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Vía Crucis

Instituto del Verbo Encarnado (IVE)


Introducción
Nada como el Viacrucis para convertir almas, inspirar horror al pecado,
borrar los cometidos, preservar de tentaciones y entablar vida cristiana, dice el
Kempis.

En las memorias biográficas de San Juan Bosco leemos un deseo del


Santo: deseo que hagáis el vía crucis con verdadera compasión por las penas
de Jesucristo y verdadero dolor de vuestros pecados. Es por eso que,
acercamos el vía crucis para poder sacar el mayor fruto para este tiempo de
Cuaresma para prepararnos para la Semana Santa, la Semana Mayor. El padre
March sacerdote jesuita escribía lo siguiente: di varias misiones en mi parroquia,
pero solo el vía crucis frecuente y general que logré introducir me la renovó.

El vía crucis basta para santificar una parroquia, imaginemos entonces


cuántas riquezas podemos sacar del Viacrucis.

Desarrollo
Por eso nos vamos a ponernos en la presencia del Señor y vamos a pedir
perdón por nuestros pecados:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

L: Señor ten misericordia de nosotros.


R: Porque hemos pecado contra ti.

L: Te adoramos Cristo y te bendecimos


R: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo

L: Os rogamos oh, Señor que miráis propicio a esta vuestra familia por la cual no
dudó entregarse en manos de sus verdugos y sufrió el tormento de la Cruz,
nuestro Señor Jesucristo que convives y reina por los siglos de los siglos. Amén.

(Acto de contrición)
Oh, ¡Dios y Redentor mío! ven me a vuestros pies arrepentido de todo corazón
de mis pecados porque con ellos he ofendido a vuestra infinita bondad, quiero
morir antes que volver a ofenderos porque los amo sobre todas las cosas, ten
misericordia de mí, Señor, ten misericordia.

(Jaculatoria final)
Junto a la Cruz de su hijo triste llorosa y callada sufriendo una cruel agonía en
pie la Virgen estaba.

1
Primera estación: Jesucristo es condenado a muerte

L: Te adoramos Cristo y te bendecimos.


R: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

En esta primera estación se contempla el pretorio, debemos imaginar ese lugar


donde Pilato pronunció la sentencia de muerte contra nuestro redentor.
Considera alma mía como Pilatos condenó a muerte de Cruz a nuestro
inocentísimo Jesús y como Él se sometió voluntariamente a la muerte para
librarte de la condenación eterna. ¡Oh, Jesús mío, gracias os doy por tanta
caridad! y os suplicó que revoquéis la sentencia de condenación eterna que he
merecido por mis culpas, para que sea digno de poseer la vida eterna.

Padre nuestro, Ave María y Gloria.

L: Ten misericordia de mí, Señor


R: Ten misericordia.

(Meditación sobre la Virgen) Que cuan dura era la pena que consumía su alma,
que cual espada de dos filos su corazón traspasaba.

Segunda estación: Jesús carga la cruz

L: Te adoramos Cristo y te bendecimos.


R: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

En esta segunda estación se contempla como fue Jesús cargado con el


pesadísimo leño de la Cruz.
Considera alma mía cómo Jesús cargó sobre sus delicados hombros la Cruz,
que hacían tan pesada tus enormes innumerables pecados.
¡Oh, Jesús perdóname, perdóname! y dame la gracia para que no aumente con
nuevas culpas el peso de vuestra Cruz, haz que lleve siempre la mía haciendo
verdadera penitencia.

Padre nuestro, Ave María y Gloria.

L: Ten misericordia de mí, Señor


R: Ten misericordia.

(Meditación sobre la Virgen) Oh, ¡como estaba sumida en tristeza tan amaga! la
que, del Hijo de Dios, Madre fue Bendita y Santa.

2
Tercera estación: Jesús cae por primera vez
L: Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

En esta tercera estación se contempla cómo cayó Jesús por primera vez bajo el
peso de la Cruz. Considera alma mía como Jesús no pudiendo soportar el peso
con que lo cargaron, cayó bajo la Cruz agobiado de cansancio y dolor.
¡Oh, Jesús mío! mi caída en el pecado es causa de la vuestra, os suplico me des
la gracia para no renovaros este dolor con nuevas culpas.

Padre nuestro, Ave María y Gloria.

L: Ten misericordia de mí, Señor


R: Ten misericordia.

(Meditación sobre la Virgen) En su congoja terrible condolida contemplaba los


tormentos que su hijo sufrió con mortales ansias

Cuarta estación: Jesús encuentra a su Madre


L: Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

En la cuarta estación contemplamos el encuentro de nuestro Señor Jesucristo


con su Madre Santísima, es un doloroso encuentro el que contemplamos.
Considera alma mía el dolor que experimentan el corazón de la Virgen a la vista
de Jesús, el Corazón de Jesús a la vista de su piadosísima Madre. Tu culpa
fueron la causa de este dolor de Jesús y María.
¡Oh, Jesús! ¡Oh, María! hacerme sentir verdadero dolor de mis pecados para
que los lloré toda mi vida y merezca ser consolado con vuestra asistencia en la
hora de mi muerte.

Padre nuestro, Ave María y Gloria.

L: Ten misericordia de mí, Señor


R: Ten misericordia.

(Meditación sobre la Virgen) Quién habrá que no llorará al ver en pena tamaña,
la Madre de Jesucristo con el Hijo desolada.

3
Quinta estación: El cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz.

L: Te adoramos Cristo y te bendecimos.


R: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

En esta quinta estación se contempla cómo fue obligado Simón cirineo a ayudar
a Jesucristo a llevar la Cruz.
Alma mía considera como no teniendo ya Jesús fuerzas para llevar la Cruz, los
judíos le aliviaron de aquel peso por una fingida compasión.
¡Oh, Jesús mío! Yo soy quien merezco la Cruz porque yo he pecado, hacer que
a lo menos os siga llevando por vuestro amor la Cruz de la adversidad.

Padre nuestro, Ave María y Gloria.

L: Ten misericordia de mí, Señor


R: Ten misericordia.

(Meditación sobre la Virgen) ¿Quién será tan insensible que no derrame una
lágrima? si sufriendo con su hijo a esta madre contemplara.

Sexta estación: La Verónica limpia el rostro de Jesús.

L: Te adoramos Cristo y te bendecimos.


R: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

En esta sección se contempla como la Verónica enjuga el rostro de Jesús.


Considera alma mía, la prontitud de aquella santa mujer en aliviar a Jesús y
cómo el Divino Salvador la recompensó inmediatamente permitiendo que su
adorable rostro quedara estampado en aquel lienzo.
¡Oh, Jesús mío! purificar mi alma de todas sus manchas, imprimir en ella y en mi
corazón vuestra santísima pasión.

Padre nuestro, Ave María y Gloria.

L: Ten misericordia de mí, Señor


R: Ten misericordia.

(Meditación sobre la Virgen) Vio a Jesús atormentado por nuestras horribles


faltas y por los azotes hecho su cuerpo sangrienta llagas.

4
Séptima estación: Jesús cae por segunda vez

L: Te adoramos Cristo y te bendecimos.


R: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

En esta séptima estación se contempla la segunda caída de Jesús con grandes


dolores y grandes tormentos, es lo que hay que considerar.
Considera alma mía los padecimientos de Jesucristo al caer de nuevo a causa
de tus recaídas en el pecado.
¡Oh, Jesús me confundo en vuestra presencia! y os ruego que me ayudéis a
levantarme de mis caídas de manera que no vuelva a recaer jamás en ellas.

Padre nuestro, Ave María y Gloria.

L: Ten misericordia de mí, Señor


R: Ten misericordia.

(Meditación sobre la Virgen) Vio morir al que naciera de sus vírgenes entrañas y
dar postrero aliento por gentes crueles e ingratas.

Octava estación: Jesús consuela a las mujeres.

L: Te adoramos Cristo y te bendecimos.


R: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

En esta octava estación se contempla como nuestro Señor Jesucristo encontró a


las piadosas mujeres que lloraban por él.
Considera alma mía como Jesús dijo a aquellas mujeres que no llorasen por él
sino por sí mismas para enseñarte a ti que antes debes llorar por tus pecados
que compadecer sus sufrimientos.
¡Oh, Jesús mío! dame lágrimas de verdadera contrición para que sea agradable
la compasión que siento por vuestros dolores.

Padre nuestro, Ave María y Gloria.

L: Ten misericordia de mí, Señor


R: Ten misericordia.

(Meditación sobre la Virgen) Fuente de amor, Madre mía. Dadme que sienta en
mi alma vuestra pena aguda inmensa y sepa con vos llorarla

5
Novena estación: Jesús cae por tercera vez.

L: Te adoramos Cristo y te bendecimos.


R: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

En esta novena estación se contempla la tercera caída de nuestro Señor


Jesucristo con nuevas heridas y nuevos tormentos.
Considera alma mía cómo cayó Jesús por tercera vez para expiar tu malicia
obstinada que te hace recaer sin cesar en nuevos pecados.
¡Oh, Jesús mío! quiero poner para siempre terminó a mis iniquidades a fin de
procuraros algún alivio confirmar os ruego mis propósitos y hacer que con
vuestra gracia sean eficaces.

Padre nuestro, Ave María y Gloria.

L: Ten misericordia de mí, Señor


R: Ten misericordia.

Que mi corazón se abrace de amor en divinas llamas y a mí Jesús adorado mi


puro amor le complazca.

Décima estación: Jesús es despojado de sus vestiduras.

L: Te adoramos Cristo y te bendecimos.


R: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

En esta décima estación se contempla como habiendo llegado Jesús al calvario


fue despojado de sus vestiduras y le dieron a beber hiel y vinagre.
Alma mía considera la confusión de Jesús al verse enteramente despojado de
sus vestiduras y la pena que experimentó cuando le dieron a beber hiel y vinagre
así expiró tus inmodestias y tu sensualidad en la comida.
¡Oh, Jesús mío! arrepientome de todos mis excesos y prometo con firme
resolución no volver a renovar vuestras penas, viviendo en adelante con toda
modestia y templanza. Así lo espero ayudado de vuestra divina gracia.

Padre nuestro, Ave María y Gloria.

L: Ten misericordia de mí, Señor


R: Ten misericordia.

Que en mi corazón os ruego al amor de Dios se abra y que le imprimieseis de


Cristo profundamente las llagas.

6
Decimoprimera estación: Jesús es clavo en la Cruz.

L: Te adoramos Cristo y te bendecimos.


R: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

En esta decimoprimera estación se contempla como Jesús fue clavado en la


Cruz en presencia de su aflijidísima Madre.
Considera alma mía los tormentos que sufrió Jesús al sentir sus pies y sus
manos traspasados de gruesos clavos.
¡Oh, Jesús mío! vos padecisteis tanto por mí y yo nada quiero sufrir por vos.
Clavad os ruego en vuestra Cruz mi rebelde voluntad resuelta a no ofenderos
más en lo porvenir antes bien padecer voluntariamente cualquier pena por
vuestro amor.

Padre nuestro, Ave María y Gloria.

L: Ten misericordia de mí, Señor


R: Ten misericordia.

(Meditación sobre la Virgen) Y esas penas que sufristeis en la pasión sacrosanta


permitidme, Madre mía que con vos yo la comparta.

Duodécima estación: Jesús muere en la Cruz.

L: Te adoramos Cristo y te bendecimos.


R: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

En esta duodécima estación se contempla la muerte de Jesús en la Cruz.


Considera alma mía como después de tres horas de cruel agonía expiró el
Redentor en la Cruz por tu salvación.
¡Oh, Jesús mío! Justo es que emplee el resto de mi vida en servirte puesto que
vos habéis dado la vuestra vida por mi en medio de tantos tormentos. Tomo aquí
está firme resolución, concededme por los méritos de vuestra muerte la gracia
de ser fiel a ella.

Padre nuestro, Ave María y Gloria.

L: Ten misericordia de mí, Señor


R: Ten misericordia.

Que llore mientras viviere con el llanto que os amarga y hechos mis ojos dos
fuentes riegue de Cristo las plantas.

7
Decimotercera estación: Jesús es descendido de la Cruz.

L: Te adoramos Cristo y te bendecimos.


R: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

En esta decimotercera estación se contempla como el cuerpo Santísimo de


Jesús fue bajado de la Cruz y colocado en los brazos de su Santísima Madre.
Alma mía considera el dolor de la Virgen María al ver muerto entre sus brazos a
su Divino Hijo.
¡Oh, aflijidisima Madre mía! por los méritos de Jesús obtenerme la gracia de no
volver a renovar en mi vida las causas de su muerte, sino que siempre viva en
gracia de Dios.

Padre nuestro, Ave María y Gloria.

L: Ten misericordia de mí, Señor


R: Ten misericordia.

Quiero estar a vuestro lado junto a la Cruz que nos salva y acompañaros Señora
si me asistís con la gracia.

Decimocuarta estación: Jesús es sepultado.

L: Te adoramos Cristo y te bendecimos.


R: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

En esta última estación se contempla como fue sepultado nuestro Divino


Salvador.
Considera alma mía cómo fue sepultado con gran devoción y respeto el cuerpo
Santísimo de Jesús, en un sepulcro nuevo que le había sido preparado.
¡Oh, Jesús mío! os doy gracias por todo lo que habéis sufrido por mí, te suplico
que preparéis mi corazón para recibirte dignamente en la Santa Comunión y
establezcáis vuestra morada para siempre en mi alma.

Padre nuestro, Ave María y Gloria.

L: Ten misericordia de mí, Señor


R: Ten misericordia.

Y que libre de este cuerpo vuelva a vos tranquila el alma a recibir la corona que
alienta nuestra esperanza, así sea.

Final
L: Sálvanos Cristo Salvador.
R: Por la virtud de tu Cruz.
Rezamos por las intenciones del Sumo Pontífice: Padre nuestro, Ave María y
Gloria.
L: Que el auxilio de Dios permanezca siempre con nosotros
R: Que así sea.
L: Nuestra Señora de los Dolores

8
R: Ruega por nosotros.

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