El agua (Speaker Icon.svg escuchar) (del latín aqua) es una sustancia cuya molécula está
compuesta por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno (H2O).2 El término agua
generalmente se refiere a la sustancia en su estado líquido, aunque la misma puede hallarse
en su forma sólida, llamada hielo, y en su forma gaseosa, denominada vapor.2 Es una sustancia
bastante común en la tierra y el sistema solar, donde se encuentra principalmente en forma de
vapor o de hielo. Es esencial e imprescindible para el origen y la supervivencia de la gran
mayoría de las formas de vida conocidas.
Acción disolvente
El agua pura es un mal conductor de la electricidad, pero cuando contiene sales se convierte
en un buen conductor porque hay presencia de iones con cargas eléctricas.
Los puentes de hidrógeno mantienen a las moléculas fuertemente unidas, formando una
estructura compacta que la convierte en un líquido casi incompresible. Esto significa que no es
fácil reducir su volumen mediante presión, pues las moléculas de agua están enlazadas entre sí
manteniendo unas distancias intermoleculares más o menos fijas.
De nuevo los puentes de hidrógeno del agua son los responsables, al establecerse entre estos
y otras moléculas polares, y es responsable junto con la cohesión, de la capilaridad.
Capilaridad
Fenómeno que depende de la capacidad de adhesión de las moléculas de agua a las paredes
de los conductos capilares y de la cohesión de las moléculas de agua entre si. Consiste en el
ascenso de la columna de agua a través de tubos de diámetro capilar. Las plantas utilizan esta
propiedad para la ascensión de la sabia bruta desde las raíces hasta las hojas.
Tensión superficial
Por la diferencia que existe entre las fuerzas de atracción que hay en el interior del líquido y en
la superficie, lo que provoca una acumulación de moléculas en la superficie, formando una
delgada película que opone gran resistencia a romperse, y permite que muchos organismos
puedan “andar” sobre el agua y vivan asociados a esta película superficial.
Se necesita mucha energía para elevar su temperatura, lo cual convierte al agua en un buen
aislante térmico. Esta propiedad permite al citoplasma acuoso servir de protección frente a
cambios bruscos de temperatura. Por esta característica actúa como termorregulador;
amortigua y regula los cambios térmicos ambientales y corporales. Por sus altos valores de
calor específico (1 cal/g °C) y calor de vaporización (539.6 cal/g a temperatura de ebullición)
almacena y absorbe gran cantidad de calor, que tardar en perder.
La geometría de la molécula de agua es la causante de una buena parte de sus propiedades,
por su elevada constante dieléctrica y actuar como dipolo.
El agua es una sustancia que químicamente se formula como H2O, es decir, que una molécula
de agua se compone de dos átomos de hidrógeno enlazados covalentemente a un átomo de
oxígeno.
Fue Henry Cavendish quien descubrió en 1782 que el agua es una sustancia compuesta y no un
elemento, como se pensaba desde la antigüedad.n. 1 Los resultados de dicho descubrimiento
fueron desarrollados por Antoine Laurent de Lavoisier, dando a conocer que el agua estaba
formada por oxígeno e hidrógeno.1011 En 1804, el químico francés Louis Joseph Gay-Lussac y
el naturalista y geógrafo alemán Alexander von Humboldt demostraron que el agua estaba
formada por dos volúmenes de hidrógeno por cada volumen de oxígeno (H2O).11
Estados
Animación de cómo el hielo pasa a estado líquido en un vaso. Los 50 minutos transcurridos se
concentran en 4 segundos.
El agua es un líquido en el rango de temperaturas y presiones más adecuado para las formas
de vida conocidas: A la presión de 1 atm), el agua es líquida entre las temperaturas de 273,15 K
(0 °C) y 373,15 K (100 °C). Los valores para el calor latente de fusión y de vaporización son de
0,334 kJ/g y 2,23 kJ/g respectivamente.13
Las diferencias de presión tienen un efecto más dramático en el punto de ebullición, que es
aproximadamente 374 °C a 220 atm, mientras que en la cima del Monte Everest, donde la
presión atmosférica es de alrededor de 0,34 atm, el agua hierve a unos 70 °C. El aumento del
punto de ebullición con la presión se puede presenciar en las fuentes hidrotermales de aguas
profundas, y tiene aplicaciones prácticas, como las ollas a presión y motores de vapor.16 La
temperatura crítica, por encima de la cual el vapor no puede licuarse al aumentar la presión es
de 373,85 °C (647,14 K).13
A presiones por debajo de 0,006 atm, el agua no puede existir en el estado líquido y pasa
directamente del sólido al gas por sublimación, fenómeno explotado en la liofilización de
alimentos y compuestos.17 A presiones por encima de 221 atm, los estados de líquido y de gas
ya no son distinguibles, un estado llamado agua supercrítica. En este estado, el agua se utiliza
para catalizar ciertas reacciones y tratar residuos orgánicos.
La densidad del agua líquida es muy estable y varía poco con los cambios de temperatura y
presión. A la presión de una atmósfera, la densidad mínima del agua líquida es de 0,958 kg/l, a
los 100 °C. Al bajar la temperatura, aumenta la densidad constantemente hasta llegar a los 3,8
°C donde alcanza una densidad máxima de 1 kg/l. A temperaturas más bajas, a diferencia de
otras sustancias, la densidad disminuye.18 A los 0 °C, el valor es de 0,9999 kg/l; al congelarse,
la densidad experimenta un descenso más brusco hasta 0,917 kg/l, acompañado por un
incremento del 9 % en volumen, lo que explica el hecho de que el hielo flote sobre el agua
líquida.
El agua pura se ha descrito tradicionalmente como incolora, inodora e insípida, aunque el agua
para el consumo normalmente contiene minerales y sustancias orgánicas en disolución que le
pueden aportar sabores y olores más o menos detectables según la concentración de los
compuestos y la temperatura del agua.19
Propiedades moleculares
Cada molécula de agua se compone de dos átomos de hidrógeno unidos por enlaces
covalentes a un átomo de oxígeno. A su vez las distintas moléculas de agua se unen por unos
enlaces por puentes de hidrógeno. Estos enlaces por puentes de hidrógeno entre las moléculas
del agua son responsables de la dilatación térmica del agua al solidificarse, es decir, de su
aumento de volumen al congelarse.
El impacto de una gota sobre la superficie del agua provoca unas ondas características,
llamadas ondas capilares.
Acción capilar del agua y el mercurio, que produce la variación en la altura de las columnas de
cada líquido y forma diferentes meniscos en el contacto con las paredes del recipiente.
La molécula de agua adopta una geometría no lineal, con los dos átomos de hidrógeno
formando un ángulo de 104,45 grados entre sí. Esta configuración, junto con la mayor
electronegatividad del átomo de oxígeno, le confieren polaridad a la molécula, cuyo momento
dipolar eléctrico es de 6,2 × 10−30 C m.23
Los puentes de hidrógeno entre las moléculas de agua también son responsables de los
elevados puntos de fusión y ebullición comparados con los de otros compuestos de anfígeno e
hidrógeno, como el sulfuro de hidrógeno. Asimismo, explican los altos valores de la capacidad
calorífica —4.2 J/g/K, valor solo superado por el amoníaco—, el calor latente y la conductividad
térmica —entre 0,561 y 0,679 W/m/K—. Estas propiedades le dan al agua un papel importante
en la regulación del clima de la Tierra, mediante el almacenamiento del calor y su transporte
entre la atmósfera y los océanos.2728
Otra consecuencia de la polaridad del agua es que, en estado líquido, es un disolvente muy
potente de muchos tipos de sustancias distintas. Las sustancias que se mezclan y se disuelven
bien en agua —como las sales, azúcares, ácidos, álcalis y algunos gases (como el oxígeno o el
dióxido de carbono, mediante carbonación)— son llamadas hidrófilas, mientras que las que no
combinan bien con el agua —como lípidos y grasas— se denominan sustancias hidrófobas.
Igualmente, el agua es miscible con muchos líquidos, como el etanol, y en cualquier
proporción, formando un líquido homogéneo. Puede formar azeótropos con otros disolventes,
como el etanol o el tolueno.29 Por otra parte, los aceites son inmiscibles con el agua, y forman
capas de variable densidad sobre su superficie. Como cualquier gas, el vapor de agua es
miscible completamente con el aire.
El agua tiene una constante dieléctrica relativamente elevada (78,5 a 298 K o 25 ºC) y las
moléculas de sustancias con carga eléctrica se disocian fácilmente en ella.30 La presencia de
iones disociados incrementa notablemente la conductividad del agua que, por contra, se
comporta como un aislante eléctrico en estado puro.31
Es posible separar el agua líquida en sus dos componentes hidrógeno y oxígeno haciendo pasar
por ella una corriente eléctrica, mediante electrólisis. La energía requerida para separar el
agua en sus dos componentes mediante este proceso es superior a la energía desprendida por
la recombinación de hidrógeno y oxígeno.33
El agua líquida pura es un material diamagnético y es repelida por campos magnéticos muy
intensos.34
Propiedades mecánicas
El agua líquida puede considerarse a efectos prácticos como incompresible, efecto que es
aprovechado en las prensas hidráulicas;35 en condiciones normales, su compresibilidad abarca
valores desde 4,4 hasta 5,1 × 10−10 Pa−1 .36 Incluso a profundidades de 2 km, donde la
presión alcanza unas 200 atm, el agua experimenta una disminución de volumen de solo un 1
%.37
La viscosidad del agua es de unos 10−3 Pa·s o 0,01 poise a 20 °C, y la velocidad del sonido en
agua líquida varía entre los 1400 y 1540 m/s, dependiendo de la temperatura. El sonido se
trasmite en el agua casi sin atenuación, sobre todo a frecuencias bajas; esta propiedad permite
la comunicación submarina a largas distancias entre los cetáceos y es la base de la técnica del
sonar para detectar objetos bajo el agua.38
Reacciones químicas
El agua reacciona con muchos óxidos metálicos y no metálicos para formar hidróxidos y
oxácidos respectivamente. También forma hidróxidos al reaccionar directamente con los
elementos con mayor electropositividad, como los metales alcalinos y alcalinotérreos, que
desplazan el hidrógeno del agua en una reacción que, en el caso de los alcalinos más pesados,
puede llegar a ser explosiva debido al contacto del hidrógeno liberado con el oxígeno del
aire.3940
Superficie cubierta de hielo de Europa, un satélite de Júpiter. Se piensa que existe un océano
de agua líquida bajo su superficie helada.
La mayor parte del agua que existe en el universo puede haber surgido como derivado de la
formación de estrellas que posteriormente produjeron el vapor de agua al explotar. El
nacimiento de las estrellas suele causar un fuerte flujo de gases y polvo cósmico. Cuando este
material colisiona con el gas de las zonas exteriores, las ondas de choque producidas
comprimen y calientan el gas. Se piensa que el agua es producida en este gas cálido y denso.45
Se ha detectado agua en nubes interestelares dentro de nuestra galaxia, la Vía Láctea. Estas
nubes interestelares pueden condensarse eventualmente en forma de una nebulosa solar.
Además, se piensa que el agua puede ser abundante en otras galaxias, dado que sus
componentes (hidrógeno y oxígeno) están entre los más comunes del universo.46 En la
primera década del siglo XXI se encontró agua en exoplanetas, como HD 189733 b4748 y HD
209458 b.49
En julio de 2011, la revista Astrophysical Journal Letters publicó el hallazgo por un grupo de
astrónomos del Laboratorio de Propulsión a Reacción (JPL) de la NASA y del Instituto de
Tecnología de California (CALTECH) de una nube de vapor de agua que rodea el cuásar APM
08279+5255, que supone la mayor reserva de agua en el Universo descubierta hasta la fecha,
unas 140 billones de veces más que en la tierra.50
Se ha detectado vapor de agua en la atmósfera de varios planetas, satélites y otros cuerpos del
sistema solar, además de en el Sol mismo. A continuación se listan varios ejemplos:
Con respecto al hielo, existe en la Tierra, sobre todo en las zonas polares y glaciares; en los
casquetes polares de Marte, también se encuentra agua en estado sólido, aunque están
compuestos principalmente de hielo seco. Es probable que el hielo forme parte de la
estructura interna de planetas como Urano, Saturno y Neptuno. El hielo forma una espesa
capa en la superficie de algunos satélites, como Europa y en Titán, donde puede alcanzar los
50 km. de grosor.64
También existe hielo en el material que forma los anillos de Saturno,65 en los cometas66 y
objetos de procedencia meteórica, llegados por ejemplo desde el Cinturón de Kuiper o la Nube
de Oort. Se ha hallado hielo en la Luna, y en planetas enanos como Ceres y Plutón.6763
La existencia de agua en estado líquido es necesaria para los seres vivos terrestres y su
presencia se considera un factor importante en el origen y la evolución de la vida en el
planeta.6869 La Tierra está situada en un área del sistema solar que reúne condiciones muy
específicas, pero si estuviese un 5 % —ocho millones de kilómetros— más cerca o más lejos del
Sol no podría albergar agua en estado líquido, solo vapor de agua o hielo.6870
La masa de la Tierra también tiene un papel importante en el estado del agua en la superficie:
la fuerza de la gravedad impide que los gases de la atmósfera se dispersen. El vapor de agua y
el dióxido de carbono se combinan, causando lo que se conoce como el efecto invernadero,
que mantiene la estabilidad de las temperaturas, actuando como una capa protectora de la
vida en el planeta. Si la Tierra fuese más pequeña, la menor gravedad ejercida sobre la
atmósfera haría que esta fuese menos espesa, lo que redundaría en temperaturas extremas e
impediría la acumulación de agua excepto en los casquetes polares, tal como ocurre en Marte.
Por otro lado, si la masa de la Tierra fuese mucho mayor, el agua permanecería en estado
sólido incluso a altas temperaturas, dada la elevada presión causada por la gravedad.71 Por lo
tanto, tanto el tamaño de un planeta como la distancia a la estrella son factores en la
extensión de la zona habitable.
El agua en la Tierra
Los océanos cubren el 71 % de la superficie terrestre: su agua salada supone el 96,5 % del agua
del planeta.
La Tierra se caracteriza por contener un alto porcentaje de su superficie cubierta por agua
líquida, aunque el volumen total ocupado por el agua no llega a los 1 400 000 000 km3,
pequeño comparado con el del planeta. Este volumen se mantiene constante gracias al ciclo
hídrico. Se piensa que el agua formaba parte de la composición de la tierra primigenia y
apareció en la superficie a partir de procesos de desgasificación del magma del interior de la
tierra y de condensación del vapor de agua al enfriarse el planeta, aunque no se descartan
aportes de agua por impactos con otros cuerpos solares.
Con ciclo del agua —conocido científicamente como el ciclo hidrológico— se denomina al
continuo intercambio de agua dentro de la hidrósfera, entre la atmósfera, el agua superficial y
subterránea y los organismos vivos.
El agua cambia constantemente su posición de una a otra parte del ciclo de agua y se pueden
distinguir numerosas componentes76 que implican básicamente los siguientes procesos
físicos:
evaporación de los océanos y otras masas de agua y transpiración de los seres vivos
(animales y plantas) hacia la atmósfera,
precipitación, originada por la condensación de vapor de agua, y que puede adaptar
múltiples formas,
transporte del agua mediante escorrentía superficial o por flujos subterráneos tras la
infiltración en el subsuelo.
La energía del sol calienta el agua, generando la energía necesaria para romper los enlaces
entre las moléculas de agua líquida que pasa así al estado gaseoso. El agua evaporada asciende
hacia las capas superiores de la atmósfera donde se enfría hasta condensarse y formar nubes
compuestas de gotas minúsculas. En ciertas condiciones, estas pequeñas partículas de agua se
unen para formar gotas de mayor tamaño que no pueden mantenerse suspendidas por las
corrientes de aire ascendentes y caen en forma de lluvia o granizo o nieve según la
temperatura. Un 90 % del vapor de agua presente en la atmósfera procede de la evaporación
de los océanos, a donde vuelve directamente la mayor parte; sin embargo el viento desplaza
un 10 % hacia la tierra firme, en la que el volumen de precipitaciones supera de este modo al
de evaporación, proveniente principalmente de cuerpos acuáticos y la transpiración de los
seres vivos, predominantemente de las plantas.
Parte del agua que cae sobre la tierra como lluvia o proveniente del deshielo se filtra en la
tierra o se evapora, pero alrededor de un tercio se desplaza por la superficie siguiendo la
pendiente.76 El agua de escorrentía suele formar cuencas, donde los cursos de agua más
pequeños suelen unirse formando ríos. El desplazamiento constante de masas de agua sobre
diferentes terrenos geológicos es un factor muy importante en la conformación del relieve. En
las partes del curso con pendiente alta, los ríos arrastrar minerales durante su desplazamiento,
que depositan en las partes bajas del curso. Por tanto, los ríos cumplen un papel muy
importante en el enriquecimiento del suelo. Parte de las aguas de esos ríos se desvían para su
aprovechamiento agrícola. Los ríos desembocan en el mar formando estuarios o deltas. Las
aguas subterráneas, por su parte, pueden aflorar a la superficie como manantiales o descender
a acuíferos profundos, donde pueden permanecer milenios.
El agua puede ocupar la tierra firme con consecuencias desastrosas: Las inundaciones se
producen cuando una masa de agua rebasa sus márgenes habituales o cuando comunican con
una masa mayor —como el mar— de forma irregular. Por otra parte, y aunque la falta de
precipitaciones es un obstáculo importante para la vida, es natural que periódicamente
algunas regiones sufran sequías. Cuando la sequedad no es transitoria, la vegetación
desaparece, al tiempo que se acelera la erosión del terreno. Este proceso se denomina
desertización78 y muchos países adoptan políticas79 para frenar su avance. En 2007, la ONU
declaró el 17 de junio como el Día Mundial de Lucha contra la Desertización y la Sequía.
El agua dulce en la naturaleza se renueva gracias a la atmósfera que dispone de 13 900 km³ de
vapor de agua, un 10 % del agua dulce del planeta, excluyendo las aguas subterráneas, el hielo
en los casquetes polares y el permafrost. Se trata de un volumen dinámico que
constantemente se está incrementando en forma de evaporación y disminuyendo en forma de
precipitaciones, estimándose el volumen anual en forma de precipitación entre 113 500 y 120
000 km³ en el mundo. En los países de clima templado y frío la precipitación en forma de nieve
supone una parte importante del total.88
El 68,7 % del agua dulce existente en el mundo está en los glaciares y mantos de hielo. Los
presentes en la Antártida, Ártico y Groenlandia, a pesar de su extensión, no se consideran
recursos hídricos por su inaccesibilidad. En cambio, los glaciares continentales son una parte
importante de los recursos hídricos de muchos países.88
Las aguas superficiales engloban los lagos, embalses, ríos y humedales suponiendo solamente
el 0,3 % del agua dulce del planeta, sin embargo representan el 80 % de las aguas dulces
renovables anualmente de allí su importancia.88
También el agua subterránea dulce almacenada, que representa el 96 % del agua dulce no
congelada de la Tierra, supone un importante recurso. Según Morris los sistemas de aguas
subterráneas empleados en abastecimiento de poblaciones suponen entre un 25 y un 40 % del
agua potable total abastecida. Así la mitad de las grandes megalópolis del mundo dependen de
ellas para su consumo. En las zonas donde no se dispone de otra fuente de abastecimiento
representa una forma de abastecimiento de calidad a bajo coste.88
La mayor fuente de agua dulce del mundo adecuada para su consumo es el lago Baikal, de
Siberia, que tiene un índice muy reducido en sal y calcio y aún no está contaminado.
El agua es un elemento primordial para la vida del ser humano y de todo el planeta. En ella se
originó la vida y es la sustancia más abundante en la Tierra. Pero, además, posee una serie de
propiedades físicas y químicas que hacen de ella un elemento único.
Las propiedades del agua hacen de ella el líquido más importante para la vida en la
Tierra. También un elemento único, dado que esas propiedades no se pueden hallar en
otros tipos de líquidos. Además, el agua tiene múltiples beneficios para nuestro
organismo.
El agua se define como una sustancia cuyas moléculas están compuestas por un átomo
de oxígeno y dos átomos de hidrógeno. En sus tres diferentes estados encontramos agua
en los ríos, lagos, mares, océanos, glaciares y vapor de agua, entre otros. Y las
características del agua son únicas en la naturaleza.
De entre las diferentes propiedades del agua, tanto químicas como físicas, las siguientes
cinco son las más importantes:
De entre las diferentes propiedades del agua, tanto químicas como físicas, las siguientes
cinco son las más importantes:
El agua es la única sustancia que se puede encontrar en los tres estados de la materia:
Una de las propiedades del agua más singulares se encuentra en su triple condición de
ser un líquido…
Salvo cuando contiene sustancias disueltas en ella, el agua no tiene olor. Esto se debe
a que está compuesta por oxígeno e hidrógeno en proporción de dos átomos de
hidrógeno y uno de oxígeno y que, dado que las moléculas de estos son inodoras, el
agua hereda de ellas esta propiedad.
El agua no posee color alguno y en su estado puro es transparente. Los motivos son
los mismos por los que es inodora: las moléculas que componen el agua son incoloras y,
por tanto, también lo es el agua.
Una de las propiedades del agua más extendida es que es un excelente conductor de
la electricidad. Sin embargo, no es cierto del todo. En estado puro el agua no permite el
flujo de electrones, dado que la unión de dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno
crea un enlace covalente que no lo permite. Pero el agua común que se encuentra en
ríos, lagos y océanos tiene sales minerales que están ionizadas, es decir, tienen carga
eléctrica, además de otros elementos como calcio, magnesio, nitratos o cloruros que
permiten el paso de la corriente.
El agua propaga el sonido sin prácticamente pérdidas. Sobre todo, en el agua salada,
los sonidos se propagan con mayor rapidez y menor pérdida de energía que en el aire;
las ondas sonoras y ultrasonoras se transmiten en el mar a una velocidad de entre 1,400
y 1,600 metros por segundo, mientras que en la atmósfera la velocidad de propagación
es de 340 metros por segundo. Esto se debe a que el agua del mar no está comprimida,
por lo que la absorción de las ondas sonoras es mínima; a diferencia de lo que sucede en
la atmósfera, en donde los sonidos se absorben a distancias muy cortas.
Tipos de Agua
Existen diferentes tipos de agua de acuerdo a su procedencia, características físico-químicas y
usos.
- Por procedencia
Agua subterránea
Agua que ocupa la zona saturada del subsuelo. Se mueve lentamente desde lugares con alta
elevación y presión hacia lugares de baja elevación y presión, como los ríos y lagos. El subsuelo
mexicano aloja un gran número de acuíferos; se han definido 653 para fines de evaluación,
manejo y administración de las aguas nacionales.
Agua superficial
Toda agua natural abierta a la atmósfera, concerniente a ríos, lagos, reservorios, charcas,
corrientes, océanos, mares, estuarios y humedales. Fluye o se almacena en la superficie del
terreno, y se considera de utilidad.
Agua fósil
Agua subterránea que ha permanecido por miles o millones de años retenida en las rocas
sedimentarias desde su formación.
Agua en la que no se encuentra ninguna sal diluida, pues ha sido purificada o limpiada mediante
destilación.
Agua dulce
Agua con baja concentración de sales, o generalmente considerada adecuada para producir agua
potable.
Agua salada
Agua en la que la concentración de sales minerales es relativamente alta (35 gramos por litro).
Se puede encontrar en los océanos y mares de la Tierra.
Agua salobre
Tiene más sales disueltas que el agua dulce, pero menos que el agua de mar. Puede resultar de la
mezcla de agua de mar con agua dulce, como ocurre en estuarios, deltas o en algunos acuíferos
fósiles.
Agua dura
Agua que contiene cantidades relativamente grandes de sales disueltas, principalmente de calcio
y magnesio.
Agua blanda
Agua en la que se encuentran disueltas mínimas cantidades de sales, tiene menos de 0.5 partes
por mil de sal disuelta.
- Por usos
Agua potable
Definida por la OMS y la UNICEF como el agua utilizada para los fines domésticos y la higiene
personal, así como para beber y cocinar. Se considera que se tiene acceso al agua potable,
cuando la fuente de la misma se encuentra a menos de 1 kilómetro de distancia del lugar de
utilización. Y que existe un acceso óptimo cuando se dispone de al menos 100 litros diarios para
cada miembro de la familia.
Agua potable salubre
Es el agua cuyas características microbianas, químicas y físicas cumplen con las pautas de la
Organización Mundial de la Salud o los patrones nacionales sobre la calidad del agua potable.
Aguas claras o aguas de primer uso
Aquellas provenientes de distintas fuentes naturales y de almacenamientos artificiales, que no
han sido usadas previamente.
Aguas residuales, negras o servidas
Se denominan aguas residuales a las que han sido contaminadas por diversos usos. Constituyen
un residuo, y comúnmente se les denomina aguas negras por el color que presentan. Algunos
autores hacen una diferencia entre aguas servidas y aguas residuales en el sentido que las
primeras sólo provendrían del uso doméstico, mientras que las segundas corresponderían a la
mezcla de aguas domésticas e industriales. En todo caso, están constituidas por todas aquellas
aguas que son conducidas por el alcantarillado e incluyen a veces, las aguas de lluvia y las
infiltraciones de agua del terreno. Para cuantificar el grado de contaminación y poder establecer
el sistema de tratamiento más adecuado, se utilizan varios parámetros expresados en la Norma
Oficial Mexicana de la Secretaría de Salud.
Agua estancada
Es el agua que queda atrapada en la superficie del suelo porque está saturado o porque es
impermeable y no hay suficiente desnivel para que escurra. Si contiene una cantidad importante
de materia orgánica y nutrientes los microorganismos proliferan hasta acabar con todo el
oxígeno disuelto en el agua. Cuando esto ocurre, proliferan otros microorganismos que pueden
vivir sin oxígeno y utilizan otras sustancias para respirar. El agua estancada tiene un típico olor
a “podrido”, debido a la emisión de gases como sulfuros, metano e hidrógeno, producto de la
respiración anaerobia de dichos microrganismos.
Los usos del agua van asociados a algunos conceptos que requieren de una revisión en
profundidad. Por ejemplo, la clasificación en usos consuntivos y no consuntivos.
Tradicionalmente se han considerado consuntivos los usos que extraen agua de los sistemas
naturales y no la retornan. Esa era la idea de Juan Álvarez Mendizábal cuando en 1836 afirmaba
que “España no será rica mientras los ríos desemboquen en el mar” y que en algunos ámbitos
aún parece tener vigencia. La mayoría de ríos siguen llegando al mar aunque deteriorados, pero
los conceptos han evolucionado y hoy pensamos en usar el agua con el debido respeto a los
llamados usos ambientales, que se corresponden con la sostenibilidad de las masas de agua y del
ciclo que los alimenta, al que pertenecen. Están reconocidos por la Ley como un factor a
respetar en cantidad y calidad, que limita el conjunto de los demás usos sean o no extractivos.
El consumo de agua puede ser por incorporación a un producto elaborado, por evaporación o –
según la percepción de la cuenca cedente- por desviación mediante un trasvase.
Ahora bien, estrictamente hablando, el agua no se consume pues más pronto que tarde retorna al
ciclo natural por uno u otro camino. En realidad, ¿qué es lo que consume un uso? En muchas
ocasiones lo que induce al uso del agua es el aprovechamiento de alguna de sus propiedades:
comúnmente, su energía, su calidad, su capacidad como disolvente y agente de arrastre o,
simplemente, su localización geográfica.
No hace falta referirse a las aguas termales o las minero medicinales para evidenciar esa
cuestión. Algunos de los usos industriales del agua se explican por ello:
La energía hidráulica, en cualquiera de sus modalidades aprovecha la energía potencial que el
sol da al ciclo del agua. Las precipitaciones sobre las montañas permiten ese aprovechamiento
energético y su transformación en electricidad u otros resultados.
El elevado calor específico permite su uso como agua de refrigeración, y el calor latente de
vaporización su transformación en vapor como intermediario energético en muchos procesos.
De ahí nació la era industrial.
Esos usos apenas consumen agua, pues en buena parte se recupera y/o retorna al cauce. Pero el
agua retornada ha perdido valor energético, ha cambiado su emplazamiento o, simplemente,
calienta el cauce receptor. No se ha consumido agua pero la operación no tiene impacto cero.
Un efecto análogo tiene la innivación artificial, que puede considerarse hija del cambio
climático y de la industria turística. El efecto combinado de una menor innivación y del
mercado del esquí y sus actividades colaterales –hostelería, equipamientos deportivos,
infraestructuras asociadas- exigen la presencia de nieve que a falta de precipitación se obtiene
del agua de pozos o manantiales más o menos lejanos a las pistas, que se congela y proyecta a
cambio de una notable inversión energética. Aquí, el valor del agua es precisamente el de su
congelación, pulverización y localización en las pistas.
Esas actividades tienen su impacto, al igual que los usos consuntivos tradicionales como los
usos urbanos, agrícolas o industriales que retornan el agua contaminada a los cauces. Por ello y
de forma general puede hablarse de consumo cuando el agua que retorna al cauce en malas
condiciones deteriora e inutiliza volúmenes adicionales de agua. Es conocido que un metro
cubico de agua limpia más un metro cúbico de agua sucia son dos metros cúbicos de agua sucia.
El valor añadido de un uso del agua se mide por el de toda la actividad que promueve. A veces
es debido a la incorporación masiva de agua al proceso, como en la agricultura, a veces por el
aprovechamiento de alguna de sus propiedades.
El valor añadido de un uso debe ponerse en relación con los impactos que genera, sean del tipo
que sean. El impacto es, conceptualmente, aquella repercusión indirecta –o efecto colateral- de
una actividad sobre otras. Aunque a veces se dan impactos positivos, normalmente son
negativos y más cuando se trata de administrar un recurso escaso y valioso. Alguien paga por el
beneficio de otro y eso no es justo.
Cada uso tiene su impacto que ha de ser debidamente valorado y traducido en dos direcciones:
La de los impactos admisibles. Ello remite a las medidas correctoras exigibles cuando se
considera que el impacto previsto de una determinada actividad no es aceptable.
El coste imputable a la actividad para el sostenimiento del ciclo del agua en tanto que
dominio público. Ese es el terreno de la fiscalidad ambiental aplicada al agua.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que el ciclo del agua exige atender a funciones de interés
general o de garantía como son la prevención de inundaciones, la limpieza viaria o la extinción
de incendios.
Para una gestión sostenible del agua, el objetivo debería ser obtener, para la financiación del
ciclo en su conjunto, una parte del valor generado por el agua que esté en relación con los
impactos generados, su limitación y la administración del bien en su conjunto. Esa es una
cuestión que requiere una revisión en profundidad en nuestro ordenamiento, pues la distribución
de la contribución fiscal, por el momento es desigual según los territorios y los usos, y grava
más a aque
El uso que se hace del agua va en aumento en relación con la cantidad de agua disponible. Los
seis mil millones de habitantes del planeta ya se han adueñado del 54 por ciento del agua dulce
disponible en ríos, lagos y acuíferos subterráneos. En el 2025, el hombre consumirá el 70 por
ciento del agua disponible. Esta estimación se ha realizado considerando únicamente el
crecimiento demográfico. Sin embargo, si el consumo de recursos hídricos por cápita sigue
creciendo al ritmo actual, dentro de 25 años el hombre podría llegar a utilizar más del 90 por
ciento del agua dulce disponible, dejando sólo un 10 por ciento para el resto de especies que
pueblan el planeta.
Actualmente, a escala mundial, el 69 por ciento de la extracción anual de agua para uso humano
se destina a la agricultura (principalmente para riego); la industria representa el 23 por ciento y
el consumo doméstico (hogar, agua para beber, saneamiento) representa aproximadamente el 8
por ciento.
Estos promedios mundiales varían mucho de una región a otra. En África, por ejemplo, la
agricultura se lleva el 88 por ciento de toda el agua extraída para uso humano, mientras que el
consumo doméstico representa el 7 por ciento y la industria el 5 por ciento. En Europa, la mayor
parte del agua se utiliza para la industria (el 54 por ciento), mientras que la agricultura
representa el 33 por ciento y el consumo doméstico el 13 por ciento.