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Urogenital
Introducción
Se conoce como tuberculosis genitourinaria la infección crónica del aparato urinario o genital
provocada por Mycobacterium tuberculosis (bacilo de Koch). Uno de los órganos más
afectados es el riñón, por lo que en ocasiones se describe como tuberculosis renal.
El objetivo del trabajo es revisar la literatura publicada sobre el tema, con el fin de plantear
recomendaciones de diagnóstico y tratamiento aplicables en nuestro medio.
Métodos: Revisión de la literatura usando la base de datos Medline entre 1966 y 2005,
cruzando los términos MeSH “Tuberculosis and Urinary system”, usando de soporte libros y
revistas de la especialidad.
Se llevó a cabo una revisión crítica de la literatura con base en preguntas clínicas
frecuentemente planteadas en el tratamiento de estos pacientes.
Solo la idoneidad del médico tratante puede, con base en la experiencia y la información
publicada, definir la mejor alternativa para el manejo de cada caso en particular.
El riñón, el epidídimo y la próstata son los sitios iniciales de infección tuberculosa, aun- que la
afectación prostática es rara.
El objetivo del trabajo es evaluar y revisar la literatura referida al tema, dándole mayor
importancia a su etiología, clasificación, clínica, estudios complementarios y tratamiento
Descripción
AGENTE PATÓGENO
M. tuberculosis o Bacilo de Koch (BK) (responsable del 99% de los casos de TBC
urogenital)
Otras Mycobacterias:
DESARROLLO ETIOLOGÍA
Se trata de un bacilo aerobio estricto que tiene como características ser ácido-alcohol
resistente, sensible a la luz solar, al calor, la luz ultravioleta y algunos desinfectantes pero
resistente a la desecación.
El Mycobacterium tuberculosis llega a los órganos genitourinarios por vía hematógena desde
los pulmones. Una vez producida la primoinfección, en el 90% de los casos la res- puesta
inmunitaria que se desencadena es suficiente para evitar el desarrollo de enferme- dad clínica;
los bacilos permanecen en estado latente en pequeños focos, y la única prueba de que el
sujeto está infectado es la presencia de una reacción tuberculínica positiva.
En el otro 10% de casos la infección progresa a enfermedad y se producen manifestaciones
clínicas; la progresión a enfermedad se realiza dentro de los 5 años siguientes a la infección en
la mitad de estos casos, mientras que la mitad restante desarrolla enfermedad en un periodo
posterior de su vida.
Todos los demás órganos genitourinarios se afectan después, ya sea por vía ascendente, o
descendente.
La incidencia de TBC en pacientes con SIDA es 500 veces mayor que en la población general y
tienen mayor riesgo de que ésta sea extrapulmonar.
ANATOMIA PATOLOGICA
Las lesiones son de tipo: esclerosantes, lesiones con tendencia caseosa, lesiones ulceradas y
lesiones úlcero-cavernosas.
PATOLOGIA
Tuberculosis renal:
En el riñón las primeras lesiones son arteriolares y puede producir fenómenos de granuloma
para posteriormente producir una coalescencia de estos con áreas de necrosis caseosa.
Generalmente la forma de presentación es unilateral, las lesiones pueden ulcerar los túbulos
colectores causando baciluria.
Las afectaciones progresan y pueden ocurrir fibrosis con escaras, cicatrices o atrofias parciales
del parénquima renal, siendo su principal complicación la Hipertensión Arterial.
El uréter puede ser afectado en su parte alta, en la unión pieloureteral o a nivel de la par- te
inferior del segmento pelviano, produciendo fundamentalmente estenosis del segmento
terminal o del meato ureteral facilitando la producción de reflujo e hidronefrosis.
El uréter puede estar alterado en forma de lesión difusa con periuretritis o en forma
segmentaria, más frecuentemente, reversible o irreversible.
La afectación del uréter es del 50% en los pacientes con tuberculosis renal y las lesiones imitan
a las del riñón.
Tuberculosis de la vejiga:
Las lesiones tuberculosas vesicales invariablemente son secundarias a una tuberculosis renal.
Pueden desarrollarse úlceras tuberculosas, pero son raras y aparecen en una fase tardía. Al
principio se encuentran muy próximas a los orificios ureterales, pero a medida que la
enfermedad progresa pueden aparecer en cualquier parte de la vejiga. La cistitis con sectores
de granulaciones en el fondo o la base de la vejiga es un hallazgo tardío. Si la enfermedad
continúa su progresión la inflamación se disemina hacia el músculo, que con el tiempo es
reemplazado por tejido fibroso, el cual ocasiona una cistitis crónica con retracción vesical.
Tuberculosis prostática:
Tuberculosis genital:
La afectación testicular es secundaria casi siempre a la afectación del epidídimo y plan- tea
siempre un diagnóstico diferencial con una neoplasia testicular.
CLINICA
Los pacientes por lo común refieren una polaquiuria creciente e indolora, que no responde a
tratamiento antibiótico habitual.
La urgencia miccional es infrecuente salvo que exista compromiso vesical extenso. La orina en
general es estéril y en un alto porcentaje de los pacientes contiene más de 20 piocitos por
campo de gran aumento. Sin embargo, en la serie estudiada por Gow, el 20% de los pacientes
no presentó una cantidad anormal de piocitos en la orina.
La hematuria franca, casi siempre total e intermitente, se encuentra presente sólo en un 10%
de los casos, pero la hematuria microscópica debe ser tenida en cuenta porque se observa
hasta en un 50% de los pacientes. El cuadro de dolor renal y suprapubiano representa una
forma poco frecuente de presentación y por lo general refleja un compromiso extenso de
riñón y vejiga.
No existe un cuadro clínico clásico de tuberculosis renal, de hecho, los síntomas más
tempranos pueden originarse por afección vesical secundaria.
ESTUDIO CLÍNICO
Imágenes rx sugestivas
Manifestaciones urinarias
CISTITIS
Polaquiuria rebelde
Disuria
Dolores lumbares
Cólicos nefríticos
Ureteritis estenosante
Pielonefritis aguda
Recidivante
Ineficacia del tto ATB habitual
Manifestaciones genitales
Nódulo epididimario frío (aparición progresiva e indolora)
Fístula escrotal
Hidrocele
Uretritis prolongadas
Espermatorrea, hemospermia
ESTUDIOS COMPLEMENTARIOS
TAC: valor limitado. Es el mejor método (junto con la RNM) para evaluar la pared del uréter y
la pelvis, y objetivar compromiso de las vesículas seminales.
Diagnóstico
La baciloscopia de orina es de utilidad limitada, por la existencia frecuente de falsos negativos.
Antes del examen microscópico centrifugar para que se concentren los posibles bacilos
Una piuria por gérmenes comunes no permite descartarla dada la frecuencia de sobreinfección
de las lesiones tuberculosas (colibacilos)
Mal de Pott
Sacrocoxalgia
Riñón en masilla
Cavernas que comprimen, desvían o amputan las cavidades pielocaliciales como un tumor
Unión pieloureteral
Cistografía normal
Cavernas prostáticas
Estenosis uretrales
Ecografía
Poco interés en el dx precoz
Casos avanzados:
Calices dilatados
Bolsas excluídas
TAC
Afina los resultados de la ecografía
Riñones anulados
Uretrocistografía retrógrada
Estenosis uretrales
Cistoscopia
Ureteropielografía retrógrada
Alteraciones caliciales
Deferentografía
TRATAMIENTO
El primer paso es el tratamiento diario con 3 a 4 drogas durante 6 a 12 semanas, seguido por
un régimen con dos drogas, principalmente isonazida y rifampicina, 2 veces por semana por
tres meses, o por seis meses en un régimen de nueve meses.
Los corticoesteroides ayudan a disminuir los síntomas en la cistitis, pero su uso es más
importante en el tratamiento de las obstrucciones ureterales, que mejoran más rápidamente,
aunque en ocasiones es necesaria la intervención quirúrgica.
La cirugía es una opción de tratamiento que está perdiendo importancia, aunque está indicada
en los casos de tuberculosis genitourinaria complicada como ser obstrucción, abscesos,
infección urinaria secundaria como pielonefritis o nefrolitiasis.
Bacteriostáticos (Etambutol)
Corticosteroides
Beneficiosos en caso de cistitis aguda tuberculosa.
TRATAMIENTO QUIRÚRGICO
Objetivos:
Reconstrucción de las lesiones en la vía urinaria con vistas a preservar la función renal
Cirugía de exéresis
Espeleotomía o Cavernotomía
Enucleación de un tuberculoma
TRATAMIENTO QUIRÚRGICO
Reparación de las lesiones
El tto endourológico no suele dar buenos resultados y duraderos, aunque se asocie con
corticoides
Dilatación
Endoprótesis
Doble J
Anastomosis ureterocalicial
Protegida por JJ
Pelvis renal esclerosa se conecta a la convexidad del riñón a los cálices (anastomosis
ileocalicial)
Enterocistoplastia de ampliación
lesiones cervicouretrales
Estenosis uretrales
Dilataciones
Uretrotomías
T-T
Uretroplastias
CONCLUSIONES
Caso clínico
Tuberculosis genitourinaria y osteoarticular
Introducción
Caso clínico
Se realizan análisis de sangre, Bioquímica: Urea: 134 mg/dl. Creatinina: 6,98 mg/dl. FA: 126 U/l.
PCR > 9 mg/dl, resto de parámetros dentro de rangos normales. Radiografía de tórax en la que
se objetiva patrón intersticial bilateral con derrame intercisural, (Figura 1).
Ante la sospecha de una neumonía atípica por la imagen radiográfica, se solicita un antígeno
de Legionella en orina de forma urgente, que resulta negativo. Se procede a dializar al paciente
y durante la sesión hace un pico febril de 39o C, extrayéndose dos hemocultivos. Se recoge
igualmente urocultivo. Se pauta antibioterapia empírica con levofloxacino y claritromicina para
cubrir bacterias respiratorias típicas y atípicas.
Dada la persistencia de dolor en región lumbosacra lateral derecha se realiza una Resonancia
magnética nuclear tóraco-abdominal en la que se observa afectación intersticial pulmonar
bilateral con engrosamiento de septos interlobulillares y micronódulos compatible con
tuberculosis. Adenopatías perivasculares de 1 cm. y paratraqueal derecha de 1.2 cm. Atrofia
severa cortical renal bilateral con hidronefrosis bilateral acentuada. Alteración en la densidad
de los cuerpos vertebrales L2-L3 con masa paravertebral localizada a nivel discal de 2.5 cm de
espesor compatible con espondilodiscitis, y ante los hallazgos descritos se diagnostica de
espondilodiscitis secundaria a tuberculosis (Mal de Pott), (Figura 2) con absceso osifluente
hacia muslo. Tras valoración por traumatología se decidió tratamiento sintomático con corsé.
El resultado de la biopsia prostática realizada fue de adenocarcinoma de próstata (Gleason
3+2) afectando al lóbulo derecho.
Discusión
A pesar de que el pulmón es el órgano diana por excelencia de la tuberculosis, cualquier otro
órgano y sistema puede verse afectado. El reconocimiento del M. tuberculosis es poco
frecuente por lo que el cuadro clínico, el laboratorio y especialmente las biopsias con un
estudio histológico y bacteriológico nos conducen al diagnóstico de certeza.
La tuberculosis extrapulmonar supone el 10% del total de tuberculosis que padecen los
enfermos inmunocompetentes, aunque esta frecuencia se incrementa notablemente en las
personas portadoras de algún grado de inmunodeficiencia.
Los huesos y articulaciones más afectadas son la columna vertebral, cadera, rodilla, siendo el
resto de las localizaciones menos comprometidas. Fue Sir Percival Pott en 1779, el primero en
relacionar las desviaciones de la columna dorsal con la tuberculosis, y de ahí que lleve su
nombre, mal de Pott. La localización en la columna ocurre en el 1% del total de casos, y de
ellos los más frecuentes son las vértebras dorsales y lumbares. En nuestro caso, la clínica de
dolor lumbar fue clave para la sospecha del diagnóstico de tuberculosis (Figura 2).
La tuberculosis del aparato urinario debe considerarse a la localizada en riñón, uréter, vejiga y
uretra, siendo el riñón la pieza más frecuentemente afectada y el primero que da
manifestaciones clínicas. La principal vía de infección es la vía hematógena, siendo excepcional
la infección por vía linfática.
La lesión al comienzo se delimita a la zona cortical del riñón; a través de los túbulos renales o
de los linfáticos llega a la médula y produce una papilitis ulcerosa tuberculosa, siendo esta
zona la que ofrece menos resistencia a la infección y la que da las primeras manifestaciones
clínicas o puede dar una cavidad que tomará contacto con la vía excretora.
La vía excretora sufre un proceso congestivo y edema o ulceraciones que curan con una
cicatriz que puede producir una obstrucción, dificultando la evacuación de la vía excretora,
provocando una hipertensión endocavitaria que de continuar su evolución puede
transformarse en una cavidad tipo pseudoquística o en una caverna. La vejiga puede llegar a
ser fibrosa y se retrae, lo único que no está afectado es el trígono vesical.
Conclusión
Referencias
1. Manual de Asistencia de TBC Urogenital. Grupo de Trabajo de Medicina de Cirugía.
Santander. Editorial ELA. 2018
3. Sabiston tomo III principios y estudios. Cirugías y tratamientos de TBC Urogenital 2018