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Ideas políticas relevantes de los lideres y pensadores más connotados de América latina y del
caribe durante la hegemonía de los europeos hasta finales del siglo XIX .
Francisco de Miranda
Está en Haití en 1806 donde el 12 de marzo crea e iza en su buque anclado en Jacmel, la
primera bandera de Venezuela. Pensaba que el pueblo estaba preparado ya para apoyarlo.
El 5 de mayo de 1789 tuvo lugar en París la convocatoria de los Estados Generales que dio
inicio a la Revolución francesa. En diciembre los franceses enviaron a la isla una comisión civil
integrada por Roume, Mirbeck y Saint-Leger con el propósito de restablecer la paz. Los comisarios
y los jefes rebeldes Jean-Francois y Biassou se mostraron dispuestos a negociar, pero los miembros
de la Asamblea Colonial se negaron a dialogar con los delegados negros, exigiendo sin más la
vuelta de los esclavos a sus centros de trabajo. Miles de ellos descendieron entonces de sus
escondites y se desparramaron por las llanuras del norte, quemando lo que aún quedaba en pie.
Una segunda comisión civil, compuesta por Sonthonax, Polvérel y Ailhaud, había arribado
a Le Cap junto con seis mil hombres. Sonthonax proclamó unilateralmente la libertad de los
esclavos del norte y lo mismo hizo Polvérel con los del sur y oeste. Esas medidas dieron por
resultado que numerosos negros rebeldes se unieran a la República. De todos los oficiales negros,
el más destacado por sus prendas militares, disciplina y arrojo era Toussaint Louverture.
Encabezando un ejército de cuatro mil hombres, se apoderó de Dondon y de Gonaives, derrotando
al general francés Desfourneaux. Advertidos los españoles de sus cualidades, lo distinguieron
recompensándolo con una espada de honor y una condecoración. Esa preferencia provocó los
celos de Biassou y Jean-Francois, que atentaron contra su vida. En la acción resultó muerto su
hermano menor, Jean-Pierre Louverture.
Una vez que Toussaint tomó posesión de la parte española de Santo Domingo, procedió a
adoptar varias medidas para su fomento agrícola, obligando a los vecinos a trabajar las tierras
ocupadas y limitando la venta de nuevos terrenos. Esa política agraria tenía como objetivo
eliminar el sistema laboral tradicional de los habitantes del este. Otra disposición de Toussaint fue
la abolición de la esclavitud, ratificada en la Constitución de la colonia promulgada el 27 de agosto
de 1801. Pero todos esos planes se vinieron abajo meses después a causa de la invasión francesa
comandada por el general Leclerc, que llegó a la isla el 25 de febrero de 1802. Para evitar que los
franceses dispusiesen de recursos, Toussaint ordenó que las ciudades que no se pudiesen
mantener se quemasen y también las llanuras productivas La suya sería una guerra de desgaste a
la espera de que el clima jugase a su favor.
Pero después de haber sufrido varias derrotas, Toussaint se vio reducido a efectuar una
guerra de guerrillas y optó por negociar. Escoltado por su guardia de honor, se dirigió a Le Cap. Él y
Leclerc establecieron el 6 de mayo las condiciones de la rendición. Toussaint licenció a su tropa y
se retiró a Ennery. Los franceses le atribuyeron estar detrás de acciones de devastación, en vista
de lo cual Leclerc decidió deportarlo. Pretextando consultarlo acerca de sus experiencias durante
su gobierno, se le pidió que fuera a la finca George, cerca de Ennery. Allí fue detenido y enviado a
Le Cap, donde se le embarcó para Francia con su familia en el buque Heros. Confinado en el fuerte
de Joux, fue encontrado muerto en la mañana del 7 de abril de 1803.
Baruta era el nombre del hijo mayor de Guaicaipuro, y Tiaora y Caycape el nombre de 2
hermanas suyas y se anotan también los nombres de sus 6 hermanos que vivían con él, así como
también Pariamanaco, hijo de su hermana Tiaora, y Quetemne, también hija de esta última; se
anotan también 6 sobrinos suyos y un nieto. Además de Suruapo o Suruapay como pueblo muy
importante de su jurisdicción, figuran 6 caseríos más, cuyos pobladores eran también de su
gobierno. Descubiertas unas minas de oro en tierras de los Teques, al comenzar Pedro de Miranda
su explotación, fue atacado por Guaicaipuro y tuvo que abandonarlas.
Enterado Juan Rodríguez Suárez del desembarco del Tirano Lope de Aguirre, se dirigió
hacia Valencia con sólo 6 soldados para combatirlo; en el trayecto, sorprendido por Terepaima y
Guaicaipuro, fue muerto tras una heroica resistencia. Guaicaipuro impulsó entonces un
levantamiento de todas las tribus y los caciques Naiguatá, Guaicamacuto, Aramaipuro, Chacao,
Baruta, Paramaconi y Chicuramay reconocieron a Guaicaipuro por su jefe supremo. Sabedor Diego
de Losada de que Guaicaipuro era quien había promovido un frustrado asalto a la recién fundada
ciudad de Caracas (1568), ordenó su aprisionamiento; confió este delicado encargo al alcalde
Francisco Infante, quien, con indios fieles que conocían el paradero del cacique, salió de Caracas
cierta tarde, al ponerse el sol, con 80 hombres. A la media noche llegaron al alto de una fila, en
cuya falda estaba el pueblo de Suruapo donde Guaicaipuro tenía su vivienda; Infante con 25
hombres se quedó allí para proteger la retaguardia y retirada en caso de una derrota, mientras
Sancho del Villar con los demás bajaba a ejecutar la prisión del indio.
Conducidos por los guías llegaron a la puerta del inmenso bohío o caney de Guaicaipuro
los 5 primeros que formaban la delantera, pero como acababan de ser descubiertos, con sus
armas en las manos, esperaban la llegada de los compañeros y fue entonces cuando intentaron
franquear la entrada, pero Guaicaipuro, que manejaba la espada que había sido de Juan Rodríguez
Suárez, hirió a cuantos intentaron entrar. A los gritos de la pelea, se alborotó el pueblo y todos
acudieron a defender a su cacique, pero nada podían contra los filos de las espadas; y los lamentos
y gritos de las mujeres y niños, en la noche oscura, aumentaban la confusión general. Viendo los
españoles la imposibilidad de rendir al cacique, resolvieron quemar el gran bohío o caney en el
cual estaba guarecido. Como su techo era de paja y madera, arrojaron una bomba de fuego sobre
el tejado, que comenzó a arder vorazmente. Viéndose en trance de perecer, Guaicaipuro saltó
fuera, dando estocadas a diestra y siniestra contra los asaltantes, pero todo fue en vano pues las
espadas de éstos lo dejaron muy pronto muerto en el suelo; la misma suerte tuvieron sus
acompañantes.
Tamanaco: Dos años después de la muerte del gran Cacique Guaicaipuro, surge Tamanaco,
cacique de los indios mariches y de los quiriquires. Su misión, al igual que Guaicaipuro, era la de
propiciar una alianza entre las diferentes tribus. El 5 de diciembre de 1570, llegó a Coro, capital de
la provincia de Venezuela, el gobernador y capitán general Diego de Mazariegos, pacta con los
enemigos de Tamanaco. Nombra al avanzado Francisco Calderón para pacificar el valle de Caracas
y lo designa teniente general de la recién fundada ciudad de Santiago de León de Caracas.
Calderón envía al capitán Pedro Alonso Galeas a rendir a Tamanaco. Galeas lo persigue y entra en
tratos con el cacique Tapiaracay, enemigo de Tamanaco y del pacificado cacique Aricabuto, quien
le ofrece ayuda a cambio de que le entregue a este último. El trato no se consolida y Galeas se
mide con Tamanaco en una pelea en la que participa Garci González de Silva y el indio Aricabuto,
que les sirve de guía. El combate no tuvo vencedor. Tamanaco decide atacar a Caracas, los
españoles retroceden hasta las orillas del río Guaire.
El capitán Hernando de la Cerda, se enfrenta con Tamanaco y este vence. Los indios no
advirtieron la llegada de una caballería española, Tamanaco y sus hombres quedaron atrapados y
fueron hechos prisioneros. Guaicaipuro fue condenado a morir en la horca, luego su cabeza sería
exhibida para que sirviera de escarmiento a los rebeldes. Garci González, que había sido elegido
Regidor del Cabildo de Caracas en 1573, estuvo en desacuerdo con la medida, ya que admiraba el
valor, el temple y la dignidad demostrada por el guerrero. En el medio de estas consideraciones
intervino un capitán de apellido Mendoza, que era propietario de un perro y sugirió que le dieran
a Tamanaco la oportunidad de escoger entre la muerte en la horca o la posibilidad de salvar su
vida si vencía al perro. Garci González estuvo de acuerdo, al igual que el resto de los miembros del
Consejo de Guerra, Tamanaco acepto.
Tamanaco fue desatado y colocado en la Plaza Mayor (hoy Plaza Bolívar) Mendoza, soltó el
perro, Tamanaco recibió varias mordeduras que le causaron la muerte.
Tupac Amaru II: Su verdadero nombre fue José Gabriel Condorcanqui Noguera,
posteriormente conocido con el sobrenombre de Túpac Amaru II, fue un caudillo indígena líder de
la mayor rebelión anticolonial que se dio en América durante el siglo XVIII. Siendo sus padres don
Miguel Condorcanqui y doña Rosa Noguera. Nació en Surimaná provincia de Tinta (Cusco) el 19 de
marzo de 1738.
Fue criado hasta los 12 años por el sacerdote criollo Antonio López de Sosa. Se educó en el
colegio San Francisco de Borja con los jesuitas del Cusco, heredó los cacicazgos de Surimaná,
Pampamarca y Tungasuca y se casó con doña Micaela Bastidas Puyucawa, con quien tuvo tres
hijos: Hipólito, Mariano y Fernando.
Juan Santos Atahualpa nació en el Cusco, hacia 1710. Al ser descendiente de la nobleza
incaica estudió en el Colegio de Caciques San Francisco del Cusco. Aprendió castellano y latín. En
su juventud, fue llevado por sus maestros jesuitas a España y África. Al regresar al Perú, se sintió
descendiente del inca Atahualpa y tomó el nombre de Juan Santos Atahualpa, recorriendo la sierra
desde el Cusco hasta Cajamarca. Determinó la expulsión de los españoles y pretendió la
restauración del Tahuantinsuyo y proclamarse inca aduciendo que descendía de ellos y contaba
con el favor de los indios, mestizos y negros. Se alzó en 1742 en la selva central en el Gran Pajonal,
territorio misional de los franciscanos, logrando la adhesión de los indios campas y amajes, antis,
conibos, shipibos, piros y simirinchis, es decir, de las tribus de los ríos Tambo, Perené y Pichis.
Se mostró poco amigable con los franciscanos y gran admirador de los jesuitas. Su plan era
ambicioso, primero ganaría la selva, luego la sierra y finalmente la costa y se coronaría en Lima. El
epicentro de la rebelión estuvo en el cerro de la Sal, Quimiri y el Gran Pajonal. En junio de 1742
estalló el movimiento libertario, asaltó una remesa de víveres destinado para el fuerte defendido
por el capitán Fabricio Bartuli, después atacó el fuerte y eliminaron a todos los españoles. En Lima,
el virrey Antonio de Mendoza Caamaño y Sotomayor, marqués de Villa García ordenó que los
gobernadores de Tarma y Jauja repriman a los rebeldes y capturar a su líder, pero ambos
fracasaron. Desde 1745, el Virrey Conde de Superunda, envió varias expediciones punitivas a la
zona rebelde, pero también fracasaron. Entonces ordenó fortificar los pueblos cristianos cerca de
la frontera para defenderlas de las avanzadas rebeldes. Mientras tanto, Santos Atahualpa organizó
un gobierno en el territorio liberado y el 4 de agosto 1752 avanzó rumbo a Jauja y logró tomar
Anda marca que puso en jaque a toda la sierra, pero, alertado de la cercanía de nuevas tropas
coloniales se replegó hacia sus bastiones en el Gran Pajonal. El marqués de Mena hermosa anduvo
por toda la comarca aledaña pero Juan Santos lo eludió, llegando a enfurecer al virrey los malos
resultados. Hubo paz por 4 años Se dice que 1756 Juan Santos Atahualpa desapareció
misteriosamente, nadie detalló su final. Se dijo que murió en Me traro de una pedrada disparada
por una honda en un festejo público, otros afirman que murió envenenado, otros dicen que es
probable que haya muerto de anciano
Allí se ocuparon de mandar limpiar las calles, quemar los cadáveres, desazolvar los canales
llenos de escombros y emprender las obras de reparación y defensa requeridas. Cuitláhuac fue
coronado el 17 de septiembre, con sencilla ceremonia, y siguió la vida un poco normal de la Gran
Tenochtitlán, hasta que, llegando el mes de diciembre, se desató una epidemia de viruela. Esa
enfermedad, que trajera a Tenochtitlán un soldado enfermo, de Pánfilo de Narváez, atacó al
infortunado monarca, que murió el 5 de diciembre de 1520, a los 44 años de edad.
Galvarino: es conocido como uno de los personajes más valientes que participo en el
proceso de la Conquista en el bando de los araucanos. Este cacique fue mutilado pos los españoles
y asumió valientemente la condena. Cuando supo que la sentencia, miró con arrogancia y
desafiante al jefe de los conquistadores y avanzó sin temor al lugar donde se iba a someter el cruel
suplicio. Llegado el momento, Galvarino colocó sus brazos sobre una gruesa rama de árbol y
espero el golpe del hacha. Luego, sangrando se fue caminando a su casa. Muere un tiempo
después cuando es tomado prisionero nuevamente y condenado a ser colgado de un árbol.
Pelantaro: era un toqui mapuche que protagonizó la segunda rebelión mapuche de 1598 y
fue el autor de la muerte de un segundo gobernador español Martin García Oñez de Loyola
durante la batalla de Curalaba, el 21 de diciembre de 1598. Este hecho provocó una sublevación
general de los indígenas asociados a la etnia mapuche y destruyó casi todas las ciudades al sur del
rio Bío-Bío. Tenía en su poder los cráneos de Pedro de Valdivia y Martin Oñez de Loyola como un
preciado trofeo y los usaba como contenedor de chicha. Los cedió como muestra de pacificación
de 1608.
Lautaro: fue un famoso Caudillo araucano. También fue el jefe de la sublevación indígena
frente al dominio español. Aprendió de Pedro de Valdivia las tácticas militares españolas, huyendo
más tarde con los indios. En 1553 dirigió la batalla de Tucapel, en la que Valdivia es capturado y
asesinado. En 1554 derrotó a Francisco de Villagra en la batalla de Manrigueñu; destacó por su
estrategia guerrera. En 1555 capturó la ciudad de Angol y, nuevamente, la de Concepción. Fracasó
en su intento de atacar Santiago y murió en la batalla de Peteroa en 1557, donde es golpeado con
una lanza.
Los Niquiranos: tenían por cacique a Nicarao, jefe inteligente y opulento, era un hombre
de mucho talento e instrucción, residía en Nicaraocalli, su capital (ahora Rivas), que ocupaba toda
la parte comprendida entre el lago y el Pacífico, como también las islas de Ometepe y Zapatera.
Por el Norte se extendían hasta el Rio Tamarindo. Todos los diversos movimientos etnológicos
que, al tiempo de la conquista, se encontraban des igualmente repartidos entre pueblos de origen,
costumbres e idiomas diferentes y a veces enemigos unos de otros. Esos pueblos eran: los
Niquiranos, los Choroteganos, el Chontales y los Caribisis. El cacique Nicarao era cacique del país,
y mucho más poderoso que el cacique Nicoya. El país según le dijo Nicoya a Gil González, se
llamaba Orotina. Nicarao admitió a los españoles en su corte y les hizo varios regalos, entre ellos
25,000 pesos de oro, en cambio Gil le ofreció vestidos de seda, algunas bujerías y le hizo predicar
la fe católica.
El supuesto sitio de encuentro entre ambas culturas, hoy está demarcado como la “Cruz
de España”, punto equidistante entre los poblados de Rivas y San Jorge. Rivas, llamada también
región del cacique Nicaragua, de origen náhuatl, fue desde 1522 hasta 1524 un territorio de
exploraciones españolas dirigidas por Gil González Dávila y Francisco Hernández de Córdoba, los
cuales crearon las condiciones para los primeros grupos de avanzada de lo que fue la conquista
española.
Ezequiel Zamora es uno de esos hijos de pueblo, de una vida normal de modesto
bodeguero, pulpero conocidas como recoge lochas, pequeño comerciante, y también practico la
agricultura, además de desarrollar lazos de amistad, su conciencia revolucionaria y sus principio
morales interpreto las expresiones de indiferencia social que se expresaba contra los campesinos y
campesinas, contra los indígenas y afros en estos tiempos de lucha de independencia. Vivió
tiempos difíciles con el pueblo, porque, el en esencia era pueblo, vivió la esclavitud, vio las
violaciones, vivió las tristeza y el dolor de un pueblo que era traicionado en sus principios de lucha
por la independencia contra el imperialismo Español, liderizado por el libertador de América
Simón Bolívar; Zamora en esas noches eternas y días largos, se alimentó de la fuente de la
dialéctica Marxista, el manifiesto Comunista de 1848.
Zamora supo interpretar el sentir del pueblo, en especial del pueblo campesino, con él fue
al encuentro de la muerte, por él persiguió a un enemigo que por primera vez mordió el polvo de
la derrota. Zamora es lucha contra el latifundio, pero también es lucha de clases, es compromiso
hasta el fin y es guerra de guerrillas hasta más allá de la vida y de los tiempos de lucha contra la
dictadura de Gomes, de lucha por libertad y democracia contra la dictadura del coronel Pérez
Giménez y de convicción, dignidad y de combate contra los gobiernos mercenarios pitiyankis
liderizados por las elites políticas, empresariales, comerciales y narcotraficantes de AD Y COPEI. La
guerra federal y Zamora son las mujeres y hombre, campesinos, campesinas, obreros y
revolucionarios de siempre que nos atrevimos a tomar el cielo por asalto en los años 60, 70, 80 y
90, por la construcción del socialismo.
En Venezuela hubo varias guerras civiles, pero la más importante fue la Guerra Federal de
1858-63. Desde 1830, año en que Venezuela se separó de la Gran Colombia, hasta 1860 se
registraron decenas de golpes militares, conatos de rebelión y embriones de guerras civiles. Sólo
hubo tres períodos de relativa calma social: 1839-40, 1842-43 y 1850-52.
En 1846 se alzó el indígena José Francisco Ranfel, partidario del liberalismo, exigiendo cl
reparto de tierras y la libertad de los esclavos. Con un fuerte contingente de indígenas y negros
logró derrotar a las partidas del ejército en varias oportunidades, recibiendo el apoyo de Ezequiel
Zamora, que levantaba la bandera “¡horror a la oligarquía!”. Perseguidos por el general Páez se
vieron obligados a refugiarse en las montañas, cayendo Rangel asesinado. La recesión económica
mundial de 1857-58 fue el telón de fondo de la Guerra Federal. El precio del café bajó un 20% y el
de los cueros un 70%.
El abultado servicio de la deuda externa obligó a destinar a tal efecto el 50% de los
derechos de importación. Un hecho político se agregó a esta crítica coyuntura: el ascenso al poder
de los Monagas, cuya gestión ha sido analizada unilateralmente por parte de los historiadores que
sólo han visto corrupción, robo de tierras y estafas. Históricamente los Monagas quebraron la
alianza liderada por los “constitucionalistas” o conservadores con la adopción de tres medidas:
abolición de la esclavitud (1854), derogación transitoria de la usuraria ley de 1834 y promulgación
de la Constitución de 1858, que otorgó libertades democráticas e individuales y cl derecho a voto
universal y sin restricciones, exceptuando “por supuesto” a las mujeres. No se ha evaluado como
corresponde este despertar del movimiento de masas urbanas y rurales, estimulado por J. T.
Monagas con el objeto de consolidar su poder, amenazado por el golpismo “godo”. En su afán de
criticar a los Monagas, los historiadores no han valorado debidamente esta fase de quiebre de la
era oligárquico-conservadora. También se ha minimizado el papel jugado por José Gregorio
Monagas, de mayor tradición liberal que su hermano, en la lucha por la abolición de la esclavitud.
Gracias a su intervención, en nombre del Ejecutivo, se logró en 1857 derrotar a los esclavócratas,
liberando a 12.500 esclavos y favoreciendo a 27.000 manumisos.
Una crisis de conducción política aceleró el estallido de la guerra civil. Los partidos
conservador y liberal se dividieron. El conservador o “godo”, entre militaristas y paecistas y
civilistas de Manuel Tovar y Pedro Gual. Los liberales entre guzmancistas y partidarios de los
Monagas. A su vez, en el sector guzmancista se generó una tendencia plebeya, liderada por
Ezequiel Zamora que pronto se diferenció del ala liberal oligarca y terrateniente La iglesia católica
más débil en Venezuela que en otros países latinoamericanos- respaldó a los conservadores.
Iniciada la Guerra Federal, no sólo se pronunció contra los liberales, sino que participó
activamente al lado de los terratenientes y de la burguesía comercial. En marzo de 1858, los
conservadores y un sector de liberales derrocaron a Monagas, poniendo en el gobierno a Julián
Castro. Zamora repudió el golpe conservador-liberal, manifestando a Juan Crisóstomo Falcón: “no
olvide Ud., Juan, que nuestros enemigos son los oligarcas, Monagas está en desgracia y tiene
errores, pero es nuestro amigo y como nosotros, es víctima de los oligarcas”.
Integraban, asimismo, esta izquierda plebeya los franceses Napoleón Avril y Carlos
Henrique Morton -que habían participado en las luchas sociales de México y Colombia- y el inglés
José Brandford, autor de Anotaciones de un revolucionario (1859), manuscrito en el que señalaba
que para Zamora “la tierra no es de nadie, es de todos en uso y costumbre”.(315)Brandford, que
había combatido junto a Zamora en 1846-47, retornó diez años después del extranjero “cargado
de libros, papeles y ponerlos proclamas”(316) para ponerlos al servicio de la revolución
campesina. Escribía artículos para The Red Republican, semanario cartista de Londres y junto con
Avril y Morton difundían en Venezuela las obras de Babeuf y de algunos socialistas utópicos,
considerándose “republicanos rojos”.
La Guerra Federal fue “la primera actuación política autónoma de los hombres del campo
en Venezuela”. Por eso, resulta insólita la afirmación de Carrera Damas de que la guerra federal
“no fue una guerra popular”. Y no “significa la irrupción de las masas populares en la Historia de
Venezuela”. En rigor, la guerra federal fue la primera gran rebelión social de los campesinos
venezolanos y una de las más relevantes de la historia latinoamericana. Este movimiento social,
básicamente campesino, utilizó la táctica de guerrillas combinada con la guerra móvil y con
algunas operaciones de guerra convencional, como fue la batalla de Santa Inés, donde el ejército
de Zamora, compuesto por cerca de 20.000 hombres, obtuvo un triunfo aplastante. Pero cuando
tenía ocupada las cuatro quintas partes de los estados, en lugar de avanzar sobre Caracas, el
comandante general del ejército rebelde, Juan Crisóstomo Falcón se entretuvo en pequeñas
escaramuzas. siendo derrotado en Coplé (1859). Poco antes, había sido asesinado Zamora, en
circunstancias no esclarecidas en cuanto a los verdaderos autores intelectuales del atentado.