Explora Libros electrónicos
Categorías
Explora Audiolibros
Categorías
Explora Revistas
Categorías
Explora Documentos
Categorías
El Homo Erectus hace más o menos unos 500.000 años antes de Cristo,
descubre el fuego y empieza a observar su comportamiento y a tratar de
entenderlo. Lo ve en los rayos y relámpagos y en volcanes, de donde sacaba
el fuego para proteger, calentar y alumbrar la caverna/árbol/etc donde
viviera y lo conservaban. Más tarde, hacia el año 13.000 AC (ya es Homo
Sapiens), se da cuenta que al frotar dos piedras sale una chispa y si se acerca
a unas hojas secas del suelo va a obtener fuego. En este momento este Homo
empieza a descubrir las herramientas para cazar hechas en piedra, palos y
otros. Ubicándonos en el período Paleolítico. Ya en este momento este
Homínido es sedentario y vive seguramente en un clan donde cada miembro
desempeña una tarea diferente: recolección de moluscos, caza y comienzan
a aparecer las granjas. En este momento se dan cuenta que el fuego puede
hacer la carne más suave, y se dedican a experimentar con esta nueva
“cocina”. A medida que van aprendiendo del fuego aparecen otros métodos
para obtener fuego como:
LAS MADERAS: al frotar dos trozos de madera y calentarlos. Una rama dura
tallada en punta se mueve rápidamente sobre una madera tierna con una
hendidura.
HISTORIA DE LA COCINA
Como ya había dicho antes, nuestros homínidos antepasados tenían una dieta
a base de moluscos, frutas, bayas y semillas, carne que obtenían de la cacería
y que preparaban sobre una hoguera, utilizando los utensilios y herramientas
más rudimentarios como cuencos de piedra para los líquidos, un mortero y la
mano para pulverizar sal y hierbas, y fragmentos de pedernal para cortar la
carne asada en un espetón. A medida que se volvieron omnívoros empezaron
a darle algún tipo de sazón tomada del agua del mar por su sabor salino y en
su necesidad de mezclar otros alimentos para obtener nuevas texturas y
sabores. Con el descubrimiento del fuego, el hombre descubrió la cocción, por
lo que carnes, pescados y frutos eran sometidos a las llamas para darles aquel
gusto cocido y ahumado muy apetecido. Estos fueron los primeros pasos del
hombre por el gusto de una buena comida.