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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION UNIVERSITARIA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA SALUD

UNIVERSIDAD DE LAS CIENCIAS DE LA SALUD

UCS – OCUMARE DEL TUY

Realidad Socio Política y Latinoamericana Jesús Contreras V-25.515.368

Leesly Bates V-19.514.836

Ideas políticas relevantes de los lideres y pensadores más connotados de América latina y del
caribe durante la hegemonía de los europeos hasta finales del siglo XIX .

Francisco de Miranda

Los primeros movimientos o insurrecciones, y en particular la conspiración de Gual y


España, tuvieron repercusiones no solamente en las esferas revolucionarias de América Latina y el
Caribe, sino también en los medios de los exiliados hispanoamericanos establecidos en Europa. En
esos grupos de patriotas, jesuitas, políticos escapados de las cárceles de España o de América,
criollos liberales y sus representantes en Londres, París y aun en Cádiz, que preparan la
emancipación hispanoamericana, se destaca en primer plano la figura de Francisco de Miranda,
verdadero Precursor de la Independencia de Venezuela e Hispanoamérica.

Londres, desde 1784, se convirtió en el centro de sus primeras actividades patrióticas


buscando el apoyo y ayuda necesarios para liberar a América que llama Colombia. De 1785 a 1789
recorre Europa buscando el respaldo a sus ideas; se alista en el ejército de la Revolución Francesa
persiguiendo el mismo fin, pero no es sino en 1805 cuando podrá ejecutar su primera acción
bélica. Va a Estados Unidos donde organiza, con la ayuda de amigos norteamericanos, su primera
expedición hacia Venezuela.

Está en Haití en 1806 donde el 12 de marzo crea e iza en su buque anclado en Jacmel, la
primera bandera de Venezuela. Pensaba que el pueblo estaba preparado ya para apoyarlo.

Había sido el más grande proselitista de la revolución. Ya circulaba, mandada a traducir


por él, la famosa Carta los españoles americanos de Juan Pablo Viscardo y Guzmán: “…la primera
proclama de la revolución americana…”, en palabras de Mariano Picón Salas. El 27 de abril de 1806
se presentó frente a Ocumare de la Costa con sus 3 goletas Leander, Bee y Bacchus.

La expedición traía 200 hombres entre norteamericanos, ingleses y antillanos. Atacados


sus barcos por fuerzas mayores, y capturadas 2 de sus goletas, se retiró a Barbados y Trinidad.
Pero vuelve al ataque, y el 3 de agosto de 1806, acompañado esa vez por más de 400 hombres,
desembarca en La Vela de Coro. Por primera vez ondeaba su bandera en tierra venezolana.
Aunque la población de Coro no lo apoya, Miranda aprovecha su estancia para hacer circular una
proclama de liberación así como otros documentos patrióticos. Las fuerzas que llegan para
oponerse a él lo obligan a abandonar Coro pocos días después. No recibió el apoyo que esperaba y
en Caracas, mantuanos y vecinos notables demuestran su más completa lealtad a la Corona.

El Cabildo de esa ciudad pone precio a su cabeza, quema su efigie y lo califica de


“monstruo abominable” y de “traidor”. De regreso a Londres, sigue su infatigable obra
propagandística a favor de la independencia hasta su vuelta a Venezuela en 1810. Había dedicado
más de 40 años de su vida a luchar por la independencia de Hispanoamérica. Los movimientos
aislados o colectivos que tuvieron lugar más tarde en Venezuela, como es el caso de la
conspiración de los mantuanos de 1808, pueden ser considerados como los prolegómenos de la
independencia.

Toussaint Louverture (1743-1803). Esclavo de Saint Domingue, revolucionario y precursor


de la independencia de Haití. Nacido en la hacienda Bréda, situada en Haut-du-Cap, la primera
parte de su vida pertenece al terreno de la mitología. Algunos de sus biógrafos aseguran que era
de nación arada, originaria de Dahomey, y nieto de Gaou-Guinou, rey de esa etnia. Como esclavo
sirvió a su amo, Baillon de Libertad, en condiciones particularmente privilegiadas. Fue su cochero y
hombre de confianza. Cuidando los caballos de la hacienda, se hizo veterinario. De creer al
historiador haitiano Dorsainvil, Louverture aprendió a leer y escribir gracias a su padrino Pierre
Baptiste, un negro anciano de Haut-du-Cap. Apasionado de los libros, habría leído varias veces la
Histoire Philosophique des Indes del abate Raynal y su predicción de la venida de un nuevo
Espartaco vengador de la raza negra. Sin embargo, el general francés Kerversau asegura que ese
aprendizaje ocurrió durante el desarrollo de la revolución de los esclavos que estalló en la noche
del 22 al 23 de agosto de 1791.

Aun cuando Toussaint Louverture participó activamente en la preparación de la revuelta,


no solo se mantuvo en un principio al margen de ella, sino que ayudó a salvar la vida de Libertad.
En noviembre de ese año entró a formar parte como médico de la banda de george-biassou, uno
de los cabecillas, junto con Jean-Francois, de la rebelión. La insurrección se propagó rápidamente
por las plantaciones. En los primeros meses, las armas favorecieron a los esclavos, pero los blancos
fueron reuniendo fuerzas y contraatacaron, obligándolos a retirarse a las montañas.

El 5 de mayo de 1789 tuvo lugar en París la convocatoria de los Estados Generales que dio
inicio a la Revolución francesa. En diciembre los franceses enviaron a la isla una comisión civil
integrada por Roume, Mirbeck y Saint-Leger con el propósito de restablecer la paz. Los comisarios
y los jefes rebeldes Jean-Francois y Biassou se mostraron dispuestos a negociar, pero los miembros
de la Asamblea Colonial se negaron a dialogar con los delegados negros, exigiendo sin más la
vuelta de los esclavos a sus centros de trabajo. Miles de ellos descendieron entonces de sus
escondites y se desparramaron por las llanuras del norte, quemando lo que aún quedaba en pie.

En Francia, la Convención asumió el gobierno revolucionario, inaugurándose el 21 de


septiembre de 1792 una nueva etapa de ostensible radicalismo. La ejecución de Luis XVI precipitó
los acontecimientos y la Convención declaró la guerra a las potencias realistas. La reacción de los
colonos de Saint Domingue fue volverse contra la metrópoli. Previendo que, tarde o temprano,
España terminaría enfrentándose a Francia, el Gobierno de Madrid instó al gobernador de Santo
Domingo Joaquín García a ganarse a los jefes de los negros sublevados a cambio de su libertad y la
de sus hombres. Los españoles tenían como meta la conquista de la parte occidental de Santo
Domingo. Biassou y Jean-Francois aceptaron el llamado de García y se pasaron al bando español.
Lo mismo hizo Toussaint Louverture. El rey español Carlos IV también declaró la guerra a Francia y
el 30 de mayo de 1793 García publicó un bando para anunciar el rompimiento de hostilidades en
la isla.

Una segunda comisión civil, compuesta por Sonthonax, Polvérel y Ailhaud, había arribado
a Le Cap junto con seis mil hombres. Sonthonax proclamó unilateralmente la libertad de los
esclavos del norte y lo mismo hizo Polvérel con los del sur y oeste. Esas medidas dieron por
resultado que numerosos negros rebeldes se unieran a la República. De todos los oficiales negros,
el más destacado por sus prendas militares, disciplina y arrojo era Toussaint Louverture.
Encabezando un ejército de cuatro mil hombres, se apoderó de Dondon y de Gonaives, derrotando
al general francés Desfourneaux. Advertidos los españoles de sus cualidades, lo distinguieron
recompensándolo con una espada de honor y una condecoración. Esa preferencia provocó los
celos de Biassou y Jean-Francois, que atentaron contra su vida. En la acción resultó muerto su
hermano menor, Jean-Pierre Louverture.

Desde comienzos de 1794, el general Laveaux, gobernador interino de Saint Domingue,


venía intercambiando correspondencia con Toussaint para convencerlo de que, aliado a Francia, se
cubriría de gloria. Sus cartas dieron resultado y el 14 de mayo Louverture abandonó las filas
españolas y enarboló el pabellón tricolor en Gonaives. El día 18 le respondió a Laveaux diciendo
que había sido inducido a yerro por los enemigos de la República. La defección de Toussaint
Louverture modificó totalmente el curso de la guerra. En una campaña de quince días recuperó las
poblaciones tomadas por los españoles, proclamando en ellas la libertad general. En Europa, la
suerte de las armas se inclinó del lado francés. El 18 de octubre de 1795 se recibió en Santo
Domingo la noticia de que España había cedido a Francia la parte oriental de la isla en virtud del
Tratado de Basilea. Libre de los españoles, Toussaint Louverture dirigió sus miras contra los
ingleses, empecinados en apoderarse de Saint Domingue. Aunque fue vencido por ellos varias
veces, continuó la lucha auxiliado por los mulatos Rigaud y Bauvais. La tercera comisión civil, de la
que formaba parte Santhonax, trajo consigo miles de fusiles, gracias a los cuales Toussaint
desalojó a los ingleses de tres poblaciones.

Su creciente influencia y prestigio lo llevó a concebir la idea de quedarse con el control


absoluto de la colonia, para lo cual hizo elegir a Laveaux y Sonthonax diputados de la Asamblea
francesa. El segundo trató de demorar su partida, pero el caudillo negro, después de una
demostración de fuerza, lo obligó a salir en agosto de 1797. El 27 de marzo del año siguiente
arribó a la isla el general Hedouville con el encargo de frenar las ambiciones de Toussaint. Una de
sus primeras medidas fue fomentar la declarada rivalidad entre Louverture y Rigaud, pero
Toussaint, tomando como pretexto que el general había ordenado el desarme del quinto
regimiento colonial, formado íntegramente por negros, salió con su ejército de Gonaives y
amenazó con la destrucción de todas las haciendas del departamento norte si Hedouville no se
embarcaba para Francia, lo que hizo el 23 de octubre, no sin antes denunciar las negociaciones
que el líder negro mantenía con los ingleses. Efectivamente, el general británico Maitland le había
propuesto una alianza si independizaba la colonia. Toussaint ni la aceptó ni la rechazó y la lucha
prosiguió.

La entrega del Mole de Saint-Nicolás el 31 de agosto de 1798 constituyó un gran triunfo


para Louverture. Las tropas inglesas le rindieron honores militares y Maitland le ofreció una cena y
un cañón de bronce. Había terminado la invasión británica. El siguiente paso de Toussaint consistió
en desprenderse de su rival Rigaud, a quien acusó de pretender traicionar a Francia y restablecer
la esclavitud. El mulato lanzó una proclama para justificarse y concentró sus tropas más allá de
Miragoane. El 1 de agosto de 1800, Louverture, después de una marcha imparable, fue recibido
solemnemente en la capital del sur, donde declaró una amnistía general. Y Rigaud tuvo que
embarcarse para Francia. Cuando Francia envió a la colonia española a Roume de Saint Laurent
como agente interino para preparar amistosamente la incorporación, Toussaint Louverture, dueño
absoluto de la situación, se dispuso a apresurar la entrega y solicitó a Roume que anexara la parte
española cuanto antes, petición que el agente acogió mediante decreto de 17 de abril de 1800, al
que siguió el envío a la ciudad de Santo Domingo del general Agé, quien asumiría el mando de la
colonia. Pero los vecinos se volvieron contra Agé, que se vio precisado a abandonar la ciudad el 25
de mayo. Cuatro días más tarde, García publicó un bando en el que anunciaba la suspensión de la
entrega. Disgustado por lo sucedido, Toussaint Louverture reunió un ejército de veinte mil
hombres y en los primeros días de enero invadió la parte española. El 27 de dicho mes García tuvo
que entregarle el mando de la colonia.

Una vez que Toussaint tomó posesión de la parte española de Santo Domingo, procedió a
adoptar varias medidas para su fomento agrícola, obligando a los vecinos a trabajar las tierras
ocupadas y limitando la venta de nuevos terrenos. Esa política agraria tenía como objetivo
eliminar el sistema laboral tradicional de los habitantes del este. Otra disposición de Toussaint fue
la abolición de la esclavitud, ratificada en la Constitución de la colonia promulgada el 27 de agosto
de 1801. Pero todos esos planes se vinieron abajo meses después a causa de la invasión francesa
comandada por el general Leclerc, que llegó a la isla el 25 de febrero de 1802. Para evitar que los
franceses dispusiesen de recursos, Toussaint ordenó que las ciudades que no se pudiesen
mantener se quemasen y también las llanuras productivas La suya sería una guerra de desgaste a
la espera de que el clima jugase a su favor.

Pero después de haber sufrido varias derrotas, Toussaint se vio reducido a efectuar una
guerra de guerrillas y optó por negociar. Escoltado por su guardia de honor, se dirigió a Le Cap. Él y
Leclerc establecieron el 6 de mayo las condiciones de la rendición. Toussaint licenció a su tropa y
se retiró a Ennery. Los franceses le atribuyeron estar detrás de acciones de devastación, en vista
de lo cual Leclerc decidió deportarlo. Pretextando consultarlo acerca de sus experiencias durante
su gobierno, se le pidió que fuera a la finca George, cerca de Ennery. Allí fue detenido y enviado a
Le Cap, donde se le embarcó para Francia con su familia en el buque Heros. Confinado en el fuerte
de Joux, fue encontrado muerto en la mañana del 7 de abril de 1803.

LÍDERES Y PENSADORES MÁS COMENTADOS DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE DURANTE


LA HEGEMONÍA DE LOS EUROPEOS HASTA LOS FINALES DEL SIGLO XIX.

LÍDERES ABORÍGENES MÁS DESTACADOS

Guaicaipuro: Nacido en Caracas en 1530 y guerrero de confianza del gran Cacique


Catuche, asume el cacicazgo a los 20 años de edad, cuando este cacique muere. Guaicaipuro
gobernaba a la Caracas y los Teques, ejerciendo directo control sobre los seis caseríos que
circundaban su cuartel general en Suruapo. En 1560 el Gobernador Pablo Collado nombra a Juan
Rodríguez Suárez, Teniente General de la Provincia de Caracas y le ordena pacificar a Guaicaipuro.
Rodríguez se alía con el mestizo Francisco Fajardo y vence al Cacique de los Teques en las batallas
de San Pedro y La Quebrada. Fajardo intenta fundar un caserío en lo que hoy es Catia. Sin
embargo, ante un ataque ordenado por Guaicaipuro y ejecutado por Paramaconi, el recién
fundado caserío (1560) es arrasado. El año siguiente, en 1561, Juan Rodríguez Suárez refunda el
caserío con el nombre de Villa de San Francisco, pero corre la misma suerte que el anterior.

En enero de 1562, Guaicaipuro y Terepaima enfrentan y matan al Capitán Luis de Narváez.


Guaicaipuro convoca entonces a una alianza estratégica de todos los caciques de la región,
aceptan el pacto los jefes Baruta, Naiguatá, Chacao, Aramaipuro, Guaicamacuto, Paramaconi,
Terepaima y Chicuramay. Durante años esta alianza se mostró triunfadora, pero Guaicaipuro
perdió su oportunidad en Maracapana, en 1568, batalla clave en la que participaron todas las
tribus aliadas. Derrotados por el ejército conquistador en forma contundente, la coalición se
disuelve y los jefes regresan a sus tierras. Guaicaipuro se refugió en Suruapo. Ese mismo año ataca
a Diego de Losada, esté ordena al Alcalde Francisco Infante que ataque a Guaicaipuro en el propio
sitio de Suruapo, Infante buscó indios pacificados y fieles a España que conocían el modo de llegar
a la vivienda del cacique. En Suruapo penetraron hacia el caney del jefe indio, Guaicaipuro tomó la
espada y dio muerte a los que lo atacaron. Se guareció luego en su choza, pero los españoles le
prendieron fuego y conminado a rendirse el cacique no aceptó y prefirió morir atrapado por las
llamas. La Historia completa del Cacique de los indios Teques y Caracas, que acaudilló la
resistencia a la penetración europea en la zona norcentral de Venezuela durante la década de
1560. La región de Los Teques estaba poblada por muchos indígenas que formaban grupos
independientes con sus jefes o caciques propios. El principal de estos grupos era el del cacique
Guaicaipuro, cuyo asiento era Suruapo o Suruapay, situado en las vecindades del actual San José
de los Altos, en la vertiente de la quebrada Paracoto. Aunque la grafía "Guaicaipuro" se ha
popularizado, debe tenerse en cuenta que su verdadero nombre era Guaicaipuro, y así es
mencionado en los documentos coetáneos.

Baruta era el nombre del hijo mayor de Guaicaipuro, y Tiaora y Caycape el nombre de 2
hermanas suyas y se anotan también los nombres de sus 6 hermanos que vivían con él, así como
también Pariamanaco, hijo de su hermana Tiaora, y Quetemne, también hija de esta última; se
anotan también 6 sobrinos suyos y un nieto. Además de Suruapo o Suruapay como pueblo muy
importante de su jurisdicción, figuran 6 caseríos más, cuyos pobladores eran también de su
gobierno. Descubiertas unas minas de oro en tierras de los Teques, al comenzar Pedro de Miranda
su explotación, fue atacado por Guaicaipuro y tuvo que abandonarlas.

El gobernador Pablo Collado nombró a Juan Rodríguez Suárez en sustitución de Miranda,


el cual venció a Guaicaipuro en varios encuentros y creyendo haber pacificado la región, dejó en
las minas unos obreros para trabajarlas con 3 hijos suyos menores de edad. Ausente Juan
Rodríguez Suárez, Guaicaipuro asaltó las minas mató a todos los trabajadores, incluso a los hijos
de Juan Rodríguez Suárez, y tras haber incitado a la rebelión a Paramaconi, cacique de los
taramainas, pasó al hato de San Francisco, dio muerte a los pastores, quemó las viviendas y
dispersó las reses.

Enterado Juan Rodríguez Suárez del desembarco del Tirano Lope de Aguirre, se dirigió
hacia Valencia con sólo 6 soldados para combatirlo; en el trayecto, sorprendido por Terepaima y
Guaicaipuro, fue muerto tras una heroica resistencia. Guaicaipuro impulsó entonces un
levantamiento de todas las tribus y los caciques Naiguatá, Guaicamacuto, Aramaipuro, Chacao,
Baruta, Paramaconi y Chicuramay reconocieron a Guaicaipuro por su jefe supremo. Sabedor Diego
de Losada de que Guaicaipuro era quien había promovido un frustrado asalto a la recién fundada
ciudad de Caracas (1568), ordenó su aprisionamiento; confió este delicado encargo al alcalde
Francisco Infante, quien, con indios fieles que conocían el paradero del cacique, salió de Caracas
cierta tarde, al ponerse el sol, con 80 hombres. A la media noche llegaron al alto de una fila, en
cuya falda estaba el pueblo de Suruapo donde Guaicaipuro tenía su vivienda; Infante con 25
hombres se quedó allí para proteger la retaguardia y retirada en caso de una derrota, mientras
Sancho del Villar con los demás bajaba a ejecutar la prisión del indio.

Conducidos por los guías llegaron a la puerta del inmenso bohío o caney de Guaicaipuro
los 5 primeros que formaban la delantera, pero como acababan de ser descubiertos, con sus
armas en las manos, esperaban la llegada de los compañeros y fue entonces cuando intentaron
franquear la entrada, pero Guaicaipuro, que manejaba la espada que había sido de Juan Rodríguez
Suárez, hirió a cuantos intentaron entrar. A los gritos de la pelea, se alborotó el pueblo y todos
acudieron a defender a su cacique, pero nada podían contra los filos de las espadas; y los lamentos
y gritos de las mujeres y niños, en la noche oscura, aumentaban la confusión general. Viendo los
españoles la imposibilidad de rendir al cacique, resolvieron quemar el gran bohío o caney en el
cual estaba guarecido. Como su techo era de paja y madera, arrojaron una bomba de fuego sobre
el tejado, que comenzó a arder vorazmente. Viéndose en trance de perecer, Guaicaipuro saltó
fuera, dando estocadas a diestra y siniestra contra los asaltantes, pero todo fue en vano pues las
espadas de éstos lo dejaron muy pronto muerto en el suelo; la misma suerte tuvieron sus
acompañantes.

Tamanaco: Dos años después de la muerte del gran Cacique Guaicaipuro, surge Tamanaco,
cacique de los indios mariches y de los quiriquires. Su misión, al igual que Guaicaipuro, era la de
propiciar una alianza entre las diferentes tribus. El 5 de diciembre de 1570, llegó a Coro, capital de
la provincia de Venezuela, el gobernador y capitán general Diego de Mazariegos, pacta con los
enemigos de Tamanaco. Nombra al avanzado Francisco Calderón para pacificar el valle de Caracas
y lo designa teniente general de la recién fundada ciudad de Santiago de León de Caracas.
Calderón envía al capitán Pedro Alonso Galeas a rendir a Tamanaco. Galeas lo persigue y entra en
tratos con el cacique Tapiaracay, enemigo de Tamanaco y del pacificado cacique Aricabuto, quien
le ofrece ayuda a cambio de que le entregue a este último. El trato no se consolida y Galeas se
mide con Tamanaco en una pelea en la que participa Garci González de Silva y el indio Aricabuto,
que les sirve de guía. El combate no tuvo vencedor. Tamanaco decide atacar a Caracas, los
españoles retroceden hasta las orillas del río Guaire.

El capitán Hernando de la Cerda, se enfrenta con Tamanaco y este vence. Los indios no
advirtieron la llegada de una caballería española, Tamanaco y sus hombres quedaron atrapados y
fueron hechos prisioneros. Guaicaipuro fue condenado a morir en la horca, luego su cabeza sería
exhibida para que sirviera de escarmiento a los rebeldes. Garci González, que había sido elegido
Regidor del Cabildo de Caracas en 1573, estuvo en desacuerdo con la medida, ya que admiraba el
valor, el temple y la dignidad demostrada por el guerrero. En el medio de estas consideraciones
intervino un capitán de apellido Mendoza, que era propietario de un perro y sugirió que le dieran
a Tamanaco la oportunidad de escoger entre la muerte en la horca o la posibilidad de salvar su
vida si vencía al perro. Garci González estuvo de acuerdo, al igual que el resto de los miembros del
Consejo de Guerra, Tamanaco acepto.
Tamanaco fue desatado y colocado en la Plaza Mayor (hoy Plaza Bolívar) Mendoza, soltó el
perro, Tamanaco recibió varias mordeduras que le causaron la muerte.

Túpac Amaru y Atahualpa

Tupac Amaru II: Su verdadero nombre fue José Gabriel Condorcanqui Noguera,
posteriormente conocido con el sobrenombre de Túpac Amaru II, fue un caudillo indígena líder de
la mayor rebelión anticolonial que se dio en América durante el siglo XVIII. Siendo sus padres don
Miguel Condorcanqui y doña Rosa Noguera. Nació en Surimaná provincia de Tinta (Cusco) el 19 de
marzo de 1738.

Fue criado hasta los 12 años por el sacerdote criollo Antonio López de Sosa. Se educó en el
colegio San Francisco de Borja con los jesuitas del Cusco, heredó los cacicazgos de Surimaná,
Pampamarca y Tungasuca y se casó con doña Micaela Bastidas Puyucawa, con quien tuvo tres
hijos: Hipólito, Mariano y Fernando.

Fue un hombre de considerable fortuna, especialmente por dedicarse al comercio y al


arrieraje (transporte de mercancías en mulas). A la par, tuvo una gran solidaridad con los
pobladores indígenas que sufrían la excesiva explotación de los españoles en las minas, obrajes y
repartos mercantiles. Encabezó el mayor movimiento de corte indigenista e independentista en el
Virreinato del Perú. Fue el primero en pedir la libertad de toda América de cualquier dependencia,
tanto de España como de su monarca, también la eliminación de diversas formas de explotación
indígena, asimismo, protestó contra las reformas fiscales que implantó el visitador Antonio de
Arreche (aumento de tributos, alcabalas y aduanas) desde 1778.

El 4 de noviembre de 1780 estalló la rebelión, apresa al corregidor abusivo Antonio Juan


de Arriaga, lo lleva a Tungasuca y después lo ahorca el 10 de noviembre. A continuación formó un
ejército de indios, pocos blancos, mestizos y negros armados con palos y piedras, el 16 de
noviembre en Tungasuca proclamó la libertad de los negros.

Túpac Amaru tenía en su ejército algunos fusiles, y escopetones viejos, se enfrentaron al


Teniente Tiburcio Landa y al corregidor Fernando Cabrera, los obliga a refugiarse en la iglesia,
incendiando luego el templo con todos sus defensores adentro, murieron Landa, Cabrera y otros
españoles ganando la batalla de Sangarará. Sin embargo, las fuerzas enviadas por el virrey Agustín
de Jáuregui lo derrotaron en la batalla de Checacupe, y lo capturaron en abril de 1781 en Langui
llevándolo donde Arreche y conducido al Cusco encadenado y montado en una mula. El 18 de
mayo de 1781 en la plaza de Huacaypata fue obligado a presenciar la muerte de su tío Francisco,
luego la de su hijo Hipólito y de su esposa Micaela. A Túpac Amaru II le ataron los pies y manos con
gruesas sogas que fueron jalados por 4 caballos en 4 lados opuestos, no pudieron desmembrarlo,
entonces el visitador Arreche ordena que lo degüelle.

Juan Santos Atahualpa

Juan Santos Atahualpa nació en el Cusco, hacia 1710. Al ser descendiente de la nobleza
incaica estudió en el Colegio de Caciques San Francisco del Cusco. Aprendió castellano y latín. En
su juventud, fue llevado por sus maestros jesuitas a España y África. Al regresar al Perú, se sintió
descendiente del inca Atahualpa y tomó el nombre de Juan Santos Atahualpa, recorriendo la sierra
desde el Cusco hasta Cajamarca. Determinó la expulsión de los españoles y pretendió la
restauración del Tahuantinsuyo y proclamarse inca aduciendo que descendía de ellos y contaba
con el favor de los indios, mestizos y negros. Se alzó en 1742 en la selva central en el Gran Pajonal,
territorio misional de los franciscanos, logrando la adhesión de los indios campas y amajes, antis,
conibos, shipibos, piros y simirinchis, es decir, de las tribus de los ríos Tambo, Perené y Pichis.

Se mostró poco amigable con los franciscanos y gran admirador de los jesuitas. Su plan era
ambicioso, primero ganaría la selva, luego la sierra y finalmente la costa y se coronaría en Lima. El
epicentro de la rebelión estuvo en el cerro de la Sal, Quimiri y el Gran Pajonal. En junio de 1742
estalló el movimiento libertario, asaltó una remesa de víveres destinado para el fuerte defendido
por el capitán Fabricio Bartuli, después atacó el fuerte y eliminaron a todos los españoles. En Lima,
el virrey Antonio de Mendoza Caamaño y Sotomayor, marqués de Villa García ordenó que los
gobernadores de Tarma y Jauja repriman a los rebeldes y capturar a su líder, pero ambos
fracasaron. Desde 1745, el Virrey Conde de Superunda, envió varias expediciones punitivas a la
zona rebelde, pero también fracasaron. Entonces ordenó fortificar los pueblos cristianos cerca de
la frontera para defenderlas de las avanzadas rebeldes. Mientras tanto, Santos Atahualpa organizó
un gobierno en el territorio liberado y el 4 de agosto 1752 avanzó rumbo a Jauja y logró tomar
Anda marca que puso en jaque a toda la sierra, pero, alertado de la cercanía de nuevas tropas
coloniales se replegó hacia sus bastiones en el Gran Pajonal. El marqués de Mena hermosa anduvo
por toda la comarca aledaña pero Juan Santos lo eludió, llegando a enfurecer al virrey los malos
resultados. Hubo paz por 4 años Se dice que 1756 Juan Santos Atahualpa desapareció
misteriosamente, nadie detalló su final. Se dijo que murió en Me traro de una pedrada disparada
por una honda en un festejo público, otros afirman que murió envenenado, otros dicen que es
probable que haya muerto de anciano

Cuitláhuac: Penúltimo Emperador Azteca Nació en 1476 en la Gran Tenochtitlán, como


hijo de Axayácatl, sexto rey de México y hermano menor de Moctezuma II, del cual fue también
suegro, pues una hija suya se casó con él. Al tomar posesión Moctezuma II, del trono en 1502,
como no era guerrero entregó la jefatura de sus ejércitos a su hermano Cuitláhuac, fiado en su
gran pericia militar, mientras que el emperador se dedicaba a embellecer la gran ciudad de
Tenochtitlán, sus palacios y jardines, y a disfrutar de una rica y ostentosa vida. Moctezuma murió
el 29 de junio de 1520, estando la ciudad en parte en poder de los españoles, por haberlos
recibido el mismo rey. En la tarde de ese mismo día en que muriera Moctezuma, fue llamado para
sucederle en el trono Cuitláhuac, tecuhtli o señor de Ixtapalapa, asumiendo su primo Cuauhtémoc
la jefatura de los ejércitos Mexica. Al mes siguiente, el 8 de julio, ambos primos infligieron a Cortés
una gran derrota, al destrozar a sus tropas que huían de Tenochtitlán, por no aguantar el asedio de
la ciudad. Cuitláhuac y Cuauhtémoc salieron en persecución de los españoles que, dejándolos en
paz cuando llegaran al pueblo tlaxcalteca de Hueyotlípan, regresando a la devastada ciudad.

Allí se ocuparon de mandar limpiar las calles, quemar los cadáveres, desazolvar los canales
llenos de escombros y emprender las obras de reparación y defensa requeridas. Cuitláhuac fue
coronado el 17 de septiembre, con sencilla ceremonia, y siguió la vida un poco normal de la Gran
Tenochtitlán, hasta que, llegando el mes de diciembre, se desató una epidemia de viruela. Esa
enfermedad, que trajera a Tenochtitlán un soldado enfermo, de Pánfilo de Narváez, atacó al
infortunado monarca, que murió el 5 de diciembre de 1520, a los 44 años de edad.

Galvarino: es conocido como uno de los personajes más valientes que participo en el
proceso de la Conquista en el bando de los araucanos. Este cacique fue mutilado pos los españoles
y asumió valientemente la condena. Cuando supo que la sentencia, miró con arrogancia y
desafiante al jefe de los conquistadores y avanzó sin temor al lugar donde se iba a someter el cruel
suplicio. Llegado el momento, Galvarino colocó sus brazos sobre una gruesa rama de árbol y
espero el golpe del hacha. Luego, sangrando se fue caminando a su casa. Muere un tiempo
después cuando es tomado prisionero nuevamente y condenado a ser colgado de un árbol.

Pelantaro: era un toqui mapuche que protagonizó la segunda rebelión mapuche de 1598 y
fue el autor de la muerte de un segundo gobernador español Martin García Oñez de Loyola
durante la batalla de Curalaba, el 21 de diciembre de 1598. Este hecho provocó una sublevación
general de los indígenas asociados a la etnia mapuche y destruyó casi todas las ciudades al sur del
rio Bío-Bío. Tenía en su poder los cráneos de Pedro de Valdivia y Martin Oñez de Loyola como un
preciado trofeo y los usaba como contenedor de chicha. Los cedió como muestra de pacificación
de 1608.

Lautaro: fue un famoso Caudillo araucano. También fue el jefe de la sublevación indígena
frente al dominio español. Aprendió de Pedro de Valdivia las tácticas militares españolas, huyendo
más tarde con los indios. En 1553 dirigió la batalla de Tucapel, en la que Valdivia es capturado y
asesinado. En 1554 derrotó a Francisco de Villagra en la batalla de Manrigueñu; destacó por su
estrategia guerrera. En 1555 capturó la ciudad de Angol y, nuevamente, la de Concepción. Fracasó
en su intento de atacar Santiago y murió en la batalla de Peteroa en 1557, donde es golpeado con
una lanza.

Los Niquiranos: tenían por cacique a Nicarao, jefe inteligente y opulento, era un hombre
de mucho talento e instrucción, residía en Nicaraocalli, su capital (ahora Rivas), que ocupaba toda
la parte comprendida entre el lago y el Pacífico, como también las islas de Ometepe y Zapatera.
Por el Norte se extendían hasta el Rio Tamarindo. Todos los diversos movimientos etnológicos
que, al tiempo de la conquista, se encontraban des igualmente repartidos entre pueblos de origen,
costumbres e idiomas diferentes y a veces enemigos unos de otros. Esos pueblos eran: los
Niquiranos, los Choroteganos, el Chontales y los Caribisis. El cacique Nicarao era cacique del país,
y mucho más poderoso que el cacique Nicoya. El país según le dijo Nicoya a Gil González, se
llamaba Orotina. Nicarao admitió a los españoles en su corte y les hizo varios regalos, entre ellos
25,000 pesos de oro, en cambio Gil le ofreció vestidos de seda, algunas bujerías y le hizo predicar
la fe católica.

El supuesto sitio de encuentro entre ambas culturas, hoy está demarcado como la “Cruz
de España”, punto equidistante entre los poblados de Rivas y San Jorge. Rivas, llamada también
región del cacique Nicaragua, de origen náhuatl, fue desde 1522 hasta 1524 un territorio de
exploraciones españolas dirigidas por Gil González Dávila y Francisco Hernández de Córdoba, los
cuales crearon las condiciones para los primeros grupos de avanzada de lo que fue la conquista
española.

Traición a la lucha por la independencia (Ezequiel Zamora)


Zamora el ilustre ciudadano creador del pensamiento de “Tierras y Hombres Libres”, del
pensamiento de “Horror a la Oligarquía”, de elecciones populares y constructor del pensamiento
comunero, que encarno el propósito propuesto de la redención social que buscaba desesperado
su plena realización desde el primer momento en que las masas del pueblo valiente comenzaron a
arrasar los privilegios de las clases oligarca, reivindicando para si los derechos, sobre la tierra y la
supremacía política. Nadie más que Zamora podía plantear el protagonismo de los desposeídos
como paso fundamental para el logro de la igualdad social y lo que es más importante para la
creación de la democracia popular.

Ezequiel Zamora es uno de esos hijos de pueblo, de una vida normal de modesto
bodeguero, pulpero conocidas como recoge lochas, pequeño comerciante, y también practico la
agricultura, además de desarrollar lazos de amistad, su conciencia revolucionaria y sus principio
morales interpreto las expresiones de indiferencia social que se expresaba contra los campesinos y
campesinas, contra los indígenas y afros en estos tiempos de lucha de independencia. Vivió
tiempos difíciles con el pueblo, porque, el en esencia era pueblo, vivió la esclavitud, vio las
violaciones, vivió las tristeza y el dolor de un pueblo que era traicionado en sus principios de lucha
por la independencia contra el imperialismo Español, liderizado por el libertador de América
Simón Bolívar; Zamora en esas noches eternas y días largos, se alimentó de la fuente de la
dialéctica Marxista, el manifiesto Comunista de 1848.

Zamora supo interpretar el sentir del pueblo, en especial del pueblo campesino, con él fue
al encuentro de la muerte, por él persiguió a un enemigo que por primera vez mordió el polvo de
la derrota. Zamora es lucha contra el latifundio, pero también es lucha de clases, es compromiso
hasta el fin y es guerra de guerrillas hasta más allá de la vida y de los tiempos de lucha contra la
dictadura de Gomes, de lucha por libertad y democracia contra la dictadura del coronel Pérez
Giménez y de convicción, dignidad y de combate contra los gobiernos mercenarios pitiyankis
liderizados por las elites políticas, empresariales, comerciales y narcotraficantes de AD Y COPEI. La
guerra federal y Zamora son las mujeres y hombre, campesinos, campesinas, obreros y
revolucionarios de siempre que nos atrevimos a tomar el cielo por asalto en los años 60, 70, 80 y
90, por la construcción del socialismo.

La Guerra Federal En Venezuela

En Venezuela hubo varias guerras civiles, pero la más importante fue la Guerra Federal de
1858-63. Desde 1830, año en que Venezuela se separó de la Gran Colombia, hasta 1860 se
registraron decenas de golpes militares, conatos de rebelión y embriones de guerras civiles. Sólo
hubo tres períodos de relativa calma social: 1839-40, 1842-43 y 1850-52.

En 1846 se alzó el indígena José Francisco Ranfel, partidario del liberalismo, exigiendo cl
reparto de tierras y la libertad de los esclavos. Con un fuerte contingente de indígenas y negros
logró derrotar a las partidas del ejército en varias oportunidades, recibiendo el apoyo de Ezequiel
Zamora, que levantaba la bandera “¡horror a la oligarquía!”. Perseguidos por el general Páez se
vieron obligados a refugiarse en las montañas, cayendo Rangel asesinado. La recesión económica
mundial de 1857-58 fue el telón de fondo de la Guerra Federal. El precio del café bajó un 20% y el
de los cueros un 70%.
El abultado servicio de la deuda externa obligó a destinar a tal efecto el 50% de los
derechos de importación. Un hecho político se agregó a esta crítica coyuntura: el ascenso al poder
de los Monagas, cuya gestión ha sido analizada unilateralmente por parte de los historiadores que
sólo han visto corrupción, robo de tierras y estafas. Históricamente los Monagas quebraron la
alianza liderada por los “constitucionalistas” o conservadores con la adopción de tres medidas:
abolición de la esclavitud (1854), derogación transitoria de la usuraria ley de 1834 y promulgación
de la Constitución de 1858, que otorgó libertades democráticas e individuales y cl derecho a voto
universal y sin restricciones, exceptuando “por supuesto” a las mujeres. No se ha evaluado como
corresponde este despertar del movimiento de masas urbanas y rurales, estimulado por J. T.
Monagas con el objeto de consolidar su poder, amenazado por el golpismo “godo”. En su afán de
criticar a los Monagas, los historiadores no han valorado debidamente esta fase de quiebre de la
era oligárquico-conservadora. También se ha minimizado el papel jugado por José Gregorio
Monagas, de mayor tradición liberal que su hermano, en la lucha por la abolición de la esclavitud.
Gracias a su intervención, en nombre del Ejecutivo, se logró en 1857 derrotar a los esclavócratas,
liberando a 12.500 esclavos y favoreciendo a 27.000 manumisos.

Una crisis de conducción política aceleró el estallido de la guerra civil. Los partidos
conservador y liberal se dividieron. El conservador o “godo”, entre militaristas y paecistas y
civilistas de Manuel Tovar y Pedro Gual. Los liberales entre guzmancistas y partidarios de los
Monagas. A su vez, en el sector guzmancista se generó una tendencia plebeya, liderada por
Ezequiel Zamora que pronto se diferenció del ala liberal oligarca y terrateniente La iglesia católica
más débil en Venezuela que en otros países latinoamericanos- respaldó a los conservadores.
Iniciada la Guerra Federal, no sólo se pronunció contra los liberales, sino que participó
activamente al lado de los terratenientes y de la burguesía comercial. En marzo de 1858, los
conservadores y un sector de liberales derrocaron a Monagas, poniendo en el gobierno a Julián
Castro. Zamora repudió el golpe conservador-liberal, manifestando a Juan Crisóstomo Falcón: “no
olvide Ud., Juan, que nuestros enemigos son los oligarcas, Monagas está en desgracia y tiene
errores, pero es nuestro amigo y como nosotros, es víctima de los oligarcas”.

En este contexto histórico de crisis económico-social y política se inició la Guerra Federal


de 1859. Las masas rurales entraron en combate antes que el ejército regular de los federales,
desbordando la dirección liberal y dándole al conflicto un neto carácter de guerra campesina.
Coincidimos con Federico Brito -autor de uno de los mejores trabajos sobre el tema- en que la
guerra fue esencialmente campesina, pero diferimos de él cuando afirma que fue “una revolución
democrático-burguesa, agraria y antilatifundista”. Federación significaba igualdad social y término
de la discriminación, sobre todo para los indígenas y negros libertos, que voceaban la popularizada
frase: “¡Oligarcas, temblad!”. Un historiador llegó a decir que la lucha había adquirido “un tinte de
comunismo”. El Heraldo del 9 de julio de 1861 publicó un documento del gobierno donde se
afirmaba que la lucha “se ha despojado de todo carácter político y es una guerra social”.

Aunque Zamora no alcanzó a formular un programa agrario, las masas rurales lo


intuyeron, llevando a cabo ocupaciones de tierra y ajusticiamiento de latifundistas al margen de
los jefes liberales. Ante esta ofensiva de las masas rurales, los hacendados y cafetaleros de los
valles de Aragua abandonaron sus plantaciones, fugándose a Caracas, del mismo modo que lo
hicieron hacia los Andes los latifundistas de Barquisimeto y zonas circunvecinas. Zamora hablaba
de “gobierno de todos”, pero nunca concretó un programa de igualdad social. Su planteamiento
más avanzado fue la realización de asambleas populares en las zonas que liberaba. Estas
“asambleas abiertas”, que elegían los gobiernos provisionales de los nuevos estados federales,
funcionaban mediante el sistema de elección directa. En septiembre de 1859, Zamora convocó
una Convención Popular o Asamblea Constituyente, con representantes elegidos en forma directa.
Zamora ponía básicamente el acento en la doctrina federal y en las libertades democráticas, como
se deduce del Manifiesto de Coro de febrero de 1859.

Un pensamiento de Zamora -no suficientemente destacado- fue su decisión de retomar la


tradición bolivariana, plantear una Federación de Naciones para reconstruir la Gran Colombia. En
una de sus proclamas, en Barinas en mayo de 1859, señala: “veréis abierta la nueva era de la
Federación Colombiana, que fueron los últimos votos de nuestro Libertador, el gran Bolívar”.
Prudencio Vázquez, peón de hacienda de los Jiménez, ubicada en el valle de Yaracuy, organizó los
campesinos desde Yaritagua a Boca de Aroa, los negros cimarrones de los “cumbes” y los
indígenas y jornaleros de Camunare. Reunió, asimismo, a los vecinos de Urachiche para elegir el
jefe político de la zona. Cuando Zamora fue presionado a parlamentar con los enemigos en
Barquisimeto, manifestó que la conversación se terminaba porque “ahí viene Prudencio Vázquez y
él entiende poco de parlamentos con los oligarcas”, frase escogida por el propio Vázquez en sus
Apuntes de un soldado de la Revolución Federal El licenciado Francisco Iriarte, abogado y médico,
“antioligarca por nacimiento, según sus propias palabras y con firmes convicciones políticas
jacobinas y socialistas utópicas”.(314) , se incorporó a la revolución en Portuguesa y Barinas,
convirtiéndose en el principal miembro del Estado Mayor.

Integraban, asimismo, esta izquierda plebeya los franceses Napoleón Avril y Carlos
Henrique Morton -que habían participado en las luchas sociales de México y Colombia- y el inglés
José Brandford, autor de Anotaciones de un revolucionario (1859), manuscrito en el que señalaba
que para Zamora “la tierra no es de nadie, es de todos en uso y costumbre”.(315)Brandford, que
había combatido junto a Zamora en 1846-47, retornó diez años después del extranjero “cargado
de libros, papeles y ponerlos proclamas”(316) para ponerlos al servicio de la revolución
campesina. Escribía artículos para The Red Republican, semanario cartista de Londres y junto con
Avril y Morton difundían en Venezuela las obras de Babeuf y de algunos socialistas utópicos,
considerándose “republicanos rojos”.

La Guerra Federal fue “la primera actuación política autónoma de los hombres del campo
en Venezuela”. Por eso, resulta insólita la afirmación de Carrera Damas de que la guerra federal
“no fue una guerra popular”. Y no “significa la irrupción de las masas populares en la Historia de
Venezuela”. En rigor, la guerra federal fue la primera gran rebelión social de los campesinos
venezolanos y una de las más relevantes de la historia latinoamericana. Este movimiento social,
básicamente campesino, utilizó la táctica de guerrillas combinada con la guerra móvil y con
algunas operaciones de guerra convencional, como fue la batalla de Santa Inés, donde el ejército
de Zamora, compuesto por cerca de 20.000 hombres, obtuvo un triunfo aplastante. Pero cuando
tenía ocupada las cuatro quintas partes de los estados, en lugar de avanzar sobre Caracas, el
comandante general del ejército rebelde, Juan Crisóstomo Falcón se entretuvo en pequeñas
escaramuzas. siendo derrotado en Coplé (1859). Poco antes, había sido asesinado Zamora, en
circunstancias no esclarecidas en cuanto a los verdaderos autores intelectuales del atentado.

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