no puede realizar la tarea exitosamente. A este tipo de nivel el líder ya no tiene
que más enseñarle al discípulo, su trabajo funge mas como un asesor, trabajando con su motivación,
escuchando sus opciones, convirtiéndose en una facilitador del trabajo para que en esta confianza él tome
sus propias decisiones y cumpla con los objetivos de su trabajo. Muchas veces solo se necesita hacerles
saber a los trabajadores cuanto su líder se interesa genuinamente por ellos, cuando esto es así la motivación
es alta y la gente se compromete aún más con la visión de la compañía y los resultados son grandes, así lo
expresa John Maxwell: “No les importa cuánto saben sus líderes sino cuánto les importan sus necesidades,
sueños y deseos. Una vez que su líder se interesa sinceramente en el bienestar de su gente, se activa en ellos
de manera trascendental la determinación y el empeño”[8]. En algunas ocasiones Pablo realizo esta función
de asesor y facilitador con Timoteo que tenía el potencial para convertirse en un gran líder de la iglesia pero
su joven edad y timidez lo limitaban en gran manera y por eso lo asesoraba en esa área exhortándolo a
vigilar su testimonio delante de la gente: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los
creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza”, (1 Timoteo 4:12, RV60), y en otras ocasiones le
facilito el trabajo apoyándolo con los recursos y respaldo que necesitaba para hacer la tarea: “Si llega
Timoteo, mirad que esté con vosotros con tranquilidad, porque él hace la obra del Señor así como yo. Por
tanto, nadie le tenga en poco, sino encaminadle en paz, para que venga a mí, porque le espero con los
hermanos”, (1 Corintios 16:10-11, RV60).

                Muchas personas a veces no llegan a triunfar en la vida no porque no posean el talento y recursos
para hacerlo, sino porque poseen una manera errada de ver las cosas en la vida, construyen murallas
intelectuales que les impiden luchar por lo que quieren, y generalmente se dan por vencido antes de
intentarlo lo cual a veces los desmotiva y en un trabajo baja su desempeño. Al final no se trata de un
problema de aptitud, sino de actitud, y es allí donde el líder entra en acción. Muchas veces podemos tener
una manera errada de ver las cosas, paradigmas que nos impiden ver más allá de lo obvio.  Stephen Covey
nos habla un poco acerca de los paradigmas en nuestra vida: “Paradigma es la forma como vemos al mundo,
de cómo lo interpretamos, de cómo entendemos nuestro rol. Nuestras actitudes y nuestra conducta son el
resultante de nuestros paradigmas. Si aprendemos a tener un mejor paradigma, un mejor nivel de
pensamiento, estaremos en la ruta a un mejoramiento significativo”[9]. También agrega: “En el fondo, sólo
hay una razón muy sencilla y general de que haya tantas personas insatisfechas con su trabajo y de que la
mayoría de las organizaciones sean incapaces de aprovechar el talento, el ingenio y la creatividad de su
personal y no lleguen a ser organizaciones realmente grandes y duraderas. La razón es un paradigma
incompleto de quiénes somos, de nuestra concepción fundamental de la naturaleza humana”[10]. Para
solucionar estas situaciones y desatar todo el potencial del individuo el líder tiene que indagar mucho en su
interior para descubrir paradigmas, temores, problemas emocionales o cualquier otra cosa que podrían
estar afectando su desempeño, a este nivel la relación del líder con el trabajador es alta y su función solo se
enfoca en asesorar, facilitar, escuchar, estimular o participar, pero las principales decisiones y protagonismo
será del trabajador.

Estilo de Delegación.

El siguiente estilo de liderazgo es el de delegación. Cuando un trabajador ha mejorado


considerablemente su desempeño en la tarea que realiza, posee el nivel de madurez laborar alto y su
motivación no fluctúa ya no necesita tanta supervisión y está listo para que solo se le delegue lo que tiene
que hacer. Estas son personas que saben cómo hacerlo y quieren hacerlo por lo que el intentar micro
gerenciar o quererles decir cómo hacer las cosas podría ofenderles ya que ellos no necesitan este tipo de
liderazgo. Este individuo representa el mejor modelo de empleado en todas las empresas ya que solo
requiere decirles una vez que hagan algo y ellos lo hacen con eficacia y sin mucha supervisión. A pesar de
esto algunos líderes no están de acuerdo con delegar, ya sea porque piensan que ceden poder o por miedo a
que algo salga mal y no se den cuenta, o porque piensan que nadie a excepción de ellos pueden hacer bien
las cosas, o por miedo a que nuestra gente nos supere. Sin embargo, todos estos paradigmas lo único que
hacen es limitar aún más el potencial de aquellos que están listos para otro nivel de liderazgo, y al mismo
tiempo el líder se priva de algunos beneficios que el arte de delegar le trae, tales como la disminución de
estrés, la liberación de su tiempo al liberarse de tareas rutinarias, el desarrollo de su personal y un mejor
enfoque en otras actividades de mejora que antes no podía hacer por su tiempo tan ocupado. John Maxwell
lo dice así: “Sólo las personas que han sido investidas de poder pueden explotar su potencial. Cuando un
líder no puede, o simplemente no quiere otorgar poderes a otros, levanta en la organización barreras que
nadie puede atravesar. Si las barreras permanecen por mucho tiempo, la gente se rinde o se van a otra
organización donde puedan explotar al máximo su potencial”[11].

Para delegar de manera asertiva podemos seguir los siguientes pasos:

1.       Tomar la decisión de delegar.

2.       Definir los niveles de delegación (proyecto, objetivo, tarea). 

3.       Seleccionar al “delegado”, es decir, a quienes tienen habilidades, actitudes, conocimientos y confianza.

4.       Establecer la comunicación, esplique en que consiste la tarea asignada y los objetivos y metas de la misma. 

5.       Acompañamiento del “delegado” en su nueva función.

6.        Darle los recursos y la autoridad necesarios para desempeñar el trabajo.


7.       Aplicar evaluación sobre los resultados y sobre el proceso.

8.       Mantenerse accesible.

Representación gráfica del modelo de liderazgo situacional.

                Concluyendo podemos decir que dependiendo del dominio que el individuo tenga en la tarea y su
nivel de madurez laboral, así es el estilo de liderazgo que se aplicara. En la siguiente figura podemos ver
cómo aplicar el estilo de liderazgo de acuerdo a estas características. Los niveles M1, M2, M3 y M4 se
refiere al nivel de madurez laboral que el asociado presenta. También aparece Conducta de
Tarea (Horizontal en el gráfico) la cual marca el nivel de implicación del líder en sus funciones directivas, si
es él quien dice qué, cómo, cuándo y dónde, o si es otra persona la que se encarga de eso y en qué medida.
A parte de eso aparece la Conducta de Relación (Vertical en el gráfico), la cual establece el nivel al que el
líder se relaciona con cada subordinado, qué tipo de comunicación tiene con cada uno de ellos.

Las 19 Características Bíblicas de un Líder 


“Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. Pero es necesario que el obispo sea
irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no
dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro;  que
gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad  (pues el que no sabe gobernar
su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?);  no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la
condenación del diablo.  También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no
caiga en descrédito y en lazo del diablo”.

1Timoteo 3:1-7 (RV60)

INTRODUCCIÓN

            Si existe algo que sea determinante en el éxito de la carrera de un líder, eso sería el carácter del
mismo. Las cualidades personales del líder son importantes ya que estas contribuyen a su buena relación
con los demás, pueden inspirar, comprometer y conducir a sus seguidores al éxito, o todo lo contrario. John
Maxwell lo dice de esta forma: “¿Qué es lo que hace que una persona quiera seguir a un líder? ¿Por qué la
gente obedece a regañadientes a uno mientras que a otro lo sigue apasionadamente hasta el fin de la tierra?
¿Qué es lo que diferencia a los líderes teóricos de los líderes que dirigen con efectividad en un mundo real?
La respuesta está en las cualidades del carácter de la persona”[1]. Por tanto, los líderes deben interesarse
en desarrollar las mejores cualidades que les ayuden a influir de manera eficaz en la gente así como deben
estar dispuestos a abandonar aquellas que lo entorpezcan. Nadie debe pensar que no necesita cambiar nada
más sin antes evaluarse porque de ello depende todo su éxito. Stephen Covey lo dice así:  “La ética del
carácter enseñaba que existen principios básicos para vivir con efectividad, y que las personas sólo pueden
experimentar un verdadero éxito y una felicidad duradera cuando aprenden esos principios y los integran en
su carácter básico”[2]. Ahora bien, para el líder cristiano las características de su carácter deben estar en
armonía con los principios bíblicos, y en la Biblia podemos encontrarlo de manera muy detallada en 1
Timoteo 3:1-7  y Tito 1:5-9, donde el apóstol Pablo nos enumera al menos 19 de ellas. Pretender ser un líder
cristiano y carecer de ellas no solo es una ofensa para nuestro Dios, sino nos volverá ineficaces en nuestra
labor. Veamos cada una de ellas.

Las 19 Características Bíblicas de un Líder

                Generalmente cuando se piensa en el liderazgo de la iglesia se viene a la mente el ministerio de


pastor, por ser el más común, pero no debemos olvidar que en una iglesia pueden existir otros cargos de
liderazgo que apoyan al pastor general en sus tareas principales: pastorear, administrar y generar nuevos
líderes, y por tanto, las cualidades descritas tanto en 1 Timoteo 3 y Tito 1 pueden aplicarse a estos puestos
de liderazgo. Si observamos la lista de cualidades de Tito 1 podemos encontrar muchas similitudes con 1
Timoteo a excepción de pocos casos.

“Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad,
así como yo te mandé; el que fuere irreprensible, marido de una sola mujer, y tenga hijos creyentes que no
estén acusados de disolución ni de rebeldía. Porque es necesario que el obispo sea irreprensible, como
administrador de Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias
deshonestas, sino hospedador, amante de lo bueno, sobrio, justo, santo, dueño de sí mismo,  retenedor de la
palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a
los que contradicen”.

Tito 1:5-9 (RV60)

En tanto en 1 Timoteo 3 como en Tito aparece una palabra para dirigirse al liderazgo cristiano y es
obispo, y en Tito se usa otra de manera indistinta que es anciano. La palabra obispo proviene del
griego episcopé (ἐπισκοπή) que literalmente se traduce como superintendente o supervisor. El uso de esta
palabra era ya común en el mundo secular y se le daba a aquellas personas encargadas de realizar tareas de
supervisión y liderazgo, y fue adoptada por la iglesia cristiana. El otro termino con el que se referían a este
noble oficio era el de anciano el cual proviene del griego presbúteros (πρεσβύτερος). En la mayoría de las
civilizaciones antiguas se ha creído que las personas más capaces de gobernar son las ancianas y en este
sentido generalmente las personas que ocupaban este puesto de liderazgo dentro de la iglesia eran
personas mayores con algunas pocas excepciones: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de
los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza”, (1 Timoteo 4:12, RV60). En el libro de
Hechos se utiliza indistintamente ambos términos llamándolos primeramente ancianos: “Enviando, pues,
desde Mileto a Éfeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia”, (Hechos 20:17, RV60), para luego llamar al
mismo grupo obispos: “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha
puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre”, (Hecho 20:27,
RV60). Posiblemente el termino obispo hacia referente a la función en sí que realizaba, mientras que el de
anciano hacía referencia a su estatus de dignidad y liderazgo. Sus cualidades de maestro, pastor y
administrador se detallan en 1 Timoteo 3:2-7 y Tito 1:5-9. En las Escrituras encontramos como las iglesias
eran supervisadas por un grupo de obispos o ancianos. Por ejemplo, después de haber hecho muchos
discípulos en Iconio, Listra y Antioquia, Pablo y Bernabé instituyeron ancianos para su cuidado:  “Y
constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien
habían creído”, (Hechos 14:23, RV60). Cuando Pablo y Bernabé tuvieron una discusión con algunos
discípulos de Judea en cuanto a la salvación por gracia y no por las obras de la ley, los apóstoles y ancianos
decidieron llamarlos a Jerusalén para resolver esta contienda: “Como Pablo y Bernabé tuviesen una
discusión y contienda no pequeña con ellos, se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos
otros de ellos, a los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión”, (Hechos 15:2, RV60). Cuando la
iglesia de Jerusalén se enteró que Pablo se encontraba entre ellos, sus dirigentes, Jacobo (el hermano de
Jesús) y los ancianos lo mandaron a llamar: “Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo, y se
hallaban reunidos todos los ancianos”, (Hechos 21:18). En la iglesia de Filipos el liderazgo estaba a cargo de
los obispos: “Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos,
con los obispos y diáconos”, (Filipenses 1:1, RV60). Aparte del testimonio de las Escrituras, fuentes extra
bíblicas confirman mucho acerca de este hecho. Por ejemplo, las cartas de Ignacio de Antioquia a inicios del
siglo II después de Cristo y en las de Hipólito a finales del mismo siglo recalcan el gobierno episcopal
(ancianos u obispos) de la iglesia. El mismo Jerónimo hablo del liderazgo de la iglesia a través de estos como
una costumbre entre ellos.

Por tanto, podemos estar seguros que esta lista de características puede ser aplicable no solo a los
pastores, sino a todos los puestos de liderazgo dentro de la iglesia que tengan a su cargo la supervisión de
un área específica. Comencemos a estudia estas características indispensables para el liderazgo cristiano.

IRREPRENSIBLE: SIN BUEN TESTIMONIO NO HAY LIDERAZGO CRISTIANO

“Pero es necesario que el obispo sea irreprensible…”

1 Timoteo 3:2(RV60)

             La primera característica que Pablo enumera es ser irreprensible. La palabra irreprensible se traduce
la palabra griega anepileptos (ἀνεπίληπτος) que literalmente significa sin acusación alguna como resultado
de una investigación pública. Esto significa que el líder cristiano debe ser una persona que goce de una
buena reputación. Hoy en día vivimos en un mundo de doble moral, donde la integridad se ha abandonado
pero para el cristiano el testimonio o la buena reputación son indispensables para tener un liderazgo
efectivo, de hecho es tan importante que figuran entre las cualidades que la iglesia primitiva buscaba para
los diferentes ministerios que tenían. Lo vemos en los requisitos para el obispo en 1 Timoteo 3:2, y lo vuelve
a presentar en Tito: “Porque es necesario que el obispo sea irreprensible…”, (Tito 1:7; RV60), lo vemos entre
los requisitos para elegir a los diáconos: “Y éstos también sean sometidos a prueba primero, y entonces
ejerzan el diaconado, si son irreprensibles”, (1 Timoteo 3:10). Aun cuando escogieron a los primeros siete
diáconos este requisito no quedo fuera: “Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen
testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo”, (Hechos 6:3).
John Maxwell nos dice que la integridad en el liderazgo es indispensable para las personas que quieran ser
influyentes en una organización: “Es posible que hoy la integridad haga tanta falta como nunca antes. Y es
absolutamente esencial para cualquiera que desee convertirse en una persona influyente”[3]. Por tanto, el
buen testimonio tiene que ser una característica indispensable en el líder cristiano. El buen testimonio no es
algo que se crea de la noche a la mañana, de hecho lleva tiempo y trabajo el hacerlo, comienza desde el
momento que aceptamos sujetarnos a la soberanía de Cristo, cuando renunciamos a nosotros mismos y
tomamos nuestra propia cruz, cuando iniciamos un proceso que día a día prueba nuestra fidelidad a Dios,
cuando soportamos la tentaciones y somos responsables en su obra, cuando aprendemos el significado de
servir a los demás y nos dejamos guiar por el Espíritu Santo moldeando nuestro carácter a su voluntad. Por
ello, edificar un buen testimonio lleva tiempo, pero basta un momento de locura para perderlo.
                La cualidad del buen testimonio es el resultado de cultivar las otras que aparecen en 1 Timoteo 3 y
Tito 1, y al respecto Gene A. Getz dice: “Pablo pone esta característica en primer lugar en las dos cartas (1
Timoteo 3:2 y Tito 1:6-7) que escribió a Timoteo y a Tito y tenía buenas razones para hacerlo, porque esta
característica abarca las otras. Es un atributo exclusivo y resultado de vivir las otras características que el
apóstol menciona en sus dos listas”[4]. Esto quiere decir que el buen testimonio es el resultado de cultivar
día tras día las características de no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de
ganancias deshonestas, sino hospedador, amante de lo bueno, sobrio, justo, santo, dueño de sí mismo, 
retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada. Es grupo de cualidades como otras virtudes
convierten al líder cristiano irreprensible y a su vez lo vuelven en un mayordomo completamente fiel la cual
es la plataforma para ganar el respaldo de Dios: “La base del ministerio es la fidelidad, y no los talentos ni la
habilidad que usted tenga ante Dios. El carácter es mucho más importante que la capacidad. Esta, así como
las habilidades, puede enseñarse, pero el carácter demostrado por la fidelidad es evidencia del fruto de Dios
en la vida del creyente”[5]. Resumiendo podemos decir que el buen testimonio es el reflejo de todas las
buenas características bíblicas del carácter cristiano que prueban nuestra fidelidad a Dios y es la base para
recibir la autoridad y respaldo del Espíritu Santo para realizar nuestro ministerio. Todo lo contrario sucede
cuando en un líder cristiano no existe el buen testimonio. Un mal testimonio refleja delante de la
congregación un desprestigio de la imagen del líder, su relación con Dios se rompe por su falta de integridad,
esto produce una falta de autoridad y efectividad en su ministerio, y en consecuencia el diablo toma ventaja
de todo esto. Por esta razón, cuando Pablo habla de la armadura del cristiano con la cual podemos enfrentar
a Satanás y sus demonios nos presenta el cinturón de la verdad, que es la integridad, ya que una vida santa e
irreprensible goza del respaldo absoluto del Espíritu Santo y es un arma poderosa y efectiva en contra del
reino de las tinieblas: “Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad…”, (Efesios 6:14, NVI).

MARIDO DE UNA SOLA MUJER: EL LIDERAZGO CRISTIANO DEMANDA


PUREZA SEXUAL

“Pero es necesario que el obispo sea…  marido de una sola mujer…”

1 Timoteo 3:2 (RV60)

              La segunda característica indispensable en el liderazgo cristiano es que el líder sea marido de una
sola mujer. Literalmente en el original griego el texto se lee: áner mía guné (ἀνήρ μία γυνή), la cual
efectivamente la mayoría de versiones bíblicas traducen como “esposo de una sola mujer”, (1 Timoteo 3:2,
NVI) o “marido de una sola mujer”, (1 Timoteo 3:2, RV60). Esta declaración se puede evaluar desde tres
puntos de vistas diferentes. La primera es referente a la importancia de que el líder cristiano sea de
preferencia casado. Al respecto William Barclay dice: “Algunos interpretan que esto quiere decir que el
dirigente cristiano debe ser casado, y es posible que ése sea un sentido legítimo. Es indudablemente cierto
que un hombre casado puede recibir confidencias y aportar ayudas de una manera que un soltero no puede,
y que puede aportar una comprensión y simpatía especiales a muchas situaciones”[6]. Si bien es cierto que
un hombre casado sugiere alguien con mayor experiencia en las cuestiones de la familia y matrimonio,
también es cierto que no es una regla absoluta ya que aunque muy pocos, un soltero también puede
desempeñar cargo de liderazgo, y a veces mucho más efectivas que un casado. Un ejemplo de esto es el
apóstol Pablo del cual no existe evidencia contundente que nos revele que estuvo casado. Una segunda
opinión, aunque menos aceptada, nos sugiere que lo que Pablo quería decir era que el líder cristiano tenía
que ser casado una sola vez. Esto significa que un hombre divorciado y casado por segunda vez no podría
desempeñar la posición de líder principal en una iglesia, específicamente el de pastor. Esta interpretación
se desprende de otra traducción que se le da a la palabra griega mía (μία),  la cual no solo se puede traducir
como “una”, sino también, “primera”, por lo que el texto podría leerse: esposo de su primera mujer, y en
este sentido, algunas versiones como la Jerusalén traducen el griego áner mía guné (ἀνήρ μία
γυνή)  como “casado una sola vez…”, (1 Timoteo 2:2, JER3). Basado en este punto de vista algunos
comentaristas bíblicos opinan: “Esta expresión se interpreta como un exclusión general del oficio a todos
aquellos que son sexualmente inmorales o polígamos, o como refiriéndose específicamente a aquellos que se
han vuelto a casar después de un divorcio”[7]. Debido a esta interpretación algunas congregaciones no
permiten que alguien divorciado y vuelto a casar pastoree en sus iglesias. No obstantes, una gran parte de
los comentaristas apoyan la tercera perspectiva de interpretación que afirma que el líder cristiano debe
poseer pureza sexual. El comentarista bíblico William Barclay dice al respecto: “Unos pocos interpretan que
quiere decir que el dirigente cristiano no puede casarse por segunda vez, ni siquiera después de la muerte de
su primera esposa. Citan en apoyo de esta idea la enseñanza de Pablo en 1 Corintios 7. Pero, por su contexto
aquí, podemos estar seguros de que la frase quiere decir que el dirigente cristiano debe ser un marido fiel,
que mantenga el matrimonio en toda su pureza”[8].

En el mundo antiguo existía una costumbre que avalaba la poligamia, es decir, que un hombre
pudiera tener más de una mujer. Esta costumbre incluso fue practicada por muchos hombres de Dios, como
Abraham, Jacob, David y Salomón, pero por lo que se logra ver en las historias de estos hombres, nunca fue
la voluntad de Dios. Hoy en día vivimos en un mundo donde los pecados sexuales han corrompido a
nuestros líderes. Presidentes de grandes naciones, oficiales de alto rango, líderes de empresas e incluso
pastores y evangelistas se han visto involucrados en grandes escándalos sexuales. Los pecados sexuales
figuran en las primeras causas por la cuales un ministro del evangelio cae: “Hay tres tipos de pecados que
pueden producirla caída de cualquier líder. La inmoralidad sexual, el amor al dinero y el amor a la
prominencia (soberbia). De cualquier manera que las llamemos, ya sea faldas, fama y fortuna; lujuria,
riquezas y gloria; sexo, dinero y orgullo; significan lo mismo”.[9]  Los pecados sexuales tales como el
adulterio, la fornicación, lascivia,  la pornografía, entre otros figuran entre las primeras los pecados sexuales
por los cuales los lideres caen, estos los ensucian sus vidas, les restan autoridad hasta que finalmente los
precipitan a su caída,  por lo que la pureza sexual es una característica indispensable en el liderazgo
cristiano. Esta cualidad es sumamente importante en la vida del líder, especialmente porque la naturaleza
sexual del hombre y el ambiente sexualmente degenerado que lo rodea es altamente peligrosa para su
integridad. “Casi todos los hombres, casados o solteros, son tentados sexualmente. Nadie puede evitar por
completo ver los mensajes eróticos que aparecen en las portadas de revistas, anuncios de películas y
comerciales de televisión. Añada a esto la multitud de mujeres vestidas provocativamente que deambulan por
las calles, así como aquellas que quieren exhibirse y que abundan en nuestra cultura y verá que no es difícil
entender por qué muchos hombres son tentados todos os días de su vida. Pero ser tentado no es pecar”[10].

Para contrarrestar la tentación sexual y no caer en ella los expertos recomiendan lo siguiente:
                Mantener nuestra mente limpia.

El primer consejo para no caer en este tipo de pecados es mantener la mente libre de toda
inmoralidad. Enfocar nuestra atención en cosas de provecho y no en cosas inmorales ayuda mucho,
especialmente porque estos pecados suelen entran al corazón a través de los ojos, tal y como le paso al rey
David con Betsabé: “Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre
el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy
hermosa. Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer
de Urías heteo. Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella”, (2 Samuel 11: 2-4,
RV60). Por eso debemos huir de dirigir nuestros ojos a cualquier mujer deshonestamente vestida, a
pornografía o cualquier cosa inmortal. Martin Lutero decía que no podía evitar que los pájaros volaran sobre
su cabeza, que si podía evitar que anidaran en su cabeza, de igual forma, no podemos evitar que la
inmoralidad sexual deambule por este mundo, pero podemos evitar que nuestra cabeza se llene con esta
basura. En lugar de eso nuestra vida debe estar ocupada en cosas de provecho que edifican nuestra
vida: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo
amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto
pensad”.  (Filipenses 4:8, RV60). El mantener nuestra mente limpia es clave ya que estos pecados ensucian
terriblemente la mente y los impulsan a los peores pecados sexuales, y por ello Rick Warren dijo:  “Puesto
que la tentación siempre empieza con un pensamiento, la manera más rápida de neutralizar su atracción es
dirigir su atención a otra cosa. No luche con el pensamiento, sólo cambie de canal en su mente (como lo hace
con la televisión) y ponga su interés en otra idea. Este es el primer paso para vencer la tentación. La batalla
contra el pecado se pierde o se gana en su mente. Lo que capte su atención lo hará su cautivo”[11].

                No exponerse deliberadamente a la tentación.

                El segundo consejo es no exponerse deliberadamente a la tentación sexual. Al vivir en este mundo
nos vamos a ver expuestos a ciertas situaciones que nos tentaran, y si sabemos eso, lo más recomendable es
huir de esos lugares donde está la tentación. La historia de José y la mujer de Potifar es muy apropiada para
lo que estamos hablando. José conocía las intenciones de esta mujer y procuraba evadirla y no propiciar
situaciones en las cuales los dos estuvieran juntos, sin embargo, un día sin darse cuenta estuvieron ambos a
solas y cuando la mujer se le insinuó no le quedó más que huir de la tentación: “Aconteció después de esto,
que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo. Y él no quiso, y dijo a la mujer de su
amo: He aquí que mi señor no se preocupa conmigo de lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo
que tiene. No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú
eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios? Hablando ella a José cada día,
y no escuchándola él para acostarse al lado de ella, para estar con ella, aconteció que entró él un día en
casa para hacer su oficio, y no había nadie de los de casa allí.  Y ella lo asió por su ropa, diciendo: Duerme
conmigo. Entonces él dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió” , (Génesis 39:7-12, RV60). El acoso
sexual y las insinuaciones sexuales son muy comunes en esta sociedad obsesionada con el sexo, pero como
José debemos resistir huyendo de estos tipos de tentaciones y no exponiéndose deliberadamente:  “Los
hombres no deben propiciar situaciones conflictivas ni exponerse deliberadamente a la tentación”[12]. El
apóstol Pablo le recomendó a Timoteo a huir de las pasiones juveniles, que gran parte de ellas están
influenciadas por las tentaciones sexuales: “Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe,
el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor”. (Timoteo 2:22, RV60). La clave para poder
resistir y apartarse de toda tentación sexual o cualquier otro pecado está en llenar nuestra vida de toda
virtud espiritual: justicia, la fe, el amor y la paz, así estaremos espiritualmente fuertes para resistir el mal y
apartarnos de él.

                El mutuo apoyo en el matrimonio.

                El tercer consejo para resistir las tentaciones sexuales y no caer en ellas es buscar el apoyo en el
matrimonio. Una de las razones por las cuales Dios ha establecido la institución del matrimonio es para
gozar de manera santa el placer del sexo entre un hombre y una mujer, de tal forma que cualquier práctica
sexual fuera del matrimonio es considerado pecado. En su primera carta a los corintios el apóstol Pablo
recomienda a los creyentes que se casen y se apoyen uno al otro para evitar los pecados sexuales: “Pero en
vista de tanta inmoralidad, cada hombre debe tener su propia esposa, y cada mujer su propio esposo. El
hombre debe cumplir su deber conyugal con su esposa, e igualmente la mujer con su esposo. La mujer ya no
tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposo. Tampoco el hombre tiene derecho sobre su propio
cuerpo, sino su esposa. No se nieguen el uno al otro, a no ser de común acuerdo, y sólo por un tiempo, para
dedicarse a la oración. No tarden en volver a unirse nuevamente; de lo contrario, pueden caer en tentación
de Satanás, por falta de dominio propio”, (1 Corintios 7:2-5). Los corintios vivían en una ciudad plagada por
el sexo, de hecho allí estaba bien establecido el culto a Afrodita, la diosa del amor y placer, y existía un
templo lleno de sacerdotisas que ofrecían sus servicios sexuales, por lo que la tentación era grande. De igual
forma, ahora nuestra sociedad no es muy diferente, la prostitución a todo nivel social, la pornografía, la
promiscuidad, la falta de valores morales y tantas cosas más presionan a los cristianos y los inducen a
contaminarse, pero el apoyo de ambos cónyuges en el matrimonio puede ayudarles a vencer.  “El
matrimonio es una asociación. El marido no puede actuar con total independencia de la mujer, ni la mujer
del marido. Deben actuar siempre de acuerdo. Ninguno debe considerar al otro simplemente como un
instrumento para su propia gratificación. La relación matrimonial en su totalidad, tanto en lo físico como en
lo espiritual, es algo en lo que ambos deben encontrar su gratificación y plena satisfacción de todos sus
deseos. Por un tiempo especial de disciplina, para dedicarse más consagradamente a la oración, puede que
sea conveniente apartarse de todo lo corporal; pero debe ser de común acuerdo y sólo durante cierto tiempo,
porque si no genera situaciones en las que se da ocasión a la tentación”[13].

Buscar la ayuda de un consejero cristiano profesional.


                Finalmente, si el problema sexual es demasiado grande y está fuera de control el creyente debe
buscar la ayuda de un consejero espiritual profesional. La consejería pastoral es sumamente importante en
todas las iglesias, y de hecho los problemas relacionados con el sexo son de los más comunes que se tratan,
y de aquí surge también la necesidad de que existan verdaderos consejeros que apoyados en las Sagradas
Escritura, y con suma profesionalidad, sepan atender los problemas del pueblo. El Dr. Gary Collins lo dice de
esta forma: “La consejería implica una relación de cuidado entre por lo menos dos personas. Una de ellas
(el consejero) busca ayudar a la otra (el aconsejado) a resolver y anticiparse a los problemas de su diario
vivir[14]”. Es importante que los líderes cristianos aprendan a ser buenos consejeros para atender los
problemas del pueblo los cuales no solo son problemas relacionados con el sexo, sino de todo índole. Ahora
bien, si el problema sexual excede de la capacidad del creyente de solucionarlo, debe buscar ayuda
profesional con el objetivo que le den todo el apoyo espiritual y orientación para salir de él.

SOBRIO: EL LÍDER DEBE SABER TENER UN DOMINIO DE SÍ MISMO

“Pero es necesario que el obispo sea…  sobrio…”

1 Timoteo 3:2 (RV60)

               La tercera característica que el apóstol Pablo menciona en cuanto a los líderes cristianos es que
deben ser sobrios. La palabra griega que se traduce en la RV60 como sobrio es nefáleos (νηφάλεος), la cual
no solo puede traducirse como sobrio, sino como moderado (como lo hace la NVI y otras versiones), y
literalmente significa alguien que emocionalmente se encuentra equilibrado. Generalmente cuando se
utiliza la palabra sobrio se hace referencia a alguien que no está borracho. Sabemos que las acciones de los
borrachos están gobernadas por los efectos del alcohol, y de manera similar, hay personas que pueden ser
gobernadas por sus emociones o incluso las tentaciones, esto provoca un punto de desventaja en el carácter
del líder. Por tanto, podemos decir que una persona sobria es alguien que siempre se vigila a sí mismo y
siempre mantiene el equilibrio de sus emociones. Gene Getz define esta característica de la siguiente
forma: “Con esta expresión, Pablo describe al hombre que tiene una idea clara de lo que es la vida.
Hablando prácticamente, un hombre sobrio nunca pierde la orientación física, psicológica y espiritual. Es
estable y firme, y sus pensamientos son más claros”[15]. La Biblia nos exhorta a mantenernos sobrios, en
nuestro sano juicio recordando que somos luz en este mundo y nuestras acciones hablan por nosotros:  “Por
tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios”, (1 Tesalonicenses 5:8, RV60). La NVI lo
traduce de esta forma: “Nosotros que somos del día, por el contrario, estemos siempre en nuestro sano
juicio…” (1 Tesalonicenses 5:8, NVI).

En su carta a Tito el apóstol Pablo nos habla de otra característica que contribuye a nefáleos
(νηφάλεος), el usa la palabra griega egkratés (ἐγκρατής), y la RV60 lo traduce como “…dueño de sí mismo”,
(Tito 1:8, RV60). Tambien puede traducirse como templanza o dominio propio. egkratés (ἐγκρατής) es una
palabra que literalmente significa el dominio que el ser humano tiene para evitar embriagarse con
sentimientos o deseos. Uno de los mayores desafíos de las personas es el controlarse a sí mismos, de allí
que Platón un día dijo “La primer gran victoria es conquistarse a uno mismo”. El mismo Pablo entendió que
a pesar de su libertad en Cristo tenía que tener su mente y cuerpo en servidumbre y completo
control: “Todo me está permitido,  pero no todo es para mí bien.  Todo me está permitido,  pero no dejaré
que nada me domine”, (1 Corintios 6:12, NVI). Por ello el cristiano debe luchar por controlar su mente,
cuerpo y temperamento para hacer lo agradable al Señor y no ceder a los antojos de la naturaleza
pecaminosa. En general este aspecto de dominarse a sí mismo y ser equilibrado se refleja en muchos
aspectos tales como en la manera en que comemos, la manera en que hablamos, en la forma de cómo
administramos el dinero, en el uso del tiempo, en nuestras actitudes, en levantarnos temprano para buscar
a Dios, para vencer la lentitud y la pereza, para servir a Dios, en los deseos de la carne, en nuestros
sentimientos, en la manera de vestirnos, etc. Por tanto, el líder como figura central de la iglesia debe ser una
persona emocionalmente estable, que tenga sus emociones y actitudes en completo control.

PRUDENTE: EL LÍDER DEBE TENER BUEN JUICIO

“Pero es necesario que el obispo sea…  prudente…”

1 Timoteo 3:2 (RV60)

               La cuarta característica que los líderes deben tener es ser prudentes. La palabra prudente se traduce
del griego  sófron (σώφρων), la cual hace referencia a una persona sensata, de buen juicio, capaz de
discernir entre lo correcto y lo incorrecto, entre las mejores opciones al momento de tomar decisiones
durante un proyecto o al momento de resolver problemas. Esta característica es sumamente importante e
indispensable para el líder debido a que dirige personas. Constantemente está rodeado de personas las
cuales observan sus acciones, las decisiones que toma, la forma como reacciona y soluciona los problemas, y
en general, toda su conducta, de allí que el líder debe ser sensato en todo momento. Ser prudente significa
tener capacidad de discernimiento. La capacidad de saber discernir en los momentos críticos es clave, ya
que muchas veces los líderes se enfrentan con problemas que tienen que resolver de manera efectiva. John
Maxwell nos dice: “el discernimiento puede describirse como la habilidad de encontrar la raíz del problema,
y descansa tanto en la intuición como en el pensamiento racional”. La prudencia también hace referencia
la capacidad de pensar con cordura. El apóstol Pablo lo dice de esta forma: “Por el encargo que Dios en su
bondad me ha dado, digo a todos ustedes que ninguno piense de sí mismo más de lo que debe pensar. Antes
bien, cada uno piense de sí con moderación, según los dones que Dios le haya dado junto con la fe” ,
(Romanos 12:3, DHH). El hombre prudente debe pensar con moderación, es decir, sofronéo (σωφρονέω), lo
cual significa que nunca debe tener un concepto demasiado alto, ni demasiado bajo de sí mismo, debe ser
equilibrado. No debe considerarse superior a los demás solo por el hecho de su posición ya que Dios lo ha
llamado a servidumbre. Tampoco debe tener complejo de inferioridad, porque Dios le ha dado autoridad
para guiar y bendecir a su pueblo.
DECOROSO: EL LÍDER DEBE SABER ADORNAR EL EVANGELIO

“Pero es necesario que el obispo sea… decoroso…”

1 Timoteo 3:2 (RV60)

                 La quinta característica indispensable en el liderazgo cristiano es que debe ser decoroso. La palabra
griega de donde se traduce decoroso es kosmios (κόσμιος), la cual puede traducirse como alguien
respetable, ordenado, educado o de buen comportamiento. Esta palabra es una raíz primaria de donde
deriva nuestra palabra latica cosmética y en función de este significado etimológico Gene Getz define de una
mejor manera esta característica: “Un hombre decoroso es alguien que vive de tal manera que su vida
adorna las enseñanzas de la Biblia. Su vestido, su palabra, la apariencia de su casa, su oficina, y su forma de
conducirse en los negocios, todo armoniza con los principios y doctrinas bíblicas… Debe ser un caballero
cristiano en todas las áreas de su vida”[16]. Por tanto, un líder debe ser alguien que con toda su vida
adorne el evangelio. La Biblia enseña que los cristianos deben saber comportarse decorosamente en todos
los aspectos de su vida para que a través de ella glorifiquen Cristo Jesús: “Por eso yo, que estoy preso por la
causa del Señor, les ruego que vivan de una manera digna del llamamiento que han recibido, siempre
humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor. Esfuércense por mantener la unidad del
Espíritu mediante el vínculo de la paz”, (Efesios 4:1-3, NVI). Como cristianos es importante reflejar esa vida
que testifique lo que Dios ha hecho en nosotros e inspire a otros a convertirse al Señor:  “El comportamiento
y los modales reflejan como un espejo su hombre interior. La única forma de manifestar lo que Dios ha
hecho en nosotros es actuando como cristianos. La Biblia dice que debemos conformamos a la imagen de
Cristo (véase Filipenses 2.5) y ser imitadores de Dios (Efesios 5.1). Si en realidad viviéramos como
cristianos, conquistaríamos el mundo para Cristo”[17]. No olvidemos que el liderazgo es influencia, y no hay
mejor manera de influir que a través del ejemplo, de ser un modelo que inspire a vivir los principios del
evangelio y por ello esta característica es indispensable en el liderazgo cristiano.

HOSPITALARIO: EL LÍDER CRISTIANO DEBE SER GENEROSO

“Así que el obispo debe ser… hospitalario…”

1 Timoteo 3:2 (NVI)

                 En sexto lugar aparece la hospitalidad como una característica indispensable del liderazgo
cristiano. En la RV60 a esta virtud se le llama ser hospedador y su traducción proviene del griego filóxenos
(φιλόξενος), que literalmente significa amador de los extranjeros, y hace referencia a la antigua virtud del
medio oriente de albergar a los viajeros y forasteros o de convidar al conocido supliendo así sus
necesidades. En el Antiguo Testamento uno puede encontrar muchos ejemplos de hospitalidad debido a que
se consideraba un gesto de gentileza que alguien podía hacer en medio del desierto. El diccionario Nelson
nos da detalles en cuanto a la forma de cómo era practicada esta virtud: “abundan ejemplos de bienvenidas
otorgadas al advenedizo (Génesis 18:1-2). Se le trata cortésmente (Génesis 24:29-33; Éxodo 2:20), como a
huésped de honor: se debe salir a su encuentro, saludarle, lavarle los pies, atender a sus cabalgaduras y
preparar un banquete. Cuando reemprende el camino hay que acompañarlo (Génesis 18:16)”[18]. Este
pasaje bíblico nos muestra todo esto: “El Señor se le apareció a Abraham junto al encinar de Mamré,
cuando Abraham estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora más calurosa del día. Abraham alzó la
vista, y vio a tres hombres de pie cerca de él. Al verlos, corrió desde la entrada de la carpa a saludarlos.
Inclinándose hasta el suelo, dijo: —Mi señor, si este servidor suyo cuenta con su favor, le ruego que no me
pase de largo. Haré que les traigan un poco de agua para que ustedes se laven los pies, y luego podrán
descansar bajo el árbol. Ya que han pasado por donde está su servidor, déjenme traerles algo de comer para
que se sientan mejor antes de seguir su camino. — ¡Está bien —respondieron ellos—, hazlo así!... Luego
aquellos visitantes se levantaron y partieron de allí en dirección a Sodoma. Abraham los acompañó para
despedirlos” (Génesis 18:1-5, 16, NVI). En los tiempos del Nuevo Testamento podemos ver como nuestro
Señor Jesús también fue huésped en diferentes ocasiones. Por ejemplo fue huésped en la casa de Simón un
fariseo en la ocasión cuando una mujer derramo un frasco de perfume sobre Él (Lucas 7:36); o cuando
posaba en la casa de Marta y María, hermanas de Lázaro (Lucas 10:38); o cuando fu invitado a la casa de
Mateo (Mateo 9:10). También vemos como la hospitalidad era practicada durante la época de la iglesia
apostólica, por ejemplo, Pablo fue huésped de Felipe el evangelista (Hechos 21:8), de Lidia la vendedora de
purpura (Hechos 16:15) y Filemón (Filemón 22). Por tanto, aunque en nuestros tiempos la hospitalidad es
poco practicada, debemos tener en cuenta que es una virtud cristiana que no debe abandonarse entre el
pueblo de Dios y especialmente entre el liderazgo cristiano.

APTO PARA ENSEÑAR: EL LÍDER CRISTIANO DEBE SER UN MAESTRO

“Pero es necesario que el obispo sea… apto para enseñar…”

1 Timoteo 3:2 (RV60)

             La séptima característica indispensable para el líder cristiano es que debe ser apto para enseñar. Las
palabras apto para enseñar se traducen de una sola palabra griega que es didaktikós (διδακτικός), la cual es
la raíz etimológica de donde deriva nuestra palabra latina didáctica.  De acuerdo a esta característica el líder
cristiano debe ser diestro en la ciencia y arte de la enseñanza bíblica, capaz de presentar de manera clara,
sistemática y diestra las verdades eternas de la palabra de Dios. Esta característica es sumamente clave
porque una de las funciones claves del liderazgo es la enseñanza bíblica. Todos sabemos la importancia que
la palabra de Dios tiene en la vida cristiana y Pablo nos explica esto en detalle: “Toda la Escritura es
inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el
hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”, (2 Timoteo 3:16-17, RV60). La
palabra de Dios ayuda al creyente a crecer en su vida cristiana a través de enseñar, redargüir, corregir,
instruir en justicia y prepararlo para toda buena obra. Por ello es indispensable que el líder cristiano se capaz
de enseñar de manera efectiva la palabra de Dios. En Tito también realza la importancia de que los lideres
sean diestro en el uso de la palabra del Señor: “… retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada,
para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen… Pero tú habla lo
que está de acuerdo con la sana doctrina. Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en
el amor, en la paciencia”.  (Tito 1:9; 2:1-2, RV60).

Al considerar todo lo anterior uno puede ver la necesidad que el líder tiene de aprender a enseñar
correctamente. Debe ser un asiduo lector y estudioso de la Biblia, debe conocer las herramientas
pedagógicas, de oratoria, de hermenéutica, de homilética, de estudio bíblico, y en general de las diferentes
disciplinas de la teología para llegar a ser apto para enseñar. Gene Getz hablando de esta necesidad
agrega: “Un hombre apto para enseñar debe demostrar tres cualidades importantes. Primero, debe
caracterizarse por ser maduro espiritual y emocionalmente porque se domina a sí mismo en situaciones
amenazantes. En segundo lugar, debe estar plenamente convencido de que la palabra de Dios es la verdad.
Tercero, debe entender lo suficiente la doctrina de la palabra divina para que sea apto para enseñar a todos
los hombres. Dicho de otra manera, un cristiano maduro debe: aprender más y más de la palabra de Dios (2
Timoteo 2:2), creer más y más en la palabra de Dios (Tito 1:9) y vivir más y más la palabra de Dios (2
Timoteo 2:24-25)”[19].

NO BORRACHO: EL LÍDER CRISTIANO NO DEBE SER UN AMANTE DE LAS


BEBIDAS ALCOHÓLICAS

“Así que el obispo… no debe ser borracho…”

1 Timoteo 3:3 (NVI)

             La octava característica del líder cristiano es que no debe ser un borracho. La palabra borracho
proviene del griego pároinos (πάροινος) que literalmente significa amante del vino. Por tanto, el líder
cristiano no tiene que ser un amante del vino o cualquier bebida alcohólica, incluyendo las drogas. Ahora
vivimos en una sociedad amante de las bebidas alcohólicas, desde la clase baja, hasta la clase alta hacen uso
de ellas en sus momentos de esparcimiento, en sus fiestas o simplemente por adicción. Para muchos el uso
de bebidas alcohólicas no constituye un pecado, y algunos de ellos justifican sus vicios diciendo que hasta los
grandes personajes bíblicos bebían vino, incluyendo a Jesús en esta lista. Para comprender mejor la
importancia de no ser un borracho veamos lo que el diccionario bíblico Nelson dice en cuanto a la forma de
cómo el vino era preparado: “Bebida común en Palestina, producto de la fermentación del jugo de uva. En
Palestina la vendimia se hacía en agosto y septiembre. En la vinicultura, se echaban las uvas en lagares
donde hombres descalzos las pisaban para exprimir el jugo. La primera fase de la fermentación comenzaba
unas seis horas después de exprimir las uvas. El zumo se echaba en tinaja s (Jeremías 13:12) o en odres
(Mateo 9:17) para su fermentación y almacenaje”[20].  El beber vino se convirtió en una práctica tradicional
en el Medio Oriente, especialmente porque el agua escaseaba en el desierto, por lo que más que ser un vicio
era un aspecto cultural y de necesidad básica, junto con el pan y el aceite:  “Y el vino que alegra el corazón
del hombre, el aceite que hace brillar el rostro, y el pan que sustenta la vida del hombre” (Salmo 104:15,
RV60). Vemos también que cuando Melquisedec salió a recibir a Abrahán le ofreció pan y vino:  “Entonces
Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino”, (Génesis 14:18, RV60).
Generalmente el vino que se consumía no era lo suficientemente fuerte como para emborrachar a alguien
ya que era una combinación de vino con agua, así lo declara el evangelista William Barclay: “En una fiesta
judía el vino era esencial. «Sin vino -decían los rabinos- no puede haber alegría.» No es que la gente se
emborrachara; la borrachera se miraba muy mal, y no era frecuente, porque se mezclaban dos partes de vino
con tres de agua”[21].  Gene Getz citando al Dr. Norman Geisler compara la capacidad de embriagarse que
estas bebidas de vino mezcladas con agua tenían con respecto a las nuestras: “En vista de la evidencia
histórica, debemos ser cuidadosos y no igual el vino que se toma en la actualidad con el que se ingería en los
tiempos del Nuevo Testamento, porque hay una gran diferencia. Lo que hoy se toma es considerado en la
Biblia una bebida fuerte, el tipo de vino que rojea, que resplandece su color en la copa (Proverbios 23:31).
Un cristiano nunca debe abusar de este tipo de bebida”[22]. Por tanto sería muy apresurado decir que el
vino que todos los judíos tomaban, o que incluso Jesús tomo tenía la capacidad para emborrachar
fácilmente.

No obstante, también es cierto que no todo el vino era combinado con agua en las proporciones
suficientes para no emborrachar. De hecho, en Israel, así como en otras partes del mundo si existían
personas que se emborrachaban hasta perder la conciencia. Por ejemplo en Oseas aclara que había un vino
que hacia perder la razón: “… y al vino, ¡al mosto que hace perder la razón!”, (Oseas 4:11, BAD), tal y como
le paso a Noé que al emborracharse perdió su cordura al punto que quedo su desnudez expuesta delante de
sus hijos: “Un día, bebió vino y se embriagó, quedándose desnudo dentro de su carpa”, (Génesis 9:21, NVI).
También en el día de Pentecostés cuando los judíos escucharon a los cristianos hablar en lenguas pensaron
que estaban llenos de mosto, es decir, borrachos: “Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto”,
(Hechos 2:13, RV60). En el libro de Proverbios hay un mandato claro para no emborracharse, así como
declara las consecuencias terribles de hacerlo: “¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién
las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los
ojos?  Para los que se detienen mucho en el vino, Para los que van buscando la mistura. No mires al vino
cuando rojea, cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente; más al fin como serpiente
morderá, y como áspid dará dolor. Tus ojos mirarán cosas extrañas, y tu corazón hablará perversidades.
Serás como el que yace en medio del mar, o como el que está en la punta de un mastelero. Y dirás: Me
hirieron, mas no me dolió; me azotaron, mas no lo sentí; cuando despertare, aún lo volveré a buscar” ,
(Proverbios 23:29-35). Y en el Nuevo Testamento la borrachera es considerado un pecado: “ni los ladrones,
ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios”  (1
Corintios 6:10, RV60). Por tanto, por ser considerando un pecado que ofende a Dios y algo que hace perder
la cordura si se consume excesivamente, el líder cristiano debe abstenerse de beber cualquier bebida
embriagante o consumir cualquier droga, antes debe ser lleno del Espíritu Santo: “No se emborrachen con
vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sean llenos del Espíritu”, (Efesios 5:18, NVI).

NO PENDENCIERO: EL LÍDER CRISTIANO NO DEBE AMAR LOS PLEITOS


“Así que el obispo… no debe ser… pendenciero…”

1 Timoteo 3:3 (NVI)

              La novena característica indispensable en el liderazgo cristiano es que el líder no debe ser


pendenciero. La palabra pendenciero se traduce de la expresión griega pléktes (πλήκτης), la cual a su vez
tiene su raíz en la palabra griega plésso (πλήσσω) que significa herir o herida. En este sentido, pendenciero
significa ser belicoso, contencioso y propenso a las peleas. Por tanto, no ser pendenciero significa que el
líder no debe ser una persona que ante las discusiones recure a fuertes discusiones y es propenso a
solucionar los problemas a golpes. El líder cristiano debe saber mantener su enojo a los límites de lo
razonable ya que de lo contrario sus acciones serán erradas. Nunca deben predominar las emociones ante el
razonamiento. El liderazgo está lleno de presiones, trabajo duro, retos impresionantes, grandes
responsabilidades y todo esto y más puede traer en ciertas ocasiones stress a la vida de los lideres, y muchas
veces tendrá en estar en discusiones y negociaciones con personas difíciles las cuales posiblemente no sean
tan sensatas y una fuerte discusión puede darse fácilmente si el líder no posee esta característica. En la
Biblia podemos encontrar como algunas personas sufrieron por dejarse llevar por sus fuertes emociones de
enojo. Podemos recordar la historia de Caín quien gobernado por sus sentimientos de envidia y enojo llego a
aborrecer a su hermano Abel: “Entonces el Señor le dijo: ¿Por qué estás tan enojado? ¿Por qué andas
cabizbajo? Si hicieras lo bueno, podrías andar con la frente en alto. Pero si haces lo malo el pecado te
acecha, como una fiera lista para atraparte. No obstante tú puedes dominarlo”, (Génesis 4:6-7, NVI). Cuando
una persona se deja gobernar por la ira su conducta se vuelve belicosa y generalmente todo termina en
pleitos y en ocasiones en violencia tal y como le paso a Caín que mato a su hermano Abel: “Caín hablo con
su hermano Abel. Mientras estaba en el campo, Caín atacó a su hermano y lo mató”, (Génesis 4:8, NVI).
Vemos aquí como esta actitud pendenciera provoco la muerte de un inocente. Podemos recordar también la
historia de Moisés cuando vio la opresión de los egipcios hacia sus hermanos hebreos decidió ayudarlos
pero de la manera equivocada, con una actitud pendenciera: “Un día, cuando ya Moisés era mayor de edad,
fue a ver a sus hermanos de sangre y pudo observar sus penurias. De pronto, vio que un egipcio golpeaba a
uno de sus hermanos, es decir, a un hebreo. Miró entonces a uno y otro lado y, al no ver a nadie, mató al
egipcio y lo escondió en la arena. Al día siguiente volvió a salir y, al ver que dos hebreos peleaban entre sí,
le preguntó al culpable: — ¿Por qué golpeas a tu compañero?  — ¿Y quién te nombró a ti gobernante y juez
sobre nosotros? —respondió aquél—. ¿Acaso piensas matarme a mí, como mataste al egipcio? Esto le causó
temor a Moisés, pues pensó: « ¡Ya se supo lo que hice!» Y, en efecto, el faraón se enteró de lo sucedido y
trató de matar a Moisés; pero Moisés huyó del faraón y se fue a la tierra de Madián, donde se quedó a vivir
junto al pozo”, (Éxodo 2:11-15, NVI). Nunca la actitud pendenciera puede ayudar a solucionar las cosas.

                Ahora bien, sabemos que muchas veces el líder tendrá que enfrentarse a diferentes situaciones y
personas difíciles las cuales a lo mejor no posean la sabiduría y capacidad para evitar una fuerte discusión,
pero el líder tendrá que saber cómo solucionarlo de forma no pendenciera. Para poder evitar estas
situaciones podemos seguir los siguientes pasos. En primer lugar debemos ser sobrios. Ya vimos en las
características anteriores como la sobriedad, es decir, el equilibrio emocional es clave para mantener la
calma en situaciones difíciles y esto aplica para aquellas que puedan conducir a los pleitos. El líder debe
luchar por mantenerse en su sano juicio, jamás deberá perder la cabeza y dejarse gobernar por la
ira: “Nosotros que somos del día, por el contrario, estemos siempre en nuestro sano juicio…” (1
Tesalonicenses 5:8, NVI). En segundo lugar el líder debe saber escuchar antes de hablar. Hay un dicho que
haciendo referencia a nuestras dos oreja y una boca dice que tenemos que escuchar el doble de lo que
hablamos. Si hay una técnica clave al momento de resolver problemas es saber escuchar a la otra parte
antes de irrumpir con palabras. Cuando un líder aprende a escuchar le da tiempo de conocer bien la
situación y a aquellos a quien lidera, y al conocer a las personas a quienes lidera le da una idea de cómo
responderles para que sus palabras sean acertadas y vengan a solucionar el problema, esto le da una ventaja
competitiva: “Antes que un líder pueda tocar el corazón de una persona, tiene que saber qué hay en él. Y eso
se aprende escuchando”[23]. En tercer lugar, debe hablar con prudencia y respeto. Muchas discusiones se
vuelven violentas porque las palabras lejos de resolver la situación la complican más. Por ello el apóstol
Pablo les pide a los cristianos que sepan sazonar todas sus palabras: “Sea vuestra palabra siempre con
gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno”, (Colosenses 4:6, RV60). Es
importante saber responder a cada persona según convenga, especialmente si estos son necios, nuestras
palabras pueden encender más su ira o pueden hacerles ver su error, pero para ello debemos escoger las
palabras correctas: “Nunca respondas al necio de acuerdo con su necedad, para que no seas tú también
como él. Responde al necio como merece su necedad, para que no se estime sabio en su propia opinión” ,
(Proverbios 26:4-5, RV60). Es importante que el líder sepa escoger las palabras adecuadas al momento de
hablar, ya que si hay algo que hará es mantener una relación constante con las personas y la forma de cómo
se comunique con ellos es clave para construir una buena relación de trabajo.

                Por tanto, es importante que el líder cristiano no sea pendenciero, que no recura al pleito para
resolver los problemas y mucho menos recurrir a la violencia. Si se está en el liderazgo de algo se puede
estar seguros, vendrán problemas, y estos muchas veces estarán relacionados con la personas que se
lideran, de allí que el líder debe mantenerse sobrio, saber escuchar y hablar para llegar a un acuerdo.

NO IRACUNDO: EL LÍDER NO DEBE GUARDAR RAÍCES DE AMARGURA

“Porque es necesario que el obispo sea… no iracundo”.

Tito 1:7 (RV60)

              La décima característica indispensable del liderazgo cristiano es que no debe ser iracundo y se
encuentra en el listado de la carta del apóstol Pablo a Tito. La palabra iracundo proviene del griego  orgilos
(ὀργίλος), la cual significa alguien que es propenso a la ira. Existe una gran diferencia entre enojarse y estar
airado. El enojo tiene que ver con una emoción pasajera, pero la ira se refiere a un estado permanente de
rabia producto de fuertes resentimientos. Por ende, esto significa que el líder cristiano no debe ser una
persona que guarde raíces de amargura. La Biblia exhorta a los hombres a que no termine el día y sin que su
enojo continúe ya que este es considerado un pecado: “«Si se enojan, no pequen.» No dejen que el sol se
ponga estando aún enojados”, (Efesios 4:26, NVI). Si hay algo que entorpece la carrera de un líder son las
raíces de amargura. En la Biblia encontramos la historia de una persona que fue víctima de su odio. Su
nombre fue Jefté el cual sufrió el desprecio de sus medios hermanos lo cual lo obligo a huir de su casa y vivir
con gente ociosa: “Jefté galaadita era esforzado y valeroso; era hijo de una mujer ramera, y el padre de Jefté
era Galaad. Pero la mujer de Galaad le dio hijos, los cuales, cuando crecieron, echaron fuera a Jefté,
diciéndole: No heredarás en la casa de nuestro padre, porque eres hijo de otra mujer. Huyó, pues, Jefté de
sus hermanos, y habitó en tierra de Tob; y se juntaron con él hombres ociosos, los cuales salían con
él”,  (Jueces 11:1-3, RV60). Esto lo lleno de resentimientos y un día cuando los amonitas atacaron su tierra
Galaad los ancianos lo buscaron para que fuera su caudillo y los condujeran a la batalla: “Y cuando los hijos
de Amón hicieron guerra contra Israel, los ancianos de Galaad fueron a traer a Jefté de la tierra de Tob; y
dijeron a Jefté: Ven, y serás nuestro jefe, para que peleemos contra los hijos de Amón. Jefté respondió a los
ancianos de Galaad: ¿No me aborrecisteis vosotros, y me echasteis de la casa de mi padre? ¿Por qué, pues,
venís ahora a mí cuando estáis en aflicción? Y los ancianos de Galaad respondieron a Jefté: Por esta misma
causa volvemos ahora a ti, para que vengas con nosotros y pelees contra los hijos de Amón, y seas caudillo
de todos los que moramos en Galaad”, (Jueces 11:5-8, RV60). Podemos ver en las palabras de Jefté a los
ancianos cierta evidencia de su resentimiento, pero aun así acepto pero hizo un voto delante de Dios que
reflejaba el deseo de venganza hacia sus medios hermanos que existía en su corazón: “Y Jefté hizo voto a
Jehová, diciendo: Si entregares a los amonitas en mis manos, cualquiera que saliere de las puertas de mi
casa a recibirme, cuando regrese victorioso de los amonitas, será de Jehová, y lo ofreceré en holocausto”,
(Jueces 11:30-31, RV60). Su objetivo era ofrecer en sacrificio a uno de sus medios hermanos como venganza
por lo que le habían hecho, y efectivamente el Señor le dio la victoria sobre sus enemigos, pero el primer
familiar que vio no fue ninguno de sus medios hermanos, sino su amada hija: “Entonces volvió Jefté a
Mizpa, a su casa; y he aquí su hija que salía a recibirle con panderos y danzas, y ella era sola, su hija única;
no tenía fuera de ella hijo ni hija. Y cuando él la vio, rompió sus vestidos, diciendo: ¡Ay, hija mía! en verdad
me has abatido, y tú misma has venido a ser causa de mi dolor; porque le he dado palabra a Jehová, y no
podré retractarme. Ella entonces le respondió: Padre mío, si le has dado palabra a Jehová, haz de mí
conforme a lo que prometiste, ya que Jehová ha hecho venganza en tus enemigos los hijos de Amón. Y volvió
a decir a su padre: Concédeme esto: déjame por dos meses que vaya y descienda por los montes, y llore mi
virginidad, yo y mis compañeras. El entonces dijo: Vé. Y la dejó por dos meses. Y ella fue con sus
compañeras, y lloró su virginidad por los montes. Pasados los dos meses volvió a su padre, quien hizo de ella
conforme al voto que había hecho. Y ella nunca conoció varón”, (Jueces 11:34-39, RV60). Al final de esta
historia podemos ver cómo los resentimientos hirieron más a Jefté de lo que sus medios hermanos le habían
hecho, y lastimaron a sus seres queridos y por eso un líder no debe deshacerse de cualquier raíz de
amargura. “Los resentimientos pueden quitarle aliento a nuestra obra y en realidad entorpecer nuestra
visión. Eliminan nuestra energía y roban el gozo del trabajo en conjunto con otros. Se van enquistando con
el tiempo y rara vez se disipan por sí solos”[24]. Por tanto, es importante que el líder no tenga raíces de
amargura.

NO CODICIOSO DE GANANCIAS DESHONESTAS: EL LÍDER NO DEBE SER


ESCLAVO DEL DINERO

“Pero es necesario que el obispo sea… no codicioso de ganancias deshonestas…”

1 Timoteo 3:3 (RV60)

           La onceava característica indispensable de un líder cristiano es que no debe ser codicioso de ganancias
deshonestas. En el original griego dice literalmente que no debe hacer riquezas de manera deshonesta y se
traduce de la palabra griega aisjrokerdés (αἰσχροκερδής). Por tanto, es importante que el líder no sea
codicioso de ganancias deshonestas. El pecado de la codicia al dinero es otra de las causas por las cuales
caen los líderes en las iglesias, especialmente porque se manejan cantidades de dinero que generalmente
pasan por sus manos, de allí que esta característica es indispensable para el líder eclesiástico. En las
Sagradas Escrituras podemos ver como el pecado del amor al dinero llevo a muchos hombres a su ruina,
como por ejemplo Balaam quien desobedeció a Dios por la paga de Balac, o Giezi el siervo de Eliseo que
recibió la lepra de Naamán por causa de su codicia, o el mismo Judas que siendo tesorero del grupo de
apóstoles del Señor robaba de la bolsa y se atrevió a vender a su propio Maestro por 30 monedas de plata.
El mismo Señor Jesús advirtió que no se podían servir a dos señores:  “Ninguno puede servir a dos señores;
porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a
Dios y a las riquezas”, (Mateo 6:24, RV60). Dios no está en contra de que sus hijos prosperen
económicamente o que tengan mucho dinero, pero lo que si desaprueba es el amor al dinero: “porque raíz
de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron
traspasados de muchos dolores”, (1 Timoteo 6:10, RV60). “Cuando Jesús es su Señor, el dinero es su siervo,
pero si el dinero es su  señor, se hace su esclavo. La riqueza ciertamente no es pecado, pero fallar en usarla
para  la  gloria  de  Dios  sí  lo  es.  Los  siervos  de  Dios  siempre  están  más  preocupados  por  el
ministerio que por el dinero”[25]. La misma Biblia en el Nuevo Testamento nos enseña la forma de cómo
deben ser administradas la ofrendas en la iglesia, jamás el control del dinero debe estar en las manos de un
solo hombre, sino al menos bajo el control de dos personas de buena reputación y bajo toda
transparencia: “Gracias a Dios que puso en el corazón de Tito la misma preocupación que yo tengo por
ustedes. De hecho, cuando accedió a nuestra petición de ir a verlos, lo hizo con mucho entusiasmo y por su
propia voluntad. Junto con él les enviamos al hermano que se ha ganado el reconocimiento de todas las
iglesias por los servicios prestados al evangelio. Además, las iglesias lo escogieron para que nos acompañe
cuando llevemos la ofrenda, la cual administramos para honrar al Señor y demostrar nuestro ardiente deseo
de servir”, (2 Corintios 8:16-19, NVI). Por tanto, es importante que el líder cristiano no sea codicioso de
ganancias deshonestas.

NO AVARO: EL LÍDER CRISTIANO TIENE QUE SER GENEROSO

“Pero es necesario que el obispo sea… no avaro…”

1 Timoteo 3:3 (RV60)

            La décima segunda característica indispensable del líder cristiano es que no debe ser avaro. La palabra
avaro proviene del griego afilárguros (ἀφιλάργυρος)  que literalmente significa ser amante del dinero. Una
vez más vemos el problema que el dinero puede traer a la vida del líder si este se deja gobernar por él.
Aunque sea dinero ganado honestamente si es un avaro esto desagrada completamente a Dios. Por tanto, el
líder cristiano debe ser una persona generosa. La generosidad es una virtud cristiana que mana de un
corazón agradecido y se expresa en buenas obras. Los cristianos tenemos que ser las personas más
agradecidas del mundo considerando que el Señor ha perdonado nuestros pecados, y en las finanzas esta
generosidad se puede expresar en beneficio del Cuerpo de Cristo. Isaías nos dice que el generoso solo
pensara generosidades y será exaltado por esa misma actitud: “Pero el generoso pensará generosidades, y
por generosidades será exaltado”, (Isaías 32:8). Ahora bien, la generosidad puede expresarse a través de
nuestras finanzas y para que esto sea efectivo es importante que el líder cristiano no sea un amante del
dinero: “El barómetro de nuestra relación con Dios es directamente proporcional con la mayordomía de
nuestro dinero y nuestro tiempo”[26]. Lo mejor con el dinero es no permitir que se convierta en nuestro
amo, sino tenerlo como un buen siervo. John Maxwell lo dice de esta forma: “Alguien dio que cuando se
trata de dinero, no puede ganar. Si tu meta es hacer dinero, entonces eres un materialista. Si lo intentas pero
no lo logras, eres un fracasado. Si ganas mucho dinero y lo gastas, eres un derrochador. Si no te preocupas
por tener dinero, no tienes ambiciones. Si haces dinero y todavía lo tienes cuando mueres eres un tonto por
tratar de llevártelo contigo”[27]. Por tanto, el dinero puede ser un buen siervo a través del cual podemos
ser generosos con el ministerio al cual pertenecemos y las personas y en la Biblia podemos encontrar tres
formas de expresar nuestra generosidad por medio de nuestras finanzas y ser exaltados por nuestro Dios.

                Los diezmos.

“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los
ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que
sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni
vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. Y todas las naciones os dirán
bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos”.

Malaquías 3:10-12

La primera forma bíblica de expresar nuestra generosidad es a través de dar nuestros diezmos. El
concepto del diezmo es sencillo, consiste en apartar la décima parte de lo que recibimos para Dios y con
esto demostrar nuestra fidelidad a Él y contribuir con el sostenimiento de la Iglesia del Señor. En el Antiguo
Testamento los diezmos estaban destinados a ayudar económicamente a los levitas, ayudar a los pobres y
mantenimiento del Templo. El punto aquí no es entrar en discusión si es válido o no el diezmar, sino ver que
esta es una buena forma de expresar nuestra generosidad al Señor al ser fieles administradores de nuestro
salario, apartando la décima parte de lo que recibimos y planeando nuestro presupuesto basado en el 90%
restante.

En Malaquías encontramos una promesa que podemos hacer nuestra. El Señor prácticamente
promete que si diezmamos Él ahuyentara todo espíritu de escasez. Primero promete la sobreabundancia:  os
abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Esto no
significa riquezas desmedidas, sino que lo que tenemos nos satisfará y aun quedara un poco más. También
promete reprender cualquier situación en nuestro trabajo que pueda amenazar con destruir el fruto de
nuestro trabajo: Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni
vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. Esto significa que nuestros diezmos
aseguraran mes a mes nuestros ingresos y sustento, y en general, Dios promete derramar su bendición
sobre nosotros que será evidente delante de los demás: Y todas las naciones os dirán bienaventurados;
porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos.

                Las Limosnas.

“Más cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en
secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”.

Mateo 6:3-4

                La segunda forma de expresar nuestra generosidad es a través de las limosnas. La palabra limosna
es de origen griego que significa misericordia, y en este sentido las limosnas son la ayuda benéfica que les
damos a los pobres en sus momentos de dificultad. Los pobres siempre será un grupo que existirá en este
mundo y a quienes debemos prestar ayuda, así lo menciono Jesús: “Siempre tendréis a los pobres con
vosotros, y cuando queráis les podréis hacer bien; pero a mí no siempre me tendréis”, (Marcos 14:7).
También una de las cosas que el apóstol Pablo procuro hacer con diligencia fue ayudar a los
pobres: “Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo cual también procuré con diligencia
hacer”, (Gálatas 2:10). Por tanto, la iglesia del Señor debe preocuparse por ayudar a los pobres,
especialmente a la familia de la fe: “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y
mayormente a los de la familia de la fe”, (Gálatas 6:10). Ahora bien, esta ayuda tiene que ser
completamente desinteresada y emanar de un corazón generoso y cuando lo hagamos Jesús nos promete
que nuestro Padre celestial nos bendecirá en público por lo que hicimos en secreto. A parte de esto, cada
vez que ayudamos a los más necesitados sin esperar nada a cambio y por verdadero amor ganamos el favor
de Dios y su perpetua providencia: “A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá
a pagar”, (Proverbios 19:17).

                Las ofrendas.

“En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de
Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado,
guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas”.

1 Corintios 16:1-2
                Finalmente, la tercera forma de expresar nuestra generosidad es a través de nuestras ofrendas. Las
ofrendas son aquellas contribuciones económicas que apartamos cada semana según hayamos sido
prosperados para entregar a la iglesia. Estas también tienen una promesa de prosperidad, y no solo en el
área material, y por eso Pablo considerando la metáfora de la siembra y la cosecha dice:  “Pero esto digo: El
que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente
también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios
ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que,
teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra”, (2 Corintios 9:6-
8). “La Biblia es bastante clara sobre el principio espiritual de sembrar y cosechar. Aquellos que dan
libremente recibirán de una u otra forma. Crean un espacio positivo para que entren más cosas cuando se
deshagan de otras. Como cuando vaciamos un armario lleno, se hace lugar para cosas nuevas. Dejan lugar
libre en sus corazones y abren para creer. Los corazones que acumulan y son codiciosos simplemente se
llenan. Sofocan los nuevos brotes”[28].

                Por tanto, una característica indispensable en el liderazgo cristiano es que no debe ser un avaro,
todo lo contrario debe ser una persona sumamente generosa.

AMABLE: EL LÍDER CRISTIANO TIENE QUE SER GENTIL EN EL TRATO


CON LOS DEMÁS

“Pero es necesario que el obispo sea…amable…”

1 Timoteo 3:3 (RV60)

               Ser amable es la décima tercera característica indispensable en el liderazgo cristiano. La palabra


amable se traduce del griego epieikés (ἐπιεικής), la cual es una palabra muy difícil de traducir, El
comentarista del Nuevo Testamento William Barclay comenta acerca de esta palabra: “La palabra epieikés
(ἐπιεικής), traducida por modestia en la Vulgata Latina y gentileza en la RV60, es una de las palabras
griegas más intraducibles… Se han sugerido, y usado los equivalentes en otras lenguas entre los que
podemos mencionar: ser comprensivos, simpatía, magnanimidad, autodominio, buenos modales, buena
educación, cortesía, gracia. Queda claro que no encontramos una sola palabra española que abarque todos
estos sentidos y matices”[29].  No obstante, en su significado más sencillo hace referencia a alguien que es
gentil en su trato con las personas. Por ende, el líder debe ser gentil en el trato con las demás personas. Una
persona amable es aquella que examina humana y razonablemente los hechos de un asunto, que piensa
bien todo lo que dice y habla con prudencia aun en medio de negociaciones con grupos difíciles. La
amabilidad es una característica que debe ir acompañadas de otras virtudes que le ayudan en el trato con
los demás tales como la sabiduría de Dios, la bondad, la paciencia, la compasión, la imparcialidad y
sinceridad: “pero los que tienen la sabiduría que viene de Dios, llevan ante todo una vida pura; y además
son pacíficos, bondadosos y dóciles. Son también compasivos, imparciales y sinceros, y hacen el
bien”, (Santiago 3:17, DHH). La amabilidad en el líder es sumamente importante ya que las personas jamás
querrán tener un líder que les parezca ofensivo o gruñón, al contrario, la gente ama a las personas
carismáticas, respetuosas, consideradas y no olvidemos que liderazgo es influencia: “El comportamiento y
los modales reflejan como un espejo su hombre interior. La única forma de manifestar lo que Dios ha hecho
en nosotros es actuando como cristianos. La Biblia dice que debemos conformamos a la imagen de Cristo
(véase Filipenses 2.5) y ser imitadores de Dios (Efesios 5.1). Si en realidad viviéramos como cristianos,
conquistaríamos el mundo para Cristo”[30]. Si hay algo por lo que las personas tienen que conocernos es
por nuestra amabilidad y en el liderazgo esto no es una excepción: “Vuestra amabilidad sea conocida por
todos los hombres. ¡El Señor está cerca!”, (Filipenses 4:5, RVA).

APACIBLE: EL LÍDER CRISTIANO TIENE QUE SER UN PACIFICADOR

“Pero es necesario que el obispo sea…apacible…”

1 Timoteo 3:3 (RV60)

                  La décima cuarta característica del liderazgo cristiano es que debe ser apacible. La palabra
apacible proviene del griego amajos (ἄμαχος), la cual hace referencia a una persona que siempre promueve
la paz entre sus semejantes. Por tanto, el líder cristiano tiene que ser un pacificador. Uno de los desafíos
que el líder cristiano tiene es mantener la unidad dentro de la iglesia, especialmente porque en ella se
presentan problemas que amenazan romper la comunión entre los miembros. En la Biblia encontramos
ejemplos de contienda entre los siervos de Dios que no promovía a dicha unidad, como Juan y Jacobo a los
cuales Jesús llamó los “hijos del trueno” por su carácter explosivo: “Santiago y su hermano Juan, hijos de
Zebedeo, a quienes llamó Boanerges (es decir, "Hijos del Trueno")”, (Marcos 3:17, DHH). Otro ejemplo es la
discusión entre Pablo y Bernabé que termino por separarlos: “Bernabé quería llevar con ellos a Juan, al que
también llamaban Marcos; pero a Pablo no le pareció conveniente llevarlo, porque Marcos los había
abandonado en Panfilia y no había seguido con ellos en el trabajo. Fue tan serio el desacuerdo, que
terminaron separándose: Bernabé se llevó a Marcos y se embarcó para Chipre, mientras Pablo, por su parte,
escogió a Silas y, encomendado por los hermanos al amor del Señor, salió de allí”, (Hechos 15:37-40, DHH).
Teniendo en cuenta esto, Jesús oro por la unidad de la iglesia en el hurto de Getsemaní antes de ser
crucificado: “No ruego sólo por éstos. Ruego también por los que han de creer en mí por el mensaje de ellos, 
para que todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en
nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado…yo en ellos y tú en mí. Permite que alcancen la
perfección en la unidad, y así el mundo reconozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos tal como
me has amado a mí”, (Juan 17:20-21, 23, NVI). De igual manera el apóstol Pablo expreso la misma
preocupación en sus diferentes cartas, por ejemplo lo vemos en su carta a los Romanos: “Vivan en armonía
los unos con los otros. No sean arrogantes, sino háganse solidarios con los humildes. No se crean los únicos
que saben… Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos”,  (Romanos 12:16, 18,
NVI). También exhorto a los Efesios a mantener la unidad: “Yo, que estoy preso por servir al Señor, les
ruego que vivan como deben vivir quienes, como ustedes, han sido llamados a formar parte del pueblo de
Dios. Sean humildes, amables y pacientes, y con amor dense apoyo los unos a los otros.   Hagan todo lo
posible por vivir en paz, para que no pierdan la unidad que el Espíritu les dio”, (Efesios 4:1-3, BLS). Por ello
es clave que los líderes de la iglesia sean personas que contribuyan a mantener la paz y unidad dentro de la
iglesia, deben convertirse en verdaderos pacificadores sabiendo que hay una promesa para los tales: “Dios
bendice a los que trabajan para que haya paz en el mundo, pues ellos serán llamados hijos de Dios”, (Mateo
5:19, BLS).

QUE GOBIERNE BIEN SU CASA: EL LÍDER TIENE QUE TENER SU HOGAR


EN ORDEN

“Pero es necesario que el obispo… que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda
honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios? …”

1 Timoteo 3:4-5 (RV60)

                  La décima quinta característica indispensable del liderazgo cristiano es que el líder debe saber
gobernar bien su casa. En este sentido es importante que el líder cristiano sea un buen gobernador no solo
de la obra de Dios sino también de su hogar. Aquí se incluyen varias palabras que nos enseñan el cuidado
que el obispo debe tener respecto a su familia. En primer lugar aparecen las palabras  proísteimi ídios oíkos 
(προΐστημι ἴδιος οῖ́κος) que se traducen como gobernar su propia casa. El líder debe ser capaz de gobernar
con sabiduría su propia familia, como consecuencia de ello debe ser capaz de tener a sus hijos en completa
sujeción. La palabra jupotagé (ὑποταγή) que se traduce como sujeción involucra la idea de alguien
obediente que se somete con respeto a la autoridad, y en ese sentido los hijos de los lideres deben ser un
ejemplo en ello. La otra palabra que llama la atención en este texto es semnótes (σεμνότης) la cual se puede
traducir como honestidad o seriedad. Es menester del líder que el gobierno y sujeción de su hogar se haga
con toda seriedad y honestidad a tal punto que sirva de modelo para toda la iglesia.

Pablo puso bien en claro en sus cartas a Timoteo y Tito que una señal de madurez en el hombre es
la forma de cómo funciona como padre de familia en su hogar. En particular, sus hijos reflejarán que tan
bien ha cumplido con ese rol que Dios le ha dado: “El anciano debe ser intachable, esposo de una sola
mujer; sus hijos deben ser creyentes, libres de sospecha de libertinaje o de desobediencia”, (Tito 1:6, NVI). El
deseo del Señor es que no descuidemos nuestra familia por el servicio a su obra, es necesario encontrar el
equilibrio perfecto: “El manejo del hogar es un reflejo de nuestras vidas. Esto es porque el hogar es el
fundamento de la sociedad. Es más, Satanás tiene muchas estrategias para destruir el hogar de un cristiano,
y con mayor razón la de un pastor o un líder”[31]. Para ello necesitamos la sabiduría de Dios para este
trabajo vital. En Deuteronomio el Señor nos muestra la manera de lograrlo: “Grábate en el corazón estas
palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa
y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalas a tus manos como un signo;
llévalas en tu frente como una marca; escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades”,
(Deuteronomio,  6:6-9, NVI). Por tanto, la enseñanza de la palabra de Dios tiene que comenzar desde
nuestro hogar, con nuestros hijos la cual tiene una promesa de conducirlos por el buen camino: “Instruye al
niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”, (Proverbios 22:6, RV60). Por tanto, es
importante que el líder sepa gobernar bien su hogar y tenga a sus hijos en honesta sujeción.

NO SEA UN NEÓFITO: EL LÍDER CRISTIANO NO DEBE SER UN RECIÉN


CONVERTIDO

“Pero es necesario que el obispo sea… no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del
diablo…”

1 Timoteo 3:6 (RV60)

               La característica indispensable del liderazgo cristiano número dieciséis es que no debe ser un
neófito. La palabra neófito proviene del griego neófutos (νεόφυτος), que hace referencia a alguien nuevo en
un puesto o experiencia, pero en este contexto se refiere a que no debe ser un recién convertido. Por tanto,
es importante que el líder no sea un recién convertido. En el Medio Oriente antiguo existía la tradición de
que los ancianos ocupaban los principales puestos de liderazgo, y de aquí que el término anciano se usaba
para denotar a sus líderes. Se creía que la edad mínima para desempeñar un puesto de liderazgo era de 40
años de edad, y por eso Pablo exhorto a Timoteo a que nadie lo viese de menos solo por no cumplir este
requisito: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor,
espíritu, fe y pureza”, (1 Timoteo 4:12, RV60). Sabemos que la tarea del líder no es fácil y el liderazgo es el
proceso de toda una vida por lo que la experiencia y nivel de madurez requiere tiempo, y un recién
convertido carece de estas características. En la Biblia podemos ver como los grandes líderes pasaron un
proceso de formación antes de asumir sus puestos. Por ejemplo, Moisés paso 40 años en el desierto antes
de recibir el llamamiento del Señor, Josué paso años al servicio de Moisés antes de ser el líder que condujo a
Israel a la conquista de la tierra prometida, Eliseo paso un buen tiempo sirviéndole a Elías antes de
sucederle, aun el mismo apóstol Pablo paso tres años en Arabia preparándose y luego acudió a los apóstoles
siendo compañero de Bernabé antes de comenzar sus viajes misioneros: “Pero Dios, que me escogió antes
de nacer   y por su gran bondad me llamó, tuvo a bien hacerme conocer a su Hijo, para que anunciara su
evangelio entre los no judíos. Y no fui entonces a consultar con ningún ser humano;  ni fui tampoco a
Jerusalén a ver a los que eran apóstoles antes que yo. Por el contrario, me dirigí sin tardar a la región de
Arabia, y luego volví a Damasco.  Tres años después fui a Jerusalén para conocer a Cefas, con quien estuve
quince días”, (Gálatas 1:15-18, DHH). Por tanto, es importante que los aspirantes a líderes comiencen desde
abajo, realizando progresivamente actividades que les ayude a ganar experiencia y crecer en el Señor para
que sean capaces en el futuro de desempeñar mayores cargos de liderazgo sin caer en las trampas del
diablo.
AMANTE DE LO BUENO: EL LÍDER DEBE SER UN AMIGO DEL BIEN

“Porque es necesario que el obispo sea… amante de lo bueno…”

Tito 1:8 (RV60)

                 La décima séptima característica del liderazgo cristiano es que debe ser amante de lo  bueno. Las
palabras amante de lo bueno viene del griego filágazos (φιλάγαθος), lo cual literalmente significa amigo del
bien. Por tanto el líder tiene que ser una persona madura cuya prioridad es tener compañerismo con la
gente buena, que hace cosas buenas y participa en actividades que reflejan la buena, agradable y perfecta
voluntad de Dios. La Biblia nos enseña que como cristianos debemos alejarnos de toda inmundicia y
practicar todo lo bueno tanto de palabra, pensamiento y acción: “El que robaba, deje de robar y póngase a
trabajar, realizando un buen trabajo con sus manos para que tenga algo que dar a los necesitados. No digan
malas palabras, sino solo palabras buenas que edifiquen la comunidad y traigan beneficios a quienes las
escuchen”, (Efesios 4:28-29, DHH). Como hijos de Dios debemos reflejar un anhelo por practicar las cosas
buenas ya que recordemos que somos luz en medio de estas tinieblas y nuestra vida debe estar enfocada a
tener comunión con todos los santos: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni
estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está
su delicia, y en su ley medita de día y de noche”, (Salmo 1:1-2, RV60), y hacer el bien a los demás: “Así que,
según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe”,  (Gálatas
6:10, RV60). Por tanto, es indispensable que el líder sea amante de lo bueno.

ADMINISTRADOR DE DIOS: EL LÍDER DEBE SER UN BUEN MAYORDOMO

“Porque es necesario que el obispo sea… como administrador de Dios…”

Tito 1:7 (RV60)

                  La décima octava característica indispensable del liderazgo cristiano la encontramos en Tito 1:7 y
dice que debe ser un bien administrador. La palabra administrador viene del griego oikodómos (οἰκονόμος),
la cual es una palabra compuesta por oikos, que es casa y némos que es disponer o dirigir, y literalmente
significa aquel que dirige una casa. Oikodómos es la palabra que generalmente se traduce en la RV60 como
mayordomo el cual era la persona a cargo de administrar todos los bienes de un hogar. La historia de José en
casa de Potifar nos enseña lo que es un buen mayordomo: “Ahora bien, el SEÑOR estaba con José y las
cosas le salían muy bien. Mientras José vivía en la casa de su patrón egipcio, éste se dio cuenta de que el
SEÑOR estaba con José y lo hacía prosperar en todo. José se ganó la confianza de Potifar, y éste lo nombró
mayordomo de toda su casa y le confió la administración de todos sus bienes. Por causa de José, el SEÑOR
bendijo la casa del egipcio Potifar a partir del momento en que puso a José a cargo de su casa y de todos sus
bienes. La bendición del SEÑOR se extendió sobre todo lo que tenía el egipcio, tanto en la casa como en el
campo. Por esto Potifar dejó todo a cargo de José, y tan sólo se preocupaba por lo que tenía que comer” ,
(Génesis 39:2-6, NVI). Por tanto, un líder cristiano tiene que ser un buen administrador de todos los
recursos de la obra del Señor. Como José que hizo prosperar la casa de Potifar, el líder cristiano tiene que
saber administrar los recursos materiales, humanos y financieros de tal forma que la obra del Señor se
engrandezca cada día más. Para el Señor nuestra fidelidad en la mayordomía es muy importante ya que
promete bendecirnos de acuerdo a ella: “Respondió el Señor: — ¿Dónde se halla un mayordomo fiel y
prudente a quien su señor deja encargado de los siervos para repartirles la comida a su debido tiempo?
Dichoso el siervo cuyo señor, al regresar, lo encuentra cumpliendo con su deber. Les aseguro que lo pondrá
a cargo de todos sus bienes. Pero ¡qué tal si ese siervo se pone a pensar: “Mi señor tarda en volver”, y luego
comienza a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y emborracharse! El señor de ese siervo
volverá el día en que el siervo menos lo espere y a la hora menos pensada. Entonces lo castigará
severamente y le impondrá la condena que reciben los incrédulos”, (Mateo 12:42-46, NVI). No olvidemos
que la capacidad de planear, organizar, dirigir y controlar son las etapas de la administración y el líder
cristiano no tiene que descuidar ninguna de ella para cumplir con esta característica.

SANTO: LA SANTIDAD NO ES NEGOCIABLE

“Porque es necesario que el obispo sea… santo…”

Tito 1:7 (RV60)

                    Finalmente, la característica indispensable numero diecinueve en el liderazgo cristiano es que


debe ser santo. La palabra santo se traduce del griego jósios (ὅσιος), la cual literalmente significa apartado, o
puesto a parte. Por tanto, es indispensable que el líder cristiano lleve una vida completamente consagrada
para Dios y apartado de todo pecado. Como cristianos tenemos que estar conscientes que si bien es cierto
somos santos por medio del sacrificio de Cristo esto no quita la responsabilidad que tenemos de
perfeccionar nuestra santidad cada día: “Como tenemos estas promesas, queridos hermanos, purifiquémonos
de todo lo que contamina el cuerpo y el espíritu, para completar en el temor de Dios la obra de nuestra
santificación”, (2 Corintios 7:1, NVI). Cada día será una lucha pero debemos esforzarnos por negar nuestra
carne y satisfacer al Espíritu: “Por lo tanto, digo: Vivan según el Espíritu, y no busquen satisfacer sus
propios malos deseos. Porque los malos deseos están en contra del Espíritu, y el Espíritu está en contra de
los malos deseos. El uno está en contra de los otros, y por eso ustedes no pueden hacer lo que quisieran” ,
(Gálatas 5:16-17, DHH). El cristiano tiene dos naturalezas, una espiritual y otra carnal, y aquella que este
mejor alimentada es la que prevalecerá y por ello es importante no descuidar nuestra vida devocional y
crecimiento en la palabra ya que esto nos ayudara a mantener nuestra santidad delante de Dios: “Que
habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y aconséjense unos a otros con toda
sabiduría; canten salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud de corazón. Y todo lo que
hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por
medio de él”, (Colosenses 3:16-17, NVI). Por tanto, es indispensable que el líder cristiano sea santo.
Los Hábitos de un Líder Cristiano
“Nosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud”.
2 Pedro 1:5

Los Hábitos de un Líder Cristiano

INTRODUCCIÓN

                  Como ya hemos visto anteriormente el tema de liderazgo es de suma importancia ya que de eso
depende el éxito o fracaso de toda organización, y eso incluye a la iglesia. Hoy en día la iglesia necesita
buenos líderes que sepan guiar al pueblo de Dios en su perfecta voluntad, y de aquí que el crecimiento
personal del líder se vuelva clave para lograr este fin. Uno de los factores que determinan el éxito del
liderazgo son sus hábitos. Ahora bien, la palabra de Dios nos exhorta en este pasaje de 2 Pedro a agregar a
nuestra fe virtud: Nosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud, pero
¿qué es una virtud? Si uno considera el significado de la palabra que se tradujo como virtud encontramos que
proviene del griego areté (ἀρέτη) la cual sugiere una habilidad que se desarrolla con esfuerzo, excelencia y
coraje. En este sentido, lo que Pedro nos está diciendo es que seamos diligentes en añadir a nuestra nueva
vida cristiana todas aquellas habilidades que promuevan nuestro crecimiento personal y espiritual, y si estas
son practicadas de manera regular, se convierten en hábitos los cuales nos catapultaran al éxito.  Un hábito es
el resultado de una acción que se repite frecuentemente de forma inconsciente. Por tanto, todo hábito en
nuestra vida es resultado de aquellas actividades que realizamos de manera cotidiana, donde el cerebro ya no
realiza ningún proceso mental de raciocinio, sino las hace de forma automática, como respuesta a un estímulo
en el cerebro. Por ejemplo, alguien llega a su casa y se siente aburrido, esa señal de aburrimiento llega al
cerebro el cual provoca un proceso de razonamiento para encontrar ¿qué hacer?, luego de pensarlo encuentra
una respuesta y lo traduce en una acción (como podría ser ver televisión, salir de paseo, practicar algún
deporte, etc.). Ahora bien, cuando este proceso produce una acción determinada y produce un placer o
recompensa en la satisfacción del individuo, la próxima vez que el evento se vuelva a repetir no tendrá que
repetirse el proceso completo, sino que en automático el cerebro sin pensar hará que se ejecute la acción que
tanta satisfacción produce de tal forma que se habrá formado un hábito. Nuestra vida está llena de hábitos
porque a nuestro cerebro no le gusta pensar ya que al hacerlo consume energía de tal forma que cuando la
situación es repetitiva ya tiene programada la acción que realizara de forma rutinaria.
¿Cómo se forman los hábitos?

                       Por tanto, si nuestra vida está llena de hábitos, es importante identificarlos,


ya que unos pueden ser buenos y contribuir a nuestro bienestar y éxito personal. Hábitos
como hacer ejercicio, leer, orar, ser puntuales, tomar la iniciativa, ser proactivos, ser
visionario, entre otras, pueden contribuir a este fin. No obstante, si nuestros hábitos son
malos, estos solo contribuirán a nuestro detrimento personal. El asegurarnos de que
nuestros hábitos sean buenos es de suma importancia ya ellos nos llevaran, ya sea al éxito,
o al fracaso, o como lo dice este antiguo dicho, nos fraguará nuestro futuro: Siembra un
pensamiento, cosecha una acción; siembra una acción, cosecha un hábito. Siembra un
hábito, cosecha un carácter; siembra un carácter, cosecha un destino”. Ahora bien, antes
de buscar desarrollar los mejores hábitos en nuestra vida debemos entender que elementos
intervienen para que estos se formen en nuestra vida. Stephen Covey dice que un hábito es
como “una intersección de conocimiento, capacidad y deseo”.[1]
Tres elementos que definen los hábitos

Si esto es así, todo aquello que aprendemos, ya sea como resultado de leer un libro, o en un
seminario, o en la escuela o por cualquier medio es clave para desarrollar buenos hábitos. En segundo lugar,
tenemos las capacidades que no son más que la habilidad que desarrollamos para hacer una tarea con
eficiencia. Uno puede llegar a desarrollar diferentes habilidades y en la medida que estas se repiten una y otra
vez se adquiere gran pericia en este campo. Finalmente, está el deseo que querer hacer las cosas. Si no existe
deseo entonces no lograremos desarrollar el hábito que tanto deseamos, y esto requiere determinación.
Cuando somos capaces de combinar de forma efectiva estos tres elementos: el conocimiento, la capacidad y el
deseo, estaremos en el camino de desarrollar los mejores hábitos, y estos a su vez nos ayudarán a desarrollar
nuestro carácter para desarrollar las mejores características personales que nos conducirán a madurar día a
día. Stephen Covey nos dice en su libro los 7 hábitos de la gente altamente efectiva que los buenos hábitos
ayudan a una persona a ser más efectiva en su rol de líder pasando por tres niveles de competencia: la
dependencia, la independencia y la interdependencia.
Niveles de madurez en el desarrollo humano

1.       Dependencia (Paradigma del tú): Al nacer, somos totalmente dependientes, sin el cuidado de otras
personas no sobreviviríamos (tú me cuidas, tú haces o no lo que tienes que hacer y yo te culpo si no lo
haces…). Sin embargo, conforme la persona crece va superando esta fase hasta volverse independiente en
algunas áreas.
2.       Independencia (Paradigma del yo): Yo puedo hacerlo, yo soy responsable, yo me basto a mí mismo.
Podemos desenvolvernos por nuestros propios medios.
3.       Interdependencia (Paradigma del nosotros): Nosotros podemos cooperar, nosotros podemos combinar
nuestros talentos y actitudes para crear juntos algo mejor y más importante. Una vez que hemos alcanzado la
independencia, podemos atrevernos con la interdependencia, pero no antes. Este es el nivel óptimo de
madurez y desarrollo personal que buscamos en el liderazgo.

Considerando todo lo que hemos hablado entendemos por qué el crear buenos hábitos es clave para
la vida del líder, y en el cristianismo no es la excepción. Como líderes cristianos debemos enfocarnos en
desarrollar al menos tres áreas: la espiritual, nuestro desarrollo personal y nuestra capacidad de influir y
dirigir a otros. En esta sección veremos los hábitos que nos ayudaran a desarrollar estas áreas.

Primer hábito: Sea una persona de oración

Segundo Hábito: Mantenga la Mirada en el Blanco


Perfecto

Tercer  Hábito: Sea una persona visionaria

Nombre Apellido: _____________________________ Nombre Apellido: _____________________________


Cargo: ______________________________________ Cargo: ______________________________________
Iglesia: ______________________________________
Nombre Apellido: _____________________________ Iglesia: ______________________________________
Nombre Apellido: _____________________________
EVALUACIÓN
Cargo: ______________________________________ EVALUACIÓN
Cargo: ______________________________________
1.- Redacte
Iglesia: una breve Reseña de los planes que
______________________________________ 1.- Redacte
Iglesia: una breve Reseña de los planes que
______________________________________
considera que Dios EVALUACIÓN
tiene para su vida terrenal y considera que Dios EVALUACIÓN
tiene para su vida terrenal y
Espiritual.
1.- Redacte una breve Reseña de los planes que Espiritual.
1.- Redacte una breve Reseña de los planes que
considera que Dios tiene para su vida terrenal y considera que Dios tiene para su vida terrenal y
2.- Como define usted el Liderazgo Cristiano.
Espiritual. 2.- Como define usted el Liderazgo Cristiano.
Espiritual.

3.- Como
2.- ¿Nombre y Explique
define usted el por lo menos
Liderazgo 5 funciones de un
Cristiano. 3.- Como
2.- ¿Nombre y Explique
define usted el por lo menos
Liderazgo 5 funciones de un
Cristiano.
líder cristiano? líder cristiano?
3.- ¿Nombre y Explique por lo menos 5 funciones de un 3.- ¿Nombre y Explique por lo menos 5 funciones de un
líder cristiano? líder cristiano?
4.- Cuál de los estilos de liderazgo considera que es 4.- Cuál de los estilos de liderazgo considera que es
necesario para tu vida, según el punto de vista de Dios? necesario para tu vida, según el punto de vista de Dios?
4.- Cuál de los estilos de liderazgo considera que es 4.- Cuál de los estilos de liderazgo considera que es
5.-
necesarioNombre 5 características
para tu vida, según el puntoque considera
de vista que
de Dios? 5.-
necesarioNombre 5 características
para tu vida, según el puntoque considera
de vista que
de Dios?
tienes como líder y explique. tienes como líder y explique.
5.- Nombre 5 características que considera que 5.- Nombre 5 características que considera que
tienes como líder y explique. tienes como líder y explique.
El líder que tiene éxito es aquel que logra El líder que tiene éxito es aquel que logra
progresivamente las metas planeadas por Dios. progresivamente las metas planeadas por Dios.
El líder que tiene éxito es aquel que logra El líder que tiene éxito es aquel que logra
progresivamente las metas planeadas por Dios. progresivamente las metas planeadas por Dios.

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