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El Antiguo Egipto o Egipto Antiguo fue una civilización de la Antigüedad, que se

originó a lo largo del cauce medio y bajo del río Nilo, cuya historia abarca más de
tres milenios. Se la considera una de las más importantes de la humanidad.1

El área denominada Antiguo Egipto ha variado a lo largo de los siglos, pero en


general se acepta que abarcaba desde el delta del Nilo en el norte, hasta
Elefantina, en la primera catarata del Nilo, en el sur. Además controlaba el
desierto oriental, la línea costera del mar Rojo, la península del Sinaí, y un gran
territorio occidental dominando los dispersos oasis. Históricamente, estaba formado
por el Alto y el Bajo Egipto, al sur y al norte respectivamente, que precedieron a
la creación de un estado unificado. En su período de mayor expansión controló los
reinos amorreos de Palestina y el norte de Siria, llegando hasta el Éufrates medio,
y las jefaturas nubias del Sudán, hasta el Jebel Barkal, en la cuarta catarata del
Nilo. Ejerció una importante influencia cultural entre los pueblos vecinos, e
incluso en regiones tan alejadas como Chipre, la costa de Anatolia y la península
helénica.

La civilización egipcia se desarrolló durante más de 3500 años. Comenzó con la


unificación de algunas ciudades del valle del Nilo,2 alrededor del año 3200 a. C.,3
y convencionalmente se da por finalizada en el año 31 a. C., cuando el Imperio
romano conquistó y absorbió el Egipto ptolemaico, el cual desapareció como Estado.4
Este acontecimiento no representó el primer período de dominación extranjera en
Egipto, pero condujo a una transformación gradual en la vida política y religiosa
del valle del Nilo, marcando el final del desarrollo independiente de su identidad
cultural. Esta, sin embargo, había comenzado a diluirse paulatinamente tras las
conquistas de los persas (siglo VI a. C.) y los macedonios (siglo IV a. C.),
especialmente durante el período de los Ptolomeos. La llegada del cristianismo, y
su expansión entre los nativos egipcios, cortó uno de las últimas supervivencias de
antigua cultura egipcia. En 535, por orden de Justiniano I, fue prohibido el culto
a la diosa Isis, en el templo de File con lo cual terminó una religión de más de
cuatro milenios. No obstante, el idioma egipcio (llamado copto) siguió siendo
utilizado, escrito en un alfabeto derivado del griego, y los egipcios nativos se
identificaron plenamente con el cristianismo, en especial con la doctrina
monofisita. Surgió entonces una literatura copta, de carácter cristiano, que
recogía mitos, costumbres y creencias de la antigua religión tradicional. La
desaparición del copto y su sustitución por el árabe, en el marco de la
islamización del país después de su conquista, supuso el final definitivo de los
últimos restos del Antiguo Egipto.

Egipto tiene una combinación única de características geográficas, situada en el


África nororiental y confinada por Libia, Sudán y los mares Rojo y Mediterráneo. El
río Nilo fue la clave para el éxito de la civilización egipcia, ya que este
permitía el aprovechamiento de los recursos y ofrecía una significativa ventaja
sobre otros oponentes: el limo fértil depositado a lo largo de los bancos del Nilo
tras las inundaciones anuales significó para los egipcios el practicar una forma de
agricultura menos laboriosa que en otras zonas, liberando a la población para
dedicar más tiempo y recursos al desarrollo cultural, tecnológico y artístico.

La vida se ordenaba en torno al desarrollo de un sistema de escritura y de una


literatura independientes, así como en un cuidadoso control estatal sobre los
recursos naturales y humanos, caracterizado sobre todo por la irrigación de la
fértil cuenca del Nilo y la explotación minera del valle y de las regiones
desérticas circundantes, la organización de proyectos colectivos como las grandes
obras públicas, el comercio con las regiones vecinas de África del este y central y
con las del Mediterráneo oriental y, finalmente, por un poderío capaz de derrotar a
cualquier enemigo, y que mantuvieron una hegemonía imperial y la dominación
territorial de civilizaciones vecinas en diversos períodos. La motivación y la
organización de estas actividades estaba encomendada a una burocracia de élite
sociopolítica y económica, los escribas, bajo el control del Faraón, un personaje
semidivino, perteneciente a una sucesión de dinastías, que garantizaba la
cooperación y la unidad del pueblo egipcio en el contexto de un elaborado sistema
de creencias religiosas

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