Noches como estas me hacen recordarte mas de lo que es debido.
La luna y las estrellas susurran tu
nombre, la oscuridad muestra la soledad que traigo y recuerdos embriagados de melancolía me invaden, otorgando lagrimas con sed de ti, y lo único que encuentros son momentos desgarrados de crueldad. Motín de sentimientos aprisionados se apoderan de mi mente, nublando mi cordura y mi juicio. Como desearía tenerte a mi lado, solo para verte a los ojos y hablar de rencor sin control, conjurando palabras que arrasen todo a su paso, pero por mucho que lo anhele no podría lastimarte y mucho menos estarías a mi lado. Solo son deseos de un alma herida por las decepciones que alguna vez fueron esperanzas. Vencida se haya naufragando a la merced las corrientes del tiempo. Mi oasis solo se encuentra en mi memoria. Incluso del paraíso fui expulsado por probar el fruto prohibido, desterrado para vagar en tierra de nadie, en la espera de que el polvo pruebe mis huesos y los haga suyos. Solo el resplandor de la luna me puede despertar… Si tan solo fuera a pasar. Sentenciado por el camino del desamor y el fracaso. El destino, una jauría de perros sedientos por un milagro. Solo puedo buscar refugio en el fondo de mi corazón, ahí donde mi fe late por la primavera que vendrá. Sobrevivir es mi presente, revivir mi futuro. Ese es mi camino… Nunca hubo otro.