Dentro de las funciones del hígado se encuentran la de reservorio sanguíneo y desempeña un
papel importante en el metabolismo de carbohidratos, grasas, proteínas, fármacos, entre otros. La
principal proteína que sintetiza el hígado es la albúmina, es de unión y transporte para ácidos grasos, hormonas y fármacos. También produce colinesterasa plasmática que hidroliza ésteres incluidos en algunos anestésicos locales y relajantes neuromusculares. La mayoría de los fármacos pasan por biotransformación hepática; estas se clasifican en reacciones de fase I y de fase II. Durante la anestesia regional y general disminuye el flujo sanguíneo hepático debido a distintos factores como los efectos directos e indirectos de los fármacos empleados, el tipo de cirugía y ventilación empleada. Los bloqueadores adrenérgicos B1, agonistas adrenérgicos a1, bloqueadores H2 y vasopresina disminuyen el flujo sanguíneo hepático; las infusiones de dosis bajas de dopamina lo pueden incrementar; los opioides causan espasmo del esfínter de Oddi y elevan la presión biliar; naloxona y glucagón pueden aliviar ese espasmo. La respuesta de estrés neuroendócrino a la cirugía y traumatismo se caracteriza por concentraciones elevadas de catecolaminas y cortisol movilizando las reservas de carbohidratos y proteínas. Los procedimientos próximos al hígado generan elevación discreta de deshidrogenasa láctica y transaminasas. La causa más frecuente de ictericia posoperatoria es la reabsorción de grandes hematomas o degradación eritrocítica después de la transfusión. Su diagnóstico requiere de una revisión de la función hepática preoperatoria y sucesos operatorios y posoperatorios.