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La autora es muy consecuente con lo que afirma, al expresar que los valores son de tipo
inevitable e indispensable para nuestro desarrollo humano, estando la moralidad
impregnada de manera intrínseca dentro de nuestra real esencia, siendo semejante a
nuestras cualidades de estatura, peso, etc. Formar en valores es entonces ir modelando
nuestro carácter en función de predisposiciones que determinan nuestra tendencia al actuar
y que disfrutamos al hacerlo. También la formación ambientada en valores nos permite
articular nuestro mejor tesoro, gestionar nuestra mayor riqueza, pues genera sustanciosos
intereses en materia de humanidad convirtiéndose de esta manera en un ingrediente
indispensable de nuestra vida, ya que la moral la llevamos en el cuerpo. Igualmente, da
lugar a la solución de los problemas a través del canal de diálogo y el mutuo entendimiento.
Tomando partido con respecto a los valores nos convertimos en personas dueñas de
nosotros mismos y en gestores de buena convivencia, ayudándonos a ser empoderados en lo
referente a los asuntos que competen a nuestra vida.
2. ¿Es posible considerar que, siguiendo los textos de Esponda y de Cortina, la
formación ciudadana es independiente de la formación moral individual? Es decir, la
misma pregunta en otras palabras: ¿se necesita ser bueno para ser un buen ciudadano
o no es un requisito indispensable?
Se necesita por parte del individuo pensante la disposición o deseo de querer ser un buen
ciudadano, por lo cual es necesario ayudarles de manera importante y trascendente en el
proceso educativo que ha de conllevar a convertirles en personas conforme al espíritu de las
leyes, cuya apropiación de las mismas permitirá que la organización social logre
constituirse de manera ordenada y justa. Por lo que es necesario que toda persona
reconozca sus obligaciones y responsabilidades vinculantes con el denominado interés
común. Lo anterior es afirmado por Camps. En el caso de A. Cortina habla sobre la
necesidad de empoderar más no de imponer a todos los seres humanos en sus capacidades
básicas para que se dé una realización personal en ellos que los conduzca a ser felices,
dentro de los planes que tengan a bien para valorar, eso sí, respetando la manera en que otro
también opta por serlo, así sea de forma contraria o diferente. Toda persona se encuentra a
expensas de una decisión que le ha de conducir a un nivel de bienestar que le permita estar
satisfecha (o) dentro de lo que considere bien hacer.